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en el ciclo uno. Mirad cuál amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios. Y conocemos Juan 3, 16, leemos primero de Juan 3, 16, otra vez aquí, primero de Juan 3, 16, si quiere puede leer conmigo. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros. También nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Amén. Casi igual como Juan 3, 16, de tal manera, amó Dios al mundo que ha dado a su hijo un ingenito, para que todo aquel que no cree no se pierda, más tenga vida eterna. Mirad cuán amor tan grande que Dios ha dado a su hijo, para morir, morir por nosotros. Romanos 5, 8, Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo nosotros pecadores, Cristo murió por nosotros. ¡Mirad cuál amor tan grande! Si Dios me ama a mí de esa manera, ¿no puedo yo confiar en Él, amarle a Él? Y si Él me manda para hacer algo, ¿no puedo obedecerle en amor? En 1 Juan, varias veces dice, ese es el nuevo mandamiento que les doy, que os améis unos a otros, como yo les he amado. Obedezcamos en el poder del Espíritu Santo por amor a nuestro Padre Celestial. Amemos a otros, en el nombre de Jesús. Amén. Nuestro Padre especial ayúdanos estudiando aquí del amor. Hemos visto la semana pasada la necesidad de nacer de nuevo para tener amor. Y así es como nacer en amor. Pero ahora, Señor, después de nacer queremos crecer. Y ahora nos muestras en 1 Juan 4 y 5 cómo crecer, cómo tener el amor perfeccionado en nosotros. Así ayúdanos, Señor, crecer en el amor como tú quieres, por la gloria del Señor Jesús. Amén. 1 Juan 4, 16, vamos a leer de versículos 16 hasta el 21 aquí. Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros. Es bueno nacer en el amor, pero ya tenemos que crecer en el amor, tener el amor perfeccionado, madurado dentro de nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, porque como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. de donde el que teme no ha sido perfeccionado en amor, no ha crecido mucho, no ha madurado mucho. Nosotros le amamos a él porque él nos amó primero. Si alguno dice yo amo a Dios y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él. El que ama a Dios, ame también su hermano. Versículo 16, comienza el crecimiento en amor. Comienza primero, dice, con conocer, segundo con creer. Y hemos conocido y creído en el amor de Dios que tiene para con nosotros. Mirad cuál amor tan grande. Hay que conocer el amor de Dios. Pensar en lo que Dios ha hecho por nosotros. Nos ha creado. Y cuando éramos rebeldes pecadores, envió a Cristo a morir por nosotros. ¡Qué amor tan grande tiene el Señor para con nosotros! Pero esto de conocer, versículo 16, hemos dicho que es la palabra que viene del griego gnostiko, que en español conozco. Muy semejante. Pero hay diferentes tipos de conocimiento en Primera de Juan y en la Biblia. Dos en particular. Uno es saber algo en la cabeza, entender algo. El otro es conocer algo por experiencia. Haber conocido a una persona personalmente, en este caso, haber experimentado el amor. Hay muchos que saben qué es el amor. Pueden darte una definición del diccionario, qué es el amor. Pueden hablar en palabras floridas y poéticas acerca del amor. Pero realmente, si no son salvos primero, y vamos a enfatizar esto para terminar este mensaje, si no son salvos primero, no pueden experimentar el amor real, verdadero. En el Nuevo Testamento hay diferentes tipos de amor en toda la Biblia, incluso en otras palabras en griego. Uno es el amor carnal, erótico, ¿verdad? Otro es el amor familiar. Padres aman a sus hijos, madres aman a sus hijos, hermanos se aman a hermanos. Ese es un amor, ¿verdad?, que es familiar. La Biblia lo llama, lo traduce a veces, el amor natural. en Timoteo y en Romanos, y dice que en los últimos días no habrá mucho amor natural. Es que es natural que una madre ame a su hijo, pero en los últimos días habrá aborto y no habrá ni amor natural, verdad? Esa es una palabra estorje en el griego, el amor familiar, que es el amor natural que sentimos unos por otros. El otro es el amor de hermanos, un amor de amigos, ¿verdad? De fileo, de un amor