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Muy bien. Buenos días a todos. Como dijo David, lo que voy a compartir con vosotros en esta mañana no es un sermón propiamente hablando. Es más bien un estudio o si queremos llamarlo así, una reseña histórica. Vamos a hablar de una persona una figura histórica en la historia de la iglesia. Vamos a hablar de él, un poco de su vida, pero no con el propósito simplemente de saber más historias, sino para conocer su pensamiento y su interpretación de algunos pasajes de la Biblia. Por lo tanto, antes de empezar y antes de nombrar la persona, vamos a leer dos pasajes, bueno, dos versículos más bien, de la Palabra. Vamos al Evangelio de Juan el capítulo 10 Juan 10 bueno leeré en el capítulo 10 del 1 al 5 dice así ciertamente os aseguro que el que no entra por la puerta al redil de las ovejas sino que trepa y se mete por el otro lado es un ladrón y un bandito. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El portero le abre la puerta y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil. Cuando ya ha sacado a todas que son suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz. pero a un desconocido jamás lo siguen. Más bien huyen de él, porque no reconocen voces extrañas. Volveremos a este texto a fin de escuchar la voz del Señor. El segundo texto está en Romanos, Romanos 5, Vamos a leer un solo versículo, Romanos 5, 1. En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. que puesto ya lo haré otra vez, en consecuencia ya hemos sido justificados mediante la fe, tenemos ahora paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Volvemos a estos dos temas, la voz de Dios, escuchar la voz de Dios y también la justificación y lo que significa ya ser justificados y tener paz con Dios. Vamos a pedir que el Señor bendiga este tiempo. Si queréis, vamos a inclinar nuestras cabezas, orar una vez más y después empezaremos el estudio. Señor, te damos gracias nuevamente por poder estar aquí juntos esta mañana. Te damos gracias por tu palabra, por el hecho de que Tú nos has hablado. Te damos gracias por la persona que vamos a considerar en esta mañana. su vida, el instrumento que ha sido en tus manos en su día y también en nuestro día sigue siendo importante, sigue teniendo influencia. Te damos gracias sobre todo por el pensamiento que le diste, la claridad, la interpretación de estos textos que vamos a considerar en esta mañana y pedimos que todo esto no sea un estudio más, sino que sea un tiempo de renovación en nuestras mentes, de cambio de nuestros corazones y nuestras vidas. Pedimos Señor que a través de este tiempo que nos cambies, que salgamos de aquí como personas más animados en nuestra fe, más confiados en Ti, con más ganas de servirte. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén. Bueno, es la cuarta vez que vengo para compartir una reseña histórica. Y aún no os habéis cansado de mí. Está bien, ¿no? Sé que David os da para poder aguantar eso, pero aquí seguimos. Será la última, por ahora. La próxima vez que vengo a ver si hago otra cosa. Pero hemos considerado cuatro personajes muy importantes en la historia de la Iglesia cristiana. ¿De quién hemos hablado? ¿Os acordáis? El primero, Paulusín. Segundo, también empieza con A. Anselmo, muy bien. Y después... Lintero, sí, con la película que ha salido. ¿Habéis visto la película? Está bastante bien, eh. La verdad es que me quedé sorprendido gratamente porque pocas cosas así buenas se hablan de Hollywood. Bien. Y esta cuarta persona que vamos a considerar en esta mañana, recuerda que no van a hacer ninguna película sobre él. Se llama Juan Calvino. Juan Calvino, ¿vale? Y, a ver, si vamos a hablar de cuatro personajes en la historia de la Iglesia, los que destacan más, estas cuatro personas, Calvino tiene que estar en este número. Porque ha tenido una influencia que es muy difícil de medir. en la iglesia protestante y no solamente en la iglesia sino en la historia del occidente Calvino realmente ha sido un instrumento en las manos de Dios para hacer mucho bien ahora cuando hablamos de Calvino lo primero que muchos piensan es en los cinco puntos los cinco puntos del calvinismo la predestinación tenemos aquí sillas privilegiadas aquí delante Exacto, una reunión muy bíblica. Como dijo David, los que habéis llegado antes que sois muy bíblicos es porque no habéis estado primero en bancos. Esto también. Estamos hablando de Calvino y acabamos de empezar. la gente suele pensar en los cinco puntos que se llama un resumen de su teología tiene que ver con la predestinación y yo estoy aquí en esta mañana para deciros que Calvino no escribió estos cinco puntos ¿vale? si no habéis escuchado de los cinco