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Vamos a continuar, seguimos en la serie, en el libro de Colosenses. Seguimos con la batalla del creyente la semana pasada de una introducción. En realidad es hoy cuando empezamos con el tema. Y vamos a estar en Colosenses 3 en el versículo 5. De paso, les digo que esta predicación queda grabada en YouTube Iglesia del Valle Central, y ya está saliendo en vivo ahora. Entonces, allí se puede volver a revisar. Mire, qué interesante. Estaba leyendo la historia de John Flavel. El papá de él era pastor en Inglaterra. Cuando el gobierno en Inglaterra empezó a decirle a las iglesias, ¿cuándo se podían reunir? ¿Cuándo no se podían reunir? ¿Qué podían cantar y qué no podían cantar? Y el papá de John Flavell fue arrestado, fue puesto en la cárcel. ¿Por qué no siguió lo que el gobierno le dijo que tenía que hacer en la iglesia? Él siguió haciendo lo que Dios le decía que él tenía que hacer. Y John Flavell creció con esa influencia de su papá. Creo que era Richard Flavell, el nombre de él. Casos que John Flavel creció en medio de mucha persecución porque se formó la iglesia anglicana, la iglesia oficial en Inglaterra, la iglesia anglicana. Y se unió con el gobierno, entonces esa iglesia hace lo que el gobierno le dice, ahora es una iglesia libertina, perversa, pero en ese entonces los que querían obedecer a Dios tuvieron que huir de Inglaterra. Y muchos se vinieron para Estados Unidos cuando ellos fueron los que empezaron esta nación, muchos de ellos los puritanos. John Flavel es uno que tuvo influencia en ellos. Y en su libro, que se lo recomiendo, Guardando el Corazón, el deber de todo creyente, dice en la siguiente, dice esta frase, el reino y el poder del pecado pueden cohabitar junto con los más excelentes dones naturales bajo el mismo techo, es decir, en el mismo corazón. Un hombre puede tener la voz de un ángel y el corazón de un demonio, los sabios fariseos. No era nada sino sepulcros bien pintados, le dijo el Señor Jesucristo. ¿Por qué estoy usando este cuote del libro de él? Porque las personas en la iglesia, y me encanta que se haga difícil para la iglesia porque hay menos espacio para eso, pueden tener una apariencia por fuera de bondad, pero teniendo corazones como demonios por vivir una vida que no es agradable delante del Señor. Y es aquí donde Pablo entra, en esta porción del libro de Colosense, después de hablar los principios o las verdades doctrinales que sostienen la vida del creyente, la obra de Cristo. Pero ahora viene la responsabilidad del creyente. Y la pregunta que queremos contestar, la hicimos la semana pasada, es ¿cómo se lucha contra el pecado? Porque el creyente tiene el libro, lo cantamos. El que elijo a ser libre es libre en verdad, lo cantamos. Cantamos declaraciones tremendas en estos cantos ahora. Pero la realidad es que el creyente es confrontado con el pecado. Y no queremos ser religiosos con una apariencia de bondad, pero con un corazón lejos de Dios. Entonces, ¿cómo se lucha contra el pecado? ¿Cómo vivir una vida consistente con la fe que declaramos en Cristo Jesús? Entonces, el primer punto es el creyente se considera muerto al pecado. Se considera muerto al pecado. Y ahí estamos en Colosenses 3, en el verso 5. voy a usar frases pequeñas porque quiero partir esto y explicarlo bien. En verso cinco, Pablo comienza diciendo en la Biblia de las Américas, por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos, y la avaricia que es idolatría. Y cuando dice por tanto, fíjense en la frase anterior, exactamente anterior, en el verso cuatro, lo que dice, cuando Cristo nuestra vida sea manifestado, entonces vosotros también sereis manifestados con él en gloria. Quiero llevarnos a otro texto para explicar por qué Pablo dice por tanto y por qué es tan importante esa frasecita, es una conjunción que está conectando lo anterior con lo que sigue y que tiene que ver eso con hacer morir los deseos de la carne. ¿Dónde está la motivación? Aquí. Vamos a primera de Juan. No está en sus notas. No está en sus notas. Pero lo puede agregar. Ese es de parte del primer punto. Primera de Juan en el capítulo tres. En el verso dos dice así el apóstol Juan. Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos cómo Él es. Es lo mismo que Pablo está diciendo en Colosenses, nomás quiero reforzar el punto. Cuando dice, entonces vosotros seréis manifestados con Él en gloria. Pero miro que dice, primera en Juan tres tres, y todo el que tiene esta esperanza, ¿cuál esperanza? ¿Qué es la esperanza? La esperanza de ser manifestado en gloria con el Señor Jesucristo. Esto es posible porque Cristo se va a manifestar en gloria y nosotros vamos a manifestar en gloria con Él. Vamos a ser transformados. ¿Qué es la esperanza? La esperanza de ser manifestado en gloria con el Señor Jesucristo. Esto es posible porque Cristo se va a manifestar en gloria y nosotros vamos a manifestar en gloria con Él. Vamos a ser transformados. ¿Qué es la esperanza? La esperanza de ser manifestado en gloria con Él. Vamos a ser transformados. ¿Qué es la esperanza? La esperanza de ser manifestado en gloria con Él. Vamos a ser transformados. ¿Qué es la esperanza? La esperanza de ser manifestado en gloria con Él. Vamos a ser transformados. La esperanza de ser manifestado en gloria con Él. Vamos a ser transformados. La esperanza de ser manifestado en gloria con Él. Vamos a Se purifica. Así como Él es puro. El que espera al Señor Jesucristo. El que anhela la manifestación gloriosa. Se purifica. Porque el Señor es puro. Son las Buedas del Cordero en Apocalipsis 19 cuando la Iglesia es presentada delante del Señor. como una iglesia pura, santa y sin mancha, vestida con vestidos blancos, resplandecientes, hablando de pureza. Entonces la motivación está aquí. Si esperamos la venida del Señor, nos purificamos, porque nos vamos a manifestar en gloria con Él. Ahora, las personas que