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¿Cuál es la realidad más sustancial? ¿Tu vida, que va a durar para siempre en el cielo del infierno, o el lugar donde está puesta tu vida? ¿Cuál es más importante? Miramos demasiado donde está puesta nuestra vida. En vez de mirar la vida misma, y ponemos demasiado valor a las cosas, en vez de lo más importante. Si uno pierde su vida aunque gane todo el mundo, ha perdido todo si pierde su vida, aunque en esta tierra haya sido el rey de toda la tierra. Pero si uno gana su vida y tiene vida eterna con Dios, eternamente, pero pierde todo, no tiene ni casa, ni ropa, ni nada, pero tiene su vida eterna en el futuro con Dios, entonces ha ganado todo. si ha ganado su vida y Cristo. Realmente este mundo es una tarima de teatro. Este local es un lugar donde reunirnos, pero lo real aquí no es el local y la tarima, sino la persona que está aquí, ¿verdad? La tarima es un teatro para el drama de la vida. y el drama de la vida va a durar para siempre. Primero aquí en la tierra, luego en el cielo. El drama de la vida es lo que es real. La tarima es solo temporal. No tiene cierta realidad, pero muy pasajera. Se va a quemar tarde o temprano este local, esta tarima y lo demás. No debo mirar lo que es de menos importancia. La casa donde vivo, la ropa que me pongo, el templo, qué bonito es aquí en la tierra para la iglesia. Lo que es importante es quien está aquí, no lo que está alrededor. Mira lo eternal, no lo temporal. Esto es el secreto de los grandes siervos de Dios, héroes de la fe en la Biblia. ¿Recuerda Hebreos 11, héroes de la fe? Hebreos 11, 27, por la fe habrán dejado Egipto, no temiendo la ira del rey, porque se sostuvo como viendo al invisible. O mejor Moisés, no habrá. Moisés dejó Egipto, no temiendo la ira del rey, porque se sostuvo. ¿Cómo pudo sostenerse Moisés y salir de Egipto y guiar al pueblo de Israel hasta el punto de la nueva tierra prometida? ¿Cómo? Que era secreto al final del versículo 27, Hebreos 11.27, ¿Cómo pudo sostenerse? Viendo lo invisible, viendo al invisible, mirando a Dios, mirando lo eternal, la realidad que es importante. ¿Cómo podría ver lo invisible? Hebreos 11, el primer versículo lo explica, ¿verdad? ¿Qué dice el versículo 1? Es la fe, certeza de lo que espera, y la convicción de lo que no se ve. Él pudo ver lo invisible por fe, creer que hay un cielo, que hay un Dios, Y así por fe creer que hay algo mejor que las riquezas de Egipto. Así que no se hizo ciego mirando el punto. Empezó a ver lo invisible que es Dios y la eternidad y la importancia de su alma y su relación con Dios. Esto no sólo de Moisés. Esto de todos los héroes de la fe en Hebreos 11, versículo 13, Hebreos 11, 13. Conforme a la fe, murieron todos estos mártires para el Señor, murieron todos estos, sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos. Dios había prometido que hay un cielo, que hay una vida con Dios eternamente, pero no podemos verlo ahora, no va a pasar, Dios no quiera ahora mismo, pero mirándolo de lejos, por fe, que hay un cielo, que hay mejor vida que la vida en esta tierra, mirándolo de lejos, creyéndolo por fe, y saludándolo, confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. El mundo no es mi hogar, soy peregrino acá. En la ciudad de Luh tendré tesoros y eterno resplandor por siempre gozaré. Y la vida mundana jamás desearé. Así que tengo deseo de estar donde es real. Salir de esta tarima, salir de este teatro, para ir al lugar que es eternal. No preocuparme de si estoy en un teatro fino, de una buena casa, con buena ropa, sino preocuparme si voy a estar con Dios eternamente. Pero la pregunta, ¿qué es real? Y ese es el mensaje de 2 Corintios 5, 1 al 10. Tres cosas que son reales que nos hacen querer ser héroes de la fe como los de hebreos. Tres cosas en que debemos enfocarnos. Tres cosas que debemos ver. aunque sean invisibles ahora, y no enfocarnos en lo temporal. Así que, para entender la primera cosa, voy a ponerme de artista otra vez. Ya han visto mis grandes talentos de artista, ¿verdad? Y así que voy a mostrarles de verdad cuán buen artista soy yo, ¿ok? Voy a incluso decirles lo que voy a dibujar. Familia. Voy a dibujar una familia con mi gran arte que yo puedo poner aquí. ¿Verdad? Mira esta familia. ¿Ves qué familia tan bonita es esa? ¿Verdad? Es la mejor familia que vas a conocer en la Tierra. Nunca vas a ver una familia tan fina como la familia que acabo de dibujar. La