puntos hablando con otros creyentes les pregunto sobre Calvino y dirán hay los cinco puntos Calvino no los escribió Fueron escritos 60 años más tarde en Holanda, apenas en Francia, donde él nació en Francia y luego en Suiza. En Holanda fueron escritos esos cinco puntos. Ahora, yo creo que esos cinco puntos reflejan perfectamente el pensamiento de Calvino. Pero Calvino no los escribió. Y muchas veces los evangélicos o protestantes asociamos con Calvino el tema de la redestinación, que ya es un tema controvertido y no pienso hablar en esta mañana sobre la predestinación. ¿Vale? ¡Lástima! Lo íbamos a resolver, ¿verdad? ¿No? La tensión entre la soberanía de Dios y la libertad humana. Lo íbamos a resolver o no? Bueno, me parece que no. Pero bueno, es un misterio, es un gran misterio, ¿verdad? Pero Calvino, Calvino escribió un montón de teologías y su teología va muchísimo más allá que el tema de la predestinación. Yo diría que la soberanía de Dios fue algo central en su pensamiento y su teología. Pero él mismo dice que hay un tema que es aún más importante, aún más fundamental, y de eso hablaremos en esta mañana. Calvino nació en el año 1509. ¿Cuántos años tenía Lutero entonces? Más o menos. Sí, unos 25 años tenía Lutero. O sea, eran contemporáneos pero Lutero era mayor. Se conocieron, pero cuando se conocieron era en una reunión que Calvino estuvo como observador viendo y Lutero debatiendo. Fue más tarde que Calvino empezó a tener un protagonismo importante en el ambiente de la iglesia protestante y justo después Lutero muere. Pero más o menos por ahí, ¿vale? Para situarnos un poco. No se sabe tanto sobre la vida personal de Calvino. Hablamos, cuando hablamos de Lutero, claro que os puedo contar anécdotas de lo que hacía Lutero, lo que dijo y cómo era y tal. Con Calvino esto es mucho más difícil. ¿Por qué? Porque Calvino escribió muy, muy, muy poco sobre sí mismo. Y gracias a eso, muchos piensan que Calvino fue un hombre muy frío, muy serio, así, como un hombre desagradable. Esto es un mito, no es cierto. Sí que fue un hombre humilde. No escribió sobre sí mismo porque quería que el protagonismo lo tuviera Dios. Que el enfoque estuviera en Dios. Entonces, bueno, por lo tanto sabemos muy poco sobre él. Pero fue un hombre con un corazón pastoral. Realmente fue un hombre apasionado. Y empieza sus estudios, un hombre también muy inteligente, porque empieza sus estudios universitarios con 14 años. Bueno, en aquel entonces también esto no fue tan extraordinario. Las personas fueron a la universidad con menos edad que hoy en día, pero con 14 años empieza a estudiar. Y pues a lo largo de sus años de universidad se dedica más y más al derecho, al estudio del derecho. ¿Por qué? Porque su padre quería que fuera abogado. ¿Os suena? Lutero también, su padre quería que fuera abogado. Pero Calvino, como Lutero, no quería ser abogado. Quería dedicarse a otras cosas. A Calvino le gustaban los clásicos, los griegos o romanos, los escritos así, históricos. Y publicó un libro, con 22 años, publicó un libro sobre Seneca. ¿Sabes quién es Seneca? Un autor romano, político, filósofo, y bueno, apenas hoy día hay muchos que no saben ni qué es Seneca, ¿no? Pero Calvino estaba muy interesado en los clásicos y por lo tanto en su primer libro, Seneca. Pero Calvino se convierta después. Con 22 años escribe sobre Seneca. Con 24 años se convierta. Estaba en Francia, en la región del noroeste, donde nació, por ahí, y una región católica Bueno, la Reforma iba llegando a diferentes partes de Europa, pero tardó un poco en llegar a donde estaba él. Pero empieza a escuchar de la Reforma, y él, que era un católico muy dedicado, muy fiel a la misa y todo lo demás, al escuchar esta teología que estaba desarrollando Lutero y los demás reformados, dice, ¡Ah! ¡Eso tiene sentido! ¡Eso es un sistema de teología que refleja la enseñanza de la Biblia. Dice que es entonces, más o menos, 24 años, cuando entendió el Evangelio por primera vez. Entonces se convierte, ya es protestante. ¿Y qué es lo primero que tiene que hacer? Huir. Si quiere sobrevivir, tiene que marchar. Y por lo tanto, marcha. Rumbo a Estrausbergo, a Estrausburgo. Alemania, la Alemania. ¿Por qué? Porque Alemania, putero, la reforma, protección, ahí puede estar bien. Y lo que quería era pues una vida tranquila, erudición, lectura, escribir. ¿Cómo? ¿Quién? Agustín. También Agustín, después de convertirse, quería esconderse un poco, ¿no? Fue a Agustín, a una ciudad donde ya hubo obispo, porque pensaba, bueno, aquí no me harán obispo. Puedo estar tranquilo, leer, escribir y tal. Y salió igual. Pero por el camino para el Ginebra. El Ginebra. Y hay un hombre en Ginebra que se llama Guillermo