en apariencia presentan una apariencia de santidad. No esperan al Señor Jesucristo, no hablan de la venida del Señor Jesucristo, no oran por la venida del reino del Señor Jesucristo, no viven como que Cristo va a venir, viven como que son de aquí de la tierra. Y andan según la mente del mundo aquí en la tierra. Y Pablo por eso dice, regresando a Colosenses, Por tanto, considera a los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación. Porque hay una esperanza. Pero si no hay esa esperanza, hay personas que terminan aún en el suicidio. Por eso decía hace unos meses atrás, acerca de una lista de pastores que se suicidaron. Es una contradicción. Es una contradicción, es una contradicción que un creyente vaya a terminar su vida así, es una contradicción. Porque entonces no hay esperanza y si no hay esperanza no se estaba purificando y no estaba viviendo como el Señor le dice al creyente. Y aquí entramos, Pablo dice, esta es la responsabilidad del creyente, por tanto, Es decir, siendo que esperamos ser manifestados con Cristo en gloria, entonces tenemos una responsabilidad, tenemos una responsabilidad de vivir en santidad. Mire, cuando el Señor salva a una persona, le cambia el corazón, le cambia la mente, hace de él o de ella una nueva persona. Y ahora que esa persona es nueva, todo es nuevo para el que está en Cristo, entonces es ahora cuando empieza a escoger vivir de acuerdo con la vida nueva que recibió. Si en verdad es algo. Tiene el poder del Espíritu Santo que mora en él. y por eso puede decidir abandonar la vida antigua, por eso puede hacer eso. Entonces dice Pablo, consideren entonces los miembros de su cuerpo terrenal como muertos y da una lista de pecados allí. Y sale esta pregunta, si el creyente está completo en Cristo, ¿por qué tiene que pelear esta guerra contra el pecado? ¿No perdió el pecado su poder sobre el cristiano? No hablamos de que el creyente está completo en Cristo, sepultado con Cristo, resucitado con Cristo, circuncidado con la circuncisión del Espíritu que hizo en el corazón. El creyente está muerto a la condenación del pecado. No hay condenación sobre el creyente, no hay juicio contra él. Ese juicio se hizo en Cristo Jesús. El creyente no espera la ira de Dios. El creyente no espera el castigo de Dios. El creyente no espera ser ajusticiado por Dios. Ya eso se hizo en Cristo Jesús. El creyente es libre. Al que el Hijo hace libre es libre en verdad. Pero resulta que el pecado continúa presente y fuerte. Y se quiere manifestar en los miembros del cuerpo terrenal. Y la carne es débil. Es esa área no redimida en nosotros, que es débil y es susceptible a ser tentada y pecar. Así que se enfrenta al creyente a una batalla que tiene que ganar cada día. No tiene que ver con su salvación. Acuérdese, por eso vimos tantas semanas la estructura que Pablo da en la doctrina. No tiene que ver con la salvación. Porque si tiene que ver con la salvación, somos legalistas y estamos todos perdidos. No tiene que ver con la salvación. Tiene que ver con el caminar con Cristo. Entonces, la carne debe continuamente ser rechazada. El creyente es confrontado con una vida en la carne o en el espíritu. Entonces, la carne debe ser continuamente rechazada, aborrecida, es vista como un enemigo mortal, y como tal debe tratarse. Aquí es donde habita la carne, el pecado, y si usted, preste atención, si usted no mata los deseos pecaminosos de la carne, Ese pecado le va a matar a usted. Es una batalla a muerte. Es una batalla sin tregua. Hay un enemigo con el cual hay que luchar. Pablo dice, nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados y potestades de las tinieblas. Está hablando que hay una lucha espiritual, hay una influencia espiritual que quiere arrastrar al creyente para que pierda efectividad en el reino. No hay punto de reconciliación con la carne. No hay punto de reconciliación con la carne. No hay razón para que un creyente diga que en la carne está haciendo algo. No hay razón bíblica. Es completamente opuesto a lo que los textos nos dicen. La carne es algo oscuro, macabro, poderoso para atraer sufrimiento, pérdida, miseria y muerte. Y esa pelea contra la carne, contra los deseos de la carne, se pelea en el poder del Espíritu Santo. ¿Cómo hace el creyente esto? Cada vez cede al poder del Espíritu, le cede al Espíritu Santo su vida. Y al hacer esto está haciendo morir los deseos pecaminosos que quieren manifestarse a través de sus miembros. Entonces es una elección continua de ceder al poder del Espíritu Santo. Santiago le llama a estos deseos que trabajan en contra del creyente con escupiscencia o pasión. Mire, vamos a Santiago 1, del 13 al 15. Hoy nomás vamos a ver el verso 5. La razón es porque tratar con el pecado tiene que estar claro, tiene que estar bien definido para estar seguro de la lucha que estamos peleando. Entonces, Santiago 1, 13 al 15. Ya le manó Francisco, leyó el 12, así que tenemos ahí el contexto, pero empecemos del 13. Que nadie diga, cuando es tentado, soy tentado por Dios porque Dios no puede ser tentado por el mal y el mismo no tienta a nadie entonces Dios no tiene que ver con el pecado verso 14 sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión si usted tiene reina valera va a decir su propia concupiscencia entonces es llevado y seducido por su propia pasión dice el verso quince cuando después cuando la pasión ha concebido da a luz el pecado y cuando el pecado es consumado engendra la muerte aquí está dando una descripción Santiago de la presencia del pecado del poder del pecado y de la consecuencia del pecado tres cosas que nos deja ver aquí creo que la miremos de una manera general la presencia Está presente, ¿dónde? El pecado. En usted. Y en mí. Nadie puede decir, no tengo pecado. No estamos promoviendo el pecado. No estamos negando la obra de Cristo. Pero esas personas que quieren venir a la iglesia y pensar que ellos no tienen