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Libro de primer de Juan, el capítulo cinco, empezando en el versículo dieciocho hasta el fin del capítulo. Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, pues aquel que fue engendrado por Dios le guarda y el maligno no le toca. Sabemos que somos de Dios y el mundo entero está bajo el maligno. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero. Estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna. Hijitos, guardados de los ídolos, amén. Vamos a orar. Nuestro Padre Celestial, gracias por este pasaje. Gracias por tu palabra que tenemos en nuestras manos. Y ahora te pedimos de ayudarnos en entenderlo, de ayudarme en predicar con el poder del Espíritu Santo, para que tú puedas obrar a través de mí, para obrar en los corazones de cada persona aquí. En el nombre de Cristo. Amén. Este mensaje es el antepelúctimo en nuestra serie de la Estudio de la Primera de Juan. En ocho días vamos a concluir este libro y el estudio del tema, lo que significa ser un cristiano por creencia y por conducta. Yo espero que recordemos este tema mientras en el futuro leamos y estudiemos otra vez este libro para la confianza de todo cristiano. Y no hay duda de que Juan está concluyendo su libro aquí con este tema en mente. Este tema otra vez de lo que significa ser un cristiano por creencia y por conducta. Y aquí al final del libro está concluyendo y resumiendo más específicamente en cuanto al propósito que hemos estudiado algunas veces en el versículo 13. Esas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios para que sepáis que tenéis vida eterna. Ese es el punto de Juan, el propósito de Juan en ese libro, para que nosotros sepamos que tengamos la vida eterna. Otra vez, esa es parte de la confianza en la salvación que podemos tener de las doctrinas que hemos estudiado en este libro. En estos reciclos casi al final del libro que vamos a estudiar hoy, que son los reciclos 18 al reciclo 20, Juan hace claro su bosquejo, dándonos tres verdades que empiezan con las palabras, sabemos que. Pues a veces, como el predicador, es difícil encontrar cuál es el bosquejo en un pasaje. Pero en este pasaje no, porque está aquí muy claramente. Vamos a ver otra vez en el reciclo 18. Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado. Vecirlo 19. Sabemos que somos de Dios. Vecirlo 20. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido. Aquí está el bosquejo inspirado por Dios. pues no fue mucho trabajo para mí para encontrar el bosquejo. Eso es bueno porque entendemos exactamente lo que Juan está tratando de enseñarnos en estos reciclos. Por eso vemos el título del mensaje, lo que sabemos como cristianos verdaderos. Y vamos a estudiar esas tres verdades que Juan nos da aquí, que son verdades que hemos estudiado antes, pero que Juan está enfatizando otra vez al final del libro para ayudarnos con la confianza en nuestra salvación. Entonces, en primer lugar, el primer punto, sabemos que no practicamos el pecado. Sabemos que no practicamos el pecado. El versículo 18 dice, otra vez, sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado. En primer lugar, podemos ver claramente que Juan está hablando de los cristianos. porque los describe como aquellos que han nacido de Dios. Esa es otra manera de hablar de la salvación, de que Dios nos ha salvado y nos ha adoptado en su familia. Hemos nacido de nuevo, adoptados por Dios y parte ahora de su familia. Importante para recordar que no cada persona en el mundo es un hijo de Dios. Hay dos tipos de grupos en este mundo, hijos de Satanás y hijos de Dios. Cada persona nace un hijo de Satanás y la única manera para llegar a ser un hijo de Dios es a través de la obra de Dios en la salvación, a través de su obra, a través de su poder en nuestras vidas para adoptarnos y salvarnos para ser parte de esta nueva familia en Cristo. El punto aquí es que una característica de un hijo de Dios, alguien que ha nacido de nuevo, es que no practica el pecado. Vamos a regresar al capítulo 3 de este libro para recordarnos cómo Juan ha hablado de esta verdad antes. En el capítulo 3 y los reciclos 4 a 10, tenemos otro pasaje que hemos estudiado que nos enseña que un cristiano no practica el pecado. 1 de Juan 3 y el versículo 4. Todo aquel que comete pecado infringir también la ley, pues el pecado es infracción de la ley. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él no peca. Toda aquel que peca no le ha visto ni le ha conocido. Hijitos, nadie los engaña. El que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él y no puede pecar porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo. Todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano no es de Dios. Estudiamos, en ese pasaje, que cuando dice que un cristiano no peca, que por el contexto y por la gramática misma de la palabra peca en este contexto, está hablando de una manera de vivir. Está hablando de algo que caracteriza la vida. Por eso a veces Juan dice, como en el capítulo 3, por ejemplo, también aquí en el capítulo 5, que un cristiano verdadero, un hijo de Dios, no practica el pecado. No está diciendo que un cristiano no peca. Eso no es el punto. Pero un cristiano verdadero no practica el pecado, no vive en pecado, no continúa en pecado, sin deseo de arrepentirse y regresar a Dios. No es algo que un cristiano puede hacer sin arrepentimiento y decir yo soy un cristiano, por eso no importa mi pecado. No es muy importante. Si una persona puede pecar sin conciencia, puede pecar sin querer arrepentirse. Pues la Biblia dice no es un cristiano. Un cristiano peca, pero un cristiano no practica, no vive en pecado como característica de su vida. Es algo que Juan ha enseñado a través del libro. Es importante que entendemos lo que está diciendo y no malentender, no pensar que tenemos que ser perfectos. No es lo que Juan está diciendo. Por eso en 1 Juan 1.9 tenemos la oportunidad de confesar nuestros pecados a Dios. Los cristianos pecan, pero siempre confiesen sus pecados a Dios y Dios nos ayuda a levantarnos y continuar en el camino correcto. Y otra vez el versículo 18 de nuestro pasaje dice no solamente que no practicamos el pecado, pero nos da la razón. Dice por qué no practicamos el pecado, por qué somos diferentes. Dice en primer lugar que hemos nacido de Dios. Somos en una diferente familia. Somos diferentes que el mundo ahora. Pero continúa explicando esta verdad en el resto del versículo. Dice, sabemos que, esa es la verdad, eso es lo que sabemos como cristianos. Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, cada cristiano, no practica el pecado, no vive en pecado. Pues aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. Fíjense lo que dice esta frase. Nuestra traducción nos ayuda porque pone la palabra aquel en mayúscula. ¿Está así en sus Biblias? en la palabra aquel en mayúsculo, para que no pensemos que se refiere a nosotros, sino que se refiere a alguien que no es nosotros. Porque sería posible el confundirnos. Porque Juan ha dicho que nosotros hemos nacido de nuevo. Somos nacidos de Dios y por eso no practicamos el pecado. En la siguiente frase habla de aquel que fue engendrado por Dios. Y tal vez naturalmente pensaríamos que se refiere a la misma persona, a un cristiano. Esta persona ha sido nuevo de Dios y no practica el pecado. Y aquel, esta persona, fue engendrado por Dios. Pero no podemos interpretar esta palabra así. Si tomamos la interpretación que la palabra aquel se refiere al cristiano, el resto de la frase no tiene sentido. Porque dice que esta persona que fue engendrada por Dios le guarda ¿Quiere decir que nosotros guardamos a Dios? ¿O que nosotros guardamos a nosotros mismos? No tiene sentido, ni por la gramática, ni por el contexto. Entonces, no puede referirse al cristiano cuando habla de aquel que fue engendrado por Dios. Entonces, ¿quién fue engendrado por Dios aparte de los cristianos? Cristo, Cristo, no en un sentido físico, pero porque es el Hijo de Dios, Dios mismo, la segunda persona de la Trinidad. Entonces si entendemos, como dice aquel que fue engendrado por Dios, se refiere a Cristo. ¿Qué quiere decir Juan aquí? Nosotros como cristianos, como nuevamente nacidos de Dios, no practicamos el pecado. Los cristianos verdaderos no viven en pecado. Y esa es la razón por la cual no practicamos el pecado, porque hemos nacido de nuevo, porque somos los hijos de Dios y porque como hijos de Dios, el Hijo de Dios, es decir, Jesucristo, nos guarda para que el maligno no nos toque. Qué declaración tan impresionante, ¿no? Si somos cristianos, no practicamos el pecado. ¿Por qué? Porque el Hijo de Dios nos protege, nos guarda del maldito. Porque somos parte de la familia de Dios, porque estamos en Cristo, recibimos su poder, su protección sobre nuestras vidas. Y específicamente dice que Cristo hace dos cosas para nosotros. Nos guarda y nos protege del maligno. Esta verdad de que Cristo nos guarda es lo que hemos estudiado mucho en la escuela dominical en cuanto a la perseverancia de los santos. Que