Dios les bendiga, amados hermanos.
¿Cómo están? Bien. Me alegro mucho de verles,
de escucharles que se encuentran bien. Y qué mejor, ¿verdad? Este
tiempo para poder alimentarnos espiritualmente por medio de
su palabra. Así que, amados hermanos, les
invito a que abran su Biblia en 1 Betimoteo capítulo 3 y vamos
a leer los versículos 1 y 2. Luego que leamos estos versículos,
Vamos a tener una breve oración para posteriormente iniciar con
la exposición de la palabra del Señor. Y dice así de la siguiente
manera. En 1 Betimoteo, capítulo 3, el
versículo 1 hasta el versículo número 2. Palabra fiel es ésta. Si alguien aspira al cargo de
obispo, buena obra desea hacer. Un obispo debe ser pues irreprochable,
marido de una sola mujer, sobrio, prudente, de conducta decorosa,
hospitalario, apto para enseñar. Una vez más. ¿Qué les parece
si yo leo el primer versículo y el segundo versículo lo leemos
todo? Dice así. sobrio, prudente, de conducta
decorosa, hospitalario, apto para enseñar. Amén, amados hermanos. Tengamos palabra de oración y
luego iniciamos con la predicación de la palabra del Señor. Amado
Padre, bendecimos tu nombre, Señor, y gracias por darnos tu
palabra, la Sagrada Escritura, el cual han sido inspiradas por
ti y son las únicas, Señor, que son útiles, que tienen la autoridad
para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir
en justicia, a fin de que tu pueblo, Señor, tus hijos, estemos
equipados para toda buena obra. Ayúdanos, Señor, y proveenos
el entendimiento para poder comprenderla, pero también, Señor, para poder
vivirla y ser así, Señor, luz y sal en este mundo, Señor. Siempre,
Señor, con el objetivo final de que Tú seas honrado, glorificado
sobre todas las cosas. En el nombre precioso de nuestro
Señor Jesucristo, oramos. Amén. Amados hermanos, permítanme
introducirme en el tema del día de hoy con un par de ilustraciones,
para luego ver ya en detalle estos dos versículos, de los
cuales no vamos a ver completamente los dos versículos. Imagina que
escuchas sobre un nuevo restaurante que pronto se abrirá cerca de
tu casa. La publicidad promete una experiencia
culinaria única y deliciosa. El día de la inauguración, tú
decides ir a ese restaurante y cuando te sirven la comida
y comienzas a dar los primeros bocados de esa comida que prometía
ser toda una experiencia culinaria única y deliciosa, te das cuenta
que los alimentos no están bien cocinados y los sabores también
no combinan bien entre sí. Y la realidad es que ese chef
no tenía la formación adecuada y la falta de experiencia se
reflejaba en cada plato que se servía. Luego descubres que aunque
se hace llamar chef, en realidad no tiene ninguna formación gastronómica. Su única experiencia en la cocina
proviene de haber visto algunos programas de cocina de televisión
y haber experimentado algunas recetas en su casa. Además que
los precios estaban muy altos, es decir, nos dieron gatos por
liebre. ¿Te sentirías cómodo comiendo
otra vez en ese restaurante? Ahora imagina que tú necesitas
un nutricionista. y encuentras una clínica de nutrición
cerca de tu casa, que promete alcanzar tus metas de salud y
bienestar. Pero te das cuenta que el nutricionista
no tiene ninguna formación académica en dietética o nutrición, sino
que su conocimiento proviene de haber leído algunos libros
y visto algunos tutoriales en YouTube. Aunque parece que sabe
mucho acerca de esa área, no tiene la formación adecuada.
Pregunto, ¿confiarías tu salud a esta persona? Estas situaciones
parecen un poco absurda, pero reflejan un problema real. La proliferación de personas
que aparentan ser expertos sin tener la experiencia necesaria.
