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el libro de Juan y el capítulo cuatro, los versículos cuarenta y tres a cincuenta y cuatro. Dos días después, salió de allí y fue a Galilea, porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra. Cuando vino a Galilea, los galileos la recibieron habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén en la fiesta. porque también ellos habían ido a la fiesta. Vino pues Jesús otra vez a Cana de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaúm un oficial de rey, cuyo hijo estaba enfermo. Ése, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase su hijo, que estaba a punto de morir. Entonces Jesús le dijo, si no vienes señales y prodigios, no creerás. El oficial del rey le dijo, Señor, desciende antes que mi hijo muera. Jesús le dijo, ve, tu hijo vive. El hombre creyó la palabra que Jesús le dijo y se fue. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo, tu hijo vive. Entonces Él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron, ayer a las siete le dejó la fiebre. El Padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho, tu hijo vive. Y creó Él con toda su casa. Este segundo señal hizo Jesús cuando fue de Judea a Galilea. La fe humana en sí misma no es suficiente para la salvación. De hecho, no hay nada en el ser humano, ya sea su fe o sus buenas intenciones o sus obras, que sea suficiente para alcanzar la salvación. Pero es este principio de la fe, la fe humana que es insuficiente para la salvación, que es el tema de este pasaje. Es una verdad ilustrada aquí en el pasaje que ya hemos leído. ¿Qué es la fe? La fe es una creencia en algo que no puedes ver. O como dice Hebreos 11,1, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Y cuando hablamos de la fe humana, la creencia que el ser humano produce en sí mismo, nosotros declaramos con toda autoridad en la Palabra de Dios que esta fe humana no es suficiente para la salvación, que ningún ser humano puede producir algo en sí mismo que Dios aceptaría para ser salvo. Y es muy importante que entendamos esta verdad al principio de este mensaje, para establecer la necesidad de una fe sobrenatural, una creencia que es la obra de Dios, y no nuestra obra. Porque existen dos puntos equivocados en cuanto a este tema de la fe. Por un lado, hay personas que piensan que su creencia en Cristo, su creencia humana, es suficiente para merecer la vida eterna. Por otro lado, hay personas que creen que su fe es demasiado débil para la salvación y por eso se sienten desesperados. Pero ambos puntos de vista son equivocados. Porque la fe humana es insuficiente para la salvación. pero Cristo puede fortalecerla para que sea la fe salvadora. Cristo puede salvar a cualquiera, pero la persona tiene que entender que la fe requerida para ser salvo es un don de Dios, como dice Efesios 2. que una persona no tiene la fuerza suficiente en sí misma para creer en Cristo y ser salva, sino tiene que aceptar el regalo de la fe que Dios da a cada hijo suyo. Entonces vamos a estudiar este tema de la fe en forma de esta historia. Esta historia aquí en Juan 4 del oficial del rey y su hijo enfermo que encontramos al final de este capítulo. Es un pasaje de lo cual tendríamos la tendencia, tal vez, de leer muy rápido, porque es otro milagro de Cristo, es un milagro que ya hemos escuchado, un milagro que ya hemos leído, sin pensar en el propósito de por qué está a nosotros, en su propósito, o en cómo aplica a nuestras vidas. Nosotros tenemos que entender que en este libro de Juan que estamos estudiando, no solamente leemos historia, pues historia que aplica a nuestras vidas hoy en día. Cada parte, cada reciclo, cada palabra, y así cada historia. Entonces necesitamos leer esta historia, no muy rápidamente pensando que sabemos lo que es, de lo que hablan, sino entender cómo nos aplica a nosotros. Que es un milagro de Cristo, que habla de la fe, que demuestra claramente que la salvación no es de nosotros, sino es un regalo Que una persona no puede merecer nada de sí mismo para merecer la salvación, para ser salvo. Pero también es una historia que demuestra que Dios es misericordioso. Que Él puede tomar nuestra débil fe y fortalecerla para que sea la fe salvadora. Quiero que consideremos una pregunta aquí al principio de este mensaje, para enfocarnos en nuestra atención aquí al principio. ¿Qué tipo de fe tienes? ¿Qué tipo de fe tienes? Es lo que pregunta cada persona aquí. ¿Una fe débil? ¿La poca fe que es natural en el ser humano? ¿O una fe que ha sido fortalecida por Cristo? ¿Un