Farel. Guillermo Farel. Este Guillermo ya era protestante, estaba ya liderando la reforma en Ginebra. Un hombre apasionado, con ganas de llegar a la gente. Pero le faltaba, pues, la logística, la sistemática, organización, orden. Un hombre un poco... así, ¿no? Y él sabía que Calvino era todo lo que no era. Entonces, al enterarse que Calvino había parado en su ciudad, fue en búsqueda de Calvino y le pillaron. Y dice, Juan, quédate con nosotros y Calvino dice no, no, no voy a hacer mis planes entonces el diermo se atreve a decir eso Dios no te concederá paz si no te quieres ayudarnos a nosotros bueno, bueno, vale, pues me quedo entonces se quedó, se quedó eso es un poco lo que no es la primera vez que pasa eso, porque también a Agustín igual, le dijeron Agustín al ministerio a ser obispo y le obligaron a hacerlo, no quiso hacerlo pero al final lo hizo y fue de gran bendición y eso es lo que pasó en la vida de Calvino entonces se quedó en Genebra la mayoría de su vida a partir de entonces y durante este tiempo escribía y predicaba o más bien podríamos decir predicada y escribía, pero lo que predicaba también escribía y escribía. Bueno, este hombre, una producción de sermones y literatura una pasada. O sea, hablamos de metros de libros, ¿no? Estaba mirando mi serie de comentarios de Calvino. Calvino escribió un comentario sobre casi toda la Biblia y es un metro. comentario, es muchísimo, yo lucho para escribir mis artículos de 5 páginas, ¿no? Predicaba 5 veces a la semana. También, claro, es que no podemos compararnos con esos hombres, ¿no? Porque a mí me cuesta preparar una predicación semanal o un estudio 5 veces, casi cada día. Sus comentarios son muy interesantes, por cierto, y cada vez son más accesibles, Sí, son más económicos, quiero decir, porque los van publicando, también se puede comprar en CD, pero son muy, muy buenos. O sea, tú estás ahí leyendo, por ejemplo, Deuteronomio, y dices, este pasaje, pues no lo entiendo. No entiendo el contexto histórico, ni cultural, ni nada. Coges un comentario de Calvino sobre el Pentateuco, y son sus sermones sobre Deuteronomio, son buenísimos. Muchas veces yo, al parar en un texto ahí esplancado, que no entiendo, leer un par de libros de Calvino y Saulo del Pozo, ¿no? Realmente tenía una gran capacidad. Ahora, ¿predicar cinco veces a la semana? ¿Podrías aguantar cinco sermones semanales? ¿Por qué lo hacía? ¿Le pagaban más cada vez que predicaba? No, no fue el caso. predicaba cinco veces a la semana porque él creía que la palabra de Dios es luz y es vida para el pueblo de Dios y por lo tanto era su pasión proclamar la palabra al pueblo claro, él venía de una institución, la institución romana donde más bien en esta época en vez de abrir la palabra delante del pueblo era cerrarla y esconderla y hablar de traiciones humanas y Calvino decía que es por eso que esa institución está tan mal, porque no arden la palabra, porque no la exponen, no la proclaman dentro de las congregaciones y del pueblo. Entonces, eso es lo que yo voy a hacer, justo lo que no están haciendo ellos. Haré yo lo opuesto. Yo me pregunto hoy en día, en la iglesia evangélica, ¿cómo vamos en cuanto a esto? Yo creo que si fuéramos a visitar, no sé, quizás 20 o 50 iglesias aquí en España, yo sé que eso es el caso en mi país, en los Estados Unidos, pero aquí también, me imagino, vas a una iglesia. Hoy en día, ¿cuál es la tendencia? Hay un solo momento de enseñanza bíblica a la semana, que es el sermón. Escuela biblical para adultos cada vez menos, ¿verdad? reunión de oración semanal en miércoles o jueves o el día que sea cada vez menos asistencia y muchas iglesias que apenas tienen esas reuniones hoy en día y observo una masa más tres cuartos de horas ¡no! ¡uy qué largo! ¡no, no, aguantamos! ¡no, no, más breve! ¡y más sencillo! ¡claro, es que no podemos seguir y tal! y oye, ¿predicar de entrenamiento? ¿pero de qué vas, pastor? Eso no es para nosotros, pero díganos algo útil, algo práctico, ¿verdad? ¿Y qué pasa en la Iglesia evangélica? Cerramos la Biblia, igual que hace 4 o 5 siglos en la Iglesia medieval. Es lo mismo, es lo mismo. Y eso crea todos los problemas y las deformaciones que vemos en el mundo evangélico hoy en día. Podríamos parar con eso, con esa reflexión, ¿no? Con esa meditación, pensando en la metodología de Calvino. ¿Cómo voy a ayudar a estas personas? voy a predicar las palabras. Esto es importante para nuestras iglesias y también para nosotros, ¿no? Nuestra lectura, esto nos motiva. Escribió, pues, sermones, comentarios, y un tocho que se llama Los Institutos, ¿no? La institución, vale, un tocho así, un solo volumen o dos volúmenes que, bueno, es su teología sistemática y en este libro