
00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
mirando aquí en Primera de Juan el tema del pecado. La semana pasada en Testimonios de una hermana dijo, el pastor siempre predica de pecado, como la Biblia dice. Pero ahora es cierto que vamos a tratar con el pecado, pero no necesariamente para decir, tú eres un gran pecador. Puede ser la verdad, pero no es mi propósito. Mi propósito esta mañana es mirar estos versículos que usan la palabra pecado como venciendo el pecado. cómo el Señor nos ayuda a vencer no solo el pecado mismo, pero todos los resultados del pecado. Así que veremos como siete resultados del pecado, pero cómo puedes tener victoria y no estar tan atribulado y preocupado y vencido, sino cómo puedes tener victoria sobre todo pecado por la gloria del Señor. Como digo, mi propósito no es para decir a un enfermo, tú estás enfermo esta mañana, es decir, mira, hay medicina para ti. Y es lo que miramos aquí en primera de Juan, la medicina. para el pecado, la victoria sobre todo pecado. Oremos. Nuestro Padre celestial, gracias por la palabra de Dios. ¿Cómo podemos vencer? ¿Cómo tú puedes vencer el pecado en nuestras vidas? Y cómo veremos al final cómo podemos ayudarnos unos a otros a ser victoriosos y vencedores sobre todo pecado para tu gloria. Así ayúdanos, Señor. Confesar que somos pecadores, pero reconocer que Solamente lo confesamos para disfrutar de la victoria, de remedio, y ser más que vencedores en el Señor Jesucristo. En el nombre de Jesús pedimos que nos ayudes. Amén. Amén. Primer versículo es Primero de Juan, capítulo uno, versículo siete. Primero de Juan uno, versículo siete. ¿Quieres leer conmigo esto? Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. La primera vez que enfatizamos la palabra pecado es este versículo. El hecho es que cuando uno hace malas cosas, si tiene buena conciencia, se siente mal. Se siente sucio, incluso, ¿verdad? Y sabes, como en tu casa, la esposa no quiere que entres con mucho barro y tierra y suciedad. Tú dices, ay, yo quisiera estar limpio para poder estar en la casa aquí. Y así es la casa de Dios en el cielo. Para llegar allí, tenemos que ser limpios. Pero somos sucios. Tenemos que confesar todos los pecados que están destituidos de la gloria de Dios. Y la cosa es que si tienes buena conciencia, te sientes sucio y no te gusta eso. Como dicen otro texto de Segundo de Pedro, y creo que en Judas, si un puerco cae en el barro, le gusta estar sucio o se revuelca en el barro. Pero si un gato cae en el barro, como es gato y no puerco, no le gusta estar sucio y empieza a lamerse o a lavarse lo que puede para limpiar toda la suciedad. Y así que el Señor nos ha hecho para amar la limpieza y no querer sentirnos incómodos y sucios. ¿Pero cómo puedo lavarme? Bueno, el problema es que no puedo lavarme como debo. Por esa razón, Dios ofrece remedio. Él dice, la paga de pecado es muerte, derramar sangre, muerte de juicio, pero Dios no quiere la muerte de nadie, por eso Él vino y nació en Belén, vivió una vida perfecta como Dios y murió en la cruz del Calvario. Y ese versículo dice que cuando Él murió y derramó su sangre, su sangre nos limpia de... todo pecado. Esa es una promesa de limpiar todo pecado, sin importar cuántos pecados tiene, sin importar cuán malos sean tus pecados, es cierto que la paga del pecado es muerte. Pero Dios murió por nosotros, envió a su Hijo a morir y su sangre nos resulta, dicen este versículo, resulta de andar en la luz y tener comunión unos con otros. Predicamos eso hace varias semanas, así que no voy a repetir mucho de eso. Pero allí podemos tener buena relación unos con otros y andar en la dirección del Señor, la guía, la felicidad del Señor, andar en la luz por la gloria del Señor, porque Él pagó por todo pecado. Cuando estuve en España, es un país católico, por eso muchos países de Sudamérica son católicos por España. Pero estuve en la ciudad de Jativa, de Valencia. Tiene naranjas de Valencia, todos frutales alrededor de nosotros, como en partes de California. Muy, muy rico todo, ¿verdad? Pero vivimos en una calle que ya tenía, yo no sé, Por lo menos, creo que 1500, creo que 2000 años, tenía la calle enfrente de mi casa. Una calle