
00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
cuando Tenemos, cuando entendemos cuánto Dios nos ama, por eso cantamos con los niños, como esta mañana, y con adultos, Cristo me ama, me ama a mí, su palabra dice así. Nos gusta cantar, Cristo me ama, porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que no cree no se pierda, más tenga vida eterna. Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo nosotros aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Así que uno puede decir, Dios no me ama, pero Dios dice, mira atrás dos mil años a una cruz, el cruz de Calvario. Cuando Dios dejó su trono de gloria, nació en un pesebre en Belén y murió en esa cruz tan cruel. ¿Qué amor más grande hay que un amigo muere por sus amigos? Y les llamo amigos si ustedes tienen fe en mí. Así que el Señor murió por todos, pero aplica ese amor especialmente a sus amigos, los que creen en él para la salvación. Pero esto es el amor. No puede amar más que eso. Y cuando uno siente que alguien le ama, quiere devolver el amor. Por eso, Dios dice dos mandamientos. Primero, amar a Dios. Segundo, amar a tu prójimo, o tu enemigo, o tu esposa, o lo que sea, ¿verdad? Amar personas después de amar a Dios. Si amamos las personas, ¿por qué Dios nos manda hacer eso? Es un mandamiento. Hay personas que es difícil amarlos, ¿verdad? Pero si Dios dice, ámalos, Dios nos dará la fuerza, la gracia para amarlos. Y lo que más nos inspira para amar a otros es nuestro amor a Dios, de querer obedecerle. Y primero de Juan 4, 18 y 9, le amamos a él y queremos obedecerle porque él nos amó a nosotros primero. El amor de Dios, Segundo de Corintios 5, 14 dice, el amor de Dios nos construye, nos empuja, nos motiva. El amor de Cristo que hizo tanto para mí me construye para amarle a él y querer obedecerle y servirle. Y ese es el tema del Primero de Juan, uno de los temas más grandes. Dios nos ama. Y puesto que nos ama primero, le amamos a Él. Oremos. Nuestro Padre especial, gracias por la palabra de Dios. Ayúdanos, Señor, ser amados de Dios por creer en el amor de Dios. Tú amas a todo el mundo, pero con un amor especial de hijos, Tú amas a los que creen en el Señor Jesucristo. Ayúdanos, Señor, creer en Él y creyendo en Él, amarle a Él. Porque este amor que resulta de creer en Su amor, nos inspira, nos impulsa a obedecerle y amar a otros con amor de Dios, para que ellos vean el amor de Dios, para que ellos aman a Dios, para que ellos quieren ser salvos. Entendiendo que Dios les ama a ellos, pueden creer en él y querer ser amados de Dios también. Ayúdenos a vivir vidas tales que demuestran el amor de Dios, de tal manera que la gente mirando el amor de Dios en nosotros, a través de nosotros, pueden creer en Dios mismo. En el nombre de Jesús pedimos esto. Amén. Primero de Juan 4, 11, para comenzar, Primero de Juan 4, 11. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Primer mandamiento, amar a Dios. Mira el amor de Dios por ti. Segundo mandamiento, amarnos unos a otros. Versículo 12. Nadie ha visto a Dios jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se ha perfeccionado en nosotros. El hermano Brito estaba diciendo, interesante, que pensé en la misma ilustración y él estaba dándole ilustración a la escuela dominical del matrimonio. ¿Cuántas veces un hombre No quiere mucha música, digamos, verdad? No quiere nada de la compra, especialmente para comprar vestiduras de mujeres o alguna cosa así, verdad? Y entonces si viene un día que hay un partido de fútbol, dice Mira, yo voy a pagarme mucho dinero para el boleto y en este partido de fútbol es lo que a mí me gusta. Pero luego se casa. y es el día del cumpleaños de su esposa. Ella dice, ¿sabe que a mí me gustaría muchísimo este vestido, ir a ese concierto de música y salir a comer? Es mi cumpleaños. ¿Qué va a decir él? No, yo voy a gastar mi dinero en un boleto de fútbol e ir a fútbol. No, si se casó y está enamorado de su esposa como debe, muchas veces aprende a gustar la música. No pierde su gusto por el fútbol, pero en vez de gastar su dinero en el fútbol ese día, gasta su dinero en un vestido para ella y en la comida y en el