Este fenómeno no solo afecta, por supuesto, los campos de la
gastronomía, nutrición, sino que también este fenómeno puede
infiltrarse en la iglesia y en nuestra vida espiritual. Confiar
en líderes espirituales que no están debidamente preparados,
queridos hermanos, es aún más peligroso. Ninguno de nosotros
querría encomendar el cuidado de nuestra alma y el de nuestra
familia a alguien que no es competente y que no cumple con el estándar
que Dios demanda de su palabra. Primera vez, Timoteo capítulo
1, versículo 1, versículo 2, el apóstol Pablo, consciente
de esta necesidad, le escribe a su hijo en la fe Timoteo acerca
de una serie de instrucciones necesarias para el orden en la
casa de Dios. Él sabía que para que una iglesia
funcione correctamente es crucial que los líderes sean personas
de integridad llamadas y equipadas por Dios. Iglesia, la Biblia,
la palabra del Señor no es ambigua en cuanto a los requisitos para
los líderes de la iglesia. Nos ha dejado una guía clara
y detallada sobre cómo deben de vivir los que aspiran a ser
pastores del rebaño del Señor. Lo hemos leído y esa lista continúa
en el versículo 13 y en el versículo 4. Ustedes pueden continuar leyendo.
Pablo entendió que si la meta era poner en orden la casa de
Dios, y esto involucraba no solamente la adoración, el cual hemos visto
nosotros en prédicas anteriores sobre esto, no solamente los
roles que debían ser puestos en su lugar para hombres y mujeres
dentro de la iglesia, sino también con respecto a los líderes de
la iglesia. Amados hermanos, así como no
confiaríamos nuestra salud en personas sin la formación adecuada,
¿cuánto más debemos ser cuidadosos como iglesia en quien confiamos? ¿En quién confiamos qué? ¿En
quién confiamos el cuido de nuestra vida espiritual? La carta de
Pablo a Timoteo nos ofrece una guía invaluable. Y esta guía
invaluable habla acerca del carácter y las cualidades que deben de
tener los líderes de la iglesia. Hermanos, una vez más, para que
una iglesia tenga una vida saludable, es necesario que tenga líderes
saludables espiritualmente. porque los oficiales de una iglesia
cristiana muestran el camino, no son el camino, sino que los
líderes muestran el camino para que los miembros hagan la voluntad
de Dios. Amen a los que no conocen a Cristo. Disipulen y edifiquen a los demás
miembros y sigan creciendo en su vida espiritual. La idea principal
del sermón del día de hoy es y es lo que quisiera de que quede
en su mente grabada y escrita en la tabla de su corazón. ¿Cuál
es la idea principal del sermón del día de hoy? Ser pastor es
una tarea noble, pero requiere un alto nivel de exigencia para
quienes desean asumirla. Una vez más, la idea principal
es esta. Ser pastor es una tarea noble,
pero requiere un alto nivel de exigencia para quienes desean
asumirla. Y estaremos abordando este argumento
en dos puntos. El primer punto, es legítimo
desear ser pastor. Segundo punto, El deseo de ser
pastor conlleva la necesidad de ser irreprochable. Espero
que estas dos ideas podamos terminarlo el día de hoy. Con la ayuda del
Señor, sí. Vamos con el primer punto. Pablo comienza con esta
instrucción, el cual ya él ha usado en varias ocasiones en
otras cartas. Palabra fiel es esta. Estamos en 1 Timoteo, capítulo
3, versículo 1 y el versículo 2. Y el apóstol Pablo comienza
esta introducción con esta expresión, como les decía hace unos minutos,
que él utiliza frecuentemente en otras cartas. palabras fieles
esta y esto ya nos indica la vital importancia de lo que él
va a decir pero el texto continúa diciendo y que nos dice si alguien
aspira al cargo de obispo Buena obra desea. Aquí, obispo, pastor,
anciano, estamos hablando del mismo grupo. Son términos intercambiables. El liderazgo pastoral debe ser
una aspiración genuina. Iglesia, nadie nace elegido para
ser pastor. Es un deseo legítimo de querer
servir al Señor guiando a su pueblo, pero debemos examinar
la naturaleza de ese deseo. No es simplemente tengo deseo,
tengo anhelo. No. A veces el deseo por el ministerio
pastoral puede estar impulsado por malas motivaciones, como
el deseo de reconocimiento, poder, beneficios personales. Algunas
personas desean el ministerio pastoral solo para sentirse realizado
en esta vida. Por eso es importante que cada
hermano varón que aspira al oficio de pastor, debe de someter su
deseo al escrutinio del Señor, de los ancianos de la iglesia
y de la iglesia misma. Vuelvo a decir esto. Por eso
es importante que cada hermano varón que aspira al oficio de
pastor debe de someter su deseo al escrutinio del Señor, de los
ancianos y de la iglesia misma. Cuando una persona desea el ministerio
pastoral por motivaciones malas, su comportamiento es muy evidente
en la iglesia. Podrá engañar a algunos, pero
a otros no. Su comportamiento en la iglesia y con los demás
líderes suele ser perjudicial y también divisivo. Y quiero
compartir algunas características de estas personas que anhelan
el ministerio pastoral con motivaciones egocéntricas. Esta información
la encontré en un libro que se titula Los líderes eficaces buscan
y valoran las aportaciones de los demás. Y yo estoy muy de
acuerdo con lo que escribió este autor. Y una de las características
de estas personas es que usan tácticas manipulativas para obtener
control o influencia en la iglesia. Manejan información de manera
deshonesta y buscan alianzas estratégicas dentro de la iglesia
para socavar el liderazgo de los demás ancianos. Otra de las
características de estas personas es que no rinden cuenta. No le
gusta rendir cuenta. Evitan la transparencia en sus
acciones y decisiones. Un hermano que aspira a ser pastor,
y para lo que ya ejercen el oficio de pastores, deben de rendir
cuenta. Debe ser una cultura en los líderes. Esto nos guarda del orgullo,
pero también guarda la iglesia. Porque si no rinde cuenta, no
hay transparencia. Así de simple. Si no rinde cuenta,
no hay transparencia. ¿Y saben qué, amados hermanos?