humano, que puede parecer cerca del amor divino, pero no va a llegar hasta allí. Eso es Juan 21, con Pedro, que Cristo dice, me amas con el amor divino, agape, y Pedro dice, yo te amo con el amor de un amigo, fileo, pero yo dije que moriría por ti, Y ya le negué tres veces, como usted dijo que yo iba a hacer. Y eso me prueba y te muestra a ti que parece que yo no tengo ese amor que moriría por ti, que es el amor a HP. Pero yo te amo. Tengo un amor feliz que yo sacrificaría mucho por ti. Y así que solo cuando llegó el día de Pentecostés, el Espíritu Santo vino sobre ellos y llenó Pedro, pudo realmente tener el amor agape, que moriría por el Señor Jesús y no solo se sacrificaría, Muchos se sacrifican mucho por sus amigos, sus familias. Tienen amor filial, pero no significa que tienen amor agape cuando les ofenden y les maltratan. Y entonces son sus enemigos y chismorean contra ellos. Y entonces tú vas a poder perdonarlos Si le han maltratado tanto, si han hecho tantas cosas malas, hay esposos que han sido infieles a sus esposos, esposos infieles a sus esposos. ¿Cómo va uno a perdonar eso y seguir amando cuando hay infidelidad y maltrato, ignorancia y muchas malas cosas, verdad? Humanamente no es posible. Eso es un amor posible solo con Dios. Y eso es el amor que Dios tiene para con nosotros. Siendo aún pecadores, Dios envía a su Hijo a morir por nosotros. Pero cuando yo conozco Por experiencia, capítulo 4, 16, nosotros hemos conocido el amor de Dios. Yo he experimentado su amor, he conocido en Cristo su amor. Y eso, entonces, me hace creer que Él de verdad me ama. que de verdad me puede cambiar y poner en mi corazón el amor divino. Por eso dice, hemos primero conocido. Primero hay que mirar qué amor tan grande tiene Cristo. Conocer su amor en la Biblia, en Cristo, para poder experimentarlo en nuestras vidas. Y si yo conozco ese amor, estoy convencido que Dios es amor, entonces voy a creer en su amor. Hemos conocido y creído. Así que cuando yo experimento el amor de Dios, yo creo que de verdad Dios me ama y Dios me va a bendecir y proteger, como veremos aquí. Pero aquí encontramos entonces que viene esto, versículo 16, de permanecer en Dios. Nosotros hemos conocido y segundo creído el amor que Dios tiene para con nosotros, pues Dios es amor. Lo escuché, lo sabía, luego lo he conocido, ya lo he creído y Él, entonces permanece, Él que permanece en amor, permanece en Dios y Dios en Él. Para poder crecer, necesito permanecer en Dios y Dios permanecer en mí. Esta es una de las cosas más difíciles de entender en la Biblia, creo. Es Juan 15, de permanecer en la vida y en toda la vida permanece en ti. Si un bebé está en la mamá, permanece en la mamá. hasta nacer. Pero la sangre de la mamá fluye en las venas del niño y el nutrió de la mamá nutre al niño. Así que la mamá permanece en el niño. El niño permanece en mamá. Así que yo tengo que ser como un bebé en los brazos, en el vientre de Dios, si quiere decir. ¿Verdad? Chupando de Dios todo mi nutrió, toda mi fuerza. Pero en los brazos de Dios, permaneciendo en Dios, Él me guarda, Él me provee, Él me protege, Él me bendice. Yo estoy en los brazos de Dios, pero chupando de la palabra de Dios, Cristo dice en Juan 6, tenéis que comer de mi carne. Y tienes que beber mi sangre. Y Juan 6 dice, estas palabras que les hablo son espirituales, no es literal. Pero el hecho es que por conocer la Biblia, meditar en Dios, meditar en Cristo, mucha oración, mucho estudio bíblico, mucha meditación en el Señor, estoy chupando de Dios hasta si puedo decirlo de forma reverente, chupando verdad del seno de Dios. Esto es la palabra que es todo poderoso del Antiguo Testamento, todo poderoso. Un bebé tiene todo lo que necesita de su mamá y yo tengo todo lo que necesito de Dios porque es está hablando verdad, la palabra todopoderoso es pecho en el hebreo. La idea es un bebé que toma leche del pecho de mamá. Así que en un sentido verdad, estoy tomando de la palabra de Dios mi nutrio, mi fuerza, mi ayuda del todopoderoso. de Dios que provee y nutrió para su bebé. Muchas veces les he dicho que mi hijo menor, especialmente todos mis hijos, ¿verdad? Cuando