un cristiano va a perseverar, sin duda. ¿Por qué? Porque Dios está obrando. Porque Cristo está protegiéndonos de los ataques de Satanás. Y Satanás no puede quitar la salvación de nosotros. ni cualquier otra persona, ni nosotros mismos, porque estamos en Cristo y Él nos protege y nos guarda. No podemos perder la salvación porque somos guardados hasta el día de nuestra glorificación. ¿Por qué esa es la verdad? ¿Por qué tenemos esta confianza? ¿Cuál es la razón bíblica? Porque podemos decir que somos guardados en nuestra salvación hasta el día de la glorificación. porque estamos en Cristo. La frase que hemos visto muchas veces y que vamos a estudiar incluso más en ocho días. Es la clave de la vida cristiana. Si estamos en Cristo espiritualmente, no hay nadie que puede arrepetarnos de la mano de Dios. No hay nadie que puede cambiar nuestra posición. Estamos en Cristo y eso va a ser la verdad hasta la eternidad. Tenemos la confianza total por esta verdad. Y como consecuencia del hecho de que estamos guardados por Dios, por Cristo, parte de Él, dice que el maligno no nos toca. Y el maligno se refiere a Satanás, sus intentos de dañarnos como los hijos de Dios. Pero sabemos que él no tiene el poder sobre nosotros, porque él no tiene el poder sobre Cristo. Pues Satanás es poderoso. Satanás es más poderoso que nosotros. Por eso, cuando tratamos de resistir las tentaciones de Satanás en nuestras propias fuerzas, o incluso cuando no nos enfocamos en Dios como debemos, vamos a caer, sin duda, porque Satanás es poderoso. Pero Satanás no es más poderoso que Cristo y estamos en Cristo. Por eso Satanás no puede tocarnos. Completamente imposible. Satanás no puede entrar en nosotros porque el Espíritu Santo está adentro. Satanás no puede tocarnos porque estamos guardados por Cristo para la eternidad. Creo que la aplicación más específica de lo que Juan dice aquí es en cuanto a las tentaciones. Cuando pensamos en cuál manera Satanás trata de tocarnos, pensamos en las tentaciones. Esta es la relación entre esta declaración que un hijo de Dios no practica el pecado y la verdad que Satanás no puede tocarlos. ¿Puedes ver la relación? Como cristianos estamos en Cristo o guardados por Cristo. Satanás no tiene poder sobre nosotros. Por eso no vivimos en pecado. Por eso no practicamos el pecado sin arrepentimiento, porque estamos en Cristo. Y aunque vamos a caer, siempre vamos a levantarnos otra vez en el poder del Espíritu Santo. Es decir, Satanás no puede forzarnos a pecar. Es muy, muy importante. Satanás no tiene este poder. Puede tentarnos, sí. Puede tentarnos con tentaciones muy fuertes, sí. Pero Satanás no puede forzarnos a pecar. ¿Por qué? Porque estamos en Cristo, porque tenemos este poder, porque Cristo nos guarda, Cristo nos protege. Dice en 1 Corintios 10, 13. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana, pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que hará también juntamente con la tentación la salida para que podáis soportar. No podemos decir nunca, como cristianos, nunca podemos decir el diablo me forzó a pecar. El diablo me forzó a caer en esa tentación. No es la verdad. Satanás nos tienta mucho, pero no puede forzarnos a pecar. Porque como el versículo 18 dice, no practicamos el pecado, no vivimos el pecado porque Cristo nos guarda y no permite que el maligno nos toque. Satanás no controla nuestras vidas. Dios las controla por el poder del Espíritu Santo que vive en cada cristiano. Pero a veces nos sentimos tocados por el maligno, no? Esa es la verdad. A veces parece, como esta verdad no es cierta, que a veces somos atacados muy fuertemente por el maldito. Pero esta frase no quiere decir que Satanás nunca va a tentarnos, nunca va a atacarnos, nunca va a hacer cosas para tratar de dañarnos. Pero debemos pensar en la historia de Job para entender lo que ese discípulo está diciendo. ¿Cómo Dios nos protege? para entender que Satanás no puede hacer nada que Dios no permite. Si leemos en el libro de Job, en el capítulo 1, leemos que Satanás quería tentar a Job para probar que él no sirviera a Dios con un corazón puro y limpio. Y Dios permitió que Satanás lo hiciera, pero con la condición que no pusiera su mano sobre él, sobre su cuerpo físico. En el capítulo 2, Dios permitió que Satanás tocara el cuerpo de Job, pero no quitara su vida. ¿Qué podemos aprender? Podemos ver que Dios siempre tiene el control, que siempre actúa de manera soberana en cuanto a sus hijos. Satanás puede tentarnos, Satanás puede atacarnos, pero