Los oficiales de la iglesia no somos perfectos. Podemos caer
en comportamientos ocultos que desacrediten nuestro testimonio
y causen desconfianza entre los ancianos y en la iglesia en general. No lo sabemos todo. Por eso en
una iglesia hay un pluralismo de ancianos, no sólo un anciano.
En un estudio del grupo Barna, que es una empresa encuestadora
cristiana que tiene residencia en California, es muy conocida,
hizo un estudio acerca de aquellos pastores que no rinden cuenta
y encontró que un 37% de los pastores que no tienen un sistema
de rendición de cuenta en su iglesia han enfrentado acusaciones
de mala conducta moral y ética en comparación con sólo el 9%
de aquellos que sí tienen tal costumbre de rendir cuenta. Y
mencionaré una última característica de estas personas que aspiran
al ministerio pastoral con malas motivaciones. Estas personas
no valoran ni tampoco buscan las opiniones o consejos de los
demás ancianos. Lo rechazan. Normalmente estas
personas descartan las ideas y las contribuciones de los demás
ancianos. y crean un ambiente en la iglesia de pesadez, desmotivación,
resentimiento, pero todo eso lo hacen a propósito, lo hacen
con la idea de socavar el liderazgo de los demás ancianos. Según
un estudio de la Asociación Nacional de Evangélicos en Estados Unidos,
reveló que un 34%, uno de cinco, reveló que un 34% de las iglesias
que experimentaron conflictos severos en la última década identificaron
la mala conducta y las malas motivaciones de sus líderes como
la causa principal de estos conflictos. Amados hermanos, como líderes
y también como iglesia en general, debemos de orar. Esto no es un
asunto que nosotros como iglesias vamos a tomar a la ligera. Los
líderes o los ancianos o los oficiales, los pastores establecidos
en una iglesia deben de orar También la iglesia es parte también
de esta responsabilidad de orar y enseñar y promover, quiero
hacer mucho énfasis en esta palabra, y promover el deseo de liderazgo
como un noble anhelo. Pero debemos asegurarnos que
aquellos que aspiran a este rol lo hagan con un corazón correcto
y un deseo genuino de servir. Nuestro texto nos sigue diciendo,
si alguien aspira al cargo de obispo, buena obra desea. Así
nos dice nuestro texto. Y como les decía hace unos minutos
anteriores, los nombres de anciano, obispo y pastor se refieren al
mismo grupo de líderes en la congregación. Son términos intercambiables,
pero es la misma persona. Y ellos tienen la responsabilidad
de apacentar el rebaño la iglesia del Señor, la cual compró con
su preciosa sangre en la cruz del Calvario, no le pertenece
a los ancianos, no le pertenece a la iglesia, le pertenece al
Señor. Él la compró con su sangre en la cruz del Calvario. El apóstol
Pablo usa el vocablo obispo en 1 Timoteo capítulo 3 versículo
1 porque era la palabra más conocida por los griegos. Por eso el apóstol
Pablo usa la palabra anciano y también debido a su ministerio
para los gentiles. Cuando se refiere a anciano,
se refiere a una persona que vigila, que supervisa, que vela. Y esta es la labor de los pastores
de la iglesia. Tienen que velar por el crecimiento
espiritual de los creyentes y por la buena marcha de la iglesia.
