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Zacarías uno y el versículo siete dice a los veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Isabel. En el año segundo de Darío vino palabra de Jehová al profeta Zacarías, hijo de Berequíes, hijo de Ido, diciendo. Dí de noche y aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos que había en la Hondura. Y detrás de él había caballos alesanes, oberos y blancos. Entonces dije, ¿qué son estos, Señor mío? Y me dijo el ángel que hablaba conmigo, yo te enseñaré lo que son estos. Y aquel varón que estaba entre los mirtos respondió y dijo, esos son los que Jehová ha enviado a recorrer la tierra. Ellos hablaron a aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y dijeron, Hemos recorrido la tierra, y aquí toda la tierra está reposada y quieta. Respondió el ángel de Jehová, y dijo, ¡Oh Jehová de los ejércitos! ¿Hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años? Y Jehová respondió, buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel que ha hablado conmigo. Y me dijo el ángel que ha hablado conmigo, clama diciendo, así ha dicho Jehová y los ejércitos, se lee con gran celo a Jerusalén y a Sion. Y estoy muy arado contra las naciones que están reposadas, porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal. Por tanto, así ha dicho Jehová, yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia. En ella será edificada mi casa, dice Jehová de los ejércitos, y la plomada será atendida sobre Jerusalén. Clama aún, diciendo, Así dice Jehová de los ejércitos, Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, Y aún consolará Jehová a Sion, Y escogerá todavía a Jerusalén. Hace 8 días empezamos nuestro estudio de este libro de Zacarías. Y aprendimos que el tema del libro es la esperanza del pueblo de Dios. El pueblo de Israel había estado en exilio en otro país por 70 años. Pero ahora había regresado a su tierra para empezar otra vez. Y ellos necesitaban esperanza. necesitaba entender que Dios todavía era su Dios, que estaba con ellos. Por eso Dios reveló su palabra a Zacarías para que pudiera comunicarla al pueblo y darles a ellos la esperanza. Pero tal vez en una manera un poco sorprendente, este libro empieza no con un mensaje de esperanza, sino, como subíamos la semana pasada, con una llamada al arrepentimiento. estudiamos que necesitamos arrepentirnos de nuestros pecados antes de que podamos disfrutar la esperanza que tenemos en nuestro Dios, en sus promesas, en su fidelidad. Con esta base en mente, hoy vamos a continuar y ver cómo Dios comunicó la esperanza a su pueblo en ese tiempo y cómo nosotros podemos aprender de esta palabra para recibir la esperanza para nosotros mismos hoy en día también. Empezando aquí en el versículo 7 del capítulo 1 y continuando hasta el final del capítulo 6, tenemos una serie de ocho visiones que Dios vio a Zacarías. Y tenemos que entender que estas visiones no eran sueños como los que nosotros tenemos mientras dormimos, sino que en ese tiempo del Antiguo Testamento eran medios que Dios usó para revelar Su Palabra, para dar Su revelación a Su pueblo a través de Sus siervos, los profetas. Entonces, lo que Zacarías vio en estas ocho visiones era la Palabra de Dios para el pueblo de Dios en su tiempo. y es la Palabra de Dios para nosotros hoy en día también. Y aunque esas visiones son diferentes, aunque son ocho diferentes visiones y no solamente ocho partes de una visión, todavía hay una relación entre ellas. Es decir, aunque son completas en sí mismas, aunque podemos estudiarlas y estudiar el mensaje de cada una, Cuando las vemos juntas, podemos ver que forman una imagen de la esperanza de Israel, la esperanza del pueblo de Dios, en el presente, en el futuro, con la promesa de cumplimiento del reino de Dios en el Mesías que iba a llegar. Hoy vamos a estudiar la primera visión que Zacarías recibió, el primer mensaje de Dios para su pueblo y para nosotros también. El tema que vamos a estudiar en este pasaje, en esta primera visión y profecía, es nuestra esperanza en la soberanía de Dios. Nuestra esperanza en la soberanía de Dios. Quiero enfatizar este tema antes de estudiar este pasaje para que podamos estar listos de entender la visión en su contexto. Tenemos que pensar en esta manera. que las cosas en nuestras vidas no siempre son lo que parecen. A veces, por nuestra visión limitada, nuestra perspectiva limitada, no podemos ver las realidades finales. Perdemos la realidad profunda. ¿Y cuál es la realidad profunda