eran pequeñitos, hasta el pastor Stephen, tan delgadito que es, eran gorditos, gorditos de bebé. Y entonces la gente dice, pero los niños necesitan, en verdad, de una botella, una lata de leche especial para niños y no solo pecho de mamá. Y mi esposa dice, no, solo necesitan pecho de mamá, no necesitan otra cosa. Y ella se puso como es ahora, delgadita, delgadita, ¿verdad? Hasta más delgadita casi que está ahora, se puede imaginar eso. Pero era flaquita, flaquita. Pero es porque siempre que tenía bebés, daba todo su núcleo para el bebé. Y el último niño que tengo, el más pequeño, que ya va a tener gemelos el mismo, ¿verdad? Pero el hecho es que Felipe, cuando era un bebé, era el más gordo de España, creo, ¿verdad? Bien grande y toda su vida Pero la gente sí seguía diciendo, necesita más que solo pecho de mamá. Y Vanessa dice que no, y creo que era casi dos años que él no tenía nada más que pecho de mamá. Y la gente dice, pero él va a ponerse flaco. No, se puso más y más corto. Mamá se puso más y más flaca. Pero el niño se creció muy bien, pero así es cuando solo necesito Dios. Él es el yo soy ya de Jehová. No necesito más que una relación con Dios para tener gozo y paz. Dónde está mi gozo? En Dios, el yo soy tu gozo. ¿Dónde está tu fuerza? En el Señor, yo soy tu fuerza. ¿Dónde está mi salvación y perdón? Yo soy tu salvación. Yo soy tu perdón. Él es el yo soy. Así que aquí encontramos que hay que conocer eso. Hay que experimentar. Esa relación con Dios que me hace sentir que Él es todo lo que necesito. Y entonces, cuando lo conozco, lo creo. Y eso viene entonces de conocer y creer de la experiencia de permanecer en Él. estar mucho en la palabra, mucho en meditación de Dios, mucho en oración, permanecer en él, confiar en su cuidado, pero a la vez tener mi nutrio espiritual de la Palabra de Dios, de Dios mismo. No necesito muchos otros libros y muchos psicólogos o muchos maestros. Solo necesito la Palabra y el Espíritu que me guíe en la Palabra para entender verdad que Dios me ama. Y cuando me acerco tanto a Dios, la primera cosa que experimento es que Dios es amor. Y ese amor entonces viene para hacerme crecer, como un bebé crecer. por nutrirme del amor de Dios. Y cuando yo hago eso, versículo 17, eso tiene varios resultados. Cada versículo tiene otro resultado. Versículo 17, resulta en confianza en el juicio. Después de resultar, de permanecer, de madurarme, de perfeccionarme, es la palabra que busco. Después de perfeccionarme y madurarme, la segunda cosa realmente que resulta en esto es perfeccionar el amor de Dios para que tengamos confianza en el día del juicio, Pues como él es, así nosotros somos en este mundo. Yo tengo confianza que si yo muero, Dios no me va a mandar al infierno. Yo tengo confianza, como lo sé. porque conozco el amor de Dios que se demostró en enviar a su hijo Jesús a pagar por mi pecado. Y como yo conozco ese amor y he aceptado a Cristo, entonces además de crecer, además de perfeccionarme, madurarme, la segunda cosa es que no temo la muerte. No temo el juicio de Dios. Martín Lutero, que comenzó el protestantismo antes de conocer al Señor de verdad, creció en la iglesia católica, que le pintó a Dios como muy severo y muy cruel. El hecho es que Dios es severo, Dios es justo, Dios es juez, pero él no conoció a Dios como amor. Es cierto que es el castigo de Dios que mandó Jesús a la cruz. Es la ira de Dios contra el pecado que mandó Jesús a la cruz. Pero también es el amor de Dios quien envió a Jesús a la cruz. En Cristo, dice, se besa la justicia y la misericordia. Y así es que tiene que ver las dos caras de Dios, que es santo pero es amoroso. Y así es que cuando yo voy a morir, yo puedo decir, mira, yo merezco el infierno. Debo sentirme como se sintió Martín Lutero, que un relámpago que le cayó cerca en la ira de Dios. Y así que él empezó en ese tiempo a orar alguna que él no era santa o algo, ¿Verdad? Porque no conoció a Dios cuando un relámpago cayó cerca de él, pero sentió, ay, tengo miedo, él dijo que se hizo monje después de ese tiempo, todavía no era cristiano, pero más por miedo de Dios, temor de Dios no le iba a