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Isaías capítulo 40 empezando en el versículo 1 vamos a leer todo el capítulo aunque nuestro mensaje va a estar basado en el versículo 11 pero vamos a leer todo el capítulo un capítulo muy hermoso dice así el versículo 1 Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén, decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado, que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados. Voz que clama en el desierto, preparad camino a Jehová, enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado, y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verán, porque la boca de Jehová ha hablado. Voz que decía, da voces, y yo respondí, ¿qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella. Ciertamente como hierba es el pueblo, sécase la hierba, marchítase la flor, mas la palabra de Dios nuestro permanece para siempre. Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion. Levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén. Levántala, no temas. Di a las ciudades de Judá, ved aquí al Dios vuestro. He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará. He aquí que su recompensa viene con él y su paga delante de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño, en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará. Pastoreará suavemente a las recién paridas. ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo? ¿Con tres dedos juntó el polvo de la tierra y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová o le aconsejó enseñándole? ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia? He aquí que las naciones le son como la gota de un agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas. He aquí que hace desaparecer las islas como polvo. Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio. Como nada, son todas las naciones delante de él, y en su comparación serán estimadas en menos que nada y que lo que no es. ¿A qué pues haréis semejante a Dios? ¿O qué imagen le ¿Le compondréis? El artífice prepara la imagen de talla. El platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata. El pobre escoge para ofrecerle madera que no se apolille. Se busca un maestro sabio que le haga una imagen de talla que no se mueva. ¿No sabes? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas. Él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. Él convierte en hada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra, tan pronto como sopla en ellos se secan y el torbellino los lleva como hojarasca. ¿A qué pues me haréis semejante o me compararéis? Dice el santo. Levantad en alto vuestros ojos y mirad quién creó estas cosas. Él saca y cuenta su ejército. A todas llama por sus nombres. Ninguna faltará. Tal es la grandeza de su fuerza y el poder de su dominio. ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú Israel? Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio. ¿No has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece ni se fatiga con cansancio, y su entrendimiento no hay quien lo alcance. Él da esfuerzo alcanzado y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen, pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas. correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. Dice el versículo once, como pastor apacentará su rebaño, en su brazo llevará a los corderos y en su seno los llevará, pastoreará suavemente a las recién paridas. Nuestro tema en esta mañana es el rebaño de Jesucristo. Ese es el tema de nuestro mensaje. Vamos a orar antes de continuar. Bendito Dios y Padre nuestro que estás en los cielos, te damos gracias, Señor, por tu presencia, por tu palabra, por tu santo espíritu. Te pedimos, Señor, que obres en nuestras mentes, en nuestros corazones, que nos ilumines y nos guíes con el poder de tu palabra, con el poder de tu espíritu. Que recibas la honra y la gloria, y que en todos se haga tu voluntad. Oramos en el nombre bendito de Jesucristo tu Hijo. Amén. el rebaño de Jesucristo. Vamos a ver tres cosas en este versículo. Primero, Jesucristo tiene un rebaño. y luego en segundo lugar lo que Jesucristo hace por su rebaño y en tercer lugar Jesucristo cuida a sus ovejas o a sus rebaños vamos a ver primero el primer punto que dice Jesucristo tiene un rebaño y el versículo 11 de Isaías 40 dice como pastor apacentará su rebaño Todo pastor debe tener su rebaño, y Cristo también lo tiene. El pastor llama a sus ovejas por su nombre, y ellas lo siguen. Es lo que dice la Escritura en