de toda la vida? que Dios es soberano, que Dios controla todo, que no hay nada fuera de sus propósitos y el poder de sus manos. Dios está haciendo lo que quiera, aunque tal vez no parece así en nuestros días, aunque a veces no parece así en este mundo. Por eso tenemos que tomar tiempo para pensar en nuestra esperanza en la soberanía de Dios. ¿Qué es la soberanía de Dios? Se define como la verdad de que Dios tiene poder absoluto sobre todo. Él es el Supremo, el Gran Rey, como hemos cantado. Él hace su voluntad en el cielo y en la tierra. La Biblia dice que no hay nadie que pueda detener su mano y decir, ¿qué haces? Cuando decimos que Dios es soberano, queremos decir que Él es el Dios Todopoderoso, que posee todo el poder en el cielo y en la tierra, y que nadie puede resistir su voluntad. Esa es la definición de la soberanía de Dios, que tiene control de todo, que Dios hace lo que quiera. Pero como dije, a veces parece como que Dios no tiene el control. que realmente no es soberano, porque los incrédulos prosperan y no tienen problemas, mientras el pueblo de Dios lucha con tribulaciones, con pruebas, con problemas, tras problemas, tras problemas. Eso es exactamente lo que vamos a ver en el texto de hoy, en este pasaje, en los reciclos 7 a 17. A veces parece como que Dios no tiene el control. Que los incrédulos están ganando. Que nosotros sufrimos, pero ellos no. Por eso hoy tenemos que entender esta verdad de que Dios es soberano. Que Dios controla todo. Y por eso tenemos esperanza. Esperanza en la soberanía de nuestro Dios. En resumen, esa es la idea más grande de este pasaje. Podemos poner nuestra esperanza en la soberanía de Dios, incluso cuando parece como que Él no tiene el control, porque Él sabe todo. Porque Él escucha la intercesión de Su Hijo, y porque Él es celoso por Su pueblo. Esa es la manera en la cual vamos a estudiar este pasaje. Podemos poner nuestra esperanza en la soberanía de Dios. Es más fácil cuando las cosas están pasando sin problema alguno. Pero también es la verdad en las pruebas. Podemos poner nuestra esperanza en la soberanía de Dios, incluso cuando parece como que no tiene el control. Cuando parece como que ha perdido su soberanía por un momento. Y hay tres razones por las cuales podemos tener esta confianza que encontramos aquí en este pasaje. Podemos tener la esperanza en la soberanía de Dios porque Él sabe todo, porque escucha la intercesión de Su Hijo y porque es celoso por Su pueblo. En primer lugar, vamos a ver que tenemos la esperanza en la soberanía de Dios porque Él sabe todo. Vamos a leer los versículos 7 a 11 otra vez. A los veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Zerat, en el año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías, hijo de Berequíes, hijo de Higo, diciendo, Vi de noche, y ha aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos que había en la Hondura, y detrás de él había caballos alazanes, ovedos y blancos. Entonces dije, ¿qué son estos, Señor mío? Y me dijo el ángel que hablaba conmigo, yo te enseñaré lo que son estos. Y aquel varón que estaba entre los mirtos respondió y dijo, estos son los que Jehová ha enviado a recorrer la tierra. Ellos hablaron a aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos y dijeron, hemos recorrido la tierra y aquí toda la tierra está reposada y quieta. ¿Cuál es la historia aquí? ¿Qué está sucediendo? Lo que tenemos aquí es una descripción de una misión secreta, como los espías durante una guerra. En el versículo 8, Zacarías vio al líder de ellos sobre un caballo, y el resto de su tropa detrás de él, reuniéndose secretamente en una hondura de mirtos. En el versículo 11, ellos dan su reporte a su líder de lo que habían espiado, de la información que habían recogido durante su tiempo espiando la tierra. Esto es, en general, lo que vemos aquí al principio de la visión de Zacarías. Pero ¿cómo llego a esta conclusión? ¿Cómo puedo leer sus reciclos y decir que está hablando de una misión secreta, que lo que vemos aquí es una mirada entre bastidores, escuchando lo que los espías están reportando a su capitán después de cumplir su misión. Porque no les sirve a ustedes si digo esto y no lo explico para que ustedes puedan verlo también. Entonces, síganme. Empezamos en el versículo ocho para ver los detalles y cómo aquellos describen lo que es esta pasaje, lo que está pasando aquí. Otra vez, el versículo ocho dice, Vi de noche, y aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos que había en la Hondura, y