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Zacarías 2, empezando en el versículo 1. Hacé después mis ojos y miré. He aquí un varón que tenía en su mano un cordel de medir. Y le dije, ¿a dónde vas? Y él me respondió, a medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud. Y aquí salía aquel ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, y le dijo, Corre, habla este joven, diciendo, Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella. Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella. Ey, ey, huí de la tierra norte, dice Jehová, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice Jehová. Oh Sion, la que mores con la hija de Babilonia, escápate. Porque así ha dicho Jehová a los ejércitos, pues la gloria me enviará a él a las naciones que os despojaron, porque él que os toca, toca a la niña de su ojo. porque aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos. Y sabéis que Jehová de los ejércitos me envió. Canta y alégrate, hija de Sion, porque por ella aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti. Y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti. Y Jehová poseerá a Judá su heredad en la tierra santa y escogerá aún a Jerusalén. Calle toda carne delante de Jehová, porque él se ha levantado de su santa morada. Hoy vamos a regresar a nuestro estudio del Libro de Isaías y su tema de la esperanza del Pueblo de Dios. Y no debemos olvidar ese tema, porque nos ayuda ver todo ese libro en conjunto y entender que no encontramos diferentes mensajes en cada capítulo, en cada pasaje, sino que todo el libro está relacionado con el tema de la esperanza del Pueblo de Dios. Ahora en el principio de este mensaje vamos a tomar el tiempo para revisar un poco lo que hemos estudiado hasta este punto, porque las tres primeras visiones de Isaac Aríez están relacionadas. Recordamos que en la primera visión, en el capítulo 1, el ángel de Jehová, Jesucristo mismo, el Hijo de Dios, intercedió por su pueblo, basado en el reporte de los jinetes, de la diferencia entre el estado tranquilo de las naciones, los enemigos de Dios, y los problemas de Israel, el pueblo de Dios, estaba experimentando. En el versículo 13 del capítulo 1, Dios respondió a la intercesión de su Hijo, dice, con buenas palabras, palabras consoladoras. Dios prometió juzgar a las naciones y volver a Jerusalén con misericordia. En la segunda visión, vimos el cumplimiento de la primera promesa. Dios prometió juzgar a las naciones, los cuernos, es lo que estudiamos, que representaban los enemigos de Dios. Dios iba a cumplir su promesa y juzgar a las naciones, juzgar a los enemigos de Dios. Y lo que tenemos aquí en el capítulo 2, esta tercera visión de Zacarías, una visión que es el cumplimiento de la segunda parte de la promesa de Dios en la primera visión, que iba a volver a su pueblo con misericordia y prosperarlo otra vez. Por eso vamos a enfocarnos en esta tercera visión de Zacarías, pensando en el tema de la prosperidad. nuestra esperanza en la promesa de prosperidad. ¿Cuál es el problema cuando yo digo este título? Es decir, ¿cuál es nuestro primer pensamiento cuando escuchamos esta palabra prosperidad? Todavía yo creo que tenemos la tendencia de pensar en cosas físicas, en el dinero, en las posesiones, cosas así. Pero como hemos enfatizado mucho, la prosperidad en la vida cristiana normalmente no se refiere a las cosas físicas. Y no es decir que Dios no puede o no va a bendecirnos en esta manera a veces. Pero cuando pensamos primeramente en el dinero o posesiones o algo así, cuando escuchamos la palabra prosperidad, demostramos que todavía nuestras prioridades no están exactamente donde deberían estar. O por lo menos no siempre donde deberían estar. Porque la prosperidad más importante para el cristiano La prosperidad más grande que tenemos como cristianos es la prosperidad basada en nuestra posición en Cristo, nuestra posición como los hijos de Dios, las bendiciones que recibimos porque Cristo las merece. Entonces, cuando yo digo que el tema y el título de este mensaje es nuestra esperanza en la promesa de prosperidad, Necesitamos cambiar el enfoque de nuestras mentes y pensar espiritualmente. Y mientras estamos estudiando esta tercera división de Isaacarías, y también la aplicación en nuestras vidas, podemos pensar de esta manera, con una oración para dirigir nuestros pensamientos. Podemos y debemos esperar grandes cosas de Dios. porque él promete prosperar su pueblo con su poder y protección y presencia. Otra vez, por eso es muy importante. Podemos y debemos esperar grandes cosas de Dios porque él promete prosperar a su pueblo con su poder y protección y presencia. Otra vez, no