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Nos toca ver la octava bienaventuranza. Por fin llegamos a la conclusión. Así que los invito a Mateo capítulo 5, por favor. Vamos a leer ahí a partir del versículo 10. Dice, bienaventurados los que son perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. bienaventurados sois cuando os vituperan y os persiguen y dicen toda clase de mal contra vosotros por mi causa, mintiendo. Gozaos y alegraos porque vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Vamos a pedir la ayuda de Dios antes de continuar. Padre, te queremos dar nuevamente las gracias por porque nos has dado vida el día de hoy, aliento, fuerza, energía, salud para venir a este lugar y Señor, estamos ansiosos de que nos alimentes, que nos muestres más de ti a través de tu palabra, que nos fortalezcas. Señor, estamos deseosos de que salves a personas que están aquí, pero que realmente no te conocen. Te rogamos que si es tu voluntad en esta hora, hagas esto. Tú sabes por qué Señor, has dado tu palabra, ¿Por qué la la mandas a nosotros el día de hoy? Señor, te pedimos que venga con poder que lleve a cabo todos los propósitos que tú has designado en tu providencia. Sobre este tema de la persecución, señor, sabemos que somos débiles muchas veces frente a la persecución, no sabemos mucho sobre la verdadera persecución tampoco, señor, porque en tu pocas veces se da la vida por el nombre de Cristo como como ha sido más frecuente en tiempos pasados. Sabemos que hay países donde sí hay personas creyentes dando su vida por ti aún en nuestros tiempos. Te rogamos, señor, que nos enseñes acerca de la persecución, como tú la usas, danos corazones atentos, mentes atentas, concentradas, señor, quita las distracciones del mundo, te rogamos, ayúdame a mí, Líbranos de cualquier error que rogamos en el nombre de Cristo Jesús. Amén. Al comienzo de esta serie, recuerdan que notamos cómo las bienaventuranzas son grandes paradojas para el hombre. Son lo opuesto de lo que el mundo piensa, lo que el mundo espera. Escuchamos, felices son los pobres en espíritu, felices son los que lloran, felices son los mansos, Y es un poco chocante para nosotros. ¿Cómo puede alguien estar feliz y ser pobre y llorar y ser manso? El mundo no entiende cómo puede ser esto. Y ahora llegamos a esta última bienaventuranza, que es tal vez la más paradójica de todas, la más paradójica de todas para el mundo. Bienaventurados los que son perseguidos, dice la palabra de Dios. Ahora, recuerden también que ya hemos pasado por toda una secuencia con las Bienaventuranzas. Hemos visto que están relacionadas entre sí. Mi esposa me ayudó, mi letra no ha mejorado, me ayudó Paulina aquí a escribir en el pizarrón. Recuerdan esta pirámide que pusimos, donde vemos la secuencia de las Bienaventuranzas, que están divididas en cuatro grupos. Recuerden que las primeras tres, los pobres, los que lloran, los mansos, tratan con nuestra necesidad. Luego, en la Bienaventuranza 4, los que tienen hambre y sed de justicia, es satisfecha nuestra necesidad. Y luego en el tercer grupo, del 5 al 7, vemos el resultado de que nuestra necesidad ha sido satisfecha en Cristo. Y finalmente, en el valle, ahí en el número 8, llegamos a la respuesta del mundo. Es ahí donde estamos ubicados el día de hoy. La respuesta del mundo. Ahora, en esta pirámide, en las Bienaventuranzas 1 al 7, hemos estado viendo características o cualidades de los verdaderos creyentes. Estas primeras 7 Bienaventuranzas, también la octava, pero especialmente las 7, las primeras 7, son como un espejo en el cual podemos vernos, en el cual se reflejan los verdaderos creyentes. Este espejo nos muestra si somos verdaderamente hijos de Dios, si conocemos a Cristo, si somos personas realmente bienaventuradas. Pero ahora llegamos a la última bienaventuranza. Bienaventurados son los perseguidos por causa de la justicia, por causa de Cristo. Y aquí las cosas cambian un poco. En esta octava bienaventuranza, ya no estamos viendo tanto características del creyente, sino algo que caracteriza al creyente. Hermano, dijiste lo mismo. No, no es lo mismo. Hemos estado viendo características del creyente, del 1 al 7. Ahora vamos a ver algo que caracteriza al creyente. Algo que le pasa. Algo que le acontece. ¿Cuál es la diferencia? entre la primera siete y la octava. Bueno, hay un grupo de personas en este mundo que son pobres en espíritu, que lloran por su pecado, que se vuelven mansos ante Dios y los hombres, que tienen hambre y sed de justicia, que son misericordiosos con otros porque Cristo lo fue con ellos, puros de corazón, pacificadores, llevando a otros a encontrar paz en Cristo, Y a esas personas, a ese grupo de personas que son así, les va a pasar algo. Van a ser perseguidos por el mundo. Esta bienaventuranza revela la reacción que tiene el mundo hacia aquellos que tienen un carácter cristiano, un carácter bienaventurado. Describe la reacción del mundo hacia los creyentes como individuos y también la reacción del mundo hacia la iglesia verdadera. hacia las iglesias verdaderas. El mundo persigue a los verdaderos creyentes y también persigue a las verdaderas iglesias. En la historia de la iglesia siempre vemos una medida de persecución en cada generación. Ahora, nunca vemos que la iglesia verdadera persigue a otros. La iglesia de Dios nunca ha perseguido a nadie. Siempre