00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Ya sabemos que este libro es una serie de problemas y soluciones espirituales. Lo hemos visto a partir de Eclesiastes 12, lo voy a volver a leer, nada más para recordarlo. 12.11 dice que las palabras de los sabios son como aguijones y como clavos fijados son las palabras que forman parte de una colección y que son expuestas por un pastor. Este libro es una colección de aguijones y clavos, problemas y soluciones. Los aguijones son problemas inherentes, inseparables de la vida en este mundo. Son verdades problemáticas que nos molestan, que nos pican como un aguijón y nos obligan hacer las preguntas importantes de la vida. Los clavos son las respuestas, las soluciones a los problemas que presenta el libro. Hoy vamos a ver uno de los clavos. La semana pasada vimos uno de los aguijones, aunque después también vimos el clavo, ¿no?, la respuesta. Pero hoy vamos a concentrarnos de lleno en un clavo. Así que vamos a leerlo y después vamos a orar. Vamos a Eclesiastes capítulo 11, por favor. Eclesiastes 11.1 dice, Echa tu pan sobre las aguas, porque después de muchos días lo volverás a encontrar. Vamos a orar. Padre, te damos gracias por tu palabra, porque es tan rica, Señor, y porque nos das instrucciones tan claras sobre lo que debemos hacer en esta vida. ¿Cómo debemos invertir nuestra vida, nuestros recursos, nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestros talentos, todo lo que nos has dado? Te pedimos, Señor, que nos des un oído atento, un corazón deseoso de aprender más de esto, para que podamos ser más útiles en tu reino, para que no desperdiciemos la oportunidad, las muchas oportunidades que nos das. Danos gracia a ti y rogamos en esta hora, señor, para que tu palabra sea clara, que sea poderosa en cada corazón, cada alma. Tanto para creyentes, señor, que ya debemos estar ocupados en esto, como para los que no te conocen, señor. Te pedimos que muestres a cualquiera que no te conoce aquí el día de hoy el desperdicio que es su vida. las oportunidades que están pasando frente a sus ojos sin que él las tome porque no conoce a Cristo. Te pedimos tu ayuda, nos ponemos en tus manos, en el nombre de Cristo Jesús. Amén. Este pasaje lo encontramos en el penúltimo capítulo del libro. Está básicamente en la recta final. Es una de las soluciones, uno de los clavos que forman parte de la conclusión del libro. Los versículos del 1 al 6 son un conjunto de instrucciones y advertencias. Vamos a leerlos de una vez. Eclesiastes 11, versículo 1 al 6. Echa tu pan sobre las aguas. porque después de muchos días lo volverás a encontrar. Reparte a siete y también a ocho, porque no sabes qué mal vendrá sobre la tierra. Si las nubes se recargan de agua, derramarán lluvias sobre la tierra. Y si el árbol cae hacia el sur o hacia el norte, en el lugar donde caiga, allí quedará. El que observa el viento no sembrará, y el que se queda mirando las nubes no cegará. Como tú no sabes cuál es el camino del viento o cómo crecen los huesos en el viento de la mujer encinta, así ignoras la palabra de Dios, el cual hace todas las cosas. En la mañana siembra tu semilla y por la tarde no dejes reposar tu mano porque tú no sabes cuál será mejor, si esto o lo otro, o si ambas cosas. son igualmente buenas. Estos versículos son un conjunto de instrucciones y advertencias, de hecho son mandamientos, tienen lo que llamamos el tono imperativo. No son sólo consejos, no son sólo buenas ideas, son mandamientos de parte de Dios. De hecho, no encontramos muchos mandamientos directos en el libro de Eclesiastes. Sí hay algunos otros, además de estos, pero no son muchos. Por lo tanto, debemos poner mucha atención a los que encontramos aquí. Estos versículos nos llaman a la generosidad, a la liberalidad, nos llaman a invertir en cosas eternas. nos dan acciones concretas que debemos de tomar si queremos obtener provecho eterno. Entonces, ¿qué acciones son? Aquí nos está llamando Salomón el predicador en Ecclesiastes 11. Encontramos tres llamados, tres instrucciones claras aquí. En primer lugar, echa tu pan sobre las aguas. Segundo, reparte a siete, y también a ocho. Tercero, en la mañana siembra tu semilla, y por la tarde no dejes reposar tu mano. ¿De qué está hablando el predicador? Si yo fuera a traducir estas órdenes, o a refrasearlas un poco, diría que nos dicen que debemos ser arriesgados, generosos, diligentes o fieles, disciplinados en el uso de nuestros recursos en esta vida. Esa es la respuesta inicial, de eso está hablando. Ahora, es obvio que parte del foco aquí está en nuestro