fe que es un don de Dios que nos salve nuestros pecados? ¿Qué tipo de fe tienes? Es una pregunta muy importante porque tu respuesta significa si eres cristiano o no. Si tienes nada más la poca y débil fe que es natural en el ser humano, no eres cristiano. Pero si Dios ha tomado tu poca fe, tu fe muy débil, y la ha fortalecida para que llegue a ser la fe salvadora, entonces sí eres un hijo de Dios. Entonces, por favor, piensa en esta pregunta de qué tipo de fe tienes a través de este mensaje, para que al final tú puedas responder en toda honestidad, para que puedas darte cuenta si estás dependiendo en tu fe, en tu creencia para la salvación, o completamente en Cristo y la fe que nos da para ser salvos. Entonces, vamos a estudiar esta historia y ver lo que podemos aprender aquí en cuanto al tema de la fe. Vamos a aprender que la fe humana es insuficiente para la salvación, pero que Cristo la fortalece para que sea la fe salvadora. Esa es la frase clave de este mensaje. Es un mensaje o una historia que se describe por el título de este mensaje. Sus hojas tienen el título. Poca fe, gran salvador. Y vamos a ver estas dos partes. En los primeros dos puntos del mensaje, vamos a ver la poca fe de este hombre, de este oficial del rey, el papá del niño enfermo. Y después vamos a ver el gran Salvador Jesucristo y su obra. En primer lugar, vamos a ver un problema de fe. Un problema de fe. Porque dice en otro pasaje, en el versículo cuarenta y tres, después de pasar dos días con los samaritanos en su ciudad de Sicar, En este versículo nos dice que Cristo salió de allí, de los samaritanos, y fue a Galilea, hasta el norte. Había pasado por la tierra de los samaritanos para ir desde Judá en el sur, pasando por Samaria, hasta Galilea en el norte. Dice que vino a la ciudad de Cana, donde había convertido el agua en vino, como nos dice el versículo 46. Pero aquí en la introducción de la historia, en los ciclos cuarenta y tres a cuarenta y cinco, encontramos algo muy interesante. El reciclo cuarenta y cuatro nos dice que Él se fue a Galilea porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra. Entonces, tal vez parece que Cristo regresó a Galilea porque no había recibido aceptación en otros lugares, en su propia tierra. Pero, la propia tierra de Jesús fue Galilea, porque Él había crecido en Nazaret, en esta región. Así que tenemos que entender que cuando Cristo habló de Su propia tierra, se refirió a Galilea, que Él no recibió honra en Su propia región, en el lugar donde había crecido. Y sabemos que esa es la verdad debido a lo que leemos en el resto de los Evangelios. Por ejemplo, en Mateo 13, Cristo enseñó algunas parábolas, y después sus oyentes dijeron, ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llaman su madre María y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judás? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo, No hay profeta sino un gran, sino en su propia tierra y en su casa. Y no hizo allí muchos milagros a causa de la incredulidad de ellos. Es lo que Mateo nos dice, y aquí en Juan encontramos la misma verdad. Cristo no fue aceptado en Galilea. no fue recibido, y por eso él pasó la mayoría de su ministerio en otros lugares. Pero cuando entendemos que el rechazo fue la reacción que Cristo recibió en Su propia región de Galilea, ¿cómo explicamos el reciclo cuarenta y cinco? Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho Jerusalén en la fiesta. Dice aquí que ellos le recibieron, no que le rechazaron. Pero no debemos pensar que es una contradicción entre el reciclo cuarenta y cuatro y el reciclo cuarenta y cinco. Obviamente no podemos pensar que un apóstol inspirado por el Espíritu Santo, como Juan, hizo o cambió su historia entre los reciclos. No. La solución a este supuesto problema se encuentra en el contexto. porque el resto del versículo nos dice en cuál manera ellos recibieron a Cristo. ¿Qué dice? Le recibieron habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén en la fiesta, porque también ellos habían ido a la fiesta. Tenemos que entender, esos Galileos le recibieron a Cristo, pero no como el Mesías, no como el Hijo de Dios, ni aún como un maestro, sino nada más como alguien que podía hacer milagros, los cuales ellos querían experimentar también en su propia región. No recibieron a Cristo con arrepentimiento de sus pecados y creyendo en Él como su Mesías y su Salvador. No. Y por eso Jesús podía decir que el profeta no tiene honra en su propia tierra. Ellos querían sus milagros y nada más. y vemos ese deseo por milagros