Pues habla sobre, por ejemplo, que es lo que dice toda la Biblia sobre la fe, por ejemplo, o sobre la adopción, o sobre la segunda venida de Cristo. Bueno, eso lo encuentras en la institución o las instituciones. La institución. Así, ¿eh? Con 25 años lo escribe. Bueno, lo revisa cinco veces. Pero bueno, el tío ya con ganas y con capacidad, y el Señor le utilizaba como joven ya empezaba a tener un ministerio importante. Bueno, hablando de la institución, vamos a hablar de dos puntos de su teología. Y una de ellas tiene que ver con su doctrina de la palabra, de la Biblia, que es lo que él creía sobre la Biblia. Y una pregunta que Calvino hace Bueno, lo lanza, ¿no? ¿Cómo sabemos que la Biblia es fiable? ¿Cómo sabemos que esto es la palabra de Dios y no, pues, una palabra humana, un registro histórico de experiencias religiosas del pueblo de Israel? ¿Cómo sabemos que eso es? No solamente, sí que son palabras humanas, pero es la palabra de Dios, es Dios hablándonos. ¿Cómo lo sabemos? La respuesta que Calvino hubiera dado antes de sus 24 años y su conversión hubiera sido, sé que está a favor de Dios porque la Iglesia lo dice. ¿Vale? Si lo dicen en Roma, pues es verdad. Y eso es mi certeza, eso es mi seguridad. Lo cobro desde ahí. Pero se da cuenta más tarde que eso significa depender en lo que dice otro hombre para tener fe en la Biblia. ¿Me seguís? Si Calvino se da cuenta que esto sería pues depender en el testimonio de otros hombres ¿Cómo saben ellos que es la Palabra de Dios? No saben más que yo ¿Cómo lo van a saber? Porque debería fundar mi vida sobre este testimonio ¿no? Entonces Calvino dice que nuestra fe en las Escrituras no se puede fundar sobre el testimonio de ningún hombre y ahora tenemos que pensar, porque esto es un poco abstracto, pero podemos hacerlo, podemos hacerlo. Calvino dice que el testimonio del hombre es bueno. Si tu pastor te dice, esto es la palabra de Dios, no sé porque llevo muchos años en la fe, lo he leído y tal, esto te ayuda, es un apoyo para tu fe, está bien. Y Calvino lista una serie de cosas en su libro que son, por ejemplo, otras cosas que nos ayudan a creer que la Biblia es la palabra de Dios. Por ejemplo, puedes leer en el Antiguo Testamento que hay una serie de profecías que no luego se cumplan. ¡Fantástico! Esto te ayuda. Luego los Evangelios, que son cuatro, se parecen entre ellos, sobre todo los primeros tres, y claro, son tres autores diferentes, pero se parecen. Están bien, están bien. La Iglesia, en sus 16 siglos de testimonio acerca de la fidelidad, y la veracidad de la Biblia, también está bien. Y muchas personas han estado dispuestas a dar su vida por lo que dice ese libro. Hombre, son argumentos fuertes a favor de la veracidad de la Biblia como palabra de Dios. Pero Fabino dice que esos argumentos, por lo bueno que pueden ser, son secundarios. Pueden servir como confirmaciones, como apoyo Pero no pueden ser el fundamento de nuestra fe. Hay algo que es más allá que el juicio del hombre. Hay un testimonio que es por arriba, por encima del juicio del hombre. Es este testimonio que tiene que ser el fundamento de nuestra fe. Porque, ¿qué pasa? Vas a la librería Alpha y Omega, ¿vale? Y entras y dices, mira, estoy teniendo mis dudas sobre la veracidad de la Biblia, ¿qué me puedes dar? y te van a dar toda una serie de libros y puedes leer argumentos como lo que dice Calvino y también hoy en día puedes leer sobre la arqueología todos los descubrimientos que han hecho que respaldan los datos históricos de la Biblia y otras personas que hablan del carácter divino de ella pero ¿qué pasa? sí que han habido muchos descubrimientos arqueológicos arqueología, sacando cosas de la tierra. Ha habido estos descubrimientos que respaldan la Biblia, pero también ha habido descubrimientos que ponen en duda ciertas cosas del Antiguo Testamento. A ver, yo no estoy diciendo que debemos dudar del Antiguo Testamento. La arqueología es una ciencia humana. Es incompleta. Y estos hombres que están haciendo sus descubrimientos no saben más que nosotros acerca de la Biblia. Pero vaya, si tienes que basar tu fe en esto, tu fe estará inestable. Puedes leer la Biblia, como dice Calvino, que es una calidad de... es que es tan profundo y tal, y podrías decir, oye, yo juzgo esto, es divino. Pero luego quizás encuentres otra cosa que también es profundo. Y dices, hombre, pues no sé, esto quizás es aún más profundo. No lo sé. Tu pastor te dice, esa es la palabra de Dios, pero mañana tu pastor se equivoca. Claro, no podemos fundar nuestra fe sobre esos testimonios humanos, ni sobre nuestro propio juicio, porque es peligroso. ¿Qué saben los hombres? No saben tanto como Dios. Además, esto es un punto muy