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El libro de Zacarías, el capítulo uno, empezando en el versículo uno. En el octavo mes del año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías, hijo de Veraquías, hijo de Ido, diciendo, se enojó Jehová en gran manera contra nuestros padres. Diles pues, así ha dicho Jehová de los ejércitos. Volveos a mí, dice Jehová y los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová y los ejércitos. No seáis como vuestros padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo, Así ha dicho Jehová y los ejércitos. Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras. Y no atendieron. Ni me escucharon, dice Jehová. Vuestros padres, ¿dónde están? ¿Y los profetas, han de vivir para siempre? ¿Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, no alcanzaron a vuestros padres? Por eso volvieron ellos y dijeron, como Jehová de los ejércitos pensó tratarnos conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así lo hizo con nosotros. Vamos a orar. Nuestro Padre Celestial, te necesitamos en este mensaje. Te necesitamos en este tiempo de la predica. Porque es ahora cuando tú vas a hablar con nosotros a través de tu palabra. Y es ahora cuando vienen todos los ataques de Satanás para distraernos. Ayúdanos, Señor. Tú tienes más poder que Satanás, más poder que nosotros mismos. Protégenos en este momento, como iglesia, para escuchar tu palabra y entenderla. Ayúdame de predicar fielmente. En el nombre de Cristo. Amén. Hoy vamos a empezar el estudio de otro libro del Antiguo Testamento, este libro de Zacarías. Parte de la razón por escoger este libro es porque tiene el mismo contexto histórico como el libro de Ajeo, por eso podremos entenderlo mejor después de estudiar el libro de Ajeo. Pero también este libro de Zacarías es un libro de mucha esperanza, como vamos a ver, en mayor parte porque habla mucho de Cristo. Vamos a encontrar muchas profecías en este libro que parecen muy extrañas o difíciles de entender. Pero lo bueno es que en ellas vamos a ver las promesas de Dios de un Mesías futuro. Y cómo Cristo cumplió o va a cumplir estas profecías y estas promesas. Porque los escritores del Libro de Zacarías, bueno, perdón, los escritores del Nuevo Testamento citan este Libro de Zacarías más que treinta veces. En mayor parte refiriéndose a Cristo. Entonces, para entender correctamente el Nuevo Testamento, tenemos que entender este libro de Zacarías. Y también cuando estudiamos este libro y todas sus promesas del Mesías, de Cristo, vamos a entender que las personas en el Antiguo Testamento fueron salvas en la misma manera como nosotros el día de hoy. en confiar completamente en Cristo. Sin duda, aquellos que vivían en el tiempo del Antiguo Testamento tenían que mirar hasta adelante para creer en Cristo, y nosotros tenemos que mirar hacia atrás. Pero es el mismo Salvador y la misma salvación. Por todas estas razones, vamos a estudiar este libro muy importante de Zacarías. Y así como lo decimos en cuanto al libro de Ageo, aquí en este primer mensaje de este nuevo estudio, tenemos que entender cuál es el tema del libro, para que podamos tener un enfoque para ayudarnos a través de todos esos mensajes. El tema del libro de Zacarías es uno de la esperanza del Pueblo de Dios. El tema de este libro de Zacarías es la esperanza del Pueblo de Dios. específicamente esperanza en las promesas de Dios que tienen su base en Cristo. Y la esperanza de este libro se refleja en el nombre del profeta que lo escribió, Zacarías, lo que significa Dios recuerda. ¿Por qué es importante reconocer que Dios recuerda? Está hablando del hecho de que Dios siempre recuerda sus promesas. Siempre recuerde el pacto que ha hecho con su pueblo, y por eso hay esperanza para el pueblo de Dios. Es decir, la única razón por la cual el pueblo de Dios, Israel en el pasado y nosotros, la iglesia en el presente, puede tener esperanza, punto, es porque Dios es siempre fiel a sus promesas, que siempre nos da lo que nos promete según el pacto que ha hecho con nosotros y debido a nuestra posición en Cristo. Pero tenemos que entender lo que quiero decir cuando hablo de la esperanza. Es el tema del libro. Porque la palabra esperanza en la Biblia es diferente que la palabra que usamos en nuestro lenguaje diario. Por ejemplo, yo puedo decir, espero que no llueva mañana. Y todos entienden que esto es mi deseo, es mi esperanza, pero no hay confianza ni seguridad que va a llover mañana o no. Esto no es la esperanza bíblica. Cuando la Biblia usa la palabra esperanza, habla de algo garantizado. un aseguramiento cierto y sin duda. Por eso cuando hablamos de nuestra esperanza de la vida eterna, no es porque estamos dudando de la vida eterna. Yo espero que tenga la vida eterna. No. Yo tengo esperanza en la vida eterna. Es completamente garantizada. No hay duda de que cada hijo de Dios va a pasar una eternidad con Dios en el cielo. Esa es la esperanza bíblica. Esa esperanza segura que no cambia