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Buenas tardes, hermanos. Vamos a buscar en nuestras Biblias el libro de Mateo y leer otra vez de Mateo 11, el versículo 25, puestos de pie. Vamos a leer este pasaje que estamos estudiando. Mateo, capítulo 11. Y el versículo 25. Dice la Escritura, Mateo 11, 25. En aquel tiempo, respondiendo, Jesús dijo, Que alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste esas cosas de los sabios y los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y el Padre conoce a alguno sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Haremos para que el Señor nos ayude a entender su palabra antes de la Santa Cena. Padre, nuestro Padre Celestial, ahora venimos como tus hijos, tus hijas, buscando el alimento espiritual en la Santa Cena. Le pedimos que en esta meditación tú nos guíes a Cristo, nos guíes al Evangelio, nos ayudes a entender tu palabra, Señor, y que seamos hacedores de ella. A cada uno de nosotros, danos el pan nuestro de cada día. Te rogamos, Señor, que estés con aquellas personas que no están con nosotros esta noche, aquellos hermanos de la congregación. Te pedimos que tú los fortalezcas, los establezcas en Cristo y que puedan estar una vez más con nosotros, alabándote, adorándote y participando con nosotros. Si hablo, que hable conforme a la palabra de Dios, y si ministro, que ministre conforme al poder que Dios da, para que sean todos nuestros señores Jesucristo exaltados. En su bendito y santo nombre te lo pedimos. Amén. Sentémonos, hermanos. Antes de participar de la mesa del Señor, continuaremos nuestra meditación de Mateo 11 y el versículo 28, Mateo 11, 28, donde nuestro Señor Jesucristo nos dice, nos invita, venid a mí, todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Esta mañana aprendimos de la primera frase, que cuando Cristo dice, venid a mí, no quiere decir que pasamos enfrente de la iglesia o que tenemos un encuentro personal con Cristo en una visión, en un sueño, pero se trata de que nos acercamos a él por fe. Venimos a él, nos acercamos a él al creer en él, al confiar en quien es él, lo que él hizo y hace y hará por nosotros. Del pronombre mí, Aprendimos que se trata de creer en Cristo como persona, no en ritos, no en reglas, pero en su persona, en quien es él. Y también de esa palabra a mí, ese pronombre, aprendimos que en el contexto, Cristo aquí es el Hijo de Dios, quien nos salva poderosamente, quien nos salva según su voluntad. Y además aprendimos que la invitación es para todos los que están trabajados y cargados, o como también se puede traducir, todos aquellos que están cansados y cargados. En último lugar, notamos que esta frase se refiere a los que están cansados y cargados en el alma. Puede ser por alguna aflicción, por algún remordimiento, un sentimiento de culpa, alguna caída en pecado, alguna carga religiosa, no tan solamente religiosas falsas, pero muchas veces religiosas en el sentido cristianas, por tradiciones cristianas que muchos siguen, pero a lo último son cosas que cargan y cansan al cristiano porque no están en la palabra de Dios. Muy bien, ahí nos quedamos. Esta tarde continuamos con la gran promesa de Cristo, y yo los haré descansar. Perídame todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Me han preguntado sobre el inglés, que es más difícil, español, el inglés. Para mí, obviamente, el inglés es más difícil. Yo hablo, sueño, pienso en español y es mi lenguaje favorito. Pero del inglés, podría decir, hay algunos verbos irregulares, etcétera. Y una de las grandes diferencias entre el inglés y el español es que en el español se puede incluir a la persona que actúa. Por ejemplo, por ejemplo, Si yo digo, lavaré el carro, lavaré el carro, en el lavaré, sabemos que yo lo voy a hacer. Está incluido ahí el