pregunta que le doy a usted. Acabo de dibujar una familia. He dicho que es una familia. ¿Es una familia? No. ¿Qué es lo que acabo de dibujar? ¿Una casa? ¿Pero no es la casa su familia? Usted ha vivido en esta casa muchos años posiblemente. A lo mejor va a vivir en esta casa hasta que muera en esta tierra. Eso es su familia, ¿verdad? Esa casa. No, ¿verdad? Es que muchas veces nos confundimos en qué es importante. Que si la casa se quemara, Pero mi familia siguiera vivos. He perdido lo peor, la casa, pero no la familia. No. El hecho es que una familia puede ser, ¿verdad? ¿Cómo digo? Soy un gran dibujante, ¿verdad? Ya ves que es un hombre, una mujer y un niño, ¿verdad? Tengo que explicar mis cosas, ¿verdad? ¿Cuál es la familia, las personas o la casa? Eso es fácil, ¿verdad? ¿Qué es la familia, las personas o la casa? El hecho es que tenemos que reconocer que la casa no es la familia, aunque la familia vive en la casa hasta la muerte, así el cuerpo no es mi alma, ¿verdad? Ahora, déjame dibujar. Mira, mucho arte, ¿eh? Así que, bueno, voy a dibujar una persona. Ahí tiene, entonces, Ok. Allí tienes una persona, ¿verdad? Qué persona más guapa. Mira esta persona. Mi pregunta otra vez. ¿Es esta una persona? Un dibujo de una persona. ¿Es esta una persona? Un dibujo de una persona. Quiero que vean lo que no se puede ver y que no vean lo que se puede ver. Esta no es una familia, es una casa. No podía ver la familia dentro, pero ya le dibujé la familia. ¿Aquí es una persona? ¿La respuesta? Algunos dicen que no. ¿En qué sentido no? Un día va a morir este cuerco y esto no puedo dibujar. Voy a tratar de hacer un estilo de fantasma allí, ¿verdad? ¿OK? Esto es un estilo de un espíritu. Yo no sé cómo dibujar un espíritu. ¿Quién puede dibujar tu espíritu? ¿Verdad? Tu alma. No hay manera. Así que, vamos a decir que esta persona muere y ya un alma sube del cuerpo y va con Dios al infierno. ¿Cuál era la persona? ¿El espíritu o alma que salió? ¿O el cuerpo que se quedó? El hecho es que realmente las dos cosas deben estar juntas, ¿verdad?, para formar la persona total, alma-cuerpo, cuerpo-alma-espíritu. Pero realmente lo importante de ti no es la casa y el cuerpo es nada más la casa. Mientras que tu alma es como la familia dentro de la casa, ¿verdad? Esto es la persona. Esto es quien es usted. ¿Dónde va a estar esa persona cuando muere el tabernáculo, el templo si quiere, cuando muere este pedazo de barro que está aquí? El hecho es que como la casa no es la familia, el cuerpo no es la persona. La persona está habitando un cuerpo. Incluso en Juan 1 dice que Cristo habitó o tabernaculó. Tabernáculo es una tienda. Vivió en la tienda en el tabernáculo de un cuerpo. Dice en 1 Corintios 3, mi cuerpo es un templo del Espíritu Santo que debe estar en control viviendo en mí, pero realmente dentro de mí la persona, verdad, que permite al Espíritu Santo tomar control es la persona, el yo, mi alma, mi espíritu. Así que tenemos que reconocer aquí ya bastante para mis grandes dibujos de arte. Ya pueden aplaudirme después por ser tan gran artista, ¿verdad? Ya les vendo esto a ver cuánto vale. Ni el precio del papel, porque ya he destruido el papel, el papel va a la basura. Pero el hecho es que tenemos que reconocer que la casa no es la familia, el cuerpo no es la persona, sino aunque una persona vive en este cuerpo hasta que muera. ¿Cuántos de ustedes esperan vivir en su cuerpo hasta que muera? Espero que todos, ¿verdad? Creo que una vez que usted sale de este cuerpo, ya está muerto, así que usted va a estar allí hasta que muera. Pero cuerpo no es toda tu persona. Y así encontramos que esto es la lección en capítulo 5, primero versículos 1 al 5. Primero tenemos la casa de Gloria. Y el Señor dice la casa es como la vestidura que lleva encima de tu cuerpo también. Tu cuerpo es tu vestidura y como la ropa encima de tu cuerpo es tu vestidura. Y Pablo trata de explicar esto juntos. Segundo de Corintios 1, 5, versículo 1. Segundo de Corintios 5, 1. Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, tienda, casa, se deshiciere, todavía tenemos de Dios un edificio. Dios tiene preparado para mí, al salir de este cuerpo, tiene preparado para mí una casa, otra casa, pero ya no hecha de manos, ¡eterna! Un cuerpo eterno, con nuevo cuerpo eternal, en los cielos donde voy a vivir. Y por esto también gemimos. Ay, Señor, cuánto deseo salir del dolor de este cuerpo. Mi alma está en este cuerpo, mi persona, este cuerpo de dolor. Cuánto deseo salir de este cuerpo y estar contigo y estar en un nuevo cuerpo sin dolor. Deseando, deseando es anhelando con todo mi corazón. Cristo dice, yo tengo un anhelo de tomar la santa cena con ustedes, dijo Cristo cuando iba a tomar la santa cena con los discípulos. Dice el Espíritu, en 2 de Santiago 4, 5, el Espíritu es celoso y anhela por nosotros. El Espíritu te ama, te desea con todo su corazón, es casi celoso por usted, y tiene un gran deseo que tú sirvas al Señor, que te entregues al Señor, que tú te entregues al control del Espíritu Santo. Él te anhela. como Cristo anheló tomar la Santa Cena con los discípulos. Y aquí encontramos que este anhelo, este deseo, es lo que debemos tener para el nuevo cuerpo en el cielo. Y no vivir solo para la salud de este cuerpo, que se va a enfermar y va a morir un día. No vivir solo para la comodidad de este cuerpo y la ropa de este cuerpo, y para la casa donde está viviendo y durmiendo cada noche este cuerpo, no importa los alrededores. Por tanto, gemimos deseando con anhelos revestidos de aquella nuestra habitación celestial, versículo tres, pues así seremos hallados, vestidos y no desnudos. No quiero tener un espíritu flotando por aquí, ¿verdad? Mi pastor siempre dijo en Carolina del Sur, cuando un diácono dice, No se preocupe, pastor, estoy detrás de ti. Pero cuando el pastor tiene necesidad, mira atrás y allí está el diácono. Muy, muy, muy lejos. No quiere ayudarle en el momento. Y dice, no se preocupe, pastor. El domingo voy a estar contigo en espíritu, en la iglesia. El pastor dice, no quiero espíritus flotando en la iglesia. Como no quiero un diácono detrás de mí, pero tan lejos que no me ayuda, no quiero así un espíritu. Si usted está aquí en espíritu esta mañana, gracias a Dios, pero espero que usted esté en tu cuerpo también. Espero que estas bancas no están llenas de espíritus sentados, verdad, fantasmas alrededor de usted. Hay ángeles adorando a Dios con nosotros. En ese sentido, tenemos espíritus con nosotros, como hablamos el miércoles de eso. Pero el hecho es que no venga la iglesia solo en espíritu. No digas, estoy en espíritu contigo, pastor. Venga la iglesia con tu cuerpo también, por favor. más bonito, ¿verdad? Pero allí dice que queremos ser revestidos y no desnudos, con almas flotando, porque asimismo los que estamos en este tabernáculo, gemimos con angustia, con este anhelo de angustia, porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido en la vida, más para que Más el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. Si Dios me ha dado tantas bendiciones por el Espíritu ahora, es como el enganche, la entrada, las arras, el depósito para comprar una casa. Y Dios dice, mira, yo le doy por el Espíritu muchas bendiciones a la tierra ahora, pero eso es sólo un depósito de las grandes bendiciones que tendrá en el cielo. ¿Tú crees que vives una vida más feliz en la tierra por ser cristiano? ¡Wow! No vas a imaginar cuán feliz serás en la vida eterna en el cielo. Eso es sólo una prueba, un enganche, unas arras, una entrada, un depósito de las bendiciones que tendrás en el cielo. Pero por eso, un día vas a cambiar este mortal por lo inmortal y será absorbido. Vas a olvidar casi de que habías estado en dolores en esta tierra. Es muy difícil para usted. olvidar que está sufriendo dolores ahora mismo, ¿verdad? Usted lo siente. Es difícil para usted no pensar que está sufriendo dolores. Pero el hecho es que un día vas a olvidarlo. Será absorbida, va a olvidar todos esos dolores al lado de la gloria venidera con tu nuevo cuerpo. El Señor está diciendo, esto es porque debemos concentrarnos en lo interior. Pero lo interior está obrando para nosotros qué tipo de cuerpo que tendremos en el Nuevo Cielo. Yo no creo que todos en el Cielo van a parecer los mismos. Cuando Cristo apareció en el Monte de Transfiguración, allí estaba Elías y Moisés. ¿Qué dijo Pedro? Allí está Elías y Moisés. Hagamos tabernáculos para ellos. ¿Cómo sabía que eran Elías y Moisés? ¿Él les había conocido millares de años antes de vivir? ¿Había tenido un saludo de ellos antes? ¿Alguien había dado un dibujo a él de cómo eran? No, pero eran dos personajes con dos vistas diferentes, pero Dios le dio entendimiento de quiénes eran. Llegaremos al cielo y vamos a conocernos tal como somos conocidos. Vamos a saber, este es fulano, esto es Juan, esto es María. Vamos a conocernos, pero creo que todos serán