porque servimos a un Dios que no cambia. ¿Por qué Dios es perfecto? ¿Por qué Dios no cambia? ¿Por qué las promesas de Dios no cambian? Nuestra esperanza tampoco cambia. Tenemos que entender esa diferencia. Cuando estamos hablando de la esperanza del pueblo de Dios, no es que, ah, tengo un deseo, que tal vez en el futuro voy a experimentar esas cosas. No. Es completamente seguro lo que vamos a estudiar. Esas promesas de Dios, esas palabras de Dios, esas profecías de Dios, todas son seguras. para nosotros el día de hoy, porque Dios no cambia. Esa es la esperanza bíblica que vamos a estudiar en este libro. Pero después de entender el tema del libro, es la esperanza del pueblo de Dios, tenemos que enfocarnos hoy en el pasaje que vamos a estudiar, los primeros seis reciclos de este libro. Y vamos a ver algo muy interesante en esos primeros seis reciclos. Aunque el tema del libro de Isaac Arias es la esperanza del pueblo de Dios, los primeros seis versículos del libro hablan del tema del arrepentimiento. Tal vez esto parece extraño, pero tenemos que pensar así. Es la verdad que Isaac Arias va a explicar muchas verdades preciosas en este libro en cuanto a la esperanza que tenemos en Dios, en Cristo, las promesas fieles de Dios. Pero estas promesas son para aquellos que se han arrepentido y están confiando en Dios y sus promesas, no para aquellos que están viviendo en pecado con el deseo para las bendiciones de Dios, pero no para su presencia. Es decir, cuando hablamos de la esperanza del pueblo de Dios, el tema de este libro, estamos hablando de la esperanza de personas que se han arrepentido de sus pecados y quieren seguir a Dios y su voluntad en todas las situaciones. Por esta razón, este libro empieza, este libro que habla mucho de la esperanza, empieza con esta sección en cuanto a una llamada al arrepentimiento. ¿Qué es el arrepentimiento? Ese es el tema del mensaje de hoy, por eso tenemos que entenderlo. El arrepentimiento bíblico es apartarse de lo que es malo y dirigirse hacia lo bueno. Es decir, apartarse del pecado y dirigirse hacia Dios y su voluntad. Y fíjense que hay dos partes en esta definición. Apartarse del pecado. Estar fuera de lo que es malo y en hacer eso, en apartarse del pecado, dirigirse hacia lo bueno. Hacia lo que Dios manda y requiere. Es un giro de 180 grados. Desde enfocarte en y disfrutar el pecado, hasta un gozo en servirle a Dios. Porque tú no puedes servir a los amos. como Cristo dijo. Si estás participando en pecado, así, le das la espalda a Dios. Pero si estás obedeciendo a Dios, le das la espalda al pecado. Creo que es obvio que es imposible experimentar las bendiciones de Dios, la esperanza de las promesas de Dios, cuando le das la espalda a Dios. ¿Cómo estás esperando bendiciones de Dios cuando estás participando en el pecado y estás dando la espada a Dios? Si pensamos así, somos necios. Eso es como lo vivimos muchas veces, ¿no? Estamos participando en el pecado, viviendo en el pecado, y todo el día esperando las bendiciones de Dios. ¿Cómo? ¿Cómo podemos pensar así? Por eso necesitamos el arrepentimiento bíblico. Si realmente vas a apartarte de tus pecados, vas a dirigirte hacia Dios. Y si eres un cristiano, es lo que tienes que hacer. Eso es lo que es el arrepentimiento bíblico. Vamos a ver el versículo uno muy rápidamente para recordarnos del contexto histórico y después vamos a estudiar el pasaje. Otra vez el reciclo uno dice en el octavo mes del año segundo de Darío vino palabra de Jehová al profeta Zacarías, hijo de Perequies, hijo de Ido, diciendo. Esta es un pueblo que por fin ha regresado a su país. Ellos habían estado en Babilonia en exilio por 70 años y ahora Dios les ha permitido regresar otra vez a su tierra. Cuando llegaron a su tierra, empezaron a obedecer a Dios y reconstruir el templo, pero debido a la persecución de otras naciones, la obra había cesado y el pueblo estaba enfocado en otras prioridades, en sí mismos, en sus casas, etc. Por eso Dios envió a Jeho al pueblo para predicar y decirles que debían arrepentirse. Ajeo predicó su primer mensaje en el mes sexto del año segundo de Darío, diciéndoles que necesitaban arrepentirse y poner a Dios en primer lugar. Ellos empezaron con una respuesta correcta en el mismo mes, y Ajeo predicó otra vez en el mes séptimo para animarlos, diciéndoles que tenían que poner a Dios en primer lugar incluso cuando es difícil, como estudiamos. Y en el noveno mes de este mismo segundo año del reino de Darío, él predicó sus dos mensajes finales de las bendiciones presentes y futuras para el pueblo. Como vimos en este primer versículo de Zacarías, el primer mensaje de Zacarías vino en el octavo mes del segundo año de Darío. Entonces en el mismo año. Entonces Ajeo y Zacarías eran contemporáneos. Es decir, ellos vivieron y ministraron al mismo tiempo. Este primer mensaje de Zacarías, diciéndole al pueblo que tenían que arrepentirse, vino después del mismo mensaje de Ajeo al pueblo para arrepentirse. Y después, como