dinero, en nuestros recursos monetarios, pero no es sólo dinero. varios autores, varios estudiosos centran su estudio de este pasaje y lo enfocan sólo en el dinero sólo en ser generosos con nuestros recursos económicos ser generosos con nuestros bienes y ayudar a los necesitados económicamente sin duda el texto abarca eso y vamos a verlo pero creo que también abarca mucho más Este es un pasaje dirigido a creyentes que entienden la vida, no sólo bajo el sol, sino sobre el sol, como decíamos la semana pasada. Entienden la vida después del sol y está dirigida a personas que ya tienen vida eterna y que no deben ver esta vida terrenal como su fin, como todo lo que hay, sino como la antesala. la antesala de la vida eterna. Está dirigida a personas que conocen a Cristo y que ahora tienen una oportunidad única, finita, en esta vida, para usar sus recursos de todo tipo, monetarios, recursos de tiempo, energía, talentos, bienes, todo, invirtiéndolos en tareas y oportunidades que traerán retornos eternos. Ahora, como creyente, es muy importante este tema. Es muy importante entender cómo priorizar, incluso arriesgarnos en el uso de nuestros recursos para emprender tareas eternas. Vimos al final del sermón hace una semana que el creyente puede mandar tesoros a la eternidad. El creyente no se quedará sin provecho en esta vida, no dejará todo atrás, no perderá todo. El creyente sí puede mandar la mudanza por adelantado, ¿se acuerda? ¿Cómo? ¿Cómo, hermano? De eso se trata nuestro texto de hoy. Eso vamos a contestar hoy. Regresando al versículo 1, tenemos la primera ilustración, el primer mandamiento, la primera ilustración. Echa tu pan sobre las aguas, porque después de muchos días lo volverás a encontrar. A primera vista esto nos parece algo muy raro. Nos parece un desperdicio. ¿Cómo que echa tu pan sobre las aguas? Nos imaginamos, ¿no?, ahí echando unos bolillos, echando unas teleras al agua, a la orilla de un lago, a la orilla del mar. Y pensamos, bueno, si hago eso, no va a durar mucho, ¿no? Este, se va a hundir, rápido se va a hundir, se va a llenar de agua, no le va a hacer bien a nadie. Y si me lo vuelvo a encontrar después de unos días, ya no me va a interesar mucho. O sea, no creo que vaya a servir para comérmelo ni nada, ¿no? Va a estar echado a perder, a perder por completo. Pero hay que entender la ilustración, es una ilustración que proviene de la agricultura, lo que tenemos traducido aquí como pan, es una palabra que realmente se refiere a semilla, la semilla que da el pan, la semilla que da maíz o trigo con el que hacemos el pan. Si aplicamos este texto a la vida, el texto nos está diciendo muy de manera inicial, no tengas miedo, no tengas miedo de invertir tu vida, tu tiempo, tu dinero, tus talentos al servicio de Dios. No dudes en hacerlo, no titubees en hacerlo. En tu servicio al Señor, No debes estar pensando, híjole, ¿qué tal que es una pérdida de tiempo? ¿Qué tal que no logro nada? Va a ser como aventar pan sobre el agua. No veo el caso. La ilustración es si arriesgar algo valioso. Un recurso valioso, el sustento de cada día, echar tus recursos económicos, tu tiempo, tu esfuerzo, sobre las aguas. El predicador sí lo pone o lo describe en términos de algo arriesgado. Algunos comentaristas toman como pasaje paralelo un texto en Isaías capítulo 32, Isaías 32.20 que dice dichosos vosotros los que sembráis junto a todas las aguas los que metéis en los campos los cascos del buey y del asno ponen a trabajar al buey y al asno sembrando junto a las aguas muchas veces los lugares más fértiles para sembrar eran ¿dónde? junto a las aguas, junto a los ríos. También, en el lecho de un río seco, había tierra súper fértil, muy buena tierra, pero era muy arriesgado sembrar en esos lugares, porque si llegaba alguna lluvia fuerte, se volvía a llenar el río seco y perdías todo. Era una apuesta, era un riesgo. También era peligroso sembrar junto a un río que está corriendo. Es lo mismo, si llega mucha lluvia en cualquier punto, puede llenarse de más y puede desbordar y llevarse todo lo que habías plantado ahí en las orillas. Obviamente cuando invertimos nuestros recursos, nuestra vida, pueden haber muchos riesgos. Siempre hay riesgos involucrados. Muchas veces cuando invertimos en cosas eternas nos puede parecer como echar pan a las aguas. Como algo que no parece que está trayendo mucho retorno, como algo que no parece ser mi mejor opción. Así nos parece a nosotros. Algo arriesgado. Parece que no vamos a obtener nada. como arrojar bolillos a las almas, a ver a quién le llegan, no, pues seguramente a nadie, ¿no? Parece