Las Escrituras nos dicen que este cargo de obispo, de anciano
o pastor es considerado, como sigue nuestro texto, una buena
obra, honorable ante los ojos de Dios. ¿Y por qué es honorable
ante los ojos de Dios? Porque es una buena obra. Bueno,
hay muchas razones importantes, muchas razones fundamentales.
En primer lugar, anhelar el obispado es desear una buena obra porque
se trata de imitar a Cristo en su servicio sacrificial. Un obispo
no es alguien que busca prestigio, poder, controlar a las personas,
ser extremadamente posesivo, sino alguien que está dispuesto
a poner las necesidades de la iglesia por encima de las propias.
En segundo lugar, el ministerio del obispado es una buena obra
porque incluye la enseñanza de las Escrituras, de la Palabra
de Dios, que es esencial para la edificación del cuerpo de
Cristo. Un buen anciano, un buen pastor
o obispo dedica su vida a instruir, a guiar a los creyentes en la
verdad. Les ayuda a crecer en la madurez
espiritual y a vivir conforme a los principios del Evangelio. En tercer lugar, el obispado
es una buena obra porque se centra en el cuidado y la protección
del rebaño de Dios. Un pastor fiel vela por la salud
espiritual de los hermanos, los protege de enseñanzas erróneas
y de influencias dañinas, y los guía con paciencia, con amor
en este caminar con Cristo. Y en cuarto lugar, el obispado
es una buena obra porque los obispos están llamados a reflejar
el carácter de Cristo en sus propias vidas. A vivir de manera
irreprochable, fieles y comprometidos. A vivir de manera irreprochable. Eso nos dice el versículo 2,
¿verdad? De 1 Timoteo capítulo 3, el versículo número 2. Sí, los ancianos, los pastores,
se convierten en ejemplos vivos de la fe cristiana, guiando a
la congregación a seguir con integridad a Jesús, con devoción. Sí, es una buena obra, es honorable. Y roguemos, amados hermanos,
al Señor que nos conceda no uno, sino varios pastores en nuestra
iglesia, varios hermanos diáconos, Pero como estas predicas normalmente
nosotros las subimos a diferentes plataformas, yo también quisiera
decir algo. Sí, es buena obra, es honorable,
pero no es fácil. A estos hermanos se les debe
enseñar que debemos depender del Señor y también esforzarnos. En el primer siglo y a lo largo
de la historia, los pastores y los líderes, hablando de buenos
ancianos, buenos pastores y líderes han enfrentado serios desafíos,
incluyendo persecución, desprecio, críticas, injusticias Y esta
realidad ha sido constante, no solamente en el primer siglo,
sino que esta realidad de los obispos, de los pastores o ancianos,
ha sido una constante en la vida de ellos. Así como los pastores
del siglo XVI en Inglaterra fueron objeto de diversas palabras peyorativas,
eran despreciados, eran perseguidos y exiliados por parte de la sociedad,
incluso por hermanos mismos con malas motivaciones, hoy en día
nosotros no somos la excepción, amados hermanos. Estos pastores
del siglo XVI fueron libres comprometidos con la reforma y la pureza de
la iglesia. Insistían en que la escritura
se predicara con precisión y se viviera para la gloria del Señor
en todas las áreas de la vida. Ese sigue siendo el mensaje de
hoy día. No ha cambiado. Pero eso fue motivo para que
ellos fueran frecuentemente el centro de la controversia y de
las críticas, ganándose de gratis cientos de enemigos. No es fácil. Les voy a mencionar algunos términos
de expectivo que usaron contra estos pastores. Por ejemplo,
eran llamados los precisos o precisionistas, y este término lo utilizaban
para burlarse de su insistencia en la precisión de la escritura
y la pureza doctrinal y moral de la iglesia. eran llamados
puritanos. Aunque hoy ese término es muy
común, asociado con estos pastores del siglo XVI, estos pastores
piadosos, pero originalmente se usó de manera despectiva.