pecado y que ellos van a mirar a todo el mundo y van a decir, este tiene pecado y este tiene pecado. El pecado está presente en usted. y en mí. Eso es lo que dice Santiago. Y por eso Pablo dice, considerar los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos. Considere los miembros de su cuerpo terrenal como muertos. La pasión o concupiscencia habita en el corazón de cada uno y se manifiesta a través de los miembros del cuerpo. Es la parte no redimida del creyente. ¿Desde cuándo se manifiesta esto? Los niños. ¿Cuál es la primera palabra que aprenden los niños? No. No pegues, no aruñes, no grites, no tires. ¿Por qué tanto no? nosotros, en los diez mandamientos que dice el Señor, no tendrás otros dioses, no robarás, no matarás, porque ya la maldad está en nosotros, lo vimos la semana pasada. Entonces el pecado está presente. Miremos el poder del pecado, verso 15. Después, cuando la pasión ha concebido, mire, si el creyente, el pecado está presente, si el creyente no cede el poder, al poder del Espíritu. No se dé a Él. Entonces, si Él no va a poder detener este proceso de esa pasión que está dentro de Él, lo que sucede es que va a dar a luz el pecado. Está usando términos como cuando una mujer tiene un bebé. Va a dar a luz. Mire, es como meter harina con levadura. Estás en la masa y la metes en el horno, que está caliente. Si lo dejas allí el tiempo que debe estar, que va a salir un pan o galletas. Ahora hacen galletas. Bueno, o un pastel. Vas a ver un producto que es para comer. Igual consumente. Piensa así. Lo que usted mete allí en el horno, porque una pasión, Si lo deja allí suficiente tiempo, va a concebir el pecado. Eso es lo que va a suceder. Es inevitable que vengan esos pensamientos. Van a venir. No los buscamos, pero vienen. Bueno, y depende de la persona también. Pero ¿por qué dejarlos allí? Es lo que Santiago está diciendo. Entonces, la lucha del pecado, si se fija, comienza con los pensamientos. Y los miembros del cuerpo tienen en sí esa pasión, ese deseo de manifestar ese pecado. Entonces el creyente tiene que vencer dejando que el espíritu sea el que tenga el control de su vida. Saca ese pensamiento del horno antes de que se cocine. Así luego puede tirar la basura donde pertenece. ¿Y entonces qué deja que se cocine en el horno de la mente? Si pudiéramos usar esa ilustración. ¿Qué es lo que deja? ¿Qué es lo que debe estar allí prosperando en la mente? en la palabra de Dios, en la palabra de Dios en las alas del Señor. En la declaración de quien es él, eso debe estar allí, para que eso se esté cocinando, si pudiéramos decirlo. Sí, la consecuencia. Y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte. El resultado de dejar eso allí es siempre el mismo, es la muerte. Miren, una ilustración en Proverbios 3, perdón, 23. del treinta y uno al treinta y dos. Proverbio veintitrés, treinta y uno, treinta y dos. Es una ilustración que Salomón hace con el alcohol. Proverbio veintitrés. Bueno, sí, treinta y uno, treinta y dos, dice, no mires al vino cuando rojea, cuando resplandece en la copa, entra suavemente. Pero al final, como serpiente muerde y como víbora pica. Se ve atractivo. Se ve agradable a los ojos. Dice, no lo mires. ¿Para qué lo vas a mirar? Si lo que produce al final es muerte, es como una víbora que te pica. ¿Para qué lo vas a mirar? ¿Para qué contemplar algo que como recompensa te da la muerte? Y obviamente no vamos a hacer solo eso con el vino, pero con cada área que se presenta en la vida, que al prevalecer en la palabra es identificada como pecaminosa. Entonces, ¿para qué? ¿Para qué mirar allí? Mire, Santiago 4-1. Regresando allí a lo que estábamos viendo, Santiago. Cuando Santiago dice, ¿de dónde vienen los problemas en la vida? ¿De dónde se originan? ¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones, como lo vimos en el capítulo 1? que combaten en vuestros miembros, vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros. Hay un combate, hay una guerra dentro del cristiano y estas pasiones se quieren manifestar. Entonces, es una pelea que se tiene que pelear y el primer paso, dice Pablo, es considerando los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos al pecado, teniendo La motivación de que nos vamos a manifestar gloriosamente con Cristo, por eso nos purificamos. Entonces, ¿dónde está el problema? Definamos bien, ¿dónde está el problema? Está en mí, está en usted. Dígale a la persona que está a su lado. Vamos a hacerlo al revés. No le diga, está en ti, está en mí. Dígale, está en mí. Porque es bien fácil decirle a otro, el problema está en ti. Y a propósito, a veces le digo, está en ustedes. Pero tengo que acordarme, está en mí. El problema está en mí. El problema que usted tiene en su matrimonio está en usted. El problema que usted tiene en esa área de pecado está en usted. Usted es el problema. Por allí tiene que empezar. En usted está ese problema, mire. No haga como Adán y como Eva cuando Dios los confrontó con su pecado. Comience con usted. Cuando Dios confrontó a Adán, ¿qué dijo Adán? La mujer que tú me diste. Y cuando Dios confrontó a Eva, ¿qué dijo Eva? La serpiente me engañó. Y cuando llegó la serpiente, pues no pudo mirar a ningún lado, no había nadie más. Obviamente ahí se originó, pero cada quien es responsable de sus acciones. Adán pudo haber, pudo haberse reconciliado con Dios en ese momento, pero no quiso. Le echó la culpa a la esposa que Dios le había dado. Tenía dos enemigos en ese momento. Entonces, piensen esto. ¿Qué sucede en la mayoría de las situaciones donde hay problemas? Es que esta persona dijo esto. Es que esta persona hizo eso. Es que esta persona y el problema se señala como que es la otra persona. ¿Qué hacen los legalistas? Andan midiendo a todo el mundo para decir, no, mira, esa persona no camina como es. ¿Y usted qué? Pablo no le está diciendo aquí a los colosenses, arregla el problema de tu hermano. Pablo