vemos que es perseguida por otros. Perseguir a otros es algo que caracteriza a las iglesias y las religiones falsas. Ellos persiguen. La iglesia verdadera es perseguida. La iglesia falsa tiende a perseguir. Tenemos allá atrás en la mesa de los libros, un librito rojo, bueno, algunos tienen portada roja, otros tienen una portada rosita, que se llama El rastro de la sangre, de B.H. Carroll. Lo que narra el libro es la historia de persecución que ha sufrido la verdadera iglesia y los verdaderos hijos de Dios a través de los siglos. Esa es una forma en la que se traza la historia, la línea verdadera que llega hasta los apóstoles. ¿Cómo vemos que Dios ha preservado a la verdadera iglesia a través de los siglos? Siempre ha sido perseguida. Hay un rastro de sangre que va atrás de ella. Ahora, hoy día estamos viviendo en un tiempo excepcional. La persecución que sufrimos es relativamente ligera comparada con la que ha sufrido la iglesia durante la gran mayoría de la historia, como podrán ver si leen ese libro. Pero la persecución No es algo nuevo, como acabamos de decir. Ha pasado siempre. Siempre han sido perseguidos los hijos de Dios. Dios dejó claro desde el comienzo de la raza humana que así sería. En Génesis 3.15, Dios dijo al primer hombre y a la primera mujer, en lo que es llamado el primer evangelio, O el protovangelio en Génesis 3.15 dice, pondré enemistad entre ti, o sea el diablo, y la mujer. Y entre tu descendencia y su descendencia. ¿Cuál es la descendencia de la mujer? Cristo. ¿Este te herirá la cabeza? Cristo herirá la cabeza del diablo y tú le herirás en el talón. Esta es la primera promesa de que vendría un Mesías. O sea, el Evangelio está en toda la Biblia. Es algo muy importante que debemos entender. Desde el comienzo de la Biblia, la venida de Cristo fue prometida. Es la primera promesa de que vendría un Mesías, de que habría un camino de salvación, y vemos que aquí, desde el comienzo, Dios aseguró que habría enemistad entre Cristo y el diablo. Y por consecuencia, entre los que siguen a Cristo y los que siguen al diablo. El diablo y sus seguidores odian a los hijos de Dios. La palabra de Dios es muy clara, es lo que hemos de esperar. Si leemos en Juan 15, si quieren acompañarme en Juan capítulo 15, por favor. Versículo 18 dice, si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo. Pero ya no sois del mundo, sino que yo os elegí del mundo. Por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho. El cielo no es mayor que su Señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán. Si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Así que Cristo mismo nos dice, a mí me han perseguido hasta la muerte. Hasta la cruz. Ustedes no son mayores que yo. Si a mí me han perseguido, a ustedes también los van a perseguir. Y después noten la última frase, que es sarcasmo. Dice, si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Es fácil de identificar como que no concuerda esa frase, ¿no? Nos parece un poco raro, dice, que a ustedes los van a aborrecer porque a mí me han aborrecido. Si a mí me han perseguido, los van a perseguir. Y luego dice, si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. ¿Cómo? Como que nadie me escucha. Bueno, es sarcasmo. El siguiente versículo dice, todo esto les harán por mi causa. Es decir, es sarcasmo. No nos van a escuchar, no van a guardar nuestra palabra, no nos van a hacer caso por causa de Cristo. Quisiéramos que nos escucharan. Pero no nos escucha el mundo. Hermano, le hablo a mi familia de Cristo. Le hablo a mis amigos de Cristo. No me hacen caso. Es lo normal. Cristo nos dijo, no me escucharon a mí. No me hicieron caso a mí. No les van a hacer caso a ustedes tampoco. No hablaron bien de Cristo. No hablaron bien de Cristo. No hablaron bien de Cristo. No van a hablar bien de nosotros. No le hicieron caso a Cristo. no nos van a hacer caso a nosotros. Los apóstoles enseñaron lo mismo, advirtieron al pueblo de Dios que enfrentaríamos persecución, que eso es lo esperado para nosotros. Leemos en Hechos, vamos a Hechos, por favor, capítulo 14. Dice, fortaleciendo el ánimo de los discípulos y exhortándoles a perseverar fieles en la fe, les decían, es preciso que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. El Nuevo Testamento en su idioma original fue escrito en griego. Tribulaciones en griego es la palabra klipsis. Y uno de los significados de klipsis es persecución. Encontramos en Segunda de Timoteo, También, todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos. Segundo Timoteo 3.12 La verdad de estas palabras se ha mostrado a lo largo de la historia, con cada generación de creyentes. ¿Cuándo ocurrió la primera persecución de la historia? ¿Cuál es la primera? Lo sabemos a ciencia cierta, no hay que especular. Fue poco después de la entrada del pecado al mundo. ¿Con quién? Con Caín y Abel. La primera persecución que ocurrió en la historia del mundo. ¿Qué pasó? Caín mató a Abel. ¿Por qué? Porque Abel era un verdadero hijo de Dios. Porque obedeció a Dios. Porque sirvió a Dios. Caín servía a su padre el diablo. Vean, Abel no mató a Caín. Abel no dijo, Caín, estás desobedeciendo a Dios. Si no obedeces te voy a matar. No. Caín mató a Abel. Así que el primer homicidio sobre la faz de la tierra fue persecución religiosa. El primer homicidio sobre la faz de la tierra fue persecución religiosa. Persecución del