aceptar, Dios le iba a castigar porque era tan pecador, tan pecador, y así que él hizo El monasterio, ¿verdad? Él trabajó duramente leyendo su Biblia, haciendo oraciones. Él dice, si había un monje, yo fui más monje que los monjes. Así es, que traté de monjearme para hacerme más monje, para ser más santo. Pero nunca me dio paz, nunca me dio seguridad de mi salvación. Hasta un día leer la Biblia de Romanos y de Gálatas, ¿verdad? Donde dice, por la fe uno puede ser justificado, porque Dios pagó por todo pecado. Yo, si tengo fe en Dios, en su amor, no tengo que temer su juicio. Él pagó por mi pecado. Si estoy arrepentido y tengo fe en Él por conocerle y tener fe, Conozco al Dios de amor, estoy perfeccionado y también estoy asegurado de que ya no voy a ir al infierno. Dios no me va a juzgar, aunque yo lo merezco. No digo que no. Si Dios quería ahora mismo mandarme un relámpago y mandarme al infierno eternamente, yo lo merezco. No hay duda de eso. Pero Dios es amor. Y por esa razón, Él tomó el infierno por mí. Él tomó el castigo por mí. He hecho mis pecados sobre Cristo y mi castigo sobre Cristo. Hizo Cristo pecado por mí. Y así es que ya dice en versículo 17, Por eso tengo confianza en el día del juicio, pues como Él es, Así somos nosotros en este mundo. Yo sé que él ha cambiado, me ha cambiado, me ha transformado, me ha hecho más como Cristo. Y eso es obra de Dios. Y es demostración que Dios me ha salvado. Cuando yo, tan pecador, puedo cambiar, ser más amable, ser más cariñoso, ser más santo, eso no es natural para nosotros. Yo he cambiado por el amor de Dios, por la gracia de Dios, por la salvación de Cristo. Y así no tengo temor que iré al infierno, porque creo que Dios es un Dios de amor, que cumple con su palabra. en pagar por el pecado y entonces en prometer que los que están arrepentidos pueden poner su fe en Jesús y serán salvos por su gracia. Así que mi fe en la gracia de Dios, mejor dicho, la gracia de Dios misma, es lo que me da confianza que no voy al infierno. Así encontramos, versículo 18, otro resultado de creer en ese amor, de conocer este amor, además de poder Perfeccionarme en él, además de tener confianza en el día del juicio, versículo 18. En el amor no hay temor, no solamente acerca del infierno, pero de nada, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, pues el temor lleva en sí castigo. Si usted tiene temor y siempre hay, usted está latigándote a ti mismo, castigándote. Por qué hago eso? Yo soy tan malo. Nadie me va a perdonar. Así que esto tengo un castigo dentro de mí. Si tengo temor que no estoy perdonado, pero de donde él teme, no ha sido perfeccionado en el amor. El hecho es que no solo no temo el infierno, no temo nada. ¿No merezco que Dios me cuide? Pero Dios me cuida por su amor. Y mi fe en su amor, su amor por mí, me hace saber que Él va a cuidar de mí, proveer mis necesidades, guardarme de mala salud si quiere. Si no quiere guardarme de mala salud, si me permite mala salud, Él tiene razón en eso. Yo sé que Romanos 8, 28 es la verdad. Para los que aman al Señor, todas las cosas les ayudan a bien. Así que pase lo que pase, no tengo que temer pérdida de dinero, pérdida de salud, pérdida de vida, pérdida de nada. No tengo que temer nada si estoy caminando en el camino de Dios y confiando en el Señor a guardarme. Pero dice él que tiene siempre temor. Ay, yo no sé qué me va a pasar. A lo mejor me voy a enfermar. Ay, eso sería horrible. A lo mejor mis hijos se mueren. Ay, yo no podría aguantar eso. Ay, a lo mejor, a lo mejor. Y entonces uno que no tiene confianza en el amor del Señor tiene mucho temor. Realmente no es mi amor a Dios que quita el temor. Es mi fe que Dios me ama a mí que me quita el temor. Cuando yo creo que Él me ama, yo sé que me cuida también. Y así que me quita todo temor de cualquier cosa que pueda pasar. Así que mucho temor es poca fe. Es poca fe el amor de Dios. ¿No crees que Dios es amor? Bueno, Él es amor, pero yo tengo miedo. Tú no tienes fe que Dios es amor de verdad, o no tendrías miedo. Porque el amor de Dios, el amor que Dios me muestra a mí, echa fuera mi temor, pues yo sé que Dios me ama, Dios