le está diciendo acá a los colosenses, considera los miembros de tu cuerpo. como muertos al pecado. Tú no eres responsable del pecado de tu hermano. Es responsable de tu pecado y a Dios le vas a dar cuentas. Entonces, la lucha comienza conmigo, considerando los miembros de mi cuerpo como muertos, como muertos, los miembros de mi cuerpo terrenal como muertos al pecado. Segundo, entonces, ¿cómo se lucha contra el pecado? vence por el poder del Espíritu. Yo sé que se hace overlap algunas cosas. En la Biblia textual, el verso 5 dice, es parecido a la Reina Valera, dice, haced morir pues lo terrenal en vuestros miembros. Si hablamos de considerar Y lo ponemos al lado de hacer morir, es diferente, cobra mucha más fuerza. Hacer morir, en el griego, esta es lo que indica, ese es el sentido de la palabra. Haga morir lo terrenal en vuestros miembros. Usted comienza con usted, identifica de dónde proviene el pecado. Ya sabemos, se considera muerto al pecado y continúa en la práctica, moviéndose responsablemente para vencer, haciendo estas cosas. Mire, John Owen, otro puritano, tiene un libro llamado La mortificación del pecado. Algunos varones de aquí lo estuvieron estudiando un tiempo. Él dice que el pecado hay que mortificarlo, una palabra que ya no se usa. Mortificar o matar constantemente, pelear a muerte contra esto. Esto es central en la vida del creyente. El creyente tiene esta batalla todos los días. Si el creyente no no va todos los días en oración a pedirle perdón a Dios por sus faltas. Es un creyente que no está peleando esta batalla. Tiene que estar activo contra las pasiones que batallan en sus cuerpos. Mira Romanos ocho trece que estamos hablando aquí de pelear o venciendo por el espíritu. Romanos Porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir. Pero si por el Espíritu hacéis morir las sobras de la carne, viviréis. Entonces, la única manera de pelear contra el pecado es por el Espíritu. Pablo habla de las sobras de la carne y del Espíritu en Gálatas y da una lista de pecados y da una lista que conforma las nueve características del fruto del Espíritu. No voy a ir allá, pero el punto es que si por el Espíritu Hacer morir la sobra de la carne ¿Cómo es hacer morir las carnes por medio del Espíritu? ¿Cómo es eso? ¿Cómo se hace? Vivir conforme a la sobra de la carne es seguir los deseos que vienen a mí Mire casi cualquier película en televisión ¿Qué le dice? Busca en ti Mira en tu corazón Sigue tu corazón Sigue tus deseos ¿Eso es lo que te gusta? Síguelo Eso es la carne El mundo así vive pero el creyente busca lo que agrada a Dios y cuando vence por el Espíritu es porque se está llenando constantemente de la palabra. El Señor dice, no por el poder ni la fuerza, ni por la fuerza, sino por mi espíritu. Eso está en Zacarías cuatro, seis, dice el Señor de los ejércitos. No es con espada ni con ejército, sino por mi dice Pablo allí en Romanos 8, 13, pero si por el Espíritu hacéis morir las sobras de la carne, entonces viviréis. Vamos a vivir una vida que es agradable al Señor. Mire allí mismo en Romanos 6, 13 al 14. Romanos 6, versos 13 al 14. Dice, ni presentéis el lenguaje indica que es un acto de la voluntad. Dice, ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentados vosotros mismos a Dios como vivos dentro de los muertos y vuestros miembros a Dios como instrumento de Nuestro cuerpo, ¿para qué usamos los miembros de nuestros cuerpos? Los ojos, los oídos, la boca, los brazos, los pies. ¿A dónde caminamos? ¿A dónde vamos? ¿Qué es lo que hacemos? ¿Qué es lo que expresamos? ¿Con qué intención hacemos lo que hacemos? ¿Dónde está Dios en lo que hacemos? Son preguntas que tenemos que hacernos. Y bajo la gracia de Dios, y por el poder del Espíritu Santo, El creyente tiene la capacidad para hacer morir lo terrenal en los miembros de su cuerpo. No hay excusa para no mortificar el pecado en la vida del creyente. ¿Y cuál es el poder del Espíritu, de acuerdo a la palabra? Porque vencemos la carne Vencemos por el Espíritu, es el punto que estamos viendo, ¿cierto? Es el punto dos. Mire, en Efesios 6, 17, describe la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, como parte de la armadura celestial que se pone el creyente, la espada del Espíritu. Entonces, contra los apetitos de la carne, ¿cuál es el arma que el creyente está usando? La espada del Espíritu. Hay que pelear con la espada del espíritu. ¿Cuándo? Siempre, porque no hay tregua. No hay tregua. ¿Cuándo descansa Satanás y los demonios de traer tentación a sus vidas? Ellos no descansan. ¿Le puede el diablo o los demonios quitarle la salvación a un cristiano? No. Pero lo puede hacer un inútil, que no sirva, que no fluya con los dones, que no dé testimonio. Puede hacer de él un inútil. Esa es la trampa que puede caer un creyente. Un creyente no puede perder la salvación si es que en verdad la tiene. Pero tiene que mantenerse, entablar una pelea sin tregua a muerte. Eso es lo que es la mortificación del pecado, considerando los miembros de su cuerpo o haciendo morir lo terrenal de sus miembros. Haciéndolo morir. Miren Romanos 8, 5. Ahí cerquita donde estábamos. porque los que viven conforme a la carne ponen la mente en las cosas de la carne. ¿Quiénes son los que viven conforme a la carne? Los mundanos. Porque no tienen el Espíritu de Dios, pero un creyente puede ser tentado a hacer esto. Pero los que viven conforme al Espíritu en las cosas del espíritu. ¿Qué ponen los que viven conforme al espíritu? La mente en las cosas del espíritu. El que vive conforme a la carne, ¿dónde pone la mente? En las cosas de la carne. Entonces, ¿qué es lo que mira el que alimenta la carne? Mira lo del mundo. Conocen lo mejor del mundo. Conocen las mejores películas, las que están al día, los actores. Conocen la música del mundo. Conocen lo que el mundo dice, lo que el mundo opina. Es un experto en eso, porque en eso se alimenta. Entonces, ¿qué