no puede hacer nada que Dios no permite. Ese es el punto. Incluso cuando le es permitido atacarnos, intentarnos, nunca es más de lo que podemos soportar en el poder y con la ayuda de Dios. Nunca. No importa la situación, no importa cuán difícil es para nosotros en el momento, Dios siempre nos guarda en Cristo. Y por eso no es posible que Satanás tenga la victoria sobre nosotros. Imposible. Porque Cristo nos guarda, porque Cristo nos protege, porque estamos en Cristo. Esa es la primera verdad que sabemos como cristianos verdaderos. No practicamos el pecado porque hemos nacido de Dios y porque Cristo nos guarda y el maligno no nos toca. En segundo lugar, sabemos que somos de Dios. Es el versículo diecinueve. Dice sabemos que somos de Dios y el mundo entero está bajo el maligno. Esta verdad, este principio que somos de Dios Tal vez parece como exactamente la misma cosa que Juan había dicho en el versículo 18. ¿Cuál es la diferencia? En el versículo 18 dice que hemos nacido de Dios. En el versículo 19 dice que somos de Dios. ¿Cuál es la diferencia? En primer lugar, una diferencia es que en el versículo 18, Juan habla muy generalmente de todo aquel que ha nacido de Dios. Mientras en el versículo 19 dice, somos de Dios, habla más personalmente. ¿Pueden ver esa diferencia? En el versículo 18, sabemos que todo aquel, todos los cristianos, todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado. General, todos los cristianos aquí en el siglo XIX dicen, somos de Dios. Es mucho más personal, ¿no? Somos de Dios. ¿Por qué eso es importante? Como ya he mencionado algunas veces, es muy muy fácil decir, los cristianos actúan así. Hablan muy generalmente. Los cristianos no practican el pecado. Pero es diferente para decir, yo no practico el pecado. Yo no vivo como el mundo. ¿Por qué? Porque soy de Dios. Es solamente la diferencia entre hablar generalmente y hablar personalmente. No sirve para tomar esas verdades y agregar nuestro conocimiento y nunca aplicar las verdades de nuestras vidas. Si es la verdad que todo aquel que ha nacido de Dios está en Cristo, que no practica el pecado, que es guardado del pecado. Pero tenemos que aplicarlo personalmente. Yo soy de Dios. Yo soy de Cristo. Yo estoy en Cristo. Por eso el maligno no puede tocarme. Si va a atentarme, pero no tengo que caer porque yo tengo esta posición en Cristo. Eso es un parte. Pero también este segundo punto hace un contraste. Como otra vez la versícula 19. Sabemos que somos de Dios. Aquí los cristianos somos de Dios. Pero, y el mundo entero está bajo el maligno, un contraste entre los cristianos y el mundo, entre nosotros y las personas en el mundo. Es parte del punto entero del libro, ¿no? ¿Quiénes son los cristianos verdaderos, por creencia y por conducta? Nosotros somos diferentes que el mundo. Naturalmente, por el Espíritu Santo que vemos adentro, somos diferentes que el mundo. Por eso hay un gran contraste entre las personas que son de Dios y las personas que todavía están bajo el maligno, como dice el versículo 19. Pero para mí es otra parte de este contraste que es lo más fuerte. Podemos pensar en el contraste entre los dos pueblos, entre nosotros y los incrédulos. Pero también aquí hay un contraste entre los gobernantes de los diferentes pueblos, los dos gobernantes sobre los dos reinos que se mencionan en este reciclo, el mundo y los hijos de Dios. ¿Quién reina sobre nosotros? Dios, porque somos de Dios. ¿Quién reina sobre los incrédulos en el mundo? Satanás, el maligno, porque dice todo el mundo está bajo su poder y control. Eso es lo que significa que todo el mundo está bajo el maligno, bajo su control, bajo su obra. Él está ejerciendo su obra y su poder en el mundo en este momento. Es una gran diferencia, ¿no? Para estar en un reino bajo Dios, porque somos de Dios. O estar en un reino bajo Satanás. Hubo un gran contraste entre los dos gobernantes, entre los dos reinos. Y Juan quiere enfatizar este contraste aquí. Nosotros, que hemos nacido de nuevo, que somos de Dios, estamos en el reino del cielo, el reino de la luz, el reino de Dios. y ya no estamos parte del mundo, no vivimos como las personas en el mundo, porque no estamos bajo el control de Satanás, no estamos bajo su poder, tenemos el poder del Espíritu Santo adentro para vivir como cristianos. Pero tal vez surge una pregunta, primero lo que dice el versículo 19. ¿Cómo podemos decir que el mundo entero está bajo el maligno cuando también decimos que Dios es soberano, que Dios tiene control sobre todo? En