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Es la santa inspirada palabra del Señor vamos a empezar en el versículo 37 y vamos a leer hasta el final del capítulo y la palabra del Señor Dios lea así en Lucas 7 36 en adelante uno de los fariseos le pedía que comiera con él y entrando en la casa del fariseo se sentó a la mesa y aquí había en la ciudad una mujer que era pecadora y cuando se enteró de que Jesús estaba sentado a la mesa en la casa del fariseo trajo un frasco de alabastro con perfume y poniéndose detrás de él a sus pies llorando comenzó a regar sus pies con lágrimas y los secaba con sus cabellos de su cabeza besaba sus pies y los ungía con el perfume pero al ver esto el fariseo que se había que le había invitado dijo para sí si este fuera profeta sabría qué clase de mujer es la que le está tocando, que es una pecadora. Y respondiendo Jesús, le dijo, Simón, tengo algo que decirte. Y él le dijo, di, maestro, cierto prestamista tenía dos deudores. Uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Y no teniendo Ellos, con qué pagar, perdonó generosamente a los dos. ¿Cuál de ellos, entonces, le amará más? Simón respondió y le dijo, Supongo que aquel a quien le perdonó más. Y Jesús le dijo, Has juzgado correctamente. Y volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón, ¿Ves a esta mujer? Yo entré a tu casa y no me diste agua para los pies, pero ella ha regado mis pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No me diste un beso, pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite, pero ella, ungió mis pies con perfume, por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados porque amó mucho. Pero a quien poco se le perdona, poco ama. Y ella le dijo, a ella le dijo, Tus pecados han sido perdonados. Los que estaban sentados a la mesa con Él comenzaron a decir entre sí, ¿Quién es este que hasta perdona pecados? Pero Jesús dijo a la mujer, tu fe te ha salvado, vete en paz. Esa es la lectura de la palabra del Señor. Puede tomar su lugar, hermanos. Hay sólo una clase de persona de la cual es imposible que obtengan la salvación que Dios ofrece. Y usted quizás se preguntará, pues, ¿qué clase de persona es imposible que pueda ser salva por el Evangelio de la gracia? Pues, esa clase de persona que jamás podrá ser salva es aquella persona que cree que no necesita salvación. La que no necesita salvación y cree, se cree por sus propios méritos suficiente para agradar a Dios, es la persona que no necesita salvación. ¿De qué debe ser salvo si no tiene de qué salvarse? Él va, supuestamente algún día piensa que es capaz de algún día ir ante Dios y presentar su propia justicia. No necesita una justicia ajena, tiene la suya propia, por lo cual si esa persona no cambia su pensar, esa persona no puede ser salva. ¿De qué va a ser esa persona salva? La persona más irredimible de todas es aquella que piensa que no es pecador, que no necesita redención, que no necesita la salvación que Jesús ofrece. Piensa que Dios está compladecido con él tal como él es. No entendiendo esta persona que viene siendo como todos los demás. Los podemos comparar con los peores de pecadores. Esta persona se recarga y se guía y se sostiene en sus propias obras religiosas. y piensa de que porque es buena persona comparándose a los demás es suficiente para agradar al Dios que no es como los demás. Del Dios que creó el cielo y la tierra es un Dios santo por el cual no hay ningún pecado en Él y todo lo que Él hace es bueno. Y esta persona que no puede ser salva si no cambia y si no se humilla y se arrepiente de sus pecados, esa persona piensa que puede agradar al Dios del cielo. Ese es el pecado más grande. Ese es el pecado que no puede haber perdón para ello, porque si tú te crees suficiente para agradar a Dios con tus propios méritos, ¿de qué necesita Dios perdonarte si tú eres suficiente? Pero la persona que reconoce que no tenemos ningún mérito en absoluto y nos lanzamos a los pies de la gracia de Dios, así como esta mujer que se lanzó a los pies de Cristo, Esa persona obtiene la misericordia, la gracia, la benevolencia de un Dios que está dispuesto a perdonar, no importando qué clase de pecador seas. Esta mujer que vamos a conocer aquí, pertenecía a un grupo de gente de la calle, gente que la gente normal miraba como gente de lo más malvado, más perversa, gente de la calle. Pero no solamente vamos a conocer a esta mujer, vamos a conocer a un hombre que él se pensaba que él pertenecía a un grupo de los más religiosos, de las gentes más santificadas, de la gente más separada, de los más limpios de la sociedad. Y