concierto para ir con ella. Cosas maravillosas pasan cuando uno ama a otra persona, ¿verdad? El amor le cambia un poco. Y ese amor, a lo mejor usted quiere que alguien aprecie tu esposa y habla de tu esposa y dice de verdad tu esposa, sí, porque debo apreciarla a ella. Y usted entonces muestra cuánto amas tu esposa en hacer esto por ella, hacer otra cosa, en dejar el mundo de fútbol para ir a Y te compras para un vestido y ir allá para el concierto con ella. Y dice, oh, usted debe tener una esposa de verdad muy buena, si usted sacrifica tanto por ella. Si un hombre no sacrifica mucho por su esposa, los hombres a lo mejor piensan, ah, tu esposa es normal y corriente. Es que usted no le aprecia porque no es apreciable, seguramente, ¿verdad? El hecho es que el amor a ella cambia mucho en mi vida. Podemos titular esto, el amor tiene poder. poder para cambiar. El amor tiene poder para no solo cambiarme a mí, pero cuando otros miren mi amor, tiene poder para hacerles apreciar la persona a quien yo amo. ¿Qué ha hecho para mí para que yo le ame tanto? Tantas cosas, ¿verdad? La comida, los sacrificios de toda su vida para mí. ¿Y qué ha hecho Dios para mí para que yo le ame? Tiene un trono de gloria. Multitudes de ángeles alabándole. Es el creador de todo el universo, de todas las cosas. Y deja ese trono de gloria. Dios, el Padre, envía a su Hijo del trono de gloria para venir a la tierra. Y el que merece la gloria nace en un pesebre de paja, con animales. No tiene ni una cama donde dormir propia para toda su vida. No tiene ni ropa para vestirse. Los padres pobres, según entienden, entendemos la Biblia. Si no fuera por unos magos que venía para darles oro, incienso y mira, no hubiera podido hacer el viaje para Egipto y regresar a Nazaret más tarde. Dice el hijo del hombre no tiene donde recostar su cabeza. Todos sus amigos le abandonaron. No sé si usted prestó atención mucho a lo que leímos esta mañana en Salmo 69. Salmo 69 es lo que llamamos un salmo mesiánico, aunque en mi opinión todos los salmos son mesiánicos, no solo eso. Pero eso es evidente, hablando de cómo todos mis amigos me abandonaron. Me siento con mi boca seca, me han dado vinagre para tomar, y él, y así estoy aquí, muriendo, y todos se ríen de mí. Todos me rechazan, todos me abandonan. Hasta Dios mismo, Él tiene que decirle a Su Padre, ¿por qué me abandonas a Su Padre? Aquí encontramos uno que nació en un pesebre, vivió una vida tan pobre que tenía que pedir un burro para ir a Jerusalén para presentarse como rey. Y luego tenía que pedir prestado una cruz para morir por nosotros. Y pedir prestado una tumba donde estar enterrado por tres días y tres noches por nosotros. Tenía que prestarle una corona de espinas y golpearle, prestarle una túnica ensangrentada de un soldado, tenían que aceptar los azotes por ti y por mí. Ya conoce la historia de Jesucristo. Cuánto sufrió por ti y por mí, dejando su gloria para morir en la cruz, morir y sufrir las agonías del infierno allí por ti y por mí. Mi esposa ha hecho mucho por mí. ¿Qué ha hecho Cristo por mí? ¿Qué ha hecho Dios por mí? ¿Puede alguien hacer más por mí de lo que ha hecho Dios en crearme? ¿En proveer por mí diariamente? ¿Y entonces en sufrir y morir por mí? ¿En perdonarme todo mi pecado y ofrecer mi vida eterna? ¿Hay un amor tan grande? No. no hay un amor tan grande como el amor de Cristo por mí, que me inspira para amarle a él. Y si el amor de mi esposa tiene poder para ayudarme a cambiar ciertos hábitos y dedicarme a ella, cuanto más el amor de Dios debe cambiarme, inspirarme para amarle a él, de tal manera que otros estén impresionados con el amor de Dios por ver cuánto yo le amo. Y así que el amor de Dios que me hace amar a Él, resulta primero tener poder para hacerme reflejar el amor de Dios. El amor de Dios tiene poder para ayudarme a amarle a Él. Yo puedo hablarles de cómo la gente debe amar a Dios o cómo debe servir a Dios y no serán convencidos. Lo que te convence a ti, lo que me convence a mí no es hablar de muchas cosas acerca de Dios. Lo que nos convence es leer la palabra y ver cuán grande es el amor de Dios por ti. ¿Qué ha hecho