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Como dije al principio del servicio, estamos contentos de tener al hermano Joseph Murphy otra vez con nosotros. Él estuvo aquí siete años y ahora él está en Canadá y viene a visitarnos. Pero él predica el evangelio, de otra manera no lo tendría aquí en este púlpito. Pero estamos contentos de que él está aquí, va a traer el mensaje en esta mañana. Después del mensaje tengo dos avisos. Así es que no se levanten y se vayan. Así es que el hermano Joseph Benning predica la palabra. Muy buenos días, tengan todos. Es un verdadero gozo para mí y no solamente para mí, para Sandra y nuestra hija Allison, que nosotros estamos aquí nuevamente con ustedes. Mi español es muy oxidado. Sin embargo, ustedes saben mi propósito aquí no es para ganar un bien marca por un grado, por un examen de mi español. Quiero ser entendido. Quiero ser entendido. Y es mi oración que el Señor me dice la predicación de su palabra. Como nuestro hermano dijo, Nosotros vivimos aquí por casi siete años. En este tiempo yo preparé un folleto del evangelio y yo recuerdo bien cuando estoy presentando este folleto que yo publiqué a Ernesto Romano. Walter está revisando el folleto conmigo y quizás la palabra revisando no es correcta. Está mirando, nada más. Y él me dijo, joven, el poder está aquí. Está señalando la palabra del Señor. Ningún hombre es salvo por las palabras de los hombres. Son salvos por la palabra del Señor. ¿Qué es lo que los fiel ministros predican? los fiel ministros de Dios prediquen a Cristo. Ellos no prediquen un qué, sino un quién. Ven conmigo en el libro de Hechos, capítulo ocho, en el versículo treinta y cinco. Hechos 8, versículo 35. Dice aquí la palabra del Señor. Entonces, Filipe, abriendo su boca y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Filipe, como es el caso con todos los ciel ministros, los ministros que el Señor envía. Atrás de todos los púlpitos en el mundo, solamente hay dos categorías de predicadores. Aquellos que enviar a sí mismos y aquellos que son enviados por Dios en verdad. Doy gracias a Dios por nuestro pastor, hermano Cody, Doy gracias a Dios por nuestro hermano Walter y todos los fiel ministros enviados por Dios. De hecho, doy gracias a Dios por cada uno de ustedes que han confiado en el Señor Jesucristo, que son los fiel testigos del Señor Jesucristo. Hablando de la verdad, de quién es Él en verdad, Él es Dios manifestado en la carne. ¿Verdad? Nuestro hermano Isaías anunció el Evangelio. Llamará su nombre admirable, consejero, Dios fuerte, padre eterno, príncipe de paz. Pero requiere el poder de Dios para recibir esto. Muchos tocan la puerta y no creen esto, ¿verdad? Son testigos falsos de Jehová. Pero doy gracias a Dios por los verdaderos testigos de Jehová, ¿verdad? En este versículo, podemos ver el testimonio verdadero de un fiel ministro, Filipe. Filipe abrió su boca y comenzando desde las Escrituras, le predicó el Evangelio de Jesús. ¿Por qué? ¿Por qué? Porque la salvación no está encontrada en un qué, sino en un quién, hermanos, el Señor Jesucristo. Estoy en acuerdo con nuestros hermanos aquí en doctrina, sí. Pero nosotros no estamos en acuerdo como los hipócritas en ciertas confesiones antiguas o puntos de doctrinas. distintivas que son denominacionales. Cuando estoy junto con mis hermanos, estoy junto con otros milagros que han oído el Señor, que son enseñados por Dios el Padre. Nuestro Señor Jesucristo dijo cómo está escrita en los profetas, y serán todos enseñados por Dios. Así que todo lo que oyó al Padre y aprendió de Él viene a mí, hermanos, no viene a cierta posición teológica, no, viene a él. Y si tiene él, va a tener su doctrina también, ¿verdad? Pero la salvación está encontrada en él. Todo el pueblo de Dios puede decir con Pablo, Pablo es otro, si quieren escuchar un testimonio, abren su Biblia. Son los verdaderos testimonios de la fe verdadera, hermanos. Y todo creyente, todos los creyentes pueden decir junto con nuestro hermano Pablo, el