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Segunda de Corintios en su capítulo cinco. En esta mañana está con nosotros mi hermano Ubenses y hermano carnal y hermano espiritual. juntamente con su esposa, la hermana Norma. Ellos son hermanos fieles de la iglesia. Está también la hermana Mirza, también hermana espiritual y hermana carnal. Y ya conocen a mi esposa, la hermana Teresita. Está con nosotros. Y pido al Señor que Él me ayude, me dé ese entendimiento para poder expresar su palabra tal como debe de ser, ¿verdad? Es nuestro anhelo y es nuestro propósito siempre, cada día que tenemos, que predicamos la palabra. Queremos que Él reciba la gloria y la honra de nuestro Señor Jesucristo. En esta mañana, mi tema es la expiación de Cristo. Es la expiación de Cristo. dice aquí en segunda de corintios capítulo cinco en su versículo veintiuno al que no conoció pecado está hablando de cristo verá es el único quien no conoció pecado él es el único santo aunque él fue hombre pero no dejó de ser dios y aquí está hablando el apóstol pablo de él al que no conoció pecado vemos también en en capítulo uno de Salmos, verá, donde habla también de él, habla de Cristo. Y después dice como por nosotros lo hizo pecado, habla del pueblo, un pueblo que Dios eligió o escogió. Vino Cristo y Dios el Padre tomó el pecado de su pueblo. lo puso sobre la humanidad de nuestro Señor Jesucristo. Es prueba de su amor, verá, que Dios hizo. Y después dice, habla de la justicia, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. Era la única manera que Dios podía hallar satisfacción, es en el Señor Jesucristo solamente. Él fue señalado desde la eternidad. Dios preparó ese cordero desde la eternidad para el bien de su iglesia, de su pueblo. Entonces, creemos que nuestro Señor Jesucristo, a través de su obediencia que Él hizo, Él honró a la santa ley divina de Dios. Él honró esa ley. Y que por su muerte, Él hizo una expiación perfecta a favor de su pueblo. Es una expiación completa a favor de su pueblo. Cuando Él estaba en la Cruz del Calvario, dijo Él, consumado es, la obra de aquellos sacrificios en el Antiguo Testamento terminaron. Él fue el cumplimiento de todos estos sacrificios. Él fue el sacrificio perfecto de Dios el Padre. Ahora entonces creemos esta verdad. Todos aquellos a quienes Dios les ha dado esa vida, un nuevo nacimiento, ellos creen, creen esta verdad. y lo creemos mediante la fe que Él nos da. Es la manera que nosotros caminamos, seguimos y vemos a Dios en la faz de nuestro Señor Jesucristo mediante esa fe que Él nos da. Entonces, vemos que esta fe está basada en la esperanza de la expiación de nuestro Señor Jesucristo. Porque la expiación es la que hizo nuestro Señor Jesucristo a favor de su pueblo. Él es la sustitución voluntaria. Cristo es, verá, en lugar del pecador. Él fue nuestro sustituto. Nuestro Señor Jesucristo. Nosotros pecadores. Él justo. Nosotros injustos. Y Él justo. Y Él murió por los injustos. el justo muriendo por el injusto. Entonces vemos que la palabra expiación, la palabra expiación es cubrir, es cubrir o quitar. En el Antiguo Testamento nos habla la palabra de Dios que en el tabernáculo se componía de dos partes. Entonces había una cortina, nos dice la palabra de Dios que allá en ese lugar estaba el arca. el arca del pacto. Entonces, el sacerdote tenía que entrar en ese lugar después de ofrecer un sacrificio por sí mismo. Entrar entonces tomando la sangre para la expiación y entraba en ese lugar santo. que es la morada de Dios, donde Él vivía. Entonces vemos que esa sangre era rociada sobre el arca del pacto, que es la expiación. Entonces vemos, verá, que la expiación es cubrir o quitar. El Antiguo Testamento nos muestra solamente los sacrificios de estos animales que eran ofrecidos continuamente. Dios, Él, nunca vio en los sacrificios de esos animales el sacrificio perfecto. Aún