La quinta cosa para aprender está en Lucas 9, 25, 27 al 36. Lucas 9, 27 al 36. ¿Cómo puedo yo ser un discípulo del Señor Jesús? ¿Cómo me prepara el Señor para hallar la vida verdadera y para ser mayor para Él? Versículo 27. Yo digo la verdad, que hay algunos de los que están aquí que no gustará la muerte hasta que ve en el reino de Dios. ¡Oh, qué bueno! No tengo que morir y ver el reino de Dios. El próximo versículo explica qué era ver el reino de Dios, era ver el Rey en su gloria, en el monte de la transfiguración. Lucas 9, 28. Como ocho días después de estas palabras, tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo y subió al monte a orar. Y entretanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. Antes de leer más, aquí tenemos un par de lecciones en estos versículos que quiero sólo mencionar, apuntarle de cómo ser discípulo. Primero, las palabras subió al monte a orar. Y mientras oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra. Si vas a ser un discípulo del Señor, hay que apartarse para orar, para oír al Señor, para adorar al Señor, para dedicarse a servir a Cristo solo en tu vida. Tiene que ser la cosa más importante de tu vida, de servir al Señor, más de ganar dinero, más de tener placer con tu familia, es servir al Señor. Y para hacer eso, siempre que estás en el mundo hay muchas cosas para mirar. Y tienes que apartarte de mirar los placeres del mundo para estar a solas con Cristo en oración cada día. Pero algunos momentos especiales en tu vida para decir, yo necesito solo apartarme del mundo un día, una semana, para oír la voz del Señor, para orar y adorarle, para alabarle al Señor, para dedicarme a su servicio. Y cuando usted sube al monte, y esto es subir, como dice, más cerca de Dios, Como de Cristo su rostro se hizo otra, se va a notar que tu rostro será otra también. Ahora a lo mejor estar aquí esta mañana, hay mis preocupaciones, mis tribulaciones, estoy aburrido con la vida, estoy nervioso de tantas cosas. Pero si se aparta para estar con el Señor, va a salir de este lugar de comunión con Dios con otro rostro. Va a salir con una sonrisa, el que algunos ya se le va a quebrar la cara, ¿verdad?, cuando sonríe, porque no te acostumbras a eso. Pero aparte con el Señor, y verás que la cara llega a ser otra de alegría por haber estado con el Señor. Pero seguimos allí para otra lección, en versículo 32, Pedro y Lucy estaban con Él, y estas palabras en 32, rendidos de sueño, mas despiertos. Esto es como usted de la mayoría de sermones, ¿verdad? Usted dice, estoy despierto, pero rendido de sueño, y me siento difícil de concentrarme, ¿verdad? El hecho es que aquí rendido de sueño. Casi perdieron la bendición de ver a Cristo transfigurado si hubiera dormido. Perdemos mucho por dormir demasiado en vez de orar. perdemos mucho por dormir en vez de llorar. Y así es que aunque tenemos que esforzarnos Tenemos que decir, Señor, quiero servirte. Ayúdame a mantenerme despierto espiritualmente y orar más, estar en tu presencia más. En versículo 32, 33, al final, Pedro dice, Jesús, Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí. Sí, es bueno. Muy bueno estar con el Señor a solas, apartado del mundo, enfocado solo en Cristo. Pero hasta allí, él mira que aparece Moisés y Elías hablando con Cristo, y versículo 33 dice, Hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, una para Elías, y no sabiendo lo que decía. Pero mientras que decía esto, una nube le cubrió, y la voz vino del cielo, versículo 35, la voz de Dios, diciendo, Este es mi Hijo amado, a él oíd. Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo, y ellos callaron. Parece que no eran pentecostales, ¿verdad? Los pentecostales, ¡Oh, aleluya, he visto a Dios! ¡Aleluya, amén, amén! Eso nunca se ve en la Biblia. Cuando los discípulos miren a Cristo en la gloria transformada, se caen con boca abierta callados. Cuando ve a Isaías en Isaías 6, que mira la gloria de Dios Santo, Santo, Santo, dice que se cae como muerto. No puede decir nada delante del Señor. Cuando Job escucha la voz de Dios, Job, ¿Qué hacen éstos oscureciendo la verdad? ¿Y usted qué hace? Y Paul dice, ¡Tapo mi boca! No soy digno de hablar. ¡Habla tu Señor! Cuando Juan en Apocalipsis mira la grandeza del Señor, dice que cae a su rostro como muerto y no puede decir nada del Señor. Cuando Moisés sube al monte para orar y viene la nube de la gloria del Señor como aquí mismo. Y Moisés se calla por cuarenta días y cuarenta noches escuchando la ley de Dios y Dios mismo hablando con él y no dice nada para ese allí arriba. Aquí encontramos que nosotros cuando miramos a Dios vamos a tener esta reverencia y este amor, pero ¿cuántos de nosotros somos como Pedro? Queremos hablar. Decir cualquier tontería. Es bueno que estemos aquí. Si es bueno Cristian estar solos con el Señor. Hagamos tres enredadas. No desrabiando lo que dijo. No. No va a adorar a Moisés. No va a adorar a Elías. A Cristo solo oír. Y así nosotros. Oh, quiero escuchar a ese predicador. Quiero escuchar a ese evangelista. Está bien, pero a Cristo solo oír. No importa quien predica la Palabra, lo que importa es la Palabra. Escucha a Cristo cuando Él habla a tu corazón. Si lo que yo le predico no es la Palabra de Dios, no me oye, no me escuchen, por favor. Pero si entre las cosas que digo de tantas tonterías, digo algunas cosas que es Palabra de Dios porque vienen de la Biblia, a Él oíd. Hay que apartarse para estar con el Señor, pero reconocer que los creyentes como Pedro pueden ser sinceros, pero ignorantes. Primero perdemos mucho por dormir en vez de orar, pero cuando decimos cosas tontas, hagamos tres enramadas, vamos a servir a Dios de nuestra manera. Dejemos de hablar y escuchemos la palabra de Dios cuando Dios habla, y reconocer que Dios es paciente con nosotros que somos tan tontos, ¿verdad?, que queremos hacer las cosas de nuestra manera, y entonces Dios nos habla por su palabra para iluminarnos si somos sinceros, para seguirle de verdad. ¿Apartó usted mucho tiempo esta semana para estar a solas con el Señor? para huirle a él entre tanta bulla del mundo? Si no, a lo mejor es por eso que siempre quieres estar haciendo en ramadas en vez de solo dedicar tu vida a Cristo. ¿Quieres hacer esto para Cristo? ¡Otra cosa! Pero estás haciendo lo que Cristo le manda hacer. Si eres sincero, aunque eres como Pedro, Un poco tonto, ¿verdad? Un poco loco aquí de querer hacer las cosas de su manera. Si usted es sincero, escuchando la voz del señor, Dios le habla por su palabra para corregirle y dirigirle en el camino que debes tomar para ser su discípulo. Bueno, es una parada muy rápido, es todo un sermón para predicar, pero vamos al bus otra vez para la próxima parada en versículos 44, no, no tanto todavía, en versículo 37 al 43, en versículo 37 al 43. Dice en versículo 38, un hombre de la multitud clamó diciendo, Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo. Sucede que tiene en el que un espíritu le toma y de repente da voces y le sacude con violencia y le hace echar espuma y estropeándole y a duras penas aparte de él. Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y aquí es un dicho que quiero apuntar primero, no pudieron, versículo 40, los discípulos no pudieron. Y respondiendo Jesús, dijo generación incrédula y perversa, y al final versículo 41, lo que más quiero empatizar, ¡Trae acá a tu hijo! ¡Trae acá a tu hijo! Y mientras se acercaba el muchacho demonio, le derribó, le sacudió con violencia, pero Jesús reprendió al espíritu inmundo y sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre. Ya otra vez he predicado este milagro con todo un sermón. Es un estudio bien rico. Pero ya no hay tiempo. Solo una parada para ver estas dos palabras. No pudieron los discípulos. Y la palabra de Cristo, trae acá a tu hijo. Y así que Cristo sanó el muchacho. ¿Qué aprendemos de esto para ser los mejores discípulos, más grandes en el reino de Dios, disfrutando más de la vida? ¿Cómo puedo ser discípulo? Bueno, Cristo está indicando que tengo que llevar todo a Cristo. Tengo que llevar las almas como este niño a Cristo. El padre tenía un problema en su familia. Un demonio estaba en su familia. No pudo llevarlo a los discípulos. Ellos no pudieron hacer nada. Trae acá a tu hijo. Trae tus problemas a Cristo. Trae las almas que quieres ganar a Cristo. Él puede sanar. Él puede salvar. Él puede resolver los problemas. Pero sólo Él puede. Sólo Él puede. No sé cuántos. Pastor, ora por mí. Tú eres un pastor. Seguro que Dios escucha tus oraciones. No. Lleve tus problemas a Cristo. Me dice tus problemas y yo te ayudo orando con usted. Pero sólo Cristo salva. Sólo Cristo sana. Sólo Cristo oye oraciones. Para eso se necesita la fe que viene por mucha oración. Por eso Cristo tenía que llevarlos a parte primero para orar. Subió para orar en el monte, a solas. No pasamos bastante tiempo a solas y por eso no tenemos bastante poder para ir afuera de demonios. Pero no podemos de cualquier manera. Sólo Él puede verte como impotente. y llevar tanto las almas como tus problemas a Cristo. ¡Verte como impotente! ¡Los discípulos no pudieron! ¡Sí, Señor, yo no puedo! Pero te llevo a ti mis problemas, las almas que quiero ver salvados. Disciplos incrédulos no pueden echar fuera demonios. Sólo los que han pasado tiempo con el Señor y el Señor les ha aumentado su fe. Un cristiano sin fe sólo causa desánimo y desesperación. Llevé a mi hijo a los discípulos, no tenían fe, no pudieron, entonces no sé si hay esperanza, si tú puedes, Señor. Y el papá empezó a dudar, porque miró discípulos que no tenían mucha fe. Pasa tiempo con el Señor. Si te llamas cristiano, que sepas que la gente te mira como un ejemplo. Y si tú no tienes mucha fe, ellos van a dudar. si la fe puede hacer algo, porque están dependiendo demasiado de usted para mostrarles qué es fe. Así que sube al monte a orar, bájese con poder del Señor, pero muéstrales que realmente lo que necesitan es llevar a sus hijos a Cristo, trae acá a tu hijo, porque sólo Cristo puede. Subimos otra vez el bus, porque es muy rápido, y vamos a la próxima escala, que está en versículos 44 al 50. 44 al 50. Vamos a ver aquí, que dice especialmente en 44, el hijo del hombre será entregado en manos de hombres. 45, mas ellos no entendían estas palabras, y versículo 46, entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor. Nota que el deseo de ser el mayor sólo resulta en discusiones. A veces en las mismas iglesias, es que la gente no me respeta a mí, no me agradece a mí, no me ha dado mí una posición importante en la iglesia, Y por querer ser alguien especial y grande, resultan problemas y discusiones en muchas iglesias. Gracias a Dios no hemos tenido eso mucho en esta iglesia. Tenemos gente bien humilde que hace lo que Dios quiere, pero que sepa que eso pasa. Cuando uno quiere ser el mayor, solo hay discusiones con otros que quieren ser los mayores. y no es una cosa placentera, pero lo que veo aquí es que Cristo habla de su sufrimiento y muerte para servir la gente y salvar las almas. Cristo habla de su sufrimiento y de su muerte para servir y para sanar. Ellos, los discípulos, hablan de su grandeza y mérito para exaltarse y reinar. ¿Has visto? Cristo habla de su sufrimiento y muerte para servir y salvar, y ellos hablan de su grandeza y mérito para exaltarse y reinar. ¡Qué tristeza! Cristo nos muestra de qué debemos pensar en Él, en la