opuesto Pablo. Él dijo, yo sé a quien, no que. Yo sé a quien he creído y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. Si el Señor quiere, yo quiero abrir mi boca como Felipe, comenzando desde nuestro texto. Nuestro texto está en 1 Corintios, capítulo 1, versículo 30, si quieren verlo por el texto. Y ese es mi anhelo. predicar el Evangelio de nuestra salvación, el Señor Jesucristo. En nuestra lectura en Isaías, nuestro hermano leo en versículo 10 de Isaías 61, es donde yo trae el título de mi mensaje en esta mañana. Mi alma se algrará en mi Dios porque me vestió, eso es que Isaías dice, porque me vestió con vestiduras de salvación. Ese es el título de mi mensaje en esta mañana, las vestiduras de salvación. En esta mañana quiero mostrar las vestiduras de su salvación, hermanos, tal como se encuentran en Cristo. Nuestro Señor y Dios. Y ahora en 1 Corintios. En el versículo 30. Dice aquí por él o Dios. estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención. En este versículo, más que cualquier otro, se nos muestra las vestiduras de salvación que Dios nos ha dado en Cristo. Y pido en esta mañana que el Señor nos permite, nos permita ver por algunos de ustedes nuevamente, por algunos otros, es mi anhelo, por la primera vez, de ver las vestiduras de la salvación del pueblo de Dios, las vestiduras de los pecadores que Él vino al mundo para salvar. Mi oración es que el Señor revela estas vestiduras a su pueblo. Hermanos, yo quiero ser entendido, pero para recibir esta revelación es de lo alto, es por el poder de Dios. Ningún hombre, ninguna mujer es ser creyente por la educación o por el entusiasmo, es por el poder de Dios, por la revelación por lo alto. Es mi oración que el Señor enseña a su pueblo. ¿Qué palabras de consuelo, verdad? Cuando nuestro Señor habla claramente y nosotros tenemos oídos para escuchar Su voz grato, Él dijo, ¿Cómo está escrito en los profetas? Y serán todos enseñados por Dios. Así que todo que oyó al Padre, esa es mi oración, oyó al Padre, y aprendió de Él, viene a mí, Él dijo. no quiero ninguno de ustedes salen con la idea, ah yo aprendí algo ahora, me sentí más inteligente. No, no, en ninguna manera. Vamos a examinar estas cuatro palabras que está mencionando en este versículo. Sabiduría, justificación, santificación, y redención. Y como yo dije, yo quiero ser entendido. Amados, la palabra de Dios nos dice que el Padre ha hecho a Cristo nuestra sabiduría. Ahora, ¿qué significa esto? Muy importante pregunta de hacer cuando nosotros leemos las escrituras. ¿Qué significa esto? Ven conmigo al segundo temoteo, capítulo tres. Segundo temoteo, capítulo tres. Y ven lo que dice versículo 15. Dice así la palabra del Señor. Y que desde la neyes has sabido las sagradas escrituras las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Dice la palabra las sagradas escrituras te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Por medio de la predicación del Evangelio de Cristo, Dios el Espíritu Santo hace a su pueblo sabio para la salvación. Por medio de la luz del Evangelio, el Padre nos hace ver nuestra gran necesidad de ser salvos de nuestros pecados. A través de la luz de Cristo, nuestro Padre muestra su sabiduría al designar a su Hijo para ser nuestro Salvador. ¿Qué cosa sabía, verdad hermanos? Lo que Dios ha hecho al designar a su hijo para ser el salvador de su pueblo. Él designó a alguien que no puede fallar. Porque el ángel que visitó a José, José está preocupado porque su prometida está embarazada y él está pensando quién es el padre de la criatura, no sé, pero está preocupado y el ángel visitó José. Y el ángel anunció nuestro evangelio, diciendo a José, No temerás recibir a María como tu mujer, porque está criada en su vientre, del Espíritu Santo es. Y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará su pueblo de sus pecados. El ángel de Dios no dijo Él va al mundo de tratar de salvar a su pueblo. ¡No! Él salvará a su pueblo de sus pecados. Él es un éxito, hermanos. Yo no puedo decir