Bueno, vamos, vamos. Muy bien, entonces vamos a comenzar nuestra escuela dominical, vamos a hacer una oración, vamos a presentarnos, presentar el estudio de esta mañana, suplicando al Señor siempre su dirección en el tema que hemos de impartir en esta mañana. Oremos, oremos al Señor. Padre bueno y Dios, Tú que moras en las alturas de los cielos, en esta mañana nosotros glorificamos y exaltamos Tu nombre. Damos las gracias, Señor, por esta oportunidad que Tú nos das de nosotros estar reunidos acá, una vez más, en Tu nombre, Señor, para participar de lo que es este medio de gracia como lo es el estar a la mesa espiritual sentados para recibir y participar de este manjar espiritual. Padre, queremos suplicarte que estos estudios de Escuela Dominical puedan ser de edificación a nuestras vidas, que desafíen nuestras vidas, que nosotros podamos ser moldeados hasta ser conformados a la imagen y semejanza de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. que no seamos oidores olvidadizos de estas verdades, que la podamos interiorizar, que traigan cambios duraderos a nuestras vidas, pero que también así, Señor, nosotros podamos ser instrumentos en tus manos para que el pueblo oiga de ti, oiga las buenas nuevas de salvación, oiga el Evangelio de nuestros labios, Señor. Y así, a través de la proclamación de tu palabra, mucho pueblo pueda ser añadido a tu iglesia por el poder del Espíritu Santo, obrando y fluyendo a través de esas palabras. Esto te lo pedimos, Padre, en el nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor. Amén y Amén. Muy bien mis hermanos, entonces en esta mañana nosotros tenemos el capítulo 7 de nuestro libro, Dios tiene un plan maravilloso para tu vida. Esa es la página 91, capítulo 7, página 91. En años recientes llegó a ser popular en algunos sectores de la iglesia preguntar, ¿qué haría Jesús? Y como suele suceder con esas frases que son muy populares, pues siempre se llevan al extremo. Y esas frases entonces han llevado a conjugarla con otros términos. ¿Qué comería Jesús? y entonces ahí salen estos movimientos que están a favor de lo que es la comida saludable, que no estamos diciendo que sea malo, pero entonces comienzan estos movimientos a decir, bueno, Jesús comería esto, Jesús haría esto, Jesús haría lo otro, incluso hasta se prepararían algunos estudios para justificar que Jesús tenía un tipo de dieta saludable. Para darle un ejemplo, ¿o qué comería Jesús? ¿O cómo actuaría Jesús ante esta circunstancia? Y eso, desde el punto de vista, así como sin profundizar mucho en ese término, ¿qué haría Jesús? Pues, no tiene ningún problema, no tiene ningún problema, pero a pesar de ello, hay una falla inherente en esa frase, ¿qué haría Jesús? ¿Por qué? ¿Dónde está el problema? El problema está en que esa frase abre la puerta a la especulación. A la especulación. ¿Por qué? Porque las personas pudieran inventarse cualquier cosa para decir Jesús haría en estas condiciones esto. Entonces nosotros no somos llamados a especular en base a qué cosas haría Jesús en estas circunstancias. No somos llamados a eso. Por esa razón hay un autor ahí que presenta el libro, que da como ejemplo, se lo voy a decir, se lo voy a leer tal como está en el libro, dice este hombre, ¿qué haría Jesús? Yo les diré lo que definitivamente no haría, no condenaría a la gente porque se quieren practicar un aborto y no andaría metiéndoles religión a la fuerza. ¿Eso dijo alguien? ¿Qué haría Jesús? Ah, no, ya yo le voy a decir lo que él de cierto no haría. Él no va a condenar a nadie por hacerse un aborto. Él no va a estarle metiendo la religión a los ojos de la gente. Eso cansa. Especulación. Especulación. Entonces, la clave no es preguntarnos qué haría Jesús, sino la clave sería ¿Qué hizo Jesús? ¿Qué hizo Jesús? Y por esa razón, este capítulo 7 lleva ese título. ¿Qué hizo Jesús? Entonces, esa pregunta, ¿qué hizo Jesús?, encierra nuestras respuestas dentro de los límites seguros y confiables de la Biblia. ¿Qué hizo Jesús? Ah bueno, vámonos a la Biblia, ¿qué hizo? Mira, Él hizo esto y esto y esto. Y si no encontramos una respuesta a lo que hizo Jesús, entonces no podemos tampoco especular. No tenemos libertad para especular. Entonces la pregunta que deberíamos de hacernos ¿Qué hizo Jesús cuando confrontó a los pecadores? ¿Qué hizo Jesús cuando confrontó a los pecadores? Y la respuesta sí la encontramos en la Biblia. Nosotros hemos visto en las Escrituras que Jesús centró su mensaje en la justicia divina y no en la felicidad del hombre. Muchas gracias mi hermana linda, no en la felicidad del hombre. Jesús dijo que si nuestra justicia no fuere mayor que los escribas y fariseos, de cierto nosotros no entraríamos en el reino de los cielos. Estamos en la página 91. 