primer lugar, no podemos negar de que a Satanás se llama el príncipe de este mundo, en el Evangelio de Juan, los capítulos 2 de 14 y 16. También en Efesios 2.2 se refiere a Satanás como el príncipe de la potestad del aire. No podemos negar esas verdades. Hay algún poder que Satanás ahora tiene aquí en este mundo. ¿Satanas tiene alguna libertad que ha sido dada para reinar, para ejercer su poder e influencia sobre el mundo en general? Pero aunque Satanás claramente tiene este poder, tiene poder en el mundo ahora, otra vez, no tiene más poder que Dios. Incluso el poder que él tiene no va a durar para siempre, porque incluso en esos capítulos de Juan, cuando habla del diablo como el príncipe de este mundo, también dice que un día él será echado fuera, que va a ser juzgado. Él no va a tener poder en el mundo para siempre, porque cuando Cristo regrese, va a vencerlo a él y quitar toda su influencia y todo su poder. Pero por contraste, como cristianos, como los hijos de Dios, ya no estamos bajo tal reino. No estamos bajo el control de Satanás, el reino de Gineblas, el reino del maligno. Entonces Juan hace ese contraste muy importante. Somos de Dios. Servimos a un Dios que no solamente tiene poder ahora, sino siempre va a ser todopoderoso. una gran diferencia. Sadnaz tiene algún poder y no va a tener su poder para siempre. Nosotros seguimos a un Dios todopoderoso que va a ser todopoderoso para siempre. Antes, sí, éramos esclavos, y de la misma manera como los incrédulos en el mundo ahora, sufriendo bajo el poder de Satanás, haciendo su voluntad y viviendo en desesperanza y miseria. Pero ahora somos diferentes, somos de Dios, parte de su reino, sirviéndole a Él con todos nuestros corazones y gozosamente glorificándole a Él en nuestras vidas. completamente diferentes. Somos de Dios, no bajo la esclavitud del mundo. Esa es una verdad que sabemos, que gracias a Dios es la verdad en nuestras vidas como cristianos. Y la verdad final que sabemos es que el Hijo de Dios ha venido. Sabemos que el Hijo de Dios ha venido. Es lo que dice en el versículo 20. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero. Esta verdad final tiene que ver con nuestra creencia como cristianos, con la creencia correcta que es necesaria para ser un hijo de Dios, para probar que esta persona ha nacido de nuevo y es de Dios. Cada cristiano verdadero cree que el Hijo de Dios ha venido. Es decir, como hemos estudiado muchas veces en ese libro, pero para enfatizarlo otra vez, cada cristiano cree que Jesucristo, Dios mismo, se encarnó, se hizo hombre en este mundo y vivió como el Dios hombre, 100 por ciento Dios y 100 por ciento ser humano para que pudiera cumplir la ley de Dios perfectamente y morir por nosotros como el sacrificio por nuestros pecados y pagando por ellos. Esa es una verdad que cada cristiano tiene que entender. Tiene que creer en esta verdad de Cristo. Si una persona no cree que Cristo vino, que Cristo vivió perfectamente, que Cristo murió para pagar por nuestros pecados, no es un cristiano. Simplemente. Tenemos que creer en esta verdad fundamental de todo el Evangelio. Pero también podemos pensar en esta verdad no solamente como algo que un cristiano debe creer, sino también en cuanto a los incrédulos. Es decir, cada cristiano tiene que saber que esa es la verdad, porque es parte de nuestra confianza. No confiamos en nosotros mismos, sino en lo que Cristo hizo cuando vino aquí y nos dio la salvación. Pero, para el incrédulo, para las personas sin Cristo, esta verdad de que el Hijo de Dios ha venido, responde a la pregunta, ¿cómo yo puedo ser nacido de nuevo? ¿Cómo puedo ser un hijo de Dios? ¿Cómo puedo pertenecer al reino de Dios y no al reino del maligno? ¿Cuál es la solución? Yo espero que si estás aquí sin Cristo, si te das cuenta de que realmente ahora estás bajo el maligno en su reino, que esas sean tus preguntas. Yo he leído esas verdades, pero no son verdades de mi vida. ¿Cómo yo puedo ser nacido de nuevo? ¿Cómo puedo ser de Dios y no de Satanás? ¿Cómo puedo pertenecer a Dios y no al reino de Satanás? ¿Cuál es la respuesta? El Hijo de Dios ha venido. Es la única solución. Es la única respuesta. Esa es la salvación. Naturalmente nacemos pecadores. Naturalmente nacemos bajo este reino de Satanás. Y la única solución para cambiar este estado, para no permanecer para siempre en esa desesperación, es esta verdad. El Hijo de Dios ha venido. Ha venido para vivir perfectamente, para morir por nosotros, y para resucitar, para demostrar que tiene el