muerte y sufrimiento de Cristo, y está dispuesto a ser como nuestro Señor. Pero cuando quitamos los ojos de Cristo, y ponemos los ojos en nosotros, solamente empezamos a causar contiendas, problemas, y entonces nosotros sólo vamos a enfocarnos en nuestro reino, en nuestra exaltación, y no servimos por nada. Así el Señor quiere mostrarles la respuesta de esto en versículo 48. Dice, cualquier que, bueno, primero, versículo cuarenta y siete, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tú puedes decir, oh, ya, es que yo no soy orgulloso, yo no quiero ser el mayor. Y el Señor percibe los pensamientos de los corazones. del que de verdad quiere ser un siervo y del que quiere ser exaltado, Dios percibe. Y entonces tomó un niño y lo puso junto a ti. ¡Ay, Señor, hazme un niño junto a Ti! Aquí encontramos que el Señor entonces dice en versículo 48, cualquiera que reciba a este niño primero, en mi nombre, a mí me recibe. Segundo, el que es más pequeño, como un niño, entre todos vosotros, ese será el más grande. Aquí hay que aprender de Cristo la lección, para ser un discípulo, aprender de Cristo la lección de humildad, y compasión. Humildad y compasión. Se aprende esto en dos sentidos. Primero, hay que ser como un niño y dedicarse a servir a otros niños en lugares humildes. Hay que recibir a los niños y hay que ser como niños. Hay que servir a niños y hay que ser como niños, para mejor servir a los niños. Así un niño humilde, a veces la gente se ríe de un niño. ¡Mírate, no sabe nada! ¡Mírate chulo, mírate qué bonito lo que acaba de decir! ¡No sabe hacer nada! Deja la gente reírse de usted. ¿Qué importa? Está sirviendo a Cristo. Pero otros no quieren servir a niños, gente humilde, la gente de la calle, los borrachos, los pobres. Es que esto huele mal y yo quiero trabajar con los ricos. Había un misionero en México que recuerdo hace unos años que dijo, ay, pastor, siempre Dios me ha enviado a trabajar con los pobres y Dios ha bendecido con salvar muchos, pero ya estoy cansado de eso, ya quiero trabajar con los ricos de México y ganar algunos ricos a Cristo. Y trató de hacerlo y le fue un desastre, un fracaso. No, no pudo. El hecho es que a veces queremos iglesias grandes, esplendorosas y ricas. Y Dios dice, trabaja con los niños. Ser como un niño, no creer que tú debes ser pastor de una iglesia de diez mil personas, Estar contento con... Estaba... estuve leyendo esta semana, todavía estoy durante varios meses, poco a poco, dos páginas aquí, tres páginas allá, leyendo un libro de la historia de predicadores en la iglesia desde el tiempo de Cristo hasta el Antiguo Testamento y hasta ahora. Y estaba hablando de un pastor allí por 1600 en Inglaterra, que era el Capellán de Rey. ya tenía que predicar a la corte real allí de Inglaterra con Jaime el primero, el que puso para traducir la versión de Rey Jaime de la Biblia. Y entonces ese pastor dijo, está bonito, pero yo no quiero eso. ¿Hay algún pastorado por allí de 20 personas que yo puedo pastorear? Y dejó la corte real. para ir y buscar un pastorado. Él, él que era el mejor interlocutor. Es que, si usted pudiera leer el inglés, es como leer pastores y sus sermones de aquellos días de Shakespeare, igual como leer de Cervantes en la misma era, en el mismo tiempo de la historia, la edad de oro de lengua inglesa y de lengua castellana, ¿verdad? y su gramática, su expresión, sus ilustraciones, su manera de ser, para una iglesia de millares, y así se puso la del Rey. Dijo, no quiero eso. Yo prefiero servir los niños, la gente humilde, pobre, allí en el campo. Y se fue para una iglesia de veinte personas. Dios lo bendijo y de vez en cuando volvió a la corte para practicar algún sermón, pero no quería eso. Hermanos, a veces queremos cosas grandes y Dios dice, enseña al grupo de niños, limpie