detrás de él había caballos alazanes, ovedos y blancos. La primera cosa que Zacarías vio es un hombre sobre un caballo alazán y otros jinetes detrás de él, todos escondidos en una Hondura de mirtos. Yo sé que dice nada más que detrás de él había caballos, alazanes, obreros y blancos, pero la palabra habla de los jinetes sobre sus caballos, no solamente de los caballos y nada más. Es la primera cosa que vemos a través de los ojos de Zacarías. Un hombre sobre su caballo, obviamente un líder, con sus seguidores detrás de él, también sobre sus caballos. Y por lo que vemos en los versículos 10 y 11, están en este lugar para reportar lo que habían espiado en la tierra. Si leemos el versículo 8 y no entendemos lo que significa en el principio, está bien, porque estamos como Zacarías. Porque cuando él vio esta visión, cuando vio estos jinetes sobre sus caballos, no entendía. Y por eso pidió ayuda para lo que estaba viendo. Eso es lo que dice en el versículo 9. Zacarías preguntó, ¿qué son estos, Señor mío? Pero él no sabía tampoco. Por eso recibió una respuesta, lo que vamos a ver en el siguiente reciclo. Es decir, aquí, en este pasaje, no tenemos que adivinar quiénes son esas personas o lo que estaban haciendo, porque Dios nos dijo. Entonces, ¿quiénes son esas personas en el reciclo 8? El hombre sobre el caballo alazán se identifica en el reciclo 11 como el ángel de Jehová. ¿Y quién es el ángel de Jehová? No es solamente un ángel, como cualquier otro ángel, ni incluso un arcángel, como Miguel, sino en el Antiguo Testamento es claro que esta descripción se refiere a Jesucristo, quien apareció algunas veces en la tierra antes de su encarnación. Algunos pasajes que podríamos buscar para entender esta verdad, pero vamos a ver solamente uno, en el libro de Génesis y en el versículo 16. En el primer libro de nuestras Biblias, el libro de Génesis, en el capítulo 16, vamos a leer los reciclos 7 a 13. Génesis 16, empezando en el reciclo 7. Y aquí está hablando de la historia de Agar, la sierva de Sarai y Abram. Génesis 16, 7, otra vez hablando de Agar. Dice, y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. Y le dijo, Agar, sierva de Sarai. ¿De dónde vienes tú? ¿Y a dónde vas? Y ella respondió, huyo de delante de Sarai, mi señora. Y le dijo el ángel de Jehová, vuélvete a tu señora y ponte su misa bajo su mano. Le dijo también el ángel de Jehová, multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud. Además, le dijo el ángel de Jehová, he aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción. Y él será hombre fiero. Su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará. Entonces llamó el nombre de Jehová, que con ella hablaba, Tú eres Dios que ve. Porque dijo, ¿No he visto también aquí al que me ve? ¿Cómo sabemos que este ángel de Jehová era Cristo y no solamente un ángel? En primer lugar, por la promesa que el ángel dio en el versículo 10. Multiplicaré tanto tu descendencia que no podrás ser contada a causa de la multitud. Fíjense que dijo multiplicaré. No dijo Dios va a multiplicar tu descendencia, sino dijo yo voy a multiplicar tu descendencia. Solamente Dios tiene este poder, no solamente un mero ángel. Y en segundo lugar, en el versículo 13, leemos que Agar misma entendía que estaba en la presencia de Dios. Dijo que ella llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba. Tú eres Dios que ve, porque dijo, no he visto también aquí al que me ve. Ella creyó que había visto a Dios mismo, a la segunda persona de la eternidad en la forma de un ángel. Y como dije, hay otros pasajes también en el Antiguo Testamento que hablan de este ángel de Jehová como Dios. Y por eso, si regresamos a Zacarías 1, podemos creer que este líder, este capitán, este ángel de Jehová era el Hijo de Dios. Y vamos a ver el siguiente punto por qué es tan importante que entendamos que esta persona es Cristo, pero por lo menos ahora podemos ver y entender que Él era el capitán de esta tropa, el capitán del resto de los jinetes que estaban con Él en este lugar. En el versículo 10, Zacarías recibió la respuesta de quiénes eran esos otros jinetes con sus caballos que él había visto. El hombre que estaba entre los mirtos, el capitán de esa tropa, Jesucristo, le respondió y dijo, estos son los que Jehová ha enviado a recorrer la tierra. Y la idea aquí de recorrer no es viajar sobre la tierra como turistas. sino en el contexto militar, porque dejé una misión secreta de reconocimiento para recoger información y reportarla a su comandante. Por