que ningún otro puede ser salvador de pecadores. ¿Verdad, hermanos? Solamente hay un salvador de pecadores, de los cuales es el Señor Jesucristo. Las Escrituras declaran de Él que todo lo que hace prosperará. Vean lo que dice Salmo capítulo 1. cuando yo era muerto en delitos y pecados. Yo tuve mi Biblia. Estoy leyendo mi Biblia, pero no puede ver nada. Está cerrada. Voy a leer esto cuando yo estaba muerto en delitos y pecados, pensando de mí mismo. Pero este versículo tres, en Salmo uno tres, que dice, todo lo que hace prosperará. Habla de Cristo, hermanos. Habla de Cristo. Yo no puedo decir esto de mí mismo. Yo no puedo decir esto de mí mismo. Y hermano, tú no puedes decir esto de ti mismo tampoco. Pero de Cristo sí. Todo lo que hace prosperará. Amado, usted ha creído en aquel que no puede fallar. Él dijo, todo lo que me diere no pierda yo nada, sino que lo resucité en el día posterior. El Señor Jesucristo está declarando su poder como salvador. Él dijo, todo lo que el Padre me diere para salvar, no pierda yo nada. Si usted está confiando en el Señor Jesucristo en esta mañana por su completa salvación, regócijate, está confiando en alguien que no puede fallar. No confía en mí o ningún otro, no confía en ti mismo tampoco, confía en el Señor Jesucristo. Somos guardados por el poder de Dios mediante la fe, o sea, la fidelidad, la rectitud, la eficacia, la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Bendito el Dios y Padre nuestro Señor Jesucristo, Nuestro Señor no perderá a ninguno de los que el Padre le ha dado para salvar, porque Él salvará a todos ellos. Él es un éxito, hermanos. Él es un éxito. Y por medio del Evangelio de Cristo, Dios abre la vista de nuestra propia depravación y pecado, nuestra inibilidad de ser salvos por sí mismos. Él nos muestra nuestra desesperada necesidad de venir a su Hijo para ser salvos por Él solo. Por medio de la predicación de Cristo, el Espíritu Santo hace que Cristo sea nuestra sabiduría para la salvación. Vamos a regresar a nuestro texto en Primero Corintios y vamos a examinar la segunda palabra en nuestro texto. La segunda palabra es justificación. Por él estáis vosotros en Cristo Jesús. del cual nos ha sido hecho por Dios justificación. Amados, la palabra nos dice que Dios ha hecho a Cristo nuestra justificación. Ahora, ¿qué significa esto? Ven lo que dice segundo Corintios. Segundo Corintios capítulo cinco, en el versículo 21, Dice así la palabra del Señor. Al que no conoció pecado, el Señor Jesucristo por nosotros lo hizo pecado para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. Por medio del Evangelio de Cristo, Dios nos da la desesperada necesidad de ser salvos por Cristo solamente. Él nos enseña, a través del Evangelio de Cristo, cómo es que Su amado Hijo ha hecho todo para lograr nuestra salvación. Por medio de lo que Él hizo en Su vida, y muerte. Por él solo, por medio de sí mismo, nos ha justificado. Ven lo que dice Hebreos capítulo uno. En versículo tres dice siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia. Es un lenguaje muy Muy claro, pero para ser más entendido, está diciendo lo mismo que Nuestro Señor Jesucristo dijo a Filipe. Filipe pidió a Nuestro Señor y Él dijo, muéstranos el Padre y nos basta. Y Nuestro bendito Salvador y Señor Jesucristo dijo, Él que ha visto a mí, ha visto el Padre. Ese es el lenguaje aquí. Está declarando el Dios hombre al Señor Jesucristo. El resplandor de su gloria, versículo tres, y la imagen misma de su sustancia, y quien sostenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas. Amados, no somos hechos justos, por lo que nosotros hacemos, sino que somos hechos justos por lo que Cristo hizo por sí mismo, a favor de su pueblo, a favor de su padre, para agradar a su padre como hombre, a favor de su pueblo. Somos justificados por la fe de Cristo, por su fidelidad, por su rectitud. por la justicia que él estableció como hombre a favor de su pueblo y para su padre. Hermanos, la ley de Moisés es una administración de