estrecha, ¿verdad? Porque en España ya, España existe desde antes de Cristo, y así que los romanos cuando entraron pusieron muchas calles de piedra que todavía duran. la calle en frente de la iglesia, hecho en los Estados Unidos, dura a lo mejor cinco años, diez años, y se desbarata, ¿verdad? Pero las calles de los romanos han durado dos mil años. Y así es que subiendo por la calle, yo viví en una, vivimos en un apartamento de una calle de casas y tiendas, tenían tiendas abajo y casas arriba, vivimos encima de la iglesia, pero Subiendo la calle había un castillo. Si usted lee la historia de España en detalle, es un castillo bien famoso desde hace 1500 años, ¿verdad? Por lo menos. El hecho es que este castillo de Jatiwa, muchos iban para estar allí, y en Jatiwa había un seminario católico para entrenar sacerdotes católicos. Uno de los más conocidos es una ciudad, Jatiwa, de donde salió el peor papa de la historia de la iglesia católica de esa ciudad y de ese seminario. No obstante, allí tiene seminario y nunca querían los jóvenes estudiando para ser sacerdotes visitar una iglesia bautista. Pero por la primera vez, en como 25 o 30 años, es como... Jatiba es casi como aquí, en Antioquia. Casi nunca hay nieve. Si hay nieve, es solamente... Una gota, ¿verdad? Una copa de nieve que cae cada 25, 30, 40 años. Aquí puede haber bastante nieve para notarlo en la tierra. Y así era Jativa, que nunca había nieve. Pero un domingo por la mañana, por la primera vez en, no sé si 25 o 50 años, había nieve. Y todos los sacerdotes querían salir en el tren que salió de Jatiba para ir a sus casas a pasar el fin de semana, pero no podían salir por causa de la nieve. Ahora, yo soy de Ohio, cerca del lago Erie, cerca de Canadá, cerca de Nueva York. por Cleveland, Ohio, muy cerca allí. Y todo el invierno, nieve a toneladas, ¿verdad? Teníamos tres, cuatro pies de nieve, un metro de nieve cada día. Yo para entregar periódicos tenía que cavar por la nieve, entregar periódicos aquí. Gané mucho dinero cavando nieve para los vecinos, porque mi mamá me mandó a los vecinos con una pala, vas a ganar dinero cavando nieve. Pero de cualquier manera, mucha nieve. Y así que la nieve no cerraba nada. Íbamos muchas veces a la escuela cuando había montones de nieve, pero en Jatiba como en Antioquia. Si hay una copa de nieve, cierra la ciudad. Es muy peligroso. Hay nieve. Y así es. Había una escarcha de nieve en Jativa ese día. Y entonces cerraron el tren, cerraron los autobuses, cerraron las calles. No podría nadie moverse. Y los sacerdotes dijeron, vamos a subir para ver el castillo. Y no teníamos otra cosa que hacer. Y entonces lo miraron y se bajaban como a las once y media de la mañana. Y entonces estaba en la calle de mi casa y la iglesia. Y dijeron, ¿qué es esto, una iglesia bautista? Estamos aburridos, vamos a entrar para ver qué hay. Solo había como diez o quince personas en la congregación, muy poca gente. Pero venían siete sacerdotes ese día. Y entonces yo comencé a hablar con ellos. Hablamos como dos horas. Fueron para almorzar y entonces dijeron, nos gusta esta plática. ¿Podemos regresar? Sí. Así que regresaron por la tarde después de almorzar y seguimos platicando un par de horas más. Y yo aprendí muchísimo de catolicismo ese día, ¿verdad? Les hice muchas preguntas y me hicieron a mí muchas preguntas. Pero yo había en Madrid, cerca de Toledo, España, ¿verdad? Toledo es el centro del catolicismo en un tiempo, como capital del catolicismo de España. Y entonces tiene una catedral súper grande. Yo nunca había, yo no soy católico, nunca he sido, pero dije, Quiero ver cómo es una catedral histórica, ¿verdad? Así que entré y caminé, vi tríos como estos, pero súper magnificentes de puro oro y plata allí, ¿verdad? Cosa muy bonita la catedral, muy antigua, ¿verdad? Pero había una misa allí. Y cuando entré, pasé diciendo, a ver qué dice un sacerdote católico en su misa, ¿verdad? Y por casualidad, creo que por la voluntad de Dios, estaba leyendo de la Biblia 1 Juan 1, 7, lo que acabamos de leer. Y dijo, y la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Y dije, wow, ¿la iglesia católica de verdad cree que la sangre nos limpia de todo pecado? Entonces