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ట్రాన్స్క్రిప్ట్
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Bien, hermano, vayamos a Marcos, capítulo ocho, versos treinta y dos al treinta y ocho, para que sigamos conociendo esta serie que estamos llevando en el evangelio de Marcos. Aquí vamos a ver en esta mañana lo que cuesta seguir a Cristo, el costo de seguir a Cristo. Marcos, capítulo ocho, 32 al 38, dice aquí la palabra. Esto le decía claramente. Entonces Pedro le tomó a parte y comenzó a reconvenirle. Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro diciendo, quítate de delante de mí, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Y llamando a la gente y a sus discípulos les dijo, si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo y tome su cruz y sígame, porque todo el que quiera salvar su vida la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí y del Evangelio la salvará, porque ¿Qué aprovechará el hombre si ganare todo el mundo y pierde su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque, el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el hijo del hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. Señor y Dios, ahora te imploramos para que tu espíritu nos ilumine con tu presencia en lo íntimo de nuestros corazones. Concédenos ver nuestras almas apacentadas cual ovejas en los pastos frescos de tu palabra. Concédenos ver nuestras almas cual ovejas apacentadas en los torrentes de tu gracia. a través de tu santa y bendita palabra. Alumbra nuestras mentes y corazones con tu bendita escritura que hoy estaremos considerando. Bendícenos en el nombre de Jesús. Amén. En el pasaje anterior vimos a Pedro siendo alabado por el Señor porque había respondido con convicción y precisión a la pregunta ¿Quién decís vosotros que soy yo?" A esta pregunta el apóstol Pedro respondió con rapidez, tú eres el Cristo. Sin embargo, sin embargo, la reprensión que recibió Pedro poco después de su magnífica confesión, poco después de su exquisita respuesta, nos indica claramente que Pedro no entendía a cabalidad todo lo que implicaba su confesión. Tú eres el Cristo. Él no entendía a toda cabalidad lo que implicaba esa confesión que él acababa de dar de manera precisa y de manera contundente. Porque, preguntémonos nosotros, ¿Cómo el Señor podía ser el Cristo si el Hijo del Hombre no padecía mucho? Eso era imposible. Era imposible que Cristo fuese el Cristo realmente, si Él no padecía. ¿Cómo el Señor podría ser el Cristo si no era desechado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas? Si Él no moría, ¿cómo podría resucitar para convertirse en propiciación por nuestros pecados, en el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, si Él no experimentaba todo aquello que Él estaba anunciando de antemano, cómo Él vendría a ser el Cristo. En ese episodio vemos a Pedro disparando y fallando a lo blanco pero también vemos a nuestro señor Jesucristo identificando a quien estaba detrás de ese disparo fallido que Pedro lanzó con su diana. Él identificó el había desviado la flecha lanzada por Pedro. Reprendió a Satanás. Lo que podemos entender de este texto es que Satanás usurpó la lengua de Pedro para tentar una vez más al Señor a fin de que el Señor se desviara de la meta, propósito y fin por el cual había venido a este mundo. Era el propósito de Satanás, que nuestro Señor y Salvador no fuera en realidad el Cristo. De ahí la tentación, la sugerencia que le hace a través de Pedro. Él había previamente dicho que era necesario que el Hijo del Hombre padeciese mucho. que fuese desechado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y que fuese muerto y se suscitase después de tres días. Pero, obviamente, Satanás entendía que eso no debía suceder, de ahí que le sale al paso una vez más para intentar desviar ese propósito para que no se cumpliese según lo que había sido profetizado. Veamos entonces