eso, la ubicación de esta reunión, quizá querías ver, es esta Hondura de Mirtos, un lugar lejos de otras personas para que los jinetes pudieran reportar lo que habían visto a su capitán. ¿Y qué habían visto? ¿Cuál fue su reporte? Es lo que encontramos en el reciclo 11. Ellos hablaron a aquel ángel de Jehová que estaba entre los muertos y dijeron, hemos recorrido la tierra y aquí toda la tierra está reposada y quieta. Toda la tierra estaba reposada y quieta. Parece bueno, ¿no? Es un buen reporte. No habla de guerras, no habla de problemas, todo estaba reposado y quieto. Y si leemos de la historia de este tiempo, esto fue la verdad. Las naciones poderosas no estaban luchando, todo parecía tranquilo en cuanto a los asuntos políticos. Eso parece bueno, pero no lo era. ¿Por qué? Porque esta condición de repaso y quietud En el Antiguo Testamento era una promesa de Dios para su pueblo, para Israel, no para las naciones, no para aquellos que estaban rechazándole. Por esa razón, este reporte va a producir un clamo a Dios en el siguiente reciclo, en el siguiente punto. Para resumir, lo que tenemos aquí en la primera parte de esta visión de Zacarías es una escena en un contexto militar, un grupo regresando de una misión de reconocimiento mundial que está reportando a su capitán en una ubicación secreta, dando un reporte de lo que habían espiado. Esa es la explicación de la primera parte de la primera visión de Zacarías. Pero ahora la pregunta es, ¿Cómo aplica esto al tema del mensaje, nuestra esperanza en la soberanía de Dios? ¿Cómo aplica en cuanto a este primer punto, que podemos tener esperanza en nuestro Dios porque sabe todo? Es decir, ¿qué podemos aprender de esta visión de Zacarías? En primer lugar, vamos a pensar en lo que el pueblo de Israel en este tiempo habría aprendido. Basado en el reporte de esos jinetes, el mundo en ese tiempo parecía quieto y tranquilo. Las naciones que habían perseguido al pueblo de Dios estaban en paz, mientras Israel estaba intentando empezar casi de nuevo. Este contraste entre el estado del pueblo de Dios y el estado de las naciones era difícil de aceptar para Israel, sin duda. porque ellos tenían el pacto de Dios, las promesas de Dios, pero parecía como que Dios no sabía sus problemas, como que no estaba con ellos. Es decir, pensando en el tema del mensaje, los israelitas en este momento estaban luchando con tener esperanza en la soberanía de Dios, porque parecía como que Dios no tenía el control, como que no estaba con ellos. Por eso Dios reveló esta visión a Zacarías para comunicar al pueblo. Dios tenía en cuenta la situación en cuanto a su pueblo. Y por eso Él había enviado sus mejores hombres para ir a la tierra y recoger la información. Obviamente esa es una imagen, ¿no? Porque sabemos que Dios ve todo, que Dios sabe todo, que Dios es omnisciente. Pero Dios estaba demostrando en una imagen, en esta visión, que todavía era soberano, que todavía sabía todo, que todavía estaba con su pueblo. El pueblo de Israel, en este momento, no tenía que dudar de la soberanía de Dios, porque Él sabía lo que estaba pasando. porque él había enviado su ejército de ángeles, dirigido por su propio hijo, para espiar la tierra y recoger la información necesaria para el bien de su pueblo. Esta es la aplicación de este pasaje a los israelitas en el tiempo de Zacarías. Pero podemos ver la aplicación para nosotros mismos también. como el pueblo de Dios, como los hijos de Dios, estamos experimentando la misma cosa hoy en día. No deberíamos pensar en el mundo físico, porque sí, hay muchas guerras en el mundo, el mundo no está quieto. Pero tenemos que pensar espiritualmente. El problema es que, desde nuestra perspectiva, a veces parece que los incrédulos no tienen tantos problemas como nosotros. Que todo está reposado y quieto en sus vidas. Que nosotros estamos sufriendo por enfermedades, falta de dinero o trabajo, lo que sea, mientras las personas sin Cristo parecen tener mucho. En el contexto histórico, parecía como las naciones estaban en paz mientras Israel estaba en tumulto. En nuestro contexto el día de hoy, muchas veces parece como que los encruelos están en paz con todo lo que necesitan, mientras nosotros sufrimos. Nosotros no tenemos nada. Pero Dios sabe. Dios todavía es omnisciente. Dios todavía tiene su ejército aquí, sus ángeles para hacer su voluntad, su Hijo para estar con nosotros. Es decir, tenemos la misma confianza con Israel. Cuando ellos escucharon la visión de Zacarías, podían pensar, los