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carta a los hebreos capítulo 6 versículos del 9 al 11 nos dice la escritura pero en cuanto a vosotros o amados estamos persuadidos de cosas mejores y que pertenecen a la salvación aunque hablamos así porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin para plena certeza de la esperanza a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. Como nos recuerda Salomón, todo tiene su tiempo y cada cosa debajo del sol tiene su hora. Hay tiempo de nacer y tiempo de morir. y aquí se encuentra todo lo que ocurre en la vida del ser humano. Y hoy llegamos al día en el que concluimos nuestra serie sobre la doctrina del ser humano. Empezamos el 20 de diciembre del 2015, por lo que llevamos casi dos años con esta serie. El sermón de hoy es el número 62 y cerraremos la enseñanza que envuelve todo lo que implica, hasta el límite que tenemos de estos 62 sermones, la vida del ser humano sobre la Tierra. Hemos hablado de los aspectos en los que Dios llevó a cabo su propósito en la obra de creación, en cuanto al pecado, a la salvación, a las responsabilidades del ser humano sobre la Tierra, dependiendo de su género, y a su entrada en el reino de los cielos por la obra increíble que el Espíritu de Dios hace para llamar a pecadores a la salvación. Así que hoy vamos a hacer un resumen general de todo lo que hemos expuesto en los 61 sermones anteriores, por lo que hoy lo que vamos a exponer es un resumen de todo lo que hemos dicho. Evidentemente no voy a entrar al detalle de lo que hemos dicho en los otros 61 sermones porque si no teníamos que estar 61 horas. Y no creo que los hermanos estén muy dispuestos a soportar semejante dolor de cabeza. Como estamos en el contexto de Iglesia, Tenemos la responsabilidad desde el Ministerio de la Iglesia de impartir todo el consejo de Dios y todo tipo de doctrina que se encuentra en su palabra para la edificación de los creyentes. Como Iglesia tenemos dos objetivos o dos mandatos específicos. Uno es la predicación del Evangelio para la salvación de los inconversos. Pero otro importantísimo es la edificación de los creyentes. En la serie sobre la doctrina del ser humano hemos estado enfocándonos en este segundo mandato que tenemos del Señor de edificar a su pueblo. Por tanto, todo lo que hemos dicho tiene que ver con aquellos que son creyentes o que han llegado a creer en Cristo por la fe y, por lo tanto, necesitan un suministro de información importante para formarse, para capacitarse, para conocer y para saber cuáles son las expectativas que Dios en su palabra expone a fin de que seamos consecuentes con su llamamiento y con lo que él en su palabra establece de cómo tenemos que ser en este mundo. Por esta razón hemos visto que en las esferas donde cada uno de nosotros se desarrolle debe asumir responsabilidades, tanto a nivel personal, como familiar, como eclesiástico, como laboral, como social. Nuestro estudio temático de la doctrina del ser humano ha tocado aspectos muy definidos del trabajo que el ser humano tiene que desarrollar a lo largo de su vida en este mundo, en todos los contextos donde ha sido llamado a ejercer su responsabilidad. No me estoy refiriendo únicamente al trabajo laboral, sino tenemos muchos trabajos que hacer en distintos ámbitos donde cada uno de nosotros como personas se está moviendo. Ahora bien, una llamada de atención. Si alguien cree que como es creyente ya puede descansar tranquilo, tenemos que darle una mala y una buena noticia. Empezando por la buena noticia, tenemos que decir que la salvación es por gracia. Por lo tanto, aquellos a quienes Dios ha llamado a la salvación, no pierden su salvación, porque Cristo pagó con su sangre el rescate de su pueblo. Así que no hay nada en los cielos ni en la tierra, ni fuerzas satánicas, ni siquiera nuestra voluntad, que puedan impedir el propósito de Dios en cuanto a la salvación. A quien Dios llama, Dios salva. Se acabó. No hay nada más que interrumpa su propósito. Esta es la buena noticia. Pero hay una mala noticia. La mala noticia, estaba apuntando en el anterior sermón, es que no pienses que cuando eres convertido, ahí se acabó todo lo que tenías que hacer. Yo ya me convertí hace 580 años, ya no tengo nada más que hacer. Me arrepentí hace 580 años, y ya está todo arrepentido. Todo lo que tenía que hacer para Dios, ya lo hice, porque decidí escoger a Dios. Esto es lo que se predica generalmente. La mala noticia, por tanto, es que no pienses que cuando eres convertido se acabó todo lo que tenías que hacer en este mundo y que entonces ahora debes esperar un milagro tras otro para que se solucionen tus problemas. Tengo un problema de trabajo, a ver si un milagro me lo soluciona. Tengo un problema de salud, a ver si un milagro me lo soluciona. Tengo cualquier problema, a ver si un milagro me lo soluciona. La mala noticia es que tú tienes que trabajar para que ese problema que tienes se solucione. Pero lo tienes que hacer tú. No puedes esperar un milagro. Los milagros de Dios que se efectúan en nuestra época es cuando convierte a un pecador enemigo de Dios y esclavo de Satanás y lo lleva a su reino. Ese es un milagro increíble de su gracia. Pero a partir de ahí tú trabajas. Es tu responsabilidad. Eres tú el que tiene que poner todas las cosas en orden, sometiéndote en obediencia a Cristo, para seguir sus pisadas. Cuando Cristo nos salva, pasamos del reino de las tinieblas al reino de Cristo. Porque ahora eres soldado del reino de Cristo, se espera que actúes como tal. Eres un soldado, se espera que actúes como tal. Piensa bien en el costo que esto tiene. Porque tiene un costo. Lo estábamos