el consejo de Pedro para evitar que el Señor cumpliera el anuncio de su pasión y de su muerte. Bueno, hermanos, con toda sinceridad, debemos entender también a Pedro. Entendamos a Pedro. Desde el punto de vista humano, el ser sometido a sufrimientos desde el punto de vista humano el ser sometido a martirio y luego ejecutado era algo inaceptable. Que una persona querida nuestra, amada de nosotros, sea sometido a sufrimiento, a martirio, a rechazo, a vejaciones y a muerte. La verdad es que es algo que nosotros no podemos ¿Verdad? ¿Con…? ¿No lo podemos concebir? ¿Cómo es posible? No, por supuesto que no. Pedro estaba en esa actitud. Él no podía concebir que su maestro fuese sometido a sufrimiento, a martirio y ejecutado. Eso no cabía en la mente de Pedro, él aún no podía asimilar tal cosa. No cabía en su cerebro que el autor de la vida experimentara semejantes vicisitudes. Hermanos, ¿quién quiere ver a un amigo sometido al flagelo, al escarnio, a la burla, al rechazo, a la humillación, y finalmente a la muerte? ¿Quién quiere ver un buen amigo, y sobre todo un buen maestro, como lo es el Señor Jesucristo? ¿Quién quiere ver eso? Para Pedro resultaba inaceptable que algo tan terrible como la cruz le pudiese suceder a su amado Señor y Salvador, a su Maestro. Esto era inaceptable en la mente de Pedro. En ese momento, Pedro no entendía que desde el punto de vista de Dios, ese camino de la cruz era absolutamente necesario, porque Si Cristo no era apresado, si Cristo no era juzgado, si Cristo no era condenado, si Cristo no era escarnecido, no habría entonces sufrimiento, y sin sufrimiento no habría muerte. Y sin muerte no habría resurrección. Y sin resurrección no habría salvación. Y si salvación para nosotros no habría resurrección, ni corona, ni gloria, no habría esperanza para nosotros. No habría salvación tampoco para ellos. Esa realidad, Pedro, no lograba verla desde su perspectiva humana. en que estaba mirando el sacrificio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Por eso, el Señor reprendió de manera tan rápida, de manera tan cortante y tan tajante a Pedro, «Retírate de mí, Satanás. Vete de mi vista, Notemos también aquí un dato interesante. Cuando el Señor reprendió a Pedro, se dio vuelta, y mirando a sus discípulos, entonces, ahí, en ese punto, mirando fijamente también a sus discípulos, fue que le dijo, quítate de delante de mí, Satanás. porque no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Como se puede observar, es muy posible que los demás discípulos estuviesen contagiados con la misma levadura con que el diablo había leudado el corazón de Pedro. Por eso los cubrió a ellos con la misma reprensión con que reprendió también a Pedro. Y, mis hermanos, está bien claro aquí el hecho de que Satanás puede emplear la lengua de nuestros mejores amigos. Él puede emplear la lengua de nuestros más cálidos familiares, como en el caso de Pedro, para aconsejarnos que vayamos en contra de los designios soberanos de Dios para nuestras vidas, y sobre todo, cuando esos designios de Dios para nuestras vidas conllevan irremediablemente sufrimientos, pérdidas, impopularidad, sacrificios, En ese contexto debemos de estar apreciados de los buenos consejos, de los amables consejos, de los tiernos consejos de nuestros seres más queridos, porque el diablo puede usar sus lenguas como un sola de Pedro para aconsejarnos que no sigamos en ese curso de obediencia a Dios por las implicaciones que puede tener eso para nuestras vidas. Estoy seguro que a nuestros hermanos le habrán aconsejado allá, miren, allá hay mucha chijingunya. No vayan para allá porque también hay mucho dengue. y demás enfermedades tropicales que enferman y matan. Pero qué bueno que Señor, que estos hermanos no le hicieron caso a esos amables consejos, a esas amables advertencias y recomendaciones, porque de haberle hecho caso no estarían aquí, ¿verdad ¿Es natural que Satanás emplee