relación con nuestro Señor Jesucristo. es lo que hace que una persona sea un pastor, son las ovejas, el rebaño, hablando físicamente, materialmente, aquí en la tierra, alguien que está pastoreando, hay un rebaño de ovejas, decimos es un pastor, pero hablando de las cosas espirituales, también Una persona que es un pastor es quien está al frente guiando, alimentando, cuidando y protegiendo a las ovejas, a los cristianos, a los hijos de Dios. Nuestro Señor Jesucristo es el buen pastor y Él tiene un rebaño y Él llama a sus ovejas por su nombre y ellas lo siguen. Cristo dice de su rebaño unas palabras muy importantes. dice no temáis manada pequeña porque al Padre le ha placido daros el reino Lucas 12 32 vamos a ver ese pasaje Lucas capítulo 12 versículo 32 Nuestro Señor Jesucristo se refiere a sus ovejas a su rebaño como una manada pequeña y aquí podemos nosotros aplicar esta enseñanza, este principio a nuestra vida diaria. Lucas capítulo 12, versículo 32, dice así la palabra del Señor. Hablando nuestro Señor Jesucristo dice, no temáis manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. En otras partes de la Escritura, ahorita vamos a ver los pasajes, habla acerca de la puerta estrecha, del camino angosto que lleva a la vida eterna, pero dice la Escritura, Pocos son los que andan en ese camino angosto. Pero está el camino ancho también, y está la puerta ancha, donde muchos van por ella. En un sentido, nuestro Señor Jesucristo se refiere a sus ovejas, a los cristianos, como una manada pequeña. En un sentido, somos pocos, aunque ya considerando el cristianismo en todo el mundo, y viendo lo que Juan revela en el Apocalipsis, dice que Él dio una grande multitud, tan grande, que nadie la podía contar. tan numerosa era la multitud que Juan vio de creyentes, que era como la arena en el mar o las estrellas en el firmamento. Pero eso será cuando estemos ya con el Señor. Mientras tanto, pues, en un sentido somos pocos, ¿verdad? ¿Cuántos seremos ahorita aquí? Sin embargo, el mundo ofrece tantas cosas en este día que se llenan multitudes. En los teatros, en los estadios, la gente que busca diversión, va usted a un lugar de esos y encuentra miles y miles de gente divirtiéndose, viendo un partido de fútbol o un partido de béisbol. Esas gentes no están consideradas dentro del rebaño de nuestro Señor Jesucristo, porque no adoran a Dios, no aman a Dios, no honran. el día del Señor. No les interesa nada de las cosas espirituales. Su vida está enfocada y encaminada únicamente al placer, al deleite y a la diversión, a la riqueza, al poder, todas esas cosas que el mundo ofrece y la gente de por sí busca. Isaías dice de nuestro Señor Jesucristo que Él tiene un rebaño, y nuestro Señor Jesucristo dice a sus creyentes, los compara como un rebaño de ovejas y les dice, no temáis manada pequeña, porque al Padre Celestial le ha placido daros el reino. En Mateo 7, versículos 13 y 14, ahí es donde se menciona lo que hablé ahorita acerca de la puerta angosta y del camino angosto también. Vamos a ver Mateo capítulo 7 versículo 13 y 14. Entrada por la puerta estrecha. porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella, porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida eterna, y pocos son los que la hallan. Una vez más aquí se menciona el número de los creyentes, el número de las ovejas, que son pocos los que entran por la puerta angosta, son pocos los que andan en el camino angosto que lleva a la vida eterna. Pero, fíjense, el fin de este camino. Para empezar, ese camino es Cristo. Él dijo, yo soy el camino, la verdad y la vida. Jesucristo es la puerta para entrar al cielo. Es la puerta angosta que lleva a la vida eterna. Si evaluamos, el final del camino angosto lleva a la vida eterna, y el final del camino ancho por el cual van grandes multitudes, lleva a la perdición, a la condenación eterna. Nuestro Señor Jesucristo se refiere a su rebaño, a sus ovejas, como una manada pequeña, pero les dice, no temáis manada pequeña, porque al Padre le ha placido entregaros al reino. Pedir a Dios que nos haga una oveja de su rebaño. Él está buscando a sus ovejas como el buen pastor, a las ovejas perdidas, como un día nosotros estábamos perdidos y nuestro Señor Jesucristo vino a buscarnos hasta que nos encontró. Eso es lo que dice Cristo de su rebaño. No temáis manada pequeña. Otra cosa que nuestro Señor Jesucristo se refiere acerca de su rebaño es que las ovejas de Cristo tienen una señal o una marca distintiva. Muchas personas creen o piensan y aún testifican de que son creyentes, de que son hijos de Dios, pero hay dos marcas distintivas que nunca deben de faltar en todo verdadero cristiano, en toda oveja de nuestro Señor Jesucristo. Es muy común entre las personas que tienen rebaños o ganados de vacas o de otro tipo de animales, marcar sus animales, ¿verdad? Y las ovejas de Cristo también tienen dos marcas distintivas. La primera de ellas está hecha con la sangre de nuestro Señor Jesucristo. Dice la Escritura que Él los ha lavado con Su sangre. Todos nuestros pecados han sido lavados en la sangre de nuestro Señor Jesucristo. Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados. Nuestro Señor Jesucristo murió en la cruz del Calvario, derramó Su sangre en la cruz del Calvario para limpiarnos de toda maldad, para rescatarnos y redimirnos, para ser Su pueblo y Él ser nuestro Dios. Es lo que dice Juan en el Apocalipsis, capítulo 1, versículos 5 y 6. Esa es una marca distintiva de cada cristiano. La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Vean Apocalipsis, capítulo 1, versículos 5 y 6. En su visión, Juan nos relata, nos enseña estas cosas. Vamos a leer desde el recículo 4, Apocalipsis 1, 4, dice Juan, a las siete iglesias que están en Asia, gracia y paz a vosotros del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono, y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra, al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, fíjense bien, al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios su Padre, a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. Apocalipsis es el último libro de la Biblia. En el capítulo 1, versículo 5, ¿verdad?, leímos muy claro el que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre. Aquí mismo en Apocalipsis, capítulo 7, versículo 14. Vamos a leer el versículo 13 también. Entonces uno de los ancianos habló diciéndome, estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido? Yo le dije, señor, tú lo sabes. Y él me dijo, estos son los que han salido de la gran tribulación y han lavado sus ropas. y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Esa es una de las marcas distintivas del verdadero cristiano, de la oveja de Cristo. Cristo tiene su rebaño, Cristo tiene sus ovejas, y Él las conoce y las llama por su nombre. Pero esas son... de todas, hay otras características que los cristianos deben de tener, pero estas dos que estamos mencionando son fundamentales, ¿verdad? Sin estas, no puede alguien decir que es Hijo de Dios, que es una oveja del rebaño de Jesucristo. La otra marca es el Espíritu Santo, que esta es una señal que está dada por Dios internamente, dentro de nosotros. Eso fue lo que el Señor dijo, hablando por el profeta Ezequiel, en el capítulo 36, versículo 26. El profeta Ezequiel, hablando inspirado por Dios, nos dice que el Señor quitará el corazón de piedra, nos dará un corazón de carne y nos impartirá de su espíritu, pondrá su espíritu dentro de nosotros. Esas dos marcas son las marcas distintivas del rebaño de las ovejas de nuestro Señor Jesucristo. Ezequiel capítulo 36, Versículo 26. Dice, os daré corazón nuevo y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré espíritu nuevo dentro de vosotros. el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios, Él nos lo imparte cuando nacimos de nuevo, cuando Él quita nuestro corazón duro de piedra, empedernido por el pecado, y nos pone un corazón de carne sensible a Su Palabra, y nos imparte de Su Espíritu. Entonces, esas características, esas marcas, estas señales, deben de estar en cada creyente, cada oveja de nuestro Señor Jesucristo. la sangre de Jesucristo y el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo. Cristo dijo a Nicodemos, si no nacieres de nuevo, no puedes ver el reino de Dios. Necesitamos nacer del agua y del Espíritu. Por el arrepentimiento y la fe, venimos a ser parte de la familia de Dios a través de nuestro Señor Jesucristo. Entonces, Cristo tiene su rebaño, Él conoce sus ovejas, Él las llama por su nombre, y Él, aunque esta marca del Espíritu Santo no es una marca externa, sino internamente, pero acuérdense que Dios ve nuestro interior, Él conoce nuestro corazón y nuestros pensamientos. La Biblia dice que si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, El tal no es de Él. El Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo, mora en los creyentes. Dios no habita en templos hechos por manos de hombre, sino nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él. Amados