ya lo tenía en mi mente. Ahora, el próximo año, que ya me mudé para Valencia, para Jativa, y estuve con los siete sacerdotes, y les hice esta pregunta. Y dije, mira, cuando estuve en la catedral de Toledo, Yo escuché el sacerdote en la misa leer 1 Juan 1.7. La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Yo no pensé que la iglesia católica creía eso. Seguramente. Y dije, ¿es cierto que ustedes creen eso? Oh sí, creemos en la Biblia. Yo dije, qué bueno. Yo no pensé que ustedes creían eso, que la sangre nos limpia de todo pecado. Entonces, si usted no cree que necesito purgatorio para purgar pecado, porque la sangre de Cristo me limpia de todo pecado. Ustedes no creen en purgatorio. Entonces, o si creemos en purgatorio, ¿verdad? Porque la sangre de Cristo nos limpia de pecado, pero no sé si de todo pecado tienes que purgar pecado. Oh, entonces ustedes no creen en la misa y en la penitencia, ¿verdad? Porque no hay nada para ser penitente. Si la sangre de Cristo hizo penitencia para mí, me limpió de todo pecado, entonces no necesito misa y penitencia para limpiar pecado. Ustedes no creen en el bautismo de un bebé, ¿verdad? Porque yo pensé que ustedes creían que tenía que bautizarse para lavar el pecado del bebé. Pero si ustedes creen lo que la Biblia dice, la sangre limpia de todo pecado, no necesito bautismo para limpiarme, no necesito penitencia para limpiarme, no necesito purgatorio. Oh, sí, necesito eso también, necesito eso también. Pero de qué me limpio el purgatorio, la penitencia, el bautismo, si la sangre me ha limpiado de todo pecado que hay para limpiar? Y no tenía respuesta. Claro, verdad. Hablamos de muchas otras cosas. Ya escuchará mis ilustraciones en otras ocasiones. Pero aquí tiene que Dios manda. Mandó Jesús a limpiarnos de todo pecado. Tú no tienes que trabajar y dar mucho dinero en una iglesia por muchos años para pagar por tu pecado. Cristo pagó por tu pecado. Aleluya, amén. A lo mejor te sientes linsucio por tu pecado, pero creyendo en la sangre de Cristo, yo sé que Él, creyendo lo que dice la Biblia, que Él me limpia. de todo pecado. Pero yo fui un borracho, yo fui drogadicto, yo fui mujeriego, yo fui homosexual, yo fui... ¿Qué importa? Si te sientes sucio, es bueno sentirte sucio, así te arrepientas, pero al arrepentirse, pones tu fe en la sangre de Cristo que limpia de todo pecado y estás limpio. No importa cuán malo haya sido, no importa cuán horrible haya sido un ladrón, un asesino, todo pecado de todo el mundo nos limpia Cristo. Aleluya. Amén. Así que la primera cosa que 1 Juan enseña en versículo 7, capítulo 1, es cuando nos sentimos sucios, tenemos la promesa de limpieza De todo pecado, así no tengo que sentirme sucio de nada. Puede decir, sí, yo fui un gran pecador, pero Cristo me limpió de todo pecado. Segundo, cuando tengo pecado, con razón, me siento culpable, me siento culpable de haber ofendido a Dios y haber ofendido a mi esposa, mis hijos, mis hermanos, ¿Verdad? Y me siento tan culpable que siento que me van a condenar por lo que he hecho, y Dios especialmente, si he hecho malas cosas, soy culpable, tengo la culpa, estoy condenado a la cárcel, peor que cárcel, a la muerte. Muchos quisieran creer, ah, yo sé que me limpio de todo pecado, que me perdonan de mi pecado. Es el bautismo. Bautízate. Así que el bautismo es la paga del pecado, ¿verdad? El bautismo limpio de todo pecado, No, el bautismo no me perdona, no me limpia, no me hace nada, pero la sangre de Cristo, además de limpiarme, me gana un perdón. Como si el gobernador o el presidente me escribió un perdón cuando estoy en la cárcel, este le declaro No culpable. Le declaro inocente. Déjale salir libre de la cárcel. Y estoy perdonado de la pena de mi pecado, de la culpabilidad de mi pecado. No estoy ni culpado ni condenado. A lo mejor a alguien que me recuerda. Tú has hecho muchas malas cosas. Yo te conozco desde niño. Desde joven hicimos muchas malas cosas juntos. Sí, yo tenía la culpa de eso. Yo merecí condenación por lo que hice. Pero puse mi fe en Jesucristo. La Biblia dice, Primero de Juan uno, ocho, nueve y diez. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos. Yo confieso. Y si no digo eso, me engaño a mí mismo. La verdad no está en mí. No digo la verdad, si digo que no tengo pecado. Pero si confesamos nuestros pecados, Dios, él, Dios, es fiel. Y Dios es justo para perdonarnos todo pecado y limpiarnos de toda maldad. Él es justo. Si la sangre me limpia de todo pecado y pongo mi fe en la sangre, Dios no es injusto para decir, sí, la sangre te limpia, pero tú también tienes que limpiarte a ti mismo. Esto no es justo. Si ya está pagado por mi pecado, si alguien, si yo debo una multa y alguien paga la multa, Y yo voy al juez y digo, mira, yo quiero pagar mi multa. El juez debe decir, si alguien pagó la multa, debe ser justo y decir, alguien pagó tu multa. Y si él dice, ok, está bien, dame dinero para tu multa pagada. Entonces esto no es justo, te dejar otro pagar donde recibí de mil la paga. Si la sangre me pagó por todo pecado, la sangre de Cristo, Dios no me va a cobrar otra multa, condenarme a mí, declararme a mí verdad culpable de lo que ya está pagado. Y así es que comienza con la confesión, pero allí termina con perdón. Versículo nueve, si confesamos pecados, Dios es fiel. Si él promete, cree en el Señor Jesús, será salvo. Dios es fiel. Él me salva. Aleluya. Amén. Gracias al Señor. Él me salva porque él es fiel. Y él me salvó porque él es justo. Pues ya pagó por el pecado. No es injusto para tener yo que pagarlo. No obstante, si llega una persona a pagar mi multa, yo rechazo la paga de él. No, yo voy a pagar mi propia multa. Ok, yo lo tenía preparado a pagar el dinero aquí. Y si el abogado, si el gobernador, el presidente me hace una declaración de libertad, de no culpabilidad, de inocencia, Yo solo tengo que recibirlo, pero si digo no, yo no quiero su declaración de inocencia. Yo voy a pagar por mi crimen aquí en la cárcel. Yo no me salvo de aquí. Incluso había un caso en la Corte Suprema, creo que con el presidente Cleveland hace muchos años, que un prisionero no quería salir de la cárcel. Y dijo yo, aunque el presidente me escribió un perdón, yo no quiero el perdón. Y tenían que ir y decir, ¿podemos forzar el perdón a él? ¿Echarle de la cárcel? Y dice, no, aunque hay un perdón escrito y pagado, no está aplicado a él si no lo recibe. Él tiene que recibir el perdón para aplicar el perdón. Y así es que el Señor Jesucristo pagó por todo mi pecado, todo pagado. Él me ofrece, por escrito en la Biblia, la promesa de perdón, si yo creo en el Señor Jesucristo. Pero si yo rehuso la paga del pecado, porque yo creo que yo tengo que pagar por mi propio pecado, aunque está pagado, no está aplicado. Y necesito creer en el Señor Jesús para aplicarme. Él pagó por el pecado de todo el mundo. Todos, todos, veremos en un momento. Capítulo 2, versículos 1 y 2. Pero el hecho es que no está aplicado a todo el mundo, aunque esté pagado por todo el mundo. Porque Dios dice, si tienes que confesar tu pecado, para tener el perdón y entonces Dios es fiel y justo. Versículo 10, si decimos que no hemos pecado, le hacemos mentiroso. Yo no necesito pagar por ningún pecado porque yo no tengo ningún pecado tan malo. Entonces yo le hago mentiroso y su palabra no está en mí. Porque Dios dice que soy pecador tan malo que merezco el infierno. Y si yo digo, no, no soy tan malo que merezco el infierno, Yo entonces digo, Dios es mentiroso. Él dice que soy tan malo y yo no soy tan malo. Y así que la verdad no está en mí. Estoy llamando a Dios mentiroso. Así que Dios tiene todo pagado, pero la aplicación es confesar, confesar. En griego es otra palabra, pero en español viene del latín, que es con igual como en español, en latín. Entonces pesare. en el latín es pesar, es decir, decir con Dios lo que Dios dice de mi pecado. Yo miro mi pecado y digo, ah, ya sí, yo tengo pecados, todos tenemos pecados, todos somos verdad, un poco mal, ¿verdad? Pero no quiero ver mi pecado tan sucio como Dios mira mi pecado. Entonces no estoy confesando, diciendo con Dios lo que Dios dice de mi pecado. Hay algunos que decimos, oh, yo sí, yo hice algo mal a ti, pero perdóname. Entonces, mañana hago otra cosa mal. Ah, ya hice otra cosa mal, perdóname. Ya confesé que lo hice mal, ya tienes que perdonarme. No, no, no, no, no. Hay que decir con Dios lo que Dios dice de mi