pronombre, ¿verdad? Pero si yo digo, yo, no tú, pero yo voy a lavar el carro, entonces, para enfatizar eso, yo agrego el pronombre, yo voy a lavar el carro. No te preocupes, yo lo voy a lavar. Y lo mismo pasa en el griego. En nuestro pasaje, nuestro Señor Jesucristo pudiera haber dicho, los haré descansar. Y lo hubiéramos entendido, que es Él que nos hará descansar. Pero Él agrega el yo, no lo tenía que haber agregado en el lenguaje original como en el español. Pero agrega el yo para enfatizar, recalcar, subrayar, marcar que Él es el que hace eso. Y yo os haré descansar. Y eso es lo que le da potencia, garantía a esta gran promesa. El yo aquí es el mismo yo de Éxodo 3 donde leímos el yo soy, el Jehová. Yo soy, es el que dice aquí, yo haré esto, yo los haré descansar. Ahora, en el contexto aquí, como vimos en esta mañana, el contexto histórico de este pasaje, Cristo está enseñando que no son las reglas religiosas de los fariseos, de los judíos, por las cuales estaban, por supuesto, trabajados y cargados. Esas cosas no les estaban dando descanso. Pero Él dice, no son esas reglas. No es siguiendo esos mandamientos de hombres que les da descanso, pero yo soy el que da descanso en el alma. En nuestros días podríamos decir, por supuesto, que es Cristo quien nos da descanso. No las drogas, no las actividades religiosas, no la diversión o las filosofías huecas, pero es Cristo mismo quien nos da descanso. Ahora, aquí tenemos que volver y buscar la raíz del problema. ¿Por qué está cansada nuestra alma? ¿Por qué se cansa nuestra alma? En otras palabras, ¿por qué esos remordimientos? ¿Por qué esas aflicciones? ¿Por qué esos esfuerzos? Esfuerzos por cumplir con actividades religiosas que nos cargan y nos cansan. ¿Por qué? ¿Por qué? Para descubrir esto tenemos que volver hasta el Edén. Tenemos que volver hasta Génesis 3. Tenemos que volver a la primera desobediencia del hombre. Desde que Adán y Eva comieron del fruto prohibido, desde entonces todos los hombres y mujeres estamos trabajados y cargados, cansados y cargados. de remordimientos, de aflicciones, trabajos en la vida, de problemas en la familia, que habíamos en esta mañana, ¿verdad? Enlistamos algunas cosas que nos pueden causar, ¿verdad? Cansancio y estar bien cargados en el alma. Y después del culto uno de los hermanos me comentó, ¿verdad? Pues yo tenía, a todos les puse palomita, ¿verdad? Yo estoy cansado por todos. Y yo creo que muchas veces así pasa, ¿verdad? De todo lo que enumeramos de remordimientos, de iguildad, de aflicciones, de todas esas cosas, ciertamente todos tenemos algo de experiencia. Si es cierto, nos cansa mucho eso. Y esto viene desde Adán y Eva, desde el principio. Es parte del castigo y miserias que merecemos por nuestros pecados. Esa corrupción que le damos a Daniel que causa esos pecados que cometemos todos los días, por ejemplo, la indiferencia a Dios. mentiras, orgullo, rencores, codicias, enojos, perezas, gula, y todos esos pecados con los cuales suele pecar el hombre, como dicen ustedes. Por supuesto, todo eso causa esos problemas del alma, ese cansancio del alma. Entonces, como decíamos el miércoles, Es por el pecado original y actual que estamos cansados y cargados. Ese es el problema, esa es la raíz del problema. El problema es el pecado y el diablo. Y en Genesis 3 nos encontramos entonces con la raíz de todo el problema. Pero también nos encontramos con la solución. Nos encontramos con la solución en Génesis 3, 15, porque desde Génesis 3, precisamente, Dios nos da la gran promesa del evangelio. O como dicen los teólogos, ahí está el proto evangelio en Génesis 3, 15, que alguien nacido de la mujer vendría y vencería al diablo y daría la gran solución al pecado. Y por supuesto ese es nuestro Señor Jesucristo. Adán y Eva, fíjense, creyeron cuando