un desperdicio. Pero esa es nuestra naturaleza y eso es lo que tenemos que cambiar con la ayuda de Dios. Fácilmente surgen muchos peros, muchas buenas razones para no arriesgarnos. Pero, si nos arriesgamos, Dios se encargará de que seamos recompensados. El riesgo, la inversión que requiere esparcir la semilla, es necesario para que pueda venir la cosecha. El siguiente versículo, el siguiente mandamiento nos dice, reparte a siete y también a ocho. Sé generoso. No te limites en tu servicio al Señor. No te contentes con encontrar una cosita en la que le sirves y ya. Con eso tienes. Busca más oportunidades. Ten tu radar activo, ¿no? Oye, hermano, es que pues yo ya estoy haciendo algo. ¿Qué tal que me excedo sirviendo a Dios? ¿Qué tal que me echo demasiado encima y ya no puedo? Hay un límite, todos tenemos un límite, ¿no? Somos seres finitos, tenemos un límite, pero Dios conoce el límite. No te va a mandar más de lo que puedes hacer. Si tú estás rechazando, si Dios te está mostrando oportunidades para servir y tú las estás descartando y las estás rechazando, te estás equivocando. El texto dice, ayuda a todos los que puedas. Ayuda en todas las oportunidades que puedas. Ayuda dando el evangelio. Ayuda a otros que proclaman el evangelio. Ayuda económicamente a los necesitados. aporta económicamente a la proclamación del Evangelio, al esparcimiento, a la siembra de semillas. Dice reparte a siete y también a ocho. Si siete te parece mucho, a ocho también. Es mejor, ¿qué es lo que nos está diciendo el texto? Siempre es mejor errar del lado de la generosidad, del lado de la liberalidad, que ser tacaños, que limitar nuestra entrega. No seamos prontos a decir, ya no puedo más, yo ya estoy topado, yo ya estoy dando el máximo. Eso es lo que el Señor nos está diciendo aquí. Una de las aplicaciones de todo esto son las oportunidades que tenemos de ayudar a los necesitados, ayudar económicamente a los que lo necesitan. Vean, esto es algo muy interesante y muy claro en la palabra de Dios. Dios no establece que la responsabilidad de ayudar al pobre sea del gobierno. Escuchen eso. Dios no establece que la responsabilidad de ayudar al pobre sea del gobierno, como muchos afirman hoy día. Todo lo contrario, lo pone en las manos del individuo. Vamos a leer en Deuteronomio capítulo 15 Deuteronomio capítulo 15 15.7 Dice Cuando uno de tus hermanos esté necesitado en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurezcas tu corazón ni le cierres tu mano a tu hermano necesitado. Le abrirás tu mano con liberalidad y sin falta le prestarás lo que necesite. Guárdate de que no haya en tu corazón pensamiento perverso. Para decir, está cerca el año séptimo, el año de la remisión. ¿Qué era el año de la remisión? En el Antiguo Testamento, bajo el Antiguo Testamento, si alguien tomaba prestado y no podía pagar, se convertía en el siervo del que le prestó para pagar su deuda. Pero el año séptimo se perdonaban esas deudas. Salía libre, aunque tú hubieras caído en el servicio de alguien por deudas, tenías que salir libre. Entonces está advirtiendo el texto, si es el año sexto y dices, no, es que si le presto, pues luego, luego el año séptimo va a llegar y va, ya no me va a tener que pagar. Dios está condenando esa actitud. Dice, no mires malevolamente a tu hermano necesitado para no darle nada, porque él clamará contra ti a Jehová y será hallado en ti pecado. Versículo 10, sin falta le darás, no tenga dolor tu corazón por hacerlo, porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todas tus obras y en todo lo que emprenda tu mano. Porque no faltarán necesitados en medio de la tierra, es decir, los pobres, Cristo también dijo, ¿no? Los pobres siempre los tendréis, pero a mí no. Nunca van a faltar los pobres. los necesitados por la maldición del pecado sobre este mundo. Yo te mando diciendo, abrirás tu mano ampliamente a tu hermano al que es pobre y al que es necesitado en tu tierra. Para Dios, la responsabilidad de ayudar al necesitado recae con el individuo, no con el gobierno. Hacerlo es parte de lo que somos mandados a hacer. al echar nuestro pan sobre las aguas. Ahora, hay lineamientos para eso en la palabra, ese no es nuestro tema, entonces no voy a dedicarle tiempo. Hemos visto en mensajes del hermano Tomás que cuando ayudamos al necesitado económicamente, hemos de hacerlo de manera inteligente. Es decir, no debemos de ser facilitadores de negligencia, ni facilitadores de irresponsabilidad. debemos ayudar a quienes realmente caen en necesidad de manera sorpresiva o realmente pierden su forma de sustento, no al que muestra