Dios por ti? Mis palabras no te van a convencer a amar a Dios. Pero cuando tú meditas en el amor de Dios, eso tiene poder para cambiar tu vida, para querer amarle a Él con amor, podemos decir, perfeccionado. Versículo 12, su amor se ha perfeccionado en nosotros. De tal manera que el mundo puede ver a Dios, por lo menos ver el amor de Dios. reflejado en mi amor a Dios. El amor quisiera muchas veces ver a Dios. Muéstrame a Dios. Yo necesito ayuda. A ver si hay un Dios que me ayuda. Pero si puedo ver a Dios, creería en Dios. Y como dijo Abraham, verdad, al hombre rico que estaba en el infierno en Lucas 16, aunque los hombres vieran a un hombre levantarse de los muertos, no creerían, verdad, no se cree por vista. Muchos hemos visto la obra de Dios en la creación, En nuestras vidas tenemos que ser ciegos para no decir que no hemos visto la obra de Dios. Pero ver a Dios, dice aquí, nadie jamás ha visto a Dios, versículo 12. Nadie ha visto a Dios. Y si Dios no se hace ver, con aparecer en toda su brillancia, todo su belleza, los hombres, ¿cómo van a creer en él? Bueno, Dios muestra su poder, su amor en cambiarnos en nosotros y hacernos amar a otros. Y cuando uno que no era muy amante, muy amable, empieza a amar, decimos, ¿qué le cambió? Porque ya me perdonas, porque ya me amas. Puede ser porque Cristo me cambió. Cristo, yo le miré el amor de Cristo y era tan impresionante que ya quiero amarte con el amor de Cristo. Y eso hace entonces que aunque uno no vea el amor de Dios directo, puede ver el amor de Dios en nosotros. El hecho es que a veces los hombres miren el amor de Dios torcido en nosotros. Si no les perdonamos mucho, si no les ayudamos mucho, si no estamos considerados, ¿verdad? Decimos, oh, pero yo le amo, pero dice, bueno, no, no sé. Eso no me convence. Necesita el amor perfeccionado. Al principio, los hombres nos miren como el ciego. Recuerda que Cristo en una ocasión tocó a un ciego y no le dio toda la vista la primera vez. Dice, ya puede ver. Y el hombre dice, antes no pude ver nada, pero ya veo hombres borrosos, como si fueran, no sé, árboles andando o algo, pero no los veo claramente. Y le tocó la segunda vez y ya puedo ver claramente. Cuando nosotros no vivimos una vida de amor real, los hombres no miren el amor de Dios claramente, solo borroso, torcido. Pero cuando nosotros miramos mucho cuánto Dios nos ama, y eso nos inspira para amarle a Él con puro amor, los hombres ya pueden ver, digamos, el amor de Dios con pureza. Y como dice aquí, su amor es perfeccionado de esta manera. Y eso de ver a Dios en nosotros, el amor de Dios, creo que tenemos una ilustración en Juan 4. ¿Quieren ver Juan 4, versículos 39 a 42? Aquí tenemos a una mujer muy mala. que había estado casado con varios hombres, divorciado de todos y ya se desechó el matrimonio y solo vive con el hombre, ¿verdad? En pecado. Y Cristo le mira, le dice lo que ha hecho, dice, pero yo soy el Mesías como el que te puede perdonar de todo esto. Y ella, mirando su compasión y su amor, cree en Él, que es el Mesías, el perdonador. Y quiere que todos así creen en su perdón y su amor. En Juan 4, 39, muchos de los samaritanos de la ciudad creyeron en él porque la mujer corrió al pueblo y creyeron en Cristo por la palabra de la mujer que daba testimonio diciendo más dijo todo lo que he hecho y todavía me perdonó. Entonces vieron los samaritanos a él. Y le rogaron que se quedase con ellos, y se quedó allí dos días, y creyeron mucho más por la palabra de él. Y decían a la mujer, ya no creemos solamente por tu dicho, sino porque nosotros mismos hemos visto y sabemos que verdaderamente ese es el Salvador del mundo, el Cristo. El cambio en su vida, su amor para hablar de Cristo a ellos les convencieron un poco, pero luego eso les hizo orar al Señor directamente, hablar al Señor directamente y mirando, meditando en lo que Cristo dijo de sí mismo, cómo les amaba, cómo les perdonaría. Eso era el amor perfecto que les convencía a seguir a Cristo. Primero, poco por la palabra de ella, luego, porque su palabra, su amor, les llevó a amar a Él y creer en Él. Así eres tú, así soy yo. Así es el poder del amor