mundo en contra de la verdadera fe. El primer hombre en morir murió como Martis. Y esto se ha repetido una y otra vez a través de la historia. Enoch no compaginaba. No encajaba en el mundo a causa de su fe. Noé tampoco. Y la lista es larga, no tenemos tiempo de recitar a todos. Esteban, minutos antes de morir, apedreado como mártir, dijo, ¿a cuál de los profetas no persiguieron nuestros padres? Y mataron a los que de antemano anunciaron la venida del justo. Así que, ha sido a lo largo de la historia, esta persecución. Al grado que hubo un dicho que decía, los profetas existen para ser apedreados. Hay un dicho que dice así, ¿no? Cristo mismo fue perseguido hasta la muerte. Todos los apóstoles fueron perseguidos. La mayoría sufrieron muertes violentas, como mártires. Pablo dijo en Primera de Corintios, acompáñenme a Primera de Corintios capítulo 4, por favor. Versículo 9. Dice, según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como asentenciados a muerte, pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Nosotros somos insensatos, es decir, tomados por insensatos. El mundo los llama insensatos, necios, por amor de Cristo. Y si saltan hasta el once dicen, hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos, nos maldicen y bendecimos. Padecemos persecución y la soportamos. Nos difaman y rogamos. Hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos. Cristo no recibió honra. No fue elevado dentro de la sociedad. Fue rechazado, fue perseguido, fue atacado. Los discípulos tampoco. Pablo nos narra su experiencia más adelante en 2 Corintios. Dice, cinco veces he recibido de los judíos 40 azotes menos uno. Pablo dice en su propia experiencia como apóstol, cinco veces he recibido de los judíos cuarenta azotes menos uno. Imagínense por un momento el cuerpo de Pablo. Treinta y nueve azotes una vez, dos veces, tres veces, cinco veces, casi doscientos azotes. Luego dice tres veces he sido flagelado con varas, una vez apedreado, tres veces naufragio, en lo profundo del mar, en viajes a pie, peligros de ríos, peligros de asaltantes, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles en la ciudad, en el desierto, en el mar, peligros entre los falsos hermanos. En este país, hermano, todo esto está muy lejano de nosotros, no aplica a nosotros. En este país, en siglos pasados, hubo gran persecución en contra de los verdaderos creyentes. La historia del pueblo de Dios es una historia de persecución. Hoy día no lo vivimos con la misma severidad ni con la misma intensidad que enfrentaron nuestros antepasados. Pero el tiempo que vivimos ahora, hermanos, es la excepción, no es la regla. Así que avanzando, ahora vamos a hacernos la siguiente pregunta. ¿Qué es lo que causa que los hijos de Dios sean perseguidos? ¿Por qué son perseguidos los hijos de Dios? Se supone que somos pacificadores, somos mansos. Vienen antes en la lista esas características. ¿Por qué somos perseguidos? Hay múltiples razones. Una de las razones la encontramos en Juan 3. En Juan 3 leemos, lo que ha nacido de la carne, carne es. Y lo que ha nacido del espíritu, espíritu es Juan 3.6. Pablo usa la historia de Ismael e Isaac para explicarnos esto. Ismael nació de la carne. ¿Se acuerdan que Abraham se cansó de esperar al hijo de promesa, al hijo que Dios le había prometido con su esposa? Se casó con otra, tuvo otro hijo y nació Ismael. de la carne. Isaac, el hijo prometido, nació del Espíritu. Fue el hijo de promesa. Todos los que no han nacido de nuevo en Cristo, por medio del Espíritu Santo, son asemejados con los hijos de la carne, con Ismael. Pablo hace una alegoría de todo esto en Gálatas, capítulo 4, versículo 29. Dice, como en aquel tiempo, el que fue engendrado según la carne perseguía al que fue nacido según el Espíritu, en Gálatas 4.29. Y dice, así es ahora también. ¿Se acuerdan de la historia de Abraham? Cómo Ismael se burlaba, molestaba al hijo de promesa, que era Isaac. Y Pablo usa todo eso como una ilustración. Dice que el que nace de la carne representa a todos los inconversos. que persiguen a quienes han nacido del Espíritu, es decir, los creyentes. Y siempre va a ser así. Quienes han nacido de nuevo, quienes han nacido por medio del Espíritu, no piensan como piensa el mundo, no se conforman al sistema del mundo, y por eso el mundo los persigue. Quienes no conocen a Cristo, no conocen arrepentimiento, siempre perseguirán odiarán, chismearán, injuriarán a quienes han nacido del Espíritu. Así lo dice la Palabra de Dios. Otra razón por qué persiguen, por qué persigue el mundo a los creyentes, otra razón nos es dada por Cristo en Juan 3, Juan 3, 19. Dice, esta es la condenación que la luz ha venido al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz Porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que practica lo malo aborrece la luz. Y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Cualquier creyente que vive para Dios va a ser alguien que emana luz por medio de su ejemplo. Así como lo hicieron Cristo y los apóstoles. Y esa luz deja al descubierto el pecado de quienes nos rodean. Y al mundo no le gusta eso. Quien se emborracha, quiere que tú también te emborraches. Quien es inmoral, quiere que tú también seas inmoral. Quien se ensucia, quiere que tú te ensucies. No quieren ser expuestos por alguien que es luz, por alguien que vive diferente. Es por eso que muchos se