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Bienvenidos a esta edición del martes de Por Cristo y Su Palabra con el pastor y maestro Enrique Zaria, pastor de Iglesia del Valle Central en Ceres, California. Colosenses 3 y están todas partes en las escrituras. Versos 12 y 13 dice, vestidos pues como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia. Miren las palabras que usa antes de llegar al perdón. Misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia, soportándoos unos a otros, y perdonando unos a otros si alguno tuviera queja contra otro ¿De qué manera? ¿Perdonando cómo? De la manera que Cristo os perdonó así también hacerlo vosotros. Cuando Jesucristo fue a la cruz para perdonar por nuestros pecados hay que hacer el recorrido hasta Filipenses 2, versos 5 en adelante. Él se despojó Él se despojó de su trono, se hizo hombre. Cuando él vino, vino para perdonarnos. Cuando él se hizo hombre, el Señor Jesucristo dice la palabra que se humilló y se humilló siendo obediente. y fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Toda la acción que el Señor Jesucristo está efectuando en su vida va en la dirección de llegar al punto de poder ganar el perdón para los que lo han ofendido a él y merecen ser destruidos y juzgados por él. Cuando Pablo dice perdonados los unos a los otros como Cristo los perdonó. No está diciendo, demanda que todo esté bien y entonces puede dar el perdón. El perdón no es condicionado. En ninguna parte en la Biblia el perdón es condicionado. Bueno, llama al arrepentimiento, pero aun si la otra persona no se arrepiente, es su obligación perdonar. Porque Dios dice que perdone. Porque no perdonar, ahorita vamos a ver otra escritura como explica eso, trae una carga hermanos, consume a la persona, es como algo que lo carcome por dentro la persona. Entonces hay que perdonar como Cristo perdonó. No es mi estándar de perdón. Y aquí hay un peligro para el creyente, para las personas. Donde definimos, podemos llegar a definir y decir, pues así es como yo perdono y así lo voy a hacer. ¿Y qué es lo que Dios dice? Esa es una actitud de rebelión contra Dios. Igual estamos haciendo con la oración, pues yo oro como yo quiero orar. No, oramos como Dios dice. Él es Dios. Y perdonamos como Dios dice que perdonemos. ¿Y cómo perdonamos? Como Cristo perdonó. Como Cristo perdonó. En la vida del Señor Jesús habla con los discípulos en una porción donde dice que le dice el hijo del hombre en el ensayo que sea entregado en manos de gentiles y que muera, le está hablando de su muerte. Enseguida los discípulos le dicen Señor puedes hacer que yo me siente a tu derecha y yo a tu izquierda y me dice pues esta gente que no le está hablando que va a morir le están pidiendo que les dé privilegios y cuál es la actitud del Señor. No dice el texto que los perdonó, pero la actitud de él muestra que el Señor los perdonó inmediatamente y pasó a enseñarles qué significaba ser grande en el reino de los cielos. ¿Qué hizo el Señor? Los bendijo, les dio, tomó sus armas y empezó a defenderse porque estos tontos estaban hablando fuera de lugar. Empezó a bendecirlos. Eso es lo que cuando hay una ofensa contra otra persona es una oportunidad más para mostrar honor al Señor. Es otra oportunidad. Pero normalmente se puede tomar como es la oportunidad para cobrar venganza, la oportunidad para ahora sí van a ver cómo yo soy. No, es al revés. Es al revés. Como Cristo perdonó. Tomen la ofensa. Disponga su corazón a perdonar basándose en que Dios le ha perdonado a usted. Y lo que Dios le ha perdonado a usted es mucho más que esa ofensa. Renuncia a toda oportunidad de venganza y de gracia, así como ha recibido de gracia de, así como ha recibido de gracia. Miremos lo que explica la palabra en Mateo 18, 23 al 35. Vamos a verlo en general porque después vamos a llegar a ese capítulo cuando avancemos en Mateo. Mateo 18 habla bastante del perdón. Empieza desde el verso 15, pero ahorita vamos a ver el verso 23 hasta el 35. Esta es la parábola o la ilustración que el Señor usa de dos deudores. Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. 10.000 talentos equivale Un talento equivale a 8.220.000 dólares. Perdón, 1.000 talentos equivale a 8.220.000 dólares. Y él debía 10.000 talentos. Entonces, multiplique 8.820.000 por 10. Es una deuda grande. Lo que está diciendo el texto es que para este hombre era imposible pagar su deuda. Él no podía pagar. No había manera de que él pudiera pagar esa deuda. Y sigue leyendo. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado a uno que le debía 10 mil talentos. A este, como no pudo pagar, ordenó a su señor venderle a su mujer e hijos y todo lo que tenía para que le pagase la deuda. Si él lo hubiera vendido, Este hombre hubiera quedado como un esclavo. Su esposa hubiera sido vendida, sus hijos hubieran sido vendidos, todo lo que tenía hubiera sido vendido, él se hubiera quedado sin nada. Pero aquí dice hasta que le pagase la deuda. ¿Ustedes creen que estando en esa condición iba a poder pagar? Si lo que él poseía no alcanzaba para pagar lo que él debía, ni siquiera con su propia vida podía pagar. No hay manera de pagar esta deuda, lo que el Señor está ilustrando aquí. es que es imposible pagar la deuda. El Señor o el Rey que presenta aquí es Dios. El deudor es usted, soy yo. Las cantidades que el Señor está mostrando representan lo inmenso de la ofensa de nuestro pecado delante del Señor y el costo que representa que es imposible de pagar. Y lo que merecemos por el pecado contra Dios es ser vendidos como esclavos, que nuestra esposa sea vendida, que nuestros hijos sean vendidos, que todo lo que tenemos sea quitado completamente, que quedemos sin nada. Hay que ver la magnitud del pecado y la magnitud del perdón que va mucho más allá del pecado que el Señor nos ha dado. Para entender lo que significa poder perdonar a otra persona y lo fácil que es perdonar a otra persona comparado con lo que Dios ha hecho para perdonarnos a nosotros. Verso 26, entonces aquel siervo postrado le suplicaba diciendo Señor, ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo. Él no le podía pagar todo, nada más estaba pidiendo misericordia. El señor de aquel siervo movido a misericordia le soltó y le perdonó la deuda. ¿Cuánto era la deuda? ¿Alguien hizo la cuenta? 8.820.000 multiplicado por 10. Como 90 millones de dólares. Estamos hablando de este tiempo, en los números que da, estamos hablando de este tiempo cuando las personas vivían con un denario, era el sueldo de un día, y 100 denarios equivalía a 280 dólares. Necesitamos ese número para mirar lo que sigue aquí. Le perdonó todo, 28. Pero saliendo aquel siervo halló a uno de sus consiervos, ya este es un hombre perdonado, completamente perdonado, no hay deuda. Una pausa. ¿Cómo saldría el hombre que fue perdonado 80 o 90 millones de dólares, lo que eso era. Si yo fuera, yo saldría cantando, brincando, saludando a todo el mundo, queriendo mirar el día como nunca lo había mirado. Eso es lo que sucede cuando Dios salva a una persona. Le ha perdonado toda esa salud a esa persona, es libre y quiere anunciarlo, quiere decirle a todo el mundo, soy libre. Eso es lo que Cristo está enseñando en Mateo 6 con la oración. Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No es que el perdón de Dios está condicionado a mi perdón, sino que mi manera de perdonar se va a reflejar como Dios me perdonó a mí. Es lo que está diciendo. Perdonamos así como Dios nos perdonó. Colosenses lo leímos. Pablo dice, sopórtense los unos a los otros y perdónense si hay ofensa como Cristo los perdonó. Este es el perdón. Yo creo que ese hombre no tendría ningún problema con que alguien le deba algo a él. ¿Por qué? No tiene sentido, ¿cierto?, pensar algo así. Pero sigamos leyendo la historia. Pero saliendo aquel siervo, verso 28, halló a uno de sus conciervos que le debía 100 denarios, 280 dólares. Son 100 denarios, 280 dólares. Acuérdense, él debía más de 90 millones de dólares. 