va a fluir de esa persona? La sobra de la carne. Pero el que pone su mente en el Espíritu, ¿qué va a conocer? ¿Quién fue Moisés? ¿Quién era Abraham? ¿Quién era Jacob? ¿Qué pasó con el Rey David? ¿Qué pasó con Saúl? ¿Por qué Saúl cayó? ¿Qué es lo que dice el apóstol Pablo? ¿Cuál es el héroe de la Biblia que yo quiero seguir? Pablo, admiro este hombre, la vida que llevó. ¿Qué tal de Santiago? ¿Qué tal de Jacob, el hermano de Jesús, que murió a espada? creyente tiene que poner su mente en el espíritu, es decir, la palabra de Dios, porque el espíritu, él fue quien inspiró toda la palabra y es útil para enseñar, redaguir, corregir e instruir en justicia, para caminar recto delante de Dios. Y dice allí en Romanos ocho cinco, porque la mente puesta en la carne, ¿qué es? Muerte. Pero la mente puesta en el espíritu es vida y paz. Una persona que tiene su mente en el espíritu está haciendo morir la sobra de la carne. Esa persona manifiesta vida y paz. Es una persona que puede tener paz. Y la paz no es cuando nada sucede malo. Es cuando estamos aquí sabiendo que el gobierno prohíbe esto, pero tenemos paz. ¿Por qué? Porque sabemos que estamos obedeciendo a Dios. Por eso hay paz. Por eso no estamos con miedo aquí. Por eso tenemos esa paz. Porque hemos puesto nuestra mente en lo que el Espíritu dice en la Palabra. Igual con cada situación en la vida. Un hogar donde hay guerra, división, pleitos, contiendas. ¿Dónde está el Espíritu? En esas vidas. ¿Dónde está el espíritu? ¿Dónde hay un hogar dividido? No está. ¿Por qué? Porque los creyentes, si son creyentes, no están decidiendo hacer lo correcto y han caído en la tentación. Tercero. ¿Cómo se pelea contra el pecado? El creyente llama al pecado por su nombre. Esto es súper importante. Cada punto es muy importante. Este es muy importante. Llamar al pecado por su nombre. El Pablo, allí en Colosenses 3, 5, después de que dice, considerar a un miembro de vuestro cuerpo terrenal como muertos, dice, a la fornicación, a la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia que es idolatría. Un paso crucial es llamar las cosas por su nombre, llamar las cosas por su nombre. Pablo no les dice, nomás miren, fuérzense, Ustedes sean, manténgase allí, todo va a salir bien. Él no dice eso. Él dice específicamente, hagan morir y nombra a estos pecados, que no es una lista exhaustiva, exhaustiva es como un ejemplo que él está dando para representar los pecados comunes que enfrentan los creyentes, usted y yo. Mire, un ejemplo de llamar las cosas por su nombre. El alcoholismo no es una persona enferma, El mundo dice así. Es un borracho. Es lo que es. Puede matar a otros por estar manejando así. Causa muchos problemas en su hogar. Es un pecado. Esa persona elige intoxicarse y está pecando cada vez que lo hace. La pedofilia. La pedofilia es adultos. que están como predadores de niños. Hoy en día, aquí en California, quieren hacerlo como legal, diciendo que estas personas perversas tienen un problema de identidad de edades. Es un problema. Por eso andan buscando niños para abusarlos. La vida dice que es un perverso. Es un digno del infierno. La homosexualidad. Se dice que es un problema de identidad de género. No, la violencia es una depravación, es un pecado abominable, así lo identifica Dios. Si no se le llama como es, ¿cómo se puede mostrar compasión por una persona que está en eso? O sea, el creyente sentado con cosas así, si no le llama como es, ¿qué va a hacer? Le va a hacer espacio. Le va a hacer espacio en su vida y va a terminar moviéndose en eso. Así que Pablo identifica el pecado como es, así lo llama. De no hacer así, no hay manera de luchar contra el pecado. Si un enemigo es un enemigo, se pelea a muerte con ese enemigo. Estoy hablando en lo espiritual. El Señor no habla de hacer violencia con nadie. Estoy hablando en lo espiritual. Y la pelea es a muerte. Y como tal, debe ser confrontado y de frente. Mire, John MacArthur, en su comentario al libro de Colosenses, analiza esta lista y él lo pone así. Él dice que Pablo escribió el pecado de manera reversa. No porque Pablo se equivocó, pero intencionalmente. La fornicación es un acto. Es un acto maligno. Y se lleva a cabo por tener un corazón impuro, que es el segundo que menciona, la impureza. Que viene de las pasiones, que la menciona Pablo allí. Y eso viene de los deseos perversos o malos, que se originan con la avaricia, que es idolatría. Empieza a hablar de la acción, Pablo, y termina con la motivación. ¿Viene de dónde? De la idolatría. Una persona idólatra es una persona que no tiene problema con la fornicación, con el adulterio, con la pornografía, que se deleita en eso porque es una idólatra. Y el creyente es tentado con todas estas cosas. Entonces miremos una por una. Ah, la fornicación. Hay que hacer morir los miembros terrenales del cuerpo a estas cosas porque son tentación reales. La fornicación es toda inmoralidad sexual. Todo tipo de relación sexual afuera del matrimonio, la Biblia lo califica como pecaminoso. Es muy común escuchar, oh vivo con mi novio, oh vivo con mi novia, son fornicarios. La Biblia dice, son fornicarios. Y los fornicarios no van a heredar el reino de los cielos. Implícitamente la Biblia prohíbe todo tipo de relación sexual fuera del matrimonio que sea solamente entre un hombre y una mujer. ¿Y el mundo dónde anda? Con todo tipo de perversidad. Hay gente que dice, yo he hablado con gente que dice así, a mí no me importa si estoy con un hombre o si estoy con una mujer, con quien sea sincero. Es una perversidad, es un depravamiento, abajo. en el corazón, en el mundo. La iglesia no puede hacer espacio para eso. Pablo se sorprende en primera de Corintios cinco, cuando dice, ustedes son unos arrogantes. El mundo ni siquiera aprueba ese tipo de pecado y ustedes están allí como, oh, está bien. Y le dice, saquen a ese perverso de entre ustedes. Y lo sacan y después en el