poder sobre la muerte. Esa es la salvación. Esa es la respuesta. ¿Cómo una persona puede ser cristiano? ¿Cómo puede pertenecer a Dios? debido a esta verdad de que Cristo vino y la obra que hizo por nosotros. Pero también continúa en este reciclo, no solamente dice la verdad, pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido. ¿Pero por qué? Tenemos la razón aquí, parte de la razón por la cual Cristo vino, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero. ¿Y quién es esta persona? Ese es Dios. Cristo vino para revelar a Dios a nosotros, para que podamos conocer a Dios a través de Cristo, a través de su vida, a través de su muerte, a través de sus palabras que tenemos aquí en la palabra de Dios. Muchos, muchos en el mundo están buscando la verdad. Muchas personas que no son cristianos dicen que yo estoy buscando cuál es la verdad, dónde está la verdad, quién es la verdad, cuál religión es la verdad. Muchos están buscando la verdad. Y tú puedes buscar por toda tu vida por la verdad y nunca encontrarla si no buscas en la Palabra de Dios. Pues es el único lugar donde podemos encontrar la verdad de Dios. donde podemos encontrar la verdad que es Dios. Dios es el verdadero, el verdadero Dios. Él es la verdad completa. No hay otra manera para conocer a Dios de manera verdadera, a excepción de a través de su palabra y a través de Cristo. Pues decimos, esa es la importancia de la razón por la cual Cristo vino. Cristo vino para revelar Dios a nosotros, para que podamos conocer a Dios a través de su vida, a través de su muerte, a través de su ejemplo. Podemos decir que Cristo reveló a Dios en su vida, porque siempre en su ministerio, siempre, siempre habló de su Padre. Siempre dijo que Él vino debido a o de su Padre, que obedeció a su Padre, que el conocimiento de su Padre era de suma importancia. Y por eso cuando Felipe pidió a Jesús que les mostrara el Padre en Juan 14, Cristo dijo, ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo pues dices tú, muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que muere en mí, Él hace las obras. Créedme que yo soy el Padre y el Padre en mí. De otra manera, créedme por las mismas obras. pues Cristo vino para revelar a Dios el Padre. Cristo estaba diciendo, pues Felipe le pidió a Cristo para demostrar al Padre, queremos ver al Padre. Y Cristo dijo, tú me has visto por tantos años y no me conoces. Yo soy el Padre, yo soy Dios, soy en Él, Él está en mí, somos la misma persona. Entonces yo estoy aquí para revelar el Padre a ustedes. Es parte de la razón por la cual Cristo vino. Cristo vino para revelar a Dios a nosotros y su amor a nosotros. ¿Por qué? Cuando decimos que Cristo reveló a Dios a nosotros, podemos pensar en su muerte también. Porque obviamente la manera más grande en la cual Cristo demostró o reveló el Padre a nosotros es a través de su sacrificio en la cruz. Cuando leemos de lo que Cristo hizo por nosotros, cuando entendemos lo que Cristo hizo por nosotros, vemos el amor del Padre, vemos la gracia de Dios, vemos la misericordia de Dios demostrada en Cristo, a través de Cristo en su obra por nosotros. Es la importancia de la verdad, de que Cristo vino. Una cosa para decir, si yo sé que Cristo vino, que en la Navidad celebramos ese su nacimiento, que fue un bebé en un pesebre. Y bueno, todo eso conocemos. Yo conozco. Ok, pero cuál es la aplicación? No solamente intelectualmente entender que Cristo vino, pero entender por qué Cristo vino. para darnos la salvación, sí, para darnos la salvación que Dios había preparado para nosotros desde la fundación del mundo, desde antes de la fundación del mundo. Dios ha elegido a su pueblo antes de la creación, antes de nuestras vidas. Y eso es lo que Cristo demostró para nosotros cuando vino a este mundo, cuando murió en la cruz por nosotros. Juan enseñó más de este tema en su Evangelio, en el libro de Juan y en el capítulo ocho, los versículos treinta y uno y treinta y dos, cuando dijo, dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él. Si vosotros permanecieras en mi palabra, Seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. El Cristo dijo que el conocimiento de la verdad va a dar libertad a una persona. Y debemos hacernos dos preguntas cuando leemos esos versículos. ¿Qué es la verdad? ¿Y cuál tipo de libertad recibimos de un conocimiento en la verdad? ¿Qué es la verdad? Dios es la verdad. Si entendemos lo que estamos estudiando en 1 de Juan, Dios es la verdad. ¿Y qué encontramos en la verdad? Cristo dijo, la libertad. ¿La