guapos. No tendrá que mirar esta cara más en el cielo, con lo feo que es, a lo mejor algo semejante, pero retorcinado para ser guapo, en vez de lo que es ahora, ¿verdad? Allí en el cielo creo que todos serán guapos, pero todos serán diferentes. Y me atrevo a decir, si me permite, a lo mejor es mi opinión, pero basado en esos otros textos, creo que algunos todavía serán más guapos que otros. Yo creo que todavía algunos van a tener una sonrisa más grande que les va a ser más guapo que algunos que tendrán una sonrisa, pero a lo mejor no tan grande. Algunos vamos todos a tener paz, pero algunos van a tener, no sé, un gusto de tranquilidad. Usted ha conocido personas que son tranquilos. Y les da gusto estar con ellos porque les tranquiliza a ustedes estar con ellos. Creo que en el cielo todos vamos a ser santificados perfectamente, pero de alguna manera, que en verdad no sé, creo que algunos van a ser diferentes que otros porque conforme sus obras en la tierra están formando en un sentido, ¿verdad?, lo que será en el cielo de su carácter, de su personalidad. No quiero entrar en esto mucho porque no lo entiendo y a lo mejor estoy de todo equivocado en esto, pero creo que de alguna manera Habrá algunos que han servido a Dios más en la tierra, y han formado un carácter más santo en la tierra, que van a traspasar en alguna manera en el cielo esa santidad, y esa paz, y ese gozo, y van a ser un poco más guapos que otros, ¿verdad? Por su nuevo cuerpo que está allí. Y si no es por el cuerpo, aquí está diciendo, yo quisiera tener otra vestidura. Habla en el bautismo de Colosenses 2 de cómo estamos vestidos de Cristo. Y así en el cielo aquí está hablando de vestiduras que son las obras de los santos. A lo mejor más que pintarlo como cuerpo, debo pintarlo como está diciendo aquí de vestidura. Yo creo que todos no estaremos desnudos de todo. Calvino pinta este texto como la justicia de Cristo que todos tendremos. Hay mucho debate en comentarios a través de los siglos de qué significa todo esto. Pero posiblemente, para mi punto de vista, significa que todos tendrán nuevos cuerpos. Todos tendremos la justicia de Cristo como una túnica para cubrir el nuevo cuerpo. Y así es la gloria de Cristo. Pero parece que, mira, Muchos de ustedes ahora mismo están aquí vestidos muy bien, muy guapos. Les felicito, ¿verdad?, por estar aquí. Dice, en Éxodo 28, 2, harás vestiduras sagradas a Aarón y su hermano para honra y hermosura. Usted está vestido para la honra de Dios y hasta punto de hermosura para mostrar tu respeto a Dios y nosotros. Me pregunto esto, le pregunto a usted esto. ¿Usted cree que lo que lleva ahora, esta vestidura tan bonita que lleva ahora, es la misma vestidura, misma tela que estará llevando en el cielo? Tú vas a decir cuando mueres, mire señor, quiero llevarme este vestido al cielo conmigo. ¿El Señor va a dejarte llevar ese vestido contigo al cielo? No, desnudos venimos la tierra, dice Job, desnudos saldremos. Así que, la ropa que usted tenga, pero tú dices, ay, pero a mí me gusta la vestidura de la casa en que vivo en la tierra. Señor, cuando yo muero, quiero llevarme la casa que tengo en la tierra para el cielo. No voy al cielo si no puedo llevarme esta casa. Dios va a llamar a la compañía del hermano rubio y decir, mueve esta casa de la tierra al cielo porque quiero que fulano venga al cielo y no quiere venir si no puede tener su casa. El hermano rubio va a mudar tu casa porque él trabaja en mudar casas. Él va a mudar tu casa al cielo. No, es tontería, ¿verdad? Ni tu ropa, ni tu casa, ni ninguna cosa que tienes en la tierra vas a tener allí, sino tu vida, tu alma, tu espíritu. ¿Pero en cómo voy a estar vestido? Primero de la túnica de Cristo, la perdón de Cristo, pero creo que encima de eso, creo que usted está ahora consiguiendo ropa para el cielo, decoraciones para la casa donde estarás en el cielo. De alguna manera, yo creo que hay algunos en el cielo que van a estar vestidos de príncipes. con su corona de vida, su corona de gloria, con su túnica bien larga, con joyas, con cosas muy bonitas, celestiales. Y estas son las obras de los santos. Cada vez que usted sale para ganar almas, es como otra joya añadir esa ropa. A lo mejor algo así. No sé si será así, pero digamos. Cada vez que usted viene a la iglesia para alabar a Dios y canta de corazón para alabanza de Dios, dale otra migaja de un esparcol por allí, ¿verdad? Un poco más de lucir su ropa. Esa persona que