93 ya. Ah, ¿verdad? Oh, página 93 entonces. Página 93. Entonces, esto es lo que dice Mateo capítulo 5, verso 20. Me gustaría invitarle a que usted lo lea conmigo. 5.20 dice así. Porque les digo a ustedes que si su justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos. Él nos dijo, mis hermanos, que nosotros deberíamos de buscar primeramente, ¿qué cosa? ¿Y su? y su justicia y las demás cosas serían añadidas eso lo dice ahí en el capítulo 6 verso 33 también de este libro de este evangelio de Mateo Pero también aquí en Mateo, este capítulo 5, el verso 6, si usted llegó ahí, mire lo que dice en cuanto a aquellas personas que son bienaventuradas. ¿Quiénes son los que son bienaventurados? Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. mire como dice, bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados. La ley es la que hace que nosotros tengamos sed de una justicia que nosotros para nada apetecemos. Así de sencillo mis hermanos. Y aquí él presenta un caso un testimonio vivo de él, como una persona antes de conocer al Señor dice, antes de que yo fuera cristiano yo tenía tanto anhelo de justicia como tiene un niño de cuatro años por la palabra baño. A los niños les gusta bañarse, ¿no? Entonces así mismo antes de conocer al Señor no tenía ningún ánimo por la justicia de Dios. La Biblia dice en Romanos, capítulo 3, verso 11, no hay quien busque a Dios. Dice la palabra del Señor en Juan, capítulo 3, verso 19 al 20, que los hombres aman las tinieblas más que la luz y no quieren venir a la luz para que sus obras sean manifiestas. ¿Por qué? Porque sus obras son malas. Lo único, como dice Job 15, 16, que beben los hombres que no conocen al Señor es agua, que beben como agua es la iniquidad. Job 15, 16. Y él dice, el autor de este libro, pero la noche que fui confrontado con la naturaleza espiritual de la ley de Dios y entendí que Dios demanda la verdad en lo íntimo, que él veía mis pensamientos y considera que lascivia es lo mismo que adulterio y odio, es lo mismo que homicidio, empecé a ver que yo estaba condenado y pregunté, ¿Qué debo hacer para ser justificado? Empecé a tener sed de justicia. La ley puso sal en mi lengua. Fue un hallo para conducirme a Cristo. Fue un guía para conducirme a Cristo. ¿Qué cosa? La ley. La ley le dio sed de justicia. Entonces eso nos lleva a ese punto que ustedes tienen ahí en sus libros que lleva por título, la ley para el soberbio, gracia ¿para quién? ¿Para? Para el humilde. Ya nosotros hemos visto en otros capítulos, otras semanas, otros domingos anteriores, es el hecho de que Jesús vino a predicar el Evangelio, las buenas nuevas, a los que estaban espiritualmente pobres, los que estaban quebrantados de corazón por su pecado, que cuando la Biblia dice en en Lucas capítulo creo que ese fue el pasaje que nosotros usamos en aquella ocasión Lucas capítulo 4 verso 18 y 19 Precisamente cuando Jesús dice que Él ha venido para proclamar libertad a los cautivos, la recuperación de la vista a los ciegos, para poder, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año favorable del Señor. Cuando Jesús está hablando de esto, no se está refiriendo a como la gente ve en el mundo esta proclamación. No es libertad de la opresión del gobierno para darle un ejemplo no es libertad de las cadenas económicas que afligen a la sociedad no está hablando acerca de eso está hablando real y efectivamente acerca de esa opresión que mantiene esclavizado al hombre que es el pecado en todas sus facetas entonces cuando nosotros hablamos El mensaje salvífico, tenemos que saber hacia quienes nosotros lo estamos enfocando, hacia quienes nos estamos dirigiendo. Dice Isaías, capítulo 66, verso 2, que al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante su palabra, a esas personas debe de presentársele el Evangelio de la gracia. Pero los que son soberbios, los que no son humildes, pues hay que presentarles la ley. Hay que presentarles los 10 mandamientos, hay que confrontarlos con su pecado. Entonces el evangelismo bíblico siempre, sin excepción, dará la ley a los soberbios y dará la gracia a los humildes. ¿Cuál es la ley? Los 10 mandamientos. llevar a las personas a que entienda su condición caída a través de que ellos miren cómo han quebrantado la ley de Dios que está resumida en esos diez mandamientos. El Hijo de Dios, Jesucristo, dio