Ah, el puritano, éste que enseña a abandonar prácticas corruptas
y no bíblicas, el que se cree perfecto, eran llamados hipócritas. Así les decían a los pastores
del siglo XVI, pastores hipócritas. Eran a menudo acusados de hipocresía. La sociedad y los demás grupos
religiosos estaban encima de ellos. Y cuando ellos fallaban
en algo, y por supuesto que fallaban, porque eran pecadores arrepentidos,
entonces no eran perdonados por la sociedad. También eran llamados
santulones, santurrones o celotes, porque la sociedad los consideraba
extremistas por pretender vivir conforme a las Escrituras. No
es fácil. Es honorable, pero no es fácil. En resumen, estos pastores enfrentaban
una variedad de insultos y términos despectivos, creando una hostilidad
hacia ellos por su manera de vivir. Su manera de vivir chocaba. Es como cuando te ponen, hermano,
una luz en tu cara. ¿Cómo reaccionamos? Inmediatamente
volteamos el rostro. Nos ofende. La vida piadosa de
estos pastores ofendía. Y algunos de ellos, para evitar
estos sufrimientos, tristemente comprometían la verdad. Iglesia,
ser fiel a la verdad tiene un costo alto. Perder amigos, familiares,
ganarse de gratis muchos enemigos. Ser fiel a la verdad tiene un
alto costo. Y no era raro que algunos pastores
quisieran escapar de esta responsabilidad. No querían más esa responsabilidad. Y es ahí la necesidad de un incentivo
por la Palabra de Dios. Lee conmigo lo que nos dice 1
Pedro capítulo 5 versículo 1 al versículo 4. Por lo tanto, a
los ancianos entre ustedes, exhorto yo, anciano como ellos y testigo
de los padecimientos de Cristo y también participante de la
gloria que ha de ser revelada, pastore en el rebaño de Dios
entre ustedes, velando por él, no por obligación, no por obligación,
sino voluntariamente, como quiere Dios, no por la avaricia del
dinero, sino con sincero deseo, tampoco como teniendo señorío
sobre los que han sido confiados, sino demostrando ser ejemplos
del rebaño. Y ahí está ese incentivo. Y cuando aparezca el príncipe
de los pastores, ustedes recibirán la corona inmarcesible de gloria. Como alguien decía, sí recibimos
esa corona, pero para ponerla a los pies del príncipe de los
pastores. También hoy en día, lamentablemente,
la dignidad del pastorado no es vista con buenos ojos. A menudo
uno casi siente la necesidad de disculparse antes de mencionar
que uno ejerce el oficio de pastor. Existe actualmente un prejuicio
extendido de que un pastor pueda vivir incluso a expensa de los
demás, porque es bíblico que a veces la iglesia pueda pagarle
parte del salario a un pastor. No es nuestro caso. Nosotros
somos bivocacionales. Pero no es pecado cuando una
iglesia apoya al pastor para que él pueda dedicarse más tiempo
a la iglesia y a la predicación de la Palabra del Señor. Pero
este problema surge de aquellos impostores que han ingresado
al ministerio sin estar calificados según la palabra de Dios. Pero
esto surge también, esta actitud de la sociedad y en general hacia
los pastores de aquellas iglesias que han sido descuidadas en no
tomar en cuenta lo que nos dice la palabra del Señor cuando la
iglesia nomina a sus oficiales. Con esto no estoy diciendo que
la iglesia es la que elige a los pastores o a sus diáconos, nomina
a sus oficiales, pero serán los pastores quienes tienen que examinar
Y cuando la iglesia no cumple con su libertad de nominar oficiales
y no tomar en cuenta la palabra del Señor acerca de estos estándares
que la palabra misma ha establecido, habrán consecuencias. Habrán
consecuencias. Tendremos personas dentro del
ministerio con malas motivaciones, que no están calificados según
la palabra del Señor. Y su único motivo es poder, vanagloria,
para poder sentirse satisfechos y contentos en esta vida, para
sentirse realizado. Su única motivación es llenarse
sus bolsillos porque no encontraron otra mejor oportunidad. Sin embargo,
ser pastor, a pesar de todo eso, Ser pastor sigue siendo una labor
honorable ante los ojos de Dios. Si el ministerio es difícil,
nadie dijo que sería fácil, y precisamente esa dificultad es lo que lo hace
honorable. Los pastores y las iglesias no
solo glorifican a Dios siguiendo los estándares de la Biblia,
sino que también, amados hermanos, como iglesia, cuando somos obedientes,
beneficiamos a la sociedad como tal. Esto me lleva a mi segundo
punto. Hemos visto, quiero hacer una
especie de resumen antes de iniciar a mi segundo punto. Bueno, en
resumen de esta primera parte que hemos abordado sobre el ministerio
pastoral, hemos afirmado que comienza con un deseo, que es
un anhelo por un oficio en concreto, en este caso el obispado, el
ser pastor, que es una labor honorable que el Señor recompensará. Pero hay algo más que el deseo. Y es de lo que se trata la segunda
parte de esta prédica, ser irreprochable. Hace un momento mencionamos que
el deseo no es suficiente para llegar a ser pastor. Se necesita
algo más y ese algo más es lo que Pablo llama aquí un carácter
irreprochable, irreprensible, según la versión de las Américas
y también la versión Reina Valera. No se trata de una opción o un
requisito que nosotros podemos no tomar en cuenta. La palabra
irreprensible, la palabra irreprochable utilizada aquí implica a alguien
que no puede ser acusado de ninguna falta. Esto no significa que
esta persona sea perfecta o sin pecado. Amados hermanos, lo aclaro. Cuando la Biblia aquí nos dice
de que esta persona tiene que ser irreprochable, irreprensible,
no está diciendo que esta persona sea perfecta o sin pecado, porque
si fuese así, entonces nadie puede servir en la casa del Señor.
