Seguimos con el estudio de Primera de Pedro. Estamos en el capítulo 4, donde estamos viendo, hemos estado viendo en estas últimas semanas, una sección ¿Dónde, Pedro, el apóstol, se toma el tiempo de alentar a los creyentes que están siendo perseguidos, que están siendo ridiculizados, que están bajo una opresión y sufrimiento que es real de parte de sus coterráneos? Pedro se está tomando el tiempo de decirles, hermanos, Dios está con ustedes y quiero mostrarles áreas específicas donde ustedes deben ser alentados por la realidad de cosas que Dios ha hecho en el pasado, cosas que Dios está haciendo en el presente de ustedes, y hoy veremos cosas que Dios va a hacer en el presente de estos hermanos del primer siglo. En un sentido vemos que eso también aplica para nosotros. Hemos visto que hemos vivido también nosotros un pasado, con un pasado pecaminoso que Dios usa para usarlo, ¿de qué manera? De una manera que sea positiva. Recordando lo malo, recordando el pecado, no para seguir complaciéndonos con ese pecado, sino para usarlo como combustible. para que nosotros ahora vivamos un presente de piedad, un presente de santidad. La semana pasada vimos el presente que estos cristianos estaban experimentando, un tiempo para esos creyentes que no era un tiempo agradable. Entonces el apóstol les dice aún ese tipo de cosas, aún eso que están experimentando que no es agradable para ustedes, ustedes tienen que usarlo como combustible para vivir vidas que sean agradables a Dios. Entonces vemos que en esta sección Pedro verdaderamente está siendo bien realista con la situación de estos hermanos. Y les dice, bueno, no vivan el tiempo pasado para la carne, vivan el tiempo presente para la gloria de Dios, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios. Y luego les dice que ellos no tienen que hacerle caso a las críticas, a los insultos, al tipo de persecución que están recibiendo en el presente porque ellos no están, estos cristianos desenfrenados, corriendo en el tipo de disolución y pecado que la comunidad alrededor de ellos estaba participando. Y hoy les dice, hermanos, no solamente lo pasado es bueno, usarlo para alentarlos, para la gloria de Dios, no solamente el presente, pero también miren esto. Y llegamos a los versículos 5 y 6. Y antes de entrar ahí, podemos coincidir de que hay muchos dichos que nosotros usamos que describen la esperanza de aquel que ha sido afectado por algo o por alguien. pero que espera esa persona que la resolución del problema o del drama que está pasando sea a su favor. Entonces, estas personas usan o a veces alguien les dice refranes y dichos como el siguiente, el que ríe último ríe mejor. O la última palabra siempre la tiene el tiempo. O a veces son alentados con cosas como No te preocupes, la justicia tarda, pero llega. Y tantas otras expresiones, frases que son usadas para alentar a aquel que está siendo atribulado. Pero lo que estas frases transmiten son aliento, esperanza, son un llamado a la paciencia, a la perseverancia, a la victoria final sobre esas pruebas y tribulaciones. Pero en el caso de la Epístola de Primera de Pedro que estamos viendo, el apóstol no puede darle su mensaje así de superficial para alentarlos. Pedro lleva a los creyentes de Asia Menor a ver que la vindicación llega de parte de aquel, Dios, quien es el Juez y el Vindicador de los vivos y de los muertos. Y eso es lo que comunica en estos dos versículos que veremos hoy. El apóstol escribe, versículo 5, pero ellos darán cuenta a aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Porque con este fin fue predicado el evangelio aún a los muertos, para que aunque sean juzgados en la carne como hombres, vivan en el espíritu conforme a la voluntad de Dios. Y lo que quiero mostrarles, hermanos, en este mensaje es que la Vindicación viene de parte del Juez con mayúscula, el gran Vindicador con mayúscula, y esa Vindicación es vista en la Vindicación de los vivos y la Vindicación de los muertos. Recordemos de nuevo que en esta sección del capítulo 4, Pedro está alentando a los creyentes a que padezcan el sufrimiento armados con la misma actitud que tuvo Cristo. Lo dice en el 4.1. Les alienta a que lo hagan viviendo para la voluntad de Dios, dejando a un lado las pasiones humanas, versículo 2. Y luego en la sección que estamos viendo hoy, Sección que comienza en el versículo 3 y va hasta el versículo 6, los alienta apelando al