estamos hablando de esperar mucho dinero, o muchas cosas necesariamente, sino es para grandes cosas en el reino espiritual, grandes cosas en la vida cristiana, la prosperidad espiritual prometida a cada hijo de Dios. Y como hemos hecho en los otros mensajes en cuanto a las visiones, en primer lugar vamos a estudiar la visión y lo que significa en los reciclos 1 a 5, y después vamos a ver el mensaje, la aplicación basado en la visión. Vamos a leer otra vez los reciclos 1 a 5 del capítulo 2. Esa es la visión que Zacarías vio. Dice otra vez, alcé después mis ojos y miré. Y hacía aquí un varón que tenía en su mano un cordel de medir. Y le dije, ¿a dónde vas? Y él me respondió, a medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud. Y aquí salía aquel ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, y le dijo, Corre, habla este joven, diciendo, sin muro será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella. Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella. ¿Cuál es la visión? Zacarías vio a un varón que tenía un cordel de medir en su mano. Eso no era sorprendente para Zacarías porque, como hemos visto en Zacarías y también en el libro de Ajeo, el pueblo de Israel en ese tiempo estaba reconstruyendo su ciudad. Entonces, esto no fue nada fuera de lo común. Y Zacarías hace una pregunta también muy normal, ¿a dónde vas? Quería saber lo que este hombre iba a medir, en cuál parte de la ciudad estaba trabajando. Y el hombre le respondió en el versículo 2, a medir a Jerusalén para ver cuánto es su anchura y cuánto es su longitud. Entonces, no hay nada extraño aquí, en esta situación. Todo era muy normal. Este hombre estaba en medio de hacer su trabajo de medir la anchura, la longitud de la ciudad para ver el límite de sus fronteras. Y basado en lo que vamos a ver en los siguientes reciclos, él estaba preparando para la construcción de las murallas que iban a rodear la ciudad para protegerla. Pero después de preguntar a este hombre, Zacarías ve al ángel que estaba hablando con él, explicando las visiones, con otro ángel que tenía un mensaje. Los versículos 3 y 4 dicen, Y aquí salía aquel ángel que ha hablado conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, y le dijo, Corre, habla este joven, diciendo, Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella. Aquí Zacarías escucha un mensaje importante en cuanto a la obra de la reconstrucción de Jerusalén. Porque aunque la imagen de un hombre midiendo la ciudad para construir sus murallas no era extraña, el mensaje que este ángel tenía sí era un poco extraño. ¿Por qué? ¿Qué dice? Sin muros será habitada Jerusalén a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella. ¿Qué es el punto aquí? ¿Por qué este mensaje fue tan importante? ¿Por qué se incluye aquí en esta visión? Este hombre estaba midiendo la ciudad para preparar la construcción de las murallas de Jerusalén. Como dije, esto era normal. Era muy común estos días tener ciudades con muros muy grandes, ciudades fortificadas contra el enemigo. Una ciudad sin murallas era una ciudad sin defensas. Pero con un muro muy grande, una ciudad podría resistir los ataques de sus enemigos por mucho tiempo. Y Jerusalén habría sido una ciudad amurierada. comunes muy grandes para su protección. Por eso, otra vez, tiene sentido que mientras ellos estaban en medio de reconstruir su ciudad, iban a reconstruir sus murallas. Todo normal, todo común aquí. De hecho, es exactamente lo que hicieron. Si leemos en Nehemiah, esos judíos reconstruyeron la muralla para proteger su ciudad. Pero, El mensaje de este ángel fue que Jerusalén iba a ser habitada sin muros. No parece como algo bueno. Parece como fue una falta de protección. Pero el versículo continúa diciendo por qué no iba a tener muros. Dice, ¿por qué iba a ser una ciudad tan grande, con tantas personas y ganados, que sería imposible rodearla con un muro? Después el mensaje vino a este hombre, porque en hacer su obra de medir la ciudad para preparar la construcción de sus muros, el hombre realmente estaba restringiendo su crecimiento, y eso no es lo que Dios quería. ¿Qué tenemos que pensar en esta manera? Si el mensaje fue de Dios, el mensaje de Dios, que Jerusalén sería habitada sin muros, tiene sentido detener la obra de medirlo, porque tal obra restringiría esta promesa. Porque si tú construyes una ciudad con murallas, estás restringiendo la población posible. Solamente un cierto número de personas, con sus bienes, pueden vivir en una ciudad con muros. Por eso era importante poner fin a este acto de medir la ciudad. Dios estaba diciendo que iba a prosperar su pueblo tanto que sería imposible que quedara bien toda la gente