un patrón de irresponsabilidad en su vida y al que no quiere trabajar, ¿no? Entonces le estamos ayudando nada más a seguir en pecado. La ayuda económica del individuo creyente es mucho mejor que la del gobierno. ¿Por qué? Porque es acompañada con el Evangelio, la única solución real a los problemas del alma, y es mucho más eficiente, porque sabe identificar a los abusadores y a los que realmente están necesitados. Pero, retomando nuestro texto, La Biblia nos dice que hemos de aprovechar todas las oportunidades. Ese es el énfasis pasando al versículo 6. Estamos todavía en Eclesiastes 11. Versículo 6. En la mañana siembra tu semilla y por la tarde no dejes reposar tu mano. Nunca es demasiado temprano. Nunca te vas a levantar demasiado temprano, nunca vas a estar demasiado pronto en la fila para servir a Dios. En la mañana no es muy temprano, en la tarde no es muy tarde. Dios nos da oportunidades en todo tiempo. Nos llegan de manera sorpresiva en tiempos y lugares inesperados. El mandamiento es no dejes reposar tu mano. Cumplir con eso requiere que seamos disciplinados, requiere que seamos diligentes, requiere que no seamos flojos, da a entender que en todo tiempo hay algo que podemos hacer para el reino de Dios. Hay que sembrar en la mañana. Hay que sembrar en la tarde. Siempre es momento para servir a Dios. Siempre es momento para compartir y sembrar el Evangelio. Tenemos que andar con el radar prendido. Buscar las puertas abiertas que Dios nos deja en el camino. Estamos en el así llamado buen fin, ¿no? Bueno, en las promociones eternas, el buen fin es todo el año. todos los días, a toda hora. Millones tienen su radar prendido ahorita para encontrar las mejores oportunidades, ¿no? Las mejores promociones. Ahí estaban en unas tiendas y bien con ojos de águila. Esto dice 10 pesos, no 10 mil y tantos pesos. Que me lo den en 10 pesos. Y ahí estaban hasta que se los dieron en 10 pesos, ¿no? Ahí sí estaban con ojo de águila. bien puestos y llamaron a la profeco y no se lo perdieron. ¿Cuántos creyentes, cuántos de nosotros tenemos nuestro radar prendido buscando las mejores oportunidades de servir a Dios? A Dios le importa cómo usamos los recursos y las oportunidades que nos da. Nosotros no somos más que mayordomos temporales de todo lo que nos da. ¿Cómo usamos nuestro dinero? ¿Cómo usamos nuestro tiempo? ¿Cómo usamos nuestros talentos? Es un muy buen indicador, un muy buen termómetro de nuestro estado espiritual. Fíjense en eso. No, hermano, yo soy un creyente, yo tengo 10 años de conocer al Señor, sí, ahí estoy todos los domingos, ¿Cómo estás sirviendo a Dios? ¿Qué estás haciendo para el servicio de Dios? ¿En qué forma específica estás sirviendo a Dios? No, pues yo nunca falto los domingos. Ahí tienes tu termómetro. ¿Hasta ahí llega? ¿De eso se trata? ¿Es simplemente no faltar? La verdadera religión es muy práctica, la religión de Cristo Jesús es muy práctica. No es sólo práctica, hay algunos que creen que sí, que es sólo práctica, sólo obras, no. Pero sí alcanza, sí permea, debe permear todo lo que hacemos, es práctica. La verdad de Dios, su gracia, debe transformar nuestras acciones, debe transformar la forma en la que vivimos y en qué invertimos nuestras vidas y nuestros recursos. Si eres creyente, debes tomarte este pasaje de eclesiastez muy personal. Es un mensaje para ti. Debes usarlo para examinarte. Debes usarlo para probar. si estás invirtiendo tu vida, tus recursos sabiamente. Avanzando. La Palabra nos da razones, nos da explicaciones de por qué debemos hacer esto, por qué debemos obedecer estos mandamientos que ya vimos. La Biblia casi siempre es así. No sólo nos dice qué hacer, nos dice por qué debemos hacer, por qué nos conviene. Regresando al versículo 1 encontramos la primera razón. Hermano, echar mi pan sobre las aguas, eso me parece un desper... Después de muchos días lo volverás a encontrar. Echa tu pan sobre las aguas porque después de muchos días lo volverás a encontrar. Dios te promete un retorno, una recompensa a tu esfuerzo. Dios promete honrar a los que son generosos. Promete recompensar a los que comparten lo que Dios les ha dado con los demás. Desde el pan de cada día hasta tus energías y tu tiempo que Dios te ha dado aquí. Él se va a encargar de que llegue de vuelta ese pan. Él es el garante. Oye, hermano, pero yo pensé que debíamos hacer estas cosas sin esperar nada a cambio, sin esperar ninguna recompensa. Eso es verdad. En cuanto a las personas a quienes ayudamos, no esperes ninguna recompensa de ellos. Pero sí tienes razón para esperar que Dios honre y recompense lo que