vimos en el versículo 7, empezando el resto de ese libro, Zacarías va, bueno, como dice, a los 24 días del mes undécimo. Entonces, Ajeo predicó todos sus mensajes. Mientras Ajeo estaba predicando, Zacarías también predicó ese mensaje que vamos a ver el día de hoy. Y después Zacarías tenía su ministerio solo. Es lo que vamos a ver en el resto de este libro. Tenemos que entender eso porque es el mismo contexto histórico, el mismo pueblo a quien Ajeo predicó. Es el mismo pueblo aquí. Y el primer mensaje es el mismo mensaje que Agelo predicó en el principio también de su ministerio. Arrepiéntanse, arrepiéntanse, pongan a Dios en primer lugar, cambien sus prioridades. Entonces, vamos a ver esto, bueno, este pasaje ahora y el primer mensaje que vino a Zajarías en los primeros seis versículos. Otra vez, empezando en versículo uno, Dice, en el octavo mes del año segundo de Darío vino palabra de Jehová al profeta Zacarías, hijo de Iberaquíes, hijo de Hilo, diciendo, se enojó Jehová en gran manera contra vuestros padres. El primer punto que encontramos aquí en cuanto a una llamada al arrepentimiento es la necesidad para el arrepentimiento. La necesidad para el arrepentimiento. Otra vez, esto no es lo que esperamos al principio de un libro con el tema de esperanza, la esperanza del pueblo de Dios. No estamos esperando ese versículo 2. Se enojó Jehová en gran manera contra nuestros padres. ¿Por qué? ¿Dónde está la esperanza? Esa es la pregunta. Si yo estoy diciendo que ese libro habla de la esperanza del pueblo de Dios, ¿dónde está? Aquí en el principio de este libro. porque necesitamos pensar de esta manera si yo me acerco a ti y te digo tengo buenas noticias para ti tengo un mensaje de esperanza Dios está enojado contigo tú vas a pensar que no estoy completamente en mis cabales eso no es un mensaje de esperanza que Dios está enojado conmigo otra vez tal vez pensamos así al principio de este libro y no está hablando de esperanza Muchas veces en las Escrituras, cuando habla de la ira de Dios, del enojo de Dios, es una oportunidad para pensar en lo que va a pasar después, cuando Dios demuestre su misericordia y gracia. Por ejemplo, la oración a Dios que encontramos en Habacuc 3.2. En la ira, acuérdate de la misericordia. Es significativo que cuando los profetas hablan de la ira de Dios, normalmente es con la intención de demostrar la brevedad de su ira o de su enojo con su pueblo. Normalmente es una introducción a la gracia de Dios, la misericordia de Dios. porque después de la disciplina de Dios a su pueblo, cuando hay arrepentimiento verdadero, Dios siempre demuestra su amor y su gracia en una manera más profunda. Pero aunque podemos tener confianza en la mercedecoria de Dios, también podemos tener la confianza que Dios juzga el pecado, que la ira de Dios es algo real. Pero el pueblo de Israel no tenía duda de eso. Ellos podían mirar hacia atrás a toda su historia como una nación y ver claramente que Dios juzga el pecado. Eso es lo que leemos a través de todo el Antiguo Testamento. Dios a veces demuestra su ira y su enojo. Por eso Dios destruyó a su país completamente. Por eso ellos tuvieron que ir al exilio. Por eso cuando regresaron no tenían nada. Porque aunque Dios había enviado muchos profetas a la nación, no les hicieron caso. No se arrepintieron de sus pecados, no regresaron a Dios y por eso ellos experimentaron las consecuencias de su vida en contra de sus pecados. y como enfatizamos siempre. Lo que leemos aquí, en este pasaje, lo que leemos en el Antiguo Testamento, no es solamente para el pueblo de Israel. El arrepentimiento es algo todavía necesario para nosotros hoy en día, porque Dios no ha cambiado, porque Dios todavía juzga el pecado, porque Dios todavía es un Dios de ira y enojo, y no solamente un Dios de amor. Para la persona aquí que no es un cristiano, la persona sin Cristo, hoy esta ira de Dios está dirigida sobre ti. Romanos 1.18 dice que la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad. En Efesios 5.6 dice que la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. En Apocalipsis algunas veces menciona el vino del aire de Dios, las copas del aire de Dios derramadas sobre el mundo. Como dije, es la verdad de que Dios juzga el pecado y que Dios va a juzgar tu pecado si no eres su hijo. No hay nada en ti mismo que puede salvarte. Ninguna buena obra, ningún buen pensamiento. Tú eres por naturaleza un hijo de ira, un hijo de desobediencia. Y lo que mereces es sufrir la ira de Dios para siempre. Nunca debemos caer en la trampa de pensar o decir que el Dios del Antiguo Testamento, ese Dios sobre el cual estamos leyendo aquí en Zacarías, Era un Dios de juicio, de ira, un Dios terrible, un Dios castigador, un Dios malo, si somos honestos. Pero por otro lado, el Dios del Nuevo Testamento, demostrado en Cristo, Él es diferente. Él es un Padre, Él es un Salvador, un Dios de amor y gracia. Por eso cuando leemos un pasaje así en Zacarías, que dice que estaba enojado con su