nació Caín, ellos creyeron que ya estaban haciendo el Mesías. Precisamente por eso le pusieron Caín. Por la voluntad de Dios hemos adquirido el varón. Ese que nos salvará. Por supuesto Caín no fue el Cristo. Todo lo contrario, fue un asesino. Pero si los creyentes siguieron esperando entonces, ¿quién les traería ese descanso en el alma? Por eso los padres de Noé le pusieron Noé. Dice la escritura en el libro de Génesis que nació Noé y dijeron, a lo mejor este es el que nos traerá descanso. Noé en hebreo significa descanso. Pasaron los siglos, el pueblo de Dios esperando hasta que por fin, como dicen Galatas, en el cumplimiento del tiempo, nació Cristo. Nacido de mujer y vino a traernos ese descanso, ese descanso real que tanto necesitamos desde el principio. Ahora, cuando nosotros escuchamos la palabra descanso, ¿Qué viene a nuestra mente? ¿Qué pensamos? Tal vez nos imaginamos en kino, ¿verdad? En la playa, en una hamaca, descansando, reposando, respirando el aire puro de una brisa suave, descansando. O tal vez nos encontramos pensando muy a gustos, acostados en una cama cómoda del colchón sonora, ¿verdad? Todo en silencio, muy suave, descansando sin hacer nada. La palabra aquí descanso no quiere decir eso. No quiere decir no hacer nada. La promesa es que Cristo nos refresca, nos fortalece, nos rejuvenece. Es como la promesa de Isaías 40. Voy a cambiar una palabra, pero es lo mismo. En Isaías 40 leemos Pero los que creen en el Señor, los que esperan, es lo mismo, los que esperan en Jehová, los que creen en el Señor, tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. De eso se trata esta promesa. La promesa de Cristo es que nos refrescará el alma. nos hará shalom, calma, vigor en el alma. Y eso es lo que necesitamos desde el principio. Desde Adán y Eva y todos los días desde que nacemos, eso es lo que nos falta, esa paz, ese descanso, esa calma, esa tranquilidad en el alma. Y aquí lo voy a decir con mucha reverencia. Niños, lo voy a decir con mucha reverencia, niños. Cuando aquí el Señor nos dice, venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar. No te imagines que Cristo se va a aparecer y de repente te va a tocar con una varita mágica y vas a tener un descanso increíble, una paz increíble y vas a poder volar como las águilas de repente. No, no, no, no se trata de eso. Para hacernos descansar, el Señor generalmente usa medios. o herramientas, pudiéramos decir. Vamos a ver algunos de estos medios. En primer lugar, para hacernos descansar, el Señor usa la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. El Señor usa la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Los que estuvieron en la clase de nuestro hermano Marcel Martínez tienen la ventaja aquí porque acaban de ver la obra del Espíritu Santo y que Él es una persona real, que Él es Dios y que actúa. Y es el Espíritu Santo quien nos da descanso, ayudándonos a entender la palabra de Dios, guiándonos, consolándonos. Es el Espíritu Santo que da fruto en nuestras vidas. Amor, gozo, paz, paciencia. Y todas las demás virtudes del cristianismo. Es el Espíritu Santo que Cristo mandó para darnos ese descanso en el alma, dándonos el Espíritu Santo su fruto. Aquí se equivocan muchos cristianos. Piensan, yo voy a dar el fruto del Espíritu. No, no, no, no, no. El Espíritu Santo produce su fruto en nuestras vidas y nos da ese descanso en el alma. Ahora, por ejemplo, un simple ejemplo. Acabamos de hablar del matrimonio y de los problemas matrimoniales y eso. ¿No le ha pasado a usted, hermana, hermano? El Espíritu Santo le da cierto dominio propio, cierta paciencia y no le contesta ásperamente a su esposo. No le contesta ásperamente a su esposa y como que tienen algo, un sentimiento, estoy cambiando, yo lo pude hacer, no le grité, estuve calmado, estuve