
00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Muy buenos días hermanos y estamos orando por ustedes. Sé que las cosas están difíciles y se van haciendo cada vez más difícil y espero realmente que lo que estamos viendo en hebreos va a ser de ánimo para nosotros en nuestras vidas y en la vida de la iglesia. Esta mañana estamos en Hebreos y en si ustedes tienen el bosquejo. estaríamos viendo el capítulo 12 de 5 a 13 pero entre hoy día y el próximo domingo entonces el bosquejo que tienen en sus boletines es tanto para hoy como para el próximo domingo y así que el título es el gozo de la disciplina del señor el gozo de la disciplina del señor Y en eso debemos entender que el gozo no siempre es en las dificultades, pero veremos lo que el autor nos está animando aquí. Y algunas preguntas para empezar. ¿Creemos que Dios es soberano sobre las dificultades que enfrentamos en nuestras vidas? Creemos que Dios es soberano sobre las dificultades que enfrentamos en nuestras vidas. ¿Cómo reaccionamos a las dificultades que Dios pone en nuestra vida? Reaccionamos con quejas y desánimo o con un esfuerzo renovado para aprender y crecer en santidad. Y espero que podamos estar animados en las predicas de hoy y el próximo domingo para evaluar nuestras reacciones y también de ir aprendiendo, renovando las fuerzas en el poder de Dios para seguir aprendiendo y creciendo en Él. Vamos a orar para empezar y entregar este tiempo al Señor. Gracias señor por esta mañana, gracias por tu palabra y sabemos señor que las cosas van empeorando en el país, en el mundo y aún dificultades personales, económicas que tenemos señor realmente no son de ánimo muchas veces en nuestra vida. Varios de esos problemas son causados también por nuestro propio pecado o el pecado de nuestros, bueno, de otras personas. Pero Señor, sabemos que Tú eres soberano sobre esas dificultades y que Tú tienes un propósito para ellos, esos problemas, esas dificultades en nuestras vidas, para madurarnos, para que crezcamos en santidad. para que realmente podamos agradarte en nuestras vidas diarias, Señor, dándote gracias por lo que es más importante y también lo que tenemos en ti por toda la eternidad. Y ayúdanos a ir aprendiendo y creciendo de esa forma. Gracias por tu palabra, por este pasaje que seremos viendo en tu nombre. Amén. Quiero recordarles algo antes de ver el pasaje y leerlo. En Hebreos capítulo 10, versículo 32, en adelante, unos cuatro o cinco versículos, dice, pero recuerden los días pasados, cuando después de haber sido iluminados, ustedes soportaron una gran lucha de padecimientos. Por una parte, siendo hechos un espectáculo público en oprobios y aflicciones. Y por otra, siendo compañeros de los que eran tratados así, porque tuvieron compasión de los prisioneros y aceptaron con gozo el despojo de sus bienes. sabiendo que tienen para ustedes mismos una mejor y más duradera posesión. Por tanto, no desechen su confianza, la cual tiene gran recompensa, porque ustedes tienen necesidad de paciencia para que cuando hayan hecho la voluntad de Dios, obtengan la promesa. Y estos destinatarios de esta carta ya habían pasado por varias dificultades. como circunstancias ajenas a ellos. Ellos ya habían pasado por esa dificultad. Sin embargo, si recuerdan en capítulo 5, el apóstol les decía, mire, ustedes siguen siendo inmaduros. Necesitan crecer, necesitan seguir adelante. Y también en el mismo capítulo que estamos viendo hoy, en el capítulo 12, Dice, en los primeros versículos, por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestra gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús. Y así Esos creyentes, aunque ya habían pasado por varias dificultades, seguían necesitando confiar en el Señor, por lo que iban enfrentando en sus vidas las dificultades que estaban pasando. Y esas dificultades, algunas, eran por su propio pecado. Otros eran por las circunstancias en su alrededor, del país, de las autoridades mismas y de la persecución de los judíos, de varias cosas. Así que el autor estaba animando a esas personas a realmente entender sus circunstancias, pero también entender que Dios era soberano en esas circunstancias. Dios estaba orando en ellos con unos fines específicos. Y eso es lo que estaremos viendo hoy en día y el próximo domingo. En los versículos que estamos viendo, vamos a ver que Dios disciplina a todos sus hijos. Dios disciplina a todos sus hijos. Así que, podemos decirlo de esta forma, la única manera de escapar de la disciplina de Dios es no ser hijo de Dios. Porque todos los hijos de Dios reciben la disciplina de Dios. La disciplina tiene un aspecto correctivo. Entonces, una parte de la disciplina es corregir. corregir de nuestro mal camino