en una ciudad con muros. Pero, otro pero, ¿cuántos judíos existían en el mundo en este tiempo? No muchos. definitivamente no suficientes para cumplir esta profecía, para llenar Jerusalén con tantas personas que los muros no podían sostener la población. Por eso, en este punto de la visión, tenemos que pensar no solamente en la prosperidad de Jerusalén de manera física, sino en el futuro también. que esta profecía no fue cumplida en su totalidad y la nación física de Israel. Como dije, leemos en Nehemias que los judíos construyeron los muros para la protección de su ciudad. Eso no significa que Dios estaba mintiendo aquí. Él protegió a su pueblo de sus enemigos. Jerusalén se expandió grandemente en los años futuros. Pero en el año 70, después de Cristo, fue destruido otra vez por los romanos. Para ver el cumplimiento final y completo de esta profecía, tenemos que pensar espiritualmente, en el pueblo espiritual de Dios, en el Nuevo Jerusalén. Ese es mi punto en este mensaje que mencioné. Estamos hablando de la prosperidad. Pero la prosperidad financiera o física no dura para siempre. Israel recibió la promesa de la prosperidad física y fue cumplida por un tiempo. Pero el punto entero de esta profecía, esta promesa a Israel, es para todo el pueblo de Dios en toda la historia, para que pensemos en la prosperidad espiritual que va a cumplir total y completamente lo que esta visión dice. Un tiempo cuando el Pueblo de Dios no sería rodeado por muros físicos, sino estaría tan grande y tan extendido que no podía ser contenido por muros. Así es hoy en día con la Iglesia de Dios, el Pueblo de Dios. Y va a continuar así a través del resto de la historia hasta el día cuando veamos al Nuevo Jerusalén, como leímos en Apocalipsis 21, una ciudad que refleja lo que vamos a ver al final de esta visión, una ciudad iluminada por la gloria de Dios hasta el punto que no necesita sol o luna. Entonces, cuando pensamos en esta promesa aquí, en esta profecía, no debemos pensar solamente en la nación física de Israel, sino en nosotros. Esta profecía está siendo cumplida, cumpliendo aquí, ahora, en el mundo. Porque el pueblo de Dios ahora en el mundo no puede ser contenido por muros. Estamos en todas las naciones de la Tierra. Dios está cumpliendo esta profecía, esta promesa, en nosotros, en la iglesia, ahora. Y va a continuar cumpliendo esta promesa hasta el final de los tiempos. Pero regresando aquí, a la visión y su contexto histórico. Después de escuchar todo esto, Zacarías probablemente estaba pensando algo así. ¡Qué bueno que Dios va a prosperar a su pueblo otra vez en esta manera, con tantas bendiciones! Pues es muy peligroso tener una ciudad sin muros. ¿Dónde está la protección contra los enemigos? Y la respuesta vino en el siguiente reciclo, en el reciclo cinco. Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor y para gloria estaré en medio de ella. Isaías diría, ah, ok, entiendo. Dios es nuestra protección. Su gloria va a estar con nosotros y por eso no necesitamos murallas. Pero esto requería mucha confianza en Dios, mucha fe. Tenemos que imaginarnos en este tiempo de la historia, viviendo en una época cuando los reinos siempre estaban batallando, los reyes siempre luchando uno en contra del otro. Esta manera de vivir causaría mucha desconfianza en el pueblo, mucho miedo y temor de cuándo llegaría el próximo ataque. Porque si estuvieras viviendo en un pueblo, en un campo, con tus ganados, tu casa, no tendrías ninguna protección cuando el rey enemigo pasaría por tu tierra y destruiría todo. Pero si vivieras en la ciudad, tendrías la protección necesaria. porque el rey también estaba dentro de la ciudad. La ciudad fue vigilada por el ejército del rey, con todos detrás de murallas muy grandes para proteger al pueblo. Por eso, esta promesa de Dios que Jerusalén será habitada como una ciudad sin muros, en el principio no parece como algo bueno. No parece como una promesa de esperanza para el pueblo, sino una maldición. Parecería como que Dios estaba dejándolos sin protección. Pero no. Dios prometió ser un muro de fuego para ellos. Dios estaba diciendo, ustedes no van a tener la necesidad de una ciudad protegida por murallas, que pueden ser derribadas, porque mi gloria va a estar con ustedes. Mi protección va a estar con ustedes como un muro de fuego. Y en escuchar esta promesa, los judíos inmediatamente habrán pensado en lo que Dios hizo para sus antepasados en el éxodo. Dios les dirigió y protegió como con una columna de nube en el día y una columna de fuego en la noche. Pues en esta promesa final de la visión, el pueblo podía sentirse seguro, completamente seguro, porque su Dios les había prometido