ánimos están con nosotros. El ejército de Dios está con nosotros. Cristo está con nosotros. No tenemos que dudar de la soberanía de nuestro Dios. Nosotros tenemos la misma cosa. Dios tiene su ejército aquí en el mundo. Cristo está con nosotros. El Espíritu Santo mora en cada cristiano. Por eso no tenemos que dudar de la soberanía de Dios, porque Dios sabe todo. Sus ojos están en toda la tierra. Sabe todo lo que está pasando en nuestras vidas y en todo el mundo. Todavía podemos creer en la promesa de Salmo 43, 7. El ángel de Jehová, es Cristo, acampa alrededor de los que le temen y los defiende. Esta es la promesa para nosotros. podemos y debemos tener la esperanza en la soberanía de Dios porque Él sabe todo. En segundo lugar, tenemos la esperanza en la soberanía de Dios porque Él escucha la intercesión de Su Hijo. Este contraste entre la tranquilidad de las naciones y los problemas del pueblo de Israel causó que el ángel de Jehová gritara a Dios en el versículo 12. ¿Qué dice? Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén y de las ciudades de Judá con las cuales has estado airado por espacios de setenta años? El ángel entendió. como Daniel y otros, que en la voluntad de Dios el exilio solo se suponía durar por 70 años y nada más. Por eso ahora era el tiempo para la obra de Dios de prosperar su nación otra vez. Pero esta no era la intercesión solamente de un ángel, como hemos visto, sino este hombre era el hijo de Dios, Cristo intercediendo por su pueblo. Yo creo que esto cambió todo cuando Zacarías lo vio, cuando el pueblo de Israel escuchó esta verdad. ¿Cómo podrían ellos no tener la esperanza en la soberanía de Dios cuando el Hijo de Dios estaba orando por ellos? No, no necesitaban más confianza. Ellos podían tener toda la esperanza porque Dios siempre escucha la intercesión de su Hijo. Entonces aquí Cristo tomó el papel de intercesor por su pueblo. por la nación Israel, y dijo, oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén? Y esta pregunta, ¿hasta cuándo, Señor? Es un grito que encontramos algunas veces en los Salmos. Por ejemplo, en el Salmo 74, el salmista dijo, ¿hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre? o como en el Salmo 90, vuélvete o Jehová, ¿hasta cuándo? Y apláquete para con tus siervos. Entonces esa no es una exclamación de duda. sino algo de la profundidad del corazón, una intercesión de alguien que estaba sufriendo con el pueblo en todos sus problemas y tribulaciones. Pues Cristo aquí estaba intercediendo profundamente por su pueblo en su sufrimiento y angustia. Entonces, en cuanto a la aplicación al pueblo de Israel en su propio tiempo, aprendemos aquí que ellos tenían su intercesor, que incluso antes de su encarnación, Cristo estaba intercediendo por su pueblo. Lo que Cristo pide por su pueblo siempre es para su bien, siempre es lo mejor para ellos. Y por eso Israel podía tener la confianza, no solamente en una verdad general de la soberanía de Dios, sino que esta soberanía se dirigió para su bien. Que Dios tenía el control sobre todo y estaba usando este control para el bien de su pueblo. Tenían esta confianza, esta esperanza en la soberanía de Dios porque Él siempre escucha la intercesión de su pueblo, de su hijo, perdón. Eso es lo que el pueblo de Israel aprendió de esta visión de Zacarías, de la intercesión de Cristo por ellos, asegurando que Dios usara su soberanía para su bien. Y si Cristo estaba intercediendo por su pueblo, aún en el Antiguo Testamento, no hay duda de que está intercediendo por nosotros hoy en día también. Tenemos algunos pasajes que explican claramente que esa es la verdad. En Hebreos 4 dice que Cristo es nuestro sumo sacerdote perfecto. En Romanos 8, 34 dice que Cristo está a la diestra del Padre intercediendo por nosotros. Tenemos el mismo intercesor como el pueblo de Dios en el tiempo de Zacarías. Y por eso tenemos la misma esperanza en la soberanía de Dios. Que Dios siempre ejerce su soberanía por nuestro bien, para cumplir la voluntad perfecta en nuestras vidas. Podemos tener la esperanza en la soberanía de Dios porque Él siempre escucha la intercesión de su Hijo. Nos hemos visto estas dos razones por las cuales podemos tener esperanza en la soberanía de Dios. Él sabe todo y Él siempre escucha la intercesión de Su Hijo. En tercer lugar, podemos ver que tenemos esta esperanza en la soberanía de Dios porque Él es celoso por Su pueblo. Para entender este punto, tenemos que regresar a la visión de Zacarías en el versículo 13. Aquí tenemos la