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El título del semón es La Fe Salvadora, la escritura Romano 10, del 5 al 13, la serie La Gracia Salvadora de Dios. Si se gustan ponerle pies una vez más, aquí leeremos la palabra, si pueden. Si quieren mantenerse sentados, está bien. Pues Mosefe escribe que el hombre que practica la justicia, que es de la ley, vivirá por ella, Pero la justicia que es de la fe dice, no digas en tu corazón quien subirá al cielo, esto es para hacer bajar a Cristo, o quien descenderá al abismo, esto es para subir a Cristo entre los muertos, pero que dice, cerca de ti está la palabra en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra de fe que predicamos. que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó dentro de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia y con la boca se confiesa para la salvación. Pues la Escritura dice, todo el que cree en Él no será avergonzado. Porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo Señor es Señor de todos abundando en riquezas para todos los que le invocan, porque todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. Amén. Padre, te damos gracias por tu palabra. Enséñanos, dirígenos, causa en nuestras mentes para poder captar estas verdades. Quisiera que más gente estuviera aquí, Padre, para escuchar este sermón. No porque lo voy a predicar yo, sino porque las verdades contenidas en ellas es increíble, en esta parte de la Escritura, Padre. Enséñanos la realidad de la simplicidad de la fe. Enséñenos el problema real de nuestros corazones. Enséñenos, Padre, lo que la fe verdadera es, Padre, los ingredientes de ella. Enséñenos, Padre, cómo amar a las personas alrededor de nosotros. Pidimos estas cosas. Dirígenos por tu Espíritu. Que el hombre no hable más que hable Dios. Pidimos en el nombre de Jesús y para tu gloria. Amén y amén. Pueden tomar asientos amados. En el centro de la enseñanza de la Biblia sobre la salvación hay una distinción simple, pero muy poderosa entre la ley y el Evangelio. Queremos definir estos dos términos de esta manera. La ley es todo lo que Dios nos manda hacer, mientras que el Evangelio es la buena noticia de lo que Dios en su gracia ya ha hecho por nosotros. ¿Pueden ver la diferencia? La ley es todo lo que Dios manda del hombre, pero el Evangelio es todo lo que Dios ha hecho por el hombre. Y es muy importante que tengamos este entendimiento. Muchos, creo que incluso a veces en la Iglesia de Dios, empezamos a pensar de la ley como que es algo malo, algo que mata, algo que destruye, y sí tiene ese aspecto. Pero la ley no es mala, la ley es buena porque la ley refleja el mero carácter de Dios. Dios te dice, Dios te enseña su carácter cuando Él te dice no matarás, cuando Él te dice no mentirás. Él enseña algo bueno, algo de su carácter, su amor, su santidad, y la ley de Dios entonces es buena, la ley de Dios es santa, pero la ley de Dios, porque es la ley de Dios, te dice lo que tú tienes que hacer, lo que usted tiene que hacer, demanda de usted la perfección, la santidad, ¿de quién? De Dios. Así que el problema no es la ley, el problema es el hombre, porque el hombre es un pecador, y la ley de Dios es perfecta, el hombre es imperfecto, el hombre es quebranta, la ley de Dios. Así que el problema no es la ley, la ley es perfecta. Si usted pudiera mantener la ley todos los días de su vida, en perfección, en los hechos y en el pensar, usted heredaría el cielo. El problema, entonces, no es la ley. La ley promete la vida si la cumples. El problema es que no podemos cumplirla. Nos enseña el estandar perfecto, la pureza y la santidad de Dios, y podemos mirar, entonces, nuestra impureza, nuestra gran necesidad. La Biblia deja claro que, debido a nuestra naturaleza pecaminosa, ninguno de nosotros puede salvarse tratando de seguir o cumpliendo con la ley. La salvación sólo es posible aceptando con fe lo que Dios ya ha hecho por nosotros a través de Cristo Jesús. Esta idea es clave para todo el libro de Romanos y específicamente aquí en Romanos capítulo 10. Contrasta dos tipos de justicia, una que proviene de tratar de seguir o cumplir con la ley en Romanos 5, versículos 5, y otra que viene por medio de la fe en Cristo Jesús, Romanos 10, 6 al 13. Lo que Pablo hasta estaba diciendo es que aquí hay dos caminos. dos caminos a la justificación. Y va a enseñar que uno de los caminos es ilegítimo, es imposible para el hombre por su naturaleza. Entonces, lo que realmente queda, solo hay un camino a la justicia, y ese camino es ¿quién? Cristo Jesús. Pablo muestra que esta distinción no es algo nuevo, Esto se encuentra incluso en el Antiguo Testamento. Pablo demuestra que el Evangelio y el mensaje de la salvación por medio de la fe y no por las obras siempre ha sido parte del plan de Dios. Incluso cuando consideramos a Adán y consideramos a Abraham y a Jacob. Estos hombres creyeron que Dios iba a proveer, que Dios iba a traer una expiación por sus pecados. Ellos miraron hacia el futuro. Ellos miraron hacia Cristo en el futuro. Nosotros miramos a Cristo en el pasado, pero todos miramos a la cruz, todos miramos a Cristo como único, cualquier hombre puede ser salvo. Abraham nunca pensó que sus obras lo iban a salvar, y Pablo va a hacer este punto otra vez aquí en este pasaje. Para muchos judíos esto de la gracia se convirtió en piedra de tropiezo, mientras que para los gentiles se convirtió en el fundamento de su fe. el Evangelio no reemplaza el Antiguo Testamento. El antiguo Evangelio no reemplaza la ley de Dios, sino que lo cumple, mostrando el plan consistente de Dios de salvación sólo por medio de la fe en Cristo. Es más, Cristo aún dice, yo no vine a abolir la ley, yo vine aquí a cumplirla. Entonces, ¿por qué la ley es perfecta? ¿Por