se hizo un misionero se sacrificó mucho día tras día sufriendo para mí. Dale muchas joyas. Dale porque ha trabajado mucho para ganar almas. Cada vez que viene un lunes o martes para orar con las damas o las mujeres, las mujeres y entonces los hombres, el martes, cada vez el miércoles, cada vez que usted deja de trabajar porque quiere ganar almas o quiere orar, creo que el Señor diciendo, mira, esta persona ha hecho otro sacrificio para mí. Este fin de semana muchos de ustedes trabajaron por horas, trajeron maquinarias, le veía con sudor. Nadie sabe quién es usted. No estaban aquí ayer y no voy a decirlo. Y creo que por esa razón el señor que lo miró va a decir, alguna joya más allí por su servicio a mí. Yo felicito a esta iglesia por los hermanos que han sido tan fieles. Le animo para venir a más cultos sábado o domingo a la noche. Le animo a venir más el miércoles a la noche. Estuve diciendo el miércoles. Teníamos a lo mejor 50, 60 personas, 30 adultos posiblemente. Y dije, ¿sabe qué? Los miércoles estamos en el pasado llenos. Algunos de ustedes se dan cuenta. Teníamos 120, 130, muchos miércoles para orar y alabar al Señor. Y los que venían aquellos días, creo que ganaron ciertas joyas, cierta cantidad de lucir su nueva casa en el cielo, ¿verdad? Y le animo. Para seguir eso, no dejar que tu ropa ya esté medio desnuda, ¿verdad? Yo creo que la mayoría del cielo van a venir Desnudos, pero no en el sentido de desnudo, desnudo. ¿Recuerda Pedro cuando estaban en la barca, en el barco en Juan 21 en la resurrección de Cristo? Estaba pescando, dice desnudo. No es que no llevaba ropa, solamente tenía ropa interior como traje de baño, ¿verdad? Para estar en la barca con hombres con su traje de baño para pescar. Pero estaba desnudo fuera de eso. Yo creo que el Señor está diciendo, tendrás la justicia de Cristo. Aleluya, gracias a Dios. Allí, ropa interior, lo más básico para estar en el cielo si tú crees en Jesús. Pero algunos de ustedes, semana tras semana, día tras día, están orando por las almas perdidas. Están ofrendando muchos diezmos y ofrendas encima. Está diciendo que hoy en día hay menos y menos. Dice que el joven típico de 20 a 40 años de edad da 2% de su ganancia en ofrendas al Señor, unos 2%. Uno que tiene, que es un cristiano, por supuesto, que tiene 50, 60 años de edad, normalmente da como ni un diezmo todavía como ocho por ciento de sus ganancias al Señor porque ha aprendido la importancia de ofrendar a Dios y cuánto Dios lo merece. Está diciendo que hay muchos que se creen generosos y casi no dan nada ni el diezmo de sus ganancias ni da al Señor y no has dado nada si no has dado por lo menos diez por ciento y otro dólar. ¿Por qué digo eso? Porque el diezmo, dice el último versículo levítico, el diezmo es del Señor. Así que si usted gana cien dólares, y usted no regala a Dios diez dólares, porque usted necesita parte de esos diez dólares, usted está pidiendo prestado de Dios lo suyo. Usted está, dice, robando de Dios. por no dar 10% porque el diezmo es del Señor. No es mi dinero. Si yo tengo $100 que gano esta semana y yo regalo a Dios $9 esta semana de los $100, yo he robado un dólar de Dios porque quiero ese dólar para mis necesidades. Así que no has dado nada hasta que das 10% más un dólar. Y allí empiezas a regalar a Dios, ¿verdad? Porque has dado más de lo que es de Dios. Has dado lo que Dios pone en tu corazón, en amor. Pero el hecho es que aquí encontramos que hay algunos que dan 20% o 30%. que algunos que han dado hasta 90%, 99% de sus ingresos para la obra del Señor, hay personas que lo han hecho. Pero el hecho es que ellos están diciendo, mira, no quiero comprarme más ropa bonita en la tierra, no necesito más muebles más grandes en mi casa, lo que necesito es tener mi casa decorada en el cielo. o ropa que agrada a Dios y resplandeciente Dios. Porque vamos a mirar personas con su ropa regal en el cielo y decir, ¿Cómo lograste eso? Y la respuesta será por la gracia de Dios. Yo no hice nada para Dios y Él hizo todo por mí. Pero Él puso mi corazón y me dio la habilidad de sacrificarme como misionero por Él. Pudiera haber vivido en una gran casa, pero como misionero, escogí una casa chica, típica, para poder dar más a misiones, más de mi tiempo y dinero a Dios. Y así que como Dios puso eso en mi corazón, adiós y a la gloria. Como Dios me dio fuerza para ser un misionero, adiós y a la gloria. Como Dios me dio fuerza para salir y tocar puertas