y de otras cosas. La disciplina también tiene un aspecto formativo, es decir, de formar en nosotros un carácter maduro. Que uno, por ejemplo, un niño es inmaduro. Y no es pecado ser inmaduro cuando uno es niño. Pero si es pecado continuar inmaduro a medida que uno vaya avanzando en la edad. Así que tiene un aspecto formativo para madurarnos. Y podemos decir que, a fin de cuentas, toda la disciplina tiene la meta de formar el carácter de nosotros, de los hijos de Dios, a la imagen de Cristo. Esa es la meta que tiene la disciplina de Dios. ¿Y nuestra reacción? ¿Qué es nuestra reacción normal en las dificultades? Es quejarnos. Es orar por un escape, una salida. Pero la pregunta para nosotros es, ¿deseamos crecer en santidad? ¿Deseamos crecer en la justicia que Dios desea para nosotros? ¿O solo deseamos disfrutar una vida o tener una vida fácil de placeres terrenales? Esa es la pregunta para nosotros. ¿Deseamos crecer en santidad, en justicia, en el amor por Dios, o deseamos solo una vida de placeres terrenales? Y como dije, solo los que no son hijos de Dios son los que no reciben la disciplina de Dios. Y mi esperanza es que nosotros sí deseamos crecer en santidad. Deseamos crecer para agradarle a Dios. Y la única forma para hacer eso es por medio de la disciplina de Dios. Y cuando entendemos que la disciplina de Dios, tanto en su parte correctiva como formativa, tiene esos fines, Realmente eso debe traernos gozo y por eso he puesto el título el gozo de la disciplina del Señor. El gozo no es pasar por dificultades, el gozo es lo que la disciplina de Dios produce en nosotros. Espero que nosotros también vamos a ir entendiendo eso, viendo las dificultades de esa forma. Y nosotros también debemos entender que cuando vamos a estar leyendo estos versículos en un momento, que estos versículos tienen una parte individual y una parte colectiva. Nosotros participamos colectivamente uno en la vida de otro en cuanto a crecer en esta santidad y recibir la disciplina y crecer por medio de eso. Vamos a leer el contexto, vamos a leer Hebreos capítulo 12 de versículos 1 a 17 y voy a estar usando la Nueva Biblia de las Américas. Dice así la palabra, por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve. Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de él, soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. Consideren, pues, aquel que soportó tal hostilidad de los pecadores contra él mismo, para que no se cansen ni se desanimen en su corazón. Porque todavía en su lucha contra el pecado, ustedes no han resistido hasta el punto de derramar sangre. Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige, Hijo mío, no tengas en poco la disciplina del Señor, ni te desanimes al ser reprendido por él. Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Es para su corrección que sufren. Dios los trata como a hijos. ¿Por qué? ¿Qué hijo hay a quien su padre no disciplina? Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces son hijos legítimos, perdón, son hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos y los respetábamos. Con cuánta más razón no estaremos sujetos al padre de nuestros espíritus y viviremos Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad. Al presente, ninguna disciplina parece ser causa de gozo. sino de tristeza. Sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, después les da fruto apacible de justicia. Por tanto, fortalezcan las manos débiles, las rodillas que flaquean, hagan sendas derechas para sus pies para que la pierna coja no se desconyunte sino que se sane. Busquen la paz con todos y la santidad sin la cual nadie verá al Señor. Cuídense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios, de que ninguna raíz de amargura brotando cause dificultades, y por ella muchos sean contaminados. Que no haya ninguna persona inmoral ni profana como Isaú, que vendió su primogenitura por una comida, porque saben que aún después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado. pues no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas. Hasta ahí en la lectura de la palabra. La verdad principal es, nuestro Padre Celestial nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad, que seamos entrenados por ella y que la recibamos con gozo. Así que esta mañana solo estaremos viendo el primer punto en el bosquejo, que es debemos recibir la disciplina de Dios porque es para nuestra corrección y muestra que somos sus hijos. Y para eso estaremos viendo los primeros, bueno, de versículos 5 a 8 en este primer punto. Este pasaje comienza con una advertencia. ¿Cuál es esa advertencia? Es versículo 5, la primera parte. Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige. Y solo quiero recordarles Dice aquí, como a hijos, como a hijos. En el contexto de los judíos, ¿cuál fue el rol del padre para con sus hijos? En un sentido general, podemos decir, el padre tenía el siguiente rol para con sus hijos. Tenía que instruirles en la ley de Dios. Tenía que inculcarles lo que le agrada a Dios y lo que no le agrada. Eso fue el rol del padre. Tenía que modelar una vida de seriedad, responsabilidad y dominio propio en cultivar su vida conforme a la ley de Dios. Es decir, no solo tenía que instruir a sus hijos, también tenía que modelar esa clase de vida. También tenía que darles una estructura para ir formando para que sus hijos pudieran ir formando buenos hábitos de seriedad y de dominio propio. Entonces tenía que darles la estructura en la vida para que sus hijos pudieran ir formando esos buenos hábitos, una vida con seriedad y dominio propio para que pudieran ser responsables como adultos. Los padres tenían que ponerlos a trabajar a sus hijos para que ellos, sus hijos, llegaran a ser adultos responsables y corregirlos también cuando se desviaban de lo correcto. Tenían ese rol también de corregirlos cuando se desviaban de lo correcto. Entonces, eso fue el rol del padre, instruirles, modelar, darles una estructura, ponerlos a trabajar y corregirlos. Y toda esa instrucción, ese rol que tenían los padres, tenía que hacerse con el fundamento de amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a sí mismo, como dicen en Deuteronomio. En este pasaje que estamos viendo, el autor de esta carta les trae a la memoria estas verdades básicas. Todos ellos habrían tenido eso en su mente cuando el autor está hablando de Dios como nuestro Padre y la disciplina de Dios para con sus hijos. Voy a hacer, solo para hacernos pensar y antes de continuar, una pregunta similar a lo que he hecho en los últimos sermones. Cuando nos convertimos al Señor, Pensábamos que iba a ser una vida fácil en la cual Dios iba a concedernos, Dios iba a consentirnos, mimarnos con todo lo que deseábamos. Y si teníamos esa idea, y esa idea era una idea bien equivocada. porque tanto los judíos entendían el rol del padre como Dios es nuestro padre y muchas veces o a veces tenemos esa idea cuando nos convertimos al Señor todo va a ser fácil y placentero pero no es así el mismo hebreos también hemos visto que Por ejemplo, Jesucristo vino a la tierra como ser humano, como el hijo perfecto de Dios. ¿Qué clase de vida pasaba el hijo de Dios, Jesucristo, el Mesías, aquí en la tierra? ¿Él pasaba una vida fácil, placentera, sin dificultad? Obviamente no. Él pasaba una vida difícil, con muchas dificultades, aunque era perfecto. Recordemos algunos pasajes de esto. Y luego volvemos a pensar en nosotros. Hebreos 2, unos tres pasajes en Hebreos que hablan de esto. Hebreos 2, 10. Dice, porque convenía que aquel para quien son todas esas cosas y por quien son todas esas cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al autor de la salvación de ellos. Porque tanto el que santifica como los que son santificados tienen a todos de un padre. Entonces los padecimientos al autor de la salvación. Quien padeció en este pasaje es el Mesías Jesucristo. Hebreo 5, versículo 8. 9. Aunque el Hijo aprendió obediencia por lo que padeció, y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen. Aunque el Hijo, hablando del perfecto Hijo de Dios, el Mesías Jesucristo, aprendió obediencia por lo que padeció. Y Hebreos 12, los versículos que hemos visto en el último sermón, dice Hebreos 12, 3 y 4, Consideren, pues, aquel que soportó tal hostilidad de los pecadores contra él mismo. Jesucristo experimentó mucha dificultad, en sí experimentó mucha más dificultad que cualquiera de nosotros. Y esos versículos dicen que Dios También el Dios Padre tuvo el propósito de, como decir, perfeccionarlo. Y en ese sentido, en esos contextos, tiene que ver con madurarlo. Hacerlo llegar a esa perfección de experiencias, pero pasando toda prueba perfectamente. Entonces, volviendo a nosotros, la pregunta para nosotros es si en nuestras vidas, si hemos convertido al Señor, tenemos el ejemplo de nuestro mismo Salvador Jesucristo, que Él padeció mucho aquí. ¿Por qué pensamos que nuestra vida debe ser una vida fácil, sin dificultades? Y nosotros tenemos mucho pecado también en nuestras vidas. Y así que hay varias razones por las cuales debemos entender que Dios sí nos va a disciplinar para corregirnos y para madurarnos en Él. Hebreos, voy a leer versículos 5 y 6. Hebreos 12, 5 y 6. Dice, además han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige, hijo mío, no tengas en poco la disciplina del Señor, ni te desanimes al ser reprendido por él, porque el Señor al que ama disciplina y exhorta a