prosperarles y protegerles otra vez. Entonces Zacarías recibió esta visión. Una visión otra vez de esperanza. Esperanza en la promesa de prosperidad. Que Jerusalén iba a ser una ciudad sin muros porque Dios iba a llenarlo con su pueblo. Y porque él iba a estar un muro de fuego y morar con ellos en su gloria. Y esta visión de esperanza y la promesa de prosperidad es la base por el resto del capítulo. Es decir, después de ver la visión, Zacarías predicó un mensaje basado en la visión. Es lo que vemos en los reciclos 6 a 13. Y vamos a ver ese mensaje de Zacarías, esta palabra de Dios, en nuestro mensaje el día de hoy, en dos puntos. Nuestra esperanza y la promesa de prosperidad en dos maneras. En primer lugar, tenemos esperanza en la promesa de prosperidad debido al poder y protección de Dios. Tenemos esperanza en la promesa de prosperidad debido al poder y protección de Dios. Hemos visto este punto un poco en la visión, porque Dios dijo que iba a ser un muro de fuego para su pueblo. Pero cuando empezamos el mensaje en los reciclos 6 y 7, encontramos esta esperanza en la promesa de prosperidad debido al poder y protección de Dios en un mandamiento. Vamos a leer los reciclos 6 y 7 otra vez. Ey, ey, huí de la tierra del norte, dice Jehová. Pues por los cuatro vientos de los cielos los esparcí, dice Jehová. Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia, escápate. Es un mensaje dirigido más a la parte del pueblo israelí todavía en Babilonia, aquellos que no habían regresado a su país con los otros israelitas. Y el mandamiento aquí fue para huir de Babilonia, salir de la nación de su cautividad, porque Dios había preparado la manera para su regreso. Dios había cambiado los corazones de los reyes para permitir el regreso de su pueblo a su tierra. Pero debido a lo que leemos aquí, parece que algunos de estos judíos se habían quedado en Babilonio. Probablemente tenían sus familias, sus trabajos, toda comodidad, y no querían salir para ir a un lugar donde solamente encontrarían problemas. Pero después del juicio de Dios en esparcirlos a los cuatro vientos, como dice el versículo 6, era la voluntad de Dios que ellos regresaran para glorificarle y estar en el lugar donde él iba a estar con su presencia. Dios les prometió prosperidad si regresaban a su país y así regresaban a él, prosperidad basada en su poder y protección. En los reciclos 8 y 9 continuamos leyendo de este tema de la prosperidad debido al poder y protección de Dios. Pero es un poco difícil distinguir quién está hablando en esos reciclos. Eso no es un problema de la traducción. Es difícil en hebreo. La construcción es muy difícil. Vamos a leer esos dos reciclos otra vez, 8 y 9. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron. Porque el que os toca, toca la línea de su ojo. Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y se dan despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió. Pongan atención, por favor. Tenemos que estudiar profundamente, un poquito, para entender lo que estos versículos dicen. El versículo ocho empieza con palabras muy comunes. Así ha dicho Jehová de los ejércitos. Y parece que lo que sigue debería ser las palabras de Dios, ¿no? Lo que dijo. Dice, tras la gloria me enviará Él a las naciones. Y por eso tenemos la dificultad. ¿Quién está haciendo la obra de enviar y quién está siendo enviado? Algunos dicen que, porque dice que estas palabras son de Dios, pero está hablando de dos personas, tiene que referirse a Cristo. Jehová está enviando a Jehová, es decir, Dios el Padre está enviando a Dios el Hijo. Es una interpretación interesante, pero sin sustento en el texto. Porque en contraste con la primera visión, en el capítulo uno, aquí no habla de la presencia del ángel de Jehová, quien es Cristo. No se menciona aquí en este pasaje. Por eso sería un tramo de la imaginación pensar que aquí está hablando de Cristo, porque no se menciona. Tiene más sentido enfocarnos en la frase al final del versículo nueve. Y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió. ¿Quién está predicando este mensaje? El profeta Zacarías. El mensaje de un profeta de Dios en el Antiguo Testamento siempre fue probado por el cumplimiento de su profecía, como estudiamos un poquito en la clase anterior. Es decir, cuando la profecía fue cumplida, como el profeta había dicho, era una prueba que era un profeta verdadero de Dios. Por eso tenemos en el versículo 9, así como en el versículo 11, las palabras del profeta. Está diciendo cuando esas cosas se cumplen, ustedes van a saber que Jehová me ha enviado. Va a ser una prueba de mi mensaje. Lo que estamos diciendo es que en esos versículos, y continuando los versículos 