la lengua de nuestros seres queridos para descarrilarlo del camino de la obediencia? Porque, mis amados hermanos, ningún camino hacia el cumplimiento de la voluntad de Dios será sin riesgo, sin pérdidas. ningún camino de obediencia a la voluntad de Dios será sin sus consecuencias, muchas veces trágicas a los ojos del mundo, dolorosas para nuestra propia realidad y experiencia. No hay, sin lugar a duda, mis amados hermanos, un arma más eficaz en las manos del tentador que aquella arma que Él emplea, cuando usa la voz de nuestros seres queridos, de aquellos hombres y mujeres que nos aman, para darnos sugerencias y consejos que van en contra de los propósitos de Dios para nuestras vidas. Eso fue exactamente lo que le sucedió al Señor Jesucristo ese día. Eso fue exactamente lo que vivió nuestro Señor Jesucristo. Y mis amados, esto está aquí escrito ahí por el Espíritu Santo para darnos la nota de advertencia. Muchos me han advertido, ¿y qué tú haces en Haití? Te estás exponiendo a muchas cosas. Tú tienes una iglesia, tienes una familia y tienes que cuidarla. Tú no debes cruzar esa frontera, allí hay problemas. Amados hermanos, el diablo usa la lengua de los seres que no aman para desviarnos de los propósitos de Dios. Porque no creo que en la historia hayan habido grandes empresas para Dios, sin riesgo, para aquellos que la emprenden. La historia está ahí. La historia habla con claridad de esa realidad. Ni siquiera la voz suplicante del amor, mis amados hermanos de un ser querido, debe silenciar en nosotros la imperiosa voz de Dios cuando ella nos habla, nos ordena, nos manda, que vayamos, debemos de ir. Aun sea a la cruz para ser clavado allí, como en efecto debía suceder con el Señor Jesucristo. Después de hablar del costo que Él iba a pagar para salvar a los pecadores, Notad que el Señor también le presentó el costo que tendrían que pagar todos aquellos que habrían de ser Sus discípulos de aquellos que habrían de seguir Sus pisadas. Ellos debían también pagar un precio. Le presentó el costo y llamó así a la gente, juntamente con sus discípulos, y les dijo, si alguno quiere venir en pos de mí, niegue hacia sí mismo, tome su cruz y sígame. Amados hermanos, aquí se destaca, brilla como el sol en su cenit, la honradez y la honestidad con que el Señor le hablaba a esos hombres que iban en pos de Él. Él no solamente le hablaba de grandes y extraordinarias promesas de bendición, sino que también y primero que nada le presentaba con claridad meridiana el costo, el precio que ellos iban a experimentar, debían de pagar si realmente iban a ser Sus discípulos. El Señor nunca llamó a la gente para que le siguiera promoviendo Su reino con falsas promesas. Él nunca llamó a la gente para que le siguiera diciéndole para de sufrir, ven a mí". Decirle a alguien que para ser discípulo debía de tomar una cruz, era lo mismo que decirle, prepárate que te van a ver, te van a tratar como a un criminal. Porque eso era lo que significaba la cruz en esos días. era el instrumento de muerte más abominable que como castigo a los criminales de tercera clase se le aplicaba en el Imperio Romano. De manera que cuando el Señor le dice aquí a esta gente, tomen su cruz, les está diciendo, a partir de ahí le verán y le van a tratar como criminales de tercera clase en el Imperio Romano. prepárense para soportar el rechazo, el repudio y hasta la muerte, lo cual en efecto fue así en muchos casos. Él nunca dijo, paren de sufrir. Vengan a mí y serán intrínsecamente felices, libre de problema, libre de sufrimiento, libre de limitaciones, libre de circunstancias adversas. Vengan a mí y ya estarán viviendo en el cielo. Eso no fue lo que él le dijo nunca a nadie que él llamara para venir en pos de él. Mis amados hermanos, en todas las épocas la cruz de Cristo es algo ofensivo, así ha sido siempre. La gente no está dispuesto a creer que en una cruz donde se martirizaban y mataban a los