pasado, al presente y al futuro. En el versículo 3 vimos que el pasado pecaminoso debe motivarnos a un caminar piadoso en el presente. Versículo 4 vimos que esa oposición, oposición que enfrentamos muchos de nosotros en el presente, debe motivarnos a vivir piadosamente y Finalmente, versículos 5 y 6, veremos que el futuro de vindicación se convierte en un poderoso estímulo para enfrentar la hostilidad del mundo. Por eso es que he titulado el mensaje de hoy, el aliento de la vindicación futura del cristiano. El aliento de la vindicación futura del cristiano. Y lo que Pedro nos enseña hoy, hermanos, es que nadie se escapará del justo juicio de Dios. y cada uno va a ser compensado de acuerdo a sus obras. Los inconversos serán recompensados o compensados de acuerdo a sus obras que incluyen la opresión, las persecuciones, el odio, la hostilidad hacia los cristianos. Por el contrario, nosotros sabemos que los creyentes seremos recompensados debido a la obra de Cristo en la cruz a nuestro favor. Y luego de esto vamos a comparecer delante del trono de Cristo. Si está tomando notas, 2 Corintios 5.10 le dice de que vamos a comparecer delante del trono de Cristo donde seremos recompensados por las obras hechas para la gloria de Dios. Pero en este pasaje que estamos viendo hoy, estos dos versículos, versículos 5 y 6 del capítulo 4, Pedro habla de vindicación. Y basado en eso, vamos a dividir este mensaje en tres puntos. Vindicación de los vivos, Vindicador de los vivos y muertos, ese es Dios, y Vindicación de los muertos. Entonces, a medida que analizamos el versículo 5, que ahí encontramos nuestro primer punto, vamos a ver la Vindicación de los vivos. Pedro presenta la vindicación de los cristianos mostrándoles el final de sus perseguidores. Por eso escribe ahí, pero ellos darán cuenta. Ahora fíjense, la manera en la que Pedro alienta a los cristianos que están siendo perseguidos, ¿cómo los alienta? Mostrándoles el final de aquellos que los persiguen. Las palabras de Pedro, cuando Él dice, pero ellos darán cuenta, hermanos, verdaderamente esto suena amenazante, esto suena amenazador, esto suena intimidante y aterrador, pero ellos darán cuenta. Las palabras de Pedro son como una bofetada de realismo y aliento de vida también de estos entristecidos creyentes, para estos entristecidos creyentes. Y a veces eso es lo que necesitamos cuando nos dejamos arrastrar por el dolor, al punto que perdemos la perspectiva eterna de nuestras vidas. No sé si le pasa a usted. Nada es para siempre debajo del sol. El mal terminará algún día. Dios traerá justicia. Los creyentes serán consolados y los inconversos darán cuenta a Dios. Dios vindicará a los creyentes vivos y muertos. Y cuando digo vindicará, quiero aclarar a qué me refiero con esto. Me refiero a que Dios defenderá, a que Dios justificará el carácter de los creyentes. Estos creyentes quienes han sido injustamente maltratados por causa del Evangelio de Cristo. Todos los abusos, todas las burlas, todas las malas acciones hechas en contra de los hijos de Dios. Dios las va a vengar. Dios vindicará a los cristianos. Los inconversos deberán rendirle cuenta a Dios por cada palabra, por cada insulto, por cada blasfemia esgrimida en contra de los cristianos. Por eso Pablo nos dicen romanos de que le dejemos la venganza a Dios. Hermanos, sin permitir que nuestro corazón haya digamos una gratificación o una alegría desmedida y pecaminosa respecto al castigo que van a recibir los malvados, Sin permitir eso en nuestro corazón, de que haya un gozo revanchista de ver qué es lo que va a pasar con los malvados, aún así Dios nos hace saber que ellos van a ser castigados para que nosotros seamos alentados con esta realidad. En primer lugar, Debido al carácter santo de Dios, debemos pensar que Dios es un Dios justo. Él es un juez justo que no dejará pecado y no dejará pecador sin castigar. Entonces debemos regocijarnos en esa excelencia del carácter de Dios. Pero en segundo lugar, Los cristianos deben alentarse con la realidad de que Dios vengará a sus hijos. Esa es una realidad. Y eso debe servir de aliento para cada uno de nosotros. Y que los malvados no siempre van a llevarlas de ganar. Eso nos tiene que alentar. Ellos no siempre van a tener el sartén por el mango. Los perseguidores darán cuenta a Dios y esto tiene que servir como una vindicación para los cristianos que están vivos, para ustedes y para mí. Ellos