haces. Él lo va a ver. Hemos de dar libremente, generosamente a otros, sin ninguna expectativa de que nos paguen nuestro pan, nuestro tiempo, nuestra ayuda, lo que sea. Pero una y otra vez nos asegura la palabra. que sí hemos de esperar una recompensa que viene de Dios. Vamos a leer algunos textos que nos recuerden de esto. Vamos a Salmos y vamos a Proverbios. Salmo 41. Salmo 41. Salmo 41, 1. Bienaventurado el que se preocupa. La versión 60 dice, el que piensa en el pobre. En el día malo lo librará Jehová. Jehová lo guardará y le dará vida. Para que sea feliz en la tierra, no lo entregará la voluntad de sus enemigos. Salomón nos dice en Proverbios, capítulo 3 Proverbios 3, 9 Nos dice Honra a Jehová con tus riquezas Con las primicias de todos tus frutos Así tus graneros estarán llenos con abundancia Y tus lagares rebosarán de vino nuevo Dios te va a recompensar a su manera Dios te podría pedir todo, sin ninguna recompensa, pero Él es bondadoso. Vamos a Proverbios 11.24. Vean esta regla divina. 11.24. Hay quienes reparten y les es añadido más. Y hay quienes retienen indebidamente sólo para acabar en escasez. Esto parece una contradicción. Pero Dios se encarga de que esto funcione así. Él va a proveer para el que reparte. No te vas a quedar en la calle por ser generoso. Eso no pasa. No existe. El alma generosa será prosperada. Y el que sacia, la traducción al inglés me gusta mucho, dice, el que riega a otros también será regado. El que riega a otros también será regado. Por último, Proverbios 19, 17. El que da al pobre, presta a Jehová, y Él le dará su recompensa. O sea, vean esto. El que da al pobre, le presta a Dios. Eso es increíble. Dios dice que si tú repartes, si eres generoso con lo que Dios te dio, le estás prestando a Él. Y Él te lo pagará. O sea, los que cuando estás en el semáforo y le das una moneda a una señora y Dios se lo pague, pues la verdad es que no está muy... o sea, está bastante acertado eso. No sé si los que... el otro día me puse a pensar, pues será que los que dicen eso están pensados en este versículo o nada más lo dicen así al aire, ¿no? Pero Dios dice que así es. Ahora, estos versículos se aplican a nuestros recursos económicos, a nuestros bienes, pero en nuestro pasaje de Eclesiastes está incluido también tu tiempo, tus talentos, toda forma de servicio. Incluye al pobre espiritual, el que está en bancarrote espiritual y necesita que le dediques tiempo, esfuerzo, paciencia para compartirle el evangelio, para invitarlo a la iglesia, para traerlo. Necesita que le hables una y otra vez. Necesita que exista una iglesia funcional donde le reciban, donde se le predique la verdad. Necesita que haya todo un equipo de personas que hagan que funcione esa iglesia todos los domingos. Necesita que hayan creyentes fieles que destinaron de sus recursos una y otra vez durante años para financiar la compra o la construcción de la iglesia y todo lo que hay en ella. Hay que ver todo lo que está incluido aquí. Leímos el domingo pasado, cualquiera que dé un vaso de agua en mi nombre Porque sois de Cristo. De cierto os digo que jamás perderá su recompensa. Para Dios todo está incluido. Todo. Servir a Dios requiere que dediques tu tiempo. Puede requerir que te prives de algo que querías. Que te niegues algo a lo que tenías derecho. Que cedas tu lugar. Puede requerir que estés un poco incómodo. con tal de que otros estén cómodos. Puede requerir que te pierdas de algo que pudieras haber disfrutado, pero te lo perdiste para servir. Si haces estas cosas para el Señor, jamás perderás tu recompensa. Pero servir a Dios requiere sacrificio. Incluso Dios nos dice, busca darle a quien no te pueda recompensar. Y así tendrás recompensa de mí. Vamos a Lucas catorce. Lucas catorce. Busca al que no te puede recompensar. Al que no tiene cómo. Lucas catorce, doce. Dijo también al que le había invitado. O sea, habían invitado a Cristo a comer y Él le dijo, cuando hagas comida o cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos, no sea que ellos te vuelvan a invitar a ti y te sea hecha recompensa. Compensación. Pero cuando hagas banquete, llama a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos, y serás bienaventurado, porque ellos no te pueden retribuir, pero te será recompensado en la resurrección de los justos. No busques dar a quien te va a devolver el favor. Así opera el mundo. Estás en un trabajo, así viven en el trabajo. Ay, trata bien al jefe, llévale ahí algo, este, préstale lo que te pida, este, cualquier favor, lo que sea, hazlo. ¿Por qué? Para que después haya ahí algo, ¿no? Este, si te