peores criminales, Dios realizaría la salvación de sus ecogidos. La gente no está dispuesta a creer tal cosa. No están dispuestos a creer que sin sangre maldita porque fue derramada en la cruz no hay remisión de pecado. Por eso para los judíos la cruz es una piedra de tropiezo y para los gentiles es una locura. Pero mis amados hermanos, amigos que están aquí, en medio nuestro, la cruz es el lugar donde se revela el poder de Dios, la cruz es el lugar donde se revela la sabiduría de Dios, como en ningún otro lugar sobre la faz del universo. Por eso Satanás estaba empleando a Pedro con todas sus buenas intenciones para evitar que Cristo llegara hasta la cruz. Esa era su meta y su objetivo. Ahora, ¿qué deben de hacer aquellos que han de seguir a Cristo? Bueno, deben de tomar una cruz. Para ser un discípulos, ellos deben de tomar nada más y nada menos que la cruz. ¿Y qué significa esa expresión? Para ser un discípulo se debe de tomar la cruz. En otras palabras, para ser un discípulo, en primer lugar, Lo número uno que tú debes de hacer es despedirte de tu yo, despedirte de tu ego, debes de renunciar a ese yo que no ha nacido de nuevo, debes de renunciar a ese yo que no ha sido regenerado, debes de renunciar a ese yo ateo e incrédulo con el cual has vivido hasta este día. Debe de desarraigar y despedir de tu vida todo lo que ha echado a perder tu alma. En segundo lugar, debe de erradicar de tu vida todo aquello que ha echado a perder tu tiempo. debe de echar de tu vida todo aquello que ha echado a perder tu salud, tu familia, tu identidad, todo lo que ha echado a perder el propósito supremo para el cual fuiste creado, esto es para la gloria de Dios, debe de ser erradicado de tu vida. Si tú vas a ser un discípulo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, Debes estar dispuesto a luchar contra el mal y debes estar dispuesto a aferrarte a Cristo e ir en pos de un mundo de gloria, de santidad, de piedad y de fe que se opone a los parámetros con que este mundo se gobierna. Si tú vas a ser un discípulo del Señor Jesucristo, lo segundo que debes hacer es tomar la cruz de la consagración, de la consagración de tu vida al Señor. ¿Encontraste con un villano condenado que toma la cruz donde lo van a crucificar obligado? El discípulo acepta cargar la cruz de Cristo de una manera comprometida, de una manera consagrada, de una manera dedicada, de una manera disciplinada para vivir y adorar a Dios, aunque tenga que sufrir dolor, aunque tenga que experimentar vergüenza, pero persecución, repudio de todos aquellos que odian a Cristo y que odian todo lo que le huela a Evangelio. Si tú vas a ser un discípulo de Cristo, entonces el lugar debe de venir en voz de Él para seguirle. No esporádicamente viniendo a Cristo, como lo hacían algunos en Palestina. No de vez en cuando, como hacen otros, que lo buscan cuando tienen alguna enfermedad, cuando tienen alguna necesidad que ellos no pueden solucionar por sí mismos. no como alguno que lo buscan cuando tienen problemas y grandes dificultades en su vida personal, familiar, económica o en sus relaciones con los demás. Ellos entonces buscan a Cristo, buscan que Cristo le ayude a resolver su problema. Es una relación mercenaria lo que tienen con Cristo. No es ese el modo en que el Señor espera que sus discípulos, le sigan. Si usted va a seguir a Cristo, debe de entender que si usted se va de vacaciones, se va con el Señor Jesucristo. Si se va de parranda, se va con el Señor Jesucristo. Si se va de día de fiesta para la playa, se va con el Señor Jesucristo. Si va a la loma, usted va con el Señor Jesucristo. Si baja al valle, usted va con el Señor Jesucristo. Si camina de día, usted camina con el Señor Jesucristo. Si usted camina de noche, usted camina con el Señor Jesucristo. Como quiera y donde quiera, usted irá con el Señor Jesucristo. No hay una sola actividad en su vida en la que Cristo no sea el primer invitado