qué la ley es pura? ¿Por qué la ley es santa y refleja el mero carácter de Dios? No puede ser abolida, tiene que ser, ¿qué? Cumplida. y si nosotros no podemos cumplir con ella porque somos pecadores, eso no hace la ley mala, enseña que la ley es buena y nos enseña nosotros que nosotros somos malos y pecadores. Pero entonces viene Cristo y dice yo no vine a abolir la ley, yo vine para cumplirla, porque la ley de Dios merece ser cumplida, si no por nosotros, por el Hijo de Dios, el Dios hombre, es Cristo Jesús. y en el cumplir la ley en la perfección. Nunca Cristo tuvo un pensamiento errante. Nunca Cristo tuvo una acción pecaminosa en cumplir la ley. Él puede ir a la cruz no por sus pecados, sino por los pecados de aquellas personas como usted y yo. Eso es lo que Pablo está en el enfoque de esta porción de la Escritura. Eso es lo que quiere que entiendan. Para el hombre, el hombre quiere ver en dos caminos. Quiere caminar este camino y él dice, sí, este camino sí te llevaría al cielo si pudieras cumplir con la ley, pero el problema es que no puedes. Así que tu única opción para la justicia tiene que ser, ¿qué? La justicia de otro a la justicia de Cristo Jesús. Bueno, con todo esto en mente, miremos el versículo 5, donde miramos la imposibilidad de la justicia por medio de la observancia de la ley. ¿Qué dice el versículo 5? Pues Moisés escribe que el hombre que practica la justicia, que la hace, el hombre que practica la justicia, que es de la ley, vivirá por ella. En el versículo 5 Pablo enseña que la ley de Dios, los diez mandamientos tienen un principio básico, si alguien pudiera obedecerla perfectamente recibiría la vida eterna. No es que no haya salvación en la ley, es que la salvación es imposible para el hombre en la ley. ¿Pueden ver la diferencia? La ley dice, si tú la cumples, tú puedes vivir. Hay vida. Puedes entrar al cielo sin Cristo, jactándote, dándote golpes en el pecho, diciendo, mira lo que yo hice. Pero el problema es que la ley requiere perfección, porque Dios es perfecto. Bueno, de esto que la ley Si pudiéramos cumplir con ella, traería vida, podemos mirar varios versículos, Romanos 2, 13, donde dice, porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los que, ¿qué?, cumplen lo que hacen la ley. Esos eran justificados. Y Gálatas 3.12 dice, sin embargo, la ley no se basa en la fe, al contrario, el que las que hace vivirá por ellas. Entonces, si usted puede hacerla, dice Pablo, siga, hágala, pero el problema es que no puede. Pablo entonces está citando en este versículo, en el versículo 5, el libro de Levíticos Pero su punto principal es que la salvación por obra sólo se puede lograr mediante la obediencia. No cualquier obediencia, sino la obediencia perfecta a la ley. Y no desde ese punto hacia adelante, sino desde que usted nació hasta que usted muere. Nunca puede tener un pensamiento malo, nunca puede tener una acción grosera delante de Dios. Dice Pablo, si ese es usted, háctense, pueden entrar al cielo. Nunca jamás, desde que naciste hasta el día que moriste, nunca más has cometido un pecado. Si ese es usted, dice él, entonces se pueden jactar. Y pide, levante la mano, ¿cuántos de ustedes van a ir al cielo? Y la respuesta, la realidad triste, es que nadie puede levantar la mano. El punto de esto es, no de que usted diga, desde hoy voy a ser perfecto, aunque eso sería imposible también, sino que Dios requiere perfección desde el día de nacer hasta el día de morir. Y tenemos aquí una pareja que tiene una una niña bien jovencita, ya pueden ver en ella, estoy seguro, el pecado. Cuando se enoja, cuando grita, cuando quiere mentir. Desde la infancia hasta la muerte tenemos que ser perfectos. Y ya podemos descalificar a cualquier niño, porque miramos el niño a la imperfección, hasta el punto de la muerte. Entonces Pablo dice, no es desde este punto adelante, aunque eso también es imposible. Usted no dice, desde este punto adelante voy a ser perfecto. Es posible que no llegue a esa perfección al terminar este servicio sin tener un pensamiento en su mente que no debe de tener. Pero él está hablando de toda su vida, tiene que ser perfecto uno, caminando en la ley de Dios. Es algo increíble, considerar. En otras palabras, la salvación por obra sólo puede ser una realidad mediante una vida de completa y total impecabilidad. Y eso no se encuentra en quien? En el hombre. Pero sí hubo uno. Uno que sí vivió esa vida, uno que sí cumplió con los mandamientos, uno que nunca mintió, uno que nunca se enojó, uno que nunca se robó un pedacito de chocolate, uno que no hizo nada de estas cosas que nosotros hacemos desde la infancia al morir. Dice él, si tú no puedes encontrar la perfección en ti, entonces tienes que mirar a otro, alguien afuera de ti tienes que mirar a ver si hay alguien que fue perfecto que muera por nosotros. Ah, dice Pablo, pero sí hubo uno. es quien? Cristo Jesús. Leamos el versículo en Levíticos, el que Pablo está citando. Por tanto, guardarán mis estatutos y mis leyes, por los cuales el hombre vivirá si los cumple. Yo soy el Señor. Vivirás si los cumples. Ese es el problema, ¿verdad? No que puedes cumplir. Si los cumples en tu poder y tu esfuerzo, desde tu infancia hasta el día de tu morir, si tú cumples mis mandamientos perfectos, no solamente en obras, pero en tu pensar, dice Dios, vivirás, vivirás. Pablo destaca entonces la palabra hacer, verdad, es lo que está diciendo. Si tú haces, si tú puedes, si tú lo sigues, si tú la cumples, eso pone toda el énfasis en usted, Él advierte que todo aquel que se niega a aceptar la justicia que Dios ofrece por medio de Cristo y en cambio trata de construir una relación con Dios siguiendo su propio cumplir de la ley, sólo se encontrará atrapado en un ciclo de hacer. Tienes que