enojan con el predicador. Es por eso que el mundo se enoja con los mensajeros de Dios. Sea un predicador, sea un pariente tuyo que está compartiendo el Evangelio, Estás compartiendo el evangelio con tu mamá, con tu papá, con tus primos, con tus amigos, y se enojan. Se enojan porque Dios usa su palabra, los convence de pecado, y se enojan esas personas. Pero no saben que no están enojados con el mensajero, realmente están enojados con Dios, con el Dios de los mensajeros. Y por eso tenemos estos casos de personas que vienen a la iglesia, escuchan la predicación, Y Dios los convence de su pecado, pero ellos no entienden que es el Espíritu Santo. Y están pensando, alguien le contó al predicador mi vida. Alguien le contó de mi situación, de mi pecado. He visto hasta casos donde la persona se enoja y empieza a decirle al que lo invitó, ¿qué te pasa? ¿Por qué le dijiste? Han habido casos así. Y es Dios. Y no tiene que ser una predicación. Dios usa el carácter cristiano, el testimonio de los creyentes. Cuando el inconverso entra en contacto con alguien que se reconoce en bancarrota espiritual, que llora por su pecado, que es manso, alguien cuyo gran deseo es ser como Cristo, que tiene misericordia, que es puro de corazón, que busca hacer la paz entre el inconverso y Dios. ¿Qué va a pasar ahí? ¿Cómo va a reaccionar el mundo ante este tipo de persona? A los creyentes, alguien así nos suena maravilloso. Queremos estar con él, queremos estar rodeados de personas así. Pero el mundo reacciona con persecución hacia esas personas. El carácter del creyente bienaventurado, en la medida que se manifiesta, en esa medida, será rechazado y perseguido por el mundo. A mayor obediencia, a mayor fidelidad del creyente, tenderá a haber más persecución en contra de él. Así que la santidad del creyente, su obediencia, su buen ejemplo, le traerá persecución. Otra cosa que traerá persecución a los creyentes son las religiones falsas. Eso es muy fácil de ver, aún en nuestros tiempos y a lo largo de la historia. Donde domina el Islam hoy día, identificarte con Cristo probablemente te cueste la vida. Porque el Islam es una religión del diablo. Es un instrumento del diablo. A lo largo de la historia, la herramienta más efectiva de persecución del diablo han sido las falsas religiones. Incluso las falsas religiones que se han hecho llamar cristianas, como la católica. Hay un museo en el centro de esta ciudad, aquí mismo, que está lleno de instrumentos de tortura donde ustedes pueden ver todo lo que usaban los católicos en la Inquisición para perseguir y para matar a los verdaderos creyentes aquí mismo, en México. Y podríamos hablar de esto toda la predicación, todo lo que ha hecho la religión falsa por perseguir a los creyentes. Otra fuente de persecución, los falsos hermanos. Muchos de los peores perseguidores se han hecho pasar primero por hermanos, por un tiempo, y después han negado a Cristo y han perseguido a los que realmente son hijos. Lo hizo Judas, negó y vendió al Señor. Lo hizo Saúl, cuando se volcó contra David. Alejandro el herrero, el calderero, nos mencionaba Fabián hace unos días, que atacó y persiguió a Pablo. Pero vean, Ahora vamos a llegar al punto más importante de esta bienaventuranza. Si se quedan con algo, espero que sea lo siguiente. Hemos escuchado mucho acerca de persecución. Lo triste es que, en cierto sentido, al gozar de la falta de persecución nosotros, los mexicanos en México, a veces este tema nos parece tan distante, tan pequeño, Pero sí pasamos persecución en nuestras familias, en nuestros trabajos, en la medida que seamos, como Dios quiere que seamos, pasaremos persecución. Y lo maravilloso de todo eso, lo maravilloso de pasar persecución, lo asombroso, lo que no queremos entender cuando estamos en medio de la persecución porque es desagradable, la padecemos, no nos gusta, pero lo maravilloso es que Dios tiene propósitos en la persecución. propósitos para nosotros, para nuestro crecimiento. Dios usa la persecución para nuestro bien. La persecución prueba a los hijos de Dios, muestra a los hipócritas, saca a la luz a los falsos profesantes, los que no tienen verdadera raíz, pero a los verdaderos los perfecciona. Vamos a leer la parábola, una parte nada más de la parábola del sembrador en Mateo 13. De hecho nada más voy a leer secciones salteadas, pero está en Mateo 13. Leemos en Mateo 13, a partir del 19 dice, cuando alguien oye la palabra del reino y enseguida la recibe con gozo. Estoy leyendo nada más salteada la parábola, es mejor poner atención que leerla. Me hubiera esperado a darles la cita hasta después. Dice, cuando alguien oye la parábola, cuando alguien oye la palabra del reino, y enseguida la recibe con gozo, pero no tiene raíz en sí, sino que es de poca duración, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropieza. ¿Eso qué significa? En primer lugar significa que la persecución llega a todos. Dios usa la persecución en la vida de todos los creyentes. A todos nos va a llegar. A los falsos profesantes y a los verdaderos. Llega a todos. Pero al que no es real, al que no tiene raíz, lo va a exponer. Se va a apartar a causa de la persecución. Y dice, ¿qué dice con el verdadero? Dice, el que fue sembrado en buena tierra Este es el que oye la palabra y la entiende, el que de veras lleva fruto y produce uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta por uno. Vean, esto es interesantísimo. Cuando alguien entra a la iglesia, cuando alguien llega por primera vez, cuando alguien es convertido a Cristo, Lo invitamos, viene por un tiempo, pasa por convicción de pecado, se arrepiente, hace una profesión de fe, se identifica con Cristo como su Señor. Y tenemos a estos jóvenes en la fe, algunos están aquí el día de hoy. Y los que tenemos más tiempo en la fe, en cierto sentido, quisiéramos que todo les fuera bien. ¿No les ha pasado? Los que han invitado a alguien, que se ha quedado. O tal vez lo invitó a alguien más, pero ustedes se acercaron a él, hablaron con él, trataron de ayudarlo, le explicaron cosas que no entendía, le regalaron libros, fueron cercanos con él. ¿Y qué querían para esa persona? Que todo les fuera bien. Que no pasaran pruebas. Estábamos preocupados, ojalá que no vengan luchas muy difíciles. Ojalá que no enfrenten demasiada persecución en casa. en la escuela, en el trabajo, pero Dios tiene que probar quién tiene raíz y quién no. Muchas veces tenemos oportunidad de influenciar, aconsejar a un bebé en la fe, a un creyente recién convertido. Nuestro deseo es protegerlo, queremos ayudarlo a evitar caídas. Yo he visto, y esto no es malo, pero llega alguien nuevo, a veces lo vemos más en los estudios, en las reuniones, llega alguien nuevo y todo el mundo se le acerca y le quiere dar algún consejo, y le quiere ayudar, y le quiere regalar un libro, eso no es malo, eso es bueno, nos da gusto ver eso. Queremos ayudarlo a evitar caídas, ayudarlo a evitar dificultades, que las cosas sean fáciles para él. Estamos pensando, ¿qué pasó cuando yo fui recién convertido? Bueno, voy a aconsejar al hermano fulanito para evitarle que caiga en esa cosa donde yo tropecé. Voy a tratar de ayudarle a evitar que cometa los errores que yo cometí al principio, para que no sufra lo que yo sufrí. Eso no tiene nada de malo. Es bueno tratar de aconsejar, ayudar a los bebés en la fe. Pero esto es muy interesante. Y los que lo han vivido, si se ponen a meditar el tema, podrán confirmarlo. Yo he visto que hagamos lo que hagamos, Dios se encarga de probar a esas personas. Hagas lo que hagas. Te la pasas visitándola, hablándole por teléfono. ¿Cómo vas? ¿En qué te ayudo? Dios se encarga de probar a esas personas. Hasta parece que les llueve en las pruebas de repente. Y empezamos a pensar, híjole no, se va a apartar. Le está llegando mucha persecución. Está en una situación muy difícil. El otro día estaba llorando. Estoy preocupado por él, estoy llorando. Y no puedo hacer nada más que orar por él. Puedo, eso es bueno, aconsejarle, tratar de ayudarle. Nosotros quisiéramos que crecieran por la vía rápida, por la vía adecuada. Te voy a dar, mira, yo ya pasé por todo eso, déjame ayudarte. Que crecieran a brincos, sin pasar por persecución, por pruebas. Pero así no funciona la fe. Ese no es el plan de Dios. Por más que queramos protegerlos o guiarlos, muchas veces lo que yo he visto es que Dios incluso de diferentes formas hasta nos aparta de ellos. nos detiene de ser tan cercanos como quisiéramos. Eso no quita que debemos de intentarlo, pero pasan diferentes cosas, diferentes circunstancias. Esas personas hasta pueden salir de nuestra esfera de influencia por completo. Pero si son verdaderos hijos de Dios, con el tiempo los volvemos a ver, vuelven a acercarse y cuando vuelven han crecido, han madurado, a través de las pruebas y la obra del Espíritu Santo en ellos, Dios sabía lo que necesitaban. Dios hizo lo que tenía que hacerse. Sabía mucho mejor que nosotros. Nosotros queríamos que las cosas fueran fáciles. Pero Dios sabe justo lo que necesitan sus hijos para crecer. Ahora, muchos ni siquiera son verdaderos. Y Dios los prueba y se apartan. Los que son verdaderos son purificados, son perfeccionados, crecen. Y hay una buena ilustración de todo esto que les voy a dar. Nosotros, esto es como plantar un árbol. Cuando le compartes la palabra de Dios a alguien y escuchan y vienen y parece que entregan sus vidas a Cristo, es como si llegáramos a plantar un árbol. Y nuestro primer instinto es regarlo regarlo mucho, darle fertilizante, plantarlo en un lugar donde, y andamos ahí viendo en el jardín, no, aquí hay mucho sol, no, aquí hay mucha sombra. No, aquí hay mucho viento. Le cavamos una zanja alrededor, hasta le ponemos un palo y atamos el arbolito al palo para, por si viene el viento, que no lo destruya, ¿no? Pero estaba escuchando de un hombre que planta árboles y no los ayudaba en nada. Cavaba el hoyo, ponía el árbol, regresaba a la tierra y ya. No los ayudaba en nada. No les daba agua, no cavaba la zanja, no los fertilizaba, nada. Y su razón para hacer eso es que decía que eso obligaba a que los árboles mandaran sus raíces muy profundo. y que a la larga fueran mucho más fuertes que los árboles regados y protegidos y fertilizados. Ahora, no estoy recomendando que hagamos eso con los bebés en la fe. Ah, bueno, el hermano dijo que una vez que hagan una profesión de fe, que me olvide de ellos y pues ahí se las arreglen ellos y ya después veré a ver si sobrevivieron, ¿no? No, no, no. No estamos recomendando eso. Lejos de nosotros hacer eso. Pero lo que he visto, de nuevo regresamos a la obra de Dios. Por más que tú quieres cavar una zanja, por más que quieres regarlos, y puedes regar una planta demasiado, yo soy muy malo para cuidar las