para compartir su vida con la suya, en esa actividad en la que usted se va a involucrar. Si hay un negocio en la vida en el cual usted se va a comprometer, la primera persona a quien usted llama para estar presente en ese negocio, ¿a quién es? Al Señor Jesucristo. Si se va a comprometer con alguien en cualquier asunto, al primero que usted invita para estar presente y participar de este asunto, ¿a quién es? Al Señor Jesucristo. Hermanos, eso significa seguir a nuestro Señor Jesucristo. Eso significa tomar la cruz del Señor Jesucristo. Eso significa ser un discípulo de nuestro Señor Jesucristo. Porque en cada aspecto de nuestras vidas debemos de aprender cómo obra el Señor Jesucristo, cómo actúa el Señor Jesucristo, cómo lo hace el Señor Jesucristo. ¿Saben para qué? Para que sigamos sus pisadas. para que lo hagamos tal y como Él también lo hace. Eso es lo que implica seguir a nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Nuestra meta es reaccionar como Él reacciona y hacerlo como Él lo haría. Eso es seguir las pisadas del Maestro. Notemos la soleña advertencia que da el Señor a todos aquellos que rehusan tomar la cruz para seguirle a Él. Le habla a los moralistas, a los autosuficientes, a los que creen que no necesitan de un Salvador porque ellos son muy buena gente. Ellos son gente muy seria, muy honesta, muy honorables, muy dignos, muy nobles, muy distinguidos. Son muy éticos y justos en sus tratos con los demás. Por ende, son intachables en la sociedad y, por ende, no necesitan de ningún salvador. Son moralmente impecables. éticamente intachable. No tienen de qué arrepentirse. Pero también le habla a los liberales, a quienes rehusan negarse a sí mismos para tomar la cruz de Cristo y seguirle a Él en pos de Él. A esos libertinos o liberales que quieren vivir sus vidas a sus anchas sin restricciones para negarse a pecar? ¿No quieren someterse a nada ni a nadie? ¿No le quieren rendir cuenta a nadie de sus vidas, de sus hechos y de sus actos? ¿No quieren que nadie le pregunte, a esos libertinos o liberales que van por el camino ancho que lleva a la perdición, y que no quieren que nadie les recuerde que van a morir, y que cuando mueran irán al infierno, a esos liberales y libertinos Cristo le da aquí una solemne advertencia, tanto a moralistas como a liberales. Es a ellos a quienes les dicen, en el verso 35, el que quiera salvar su vida, la perderá. El que quiera salvar su vida la perderá. Si te queda con tu vida y no se la entregas a Cristo para que Él te salve, para que te regenere, para que te dé un nuevo nacimiento y te santifique, óyelo bien, perderá tu vida. Serás un gran perdedor. Perderá ese precioso tesoro con nombre y apellido que te dieron tus padres cuando naciste. Pero si por el contrario tú coges tu alma, tu vida completa y se la quitas a tu yo pecaminoso y se la quitas a Satanás y se la entregas a Cristo, entonces Cristo te garantiza que todo aquel que pierda su vida por causa de mí y del Evangelio, ¿qué? La salvará. Si le quitas tu vida a tu yo y se la entregas a Cristo, Él asegura que entonces tú allí habrás salvado tu alma, habrás salvado tu vida, te habrás salvado de una vez y para siempre. Oh, si te aferra a esa vida pecaminosa en que vives apartado de Cristo, si te apega a esa vida egolátrica centrada en ti mismo, en las cosas terrenales y mundanas sin importancia real para tu alma, te pasará exactamente lo que le sucedió al rico insensato de que nos habla Cristo en Lucas 12, 16 al 21. quien después de haber hecho una gran cosecha, y haber hecho unos hilos más grandes, los atesoró, y allí está fiado en su mecedora, el le aconsejó a su alma, alma muchos bienes tienes almacenado para muchos años, descansa, come, bebe, alégrate. Pero Dios le dijo, necio, esta noche vienen a pedir tu alma, y lo que has provisto, ¿para quién será? Así es el que hace tesoro para sí, y no es rico para con Dios. Te pasará exactamente