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Mucho gusto. Muchos valientes, ¿verdad? Vinieron al culto esta tarde. No esperaba tantos. Tal vez tengo poca fe. Yo sé salir aquí en Hermosillo cuando hay viento así y lluvia así. No se antoje y a veces es peligroso. Pero gracias a Dios que pudieron venir y estamos en la casa de Dios para celebrar la Santa Cena. Pero antes de participar de la mesa del Señor, meditaremos en uno de sus elementos. Si tienen sus Biblias, vamos a el famoso pasaje de la Santa Cena, 1 Corintios 11, 1 Corintios 11. Y les voy a leer comenzando en el versículo 23, 1 Corintios 11, versículo 23. El apóstol Pablo nos escribe. 11.23, Corintios, Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado. El Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan. Y habiendo dado gracias, lo partió y dijo, Tomad, comed. Esto es mi cuerpo, que por vosotros es partido. Haced esto en memoria de mí. Asimismo, tomó también la copa después de haber cenado, diciendo, Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre. Haced esto todas las veces que la vivierais en memoria de mí. Así pues, todas las veces que comieres este pan y bebieres esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga. De manera que cualquiera que comiera este pan o bebiera esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo y coma así del pan y beba de la copa. Porque el que bebe y bebe indignamente, sin destruir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual, hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si pues nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. Mas, siendo juzgados, somos castigados por el Señor para que no seamos condenados con el mundo. Así que, hermanos míos, cuando reunís a comer, esperáos unos a otros. Si alguno tuviera hambre, come en su casa, para que no reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuera. Seguí en la lectura de la Escritura, y como acostumbramos los domingos de Santa Cena, vamos a recordar el Padre nuestro. Vamos a orarlo todos juntos, sinceramente, fijándonos en las peticiones, especialmente en la petición, el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Si no saben las palabras, está en el Mateo 6, el versículo 9, la segunda parte de ese texto. Todos juntos en voz alta. Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a tu reino. Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal, porque tuyo es el reino y el poder y la gloria por todos los siglos. Amén. Amén. Antes de participar en la Mesa del Señor, meditaremos en el elemento del pan. Hay dos elementos en la Santa Cena, el pan y la copa. Esta tarde vamos a meditar brevemente en 1 Corintios 11, 23, la última parte donde nos dice el apóstol Pablo en 1 Corintios 11, 23, que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan y habiendo dado gracias, lo partió y dijo, Tomad, comed. Eso es mi cuerpo que por vosotros es partido. Esto es una breve, muy breve meditación. No nos vamos a profundizar en todas las enseñanzas sobre el pan, especialmente el pan en la Santa Cena. Pero tan solamente notaremos dos cosas. Que el pan es un alimento básico. El pan es un alimento básico. La segunda cosa, el pan es un alimento simbólico. La Santa Cena, en primer lugar, el pan es un alimento básico. Y en este hecho, en este hecho notamos algo de la misericordia de Dios. Él designó el pan para la Santa Cena, no designó el caviar. para la Santa Cena. No designó langosta para la Santa Cena o algún alimento exótico o caro o difícil de conseguir. En su gracia, él designó el pan, que es un alimento básico, fácil de adquirir, de comer. Entonces no tenemos excusa de que no lo podemos conseguir o que es muy caro. Todas las iglesias, todos los hermanos, los pastores pueden ofrecer el pan en la Santa Cena. Eso es algo de la misericordia de Dios. Otra cosa que hay que notar aquí es que el pan es un alimento. El pan es un alimento. De hecho, el pan es una comida que representa todo lo que nos alimenta, todo lo que nos nutre. Por eso acabamos de orar de El Padre Nuestro esa petición. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Esa petición incluye todo lo que nos nutre, todo lo que necesitamos para vivir. Es decir, la comida que nos va a nutrir, que nos va a fortalecer, nos va a dar la energía para vivir. Y el punto aquí es que el pan es algo que se come. Es algo que nos nutre. El pan no es un objeto que hemos de tocar. No es un objeto que vamos a ver nada más de lejos. No, no, no, no. Es algo que comemos, algo al cual participamos con nuestra boca y que lo procesamos, digerimos con nuestro estómago. Para este sacramento, entonces, el Señor no designó una piedra o algo de madera, pero designó algo que podemos comer, el pan. Por supuesto, a lo último se trata de que lo comamos con nuestra boca y estómago espiritual, con nuestro corazón y mente cristiana. Y a lo que voy, hermanos, es que este pan de la santa cena realmente es un alimento, un alimento espiritual, pero es un alimento, algo que nos nutre espiritualmente, nos nutre en la cristiandad. No es en vano que participamos de él. Y por cierto, por eso el apóstol Pablo aquí nos advierte. Este es un alimento muy valioso. Si no estamos listos y no apreciamos lo que simboliza, nos puede hacer daño, nos puede condenar. Dios nos puede juzgar. por participar de él indignamente. Las palabras del versículo 27 son muy fuertes. De manera que cualquiera que comiera este pan, el Señor indignamente será culpado del cuerpo. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo. Toma así del pan, porque el que come sin discernir el cuerpo, el Señor juicio come y bebe para sí. Entonces, este pan, un alimento básico, pero ciertamente no pensemos, es cualquier cosa. No, por supuesto no vamos a adorar el pan, no nos vamos a encarar hasta el pan. Pero de verdad pensemos, este es un alimento espiritual. Tenemos que prepararnos, prepararnos para comerlo y que haga bien a nuestra alma. Ahora, tal vez usted está aquí sentado y no me va a sorprender que haya alguna persona aquí, porque ya me lo dijo una persona que tiene más de 40 años en la cristiandad. Y me dijo, sinceramente, no entiendo esto de la santa sed. ¿Cómo es posible que esto al cual participamos nos hace bien en nuestra alma? Entonces no me va a sorprender que alguna persona aquí, otras personas que estén pensando o que no entiendan el proceso por el cual Espíritu Santo usa nuestras memorias, usa nuestra fe para alimentar nuestro corazón, para fortalecer nuestra cristiandad, sellando las verdades del evangelio y que de verdad este pan es como proteínas, como vitaminas para nuestra alma. Tal vez no lo entendemos, pero es verdad de Dios. Y por fe lo hacemos, porque nos mandó que lo hiciéramos. ¿verdad? Un comentario importante aquí. Es que el pan como alimento básico, por supuesto, nos recuerda a nuestro Señor Jesucristo. Porque nuestro Señor Jesucristo es el alimento básico de la cristiandad. Es como comenzamos la cristiandad comiendo, creyendo en Cristo. Lo acabamos de leer, pero vale la pena volver. Vean Juan capítulo 6 y versículo 32. Juan capítulo 6 y el versículo 32. Dice la escritura aquí, es muy claro nuestro Señor Jesucristo. Y nos va a ayudar a entender algo de lo que estamos haciendo esta tarde explicando. Juan capítulo 6 y el versículo 32. Y Jesús le dijo, De cierto, de cierto os digo, no os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Sin importar judíos, gentiles, todo el mundo, ¿verdad? y le dijeron, Señor, no siempre este pan. Jesús le dijo, Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre. El que en mí cree no tendrá sed jamás. Más os he dicho que aunque me hayáis visto, no creéis. Todo lo que el Padre me da vendrá a mí, y el que a mí viene no lo he hecho fuera, porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió." Algo de lo que habíamos en esta mañana, ¿verdad? Y esta es la voluntad del Padre del que me envió, que todo el que me diere no pierda yo nada, sino que yo lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado, que todo aquel que vea al Hijo, cree en Él, tenga vida eterna. ¿Qué es comer a Cristo? Comer a Cristo es creer en Él. De eso se trata, no que somos caníbales. No que el pan se convierte en Cristo, se transforma en la carne de Cristo. No. Pero creemos en Él. De eso se trata esto. Y es parte de la Santa Cena. Entonces, esa tarde yo te voy a preguntar algo súper importante. Has tú comido a Cristo. Lo has hecho. No te pregunto esa tarde si hiciste la primera comunión. No te pregunto eso. Ni te pregunto si has comido la santa cena. No te pregunto eso. Pero yo te pregunto, ¿crees en Cristo? ¿Qué es lo que significa todo esto? ¿Crees en Cristo? ¿Y crees en Cristo como que es el Hijo de Dios? ¿Crees en él lo suficiente como para arrepentirte de tus pecados? ¿Como para amarlo a él sobre todas las cosas? ¿Como para seguirle a él y honrarlo a él? No, si crees que existió. Todo el mundo, por así decirlo, cree que Cristo existió. No lo puede negar. Ahí está la santa escena, ahí está la historia. Estaba leyendo la semana pasada. Descubrieron en Israel, en Jerusalén, una como monedita, así chiquititita, que era un sello usado en la antigüedad y se lo encontraron y es parte y está en la Biblia el nombre de la persona del sello, Azarael. Y los arqueólogos están ahí fascinados, ¿verdad? La Biblia es verdad, aquí está el sello, ¿verdad? Y han encontrado muchas cosas así que comprueban que esa Biblia es verdad. El mundo lo sabe, no lo puede negar, ahí está. Hasta los historiadores secular dicen, no podemos Pero es mucho más que creer que él existió, existió en la historia. Crees en él lo suficiente como para dejar tus pecados, como para abandonarte a él, consagrarte a él totalmente. Voy a creer lo que él me dice, voy a seguirle a donde quiera que él me lleve. Eso es lo que te pregunto en la tarde. No si has comido la santa cena o tuviste la primera comunión, pero crees en Él. Lo has comido así a Él. Un último comentario del pan como alimento básico. ¿Saben cuál es la primera vez que se menciona el pan en la Biblia? La primera vez que se menciona el pan en la Biblia es en Génesis capítulo 3 y el versículo 19. Adán y Eva han pecado. Dios los está castigando. Y Dios castigó a Adán y en Adán todos los hombres estamos castigados con esta declaración y esta condenación. Con el sudor de tu rostro comerás el pan. Esta es la primera vez que se menciona el pan en la Biblia. Con el sudor de tu rostro comerás el pan. Tenemos que trabajar, sudar para comer el pan de todos los días. Y por cierto, entre paréntesis, aquí aprovecho. El otro día vi un pickup que estaba, alguien estaba rifando, no sé si el vaquero o algo así, las cosas que rifan ahí, ¿verdad? 20 pesos, 20 pesos en la rifa y te ganas un pickup. Comprar boletos de rifas es antibíblico, no es de cristianos. Por este principio, Dios estableció desde el principio, para adquirir lo que necesitamos, tenemos que trabajar, no codiciar y comprar boletos. Eso es otra cosa. El punto aquí es, para tener el pan material día a día, tenemos que trabajar. Pablo dijo, el que no trabaje, que no coma. Tenemos que trabajar, sudar. Pero para tener el pan espiritual de ahora, para tener el pan de Cristo de vida eterna, tan solo tenemos que venir a Cristo, creer en Él. El pan que nos da, Él es gratis. Gratis, totalmente gratis. Él nos dice, tomar, comer. Nuestro hermano Samuel Núñez acaba de explicarnos la profecía de Isaías que dice, A todos los sedientos, vengan a las aguas. Los que no tienen dinero, vengan, compren y coman. Vengan, compren sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastan el dinero en lo que no es pan y su trabajo en lo que no es sacia? Óiganme atentamente y coman del bien, y se deleitará su alma con grosura. Inclinen su oído. ¡Vengan a mí! ¿Quién es el que dice vengan a mí? ¡Es Cristo! ¡Oigan! Y vivirá su alma. Haré con ustedes lo eterno. Las misericordias firmes haré. Y aquí pasamos al siguiente punto principal. El pan de la Santa Cena