pide un favor el jefe de tu jefe, no, hombre. Este, no tienes dinero, vende algo, no sé, haz lo que tengas que hacer. Es una buena inversión. No inviertas en los que te van a pagar, invierte en los que no te van a pagar, porque no pueden. Si le predicas el evangelio a alguien, si le regalas tu tiempo, si ayudas a alguien económicamente, no lo veas como una pérdida. No lo lamentes porque ellos nunca te lo van a regresar. como algo que tuviste que dar a fuerzas. ¿Cómo hay que verlo? Serás bienaventurado porque ellos no te pueden retribuir, pero te será recompensado en la resurrección de los justos. Dios, lo que Dios quiere para ti, tú eres un creyente, lo que Dios quiere para ti es que tengas tesoros en el cielo, que inviertas en el banco del cielo. Así que, ya vimos la primera razón por la que debemos echar nuestro pan sobre las aguas después de muchos días lo encontrarás ahora vamos a otra razón reparte a siete y también a ocho porque no sabes qué mal vendrá sobre la tierra este es otro versículo que nos puede parecer contradictorio algunos leen esto y piensan Como no sé qué mal vendrá sobre la tierra, mejor no doy nada, mejor lo guardo todo. Mejor todo lo guardo para mí, lo invierto en mi bienestar, en mi seguridad futura. Pero lo que nos pide la palabra es todo lo contrario. Vean el sentido en el que lo dice Eclesiastes. Como no sabes qué mal vendrá sobre la tierra, invierte en lo eterno ahora. Si tienes que invertir hoy, invierte hoy. Aprovecha hoy. La oportunidad que tienes hoy podría desaparecer mañana. No sabes qué mal vendrá sobre la tierra. Mañana, en un mes, pudieras ya no tener ese dinero. Podría cambiar tu situación laboral. y ya no tienes tiempo para servir. En unos días podrías estar muerto. No, hermano, sí, yo el próximo mes te estoy planeando listo para servir al Señor. Podrías estar muerto mañana. Y ya habrá terminado toda tu oportunidad de invertir en lo eterno. Entonces, antes de continuar con la lista de advertencias, quiero volver a aterrizar todo esto a nuestra presente situación, nuestra presente oportunidad como iglesia. Ya lo mencioné al principio, si no se han dado cuenta una de las razones por qué nos saltamos aquí, tú y yo tenemos una oportunidad única ahora con la construcción de la iglesia en Sándalo. Todavía hay mucho por hacer, mucho por remodelar, mucho equipo por comprar. La oportunidad que tenemos de participar en esa obra es una oportunidad única, es una oportunidad que se está acabando. Podría ser la única oportunidad que tienes en tu vida de participar en algo así. Podría nunca repetirse Ahorita estamos a punto de que lleguen los aguinaldos, los bonos, para muchos, y yo sé que no es así para todos, pero para muchos es una temporada de prosperidad económica, y lo digo, espero que no se tenga que decir, pero lo digo, los que están aquí nos conocen, nunca se recoge una ofrenda pública, los que pastorean y enseñan aquí no reciben un peso, nada. Absolutamente nada de lo que se ofrenda. Todo se destina a la obra. Todo. Todo lo que entra aquí se invierte en la propagación del Evangelio en el reino de Dios. Hay oportunidades que llegan pocas veces en la vida. Lo que yo quisiera el día de hoy es que estén conscientes de la oportunidad que tienen ahora. Si la aprovechan, yo no se las voy a pagar. No voy a poder pagársela. Dios se los pague. Dios se va a encargar. Y esta oportunidad, por cierto, no es sólo monetaria. Hemos estado platicando, va a haber muchísimo que hacer. Muchísimas oportunidades de invertir tu tiempo, tu esfuerzo, tu energía. En poco tiempo, en unas semanas, en un par de meses, cuando estemos allá, Dios mediante, van a ser oportunidades que requerirán compromiso a largo plazo, seriedad, oportunidades que requieren compromiso, responsabilidad, domingo tras domingo, sacrificio. No se las pierdan. Yo se los digo, van a haber hermanos que van a estar ¡Yo! ¡Yo! ¿Yo qué hago? Y van a haber otros que están ahí nada más viendo pasar como todos los demás se ponen a trabajar. No se lo pierdan. De eso estamos hablando el día de hoy. No pierdas la oportunidad de invertir tu dinero. No pierdas la oportunidad de invertir tu tiempo y servicio. Porque no sabes qué mal vendrá. sobre la tierra, según eclesiastes. ¡Haz todo lo que puedas mientras puedas! Salomón nos dice en el capítulo 9, versículo 10, todo lo que te venga la mano para hacer, hazlo con empeño. Porque en el Seol, es decir, en la tumba, ¿a dónde va? No hay obra, ni trabajo, ni ciencia. mi sabiduría. Regresando, vamos a regresar al capítulo once. Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Esta oportunidad nos llegó ahora. con los recursos que tenemos ahora. No sabemos por qué llegó ahora. Dios está en control de todas esas cosas. No sabemos el potencial. No sabemos qué es lo que Dios hará con esta oportunidad que tenemos enfrente. Todo parece indicar que mucho, oramos y esperamos que muchísimo, Él ordena los tiempos, Él nos da las oportunidades cuando Él quiere. El versículo seis, once seis, en la mañana siembra tu semilla y por la tarde no dejes reposar tu mano porque tú no sabes cuál será mejor, si esto o lo otro o si ambas cosas son igualmente buenas. No dejes pasar una oportunidad pensando, ya tomé una hace poco, ya fue suficiente. No dejes reposar tu mano. No sabemos lo que Dios está haciendo, no conocemos sus tiempos. No sabemos qué oportunidades serán prosperadas. Dios muchas veces no nos revela cómo nos está usando. No nos revela cómo está usando nuestra labor, nuestros recursos, nuestro dinero. Como no lo sabemos, tenemos que hacer lo que podamos, mientras podamos, y confiar en Él. Él dirige los resultados. Nunca sabes qué oportunidad será la más prosperada, la más usada por Dios de toda tu vida, si la tomas. Lo que sí sabemos es que si no actuamos, no seremos usados y no seremos recompensados. Si no sembramos, no cosecharemos. Cristo dijo, digo esto, el que siembra escasamente, cosechará escasamente. Y el que siembra con generosidad, también con generosidad cosechará. Estos versículos, más allá de los mandamientos, estos versículos, cada uno de los seis de nuestro texto, de nuestro pasaje, nos están dando respuestas a las posibles objeciones que pudieran darse a echar nuestro pan sobre las aguas. Siempre habrá obstáculos. Siempre podremos encontrar una excusa, un por qué no. hacer lo que nos manda Eclesiastes. Si hacemos caso de las excusas, de los peros, ¿cómo nos vamos a quedar? Paralizados. En un estado de parálisis, en un estado inútil, en un estado de constante desperdicio. Es muy fácil decir, no, hermano, si yo doy, si yo ayudo con mi dinero, con mi tiempo, va a ser un desperdicio. Si echo mi pan sobre las aguas, será un desperdicio. Dios dice que no. ¿Qué más quieres? Que Dios mismo te diga que no será así. Tal vez no veas directamente los resultados de tu esfuerzo, tal vez ni siquiera vivas lo suficiente para ver todo el resultado de lo que Dios hará con tu sacrificio. Pero ten por seguro que no será en vano. Dios te lo asegura. Nunca vas a salir perdiendo con Dios. Nunca vas a salir perdiendo cuando sirves a Dios. Nunca va a ser un desperdicio si lo haces por Él. Si lo haces para Su gloria, nunca lo será. Así que, no te desanimes con una excusa como esa. Otra excusa contestada en el versículo 2. No voy a ayudar ahora. No voy a dar ahora, porque después pudiera venir una necesidad mayor. Después podría ser más necesario. No voy a ayudar ahora porque después tendré más que dar. Si salen mis negocitos y todo lo que estoy planeando, después pudiera tener más. Esperaré para dar hasta que tenga lo suficiente como para dar, sin que me sea un sacrificio. Cuando esté en ese lugar, en ese estado, ahí es cuando, cuando ya no tenga que sacrificar. La respuesta del versículo 2 es muy clara, reparte a 7. También a ocho. No dice espérate, dice reparte a siete. También a ocho. O sea, todo lo que puedas. No esperes. Ahora es el tiempo de servir. Ahora es el tiempo de dar. Los que esperan, los que se excusan, nunca van a hacer nada. ¿Cuántas oportunidades se han perdido esperando una mejor? La que ya mero llega. Nunca viene. nunca llega. Es cierto que hay que dar nuestro tiempo y nuestro dinero con inteligencia, es decir, no voy a salir mañana y vender todo y quedarme en la calle y ya no, salir de mi trabajo y dejar de generar para, o sea, no vamos a hacer eso. Pero lo que tenemos que estar seguros, lo que tenemos que examinarnos, preguntarnos y estar seguros es que no estamos sólo excusándonos porque la realidad de las cosas es que no quiero dar. No quiero dar nada. La realidad es lo quiero todo para mí. El versículo 3 dice, si las nubes se recargan de agua, derramarán lluvia sobre la tierra. Las nubes no existen para servirse a sí mismas. Las nubes no existen sólo para acumular y crecer y ser sólo para ellas. Las nubes existen para servir, es su propósito. Lo que Dios está diciendo aquí es que tú tampoco existes sólo para ti. Para ser como una nube que sólo va creciendo y acumulando y todo para ti. Las mismas nubes, la misma creación, condena el corazón egoísta. Condena el alma vara. Cristo nos dio el ejemplo. Él vino a dar. Vino a dar todo. por nosotros. ¿Cómo podemos llamarnos cristianos