pueblo, no debemos pensar que es el mismo Dios en nuestro día, que servimos a un Dios de ira y enojo. Cristo ha cambiado todo eso. Pero quiero decirte que si piensas en esta manera, o tienes la tendencia de creer en aquellos que enseñan así, estás completamente equivocado. Solamente los falsos maestros, los lobos repaces con vestidos de ovejas enseñan así. Porque Dios no cambia. Dios no puede cambiar si realmente es un Dios perfecto. El Dios del Antiguo Testamento es el mismo Dios que existe hoy en día. Y por eso el arrepentimiento todavía es necesario debido a la ira de Dios en contra de la gente, en contra del pecado. Pero lo bueno es que hay una solución para la persona aquí que está enfrentada con esta ira de Dios, con la única esperanza de pasar una eternidad sufriendo la ira de Dios para siempre. La solución se encuentra en lo que cantamos en el himno Solo en Jesús. Hasta en la cruz, cuando él murió, la ira de Dios propició. Fue mi pecado el que cargó para que yo pueda vivir. Dios tiene que juzgar cada pecado. Y si no te arrepientes, como estamos estudiando este mensaje, Si dependes en tus buenas obras para la salvación, vas a sufrir este juicio de Dios, esta ira de Dios sobre tus pecados para siempre. Pero Dios proveyó la solución cuando envió a Cristo al mundo para morir, para que Él pudiera hacer la obra sobre la cual este himno habla. propiciar la ira de Dios cuando tomó nuestros pecados y murió por ellos. Tenemos que recordar lo que significa esta palabra propiciar o propiciación. Habla de la obra de aplacar la ira de Dios. Otra vez, Dios tiene que juzgar a cada pecado. Pero cuando Cristo murió, tomó todos los pecados de su pueblo en sí mismo y sufrió la ira de Dios por ellos, para que nosotros no tengamos que sufrir esta ira de nosotros mismos. Es decir, Dios ya ha juzgado a cada pecado por lo cual Cristo murió. Cristo, Dios ha derramado su vida sobre ellos. Y por eso, si somos cristianos, nunca tenemos que temer la ira de Dios. Nunca tenemos que temer el infierno como la consecuencia por nuestros pecados. Porque nuestros pecados son pagados. Todos. Pero si tú nunca has creído en esta verdad, Si nunca has puesto toda tu confianza en Cristo y en su obra y no en tu obra, pues ahora es el tiempo. Hoy es el día. Arrepiéntete ahora y cree en lo que Cristo hizo en la cruz para que tú también puedas vivir, para que puedas vivir para siempre en la esperanza de Dios y no bajo su vida. Entonces, como cristianos, no tenemos que temer la ira de Dios en cuanto a nuestras almas, en cuanto a nuestro estado eterno. Pero eso no significa que nunca vamos a experimentar los juicios temporales de Dios en nuestras vidas. O para usar un término más preciso, no significa que nunca vamos a experimentar la disciplina de Dios cuando pecamos. Si somos cristianos, Dios siempre nos disciplina. no porque nos aborrece, sino precisamente porque nos ama, porque no quiere que nos desviemos para siempre. Por eso esa necesidad de arrepentirnos es importante para todos aquí el día de hoy. Cada persona aquí, cada niño, cada joven, cada adulto, hombre, mujer, visita, miembro, no importa. Cada persona aquí que está escuchando mi voz, Tú tienes la necesidad de arrepentirte. O por la primera vez en la salvación, tal vez por la primera vez, arrepentirte de tus pecados y querer el perdón de Dios. O como un cristiano, arrepentirte por tus pecados porque Dios te disciplina. para que puedas continuar en comunión íntima con Él y no bajo su disciplina. Cada persona necesita entender la necesidad del arrepentimiento. Sin duda, por lo que hemos visto, hay una necesidad para el arrepentimiento. Dios es un Dios de ira para conocer creerlos y un Dios de disciplina para con sus hijos, así como un Dios de amor. Basado en esta verdad, encontramos el segundo punto del mensaje, el mandamiento al arrepentimiento. En el recito 3, Zacarías comunicó el mandamiento de Dios al pueblo. Volveos a mí, dice Jehová y los ejércitos. Tal vez es muy obvio que cuando hablamos del arrepentimiento que es un mandamiento. Pero a veces no nos damos cuenta de eso. El punto es que el arrepentimiento no es opcional. Si eres una persona sin Cristo, todavía dependiendo en tus buenas obras, o en tu intelecto para la salvación, tienes que darte cuenta de que eres una mala persona. Tú eres un pecador desde adentro. Incluso si no haces cosas que piensas son muy malas, como robar y matar, desde adentro, tú eres una mala persona. Y Dios te ha mandado el arrepentirte, exactamente como este pueblo de Israel. Y si no lo haces, vas a sufrir para siempre. Por eso, para el incrédulo, el arrepentimiento no es opcional. Si eres un cristiano, cuando pecas en contra de tu Dios, debería ser algo natural el arrepentirte. Deberías sentirte muy mal cuando guardes el pecado en tu vida y no te arrepientes de él. La verdad es que vas a arrepentirte, sin duda, si eres un hijo de Dios. La única cuestión es cuánto vas a sufrir mientras continúas en tu rebelión, en tu rechazo de