hacer. Tienes que trabajar. Tienes que seguir. Y si le fallas a Dios una vez, ya pues ahí te puedes rendir. Ahí terminaste. intentando constantemente de llegar a la perfección, pero nunca poder hacerlo, cumplir con las exigencias de la ley es imposible para el hombre. Y ese es el pensamiento de Romano 7.10. Y este mandamiento, la ley de Dios, que era para vida, a mí me resultó para qué? Para muerte. Mire lo que Pablo está diciendo, él no está diciendo que la palabra de Dios te mata, que la palabra de Dios es mala, él dice, la palabra de Dios que tenía un propósito, traer qué? Vida, era algo bueno, traía vida. Si tú haces estas cosas, tú vivirás. Si tú eres tan santo como Dios es santo, vivirás. Porque la ley tiene que reflejar el carácter de Dios. Él es santo, entonces la ley tiene que ser absolutamente santa. Y lo que dice aquí es, este mandamiento que era para vida, si tú haces esto, usted puede vivir para siempre, la ley era buena. Pero para mí, Resultó en qué? En muerte. ¿Por qué? Porque no cumplí con ella. Y no hay ninguna excusa por qué no cumplí con ella, porque es perfecta y es hermosa. Hay una belleza en la ley de Dios. Yo nunca debo de mentir, nunca debo matar, nunca debo de codiciar, nunca debo tener a otro Dios delante de mí, nunca debo doblar la rodilla a la idolatría. Siempre debo honrar a mi padre y mi madre, nunca debo usar el nombre del Señor en vano. Debo de siempre descansar en el día y recordar lo que Dios ha hecho por mí. Si vamos por... Es hermoso los 10 mandamientos. Entonces el problema viene siendo yo. Dice, la ley traía vida si pudiera yo hacerlo, pero no pude. Así que ahora resulta para mí que, para muerte me condena porque el estándar de perfección en él he fallado yo. Pablo entonces nos recuerda que no podemos ganar la salvación por nuestros propios esfuerzos o por buenas obras. Con todos sus mandamientos, la ley en última instancia nos señala a Cristo y la belleza del amor de Dios por nosotros. No es por medio de nuestro propio hacer que encontraremos la justicia o una relación con Dios. En cambio, es por medio del hacer de Cristo su perfecta obediencia a la ley por pecadores como usted y como yo que podemos ser hijos de Dios. La ley debe cumplirse, pero nosotros nunca podríamos cumplirla. Somos pecadores, así que hay otro que la tiene que cumplir por nosotros. Yo no vine para abolir la ley, ¿pero para qué? ¡Cumplirla! En ese dicho, en ese versículo, Cristo nos enseña que la ley tiene que ser cumplida porque es hermosa y es perfecta. Yo no vine a quitar algo malo, sino a cumplir lo que es bueno, porque ustedes no pueden. Así que sí, la salvación es por obras, pero no las nuestras. Las obras de Cristo, Él vino, Él cumplió, Él fue a la cruz, Él murió, Él resucitó, es por las obras de Cristo. Y nosotros poniendo fe en esas obras de Cristo, en la persona de Cristo que podemos ser salvos. Así que, de una manera nosotros siempre decimos la fe es por gracia y gracia solamente. Y de nuestra perspectiva es así. Es gracia en lo que Cristo ha hecho. Es creer, es por fe en lo que Cristo ha hecho. Pero que la fe fue comprada, que la salvación fue comprada, fue comprada por Cristo. Él sí pagó el pago. Él y sus obras. nos salva. De una manera la salvación es por fe solamente para nosotros, y de otra manera la fe es por obras, pero no las de nuestras. ¿La de quién? Cristo Jesús. Así que Él dice, el hombre que practica la justicia, que es de la ley, vivirá por ella. No podemos cumplir la ley a la perfección, pero Cristo lo hizo por nosotros. Él cumplió con las exigencias de la ley ganándonos lo que nosotros nunca podríamos ganar. Nuestra esperanza no está en lo que nosotros hacemos, sino en lo que Cristo ya hizo. Y ahí tenemos que parar y poner un punto y considerar esta verdad. Por medio de la fe en Él recibimos la justicia de Dios y el don de la vida eterna. Yo no puedo hacer, tengo que mirar a aquel que ya hizo. Amados, el mensaje de Pablo es sencillo. Sólo Jesús puede salvarnos. Ningún esfuerzo, ninguna buena acción o intento de seguir la ley a la perfección será suficiente. Sólo Jesús ya ha hecho lo que nosotros nunca podríamos hacer. Sólo Él nos ofrece la salvación y somos salvos por medio de la fe en Él solamente. El camino a la salvación se ha vuelto increíblemente entonces sencillo para quienes ponen su fe en Cristo Jesús. Lo que antes era imposible para nosotros pecadores, ya Él lo ha logrado. No hay necesidad de que intentemos hacer lo que ya Él hizo. No podemos hacer lo imposible. No podemos ganarnos lo que Cristo nos haya dado libremente. Todo lo que se requiere de nosotros es confiar en el que ya ha hecho toda la obra. No en nuestras propias esfuerzos es imposible ser salvados. La obra de Cristo está completa. Amén. y por medio de la fe en Él somos salvos. Así que les ruego, amados, que pongan su fe en Cristo Jesús únicamente. Miremos entonces el versículo seis y siete, la inutilidad de la justicia propia, la inutilidad de la justicia propia. Miremos el versículo seis y siete, pero la justicia que es de fe dice así, no digas en tu corazón quien subirá al cielo, Esto es para hacer bajar a Cristo. ¿O quién defenderá al abismo? Esto es para subir a Cristo de entre los muertos. Bueno, amados, si ustedes recuerdan, Pablo comienza Romanos 10 con un llanto sincero por sus compatriotas israelitas. Empezó el capítulo 9 con ese deseo que ellos fueran salvos y intercambiaría su fe por ellos si sería posible. Y el capítulo 10 empezó con el mismo, mi deseo, Ernesto, mi súplica, el dolor de mi vida es que no son salvos. Miramos ese corazón que tenía Pablo por Israel. Podemos imaginarlos con los ojos levantados hacia el cielo, afligido en espíritu por su pueblo que estaba apasionado por Dios, pero no con entendimiento. tenían