y ganar almas en la ciudad de Antioquia, donde Dios me puso, adiós y a la gloria. Porque Dios me ayudó. Dios lo puso en mi corazón. Dios me dio fuerza para hacerlo. Yo no merezco nada. Y muchos van a decir, con vergüenza, porque habla de vergüenza, parece, aunque ya no entiendo esto de gozo, a lo mejor algo de vergüenza. Bueno, ojalá yo hubiera hecho más para el Señor también en la tierra. Ya puedes ver. que yo hice muy poco para Dios. Ni de mis diezmos menos extra. Yo no salí mucho para ganar almas. Otros hermanos estaban limpiando la iglesia y yo ni siquiera dediqué una hora para limpiar la iglesia con la fuerza que tenía. Otros venían para orar cuando estaban cansados y yo casi nunca vine para orar con las damas, con los hombres o con las damas. Yo antes lo hice en mi juventud, pero Estos joyas de mi juventud, ya cuando serví al señor nuevo creyente, están un poco rústicos, ¿verdad? Necesito sacarles el polvo. Necesito añadir más. A lo mejor algunos verán, no sé, si algunos joyas hasta el cinturón. Y algunos dirás, ¿pero por qué no tienes joyas para arriba? Bueno, cuando yo tenía 20, 30 años de edad, yo servía a Dios con todo mi corazón. Y Dios me ayudó a servirle y ganar esas joyas. Pero ya con 30, 40 años de edad, tenía mi familia, tenía otras cosas que hacer. Y yo no vine para orar con los hombres. Yo no vine para orar con las damas. Yo no salí para ganar almas como hice antes. Así que ya está más en blanco. de aquí para arriba en mi vida. Yo no sé cómo será, pero yo sé que un día el Señor va a estar allí y decir, San Pedro, venga para sus regalos, así tu túnica de joyas y ropa esplendorosa y con una corona. San Pablo, y ahora tú, Juanito, venga delante. Tú, la gente no sabe, pero tú estás horas y horas trabajando en la iglesia, horas y horas de rodillas orando al Señor. Nadie sabe cuánto dinero tú diste al Señor, pero toda tu vida, hasta la muerte, estabas regalando, regalando a Dios. Tú estabas sirviéndome, estabas siempre trabajando para Dios. Ay, nadie sabía que usted había hecho tanto. Pero Marta, María, Pedro, Susana, Venga adelante con el apóstol Pablo. La gente no sabe lo que has hecho, pero yo lo sé. Y aquí encontramos que el Señor dice en Salmo 45, 13, Toda gloriosa es la hija del Rey en su morada. De brocado de oro es su vestido. Hablando de cristianos, de los creyentes, luego de la iglesia. En Salmo 45, creyentes de todos los siglos, pero especialmente la iglesia hoy. Con vestidos bordados será llevada al Rey. Toda gloriosa es la hija de Rey en su morada. De brocado de oro es su vestido. Con vestidos bordados será llevada a Rey. Lo explica más casi al final de la Biblia, Apocalipsis 10 y 9, 8. Y ha sido desde que vista de tela del linísimo fino, limpio y resplandeciente, porque el lino finísimo es la justicia de los santos. Hermanos, vienen ustedes y les felicito. Elegantes la iglesia. Gracias a Dios que ha trabajado duro para tener una casa tan bonita para tu familia. Usted lo merece. Usted ha trabajado duro para eso. Le felicito por su buen gusto. Vienes elegante, vives en una buena casa. Le felicito. Pero mi pregunta es, ¿cómo estarás vestido en el cielo? Todos estaremos en la casa del padre, pero parece que algunas partes de esa casa serán más decoradas que otras en mi punto de vista. ¿Ok? Otra vez, es lo que yo entiendo de esto. Pero el hecho es que, ¿cómo estarás vestido? Algunos, la mayoría de cristianos, estarán allí como si por fuego, dice Primero de Corintios 3, como si fuera por fuego. vestidos con la túnica de la justicia de Cristo, aleluya, gracias a Dios, adiós y la gloria, que estaremos allí, pero algunos vestidos como reyes, reinas, príncipes, princesas, porque sacrificaron y no estaban mirando lo de la tierra, no estaban mirando lo visible. Estaban enfocándose en lo invisible, lo eternal. Y allí entonces llegaron a ganar esa vestidura, esas decoraciones de casa especiales en el cielo. Tengo tres cosas, solo hablé de uno, los otros dos más corto, pero a lo mejor lo alargo la próxima vez. Pero además de una casa, tenemos compañerismo, versículos 5, 6 a 9, y tenemos la corona en el juicio del Señor, en versículo 10. Así que vamos a hablar de eso la próxima vez. Pero por esta mañana, aquí estás mirando. Como estás vestido aquí, o cómo estarás vestido allá con la ropa, con las decoraciones de casa que ganaste por tus sacrificios por el Señor aquí. De pie, por favor. Nuestro padre celestial, sabemos que no podemos ninguno