la palabra de Dios, en aferrarte a tus pecados. Si eres un cristiano, Dios no va a permitirte vivir en tus pecados. Sin duda, Él va a disciplinarte para que cambies, para que regreses a Él. Pero el chiste es no quedarte en tus pecados hasta que Dios tenga que disciplinarte tan fuertemente. Es mucho mejor regresar a Él ahora, arrepentirte ahora, y otra vez experimentar la paz sobreabundante de Dios. Pero es interesante que el mandamiento que encontramos en el reciclo 3 sea el mismo mandamiento que Dios había dado al pueblo en el pasado. En el reciclo 4, Dios está repitiendo su mandamiento de antes y dice, No seáis como vuestros padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo, Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Volvéos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras. El mandamiento fue lo mismo para los padres del pueblo de Israel, para el pueblo de Israel en ese momento, y es lo mismo para nosotros hoy en día. El arrepentimiento es un mandamiento de cambiar tus malas obras y tus malos caminos. Es decir, entiéndeme, por favor. El arrepentimiento no es solamente decir, lo siento, adiós. No es solamente decir lo siento a cualquier otra persona, sino es realmente cambiar, volver de tus malos caminos y malas obras. Es fácil decir las cosas con la boca. Es fácil decir que eres un cristiano. Pero cuando nada cambia en tu vida, cuando estás contento de continuar viviendo con el mundo, tú no entiendes el arrepentimiento verdadero ni la vida cristiana. Por eso enfatizo aquí el mandamiento del arrepentimiento. No es una opción. Si eres un incrédulo, tienes que hacerlo para encontrar la vida eterna. Si eres un hijo de Dios, vas a demostrar que eres un hijo de Dios por tu arrepentimiento verdadero. Pero en el reciclo 3 no solamente encontramos el mandamiento para arrepentirnos, sino también la promesa del arrepentimiento. Otra vez el reciclo 3 dice, volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Aquí tenemos la confianza en nuestro arrepentimiento, que Dios promete recibirnos cuando nos arrepentimos. Esa es la verdad para el incrédulo. Cuando cree en Cristo y solamente en Cristo, cuando verdaderamente se arrepiente de sus pecados, Dios va a recibirle por los méritos de su Hijo. Como Cristo dijo en Juan 6, 37, Todo lo que el Padre me da vendrá a mí, y al que a mí viene, no le echo fuera. Dios va a recibir todos los que vienen a Él en el nombre de su Hijo. En arrepentimiento verdadero, en creencia correcta de la obra de Cristo. Dios va a aceptar a todos que vienen a Él en esta manera. Esa es la promesa del arrepentimiento. Y sabemos como cristianos que esa es la verdad también para nosotros. No importa cuáles pecados hemos cometido. No importa por cuánto tiempo hemos estado fuera del camino correcto. Si volvemos a Dios, Dios va a volver a nosotros, sin duda. ¿Están escuchándome? Como cristianos, cuando nos arrepentimos verdaderamente con el deseo de no continuar en sus pecados, Dios va a aceptarte, sin duda. Dios va a volver a ti otra vez. Entonces, no tienes que vivir tu vida en tanta culpa. No tienes que vivir tu vida cristiana en tanto pecado. Porque Dios va a volver a ti, sin duda. Solamente tienes que arrepentirte de esos pecados y pedir su poder para ayudarte a continuar. Demostrar que eres un cristiano. Es como David oró en el Samuel 51, en arrepentimiento por su pecado con Bethsabe. David dijo, Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia. No conforme a mis buenas obras. Conforme a la multitud de tus piedades, borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti, sólo hay pecado. He hecho lo malo delante de tus ojos. Esa es una oración de arrepentimiento verdadero. de reconocer nuestros pecados, no querer continuar en ellos, y pedir por el perdón de Dios basado en los méritos de Cristo, basado en la misericordia de Dios. A veces pensamos y decimos, yo no puedo confesar mis pecados y pedir el perdón de Dios porque yo he hecho muchas cosas malas. ¿Y qué? Tú tienes más poder que Dios. Dios va a perdonarte no basado en tus buenas obras, no en tus méritos, incluso como cristianos. Dios va a perdonarte basado en los méritos de Cristo, basado en la sangre de Cristo, basado en la obra de Cristo por ti. Ningún cristiano tiene la excusa de continuar en sus pecados porque piensa que Dios no va a perdonar. Esa es la mentira del diablo. Dios va a perdonarte. Dios quiere perdonarte cuando te arrepientes de tus pecados y vuelves a él. Es lo que pasó con David también porque leemos en el resto de su historia que cuando él confesó sus pecados en esta manera, verdaderamente, Dios volvió a él. Dios lo bendijo otra vez. Es lo que Dios va a hacer para nosotros. Una promesa para cada cristiano. cuando experimentamos la disciplina de Dios por nuestros pecados y volvemos a Dios y nos arrepentimos, sin duda, Dios podrá volver a nosotros y continuar bendiciéndonos. Hemos visto la necesidad del arrepentimiento debido a la ira de Dios, el enojo de Dios, el