hermanos y amigos, debemos orar porque estas marcas distintivas estén en cada uno de nosotros. Si no podemos entrar en el cielo, en la presencia de Dios, pronto vendrá el pastor y apartará a las ovejas de los cabritos. La cizaña y el trigo muchas veces crecen juntos, y la cizaña es tan parecida al trigo que los apóstoles vieron que en el campo, en la viña del Señor, había salido cizaña, había crecido cizaña junto con el trigo, y ellos querían ir y arrancar la cizaña, y Cristo les dijo, dejen los que crezcan juntos, al final de la siega, al final de la cosecha, en el último día, el Señor apartará la cizaña del trigo. igual se refiere a sus ovejas de edad. En Mateo capítulo de 25, vean por favor este pasaje conmigo, habla la Escritura que en el gran día final, el Señor apartará sus ovejas de los cabritos. Capítulo 25, versículo 15. Perdón, déjenme checar. Versículo treinta y uno, Mateo veinticinco, versículo treinta y uno y treinta y dos. Versículo treinta y uno y treinta y dos. Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con Él, entonces se sentará en su trono de gloria y serán reunidas delante de Él todas las naciones. y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. El Señor tiene un rebaño, y Él se refiere a sus ovejas como una manada pequeña. Sus ovejas tienen marcas distintivas que los distinguen de todos los demás. Y además tenemos que recordar que en el día final el Señor separará, Él conoce nuestros corazones, Él conoce nuestros pensamientos y Él apartará las ovejas de los cabritos. Una cosa más que tenemos que considerar acerca del rebaño de Cristo es que todas las ovejas de Cristo están juntas. es una característica de las ovejas de esos animalitos que nosotros conocemos es una característica de ellos siempre andar juntos Las ovejas siguen unas a las otras, especialmente cuando hay peligro, cuando hay peligro de tormenta o de lobo, tienden ellos a estar juntas en un lugar. Nunca vamos a ver a una oveja que siga a un cabrito o a un perro, o menos a un lobo. Las ovejas sí andan junto con las ovejas. Es una característica que tienen estos animalitos. Los cristianos, también como ovejas de Cristo, nunca debemos estar solos. El Señor nos ha llamado y nos ha puesto en su iglesia. Dice la Biblia en Hechos 2, que todos aquellos 3,000 que creyeron en aquel día, el Señor los añadió a la Iglesia, porque cada creyente es miembro del Cuerpo de Cristo, para funcionar en un cuerpo como un organismo vivo. Esta es una característica de las ovejas de los cristianos, de estar juntos. Nunca van solos, nunca una oveja va siguiendo a otro animal, Igualmente, un cristiano nunca va caminando hombro con hombro con el mundo o con los peligros de este siglo, sino siempre los cristianos procuran estar juntos. Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía, porque allí envía Jehová bendición y vida eterna. Por eso Cristo dijo a sus discípulos Un nuevo mandamiento os doy, que os améis unos a otros. El Señor dijo llorad con los que lloran, gozarse con los que se gozan. Esa es una característica del rebaño de Cristo, de las ovejas de Cristo. Siempre procuramos estar juntos. muchas veces he mencionado esto de algunos creyentes que no les gusta unirse a una iglesia, ser miembros en una iglesia, porque ellos prefieren ir a un tiempo a una iglesia, ir otro tiempo a otra iglesia, cuando ya no les gusta o se fastidian se van a otra iglesia pero esa no es la característica del rebaño de Cristo lo que nosotros podemos aprender a un de esos animalitos que siempre procuran estar juntos cuando están juntos ellos se protegen, se ayudan unos a otros si ustedes se fijan muchas de las ovejas no tienen cuernos entonces cuando ellos se rascan siempre se arriman con otra oveja y para protegerse y calentarse se juntan en un grupo así Dios nos ha mandado que como cristianos debemos estar juntos para alabar a Dios juntos para orar a Dios juntos para para refugiarnos también en tiempos de peligro, juntos, ¿verdad? Esa es una característica del rebaño del Señor. En segundo lugar, vamos a ver lo que Jesucristo hace por su rebaño. Y una cosa que nuestro Señor Jesucristo, como el buen pastor, ha hecho por sus ovejas es que Él murió por sus ovejas. Yo soy el buen pastor, dice Juan en el capítulo 10. Y el buen pastor su vida da por las ovejas. Vean San Juan capítulo 10, versículo 11. Evangelio de San Juan, capítulo 10 y versículo 11. Esto es lo que Jesucristo hace por su rebaño. murió por ellas, por sus ovejas, dio su vida en rescate, en