respuesta que Cristo recibió de su intercesión, y es increíble. El versículo 13 dice, y Jehová respondió, buenas palabras, palabras consoladoras al ángel que ha hablado conmigo. Dios respondió a la intercesión de su Hijo con palabras de confort y ánimo para su pueblo. las cuales encontramos en los versículos 14 y 17, el mensaje que Zacarías fue mandado a declarar. En el versículo 14, la primera cosa que Zacarías declaró, el principio de estas palabras buenas y consoladoras, era que Dios era celoso por su pueblo. Otra vez, el versículo 14 dice, Y me dijo el ángel que ha hablado conmigo, clama diciendo, así ha dicho Jehová de los ejércitos, celé con gran celo a Jerusalén y a Sion. Y para mí esta declaración de Dios aquí describe todo el resto de lo que va a decir. Es un resumen de sus buenas palabras y palabras consoladoras. Dios es celoso por su pueblo. ¿Qué significa eso? A veces pensamos de la palabra celoso como algo malo. Y si puede ser, si está hablando de la envidia pecaminosa. Pero no es siempre algo malo. Aquí está hablando de un deseo increíblemente fuerte y profundo. Una demostración de la lealtad intensa de Dios para con su pueblo. que, debido a la fidelidad y su carácter, va a ayudar a su pueblo y no permitir que otras naciones lo destruyan. Debemos pensar en esta palabra celoso así, la lealtad intensa y perfecta de Dios para con su pueblo, demostrada en la fidelidad a su carácter y a su pacto y a sus promesas. y en demostración de esta verdad, este celo. En el siguiente reciclo, Dios dijo, Estoy muy airado contra las naciones que están tranquilas, porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal. Es decir, el celo de Dios, su lealtad intensa a su pueblo, para con su pueblo, se demostró no solamente en amor para con su pueblo, sino también en ira para con las naciones en como ellos habían tratado a Israel. Por eso dice que Dios estaba airado contra las naciones que estaban en reposo, que estaban en paz. Pero espera un momento. Aquí dice Aquí Dios dice que estaba enojado un poco con su pueblo. Pero en el versículo 2 dice que Dios estaba enojado en gran manera. Pero no hay una contradicción aquí. Dios estaba enojado en gran manera, sin duda. Lo que leemos aquí es un contraste entre la ira de Dios y cómo las naciones actuaban en contra de Israel. Es decir, incluso cuando Dios disciplina a su pueblo fuertemente por sus pecados, no lo hace para siempre. Y nunca demuestra la plenitud de su vida, porque fue aplacada en Cristo, en su muerte en la cruz por nosotros. Por eso no es una contradicción. El punto del versículo 15 es como termina. Dios dijo, cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal. Esas naciones eran los instrumentos en la mano de Dios para ocasionar su juicio sobre su pueblo. Pero eso no significa que ellos eran inmunes a recibir el mismo juicio de la mano de Dios, porque atacaron a Israel con tanta malicia. Es decir, esas naciones no solamente cumplieron el juicio de Dios sobre su pueblo, sino, como el Enciclo dice, agravaron el problema y demostraron su vida para con Israel. Y Dios no iba a permitir eso. Estaba enojado con su pueblo, sí. Tenía que disciplinarlo, pero no significa que Él iba a permitir que las otras naciones abusen a su pueblo. Piensen en los papás. A veces los papás tienen que disciplinar a sus niños, incluso de manera que duele. Pero eso no significa que van a permitir que cualquier otra persona cause dolor en sus vidas. Un papá de eso inmediatamente va a confrontar a esta persona porque no tiene derecho. Así es con Dios, perfectamente. Dios disciplinó a su pueblo, pero Dios no permitió que esas naciones abusaran de ellos. Y por eso, porque estaba celoso por su pueblo y airado contra las naciones por cómo actuaban en contra de su pueblo, el versículo 16 dice, Por tanto, así ha dicho Jehová, yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia. En ella será edificada mi casa, dice Jehová y los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalén. Puesto que Dios estaba celoso por su pueblo, volvió a él con misericordia, demostrando otra vez sus bendiciones en esta promesa de edificar su casa, obviamente hablando del templo, como estudiamos en Ajeo, y reconstruir Jerusalén. Ese es el significado de la plomada, una línea usada al principio de un proyecto de reconstrucción para medir y preparar los planes para construir. El celo de Dios continúa en el versículo 17, hablando de la abundancia que iba a dar a su pueblo, sus bendiciones en consolarlo y