de los animales que eran ofrecidos, verá, se llevaban al sacrificio animales sin defecto, sanos, sanos. Pero esto solamente nos estaba mostrando aquel que había de venir, nuestro Señor Jesucristo. Es lo que nos estaba mostrando esos sacrificios. Si nosotros leemos en el libro de Levíticos, ¿verdad? Vemos allá estos sacrificios que eran ofrecidos continuamente, si ustedes quieren buscarlo. Levíticos capítulo 16. En su versículo 5 dice, y de la congregación de los hijos de Israel tomará dos machos cabrillos para expiación y un carnero para holocaustos. Y después nos sigue diciendo todo esto. Versículo 15 dice. Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo, dentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio. Era lo que Dios había ordenado que hiciese su pueblo, y eso lo tenían que hacerlo ellos. Cada año era cada año verá. Hoy en día, qué bendición más grande es. Que la iglesia de nuestro señor Jesucristo ya no tiene que venir ahora con un corderito para ofrecer ese sacrificio cada año. Cristo lo ha hecho. Él lo ha hecho y lo ha hecho perfecto para su pueblo. Entonces vemos, ¿verdad? Aquellos sacrificios nunca podían quitar el pecado del pueblo. Nunca. ¿Cuál es la razón por qué estos sacrificios no podían quitar el pecado del pueblo de Dios? La razón es porque no fueron dados para eso. Nunca fueron dados para eso. Solamente fueron dados por Dios para mostrarnos aquello que había de venir. Dice en el libro de Hebreos, capítulo 10, versículo 4, dice de esta manera, porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no pueden quitar los pecados. No fueron dados, y está claro lo que nos enseña la Palabra de Dios. No podían. Solamente pasaban por alto la ira de Dios sobre su pueblo. Pero dice aquí versículo cinco, por lo cual entrando en el mundo dice sacrificio y ofrenda no quisiste más me preparaste cuerpo. Esto habla de nuestro señor Jesucristo. Habla del sacrificio, de la expiación que él tenía que hacer. Y después dice aquí el versículo nueve y diciendo luego es aquí que vengo o Dios. ¿Quién es este que dice esto? Es Cristo. Él dice, oh Dios, he aquí que vengo para hacer tu voluntad, no su voluntad. Aún él es Dios, pero él como siervo de Dios, como cordero de Dios, se sujetó a la voluntad de Dios su padre. Y él dijo, he aquí vengo para hacer tu voluntad. Él pudo haber dicho, verá, hacer mi voluntad porque él es Dios, pero él está mostrando su humildad en la cual se estaba sometiendo al pacto que Dios el Padre hizo en la eternidad. Entonces dice, verá. Según tu voluntad, quítalo primero para establecer esto último. Quita la ley, quita esos sacrificios, quita las ceremonias, quita todos esos días de fiesta. Yo vengo a cumplirlo. Yo vengo a obedecer tu voluntad. Quita esto. La sangre de estos animales solamente cubrían los pecados de los israelitas por un tiempo. Nunca fueron dados para siempre o eternamente. No podían. Entonces vemos que solamente pasaban por alto un tiempo el pecado de los israelitas, hasta que vino Cristo para quitarlos. Hasta que Él vino para quitarlos con su muerte en la cruz del Calvario. Allá vemos, verá en el libro de Isaías, vemos claramente el sufrimiento de nuestro Señor Jesucristo, cómo Él fue llevado, cómo fue Él tratado, por amor a vosotros. Eso es la razón. Según la santa ley de Dios, determinaba que cuando entró el pecado, la muerte pasó a todos. Y la santa ley de Dios determinó muerte. Pero ahí está preparado el Cordero Cristo. Ahí está preparado. A Dios no le tomó por sorpresa que Adán pecare nunca. Él le había preparado ese cordero para el sacrificio desde la eternidad. Entonces vemos, también vemos que la palabra espiar es borrar, borrar las culpas mediante un sacrificio que solamente él va a hacer. Es lo que vemos que dice en el versículo 12, pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios. victoria, somos victoriosos en el Señor