calmada, Dios me está ayudando, y nos da descanso en el alma ese hecho, el Espíritu Santo nos está ayudando a cambiar. Muy bien, en segundo lugar, para hacernos descansar, el Señor usa su palabra, usa la Biblia, Nos da descanso, nos fortalece al escuchar y aplicar sus promesas en nuestra vida diaria. Por ejemplo, nos hace descansar al leer su promesa. No temas, porque yo estoy contigo. No desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo. Siempre te ayudaré. Siempre te ayudaré. Te sustentaré con la diestra de mi justicia. Es tremenda esa promesa, el descanso en el alma de un cristiano real. Eso es lo que le da descanso en el alma. Sobre todo, Cristo nos hace descansar al aprender de él mismo en su palabra. Esas promesas de la diestra de mi justicia es Cristo mismo. Nos da descanso en su palabra al aprender entonces de él, de su justicia, de su fidelidad. su poder, su sabiduría, su compasión. Esto es lo que nos llena de este descanso, esa paz, esa tranquilidad, ese shalom para nuestra alma. En tercer lugar, para hacernos descansar, el Señor usa a otros hermanos. Así que aquí sí quiero que vean el ejemplo con sus propios ojos. Vean 2 Corintios, capítulo 7, por favor. 2 Corintios 7. Es un apóstol escribiendo, el apóstol Pablo, por supuesto, que escribió 2 Corintios. Y vean lo que él confiesa, muy sincero y franco. Segundo de Corintios, capítulo 7. Voy a comenzar a leer en versículo 5. El versículo 4 dice, mucha franqueza tengo con vosotros. Y luego nos dice en el versículo 5, porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados. De fuera, conflictos. De dentro, temores. Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de un ángel. ¿No? Nos consoló con la venida de Tito. Y no solo con su venida, sino también con la consolación, con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aún más. Tenía mucho miedo, por dentro y por fuera, con temores y cansado y tanto atribulado, nos dice. Dios lo ayudó, Dios lo fortaleció, Dios lo tranquilizó, es más, le dio un gozo como por Tito. Otro hermano. Y esta es una de las razones, hermanos, por las cuales no debemos de dejarnos congregar, de congregarnos presencialmente de otros hermanos. El Señor usa a otros hermanos, hermanas, para hacernos descansar, ayudarnos con esto. Y no tienen que ser eruditos, no tienen que ser los predicadores o alguien muy sabio. El Señor puede usar a un niño, a una niña pequeña, para ayudarnos aquí. Hasta una palabra de la hermana Tiburcia, la famosa hermana Tiburcia, ¿verdad? Una palabra de una hermana muy débil, que nunca habla, nunca dice nada, pero nos dice algo ahí. Refresca nuestra alma, nos da descanso. ¿Les ha pasado? Espero que. A mí me ha pasado. Y refresca mi alma como pastor. Una palabra y nos ayuda mucho para hacernos descansar. El señor usa a otros hermanos en cuarto lugar para hacernos descansar. El señor usa su providencia, su providencia, es decir, nos calma mucho reconocer que él gobierna todas las cosas buenas y malas. Él gobierna todas las cosas para que se cumpla su voluntad en nuestras vidas. Me imagino que les ha pasado si son cristianos. Ver cómo en el pasado dio ciertas circunstancias para ayudarlo y resultó a lo último todo para bien. Resultó todo para bien. Y pasa eso y como que recibimos una inyección, ¿verdad?, de adrenalina en nuestra alma, una inyección de tafil, ¿verdad?, que nos calma mucho. Ah, esto es de Dios y estaba pasando así, pero mira, Y repasando eso en el pasado, desde nuestra niñez, nuestra juventud, cómo Dios actuó, cómo Dios coordinó ciertas cosas, nos da calma, nos da esperanza para las cosas que estamos sufriendo en el presente y en el futuro, que sabemos la providencia de Dios siempre es perfecta. Si tienes problemas con cargas y frustraciones y miedos sobre todo sobre el