interesante que señala Calvino. Sería un insulto a Dios decirle mira yo creeré en tu palabra porque a mi me parece bien porque a mi pastor le parece bien porque a los arqueológicos les parece bien por lo tanto creeré en tu palabra vaya entonces quien es Dios? y quienes somos nosotros? para ponerlos encima de su palabra y juzgar, divino o no? no es nuestro lugar, no nos pertenece, no es nuestra competencia quien tiene que decirnos que esto es la palabra de Dios? Dios, ¿verdad? ¿Cómo nos lo dice? ¿Qué es el pasaje de Juan que hemos leído? Juan 10. ¿Qué decía Jesús? ¿Las ovejas? Oye mi voz. Conoce mi voz. No conozco la voz de los extranjeros, sino el mío. Me siguen a mí. Camino dice que Dios da un testimonio, un testimonio divino, que debe ser el fundamento de nuestra fe. Dios nos comunica, escuchamos su voz cuando leemos la Biblia y la distinguimos o la discernimos de la misma manera que discernimos la diferencia entre blanco y negro, calor y frío, dulce y amargo. Por ejemplo, un hombre ciego por un milagro recobra la vista Luego, ¿tenemos que explicarle cuál es la diferencia entre luz y oscuridad? No. Sus ojos funcionan y lo ven, lo descienden, y es obvio. ¿Vale? Estás jugando a ajedrez. Y ahí a la mesa. Bueno, si juegas a ajedrez, ¿no? Y es inteligente. Yo no tanto, porque no juego. Me gustaría aprender. ¿Me puedes enseñar algún día? Ah, ok, vale. Me machacarás, pero... Blanco y negro, blanco y negro, blanco y negro. Tienes que... David tendría que explicarle, eh, eh, este es blanco y este es negro, ¿ves la diferencia? No. Lo veo, lo percibo, es inmediato. Si le doy a Abel, salado, y luego le doy dulce, ¿le tengo que explicar la diferencia? No. No. Él lo percibe, es inmediato. Judit, cuando te llama tu madre, ¿tienes que pensar, oye, será mi madre? ¿A ver esta voz? ¿A ver quién soy? ¿Argumento lógico? No. sabes que es su madre, ¿verdad? Dice Calvino que nosotros, creados en la imagen y semejanza de Dios, estamos hechos de forma que distinguimos la voz de Dios. De la misma manera que el judío conoce la voz de su madre, nosotros conocemos la voz de nuestro Creador. Y eso es lo que viene a decir Jesús en este pasaje. Entonces Calvino dice que hay un testimonio que está por encima de todos los testimonios humanos, es la voz de Dios. Dios nos habla directamente cuando leemos su palabra y basamos nuestra fe, deberíamos basar nuestra fe sobre este testimonio. Lo demás puede ser apoyo, puede ser confirmación, pero en última instancia confiamos que esto es la palabra de Dios gracias a lo que Dios mismo nos dice a través de ella. Ahora, si es así, porque claro, nosotros, si somos todos creyentes en esta mañana, Somos hechos en la imagen y semejanza de Dios. Vale, pues no creen que están bien. Igual. ¿Cómo es que, escuchando la voz de Dios, no lo creen? ¿Qué pasa? Calvino dice que hay un factor más, que es un factor divino también. Es el factor del Espíritu Santo. Calvino habla del testimonio del Espíritu Santo, que el Espíritu Santo tiene un papel necesario en llevarnos a la fe. Lo explica así. La Biblia es como si tuviera la firma de Dios. Es evidente que esto es de Dios. Lo ves y escuchas su voz y es evidente. Debería ser evidente para todos. Pero en nuestro pecado somos ciegos. La Biblia habla de figura, de ser sordos. Necesitamos que Dios nos restaure la vista que nos dé oídos para poder oír y escuchar lo que está en Su Palabra. Y Shalvino dice que ese es el papel del Espíritu Santo. No es el caso que falta información o evidencia para estar convencidos que eso es Dios. No es una falta de evidencia. Las personas que han escuchado la Biblia y no lo creen, no es por una falta de más argumentos. Es por un problema moral. No quieren aceptarlo. es que el pecado odia a Dios, el pecado huye de Dios, se va, le da la espalda, que es lo que hace el Espíritu Santo. Cambia el corazón, cambia los efectos en una persona, quita la figura del peguera del pecado, ¿no? Debe, debe, cava, ¿cava? De cavar, oídos, para nosotros para poder oír y recibir el testimonio y reaccionar bien a lo que hay aquí dentro. Por lo tanto, esto será punto número uno. Sólo hay dos puntos. Tampoco va a ser tan tan largo. Punto número uno. ¿Tienes dudas como cristiano? En algún momento todos hemos dudado. Si tienes dudas, cuando llegas a estos momentos quizás de tribulación en tu vida, de prueba, de dificultades. Cuando te vienen las dudas, ¿qué es lo que debes hacer? ¿Eso es la palabra de Dios? ¿Dios realmente me va a hablar a través de este libro? ¿Qué es lo que debo hacer? ¿Debería irme a Alfa y Omega y buscar el último libro sobre la arqueología? Hombre, no está mal tenerlo en tu estantería, pero en estos momentos tan críticos de la vida lo que