me cuida. Cristo me ama, me ama a mí, su palabra dice así. Recuerda esta gran verdad, porque hasta 2 Corintios 5, 14, ¿Qué motiva a Pablo para servir a Dios? ¿Qué es lo que construye a Pablo para ser un misionero, para no tener temor de nada? Él dice, Segundo de Corintios 5, 14, el amor de Cristo me construye el amor de Cristo, sabiendo que Cristo me ama tanto, me hace querer servirle más. Y así que eso me construye para no tener temor y para querer servir al Señor también. Otra cosa que resulta es versículo 19. Ahora, Nosotros, 19, nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero. Resulta en un humilde aprecio de la iniciativa de Dios en el amor. Eso me hace sentir, bueno, yo no le amo como debo, entonces, no decir, para tener más amor, no decir, yo le amo, yo le amo, no. Más bien, para tener más amor a Cristo, en vez de decir, yo le amo, decir, Él me ama a mí. Y eso es lo que me inspira para tener amor, que Él me amó primero. Él tomó la iniciativa y yo voy a Él humildemente. Señor, yo no tengo el amor que debo, pero confiando que Tú me amas primero, Tú has demostrado la iniciativa en amor. Eso me inspira a amarte a ti, Señor, tu iniciativa en amor. El hecho es que un muchacho que quiere ganar el amor de una señorita tiene que tomar iniciativa, ¿verdad? Tiene que demostrarle a ella amor primero. Y si lo hace bastante, ella probablemente va a responder. Pero el hecho es que siempre estamos esperando a ver cuándo el otro, lo que sea, me ama a mí. No, tú tienes que tomar iniciativa. Y es lo que hizo Dios. Él tomó la iniciativa. Él dijo a esta gente nunca me va a amar. No voy a quedarme aquí en el cielo a ver cuándo me van a amar. No, son rebeldes, pecadores. Enemigos, dice Romano 5 de Mir, en Romano 5, 10. Cuando éramos enemigos del Señor, Él nos amó. Así que yo voy a amarles a ellos primero, enviar mi hijo a morir por ellos, darles la promesa que si están arrepentidos y creen en Jesús, pueden invocar al Señor y serán salvos. Así que Dios tomó la iniciativa en amor. Y esto es lo que resulta, humildad. en mí, de depender de su amor a mí y aprecio en mí por su iniciativa de amor. Así que resulta en una humilde aprecio de la iniciativa de Dios. Versículos 20 al 22, entonces, Dice, si alguno dice yo amo a Dios y aborrece a su hermano, es mentiroso. Y el que no ama a su hermano, ¿a quién ha visto cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento que el que ama a Dios también ame a su hermano. hasta 21, no 22. Pero resulta así, la otra cosa que resulta es amar y perdonar un hermano hasta un hermano ofensor. Dice allí, si tú dices, yo amo a Dios invisible, es fácil amar a uno que uno no ha visto y convencerte que tú amas a un Dios invisible. Pero el hecho es que Dios dice, para mostrar que me amas a mí, voy a poner personas difíciles en tu camino y también voy a permitir situaciones difíciles en tu vida. A ver si me amas después de permitirte perder tu trabajo, perder tu salud, perder lo que sea. A ver si todavía me amas. Voy a poner situaciones difíciles para ver si tienes amor real para mí o no. Y entonces voy a poner personas y voy a decirte, ama a estas personas. Si usted me ama a mí, ama a esas personas que te ofenden, que te maltratan. Y esa es la prueba que me amas a mí. Y así es que resulta el amor a Dios, el amor de Dios, que me inspira a amarle a él, también me inspira a perdonar. y amar a personas que me maltratan, que me ofenden. Así que tenemos la historia, muchos han escuchado de la Segunda Guerra Mundial. Hay una película de Corrie Ten Boom, ¿verdad?, que era prisionera en la Segunda Guerra Mundial. Muchos soldados les golpearon, les maltrataban, les hacían desnudas, tenían hambre, muchas cosas muy malas, ¿verdad? Y entonces su hermana, hasta muchas veces, fue a una clínica con una enfermera súper cruel, porque con todas las enfermedades se paralizaron. Primero, antes de morir, se paralizaron las piernas de su hermana Betsy. Y entonces, cuando se paralizaron, fueron a la clínica y la enfermera, ¡tú eres tonta! ¡Bam, bam, bam! Y le maltrataba y le golpeaba y le maldecía. Dice, ¿por qué fue a la clínica? Pero es la única manera