futuro, estudia, medita mucho en la providencia de Dios. Cómo es que Dios guía todas las cosas, incluyendo el pecado, Satanás y todo lo que pasó en Génesis para su gloria. y eso te calma como cristiano. Esto está sucediendo en la providencia de Dios para la gloria de mi salvador y rey. Es calma. En quinto lugar, para hacernos descansar, el señor usa el evangelio, usa el evangelio, por supuesto, Mateo, Marcos, Lucas, o Juan, esos nombres, ¿Verdad? Los evangelios, pero aquí me refiero a las buenas noticias de Dios, que Cristo vino al mundo a salvar a pecadores, que Cristo vino para perdonar todos nuestros pecados. El evangelio, pensamos especialmente, hay que compartir el evangelio a otros. Y eso es muy cierto. Hay que compartir esto a los que no son cristianos. Pero el evangelio también es para los cristianos. No hay nada como las verdades del Evangelio para refrescar nuestra alma, especialmente cuando tenemos esos remordimientos. Y leemos en Job, y leemos en los Salmos de los pecados de la juventud, y Satanás está ahí. ¡Ja, ja, ja, ja! ¿Acuerdas de lo que hiciste? Y la conciencia nos dice, ¿te acuerdas de lo que hiciste? No hay nada como las verdades del evangelio para refrescar nuestra alma. Cuando estamos luchando con Romanos 7, lo último de Romanos 7 y comprendemos exactamente lo que el apóstol Pablo sufre. Qué miserable de mí. ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? No hay nada como las verdades del evangelio. Que ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Has llegado al punto de reconocer que Dios te perdona absolutamente todos los pecados, incluyendo tu naturaleza pecaminosa que heredaste de Adán y Eva, el pecado actual, el pecado que mora en ti, el pecado que cometes todos los días. Llegamos a ese punto de poder cantar sinceramente de corazón con tu alma. Cansado y triste vine al Salvador, pero mi culpa él llevó. Eso es lo que te quita toda carga, esos sobreesfuerzos de religiosidad por tratar de ganar el favor de Dios y tratar de conseguir la seguridad de salvación. Eso está en Cristo, en el Evangelio, las buenas noticias originales, por así decirlo. ¿Ha llegado el punto, como cristiano, de reconocer que el Evangelio nos garantiza nuestra salvación, nuestra santificación y nuestra glorificación? ¿Ha llegado ese punto? que Cristo ha sido hecho para nosotros. Salvación, justificación, sabiduría, el entendimiento y la revelación de todo lo que necesitamos para la vida de la piedad. Santificación, el proceso por el cual Dios nos transforma. Y glorificación, todo hasta la perfección última en el cielo. Todo está garantizado por la cruz de Cristo. En penúltimo lugar, para hacernos descansar, el Señor usa el Evangelio. En penúltimo lugar, para hacernos descansar, el Señor usa los llamados medios de gracia, medios de gracia. Es decir, la santa cena es un medio de gracia. Escuchar la predicación de la palabra, las oraciones, el bautismo es un medio de gracia. Dios mediante, en un par de semanas tendremos bautismos, por cierto. Hay unos cristianos cargados y cansados sencillamente porque no participan de los medios de gracia. Cuando alguien va a mi oficina y dice, hermano Paco, no estoy seguro de mi salvación, como que me falta algo, tengo problemas, y yo ya sé adónde van. Y una de las primeras cosas que les pregunto es, dime, cuéntame, sinceramente, honestamente, ¿cómo lees la Biblia? ¿Lees un capítulo diario? ¿Estás en un programa de lecturas? ¿Tienes una aplicación en tu celular? ¿Cómo sigues? ¿Cómo lees la Biblia? Pues, le voy a ser sincero, hermano. Me pasa la mayoría del tiempo. No estoy leyendo como debo de leer. Bueno, platicame de tu vida de oración. ¿Cuál es tu programa de oración? ¿Cómo le haces? ¿Tienes cinco minutos por la mañana para levantarte y acostarte? ¿Tomas un tiempo por la