00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Demos atención ahora a la palabra del Señor, Proverbios capítulo 3 comenzando con el versículo 1. Hijo mío, no te olvides de mi ley y tu corazón guarde mis mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad, átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón, y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión, teme a Jehová y apártate del mal, porque será medicina tu cuerpo y refrigerio para tus huesos. Honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos, y serán llenos tus graneros con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto. No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección, Porque Jehová al que ama castiga, como el Padre al Hijo a quien quiere. Amén. Hasta ahí la lectura de la Palabra de Dios. Vamos nuevamente a pedir su ayuda en oración. Nuestro Padre Santo, Ayúdanos ahora, abre nuestro entendimiento, que no seamos cegados, que no tengamos los oídos cerrados ante tu palabra en esta tarde, sea por una opinión excesiva de nuestro propio entendimiento, sea por preocupación con otro asunto, sea con las distracciones, Señor, del cuerpo. Te pedimos que tú nos ayudes a superar todo eso, para recibir con mansedumbre, con fe, esta palabra. Y que veamos que también aquí, de proverbios, vamos siendo encaminados hacia nuestro Señor Jesucristo, en quien mora toda la plenitud de la Deidad. Para su gloria, para nuestro ánimo en su servicio, lo pedimos. Amén. Cuando pensamos en el libro de Proverbios, ¿qué pensamos? Bueno, creo que muchos creyentes tienen la experiencia de que al leer Proverbios se sienten bien mal, ¿verdad? Sienten como que han sido golpeados por aquí, golpeados por allá, porque Proverbios dice, los necios así son, y uno dice, ay, pues yo así soy. ¿Verdad? O los necios, los tercos, los obstinados, los ignorantes, los sabios en su propia opinión, etc. Y entonces creo que muchos creyentes se acercan al libro de proverbios pues con un poquito de miedo, ¿no? Como que no es una experiencia placentera leer a los proverbios. Y cuando pensamos en un proverbio, pues muchas veces pensamos en un dicho familiar, ¿verdad? Un dicho folclórico que contiene un poquito de sabiduría, un consejo, algo así, ¿verdad? Bueno, este libro de proverbios, los proverbios suelen ser un poquito más extensos, suelen tener algo de explicación o de razón por lo que dicen. Funcionan como funciona la poesía hebrea en general, por medio de dos líneas, a veces tres líneas, ¿verdad?, pero mayormente son dos líneas. Una línea dice algo y la segunda línea lo amplía pone un contraste, da la razón o algo así, pero mayormente así va caminando dos líneas por dos líneas, ¿verdad?, para comunicar la verdad. Bueno, estos proverbios forman parte de la Palabra de Dios. Y una de las cosas que aprendemos por la inclusión de proverbios en la Biblia, es la realidad que, de la observación de la sabiduría en general, nosotros también debemos de aprovechar. Dios quiso preservar algo de esa sabiduría para nuestro uso continuo. Pero obviamente vamos a notar la diferencia. Muchos proverbios cotidianos son simplemente observaciones, ¿verdad? Hay uno en inglés que dice, pues, cásate rápidamente, arrepiéntate poco a poco, ¿verdad? Paulatinamente. O sea, la idea es no debes de casarte precipitadamente, ¿verdad? Bueno, uno nota que es cierto. Hay muchos proverbios así. Dios incluye algo del mismo estilo en su palabra, pero con autoridad divina y con referencia constante a la naturaleza de nuestro Dios. Entonces, ¿para qué sirve un proverbio? Pues un proverbio no es una promesa. En sí, la mayoría de los proverbios no son preceptos, son observaciones. Cultivan la sabiduría porque notamos la observación y tenemos que reflexionar, tenemos que esforzarnos para cultivar el discernimiento. Pero el libro de Proverbios no es simplemente una sabiduría generalizada, que no tiene nada que ver con su posición en la historia de la redención. Cuando se dieron los proverbios, pues la mayoría de los proverbios son de Salomón. O sea, se dieron en un momento cuando el pueblo de Israel estaba relativamente hablando en buenas condiciones. Tenían un rey, tenían un reino fuerte, tenían paz alrededor, ya los