mandamiento y la promesa del arrepentimiento. En cuarto lugar, tenemos que estudiar el aviso del arrepentimiento. porque en este mensaje que Dios envió al pueblo a través de Zacarías, también Él les avisó en cuanto a las consecuencias de no arrepentirse, de no seguir a Dios. Vamos a leer los versículos 4 y 5 y el principio del versículo 6. No seáis como vuestros padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo, Así ha dicho Jehová y los ejércitos, Volvéos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras. Y no entendieron, ni me escucharon, dice Jehová. Vuestros padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿han de vivir para siempre? Con mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, no alcanzaron a vuestros padres. El punto aquí es que Dios dio muchísimas oportunidades al pueblo de Israel a través de su historia, enviando a sus profetas para declarar la palabra. Pero ellos no escucharon ni les hicieron caso. Exactamente como muchos de ustedes. Hay personas aquí que han escuchado el Evangelio muchas veces. Y ustedes están rechazando la Palabra de Dios. Eso es pura necedad. ¿Cómo es posible que no crees en lo que la Palabra de Dios dice? ¿Cómo es posible que continúes rechazando la Palabra de Dios perfecta? porque tus corazones están muy endurecidos, exactamente como el pueblo de Israel aquí en este tiempo. Hay niños aquí, jóvenes aquí, adultos aquí, que han escuchado la palabra mucho y han decidido rechazarla. No hay nada más peligroso. Ahora tienes la oportunidad de escuchar la verdad, escuchar la palabra de Dios, y si vas a rechazarla mucho, En el futuro Dios no va a darte más oportunidades. Incluso ustedes jóvenes, niños, tal vez pienses que vas a escuchar la Palabra por muchos años, que vas a estar en esta iglesia por muchos años, que tienes muchísimas oportunidades en el futuro de escuchar la Palabra de Dios, pero no es así. Los niños mueren también, los jóvenes mueren también, No tenemos ninguna idea de lo que va a suceder mañana. Pero hoy tú tienes la oportunidad de confiar en Cristo, de arrepentir de tus pecados, de hacer que hoy sea el día de tu salvación. Es la carga de mi corazón, de muchas personas aquí también. Yo veo a esta congregación cada domingo. Algunos de ustedes jóvenes que no ponen atención. y que implante mi corazón. No por mí, porque no importa si tú me escuchas o no. Sino porque estás rechazando la palabra de Dios que puede cambiar tu vida. Algunos de ustedes adultos también. Hoy es el día. Hoy es el día de la salvación. No esperan más. Dios les recuerda al pueblo de Israel este momento de las consecuencias de rechazar a su palabra en el versículo 5 con una pregunta. ¿Dónde están sus padres? El pueblo sabía. Sus padres estaban muertos. pero no en su propio país, sino ellos habían muerto en exilio, en Babilonia, sufriendo las consecuencias de no obedecer a Dios. Y Dios está usando este ejemplo para ayudar al pueblo de ver que el arrepentimiento es necesario, que no vale la pena resistir a Dios porque Él siempre va a ganar. Este es el aviso. No sean como sus padres. No sean tan rebeldes de no escuchar mi palabra y volver a mí. Si hacen eso, vas a sufrir las consecuencias como ellos. Y en el versículo 6 vemos otra parte de este aviso, cuando dice, Pero mis palabras y mis orenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Dios está diciendo, mis palabras les alcanzaron a sus padres. Ellos no podían escapar a mis juicios. Esta palabra alcanzar es un término usado para hablar de cazar. Cuando el cazador iba a alcanzar a su presa. Esa es la imagen aquí con esta palabra. Y así es con el juicio de Dios o con la disciplina de Dios. No podemos escaparnos. Pero no importa si tú crees en la palabra de Dios o en Cristo o no, no puedes escapar su juicio, su ira sobre tus pecados. El pecado trae consecuencias, absolutamente sin duda. Y parte de la razón es porque la Palabra de Dios dura para siempre, como Cristo dijo en Mateo 5, porque de ciertos digo que hace que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley hasta que todo se haya cumplido. Y la aplicación es doble, depende de la persona. Para el incrédulo, Tienes que darte cuenta de que el juicio de Dios va a alcanzarte, exactamente como les alcanzó a los judíos en este tiempo. Tú no puedes huir de Dios para siempre. Un día Dios y sus juicios van a alcanzarte, o aquí en la tierra, o en el día del juicio en el momento de tu muerte. Galatas 6,7 dice, no os engañéis. Dios no puede ser burlado, porque todo lo que el hombre sembrare, eso también se hará. Pues la verdad para los cristianos también. Obviamente hay una diferencia, porque nunca vamos a sufrir la herida de Dios sobre nuestros pecados para siempre. Pero como hemos visto, todavía necesitamos arrepentirnos, porque Dios va a disciplinarnos cuando pecamos. Entonces yo digo, cristiano, tú no puedes escapar de la disciplina de Dios. Su palabra es fiel y va a alcanzarte. Si tú piensas que puedes continuar en tus pecados, escondiéndolos