es un alimento básico, pero el pan de la Santa Cena es un alimento simbólico. Bueno, a veces, no sé si ustedes han leído Ezequiel o Apocalipsis, y hay muchas cosas simbólicas y a veces muy difíciles, aún para los expertos. ¿Qué significa esto? Es difícil el simbolismo y las representaciones en Ezequiel o Apocalipsis. Pero aquí en 1 Corintios 11, ¿qué simboliza el pan? Es muy fácil de descubrir, porque el Señor nos dice exactamente lo que simboliza el pan. Leemos en el versículo 23 en la última parte. Nuestro Señor Jesucristo tomó pan, y habiendo dado gracias, lo partió y dijo, Tomad comer. ¿Qué es el pan? Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido. Eso es lo que simboliza el pan, el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo. Esto es mi cuerpo. Ahora, el pan, aquí no es que literalmente el pan es el cuerpo del Señor. El pan no se transforma en el cuerpo del Señor. El pan representa, simboliza el cuerpo del Señor. El verbo ser, la palabra El término ser, soy, es, a veces no es literal, pero se refiere al sujeto que representa o simboliza algo. Por ejemplo, el Nuestro Señor Jesucristo en el libro de Juan dice, yo soy la puerta de las ovejas. Esto no quiere decir que se transformó Cristo en la madera de una puerta, pero simbólicamente él es la puerta de las ovejas, es la puerta por la cual tú puedes entrar alrededor de Dios. Y aquí de la misma manera, él cuando dice Nuestro Señor Jesucristo, este es mi cuerpo, no es literal, pero simboliza el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, que fue partido por nosotros. Entonces, el punto aquí es, la Escritura claramente nos dice que el pan simboliza el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo que por nosotros fue partido. Entonces, eso te va a ayudar mucho. Al participar del pan esa tarde, recuerda cuando menos dos cosas. Que el Señor tiene un cuerpo como el de nosotros. El pan es mi cuerpo, dice nuestro Señor Jesucristo. Un cuerpo como el de nosotros, como dice en cierto lugar, un cuerpo humano preparado por Dios, como dice en otro lugar, un cuerpo nacido de mujer y nacido bajo la ley. Esto es súper importante, creer esto, y especialmente en el tiempo de Santa Cena, porque solo con un cuerpo como el de nosotros, Cristo podía representarnos ante Dios. Porque hay un solo Mediador, y porque hay un solo Dios, y un solo Mediador entre Dios y los hombres. Jesucristo, hombre. Tenía que tener un cuerpo de hombre para representarnos, para ser nuestro mediador. Y solo con un cuerpo como el de nosotros, podía morir la muerte que nosotros merecíamos. Porque Dios no puede morir. Tenía que tener un cuerpo humano como el de nosotros. Y solo obedeciendo a Dios en un cuerpo como el de nosotros, podía adquirir justicia para nosotros, cumpliendo la ley con un cuerpo como el de nosotros. Por eso nos dice el apóstol que nació de mujer y nació bajo la ley. Creo que ya les ha platicado y no lo tienen que buscar, yo no les voy a decir la cita. Pero es un texto que me salvó de una gran depresión espiritual. Precioso el versículo. Al principio el apóstol Pablo nos dice, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. ¿Por qué? Porque lo que es imposible para la ley. ¿Por cuánto era débil? Por la carne, porque tenemos un cuerpo de carne muy débil. Dios enviando a su hijo en semejanza de carne de pecado a causa del pecado, condenó al pecado en la carne, en un cuerpo como el de nosotros, de carne, hueso y músculos, hormonas como la de nosotros, para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros. Y niños, por eso es tan importante la Navidad, la encarnación de nuestro Señor Jesucristo, su natividad, que él nació con un cuerpo como el de nosotros. Muy bien. Es súper importante, entonces, esto para nuestra salvación. Y esta es la otra cosa que debemos de recordar al participar del pan que representa el cuerpo del Señor. Número uno, que tiene un cuerpo como el de nosotros. Pero en segundo lugar, que su cuerpo fue partido en la cruz. Es