tenemos que hacer es abrir la palabra. y leerla. ¿Por qué? Porque escucharemos la voz de Dios, y será Él mismo que aumentará nuestra fe, será Él mismo que nos dará consuelo en esos momentos de dificultades. Y otra cosa, eso para nosotros, los creyentes, pero claro, queremos predicar un mensaje, queremos evangelizar, queremos hacer llegar las buenas nuevas a otras personas. ¿Qué es lo que debemos hacer? Porque claro, te pones a hablar con la persona media de la calle y de la Biblia, mitos y leyendas y no sé qué. ¿Qué es lo que tenemos que hacer? ¿Argumentos lógicos y ciencia y arqueología y erudición y convencerles antes de que abren la Biblia? Yo antes pensaba así. y tenía memorizado la pila de argumentos a favor de la divinidad de la palabra de Dios. Pero ahora he cambiado de parecer. Si quieres darles con el martillo, con amor siempre, háblales de la palabra. Y no será el martillo tuyo, será la voz de Dios que van a escuchar. Yo digo que no debemos saber los demás argumentos. Es muy interesante poder hablar de todo lo demás y puede ser de ayuda, ¿no? Pero lo mejor que un no creyente puede escuchar de tu boca son citas bíblicas. O si no citas la palabra textualmente, una explicación fiel de lo que dice. Yo antes tenía miedo, yo pensaba tengo que hablar horas con un no creyente antes de poder hablarme de la Biblia. No, no, no. Lo que nos diría Calvino es que el no creyente está hecho en la imagen y semejanza de Dios. ¿Escuchará la voz de Dios? Lo escuchará, seguro. Lo que tú tienes que hacer es acelerar la voz de Dios a esas personas. Y luego confiamos que el Espíritu haga la obra, la obra que ha hecho en nuestras vidas, ¿verdad? ¿Pero por qué no hablarles sobre Evangelio la primera vez que sale el tema? Ahora la gente me pregunta, ¿qué haces tú? ¿No? Soy pastor. ¿Dónde están las ovejas? Eso ha pasado más de una vez, ¿no? Bueno, trabajo en una iglesia evangélica y tal. ¡Ah, los evangelistas! ¿Cuál es la diferencia entre vosotros y los muermones? ¿No? Y como ven ahí el rubito y el guantito y el americano, pues los muermonos. Oye, esto es el Evangelio. Quizás hace años se hubiera dicho, bueno, pues ya lo hablaremos y tal y bueno y... No, no, no, no, no. Hablamos con amor, con tacto, pero con confianza sobre el Evangelio, sobre lo que dice la Palabra. Porque es la voz de Dios. Y si llegan a creer su fe, se basará en la Palabra y no en los elementos humanos. Punto número uno, ¿qué tal? ¿Cómo vamos? ¿No hace falta un descanso para un café? ¿Estáis todos despiertos? ¡Vale! ¡Seguimos! Muy bien, el punto número dos es más breve, ¿eh? Es más breve. Esto, muy abstracto. El punto número dos es un poco más cercano, ¿de acuerdo? Calvino escribió cartas. Correspondía con la gente. Pues en un momento le escribió un cardenal italiano, Salometo. se llamaba Sadoleto. Cardinal Sadoleto. Perdona, no escribe a Calvino, escribe a los dirigentes de Ginebra. ¿Por qué? Porque Ginebra antes era una ciudad católica. Pero claro, llega la reforma, ya no son católicos, y este cardinal, que era, bueno, uno de los más elevados en la iglesia de aquel entonces, escribe a Ginebra a los dirigentes diciendo, oye, volver a casa. Prueba de tonterías, ¿eh?, de reforma. A casa, a casa. Los dirigentes ahí con la carta... ¿Qué hacemos, no? Y tampoco eran teólogos. No eran capaces de contestar. Entonces llaman a Calvino. Bueno, no le imponen, llaman. Calvino, pero no así, ¿eh? Calvino, escribe una carta, contesta a este señor. Y en seis días, Calvino escribe una carta. Bueno, es que en el libro ya son una serie de páginas, seis días. Y esto sin el Word, sin la máquina. Y esta carta es una pasada. Esto debe ser lectura obligatoria para la memoria. Ay, no, ¿qué digo? No, no puedo decir eso. Pero debería ser lectura para casi todos. Es muy interesante. Esta carta llega a ser digamos, como la magna carta, como una representación, un documento más o menos breve que representaba las cuestiones fundamentales de los reformados. Lutero lo lee antes de morir y dice, esto tiene pies y cabeza, es lo que dice, ¿no? Dice, me regocijo en saber que el Señor levanta a hombres así sobre camino, porque lo lee y es así de claro, es que es buenísimo, ¿no? Entonces, ¿cuál es el centro de la teología de Calvino? Calvino dice, en esta carta, escribiendo a San Roberto, lo más importante es la justificación. Es lo más importante. ¿Vale? Ese será el segundo punto. Vamos a hablar brevemente sobre lo que dice Calvino sobre la justificación. ¿Qué es la justificación? Nosotros utilizamos la palabra, hoy en día, me justifico, ¿no? Bueno, lo empleamos bien porque eso es su vocabulario, pero en la Biblia la justificación significa una cosa un poco distinta. Me justifico, me