enemigos no los atacaban. Bajo Salomón gozaron de muchísima prosperidad. Están en la tierra prometida. Pero la gente puede recibir muchas bendiciones de parte de Dios y no saber aprovecharlas. Y entonces Salomón produce muchos proverbios y si se fijan... Los primeros nueve capítulos de Proverbios no son idénticos a los capítulos que siguen. Los primeros nueve capítulos tienen discursos extensos que van relacionados entre sí. Ahora, a partir del capítulo diez en adelante, ya es más bien proverbios breves, ¿verdad?, que a veces tienen algo que ver con su contexto, pero muchas veces simplemente están ahí, casi sin organización, ¿verdad? Bueno, pero el comienzo de Proverbios, Salomón tiene discursos más extensos para inculcar la sabiduría. ¿Y a quién se dirige? Bueno, se dirige, hijo mío. Lo pueden notar, ¿verdad? Capítulo 1, versículo 8, oye hijo mío. Capítulo 2, versículo 1, hijo mío. Capítulo 3, versículo 1, hijo mío. Y nuevamente, Capítulo 3, versículo 11, no menosprecies, hijo mío. Bueno, aquí hay dos cosas para aprender de esa forma de dirigirse a la audiencia. Uno es que la instrucción de la sabiduría debemos de recibirlo como si nos llegara de nuestro propio padre, ¿verdad? Como si fuera alguien con experiencia, con madurez, más avanzado que nosotros en la vida, comunicando hacia nosotros lo que debemos de saber. Esa es la aplicación general. Pero también debemos de colocarlo dentro de su contexto. ¿Salomón quién es? Pues es el rey de Israel. No es el rey de una nación cualquiera. Es el rey de la nación especial escogida por Dios para que el reino de Dios llegara por medio de ellos. Salomón es el rey del reino de Dios conforme a su manifestación en esa época. Y entonces, estas instrucciones que da, los da al príncipe, los va al que va a heredar el trono para que esta persona sepa aprovechar las bendiciones que Dios le ha dado, que sepa hacer un buen uso de la herencia que ha recibido de su padre, que no caiga en el desastre, sino que pueda construir la casa, la dinastía, la herencia de David, que pueda construir, que pueda adelantar el reino de Dios. Bueno, cuando nosotros escuchamos los proverbios, entonces, ¿cómo los debemos de leer? Pues sí, nos dan mucha sabiduría práctica para la vida cotidiana, ¿verdad? Nos ayudan a evitar muchos errores o a enfrentar muchos problemas. Pero, no es solamente para eso. Es para que en el temor del Señor, con una verdadera fe, sepamos aprovechar de la herencia que tenemos en Cristo para que nosotros también podamos aportar a la venida del reino de Dios. No divorciemos a proverbios de su contexto en la Biblia. No divorciemos al libro de proverbios del propósito de Dios de establecer su reino. Como repetimos, ¿verdad?, semana con semana, cuando decimos el Padre Nuestro. Estamos orando que venga el Reino de Dios. Bueno, aquí, por medio de proverbios, Dios nos instruye cómo aprovechar de las bendiciones que nos da, y cómo ocupar esas bendiciones para avanzar sus propósitos de él. Pues cuando lo vemos de esa forma, hermanos, no debemos deber a proverbios como, ¡ay, aquí está el libro que me va a dejar herido y lastimado! ¡Aquí está el libro que me va a golpear repetidamente en la cabeza! ¡Aquí está el libro que me va a guiar en recibir las bendiciones de Dios! y ocuparlas para un buen propósito, para una meta digna, la venida del reino de Dios. El libro de Proverbios es un tesoro, no motivo de temor y miedo. Bueno, no podemos predicar de todo el libro de Proverbios, ¿verdad? Tenemos que fijarnos en este capítulo, en estos pocos versículos que hemos leído. Ahora, si lo notan, hay versículos que van en pares, ¿verdad? Y entonces, básicamente, hay seis exhortaciones principales aquí. Vamos a repasarlas rápidamente. Hijo mío, no te olvides de mi ley y tu corazón guarde mis mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán. Se nota, ¿verdad?, está la exhortación y está la razón, está el beneficio que viene. Cuando nos acordamos de la ley, cuando guardamos los mandamientos que hemos recibido, entonces encontramos aumento de paz, largura. de días y años de vida. O sea, la obediencia conlleva bendiciones, tiene sus beneficios. Cuando los creyentes se olvidan de los requisitos del Señor, ¿a poco viven mejor? ¿A poco les va mejor? ¿A poco tienen mayor éxito? Pues no, ¿verdad? Las instrucciones que Dios nos da no son para afligirnos, no son para oprimirnos. En seguir la ley de Dios hay gran libertad. Como dice el Salmo 119, gran paz tienen los que aman tu ley. Nada los escandaliza, nada los hace tropezar. Obedecer la ley es una bendición. Es para nuestro bien. Y bueno, ¿cómo vamos a obedecer a la ley si no la recordamos, verdad? Por eso vale la pena repasar los 10 mandamientos. Por eso vale la pena pensar, por ejemplo, en la Regla de Oro, ¿verdad?, que predicó el pastor hace poco. Bueno, segunda exhortación. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad. Átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón, y ahí harás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. Bueno, la misericordia y la verdad son un par de palabras que contienen muchísima enseñanza. Podemos entenderlas de dos maneras. Cuando pensamos en la misericordia y la verdad como características de Dios, pues vemos que la misericordia de Dios quiere decir que Dios es bondadoso, Dios es bueno, Dios es perdonador, Dios es misericordioso con pecadores, con los que merecen el castigo, con los que por su pecado se han metido en la miseria. Cuando pensamos en Dios como veraz, pues pensamos en un Dios cuya palabra es de confianza. Un Dios quien cumple sus promesas, ¿verdad? Un Dios que no miente, un Dios que no engaña, un Dios que es como dice. Bueno, en ese sentido, ¿cómo podríamos decir, nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad? Pues como exhortación. La idea sería entonces... No se olviden de la necesidad que tienen de que Dios sea misericordioso de ustedes. No pongan en otro lado su confianza, no tengan salvación alternativa, ¿verdad?, pero conscientes de que somos pecadores, conscientes de que necesitamos a Dios, conscientes de que si no fuera por su veracidad, por su fidelidad, nosotros estaríamos completamente desprovistos de todo bien, Pues vamos a asirnos siempre de la misericordia y la verdad de Dios. Vamos a refugiarnos en esas características de nuestro Dios. Pero también se puede tomar como exhortación a la práctica que la misericordia que sabemos que existe en Dios se manifieste también en nuestra conducta. Que nosotros seamos misericordiosos, bondadosos, perdonadores con los demás. Que nosotros digamos la verdad, que no mintamos a nuestros hermanos, que no engañemos. Si damos palabra que vamos a hacer esto, aquello, lo otro, que lo cumplimos, ¿verdad? Pues eso también es importante, no debemos de dividir esas cosas. ¿Cómo puedo ser misericordioso? Pues en la conciencia que Dios ha sido misericordioso conmigo. ¿Qué me motiva a decir la verdad, aun cuando no me conviene? Bueno, cuando al parecer no me conviene, ¿verdad? Pues pensar que Dios es veraz, que Dios es fiel, que Dios siempre dice la verdad, me ayuda en ese momento. Bueno, aquí también hay una buena consecuencia, hay arasgracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. Se acordarán del Señor Jesucristo, ¿verdad? En su niñez la Biblia dice de él que iba creciendo en la estatura y en el conocimiento y en el favor con Dios y con los hombres. Bueno, aquí está una idea parecida, ¿verdad? agradamos a Dios cuando acudimos a su misericordia, cuando confiamos en su fidelidad y cuando intentamos poner esas características en práctica. Y bueno, ¿qué tal de la gente, de quienes nos rodean? Bueno, si yo digo esto lo voy a hacer y no lo hago, ¿quién tiene mejor opinión de mí ahorita? ¿Verdad que no? A lo mejor me perdonan, pero no me tienen la misma confianza que antes. Si yo soy bien severo, si no perdono, no entiendo nada, ¿a poco la gente me valora más? Pues no, ¿verdad? Nos gusta estar con gente bondadosa, generosa, que no están siempre vigilando para ver cómo, ahora sí, cómo te vas a equivocar. Eso no nos agrada. A nadie. Bueno, entonces aquí está el camino. Si el primer paso era el camino a una vida larga, aquí está el camino a una vida respetada, honrada. Bueno, la siguiente exhortación. Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas. Hermanos, aquí debemos de entender, ¿verdad?, que todo este consejo que da Proverbios no es para que desarrollemos una justicia propia. No está diciendo, hagan esto y todo les va a ir bien, no van a tener problemas. nos llama a confianza en Jehová, a rechazar nuestra propia sabiduría. No te apoyes en tu propia prudencia. Nosotros muchas veces pensamos, pues yo sé cómo hacer esto, yo sé cómo hacer aquello, lo otro. Bueno, a lo mejor Dios nos ha dado experiencia, entendimiento, ¿verdad? Pero si pensamos, yo sé cómo hacer esto, yo sé cómo lidiar con aquello, yo no necesito la ayuda de Dios. No, pues ahí ya nos equivocamos profundamente, ¿verdad? La confianza en Dios y la confianza propia no van juntas. Si confío en mí mismo es porque no estoy confiando en el Señor. Y entonces aquí hay un llamado a la fe. Y a la fe no solamente para la salvación, no solamente para la muerte, no solamente para las cosas que están fuera de nuestro control, pero para los detalles de la vida. Reconócelo en todos tus caminos. Reconócelo cuando estás en la iglesia, sí. Pero reconócelo cuando estás en el trabajo, reconócelo cuando estás en casa, reconócelo en todo lugar. Nuestra tendencia, apoyándonos de nuestra propia prudencia, es desviarnos por aquí, por allá, y tener sendas, caminos, ¿qué?, desviadas. Cuando nos apoyamos en el Señor, Él endereza el camino, nos hace caminar como debemos de hacerlo. No es algo que nosotros solos podemos lograr, tiene que ser Dios quien lo obra en nosotros y por eso se nos llama a confiar en Él. Bueno, pero avanzando, al versículo 7, dice, no seas sabio en tu propia opinión, teme a Jehová y apártate del mal, porque será medicina tu cuerpo y refrigerio para tus huesos. Bueno, aquí está el camino a la salud, por decirlo así, ¿verdad?, a disfrutar de buenas condiciones físicas. Y dice, no seas sabio en tu propia opinión, ampliando el pensamiento, ¿verdad?, de no apoyarnos en nuestra propia prudencia. ¿Quién tiene una opinión elevada de sí mismo? ¿Quién dice, bueno, yo soy fuerte, yo soy inteligente, yo soy maduro, yo soy... ¿Qué locura, verdad? Somos débiles, necesitamos misericordia. ¿Por qué nos apartaríamos de la misericordia de Dios? Porque tenemos una opinión elevada de nosotros mismos, somos sabios en nuestra propia opinión. Y eso va en contra de temer a Jehová. En otras palabras, de reconocer y respetarlo como el Dios. Omnipotente, el Dios eterno, el Dios que entra en pacto con su pueblo. Pero cuando tememos a Jehová, nos apartamos del mal. Bueno, ¿cuál es la tendencia natural si nos apartamos del mal? Si vivimos una vida de disciplina, de dominio propio, si tenemos un propósito a vivir porque vivimos para Dios, nos esforzamos, pero no nos rematamos, ¿verdad?, porque confiamos en la provisión de Dios, pues eso lleva a una vida equilibrada. Y una vida equilibrada suele ser una vida saludable, una vida sana. Vamos a llegar al final de este pasaje, ¿verdad?, y voy a corregir un poquito la impresión que a lo mejor están recibiendo. Pero si se fijan, es lo que dice la Palabra de Dios. Será medicina tu cuerpo, refrigerio para tus huesos. Ahora se nos dice el camino a la prosperidad. Versículo 9, honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos, y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto. A veces la gente dice, ay, yo no puedo aportar, yo no puedo dar en la iglesia, yo no puedo. Dicen, es que no tengo. Bueno, a veces es cierto, ¿verdad? Hay crisis, hay algo que sucede, ¿verdad? Y uno está completamente agotado. Por ese momento se entiende, ¿verdad? Está bien. Pero si es el hábito de la vida que uno dice, pues me gustaría apoyar, quisiera dar, pero no puedo, no tengo. Quizás hay que considerar esta porción de proverbios, ¿verdad? Cuando honramos a Jehová en la vida económica, cuando abrimos La bolsa para aportar al Señor, dice, serán llenos tus graneros con abundancia. Ahora, honrar a Jehová con nuestros bienes no es solamente dar, ¿verdad? Es también usarlos de manera honrada. No usarlos honestamente, no usarlos abusadamente. Pero incluye indiscutiblemente esa idea, porque menciona las primicias, ¿verdad? Pues, ¿qué tenía que hacer Israel con las primicias? Tenían que traerlos y presentarlos ante el Señor. Bueno, según el versículo 10, eso no nos dejará con menos de lo que tuvimos antes, sino al contrario, llevará a graneros. llenos