las buenas nuevas sencillamente a aquellas personas que eran humildes, aquellas personas que vinieron a Él en búsqueda de ayuda, pero nunca le presentó la gracia del Evangelio a los soberbios, a los arrogantes, a los que tenían una actitud farisaica, una actitud hipócrita. ¿Por qué? Porque Él no hizo esto. sencillamente porque cuando Jesús vino aquí a la tierra vino a hacer lo que le agrada al padre y la palabra de Dios nos dice en Santiago capítulo 4 verso 6 que Dios resiste a los soberbios y queda queda gracia a los humildes Gracia a los humildes. Resiste a la soberbio y da gracia a los humildes. Como también dice Proverbios 16, 5. Abominación al Señor es todo el que es altivo de corazón. Entonces, sólo después que la ley ha sido usada para humillar a una persona, sólo después de eso, esa persona estará lista para el mensaje de la gracia. Primero hay que confrontarlo con su pecado. para entonces presentarle el Evangelio. No al revés. Primero hay que hacerle ver su condición caída a la luz de los diez mandamientos. Mira, tú has quebrantado este mandamiento, este y este y este. ¿Vamos bien hasta ahora? ¿Sí? Entonces el que dice, yo no necesito de qué arrepentirme, yo soy una buena persona, ¿qué hay que presentarle? ¿Él? confrontarlo con la ley, exactamente, confrontarlo con la ley, eso es lo primero, porque hay que hacerle ver su condición soberbia, su condición de rebeldía, hay que hacerle ver que no está actuando bien a la luz de los 10 mandamientos. Como dijo Charles Spurgeon, la ley debe hacerlos morir antes de que puedan ser vivificados por el Evangelio. Y también A.W. Pink dijo, estas son citas que ustedes tienen ahí en los libros, así como el mundo no estaba listo para el Nuevo Testamento antes de que recibiera el Antiguo, así como los judíos no estaban preparados para el Ministerio de Cristo mientras Juan el Bautista no lo hubiera precedido con su llamado al arrepentimiento, De igual modo, los inconversos no están en condiciones hoy de recibir el Evangelio mientras no se haya aplicado a sus corazones la ley, ya que por la ley viene el conocimiento del pecado. Sembrar semilla en terreno que jamás ha sido arado o labrado equivale a una pérdida de tiempo. Presentar el sacrificio vicario de Cristo a aquellos cuya pasión dominante es saciarse de pecado es dar lo santo a los cerdos o a los perros también. Entonces, ¿qué quiso decir Jesús precisamente cuando dijo que no diéramos lo santo a los perros? ¿A qué se estaba refiriendo cuando dijo que no echáramos las perlas delante de los cerdos para que no las pisoteen y se vuelvan y las despedacen? ¿A qué se estaba refiriendo Jesús cuando dijo eso? Vaya conmigo a Mateo 7.6, que ahí está el pasaje bíblico al cual estamos haciendo referencia. Mateo 7,6. Mire, como dice, lo mismo que acabo de decirle, pero se los repito de nuevo leyéndolo en la Biblia. No den lo santo a los perros, ni echen sus perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas y volviéndose los despedacen a ustedes. ¿Cuál es la perla más preciosa que puede poseer la iglesia? Nosotros, como iglesia. ¿Cuál es la cosa de más valor que podemos poseer como iglesia? ¿Quién me diría? El Evangelio. Exacto. El Evangelio. El mensaje de Cristo crucificado. Eso es lo más valioso que nosotros podemos darle a la gente. El mensaje del Evangelio. Ahora bien, Si nosotros predicamos, si nosotros damos a conocer ese mensaje a la gente, especialmente aquella gente que es soberbia, altanera, orgullosa, insolente, ¿qué ustedes creen que van a hacer con ese mensaje? lo van a pisotear, lo van a echar por el suelo y como dice Jesús ahí en ese verso, incluso hasta se van a volver contra ustedes y lo van a despedazar a ustedes. Entonces los que hacen una profesión de fe, que dicen que se convirtieron pero no tienen un corazón humilde, un corazón convicto de pecado, van a experimentar lo que se describe en segunda de pedro capítulo 2 verso 22 se anima a leerlo conmigo segunda de pedro 2 22 como dice segunda de pedro 2 22 Ese es el resultado trágico, mis hermanos, de arrojar las perlas del Evangelio de la Gracia delante de los soberbios, o a lo que la Biblia llama en este caso perros y cerdos, porque es la Biblia que lo llama. Jesús lo llamó y aquí Pedro también lo confirma. El falso convertido jamás ha crucificado la carne con sus pasiones y deseos. No ha sido crucificado juntamente con Cristo. Y esa persona como el cerdo, luego de haber lavado al cerdo, el cerdo vuelve al fango, vuelve al sieno. ¿Por qué tiene que hacerlo? Porque eso es un