plantas, o la riego demasiado o no la riego suficiente y se mueren, ¿no? Siempre. Por más que nosotros tratamos de ayudar a estas personas, al final está fuera de nuestras manos. Debemos de servir, debemos de ser solicitos por los jóvenes en la fe, pero al final está fuera de nuestras manos, está en las manos de Dios. Aquí es donde sentimos nuestra impotencia. Aquí es donde los pastores no saben la impotencia que sienten. Ven a alguien y tienen una esperanza para él. Pero, llegan a entender, está fuera de mis manos al final. Sólo Dios puede con esto. Sólo nos queda orar, hacer nuestra parte, pero sabiendo que es de Dios. Confiar en Dios. Dios es el jardinero de las almas. Eso es lo que tenemos que entender. Las almas son comparadas con árboles muchas veces en la palabra. Y Dios se va a encargar de que sus verdaderos hijos pongan raíces y no se sequen ante la persecución. Jeremías 17.7 dice, bendito el hombre que confía en Jehová y cuya confianza es Jehová, será como el árbol plantado junto a las aguas y que extiende sus raíces a la corriente. No temerá cuando venga el calor, sino que sus hojas estarán verdes. En el año de sequía no se inquietará ni dejará de dar fruto. El calor, en este pasaje, el calor, el año de sequía, parte de eso es la persecución. Y aunque nosotros no estemos en peligro de dar nuestras vidas por Cristo, va a haber persecución para todos nosotros. Si estamos viviendo como deberíamos de vivir, Esa es la condición. Si estamos viviendo como deberíamos de vivir, va a haber persecución. Y Dios usa esa persecución para nuestro crecimiento. Entonces, la próxima vez que te rechacen en la familia, que se pongan todos en contra de ti en el trabajo, que tu amigo ya no te trate como antes te trataba, acuérdate, eso es una herramienta de Dios. está usando eso como un jardinero que está atendiendo a un árbol. Es necesario para mí eso. La persecución tiene un efecto purificador y también tiene una recompensa, la persecución. La persecución viene con una recompensa. Leemos, ya lo leímos en Mateo 5, bienaventurados los que son perseguidos Gozaos y alegraos porque vuestra recompensa es grande. en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Hay una recompensa para los perseguidos. Nosotros estamos pensando siempre, no, a ver, ¿cómo le hago para ser de bajo perfil en el trabajo, para que nadie se dé cuenta que soy creyente? Siempre estoy viendo, no, soy un agente secreto, hemos dicho en los estudios entre semana. No, eso no existe, los creyentes no son agentes secretos. Algo anda mal si esa es tu mentalidad. Pero aparte, cuando estamos comportándonos así, nos estamos robando de la recompensa prometida. Hay una recompensa para los que son perseguidos. Pero antes de ver cuál es la recompensa, tenemos que ver cuál es la condición. Cristo dijo, bienaventurados los que son perseguidos por causa de la justicia. Ahora vean, no dijo, bienaventurados los que actúan neciamente, ni los que actúan tontamente, ni los que no se llevan bien con nadie. Estos cristianos, ¿no?, que no se pueden llevar bien con nadie, porque son personas duras, difíciles, sin misericordia, y luego nadie les habla y, estoy enfrentando persecución. No, no, no, eso no es bienaventuranza. Otras cosas que Cristo no dijo, ¿Bienaventurados los que rompen la ley y luego se les castiga? No. Bienaventurados los que son perseguidos por causa de la justicia. Eso significa por causa de Cristo, por causa de vivir como Dios manda vivir, por causa de ser su voluntad, aunque a los hombres no les guste. Hay personas imprudentes, personas necias, conflictivas, que van y se meten en asuntos que no tienen nada que ver con la causa de Cristo, y se meten en problemas y piensan, el mundo me está persiguiendo, tengo que resistir. ¿De qué hablas, hermano? Se meten en activismo político, activismo social. Se meten al club, yo soy 132, ¿no? El mundo lo rechaza. y quieren decirnos que están siendo perseguidos por causa de la justicia. No es cierto. Hermano, es que salí a la mega marcha contra el hoy no circula y me arrestaron. Hermano, es que fui a tomar las casetas para protestar el gasolinazo y el gobierno que no teme a Dios y me arrestaron. Estoy siendo perseguido. Oren por mí. No. La bienaventuranza es ser perseguido porque te identificas con Cristo. No es ninguna otra cosa. Porque le sirves, porque estás anunciando el Evangelio, cumpliendo con la gran comisión, porque te niegas a pecar. Y si hacemos eso, nos espera algo grande. Cristo dijo, gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos. Atravesar persecución es algo difícil. Es algo difícil. Yo no conozco a nadie que me haya dicho, sí hermano, me están persiguiendo grandemente, pero está bien, es fácil. Yo puedo con eso y más. Es difícil. No es agradable. Pero la bienaventuranza nos dice, gozaos y alegraos. Si leemos el pasaje paralelo en Lucas, no vayan. Dice en Lucas, gozaos en aquel día y saltad de alegría. Porque aquí vuestro galardón es grande en el cielo. Hermano, estoy pasando por persecución. ¿Estás saltando de alegría? ¿Estás contento porque tu galardón es grande en los cielos? Si alguien... Tratemos de dimensionar lo que nos dice la palabra de Dios. Si alguien te hubiera ofrecido comprar una máquina del tiempo, ¿no? Regresar... No me acuerdo cuándo fue fundado Apple, 1987, algo así, ¿no? Y comprar unos cuantos miles de las acciones de Apple