eso mismo. Tú has vivido una vida muy descuidada. Esa es la realidad. Has pensado en el hecho de que a ti te dará el Señor. Exactamente lo que tú has hecho para alejarte más y más de Él, viviendo de espalda a Él, negándole a Él, rehusándole a Él su derecho de ser tu Señor soberano Rey y Salvador de tu vida? A ti por ello te dirá el Señor en aquel día necio, hoy vienen a pedir tu alma y lo que has atesorado, ¿para quién será? Si quieres ser un perdedor, Si quieres ser un perdedor entonces quédate con el trapo de vida apartada de Dios en que has vivido hasta el día de hoy, quédate con Él, quédate con tu vida. El Señor no te necesita, tú eres quien está perdido, no es Cristo, no es Él el que va para el infierno, eres tú. Él no es el que está condenado y necesita justificación, eres tú. Tú eres el esclavo del pecado y necesitas redención. No es el Señor Jesucristo quien necesita tal cosa, eres tú quien lo necesita. Por eso, si te quiere perder, entonces acelera. acelera, acelera y rómpele el millero al carro de tu vida para que llegue pronto al infierno, hacia donde te diría, indefectiblemente, para que llegue pronto a ese lugar hacia donde va tu destino. Si no te detienes y cambias de carril, Quédate con el trapito de vida languideciente y envejeciente que vives hoy, en que vives hoy, apartado del Señor Jesucristo, la fuente de la vida y de la vida eterna. Quédate con tu yo, muerto en sus delitos y pecados. Quédate con tu yo inmundo y hambriento del gozo del cielo que hasta aquí has vivido. ¿Qué te detiene para entregarle tu vida al Señor Jesucristo? ¿Qué te impide dedicarle tu vida a Aquel que hoy te llama tiernamente para ofrecerte vida eterna, vida nueva y vida en abundancia? Hoy el Señor te invita a salir de ese chiquero de ese pequeño corral lleno de lodo y de heces fecales, que no son otra cosa que los pecados que tu vida misma produce. Hoy el Señor te invita a salir de ese chiquero llamado tu vida, para que entre al amplio y espacioso reino de Dios, a ese espacioso y ancho reino de los cielos. ¿Dónde a tu alma se le abrirán los horizontes infinitos del amor de Dios? ¿En dónde a tu alma se le abrirán los horizontes infinitos del amor a la Biblia? ¿En dónde se te abrirán los horizontes infinitos del amor conyugar, del amor paterno, del amor materno, del amor fraterno, del amor al prójimo? ahí en ese horizonte infinito donde a cuyo reino el Señor te invita a entrar, se te abrirán esos infinitos horizontes de la paz de Dios, de la seguridad, de la salvación. Ahí se te abrirán los horizontes infinitos del gozo sin par, del deleite sin par, del placer sin par que tu alma busca en las experiencias de las cosas temporales. Ahí se te abrirán los horizontes infinitos del valor, de la virtud, de la santidad, del temor a Dios para beneficio de tu alma y de tu vida. Ahí se te abrirán los horizontes infinitos del reino de Dios para caminar con Dios en una vida de alabanza y amistad con Él. todos los días mientras vas por la ruta hacia Canaán la Celestial. Ahí se te abrirán los tesoros de la gracia y te darán una eternidad, una eternidad para que camines en pos de los horizontes inescrutables de esa gracia de Dios. a fin de que pueda descubrir quién es tu Salvador, quién es tu Señor, aquí en la tierra, a quién amarás y alabarás por los siglos de los siglos allá en Canaán la Celestial. Cristo también nos habla de las consecuencias terribles que produce el rehusar llevar esa cruz que Él nos invita a tomar. Él le habla de manera particular a esos cobardes que por vergüenza y miedo rehúsan entregarle sus vidas al Señor Jesucristo. Él le dice, el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, El Hijo del Hombre se avergonzará también de Él cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos ángeles. Esta advertencia es para aquellos que se sienten tan orgullosos de sí mismos que no quieren que los identifiquen como cristianos evangélicos. Ellos