aquí está Jesús en medio de esas dos clases de Personas una mujer a lo que se le llamaría en términos Más vulgares una prostituta y a un hombre que piensa que es de la élite religiosa un fariseo que hubiera mirado a esta mujer como de lo peor y aquí Jesús miramos de que la semana pasada Jesús declaró tal cosa de que él la gente lo estaba mirando de que él solamente venía por los perdidos que que el hijo del hombre come y bebe y lo miran como un glotón como un bebedor de vino amigos de recaudadores de impuesto y de pecadores pero Pues lo que hace Lucas es de que la próxima historia nos muestra Jesús evangelizando no tanto a los pecadores borrachos, recaudadores de impuesto y pecadores de ese estilo. Ahora Jesús evangeliza a otro tipo de pecador. El pecador que piensa que no tiene ningún pecado. Que es una persona impecable, un fariseo religioso en el cual aquí Jesús evangeliza a todos por igual, a los peores de lo peor y a los peores que piensan que no son de lo peor. Entonces podríamos decirle que Jesús vino a predicarle a todo mundo. a pecadores de la High como va a ser este fariseo y a pecadores de la Low como miramos la semana pasada pero pecado es pecado y personas pecadores son personas pecadores no importa cómo te sientas si tú te comparas a los demás y dices ay yo no soy tan pecador como esa persona pues como esa persona quizás no serás pecador pero ante los ojos de Dios el pecado es pecado y merece el castigo eterno Pecado es pecado. No importa qué clase de persona eres. Aquí vamos a mirar a una de las mujeres más bajas de la sociedad, a una mujer de calle. Pero en ella miramos un corazón que no es un corazón como lo miramos en este hombre. Este hombre empezó a mirar y a criticar la situación y decir, si este realmente fuera un profeta, supiera qué clase de mujer es esta. Es pecadora. Pero Jesús le voltea. Jesús siempre les está volteando la imaginación a lo que la gente piensa que deben ser las cosas. Jesús siempre hay un hay un hay un vuelta. Él voltea a la circunstancia y se ataca a la persona para que la persona realmente mire el estado en el que él está. Lo miramos la semana pasada. Lo vamos a mirar esta vez también. En esta ocasión Jesús se atreve a hacer lo mismo que Jesús hizo en Lucas 5, no sé si usted se acuerda, en Lucas 5 había, estaba Jesús en una sinagoga y estaba en una casa, estaban ahí pues teniendo varias cosas, Jesús estaba enseñando y lo que pasó es de que unos hombres bajaron a un hombre paralítico por el techo y Jesús le dice tus pecados te son perdonados. pues otra vez Jesús va a decir la misma frase pero ahora va a ser a una mujer de lo peor le va a decir lo mismo tus pecados te son perdonados Jesús perdona pecados y en esa en esa ocasión en Lucas 5 que miramos hace algunos meses atrás le dijo al hombre tus pecados te son perdonados levántate toma tu lecho y vete a tu casa En esa ocasión va a haber genuina, va a haber visiblemente fe, vamos a mirar arrepentimiento, vamos a mirar humillación, van a ser visibles. En esa ocasión que miramos en el capítulo cinco, Jesús solamente miró la fe de los hombres y con eso fue suficiente la fe de los hombres que trajeron a este a este hombre que no podía caminar y eso fue suficiente. Aquí vamos a mirar personalmente fe, arrepentimiento, humillación de una mujer. Pero también en la misma escena vamos a mirar que hay ofensa, que hay orgullo y hay un cierto tipo de disgusto visibles por medio de este hombre. Entonces Jesús esta es la escena en la que va a predicar el Evangelio, es como nos va a mostrar lo que Dios es y lo que Dios hace con nosotros, entonces ahora a este punto que hemos llegado en este Evangelio los fariseos Ya no son gente curiosa que anda mirando a ver qué enseña Jesús, gente curiosa que está siendo honesta a ver qué es lo que Jesús está enseñando. Para este punto de la historia, ya los fariseos ya deberían haber, ya habrían empezado a mirarlo con unos ojos de conflicto, para este punto. Jesús ya había perdonado pecados en frente de ellos cuando miramos en Lucas 5 del 17 al 26, donde lo empezaron a mirar como blasfemo. ¿Quién es este que tiene que tiene el poder de perdonar pecados haciéndose como Dios? Desde ese entonces, los fariseos lo empezaron a mirar con otros ojos, no con ojos de curiosidad, sino con ojos de que este qué está pasando aquí. En cierta manera, hay un conflicto, un conflicto decente, Pero hay un conflicto, hay algo que no les está Pareciendo mucho de Jesús para este tiempo en esta Historia de este evangelio Jesús ya les ha hecho Muy claro que los sanos no necesitan necesidad de Médico sino los que