de tener alguna esperanza porque está paralizada. Y así que enfrentaba a esta enfermera varias veces hasta que ella finalmente murió. Muchos años, no sé si 30 o 40 años más tarde, cuando Corrie Ten Boom todavía vivió, estaba allí dando una conferencia a la gente, no sé dónde, en Inglaterra, Alemania, aquí en los Estados Unidos, no sé dónde, pero estaba dando una conferencia Y por allí pasaba caminando y una señora bajó la cabeza y se fue corriendo al lado. Y entonces fue a otro lugar y no sé si en un restaurante o algo estaba la señora y bajó la cabeza y corrió de allí. Y Corrie Ten Boom preguntó, ¿Quién es esta señora que se me esquiva siempre, verdad? Y dice, no sé realmente. Lo único que sé es que fue una enfermera en la Segunda Guerra Mundial bajo Hitler. Y en ese momento, Corrie Ten Boom le miró a la distancia y dijo, ajá, es ella. a ver qué puedo hacer para, ¿verdad?, vengarme de ella por ser parte de la muerte de mi hermana. Y entonces, oró al Señor, ¿qué puedo hacer? Y el Señor le dice, perdónale como yo te perdoné a ti, ámala como yo te amo a ti. Señor, no puedo si tú no me ayudas, pero ayúdame, Señor, ayúdame. El Señor le dio paz y calma, Se enteró del cuarto en el hotel donde estaba esta enfermera y llamó y dijo, ¿señora? Sí, yo soy Corrie Tenboom. Se quedó así un poco atónita. Dijo, mira, solo le llamo para decir que yo te perdono por todo lo que has hecho y quiero invitarte a escucharme esta noche cuando voy a dar una plática. ¿Tú me invitas a mí? Sí, quiero invitarte. Entonces yo iré. Y ella fue esa noche. Y después de la plática, Corri se acercó a ella, o ella a Corri, y entonces dice, ¿cómo puedes amarme? ¿Cómo puede Dios amarme? Corri le mostró el amor de Cristo, el sacrificio de Cristo, cómo pagó por todos nuestros pecados. Y la señora esa noche, la enfermera aceptó a Cristo para ser su salvador, mirando el amor perdonador de un cristiano que había crecido en amor, en conocer el amor de Dios. La última cosa, entonces, que resulta conocer el amor de Dios, además de Crecer en Cristo, en el versículo 16, allí 17, perfeccionarnos en Cristo. Luego, después de tener confianza en el juicio, después de echar afuera todo temor y no temer nada si Dios me ama. Luego, resulta humilde, aprecio de Dios, le amo, le aprecio tanto porque Él me amó primero. Entonces resulta en amar y perdonar al hermano que me maltrató tanto como la historia que relatamos los niños de Lucas 10, el buen samaritano, verdad, que perdonó a un ofensor, los judíos, que les maltrataba. Pero la última cosa es que si creo en el amor de Dios, Quiero guardar los mandatos del Señor, obedecer al Señor. Versículo, capítulo cinco, primera de Juan cinco, versículo dos. En esto conocemos y amamos a los hijos de Dios cuando amamos a Dios. y guardamos sus mandamientos. Pues este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos. Yo dije a mi esposa que versículo 2 parece sencillo, pero léelo cuidadosamente. Es dificilísimo entender versículo 2. Yo cada vez que predico esto, a través de los años, llevo 50, 60 años predicando verdad. Y varias veces ustedes me han escuchado predicar Primera de Juan a través de los años, los que han estado aquí. Y cada vez que llego a este versículo, digo, ¿y cómo voy a entender este versículo? Me cuesta mucho. ¿Por qué? Porque dice, yo puedo entender si dice, en esto conocemos que amamos a Dios, Si amamos los hijos de Dios, esto entiendo. Si yo amo a Dios, entonces él me ayuda a amar mi hermano. Pero eso dice contrario. Dice en esto conocemos que amamos a los hijos de Dios. Cuando amamos a Dios. En esto conocemos que amamos a los hijos. La manera de saber que yo amo a los hijos de Dios es que yo amo a Dios. es que no me compaginaba en mi mente una cosa y otra. Y siempre que eso pasa, yo paso mucho tiempo en oración, mucho tiempo en pensar y estudiar la Biblia. Y creo que lo entiendo bastante de esta manera. Cuando tenemos amor a Dios, tenemos agape verdadero. Está diciendo allí, sabemos o conocemos que tenemos agape. a los hijos de Dios cuando tenemos agape a Dios. El hecho es que cuando tenemos el amor de Dios, tenemos agape verdadero. No hay otra