libertad de qué? Obviamente, si yo digo a ti, tú puedes tener la libertad, pero no eres un esclavo, no sirve, ¿no? Entonces sí, Cristo dijo, cuando tú conoces al Padre y recibes la verdad, tú puedes estar libre. ¿Libre de qué? Entendemos, ese es el estado natural de cada persona. Cada persona, otra vez y voy a repetirme, cada persona nace en pecado. Por eso cada persona nace bajo la esclavitud del reino de Satanás. Es exactamente lo que dice otra vez en 1 Juan 5. El mundo entero está bajo el maligno. Cada persona que no es un cristiano está bajo el maligno, bajo el reino de Satanás. Es un esclavo, esclavo a Satanás. ¿Cuál es la única solución, la única respuesta? Cristo vino para revelar al Padre quien es la verdad, y en esta verdad encontramos la libertad. Esa es la salvación. Ese es el Evangelio explicado muy sencillamente. Si tú estás aquí, Todavía en tus pecados, sin arrepentimiento de tus pecados, viviendo en pecado, eso es natural, pero no es correcto. Tú necesitas ser librado de esa esclavitud. Tú estás bajo el reino de Satanás, esclavo a Satanás, esclavo en su reino. Y la única cosa que tú puedes hacer o la única solución que necesitas para librarte es la verdad. ¿Cuál es la verdad? Dios es la verdad. Dios revelado a través de su palabra verdadera. Y la palabra dice claramente, Cristo vino para morir por su pueblo. Cristo murió por nosotros, para pagar por nuestros pecados. Y tenemos que responder en arrepentimiento y creencia en Cristo. Una persona que no cree en Cristo, una persona que no ha arrepentido de sus pecados, va a continuar y permanecer bajo la esclavitud de Satanás en su reino. Y la muerte que viene de este tipo de vida es la muerte eterna. Después de la muerte no hay segundas oportunidades. Después de la muerte será demasiado tarde. Hoy es el día de la salvación. Hoy es el día de arrepentirte y creer en Cristo, porque es la única, la única solución a este problema del pecado. Entonces, mientras casi concluimos este libro, Tenemos la oportunidad de entender claramente en nuestras mentes el tema otra vez y un sumario de lo que sabemos como cristianos. Sabemos que no practicamos el pecado, no porque somos perfectos, sino porque hemos nacido de nuevo, porque somos sus hijos y porque Él nos ha cambiado. También entendemos que no tenemos que continuar nuestros pecados porque Satanás no tiene poder sobre nosotros. Él no puede tocarnos. No tiene control ni poder sobre nosotros. Por eso no practicamos el pecado. Por eso podemos continuar obedeciendo la voluntad de Dios. En segundo lugar, sabemos que somos de Dios, no del mundo. Somos parte del reino de Dios, no los siervos o los esclavos de Satanás. Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido para darnos el conocimiento del Dios verdadero, para darnos la salvación y la libertad que solamente se encuentra en el Dios verdadero. Esas tres verdades son un buen resumen del tema del libro, lo que significa ser un cristiano por creencia y por conducta. Porque tenemos que saber esas verdades como cristianos. Una persona que todavía vive en pecado, sin deseo para el arrepentimiento y el cambio de Dios, la persona que todavía está bajo la suavitud de Satanás, una persona que no cree correctamente en Cristo, no ha encontrado la verdad y no es un cristiano. Es una persona que, por su falta de una creencia correcta, no es un hijo de Dios. Por eso, tenemos que entender, hay creencias, hay doctrinas fundamentales para ser un hijo de Dios. Una persona tiene que creer en esas cosas para ser un cristiano. Pero un cristiano veredero no solamente sabe todas esas cosas, sino también ha recibido el cambio de esas verdades a su vida. Es diferente. Ahora no es de Satanás, no es del mundo, es de Dios, está en Cristo. Un cristiano vive de manera distinta, un cristiano verdadero, verdadero prueba que es un cristiano no solamente por su creencia, sino por su conducta también. Y otra vez, no conducta perfecta. Necesitamos entender eso. No conducta perfecta, pero conducta en el poder de Dios que more en nosotros. Y cuando caímos y cuando tenemos una semana muy difícil porque hemos pecado mucho, qué debemos hacer? desesperarnos, desanimarnos porque no somos perfectos? No. Necesitamos dejar de depender de nosotros mismos y depender más en Dios, más en su poder, leer más de la palabra de Dios y recibir más de la confianza que necesitamos, que somos cristianos porque Dios está obrando a nosotros por lo que Dios ha hecho por nosotros. En este mensaje hay aplicación para todos. Obviamente