están enfermos y y que él había venido a llamar a... perdón, no había venido Jesús a llamar a justos, o sea, hablando de ellos, sino a pecadores al arrepentimiento. Jesús dijo eso en Lucas 5, 31 al 32. También Jesús ya les había arrepentido en cuanto al ayuno. En Lucas 5, 33, cuando ellos estaban diciendo, hey, ¿por qué? Porque nosotros ayunamos, también los seguidores de Juan ayunan, pero tus discípulos andan comiendo, andan allá y Jesús les dice, ¿saben qué? Los acompañantes del novio no pueden ayunar mientras que el novio está con ellos, pero vendrá un tiempo en que el novio les será quitado y ayunarán. Y les dejó muy claro Jesús en ese instante que Él venía a traer algo completamente nuevo. Y que si ellos no lo reconocían a Él, Él era el Mesías, pero iba a traer un nuevo pacto, un Evangelio completamente realizado, no un Evangelio como en el Antiguo Testamento que era secreto, que era formas y tipos. Aquí Jesús venía a cumplir y venía a establecer lo nuevo basado en mejores promesas. en algunos versículos anteriores Jesús dijo estas palabras lo miramos la semana pasada y de vaya conmigo el 20 y 29 de Lucas 7 Jesús dejó claro hablando de él y de Juan el Bautista mire lo que dice en el 29 cuando todo el pueblo y los recaudadores de impuestos le oyeron reconocieron la justicia de Dios siendo bautizados con el bautismo de Juan Pero los fariseos y los intérpretes de la ley rechazaron los propósitos de Dios para con ellos al no ser bautizados por Juan. Rechazaron a Juan y ahora están en el punto en que van a empezar a rechazar a Jesús. Ahorita están en una etapa donde todo es cortesmente. O sea, todavía no están tratando de matar a Jesús, aunque sabemos que más adelante son los fariseos mismos los que traman matar a Jesús. Son ellos. Ellos son los que tramaron todo esto. Para este tiempo todavía eso no es el punto, pero Lo están calando, lo están midiendo. ¿Qué está enseñando? ¿Qué está haciendo? ¿Qué le podemos encontrar? ¿Qué le podemos sacar? Y ahora esta es una situación que vamos a mirar aquí. Es cortés, pero también no podemos decir de que es una situación donde todo el mundo se está llevando bien y los fariseos están aceptando a Jesús. Viene siendo una situación hostil por el momento. Sabemos cómo termina pero por el momento los fariseos aquí están mirando calando a Jesús a ver qué le pueden sacar y a ver cómo lo pueden rechazar así como rechazaron a Juan el Bautista entonces lo tomamos ahí en el versículo 36 y dice esto Uno de los fariseos, ahí en Lucas 7, uno de los fariseos le pedía que comiera con él, y entrando en la casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces, un fariseo invita a Jesús a su casa. Y uno diría, no, pues es un amigo. Pero pues mirando cómo está la situación y entre más leemos, miramos de que es una persona que en cierta manera es un amigo hipócrita. Lo invita a su casa a comer, pero lo ignora como si fuera no invitado, por ciertas cosas que, ciertos modales que se practicaban en ese entonces, esos modales se le hacían a toda la gente que era invitada, todo invitado que tendría algo de especial sería sería tomado con estos modales, se les hubiera lavado los pies antes de entrar, se les hubiera dado un beso, se les hubiera ungido poquito la frente con aceite para relajarlos por el calor, pero aquí este fariseo supuestamente es amigo, supuestamente es curioso, pero ignora a Jesús en todas esas cosas. Jesús lo va a desenmascarar en el versículo 44 y Jesús le dice directamente, entré a tu casa y no me diste agua para los pies, no me diste un beso, no ungiste mi cabeza con aceite, todas esas cosas eran cosas que se acostumbraban, es como por ejemplo, tú vienes a mi casa y Y si uno es una persona educada, luego le pregunta al invitado, ¿qué te puedo ofrecer? ¿Te doy un vaso de agua? ¿Te puedo traer algo de comer? ¿Una botana? ¿Algo que pueda hacer por ti? Eso es algo de una persona educada. Pues en aquel entonces las personas educadas y más cuando se trataba de alguien especial como Jesús, siendo un maestro, siendo un rabino, se le acogía con esos con esos costumbres que eran costumbres de ética. Pues aquí dice que él ignoró todas esas cosas. Y dice literalmente se sentaron a la mesa. Dice que se sentó a la mesa. En aquel entonces no se sentaban en la mesa. Las mesas eran bajitas, quizás unos dos pies, un pie de alto. Y lo que hacían, lo que acostumbraban era de que se reclinaban en la mesa. O sea, como que se acostaban en la mesa y ponían ahí todo un banquete y todo el mundo alrededor, los invitados reclinados, o sea, medios acostados en la mesa. Y esa era la manera. Y