10 y 11, lo que tenemos es un mensaje alternando entre tener referencias en la primera persona a Dios y las palabras del profeta, hablando del contexto, hablando de su mensaje al pueblo. Eso no debería preocuparnos, porque el profeta era el mensajero de Dios. Por eso, cambiando en un mensaje, entre decir sus propias palabras inspiradas, o citando las mismas palabras de Dios, era algo normal, si leemos en los otros libros proféticos. Por eso, podemos entender los ciclos 8 y 9 de esta manera, para resumir. Cuando dice, tras la gloria, parece más claro entenderlo como el propósito por lo cual Dios envió al profeta, por su propia gloria. Podemos leer los Eclicos 8 y 9 así. Por su propia gloria, Dios me envió, dice Isaac Ríos, con este mensaje para ustedes y para las naciones que les despojaron. Otra manera sería pensar así. Zacarías dice en la búsqueda de su propia gloria, Jehová de los ejércitos me envió con ese mensaje en cuanto a esas naciones que les despojaron. Y después en los versículos nueve a once tenemos este mensaje. Creo que entendamos. Un poco complicado, pero para entender, ¿quién está hablando? El Espesácheris dijo, esas son las palabras de Dios. Y después explicó el contexto. Para la búsqueda de su propia gloria, Dios me ha enviado a ustedes y a las naciones para dar este mensaje. En Misico 9 empieza el mensaje de Dios. Eso es lo que tenemos aquí. Tenemos que regresar a nuestro punto. la esperanza y la promesa de la prosperidad debido al poder y protección de Dios. La razón por la cual yo uso la palabra protección, así como poder, es por lo que dice el final del versículo 8. Esa es parte de la razón por la cual Dios envió a Zacarías para dar este mensaje. ¿Qué dice el final del versículo 8? Porque Él que os toca, toca a la niña de su ojo. ¿Qué significa eso? La niña de su ojo. Literalmente en hebreo significa la puerta del ojo, perdón, de la pupila. Y sabemos que esta parte del ojo es lo más sensible. El ojo mismo es muy frágil. La pupila es la parte que puede ser más fácilmente dañada, la parte más importante, porque sin la pupila es imposible ver. Pues la primera cosa que podemos aprender de esta descripción para el pueblo de Dios, si el pueblo de Dios es como la niña del ojo de Dios, la primera cosa que debemos entender es que estamos en necesidad de ser protegido. Esa descripción habla de la protección especial que Dios promete a su pueblo. Es exactamente como David usó esta frase en el Salmo 17. Guárdame como a la niña de tus ojos, escóndeme bajo la sombra de tus alas, y la avise de los malos que me oprimen, de mis enemigos que buscan mi vida. Es la primera cosa que significa esta frase, la niña de sus ojos, que necesitamos la protección de Dios. Y Dios va a protegernos porque somos tan frágiles y débiles que necesitamos esta protección. Pero también la frase se usa para hablar de efectos fuertes para una persona o una cosa. Esa es la idea en Proverbios 7 cuando dice, guarda mis mandamientos y vivirás y mi ley como las niñas de tus ojos. Es un mandamiento de tener un deseo muy grande para la ley de Dios comparando con guardarla como la niña de nuestros ojos. Y obviamente cuando alguien toca a la niña del ojo de Dios, como aquí en Zacarías 2.8, tocándola de manera mala, con una intención de dañarla, debido a los efectos y los deseos amorosos por su pueblo, Dios va a defenderlo y protegerlo. Es lo que vemos en Versículo 9, cómo Dios protege a su pueblo. Dios prometió protegió a su pueblo en este tiempo. porque ellos tenían un lugar muy importante y especial en su corazón. Es la verdad para nosotros también. Somos cristianos. Si somos parte del cuerpo de Cristo, si somos los hijos de Dios, somos como la niña de su ojo. Necesitamos la protección porque somos muy débiles y frágiles. Pero también Dios tenía un deseo muy grande para nosotros. ¿Por qué somos sus hijos? Porque su propio hijo nos compró con su sangre. Somos muy especiales para Dios. Él tiene un deseo para nosotros, un amor muy grande para nosotros. Debemos recordar esta verdad mientras leemos este reciclo y pensar la promesa de la prosperidad debido al poder y protección de Dios. Yo tengo la confianza que Dios va a bendecirme, prosperarme. ¿Cómo? Espiritualmente. Porque es todo poderoso. Y porque somos como la niña de su ojo. Va a protegernos. Va a estar con nosotros siempre. Si continuamos en este pasaje, podemos ver que continúa hablando del poder y protección de Dios. Otra vez el versículo nueve dice, y aquí tenemos las palabras de Dios mismo. Yo alzo mi mano sobre ellos y se dan despojo a sus siervos. Esas son las palabras de Dios, la promesa de Dios que iba a alzar su mano, que habla de su poder. Otra vez