Jesucristo. Él no se quedó en el sepulcro. Él dijo al tercer día que va a resucitar y Él resucitó y cuando Él resucitó toda Su iglesia resucitó juntamente con Él para vida eterna. Ahora Él está en los cielos Él es nuestro representante. Él es nuestro único representante. Entonces, vemos que la expiación es un acto sacrifical y redentor de Cristo, que solamente Él pudo hacerlo. Cristo Jesús hizo la expiación por nuestros pecados. Quiero repetir esto. Cristo Jesús hizo la expiación por los pecados de un pueblo que Dios eligió o escogió. Cristo Jesús no hizo la expiación por todo el mundo entero, por toda la raza humana, no. Nuestro Señor Jesucristo, Él hizo esta expiación por un pueblo elegido. Eso es lo que Él hizo. La sangre de Cristo tiene poder para salvar y limpiar a cuantos mundos existieran. Pero Dios solamente amó un pueblo, un pueblo, y esa sangre, ese sacrificio es para ellos. Es esa la salvación particular, ¿verdad? O elección particular, que es la que Dios hizo. Su muerte en la cruz dejó satisfecha la justicia de Dios. Esa es la palabra, ¿verdad?, que dice consumado es. Hay satisfacción, ¿verdad? Dice en el libro de Mateo, en el libro de Mateo capítulo 3 ó 2, Capítulo 3, versículo 17 dice, Y hubo una voz de los cielos que decía, Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia. Dios el Padre solamente se complació en la obra de nuestro Señor Jesucristo. Este es mi hijo amado, él dijo, ¿verdad? Entonces vemos que su muerte en la cruz dejó satisfecha la justicia de Dios. La gran necesidad de esta expiación, había una gran necesidad para esta expiación. Según las sagradas escrituras declaran, Que el pueblo de Dios está muerto en sus delitos y pecados. Este es nuestra triste condición delante de Dios. Toda persona ha pecado contra Dios. Ha pecado contra Dios. Si nosotros leemos en el libro de Eclesiates 7 20, vemos allá cómo nos dice la palabra de Dios el pecado. Quiero leerlo en el libro de Eclesiates. En su capítulo 7, versículo 20, dice de esta manera. Ciertamente no hay hombre justo en la tierra que haga el bien y nunca peque. Un sabio, verá, un sabio, él, Dios le dio la sabiduría para ver cómo se desenvuelve todas las cosas en el mundo, ¿verdad? Y al final de eso él dice, todo es vanidad de vanidad, es vanidad de vanidad. Y ahora él dice aquí, está diciendo, ciertamente no hay hombre justo en la tierra que haga el bien y nunca peque. Tampoco aplique tu corazón a todas las cosas que se hablan para que no oigas a tu siervo cuando dice mal de ti. ¿Qué es lo que yo puedo entender aquí? Vemos el hombre en su depravedad total delante de Dios, su inhabilidad para venir a Dios, ¿verdad? Es lo que vemos. Esta es la razón por qué Dios el Padre envió a nuestro Señor Jesucristo. para el sacrificio, para hacer la expiación. Esto es lo que Cristo ha hecho a favor de su pueblo. Nos muestra cómo los hombres están en ese pecado, en su triste condición. Dios ve al creyente en el Señor Jesucristo como su cabeza y representante. Es la manera que Dios el Padre ve a su pueblo. En Cristo somos redimidos y vivimos en Él. En Cristo solamente somos redimidos y vivimos en Él. ¿En Adán morimos? ¿En Adán morimos? ¿Perdimos el camino, la verdad y la vida? Todo esto es lo que hallamos en Adán. ¿Pero qué es lo que hemos hallado en Cristo? En Cristo hallamos el camino nuevamente. Hallamos la verdad y la vida. Es lo que hemos hallado. Dice en el libro de Juan. Juan capítulo catorce dice de esta manera. Versículo 6 dice, Jesús le dijo, yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí. Él es el único, único medio que Dios el Padre dio para llegar a Él es Cristo. El único camino para llegar a Dios el Padre es nuestro Señor Jesucristo. Por medio de las obras nunca llegará el hombre a Dios. Nunca. Aún en sus mejores obras, aún en lo mejor que haga el hombre, nunca. Porque el hombre siempre es pecador delante