muerte. Es la ley de Cristo, es la ley de libertad. Y uno de los mandamientos es honrar nuestros padres. ¿Y cuál es el estándar de Dios? que debemos honrar a nuestros padres perfectamente. Y cada uno de nosotros no hacemos esto. Ningún hombre, ninguna mujer presente ha honrado a sus padres a nivel del estándar que Dios quiere. Y este estándar es perfección. Pero gracias en las de Dios, nuestro bendito Salvador guardó todos los mandamientos. Él honró su madre, María, perfectamente. Él honró su padre adoptado, José, perfectamente. desde su juventud, desde su nacimiento, hasta que él murió en la cruz y fue resucitado el tercer día y ahora está sentado a la diesta del Padre, no pecado. No mira a ti mismo, no mira dentro aquí. Es un pozo de oscuridad lleno de razones por lo cual Dios va a enviar su alma al infierno. Viene afuera de esto. Miren a nuestro substituto, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Cuando él vivió sobre la tierra como hombre, Él estableció una justicia perfecta y es por la justicia de Cristo que nosotros somos justificados. Nuestro hermano Pablo dijo, yo no quiero ser encontrado en mi justicia. Cada creyente presente los pecadores que han creído y sigue creyendo en el Señor Jesucristo, confiando en Él por su completa salvación. Usted puede decir lo mismo por este milagro del nacimiento de lo alto. Yo no quiero ser encontrado en mi justicia y para ser entendido más claro Nuestro hermano Pablo, este gran apóstol Pablo, todos los hermanos están diciendo de Pablo, Pablo tú eres un gran misionero, un gran apóstol, Dios ha utilizado a usted grandemente, es el apóstol Pablo. Y Pablo va a decir esto y cada creyente con él. Desde que cuando Cristo fue formado en Pablo hasta que él fue a la gloria, toda su esperanza viva es esto. Yo no quiero ser encontrado en mi record. No quiero ser encontrado en mi record. Yo quiero ser encontrado en el record perfecto. de nuestro bendito Salvador, el Señor Jesucristo, como hombre. Hermanos, somos justificados por Cristo. Por medio de la predicación de Cristo, Dios hace que su pueblo sepa que Cristo es su justificación. Amados, Cristo es nuestra justificación para la salvación. Y ahora vamos a examinar la tercera palabra en nuestro estudio en esta mañana. Es la palabra santificación. Has visto sabiduría, justificación y ahora vamos a examinar la palabra santificación. La palabra de Dios nos dice que Dios ha hecho a Cristo nuestra santificación. ¿Qué significa esto? Ven lo que dice primero Juan capítulo cuatro en el versículo diecisiete. La primera carta de San Juan capítulo cuatro en el versículo diecisiete. Y dice así la palabra del Señor, en esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio. Pues como él es, así somos nosotros en este mundo. Es algo muy atrevido tener confianza delante del trono de Dios en el día del juicio. el día de su muerte, sin temor, con confianza, en plena certidumbre de aceptación. ¿Cómo puede alguien tener esta confianza? La respuesta está en el texto, en Juan, 1 Juan 4, 17, dice, declara la palabra, pues como él es, Así somos nosotros en este mundo. ¿Es el Señor justo? Entonces, yo soy justo. ¿Es el Señor santo? Entonces, yo soy santo. ¿Es el Señor perfecto? Entonces, yo también soy perfecto. Cuando Cristo obedeció la ley, Él obedeció a favor nuestro. en nuestro lugar y soy santo y perfecto por mi unión con Cristo. Ahora, hermanos, estoy convencido del testimonio de la Palabra del Señor, que la Palabra ha guardado el testimonio verdadero referente que es un creyente. Podemos ver un verdadero creyente en nuestro hermano Pablo dijo, palabra fiel y digna de ser recibida por todos, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Un fiel ministro del evangelio dijo en una ocasión, entre una iglesia del evangelio, donde la verdad está predicada, Hay debates, pero es muy diferente. El debate es quién es el peor pecador. Alguien dice, soy el peor pecador aquí. No, hermano, yo soy peor. Y un creyente puede decir en cualquier lugar, yo soy el