leyendo en la lectura de introducción. Si alguien va a enfrentarse a un ejército que es superior a él, un momento, envía a la Embajada de Paz y negocia las condiciones. El ser cristiano... La salvación es gratis, pero el ser cristiano no. No es gratis. Requiere durante toda tu vida que te enfrentes a tu propio corazón y a los enemigos externos que por todos los medios van a querer derrotarte y acabar contigo. Y aquí tenemos que recordar las palabras del Señor cuando dijo en Mateo 7, 21, no todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre. No todo el que dice, sino el que hace. Y no todo el que hace, sino el que hace la voluntad de mi padre. Para eso tenemos las Sagradas Escrituras. Y por eso nos esforzamos desde el Ministerio de la Iglesia en abrir las Escrituras y que lleguen masticadas a vosotros para que la enseñanza pueda ser digerida. Y pueda verse dónde se aplica esa enseñanza a circunstancias y casuísticas particulares de mi vida. Cómo se aplica ahí la enseñanza. Para eso necesitamos que el Espíritu de Dios actúe y necesitamos que los hermanos no se duerman. Porque si se duermen los hermanos, la Palabra de Dios no actúa en un contexto donde uno está durmiendo. Tienes que estar despierto con tus sentidos atentos y viendo cómo tienes que captar toda la enseñanza para la obra que tienes por delante, que es inmensa, como ahora después veremos. Ya sabemos que el ser humano en general y el creyente en particular tiene buenas intenciones. ¿Buenas intenciones? ¡Uf! Pero las buenas intenciones delante de Dios no bastan. Por cierto, si estás pagando la hipoteca delante de tu banco, tampoco bastan las buenas intenciones. Tú no llegas al banco y le dices, pues tengo buena intención de pagarte. Sí, sí. O tienes que darle de comer a tus hijos, que están hambrientos. A la edad de nuestros jóvenes se meriendan un frigorífico entero, incluido la carcasa. No puede llegar el padre a decir, tengo intenciones de daros de comer. Y verás tú dónde acaba el padre. Hecho filetes. Las buenas intenciones no funcionan demasiado. Tampoco podemos esperar aprobar un examen con buenas intenciones. Nos pone el profesor un examen delante de allí, de la mesa, y nosotros decimos, tengo una buena intención de aprobar. ¿Has estudiado? No. Entonces ten por seguro que tus buenas intenciones te dan un cero. Esas son las buenas intenciones. Así que, con las buenas intenciones, delante de Dios tampoco valen. No valen en este mundo, delante de Dios menos. Se espera que hagas algo, y eso viene condicionado por el impacto que en ti haya causado la palabra. Por eso predicamos la palabra. Ese es el mandato que tiene la iglesia. Predica la palabra a tiempo y fuera de tiempo. Redargulle, reprende, exhorta, con toda paciencia y doctrina. Eso es lo que hacemos, aunque a veces a los pastores no lo quieran ni escuchar. Pero nosotros somos obedientes al mandato de Cristo y seguimos persistiendo allí, aunque las ovejas no quieran escuchar. El Señor nos salva de pura gracia. Pero la batalla La peleas tú. Tienes que ponerte a trabajar con los cinco sentidos y enfrentarte a las responsabilidades que en el mundo en el que vives Dios ha puesto bajo tu mano. Tienes que hacerlo tú. Esta batalla empieza en primer lugar con tu corazón. Mi corazón. Engañosa sobre todas las cosas es el corazón. Y perverso. Así que la primera batalla la tenemos contra nuestro corazón, que nos va a querer engañar en cada momento para decirnos que en tu caso particular el mandato de Dios que nos es expuesto, en tu caso particular no se aplica. Los demás sí, claro, los demás todos los tienen que obedecer. Pero mi caso es diferente. Hay 7.000 millones de personas en la Tierra y mi caso es exclusivo. Yo no tengo por qué obedecer la palabra de Dios porque mi casuística es distinta. Ese es un engaño de tu corazón con el que tienes que tratar. Por otra parte, tienes que pelear contra los enemigos externos que procuran hacerte desistir de tus responsabilidades, como enemigos externos es el más usual. ¡Qué cansado estoy! No tengo ganas de orar. Imagínate de leer la Biblia. Imagínate de hacer uso de los medios de gracia. ¡Anda! ¡Haced un partido! ¡Bien! Para eso sí tenemos ganas. ¡Ande! ¡Anda! ¡Haced el Beef Club! Este... no sé qué, ¿cómo se llama? Y todas las mujeres ahí... viendo... su gran hermano, su gran vecino y su gran lo que sea. Esto siempre hay tiempo. Ahora, de usar los medios de gracia, que son los que nos equipan y nos preparan para la batalla, eso no, estamos muy cansados. Así que ahí tienes enemigos externos que te están atizando. También puede ser como enemigos externos el dejarnos llevar por la corriente de moda del momento en el que nos ha tocado vivir. Y entonces las cosas no las percibimos con la profundidad que la palabra de Dios requiere. Porque como vivimos en este mundo, entonces ves ahí, a los creyentes adaptándose a las normas del mundo. O bien le tienen miedo al hombre. Y entonces, ¿cómo le voy a decir esto? ¿Cómo voy a decir que... Así que se violan los mandamientos porque hay miedo al hombre. Miedo al padre, miedo a la madre, miedo al esposo, miedo a los hijos, que a los hijos también se le tiene miedo. Así que se viola la palabra de Dios por el miedo al hombre. Para defendernos de nuestros enemigos, Tenemos que usar diariamente los medios de gracia, como diariamente comes. Diariamente tienes que usar los medios de gracia, a lo que se le suma que tienes que estar integrado en una iglesia en orden, con todo lo que esto implica en la responsabilidad de cada cual, haciendo todo lo que Dios ha establecido en ese contexto, el contexto de la iglesia. Porque no podemos olvidar que aunque