de Dios en nosotros. Cuando ellos vean el amor de Dios en nosotros, como nuestras vidas han sido transformadas, cambiadas, ellos empiezan a convencerse. que Dios puede amar, si puede amar pecadores como nosotros. Y entonces ellos ya no quieren permanecer en la oscuridad. Es como si empiezan a ver la luz. Y así el Señor le ayudó a ella a amar, hasta amar de tal manera que iría a la ciudad donde estaban esos hombres divorciados de ella y hablarles de perdón cuando antes les habló de divorcio. Y dice, ¿qué pasa aquí? Y ese amor de Cristo cambia su vida y ellos, mirando el amor de Cristo en ella, quieren ir a Cristo y creerle a Él. Dios se sacrificó para perdonarnos. Medita en lo que ha hecho por nosotros. Él nos bendice cada día. Nos protege del diablo de tanta maldad. Él provee por nosotros y provee compañerismo y comunión con nosotros. Cristo ora por nosotros en cada momento. Qué amor tan grande puede tener uno por otro. siempre está presente con nosotros para acompañarnos en la oscuridad, para compadecer de nosotros en nuestros tiempos de tristeza, para llorar con nosotros, para sanarnos, para ayudarnos, regocijarnos, para ayudarnos en debilidad, para hacernos fuertes, no nos condena, Si creemos en él, él más bien toma nuestro pecado sobre sí y nos perdona por su amor. Cuando él nos forma en su imagen, su amor es perfeccionado en nosotros para que todo el mundo vea lo que ha pasado en nosotros. ¿Ha sido cambiado? ¿Has experimentado el poder del amor de Dios en tu vida? De tal manera que tú quieres hablar a otros del amor de Cristo. Él dice, ¿qué te ha transformado? El amor de Cristo. Debes conocerle. Y tú le vas a amar también. Eso tiene poder. para cambiarme a mí y para usarme para que el mundo que dijo que quería ver a Cristo puede por lo menos ver el amor de Cristo a través de mí. Número dos tiene poder para echar fuera todo temor de condenación y juicio y todo temor en cada sentido. Primero de Juan 4, 16 al 18. Después de tiene poder para formar en mí un amor que refleja el amor de Cristo y así apuntar los hombres a Cristo y su amor. Segundo, Versículo 16. Nosotros hemos conocido y creído el amor que tiene Dios para con nosotros. Dios es amor. Cuando conoces a Dios, sabes que Él es luz y Él es amor. Dios es amor. Cantamos esto a veces, ¿verdad? Dios es amor. Dios es amor, ¿verdad? Y así es que debemos creer en Dios como un Dios de amor. Y él que permanece en amor, permanece en Dios y Dios en él. Cuando usted de verdad creen en el Señor Jesús, permanece en Dios, va a amar, va a ser un resultado natural de amar a Dios y amar a otros. Versículo 17. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros. Como hemos visto en versículo 12, su amor se ha perfeccionado. Cuando uno de verdad tiene un amor más perfecto, la gente ve el amor de Dios más perfectamente. Su amor se ha perfeccionado en nosotros para que tengamos confianza en el día del juicio. Una cosa que me hace estar confiado en el día del juicio es creer en el amor de Dios por mí y creer que su amor ha entrado en mi corazón para ayudarme a amarle a él y a otros. Así tengo confianza en el día del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo. Versículo 18, en el amor No hay temor. Quiere leer esas palabras conmigo dos veces. En el amor no hay temor. Otra vez. En el amor no hay temor. ¿Cuántos tenemos temor de tantas cosas? ¿Verdad? A ver si Dios me va a condenar, a ver si otros me van a condenar, a ver si puedo aguantar, si pierdo mi trabajo, si pierdo mi dinero, si me enfermo. Yo tengo tanto temor de tantas cosas. ¿Qué puede ayudarme a vencer el temor en mi vida? El amor. No hay temor. sino que el perfecto amor echa fuera el temor. ¿Tienes tu perfecto amor? Creo que no, ni yo. Nuestro amor está siendo perfeccionado, pero ¿quién tiene perfecto amor? Dios mismo, Jesucristo. Si yo creo en Él que tiene perfecto amor, eso echa fuera el temor, porque temor lleva en sí castigo. Si yo no estoy seguro si voy al cielo, no estoy seguro si Cristo me ha perdonado de todo mi pecado, temo su castigo. Temo el infierno. Debe temer. Debe temer. Si usted no tiene seguridad de su salvación, si no