el baño, enseña aquí a la gente humilde que vive en casas humildes, vaya a dar el estudio bíblico en las casas. Y aquí encontramos aquí que hay que aprender de Cristo. Él que siendo Dios no se esforzó para tener la alabanza en el momento de la gente, sino que hizo siervo. Y así hay que servir a Cristo como un niño. Y servir a niños en lugares humildes. Versículo 46 Nota allí que dice, ellos entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor. Hay que servir a Cristo para demostrar amor, no para ser el mayor. Servir a Cristo para demostrar amor, no para ser el mayor. Pero ellos hoy quieren ser mayor y ellos no, Cristo no. Yo quiero morir para salvar a la gente, por amor a las almas. Hay que desear ser siervos y desear servir. No desear ser maestros y desear regir. Hay que desear ser siervos y servir y no maestros para regir a otros y gobernar a otros. Así el Señor tomó una toalla como un siervo en Juan y lavó los pies de los discípulos. ¡El Señor de señores, el Rey de reyes! Para mostrarles que es un siervo que viene para servir y no que es un maestro, porque dice en Santiago 3, no deseáis ser muchos maestros, porque los que son maestros tienen mayor condenación. ¿La gente le va a criticar? Mucho, por cada cosa que usted dice, usted Pastor no lo dijo con una actitud correcta. Usted Pastor dijo de esa manera que era para ofender, ¿verdad? Siempre va a recibir críticas, y va a recibir con oración del Señor, si no hace cosas llenas del Santo Espíritu y como Dios quiere. Si no desean ser muchos maestros, es más trabajo y más crítica de lo que uno cree, ¿verdad?, de lo que uno piensa, pero desean ser siervos, no maestros. Entonces, otra lección de esto, y con eso tenemos que terminar sin llegar al punto que más quería llegar, así la próxima semana. Versículos 49 y 50. Dice, Entonces respondiendo Juan, dijo, Maestro, hemos visto a uno que lleva fuera demonios en tu nombre. Como un niño, Señor, no sabe cómo hacer las cosas, y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. Te sigue a ti, Señor, pero no en nuestra iglesia, con nosotros. Jesús me dijo, no se lo prohíbes, porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. Creo que el Señor aquí está diciendo, si quieres servirme a mí, aprende la lección de humildad y compasión. Humildad para no criticar a los niños por su entusiasmo de servir al Señor. Aunque su servicio sea ignorante, no criticarles por su inmadurez, ni prohibir a siervos jóvenes que están por el Señor. aunque tienes que guiarlos si permiten la guía, pero cuantos Yo sé que hay muchos pastores, o no puedo dejar los jóvenes subir y predicar porque van a decir tonterías y son muy inmaduros, sí. Y los nuevos, los hombres que quieren predicar pero son nuevos en el Señor, no hay que ponerles a ellos para predicar porque son jóvenes, niños en el Señor. Bueno, hay que tener cuidado un poco, pero no prohibir uno que de verdad quiere salvar almas y ganar almas para Cristo y predicar. Y así el Señor le puede bendecir por su entusiasmo. Recuerdo la historia que relaté de un pastor que conoció a un loco que estaba en la calle repartiendo tratados, pero el loco daría saltos y diría, ¡Toma un tratado! ¡Cristo te ama! Y así como un loco dando saltos como, ¿verdad? Y toma, y la gente, ok, dame un tratado, pero aléjate de mí, ¿verdad? Y el pastor se rió de él hasta que en un momento uno dijo, ¿qué es este tratado de Cristo salva? ¡Cree en el Señor Jesús! ¡Serás salvo! ¡Arrepiéntete! ¡Crees que serás salvo! Eso es lo que yo necesito. Y el Señor se arrodilló allí y aceptó a Cristo con este loto. ¡Si no sabía expresarse! Y el pastor dice que el próximo día él fue a la esquina de la calle y dice, ¡Todo tratado! ¡Y serás salvo! ¿Verdad? Porque quería que más aceptaban al Señor. El hecho es que a lo mejor