280 dólares, 100 denarios, 100 días de trabajo. Y haciendo de él, no habló con él. Dice que lo ahogaba, parece que lo agarró del cuello. Lo empezó. Así hace el que no quiere perdonar. Esta es la descripción del que no quiere perdonar. Le ahogaba diciendo, págame lo que debes. Está diciendo, yo tengo mi derecho. Tú me has ofendido y vas a pagar porque me ofendiste. Tú tocaste mi orgullo, tú tocaste mi ego, tú tocaste mi sed y las vas a pagar. Eso es peor. Que Dios, porque Dios cuando le cobra a alguien le da un castigo exacto, perfecto y que lo honra a él. Pero cuando el hombre trata de hacer eso, lo único que puede hacer es destruir y dañar y endurecer, tener un corazón como una piedra, lo que está describiendo aquí. Este hombre estaba ahogando al otro. Págame, págame lo que me debes. Verso 29, entonces su conciervo postrándose a sus pies. Quiero comparar un poquito aquí, mire. Dice que su conciervo se tiró al piso. Prácticamente se tiró boca abajo al piso. Quiero regresarme al verso 26. Entonces aquel ciervo postrado, nunca dice que postrado a sus pies, postrado. le suplicaba diciendo, pero cuando llegamos a este consiervo dice que postrándose, verso 29, a sus pies le rogaba diciendo, las palabras se parecen mucho a las de arriba, ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo. ¿Ustedes creen que él podía pagar 280 dólares de deuda? Sí, claro que sí, en menos de un año lo hubiera pagado. El primer siervo que le debía al rey nunca hubiera podido pagar, porque ellos ganaban por denarios. Obviamente parece que tenía algo más de dinero, pero no esa cantidad. Yo te lo pagaré todo. Más él no quiso, no quiso. ¿Por qué? Porque toma mayor humillación perdonar que recibir perdón. No quiso, sino fue y le echó en la cárcel, inmediatamente tomó acción, lo puso en la cárcel para que fuera atormentado hasta que pagase la deuda. ¿Le podía pagar la deuda estando en la cárcel? Él necesitaba trabajar para producir lo que podía restaurar ese daño que se había hecho. Pero este hombre muestra exactamente todo lo opuesto a lo que es el amor de Dios. 31. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces llamándole a su señor le dijo, siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné porque me rogaste. ¿Qué tuvo que hacer él para ser perdonado? Pidió perdón. Fue todo lo que él hizo. Él no hizo nada más. Él nomás rogó por misericordia y fue perdonado. Esta es, aquí está mostrando, eso es todo lo que se necesita en realidad. Aún si no hay eso, todavía se puede dar perdón, pero lo que presenta aquí es, él nomás suplicó y recibió el perdón. 33. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor enojado le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que debía. ¿A quién se lo entregó? A los verdugos. Lo que está dejando saber el señor aquí es la condición del corazón cuando no hay una disposición rápida para perdonar. El que está en esa condición está en manos de los verdugos. En manos de los verdugos, yo creo que hay demonios que pueden atormentar a un creyente. No que lo puedan poseer, porque la Biblia no afirma eso, pero sí que lo puedan atormentar. Yo creo Que hay circunstancias y hay situaciones donde Dios se va a oponer porque pone verdugos para que todo lo que esta persona hace no prospere. Porque el Salmo 1 dice que el que se deleita en la palabra de Dios de día y de noche todo lo que hace prosperará y lo voltea cuando uno sigue avanzando en esos versos. Lo que está describiendo este texto es una persona malvada. Malvado le dice. Eres un malvado. Te perdoné toda esa deuda. Te perdoné, miremoslo espiritualmente, te perdoné que no te vayas al infierno donde debería estarte quemando sin ninguna esperanza jamás de salir de allí por toda la eternidad. ¿Y tú no puedes perdonar una ofensa que te hicieron? Es importante prestar atención a lo que el Señor está diciendo cuando dice perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Y la Escritura dice, perdonemos como Cristo nos perdonó. Dice en el verso 35, Así también mi Padre