Dios nos llama a todos de forma particular, Cristo murió por su Iglesia. No lo olvides. Cristo murió por su Iglesia. Y todo lo referido a la salvación se mueve en el contexto de la Iglesia. Todo se mueve en el contexto de la Iglesia. No desprecies a la Iglesia con tus hechos. porque entonces acarreas juicios sobre ti. No infravalores a la iglesia en tu corazón, porque también vienen juicios sobre ti. Es una institución establecida por Cristo mismo. Por lo tanto, respeta y sométete a las normas que Cristo ha establecido para la iglesia. Ten por seguro que tu pecado te alcanzará, y aquí te alcanza. Algunas enseñanzas importantes que hemos visto en nuestra serie. La primera. Como decía antes, no voy a tocar todas. Voy a tocar algunas que son esenciales. Nuestras señas de identidad. Una de las características que todos tenemos es lo que somos. Y lo que somos viene marcado en el mismo momento de nuestra concepción. Cuando Dios creó el universo, cuando creó el mundo, cuando creó al ser humano, Lo creó con una diferencia de géneros. Creó primero a Adán, varón, y luego creó a Eva. A partir de ahí, tenemos funciones distintas, unos u otros en este mundo, que vienen condicionadas por nuestro género. Por encima de todo esto, cada ser humano que viene a este mundo comienza siendo hijo. Todos nosotros somos hijos de alguien. Por lo tanto, la familia es una institución que parte de la creación. Por lo tanto, si somos hijos de alguien, es que tenemos padres. Quizá tengamos hermanos. Y todo ese contexto inicial, como ser humano, se sitúa en el entorno familiar. Es el núcleo a partir del cual se desarrolla la sociedad. El núcleo a partir del cual se desarrolla la iglesia. Conforme esta persona vaya creciendo, tendrá compañeros, amigos, en sus épocas iniciales tendrá maestros, comenzará después a trabajar y quizá tenga alumnos por el trabajo que desarrolle, será esposo o esposa, será padre o madre, será empleado o empleador, ejercerá alguna profesión o función en algún ámbito de la sociedad, y quizá llegue a tener autoridad sobre otros en el ámbito de la sociedad, porque llegue a ser un juez, un magistrado, algún político, y por lo tanto tenga mucha responsabilidad bajo sí. En todo esto se incluye el mandato que Dios le dio al hombre en la creación. Y los bendijo Dios y les dijo, fructificad y multiplicados, llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. de manera que la exposición narrativa del libro de Génesis, porque ese es su estilo literario, nos está narrando una realidad, no son fábulas que, como somos muy modernos, las entendemos como fábulas, no, es un libro narrativo, marca de una manera determinante la acción del hombre sobre la tierra y el dominio que el hombre debe ejercer sobre la tierra que Dios ha creado para él, para que habite todo su tiempo, sus días, hasta que se ha sacado de la tierra a través de la muerte. Nuestra confesión de fe nos dice lo siguiente sobre la creación en el capítulo cuarto. En el principio agradó a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, para la manifestación de la gloria de su poder, sabiduría y bondad eternas, crear o hacer el mundo y todas las cosas que en él están, ya sean visibles o invisibles, en el espacio de seis días y todas muy buenas. Después que Dios hubo creado todas las demás criaturas, creó al hombre, varón y hembra, con alma racional e inmortal, y en toda manera posible les preparó para una vida en armonía con él, fueron creados a su imagen, dotados de conocimiento, justicia y santidad verdadera, teniendo la ley de Dios escrita en su corazón, y dotados del poder de cumplirla. Sin embargo, cuando Dios crea a Dan y a Eva, había la posibilidad de que la quebrantaran, dejados a la libertad de su voluntad, que era mudable. Así, en nuestra propia confesión de fe, establecemos que Adán y Eva, cuando fueron creados, tenían libre albedrío. Podían escoger entre obedecer o desobedecer. Así que la Biblia, lo primero que hace al definirnos la realidad del ser humano, es que nos dice que hay varón y hembra. Ya sabemos la perversión absoluta que en nuestra época existe. pero la Biblia nos marca otra línea. Si algo tan básico como las funciones establecidas por Dios en la creación se alteran del mandato que Él mismo nos da, no nos sorprenderá que la sociedad se venga abajo por completo y que entonces no funcione nada como tiene que funcionar porque las reglas principales para que la sociedad funcione, establecidas por el creador de la sociedad, no están en su sitio. Por lo tanto, nada puede producir algo bueno cuando la raíz es perversa. Como Dios creó a Adán como un ser libre, es decir, con libre albedrío, fue Adán quien hizo uso de su libre albedrío y eligió. ¿Y qué eligió Adán? Desobedecer. Como fue algo de su voluntad libre, en el momento en el que él eligió libremente la desobediencia, los juicios que había establecido sobre ese acto se ejecutaron de inmediato. No hubo una segunda oportunidad. Pepito, si metes las manos en el enchufe, te vas a dar un calabrazo. 