de todos, estás engañándote porque Dios ve el corazón. Si piensas que puedes continuar en tus pecados, en el rencor, o la amargura, o falta de amor, o cualquier otro pecado interno y nunca sufrir las consecuencias, estás engañándote. Porque otra vez, como dice Galatas, lo que tú siembras vas a cegar. Dios va a disciplinarte si eres su hijo, como dice en Hebreos 12, porque el Señor al que ama disciplina y azota a todo el que recibe por hijo. Entonces no huyas de esa disciplina, sino arrepiéntete, pide el perdón de Dios y acepta su disciplina como algo que tú necesitas. Todos nosotros podemos y tenemos que aprender de este aviso. Dios no puede ser burlado. Su palabra permanece para siempre. Necesitamos arrepentirnos porque no podemos escapar o la ira de Dios o la disciplina de Dios. Pues hasta ahora hemos estudiado todas esas partes en este pasaje de la llamada al arrepentimiento. Su necesidad, el mandamiento, la promesa y el aviso. Pero ahora tenemos que ver la respuesta correcta. Tenemos que estudiar un poquito el arrepentimiento verdadero. Y encontramos este punto en el reciclo 6. Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas no alcanzaron a nuestros padres, Por eso volvieron ellos, y dijeron, como Jehová en los ejércitos pensó tratarnos conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así lo hizo con nosotros. Tal vez no es muy claro ver el arrepentimiento verdadero aquí. El problema es que podríamos leer la segunda parte del versículo 6, cuando dice, por eso volvieron ellos, etcétera, como una continuación de la parte anterior hablando de sus padres. Algunas personas dicen que aquí está hablando de sus padres, que ellos volvieron y se arrepintieron. Pero obviamente por lo que estudiamos en cuanto al aviso, esta interpretación no puede ser la correcta. En el versículo 4 dice que los padres no atendieron ni me escucharon, dice Jehová. En este versículo, la segunda parte del versículo 6, está hablando de la respuesta del pueblo de Israel en el tiempo de Zacarías, las personas que estaban recibiendo este mensaje. Ellos habían escuchado las palabras de Dios a través de Ajeo, y aquí otra vez estaban escuchando el mismo mensaje. Arrepiéntense porque han pecado en contra de Dios y necesitan regresar a Él. En este mensaje de Zacarías que hemos estudiado hoy, ellos habían escuchado otra vez que Dios estaba enojado con ellos, y por eso mandó que se arrepintieran. Ellos recibieron la promesa de Dios, si obedecían, y un aviso del juicio, si continuaron como estaban, como sus padres. Y gracias a Dios, las personas en este contexto, las personas que estaban escuchando la palabra de Zacarías, respondieron correctamente. Ellos volvieron, y admitieron que Dios había actuado correctamente, que les había juzgado conforme a sus caminos malos y sus obras malas, la implicación siendo que Dios fue correcto en hacer eso, y que para evitar tal vicio en el futuro, iban a vivir diferentemente. Su arrepentimiento verdadero se ve en la palabra volvieron en el reciclo 6, la cual es la misma palabra en el original que el mandamiento que estudiamos en el reciclo 3. Y debido a su arrepentimiento, ellos podían experimentar la esperanza del resto del libro, la confianza en Dios y sus promesas y su fidelidad, la esperanza futura en el Mesías, el Salvador que iba a llegar. Podemos aplicar lo que Pedro dijo en 1 Pedro 2.25, porque vosotros erais como ovejas descabelladas, pero ahora habéis vuelto al pastor y obispo de vuestras almas. Esto es el arrepentimiento de estar fuera de los caminos correctos, como ovejas perdidas en las montañas. Pero por el arrepentimiento y el amor de Dios en recibirnos, podemos decir que hemos vuelto al Pastor de nuestras almas, nuestro Señor Jesucristo. Nosotros necesitamos responder en esta manera. Admitir que Dios ha actuado correctamente en castigarnos, disciplinarnos y volver a Él, otra vez, o por la primera vez en la salvación, u otra vez como cristianos. Entonces, para que no sea posible perder el punto de este mensaje para nosotros, vamos a aplicarlo otra vez, aquí al final del mensaje. El arrepentimiento no es solamente una cosa que los judíos en el tiempo de Zacarías tenían que hacer. Es un requisito para cada persona viviendo en este mundo, para cada persona aquí el día de hoy. No es solamente un tema del Antiguo Testamento, de un Dios castigador. El ministerio de Cristo era un ministerio del arrepentimiento también. ¿Cómo sabemos? En Mateo 4, 17 tenemos la primera declaración pública de Cristo. ¿Y cuál fue? ¿Cuál fue la primera declaración pública de Cristo? Les amo a todos ustedes. No. El mensaje fue, arrepiéntanse porque el reino de los cielos se ha acercado. La primera cosa que Cristo dijo en su ministerio público era, arrepiéntanse de sus pecados. También era un tema sobre lo cual Cristo mandó a sus discípulos que predicaran después de su ascensión. En Lucas 24, 47 dice, y que en su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados. Y los