aún más claramente en el Siglo Cuarenta y Ocho. Cuando Jesús habló con este oficial, Cristo dijo, Si no vieres señales y prodigios, no creerás. Este oficial estaba pidiendo un milagro por su hijo, como vamos a estudiar más adelante. Pero cuando Cristo le reprendió, fíjense que no solamente le reprendió a él, Aquí vemos que habló a todos, porque usó el plural. Si ustedes no ven señales y prodigios, no creerán. Esta era una referencia de Cristo a todas las personas de esta región que estaban buscando milagros y señales físicas, en vez de lo más importante que fue la salvación espiritual. Por eso digo que esto fue un problema de fe. le recibieron a él, pero no con una fe en su obra para salvar a los pecadores, sino solamente con un tipo de fe en sus milagros, y nada más. Un problema de fe. Nosotros vemos el mismo problema, hoy en día también, el mismo problema de fe en nuestra cultura aquí en México, y en otros países también, pero para ser específico. Todos están buscando señales y prodigios y milagros. Muchos tienen fe en los supuestos milagros y sanaciones, pero pocos tienen la fe verdadera en Cristo mismo, en quien es, en lo que ha hecho, en el milagro más importante que es la salvación del alma. Nuestro mundo está lleno de personas que actúan exactamente como la gente de Galilea aquí en nuestro pasaje, buscando milagros y señales y prodigios, pero que tienen un problema de fe porque no es fe en Cristo, es fe en lo sobrenatural. Pero para mí el problema más grande No es tanto que muchos buscan los milagros y las señales en vez de la salvación, sino el problema es en cuanto a los supuestos cristianos que piensan que esa es la manera aprobada por Dios para llevar a los enfermos a la salvación. Por eso tenemos tantas iglesias aquí en la ciudad con tanto énfasis en las lenguas y sanaciones y otro tipo de milagros, porque ellos realmente piensan que así van a atraer a la gente del mundo para creer en Cristo. Creen que así funciona el Espíritu Santo. Pero cuando Cristo aquí en el reciclo 48 dijo al pueblo, si no ven señales y prodigios no creerán, no estaba en aprobación de su búsqueda de esas cosas sobrenaturales, sino una reprensión de su incredulidad, que ellos estaban tan enfocados en los milagros que habían perdido el punto de buscarle a Cristo, cosa que desafortunadamente ha sucedido en muchísimas iglesias hoy en día también. Entonces, aplicando esta verdad a nosotros el día de hoy, podemos aprender que Dios no quiere que le pidamos por milagros y señales para atraer a la gente del mundo para que entre a nuestra iglesia, sino que Dios quiere usar los medios normales de la gracia. Ante todo, es la palabra de Dios. Él quiere que prediquemos el mensaje de la cruz, que parece locura a los incrédulos, porque este es el medio que Él ha escogido usar en nuestros días. Porque no es la verdad, fíjense, no es la verdad, de que si alguien ve un milagro, algo sobrenatural que va a hacer salvo, no es la verdad. Yo puedo decir eso con prueba bíblica. Por ejemplo, recordamos que en la historia de Lázaro y el Hombre Rico, este hombre estaba en el infierno. ¿Recordamos? Él le pidió a Abraham que enviara a Lázaro a sus hermanos, que todavía estaban viviendo, para que ellos creyeran y no experimentaran el mismo tormento como él. Pero Abraham le dijo, si no oyen a Moisés y a los profetas, Tampoco se persuadirán aunque algunos se levantaran de los muertos. Fíjense, aquí Moisés y los profetas se refieren a la Palabra de Dios. Por eso entendemos que Cristo quería enseñar que si una persona no cree en la Palabra de Dios y en el mensaje de la salvación en Cristo, no va a creerse de algo sobrenatural, como incluso alguien resucitar a los muertos. No. La cosa es que eso no es el mensaje de muchas iglesias hoy en día. Pero es la verdad. Si una persona no cree en Cristo por el testimonio y predicación de la Palabra de Dios escrita, no va a creer en Cristo y ser salvo si ve una cosa milagrosa. Entonces lo que Cristo quiere de una persona para que sea salva, No es una obsesión como sobrenatural. No es que ver un milagro y así sea convencida. No. Lo que Cristo quiere de cada uno es una fe sencilla en Él. ¿En quién es? En lo que ha hecho para salvar a su pueblo. No le creen si nada más por señales y milagros. Este fue el problema de fe que vimos en nuestra historia. Una gente aquí obsesionada para ver los milagros de Cristo, que tenía una fe en lo sobrenatural, porque no quería creer en Cristo como el Hijo de Dios, como el Mesías, como el Señor de sus vidas. Cosa que continúa siendo un