todo el que recibe por hijo. Y ustedes van a ver que son una cita. Y estos versículos son una cita de Proverbios capítulo 3 y versículos 11 y 12. Proverbios 3, 11 y 12. que dicen, hijo mío, no rechaces la disciplina de Yahweh, ni aborrezcas su reprensión, porque Yahweh ama quien reprende, como un padre al hijo en quien se deleita. Y si tienen la Reina Valera o otra traducción, vas a notar algunas diferencias ahí que vamos a mencionar en unos momentos. Primero, esta cita comienza, Hijo mío, en la segunda parte de Hebreos 12, 5 dice, Hijo mío, no tengas en poco la disciplina del Señor. Y luego dice, ni te desanimes al ser reprendido por él. Entonces, por un lado hay dos errores que el autor quiere evitar aquí. Uno es tener en poco, desestimar, y el otro es ser abrumado, desanimarse por la disciplina. La reina Valera cuando traduce aquí dice, no menosprecies la disciplina del señor. Y esas dos traducciones son buenas. Esta palabra tiene que ver con desprecio, despreciar, ignorar, tomar a la ligera. Hay un resultado, ¿no? Porque dice no tengas en poco, es decir, no menospreciar, no tomarlo como si no fuera nada. Y, bueno, si tenemos varios hijos, Hemos tenido la experiencia de que por lo menos a un hijo es muy difícil disciplinarlo porque no le afecta nada. No le afecta cualquier clase de disciplina que le impones. Es como si no fuera nada. Eso es lo que está hablando aquí. Cuando tomamos algo a la ligera, Estamos menospreciándolo y cuando ignoramos lo que quiere enseñarnos, no vamos a beneficiar de eso. El autor está diciendo que no debemos menospreciar. Cuando pensamos otra vez en el sufrimiento de Jesús, Él menospreció el sufrimiento, fue algo ligero, insignificante, Obviamente que no. Jesús pasó por mucho sufrimiento y él le dio a su sufrimiento el peso que merecía. Y nosotros también debemos darle el peso que merece cualquier sufrimiento o dificultad que estamos pasando. El autor quiere que sus destinatarios reflexionen, aprendan lo que Dios quiere enseñarles. No pasarlo por alto y solo pensar que no fuera nada. Ellos estaban pasando por varias dificultades de la presión de persecución, presión de volver atrás, y el autor les dice no tomen ligeramente la dificultad. Necesitamos crecer y necesitamos meditar. Y cuando despreciamos, ignoramos la dificultad en el sentido que está hablando aquí, no vamos a reflexionar en el por qué estoy pasando por esta dificultad. ¿Por qué es lo que Dios quiere que yo aprenda por medio de esta dificultad? Esa es la pregunta que debemos hacernos cuando pasamos por dificultades. Puede ser por pecado en nuestra vida. Puede ser solo para que crezca nuestra fe. Puede ser por varias razones, pero cuando despreciamos, cuando tomamos a la ligera, no vamos a meditar en la razón por la cual Dios nos está llevando por esa disciplina, por esa dificultad. Luego, en Hebreos 12, versículo 5, la última parte dice, ni te desanimes al ser reprendido por él. Y obviamente esto es el otro lado. El otro error es decir ya. No, es desanimarnos y querer, por decir, tirar la toalla cuando recibimos su disciplina. La reina Valera lo traduce, no desmayes cuando eres reprendido por él. También, si recuerdas, Proverbios 3, 11 dice, no aborrezcas su reprensión. Y perdón, En la Nueva Biblia de las Américas dice así, en Proverbios 3.11, la reina Valera dice, ni te fatigues de su corrección. Entonces, hay varios matices aquí que uno puede ir viendo. En el contexto actual en el cual estamos viendo en Hebreos 12, lo que el autor quiere es advertir o que hagamos pensar es que no debemos caer en el error de desánimo. Tristemente, nuestra tendencia es exactamente eso. Y yo creo que aun esta semana pasada, ¿cuántos de ustedes no han estado en un tiempo desanimado? Yo creo que ninguno de nosotros podía levantar la mano por un momento, un día, dos días, tal vez toda la semana hemos estado desanimados y abatidos. por las dificultades que estamos pasando. Y con eso, ¿cuál es nuestra tendencia? Es decir, ya. No más. ¿Por qué seguir luchando? ¿Por qué seguir esforzándome? A veces estamos tan cansados en la vida que decimos que ya no podemos soportar más dificultad ni pruebas. Pero Este pasaje nos está diciendo, ni te desanimes. ¿Por qué? Y nos va a ir explicando las razones por las cuales no debemos, por un lado, tomar a la ligera, y por otro lado, desanimarnos en eso. Recordemos el mismo apóstol Pablo, en 2 Corintios 12, 8 a 9, 2 Corintios 12, 8 a 9, un pasaje bien conocido, Dice, acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí. Y él me ha dicho, te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades para que el poder de Cristo more en mí. Así que en su propia debilidad, algo que tenía muy difícil en su vida, estaba pidiendo al Señor que le quitara, pero no se lo hizo. ¿Por qué? Porque Dios quería manifestar su gracia en medio y por medio de esa dificultad. Así que no debemos desanimarnos cuando estamos pasando por la disciplina del Señor. Pasando al versículo 6, Hebreos 12 y versículo 6. Porque el Señor al que ama disciplina y azota a todo el que recibe por hijo. Luego, en la segunda parte del versículo 7, Dios los trata como a hijos. ¿Por qué? ¿Qué hijo hay a quien su padre no disipline? Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces son hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Y en este momento quiero enfocarnos en esta verdad. Dios, el Señor disciplina a todos sus hijos verdaderos. Y Dios ama a todos sus hijos verdaderos. El autor en este pasaje está enfatizando esta verdad. Un padre terrenal tiene el derecho o tiene la responsabilidad, tal vez mejor dicho, de disciplinar a quién o a quiénes, los hijos de otro o sus propios hijos, sus propios hijos. Un Padre Terrenal se limita a disciplinar a sus propios hijos. Y de una forma similar, nuestro Padre Celestial disciplina a todos sus hijos legítimos, todos sus hijos verdaderos. Y como dicen estos versículos, en versículos 7 y 8, dice, Dios los trata como hijos. Dios los trata como hijos. Y luego dice, en el versículo 8, perdón, al final del versículo 7, ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si están sin disciplina, son hijos ilegítimos. Y estos versículos expresan otra verdad que todos los judíos habrían entendido. Un padre, si un padre tenía un hijo, ¿qué iba a hacer con ese hijo? Lo iba a disciplinar. Para ellos era absurdo pensar en un padre que dejaba a su hijo sin disciplina. porque el deseo de cada padre era formar a su hijo para que su hijo madure, para que su hijo llegara a ser un hombre responsable y que necesita cada niño para llegar a ser un adulto responsable es la disciplina. Y los padres judíos entendían eso. Entendían que sus hijos y ellos entendían que fue su rol. Y tomaban ese rol seriamente. Otra vez repito, solo los que no son hijos, si uno no es hijo de Dios, Esa es la única forma de escapar la disciplina de Dios. La única forma de escapar la disciplina de Dios es no ser hijo de Dios. Hebreos 12, 6, la segunda parte dice, el azota a todo el que recibe por hijo. Y esto está haciendo una referencia a Salmo 119, 75. Salmo 119, 75. Yo sé, Yahweh, que tus juicios son justos y que en tu fidelidad me has afligido. En tu fidelidad me has afligido. ¿El ser azotado o afligido es agradable? Obviamente que no. Es, en general, causa de tristeza para nosotros. Normalmente nos quejamos cuando estamos afligidos. Pero el santo dice que Dios nos aflige por su fidelidad para con nosotros. Es decir, Dios toma muy seriamente su rol como Padre, como nuestro Padre. Y según su fidelidad para con nosotros, Él no nos va a dejar continuar en nuestra inmadurez, en nuestro pecado, y sin ser formado nuestro carácter. Así que, ¿qué es lo que muestra la disciplina del Señor? Es que Él nos está disciplinando en nuestras vidas. El amor verdadero, tal como nosotros sabemos de proverbios, el amor verdadero se manifiesta en la vida de un padre cuando disciplina a sus hijos. El amor verdadero se manifiesta en la vida de un padre hacia sus hijos cuando los disciplina. Y eso es lo que dice en Hebreos 12, 6. Porque el señor al que ama disciplina. El señor al que ama disciplina. Cuando Dios nos muestra su amor por nosotros, cuando pasamos por esas dificultades, estamos recibiendo su disciplina. Muchas veces, Nosotros podemos llegar a pensar, por el contexto también boliviano, que lo que estamos recibiendo de Dios es una forma de abuso o maltrato. Es muy excesivo lo que estamos recibiendo, la dificultad. Pero no debemos pensar así. Dios no es como un padre terrenal en ese sentido. Dios es el padre perfecto, quien sabe exactamente la dificultad y la disciplina que necesitamos. No, él nunca va a abusar de sus hijos, no los va a maltratar. Hay otro versículo que solo quiero mencionar en Proverbios 3, 12. Proverbios 3, 12. Porque Yahweh ama a quien reprende. Como un padre, y esa es la parte que quiero enfatizar ahorita, como un padre alijo en quien se deleita. Como un padre alijo en quien se deleita. La reprensión, la disciplina de Dios muestra que Dios se deleita en nosotros. A veces podemos decir, bueno, Dios se deleita de más en mí. porque recibo mucha disciplina. Pero, ¿qué es el deseo de Dios en eso? Es formarnos en él. El deseo para con todos sus hijos, recordemos, es que estaremos creciendo en santidad para reflejar la imagen de Cristo. Y vamos a estar viendo eso más en la próxima predica. Pensamos en los que no reciben disciplina en nuestro contexto. ¿Cuáles