instinto natural de ese animal. Para que el animal deje de hacer lo que hace por instinto tiene que ser transformado. Entonces el que es un falso convertido nunca se arrepintió, su carne nunca murió con Cristo, sigue ardiendo en deseos ilícitos, el calor de la lascivia es demasiado en su corazón, ese corazón pecaminoso que tarde o temprano tiene que volver a la suciedad. Entonces, para nosotros evitar esa tragedia de tener falsos convertidos en la Iglesia, nosotros debemos de seguir el principio de usar la ley para quebrantar al corazón endurecido y el Evangelio para sanar al corazón quebrantado. La ley para quebrantar el corazón endurecido y el Evangelio para sanar el corazón quebrantado. Entonces vamos a ver algunos ejemplos bíblicos en los que se le da la ley a los soberbios y se le da la gracia a los humildes. Ejemplos bíblicos de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Vámonos entonces a Lucas, capítulo 10, verso 25. Capítulo 10, verso 25. Ahí nosotros leemos que cierto intérprete de la ley se levantó para aprobar a Jesús. No se trataba de una persona... no era un abogado, sino una persona experto en la ley de Dios. Es decir, era una persona que supuestamente había estudiado la ley de Dios. Había... conocía el Pentateuco específicamente, donde se resume la ley de Moisés. Eso es lo que dice eso, cierto intérprete de la ley. Conocía la ley de Moisés. Conocía los diez mandamientos. Y dice que le preguntó a Jesús, Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna? ¿Qué fue lo que hizo Jesús ahí entonces? ¿Qué hizo? ¿Cómo él comienza? ¿Cómo entra Jesús? Lo confrontó con la ley. ¿Qué tú lees? Es decir, tú eres un intérprete de la ley. ¿Qué tú lees ahí en la ley? ¿Qué lees en ella? ¿Qué está escrito en la ley? Ahora, ¿por qué Jesús hizo eso? Porque este hombre era arrogante, tenía un espíritu farisaico, un espíritu de hipocresía, La pregunta que él había hecho no buscaba una respuesta. El hombre no buscaba una respuesta. El intérprete de la ley no buscaba una respuesta de parte de Jesús. Si no era poner a prueba a Jesús. Y este intérprete de la ley le contesta lo que estaba allí en la ley. amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente y lo segundo y a tu prójimo como a ti mismo entonces luego que él dice esto Jesús le dice has respondido correctamente haz esto y vivirás y luego la escritura dice que él queriendo justificarse a sí mismo, es decir, el intérprete de la ley, le dijo a Jesús, ¿Quién es mi prójimo? ¿Quién es mi prójimo? ¿Qué era lo que él estaba tratando de hacer? Sencillamente, él conocía a quién era su prójimo, pero él sabía que había cierto grupo de personas que los judíos no se llevaban bien con ellos y entre esos ciertos grupos de personas estaban los samaritanos y Jesús conocía, Jesús es Dios, Jesús conocía lo que había en el corazón él no tenía ningún problema de decir yo amo a mis hermanos judíos pero no puedo decir yo amo a mi prójimo samaritano Y por esa razón Jesús entonces le refiere la historia que nosotros conocemos como la parábola del buen samaritano, ahí a partir del verso 30. Ese buen samaritano realmente no tenía nada de bueno. ¿Por qué? Porque al amar al prójimo como se amaba a sí mismo, el samaritano simplemente obedeció los requisitos básicos de la ley de Dios, lo que le hacía falta al intérprete de la ley. Y entonces cuando él confronta Jesús al intérprete de la ley con esta parábola del buen samaritano, le tapó la boca al intérprete de la ley, porque le dijo en pocas palabras, tú no amas a tu prójimo como a ti mismo, tú has quebrantado los seis mandamientos restantes de la ley de Dios. porque acuérdense que yo le dije hace un tiempo que este resumen amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo ya lo encontramos en los labios de Moisés no fue Jesús que lo trajo como algo nuevo ya Moisés lo había dicho, lo había hablado que estos 10 mandamientos se resumían en eso entonces le tapó la boca al intérprete de la ley Entonces, eso es precisamente lo que hace la ley. La ley ha sido dada para cerrar la boca a todo el mundo y hacerlo culpable ante Dios. Todo el mundo. De manera similar, vámonos a Marcos, por favor, acompáñeme, por favor, busque su Biblia, no, no, no escuche solamente, sino acompáñeme en la lectura. Marcos capítulo 10, Verso 17, en adelante, Marcos 10, 17, ¿lo tiene? Ahí nosotros tenemos un gobernante rico que vino corriendo a Jesús, dice que se arrodilló ante él y preguntó, maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Parecía, mis hermanos, que su