ha entregado tu corazón con sinceridad al Señor, me puede apuntar el día cuando tú dijiste, Señor, soy un gran pecador. Soy un gran pecador. Señor, Hoy reconozco que merezco el infierno. Yo creo que soy el peor de los pecadores. Señor, soy un gran pecador. Tengo temor de que iré al infierno. Cuando llegaste a ese momento de temor de Dios, temor de castigo de Dios. Si no llegó hasta allí, debes temer. Pero si llegó ese momento de arrepentirse de todo pecado, confesar que usted era un gran pecador, que merecía un gran castigo del infierno, entonces, si usted en ese momento puso su fe en el gran amor de Dios y dijo, Jesús, yo merezco el infierno, pero creo que tú pagaste el infierno por mí. Yo creo que tú viniste a la tierra, naciste de una virgen allí en ese pesebre, que tú moriste en la cruz, y la Biblia dice la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. Señor, estoy arrepentido, pero ahora, con mi arrepentimiento, tengo fe que tú has pagado por todo mi pecado, Y así resucitaste para salvarme y perdonarme, así ahora mismo pongo mi fe en ti para cambiar mi vida. Si usted de verdad se arrepintió, de verdad puso su fe en el amor de Cristo para perdonarte, lo que va a pasar y lo que hubiera pasado, lo que había pasado, es que usted cambió. Usted empezó a tener amor a Dios tan grande por su amor a ti. Y entonces querías hablar de su amor a todo el mundo. Tiene usted el amor de Dios de verdad. Eso de verdad ha pasado a usted. que has meditado en el perfecto amor. Entonces, si usted cree que Dios tiene un amor tan perfecto que perdonó todo tu pecado, ya no tienes temor de su condenación, ya no tienes temor del infierno, ya no tienes temor de la muerte o de nada, porque Dice de donde el que teme no ha sido perfeccionado el amor, pero cuando llega a poner su fe en el Señor. Por temer al Señor en ese día, ya no temes al Señor más. Es bueno comenzar con temor de Dios y siempre tener respeto y temor de Dios. Pero ya como tengo temor de Dios, que es amor a Dios, no temo otra cosa. No temo el castigo de Dios, otra cosa. Aquí está Abraham en Génesis 22. Subiendo un monte con un cuchillo, su hijo con fuego ata a su hijo y le pone allí y está para sacrificar a su hijo y el hijo no tiene temor. Tiene amor a su padre, confianza en el amor de su padre, confianza en el amor de Dios, que hasta si Dios le iba a matar, él iba a resucitarse. Así dice en Hebreos 11, Abraham iba a sacrificar a su hijo porque creía que su hijo iba a resucitarse de los muertos. En su mente, su hijo ya estaba muerto. Y cuando Dios dijo, para, no le mates, era como un momento de resurrección para Abraham y para su hijo. Pero el hecho es que el hijo tenía tanta confianza en el amor de su padre que sabía que no le haría un daño permanente, no le haría nada que no fuera la voluntad de Dios para él. Él sabía que el padre no le iba a condenar y juzgar por ser un niño malo si el padre le había perdonado de todo y Dios le había perdonado. El hecho es que la nación de Israel merecía pena de muerte, pero temían al Señor. Y llegaban allí a un mar rojo. Y entonces tenían que pisar el mar rojo y pasarlo. Pero creían que el Señor les había rescatado de Egipto, perdonado de su pecado, Así que tenían temor del Mar Rojo, tenían temor que Dios iba a castigarlos y echar encima de ellos todo el mar para ahogar su nación. No, no tenían temor. No temían el castigo de Dios, la condenación de Dios, porque creían en el amor de Dios que les había perdonado y salvado. El hecho es que no tenemos que tener miedo que cuando llegue el último día, Dios va a decir, tú muy malo, ya no vienes al cielo. Si ya hemos arrepentido, hemos puesto nuestra fe en el amor de Dios que pagó por nuestro pecado en Calvario. Allí, si hemos dejado a Dios cambiarnos y poner su amor en nosotros, ya no tenemos que temer nunca ¿Quién me condenará? Dice Romanos ocho. ¿Quién me condenará? Si Cristo ha muerto por mí, si Dios me ha justificado en Cristo. Aleluya. Amén. Dios no me condena. Y si Dios me no me condena, ¿Quién más me condena? Nadie, si creo en el amor de Dios, eso quita mi temor de la muerte, quita mi temor. de castigo de Dios, pero