discípulos obedecieron a Cristo y predicaron así, porque en Hechos 3 leemos de un mensaje de Pedro, y él dijo, Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, a fin de que tiempos de alivio vengan de la presencia del Señor. Entonces, el tema del arrepentimiento no es algo que solamente pertenece al Antiguo Testamento con sus sacrificios y todo eso, sino es el tema de Cristo, de los apóstoles, y debe ser el tema de nuestras iglesias hoy en día también. Y es un tema, otra vez, que todos nosotros necesitamos. Porque todos nosotros somos desobedientes por naturaleza. Hemos roto el pacto con Dios. Hemos olvidado y rechazado sus mandamientos y su voluntad. Si esto es característico de nuestras vidas, si continuamos así, vamos a experimentar la muerte eterna, la cual es la paga de nuestros pecados, según Romanos 6, 23. La única manera para tener una relación correcta con Dios es responder en arrepentimiento y creencia en Cristo. Solamente en esa respuesta correcta es posible tener la esperanza. Esperanza no solamente en esta vida, sino la esperanza en la venidera también. Y esta esperanza no se basa en nosotros, sino en Cristo. Solamente Su obra puede aplacar la herida de Dios que mereces. Y por eso solamente en Él puedes encontrar la salvación. Pero si somos cristianos, los hijos de Dios, Cristo ha pagado el precio por nuestros pecados. Cristo ha propiciado la herida de Dios por nosotros. en Cristo y debido a su obra, tenemos esperanza. Si no estamos poniendo a Dios en primer lugar en todo, en cualquier situación, también nosotros tenemos que arrepentirnos y regresar al camino correcto. para vivir en paz y en esperanza en esta vida también. Pero como dije, si realmente somos los hijos de Dios, cambiados por Él, diferentes por Su Espíritu que vive adentro, no vamos a continuar nuestros pecados. No vamos a continuar en desesperación y desánimo. En vez de esto, vamos a arrepentirnos de nuestros pecados y enfocarnos en Cristo, en Su obra, en quienes somos debido a nuestra posición en Él. Y eso nos da la esperanza. Entonces, la esperanza es nuestra, hermanos y hermanas. Debido a la fidelidad de Dios a sus promesas, debido a nuestra posición en Cristo, como parte del pueblo de Dios, tenemos la esperanza que el mundo no puede tener. Una esperanza segura que no puede faltar. La única cosa que necesitas para guardar la paz de esta esperanza, no la esperanza misma porque no podemos perderla. Para no perder la paz de esta esperanza, es continuar en arrepentimiento verdadero. Es continuamente pedirle a Dios por corazones limpios. Porque vamos a pecar cada día. Pero no tenemos que continuar en esos pecados. Tenemos que pedir el perdón de Dios y no querer continuar en ellos. Tenemos que pedirle a Dios por corazones limpios. Mi oración es que todos aquí el día de hoy respondan a esta llamada al arrepentimiento para que juntos podamos experimentar la esperanza verdadera de nuestro Dios. Vamos a orar. Nuestro Padre Celestial, te damos gracias por un mensaje tan claro al principio de este libro de Isaac Díaz. una llamada al arrepentimiento. Señor, solamente tú sabes el corazón de cada persona aquí. Pero sin duda hay incrédulos y cristianos juntos aquí en este lugar. Señor, ayúdanos a entender nuestra necesidad de arrepentirnos. Porque tú vas a juzgar a cada pecado. O en Cristo, o en nosotros en el infierno para siempre. Hay personas aquí que no entienden tu palabra, que tal vez nunca han escuchado un mensaje así. Sálvales, Señor, por favor. Hay personas aquí que dicen que son cristianos, pero realmente no son. Quebrante sus corazones, Señor, y sálvales. Hay niños y jóvenes aquí que han escuchado tu verdad mucho. Algunos por todas sus vidas. Y todavía están rechazándote. Quebrántalos, Señor. Sálvalos. Y para nosotros aquí que somos cristianos, ayúdanos de sentir la convicción del Espíritu Santo en cuanto a nuestros pecados. de no querer continuar nuestros pecados, sino volver a ti, arrepentirnos, confesar nuestros pecados y recibir tu perdón. Eso es lo que necesitamos cada persona aquí, eso es lo que necesitamos compartir con algunos hermanos y hermanas, algunos familiares sin crédulos, todos necesitan escuchar este mensaje del arrepentimiento. Ayúdanos a aplicarlo a nosotros mismos en primer lugar y después compartirlo con otros. Darnos el poder que necesitamos de hacer eso, de aplicar este mensaje hoy y durante esta semana. Eso te pedimos en el nombre de Cristo. Amén.
Una llamada al arrepentimiento
Series Estudio sobre Zacarías
Nuestra esperanza depende de un arrepentimiento verdadero de nuestros pecados.
I. La necesidad para el arrepentimiento- vs. 2
II. El mandamiento al arrepentimiento- vs. 3
III. La promesa del arrepentimiento- vs. 3
IV. El aviso del arrepentimiento- vs. 4-6
V. El arrepentimiento verdadero- vs. 6
Sermon ID | 928161754303 |
Duration | 53:16 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Zechariah 1:1-6 |
Language | Spanish |
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