Celestial hará con vosotros, si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas. La Biblia afirma que la salvación no se puede perder, así que no nos estamos yendo por ese lado. Aquí no se está hablando de que una persona, porque no perdonó, vaya a perder la salvación. Aquí está diciendo que una persona que no perdona es un malvado y se va a ir al infierno. Eso es lo que está diciendo. Si esa es la vida de esa persona. Usted tiene que revisar su vida. Constantemente, Pablo, en sus cartas dice soportados los unos a los otros. Procurad la unidad entre vosotros. ¿Por qué? Siempre hay conflicto, siempre va a haber conflicto entre nosotros. ¿Por qué? Somos gente imperfecta, lleno de pecado, que nos ofendemos todo el tiempo, por una manera u otra, queramos o no queramos, eso va a pasar. Y tenemos que lidiar con eso. Y dar perdón es la característica, es lo que muestra la vida del creyente, del que ha nacido de nuevo. Es característico de él, de ella. Dar perdón es característico. A veces se puede hacer más rápido, a veces puede tomar más tiempo, pero es característico. Y es más característico, entre más crece una persona en su relación con Dios, en que lo hace rápido. Porque le interesa la condición en que se encuentra la otra persona. Más que cómo él se siente o cómo ella se siente. Es más importante la otra persona. Y es lo que Pablo enseña. Nada hagáis por contienda ni por vanagloria, no buscando lo suyo propio. Lo suyo propio al no perdonar, ¿qué es? la venganza. Y la venganza trae cierta satisfacción que pone una cadena más grande y más pesada en el corazón y le da más derecho al diablo para hacer con su vida como Dios le permita. Dios es el que está en control, pero va a tener espacio allí. Pero es necesario perdonar. Es necesario estar seguro que en su corazón usted es una persona que perdona. Si su ofensor no pide perdón, igual usted tiene la responsabilidad ante Dios de perdonar. Yo he tenido situaciones donde trato, confronto, alguna situación y la persona nunca pide perdón. Digo, señor, yo no puedo llevar a esa persona que pide perdón. Eso es cosa, ese corazón te pertenece a ti, no a mí. Pero a mí me pertenece perdonar, tener una actitud de perdón. Porque Dios así es. El estándar para perdonar es solamente uno, como Cristo perdonó. El estándar para vivir la vida cristiana es solamente uno, perfección. Sean perfectos, como nuestro Padre Celestial es perfecto, así dice. No hay otro estándar. Siempre es a ese estándar al que se le busca, siempre. Y la manera de perdonar no es, es que así perdono yo o así soy yo, no. Es como Dios dice. Cuando se da el perdón, se dice que perdonar es olvidar. Yo no creo que perdonar es olvidar. Yo me acuerdo de las ofensas que recibí de mis padres cuando yo era niño. Todavía me acuerdo. Ahora, ¿qué hago yo con eso? ¿Los perdoné de verdad? Y si algo viene a mi corazón que me hace sentir como rencor hacia ellos, corro con el Señor y digo, Señor, otra vez, si los tengo que perdonar, otra vez, ¿por qué? Esa es mi necesidad. En ese momento esa es mi necesidad. Y a veces el perdón, cuando usted da el perdón, usted tiene que retomar ese perdón y retomar ese perdón y afirmar ese perdón y afirmar y estar seguro que usted de veras perdonó. Y sus acciones lo van a mostrar. Y esto tiene muchas implicaciones, lo de dar perdón, recibir perdón. A veces se pregunta, sí, pero si esta persona puede matar a la otra o no sé qué. Lo que es sabiduría, Dios lo va a dar, pero lo esencial donde tenemos que empezar es lo que Dios dice, que es el perdón. No importa lo que pase, es el perdón. Miren versos 15 al 22, más práctico todavía, aquí en el capítulo 18. Por tanto, verso 15, si tu hermano peca contra ti, ¿qué hay que hacer? Ve con quién, con el que pecó contra ti. ¿Y qué haces? Repréndele. ¿Cómo? Estando tú y él solos. Aquí no habla de intermediarios. Aquí no habla de ayudas aquí, ayudas allá. Aquí dice tú y él solos, nadie más. Muchas veces cuando hay un pecado de una persona contra otra, esa persona