problema en nuestros días también. Al entender ese problema de fe, podemos entender mejor la segunda parte de la poca fe de la cual estamos hablando en este mensaje. Porque aquí en nuestro pasaje tenemos un ejemplo, una ilustración de esta fe equivocada que ya hemos visto. Entonces, no solamente un problema de fe, sino también, en segundo lugar, una petición insuficiente. En nuestro pasaje, en el versículo cuarenta y seis, nos da un ejemplo de este problema de poca fe, y nos habla de la historia de un oficial del rey que tenía un hijo enfermo, a punto de morir. Y cuando ese hombre oyó que Cristo estaba cerca, salió de su hogar en Capernaúm y se fue a Cana para rogar a Cristo para la sanación de su hijo. Es esta petición, de la cual leemos en el versículo 47, que Cristo descienda y sanara a su Hijo, que estoy describiendo como insuficiente. ¿Por qué? Digo que era una petición insuficiente, por la manera en la cual Cristo respondió en el versículo 48, como ya hemos visto. Él reprendió al oficial por su petición. Bueno, y todo el resto del pueblo también. Le reprendió por buscarle a él solamente por milagros físicos y no por la salvación. Entendemos, Cristo no tenía ningún problema. del hecho de que ese hombre estaba pidiendo por la sanación de su hijo. Esa era una petición normal. Pero sí tenía un problema con el hecho de que solamente se enfocó en lo físico y nada en lo espiritual. Ese fue el problema. Por eso dije en este segundo punto del mensaje que fue una petición insuficiente, no completamente equivocada, pero insuficiente. Pero continúo con un tema que hemos visto a través de todo este capítulo cuatro, que es el enfoque natural del ser humano en las cosas terrenales en vez de en las cosas espirituales. Recordamos, espero, la mujer samaritana. En el principio ella estaba enfocada en nada más que el agua, el agua física, no en lo espiritual. El mensaje de hace ocho días, los discípulos estaban enfocados en la comida y no en lo espiritual. Y aquí vemos la misma cosa. Un hombre enfocado, no incorrectamente, en la sanación de su hijo en lo físico, pero no tenía ningún interés en las cosas espirituales, no estaba buscando la salvación en Cristo. Otra vez, era completamente normal buscar a Cristo por esa sanación, porque su hijo estaba a punto de morir. Pero él debería haberle buscado por la salvación espiritual también. Por eso esto era una petición insuficiente, demostrando una falta de fe correcta. Pero es interesante ver aquí cuál fue la prueba en la vida de este oficial del Rey que lo empujó. que lo empujó a buscar a Cristo. ¿Cuál fue la prueba aquí? Una enfermedad. Una enfermedad de su hijo, la inminente muerte. Muerte, perdón, de su hijo. Y aunque este hombre no respondió completamente, de manera completamente correcta al principio, fue este problema, esta prueba que Dios usó para estimularle a buscar a Cristo para que pudiera ser salvo. Nada más yo quiero hacer esta aplicación. Tal vez tú estás sufriendo por cosas increíblemente difíciles. Pero es con el propósito de empujarte a buscar a alguien más grande que tú. Buscar a alguien que pueda ayudarte. Porque a nadie le gusta sufrir. A nadie le gusta pasar por tiempos difíciles. Pero muchas veces Dios permite que caigamos hasta el fondo para que dejemos de confiar en nosotros mismos y nuestras fuerzas y buscarle a Él. Sin duda, fue muy difícil para este oficial ver a su hijo en tal condición, muriendo de su enfermedad. Vemos su desesperación en el versículo 49 cuando dijo, Señor, desciende antes que mi hijo muera. Sabemos cómo es posible que esa fue la voluntad de Dios, que este hijo estaba a punto de morir. pero fue la voluntad de Dios para usar esta cosa tan difícil en la vida de este hombre para que él pudiera ser salvo. Era una prueba que Dios estaba usando en su vida para cambiarle, para cambiar su fe, para fortalecer su fe, para ayudarle a ver su necesidad de alguien más grande y poderoso que sí mismo. Por eso quiero decirte que si estás aquí hoy en esta iglesia, ¿Por qué estás sufriendo y quieres ser rescatado de tus problemas terrenales? ¿Esa es la razón por la cual estás aquí hoy? Tu pretensión es insuficiente. Porque tu alma es mucho más importante que cualquier otra cosa. No digo que es una razón completamente equivocada. Es una razón insuficiente. Pero de todos modos estás aquí. Y es posible que Dios está usando esa tribulación en tu vida para empujarte a buscarle a Él. Porque es posible entrar a una iglesia por una razón equivocada. Una persona tal vez entra a una iglesia buscando señales y cambios