47 veces después. Pepito, voy a contar una, dos y tres. El Señor no cuenta una, dos y tres, ni espera 47 veces. El hombre que pecare morirá. Se acabó la historia. Y eso es exactamente lo que ocurrió. Adán y Eva desobedecieron, el juicio se ejecutó de inmediato. Así que, a partir de ahí, el libre albedrío del hombre desapareció. Ya el hombre no puede elegir entre el bien y el mal, puede elegir entre el mal y el peor. Y se acabó. El apóstol Pablo, en Romanos capítulo 5, versículo 12, nos dice, como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres por cuando todos pecaron. Así que estamos hablando de una contaminación de la naturaleza fruto de la caída. a partir de la caída de Adán, toda su descendencia estaría corrompida. La naturaleza por la que viene a este mundo está corrompida. No hay ninguna opción de que venga alguien con una naturaleza no corrupta. El apóstol Juan en el capítulo 3, versículo 6 de su evangelio nos dice lo que es nacido de la carne, carne es, tú tienes un niño y es un niño hecho a tu imagen, pecador. Y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. Por lo tanto sí que hay otro nacimiento que depende del espíritu de Dios que es el que produce la nueva vida. Es lo que llamamos nuevo nacimiento o regeneración, que es la acción que Dios lleva a cabo en un momento de nuestra historia particular cuando nos llama por su gracia a la salvación. Pero sólo la voluntad de Dios que se ejerce para salvar a los suyos por su gracia es lo que marca la diferencia entre los que se pierden y los que se salvan. No es que uno sea mejor que otro, no. Es que Dios elige en su propósito eterno salvar a este y desechar al otro. A Jacob amé y a Esaú aborrecí. Esto debe quedar claro para ver cómo el propósito de Dios se cumple en la salvación de su pueblo. El apóstol Juan, escribiendo de toda esta situación, nos dice, Aquí las iglesias en general dicen, ¿ves? A todos los que le recibieron, fue el hombre el que le recibió. Claro, si nos quedamos ahí con el versículo, parece que dice eso, pero si seguimos leyendo vemos que dice, los cuales, estos que le recibieron, estos, los cuales, no son engendrados de sangre. Es decir, yo soy cristiano, engendro a mi hija y es cristiana. No. Yo estoy en una iglesia presbiteriana, mis hijos son creyentes. No. Estoy en una iglesia católica, como yo soy católico, todo el mundo lo sabe, mis hijos son católicos. No. los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de voluntad de Dios. Es Dios quien opera en su pueblo la salvación y los trae a la vida. El haber sido criados a semejanza de Dios hace del ser humano una persona responsable. porque somos creados a su imagen y su semejanza. Por lo tanto, somos responsables. Somos responsables moralmente delante del mundo en el que vivimos y, por supuesto, mucho más delante de Dios. Por eso se nos dan las dos tablas de la ley. La primera tabla, cuatro primeros mandamientos, mi relación con Dios. La segunda parte de la tabla, seis últimos mandamientos, mi relación con mi prójimo. Si comprendemos, por tanto, bien estas esferas, de cómo nos tenemos que relacionar con Dios y cómo nos tenemos que relacionar con nuestro prójimo, podemos entender mejor hacia dónde debemos dirigir nuestra vida y responder algunas preguntas importantes. ¿Para qué fuimos creados? ¿Para qué? ¿Cuál es la razón de nuestra existencia? ¿Cuál es el sentido de la vida? Estas son preguntas que todo ser humano se tiene que hacer, si es un poco serio. Así que en el desarrollo de la serie estuvimos viendo, tal y como dice nuestro catecismo, que el fin principal del hombre es glorificar a Dios y gozar de él para siempre. Es Dios quien nos ha creado. Es más, a nosotros, para nosotros, Dios es nuestro Padre, no solamente nuestro creador, es nuestro Redentor. Es quien nos ha amado en Cristo para sacarnos de la muerte y llevarnos a la vida. Por lo tanto, Dios no es solo nuestro creador, es nuestro Redentor. En segundo lugar, otra de las grandes doctrinas que estuvimos mirando fue el hombre como líder. Esto en nuestra época, donde todo es unisex y el hombre se ha perdido un poquillo y es así un poquillo raro, no encaja para nada con lo que enseña la escritura. La escritura habla de hombres. De acuerdo al propósito de la creación, Adán fue creado primero. Lidera en el ámbito que le corresponde. Así nos da Pablo un mandato a los hombres. Atención, hombres. Velad. Primera de Corintios 16, 13. Estad firmes en la fe, portaos varonilmente y esforzaos. Este es un mandato a los hombres. Luego entraremos en las mujeres. Pero esto es para los hombres. En la conclusión de esta carta que el apóstol Pablo escribe a los corintios, concluye con este mandato. Portaos varonilmente. Este es un verbo que se traduce con dos palabras en nuestra lengua, pero en griego es una sola forma verbal. Y se está refiriendo al varón. Ser un hombre, portados varonilmente, es ser un hombre. Piensa y actúa como es característico de un hombre. ¿Y qué virtudes son las que distinguen a un hombre? Que mida dos metros, que tenga un metro de espaldas y que pueda correr los cien metros lisos en cinco segundos. Pues no es a eso a lo que se refiere el apóstol Pablo. No es cuestión de tener un cuerpo atlético, sino más bien es un asunto que tiene que ver con el carácter. Y aquí en el hogar es donde se forma el carácter tanto de los hombres como de las mujeres. Es un rasgo del carácter que hay que formar. Al igual que el espíritu afable y apacible debe distinguir a la mujer en su feminidad, el mandato para esforzaos y sed valientes debe caracterizar a un hombre en su masculinidad. Esfuérzate y sed valiente. Fijaos que no dice que tu mujer se esfuerce y que ella sea la valiente, tú te quedas en casa tranquilo. y que ya vaya a trabajar, que ya haga todo, que salga, que entre, tú tranquilo, no te vayas a herniar y entonces tengamos un problema en el hogar. El mandato hacia el hombre implica disciplina. Disciplina. Disciplina. Y también implica obediencia a la escritura. Se nos indica que tenemos que hacer lo que Dios nos manda para honrar su nombre. Recuerda que en cada cosa que hagas podrás ser usado por Dios para transmitir el Evangelio en cuanto a tu familia, a la iglesia, en tu contexto laboral y social. Y es ahí donde el nombre de Dios puede ser honrado y su