somos como niños locos. Pero sirve al Señor. Y no prohibir a otros que a lo mejor no lo hacen igualmente con usted. Cuantas veces cuando enseño acerca de la música yo digo, si queremos glorificar a Dios hay que hacer una música que glorifica a Dios. y no que está a nuestro gusto, sino conforme la palabra. ¿Pero qué pasa si un nuevo o creyente es joven y ha tocado música mundana y ya quiere tocar su música y cambiar las palabras para palabras cristianas y cantarlo para el Señor? ¡Oh, hay que prohibirlo, ¿verdad? No. Hay que tener paciencia. A lo mejor no le voy a invitar a tocar aquí, ¿verdad?, en un domingo, pero voy a escucharle en su casa y voy a animarle si quiere tocar de vez en cuando. Pero, si él es sincero, va a desechar poco a poco esa música mundana y va a servir al Señor. Así que si uno no es niño, si ya es un pastor, debe saber mejor. Si ya ha tenido años de estudiar qué es música bíblica, y qué agrada a Dios bíblicamente, y todavía dice, no, no, no, yo quiero mi música mundana, que ya no es mundana, porque a mí me gusta, entonces digo, tengo que a lo mejor reprenderte a ti. Pero si eres un joven, Lo he pintado, ¿cuántas veces aquí lo he pintado? Como un niño de uno o dos años de edad que toma un lápiz y hace escribos de dibujos y lo da a su padre, su madre, su abuelo, su abuela, y no está muy bonito, pero es lo mejor que puede hacer el niño. ¿Vamos a desecharlo y prohibirle de hacerse de artista? ¡No! ¡Vamos a colocarlo en el frigorífico, en el refrigerador! ¡Eso es de mi hijo, de mi nieto! ¡Qué bonito! ¡Vamos a animarle! Ahora, si él ya pasa... por 20 años de colegio, universidad, ha aprendido a ser artista, y ya por pereza y por su propio gusto dice, ah, voy a ser escritor para mi mamá, cuando tenía dos, como cuando tenía dos años de edad. Dice, mira mami lo que hice. En vez de decir, ¿qué es esto? Eso es para la basura. Pero mami, tú lo colocaste en Ritz-Micahel Hall cuando tenías dos años de edad. Sí, cuando eres un niño. Pero ya debes saber más, ya debes saber mejor. Hijo, si quieres que yo coloque un pedazo de arte de usted en mi casa, que me hagas lo mejor lo que puedas, ¿verdad? Pero el hecho es que a veces algunos no quieren crecer en su manera de agradar al Señor y servir al Señor y enseñar la Biblia. ¿No quieren estudiar la Biblia antes de predicar? ¿Sólo quieren decir, oh el Señor me dará algo para decir? A ver aquí, ¿qué voy a hacer? Y abre la Biblia y cualquier cosa que sale, dicen lo que quieran, por pereza no quieren estudiar. ¡Si es un niño! Si es un joven en el Señor que no sabe, y él ha estudiado lo que podía, lo poco que pudo, y sale con unas tonterías incluso. Le perdono, le amo, aunque no sea conmigo en cada línea. Pero es otra cosa cuando ya es grande. Pero aquí encontramos que hay que ser como niños humildes nosotros, y ser pacientes con otros niños. mientras que están aprendiendo también, y no decir, ¡Oh, joven, que no sirva al Señor de esta manera! ¡No, gracias al Señor que quiere servir al Señor! Ya aprenderá, si usted es sincero. Si no aprende, es porque no es sincero, ¿verdad? Solo quiere hacerlo de su gusto. Pero, si usted es sincero, va a cambiar. Así seamos pacientes, y animemos los jóvenes en el Señor a servirle al Señor. siendo nosotros como niños. Está dispuesto a trabajar con otros que son como niños, para que juntos crezcamos en el Señor. Ayúdanos a ser como discípulos apartándonos para adorarte a Ti. Orar mucho, Señor. Ayúdanos a llevar todo a Cristo, todos nuestros problemas, mirándonos como impotentes, pero Tú puedes, Señor. Y ayúdanos a aprender de Ti la lección de los niños, de ser como niños y servir a otros que son como niños. Glorifica Tu nombre. Te rogamos, Señor. Ven a esta iglesia ayudándonos a glorificarte lo que hagamos en el nombre de Cristo que lo pedimos.