abundantemente lagares que rebosan de mosto". Bueno, hasta aquí parece muy bien, ¿verdad? Camino a la larga vida, camino a la vida respetada, camino a la vida recta y justa, camino a la vida saludable, camino a la vida de prosperidad. Hasta aquí, hasta los mundanos están diciendo, bueno, está bien, me inscribo, ¿no? Pues llegamos a exhortación número seis. No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección, porque Jehová al que ama castiga como el padre al hijo a quien quiere. Aquí, hermanos, vemos que es un poquito más complejo. O sea, lo que está diciendo Proverbios es que en general hay una conexión. Una vida larga suele ser una vida decente, ¿no? Una vida que no dejó a un lado la ley de Dios. Una vida de desobediencia, pues suele ser una vida corta. Hay excepciones de ambos lados, ¿verdad? Una vida equilibrada suele ser una vida saludable, pero hay excepciones. Hay personas que uno dice, ¿cómo es posible que así vive y sigue fuerte y vigoroso, no? Y hay personas que uno dice, ¿cómo es que vive así con tanta piedad y sufre tanto? Los proverbios son observaciones generales, no son reglas absolutas. Es bien posible encontrar excepciones. Y bueno, tenemos la excepción en el libro de Hobbes, ¿verdad? ¿Quién era como Job? Un hombre justo, temeroso de Dios, que se apartaba del mal. Pero cuántas tragedias no le sucedieron, incluyendo la pérdida de su salud. Entonces, por favor, no lean Proverbios 3 en ese contexto del Evangelio de la prosperidad, ¿verdad? Si yo cumplo, pues entonces voy a tener una vida larga, una vida saludable, una vida respetada, una vida rica, bla, bla, bla. No, ya entendemos que no es así, ¿verdad? Por medio de muchas aflicciones, muchas tribulaciones, hay que entrar en el reino de Dios. Lo que Salomón está diciendo es que normalmente la manera de obtener estas cosas no es idolatrándolas, no es buscándolas en sí, es haciendo lo correcto y dejando que Dios se encargue de la consecuencia. Pero si llevo una vida decente, reza, ordenada, con obediencia a la ley de Dios, pues es bastante factible que seré respetado también, ¿verdad?, porque tengo buen carácter, porque soy una persona honrada. Pero la última exhortación nos dice que también hay otro elemento, y ese elemento es el elemento de que Dios nos entrena. Aquí usa estas expresiones de corrección y de castigo. Y bueno, se entiende, pero nosotros a veces escuchamos castigo, ¿verdad?, y pensamos, o sea, que Dios ya se enojó y entonces, enfurecido, ¿verdad?, me lanza este problema y aquel plaga y etcétera, ¿no? Pero la idea es más bien de la disciplina, de la instrucción, de la formación. La niña toma clases de taekwondo, ¿verdad? Y el maestro dice, bueno, tienen que hacer esto. Y si no lo hacen bien, entonces tienen que hacer tres lagartijas. No es castigo propiamente, ¿verdad? Es entrenamiento, es para fortalecerlos. Es para motivarlos que aprendan cómo hacer todo lo que él quiere que ellos hagan. Pues algo así es la disciplina del señor. No siempre es placentero, ¿verdad? Después de la... Cuarta o quinta vez que nos toca hacer tres lagartijas, pues ya no queremos hacer más. Pero sigue siendo algo bueno para nosotros. Y entonces, parte de la vida buena es reconocer, habrá problemas, habrá pruebas, habrá disciplina. ¿Pero qué hacemos nosotros con eso? Pues decimos, bueno, ahora sí Dios está enojado conmigo, ¿no? Así lo tomamos. Yo hice mal, me equivoqué o quién sabe por qué razón, pero Dios está enojado conmigo. Bueno, no es la intención de proverbios y no tener manos la importancia de ciertas palabras que ya hemos visto. misericordia y verdad. ¿Quién es el Dios con quien tenemos que ver? ¿Quién es el Dios que nos guía, nos encamina en esta vida? Ya. Claro, en el futuro, en la vida venidera también. Pero Dios nos espera hasta la vida venidera para bendecirnos. Dios nos bendice hoy. Dios nos encamina hoy. Dios nos habla hoy. ¿Con qué Dios tenemos que ver hoy entonces? Con un Dios de misericordia y de verdad. Con un Dios digno de toda confianza. ¿Y cómo lo sabemos? Porque este Dios nos ama. Jehová al que ama castiga. ¿Qué hacemos cuando vienen las pruebas? Pues pensamos, Dios es malo, pensamos Dios me odia, pensamos Dios está enojado conmigo, ¿no? Pero no