para el cristiano que tenemos que saber esas cosas y aplicar esas cosas. Pero como siempre, aplicación para el incrédulo también. La primera cosa que tienes que hacer es creer correctamente en lo que dice la Palabra. Tener las creencias correctas en tu mente. Y después las necesidades para aplicar esas verdades a tu corazón. Y pedir a Dios por el cambio que solamente Él puede dar. Hemos estudiado este tema muy mucho, casi un año, de lo que significa ser un cristiano. Y si tú todavía no eres un cristiano, si tú has escuchado todas esas verdades, pero nunca le has permitido que entren en sus corazones, hoy tienes otra oportunidad de obedecer a Dios y arrepentirte y creer en Cristo y pedir a Dios por tu salvación. Otra vez, para los cristianos, deberíamos pensar en la confianza que podemos tener en nuestro estado ante Dios debido a esas verdades. Es el sumario de lo que sabemos como cristianos verdaderos. Otra vez, la confianza no llega porque tenemos mentes llenas de la verdad o porque podemos repetir esas verdades, sino porque, gracias a Dios y su poder, lo que dicen esos reciclos son la verdad en nuestras vidas, en nuestra experiencia cristiana. No practicamos el pecado. Si pecamos, pero no queremos hacerlo. Si pecamos, pero el Espíritu Santo nos convence y Dios nos levanta para que no continuemos caídos en este pecado. Si en su voluntad regresamos al camino correcto y avanzamos en la santificación, no practicamos el pecado. Somos de Dios, sin duda. Somos sus hijos, no parte del mundo. Hay una diferencia clara entre nosotros y las personas sin Cristo. Y tenemos la confianza de que todo lo que leemos en la Palabra en cuanto a Cristo es la verdad. Él vino, Él vivió perfectamente, Él murió por nosotros, resucitó por nosotros para darnos la vida eterna. Debido a Él y Su obra, no debido a ninguna cosa buena en nosotros, ninguna buena obra, sino debido a Él somos salvos. Es la confianza que podemos tener debido a esas tres verdades que sabemos como cristianos. ¿Tú puedes decir que sabes esas verdades? ¿Que tienes ese conocimiento en tu vida? Si no, ahora es el tiempo para continuar buscando a Dios para entender cómo se ha revelado a sí mismo en su Palabra. Si puedes decir que sabes esas verdades, la siguiente pregunta es, ¿has aplicado esas verdades a tu vida? Es decir, ¿puedes decir no solamente que son la verdad en general, sino que son la verdad para mí? Y si puedes decir que sabes estas verdades y que son la verdad en tu vida, ¿entiendes que estas verdades son la base para tu confianza en la vida cristiana? No solamente para probar tu salvación, aunque es una parte necesaria, sino también para darte poder para vencer las tentaciones del pecado en tu vida. Del punto de ese libro, no es para hacernos dudar de la salvación. El punto es para que nosotros sepamos que tengamos la vida eterna, no dependiendo de nosotros ni de nuestras buenas obras, sino en Dios y la confianza que Él nos da. La doctrina es la base de todo, y la aplicación de la doctrina a nuestras vidas nos cambia completamente. Que Dios nos ayude a recordar esas verdades y vivir a la luz de ellas. Vamos a orar. Nuestro Padre Celestial, te damos gracias por esas verdades de Tu Palabra que podemos saber, esta confianza que tenemos que hemos nacido de Dios, que somos de Ti y no parte del reino de Satanás, y sabemos que Cristo ha venido, y por eso tenemos poder en no practicar el pecado, que cuando caemos que tenemos el poder en el Espíritu para levantarnos otra vez y continuar. Cada persona aquí necesita esta confianza para vivir de manera distinta del mundo, para vivir como cristianos, para tener la confianza que tenemos en esas verdades y en la aplicación de esas verdades en nuestras vidas de que somos cristianos, que somos tus hijos. Por favor, darnos esta confianza en esta semana. Ayúdanos de recordar que Satanás no tiene poder sobre nosotros porque Cristo nos guarda y nos protege y el maligno no puede tocarnos. Ayúdanos de tomar esta confianza y salir de aquí con ella, pidiéndote por tu ayuda y tu poder en nuestras vidas. En el nombre de Cristo. Amén.
Lo que sabemos como cristianos verdaderos
Series Estudio sobre I Juan
Un sumario de lo que sabemos como cristianos
I. Sabemos que no practicamos el pecado
II. Sabemos que somos de Dios
III. Sabemos que el Hijo de Dios ha venido
Sermon ID | 910162033307 |
Duration | 44:04 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 John 5:18-20 |
Language | Spanish |
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