corazón sincero y humilde, entre comillas, lo calificaba como un candidato excelente para un potencial convertido. ¿Cómo reaccionaríamos muchos de nosotros en estos tiempos? Si alguien viene a usted y le dice, hermano José Miguel, ¿qué yo debo de hacer para heredar la vida eterna? Si viniera donde mío, donde cualquiera, pudiéramos sentirnos atentados de decir, ¡ay, este ya casi cayó! Este no lo podemos desperdiciar, es tan difícil conseguir uno, no lo vamos a desperdiciar. Vamos, ven, haga una oración conmigo para resolver esto. ¿Pero qué hizo Jesús con su potencial convertido? Él no le dio el mensaje de la gracia de Dios, ni siquiera le mencionó el amor de Dios, tampoco le habló de una nueva vida abundante y maravillosa. En lugar de eso, Jesús primero corrigió su concepto de bueno diciendo que sólo Dios era bueno y luego aplicó la norma divina de lo bueno. ¿Cuál es la norma divina de lo bueno? La ley. la ley moral para exponer el pecado oculto del hombre. Jesús le dio cinco mandamientos horizontales, los que tienen que ver con su prójimo humano, horizontales. Están los mandamientos verticales que son mi relación con Dios. Les voy a hacer una pregunta, a ver si se acuerdan. Dijimos que la ley de Dios está resumida en los diez mandamientos. Esto se divide en dos secciones. ¿Cuáles son esas dos secciones? Exactamente, los primeros cuatro mandamientos de mi relación vertical con Dios y los otros seis mandamientos, mi relación horizontal con mi prójimo. Entonces Jesús aquí le dio cinco mandamientos de su relación horizontal con su prójimo y el hombre le dice que eso él lo había guardado desde su juventud. Verso 20, Marcos 10, 20. Es decir, él estaba autojustificándose. Estaba autojustificando, revelando su propia justicia, el hombre, el joven rico. Y por esa razón Jesús le dice, una cosa te falta. Y usó la esencia del primer mandamiento. ¿Cuál es el primer mandamiento? Yo soy el Señor tu Dios, no tendrás otros dioses delante de mí. ¿Y cómo decimos que esa es la esencia del primer mandamiento? Sencillamente, porque este hombre demostró que su Dios no era Jehová, su Dios era el dinero. Porque Jesús le dice, mira, Solamente te falta una sola cosa, ve y vende todo lo que tiene y dalo a lo pobre y tendrás tesoros en el cielo. No pudo hacerlo. No estuvo dispuesto a hacerlo. Porque su Dios era el dinero. Y Jesús lo conocía. Jesús conocía lo que había en él. Entonces esa ley que le fue manifestada a este hombre, le trajo conocimiento del pecado. Y también nosotros vemos ahí que Jesús lo amó, fue el amor que motivó a Jesús a hablarle de esta manera al joven, a este joven rico. Dice que lo amó, lo amó. Es decir, el amor es lo que debe de llevarnos a nosotros, hablarle la verdad a la gente. Cuando usted no habla la verdad a la gente, La Biblia dice que debemos de hablar la verdad en amor. Usted no ama. Hay que saber hablar la verdad, pero nunca ocultar la verdad por amor, por decir que tenemos amor. Entonces, cada vez que nosotros le testificamos a alguien, cada vez que nosotros le hablamos a alguien, cada vez que le presentamos el Evangelio a alguien, debemos examinar nuestras motivaciones. ¿Amamos suficientemente a ese pecador como para asegurarnos de que su conversión sea genuina? o vamos a dejar que siga viviendo su vida así como la sigue como la vive y al no advertirle vaya camino cada día más al infierno porque no ha habido una verdadera conversión si Jesús hubiera aceptado sin cuestionar esa profesión de justicia de este joven que dijo todo esto yo lo he guardado desde mi juventud fácilmente el joven pudiera haber salido de allí con una profesión falsa, con una conversión falsa. ¿Por qué? Porque en la práctica había demostrado que había quebrantado el principal mandamiento. No era posible que él dijera amar a los demás con ese amor que tenía hacia las riquezas. Entonces ahí tenemos dos casos donde se le presenta la ley a la persona porque son personas que tratan de autojustificarse. Son personas que se amparan en su propia justicia. No, yo lo he hecho bien. Entonces hay que presentarle la ley para que vea a la luz de la ley de que eso que dice que ha hecho bien realmente no lo ha hecho bien. Pero también tenemos que Jesucristo también le daba la gracia a los humildes, la ley a los soberbios y gracia a los humildes. Ahí tenemos el caso de Nicodemo. Vámonos a Juan, Juan capítulo 3, por favor. Nicodemo era un líder de los judíos a quien Jesús llamó maestro de Israel, ahí en el verso 10. Por tanto, él también, Nicodemo, estaba bien instruido en la ley de Dios. Pero a diferencia del intérprete de la ley que vimos en Lucas, este Nicodemo tenía un corazón humilde, porque vino a Jesús y reconoció la deidad del Hijo de Dios. Ahí en el verso 2, Así que Jesús le dio a este sincero buscador de la verdad las buenas nuevas de una pena pagada. Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no se pierda y tenga vida eterna. Ese pasaje de Juan 3.16 fue dicho a Nicodemo. todo eso hasta el verso 21 esa es parte de la conversación a pesar de que nuestra Biblia tiene otro título allí pero es la misma conversación porque el verso 22 dice después de esto Jesús vino con sus discípulos es decir después de que después de esa conversación que sostuvo con Nicodemo y vemos que Nicodemo luego más adelante en otros pasajes da testimonio de la verdad también tenemos otro caso Tenemos el caso de la mujer que fue hallada en el acto mismo de violar el séptimo mandamiento. ¿Cuál es el séptimo mandamiento? ¿La mujer que fue hallada? El adulterio, exactamente, no adulterarás. Estaba condenada bajo la ley por el adulterio. No tenía ninguna excusa. Su boca culpable estaba cerrada. Y por esa razón Jesús le dice, ni yo tampoco te condeno. Vete y sigue pecando. ¿Eh? Así fue que dijo. Pero eso es lo que usan para justificar que Jesús no condenó a nadie. No es así que lo dice, seguro. Jesús le dijo, vete y no peques más. Así que ese pasaje no se aplica a esa gente que siempre quiere decir, no, que Jesús no condenaba a nadie. No. está bien pero siempre estaba esa condición no pegues más ella vino temblando a Jesús donde encontró misericordia se quedó allí pero también tenemos a saqueo ustedes han oído hablar de saqueo era judío conocía las exigencias de la ley, pero sus acciones revelan que él tenía un corazón humilde. No era orgulloso, soberbio, jactancioso. Ninguna persona que fuera soberbia o que fuera orgullosa se iba a subir a un árbol a tratar de ver a Jesús. El orgulloso no hace eso. No. un conocimiento del pecado a través de la ley. Él sabía que había quebrantado la ley, lo llevó a que tuviera sed de justicia y que buscara humildemente al Salvador. ¿Y cómo nosotros sabemos que realmente él tenía convicción de pecado? En primer lugar, fue a buscar al Salvador. Y en segundo lugar, cuando Jesús lo invita a bajar y para ir a cenar a su casa, ¿qué es lo que él hace? ¿Qué es lo que hace? ¿Se acuerdan? ¿Saqueo? ¿Cuando fue a cenar? Se lo devuelvo cuadruplicado y la mitad de mis bienes los doy a los pobres. Él no estaba inventando algo nuevo ahí. Eso era lo que la ley establecía. Él conocía la ley. Y esa convicción de pecado a causa de la ley lo llevó a restituir conforme a lo que la ley mandaba. Si en algo he defraudado a alguien, se lo devuelvo cuadruplicado. Eso decía la ley. Y por lo tanto él actúa. Eso demuestra arrepentimiento. Acción. No solamente es palabras. Acción. Pedro, entonces también nosotros vemos que cuando da el primer sermón en Hechos, capítulo 2, En esa ocasión, Pedro usa el principio de la ley para el soberbio y luego da gracia para el humilde. Nosotros debemos de entender que esas personas a quienes Pedro le predica ese sermón en el capítulo 2 de Hechos eran personas devotas, eran judíos prosélitos que habían viajado grandes distancias para participar de esas fiestas en Jerusalén. y con todo y eso con todo y eso, con todo y eso que esa persona fueran devotas eh Pedro dice que ellos habían violado la ley de Dios. Vámonos a hechos por favor que ellos habían violado la ley de Dios al dar muerte a Jesús. Hechos Este fue entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, y ustedes lo clavaron en una cruz por mano de impíos y lo mataron. Esa gente que habían ido a adorar, ¿usted creen que estuvieron allí dentro del grupo que decían crucifícale, crucifícale? Quizás habían algunos, pero la mayoría eran personas que habían viajado. Es decir que probablemente no todos los que estaban allí reunidos no todos los que estaban allí reunidos habían estado hablando o pidiendo la crucifixión de Jesús pero Pedro le dice ahí ustedes fueron los que lo crucificaron ¿por qué? ¿por qué Pedro dice eso? si ellos no eran culpables directos de eso de la crucifixión de Jesús ¿por qué? ¿qué usted diría? ¿por qué razón? Porque todos somos culpables ante Dios. En pocas palabras, todos somos culpables delante de Dios. Por esa razón Pedro le dice, ustedes los crucificaron. Nosotros somos culpables también de que a Cristo los crucificaran. Usted no sabía eso. Yo soy culpable, Ramón Sosa es culpable de que a Cristo lo crucificaran, porque