celo, pero sus manos se aferraban a sombras, no a la esencia de la verdad de Dios. No habían logrado ver que la justificación, la manera de estar bien con Dios, no era una idea nueva. No era algo inventado por Jesús o Pablo en el Nuevo Testamento. No había estado allí todo el tiempo para ellos para que la vieran. Ellos fallaron de ver lo que Dios claramente estaba enseñando en el Antiguo Testamento, que la fe, la fe solamente salvaría. Miremos Génesis 15, 6. Y Abraham creyó en el Señor. No trabajó, no cumplió la ley, sino que creyó en el Señor y Él se le reconoció. ¿Por qué? Justicia. Es igual que David. David dijo, yo soy un pecador, mira como he pecado con Dios, si Dios no me salva, qué pasará conmigo. Cómo fue salvado todos los personajes del Antiguo Testamento, mirando al futuro, a la cruz. Y usted y yo miramos al qué, al pasado, a esa misma cruz, pero todos estamos mirando qué, la cruz de Cristo. Amén. y es como fueron salvados estos hombres. Abraham entendió que era un pecador, Abraham entendió que él había fallado a Dios, Abraham entendió que no estaba bien con Dios y miró la promesa de un salvador que venía, creyó en esa promesa y Dios le dice, eres salvo porque crees en Cristo. No sabes todos los detalles pero crees en Cristo, eres salvo. Amén. Y es como fue salvado Abraham. y eso era todo el antiguo testamento y los judíos fallaron en este punto de ver esta realidad y se acerraron a la ley esta ley hermosa y ese dios nosotros vamos a cumplirla y con cumplirla Dios no tiene que dar salvación y Dios dice pero la ley te enseña tu pecado no te enseña tu perfección mira Abraham como él creyó en Cristo por venir no no necesitamos eso tenemos la ley y con la ley es suficiente somos buenas personas y podemos con la ley la salvación por las obras entonces es imposible y Pablo nos da dos imágenes para enseñar esta realidad. ¿Cuáles son ellos? Primero, el primer imagen está aquí alguien parado en las puntas de sus pies con los brazos estirados hacia el cielo tratando de bajar a Cristo del cielo más alto a su nivel aquí terrenal. Dice Pablo, ¿sería posible que un hombre en las puntillas de sus pies, en la montaña más alta, levante la mano y agarre a Cristo y lo traiga para atrás a la tierra, y uno dice, no, eso es locura, es imposible. Sería más fácil hacer eso que tú, por tus obras, seas salvo. Si eso es imposible, esto de trabajar en tus propias obras es más imposible. Eso que Pablo está diciendo. Es imposible. De la misma manera nadie puede ser justificado por cumplir la ley o por sus propias obras. Es tan absurdo como pensar que uno mismo puede arrastrar al Mesías desde el cielo y traerlo aquí a la tierra. Sería más fácil hacer eso que yo pueda ser salvado por la ley, porque la ley es la perfección y la santidad de quien? De Dios. Y yo soy un qué? Pecador. Segunda imagen es de alguien descendiendo a las profundidades, tratando de traer a Cristo dentro de los muertos por su propio esfuerzo cuando Cristo murió. Nuevamente, esto es imposible. Ninguna cantidad de bondad o justicia personal podría arrogar este acto. no me puedo en las puntillas de los pies bajar a Cristo y no puedo meter la mano a la profundidad de la tierra y levantar a Cristo entre los muertos. Ambas cosas son imposibles y es más, dice Pablo, sería más posible que usted llegara al cielo por sus propias obras. ¡Qué terrible es este pecado! Un hermano en el servicio en inglés compartió algo que había leído en uno de sus libros y me hubieras compartido una semana antes que hubiera habido estado el sermón. Todo eso lo incluyo para ustedes. Y él dice, este terrible idea de nuestra propia justicia bondad, de la ley, de las cosas que hago, que Dios me debe, de ser una buena persona, dice, este monstruo no merece una bala en la pierna. Necesita que a alguien le estallen los sesos por todo el piso. y como que es poderosa esa idea, que hay este monstruo en nosotros, que queremos regresar, que somos buenas personas, tenemos que matar eso en la manera más peor que podemos matar, porque ese monstruo te roba de la salvación, te roba de venir a Cristo. No somos buenas personas. El punto de Pablo es este, Tratar de ser salvo por las obras de la ley es tan inútil como tratar de traer a Cristo de entre los muertos o hacerlo bajar del cielo. La salvación no es algo que podamos lograr por nuestras propias fuerzas. Es un regalo, amados, dado libremente a través de la fe en Jesucristo por quienes Él ya ha hecho todo el trabajo. Entonces, ¿qué hace cuando trabajamos por nuestra salvación? Nos hace cansados y sin fruto. porque nunca podríamos llegar. Considere lo que dice Cristo mismo. Vengan a mí todos los que están cansados y cargados. Estás tanto, y yo soy una buena persona. Estás cansado, dice Cristo. Estás cargado con este pensamiento. Y yo los haré que en Cristo hay que descanso. Fuera de Cristo no hay descanso. tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas, no para sus cuerpos, para sus que, para sus almas, porque mi yugo es fácil y mi carga es ligera. Vengan a mí los que están cansados de trabajar, yo los haré que descansar. Iremos al versículo ocho, la sencillez del verdadero evangelio. Pero ¿qué dice la palabra de Dios? Cerca de ti está la palabra en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra de fe que predicamos. Nuestro versículo cita Deuteronomio 13, 14 que dice, pues la palabra está muy cerca de ti en tu boca y en tu corazón para que la guardes o la cumplas. ¿Qué significa todo esto? Bueno, la increíble verdad acerca de la justificación, estar bien con Dios. no es tan complicada que no podamos entenderla. Hermanos, no necesitamos un doctorado en teología para entender el Evangelio. El Evangelio es simple. Nunca había pensado yo que el Evangelio es simple. Se