también quita mi temor de todo lo demás en mi vida. Si tengo confianza que Él es Dios Todopoderoso, y tengo confianza que es Dios Amor, usa todo su poder en amor para guardarme. Puedo echar mi cuidado sobre él y saber que él cuida de mí. Puedo creer que él obra todo para bien, para los que le aman y están viviendo conforme a su voluntad. El hecho es que cuando tengo fe en el amor de Dios, en el poder de Dios, yo no temo nada más que me puede pasar. Ninguna enfermedad está fuera de control de Dios. Ninguna pobreza está fuera de control de Dios. No tengo que temer nada si Dios está en control de mi vida, pero me están criticando. Están diciendo mentiras de mí. Sí, pero Dios le va a proteger. Si usted de verdad cree en el amor de Dios, ha experimentado el amor de Dios, tiene necesidad, Dios proveerá su tiempo. Tiene miedo de mala salud, no tenga miedo si crees en el amor de Dios. El amor perfecto echa fuera todo temor. Hay enemigos, andes en la oscuridad. Salmo 91, 5 y 6 dice, andes con terror nocturno. ¿Hay pestilencia que anda en la oscuridad? Si tienes fe en el amor perfecto de Dios, que Dios te ama, no tienes miedo de esta pestilencia que anda en la oscuridad. Desde el terror nocturno, Dios está contigo. Filipenses 4, 6, no te afanes por nada, sino en acción de gracias y oración, puede levantar todo a Dios y saber que Él te cuidará. Mateo 6, 34, dice, mañana tendrás sus afanes, pero no se preocupe de mañana, Dios cuidará de mañana. Para hoy basta su afán, así que no tengas miedo de hoy. Mateo 6 dice, viste Dios las aves del campo y las flores del campo y no va a vestirte de ti, cuidar de ti. El hecho es que tenemos fe en el amor de Dios y eso tiene poder para echar fuera todo temor. Tiene poder para producir en mí un reflejo del amor de Dios para que otros le aman, como la mujer samaritana. Tiene poder para quitarme todo temor de condenación o todo temor de cualquier cosa, porque Dios me ama tanto. Y una tercera cosa que hace el amor de Dios es primera de Juan 4, 20. Si alguno dice, yo amo a Dios y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él. El que ama a Dios, ame también a su hermano. Tiene poder para cambiar en hipócrita. en un hombre sincero. Dice uno, yo amo a Dios, aborrece a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien ha visto? Si uno de verdad ve a Dios con fe, ve el amor de Dios con fe, usted que era un hipócrita diciendo que, oh, yo tengo amor a Dios, y todo el mundo nota esa hipocresía. El mundo está buscando criticar a cristianos. ¿No se da cuenta de eso? Está buscando fallos en tu vida, en la vida de cualquier cristiano, para decir, mira, son todos hipócritas. El problema es que a veces encuentran muchas cosas, ¿verdad? En nuestro amor imperfecto. Pero cuando mira cristianos sinceros es porque el amor de Dios les ha hecho cristianos sinceros. Y entonces empieza la gente a mirar cuando nosotros les perdonamos después de que ellos nos maltraten, nos maldicen tantas cosas y nosotros les tratamos bien cuando nos tratan mal. Y dice, cómo es esto? Bueno, antes yo fui un hipócrita. Hay que ser honesto. Antes yo no le quería perdonar a usted. Pero ahora que Cristo me ha perdonado a mí, ha demostrado su amor a mí, y me ha mandado, ámale a él, perdónale a él, porque dice aquí su mandamiento, me dice que tenga que hacer eso, entonces eso me cambió para amarte, para perdonarte, para servirte. Había una persona, un cristiano, en la Segunda Guerra Mundial, en un campamento de concentración. Y estaba maltratando, maldiciendo. El cristiano dijo, mira, todo lo que hagas, trate lo que quieras. Todo lo que hagas no va a hacerme odiarte a ti. Todo lo que hagas, yo voy a perdonarte de todo. Voy a tratarle bien y amarte de todo. Así es el amor de Dios que quita toda hipocresía y es un amor sincero de Dios que puede perdonar los que te maltratan de esa manera. Cinco misioneros fueron a Los Alca en Ecuador. Y entonces allí, cuando yo era un niño, trataron de decirles, cuando aterraron su avión, trató de decirles, amigos, amigos, tenían escopetas para cazar y comer, tiraron sus escopetas al lado. Para mostrar que no tenían nada para