defiendo, casi como si fuera un abogado, ¿no? Es casi como si hubo un pleito legal y yo me defiendo. En ese sentido es lo mismo porque estamos hablando de algo legal. La justificación, una definición muy sencilla. Dios nos declara justos, buenos, aceptables, santos, Dice yo, como juez, digo que tu rezar eres justo. ¿Vale? Y es así. Y luego te adopta, y te santifica, y te va a glorificar y todo lo demás. Pero primero lo que tiene que decir es que tú eres bueno. Ven conmigo. Eso es la justificación. ¿Vale? ¿Pero eres bueno? ¿Ah no? ¡Ay! Ya no. No, no eres bueno. Ni yo, ni ninguno de nosotros no somos buenos. Entonces, ¿cómo puede decir Dios que Ricard o yo somos buenos? ¿Cómo puede hacerlo? Esto es el tema y esto es lo que desarrolla Fabino. Esto es muy, muy importante. Y ahora estamos en Romanos, ¿no? Si queréis. Romanos 5 hemos leído. 5-1 Vamos al capítulo anterior. Y en el 4 El capítulo 4, fijaos lo que dice, esos son los versículos 4 al 6. Ahora bien, cuando alguien trabaja, no se le toma en cuenta el salario como un favor, sino como una deuda. Escucha lo que dice ese versículo. Sin embargo, al que no trabaja sino cree en el que justifica al malvado, se le toma en cuenta la fe como justicia. O sea, Dios dice a personas malas, sois buenos. os acepto como buenos, os somos como buenos. ¿Cómo puede ser esto? No es porque somos buenos realmente. Pero sí que hubo uno que fue bueno. Hubo uno que fue perfecto. Sigue siéndolo. Hubo uno que obedeció a su padre perfectamente desde el principio hasta el fin. Ese sí que fue bueno. Nosotros no. ¿Verdad? Es el Señor Jesucristo. Entonces, lo que hace Dios... Bueno, os lo explico así. ¿Por qué muere Jesús? ¿Por qué? Tiene que ver con el pecado. ¿Pero era pecador, Jesús? ¿Lo merecía? No, no. Dios le trata a Jesús como nosotros merecemos ser tratados. Y luego nos trata a nosotros como Jesús. me necesito tratado. Os voy a dar un ejemplo que más bien es de Lutero, no de Calvino, pero es tan claro, ayuda tanto a entender ese tema. Cuando una persona confía en Jesús, está esa persona unida con Jesús y comparten, comparten. Es como un matrimonio, eso que dice Lutero, buenísimo. Cuando una pareja se casa, mira, la pareja feliz, ¿vale? Una pareja se casa, Si el marido es pobre y tiene deudas, la pobre mujer, al casarse con el marido, también es pobre y tiene deudas. Son suyas. ¿Por qué? Porque ellas son un solo cuerpo, se han unido, se comparten todo. Pero en cambio, si la mujer es rica, este hombre, en mi caso, ¿no? Una mujer aquí, riquísima. He casado bien, ¿eh? He casado muy bien. El hombre ya es rico. El hombre no lo ha ganado. Más bien se ha unido con una que es rica. Y eso es lo que nos pasa a nosotros. Confiamos en Jesús. Nos unimos con Él. Nuestras deudas ya son suyas. Y las paga en la cruz. Sus riquezas ya son nuestras. Y aquí estamos nosotros gozándonos en ella. Y por lo tanto, Ricardo, malvado, y todos nosotros, malvados, Dios puede decir, buenos, ven conmigo, porque mi Hijo fue bueno en vuestro lugar. Eso sí confiamos en Él. Claro, eso es para los que están unidos con Cristo por la fe. Hay que confiar en Él. Yo tengo que casarme con esa mujer rica, si no, no soy rico. Tenemos que unirnos con Jesús. por medio de la fe. Y eso es lo que dice Calvino. Eso es imprescindible. En consecuencia, ya hemos sido justificados. Hemos sido declarados como buenos y aceptados en la presencia del Señor. No estamos esperando ser aceptados en algún día en el futuro. No estamos obrando, intentando mejorar nuestras vidas, intentando santificarnos para algún día merecer estar en Su presencia. No, no. Ha dicho, merecéis estar en mi presencia porque mi Hijo mereció estar en mi presencia. Y como confiáis en Él, entra Él y vosotros con Él también. Calvino dijo, eso es la cuestión, es por eso que estamos divididos, Cardinal Sadoleto, y eso nos dividirá para siempre, porque es el tema fundamental, la paz con Dios. Ya hemos sido justificados mediante la fe, ya tenemos paz con Dios. No es una meta, es algo que ya tenemos, y es la base de nuestras vidas. Por lo tanto, Calvino diría, esto es como una prueba, ¿no? Por eso concluyo. ¿Cómo sabes si una persona, si tú mismo has entendido el Evangelio? ¿Cómo sabes si alguien lo ha entendido? Pregúntales, ¿por qué obedeces al Señor? ¿Por qué lo haces? ¿Cuál es tu motivación? Si la persona contesta diciendo, pues claro, oberecto, porque claro, de alguna forma tengo que ser bueno para mantener esta salvación que el Señor me ha dado, no. O si la persona dice que, bueno, es que claro, estoy en proceso y luego a un día espero estar aceptado delante del Señor, tampoco, no es eso. El Evangelio dice que está hecho. Y si uno promesa y confía en Jesús, será salvo ahora