escogerlo. Dios estaba celoso por su pueblo y por eso prometió demostrar su misericordia otra vez y bendecirlos en todo. ¿Cómo podemos ver la aplicación de este punto a nosotros, del hecho de que Dios es celoso por su pueblo? ¿Cómo aplica a nosotros? Bueno, en primer lugar, en cuanto a Israel, la aplicación era que Dios volvió a Misericordia para ayudarles a reconstruir su país. Y como vimos en el libro de Ageo, el templo fue realificado en mucha gloria. Su país fue reconstruido. Dios estaba con ellos en estas maneras físicas. Pero Dios también demostró que estaba celoso por su pueblo cuando envió a Cristo al mundo. a este mismo pueblo de Israel para vivir con ellos y demostrar su deidad y morir en la cruz por nuestros pecados. Cristo vino para salvar a los judíos que Dios había escogido, pero la buena noticia es que no solamente vino por ellos, sino para todo su pueblo de cada nación y lengua y tribu. Él vino para nosotros. Es importante porque naturalmente, naturalmente, no somos parte del pueblo de Dios. Somos parte de las naciones, parte de los enemigos de Dios. Y Dios está airado en contra de nosotros porque somos sus enemigos y los enemigos de su pueblo. Por eso, como estudiamos la semana pasada, cada persona tiene que arrepentirse de sus pecados, tiene que creer en Cristo o va a sufrir la ira de Dios para siempre. Pero no es necesario sufrir así, pues Dios ha provisto una manera de salir de ser parte de las naciones y llegar a ser parte del pueblo de Dios. Esa es la salvación. Eso es lo que Cristo hizo en la cruz por nosotros. Y Dios demostró que es celoso por nosotros en darnos a Cristo, en darnos la salvación, para que no tengamos que sufrir el aire de Dios para siempre, sino la vida eterna con Él. Pues Dios es celoso por su pueblo. Dios ha demostrado que es celoso por su pueblo en enviar a Cristo. Pero también ahora, como los hijos de Dios, Dios es celoso por nosotros. Incluso cuando parece que el mundo está venciéndonos. Incluso cuando parece que el mundo es quieto y tranquilo mientras nosotros sufrimos mucho. exactamente como Dios volvió en poder y bendijo a su pueblo en tiempo de Zacarías, exactamente como demostró su celo para nosotros en enviar a Cristo, va a bendecirnos y cuidarnos ahora así como en el futuro. Porque cada día experimentamos nuevas Misericordias como leemos en Lamentaciones. Cada día Dios está con nosotros en su templo, no un templo físico, y nosotros que somos el templo de Dios porque el Espíritu Santo vive en nosotros. Cada día Dios nos bendice con abundancia, tal vez no físicamente, pero con todas las bendiciones en los lugares celestiales en Cristo. Todas estas bendiciones que el pueblo de Israel recibió en ese tiempo, aplican a nosotros también. Dios es celoso por nosotros. En el futuro, Cristo va a regresar otra vez. Va a juzgar a las naciones por su maldad. Va a rescatar a su pueblo por última vez. Va a demostrar las misericordias de Dios en su plenitud en traernos al cielo. Que Dios en su soberanía va a hacer todo esto en el futuro. Tal vez parece ahora como que no tiene control, pero no es la verdad. Tenemos la esperanza en la soberanía de Dios porque Él es celoso por su pueblo. Entonces vamos a resumir un poquito lo que hemos visto y otra vez lo que es la aplicación en nuestras vidas. El asunto fundamental que enfrentó el pueblo de Israel en el tiempo de Zacarías fue uno de la soberanía de Dios. Si ellos iban a creer en esa doctrina o no. Si iban a continuar creyendo en Dios o no. Como vimos la semana pasada, sus padres habían rechazado a Dios y a sus mandamientos y por eso él les había castigado. Y por eso el pueblo en ese momento tenía que preguntarse si Dios todavía estaba con ellos o si les había abandonado. Si Dios todavía era su Dios y en control de todo o no. Tenían que creer si el pacto que Dios había hecho con Abraham, las promesas de ser su Dios, de hacer de ellos una gran nación, todavía era vigente. Tenían que creer si el pacto que Dios había hecho con David, la promesa de alguien de estar en su trono para siempre, la promesa de un Mesías en su línea, todavía era vigente. Es decir, ellos tenían que preguntarse si todavía creían en la soberanía de Dios, en la voluntad perfecta de Dios, en el plan de Dios, o no. Si todavía en el pueblo de Dios, o si la paz y tranquilidad de las naciones, en contraste con sus problemas, era una demostración que Dios les había abandonado. ellos tenían que decidir si todavía estaban confiando y esperando en Dios, si todavía tenían la esperanza