habla de cómo iba a juzgar a las naciones que estaban en contra de su pueblo. Esa es la primera parte del mensaje de Zacarías basado en su visión. Aprendemos aquí que el pueblo de Dios puede tener esperanza en la promesa de prosperidad debido al poder de Dios y debido a la protección de Dios. En segundo lugar, en los ciclos 10 a 12, encontramos la verdad de que tenemos esperanza en la promesa de prosperidad debido a la presencia de Dios. Tenemos esta esperanza debido a su poder y protección, pero también en estos reciclos vemos que tenemos esta promesa, esta esperanza, debido a su propia presencia. Vamos a ver lo que dice el reciclo 10. Canta y alégrate, hija de Sion. Estos dos verbos, cantar y alegrarse, expresan gran gozo. ¿Y gozo para qué? Según el reciclo. Porque he aquí vengo y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Debido a la presencia de Dios entre ellos, el pueblo de Dios debería o debía cantar y alegrarse. Su presencia causó alegría. Y otra vez yo regreso a lo que dije en el principio del mensaje. Es fácil pensar que la prosperidad financiera o física causa alegría. Eso es muy normal. Pero, ¿realmente pensamos así en cuanto a la presencia de Dios? Pensemos de esta manera. ¿Para cuáles cosas cantamos o nos alegramos? Es decir, ¿qué cosa en tu vida te causa tanta emoción? Ejemplos. Cuando ganas en un deporte, o tu equipo favorito gana. Cuando recibes un regalo de dinero, o un nuevo celular, o algo así. Cuando vas a un concierto de una banda que a ti te gusta mucho, o cualquier otra ocasión en tu vida. Hay muchas cosas que te causan mucha alegría, ¿no? ¿Pero cuántas veces actúas con tal alegría y emoción cuando lees algo impactante en la palabra de Dios? ¿O cuando Dios responde a una petición de oración? ¿O cuando un hermano en Cristo gana la victoria en una batalla anterior? ¿O cuando te despiertas en la mañana de un domingo y piensas en el privilegio de ir a la iglesia? ¿O después de un domingo, en la casa de Dios, con el pueblo de Dios glorificando a Dios? Es decir, ¿por qué no reaccionamos así cada mañana? Cuando nos levantamos y nos damos cuenta que es un nuevo día que Dios nos ha dado. Un día en el cual voy a vivir el poder del Espíritu Santo que mora en mí. ¿Por qué no reaccionamos así cuando meditamos en el cielo? En el día cuando no tengamos que estar aquí ni un día más. Si no vamos a poder disfrutar la presencia inmediata de Dios para siempre. ¿Me entienden? Porque tenemos tanta alegría en las cosas de este mundo, y no la misma alegría en las cosas espirituales, y en la presencia de Dios. No tenemos excusa de no alegrarnos cada momento de cada día, porque en cada momento de cada día el Espíritu Santo muere en mí. ¿Por qué no reaccionamos de esta manera para las cosas espirituales? Bueno, la razón es porque tenemos prioridades equivocadas. Debemos regresar a ese punto una y otra vez. Es porque hemos caído en la tentación de encontrar nuestro placer en la prosperidad física y no en la prosperidad espiritual. Hemos caído en la tentación de encontrar nuestro placer en las cosas del mundo y no en Dios mismo. porque las cosas de esta vida demasiado fácilmente nos complacen. Un hombre una vez dijo, somos criaturas indiferentes, jugando con alcohol, sexo y ambición, mientras el gozo infinito se nos ofrece. Entendemos ese contraste. Está diciendo que somos tan necios como seres humanos, que estamos jugando con las cosas de este mundo. Alcohol, sexo, ambición, lo que sea. Cuando Dios nos ofrece gozo infinito, estamos jugando con esas cosas temporales. Dice, así como un niño ignorante que continúa haciendo pasteles de lodo en los barrios pobres porque no puede imaginar qué significa la oferta de unas vacaciones en la playa. Nos damos pues satisfechos con mucha facilidad. No es el problema. Estamos satisfechos con las cosas del mundo mientras Dios está ofreciéndonos gozo infinito, prosperidad espiritual en Él. ¿Pero qué hacemos? Trabajamos tanto para que podamos ganar el dinero para comprar más cosas. Estamos jugando con las cosas del mundo y no estamos enfocándonos en el gozo infinito que nos ofrece. O sea, hay dos grupos de personas que actúan así. Podemos pensar en los incrédulos. Porque la persona sin Cristo está rechazando tesoros en el cielo por unas monedas aquí en la tierra. Rechazando la vida eterna para disfrutar la vida física a su manera. Y no tiene sentido. Porque Dios nos manda a buscarle a Él y encontrar el gozo verdadero y la prosperidad verdadera en Él. No son las cosas aquí. Pero nosotros como cristianos podemos actuar de la misma manera a veces. No podemos perder las mansiones que Dios ha preparado para nosotros. No podemos perder los tesoros en el