manera de tener agape. Puedo tener fileo, amor amigos. Puedo tener eros, amor erótico. Puedo tener estorje, amor de familia, ¿verdad? Pero solo comienzo a amar cuando tengo Dios en mi corazón. Y empezamos a amar hermanos espirituales más cuando tenemos el amor a lo espiritual, el amor a Dios. El hecho es que antes de conocer a Dios, yo aprecio a mucha gente, pero realmente los pecadores de allá No, no nos aman a nosotros. A lo mejor les molestamos porque no estamos participando con ellos de su cerveza y sus pachanga, ¿verdad? El hecho es que a lo mejor hay cierto amor, pero no hay un amor espiritual si no amas lo espiritual. ¿Cómo sé que tengo un amor espiritual? Porque Tengo amor a Dios. Y ese de amar a Dios, lo espiritual pone en mí diferente tipo de amor. Un amor para los hermanos que es agape. Sabemos que tenemos el amor agape cuando amamos a los hermanos por amor a Dios. Es fácil amar a una persona porque tenemos mucho en común, ¿verdad? A mí me gusta esta música. A ti te gusta la música. Yo te amo porque tenemos los gustos iguales. A mí me gusta esta comida. A ti te gusta esta comida. Vamos a ser amigos y amarnos por causa de la comida que gustamos en común. Pero el hecho es que eso es un amor humano por causa de placeres carnales en mutuo, pero el hecho es que amar los hermanos, amar personas espirituales, solo comienza de verdad cuando amo a Dios, el que es espiritual. Así que yo sé que amamos los hijos de Dios con amor divino, Porque tengo un nuevo amor, que es el amor a Dios, porque amo a Dios. Y así que es una prueba que yo amo a los hermanos de manera espiritual, porque yo amo lo espiritual, porque amo a Dios. Sabemos que tenemos amor agape cuando amamos hermanos por amor a Dios y no solo por gustos en comunión, en común. Así que, ¿qué amas más? Amas a los amigos que disfruten de las mismas piezas mundanas que usted? O aprecias más el compañerismo de hermanos espirituales y adoración a Dios con ellos. ¿Cuál es tu preferencia? El hecho es que vas a saber que tienes el amor de Dios cuando tienes el amor a hermanos espiritual. Y vas a tener amor a hermanos, que es el amor espiritual, cuando tienes amor a Dios. Si no amamos a Dios, ponelo al contrario para entenderlo mejor. Si no amamos a Dios, nuestro amor que tenemos no es el amor agape, es solo un amor carnal que no nos hace amar hermanos por su espiritualidad. Y así es que de verdad no puedo tener un amor divino a hermanos si no tengo amor a Dios. Déjame decirlo de esta manera. Un padre no tiene amor a sus hijos, que es divino, sino ama a Dios. En otras palabras, puede tener amor humano, pero tú no puedes amar a tus hijos como debes amar a tus hijos. Con amor espiritual, agape si no amas a Dios primero. Puedo decirlo de esta manera. Si tienes un esposo que no es cristiano, él no puede amarte. con agape. A lo mejor te ama con algún amor erótico, amistoso, pero no es un amor agape. El hecho es que tiene que ser cristiano para eso. Por eso jóvenes deben casarse con cristianos, porque si no, no va a tener un padre que puede amar a sus hijos. Sabemos que ama a sus hijos porque ama a Dios. Ya sabemos que su amor es espiritual, es real. Tú puedes tener un gran amor, feleo, humano, fuerte, para tus hijos, para tu esposo, pero no es real. un amor que sacrificaría todo por tu esposo, que seguiría la dirección de tu esposo, si no es primero un amor de Dios en ti. El hecho de que tú puedes someterte a su esposo Tú puedes seguir a tu esposo en todo porque ya tienes amor a Dios. Sin amor a Dios, primero, siempre estarás un poco rebelde al esposo. Y algunos que tienen amor a Dios, no están creciendo el amor a Dios, todavía son rebeldes al esposo. Pero el hecho es que encontramos que si novios, yo voy a casarme con este novio, está bien, pero tú sabes que este novio nunca te va a amar. Tú sabes que tienes amor real si amas a Dios. Si no amas a Dios, no tienes amor real. No tienes amor divino, espiritual, agape. O es amor real de amor humano, pero no es un amor agape que va a sacrificarse para servir a Dios. Tú puedes decir, vengas, vamos a servir a Dios juntos. Y él va a decir, no, no voy a servir a Dios