pueblo bendecido. Pero tienes que ser un hombre asumiendo las dificultades que esto conlleva. Porque ser un hombre cristiano, a lo largo de toda la época, ha requerido valor. Valor. Como hombre debes asumir un papel en tres esferas distintas, en las que debes mantener el liderazgo. Pobrecitos los que se vayan a casar. Los que se han casado ya, sus mujeres se tienen que aguantar con ellos. Pero los que están solteros, tres ámbitos de actuación. Tienes que ser un líder en tu hogar, tienes que ser un líder en tu iglesia y tienes que ser un líder en el lugar social donde Dios te ha puesto. Tienes que liderar, sea cual sea el trabajo que tengas. En cualquier trabajo puedes liderar. Si ya estás casado, debes procurar someterte al mandato divino y recordar que la gracia de Dios no es lo único que vas a necesitar si quieres que tu matrimonio funcione. Recuérdalo bien, esposo. Yo también me lo aplico. Debes procurar someterte al mandato divino y recordar que la gracia de Dios no es lo único que vas a necesitar si quieres que tu matrimonio funcione. No debes esperar. Señor, a ver si mi mujer cambia. Tú no cambias, es tu mujer la que tiene que cambiar. Debes nutrirte de la palabra de Dios cada día porque de lo contrario te va a ser extraordinariamente difícil que funcione algo tan complicado como es el matrimonio. a los solteros, palabras de Pablo, mejor es quedarse soltero, si podéis, porque luego, eso decía Pablo, luego le preguntáis también a los maridos, pero el matrimonio es muy complicado. Para llevar a cabo esta labor hay dos requisitos que debe tener el esposo, humildad y mansedumbre. Humildad y mansenumbre. Esto no quiere decir, y aquí debemos tener mucho cuidado, de que para que un hogar funcione, el esposo siempre debe hacer lo que su esposa quiera. ¿Qué quieres, amorcito? Y entonces, ¿el matrimonio funciona? Pero mejor aún, si tienes hijos y obedeces a tus hijos, no tendrás ningún problema. Haces todo lo que quiera tu mujer y haces todo lo que quieran tus hijos y vives en el mundo más feliz imaginable. Claro, pero has pervertido toda la palabra de Dios y estás deshonrando su nombre y eres un traidor. Salvo eso, lo demás funciona bien. Recuerda que todo lo que sea que pase en tu casa, aunque haya sido provocado por tu mujer, por tus hijos y por lo que sea, el responsable eres tú. Ya nos advirtió Sorín cuando estaba predicando en la creación sobre el tema de las responsabilidades, cómo Eva fue la que cometió el pecado de la desobediencia. ¿Pero quién fue el responsable? Adán. Adán no comió, pero fue el responsable. Era la cabeza. Tú eres el responsable si eres la cabeza. Y esto es también lo que pasa en nuestro hogar cuando las cosas no están en su sitio. El responsable no es, como decía Adán, es que Eva... Yo pasaba por aquí, pero Eva me dio a comer y yo qué voy a hacer. No, el responsable eres tú. No empieces a decir que tu mujer, que tus hijos, que el tiempo, que la iglesia, que hay una confabulación judiomasónica, que es que el gobierno... No, no, no. El responsable eres tú. Únicamente tú. Las esposas, por otra parte, deben tener mucho cuidado para no asumir una posición que no les corresponde y manipular o chantajear al esposo diciéndole que no está cumpliendo su papel porque no cumple todo lo que la esposa le dice. Ojo también con las esposas de que no perviertan el sentido de la escritura porque esto también trae problemas. Esto es un chantaje. Tampoco debe la esposa irse a la posición contraria y ser una sierva y actuar con una disposición servil. Porque el marajá quiere que a las 5 de la mañana le prepare el desayuno. Y aquí va el marajá dispuesto a que le sirva en el desayuno a las 5 de la mañana. Ahí ves a la pobre mujer levantándose a las 5 de la mañana porque el marido no tiene manos ni pies. Está peor que Mefiboset, que estaba lisiado de los pies. Este también de las manos. Y entonces su mujer se tiene que levantar a las 5 de la mañana para preparar el desayuno. Pobrecito. Si no, ¿cómo va a ir al trabajo? Por cierto, ¿al trabajo va a ir solo o también le tenemos que acompañar? No sea que se canse. Quiero recordaros que aunque Cristo amó tanto a la iglesia que se entregó a sí mismo por ella hasta la muerte, también encontramos que ejerce la disciplina con firmeza sobre la iglesia y que la somete a juicios severísimos. Eso también lo debemos recordar. Así que este es el papel que también tiene que jugar el esposo. Así que aquel marido que asuma que su papel como esposo es el de ser servil ante su esposa. Sí, Juana, sí, cariño, lo que tú digas es lo que voy a hacer. No contradecirle jamás a fin de no tener problemas. Evidentemente no vas a tener ningún problema. Lo que estás haciendo es invertir el orden de la creación y atentando contra el principio de la escritura que proclama cuál es tu papel como líder en tu hogar. Es tu decisión la que impera. Pero debes ser una decisión sostenida con un juicio razonable. No porque tú eres el marido impones a todos los que están debajo tu voluntad porque es la tuya y única y nada más. Tienes que ser bastante sabio para convencer en lo que vas a hacer y llevar por amor a tu familia al destino requerido. Si no lo haces con humildad y mansedumbre, eres un faraón, un déspota y una persona que no se ajusta a los parámetros bíblicos. Dos deberes básicos que todo marido cristiano debe cumplir en relación a su esposa. Debe convivir con ella sabiamente. Si tú no convives con tu esposa sabiamente, me vas a contar luego cómo oras. Tú tienes continuas peleas con tu esposa y luego me cuentas cómo eres. ¿Cómo puedes tener un espíritu de oración? ¿Cómo puedes ponerte delante de Dios si en tu hogar