cuando era una invitación especial, los invitados tenían el honor de reclinarse lo más cerca de la mesa. Eso lo hacían los griegos, los romanos y también los judíos tenían esa costumbre, más los de la sociedad judía superior, los más ricachones, la gente que tenía más dinero, acostumbraban comer de esta manera, en una atmósfera relajada, con una mesa no muy grande, te reclinabas Te reclinabas con el codo, te acostabas en unos sillones cómodos, no con mucho respaldo, pero sí había respaldo para que te acostaras cómodo. Y así era como comían. A nosotros se nos hace raro. Yo prefiero comer sentado que comer acostado o comer parado. Prefiero comer parado que comer acostado. Pero esa era la cultura de ellos. Porque en cierta manera los pies representaban ciertas actividades que se hacían afuera y o sea, no querías tener los pies tan cerca de la mesa porque estaban llenos de polvo. Por eso tenían esa delicadeza de lavar los pies antes de comer, para limpiar todo, limpiarse las manos, o sea, para tener, o sea, ser, ¿cómo se dice la palabra? es en inglés pero no en español, o sea cuando cuidas tu bienestar corporal para hacer las cosas, para comer, como nosotros ahora nos lavamos las manos, nos lavamos los pies, pero en ese entonces la gente se acostumbraba, como todo mundo usaba túnica, todo mundo usaba un tipo de vestido, los pies se ensuciaban mucho y se lavaban los pies para comer. Pero a Jesús, Él ignora todas esas cosas. Por eso podemos ver que es una situación medio hostil. No es de que este hombre esté muy emocionado de que Jesús estuviera ahí. Si estuviera emocionado, hubiera hecho todas estas cosas que miramos que libremente ignora. Y mire lo que pasa ahí en el 37. Y aquí había en la ciudad una mujer que era pecadora. Esto de una persona más una mujer que se le llama que era pecadora, hubiera sido un modalismo para una mujer de calle, una prostituta y conocida en la ciudad. Era una mujer en la ciudad, una mujer que era pecadora. Así se le conocía. La ciudad no es mencionada aquí, pero mirando el contexto de todo lo que ha estado pasando, parece que Jesús está operando desde Capernaum en su ministerio y quizás la ciudad es la ciudad de Capernaum y Capernaum estaba colocada estratégicamente en cierto lugar donde venían rutas del norte, venían rutas del mar. Y estaba ahí el mar de Galilea, por lo cual había mucho comercio. Entonces, habiendo mucho comercio, esta profesión hubiera sido una profesión común entre mujeres que estaban necesitadas. Y dice el 37 y aquí había en la ciudad una mujer que era pecadora y cuando se enteró que Jesús estaba sentado a la mesa de la casa del fariseo. Pero la idea aquí es mucho más fuerte de que se enteró. ah no es de que se enteró tanto al instante sino que se enteró con tiempo anticipado y ella planeó hacer algo enterándose de que Jesús iba a ir a la casa de este fariseo porque miramos de que ella va muy preparada para lo que va a hacer no sabe qué es lo que va a hacer exactamente o cómo lo va a hacer o cómo lo van a recibir pero ella va preparada para para mostrar gratitud a Jesús de cierta manera. A mí se me hace que esto es como si fuera de que ella tuviera algo ya planeado. Y si fue algo ya planeado, eso implicaría de que ella tendría un encuentro con Jesús antes de esta ocasión. Como por ejemplo, cuando Jesús habló con la mujer en el pozo en Juan 4, Quizás hubo un encuentro previo que tuvo tanto impacto en la vida de esta mujer prostituta que ella de agradecimiento se da cuenta de que Jesús va a entrar a la casa de este fariseo y al enterarse planea algo para ir a mostrar la gratitud que ella tiene por dentro, pase lo que pase. No importa qué diga la gente, ella está planeando ir a mostrar. Ella, en cierta manera, figura una estrategia de cómo mostrarle la gratitud a Jesús por lo que Él ha hecho en su vida. Ahora, muchos comentaristas se preguntan, y esto es lo que se me hace más curioso los comentaristas, se preguntan todos, ¿Quién es esta mujer? ¿La iglesia católica romana ha definido de que esta mujer es María Magdalena. Pero realmente no sabemos quién es esta mujer. Lucas nomás dice que es una mujer que era pecadora ahí en esa ciudad. No sabemos exactamente quién sea. Puede ser otra María o puede ser otra mujer. Aunque lo que se me hace interesante es de que si usted baja sus ojos al capítulo 8, ahí en el capítulo 8, al empezar el capítulo, mire cómo empieza. Lucas 8, 1. y poco después él comenzó a recorrer las ciudades y aldeas proclamando y anunciando las buenas nuevas del reino de Dios y con él iban los doce y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades y lo hay nombra a María llamada Magdalena y no la nombra como la mujer pecadora entonces realmente no sabemos quién es esta mujer Puede ser que sea otra mujer, o puede ser que Lucas introduce a María Magdalena después de este evento, y quizás sí es María Magdalena, y la introduce por su nombre verdadero después de que fue ella perdonada. La verdad es de que nosotros no sabemos, pero se me hace curioso cómo los comentaristas quieren saber quién es esta mujer. Eso no es lo que importa. Lo que importa es lo que Jesús hace, lo que esta mujer muestra de agradecimiento ante Jesús. Eso es lo que importa. Y lo que va a importar es la actitud de este hombre cuando mira de que esta mujer se atreve a hacer algo así. Pero su nombre realmente no importa. Algún día la vamos a conocer en el cielo. Pero si es María Magdalena, está bien si es ella. Si no es ella, pues es una mujer así como María Magdalena, que después de que Jesús le cambió la vida y la transformó, fue una de las mujeres que siguieron a Jesús hasta su muerte. Y mira lo que dice, y trajo un frasco de alabastro con perfume. El tipo de perfume hubiera sido un tipo de perfume muy caro, no hubiera sido un aceite barato, un perfume, una fragancia barato, porque solamente los perfumes caros se ponían en este clase de contenedor, un alabastro. Un alabastro viene siendo una botella gordita que era tallada, extraída desde Egipto y era como mármol y en cierta manera le tomaban forma y la hacían bien delgadita la parte de arriba, la sellaban y como trabajaba esto era de que cuando se usaba se tenía que quebrar esa botella y usar todo el contenido. Entonces esta mujer viene con una botella muy costosa, algo muy costosa para una persona así. Ahora no sabemos cómo la obtuvo, porque hubiera sido algo que hubiera sido muy costoso para que alguien tuviera eso. No sabemos si fue, quizás lo obtuvo por forma de pago, o se la robaría a uno de sus clientes, o realmente ella lo compró como con su dinero. Realmente no sabemos. Típicamente la prostitución en aquel entonces para las mujeres era para mujeres que se encontraban en circunstancias muy desesperadas. O sea, eran mujeres que habían sido reducidas hasta un punto de desesperación, un punto de desesperación económica como un resultado de quedarse huérfanas de pequeñas. de ser abandonadas por sus maridos o por un divorcio. Muchos comentaristas piensan que cuando Jesús en Mateo 5, 32, cuando Él dice que todo aquel que se divorcia de mujer a no ser causa de infidelidad la hace cometer adulterio. Muchos comentaristas piensan que si un hombre abandonaba a una mujer, la guiaba a ese tipo de vida, de que la abandonaba, y si ella se quedaba sin nada, la empujaba a hacerse ese tipo de mujer. No sabemos realmente, pero lo que sí sabemos es que las mujeres de esa profesión no tenían mucho dinero. Era gente que batallaba. Hacía eso no porque le gustaba hacer eso. Hacía eso porque en realidad tenía que hacer eso para sacar su vida. Quizás tenía hijos o familiares y hacía eso para proveer por sus hijos. Realmente no sabemos. Pero sí sabemos de que era una mujer pecadora. Eso es lo que era. Pero no es eso. Este hombre también es igual de pecador, solamente que él no sabe que es pecador. Este hombre fariseo es igual de pecador que esa mujer, solo que esa mujer reconoce y este hombre ni cuenta su edad que es pecador, ni cuenta su edad que necesita la gracia de Dios. Pero viene diciendo lo mismo, ambos son pecadores al final del día, lo que si sabemos de esta mujer es de que Ella tuvo una meta, tuvo un objetivo de mostrarle a Jesús agradecimiento. No sabemos cómo, qué pasó anteriormente, pero lo que sí sabemos es de que esta mujer viene con el objetivo de que en su corazón había una expresión de gratitud hacia Jesús. No sabía cómo expresarlo, pero quería mostrarle a Jesús algo por su gracia. Y aquí miramos de que ella tiene este objetivo y lo tiene en su corazón. Y lo quiere, lo quiere expresar, quiere expresar su amor, quiere expresar su gratitud sin saber cómo y sin preocuparse de lo que dice la gente. Entonces mire lo que dice el 38 y poniéndose detrás, o sea, va ahí donde está Jesús, ahí en esa casa y ella de una cierta manera entra y nadie se da cuenta y poniéndose detrás de Él a sus pies llorando Comenzó a regar sus pies con lágrimas y los secaba con los cabellos de su cabeza. Besaba sus pies y los ungía con el perfume. Entonces, en esta ocasión, puede mirarse al mismo tiempo. Se puede mirar conmovedora, pero a la misma vez se puede mirar algo, algo vergonzoso. Jesús está reclinado en mesa. sin realmente poner atención en lo que