me hace difícil por la única razón de que tantos ya no creen. Pero el hombre no cree porque el Evangelio sea difícil. No cree por otras cosas. Hablaremos de ellas en un instante aquí. El hombre no cree No porque el Evangelio no sea simple. El Evangelio es simple. Tú no puedes con la ley. La ley es perfecta. La ley es santa. Tú eres un pecador. Y porque eres pecador, no hay justicia en ti. Tienes que buscar justicia en otro. La única persona que pudo cumplir con la ley es ¿quién? Cristo, Jesús. Así que Él va a la cruz como un hombre inocente, no por sus pecados, pero para sufrir por los pecados de otro. Él muere como un sustituto. Él carga tus pecados y la justicia de Él se te da a ti. Y revestido la justicia de Él, si tú te pones toda tu fe en Él, te das ante los ojos de Dios perfecto y Dios te adopta como un hijo. Eso no es difícil, ¿verdad que no? Es fácil de entender. No eres una buena persona, mira quién es buena persona. Mira a Jesucristo. No puedes ganarte el cielo, mira quién ganó el cielo por tu medio. No puedes pagar por tus pecados, mira quién pagó por los pecados tuyos. No tienes justicia, mira que es que te da justicia. El Evangelio no es difícil. Está aquí, dice Pablo, a tus manos, al alcance de tus dedos. No es difícil. Pablo dice que el Evangelio está muy cerca de ti. no está lejos, ni es difícil de alcanzar, está junto frente a ustedes, amados, a su alcance. El mensaje de la fe es lo suficiente simple para que lo entienda un niño. Y hemos visto niños venir en fe en Cristo. No es difícil si un niño en su capacidad limitada puede entender que es un pecador, que Cristo murió por él, pone su fe en Cristo, puede ser salvo. Si un niño puede ser salvo, no es algo difícil de entender. No es difícil. Sin embargo, lo que sí es difícil, y lo que hace que la gente no venga a este simple Evangelio, lo que es difícil es abandonar la idea de que podemos ganarnos la salvación por nuestra propia obra, que somos buenas personas. Eso es lo que nos ciega la simplicidad del Evangelio. Yo no necesito a Cristo, o necesito un poquito de religión, pero yo soy una buena persona, mira lo que yo hago. esto de compararme con otra persona, mira como comparo con el hermano Ramiro, soy una gran persona, estoy mucho mejor que él. Y nunca nos comparamos a quien? A Cristo. Si tenemos este mal de compararnos, entonces yo le diría a la persona, comparate a Cristo. ¿Eres tan perfecto o mejor perfecto que Cristo Jesús? No te compares con otro pecador, comparate con aquel que fue perfecto. Y vas a encontrar que eres que? Nos queremos comparar al lado, con otras personas. Y cuando me comparo con otras personas, soy mejor que mi vecino. Yo voy a la iglesia y él no va. Yo gané. Soy mejor que otras personas de mi familia. Sus hijos están allá en el mundo haciendo tal cosa. Los míos alaban al Señor. Glorio a Dios, soy mejor que esa persona. Cuando me comparo con otras personas, siempre voy a salir mejor que otros. O la mayoría de otras personas. Pero si tengo que compararme, entonces compárase ¿con quién? Con Cristo Jesús. ¿Eres tan perfecto o más perfecto que Cristo? La respuesta obviamente va a ser no, bueno, es perfecto, yo nunca he sido perfecto y ahí hay el problema. Eso es lo que obscura la simplicidad del Evangelio. No es que el Evangelio sea difícil, sino que estamos cegados por nuestro propio sentir que somos ¿qué? Buenas personas, que podemos con la ley de Dios. Es grandemente difícil para los humanos abandonar la creencia de que Dios nos debe la salvación por nuestras obras, esta idea de que somos buenas personas. Pero la verdad está clara, la salvación viene sólo por medio de la fe en Cristo cuando admitimos nuestra pecaminosidad y depravación. Amados, si no son salvos ustedes hoy, abran sus corazones a esta verdad, esta verdad tan simple pero poderosa. Usted necesita a quién? A Cristo Jesús. Así como usted está sin Cristo, no hay salvación. Y este es el mensaje que usted tiene que compartir con esas personas alrededor de ustedes. Mira, si comparadas a otras madres, tú eres una buena madre, comparadas a otras personas, pero comparate a Cristo. Comparate a Cristo, comparate a su ley. Eres una buena persona, no eres un pecador. Y si tú no puedes cumplir con la ley de Dios y eso que era bueno, entonces ahora te trae muerte. Mira aquel, aquel que cumplió la ley por ti. Para de hacer, para de este cansancio. Ven y descansa en Cristo. Vengan a mí todos los cargados y los que están agobiados. Yo le daré que descanso. Vengan a Cristo. Esta es la realidad. El Evangelio es fácil. Lo que es difícil es que el hombre abandone su propio sentir de ser una buena persona o poder. Mire el versículo 9. Ahí encontramos el corazón de la verdadera confesión. Que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor y creas en tu corazón que Dios lo resucitó entre los muertos, serás salvo. Romanos 10, 8 nos recuerda de esta verdad, que la palabra está cerca de nosotros. que es fácil recibir la salvación. No podemos confiar en nuestros propios esfuerzos, debemos confesar con nuestros labios y tener fe en nuestros corazones. Sin embargo, amados, Pablo nos advierte que el solo hecho de decir las palabras correctas no garantiza la salvación. Si bien estamos llamados a profesar nuestra fe, pero una confesión, si una creencia genuina en Jesucristo, no justificará Y aquí tengo una excepción, algo que compartir con ustedes. Amados, debemos tener cuidado. La iglesia moderna nos ha llevado por mal camino en este área. A muchos se les anima responder al evangelio presentándose o levantando sus manos o caminar el pasillo hacia adelante, orando una oración específica, repitan estas palabras o firmando, mira una iglesia, si tú firmas esta tarjeta, estás cumpliendo tu pacto ya, con esta firma