darán cuenta. Y nosotros como cristianos que estamos vivos ahora debemos mirar al futuro con esperanza de que seremos salvados completamente. salvados de la muerte, salvados del pecado, salvados de las maquinaciones que enfrentamos constantemente de parte de nuestros perseguidores. La blasfemia de los paganos hacia los cristianos provoca que el apóstol Pedro ponga su mente ahora en el juicio venidero que estos inconversos experimentarán. Esta es la parte que tiene que ver con el apóstol alentando a los creyentes con el futuro. Ya vimos en el pasado, la semana pasada vimos el presente. Esto tiene que ver con alentar a los creyentes con las cosas que vienen en el futuro. Y en este caso, la vindicación para los vivos, que es vista a través de la paga de parte de Dios, cómo Dios va a compensar al malvado con sus malas obras. con un juicio y castigo eterno. Entonces, esta es la parte que tiene que ver con eso. Esto está por venir, este juicio es inminente, pero debe ser un motivo de aliento para que los creyentes que están siendo perseguidos y están desalentados y están sufriendo en el presente, ahora se alienten con esa realidad. Entonces, la pregunta va para nosotros también. Estamos alentándonos con esto. Estamos alentándonos con la realidad del juicio inminente de los inconversos. No porque queremos disfrutar de eso, pero porque es justo y refleja el justo carácter de Dios. Los perseguidores de los cristianos tendrán que dar cuenta. Y Pedro lo expresa de una manera que captura la imagen de algo que sucede y toma lugar en una corte donde vienen dos antagonistas, dos que están, digamos, enemistados con Dios, dos que están del otro lado, son traídos delante del Juez Divino y se les va a ser muy difícil defender su accionar. Es más, es imposible. Cuando esto suceda, va a ser digamos lo opuesto, va a ser digamos la reversión se podría decir, la imagen, vaya conmigo al 315, de lo que vimos en el 315, esto va a ser revertido. ¿Qué es lo que nos dice el 315? Nos dice, si no santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia. Ahí somos los cristianos los que tenemos que presentar una defensa. Pero en los tiempos finales esto se da vuelta, se da vuelta a la taba. como dicen en Argentina. Cuando esto sucede, la imagen que vemos en el 315 es revertida, porque ahora van a ser los inconversos los que tienen que rendir cuentas, presentar una defensa de su accionar. Cuando el cristiano en el 315 es instado a presentar una defensa de la esperanza que hay en ellos, bueno, en el presente el cristiano es quien presenta defensa, El cristiano presenta una defensa constante de su vida del Evangelio de Dios ante un mundo que es hostil, ante un mundo que se para delante del cristiano como el juez del cristiano. Pero esto es algo que el cristiano puede presentar esta defensa porque Dios le ayuda. Esto es algo posible para el cristiano por la ayuda de Dios. Pero esto pasa en el presente. Pero en el futuro, los perseguidores del cristiano tendrán que dar defensa delante de Dios. Algo imposible. Algo imposible. Y si usted se pregunta, ¿por qué va a ser imposible? Bueno, porque enfrentarán a Dios, quien es omnisciente, quien sabe todo acerca de ellos. Enfrentarán a un dios omnipotente que tiene el poder no solamente para traerlos a juicio, sino hacerlos pagar eternamente por su maldad. Y esta realidad del juicio, el inminente juicio en el futuro que viene sobre los perseguidores de la iglesia, tiene que ser usado por el cristiano en un sentido positivo de que Dios les está vindicando. La vindicación de los vivos tiene que ser vista cuando analizamos y vemos qué es lo que viene para los inconversos. Y lo hacemos porque, como vemos ahora en nuestro punto número dos, esto depende de aquel quien es el vindicador de vivos y muertos. Y esta realidad futura, hermanos, debe servir de aliento a estos creyentes perseguidos. Esto nos debe servir de aliento a nosotros también. Las persecuciones no van a durar para siempre. Dios es el vindicador de vivos y muertos. Dios es quien le da vida a aquellos que le están persiguiendo a ustedes en estos momentos. Y Dios puede tomar su vida y llamarlos a juicio en cualquier momento. Eso es algo atemorizador, que debe crear en el cristiano una sensación de misericordia, de orar por ellos. Como dice el Señor, de orar por aquellos que nos persiguen y nos maldicen. Y Pablo acá, Pedro, perdón, en el punto 2 que vemos, todavía