esta mujer está haciendo allá detrás y de la nada ella se acerca llorando y empieza a llorar sobre sus pies y ella se suelta el pelo y empieza a secar el pelo, a limpiar los pies de Jesús con su cabello después de que lo regó de lágrimas Imagínense, Jesús ahí reclinado y todo mundo mirando lo que está pasando. Entonces es una situación conmovedora de esta mujer, pero también póngase a pensar qué estaba pensando toda la gente cuando estaba mirando a esta mujer, que todo mundo lo hubiera conocido, todo mundo supiera qué clase de mujer era. y mirando aquí que se acerca y sus lágrimas son tantas que puede que puede mojar los pies de Jesús, limpiarlos del polvo que no se le dio por el por el fariseo. Ella lo está haciendo con con sus propias lágrimas y como no tiene toalla con su cabello empieza a secarlos y luego aparte de eso empieza a besarlos. Después de que los acaba de lavar. Y quizás, quizás ella tenía la intención de ir a, de ungir la cabeza de Jesús. Pero necesitamos mirar de cómo Jesús está reclinado a la mesa. Quizás hay gente más alrededor de él y quizás ella no puede alcanzar la cabeza de Jesús. Entonces lo que hace ella es de que rompe el contenedor de alabastro, derrama el perfume en los pies y empieza a ungir a Jesús en sus pies. Entonces miramos que esto está fluyendo de un corazón que ha sido tocado por Jesús. Nadie más podría hacer eso así de la nada, menos una mujer así. Pero algo pasó que su corazón fue tocado tanto por la gracia de Cristo que no le importa lo que está pasando, lo que están comiendo, la situación en la que están. Ella lo que quiere es expresar su agradecimiento por algo que Jesús hizo en su vida. No sabemos los detalles, no sabemos si hubo un tiempo anterior que Jesús tuvo un intercambio con esta mujer y cambió su vida en ese instante. Pero si miramos aquí, Jesús recibiendo esto, no diciéndole, ¿sabes qué? Tú eres mujer de la calle, quítate, ¿qué estás haciendo? Aquí Jesús está recibiéndolo. Es digno Jesús de recibir esto y de mucho más. Pero la gente ahí, imagínense, ¿qué hubiera pensado todo mundo alrededor? Diciendo, va, ¿qué relación tiene Jesús con esta mujer que lo está dejando que lo toque de esa manera? Imagínense, ¿qué hubiera pensado la gente? La gente es por sí muy mal pensada. Imagínense, ¿qué hubieran pensado? Mirar esto. Pero aún así, mirándolo todo así, nadie se atreve a condenar a Jesús. Más bien, nos dice Lucas el pensamiento de este hombre, y este hombre mira a Jesús como un completo ignorante. Mire lo que dice ahí en el 39, ahí de Lucas 7. Pero al ver esto, o sea, este espectáculo que está mirando ahí en su casa, El fariseo que le había invitado dijo para sí, o sea, dijo dentro de él, dijo para sí. Si este fuera profeta, sabría quién sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, que es una pecadora. Los fariseos eran. Profesionales para eso. Los fariseos sabían, podían mirar a una persona y mirar qué clase y quién era cualquier persona allá afuera. Porque ellos siempre se estaban comparando en contra de todos los otros pecadores. Ellos siempre se estaban aislando de los pecadores que los pudieran haber a ellos ensuciado con su pecaminosidad. Y esa persona era bueno para calcular y dice, y mire cómo lo pone, Si este fuera profeta, ¿sabría quién? Pues, esta mujer. ¿Y qué clase de mujer? O sea, su profesión. Y que lo está tocando. Que es una pecadora. Es una mujer pecadora. Es el tipo que se considera una persona de lo peor. Que un hombre decente no dejaría que una mujer así lo tocase. ¿Qué clase de mujeres? ¿A luz de quién ella es y qué es a lo que se dedica? Y dice si realmente Jesús fuera un verdadero profeta fuera más inteligente, fuera más audaz, supiera lo que está pasando. Si puede decir el futuro, obviamente puede mirar y calcular qué clase de mujer le está tocando. Una mujer de lo peor, una mujer que este fariseo no pudiera ni siquiera mirar a los ojos, pero mira este fariseo a Jesús como un ignorante, no sabe qué clase. Por lo cual, si no sabe, pues imagínese si realmente él no es profeta, si no puede calcular qué clase de mujer es. Pues mire Jesús, sabiendo lo que este hombre está pensando, mire lo que Jesús le dice en el 40. Y respondió Jesús y le dijo, Simón, tengo algo que decirte. Y aquí Jesús lo está guiando, lo está guiando a que caiga en la trampa. Y Él le dice, sí, dilo, maestro. Y Jesús le da una parábola y mire lo que le dice. Esta no se puede comparar a una parábola que Jesús da en Mateo, porque ahí es diferente la cifra y diferente la ocasión, pero es igual, es casi igual. Mire la parábola que Jesús da en el 41. Cierto prestamisa