y con tu confesión ya eres salvo. Hemos mirado todo tipo de acciones que el hombre tiene que hacer y estas prácticas intentan ayudar a la persona a finalizar su compromiso con Cristo. Y los ministros les aseguran a las personas su salvación si completan estos pasos, si tú te levantas la mano, si tú caminas, si tú oras esta oración, tú eres Hay un gran peligro en todo esto, amados. ¿Usted nunca se ha preguntado por qué yo no hago el llamado del altar? ¿Cuántos años hemos estado juntos ya? ¿Seis? ¿Cuántos llamados de altar he hecho yo en esos seis años? Creo que ninguno, estoy seguro. ¿Por qué? Porque yo espero que la palabra de Dios, ahí donde esté, haga ese trabajo en su vida. Yo no tengo que usted que levante la mano y repetir mis palabras. Mis palabras no salvan a nadie. No hay una encantación mágica en la palabra de Dios que salve a algunos. Eso no se encuentra en ninguna parte de la Biblia. Si tú oras eso, ¿ahora eres salvo porque tú oraste estas palabras? No, la fe genuina no puede ser un pacto, un contrato en que firmamos y ahora somos salvos. y ha hecho un gran daño porque mucha gente dice yo soy salvo yo oré estas y viven como quieren vivir yo en la cruzada del tal evangelista oré la oración así que sé que estoy bien amados esto no se encuentra en ninguna parte de la palabra de Dios a qué parte del evangelio podemos respirar que Cristo dice ok levanten la mano vayan hacia delante y oren estas palabras no lo vamos a encontrar en qué parte de la palabra va a encontrar que Pablo diga lo mismo no lo van a encontrar Pablo le dice crean en Cristo arrepientense de su pecado y vengan a ir Amén. Y ese trabajo solo lo puede hacer Dios el Espíritu Santo en el corazón. Yo no puedo ayudar a Dios el Espíritu Santo con mis técnicas humanas, es imposible. La verdad es que simplemente profesar la fe no es suficiente. No se trata solo de decir las cosas correctas o las palabras correctas, sino tener fe genuina en Jesús y en Su obra, en nuestros corazones. Pablo reconoció que es posible estar mentalmente de acuerdo con el Evangelio si que en este Evangelio llega a tocar nuestros corazones. Amén. Es posible creer aquí y no creer acá. Y si no, yo creo absolutamente, yo creo que Cristo vino y murió, pero eso no tiene un impacto en mi vida de ninguna manera. ¿Pueden verlo? Así que versículo 10, el 11, nos enseña entonces los ingredientes específicos de la verdadera fe salvadora. Los ingredientes específicos de la verdadera fe salvadora. Porque con el corazón se cree para justicia y con la boca se confiesa para salvación. Pues a la Escritura dice, todo el que cree en él no será avergonzado. Amados, no necesitamos una fe académica, sino una fe salvadora. Y estos son los ingredientes, los cuatro ingredientes de la fe que salvan. Ojalá que el Señor bendiga esto a su corazón. En primer lugar, el contenido de nuestra fe es crucial. El contenido de la fe. Tiene que haber un contenido de la fe. ¿Qué significa esto? Tengo que creer en el Cristo, pero ¿en el Cristo de la qué? De la Biblia. No cualquier Cristo. No mi imaginación de Cristo, sino el Cristo bíblico, el contenido bíblico. ¿Cuánta gente usted le habla y dice, oh para mí Cristo? No, no importa para ti Cristo, nada. No importa lo que tú creas de Cristo, lo que importa es cómo Cristo se reveló en la Palabra de Dios. ¿Pueden ver la diferencia? Su opinión de Cristo no lo salvará. Sólo el Cristo bíblico puede salvar. el contenido es importante. A menudo, y vamos a explicarlo de esta manera, a menudo escuchamos a la gente del mundo decir, no importa lo que usted crea, siempre y cuando sea sincero en sus creencias. ¿Cuánto hemos oído de esto, verdad? No importa, todos los caminos van a qué? Al cielo, mientras usted sea sincero, si usted de Buda y es sincero, al cielo va a ir. Si usted es testigo de Jehová y es sincero, al cielo va a ir. Si usted es mormón, al cielo va a ir. No importa, si es católico, al cielo va a ir. Si es cristiano, al cielo va a ir. Mientras usted sea que es sincero. Le diré con este problema con un enfermero que estaba tratando a mi hermano. Él me dijo, puedo ver que eres un pastor, puedo ver que amas al Señor. Yo creo que todos los caminos van al cielo. Yo le dije, es falso. Pero eso me ofende a mi cuando la gente dice que es solo un camino. ¿Por qué un camino? Dios es tan grande, tan amoroso, que Él mira, si eres sincero, no importa tu contenido. Eso es lo que estaba diciendo. El contenido no importa si eres sincero. Al cual yo le dije, no, estás equivocado. Y pude presentar el Evangelio de esta manera. Si el contenido no importa, y si todos los caminos van al cielo, entonces el Dios de la Biblia es un dios malo pero que dirias eso porque el crucificó a su hijo para hacer un camino y si todos los caminos van al cielo entonces pa que matar al hijo para hacer otro camino si tu puedes encontrar al cielo si siendo sinceramente buda ve y hazte un buda pa que matar al hijo si todos los caminos van al cielo y dios mata a su hijo para hacer solo un camino adicional Él es un Dios malvado. Y cuando Cristo oró, si hay otro camino, Señor, quita eso de mí, si hay otro camino, quita eso de mi copa, que no me tome la copa, y la respuesta fue, no hay otra manera, y tómate la copa. Si Cristo oró y el Señor le dijo que no, y si hay otro camino, es un mentiroso y es malvado Dios. Matar al Hijo, pues no hay otra manera de sólo hacer otro camino. ¿Pueden ver qué terrible sería esa idea? pero ahora si hay sólo un camino y requiere la muerte del hijo y Dios lo sacrifica porque te ama a ti, entonces es un Dios de qué? De amor y de gracia. Pueden ver la diferencia, amados. Y él dijo, nunca lo había pensado así. Bueno, amados, hemos oído mucha gente decir, no importa lo que creas, siempre y cuando seas sincero. Pero