cuando valían centavos de dólar, ¿no? Hoy serías millonario. Pero esa oportunidad, ¿cuántas veces te has dado cuenta, en medio de la persecución, que una oportunidad así es poca cosa, no se compara con la oportunidad que tienes de identificarte públicamente con Cristo y que alguien te lastime y alguien te dañe o hable mal de ti? ¿Cuántas veces has pensado de esto de esa manera? Leemos en Hebreos que Moisés entendía esto muy bien. Dice, por la fe, Moisés, cuando llegó a ser grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón. Prefirió más bien recibir maltrato junto con el pueblo de Dios que gozar por un tiempo de los placeres del pecado. Él consideró el oprobio por causa de Cristo como riqueza superiores a los tesoros de los egipcios, porque fijaba la mirada en el galardón. Eso es bienaventurados los perseguidos. ¿Cuál es el primer requisito para ser como Moisés? Para seguir su ejemplo, lo acabamos de leer. Tienes que creer que las recompensas espirituales y las recompensas eternas en el cielo son más importantes y más valiosas que las terrenales, que las que ofrece el mundo. Vemos todo el día tantos creyentes tibios, creyentes vacilantes, que se doblan ante el mundo, que se olvidan de sus convicciones porque no están convencidos de este punto, del valor de las recompensas eternas. Por eso vemos tantos pastores predicando el evangelio de prosperidad, enseñando, Dios te va a dar tu mejor vida ahora. ¿Dónde está eso? ¿Dónde está eso aquí? Por eso, Vemos tantos predicadores anunciando un evangelio diluido, que ya no es el evangelio, porque quieren recompensas terrenales. Este es un examen importante, duro, para todos nosotros. Realmente creo que las recompensas espirituales eternas valen más, son más atractivas que las recompensas temporales del mundo. Actuó en consecuencia, mi vida refleja eso. De nuevo, ¿qué dice la bienaventuranza? Bienaventurados los que son perseguidos por causa de la justicia, gozaos, alegraos, porque vuestra recompensa es grande en la Ciudad de México. Eso dice. En los cielos dice. No dice grandes tu recompensa en la tierra, dice grandes tu recompensa en los cielos. Entonces, ¿eres creyente? Debes estar pensando en las recompensas eternas. Debes estar con la mirada fijada en el cielo. Si no tienes tu mente, tus esperanzas en eso, si estás buscando tu recompensa aquí, te va a costar mucho trabajo ser fiel a Dios. Hermano, tengo tantas luchas, me cuesta tanto trabajo, no puedo ser fiel, no sé qué pasa. ¿A dónde estás viendo? Dice Mateo, ¿no acumuléis para vosotros tesoros en la tierra? donde la polilla y el oro, donde la polilla y el óxido corrompen y donde los ladrones se meten y roban más bien acumulad para vosotros tesoros en el cielo donde ni la polilla ni el óxido corrompen y donde los ladrones no se meten ni roban vimos hace unas semanas no penséis que he venido para traer paz a la tierra no he venido a traer paz sino espada Para poner en disensión al hombre contra su padre, la hija contra su madre, contra su suegra. Los enemigos de un hombre serán los de su propia casa. Hermano, desde que Dios me salvó no paran los problemas en casa, no paran los problemas en el trabajo. Es buena señal. ¡Qué bueno! La mejor respuesta que te puedo dar es gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en el cielo. Si no te estuviera pasando eso, te perderías de la recompensa. avanzando en el tiempo que nos resta. Vamos a ver, ¿cuál debería ser nuestra respuesta entonces ante la persecución? ¿Cómo debe responder un creyente a la persecución? En primer lugar, no debemos buscar ser perseguidos. ¿Cómo hermano? Pues yo ya estaba maquinando cómo ir a buscar al talibán y identificarme con Cristo, para que me quemaran en la hoguera y tener gran recompensa. No, Dios decide estas cosas, no tú. Cristo dijo en Mateo capítulo 10, cuando os persigan en una ciudad, ¿qué? huid a la otra. El creyente no es que ande buscando persecución, no es que ande buscando a ver dónde me van a perseguir. Hermano, es que me metí a trabajar en el bar porque ahí es donde me van a perseguir más. Han existido fanáticos en diferentes puntos de la historia, más en tiempos de gran persecución, que en vez de huir de la persecución, van y la buscan. Pero Dios no nos mandó a hacer eso, nos mandó a que huyamos. Si podemos huir, si podemos, si nos van a matar por causa de Cristo y podemos huir, hagámoslo. Si estamos en una situación donde es, identifícate con Cristo o muere. Si entran a tu escuela y dicen, a ver, ¿quién es creyente? Y el que levante la mano lo van a matar. Levanta la mano. Identifícate con Cristo. Ahora, tampoco significa, entonces no significa cómo enfrentamos la persecución, no hay que ir a buscarla. Tampoco hay que aislarnos de la sociedad y mantener un perfil bajo. Han habido muchos creyentes altamente influyentes en el mundo, en puestos de gran autoridad. Ahorita el vicepresidente de Estados Unidos tiene una regla, que él no va a cenar con nadie que no sea su esposa. Lo están crucificando en los medios. ¿Cómo es posible eso? Es sexista, etcétera. ¿De dónde se está basando para hacer eso? La palabra de Dios. No quiere ser tentado a nada, no quiere que nadie le ofrezca nada, es fiel a su esposa, es un buen creyente y lo están persiguiendo. ¿Puede huir de esa persecución? No, ahí tiene que quedarse. No hay forma de escapar. ¿Debe de doblarse? Bueno, está bien, voy a