son las características de una persona que ha sido consentida por su padre cuando era niño? Si hay un adulto, una persona que ha llegado a ser adulto, ha sido consentido, mimado como niño, ¿Cuáles son algunas de sus características como adulto? ¿Llega a ser un quejón? ¿Un mal contento? ¿Alguien que nunca está feliz con nada? ¿Realmente es una vida agradable y bueno? para nada. Dios no nos va a criar para que seamos malcontentos, para que no estemos felices con nada. Dios desea para nuestro bien y es otra cosa que vamos a estar viendo en tanto un poco hoy y la próxima semana. Dice Kiss the Maker En tiempos de aflicción, recordad que vuestras contrariedades vienen de Dios. Él os está ejercitando en la piedad y os ha aceptado como hijos. Las adversidades que encontráis son bendiciones encubiertas ya que detrás de vuestras dificultades hay un Padre amoroso que os está dando lo que es mejor. Los hijos de Dios entonces deben siempre mirar más allá de sus pruebas y darse cuenta de que Dios mismo está actuando en sus vidas. Y lo que estaremos viendo también en la próxima prédica y un poco hoy es la formación que Dios quiere darnos por medio de la disciplina. Continuamos. Hay una parte del versículo 7 que no hemos visto todavía. La primera parte del versículo 7 es para su corrección. La Nueva Biblia de las Américas también dice la corrección o disciplina que sufren o que los soportan. Dios los está tratando como hijos. La reina Valera dice, si soportáis la disciplina, y es un poco diferente el en la convención aquí. Dios os trata como a hijos si soportáis la disciplina. Hay una diferencia. La Biblia de las Américas, la Nueva Biblia de las Américas, lo traduce como una aseveración, diciendo es para su corrección. Y es una aseveración de propósito. Dios tiene este propósito de corregirlos. mientras que la Reina Valera lo traduce como una oración condicional, si soportáis. La razón por esta diferencia es, hay una diferencia en el texto griego y creo que cuando estudiamos el pasaje llegaríamos a la misma comprensión, al mismo sentido, pero en este Oración, yo creo que la Biblia de las Américas es mejor y así vamos a tomar ese sentido de propósito para la disciplina, lo cual se encuentra en todo el pasaje. Entonces, es para su corrección que sufren. Es para su disciplina que están sufriendo. Están pasando por dificultades para su corrección. Quiero pensar un poco en las palabras disciplinar y disciplina que se encuentran a través de este pasaje. Quirol dice, las palabras, esas dos palabras, uno es verbo, otro es sustantivo, se relacionan con la formación de los niños, los cuales necesitan dirección, enseñanza, instrucción y disciplina. Estas palabras indican tanto el modo de la educación como su meta. El énfasis se encuentra en la formación integral de los niños. Esto incluye no solo la corrección del mal comportamiento, sino también la formación de buen comportamiento para inculcar buenos hábitos. Y recordemos lo que dije al inicio, algunas de esas cosas. ¿Cuál fue el rol del padre para con su hijo? Era instruirles en la ley de Dios, darles estructura en su propia vida, de sus hijos, ponerlos a trabajar y corregirlos cuando se desviaban de lo correcto. Así que este es el concepto en estas palabras de disciplina y disciplinar. No es siempre que uno está haciendo algo mal, más bien es cuando alguien quiere formar un buen hábito. Por ejemplo, podemos hablar de personas en la Biblia quienes han pasado mucha dificultad. Job. Dice la Biblia que Job fue un hombre intachable, pero aún así sufrió mucho, yo creo que mucho más que cualquiera de nosotros, para llegar a un nivel de madurez mucho más profunda. Y eso es lo que hemos visto también de Jesús, aunque el Hijo aprendió obediencia por lo que padeció. Cuando una persona está aprendiendo un deporte, va aprendiendo y practicando. No es que siempre está, no es que está pecando por decir no hacer las cosas correctas cuando está practicando ese deporte. Más bien, se va disciplinando, entrenándose para hacerlo mucho mejor, para tener esa disciplina, esa madurez en el deporte. para llegar a ser un jugador perfecto por decir. Así que eso es un aspecto importante aquí en la corrección. No es que siempre es por pecado, sino también para ayudarnos a madurar. Recordemos también Hebreos 12, versículo 4. Dice ese versículo a los destinatarios, que ellos no habían resistido hasta derramar sangre en su lucha contra el pecado. Y en ese mismo versículo habla de que Jesucristo mismo sí luchó hasta derramar su sangre. Él fue martirizado por mantenerse en la verdad. Y los destinatarios de esa carta no habían llegado a ese extremo todavía. No habían luchado hasta perder su vida. Aunque si su lucha era