pecado, que cada pecado que yo considere pequeño, No importa si es adulterio o es una pequeña, en mi opinión, pequeña mentira, todo es pecado. Y el pecado resulta de rebeldía del corazón, o yo no pecaría. Así que sea un asesino o sea uno que dice una mentira, los dos tienen pecado que sale de un corazón rebelde. Y así que el Señor me condena por mi pecado igual a un asesino mujeriego, adultero, homosexual, como un orgulloso, mentiroso. Así que uno no puede decir que no está malo como otro. Todos tenemos la misma cantidad de pecado, calidad de pecado, que condena la muerte. Y tenemos que decir con Dios lo que Dios dice. En vez de decir, yo no soy tan malo como el otro, tengo que decir, no, Dios, tú has dicho que todos somos igualmente malos delante de ti. Y así señor, confieso eso, y basado en tu fidelidad, basado en tu justicia, yo puedo reclamar Romanos ocho, treinta y tres, y treinta y cuatro, que dice, si Cristo te perdona, quien te condena. Si Dios te perdona, quien te acusa. Nadie, tú me puedes porque Cristo pagó por mi pecado, así que nadie puede acusarme de lo que Cristo ya ha pagado. Nadie puede condenarme por lo que Cristo hizo por mí. Él recibió la condenación por mí. Así mi pecado pagado, nadie me puede condenar o acusar. Gracias a Dios, si me siento culpable, Condenado, a lo mejor lo merecí, pero Cristo pagó por eso y si lo confieso, entonces Él me aplica el perdón del pecado. Así tengo limpieza de mi pecado, tengo perdón de mi pecado para la gloria del Señor. Aleluya, gracias a Dios por Jesucristo. Perdonado completamente. Nadie me puede acusar para condenarme, pues Cristo me ha declarado inocente, justificado y limpio para su gloria. Tercero, ¿qué si me siento alejado de Dios por lo que he hecho? Muchas veces haces una cosa a tu esposa que es mala y ya haces divorcios por causa de pecados, ¿verdad? En el matrimonio. Y ya dices, ah, ella no quería hablar conmigo y yo no quiero hablar con ella por este pecado. Me siento mal o lo que sea. ¿Qué si me siento alejado? Y con razón debo sentirme alejado de otro a quien yo he ofendido. Y si he ofendido a Dios, Romanos 5.10 dice, todos éramos enemigos de Dios. Yo nunca he sido enemigo a Dios. Desde niño pequeño, yo siempre he amado a Dios de mi manera. Entonces, ¿la Biblia es mentirosa? No, la Biblia dice que éramos enemigos de Dios todos. Dios. Hay días cuando tú estás en la cama y tú sabes que debes levantarte de la cama, alabar a Dios, a lo mejor ir a la iglesia, hay días cuando el señor te mueve para dar una ofrenda especial, un diezmo, y tú dices, bueno, es que yo no quiero levantarme de la cama para ir a la iglesia hoy. Ay, yo no quiero usar mi dinero para la ofrenda hoy. Porque Dios dice que hagas algo y tú no quieres hacerlo. Todos hemos estado en esta ocasión, en esta situación. Todos, todos hemos sido enemigos de Dios. Dios dice, arrepiéntete del pecado, creen en el Señor Jesús. Y yo digo, no, yo soy religioso. Mi religión me salva, mi fe en Cristo de mi manera me salva. Y eres enemigo de Dios. por querer ser salvo de tu manera, de la manera de Dios. Que cuando te sientes alejado de Dios en este caso, te sientes justamente como un enemigo, que Dios no va a escuchar su oración. Bueno, por eso tenemos otro remedio por pecado que se llama la propiciación. Una palabra larga, ¿verdad? Somos enemigos rebeldes, pero en amor Dios quiere propiciarse con nosotros, que significa reconciliarse con nosotros. Recuerda los que han estado aquí el miércoles hablando de la oración a través de Génesis. Miramos la otra semana de Jacob que había pecado contra su hermano Esaú. Y entonces él, cuando regresó a la tierra prometida, dijo Esaú me va a matar. Ya viene con un gran ejército para matarme seguramente porque yo le ofendí. Tengo que propiciarle pacificarle, calmarle. Y así que envió por delante centenares de ovejas y vacas, un gran regalo para su hermano Esaú para propiciar su ira, calmar su ira, porque habían estado alejados por 20 años y quería una reconciliación. Dios dice, tú te has alejado de mí, como el hijo pródigo que se alejó de su papá en rebeldía. Pero yo no quiero eso. Yo voy a hacer una propiciación. Tú no tienes que hacer nada. Yo voy a pagar por tu