cambiar la regla. No, tampoco. Y también... No va a durar para siempre esa persecución. Han habido creyentes de gran influencia, de gran oportunidad, usados para hacer testimonio de la verdad. El ejemplo de Daniel. Oye hermano, pero a Daniel lucharon con los leones. Sí, sufrió persecución, pero durante la mayoría de su vida, Daniel fue un hombre altamente influyente en la sociedad. La mano derecha del rey. Su carácter, su integridad, resultó en que fuera un hombre de gran estima, de gran testimonio, y cuya vida tuvo gran impacto. Él no fue y se escondió y trató de vivir, ¿no? Era un creyente abiertamente. Pasaron una ley, no puedes orar a nadie, y él siguió adorando al Dios de la Palabra, al Dios verdadero. Y fue un hombre de gran impacto. de gran testimonio. Y al final, ese debe de ser uno de los grandes objetivos de la vida de cualquier creyente. Ser una influencia en el mayor número de personas posible. Tener parte en que el mayor número de personas posible conozcan a Cristo. Entonces, no buscamos la persecución, pero tampoco desperdiciamos las oportunidades que Dios nos da de ser una influencia en otros. Y si somos fieles en este peregrinaje, la persecución vendrá. En alguna medida vendrá. Ahora, por último, estamos todavía. ¿Cómo hemos de reaccionar a la persecución? Hemos de hablar por Cristo, como dice el himno. ¿Se acuerdan? No te dé temor hablar por Cristo. Al que te salvó, confiesa siempre. No tengamos temor. Identifiquémonos con Cristo en todo lugar, en toda oportunidad. Leemos una advertencia en Marcos, vamos a leerla a todos. Marcos 8, 38. Dice, el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el hijo del hombre se avergonzará también de él cuando venga en la gloria de su padre con los santos ángeles. ¿Cómo hay que reaccionar ante la persecución? No nos avergoncemos de Cristo. No nos avergoncemos de Cristo. La próxima vez que te digan, todos los caminos llevan al cielo, que no te avergüences de decir, no, solo hay un camino, Cristo Jesús. Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos. Dilo en amor, no lo digas con una actitud soberbia, dilo en amor, con mansedumbre, pero no te dé temor a hablar por Cristo. Todos los días hemos de orar, Señor, no me dejes avergonzarme de Cristo el día de hoy. Señor, que yo pueda hablar de Cristo el día de hoy, que yo pueda esparcir el Evangelio el día de hoy, que yo pueda ser como el salmista y decir, Jehová reina, entre las naciones. No te dé temor a hablar por Cristo. No nos avergoncemos de Cristo, ni de las palabras de Cristo, como dice el texto. Hay tantos hoy día que, ah sí, yo soy cristiano, Cristo es mi Señor. Pero se avergüenzan de sus palabras. La próxima vez que alguien te diga, yo creo en Cristo, pero también creo que Cristo no juzga a nadie. La Biblia dice que hay un trono de juicio donde Cristo se va a sentar. Yo puedo continuar siendo homosexual y también Cristo es mi Señor, yo creo en Cristo. Yo puedo vivir en unión libre y servir a Cristo. Yo puedo vivir lejos de la iglesia, lejos del pueblo de Dios y ser un hijo de Dios, sigo siendo un hijo de Dios. Yo puedo ser esclavo de un vicio y vivir una vida útil para el Señor. Yo puedo hacer lo que quiera con mi cuerpo y estar entregado a Cristo y llamarle mi Señor. Mentiras. camino de perdición. No temas decir lo que Dios dice al respecto. No te avergüences de las palabras de Cristo. Hay puestos ante nosotros dos caminos. Podemos ser como Esteban, que dice hechos llenos de gracia y poder. Hablaba de Cristo de tal forma que otros no podían resistir la sabiduría y el espíritu con que hablaba. Aunque nos cueste el trabajo, aunque nos cueste esa amistad, aunque nos cueste la vida. O podemos andar por la vida imitando el tropiezo de Pedro, que negó tres veces a Cristo. Y alguien puede estar pensando, hermano, pues hasta ahorita he imitado a Pedro. Hasta ahorita he hecho lo que hizo Pedro. Dios te mandó a este lugar el día de hoy. a escuchar este mensaje, aún tienes vida, hoy tienes la oportunidad de arrepentirte, de ya no tener temor de hablar por Cristo, y si eso resulta en que todos te abandonen y te persigan, bienaventurados los que son perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Vamos a orar. Padre, somos confrontados con tu palabra nuevamente. Señor, te rogamos que nos perdones si nos hemos avergonzado de Cristo, de sus palabras. Te rogamos, Señor, que nos des valentía. Señor, que ninguno de nosotros salga de aquí pensando que podemos seguir siendo un creyente secreto, que sólo podemos hablar de ti en ciertos lugares con ciertas personas y que en otros lugares vamos a callarnos la boca. Quita de nosotros la cobardía, te rogamos. Haznos valientes. Ayúdanos, Señor. Aunque nos fuera a costar la vida a decir gozosamente que seguimos a Cristo, que Cristo es nuestro Señor y que sólo en Él hay vida. Te rogamos esto en el nombre de Cristo Jesús. Amén.
Los Perseguidos
Series Las Bienaventuranzas
Cristo mismo nos dice, "A mí me han perseguido… ¡Si a mí me han perseguido a ustedes también, los van a perseguir!" ¡El carácter del creyente bienaventurado, en la medida que se manifiesta, en esa medida es rechazado y perseguido por el mundo…
Sermon ID | 831191528235635 |
Duration | 54:58 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | John 15:18-20; Matthew 5:10-12 |
Language | Spanish |
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