hacer daño, quitaron sus camisas y dijeron, amigos, amigos, No sabía mucho de Quechua. Quechua es una lengua muy interesante. Cuando estuve en Perú es muy interesante. Yo prediqué en español y tenían que traducir a Quechua. Yo estuve muy enfermo esa semana, pero trataron de enseñarme cuatro palabras de Quechua y no recuerdo ninguno. Muy inteligentes los que hablan Quechua. No obstante, allí estaban con eso y no entendían más que amigo en Quechua. Pero ellos no creían. Y los cinco misioneros dijeron mira. Si para ver el amor de Dios tenemos que dar nuestra vida, no vamos a defendernos, no vamos a dañar los indios Quechua. Nosotros vamos a quedarnos aquí y los cinco murieron como mártires. Pero su amor que mostró a los indios Quechua El amor de Dios, el amor de ellos, les mostró el amor de Dios, les convenció. Tardó años, dos, tres años después. Y venían las esposas de estos mártires. Para entrar a la tribu, a ser amigos, los hijos de los mártires entraron. Y ganaron centenares de ellos para Cristo. El hecho es que tenemos que reconocer que el amor que hace uno sincero, que se sacrifica por la gente y cuando la gente le maldice, le maldice, le maldice, le critica, le critica, dice mentiras de ti y le maltrata y usted dice no me puedes No puedes hacerme odiarte. Yo te perdono. Yo te amo. Solo voy a hacerle bien. Llegamos a ser como Cristo en la cruz. Padre, perdónalos. No saben lo que hacen. Y ese amor del Padre demostrado en nosotros, y ese amor que el Padre nos ayuda a mostrar a otros, les convence que Dios de verdad les ama porque es un amor poderoso. Han visto mucha hipocresía, pero no necesitan ver sinceridad. Y lo que les demuestra sinceridad no son tus sermones, sino tu vida de amor, de perdón, de sacrificio. Para terminar muy rápido, capítulo cinco, uno y dos. ¿Quieres leer conmigo? Otra cosa del amor, capítulos cinco, uno y dos. Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios. Y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. En esto conocemos que amamos los hijos de Dios cuando amamos a Dios. Amén. Dice allí que resulta esto, entonces, en el nuevo nacimiento, que transforma pecadores egoístas en personas de amor. Todo aquel que cree en Jesús es Cristo es nacido de Dios. Ahí está Nicodemo en Génesis, en Juan 3. Juan mismo escribió de Nicodemo. ¿Necesario para ti nacer de nuevo, Nicodemo? Tú vienes buscando educación, llamándome gran maestro, ¿qué le puedo enseñar? Tú no necesitas enseñanza, necesitas cambiar tu vida, dejar tu orgullo de religioso, de gente buena, confesar que tú eres un pecador. Tienes que comenzar tu vida de nuevo, nacer de nuevo. ¿Cómo puedo hacer esto? Creen el Señor Jesús. De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito en Juan 3. Nicodemo creyó. Miramos Nicodemo dos veces más, por lo menos, en Juan. La última vez que le miramos es Juan 19, versículo 39. Este hombre que no tenía interés en Cristo al principio, nació de nuevo. Y cuando nació de nuevo, Cristo estaba allí en la cruz, crucificado. Vino un rico, José de Arimateo, para llevarle a su tumba, pero tenía necesidad de alguien que le ayudara a bajar a Cristo de la cruz. Y entre todos los que iban a sacrificarse, su reputación, su carrera, su vida, su todo, entre todos, venía uno. el que había nacido de nuevo, Nicodemo, y le ayuda a bajar el cuerpo de Cristo de la cruz en presencia de todos. Uno que nace de nuevo muestra un amor real a Dios. Y esto es el poder de Dios. Tú no puedes amar sin nacer de nuevo. O puedes amar humanamente, hay tres o cuatro o cinco tipos de amor. Este amor erótico, este amor de amigos, esos son amores humanos. Pero un amor que puede morir por Cristo, sacrificar tu vida por Cristo, perdonar a otros que le han dicho cosas y hechos cosas imperdonables. ¿Quién puede hacer eso? Solo uno que ha nacido de nuevo. Yo me atrevo a decir, tenía un muchacho que dice que ama una novia, puede amar a la novia de verdad, sin nacer de nuevo, para tener el amor de Cristo en su corazón por esa novia. Porque se casa con la novia, va a ver que hay muchas cosas para perdonar y no va a poder perdonar muchas cosas que hace la esposa luego. si