están muy orgullosos de pertenecer a esta generación adúltera y pecadora, y no quiere que lo asocien con cristianos evangélicos. Por eso no quieren que lo asocien con nada que tenga que ver con la Biblia, porque se avergüenzan de ella. ¡Oh, pero qué tragedia! ¡Qué tragedia! vivir orgulloso de aquello que te aleja de la fuente de la vida, vivir orgulloso de aquello que te aleja de la fuente del bien, de la fuente de la prosperidad, de la fuente de la felicidad y del gozo verdadero. ¡Qué terrible tragedia sentirte orgulloso de aquello! Pero sobre todo, ¡Qué tragedia! Cuando conocemos las consecuencias que producirá para tu vida el avergonzarte de Aquel que dijo que el Hijo del Hombre se avergonzará también de ti cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos ángeles. ¿Os recuerda mi amigo? que Él vendrá y la gloria de Su Padre acompañado de un séquito brillante de ángeles. Eso quiere decir que aunque tú te hayas rehusado a conocerle, aunque tú hayas vivido con tus ojos cerrados y no hayas querido mirarlo a Él, como quiera, viene el día en que te verás nariz con nariz frente a Él, y no podrás evitarlo bajo ninguna circunstancia. Ese será el día más oscuro que tus ojos jamás hayan visto, porque será el día en que el Hijo del Hombre se avergonzará también de ti cuando venga en la gloria de Su Padre. Ese será el día en que tu alma se presentará delante de su Hacedor, de quien te avergonzaste. Allí te presentará delante de Él para darle cuenta de todo cuanto tú hiciste mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Será el día en que tus oídos oirán la aterradora, la pasmosa, la horripilante sentencia. ¡Apartaos de mí! ¡Apartaos de mí! ¡Apartaos de mí! ¡Apartaos de mí! ¡Malditos! No llevaste mi cruz. Hoy tendrás el infierno. Ese será un día en que te lamentarás con lamentos que nunca, ¡nunca, nunca! ¡Cesarán de tus labios! No cesarán de tus labios esos lamentos horripilantes, porque tu cuerpo resucitado estará en medio de llamas, de llamas de fuego, que nunca, nunca, nunca cesarán. Ese será el día en que los ecos de la eternidad harán estremecer tu alma por millones y millones de infinito período del eterno. Con ese espantoso sonido, ¡apártate, apártate, apártate, maldito! al fuego eterno preparado por el diablo y sus ángeles. Ahí verás, ahí verás con crudeza qué caro has de pagar el haber rehusado llevar la cruz de Cristo en este mundo. Tú eres niño hoy, pero en unos años estará viejo y estará en una caja y puesto en un acrito. Y tu alma, que no parece que no se deshace en la tierra, como suceda con tu cuerpo, se presentará y oirás esta palabra y retumbarán como los ecos a perpetua eternidad. infringiéndote un dolor, que yo no tengo palabras para describir, pero sabrás el costo, el precio de haber rehusado seguir a Cristo. El Evangelio también es para los niños, porque los niños también se mueren, y si se van se van al infierno, padres, esforzaos por hacerlo entrar, porque qué bendición, qué bendición, qué riqueza, qué tesoro. Más extraordinario le daremos como herencia a nuestros hijos el tesoro de la fe, el tesoro de la gracia, el tesoro de la verdad, el tesoro de la vida, el tesoro de la libertad de los hijos de Dios. Todo lo demás es basura, oye bien, basura. ¿Por qué más te esfuerzas con tus hijos? ¿Cuál es tu mayor esfuerzo en la vida por ellos? ¿Una casa, un carro, una profesión? Serán al infierno con todo y eso. Y lo que has atesorado, ¿para quién será? Esa fue la pregunta que le hicieron al necio, que fue rico para sí mismo, pero no rico para Dios. No te duermen tus laureles, tus días pronto pasan, y volará. A su pie, tu pie resbalará. La casca tenga el camino y en cualquier momento te encuentra con ella. Y parzuelo va, no te lo despinta nadie o que Dios te abra el entendimiento para ver la seriedad de estas cosas. Renunciar a tu yo pecaminoso, renunciar a tu yo caído, renunciar a tu yo muerto en delitos y pecados, es