segundo de Corintios parece que el Señor lo restaura porque se arrepiente esa persona. Mire primera de Testalonicenses cuatro tres. cuando Pablo muestra aquí cuál es la voluntad de Dios. Conocer la voluntad de Dios no es difícil, está allí, está clara. Primera en Testamento de San Sebastián, es 4.3, dice, porque está en la voluntad de Dios, vuestra santificación, es decir, que os abstengáis de inmoralidad sexual, parece, de acuerdo a lo que la palabra presenta, que la inmoralidad sexual es el pecado número uno, es el principal. Lo he explicado antes un poco, pero una explicación rápida de por qué la teoría de la evolución. ¿Sabe por qué la teoría de la evolución? Porque si se puede concluir que el hombre no fue creado por Dios, sino que viene de una célula y es como un animal que se hizo, sigue siendo parte como un animal, entonces el hombre no tiene que darle cuentas a Dios. Entonces no hay principios morales que lo gobiernen. Entonces el hombre puede escoger lo que quiera, llamar las cosas como quiera y hacer como quiera. Es decir, vivir en el pecado, en la inmundicia es lo que el mundo hace. Y muchas iglesias desgraciadamente es lo que hacen. han hecho espacio para la fornicación y para el pecado y la moralidad sexual. B, la impureza. Estoy siguiendo la lista que Pablo da en Colosones 3, 5. La impureza. Se refiere al pensamiento y las intenciones del corazón. Es una mente sucia. La mente puede estar sucia con pensamientos no agradables a Dios. Y normalmente, la impureza es una mente libertina. donde la persona se da todo el espacio que quiera en su mente, al cabo de su mente, no hay ninguna restricción. Y es allí donde para el cristiano comienza la pelea. Los pensamientos sucios producen un comportamiento inmoral. ejemplo, si una persona ve películas pornográficas, esas imágenes se quedan en su mente, va a crear pensamientos inmundos que van a llevar a esa persona a estar predispuesta al pecado sexual. Entonces, ¿por qué exponer la mente a eso? Si lo que va a producir es muerte. ¿Cuál debe ser el deleite de los ojos de un hombre? Su esposa, y viceversa. Allí, ahí queda. Filipenses cuatro ocho, Pablo enseña un texto que protege al creyente contra lo que es la impureza. Ustedes se lo saben de memoria, me imagino. Dice, por lo demás, hermanos, usted de la reina Valera, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo digno de alabanza, en esto pensar. absolutos, todos son absolutos, que les está usando allí. Esa es una descripción de lo que es una mente pura. Cuando el creyente tiene una mente pura, cuando está peleando la batalla contra el deseo de la carne, cuando está cediendo al poder del Espíritu, cuando está llamando al pecado por su nombre, Ese es un texto que yo uso casi diario, hermano, si no es que diario y varias veces al día. Cuando veo que hay un pensamiento en mi mente que no es agradable al Señor, lo verifico con las Escrituras. por el poder del Espíritu y empiezo a decir esos textos o el texto que amerite usar en ese momento. ¿Por qué? Porque no es argumentar contra el pecado, es irse con la espada a matar el pecado. La única espada que puede matar al pecado es la espada del Espíritu, es la Palabra de Dios. Entonces, el creyente debe ser una persona muy bien equipada en las Escrituras. in a separate state for the summit, and I mean the most secure and a police at the end of the businesses Y si hace un estudio en particular de algún libro que le llama la atención, hágalo, pero no deje su lectura regular. Manténgase así. Que toda la palabra, toda, 66 libros, usted los esté metiendo en su cabeza, en su corazón, en su mente. Esté aprendiendo a pensar como Dios piensa. Esté aprendiendo a hablar como Dios habla. Esté aprendiendo a pelear la batalla como Dios la pelea por usted. en el Segunda de Samuel cuando habla de los valientes de David describe como ellos también mataron gigantes pero sabe que dice el texto cada vez? dice por el poder de Dios venció a ese gigante por el poder de Dios ganaron esa batalla por el poder de Dios hicieron todo el tiempo el héroe es Dios que hacía David antes de pelear cada batalla? si usted ha leído Primera de Reyes Segunda de Reyes, Primera de Samuel, Segunda de Samuel, todos estos libros que hablan de los reyes y especialmente cuando habla de David. ¿Qué hacía David? Oraba y le preguntaba al Señor. Señor, ¿puedo ir a pelear esta batalla? ¿Me darás la victoria? Una dependencia en Dios, un hombre conforme al corazón de Jehová. El creyente, cuando es tentado, ¿qué hace? Oye, ¿puedo resistir a esa tentación? Yo soy bien fuerte en esa área. ¡No! Clama a Dios y le dice, Señor, ayúdame. Ayúdame. Y si no entiende la situación, busca ayuda entre los hermanos. ¿De qué se tratan las consejerías cuando hacemos consejerías? Ir al texto de la Biblia. ¿Cómo se aplica este texto? ¿Cómo se ve esta escritura en su situación? Eso es la consejería. Entonces, esa batalla de la mente la ganamos cubriendo nuestra mente con la palabra. C. Las pasiones y los malos deseos. Esto se refiere a la pasión sexual. Y lo pone junto con los malos deseos, las pasiones, los malos deseos. Es decir, pasiones desordenadas. Romanos 1, 26 dice que Dios... Vamos a leer los Romanos 1, 26. Romanos 1, empezando del verso 18 en adelante. No vamos a leer todo eso, pero el verso 26. Pero quiero dar el contexto. Empezando en el verso 18, muestra la ira de Dios. contra el ser humano regocijándose en su pecado y qué hace Dios con las personas. Y muestra el juicio de Dios desatado sobre la humanidad y cómo la humanidad sigue su propia ruta perdida aquí cuando no quieren a Dios. Romanos 1, 26 dice, por esa razón Dios los entregó a pasiones degradantes porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra la naturaleza. Y de la misma manera, también los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres y recibiendo en sí mismos el castigo correspondiente a su extravío. Entonces, las