sino que tienes que tener un carácter íntegro, completo, una
reputación buena, intachable. Esta palabra es una declaración
general que engloba todos los demás requisitos que se encuentran
en el mismo texto, que eso lo vamos a ver más adelante. ¿Y
cuáles son esos otros requisitos? Bueno, marido de una mujer, de
una sola mujer, sobrio, prudente, de conducta decorosa, hospitalario,
apto para enseñar. Y eso lo vamos a ver con más
detalle en la próxima prédica. Más adelante Pablo explica que
esta irreprensibilidad debe de manifestarse en las diferentes
áreas de esta persona. No solamente cuando estamos aquí
en el culto, porque podemos nosotros mudar nuestra conducta, porque
podemos nosotros disfrazarnos, ¿verdad? Debe poner una cara
piadosa, melancólica. No, debe de manifestarse en diferentes
áreas, en lo familiar, en lo personal, en el trato con las
otras personas y, por supuesto, en el testimonio ante los no
creyentes. No se le pide a este oficial
o a este candidato a ser pastor que sea algo extraordinario.
No se le está pidiendo que sea Superman. ¡Perfecto! Pero sí
tiene que tener un carácter aprobado por Dios. Tiene que ser irreprensible. no se le está pidiendo nada extraordinario,
vuelvo a decirlo, porque ser irreprensible es algo que no
solamente se le pide a aquel que quiere ser pastor, no, también
es algo que se espera de usted como nueva criatura en Cristo
Jesús, en su carácter. Pero a los oficiales, los pastores,
deben de exhibir esta virtud de manera más destacada, ya que
no solo lideran, sino que también modelan estas virtudes. Parte
de la función de un pastor es precisamente ser un ejemplo digno
de imitar. Así como lo corraboran o lo afirman
muchos pastores en sus libros, y también puedo decir que es
así por los años que el Señor me ha permitido vivir y trabajar
en su obra, No siendo digno, también afirmo esto. Parte de
la función de un pastor es precisamente ser un ejemplo digno de imitar.
¿Por qué? Las personas responden mejor
a los ejemplos que a muchas instrucciones, que a muchas palabrerías. Nos
resulta más fácil imitar conducta que sistematizar muchas cosas,
amados hermanos, por nuestra propia cuenta. Por eso el estándar
es alto. Ahora quisiera aclarar que la
aspiración al pastorado no es un concurso de talentos o de
audición para ver quién tiene las mejores habilidades. No. Tenemos que tener mucho cuidado
con esto. y también todo aquel hermano
que anhela el liderazgo pastoral. La aspiración al pastorado no
es un concurso de talentos o una audición como en esos programas
de televisión para ver quién tiene las mejores habilidades
de comunicación. No, la Biblia no me enseña eso. Esto se trata de un compromiso
serio con la integridad, con la ética, la moral, la pureza
en las relaciones. Y una de las mayores tragedias
de nuestros tiempos en el ministerio ha sido priorizar el carisma,
el talento, por encima del carácter. El que alguien pueda predicar
no lo convierte en pastor. El que alguien pueda comunicar
bien las ideas no lo hace pastor. Sí, es uno de los requisitos,
pero no es el todo. No es el todo. Y si ustedes ven,
está de último. El saber enseñar no está de primero. En esa lista de los primeros
ocho requisitos que debes ser un pastor, y que el apóstol Pablo
lo escribió de manera positiva, porque luego sigue otra lista
de lo que no debes ser un pastor. Pero en esa primera lista, el
saber enseñar está de último. No es el todo. Porque podemos
volver a ese problema de los impostores si nosotros nos centramos
a ver solamente ese aspecto. Es fácil proyectar la imagen
de ser un pastor efectivo mediante una buena presentación en cámara,
en las redes sociales, hablar bien, comunicar bien. Sin embargo,
el carácter y la integridad no se ve en la pantalla. El carácter,
la integridad se ve en el hogar, en el trato con los demás. Alguien
puede predicar bien, pero no vivir lo que predica. y eso va
a afectar a la iglesia. La iglesia no va a confiar en
esa persona. ¿Cómo tú te sientes cuando alguien te da un consejo
o cuando alguien te exhorta, cuando alguien te llama la atención,
te enseña, pero luego tú dices, pero tú no vives eso que tú me
estás enseñando? Yo no veo eso en tu vida como
tal. ¿No tienes la tendencia a no
tomar en cuenta eso que te ha dicho? Tenemos esa tendencia.