tienes la guerra? Y en segundo lugar, debes recordar que le debes dar el honor que le corresponde. Está puesta a tu lado como compañera idónea, no como tu sierva, no como alguien que uso y no me importa mucho más, sino que tienes que tener bastante cuidado de lo que es tu esposa, una hija de Dios puesta bajo tu responsabilidad. No lo olvides. Una hija de Dios puesta bajo tu responsabilidad. ¿Cómo llevar a cabo todo esto? El marido tiene que saber cómo gestionar las situaciones que ocurren en el hogar y tiene que hacer que cada cual cumpla su función. En el hogar la comunicación es una necesidad vital, y cada uno debe buscar en el otro la comprensión a lo que está diciendo. Aquí no vale lo que se hace cuando te detienen la policía. Cualquier cosa que digas será usada en tu contra. Hombre, si entramos así en el matrimonio, mal asunto, le podemos decir a nuestro cónyuge, mira lo que me pasa, y luego nos arrea por todos sitios por algo que le hemos comentado confidencialmente. ¡Vaya pareja! Eso no se puede hacer. Lo que intentamos es buscar aliento, buscar guía, buscar consuelo. En segundo lugar, perdón, en tercer lugar, la posición de la esposa, de la mujer. El apóstol Pedro, en su primera carta, capítulo 3, versículo primero, nos dice así mismo, vosotras, mujeres, estád sujetas a vuestros maridos. Esto es nuevo. Hasta el día de hoy, 20 siglos de iglesia no se habían dado cuenta. Estad sujetas a vuestros maridos. ¡Guau! Descubrimiento increíble. La palabra que Reina Valera traduce como sujetarse es un término militar que da la idea de subordinarse a una autoridad superior. Esto es algo que las mujeres deben tener en cuenta. Significa literalmente colocarse bajo el rango de autoridad correspondiente. O más bien, en el contexto bíblico, someterse voluntariamente al liderazgo de otro. No se trata de alguien que es sometido. Tú eres mi mujer y hago lo que yo quiero. La coges del pelo y te la llevas. Es para meterte en la cárcel. La mujer se somete voluntariamente a su esposo. Así que el esposo debe buscar el contexto para que esto ocurra con amor. Porque estamos hablando de un matrimonio donde debe haber amor. ¿Y qué es lo que implica colocarse en esta posición y sujetarse a la autoridad del esposo? Pues básicamente dos cosas. Por un lado, una actitud interna de respeto Y por otro, una disposición a la obediencia. Ya sabemos que la obediencia a nuestros hijos no la cumplen. Imaginaos la esposa hacia la esposa. Pero estamos hablando de cristianos. Una disposición a la obediencia. Es decir, si ante un criterio hay dos caminos y el esposo elige el camino de la derecha, la mujer no tiene por qué empezar una guerra porque quiere ir por la izquierda. Cuando sea un asunto de opinión. Ya ni hablar cuando sea un mandato bíblico. Las escrituras muestran claramente la función asignada a la mujer cristiana. El pastor Martín dice que cuando una mujer cristiana se casa debe ser esposa, madre y miembro fiel del cuerpo de Cristo. Porque si no, no funciona. Si no, no funciona el matrimonio. Esta mujer no puede cumplir con fidelidad el mandato si no está bajo la autoridad de Cristo en el contexto donde se debe desarrollar su vida espiritual. Es decir, si su relación con la iglesia a la que pertenece es distante, fría o nula, puedes tener la absoluta seguridad de que en tu casa no funciona nada. Ten la absoluta seguridad, porque es exactamente así. Estos deberes de la mujer cristiana los encontramos en Tito, capítulo 2, versículos 3-5. Las ancianas a sí mismas sean reverentes en su porte, no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien, que enseñan a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Así que después de haberle estado fuerte a los maridos, vamos a tratar el asunto de las esposas. Lo primero que empieza el apóstol Pedro diciendo es que las esposas deben amar a sus maridos. ¿Por qué dirá esto? Porque tu mujer no te ama y no te habías dado cuenta. Ese es el problema. Tu mujer no te ama y no te habías dado cuenta. Así que hay un mandato específico de la escritura que le dice a la esposa que ame a su marido. Ante todo, bajo la autoridad de Dios y con todo lo que supone el amor a Dios, en nuestras relaciones sociales tenemos el deber de amar, las esposas tienen el deber de amar a sus maridos. En otras palabras, es tu marido, no tus hijos, es tu marido, no la iglesia, es tu marido, no tu casa, es tu marido, no tu trabajo, el que tiene la primera prioridad. Debes ejercer tu voluntad para amarle. Es que mi marido es insoportable. Dime lo soportable que eres tú delante de Dios. Y cómo Dios ejerce su voluntad para amarte. Porque hay que tener voluntad fuerte para amar a unos miserables como nosotros. Y Dios nos ama. Es que mi marido es... Pues si eres cristiana y Dios te ama, ya sabes la respuesta a lo que le debes a tu marido. En segundo lugar, ama a tus hijos. Tiene que ser un amor que incluya, en su órbita de acción, todo lo que las Escrituras nos dicen respecto a la necesidad de una enseñanza que tiene que ser bíblicamente cuidadosa y consecuente. Es decir, los niños necesitan corrección. Tenemos que poner el temor de Dios en sus conciencias. A veces no lo quieren entender, pero lo pueden entender así, porque el oído, en ocasiones, no funciona. y hay que activarlo, y se activa haciendo así. Ya está. El oído vuelve a su origen y entonces podemos enseñar a los niños desde pequeñitos a que obedezcan a sus padres y a poner el temor del Señor en sus corazones. Evidentemente, si el niñito tiene ya 25 años, el niñito ya no le puedes dar así, porque te puede dar él a ti. Para eso tienes la infancia, para que en la infancia le puedas enseñar. Así que