no tiene el poder de Dios para perdonar lo imperdonable. Y así que no puede ni uno como novio amar su novio correctamente sin nacer de nuevo para tener el amor de Dios en tu corazón. El que aprecie el amor de Dios y nace de nuevo ya puede orar como Cristo desde la cruz. Padre, aunque me crucifican, perdónales, no saben lo que hacen. El amor de Dios tiene poder para nacerte de nuevo. Si pones tu fe en Cristo, fe en el amor de Cristo que murió por ti, tú vas a nacer de nuevo. Y eso va a hacerte lograr lo imposible humanamente. de amar a otros con el amor de Cristo. Que el Señor nos ayude a ser transformados con este milagro, este poder del amor de Dios. De pie, por favor. Nuestro Padre especial, gracias por el amor de Dios que tú demostraste en la cruz del Calvario y que tú demandaste de nosotros Pero Tú no nos demandas hacer nada que no nos ofreces poder para hacer. Si nos mandas para amar y perdonar, Tú nos das el poder para amar y perdonar. Señor, tenemos que confiar en Ti, porque muchos dicen que aman, pero cuando viene a donde es Señor, la goma toca el camino. cuando viene el momento de realidad, miramos que no podemos amar con ese amor si no meditamos en tu amor perfecto y si tú no nos das ese amor. Así, Señor, pedimos que cada persona aquí experimente ese poder de Dios, el poder para nacer de nuevo. El poder de Dios para poner tu amor en su corazón de tal manera que otros vean ese amor y quieren venir a Cristo. Este amor a Dios tan grande que echa afuera todo temor, temor de la condenación de Dios y temor de cualquier otra cosa que pueda pasar en la vida. Ese poder del amor que cambia a un hipócrita pecador en un cristiano sincero que el mundo no puede criticar, aunque critique, no tendrá realmente leña para criticarnos, porque tú, Señor, puedes obrar en nosotros, perfeccionar en nosotros este amor perfecto de Dios. Ayúdanos a crecer en tu amor, en tu gracia. Y ayúdanos, Señor, a reflejar el amor de Cristo, el amor de Dios, de tal manera que otros quieran conocer nuestro Dios tan amante, a quien amamos tanto. Eso es tanto más importante que solo predicarles que deben creer en Jesús. Ayúdanos primero de mostrarles el amor de Jesús, el perdón de Jesús. para que quieran conocer a Jesús. En el nombre de Jesús pedimos esto. Amén. Mi corazón lo examino hoy. Mis pensamientos pruebo, Señor. Ve si en mí perversidades hay. Por sendas rectas guíame por tu amor. ¿Tú necesitas experimentar ese amor de Dios? ¿Tú crees que Dios te ama tanto que ha hecho todo esto para ti, de la cruz, de bendiciones, de creación, de todo? ¿Tú crees en Jesús? ¿Crees en su amor? Entonces le invito, si no has puesto tu fe en Jesús, para perdonarte y no tener temor. No tener temor. El amor a Dios va a echar fuera temor. Creer en el amor de Dios va a echar fuera temor. Le invitamos a venir adelante, incluso esta mañana, si quieres. Y decía, yo ahora acepto a Jesús para ser mi Señor y Salvador, porque ahora creo en su amor por mí. Yo no he demostrado el amor de Dios y creo que la razón es porque todavía no tengo el amor de Dios en mi corazón. No he puesto toda mi fe en el amor de Dios en la cruz como debiera haber hecho. En esta mañana yo vengo para decir, Señor, te amo, te acepto para ser mi Salvador. Y si tú eres un cristiano, pero dices, yo predico a la gente, pero ya veo por qué muchos no quieren creer en Jesucristo y su amor. Es porque Él no se revela directamente como una luz en el cielo. Él revela su amor a través de sus hijos. Y la gente está esperando ver el amor de Dios en un cristiano de verdad, en mí. Y yo necesito, como cristiano, crecer el amor de Dios. Yo necesito que el amor de Dios esté perfeccionado en mí para que otros conozcan el amor de mi Padre. Cristiano, ¿tú quieres ser lleno del Espíritu Santo y de su amor? ¿Necesitas oración para eso? Te invito a venir. ¿Usted quiere, cristiano? Arrodíllate aquí.
El Poder del Amor de Dios
Series 1-3 Juan
Iglesia Bíblica Bautista Antioquia
Sermon ID | 6924212655036 |
Duration | 51:15 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 John 4-5 |
Language | Spanish |
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.