peor. Dios ha revelado quién es nosotros en amor. más de nuestra plaga de pecado en nuestro corazón que nuestros enemigos. Y a la misma vez que yo puedo decir yo soy el peor pegador, también yo puedo decir también que yo soy el más perfecto hombre aquí presente. No en mí mismo, en la persona bendita de nuestro Salvador y Señor del Señor Jesucristo. Amados vosotros estáis completos en él. Él logró tal salvación que no falta nada. Es un milagro. Alguien puede leer nuestro texto del siglo XVII y recibirla y descansarla en esta. Está hablando en lo que testifica. Está testificando de Cristo. lo que él logró a favor de nosotros. Y es por medio de la predicación de la palabra que da testimonio de Cristo, Dios el Espíritu Santo hace que su pueblo sepa que Cristo es su santificación. Y esta santificación no es algo que nosotros podamos mirar con ojos carnales, es algo espiritual. Es espiritual, hermanos. Es por esa razón. ¿Qué hora es? Es ahora, ¿verdad? ¿Es ahora? ¿Ahora? Voy a leer un versículo a ustedes que usan la palabra ahora, que está lleno de consuelo. Dice la palabra del Señor. Ahora. ¿Cuándo es ahora? Es siempre ahora, ¿verdad, hermanos? Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al espíritu. Mira fuera de ti mismo si miran a nuestro bendito Salvador, nuestro substituto, nuestro todos y en todos delante del trono de Dios, para nuestra aceptancia completa. Y ahora, finalmente, vamos a... o en conclusión, no finalmente. Disculpa, mi español es... A veces no sé si es bueno o entendible. ¿Está claro mi español? ¿Está entendible? Qué bueno. Vamos a regresar primero a Corintios. Y a ver esta cuatro palabra. Versículo treinta dice, Por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual ha sido hecho por Dios sablería, justificación, santificación y esta palabra final, redención. Amados, la palabra nos dice que Dios ha hecho a Cristo nuestra redención. Ahora, ¿qué significa esto? Ven lo que dice Efesios capítulo uno. Y ven lo que dice versículo catorce. Dice la palabra del Señor, Efesios 1, 14. Es las aras de nuestra herencia. Cristo, nuestro evangelio, es las aras de nuestra herencia hasta la redención de la posición creída para alabanza de su gloria. Cuando redimo algo, redimo algo que yo he comprado. algo que es mío y cuando lo redimo se me es dado porque es mi posesión. Hermanos, no hay poder en este ejemplo. Quiero ser entendido y quiero explicar esta palabra que es sublime, está lleno de consuelo por nosotros de entender correctamente la palabra redención. Si este ejemplo es pobre, porque es mi ejemplo, no es la palabra del Señor. Sin embargo, quiero utilizar este ejemplo. Por ejemplo, yo he comprado un sofá en una tienda de muebles y después de mi compra me dan un comprobante, es como un recibo que muestra que yo he pagado por el sofá, un comprobante que demuestra que el sofá es mío. Y en el tiempo señalado, los repartidores entregan el sofá en mi casa y me piden mi comprobante. Y yo redimo lo que es mío. Ahora, este es un ejemplo para entender cómo Cristo nos compró a nosotros, el pueblo suyo. y ahora esperamos por nuestro día de ser redimido por Cristo. Y por supuesto, hermanos, nosotros somos mucho más que un sofá. Cristo dio su vida en rescate para comprar a su pueblo. Nosotros somos la posesión arquerida. Preciosas palabras, ¿verdad? Posesión arquerida. Cada creyente puede decir por la gracia enmerecida de nuestro bendito Salvador y señores, señores de Cristo, que nosotros somos su posesión arquerida. y un pueblo escogido del mundo que él está presentando hechos hijos de Dios por medio de sí mismo, por medio de él. Y como me encanta, la palabra de Dios es preciosa en cualquier idioma, ¿verdad hermanos? Las traducen en inglés, español, pero como me encanta que dice la Reina Valera aquí, la palabra del Señor. según el puro afecto de su voluntad. El pueblo de Dios no es engendrado por sangre. Hay muchos yucatecos aquí, ¿verdad? Yo soy canadiense y hay americanos aquí. ¿Y qué? No es de sangre. Ni de voluntad