pecado. Y eso entonces me propicia a mí. Dios se propició a sí mismo para como si hubiera sido a Saúl ofreciendo centenares de ovejas y vacas para calmar su propia ira. Y así es una cosa que no se pasa, no va a pasar. Pero aquí encontramos que Dios se propicia a sí mismo con la sangre de su hijo Jesucristo. Este está alejado de mí por un pecado que merece la muerte. Pero yo no quiero ese alejamiento. Yo voy a ser como el padre del hijo pródigo, que mato a un besero gordo, y eso muestra que estoy propiciado, que voy a recibir a mi hijo, que yo estoy reconciliado. No sé si él está reconciliado conmigo, pero yo me siento reconciliado con él. es lo que hace Dios. Y luego yo tengo que recibir su reconciliación, su propiciación para estar reconciliado con Dios. A veces tú has perdonado a otra persona totalmente. No tienes ningún rencor contra ellos, pero ellos casi no lo creen. Y así que ellos están irritados contigo además. Y ellos no quieren reconciliarse contigo, aunque tú ya estás reconciliado con ellos en tu corazón. Así es Dios. Él está reconciliado con nosotros, propiciado con nosotros. Pero es para nosotros reconciliarnos con Dios y aceptar su paga como la paga por nuestro pecado. Y así que él lo hace primero por su sangre. Y segundo, si alguno tiene una duda, El provee como un abogado entre Dios y mí para presentar esa reconciliación. Y entonces encontramos eso en primero de Juan dos versículos uno y dos. Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no peguéis. Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo. Muchos abogados son muy malos y no te sirven tanto. Pero este es el abogado perfecto, justo, infalible. Si él Ese abogado por ti, vas a tener tu petición. Mis padres, hace 60 años más, se divorciaron hace 55, 60 años. Ya están muertos los dos. Pero mi papá puso un abogado contra mi mamá y él no quería pagar nada para ella y los niños. Él quería vivir con una mujer y no quería tener resultados de eso. Pero alguien aconsejó a mi mamá encontrar tal abogado. Y ella no sabía, era una mujer inocente, pero parece que era el mejor abogado en todo Ohio. Ella ni lo sabía. Y así que mucho mejor que el abogado de mi papá. Y así que cuando fue a la corte, Él defendió a mi mamá y así que ganó sostén para nosotros los hijos, ¿verdad? Y ganó la mitad de la casa que ella merecía. Y así que todo salió bien por un buen abogado. El hecho es que nosotros hemos ofendido a Dios y el diablo nos acusa como un abogado en contra de nosotros. Es malo, no merece nada. Y Dios dice, voy a darle el mejor abogado de la eternidad, mi Hijo Jesucristo. para abogar por ellos. Y si alguien les acusa, Jesús va a decir, sí, merecen acusación, pero es por eso que yo morí en la cruz del Calvario. Yo pagué por la cosa de que está acusado. ¿Quién puede condenar si yo he pagado por esa condenación? Y el que es el que dio la hermosa sangre, también es abogado, abogando a mi favor. Y el diablo, el acusador de los hermanos, no tiene nada que decir por este buen abogado que tenemos infalible del Señor Jesús. Así que el Señor, para nuestro alejamiento, manda un abogado para decir, no, Puede estar reconciliado conmigo porque él aboga por mí con su sangre, con sus manos ataladras en la cruz. También él provee la propiciación que pacifica y así versículo dos es no solo abogado, pero es la propiciación por nuestros pecados y no solo por los nuestros, sino por los de todo el mundo. A lo mejor Dios no acepta a uno que ha sido tan malo por todo el mundo. A lo mejor Dios no acepta uno que ha estado en una familia idólatra que ha ofrecido sacrificios a los ídolos. No, para todo el mundo Él ha pagado el pecado para mostrar que estamos incluidos en su oferta, sin importar cuán malo hayamos sido, seguro ella asegura que él que su sangre es la paga por todo pecado y ella asegura que no solo su sangre asegura pero su promesa asegura eso para nosotros se aplica a todo el mundo su promesa creen al señor Jesucristo será salvo Es para mentirosos, orgullosos, adúlteros, no importa quién, para todo el mundo es su paga y su promesa. Solo tenemos que arrepentirnos y creer en Él para pagar, para aplicar esa paga. y así que el señor para terminar en esto y luego