en el versículo 5, dice esto, que le tendrán que dar cuentas a aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Y si bien Pedro no nombra al juez, él asume que la identidad de este juez es conocida. Ahora, miren esto. Si van conmigo a Hechos 10, 42, Pedro mismo nos dice, ¿quién es ese juez? Pedro escribe ahí, perdón, Lucas escribe en Hechos, este Jesús es el que Dios ha designado como juez de los vivos y de los muertos. Ahí está el juez de los vivos y los muertos. Esta realidad de que Jesús es el juez de los vivos y de los muertos es algo que también es afirmado por el apóstol Pablo en 2 Timoteo 4.1. Él dice esto, escribiéndole a Timoteo, le dice, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos por su manifestación y por su reino te encargo solemnemente, que le dice, Cristo ha de juzgar a los vivos y a los muertos. Así que ahí tenemos. ¿Quién es el juez? Y también vemos, hermanos, en el contexto que sigue desde el versículo 3.18 de aquí de primera de Pedro, de ahí en adelante Jesús es presentado como el juez. Anteriormente lo que veíamos en el 1.17 y en el 2.23 es que Dios Padre es el juez. Pero en esta sección que presenta a Pedro claramente Jesús es el juez. Pedro claramente apunta a Cristo como el juez que está preparado para juzgar vivos y muertos. Algo que Pedro deja en claro es que este juez no está reacio o reticente a juzgar, no está dudando, no es que en ese presente que están viviendo los cristianos del primer siglo o en ese presente que nosotros estamos viviendo, Cristo ahora está diciendo, bueno, Tal vez voy a juzgar. No, Él está preparado. En ese mismo momento, en este mismo momento, Cristo podría cortar los días y traer a todos a juicio. Pero Él no lo hace en Su misericordia. Pero que no lo haga no quiere decir que Él no está preparado. Él es el que está reticente a hacerlo. No. Entonces, esto es algo que Los creyentes debemos mantener siempre en nuestra mente, Jesús no está desinteresado de nuestra situación porque Él no está trayendo juicios sobre aquel que nos persigue. No. Jesús va a juzgar. Jesús está ahora mismo listo para juzgar. Él lo hará a su debido tiempo. Jesús, el Juez está en un estado de preparación continua, si quiere verlo así. O sea, Él siempre está listo para ejercer su juicio decisivo, porque el juicio de Cristo es un juicio decisivo. El juicio de Cristo determina dónde esa alma va a pasar el resto de la eternidad. Si en el cielo con Él, o en el infierno, apartado de lo que es la gracia y el favor divino, expuesto eternamente a un tormento eterno por haber negado a Cristo. Jesús, hermanos, Él está preparado, Él sabe todo, Él conoce todo, Él en su perfección absoluta está listo para ejecutar un juicio justo e imparcial en la rebeldía de los humanos que se rebelan increíblemente contra él. Entonces, recordando los conceptos de salvación y juicio que hemos hablado en mensajes anteriores, para los creyentes su salvación está preparada para ser revelada en el último tiempo. ¿Se acuerdan? Lo vimos en el 1.5. Pero para los inconversos, su juicio ya está preparado, algo a lo que serán sometidos cuando el juez Cristo Jesús regrese en poder y gloria. Por eso, hermanos, mientras esperamos esta futura intervención divina en los asuntos del mundo, Mientras esperamos ese momento en el que los inconversos van a ser llamados a rendir cuentas, habiendo llegado al final de su camino ya sin esperanzas de salvación, no nos olvidemos que en estos momentos somos nosotros los que estamos llamados a presentar defensa de la esperanza que tenemos. Y eso puede derivar en que muchos de los que hoy están siendo condenados alcancen misericordia gracias a nuestro testimonio. O sea, aún a pesar de las persecuciones que sufrimos a manos de ellos mismos, debemos ser misericordiosos. Nosotros fuimos rescatados cuando éramos enemigos de Dios, cuando vivíamos sin esperanza en este mundo. Y aunque ahora seamos objeto de persecuciones, de burlas, de todo tipo de maldiciones, debemos, como Cristo, como Dios, mantener un espíritu que sea un espíritu misericordioso para seguir ofreciendo el evangelio de Cristo a aquellos que nos persiguen y nos maldicen. El tiempo de actuar es ahora, en el presente, porque el juez está en camino. ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Qué es lo que va a pasar? Él va, como dice Pedro, para juzgar a los vivos y a los muertos. Esta es la división en la que podemos separar a todos los seres humanos. O estamos vivos para experimentar el arribo del juez, o estamos muertos para ser llamados a juicio. En el caso de los cristianos, veamos esta dinámica, porque no quiero que se confunda. En el caso de los cristianos, si estamos vivos, seremos levantados en el arrebatamiento. Si estamos muertos, seremos traídos con Jesús al arrebatamiento, vamos a estar en persona con Cristo, pero vamos a ser traídos con Él y en el aire vamos a recibir nuestros cuerpos glorificados. En el arrebatamiento de la Iglesia y en esos momentos se nos dan esos cuerpos glorificados, o sea que seremos resucitados y glorificados. Ahora, eso en el caso de los creyentes, ahora en el caso de los inconversos, Si están vivos, experimentarán con horror que el juez ha llegado. Se terminó la fiesta, ¿no? Los ratones se vuelven locos cuando viene el gato ahí. Llegó, se terminó lo que había, la oportunidad de pecar, de autojustificarse. Llegó Cristo. Ahora van a estar temblando porque el juez ha arribado. En el caso de los inconversos vivos, van a temblar. En el caso de los inconversos muertos, que en un sentido ya no hay salvación para ellos, ellos serán resucitados en el día final. Apocalipsis capítulo 20, versículos 12 al 15, nos dice eso. Dice el apóstol Juan escribiendo, también vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos. Otro libro fue abierto, que es el libro de la vida. Y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras. El mar entregó los muertos que estaban en él, Y la muerte y el Hades se entregaron a los muertos que estaban en ellos y fueron juzgados cada uno según sus obras. La muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda, el lago de fuego. Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego. Ese es el final. eterno, triste, incambiable de aquellos que han rechazado a Cristo. Sí, hay una gran diferencia, hermanos, entre las resurrecciones de los santos de Dios y la resurrección de los inconversos. Los santos muertos, los santos, los creyentes, los hijos de Dios que han muerto durante la época de la iglesia. ¿Cuál es la época de la iglesia? Empieza en Hechos 2 y, bueno, toda la eternidad. Pero si usted quiere darle bíblicamente un corte, es el último capítulo de Apocalipsis. Los santos que han muerto durante la época de la iglesia, y esto es para que usted vea la gran diferencia que hay entre las resurrecciones de los santos, de los cristianos y de aquellos inconversos. Los cristianos, como les decía, serán resucitados en el rapto de la iglesia. ¿Y qué es lo que van a hacer? Van a gozar de las bodas del Cordero. Un periodo ahí va a haber mientras en la tierra hay siete años de gran tribulación, pero estos cristianos gozan de las bodas del Cordero, se presentarán delante del trono de Cristo para ser recompensados y luego descenderán con Cristo en lo que es la Segunda etapa de lo que es la segunda venida de Cristo. La segunda venida de Cristo la podemos ver como que tiene en un sentido dos etapas. La primera cuando arrebata a la iglesia y luego cuando vuelve con la iglesia. Pero la segunda venida de Cristo visible es cuando vuelve con la iglesia. Entonces aquellos santos creyentes salvados durante la gran tribulación, que han muerto como mártires, esos van a ser otros, que van a resucitar en otro tiempo. Van a ser resucitados en el regreso de Cristo, cuando Cristo instale su reino milenial. Estos son aquellos a los que Juan describe en Apocalipsis capítulo 6, versículos 9 al 11. Cuando el Cordero abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos a causa de la palabra de Dios y del testimonio que habían mantenido. exclamaban a gran voz, ¿hasta cuándo, oh Señor santo y verdadero, esperarás para juzgar y vengar nuestra sangre de los que moran en la tierra? O sea, fueron muertos durante el período de la gran tribulación, aceptaron a Cristo, pero tuvieron que pagar con su vida por eso. Entonces son resucitados cuando Cristo viene. Versículo 11 dice, y se les dio a cada uno de ellos una vestidura blanca y se les dijo que descansaran un poco más de tiempo hasta que se completara también el número de sus consiervos y de sus hermanos que habrían de ser muertos como ellos lo habían sido. Luego que pasa todo eso, obviamente, en el arribo de Cristo, en la instalación de su reino milenial, Estos mártires de la gran tribulación también serán vindicados por aquel Vindicador, por Dios, el