A decir, bueno, pero tú me das la medicina, pero no te la aplicas
a ti mismo. Tenemos la tendencia a rechazar
e incluso a repudiar a esas personas. Ser pastor no es algo que se
designa en un culto profético lleno de emotividad. No es algo
que surge espontáneamente por un deseo. Ser pastor implica
un riguroso proceso de observación y evaluación de carácter para
ver si la aspiración es respaldada por una forma de vivir irreprensible. Iglesia no confiaríamos nuestra
salud a un médico sin competencia comprobada. ¿Es así? Como en
la ilustración que yo les di al inicio del sermón. ¿Pondrías
en las manos de un nutricionista tu salud cuando tú sabes que
ese nutricionista no tiene una formación ¿Simplemente vio algunos
tutoriales por YouTube? ¿Leyó algunos libros? ¿Tú pondrías,
tendrías el valor de poner tu salud en las manos de esta persona?
Por supuesto que no. De igual modo no deberíamos confiar
el cuidado de nuestras almas a alguien cuyo carácter, cuyo
carácter e integridad y competencia no ha sido probada como fieles. Iglesia, tenemos una gran responsabilidad,
y lo vuelvo a decir para concluir, la iglesia tiene la libertad
de nominar a sus oficiales, tiene esta responsabilidad, pero tiene
que tomar en cuenta los estándares que nos ha dejado la palabra
del Señor para poder nominar. No es porque alguien me cae bien,
no es porque es simpático, ¿Es elegante? ¿Tiene presencia? No,
esas características no son tomadas en cuenta aquí. La próxima semana
estaremos desglosando lo que significa ser irreprensible y
en qué área debe de observarse esto. Como lo hemos leído en
el texto inicial, marido de una sola mujer, sobrio, prudente,
de conducta decorosa, hospitalario, y al final de la lista, apto
para enseñar. Dios te bendiga, hermano. Oramos
al Señor, ponemos de pie para que podamos venir delante de
la presencia del Señor y roguemos al Señor que Él nos ayude como
iglesia, como ancianos, poder cumplir con esto que la palabra
del Señor nos demanda cada uno de nosotros. Vengamos delante
de Él. Amado Señor, gracias por tu palabra,
Señor, por tu guía. Ayúdanos como iglesia, Señor,
a amar tu palabra. abrazarla, a tomarla en serio,
Señor. Ayúdanos como iglesia a no ser
descuidado en estas áreas prácticas que encontramos en tu palabra
y que el apóstol Pablo fue inspirado por el Espíritu Santo para traer
orden en tu casa, tu iglesia, valuarte de la verdad. Ayúdanos
como iglesia, Señor, a ser cuidadosos y responsables, Señor. Padre,
te suplicamos de que tu señor traigas hombres que anhelen este
liderazgo, pero que lo anhelen y lo deseen con motivaciones
correctas. Que la iglesia pueda tomar su
responsabilidad en la escogencia o en la nominación de líderes. Ayúdanos también como ancianos
de esta pequeña grey, también cuando tengamos la oportunidad
de oficializar nuevos líderes, diáconos, ancianos, de que también,
Padre, podamos hacerlo de manera responsable, así como lo indica
Tu Palabra, Señor. Bendices nuestros hermanos. Y
todo esto, Señor, lo decimos en el nombre de Tu Hijo amado
Jesús. Amén.