si yo no fuera pecador y ninguno de nosotros fuéramos pecadores, Cristo no hubiese venido a morir en la cruz. Entonces por esa razón yo soy culpable y usted es culpable de que Cristo haya muerto en la cruz. ¿Alguien dice amén? Aunque no le guste. Entonces eso es lo que dice Pedro, ustedes son culpables de dar muerte a Jesús. Y luego Él dice en el verso 36 de este mismo capítulo, estamos en Hechos 2, Hechos 2, 36. Y en ese momento comprendieron, esa gente que lo están escuchando, que su pecado era personal. Por esa razón es que yo digo, yo soy culpable de que Cristo haya muerto. Mire mi hermano, si usted pensa un momento que usted no es culpable de la muerte de Cristo, usted tiene que arrepentirse y pedirle perdón al Señor. Porque Él vino a morir por los pecadores. Entonces usted en pocas palabras está diciendo que usted no es pecador. porque si cristo no vino a morir por usted entonces y él vino a morir por los pecadores usted no es pecador entonces usted está siendo un hipócrita como el hombre rico siendo un hipócrita como el intérprete de la ley está tratando de justificarse en su propia justicia y no en la justicia de dios amén bien Entonces, en ese momento, cuando Pedro le dice eso a esta gente que está reunida allí, ¿qué dice el verso 37? Hechos 2, 37. Dice que ellos fueron, ¿qué cosa? Conmovidos profundamente. Ellos clamaron por ayuda. Y eso ocurrió sólo después que la ley los redargullera de su pecaminosidad. Sólo después de eso le ofreció Pedro, sólo después de eso, sólo después que fueron conmovidos, Sólo después de eso es que entonces Pedro le ofrece la gracia, verso 38. Ahí está la gracia en el verso 38, pero primero Pedro presentó la ley, lo confrontó con sus pecados. Y luego de eso, cuando ellos responden en convicción de pecado, Pedro le dice arrepiéntanse y sean bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados y recibirán el don del Espíritu Santo. El apóstol Pablo también siguió el mismo principio de dar la ley antes de la gracia. Romanos capítulo 2 nos habla acerca de eso. Sí, dígame. Cuando una persona se convierte, recibe el Espíritu Santo. Se refiere a la venida del Espíritu Santo a la vida de esa persona. No los dones. Ahora, los frutos sí es algo que viene luego de la salvación, pero es el Espíritu Santo como tal que viene a morar en nosotros. Todo creyente que se arrepiente, toda persona que se arrepiente, viene a ser un creyente, recibe al Espíritu Santo. A eso se refiere. Entonces, mis hermanos, también Pablo usó, Pablo usó la ley. Me gustaría invitarle a que nosotros leamos Romanos capítulo 2, verso 21 al 24. En Romanos capítulo 2, luego que el apóstol advierte que Dios juzgará a la humanidad conforme a la ley moral, en Romanos 2.12 nos habla acerca de eso, Él informa, el apóstol Pablo, a sus oyentes que la obra de la ley está escrita en el corazón humano y que concuerda con la conciencia. Hay un conocimiento en nosotros de lo que es bueno y de lo que es malo. Eso es lo que dice Pablo, porque muestran las obras de la ley escritas en sus corazones, su conciencia dando testimonio y sus pensamientos, acusándolos unas veces y otras defendiéndolos. Y luego empieza a usar la ley en forma evangelística, personalizando cada mandamiento para sus oyentes hipócritas, si se puede decir así, o farisaicos. ¿Podemos leer verso 21? Tú pues que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se debe robar, ¿robas? ¿Cuál es ese mandamiento? No robarás. ¿Cuál es? Octavo mandamiento. Tome nota. Tú que dices que no se debe cometer adulterio, ¿adulteras? ¿Cuál es ese mandamiento? Exacto, el séptimo, no adulterarás. Tú que abominas a los ídolos, ¿saqueas templos? ¿Cuál es ese mandamiento? No tendrás ídolos. El segundo. El primero es no... Exacto, no tendrás otros dioses. Y el segundo, no te harás ídolo. tú que te jactas de la ley violando la ley deshonras a Dios porque tal como está escrito el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de ustedes Pablo usó la ley para traer el conocimiento del pecado le estaba diciendo a estos a estas personas creyentes que habían quebrantado la ley que habían quebrantado la ley Él también dijo en 1 Corintios 11 1, sean imitadores de mí como yo lo soy de Cristo. Así que nosotros somos llamados a seguir el ejemplo de Pablo y testificar bíblicamente como él lo hizo, siguiendo los pasos también del Maestro. Somos llamados a eso, mis hermanos, Charles Spurgeon dijo, sólo mediante la imitación del espíritu y el estilo del Señor Jesús podremos llegar a ser sabios para ganar almas. Sólo