propiciación por sus ovejas, por sus hijos. Dice Juan capítulo 10, versículo 11, yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da por las ovejas. aquí adelantito de San Juan, va a estar hecho, si no, después Romanos, Romanos capítulo 5, versículo 8, dice que Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros, dice Romanos 5, 8, Cristo murió por sus ovejas, Romanos 5.8 dice más, Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo un pecadores, Cristo murió por nosotros. Este es el segundo punto que estamos viendo, tomando como base Isaías 40.11. lo que Jesucristo hace por su rebaño. Él murió por ellas, pero algo más que Él hace por sus ovejas es que Él busca a sus ovejas hasta que las encuentra. Dice Lucas 19.10, porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Nosotros vivíamos como ovejas perdidas. Cada quien se apartó por su camino, mas Jehová cargó en Jesucristo el pecado de todos nosotros. Nuestro Señor Jesucristo va buscando a sus ovejas hasta que las encuentra. Él las alimenta, Él las sustenta, Él las cuida, Él las protege, es lo que dice Lucas 19.10. En Lucas capítulo 15 encontramos una parábola, la parábola de las 100 ovejas y aquí encontramos muy ilustrado esto que estamos viendo, que Cristo busca sus ovejas, pero fíjense lo que dice el punto, Cristo busca sus ovejas hasta que las encuentra, dice Lucas capítulo 15, versículo 3 y 4 y 5. Dice entonces, Él les refirió a esta parábola diciendo, ¿Qué hombre de vosotros teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va atrás la que se perdió, hasta encontrarla? y cuando la encuentra la pone sobre sus hombros gozoso y al llegar a casa reúne a sus amigos y vecinos diciéndoles gozaos conmigo porque he encontrado mi oveja que se había perdido dice que el versículo 4 dice que ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió hasta encontrarla? Eso es muy importante que recordemos. Nuestro Señor Jesucristo busca a sus ovejas hasta que las encuentra. No sé si conocen ese himno, ese canto de las cien ovejas, que el Señor va por las montañas, por los valles, No importa si está lloviendo o si está nevado. Nuestro Señor Jesucristo va buscando las ovejas perdidas hasta que las encuentra. Y muchas de ellas, muchas ovejas cuando las encuentra, las encuentra heridas. Y el Señor las toma en sus brazos, cura sus heridas y las lleva alrededor. Donde estén seguras, las alimenta y las sustenta. Ese es el siguiente punto que veremos. No solamente busca sus ovejas hasta que las encuentra, sino que las alimenta. Cristo dijo, el que por mí entrares será salvo, y entrará, saldrá, y hallará pastos en abundancia. Juan capítulo 10, versículo 9. Es lo mismo que dice el salmista en el Salmo 23. Dice, aderezas mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores. unjes mi cabeza con aceite, mi copa está rebosando. El Señor alimenta a sus ovejas, dice Juan 19, el que por mí entrare será salvo y entrará, saldrá y hallará pastos, pastos en abundancia. Yo soy la puerta, dice, el que por mí entrare será salvo, y entrará y saldrá, y hallará pastos en abundancia. Dios proveerá del pan material de cada día para nuestros cuerpos. Es lo que nos enseña en el Padre nuestro, el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Dice el salmista en el Salmo 37.25, joven fui y he envejecido y no he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue el pan. Dios nos alimenta con el pan material, Dios nos sustenta cada día, Él provee para nuestras necesidades físicas diariamente, pero también Él nos alimenta en nuestra alma, proveyendo el alimento espiritual que es Su Palabra. Nuestro Señor Jesucristo dijo a Satanás cuando fue tentado, no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra. que sale de la boca de mi padre. No sólo necesitamos el alimento material, sino nuestra alma necesita ser alimentada y fortalecida con el pan espiritual. Y Dios, Cristo, como el buen pastor, provee las dos cosas, ¿verdad? El pan material y el pan espiritual. De su mano, de lo alto recibimos toda buena dádiva y todo don perfecto. Jesucristo busca a sus ovejas hasta que las encuentra. Las alimenta porque Él dio su vida en rescate por cada uno de ellas. El tercer punto que veremos en este pasaje de Isaías 40.11. Jesucristo cuida a sus ovejas. Vamos a Isaías 40.11. Jesucristo cuida de sus ovejas. dice el pasaje que tomamos como base para nuestro mensaje Isaías 40.11 dice como pastor apacentará a su rebaño en su brazo llevará a los corderos y en su seno los llevará pastoreará