tarde después del trabajo? ¿Cómo es tu vida de oración? Y yo sé que no están en el Zoom de oración el miércoles a las 7.15. Porque aunque no prendan los videos, a veces veo nombres ahí de los que están ahí. Yo sé que no están ahí. es de lo más básico para nuestra alma. Y Dios nos da esos medios comunes, por así decirlo, normales, de gracia, para que descanse nuestra alma. Hay hermanos, y una hermana con más de 40 años en la cristiandad me dijo, no entiendo el bautismo, ya está bautizada, pero no entiendo el bautismo, y hermano me dijo, no entiendo cómo es posible que la Santa Cena Me ayude en mi fe. me ayude a crecer como cristiano. Que ese pan, esa galletita, esa copita tenga algo que ver con mi alma y mi espíritu y mi crecimiento espiritual y que Dios realmente eficazmente use estas cosas, estos medios para alimentarme espiritualmente. Una hermana con 40 años en la cristiandad y lo creo. Muchas veces es falta de educación. Muchas veces es falta de enseñanza desde el púlpito. Muchas veces es falta de buena teología sobre la Santa Cena, por supuesto. Pero el punto es aquí, que cristianos buenos muchas veces les falta con fe venir a la iglesia, escuchar la palabra, participar de la santa cena, esperando que Dios cumpla su promesa, que es real. Por su espíritu nos alimenta y nos ayuda en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones, como dicen ellos. Bueno, en último lugar, para hacernos descansar, el Señor usa la oración. Lo hemos mencionado, pero lo separé. Ven conmigo aquí, Filipenses, el capítulo 4, por favor. Filipenses, capítulo 4. Filipenses, capítulo 4. Voy a comenzar a leer. Versículo 6. Filipenses, capítulo 4, versículo 6. Por nada estéis afanosos. Si no sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, Shalom, Irene, el Shalom de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. A lo último, por supuesto, lo principal es que nuestros pensamientos estén en Cristo Jesús. Y queremos esa paz. Y ahí está la fórmula, ¿verdad? El descanso del alma. Y todo comienza, el apóstol nos dice, si estamos preocupados, estamos ansiosos, tenemos esas cargas, sean conocidas esas peticiones delante de Dios, con todo oración y ruego, con acción de gracias. Semana pasada, los psicólogos me aconsejaban que cuando estemos en estrés, en trauma, lo mejor es platicarlo con otra persona. que contemos, que hablemos con otros acerca del trauma, el accidente o lo que pasó, el estrés que nos está causando alguien o algo, ¿verdad? Y es cierto, psicológicamente hablando y bíblicamente hablando, lo mejor que podemos hacer es platicar nuestro trauma con el sello. Esa es elaboración, ¿verdad? Es por eso que el himno nos anima, un himno muy antiguo, ¿Andas débil y cargado de cuidados y temor? A Jesús, refugio eterno, dile todo en oración. ¿Te desprecian tus amigos? Cuéntaselo en oración. En sus brazos, gozo tierno, paz tendrá tu corazón. Muy cierto, muy cierto. El Señor nos hace descansar a través de la oración. Oremos a Él antes de participar de la Santa Cena y Pensemos en lo que acabamos de decir. La santa cena es un medio de gracia por el cual el Señor nos alimenta, fortalece nuestra alma. Con fe, oremos al Señor que eluce ese sacramento para alimentarnos y fortalecernos en lo más profundo de nuestra alma, como dice el salmista, que nos dé vigor en el alma. Apenas Romano Alfonso es tan amable de dar gracias a Dios por el pan.
Cómo descansa tu alma 2
Series Versículos poderosos
Seguimos estudiando la promesa de Cristo: "Y YO los haré descansar." Vemos que Dios usa medios para hacernos descansar. Uno de estos medios es la Santa Cena.
Sermon ID | 6924334193052 |
Duration | 30:02 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Matthew 11:28-30 |
Language | Spanish |
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