pasiones y los malos deseos que están en el corazón. si no están sometidos a la autoridad de la Palabra de Dios. Y si la persona insiste y persiste en su maldad, Dios los deja. Dios los deja en su inmundicia. Pero el creyente de Dios no lo deja. El creyente de Dios nunca lo va a dejar. Entonces el creyente lo que tiene que hacer es pelear contra esto. Por esa razón Dios los entregó a pasiones degradantes. Dios no va a entregar al creyente a eso. Ese creyente busca lo que es agradable a Dios, que su afecto sea servir a Dios, adorar a Dios, amar a Dios. Que la pasión que mueve su vida sea servir al Señor. Una buena pregunta que entra aquí es esta. ¿Cuál es su pasión? ¿Cómo contestaría usted esa pregunta? ¿Cuál es su pasión? ¿Qué es lo que le apasiona a usted en su vida? El mundo exalta la pasión y el deseo carnal. En Cristo, el creyente debe estar apasionado por Él, por Jesucristo, por conocerlo a Él y servirle a Él. De. Y termina con la... bueno, la avaricia después viene el... La avaricia ha hecho los 20, 17, los 10 mandamientos. El último mandamiento dice, no codiciarás la casa de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo. La avaricia tiene que ver con la codicia. La avaricia busca tener y tener más. Y la avaricia no se sacia. Siempre quiere tener más. Y qué interesante, es el último de los diez mandamientos. Pero este mandamiento resume a todos y lo conecta con el primero. Cuando miremos el punto E, dice que esa idolatría, la avaricia de esa idolatría está centrada en sí mismo. Es el deseo de complacerse a sí mismo, sea que sea algo permisible o no. En su pecaminosidad, el que piensa así, anda definiendo todo lo que le conviene y anda encontrando razones por las cuales no hacerlo. A veces he hablado con personas acerca de lo que Dios dice que debe hacer un matrimonio, por ejemplo. Y la respuesta que escucho es todas las razones por las cuales no deberían de hacerlo, pero ni una razón por las cuales Dios dice que sí debería hacerlo. Hay personas con las que se habla de decisiones que deben de tomar y dan todas las razones por las cuales ellos quieren y creen que deberían hacerlo. Y ni una sola razón de por qué Dios diría que sí deberían de hacerlo. Es una manera muy buena de tomar decisiones. Santiago 4.2. Presenta la avaricia así, miren. Santiago 4.2. Codiciáis y no tenéis. Por eso cometeis homicidio. Sigue como conecta la avaricia y la codicia con un pecado tan horrible como el de ese homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener. Por eso combatís y hacéis guerra. No tenéis porque no pedís. ¿Por qué dicen no tenéis porque no pedís? ¿Anhelan? ¿Desean? ¿Son avaros? ¿Codiciosos? Eso está en el corazón suyo y en mi corazón. Pablo está dando la lista de las tentaciones que ustedes y yo tenemos, normalmente. No piense que estamos hablando de un ser que vive en Marte o una persona que está allá afuera en la calle que nunca ha venido a la iglesia. Estamos hablando de usted y de mí. Esa es la tendencia en el corazón del ser humano. No tenéis porque no pedís, porque no hay una relación cercana con Dios de dependencia, en el de súplica, de ruego, dependiendo en la misericordia, en la bondad, en la provisión, en la soberanía de Dios. No hay eso. No hay eso. La avaricia demanda. La avaricia pide. La avaricia asume que lo merece. Personas que viven de welfare, a veces son las más exigentes en una sociedad como esta. Porque el gobierno les da para que no trabajen. No todos. Yo sé que hay gente que lo necesita. Y qué bueno que haya esas ayudas. Pero los que abusan del sistema, Son las personas más groseras y más exigentes cuando no tienen lo que ellos quieren. Porque no hay una dependencia en Dios, sino que se asume que lo merecen. Entonces se alimenta la avaricia y la codicia en su corazón. Cuando una persona no logra lo que necesita, de acuerdo a la provisión de Dios en el trabajo, es una persona que se hace exigente. Se hace malvada. ¿Por qué? Porque está alimentando esto. ¿Qué hacen los falsos maestros, los maestros de la prosperidad y la salud? Tienes que demandar salud. Dios tiene que darte salud. ¿Cómo vas a estar enfermo? Dios tiene que darte riquezas. ¿Cómo vas a estar pobre? Y dice, alimenta la avaricia. Y Pablo concluye, mire, el último punto hay incolosenses, que es idolatría. Los maestros de la prosperidad son unos idólatras y promueven la idolatría. ¿Y saben qué hacen? Le pegan allí, en esta lista, que Pablo dice que el cliente tiene que pelear, ellos le pegan allí y le dan, y le alimentan, a la persona les gusta, suena bien, y responden a todo eso. Así es como funciona. O sea, dicen, no. Tienes que hacer morir esto. Y dice, y la maricia que dice, la tria está en origen. La persona y su deseo son puestos en el centro. Eso es un idólatra. Por eso es un idólatra. El primer y el último de los dos mandamientos son relacionados así entre ellos en Échalo, capítulo 20. El primero dice, yo soy el Señor, tu Dios, y no tendrás otros dioses delante de ti. El último dice, no codiciarás. Porque el que codicia está ignorando a Dios, está diciendo, es mi deseo. Es mi voluntad. Y esa es la raíz causante de todo pecado. Lo que causa dominio, control y exige lealtad es un ídolo y reemplaza a Dios. Bob Oatley lo dice en sus comentarios coloquiales. Si hay algo que demanda que usted esté bajo el dominio de eso, controlado por eso, le exige una lealtad, es un ídolo en su vida. Es un ídolo en su vida. Yo por eso tengo cuidado con las cosas que más anhelo. Porque digo, soy un esclavo de esto. Estoy buscando algo a lo que vaya a servir más que al Señor. ¿Cuál es el lugar que ocupa esto en mi vida? Puede ser el trabajo. Para otros puede ser el deseo de acumular riquezas. La búsqueda de seguridad financiera. Mi retiro y ahí tengo todo. Ahí está toda mi seguridad. Los ídolatras de por sí no saben dar. Pablo dice, da semanalmente, da generosamente, da conforme Dios te dio. No saben