lo que representa, ¿verdad? La Santa Cena, el pan nos dice, este pan es mi cuerpo que por vosotros es partido. Su cuerpo que fue entregado totalmente por nosotros en la cruz. Cristo en la cruz presentó su cuerpo en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. O como dice en otra parte de la Escritura, en esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre. Y en otra parte, quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo, sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia, y por cuya herida fuisteis sanados. Ahora, hermanos, hermanas, esto es lo que debemos entender y creer al participar de la mesa del Señor para que nutra nuestras almas. Si lo creemos, nuestra alma será alimentada, aunque no entendamos exactamente cómo es el proceso aquí. Pero si no lo creemos y tomamos el pan, lo haremos indignamente. Tenemos que creer estas verdades. Un último pensamiento de esto. No sé si ustedes notaron que el Señor Jesucristo oró y dio gracias. El Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan y habiendo dado gracias. Hubiera sido algo que el Señor hubiera tomado el pan y hubiera dado gracias y nos hubiera Coman este pan. Representa mi cuerpo exaltado en gloria. Que Él hubiera dado gracias a Dios por ese pan que representaba su cuerpo exaltado en gloria. Pero Él no hizo eso. Hubiéramos entendido eso. Pero entendemos, hermanos, esto es glorioso. Nuestro Señor Jesucristo dio gracias a Dios por un pan que representaba su cuerpo herido, molido por nosotros. En otras palabras, nuestro Señor Jesucristo dio gracias a Dios por los dolores de la cruz, por la corona, por los clavos, las angustias de Getsemaní que veíamos en esta mañana. dio gracias a Dios por poder sufrir la muerte y muerte de cruz por nosotros. Eso es de pensarse, que dio gracias a Dios. No tan solamente quiso morir por nosotros, pero con gratitud le dijo al Padre, gracias Señor, que puedo partir mi cuerpo por mi pueblo. Y es por eso que en esa tarde, al tomar el pan en tus manos, al participar de la Santa Cena, piensa, piensa, cree esto. Número uno, piensa como cristiano. El Señor se hizo hombre como yo. vivió y murió por mis pecados. Debo reverenciarle, agradecerle por tanto amor, por tan gran sacrificio. Eso es lo primero. Número dos, el Señor, piensa tú, el Señor ofreció su cuerpo perfecto santo en mi lugar. Todo el castigo infernal que yo merecía por mis vicios, mis adicciones, mis pecados cometidos en mi cuerpo han sido perdonados por Dios porque Cristo tuvo un cuerpo como el mío y murió y resucitó en un cuerpo como el mío. Yo puedo vivir y morir en paz. Él me reconcilió en su cuerpo de carne. Y número tres, piensa al participar de la Santa Cena al tener el pan en tu mano. El Señor me manda que coma este pan. Aunque no entienda cómo es que el Espíritu Santo me nutre y me fortalece con este pan en mi fe, lo haré creyendo en sus promesas, creyendo en su palabra por la gloria de Dios. Cristiano, una vez más, tal vez no entiendas exactamente cómo funciona este proceso. Pero no es un rito cualquiera, es un alimento espiritual. Tómalo así, por fe. Y tal vez tú piensas, es que no estoy muy seguro que soy cristiano. Esa tarde, yo te invito, lo puedes hacer antes de la Santa Cena, de ir a Cristo, cree en Él, cree en el Cristo de la Biblia. Ten fe en la promesa del Evangelio. Yo doy una muy conocida, y quiero que ustedes me ayuden repitiéndola de memoria, en voz alta. Porque de tal manera, amó Dios al mundo, y ha dado a su Hijo unigenito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Tú crees esta promesa, y puedes participar de la Santa Cena. Antes vamos a cantar puestos de pie una estrofa nada más del himno 236.
Qué comemos en la Santa Cena?
Series Santa Cena Meditaciones
Aprendemos sobre el pan que es un alimento básico y simbólico.
Sermon ID | 9924185393632 |
Duration | 24:39 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 Corinthians 11:23 |
Language | Spanish |
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