seguiremos la próxima semana capítulos tres en adelante él asegura esto por escrito primero de Juan dos doce dos doce os escribo a vosotros hijitos como hacer un contrato para mí que nadie puede negar firmado con la mano de Dios Él escribe un contrato, un pacto conmigo. Os escribo vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. El Señor por escrito provee un regalo de amor para mí. Primero de Juan 5, 13, dice, Estas cosas os he escrito para que sepáis que tenéis vida eterna y para que creáis en el Señor Jesucristo. Hay dos palabras para saber que hemos estudiado en las últimas semanas de Primera de Juan. Uno es saber por experiencia y el otro es saber porque algo está escrito, comprometido, como un contrato. En primero de Juan 5, 13, él dice, estas cosas están escritas para que sepáis que tenéis vida eterna. No es para que yo conozco por experiencia que tengo vida eterna, sino yo sé, porque es la promesa de Dios, el contrato de Dios, escrito por Dios, que su sangre me limpia de todo pecado, si creo en él, tengo vida eterna. Dios lo escribió en este libro, lo escribió a base de su sangre, que yo tengo vida eterna por su promesa. El hecho es que si yo solo digo, oh, yo conozco que estoy casado, porque anoche Mi esposa y yo, ¿verdad? Fuimos un amigo, que no es nadie ni nada, pero un amigo, que dice, ¿ustedes quieren casarse? OK. ¿Usted quiere casarse con ella? Sí. ¿Yo? ¿Usted con él? Sí. Yo les declaro esposo, esposa, ya están casados. ¿Qué es esto? ¿Un amigo me declara casado? ¿Ya estoy casado? ¿Porque yo conozco por experiencia que tenía una experiencia de matrimonio? ¿Ya estoy casado? No. Yo necesito una licencia. con una autoridad que me da la licencia, y entonces yo firmo, ella firma, y entonces cuando declaramos yo me caso contigo, tu te casas conmigo, y entonces uno con la autoridad dice les declaro casados, el firma, ella firma, él firma, un testigo firma para asegurar, y entonces por escrito están casados. ¿Qué si se levanta el próximo día? Mi papá hizo eso con mi mamá, ¿verdad? Cuando él se irritó con mi mamá, él dijo, ay, yo no sé qué es este matrimonio que teníamos. Yo no creo que valía por nada, ¿verdad? Porque yo no quiero estar casado contigo, así que no creo que vale nada. Y mi mamá podría mostrarle por escrito, verdad, el contrato con el juez, con el pastor, con el testigo, con su nombre, con nombre de él, y decir, no, estamos casados por contrato escrito. Así que yo no soy salvo porque yo tenía la experiencia de decir, oh, Jesús, perdóname, lo siento mi pecado. Yo creo en Jesús. Amén. Ya me siento perdonado porque yo me declaro perdonado porque yo he tenido la experiencia de orar algo. ¿Cómo sabes tú que estás perdonado? Solo Dios te declara perdonado. Pero otro pastor me digo, ergo te absuelvo, yo te perdono, yo te absuelvo de tus pecados. Él es Dios para absolverme de mi pecado. Ellos creen que sí, yo digo que no. Esa es otra cosa que aprendí ese día con los siete sacerdotes. Yo dije, ¿cómo pueden ustedes ser mediadores? Si hay un solo Dios y un solo mediador, ¿cómo pueden ustedes, sacerdotes, ser mediadores para perdonar a alguien? Y ellos dicen, no somos mediadores. Nosotros, como Dios para los hombres, y como Dios dice, te perdono, nosotros estamos en el lugar de Dios para perdonar. Así que si yo digo, te perdono, es como Dios diciendo, te perdono, porque yo soy emisario de Dios, me dijeron los siete sacerdotes. ¿Tú eres Dios? Bueno, en este sentido dicen, No, digo, hay un solo Dios y un solo mediador. Y el hecho es que aquí ningún hombre, ni yo mismo, puedo declararme perdonado e inocente. Crimen es contra el hombre. Pecado es contra Dios. Salmo 51, contra ti y ti solo hay pecado, dice David. Solo contra Dios. Solo Dios puede perdonar. Yo no puedo pegar a Juan y pedir Salvador a perdonarme por pegar a Juan. Mi pecado, mi crimen es contra Juan. Juan tiene que perdonarme. Mi pecado es contra Dios. Dios tiene que perdonarme. No puede ir a usted para darme perdón. Tengo que ir a Dios. Solo Dios perdona. Y así dice en Marcos 2, cuando hay un hombre paralítico y uno dice, ¿Quién es este Jesús que dice, yo te perdono? Solo Dios perdona pecados. Y Jesús es Dios. Por eso Jesús perdona pecados. Así