contigo. Yo haré ciertas cosas, iré a la iglesia contigo, pero servir a Dios contigo, bautizarme contigo, servir a Dios de verdad. No, porque no tienen amor, agape, que obedecería el Señor en esas cosas. Y vas a tener un matrimonio con una esposa o un esposo muy amables, muy buena gente que tiene mucho amor humano, pero nunca va a tener interés en criar tus hijos para Dios o en ir contigo para servir a Dios si no ama a Dios. La manera que yo sé que es un amor real espiritual es que él demuestra que ama a Dios. Tiene amor a Dios y eso muestra que el amor que tiene para mí es espiritual. Versículo 3 Pues esto es el amor de Dios, que guardamos sus mandamientos y miramos que sus mandamientos no son gravosos. Así que tenemos una obediencia. El resultado de ese amor es guardar sus sus mandamientos, pero guardarlo, dice allí, sin verlos como gravosos. Además de tener amor espiritual, el amor resulta en querer obedecer al Señor. ¿Qué quiere el Señor? Que seas bautizado, que sirvas al Señor en la iglesia, que dé sus diezmos. ¡Ay, Señor! No, yo te amo, pero de mi manera. Así es lo que ama el mundo, ama al Señor, de su manera. pero no en guardar sus mandamientos, en ser bautizados y obedecerle y servirle en todo. Y así es que tú no tienes el amor a Dios real, sino quieres obedecer a Dios en las cosas que Dios le manda. Y así, además de eso, si vas a obedecer a Dios, no vas a decir, OK, yo voy a obedecerle y dar mis diezmos. Yo voy a obedecerle y bautizarme. Para agradarte a ti, el que me molesta, mi novia, mi esposo, lo que sea, pero no será de corazón. Será que mira eso como gravoso. Tenemos que dar diezmos, tenemos que ser fiel a la iglesia. Ok, lo haremos para que yo esté contigo, pero uno cuando tiene el amor a Dios, no mira guardar sus mandamientos como algo gravoso. Uno quiere y lo mira bien. Amamos para obedecer a Dios. Por eso perdonamos, porque Dios dice perdona. pero no ve la obediencia como algo gravoso, que voy a perdonarle, pero no me va a gustar. No va a gustar, ¿verdad? No se molesta si Dios le pide alguna cosa en obediencia o si un hermano le pide ayuda y obediencia en algo, ¿verdad? Más usted va a querer obedecer más y más al Señor y apreciar. lo que Dios le manda. Amamos aunque a los hermanos, amamos a uno de los hermanos poco amables y lo hacemos para obedecer a Dios y lo hacemos con gusto, no mirándolo como cosa gravosa. Esto es la evidencia que uno de verdad tiene el amor de Dios en su corazón. Eres salvo, tienes ese amor en tu corazón. Eres amable, tienes otros amores, pero tienes el amor agape en tu corazón, que obedecería al Señor en todo. Si no, le invito a aceptar a Jesucristo y tu corazón se cambiará. Si usted es un cristiano, usted está creciendo en estas siete maneras, ¿verdad? Como añadir a tu fe y virtud, podemos decir, según Pedro, estás creciendo en estas maneras de amar. Si no, a lo mejor necesitas oración, orar por mí. Yo necesito amar como el buen samaritano. Dios tiene que cambiarme en eso. De pie, por favor. Nuestro padre celestial, gracias por la palabra de Dios. Señor, el amor que tú pusiste en el corazón de Coritenbun es un amor sobrenatural. Solo tú puedes darnos ese amor especial tan grande. Señor, un amor que quiere obedecerte en todo. Y si un predicador o alguien nos dice de la Biblia debe hacer eso u otra cosa para agradar a Dios, no vamos a verlo como gravoso, vamos a decir sí. Como amo a Dios, es fácil obedecerle. El hecho de obedecer le muestra que amo a Dios y el hecho de amar a Dios como lo espiritual. Va a demostrar que mi amor es real, es espiritual a otros. Así, señor, ayúdanos a amar a Dios de verdad para que podamos amar a otros de verdad. Nos hace falta, Señor, tu ayuda. Para muchos hace falta tu salvación, porque tienen mucho amor humano, pero necesitan amar a Dios para demostrar que su amor es divino. Ayúdanos, Señor, tener ese amor y crecer en su
Evidencias del Amor Agape
Series 1-3 Juan
Iglesia Bíblica Bautista Antioquia
Sermon ID | 73024050423900 |
Duration | 49:46 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 John 4-5 |
Language | Spanish |
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