Juez que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. El Vindicador de los vivos y los muertos es Jesús, quien informara esto, el mismo Jesús dijo en Juan 5, versículos 28 y 29, Él dice esto, No se queden asombrados de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hicieron lo bueno a resurrección de vida y los que practicaron lo malo a resurrección de juicio. O sea, desde el punto histórico en que Jesús estaba diciendo esto, se está refiriendo digamos, sin dar una especificación, una clarificación o una identificación de que son tiempos distintos, se está refiriendo a su facultad divina de llamar a cuenta a vivos y muertos. A los creyentes, en esos dos tiempos que les di, los resucitará algunos en el primer rapto, a otros en su segunda venida. Quise decir, resucitará a unos primero en el rapto y a otros en la segunda venida. En cambio, a los que practicaron lo malo, los resucitará al final de los tiempos para que comparezcan delante del gran trono blanco. Les estoy mostrando las diferencias que hay entre la resurrección de los buenos y de los malos, porque quiero que vean cómo este Vindicador es el Vindicador de los vivos y de los muertos. Cómo este Vindicador, Jesús, tiene el poder de juicio. Al final del milenio, estos que son resucitados, las almas de todos aquellos que han habitado en la tierra por todas las generaciones, serán traídas delante de aquel que juzga a los vivos y a los muertos. Estos rebeldes inconversos serán condenados basados en su falta de fe en Cristo y en sus malas obras. Cristo es el juez. Juan 5.21 dice eso. Porque ni aún el Padre juzga a nadie. sino que todo juicio se le ha confiado al Hijo. Y dado que Jesús es el Juez, Él, Jesús, es el Vindicador no sólo de los creyentes vivos al momento que Pedro escribía, sino que Jesús también es el Vindicador de los muertos. Y ahora vamos a pasar al versículo 6 y también a nuestro punto número 3, que es Vindicación de los Muertos. Algunos teólogos o muchos estudiosos de la Biblia dicen que este versículo 4.6 es el versículo más difícil de la Biblia. Honestamente, no puedo creer que digan eso, porque queda bien claro qué es lo que Pedro está diciendo acá. Algunos abusan ese versículo para decir, bueno, un montón de incoherencias teológicas, de que va a haber segunda oportunidad para los muertos. Pero leamos el versículo. Nuestro tercer punto, vindicación de los muertos. Versículo 6. Porque con este fin fue predicado el evangelio aún a los muertos, para que aunque sean juzgados en la carne como hombres, vivan en el espíritu conforme a la voluntad de Dios. Entonces, la pregunta lógica es, ¿a qué se refiere Pedro aquí? ¿Se les ha dado a los muertos una segunda oportunidad de arrepentirse y creer? Por supuesto que no. Ya hemos visto esto, no hay segundas oportunidades en ese sentido. Hebreos 9.27 nos dice claramente que no hay segundas oportunidades una vez que la persona muere. Dice, y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio. Para entender mejor lo que Pedro dice, necesitamos saber a quién se refiere cuando él dice los muertos. ¿A quién se refiere? Bueno, durante tres, digamos, perdón, durante siglos, Esto ha sido tema de una gran conversación y debate teológico. Se han presentado tres posibilidades. La primera opción que es presentada es que se trate de que son los que están muertos espiritualmente. Entonces, puede ser que hable del presente y dice, bueno, los muertos son los que están muertos espiritualmente, no tienen a Cristo. Si lo tomamos de esta manera, es que Pedro dice que el Evangelio debe ser predicado a aquellos que están muertos espiritualmente para que puedan ser salvos. Pero aquí Pedro no está hablando de los muertos espiritualmente, sino que habla claramente del juicio que vendrá sobre los que han muerto físicamente. Esa era una opción. La segunda opción es que Pedro se refiere a aquellos que han muerto y que están actualmente en juicio. Esta visión es generalmente tomada junto con la teoría, si acuerdan que lo vimos también en una predicación anterior, de cuando esta teoría dice que Cristo fue a predicarle a los espíritus de los muertos. Cuando Pedro dice en el Espíritu, también fue y predicó a los espíritus encarcelados, eso está en el 3.19. Pero ya hemos visto, hermanos, que lo que Pedro describe aquí, en el 3.19, es la proclamación de victoria que Cristo le hizo a los ángeles caídos. ¿Recuerdan eso? Aquellos ángeles