milagrosos en cuanto a sus cosas terrenales. Es posible entrar a la iglesia por una razón equivocada o insuficiente pero salir salvo de todos modos. No por tu fe, sino porque Cristo es más grande que tu poca fe y tus deseos equivocados. Porque Cristo puede tomar tu débil fe y fortalecerla para que sea la fe salvadora. Eso es lo que yo quiero para todos aquí el día de hoy. Yo no tengo ninguna idea por qué estás aquí. Yo no puedo leer tu corazón y ver tu mente. No conozco la razón por la cual tú decidiste llegar aquí el día de hoy y asistir a nuestro servicio. Tal vez es porque piensas que no puedes aguantar más. Tal vez es porque quieres una sanación física, o porque quieres una vida mejor. Es decir, es posible que has llegado aquí para recibir beneficios de Dios, no para glorificarle y aceptarle como su Señor. Pero estás aquí. Estás escuchando la palabra de Dios. Y oramos que Dios use su palabra para convencerte de tus pecados y salvarte. Entonces, muchas personas buscan a Cristo en el principio por diferentes razones. Porque su matrimonio se va a deshacer. porque están pasando por enfermedades, o un familiar que está muy enfermo, o porque no tienen dinero, o necesitan trabajo, o lo que sea. Hay muchas razones por las cuales muchas personas empiezan a buscar a Dios. Y Dios usa estas circunstancias, muchas veces, para que la persona empiece a buscar las respuestas en el lugar espiritual. Otra vez, aunque todas estas son circunstancias que Dios usa para que uno se acerque a Cristo, como aquí en esta historia, no son razones válidas en sí mismas. Es decir, Dios no promete sanar cada cristiano. Dios no promete darnos el dinero que pensamos que necesitamos, etc. Tal vez estas son las razones por las cuales empiezas a buscar a Cristo, Pero si nada más estás buscando una vida más cómoda, o solamente las soluciones a tus problemas, no entiendes tu verdadera necesidad de Cristo. Porque es una necesidad espiritual, ante todo. Todas estas no son razones correctas para ser salvo, pero pueden ser los medios que Dios usa para traerte aquí, para que escuches la palabra de Dios, y para que seas salvo. Entonces, es lo que oramos. para las personas aquí que no son cristianos. Tal vez estás aquí con una petición insuficiente. Quieres salud, quieres dinero, quieres trabajo. No son peticiones completamente equivocadas, pero son insuficientes. Pero hay una solución. a este problema de fe. Hay una solución a estas peticiones equivocadas o insuficientes. Es lo que vamos a ver en el resto de este pasaje. Porque en estos primeros dos puntos hemos visto la primera parte del título de este mensaje, que es poca fe. Es obvio que es lo que vemos aquí en nuestra historia. y es el problema de cada persona sin Cristo, su poca fe, su fe muy débil, que no puede salvar. La fe humana es insuficiente para la salvación. Pero, ¿qué es la segunda parte del título? Poca fe, gran Salvador. Es lo que vamos a ver en los siguientes puntos del mensaje, que aunque la fe humana es insuficiente para la salvación, Cristo puede fortalecerla para que sea la fe salvadora. En primer lugar, pensando en Cristo como un gran Salvador, vemos Su respuesta misericordiosa. Vemos la poca fe, un problema de fe, una petición insuficiente. Ahora vamos a ver el tema del gran Salvador, y lo vemos aquí en primer lugar en su respuesta misericordiosa. Eso es lo que encontramos en el versículo cincuenta. Pues cuando Cristo oyó la petición insuficiente de ese hombre con su poca fe, con su enfoque nada más en lo físico y no en lo espiritual, Cristo no rehusó sanar a Su Hijo. sino tenía misericordia sobre él y respondió a su petición. El versículo 50 dice, Jesús le dijo, ve, tu hijo vive. Este oficial no merecía esta respuesta. Cristo no tenía la obligación a sanar a este hijo, pero lo hizo porque es un gran salvador y porque está lleno de misericordia. Cristo sabía que la fe de ese hombre era débil, que era poca, pero no le detuvo de demostrar su misericordia y poder y sanar al niño sin tener que ir y verlo ni tocarlo. Cristo habló y el niño fue sanado. Y en este punto aprendemos algo muy importante, que Cristo no requiere que produzcamos una gran fe, una fe fuerte, antes de que Él responda en misericordia. No. Cristo no requiere que seamos perfectos y buenos antes de que nos salven. Él demuestra Su misericordia y gracia en salvarnos aun cuando no creemos con perfecta fe, aun cuando no merecemos nada, aun cuando nuestra fe es pequeña, aun cuando nuestras peticiones son insuficientes. Él toma nuestra poca fe, nuestra fe muy débil, y nos regala la fortaleza de la fe verdadera para que podamos creer en Él y tener la vida eterna. Eso nos lleva al punto final de esta historia. Un problema de fe, una petición insuficiente, una respuesta misericordiosa, y finalmente un resultado milagroso. ¿Cuál fue el resultado milagroso de la respuesta misericordia de Cristo? Vamos a leer empezando otra vez al final del siglo cincuenta. Bueno, todo el siglo 50. Jesús le dijo, ve, tu hijo vive. Esa fue su respuesta misericordiosa. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo y se fue. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle y le dieron nuevas diciendo, tu hijo vive. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron, ayer a las siete le dejó la fiebre. Entonces el padre, dice en el versículo 50, el padre creyó en las palabras de Cristo que iba a sanar a su hijo. Y por eso se fue a su casa, donde recibió las noticias que su hijo había sido sanado a la misma hora que Cristo había prometido hacerlo. Fue milagroso. Porque obviamente, como oficial del rey, él había hecho todo lo posible, humanamente hablando, para ayudar a su hijo. Me imagino que tenía los mejores doctores, la mejor medicina, pero nada funcionó. Requería un milagro para su sanación. Eso es exactamente lo que Cristo hizo. Pero fíjense en cómo Cristo lo hizo. No fue a visitar a ese niño para imponer sus manos y sanarlo así, sino nada más lo sanó con sus palabras. Es decir, Cristo demostró su fuerte poder en contraste con la fe débil de este hombre. Demostró que era un gran salvador aún a la luz de la poca fe de este oficial. Fue un resultado milagroso cuando Cristo sanó a su hijo de su enfermedad. Pero perdemos el punto, si pensamos que el resultado milagroso de esta historia era nada más que la sanación física de ese niño. Esta fue la primera parte. Pero la segunda parte del resultado milagroso era la más importante, porque fue el resultado milagroso respecto a la salvación de ese hombre. Es muy interesante que la Biblia aquí usa la palabra creer dos veces y en dos diferentes maneras para describir este proceso de fortalecer la fe de este hombre y salvarle. En el versículo 50, otra vez, dice que él creyó la palabra que Jesús le dijo y se fue. Es decir, aquí, él creó que Jesús había sanado a su hijo con solamente sus palabras. Él creó en el milagro que Cristo hizo. Pero esta no fue su salvación espiritual. Era una parte esencial, parte de lo que Cristo estaba haciendo para fortalecer su fe y salvarle. Pero en ese momento, cuando creó las palabras de Dios y se fue a su casa, todavía se quedó pensando en lo físico. Pero después, en el versículo 53, dice al final que Él creó, otra vez esta palabra, Él creó con toda su casa. En ese momento, no solamente tenía la fe en el milagro, sino la fe en Él que hizo el milagro. No solamente tenía la fe en la salvación física de su hijo, sino también en la salvación espiritual y en el Salvador mismo. pues Cristo había tomado su fe débil y la había cambiado para que fuera la fe salvadora. Eso fue el resultado milagroso más importante de esta historia. Aunque este hombre tenía muy poca fe, Cristo era un gran Salvador. No solamente sanó al hijo de su enfermedad, sino también sanó al Padre de sus pecados. Y nada ha cambiado hoy en día. Esta historia sucedió hace casi dos mil años, pero los principios y verdades bíblicas todavía son los mismos. Cada ser humano tiene el problema de la poca fe, de la fe débil. No busca a Dios, sino solamente busca las cosas para su propio beneficio. Pero Cristo continúa siendo misericordioso, y puede dar este resultado milagroso a cualquiera. Puede salvarte a ti, aun con tu poca fe, aun con tu fe débil, porque era y es y siempre será un gran Salvador. Pero tenemos que tener cuidado que no nos enfoquemos en el lugar incorrecto. que no nos enfoquemos más en los milagros físicos que en los milagros espirituales. Porque cuando lo hacemos, caemos en ese mismo error. Necesitamos enfocarnos en nuestro gran Salvador. Para los incrédulos, tienen que buscarle a Él por la salvación. Tienen que acercarse a Él, aun con tu pequeña fe. ¿Cómo es este hombre esta historia? Si no te avergüences de buscar a Cristo, porque si lo haces, Él puede hacer ese milagro en tu vida. no de sanarte o darte mucha prosperidad temporal, sino Él puede hacer el milagro de la salvación, puede darte la fe que necesitas para creer completamente en Él y para ser salvo. Tú no puedes, tú tienes poca fe, tú tienes un problema de fe, peticiones insuficientes, pero Cristo es misericordioso y Cristo puede