cielo. Pero podemos vivir aquí en este mundo de tal manera que perdemos las bendiciones más grandes que Dios tiene para nosotros cuando actuamos como el mundo. cuando encontramos satisfacción en sus baratijas, mientras la prosperidad que Dios nos ofrece es ignorada, porque estamos pensando tanto de manera temporal y no de manera física. Ese es nuestro problema muchas veces. Pensamos en la alegría y la felicidad en términos de posesiones y dinero y buenas relaciones con otras personas. Cuando Dios quiere que encontremos toda nuestra alegría en Él, en su presencia. Él quiere que pensemos de la prosperidad en términos espirituales, que disfrutémonos incluso ahora en la presencia de Dios y pensando en el día cuando vamos a disfrutar su presencia para siempre. Por esto dije al principio de este mensaje, que debemos esperar grandes cosas de Dios, porque Él promete prosperar su pueblo con su poder y protección y presencia. Pero otra vez, esperar grandes cosas, ¿en cuál manera? ¿Esperando un nuevo coche? ¿Una casa más grande? ¿Un trabajo para ganar más dinero o lo que sea? ¡No! Definitivamente no. Grandes cosas en términos espirituales, grandes cosas en cuanto al crecimiento espiritual en tu vida o el crecimiento espiritual aquí en la Iglesia. Eso es exactamente lo que Dios estaba declarando a través de esta profecía en Zacarías. La misma presencia de Dios con su pueblo en el tiempo de Zacarías debería haber causado cantos y alegría y una expectación de aún más grandes obras en el futuro. Y ahora nosotros tenemos que pensar en la misma manera, el mero hecho de que Cristo vino, Emmanuel, Dios con nosotros. y que cuando ascendió al cielo, dejó al Espíritu Santo para morar en nosotros, debe llenarnos con gozo, gozo en la promesa cumplida de la prosperidad. Y debemos mirar hacia adelante también para pensar en el día cuando todo el pueblo de Dios, de toda la historia, de toda tribu y nación y lengua, va a estar en el cielo para siempre. disfrutando con alegría y cantos la prosperidad de experimentar la presencia de Dios para siempre. Y otra cosa, según este pasaje, que la presencia de Dios iba a hacer en cuanto a prosperar su pueblo, se encuentra en los discípulos 11 y 12. y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día. Y me hacerán por pueblo, y moraré en medio de ti. Y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti. Y Jehová poseerá a Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén. El punto de estos recipros es que la presencia de Dios va a causar la salvación de las naciones. Otra vez, aquí tenemos que pensar en el futuro, porque lo más probable es que los judíos en el tiempo de Zacarías no entendieron este promeso completamente. Ellos entendieron sin problema el deseo de cantar y alegrarse porque Dios había prometido morar con ellos otra vez, de estar en medio de ellos y prosperarles. pero unir muchas naciones a ellos como parte del pueblo de Dios y morar con ellos también, esto era más difícil para ellos. Los judíos no entendieron. No debería haber tan difícil porque Dios había prometido la conversión de las naciones a través de Israel desde el pacto que hizo con Abraham. Que Dios le dijo a Abraham, serán benditas en ti toda tu descendencia. Y si se dan benditas en ti todas las familias de la tierra. Esa fue la promesa de Dios desde el principio. Bendecir a las naciones a través del pueblo de Israel. El problema fue que en mayor parte los judíos nunca entendieron que parte del propósito de Dios en hacerles a ellos una nación escogida fue para alcanzar a las naciones a través de ellos. Pero eso siempre fue la voluntad de Dios y el propósito de Dios. Y la manera en la cual Dios bendijo a todas las naciones a través de Israel fue en Cristo. Dice en Gálatas 3 que la promesa dada a Abraham de una simiente no solamente se refirió a su descendencia física, sino a Cristo. Pero dice en Gálatas 3, 16, Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas. ¿Cuál promesa? De ser el pueblo de Dios y a su simiente. No dice, y haz las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno, y haz tu simiente, la cual es Cristo. Dios prometió bendecir a las naciones de Israel, no a través de toda la descendencia física de Israel, sino a través de Cristo. Por eso dice en el versículo 29 de Galatas 3, y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa. Si somos cristianos, somos hijos de Abraham, no físicamente porque no somos judíos, pero espiritualmente. Porque el plan de Dios, el propósito de Dios a través de Israel siempre fue para alcanzar a las naciones, a nosotros, salvarnos a través de Israel. ¿En cuál manera? A través de Cristo, a través de este Salvador, para que Dios