caídos que se habían revelado contra Dios en los días de Noé. Pero esta idea de que los pecadores muertos tendrán una segunda oportunidad va en contra del carácter mismo de la epístola que Pedro está escribiendo. ¿Por qué? Bueno, miren, el apóstol está alentando a los cristianos perseguidos y atribulados a que permanezcan fieles. ¿Por qué tienen que permanecer fieles? Porque van a ser recompensados con una recompensa eterna. Entonces, ¿qué sentido tendría que a la misma vez que les enseñara que para aquellos que se oponen a Dios habrá una segunda oportunidad, les está pidiendo que sean fieles al Señor. ¿Qué sentido tendría? No tiene sentido. ¿Qué aliento hay en eso? ¿Usted se sentiría alentado por eso? Oh, sea fiel, hermano. Va a ser, digamos, recompensado eternamente. Pero no se preocupe, aquellos que lo persiguen, lo maldicen y son infieles, también van a tener una segunda oportunidad. ¿Dónde está el aliento que le va a dar eso a usted? Es todo lo contrario, lo va a desalentar. Usted va a decir, ah, entonces, me paso para el otro bando, la paso bien, no soy fiel a Dios, le hago mal a todo el mundo y después voy a tener una segunda oportunidad. En otras palabras, ridículo. ¿Qué aliento hay en eso? Para aquellos creyentes que están sufriendo por causa de Cristo. Pero la tercera opción, para entender este versículo 6, y es la que yo defiendo, es que cuando Pedro dice los muertos, a los que se refiere Pedro son aquellos creyentes que estaban vivos al momento en que se les presentara el Evangelio, pero que ahora están muertos. En el momento que se les presentó el evangelio estaban vivos, pero en el momento que Pedro escribe la carta, han partido. Es tan simple como eso. Y esto hace sentido cuando vemos la frase, porque con este fin, si usted ve ahí, Pedro está haciendo su argumento basado en lo que acaba de decir en el versículo anterior. Por lo que debemos entender que él está comunicando lo siguiente, Para ponerlo de una manera aún más clara, él comunica que dado que todas las personas, los vivos y los muertos, le rendirán cuentas a Dios, es debido a eso que el Evangelio le fue predicado a aquellos que ahora están muertos. Es muy simple. Es muy simple de entender. Dado que Dios es el Vindicador, el Juez de vivos y muertos, es que era necesario que el Evangelio fuera predicado a aquellos que en estos momentos están muertos. De la misma manera que es necesario que el Evangelio sea predicado a aquellos que están vivos, de la misma manera que es necesario que el Evangelio sea predicado en el futuro, a las próximas generaciones. Y ahora, ¿por qué Pedro hace este argumento? Bueno, lo dice, lo escribe ahí. Para que aunque sean juzgados en la carne como hombres, vivan en el espíritu conforme a la voluntad de Dios. Pedro desea que los creyentes vivan en el espíritu para poder hacer frente a aquellos que los juzgan en la carne, ¿qué? Para poder brindar un testimonio que glorifique a Dios. Notemos esto, hermanos. Hay dos jueces aquí. en esta sección, para que aunque sean juzgados en la carne, como hombres. Y luego habla de la voluntad de Dios. Dos jueces son presentados aquí, los hombres y Dios. Y necesito que apreciemos el contraste entre el juicio que hace uno y el juicio que hace otro. ¿Cuál es el juicio que hacen los creyentes perdón, los inconversos acerca de los creyentes. ¿Y cuál es el juicio que hace Dios acerca de los creyentes? Bueno, los hombres juzgan que los creyentes son inferiores y merecedores de castigo. En cambio, Dios los juzga como dignos de la vida eterna en el espíritu. Desde el punto de vista humano, los cristianos son necios y ridículos. Pero desde el punto de vista divino, los cristianos son sabios debido a su elección de Cristo. Entonces, pongamos esto en perspectiva. Los cristianos del primer siglo muy probablemente estaban recibiendo burlas de sus contemporáneos debido a que los cristianos que partieron, los que habían muerto, murieron de la misma manera que cualquier ser mortal. Entonces, les están diciendo, ¿cuál es la diferencia? ¿Para qué servir a Dios con vidas de santidad y pureza? Y se burlaban de ellos. ¿Cuál es el punto de que ustedes no corran con nosotros en el mismo desenfreno de disolución? Si todos vamos a morir como cualquier hombre. En otras palabras, desde el punto de vista de esos mortales, los cristianos han perdido su vida inútilmente por la fe. De acuerdo a la consideración, al juicio