en su soberanía. Por eso Dios les dio esta visión a través de Zacarías, para ayudarles a entender que Sabía todo, que sus ojos estaban en toda la tierra, que su ejército estaba en el mundo, que todavía tenía el control. Todavía escuchó la intercesión de su hijo en cuanto a su pueblo y todavía estaba celoso por ellos. Con esta visión de esperanza, los israelitas podían tener la esperanza en Dios y confianza en las bendiciones que iban a recibir. Entonces, esta era una visión de esperanza para el pueblo de Israel en su tiempo. Pero nosotros tenemos que enfrentar el mismo dilema. Si vamos a creer en la soberanía de Dios, incluso cuando parece como no es la verdad, o no. Porque nosotros, según el Nuevo Testamento, somos espiritualmente en el mismo lugar como Israel. Escúcheme. No estamos en exilio, exactamente, pero somos peregrinos. Es decir, este mundo realmente no es nuestro hogar, sino esperamos uno en el venidero. Cristo vino para rescatarnos de nuestra esclavitud y comprar para nosotros un hogar eterno en el cielo. Como dice en Filipenses 3, 20 y 21, más nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo, el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas. Por eso, anhelamos para nuestro hogar perfecto. Por eso, anhelamos para el día cuando esas promesas para Israel y para nosotros son cumplidas en su plenitud. Cuando vamos a disfrutar la presencia de Dios y sus bendiciones para siempre en el cielo. Es decir, sufrimos ahora. Experimentamos mucha persecución ahora por aquellos que no conocen a nuestro Dios. Pero no es porque Dios no es soberano. No es porque no tiene control y no es para siempre. Dios está preparando un lugar para nosotros, casas en su presencia, para que podamos estar con él para siempre con gran gozo y perfección. Un día vamos a estar en el lugar perfecto con Dios para siempre, un lugar donde no habrá muerte, ni mayanto, ni clamor, ni dolor. Entonces Dios es soberano. Y podemos tener la confianza en esta verdad, porque Él sabe todo. A sus ojos ven todo lo que está sucediendo en la tierra, aquí en esta iglesia, en sus corazones, pero todavía en el resto del mundo. Dios sabe lo que está pasando en cuanto a su pueblo, pero también en cuanto a los increples. También podemos tener esta confianza en la soberanía de Dios, porque Él siempre escucha la intercesión de su Hijo. Tu Cristo ahora está a la diestra del Padre intercediendo por nosotros. Y por eso Dios va a usar su soberanía para nuestro bien, para bendecirnos cada día. Y Dios es celoso por su pueblo. Sufrimos ahora. Tal vez parece como que los increlos nos sufren, pero Dios está bendeciéndonos. Y Dios va a demostrar su celo perfecto un día cuando Cristo regrese y juzgue a las naciones, cuando vamos a estar con Él para siempre. Hermanos y hermanas, tengamos esperanza en la soberanía de Dios. Vamos a orar. Nuestro Padre Celestial, tenemos gracias por esta gran verdad que hemos estudiado. esta confianza y esperanza que podemos tener en tu soberanía. En el hecho de que tú controlas todo. Incluso cuando parece ante nuestros ojos que las cosas no están pasando correctamente, como que los incrédulos están ganando, no es la verdad. Tenemos la esperanza que los incrédulos no pueden imaginar Tenemos la esperanza de un hogar en el cielo para siempre. Somos peregrinos aquí y nada más. Puedes ayudarnos a no enfocarnos tanto en las cosas de este mundo. No poner nuestras prioridades aquí porque este mundo va a perecer muy rápido. En algunos años vamos a morir. Nuestras vidas son como un suspiro y nada más. Tenemos que enfocarnos en el futuro. En la esperanza que tenemos de la vida eterna. Ayúdanos en esta semana, en este día, de meditar mucho en esta verdad. Meditar mucho en el atributo de que tú eres soberano, que controla todo. Cada parte de mi vida, cada parte de la vida de mi familia, cada parte de la vida de cualquier persona en este mundo. Tú tienes el control. Tú eres soberano. Y por eso podemos descansarnos en la esperanza. Ayúdanos a hacer eso, Señor. En el nombre de Cristo. Amén.
Nuestra esperanza en la soberanía de Dios
Series Estudio sobre Zacarías
Podemos poner nuestra esperanza en la soberanía de Dios incluso cuando parece como que no tiene el control, porque Él sabe todo, porque escucha la intercesión de Su Hijo, y porque es celoso por Su pueblo.
Sermon ID | 92816185375 |
Duration | 47:57 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Zechariah 1:7-17 |
Language | Spanish |
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