de nosotros ganar el derecho de llegar al cielo. Eso es un regalo de vida eterna. Tenemos que aceptar la vida eterna esta túnica de la justicia de Cristo como un regalo que Él paga por nosotros, que Él compra por nosotros con su sangre. No puedo por venir a la iglesia y ser un misionero y dar dinero, ganar vida eterna. Solamente Cristo compró eso y es para mí desde Jesucristo. Estoy tan arrepentido de ser tan egoísta y vivir por mí mismo. Y ahora, Señor, acepto a Jesús por fe, que Él me perdone, que Él me dé vida eterna, que Él me lleve al cielo. Pero, señor, yo temo que hay muchos que han aceptado a Cristo, que van a estar en el cielo como si fueran desnudos. Como Pedro, señor, no de todo, desprovistos de ropa, pero con solamente la justicia de Cristo perdonando sus pecados, y gracias a Dios por eso, una gran cosa. Pero estarán desnudos de una túnica encima, una corona. Van a estar toda la eternidad alabando a Cristo por haberle salvado un pecador tan malo, pero siempre deseando haber hecho más para el Señor. Por lo menos delante del trono de juicio con cierta vergüenza por no haber hecho más para el Señor. Señor, te damos gracias por los jóvenes, por los milenarios, que son misioneros, que se han entregado a ti para ganar almas en su propio pueblo donde vive o han ido a otras naciones. Miramos ayer de nuestra misión en Papua Nueva Guinea como una misionera necesita una casa y viene toda la villa, todo el pueblo, cada hombre de la ciudad vienen juntos para cortar leña, árboles y cortarlo en tablas de leña y a mano construirla una casa y tiene que vivir allí, señor, con una casa hecha de manos y una casa en la selva, en las montañas, una casa bien humilde, pero hecho con mucho amor. Y así, creo que personas así que están dispuestas a vivir en casas hechas solamente de una leña cortada a mano, muy rústico, muy crudo, Pero están haciéndolo con gusto para poder ganar almas al Señor, van a ganar grandes galardones en el cielo. Y un día vamos a ver personas que han servido al Señor viviendo en choces de paja, viviendo con ropa prestada, bien humilde. Señor, conozco algunas misioneras en San Luis Potosí, en diferentes partes de México que han estado allí 50 años o más. Y cuando voy para verlas, me pregunto que si no están llevando todavía los mismos vestidos que llevaron cuando llegaron a México, porque son vestidos bien viejos, bien rústicos, bien sencillos. Pero en el cielo Por su sacrificio a ti van a tener vestidos elegantes con broches de oro, llevando en su pelo coronas, porque han sacrificado día tras día tras día para servir al Señor. A lo mejor no llegamos a ser tan elegantes en el cielo como serán estas misioneras y estos misioneros que han sacrificado toda su vida, muchos, rehusaron casarse para poder ser misioneras y han pasado 50, 60 años sirviendo a Dios solteras. Tendrán grandes galardones si les has guiado a eso. Pero no has llamado muchos para hacer eso. Pero hay muchos en nuestras iglesias que vamos a llegar al cielo y ver que esta persona en la iglesia tenía tantos dolores en su cuerpo, pero vino para enseñar niños. Salió para visitar a los niños en sus casas. Con rodillas artríticos se arrodilló, se paró delante de Dios y se sentó delante de ti. frotando sus rodillas, pero en oración, sentado delante de ti, o parado delante de ti, o a veces hasta rodeado, tú les has visto. Y tú, Señor, les vas a dar un gran galardón por su oración sacrificante a ti. Hay algunos que han subido las escaleras de este local cuando no tenían salud para hacerlo, cuando algunos no tenían salud. Y tú no les has pedido eso y no les has dado fuerza para subir aquí en este templo. Pero algunos vienen y hacen sillas de ruedas. Se bajan la capilla, allí están adorándote. Hay algunos señores que no tienen fuerza para hacer nada, pero han llegado los últimos dos días y han dedicado tiempo para sacar polvo, para limpiar la cocina, para lucir un poco la casa de Dios, para lavar ventanas, para barrer cuando no tenían fuerza y tenían que muchos dejar tiempo de trabajar. Pudieron haber ganado dinero ayer, pero en vez de hacer eso, venían para servirte. Hay muchos que vienen en otros sábados para tocar puertas en Antioquia, en Pittsburgh, en Oakley, en Brentwood, en Concord, como este sábado, señor. Y nadie sabe quiénes son, sino los otros que van con ellos. y el Espíritu Santo, Dios, el Hijo, la Trinidad, los Ángeles Celestiales, pero hay algunos, Señor, que van a dedicar una