pudiera salvar a todas las naciones. Entonces, ahora podemos ver un poco el cumplimiento de lo que Isaac Arías profetizó en el versículo 11. se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día y me serán por pueblo y moraré en medio de ti. Escúcheme, Dios ha hecho su pueblo tan grande ahora que no puede ser contenido por muros ni por fronteras físicas. Sin ahora el pueblo de Dios existe en todo el mundo. en cada nación y país, con Dios como su muro de fuego, con la gloria de Dios, morando con ellos en el corazón de cada cristiano en la iglesia. Dios ha cumplido esta profecía, en parte. Porque en el futuro vamos a ver esta verdad aún en más gloria, cuando todo el pueblo de Dios, de toda la historia, de cada época, va a morar en el Nuevo Jerusalén, en la Tierra Santa, en el cielo, disfrutando la presencia de su Dios para siempre. Eso nos lleva al ciclo final del pasaje, al ciclo 13, lo que yo creo es la aplicación de todo. La manera en la cual el pueblo de Israel debería haber reaccionado a un mensaje así, y como nosotros debemos reaccionar también. El ciclo 13 dice, Caille toda carne delante de Jehová, porque él se ha levantado de su santa morada. ¿Por qué esta es la aplicación? ¿Qué tiene que ver este discípulo con la promesa de prosperidad? Creo que regresamos a la misma idea como antes. Tenemos que pensar en términos espirituales, no en términos mundanos. Tenemos que pensar no tanto en nuestra obra, sino en la obra de Dios por nosotros. Que no es decir que no tenemos trabajo. O sea, hay mucho trabajo en la vida cristiana como hemos estudiado mucho. Pero cuando leemos esta palabra, callar, Tenemos que pensar en lo que significa. No deberíamos pensar solamente como un mandamiento de no hablar. El hebreo es una palabra mucho más solemne, tiene mucho más poder que solamente nuestra palabra callar en español. Encontramos la misma idea en el Salmo 46, cuando dice, Estar quietos y conocer que yo soy Dios. No es solamente el estado de no hablar, es el estado de estar quieto y tranquilo, esperando en Dios y no dependiendo de nosotros mismos. ¿Y cuál es la razón por la cual debemos callar, estar quietos y confiar en Dios? Dice aquí en el versículo, porque Dios se ha levantado de su santa morada. Es decir, Dios no está sentado en el cielo perfecto, sin problemas, disfrutando su posición como Rey, sin cuidar a su pueblo. Dios se ha levantado para defender y prosperar a su pueblo. Es lo que hizo para Israel, es lo que hace para nosotros y es lo que va a hacer perfectamente en la gloria para una eternidad. Entonces, ¿tienes esperanza en la promesa de prosperidad? No que Dios va a darte más dinero o más posesiones, sino que va a demostrar su poder y protección en tu vida y bendecirte con su presencia. Es decir, vivimos en un tiempo maravilloso, en el año 2013, cuando el Evangelio no solamente ha sido revelado a la nación física de Israel, sino que personas de los Estados Unidos, de Canadá, de México y todo el mundo pueden tener el privilegio de tener a Dios morando en ellos. experimentando el poder y la protección y la presencia de Dios para siempre. Dios ha cumplido esta profecía, está cumpliendo esta profecía en nosotros. Dios ha extendido su reino, ha escogido su pueblo de todas las naciones y es un muro de fuego rodeándonos. Hermanos y hermanas, cambiemos la manera en la cual pensamos en la prosperidad. y demos gracias a Dios por la esperanza que podemos tener en la promesa de la prosperidad verdadera. Vamos a orar. Nuestro Padre Celestial, te damos muchas gracias por estas promesas, por esta profecía que hemos visto cumplida en parte en nuestras vidas, en nuestra iglesia. Gracias por todo tu poder y toda tu protección. Que nosotros somos como la niña de tus ojos. Que tú vas a prosperarnos, protegernos, porque somos tus hijos. Te damos gracias también por tu presencia entre nosotros y en la persona del Espíritu Santo. Gracias por darnos esta presencia. Ayúdanos de alegrarnos más en tu presencia y no tanto en las cosas de este mundo. Ayúdanos a darte gracias por lo que has hecho a nosotros y por lo que vas a continuar haciendo. En el nombre de Cristo. Amén.
Nuestra esperanza en la promesa de prosperidad
Series Estudio sobre Zacarías
Esperar grandes cosas de Dios, porque Él promete prosperar a Su pueblo con Su poder y protección y presencia.
I. Tenemos esperanza en la promesa de prosperidad debido al poder y protección de Dios.
II. Tenemos esperanza en la promesa de prosperidad debido a la presencia de Dios.
Sermon ID | 928161830191 |
Duration | 49:32 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Zechariah 2 |
Language | Spanish |
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