la realidad es que lo que creemos importa muchísimo. Por ejemplo, alguien podría creer sinceramente que el diablo lo va a salvar, y sin embargo no seré salvo. Si todos los caminos van al cielo, si yo quiero creer en el diablo y quiero alabar y sacrificar al diablo, mientras sea sincero mi creencia, eso también me llevará ¿qué? al cielo. Nadie argumentaría algo tan bárbaro como eso, pero eso sería la realidad de que todos los caminos van al cielo. Amados, no hay consuelo en la fe que se deposita en un objeto falso. La fe salvadora requiere contenido y un conocimiento bíblico sólido. Debemos creer que sí hay un Cristo, pero el Cristo bíblico, el Cristo presentado en la Biblia, no sólo en cualquier versión de Cristo que nos guste. Entonces, primer requisito, el primer ingrediente de la fe es un contenido bíblico. El segundo requisito, el segundo ingrediente, debemos estar de acuerdo intelectualmente con la verdad de este contenido. Necesitamos creer en Jesús, su impecabilidad, en la muerte y la resurrección. Debemos aceptar que Él es el único camino a Dios para la salvación. No solamente tiene que creer que hay un contenido bíblico y que el Cristo de la Biblia es el único Cristo, usted tiene que creer que Él hizo todo lo que Él dice que hizo en Su Palabra. Que Él sí vino, que Él sí vivió una vida perfecta, que Él murió como substituto que Él resucitó dentro de los muertos, que Él promete vida, tiene que creer intelectualmente en su mente que es este, no solamente el Cristo bíblico es el verdadero Cristo, pero como lo presenta la Biblia, así son las cosas. ¿Pueden verlo? Porque si no puede creer en este Cristo, bueno, no sé si creó la resurrección, entonces no creemos en el Cristo bíblico. Tiene que haber un contenido bíblico y tiene que haber un un ascenso, vamos a decir, intelectual a las verdades que enseña la Biblia. Pero, pero, pero, pero, cuidado, amados. Muchas personas se detienen en este paso, pensando que son salvos cuando no lo son. Incluso los demonios creen de esta manera, dice la Palabra de Dios, pero no son que salvos. Ellos creen en el contenido bíblico, Ellos creen que Cristo realmente vino, que Él murió por los pecados, que Él resucitó de los muertos, que Él vino para salvar a un pueblo. Ellos creen en toda la teología bíblica correcta, 100% ortodoxos, pero no son salvos. Dice la Palabra de Dios que ellos creen y aunque tiemblan, y no son ¿qué? Salvos. O solo creen mentalmente, no es suficiente. Es necesario, pero no es ¿qué? Suficiente. El tercer ingrediente. Debe haber más que un acuerdo intelectual. Nuestra creencia debe incluir confianza personal y amor por la verdad, algo que ningún demonio no puede hacer. Por eso Pablo enfatiza que debemos creer no sólo con la cabeza, pero si confiesas con tu corazón, crees en tu corazón. ¿Vieron que Pablo díselo? Entonces tiene que haber un contenido bíblico, tiene que haber un ascenso intelectual, pero tiene que haber aprovecho en el corazón. Yo amo a Cristo, amado. ¿Usted lo ama? Ese contenido, ese ascenso intelectual ha penetrado, ¿qué? Al corazón. Y yo amo a aquel que me amó primero. Tiene que haber amor por Cristo. Amén. Tiene que haber un corazón para, una emoción por Cristo Jesús. El último ingrediente se encuentra aquí también. Finalmente, el último ingrediente de la fe salvadora es la confianza. Amados, si usted cree con el corazón y confía sólo en Cristo, puede tener plena seguridad de su salvación. Esto significa que podemos confiar en nuestra relación con Dios debido a nuestra fe genuina en Jesús. Contenido bíblico. Ascenso intelectual a la verdad de la palabra. un corazón que empieza a amarlo cuando antes no lo amaba, y el último paso es que completa confianza en Él para salvarme. No en mis obras, no en mí, pero solamente en Quién, en Cristo Jesús. Es ponerte el paracaídas y tirarte de la vía sabiendo que el paracaídas te va a salvar. Completa confianza en el paracaídas. Amén. Sabiendo que mientras tú tengas a Cristo, todo va a estar bien. En los años de sendo pastor, veintipico años ya, se me hace increíble, he hablado con varias personas y algunas de ellas han entrado a mi oficina casi llorando, inseguros de su salvación. Pastor, ¿cómo sé yo que soy salvo? Yo quiero ser salvo, pero ¿cómo puedo tener certeza de mi salvación? Este pensamiento me consume. Hubo un hombre casi llorando, me consume cada noche. No quiero ir al infierno, pido que Jesús me salve, pero ¿cómo sé que Él me ha salvado? Una buena pregunta, ¿verdad? Yo le diría, ¿tienes el contenido bíblico? ¿Sabes quién es el Cristo de la Biblia? Sí. ¿Tienes un acento mental de que lo que la Biblia presenta es actualmente lo que ocurrió? Absolutamente sí. ¿Tienes emoción? ¿Amas a Jesucristo con todo el corazón? ¿Has puesto toda tu fe en Él y nada en ti sabiendo que Él es el único que te puede salvar? ¡Sí! Entonces, hermano, para de cuestionar tu salvación. ¿Tú le perteneces a quién? A Cristo Jesús. Le digo lo mismo a usted. ¿Tiene contenido bíblico usted? ¿Intelectualmente usted cree todo lo que dice la palabra de Dios? ¿Tiene afección en su corazón por Jesucristo? ¿Ha puesto toda su confianza en Él? Esa es la fe que salva. Amén. Y no hay otra. Así que, amados, les ruego que se aseguren de que su fe no sea solo palabras o algo intelectual, sino una confianza profunda y sincera solamente en Cristo Jesús. Si confían en Cristo de corazón y confiesan con sus labios, sus señorías, nunca serán avergonzados. Es lo que Pablo dice en este Muchas personas sinceras buscan a Dios fuera de Cristo. Los Budas, tan sinceros, buscando a Dios fuera de quién? De Cristo. Y aún hay algunos que buscan a un Cristo, pero no el verdadero Cristo bíblico, el Cristo del Testigo de Jehová, o los mormones, o tal cosa así. Hay muchos que