tenía dos deudores. Uno le debía 500 denarios y otros 50. Ahora, Estos dos deudores estaban conectados a un mismo prestamista. Y más o menos, no más para que considere cuánto hubiera sido la cantidad. En nuestros dólares de hoy en día, del año 2024, después de tanta inflación, más o menos esta cantidad, a la cantidad de ellos, equivalería a... 500 denarios hubieran sido alrededor de 3,000 dólares. por decirlo así, comparando con precio. Y 50 denarios hubiera sido alrededor de 300 dólares. Pero en aquel entonces, una persona trabajaba todo un día entero en el campo y le pagaban un solo denario. Entonces imagínense, había una persona que debía 500 denarios. O sea, debía 500 días de trabajo y otro debía 50 días de trabajo. Sea como sea, 50 días de trabajo sin que te paguen, es una cantidad grande, es más de un mes y medio de trabajar a gratis, pero también deber 500 denarios O sea, te haces como esclavo por una persona como por un año y medio, un año, poquito más de un año y medio. Es una suma sustentamente grande. Y mire lo que dice Jesús en el 42, y no teniendo ellos con qué pagar, Perdonó generosamente a los dos. Y Jesús le pregunta la pregunta. Ok. Esta es la parábola. Esta es la historia. Yo te pregunto, Simón. ¿Cuál de ellos entonces va a amar más? Entonces, cae en la trampa, Simón, porque Simón responde. Pues, supongo. que aquel a quien perdonó más. Ese es el que ama más. Y Jesús le dijo, le dijo, has juzgado bien. Al que más se le perdona, más ama. Pero para saber de qué más se te perdona, tienes que reconocer cuánto es lo que debes. Tristemente, esta persona, esta mujer realmente sabía que era pecadora y que necesitaba perdón y que necesitaba aceptación de Dios y que en cierta manera ella no tenía nada que ofrecer para que Dios la perdonara y reconocía su deuda. Pero este hombre, él pensaba que él no debía nada. Él debía una cantidad que era fácil de perdonar. Este prestamista es generoso con ambos, pero uno no reconoce su falla y el otro reconoce y está a los pies de la generosidad de Aquel que perdona su deuda. Este prestamista absorbió la deuda No es como hoy en día. Hoy en día nuestro gobierno imprime más dólares y la deuda se hace más grande cada día y al final nadie va a pagar. No. En un verdadero prestamista, si alguien te perdona la deuda es porque una persona absorbe tu deuda. Si yo te dijera, ¿sabes qué? Voy a pagarte tu carro. pues no es de que mágicamente la deuda desaparece. Si yo te digo te perdono tu carro y ya no necesitas pagarlo, es porque yo tomo tu deuda, yo la tomo en mí. Las deudas no desaparecen mágicamente. Eso nos muestra de que Jesús tenía algo más profundo dentro de esta historia, porque eso es lo que Jesús y lo que Dios hace cuando te perdona a ti. No creas que Dios te perdona simplemente porque Eres perdonable. Él te perdona libremente, pero no gratis. Alguien tuvo que pagar tu deuda. Alguien tuvo que pagar tu pecado. Alguien tuvo que sufrir tu castigo. Alguien tuvo que pagar tu pena. Dios no simplemente perdona. Si Dios simplemente perdonara, ahorita el presidente quiere perdonar las deudas de los estudiantes, de médicos, de doctores, de arquitectos, de ingenieros, y quiere que la gente normal pague la deuda, porque simplemente la deuda desaparece. Así no trabajan las cosas, y menos con un Dios justo. ¿Sabes qué hizo Dios en ti, contigo? Él incurrió tu deuda, tu pecado, fue dado hacia Él y Él lo puso encima de Cristo Jesús en la cruz y te perdonó ¿Cómo? pagándolo Él ¿Cómo te perdona Dios? Simplemente porque es que está tan bonito, viene arrepentido, pues lo perdono. Un Dios justo no puede perdonar de esa manera. Un Dios justo tiene que pagar tu condena. Un Dios justo tiene que pagar tu deuda. Y es lo que miramos en el Evangelio. Entonces, aquí Jesús va a hacer algo que Él, en cierta manera, todos esos pecados de esa mujer prostituta, Jesús los está incurriendo delante de Él. Encima, Él se está echando la deuda de esa mujer para Él poder decir esto. Mire lo que dice en el 44, volviéndose hacia la mujer. Después de hablar con Simón, se vuelve a la mujer y luego le dice a Simón, ¿ves? O sea, eso se me hace a mí muy interesante. ¿Ves a esta mujer? Un fariseo no hubiera mirado a esa mujer, la tendría en el periférico de su ojo, la hubiera mirado a lo lejos, pero siempre estaría mirando a otro lado porque mirando a esa clase de mujer se contaminaba y ya tenía que descontaminarse, hacer una purificación porque ellos no tenían nada que ver con esa clase de gente. Y Jesús le dice, ¿ves? ¿Ves a esta mujer? Y aquí pues está cayendo en la trampa Simón y no le queda otra cosa sino