intensa, era difícil, la verdad es que por medio de esa lucha, por medio de esa dificultad, Iván tenía que ir creciendo y fortaleciéndose en el Señor. Aunque Jesucristo, como dije, nunca pecó, Él sufrió mucho más que cualquiera de nosotros. Y el autor está diciendo, mira, Jesucristo siendo perfecto, padeció todo eso. Y nosotros no hemos llegado a ese nivel todavía. Así que la corrección del Señor no necesariamente es cuando estamos pecando, sino es para formarnos en él. Es la forma de disciplina que también está incluido. Pero obviamente, La otra parte está aquí también. La corrección cuando estamos mal. Cuando necesitamos, cuando Dios necesita corregir nuestro mal camino, pasamos también por disciplina. Y en ese sentido, Jesucristo nunca tuvo que pasar por esa clase de disciplina, de corrección, cuando estaba mal. Porque Él siempre hacía las cosas correctas. Pero nosotros sí necesitamos esa clase de corrección. Apocalipsis 3, 19, otro versículo conforme a lo que hemos visto anteriormente. Yo reprendo, Apocalipsis 3, 19, yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Así que nosotros, ¿cuál es nuestra reacción? Debe ser lo que dice en ese versículo. Sé pues celoso y arrepiéntete. Debemos tomar, y por eso se requiere la reflexión. Estoy pasando por una dificultad. Estoy pasando por hacer pruebas. ¿Qué es lo que Dios quiere que yo aprenda de eso? ¿Quiere que madure? Sí. ¿Pero también hay pecado en mi vida? ¿De la cual necesito arrepentirme y volver de esas? Y en eso quiero recordarles que nuestro padre es fiel y hemos visto eso anteriormente. Cuando nosotros tenemos hijos o con nuestros hijos, ¿cuántas veces es que uno de nuestros hijos hace la misma cosa, la misma infracción, el mismo pecado? Muchas veces, una y otra vez. Una y otra vez. Y quien de nosotros ha dicho, ¿cuántas veces tengo que corregirte en esto que estás haciendo? Pero cuando pensamos en nuestras propias vidas, aún como adultos, la pregunta es, ¿cuántas veces Dios tiene que corregirnos de nuestro mal camino? Recuerden, el versículo 10, es para nuestra corrección que Dios nos disciplina. Es para nuestra corrección. ¿Cuáles son algunos de los pecados de nosotros siendo adultos? Puede ser de los niños, de los adolescentes. Las quejas. Las quejas. Muchas veces nos quejamos. Creo que cada día es un pecado y no es algo que debemos pasar por alto. Debemos arrepentirnos y volver de eso. Las quejas, la autocompasión. ¿Por qué yo tengo que pasar por eso? ¿Por qué yo, el otro, tiene una vida mucho más fácil? ¿Qué? De la preocupación. La preocupación por la falta de recursos. La preocupación. Y la preocupación es una falta de fe. ¿Y cuántas veces caemos en eso? Los malos hábitos que no queremos soltar. Malos hábitos que realmente no queremos soltar. La amargura. Puede ser también la falta de fe en todo lo que estamos hablando. Hay muchos pecados que cometemos una y otra vez. Y Dios, a veces decimos algo como, ¿por qué sigo pasando por la misma prueba, por la misma dificultad? Y la respuesta puede ser, no has aprendido. No hemos aprendido. Y aún si vas aprendiendo, Puede ser que Dios quiere que tú profundice lo que has aprendido antes para que sigas madurando, sigas creciendo en tu confianza. Así, debemos entender que Dios tiene esos varios propósitos para con nosotros en la disciplina. Como dije, debemos recibir la disciplina de Dios entendiendo lo que Él está haciendo con nosotros. Debemos entender que recibir la disciplina de Dios muestra que somos sus hijos amados. Muestra que Él nos ama. Muestra que Él se deleita en nosotros. muestra que él quiere que nosotros maduremos y muestra que somos sus hijos legítimos, reales. Y quiero ir terminando solo pensando en la parte colectiva que vamos a ir viendo más en el próximo sermón. Hebreos 3, 12. Hebreos 3, 12 y 13. Tengan cuidado, hermanos. No sé que en alguno de ustedes haya un corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo. Antes, exhortense los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice hoy. No sé que alguno de ustedes sea endurecido por el engaño del pecado. Tengan cuidado. que no haya corazón malo de incredulidad. Si no entendemos, si no aceptamos la disciplina del Señor, esto es nuestro camino. un corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo. Y nosotros, colectivamente, necesitamos animarnos. No solo apuntar al otro y decir, ah, ya es por pecado en tu vida que estás pasando por eso. Más bien es de unirnos al hermano que está pasando dificultad y animarle. para decir algo como, ¿qué es lo que Dios quiere que tú aprendas en esta situación? ¿Cómo estás creciendo en tu fe y confianza? ¿Cómo es que Dios te ha sostenido antes, te ha ayudado a crecer en ese área de tu vida