es que encuentro que Dios me dio la propiciación, su sangre, y Dios me dio la promesa, y me dio la palabra escrita en la Biblia, que la sangre me limpie de todo pecado, y si creo en el Señor Jesús, soy salvo, escrito por Dios, prometido por Dios, y así que yo sé por un contrato escrito que soy salvo, Cuando acepto a Jesús, porque la Biblia, escrita por Dios, inspirado por Dios, lo promete. Aleluya. Amén. Así que no por mi experiencia. Muchos tienen experiencia, Señor, perdóname, pero no creen lo que la Biblia dice de perdón. Que la sangre les limpia. Y cuando dice, ya no creo en mi experiencia, yo creo en lo que la Biblia dice. Que la sangre me limpia, y si creo en Jesús, con arrepentimiento, soy salvo. Aleluya. Amén. Y ese es un regalo de amor. Primero de Juan 4, 10, en esto consiste amor. No es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación, otra vez, por nuestros pecados. Y así que Dios me da por su promesa, por su palabra, y ahora por su amor. esa propiciación. Y como Dios es amor, yo sé que tengo perdón. Yo sé que tengo limpieza. Yo sé que no tengo condenación ni culpabilidad. Yo sé que estoy reconciliado con Dios. No tengo que sentirme alejado de Dios. Puedo hablar con mi padre. Puedo saber que mi padre me oye a mí. Puedo alabar a mi Padre y saber que el Padre recibe mi alabanza. Puedo pedirte mi ayuda y mi ayuda. ¿Por qué? Porque los que estaban alejados, dice Efeisios 2, ya están acercados por la sangre de Cristo que Dios derramó por su amor. Y así, por su amor, por su promesa, yo sé que tengo vida eterna. Tú tienes esas promesas. La próxima vez veremos cuatro cosas más. En primera de Juan, que son grandes promesas de lo que Dios hace para tratar con el pecado, como Dios nos da victoria sobre el pecado. De pie, por favor. Nuestro padre celestial, gracias por la palabra de Dios y estas tres verdades que hemos visto, que tú nos limpias, nos perdonas y nos propicias. Puedes propiciarnos, Señor, por causa de tu sangre, de tu promesa, de tu amor tan grande. Señor, si hay alguno aquí que todavía no se cree tan pecador, que necesita todo esto, ayúdale, Señor, a reconocer que él es mentiroso si cree que no es tan pecador. Ya sé Dios mentiroso. Todos somos muy pecadores, hemos sido muy pecadores, pero gracias a Dios que la sangre de Cristo limpia de todo pecado, y eso no solo, Señor, para nosotros que hemos creído hasta ahora, sino para todo el mundo. Y cualquier que quiere creer puede tener esto aplicado a su vida para estar reconciliado, limpiado y perdonado de toda condenación. Gracias, Señor, por ese amor tan grande que tienes. Ayude que cada uno aquí esté seguro que ha creído en lo que tú has escrito, que ha creído que la sangre le limpia de todo pecado y que de verdad se ha arrepentido para creer en Jesús, invocar al Señor para ser salvo, con fe, que Jesús le haya salvado. En el nombre de Jesús. Amén. Terminemos cantando, pon tus ojos en Cristo, tan lleno de gracia y amor. A lo mejor tú no has aceptado a Jesús. Dios te ofrece todo este perdón, toda esta reconciliación, toda esta limpieza. Pero tienes que confesar que lo necesitas. Y decir, Señor Jesús, yo vengo para recibir a Jesús ahora mismo, para ser mi Salvador. A lo mejor usted es un cristiano, pero andando por allí, me siento tan sucio por lo que he hecho, me siento tan culpable por lo que he hecho, me siento alejado de Dios. Pero ya dices, mira, yo sé que Jesús ha remediado todo eso. Yo no tengo que sentirme sucio, culpable, alejado. Yo como cristiano puedo disfrutar en alabanza que el Señor me ha limpiado, me ha perdonado y me ha reconciliado. Si tú, como cristiano, no te sientes con este gozo y gusto, aunque eres cristiano, ya te das cuenta que debes disfrutar de ese gozo. Y quieres oración para mantener tu mente en Cristo, en sus promesas, para disfrutar de la vida gozosa que trae el perdón del Señor. Venga adelante, cristiano, para decir, ora por mí, que yo me agarre de esas promesas para no sentirme
Venciendo el pecado
Series 1-3 Juan
Iglesia Bíblica Bautista Antioquia
Sermon ID | 84242059137911 |
Duration | 49:00 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 John 1:7-2:2 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.