dar, no muestran generosidad, todo lo miden de acuerdo a sus propios deseos, a su propia satisfacción. ¿Quién hace eso? Todos nosotros somos tentados con esto. ¿Es usted? Yo no estoy hablando de una persona que no es aquí. Es usted, soy yo. Esta es la lista que Pablo presenta a la cual nosotros todos somos tentados. ¿Cómo luchamos contra esto? Considerando los miembros de nuestro cuerpo como muertos al pecado o más bien matando a los miembros. Ahora, el Señor dice, si tu ojo te hace pecar, quítatelo. Ahora, si usted quita ese ojo, va a pecar con el otro. Si se quita el otro, va a pecar con su mente. Entonces, no está hablando literalmente de hacer eso. Hay gente que lo ha hecho históricamente. Hay teólogos que han hecho eso por interpretar mal ese texto. Lo que está diciendo es ser radical. Ser radical contra el pecado. ¿Qué más radical puede haber? Piensa en esto. Que sacarse uno su propio ojo. Bueno, yo todavía estaba leyendo una muchacha que estaba drogada y drogada se arrancó los ojos. Pero eso es algo demoníaco lo que lo lleva, pero una persona de sus cinco sentidos, sacarse el ojo, es algo raro, nadie hace eso. es algo radical, lo que Cristo enseña allí, lo que Pablo está diciendo aquí y lo que enseña la Palabra en general contra el pecado, tú no haces una ofensiva pequeña, te vas con todo, como con el Espíritu, con la Palabra de Dios, hablas con la Palabra, piensas con la Palabra y luchas esa batalla con las armas que el Espíritu te ha dado, la espada del Espíritu Santo Haciendo morir los miembros terrenales de nuestro cuerpo al pecado. Vencer por el poder del espíritu y llamar al pecado por su nombre. Y hay más, pero voy a parar aquí. Hay más cosas muy importantes que Pablo está diciendo aquí. Pero quiero parar aquí. Acuérdese de estas tres cosas, por lo menos. Usted tiene un plan de batalla. Usted tiene una batalla que pelear, y yo también. Miren, ¿cuántas veces nosotros nos saludamos? ¿Cómo estás? Bien, gracias. Y seguimos. ¿Cuántas veces nos saludamos? Y decimos, ¿cómo estás peleando tu batalla contra el pecado? ¿Has hecho morir tus miembros terrenales al pecado esta semana? ¿Has usado la espada del Espíritu Santo? ¿Has guardado tu mente en pureza esta semana? ¿No lo hacemos comúnmente? Yo creo que deberíamos tomarnos la libertad de hacer cosas así, de animarnos mutuamente. Y estar revisando cómo estamos viviendo cada uno de manera personal esa vida de pureza que nos llama al Señor a vivir. Vamos a terminar aquí, ¿por qué no oramos? Cerramos aquí esta porción. La semana entrante miramos lo que Pablo habla acerca de la ira de Dios y acerca de otra lista que él presenta aquí, que es muy importante. ¿Por qué no nos ponemos de pie y vamos con el Señor? Yo quiero pelear esta batalla. Es más, yo creo que como creyentes no hayamos manera de vivir diferente más que peleando esta batalla. que nos enfrentamos con la realidad del pecado y el pecado está habita en nosotros hay que pelear esa batalla pero tenemos el poder para vencer y vivir una vida santa delante de Dios Señor creemos que Tú vienes como leímos en el verso 4 que esperamos la manifestación gloriosa cuando nos manifestemos gloriosamente con Ti Cristo Jesús el Cristo glorificado Y eso nos motiva a pelear esta batalla, de prepararnos. Por eso Pablo dice, por tanto, haced morir los miembros terrenales de tu cuerpo al pecado. Señor, tenemos una pelea que pelear, una batalla en frente de nosotros contra el pecado. Pero hemos sido equipados con todo el poder del universo. con toda la fuerza que se puede tener por el poder de tu Santo Espíritu que habita en nosotros. Tenemos declaraciones que Pablo hace donde dice, en Cristo somos más que vencedores. ¿Vencer qué? ¿A quién? Principalmente al pecado que mora en nosotros. Manteniéndonos con la cabeza en alto, arriba. Mirando a Cristo. Buscando las cosas de arriba, no las de la tierra. Desechándolo de la tierra como pasajero. y viviendo en lo que exalta tu bondad, tu carácter, tu generosidad, tu amor, tu justicia, tu pureza, tu santidad. Para que al admirarte y conocerte tanto, anhelemos ser más como tú y empecemos a vivir una vida más en santidad cada día, Padre. Ayúdanos, Señor, a caminar en victoria esta vida que tenemos que caminar. Perdónanos Señor, cuando no ha sido así, cuando ha habido espacio para ese pensamiento que sabíamos que no era bueno, para esa figura, esa foto, ese video, ese comentario. Señor que no se rechazó, perdónanos, perdona a tu iglesia Señor, por estos pecados. Ayúdanos a equiparnos con la palabra, a responder con la palabra, a vencer con el poder de tu espíritu. Ayúdanos a llamar al pecado por su nombre, Padre. Y a estar de acuerdo contigo y completamente en desacuerdo con el mundo. A no buscar nuestros deseos, pero a buscar tu voluntad, Señor. Ayúdanos, oh Dios. Oramos por las personas que no experimentan este poder porque no están en Cristo. Oramos por la salvación de su alma, por la convicción de pecado que da el Espíritu Santo para que venga un arrepentimiento y te reciban la fe que tú das para que entonces puedan venir a los pies de Cristo Jesús y creer que la obra de Cristo al morir en la cruz es suficiente para darles perdón y vida eterna. Oramos, Señor, que así sea. Y por tu iglesia, por los creyentes, que nos fortalezcamos más y más en tu palabra, obedeciéndote, Señor. En el nombre de Jesucristo lo pedimos y te damos las gracias, Señor. Amén y amén.
La Batalla del Creyente_2
Series COLOSENSES
El creyente es presentado con la responsabilidad de desechar toda maldad a la que se inclinan los miembros de su cuerpo terrenal. La motivación principal para el creyente vivir en santidad, viene de la esperanza de la glorificación, como dijo Pablo en el verso cuatro
Sermon ID | 912201823451275 |
Duration | 57:50 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Colossians 3:5 |
Language | Spanish |
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