tienes que hacer, si es niño que desarrolle sus capacidades como hombre, tiene que ser un hombre, ayúdale a que desarrolle el carácter varonil. Y si es una niña, ayúdale a que desarrolle su carácter femenino, a que sea una señorita. porque no vienen los niños de fábrica con todo esto enseñado. O sea, lo tienes que enseñar tú. El niño tiene que desarrollar carácter varonil. La niña, un carácter femenino. La tercera cosa que nos dice Pedro es que las mujeres deben ser prudentes. Debe haber una perspectiva de la vida caracterizada por tu género, mujer, y tu responsabilidad en el hogar con los niños. Esas son tus fuentes de actuación. Lo contrario a ser prudente es ser chismosa. entrometida, asumiendo un papel que no te corresponde, todo fuera de su órbita. Un desastre para el Evangelio y un mal testimonio imbatible. Luego no irás a criticarle a alguien con ese testimonio. Cuarto lugar, sé pura o casta. La palabra pura, en la palabra pura destaca el hecho de que debes mantener una disposición interior caracterizada por la complicidad íntima hacia tu esposo. hacia nadie más. Esto significa honestidad, decencia, decoro, honradez e integridad. Esto es ser pura. Quinto, sé cuidadosa de tu hogar. El texto enfatiza dos cosas. Nos dice cuál debe ser tu papel como esposa y dónde tiene que ejercerse tu compromiso con ese papel, especialmente si hay hijos. Porque es la formación de tus hijos la responsabilidad más importante que tienes en el mundo. Olvídate de ser misionera e irte a predicarle al África tropical a los habitantes que hay allí. El campo de misión lo tienes en tu casa, tus hijos. Ese es tu campo de misión. Porque recordarás que tus hijos nacen siendo hijos de Yira. Tienes que trabajar para evangelizarles. Ese es tu trabajo fundamental. Esa es tu misión. Evangeliza a tus hijos. En sexto lugar, sé buena, sé buena, de bondad. Debes mostrar un carácter afable, de atención a los demás, abierto, conciliador. Dice el pastor Martín, sea lo que fuere que significa ser amable, buena o bondadosa, es evidente que significa lo opuesto a ser una mujer amargada, cortante, impaciente, irritable. A medida que la gentileza se va estimulando y desapareciendo de nuestra sociedad, las cosas diarias como la amabilidad son una luz brillante en una generación torcida y perversa. Tienes un gran testimonio que dar siendo una esposa cristiana. Y en séptimo lugar, someterse voluntariamente. Tienes que vivir sometiéndote voluntariamente a tu propio marido. Es lo que dice el texto. Sujetas a sus maridos. Esto implica colocarse consciente y voluntariamente bajo alguien que tiene una autoridad legítima puesta por Dios. Es tu cabeza. De manera que como esposa, madre y miembro fiel del cuerpo de Cristo, una de las mayores contribuciones que puedes hacer para la salud y el bienestar de tu propia vida, de tu familia y de la iglesia, es manifestar en tu manera de pensar, en tu conducta, en tus palabras, en tus actitudes, en tus costumbres, que realmente eres una mujer cristiana, eres una mujer piadosa. Porque si esto no se manifiesta en tu vida, no puedes hablarle a nadie del Evangelio porque tus hechos demuestran lo contrario a lo que predicas. No puedes hablar. Satanás ha cerrado tu boca para siempre. Y estamos aquí para ser luz y ser sal. ¿Cómo vamos a transmitir todo esto si en tu vida se ve todo lo contrario? En cuarto lugar, para los jóvenes. perfilando el cónyuge. ¿Quién puede ser mi marido? ¿Quién puede ser mi mujer? A la hora de buscar pareja debemos tener en cuenta algunos aspectos importantes que nos eviten muchos problemas en el futuro. Como cristianos que somos, el contexto de nuestra búsqueda se debe ceñir al ámbito de la fe. Es decir, tengo que buscar pareja en el contexto de la fe, en el contexto de que crean lo mismo que yo, que sean cristianos. Otra cosa que debemos tener clara al principio es que no debemos permitir que se involucre el corazón, porque cuando se involucra el corazón, el cerebro no funciona. Se queda anulado. Uno empieza a decir tonterías y no sabe por qué, pero es porque el cerebro se ha quedado completamente congelado. Así que no funciona. Y entonces, por eso se llaman novios. Novio. Y así acabó. Novio. Nosotros debemos, antes de que se involucre el corazón, pensar para ver si esa es la persona que realmente encaja dentro de los patrones bíblicos. Y uno de los patrones bíblicos es que tiene que ser creyente. Ten muy en cuenta que no solamente basta con que diga esa otra persona que es creyente, no basta con eso solamente. Si es ajeno a la enseñanza profunda de la palabra de Dios y tú estás en un contexto como el nuestro, Si esa otra persona participa en el contexto de las falsas iglesias y va siguiendo el emocionalismo y todos los sismos que puede uno imaginarse en ese tipo de iglesias, será peor si te casas con esa persona que si te casas con un incrédulo, porque viene completamente corrompido en todas las doctrinas básicas de la fe, con lo cual tienes un trabajo de Hércules para llevar a cabo algún bien a su alma. Y, por lo tanto, antes de que te pienses que te vas a casar, tienes que arreglar muchas cosas previas para ver si eso tiene salida o es un camino completamente cerrado. Buscamos vivir en un hogar en paz, no en un campo de batalla. Si te casas con un incrédulo o con alguien que tiene posiciones completamente contrarias a los principios del Evangelio, que enseña claramente la escritura, tienes una guerra en tu casa durante todos los días de tu vida hasta que te mueras. Así que planteate bien que cuando se pasa la luna de miel, jijijaja, luego vienen los lloros y lamentos. Plantéatelo bien. Y luego acabamos ya toda la serie