de Dios. Pero dice la palabra de Dios, todo el que cree en el Hijo de Dios tiene vida eterna en el Señor Jesucristo. Verá qué esperanza, qué noticias más dulces para el pecador de que hay alguien a quien Dios ha puesto para salvarlo, para alabarlo, limpiarlo de sus pecados. Entonces vemos que en Cristo hemos hallado el camino, la verdad y la vida. Lo que perdimos en Adán, ¿verdad? En Cristo lo hallamos. El hombre por el pecado siempre ha sido condenado. El hombre, en su estado natural, siempre la Palabra de Dios declara de esta manera, en el libro de Romanos, capítulo 3, dice de esta manera. Versículo 23, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Todos. ¿Quién puede decir que no ha pecado? Verá, todos. La palabra de Dios declara a todos. Versículo 12 del capítulo 5 dice, por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres por cuanto todos pecaron. No hay justo ni a un uno, es lo que dice la palabra de Dios. ¿Quién puede decir que es justo? Solamente Cristo. Solamente Él es el único justo. Entonces el pecado tiene que ser castigado. Tiene que ser castigado. Y la única manera de escapar de las terribles consecuencias del pecado es por medio de un sustituto. Es la única manera que satisface las demandas de la justicia divina de Dios. Es la única manera. Dice aquí en el libro de Hebreos capítulo 10, versículo 9. Y diciendo luego, he aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad. Quítalo primero para establecer esto último. Es la ofrenda de nuestro Señor Jesucristo a favor de su pueblo. Qué cosa más hermosa, verá. Qué amor más grande ha mostrado Dios dando a su Hijo unigénito a favor de pecadores. Él lo hizo para salvar a su pueblo y sus ovejas, verá, es para salvarlos de sus pecados. De eso entonces vemos que se trata la expiación de nuestro Señor Jesucristo. Cristo Jesús es nuestro único sustituto. Cristo es el justo y murió por nosotros los injustos. Él es el único que pudo agradar a Dios el Padre. Cristo fue entregado por Dios, su Padre, en manos de hombres malvados para llevar a cabo su obra expiatoria a favor de su pueblo. Es la manera, vemos en el libro de Hechos, verá, en el capítulo 2, donde nos habla que Dios lo entregó por el determinado y anticipado conocimiento, verá, es Dios que lo entregó, es el cumplimiento de las Sagradas Escrituras. El tiempo había llegado y no podía pasar más tiempo, y tampoco podía adelantarse, sino el tiempo llegó y Dios el Padre lo entregó en mano de esos hombres para el sacrificio, para la expiación de nuestros pecados. Entonces, para un pueblo llevar a cabo su obra expiatoria a favor de un pueblo escogido, un pueblo que Él eligió en la eternidad. El plan de Dios para la expiación, todos los animales sacrificados en el Antiguo Testamento fueron solamente símbolos, sombras de nuestro Señor Jesucristo que Él vino. Es el cumplimiento de las Sagradas Escrituras. Él es el Santo Hijo de Dios. Dios lo hizo un Cordero. Lo señaló el Cordero. Juan dijo, he ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Señaló a nuestro Señor Jesucristo. Y esto podemos verlo en el libro de Isaías. Verá capítulo cincuenta y tres. En su versículos cinco y diez. Vemos en el sufrimiento de nuestro Señor. Para terminar en esta mañana. Todas estas cosas fueron sombras de Cristo. fueron sombras de nuestro Señor Jesucristo. Él vino. Él vino. Él cumplió. Y ahora Él está en la gloria. Él ha triunfado. Y todos los que estamos en Cristo vivimos juntamente con Él. Tenemos esa vida eterna. Él ha ganado. No nosotros. Él. Él ha ganado. Cristo cumplió todas las demandas de la ley y la ley está satisfecha. Que Dios bendiga su palabra.
La expiacion de Cristo
Sermon ID | 811171126132 |
Duration | 24:17 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Bible Text | 2 Corinthians 5:21 |
Language | Spanish |
© Copyright
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