buscan su salvación fuera de Cristo, del Cristo equivocado. y en el día de juicio enfrentarán la vergüenza de su error. Pero como cristianos verdaderos, nunca debemos temer. La justicia de Cristo hará toda la diferencia para nosotros. Yo confío en Él, y esa es la diferencia entre cristianidad y el resto de las cosas. El resto de las cosas te presentan a un Cristo que tú tienes que ayudar, tus obras. A un Cristo que tú tienes que hacer tal y tal cosas, tus obras. La cristianidad te dice, confía en el Cristo bíblico, cree en Él, ámalo y pon toda tu confianza solamente en Él, porque Él es el único que te puede salvar. Amén. Versículos 2 y 13 para terminar. Y este es el llamado universal del Evangelio. porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo Señor es Señor de todos, abundando en riquezas para todos los que le invocan, porque todo aquel que invoque el nombre del Señor será sano. Todo aquel aquí significa, no importa si es judío, no importa si es qué, gentil, no importa si son de El Salvador, o de Guatemala, o de México, o de Honduras, o de Panamá, o de Puerto Rico, creo que de todos, no estoy seguro. Se me olvidó su nacionalidad, no importa. No importa. No importa si somos blancos, si somos negros, no importa nuestra cultura, somos una familia en Cristo. Todo aquel que cree en Cristo es una nueva escena, una nueva criatura, es un nuevo pueblo. Y hermanos, el Génesis nos enseña, el Génesis nos enseña que la Torre de Babel El Señor separó las naciones y las tiró por todo el mundo. Les cambió el lenguaje, trajo confusión. Ahí empezó el racismo y el odiar a mi vecino. Él es latino, pero él no es como yo, él no es mexicano como yo, no es puertorriqueño como yo. Ahí empezó esa desaparición de naciones y lenguajes, esas cosas, esos bordes que nos separan. en la tarde de Babel, pero en el Evangelio Dios destruye la Torre de Babel. Hay sólo un lenguaje, usted puede hablar español, el hermano habla inglés, pero sólo un lenguaje, amamos a quién, a Cristo Jesús. Hay diferente cultura, pero sólo tenemos una cultura, la cultura del cristianismo. Pueden verlo, la Torre de Babel fue deshecha en el Evangelio. donde Dios unifica al mundo bajo un estandar, el Evangelio de Dios. Gloria sea a Dios. Así que Pablo no está diciendo aquí que cualquiera que simplemente diga unas palabras mágicas será salvo. De hecho, la Biblia nos advierte que cuando el Señor regrese, el mundo gritará, Cristo, sálvanos, pero será muy tarde para ellos. Pablo está enseñando que aquellos que invocan el nombre del Señor, como es revelado en la Escritura, serán salvos. Un verdadero llamado a Dios viene del corazón que, con una súplica auténtica, oh Señor, dame a Cristo. Viene de un pecador que ha sido despertado a su terrible necesidad por el Espíritu Santo. Aquellos que genuinamente se acercan a Cristo nunca serán rechazados. porque esa es la obra de Dios. Así que terminemos con el Evangelio. El Evangelio en su núcleo nos dice que Dios en su amor y misericordia envió a su Hijo para salvarnos de nuestros pecados. A través de su vida, muerte y resurrección, su cumplimiento de la ley, Jesús ofrece perdón y reconciliación con Dios. Somos justificados no por nuestras propias obras, sino únicamente por la fe en Aquel que cumplió la ley. Esta fe no es sólo un acuerdo intelectual, sino una confianza sincera en Cristo como nuestro Salvador y Señor. Cuando verdaderamente lo invocamos, creyendo de corazón, tenemos la seguridad de nuestra salvación. Usted puede decir amén a todas partes de este sermón, diciendo, sí, amén es lo que yo creo. Sí, pastor, me gozo, porque lo que usted predicó es indicativo de lo que está en mi corazón, y sé que soy salvo. Lore de Dios, compártela. Comparte este mensaje con otras personas. Amados, no se vayan de su lugar si consideran lo siguiente. El Evangelio es fácil de entender. Está aquí cerca, dice el apóstol. está cerca. Lo que es difícil es abandonar esta perspectiva de trabajar o que soy una buena persona. Así que cuando usted hable con personas y ellos le digan que yo soy una buena persona, que mira que yo necesito solo un poquito de religión pero estoy bien o no necesito nada. Dios sabe que soy una buena persona. Dios va a medir mi vida. Usted dice, se está comparando usted con otras personas. Comparase con Cristo y va a haber su necesidad. Amén. Y si usted está aquí, y a lo mejor el Señor ha tocado su corazón, decirme, no, mi fe es intelectual, pero nunca he sido apasionada, nunca he puesto mi confianza. Hágalo hoy. Venga a Cristo antes de que sea muy tarde. No hay nadie aquí que pueda ser salvo por venir a este lugar, o aún creer lo que es correcto es completamente poner su esperanza, ¿en quién? En Cristo Jesús. Que el Señor bendiga a su pueblo. que el Señor use su palabra aquí y por medios de las redes sociales para atraer a muchos a Jesucristo el Salvador. Oremos. Padre, te damos gracias por lo que hemos hablado hoy, esta palabra que nos enseña, Padre, que necesitamos a Jesucristo más que cualquier otra cosa. El veneno poderoso de la humanidad es este pensar que podemos en nosotros mismos aferrarnos a Dios. Sería más posible arrastrar a Cristo del cielo o levantarlo de entre los muertos que poder ganar la salvación por nuestras propias obras. Enseñanos esta realidad que podemos compartirlas con otros. Vivimos en el nombre de Jesús y para tu gloria. Amén.
La Fe Salvadora
Series La Gracia Salvador de Dios
El Evangelio es bello en su sencillez y muy cercano a cada uno de nosotros. Lo que dificulta la salvación es el deseo innato del hombre de autojustificarse.
Sermon ID | 92924212764174 |
Duration | 54:16 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Romans 10:5-13 |
Language | Spanish |
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