con lo que envuelve la historia del ser humano, la redención. Esta es el telón de fondo de toda la historia de la humanidad. Porque Adán cayó, toda la humanidad cayó con él. En Cristo encontramos a quien toma el liderazgo para la salvación de su pueblo. Es el que, desde la fundación del mundo, el Dios trino, se dispone a salvar a su pueblo. Es Cristo el enviado, es Cristo el escogido, es Cristo el buen pastor, es Cristo el que guía a sus ovejas, es Cristo el que muere por sus ovejas, es Cristo el que resucita y es Cristo el que redime. Vemos el liderazgo en todas las áreas, en la vida de nuestro Señor. Y así hemos estado estudiando que somos salvos por gracia. No olvidemos la secuencia. La fe no nos salva. Dios nos salva por gracia. Luego viene la fe, por medio de la fe. Es por medio, pero la salvación es por gracia. Por medio de la fe. Después hemos visto cómo somos justificados por la fe. Cómo Cristo muriendo en ese lugar limpia nuestro corazón de nuestro pecado y nos declara justos a causa de que Él ha pagado con su vida en la cruz nuestras deudas delante de la ley. Por lo tanto, Cristo es quien nos justifica, nos declara justos, nos absuelve delante del tribunal de Dios. Luego hemos visto la santificación, cómo la fe verdadera produce buenas obras. ¿Cuáles son las buenas obras? dar de comer al mendigo que se pone en la puerta de mi casa, cuando salgo y veo a alguien pidiendo le doy diez céntimos, no sea que se vaya a emborrachar. Esas no son buenas obras. Buenas obras es cumple tu papel como esposo, cumple tu papel como hombre, cumple tu papel como mujer, cumple tu papel como esposa, ¡cumple tu papel! Esas son las buenas obras que Dios pone delante de ti, de antemano para que andes en ellas. Esas son las buenas obras. Y luego terminamos toda la serie con nuestra herencia en el cielo. Dios hizo el mundo La caída lo trastornó, Dios ya había previsto el plan de redención, nos redimió, pone delante de nosotros las Escrituras para que sepamos cómo tenemos que actuar en cada una de las áreas, nos equipa con todo lo que vamos a necesitar para la batalla cada día que tenemos que luchar contra nuestro corazón y contra el entorno donde vamos a vivir, nos da todo lo necesario para la batalla, nos dice cuáles son nuestros enemigos, cómo tenemos que luchar contra nuestros enemigos, cómo tenemos que dedicar tiempo, cómo tenemos que reforzarnos con toda la palabra de Dios, y luego nos da la promesa de la vida eterna, la esperanza. ¿Por qué ocurre todo esto? Porque Cristo ha preparado un lugar para nosotros, para su pueblo, una herencia en los cielos. ¿Qué conclusión podemos hacer de toda esta serie? Pues tenemos que recordar que aunque la salvación no se pierde, porque Cristo puso su vida en nuestro lugar, impidiendo que las fuerzas satánicas y que nuestro propio pecado y que nuestra propia voluntad impidiesen su propósito eterno, sí que deja bajo nuestra responsabilidad cómo debemos vivir en el mundo. ¿Cómo voy a vivir en el mundo? Con todo lo que la Biblia me está enseñando, con todos los recursos que me da, con lo que pone delante de mí, ¿cómo tengo que vivir en el mundo? ¿Podemos llevar vidas que deshonran a Dios? Y por lo tanto, yo soy creyente, pero si mi vida deshonra a Dios, no le puedo hablar a nadie del Evangelio, porque mi testimonio es negativo. Mi boca está cerrada. O bien podemos ser luz y sale en este mundo. Todo depende de si nos sometemos en obediencia a Dios y tenemos que luchar con valor, con sacrificio para cumplir nuestro propósito en este mundo, Podemos hacer partícipes a otros con nuestro ejemplo de lo que la bendición de Dios nos da. Podemos hacer que otros conozcan el Evangelio de Cristo, que amen su palabra y ser de aliento, de estímulo y de ejemplo cuando estén pasando por valles de sombra y de muerte para estar a sus lados también, consolándoles y alentándoles. Fijaos lo que dice Pablo, que él estaba en medio de muchas simulaciones. y nos dice, el Dios de toda consolación nos consoló. ¿Sabéis cómo sigue hablando Pablo? De cómo recibió el consuelo de Dios. No dice, me puse a recitar el Salmo 119, luego hice tres oraciones, luego me fui a Filipo flagelándome. No. Dios nos consoló con la llegada de Tito. Viene un hermano y nos trajo consuelo. Tú puedes ser consuelo para tus hermanos, pero tienes que estar fuerte en la fe, tienes que saber cuál es tu propósito en este mundo, tienes que asumir tus responsabilidades y en ese contexto eres bendición para el pueblo de Dios, honras el nombre de Dios. Todos pueden edificarse a través del trabajo que tú estés haciendo, que no es solamente predicar, que hay mucho trabajo que hacer en la iglesia con todos los hermanos que están en distintas situaciones de enfermedad, de trabajo, de desaliento, de hundimiento. Hay muchas cosas que hacer y el pastor no las puede hacer todas, pero tú puedes hacer muchas cosas con los hermanos que están a tu alrededor. Dios nos consoló con la llegada de Tito. Tú puedes ser otro Tito que consuele a aquel a que está a tu lado y que necesita aliento. Terminamos con las palabras que empezamos del apóstol que escribe a los hebreos, capítulo 6. Tú lo tienes que hacer, porque este es un mandato para ti. Así que toma fuerzas. y sirve a Dios en medio de la generación donde Él te ha puesto, para honrar su nombre. Porque eso es todo lo que podemos hacer para servir a Cristo en nuestra generación. Terminamos en oración.
62- Concluyendo la doctrina
系列 La doctrina del ser humano
¿Cómo afecta la salvación a tu papel como hombre/mujer, en el desempeño de tus responsabilidades?
讲道编号 | 10817136583 |
期间 | 53:10 |
日期 | |
类别 | 周日服务 |
圣经文本 | 使徒保羅與希百耳輩書 6:9-11 |
语言 | 西班牙语 |