se le puede difamar por incluir a otras personas. Por meter a otros en lugar de confrontar personalmente con el ofensor. Y resulta que cuando se confronta personalmente, sin incluir a otras personas, seguramente esa persona se arrepiente, cambia, no es una característica de su vida. Pero si se habló por otro lado, queda difamada esa persona, queda un ambiente como que esa persona siempre es así, cuando no necesariamente es así. Entonces, siempre, cuando trata del perdón la palabra, nos enfoca en la necesidad de la otra persona. Entonces, reprende el estando tú y él solos, si te oyere has ganado a tu hermano. Verso 16, mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no se arregla el asunto y es necesario continuar con eso, hay conflictos que es mejor dejarlos, hay otros conflictos que es necesario confrontarlos por el efecto que puede tener en toda la iglesia. Eso es lo que está refiriendo el Señor aquí. Mas si no te oyere, toma un contigo a uno o dos para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia, denúncialo ante todos. Y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicalo. No lo trates como a un hermano. Es lo que está diciendo aquí. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo y todo lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo. ¿De qué está hablando con atar y desatar? El perdón. Aquí no está hablando de demonios ni nada de esa onda. Está hablando del perdón. Es el mismo contexto. Otra vez os digo, diecinueve, que si dos de vosotros se pusierais de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieran, les será hecho por mi Padre que está en los cielos, porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. No está hablando de la oración. Aunque es necesario orar. El Señor Jesucristo está hablando del perdón. Todo el tiempo está hablando del perdón. Y dice cuando la actitud es la de buscar el perdón, llevar a la reconciliación, ayudarle a la persona que está en esa condición. Él está en medio de ellos, está prosperando todo lo que se está haciendo porque hay un acuerdo, hay un acuerdo como iglesia, hay un acuerdo para restaurar, eso es lo que está hablando el Señor, siempre el dar perdón Tiene que ver con restaurar, con ayudar. Y si la otra persona no es restaurada, por lo menos usted quedó libre de esa carga. Porque usted no es un verdugo. El que no perdona tiene que tomar, tiene que a fuerzas tomar la posición de verdugo. Tiene que. Y eso no le pertenece a ninguna persona. Así que el Señor afirma cómo hacerlo, el orden en que se hace, siempre teniendo en cuenta a la otra persona, su reputación, su carácter, el bienestar de esa persona porque eso honra a Dios. Regresemos aquí a Mateo así que perdónanos nuestras deudas como también nosotros perdonamos a nuestros deudores así como él perdona. Verso 14 porque si perdonáis a los hombres sus ofensas os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Usted ha estado escuchando al Ministerio Radial de Iglesia del Valle Central con el Pastor y Maestro Enrique Zaria, Pastor de Iglesia del Valle Central, Ceres, California. Las enseñanzas del Pastor Enrique están disponibles en nuestra página de internet iglesiadelvalle.com Para más información o para recursos gratis visite nuestro sitio web iglesiadelvalle.com o llame al teléfono 209-872-9792 de martes a viernes de 9 a.m. a 1 p.m. La versión completa de este mensaje fue predicado en la Iglesia del Valle Central en Ceres y lo puede encontrar en nuestra página de internet en iglesiadelvalle.com Hoy el que amaba es bueno, para siempre su misericordia...
La Oracion y el Perdon parte 6
系列 Mateo
El perdón a que se refiere el Señor, es el perdón diario. La semana pasada lo comparamos con lavarse los pies. Si no perdona a quien le ofende, Dios no le perdona a usted. Recuerde que si usted es un hijo de Dios, entonces se acerca a él como su Padre, no como su juez. “Padre nuestro…”
讲道编号 | 1229171953386 |
期间 | 25:00 |
日期 | |
类别 | 无线电广播 |
圣经文本 | 使徒馬竇傳福音書 6:14-15 |
语言 | 西班牙语 |