para siempre. Tú no añades nada. Dios no lo pide, porque Jesús lo ha hecho todo, todo lo necesario. Ya está hecho. Lo único que hay que hacer es confiar en Él. Por lo tanto, ¿por qué obedecemos? Calvino diría que la obediencia es necesaria, pero no como condición, no para merecer la bendición del Señor, sino como consecuencia. Palabras sexuales. de Calvino, donde, ok, esto hay el subjuntivo, a ver, Where Christ is, so is His Spirit. Donde esté Cristo, allá también su Espíritu. ¿Me seguís? Si la persona que tiene Cristo en su vida, que está confiando en Cristo, también tiene un Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo, por la fuerza, por los lazos, da un cambio. nos cambia. El corazón que confía en Jesús, que tiene fe en Jesús, este es un corazón cambiado, que también quiere obedecerle. Habrá un cambio en nuestra vida, habrá obediencia no perfecta, y tampoco una obediencia que nos hace más merecedores a favor de Dios, sino en consecuencia a la salvación que Él nos ha dado, obedeceremos. ¿Luchas con la obediencia? ¿Te costó decir adiós? A ti no, quizás. A Abel, pero... No, Abel ha dicho mucho, eh. Ha dicho mucho. A mí también. O tal vez estás aconsejando a alguien. Bueno, os cuesta a todos, eh. Somos honestos. Aconsejando, quizás, a alguien que está luchando con un pecado concreto en su vida. ¿Qué le vas a decir? ¿Qué vas a decir a ti mismo cuando estás luchando contra el pecado? Espabilate porque puedes perder tu salvación. Espabilate porque Dios te dejará de bendecir. Dios tal vez no te ame de la misma forma después si sigues pecando de esta manera. No. No es la motivación adecuada. Igual asusta a la persona y durante un tiempo pues ayuda, pero no es la motivación bíblica. La motivación bíblica es que Dios te ama. Has sido justificado. Ya tienes. paz con Dios. Mediten esto. Debería llenar nuestros corazones con gozo. Debería llenarlos con amor para Dios porque nos ha amado tanto. ¿Cómo no podemos amarle a Él? ¿Cómo no podemos amar a los demás? Cuando nos sentimos fríos y sin amor es porque hemos olvidado el amor que Dios tiene para nosotros, ¿verdad? Esa es la respuesta. Calvino diría que la justificación es un fundamento para todo lo demás. No es tu Mira, mira, es para concluir los sermones. Empatía, justificación. Es el fundamento, es el motor de la vida cristiana. ¿Dónde estaba yo? Bueno, ya me entendéis, ¿no? La meta es esto, la justificación y la fe no es para el primer día de cristiana, ¡ay, estoy convertido, pues ya lo dejo atrás! No, no, la justificación es para pensar en ella cada día, porque es lo que nos motiva a salir y servir al Señor con ganas y con amor. ¿Vale? Bueno, si os parece vamos a orar, si me podéis oír, por encima de todo esto aquí, y pedir que el Señor grabe estas cosas en nuestros corazones. Señor, te damos gracias por esta voz tan clara que sale de tu palabra, tu voz. Te damos gracias por este testimonio que tú nos has dado. No tenemos que depender en el testimonio de hombres y los argumentos así históricos o científicos o ni nuestro propio juicio, porque tú nos convences directamente. Y Señor, te damos gracias por hablarnos tan claramente a través de las Biblias que tenemos en nuestras manos. Pedimos Señor que aumentes nuestra fe a través de la lectura, a través de la predicación, a través de los estudios bíblicos, que nos hagas confiar cada vez más en Tu Palabra y que nos ayudes a avanzar nuestras vidas también cada vez más en ella. Y también Señor, te damos gracias por esta justificación, esta obra completa y perfecta de Jesús de parte nuestra, te damos gracias que Tú nos tomas como justos porque Él no fue en nuestro lugar. Nunca, nunca llegaríamos a ser justos nosotros, Señor. Conociendo nuestros corazones es que no llegaríamos a Listón nunca, jamás. Pero Tú sí te has cumplido. Cristo ha llegado a Listón y Tú nos has unido con Él. por la fe, te damos gracias por las bendiciones que hay en el, por estas riquezas que son nuestras ahora, la paz que tenemos contigo Señor, te damos gracias por ella, y pedimos que nos ayudes a meditar en estas cosas diariamente, que hagas bien blandos nuestros corazones, tiernos quiero decir, tiernos, sensibles a tu amor, a tu palabra, a tus mandamientos, con ganas de obedecerte, con ganas de amar amarte a Ti y amar a los demás cada día. Señor, ayúdenos en eso, ayúdenos en pensar en este gran amor que Tú has expresado aquí en nosotros y luego reflejarlo en nuestras vidas. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Biografía de Calvino
Series Biografías
Sermon ID | 82907641135 |
Duration | 50:41 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Language | Spanish |
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