suavemente a las recién paridas cuando dice en sus brazos los llevará y en su seno los llevará, los guardará. Esto nos enseña del cuidado que Jesucristo tiene de cada una de sus ovejas. En sus brazos lleva a los corderos y en su seno los guarda. Nuestro Señor Jesucristo tiene cuidado de cada una de sus ovejas, desde la más pequeñita hasta la adulta, hasta la madura. Él cuida, con un cuidado especial, cuida a sus ovejas. Ahorita vamos a ver algunos ejemplos. Vamos a ver Lucas capítulo 13, versículo 3 y 5. Lucas capítulo 13, versículo 3 y 5, no sé si ya lo leímos ahorita. No, no lo hemos leído. Dice, os digo, no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. No sé si me equivoqué. Yo creo que era Lucas 15, lo que leímos ahorita. Era Lucas 15, versículo 3 al 5. que Cristo cuida de sus ovejas. Era Lucas 15, el mismo pasaje que leí ahorita, nos habla de eso. Dice, entonces Él le refirió esta palabra diciendo, ¿qué hombre de vosotros teniendo cien ovejas y pierde una de ellas? No deja la noventa y nueve en el desierto y va a traer la que se perdió hasta encontrarla. Aquí en estos versículos encontramos los dos puntos que vimos, ¿verdad? Que Él busca sus ovejas hasta encontrarla, pero dice el versículo 5, y cuando la encuentran, la pone sobre sus hombros, gozosos, ¿verdad? Eso nos habla de lo que dice Isaías en el capítulo 40, versículo 11, que en sus brazos llevará a los corderos, en su seno los llevará, los cuidará y los protegerá. Jesucristo tiene un cuidado muy especial por cada una de sus ovejas, desde la más pequeña hasta la mayor. Tenemos un ejemplo en el Antiguo Testamento muy glorioso que nos ilustra este cuidado de Cristo por sus ovejas, desde la más pequeñita hasta la madura, hasta la adulta. Vean conmigo 1 Samuel capítulo 3. podemos pensar Samuel recuerden ustedes que su madre Ana oró por él y ella prometió que si Dios le daba un hijo lo dedicaría a Dios todos los días de su vida y eso fue lo que ella hizo cuando el niño ya tenía la edad para estar en el templo, lo llevó al sumo sacerdote para que estuviera ahí en el templo. Primera de Samuel capítulo 3, era tan pequeño este niño que fue dedicado, fue entregado al Señor. y Dios cuidó de él, dice el versículo, el capítulo 3, vamos a leer los primeros versículos, dice el joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días, no había visión con frecuencia, Y aconteció un día que estando Eli acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver, Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios. Y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, Jehová llamó a Samuel y él respondió, eme aquí. Y corriendo luego a Elí dijo, eme aquí, ¿para qué me llamas? Y Elí le dijo, yo no he llamado, vuelve y acuéstate. Y él se volvió y se acostó. Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose, Samuel vino a él y dijo, eme aquí, ¿para qué me has llamado? Y él dijo, hijo mío, yo no te he llamado, vuelve y acuéstate. Y Samuel no había conocido aún a Jehová ni la palabra de Jehová le había sido revelada. Jehová pues llamó la tercera vez a Samuel y él se levantó y vino a Elí y dijo, eme aquí, ¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven. Y dijo Elí a Samuel, ve y acuéstate, y si te llamaré dirás, habla Jehová porque tu siervo oye. Así se fue Samuel y se acostó en su lugar. Y vino Jehová y se paró y llamó como las otras veces, Samuel, Samuel. Entonces Samuel dijo, habla porque tu siervo oye. Samuel era tan pequeño que Dios empezó a tener un cuidado muy especial de él. Aún antes de que él naciera, Dios concedió a Ana este hijo y Ana prometió dedicarlo a Dios todos los días de su vida. Imagínense ustedes, el hijo, lo que ella tanto anhelaba, ella lo entregó a Cristo, lo entregó al Señor, lo entregó a Dios, para que viviera ahí en el templo y fuera enseñado e instruido en las cosas espirituales. Y siendo Samuel tan pequeño, el Señor, Dios, empezó a tratar con él, empezó a hablarle, empezó a llamarle y a cuidarle, porque Él cuida de sus ovejas. el rebaño de nuestro Señor Jesucristo. Él nos cuida, nos protege, nos libra de todo mal. Jesucristo dice que somos de Él, de su propiedad, y la misma Biblia nos alienta a nosotros para pensar también de esa misma manera y decir, Cristo es mío y yo soy de Él, le pertenezco, ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí, dijo el apóstol Pablo. Yo les doy vida eterna, dijo Cristo, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. De esa manera cuida nuestro Señor Jesucristo de nosotros. Estamos