y que siga adelante en eso, de seguir creciendo en Él? Voy a terminar también leyendo un resumen de Kistemaker. El concepto de la disciplina en el Antiguo Israel no se limitaba a describir el castigo físico, sino que incluía también el concepto de educación. Es decir, el padre, como cabeza del hogar, enseñaba a sus hijos la ley de Dios, la tradición de los ancianos y las habilidades de un oficio. La educación apuntaba a inculcar obediencia a la ley de Dios, respeto a la autoridad y un amor por la herencia nacional. Lo que el versículo 7 desea señalar es que Dios mismo está educando a sus hijos. El escritor emplea la ilustración de un padre humano que enseña a su hijo. De modo similar, Dios mismo da a sus hijos enseñanza moral y espiritual. En el caso de los destinatarios de hebreos, el escritor dice que ellos han tomado a la ligera la formación que Dios les diera. De ahí que los lectores necesitaban una exhortación pastoral a someterse a la disciplina. Dios los educa como a hijos para que ellos puedan tomar su lugar al lado del Hijo de Dios. Así que nosotros necesitamos tomar en serio esa disciplina del Señor. Y para hacer la pregunta, ¿cuál es mi actitud en tiempos de dificultad? ¿Estoy creciendo en confianza o estoy quejándome de lo que Dios está haciendo. Estoy siendo entrenado por su disciplina, la cual veremos más el próximo domingo. Recordemos la verdad principal. Nuestro Padre Celestial nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad, que seamos entrenados por ella y que la recibamos con gozo. Vamos a leer el pasaje de hoy para terminar. Hebreos 12, 5, adelante. Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige, hijo mío, no tengas en poco la disciplina del Señor. Ni te desanimes al ser arrepentido por él, porque el Señor al que ama, disciplina y azota a todo el que recibe por hijo. Es para su corrección. que sufren. Dios los trata como a hijos, pero ¿por qué? ¿Qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces son hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos y los respetábamos. ¿Con cuánta más razón No estaremos sujetos al Padre de nuestro espíritu y viviremos. Que Dios bendiga su palabra en nuestras vidas. Vamos a orar. Gracias, Señor, por este pasaje. Y tal como hemos visto al iniciar que los mismos creyentes en los destinatarios de esta carta habían pasado por mucha dificultad en sus vidas. Pero el autor estaba recordándoles a no olvidar lo que Dios quería enseñarles a través de esas dificultades. Tampoco quería animarles a entender que Dios es un Padre fiel, que disciplina a todos sus hijos quienes Él ama. Así que si somos los hijos de Dios, sí o sí recibiremos la disciplina de Dios. Ayúdanos, Señor, a entender que esa disciplina tiene la parte correctiva que nos va a corregir cuando estamos mal. También tiene la parte de formarnos, nuestro carácter, de madurarnos, Señor. Y tal vez no estamos en un pecado, por decir, obvio en nuestra vida, pero queremos continuar inmaduros. Y en sí, para la persona adulta, es pecado seguir siendo inmaduro. y te pido Señor por nosotros, por cada uno, que entendamos que necesitamos madurar y las dificultades son exactamente para eso. También te pido por los niños, los adolescentes que están escuchando, que entienden también que Dios los está formando por medio de la disciplina. Lo que nos corresponde es reflexionar y entender qué es lo que Dios quiere enseñarnos. Y puede ser algo tan sencillo como hacer crecer nuestra confianza y fe en Él. pero también puede ser algo más respecto a nuestro pecado. Y ayúdenos, Señor, a entender eso. Ayúdenos a entender cómo animar uno al otro, Señor, y no ser pasivos en cuanto al hermano. Más bien, entender la manera para animar y cuándo debemos decir algo aún para corregir, Señor. Gracias, Señor, por tu paciencia con nosotros. Gracias por tu intencionalidad con nosotros, que no nos vas a dejar sin disciplina. Y gracias, Señor, que aún las muchas dificultades que estamos pasando en este momento están bajo tu control soberano. Nada te ha escapado. Y así que ayúdenos a ver todo eso de tu mano. Gracias, Señor, en tu nombre. Amén.
El gozo de la disciplina del Señor #1
Series Hebreos
Verdad principal: Nuestro Padre celestial nos disciplina para nuestro bien para que participemos de Su santidad. ¡Qué seamos entrenados por ella y qué la recibamos con gozo!
Escrituras tomadas de la Nueva Biblia de las Américas Copyright 2005 por The Lockman Foundation; usadas con permiso; todos los derechos reservados. www.NuevaBiblia.com
Sermon ID | 68251646125251 |
Duration | 1:03:38 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Hebrews 12:5-13 |
Language | Spanish |
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.