que hace el mundo acerca de los cristianos, los cristianos son pobres, aburridos, que se han perdido la buena vida. Pero hermanos, cuando el juicio final sea hecho, aquellos que eran considerados como los perdedores, o sea, nosotros los cristianos, que nos perdimos la vida loca, de acuerdo a los valores del mundo, Vamos a pasar delante de los ojos de Dios y del mundo a ser los vencedores. De acuerdo a los valores de Dios, somos más que vencedores. Entonces, si bien pareciera que todo esto está diseñado para apuntar a que los inconversos van a tener que rendir cuenta de todos sus hechos cometidos contra los creyentes, esto es lo que Pedro está diciendo acá, pareciera que esta sección trata de eso exclusivamente, Déjeme que le diga que lo más importante que podemos rescatar de esa sección es que Pedro no se concentra tanto en el juicio venidero de los inconversos, sino en la futura vindicación de los creyentes. La mención del juicio que viene sobre los inconversos es para alentar a los creyentes. La mención de aquel, el vindicador, el juez, quien va a traer juicios sobre vivos y muertos, no es para desalentar a los creyentes, es para alentarles. La mención de que aquellos que murieron en Cristo también son vindicados, es para alentarles también. Así que, hermanos, quiero concluir esto diciendo que aquí podemos concluir que el aliento que Pedro le provee a los cristianos del primer siglo a modo de que se motiven de enfrentar la hostilidad del mundo, especialmente esa sociedad hostil, inconversa que les rodeaba, ¿de qué manera tiene que funcionar en ese tiempo? De la misma manera que funciona ahora. El apóstol recurrió a motivaciones extraídas del pasado, presente y futuro de los creyentes, Del pasado los creyentes deben considerar su pasado pecaminoso para considerar que ya han pecado lo suficiente y que ahora deben alentarse a vivir piadosamente. Del presente Pedro les motivó con que no se sorprendan, que tampoco se intimiden por las maldiciones lanzadas hacia ellos por sus viejas amistades. Pedro les alentó con que vieran que ya no corrían hacia el desenfreno de disolución de sus contemporáneos, porque ahora vivían para la gloria de Dios. Y finalmente, mirando hacia el futuro, Pedro alienta a estos creyentes con la realidad de que la vindicación de Dios Esa vindicación que Dios provee tanto a los creyentes vivos en el momento como a aquellos que han partido, debe servirles de aliento para que vivan una vida conforme a Dios, una vida vivida en el espíritu y no conforme a la carne. Entonces, la aplicación para nosotros de esto que Pedro les escribió a los creyentes del primer siglo, La aplicación para nosotros es muy simple, hermanos. Miren al pasado solo para seguir arrepintiéndose cada día de haber vivido vidas de rebeldía en contra de Dios. Miren su presente para alentarse con la resistencia que encuentran, para alentarse con la oposición que reciben de un mundo que no conoce a Cristo. Y miren hacia su futuro, confiados que Cristo va a vindicarlos. Y esto les dará a ustedes la fuerza para vivir esta vida, ¿cómo? En el espíritu, conforme a la voluntad de Dios. Así que oremos juntos, pidiendo que eso sea una realidad de nuestras vidas. Padre, te damos gracias por tu palabra, por el aliento que recibimos de Pedro, sabiendo de que tú eres el vindicador, de los justos, aquellos que han partido contigo, aquellos que viven en tiempo presente. Señor, tú vas a traer todo a cuenta para traer juicio sobre aquellos que persiguen a la iglesia. Pero nosotros sabemos, Señor, que el destino que les espera es un destino que nosotros no quisiéramos para nosotros mismos ni para nadie. Ayúdanos, Señor, danos el celo, la misericordia de seguir extendiendo el Evangelio de Cristo a aquellos que en estos momentos son tus enemigos, que en estos enemigos, digamos, viven una vida de rebeldía y de persecución hacia la iglesia, pero que eso no sea algo que nosotros tomemos en cuenta, Señor. Nosotros no somos los jueces, tú eres el juez, nosotros somos merecedores del infierno como cualquier inconverso, pero gracias a Cristo, gracias a tu misericordia hemos alcanzado Hemos alcanzado algo que no merecemos. Ayúdanos a mantener eso fresco en nuestra mente para seguir ofreciendo el evangelio a aquellos que nos persiguen, que nos odian, que nos maltratan. Ayúdanos, Señor, a alentarnos con esta realidad. Oramos en tu nombre. Amén. Que el Señor les bendiga.