y vivir solo para nosotros? Leemos en 2 Corintios, 2 Corintios capítulo 8. ¿Qué hizo Cristo cuando vino a este mundo? ¿Qué hizo? Según el Corintios 8-9, ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. Cristo es nuestro ejemplo. en dar de sí mismo, en echar su pan sobre las aguas. Ya estamos en la recta final, hay que hacer el último esfuerzo. Regresando, 11.3. Eclesiastes 11.3. Si el árbol cae hacia el sur, o si hacia el norte, en el lugar donde caiga, allí quedará. Si no me equivoco, con este versículo fue convertido R.C. Sproul ¿Qué significa este versículo? ¿De qué está hablando? Está hablando de tu muerte. Está hablando de tu fin terrenal. Eclesiastes 11.3 Tú y yo somos como árboles. Muchas veces las escrituras nos comparan con árboles. Somos como árboles. Tardo o temprano vamos a morir. Tardo o temprano nuestro tiempo se acabará y va a ser como la caída de un árbol. Así de repentino. Así de final. ¿Cuándo han visto que un árbol caído se levante? No pasa. Cuando muramos, hayamos desperdiciado nuestra vida, o hayamos estado invirtiendo en lo eterno, nadie lo va a cambiar. Así se va a quedar. No habrá segundas oportunidades. Caigamos al norte o al sur, así se va a quedar. No vamos a poder cambiarlo. ¿Entonces qué, hermano? Sirve a Dios hoy Estés donde estés Ganes mucho o poco Con los dones y los talentos que tengas No te quedes todo para ti mismo Hermano, yo sí voy a servir Tengo grandes planes Llegará el momento Planeo dar, planeo servir Sólo que las condiciones no son ideales Ya casi Bueno, el reciclo 4, el que observa el viento, no sembrará. Esto es una ilustración de un granjero que está observando el viento para decidir, ¿ya planto o no planto? Así, con el dedo en el viento, ¿ya sí será favorable o no? El que observa el viento, no sembrará. El que se queda mirando las nubes no cegará. Hermano, hoy hay mucho viento. Me parece que va a llover. Yo voy a sembrar después. Ahorita está muy riesgosa la cosa. Voy a sembrar cuando esté 100% seguro de los resultados. Cuando no existe el riesgo de que el viento se lleve la semilla, cuando no existe el riesgo de desperdiciar, vas a estar esperando para siempre. Ahí te vas a quedar, esperando. Hermanos, hoy tengo la consigna de mostrarles la oportunidad que tenemos enfrente. De eso se trata este mensaje. Podría no volver a repetirse, podría ser la última vez que tenemos esta oportunidad. ¿Cuántas almas podrían escuchar el Evangelio en ese lugar? Nada más de pensar en eso, me lleno de gozo y pienso en la... Le pido a Dios que me deje ser parte. ¿Cuántas almas podrían escuchar el Evangelio en ese lugar a través de los años? ¿Cuántos podrían ser salvos? ¿Cuántos débiles? ¿Cuántos necesitados, alentados? fortalecidos. ¿Cuántos sermones predicados? ¿Qué mejor inversión puedes hacer? ¿Dónde te van a dar más? En Banamex no, se los puedo decir. No les van a dar más. En unos meses que estemos allá, ¿quién se va a comprometer? En serio. ¿Quién se va a poner a trabajar? ¿Qué mejor sacrificio que uno eterno? Dar tu tiempo, dar tu energía, lo que Dios te ha dado por lo eterno. Echa tu pan sobre las aguas, porque después de muchos días lo volverás a encontrar. Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el amor que habéis mostrado, por su nombre. Si Dios te pregunta, cuando llegues al cielo, te di esta oportunidad, ¿qué pasó? Aquí estamos, no sé, 19, 18, El 19 de noviembre del 2017 te dije acerca de esta oportunidad. ¿La tomaste? ¿Qué hiciste? No, no sé, estaba buscando una mejor oportunidad. No, no habrá una mejor. Vamos a orar. Señores, nos humillamos y te pedimos perdón por todo lo que hemos desperdiciado en nuestras vidas, todas las oportunidades que hemos dejado pasar. Sabemos que son muchas, Señor. Nos entristecemos al pensarlo. Pero, Señor, Tú también prometes restaurar los años perdidos. Te rogamos que nos hagas siervos útiles que nos des un corazón generoso, que nos ayudes a aprovechar la oportunidad que tenemos enfrente. Te rogamos que nos uses, te rogamos que nos des parte en lo que tú vas a hacer en esta ciudad, con esta iglesia. Te lo rogamos en el nombre de Cristo Jesús. Amén.
03 Eclesiastes Echa tu pan sobre las aguas
Series Eclesiastés
Tenemos una oportunidad única y finta en esta vida, para usar nuestros recursos de todo tipo: monetarios, tiempo, energía, talentos, bienes… Invirtiéndolos en tareas y oportunidades que traerán retornos eternos…
Sermon ID | 8319447484141 |
Duration | 1:00:20 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Ecclesiastes 11:1-6; Proverbs 3:9-10 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.