es así. Dios al que ama castiga. Y entonces en esta vida experimentamos la bondad de Dios, experimentamos la bendición de Dios, cuando hacemos lo correcto, porque eso es don de Dios, y cuando por hacer lo correcto las cosas nos van bien, eso también es bendición de Dios. Pero también experimentamos el amor de Dios cuando la vida es un entrenamiento difícil, cuando hay disciplina, cuando hay corrección, cuando hay recuerdos, así no se hace. Eso también es el amor de Dios. Bueno, ¿cómo podemos confiar? ¿Cómo podemos fiarnos en Jehová y no depender de nuestra propia opinión? Pues para hacerlo tenemos que entender quién es Jehová. Si lo vemos como un Dios indiferente, que no le importa lo que nos sucede o cómo estamos, pues no vamos a confiar. Si lo vemos como un dios iracundo, ¿verdad?, que nomás está esperando el pretexto para lanzarnos al infierno. pues tampoco no le vamos a tener confianza, ¿verdad? Si ustedes han conocido a personas así, indiferentes, aburridas con nosotros, o personas iracundas, ¿verdad?, que nomás buscan el pretexto para comenzar a gritar, pues ya saben, no les tienen confianza. Es imposible tenerles confianza. Si Dios así fuera, pues tampoco no podríamos confiar en Él. Pero no es así. es el Dios de misericordia, es el Dios de verdad, es el Dios de amor, es el Dios digno de confianza. Y si dicen, bueno, ¿dónde está la prueba? Pues quizás los versículos 11 y 12 nos recuerden a un Padre en especial y a un Hijo en especial. Se acordarán que desde el cielo Dios Padre dijo, este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia. Y se acordarán que ese Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, aprendió obediencia por lo que sufrió o por lo que padeció, según el Libro de Hebreos. Jesucristo fue ejercitado en la disciplina del Señor. Jesucristo vivió una vida perfecta, de sabiduría perfecta. Él creció en la estatura y en el conocimiento y en el favor de Dios y de los hombres, ¿verdad? Aún de niño ya lo estaba haciendo. Ya estaba cumpliendo con estos consejos. Y lo hizo para nuestro beneficio. Él murió en nuestro lugar. Diciendo, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Pues porque estaba cargado de nuestros pecados, que merecían la ira de Dios. Y Él resucitó victorioso sobre la muerte, sobre el pecado, sobre el diablo, para nuestra salvación. Entonces, cuando la vida se pone difícil, cuando experimentan la disciplina del Señor, no den lugar a la tentación de pensar, ahora sí Dios está en mi contra. No, hermanos. La prueba de que Dios está a nuestro favor está en el Señor Jesucristo. Para confiar en Dios, para no ser sabios en nuestra propia opinión, Tenemos que mirar a Cristo. El mensaje de Cristo fue escándalo, fue obstáculo para muchos, ¿verdad? Los judíos querían a alguien con poder, no un mesías crucificado en debilidad. Los griegos querían una sabiduría impresionante, no alguien que ni siquiera pudo librar su propia vida, ¿verdad?, de sus enemigos. pero en Cristo tenemos el poder y la sabiduría de Dios. En Cristo tenemos la prueba que las experiencias difíciles, que la disciplina, el castigo, no indica la ira de Dios para nosotros, sino que es otra expresión de su favor hacia nosotros. Bueno, eso se aplica a los que están en Cristo, ¿verdad? Si no nos hemos entregado al Señor Jesucristo, si no lo conocemos, es otra cosa. Pero para quienes están en Cristo, pueden estar asegurados, por más severa que sea la tormenta, por más difícil que sea la prueba, no es porque Dios está contra nosotros. Dios está con nosotros, Dios está a nuestro favor, en y por medio de Cristo. No miremos nuestra experiencia, no busquemos de nuestra propia sabiduría entender esto, sino confiemos en el Señor, el Señor digno de toda confianza. porque mandó a su Hijo para morir en nuestro lugar, para resucitar como el líder, el capitán de la salvación para todos quienes creen en él. Amén.
Fiar en un Dios confiable
Series Sermones Ocasionales
Las observaciones de Proverbios nos ayudan a aprovechar de las bendiciones que Dios nos da para aportar al reino de Dios.
Sermon ID | 62623317281867 |
Duration | 35:05 |
Date | |
Category | Sunday - PM |
Bible Text | Proverbs 3:1-12 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.