en sus manos, no solamente en las manos de Cristo, cuando la Biblia habla que estamos en las manos de Dios, Es porque están obrando el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es lo que dice Juan en el capítulo 10, versículo 27 al 29. Yo les doy vida eterna, dijo Cristo. Son mías, las he comprado, me pertenecen. No perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio es más poderoso que todos y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Ese es el cuidado que Cristo tiene de su rebaño, de sus ovejas. Vean lo que dice Romanos 8.35, ¿Quién nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro? Si estamos en las manos de Dios, si tenemos esas marcas distintivas como ovejas de Cristo, lavados en la sangre de Cristo, si el Espíritu Santo mora en nosotros, hemos sido sellados con el Espíritu Santo de la promesa, Él cuida de nosotros, Él nos protege. Romanos 8.35, ahí empieza diciendo, ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación o angustia o persecución o hambre o desnudez o peligro o espada? Como está escrito, por causa de ti somos muertos todo el tiempo, somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Él nos cuida. La Biblia habla de la enseñanza de la perseverancia de los santos. Él empezó en nosotros la buena obra, y Él la perfecciona y la termina hasta el final, hasta el último día. Estamos en sus manos, estamos en las manos de Dios, y nadie nos puede arrebatar de la mano de Dios. El Señor quiera que cada uno de nosotros podamos decir como Jacob cuando peleó con el ángel. no te dejaré hasta que me bendigas." Algunos de ustedes no tienen esas marcas distintivas del rebaño de Cristo, no han sido lavados sus pecados en la sangre del Cordero, no tienen el Espíritu Santo, Pero ustedes han escuchado la palabra de Dios. Ustedes saben que el único que puede perdonar pecados es Dios, es Cristo. Si confesamos nuestros pecados a Él, Él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. Ustedes saben que un día vamos a dar cuentas a Dios cuando Él nos llame a su presencia, si es que no viene Él antes para que comparezcamos ante el gran trono blanco, el juicio final. que antes que eso suceda, podamos tener esa convicción de pecado y poder clamar como Jacob y decirle a Dios, no te dejaré Señor hasta que me bendigas, sálvame, ayúdame, quiero ser una oveja tuya, ayúdame Señor, guíame, enséñame, que ese fuera el anhelo y el deseo de nuestro corazón, que glorioso es poder saber que somos de él, Cristo se refiere a sus hijos, a sus ovejas, a su rebaño. Son mías, dice. Mis ovejas. Oyen mi voz. Yo las conozco. Él las llama por su nombre y las siguen sus ovejas le siguen. Esa es la forma más sencilla del cristianismo. Ser un seguidor de Cristo. Y el día que el Señor nos llame a su presencia, estaremos con Él. Mi oración y mi deseo es que el Señor obre en su mente, en su vida, en su corazón, para que usted pueda decir como Jacob, no te dejaré, Señor, hasta que me bendigas, sálvame, perdóname, te lo ruego, que ese sea el deseo suyo de su corazón y vendrá a formar parte del rebaño de nuestro Señor Jesucristo. Que el Señor les bendiga, es mi oración y mi deseo. Oremos para despedirnos. Señor y Padre nuestro que estás en los cielos. te alabamos señor, bendecimos tu nombre, te damos gracias por tu palabra, gracias señor porque como ovejas tuyas, como hijos tuyos, estamos seguros en ti, estamos en tus manos y nadie nos puede separar de ti señor, tu cuidas de nosotros, tu nos sustentas y nos alimentas con el pan diario y con el pan espiritual, porque no solo de pan viviré el hombre, sino de toda palabra que sale de nuestro Padre Celestial. Concédenos tu gracia, Señor, que obres en nuestras vidas, en nuestros corazones, que no nos dejes perecer en nuestros pecados, que aquellos que todavía están sin Dios, sin Cristo y sin esperanza, puedan considerar su relación contigo y volverse a ti en arrepentimiento y fe, donde estarán seguros y protegidos del adversario. ¿Quién como Tú, Señor? ¿Quién como Jehová, nuestro Dios, poderoso en batalla, el único Dios vivo y verdadero, que escucha nuestras plegarias, que ve nuestra condición y perdona nuestros pecados y nuestras iniquidades? Señor, oramos en el bendito nombre de Jesucristo, Tu Hijo. Amén. Que el Señor les bendiga. Estamos despedidos.
El rebaño de Jesucristo
ప్రసంగం ID | 7222022193499 |
వ్యవధి | 46:21 |
తేదీ | |
వర్గం | ఆదివారం సర్వీస్ |
బైబిల్ టెక్స్ట్ | యెషయా 40:1-11 |
భాష | స్పానిష్ |
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