hacer este milagro en tu vida. Y también como creyentes, Podemos aplicar esta verdad a nuestras vidas y a nuestra iglesia. Piensen conmigo. Si tenemos un gran Salvador, si Él puede tomar la débil fe de una persona y transformarla milagrosamente a ser la fe salvadora, debería afectar la manera en la cual nosotros evangelizamos. Yo veo una aplicación aquí muy importante de esta historia al tema que estudiamos hace ocho días, de la necesidad de evangelizar al mundo y hacerlo conforme al ejemplo de Cristo. Nosotros tenemos que usar los medios bíblicos para alcanzar a la gente, para evangelizarles, y no buscar lo milagroso, hablamos físicamente, para atraer a la gente a Cristo. Es decir, si nosotros ponemos nuestro enfoque en lo sobrenatural, intentar hacer milagros y sanaciones en nuestra iglesia, porque queremos que la gente del mundo sea atraída por este supuesto poder del Espíritu Santo, la verdad es que estamos en desobediencia. Se parece duro, tal vez, pero así es. Si en nuestra iglesia estamos más enfocados en intentar hacer milagros y sanaciones y hablar en lenguas, porque queremos atraer a la gente así. Eso no es el poder del Espíritu Santo. Eso es un engaño de Satanás. Dios usa su palabra para salvar a la gente, no los milagros. Es lo que aprendemos aquí en esta historia. Los sobrenaturales, otra vez, hablan físicamente. No puedes hablar una persona. Necesitas la predicación de la Palabra de Dios y nada más. Eso es como el Espíritu obra, a través de la Palabra, no a través de los milagros. Entonces, tenemos que tener cuidado, que no seamos una iglesia en desobediencia, que evangelizamos conforme al ejemplo de Cristo y las verdades bíblicas. Y otra vez, eso va a hacerlos muy diferentes que las iglesias hoy en día, en todo el mundo. Aquí en esta ciudad, por ejemplo. Tantas iglesias tienen su enfoque en supuestos milagros para atraerlos y creerlos. Y otra vez, yo digo con la autoridad de este pasaje que estamos estudiando, que estas iglesias estamos demostrando no su fe en Dios, sino su incredulidad. porque ellos no creen que la palabra de Dios es suficiente para salvar. Estas iglesias están incrédulas. No tienen fe. Ellos hablan mucho de su fe, del Espíritu Santo, pero no tienen el Espíritu Santo y no tienen la fe. Ellos confían en señales y prodigios que son por mayor parte falsos de todos modos, confía en sus supuestos señales y prodigios en vez de en un gran Salvador. En vez de creer en Su Palabra, que es el medio inspirado de predicar la Palabra de Dios y compartir el Evangelio con los incrédulos. Este resultado que vimos aquí, la salvación, es solamente posible cuando el ser humano reconoce su poca fe y confía en el gran Salvador. Entonces, ¿cómo podemos resumir este pasaje? El versículo final, el versículo 54, lo resume así. Este según el señal hizo Jesús cuando fue de Judea a Galilea. Este es un tipo de resumen, ¿no? Pero no muy práctico, porque no, nada más habla de hechos, de lo que sucedió. En una predica de la palabra de Dios necesitamos una aplicación práctica a nuestras vidas. Por eso sería mejor resumirlo así. Ya hemos estudiado la historia de alguien que vino a Cristo por una razón equivocada, o por lo menos parcialmente equivocada, pero sobre lo cual Cristo tenía la misericordia de todos modos. Es un resumen de este pasaje. O, usando las palabras de nuestro título otra vez, es una historia de un hombre con poca fe que encontró a un gran Salvador. porque la fe humana es insuficiente para la salvación, pero Cristo la fortalece para que sea la fe salvadora. Pero quiero empatizar aquí al final del mensaje, que uno no puede nada más sentarse, nada más esperar esta fe salvadora que viene de Cristo. Como hemos visto a través de este mensaje, cada persona es mandada a buscar a Dios, buscar a este gran Salvador. Entonces, no siempre lo hacemos por motivos correctos al principio. Muchas veces llegamos con razones equivocadas, con fe insuficiente. Pero tenemos la responsabilidad. Cada incrédulo aquí tiene que buscar a Cristo. La fe verdadera cree en lo que Cristo dice. Entonces, ese es el primer paso para ti si no eres cristiano. Tienes que buscar a este gran Salvador en su propia palabra. En nuestra historia vimos la creencia en las palabras de Cristo en cuanto a la sanación del Hijo, pero aplica lo espiritual también. Para tener una verdadera fe en Cristo, tienes que buscarle, buscar sus palabras y creer en lo que dice. Porque cuando lo haces, cuando crees en las palabras de Cristo como encontradas aquí en la Palabra, Él promete no echarte fuera, promete