de carne. Puede ser que haya alguien aquí que ha levantado su mano en una reunión de hipocresía en 95 y está confiando en su decisión. La palabra de Dios dice, ni de voluntad de carne, según el puro afecto de su voluntad, ni de voluntad de hombre, sino de Dios, sino de Dios. ¿Qué bendición saber que somos su posesión adquirida? Esa es nuestra sincera esperanza. Es una esperanza viva, hermanos, hasta el día de la redención, cuando se hará saber, para alabanza de su gloria, que realmente somos su posesión redimida. Ahora, el creyente es débil, su fe es poco, es frágil, pero gracias a Dios la fe que el creyente tiene es la fe del Señor Jesucristo. Somos justificados por la fe de Cristo. Por la gracia de Dios somos salvos, no por nuestra fe, sino de la fe del Señor Jesucristo, dicen las Escrituras. Pero quiero decir algo, no hay ningún pero, perdón. Quiero, si hay alguien presente que no ha creído, no ha confiado en el Señor Jesucristo, la fe es dada, la fe es sencilla. Y un hombre, el eunuco, recuerden esta historia del eunuco en Hechos capítulo 8, ¿verdad, hermanos? Y Felipe, el fiel ministro, escuchó lo que este enuco pidió. Este enuco es muy respetuoso del ministro, muy respetuoso del señor, y él quiere saber qué impide que yo soy bautizado. Esa es palabra de ánimo por el creyente que ha sido bautizado y por aquellos que no son bautizados. ¿Qué impide que yo pueda describir a mí mismo como cristiano? ¿Cómo? Escuchen las palabras de este fiel ministro. Si crees con todo tu corazón que el Señor Jesucristo es el Hijo de Dios, bien puedes. Muchos dicen, ah, yo creo en Jesucristo. Pero este milagro por el nacimiento por lo alto, si usted puede decir, yo creo a Cristo, bien puede ser, hermanos. Amado, esa es la esperanza de nuestro día de redención, que escucharemos de nuestro rey. Venid, benditos de mi padre, heridar el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Por medio de la predicación de Cristo, Dios, el Espíritu Santo, hace que su pueblo sepa que Cristo es su redención. Él lo pagó todo, todo, hermanos, por nosotros. Tal salvación que no falta nada. Ese es descanso, hermanos. Ese es gozo. Ese es como el creyente puede morir en paz sabiendo por la revelación de lo alto todo lo que yo soy. Yo soy en Cristo Jesús, mi Salvador. Amados, Cristo es nuestra redención para la salvación. Nuestro texto está enseñando a nosotros en esta mañana. Por él, Dios el Padre, estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios, sabiduría, justificación, santificación y redención. La palabra de Dios declara de Dios, de Dios, de Dios estáis vosotros en Cristo Jesús. Ahora, ¿qué evidencia hay de que yo esté en Cristo? ¿Qué evidencia hay de que Dios me ha dado a Cristo como las vestiduras de mi salvación? Que Él ha hecho a Cristo mi sabiduría, mi justicia, mi santificación y redención. ¿Cómo puedo saber esto? ¿Al mirar a mí mismo? No. No, hermanos. La única evidencia que yo estoy en Cristo es que yo creo a Cristo. La salvación se encuentra en una persona, Cristo Jesús, nuestro bendito Salvador, nuestro Señor y Dios. La única evidencia que soy salvo es que estoy dependiendo de Cristo ahora mismo. mientras que estoy predicando atrás de este púlpito. Estoy dependiendo de Cristo por mi completa salvación. Amado, Cristo Jesús es nuestro todo y en todos. Para ustedes que creen a Cristo, vosotros estáis completos en Él. Toda mi sabiduría toda mi justificación, o sea, mi justicia, toda mi santificación y toda mi redención es de Jehová. Para que, como está escrito, dice el versículo 31 en nuestra oración esta mañana en 1 Corintios, la última versícula del capítulo, para que como está escrito, el que se gloría, glorice en el Señor. Pecador, todo lo que necesitas para ser salvo está en Cristo. Ven a él, crea a él. Amén.
Vestiduras de Salvacion
Sermon ID | 62916922123 |
Duration | 45:22 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Isaiah 61:10 |
Language | Spanish |
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2025 SermonAudio.