mediante la imitación del espíritu y el estilo del Señor Jesús podremos llegar a ser sabios para ganar almas. Nosotros como creyentes somos llamados a seguir el ejemplo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Cuando presentamos el Evangelio, si una persona es arrogante, si es una persona que trata de justificarse a sí mismo, tenemos que presentarle la ley. En nuestra predicación del mensaje, Siempre nos encontraremos con personas que van a tratar de justificarse, que van a buscar una excusa para no enfrentarse a la realidad de su condición caída. Serán pocas las personas que van a decir, van a venir delante de ustedes con un corazón humilde al estilo nicodemo, al estilo saqueo, o al estilo de la mujer samaritana que veremos más adelante. Pocas personas lo harán así. Siempre van a haber personas que van a encontrar una justificación para no entregarse al Señor, para no confesar sus pecados. Sí, yo sé que eso es bueno, pero yo no tengo tiempo. Yo sé que eso es bueno, pero que yo tengo tanto pecado en mi vida. Cuando una persona dice así, está esquivando esa responsabilidad humana de que tiene que poner carta en el asunto. Claro, todos somos pecadores y eso te justifica. Y eso te va a eximir aquel día de que tú dijiste que no querías convertirte porque tú tenías muchos pecados. Y ese es lo que la Biblia dice, que está bien, sigue por ahí, no te convierta o al contrario. entonces siempre nos vamos a encontrar con personas así mis hermanos, entonces nosotros somos llamados a presentar la ley como la persona quebrantado los 10 mandamientos incluso hasta con personas que dicen ser cristiana porque como hemos visto hay personas que dicen ser cristiana, hay personas que pueden tener un alto conocimiento de la ley como el intérprete de la ley Y con todo y eso, Jesús lo confronta con su pecado, lo confronta con que ha quebrantado el principal mandamiento. Entonces nosotros tenemos que estar seguros de que real y efectivamente yo me he convertido, usted se ha convertido a Dios, que usted no está delante de Él tratando de justificarse, tratando de decirnos que yo soy débil, que yo hice yo yo eso me lo enseñaron porque eso yo lo heredé de mis padres ese temperamento yo lo tengo por los genes y no hay un genuino sentimiento de dolor por el pecado de no seguir por ese camino de cumplir con los mandatos de Dios. Y si esa persona no tiene esa convicción en su corazón, por más que usted le predique, esa persona va camino al infierno. Pero algo sí le aseguro a usted, y es que usted va a haber librado su alma del castigo divino. porque la Biblia nos manda a nosotros a predicar el mensaje a advertirle a la gente y dice la Biblia que si yo no advierto a la gente Dios me va a pedir cuenta de esa persona si muere en su pecado si yo no advierto a la gente Dios me va a pedir cuenta a mí por esa persona porque murió en su pecado porque yo no le advertí ahora bien si yo advierto a esa gente y esa gente sigue en su pecado dice el Señor que mi alma habrá sido librada, porque le advertí y ellos no se apartaron. Amén. Entonces, nosotros como creyentes, cuando presentamos el mensaje del Evangelio, tenemos que aprender a dar el mensaje conforme a la actitud de esa persona. Si es una persona arrogante, una persona que se auto justifica bajo cualquier condición, hay que presentarle la ley. Hay que decirle, mira, tú has quebrantado este mandamiento. Ahora, quizá usted se está preguntando, ¿y cómo yo lo puedo presentar? ¿Qué dinámica puedo usar para eso? Precisamente este capítulo 7, a partir de ese punto donde dicen los pasos del maestro, ¿qué página está? La página 100. A partir de ahí vamos a ver una pequeña dinámica que el hermano Ray Comfort utiliza para evangelizar a las personas utilizando los diez mandamientos. Entonces, por razón de tiempo, hoy no lo vamos a tener, pero me gustaría invitarle, página 100, que para la próxima escuela dominical usted se anime y pueda entonces estudiar ese capítulo 7 lo que resta desde la página 100 hasta el final y ahí podrá tener algunos ejemplos de cómo alcanzar al inconverso o al que se hace llamar creyente, porque pudiera ser así también el caso, al que se hace llamar creyente pero que no lo es, con la ley, con los 10 mandamientos. Así que léalo por favor para que cuando usted venga ya usted tenga una base, ya usted sepa por dónde vamos, qué es lo que vamos a tratar, qué es lo que vamos a enseñar ese día. Así que vamos a dejarlo hasta acá este estudio y quiero invitarle si hay alguna pregunta que usted la puede externar ahora.