salvarte y darte la vida eterna. Sobre todo tienes la responsabilidad a buscarle a Cristo y obedecer y creer en sus palabras. Como estudiamos en Juan 3, todo aquel que cree en Cristo tendrá la vida eterna, y no sufrirá la condenación de Dios. Entonces, ven a Cristo con tu poca fe, creyendo que es un gran Salvador, que es todo lo que necesitas para la salvación, y Él va a salvarte para siempre. Y aunque este mensaje ha sido en mayor parte para los incréulos hablar de esta fe necesaria para la salvación, quiero aplicarlo a los creentes aquí también, para que pensemos en nuestra fe. Si somos los hijos de Dios, Cristo ya ha tomado nuestra poca fe, y la ha fortalecido para que sea la fe salvadora. Eso nunca cambia. Esta fe en Cristo es una fe que un cristiano nunca pierde. Pero nosotros también luchamos con este mismo problema de poca fe, ¿no? Con nuestra fe débil, no en cuanto a la salvación, eso no cambia, pero nuestra poca y débil fe en cuanto a la vida cristiana. Eso es nuestra lucha, ¿no? No confiamos en Dios siempre como deberíamos. cuando pasamos por pruebas, tribulaciones, enfermedades, por cosas que no entendemos. Tenemos la tendencia de querer ver señales y milagros y no defender en los medios de gracia normales como la palabra, la oración y la iglesia. Es decir, aunque siendo cristianos, muchas veces no actuamos de manera muy diferente que este oficial de rey en ese pasaje. Tenemos poca fe. Tenemos un problema de fe. Queremos ver el milagro y no queremos depender de los medios de gracia que ya tenemos, la palabra, la oración y la iglesia. Pero la solución para nosotros cuando no confiamos es la misma como era para este hombre. No confiar en nosotros, sino en Cristo. El gran Salvador, el gran Dios, que puede fortalecer nuestra fe diaria para que vivimos para Él. Aún como cristiano, tú puedes tener un problema de fe. Tú puedes pedirle a Dios cosas insuficientes o equivocadas, pero Él es misericordioso. Y si confías y crees en Él, Él va a actuar de manera milagrosa en tu vida, el milagro de más fe, el milagro de más confianza, de una fe más fuerte, para obedecerle a Él y vivir tu vida conforme a Su voluntad. Entonces, ¿qué tipo de fe tienes? ¿Qué tipo de fe tienes? ¿Nada más esta fe débil, como cada ser humano que busca milagros y señales y nada más? ¿O has recibido la fe que es un don de Dios? ¿Has experimentado la misericordia de Cristo en fortalecer tu poca fe para que llegue a ser la fe salvadora? El primer tipo de la fe, la fe humana, es insuficiente para la salvación. No eres un cristiano si nada más tienes la fe humana. Pero el segundo tipo de fe, la fe fortalecida, la fe milagrosa, la fe que es un don de Dios, te asegura de tu salvación y la vida eterna. Medita en esta pregunta y responde honestamente. ¿Qué tipo de fe tienes? Vamos ahora. Nuestro Padre, damos gracias que Tú eres un Dios Todopoderoso, un Dios que hace milagros. No dudamos de que Tú tengas el poder para hacer todo lo que quieras. Ayúdanos, por favor, de enfocarnos más espiritualmente que físicamente o temporalmente. Ayúdnos a buscar los milagros espirituales de la salvación y de la fe fortalecida. Señor, Tú sabes que hay personas aquí que han escuchado este mensaje que no te conocen. Tal vez nada más están buscando un milagro para que sean salvos, un relámpago del cielo para hacer algo en sus vidas. Señor, ayúdnos a entender que ellos necesitan buscarte aún con su poca fe, para que tú puedas hacer el milagro de salvarles. Te pedimos por cada persona aquí que no es un cristiano, que tú hagas este milagro de la salvación en sus vidas. Señor, para nosotros que hemos recibido esta fe fortalecida, te pedimos por una fe más fuerte en la vida diaria. Ya que hemos visto ¿Cómo Tú has fortalecido nuestra fe en salvarnos? Ayúdnos a tener la confianza que Tú puedes fortalecer nuestra fe en la vida diaria. Señor, ayúdnos a enfocarnos en Ti, en Tu Palabra. Ayúdnos a aprovecharnos de los medios de gracia que nos has dado, Tu Palabra, la oración y la iglesia. Te damos gracias que nos has dado todo lo que necesitamos para vivir piadosamente y conforme a Tu voluntad. Danos más fe, una fe más fuerte, una vida que confía más en Ti. Te pedimos en el nombre de Cristo. Amén.
Poca fe, gran Salvador
Series Estudio sobre Juan
La fe humana es insuficiente para la salvación, pero Cristo la fortalece para que sea la fe salvadora.
Sermon ID | 68142153189 |
Duration | 52:24 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | John 4:43-54 |
Language | Spanish |
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