la mayor necesidad que hay en tu vida, hoy y ahora, no lo deje para mañana. Si oyereis hoy mi voz, no endurezcais vuestros corazones. Es la solemne invitación que nos hace el Señor. porque yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno abre, abre su corazón, dice Cristo allí, yo, yo entraré a Él, cenaré con Él y Él conmigo. ¿De qué habla eso? De una comunión, de una unión vital de salvación y de vida que el Salvador hará en ti y para ti, para la gloria de Dios y la felicidad tuya en este mundo. No te dejes engañar del diablo. Con buenas intenciones vas al infierno. Sin la cruz de Cristo nadie entra al cielo. ¿Es esta cruz una realidad en tu vida? No pierdas tu tiempo. Haz lo primero y las demás cosas vendrán por añadidora. Esa es la receta de Dios y es infalible, no falla. Es inerrante, no tiene errores. Busca primero el reino de Dios y las demás cosas de este mundo que tú necesitas vendrán por añadidura. ¿Por qué, por qué, por qué torcer esa gran verdad? ¡Oh, gran engaño del diablo! Hacerte creer que lo primero son las añadiduras y después, si sobra tiempo y espacio, entonces el reino de Dios. ¡Oh, gran engaño del diablo! Esta fue la receta que Pedro le estaba dando al Señor Jesucristo ahí. ¡La cruz! ¡Oh, no! ¡Imposible! Cógelo suave, cógelo happy. disfruta la vida, pero es muy joven todavía para una cruz. Señor, pero tú tienes 33 o 32, ¿cómo es posible que tú vas a coger una cruz a los 32 años? ¡No! A los 80, a los 90, entonces ahí tú comienzas la obra de redención. Mientras tanto, ¡goza la vida! Como si habrá gozo verdadero apartado de Cristo Jesús. ¿Quién ha dicho eso? ¿Quién ha dicho que hay gozo verdadero? ALEGRÍA VERDADERA, FELICIDAD VERDADERA, APARTADA DE CRISTO JESÚS. ¿QUIÉN HA DICHO ESO? ¡MENTIRA DE SATANÁS! Oh mi amigo, reconcílate con el Señor. Ten un encuentro con Cristo en la cruz. Clama por esa bendición y no dejes de clamar hasta que el ángel de Jehová te haya bendecido. Aunque te quede cojo como Jacob, aunque te quede renco como Jacob, clama y no suelte el ángel hasta que te haya destilado hasta la última gota de salvación que tu alma necesita. agarra ese ángel toma ese ángel y hasta que no te suelte la bendición no le suelte su pata quédate con la pata pero no sin la salvación y verás cómo cae finalmente la salvación porque el ángel no vuelve para arriba sin su pata él no volverá para arriba sin su pata Te tendrás que soltar la salvación, derramarte la salvación. Él no volverá ya cogiendo sin un pie, con una muleta, no volverá ya. Al cielo no. Por eso tú puedes hoy pegarte del pie del ángel y no soltarlo hasta que haya soltado la última gota de salvación que tú necesitas. Clama a mí, dice el Señor, y sed salvo todos los términos de la tierra. a Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Te damos gracias, oh Dios, por tu palabra viva y eficaz, que nos presenta tu gracia, pero también el costo que implica recibir esa gracia en nuestros corazones. Oh, te rogamos, Padre, por aquellos que están aquí deprovistos de esta gracia, de esta gracia de la vida, de esta gracia de la fe, de esa gracia de la regeneración que tú le brindas de manera libre y gratuita a los que la quieren, anhelan y la piden. Oh, impártela por tu gracia soberana en los corazones de aquellos que la necesitan, Señor. Ten misericordia también de nosotros y perdónanos, Señor, los infieles que hemos sido a esa cruz. Perdona, Padre, las veces que hemos negado la cruz. viviendo vida impía, vidas sin propósitos en esta tierra. Perdónanos Señor y lávanos de todo pecado, pues lo rogamos y lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
El costo de seguir a Cristo
సిరీస్ Evangelio Marcos
El evangelio según Marcos, nos enseña cuál es el costo de seguir a Cristo
ప్రసంగం ID | 712141026491 |
వ్యవధి | 57:42 |
తేదీ | |
వర్గం | ఆదివారం సర్వీస్ |
బైబిల్ టెక్స్ట్ | మార్కు 8:32-38 |
భాష | స్పానిష్ |
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