hora de gran sacrificio para servirte. Señor, gracias por esas personas que sacrifican tiempo para orar, para estudiar la Biblia, para dar buen ejemplo a otros, Muchos no se compran nueva vestidura porque quieren dedicar más dinero a tu obra. Y tú mires esto en el cielo cuando nadie más sabe lo que están haciendo. No se jactan de esto. Muchas veces ni lo mencionan. Pero sigue adelante. Y como la reina en Salmo 45, ellos van a estar vestidos elegantes. en el Templo del Señor, en la casa del Señor, por lo menos, que es elegante, porque ellos han enviado materias por delante con sus sacrificios, con sus buenas obras. Oh, Señor, te rogamos, primero que salves a los que no son salvos aquí, porque muchos no pueden ni pensar en ganar premios para el Señor Corona, es partir de los pies del Señor. Pues primero ellos tienen que aceptar a Jesucristo para ser salvos. Ayúdenles a ser salvos. Ayúdenles a aceptar el regalo de vida eterna para comenzar a decorar sus casas, a comenzar a enviar materia para su ropa eternal en el cielo. Oh, Señor, pero ayuda que cada uno que es cristiano, que es creyente aquí, se consagre esta mañana para decir, mira, voy a comenzar, Señor, con tu ayuda. a venir al culto en la noche a la iglesia, a venir para orar el lunes o el martes y el miércoles voy a estar aquí. Yo quiero venir, a lo mejor entre semana o el sábado o el domingo por la tarde entre cultos, quiero salir para invitar a otros a escuchar la Palabra de Jesucristo. Quiero visitar a ancianos, quiero visitar enfermos. ¡Oh Señor, ayuda! Que tengamos muchos más en esta iglesia que trabajan por ti. Y así en el cielo, sus obras sirven como su vestidura. Como dicen Apocalipsis 19, las obras de los santos forman su vestidura. En el nombre de Jesús te lo pedimos. Terminemos entonces, hermanos, cantando tal como soy, de pecador, sin más confianza que tu amor. El Señor sabe. El Señor sabe lo que haces. Hermanos, gracias. Gracias por los que han trabajado tan duro en esta iglesia, gracias. Por los que han sacrificado tanto para que tuviéramos este templo y las lámparas y la luz, gracias. Gracias a los que han salido para evangelizar, no solo hace años, gracias a ustedes que ahora no vienen para evangelizar, pero en el pasado usted vino, gracias, gracias. Pero le animo para reconsegrar su vida al Señor. para decir, mira, yo no quiero tener joyas abajo por lo que hice de joven. Yo quiero tener algo que todos miren y me pregunten, ¿cómo tienes vestidura tan elegante? ¿Cómo tienes un apartamento tan elegante aquí en el cielo? y puede ser bueno por la gracia de Dios. Y ellos van a decir, gracias a Dios que pudo cambiar una persona egoísta y hacerle consagrado a Dios que uno que podía mirar alrededor personas con grandes casas y ropa resplandeciente y no se fijaba en lo visible sino que fijaba en lo invisible ¡Aleluya! Gracias a Dios, porque Él te cambió a ti. Tú eres una persona en la tierra que te gustaban mucho las cosas bonitas, ¿verdad? Sí, antes de consagrarme al Señor, yo viví para tener mejor ropa, mejor carro, mejor casa. Pero, ¿cómo cambiaste? Un día, me arrodillé a Cristo, me entregué a Él. y su Espíritu Santo puso mi corazón en la visión del cielo. A lo mejor fue ese sermón que escuché predicado en junio de 2019 que me inspiró para decir, eme aquí, Señor. Úsame a mí. Voy a consagrar mi vida. Voy a renovar mi consagración a Ti. Voy a comenzar de nuevo. Y de aquí en adelante, Cristo es mi vida. Yo fui una persona que no viví por Cristo, sino por mí mismo. Pero ahora aquí en el cielo le digo que un día Cristo me cambió a Él sea la gloria y de allí en adelante compré la ropa necesaria, el carro necesario, la casa necesaria, pero viví más para Cristo porque Él lo hizo a mi corazón a Él sea la gloria. Si quieres oración, vení tal como eres, de pecador, sin más confianza que su amor. Venga, para que oremos por ti, para llegar a ser uno de esos vestidos elegantes en el cielo. Venga, si quieres oración.
Viviendo por lo eternal
Series 2 Corintios
No debemos fijarnos en las posesiones pasajeras, incluyendo la comodidad de nuestros cuerpos mortales que son temporales. Vivamos por lo que es eterno y el Señor nos dará galardaones eternos con nuevos cuerpos celestiales y vestiduras reales.
Sermon ID | 62519352226555 |
Duration | 52:10 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Bible Text | 2 Corinthians 4:17 |
Language | Spanish |
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