mirarla. Mírala tal como ella es. mirarla en su persona. Este hombre miraba su pecado. Eso hubiera sido algo humillante para él porque él siempre miraba a las personas y las miraba y las catalogaba según el pecado o cómo ellos no llegaban a ser como una persona como él siendo fariseo. Él lo que miraba en las personas miraba la suciedad, miraba su pecado, miraba cómo eran indignas ellos de acercarse al templo, de acercarse a Dios. Ellos miraban vergüenza. Ellos miraban la suciedad de las personas. Pero aquí Jesús le está diciendo a Simón. ¿Ves esta mujer? Mírala. Mírala. Deja de estar mirándola como prostituta. Mírala como mujer y mira el acto que ella está haciendo hacia mí. Mírala. Deja de estar mirándola como pecadora y mírala como una simple mujer que está arrepentida de su vida. Mírala. ¿Ves esta mujer? Él no pasaría esa mujer en su vida. Él como fue en Pariseo se hubiera sentido superior a esta mujer. ¿Cuántos de nosotros somos así en veces? En veces se nos ponen naturalmente lentes farisaicos y miramos a la gente Y decimos, mira a esa pobre persona, mira nomás. Y en lugar de sentir un dolor de que alguien está viviendo en esa situación, en cierta manera, en veces, orgullece nuestro corazón de que nosotros no somos así. Yo soy el único que le pasa. Ustedes son igual de pecadores que yo. Soy yo el único que a veces mira a las personas y tristemente se nos vienen esos lentes de fareiseísmo y miramos a las personas sin considerar lo que esa persona está batallando, sufriendo, lo que sufrió en su juventud para llegar a ese estado. Y en lugar de sentir compasión, nos comparamos y nos sentimos mejor de cómo nosotros no somos así. En veces somos así. Estoy seguro de que todos en veces nos viene eso. Y que Dios nos ayude en eso. Pero mira lo que Jesús dice, miras a esta mujer. Yo entré a tu casa y no me diste agua para mis pies. Pero ella ha regado mis pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. O sea, tú Simón no me brindaste la mínima cortesía que era para todo mundo y más cuando es un Rabino especial, mucho más cuando es el Mesías que está visitando tu casa, ignoraste la cortesía, la educación. Pero esta mujer notó eso, notó lo que tú no hiciste y ella lo hizo. Ella realmente miró de que entré a tu casa y estoy reclinado a la mesa con los pies todos sucios de tierra. Y ella lo notó. ¿Tú no lo notaste? Esta mujer de mala reputación hizo lo que tú no hiciste. Exactamente están las cosas reversadas aquí. Y luego mira lo que Jesús todavía le dice. No me diste beso. Era algo de educación, darle, saludarse de beso. Ahora, si usted va a Italia o si usted va y visita a sus tías viejitas en México, ahí todo el mundo también le da besos. Y yo no estoy impuesto a que me den nadie beso. Yo fui a México y todo el mundo me daba besos. Me sentía medio raro. Era algo que se hacía, se acostumbraba. Aún entre hombres, aún Pablo nos dice que nos demos beso con beso santo. a las iglesias de Épezo y a varias iglesias, pero era lo que se acostumbraba en esos días. Y Jesús le dice, tú no me diste beso, pero esta mujer no ha cesado de besarme mis pies. Tú no ungiste mi cabeza con aceite, pero ella ungió mis pies con perfume. O sea, la cortesía más común de darle a alguien un beso, de saludarlo, de darle poquito aceite en la frente para refrescarla de tanto calor que hay allá en el Medio Oriente, tú no lo hiciste, pero esta mujer sí lo hizo. Y aquí muestra de que los que realmente son verdaderamente tocados por la gracia de Dios, tienen un corazón cambiado. Y ese corazón cambiado por gracia de ese mismo corazón surge algo de gratitud como lo miramos a esta mujer llena de pecado pero también ella llena de gratitud y mire lo que dice Jesús en el 47 por lo cual te digo y no solamente a Él está diciendo nos está diciendo a todos nosotros Por lo cual te digo que sus pecados, y mire cómo Jesús lo augmenta, que son muchos. Tú, Simón, piensas que tus pecados no son nada, pero ella, ella, y yo le digo, y lo digo aquí enfrente de todos, te digo que sus pecados, y son un montón porque es una mujer de la calle, han sido perdonados. Ella sabía, ella reconocía, pero Simón, ¿qué pensaba Simón? Simón pensaba y él creía que no tenía pecado, que no tenía nada, que era un fariseo apartado, limpio, que no tenía ninguna tacha. Pero al final del día sus pecados son peores. ¿Por qué? Porque este hombre tiene esa actitud altiva y Dios repudia a los soberbios. Dios odia a la gente soberbia, altiva. Entonces, al final del día, ¿quién tenía más pecado? ¿Esta mujer o este hombre que no reconocía su pecado y siempre actuaba con una actitud altiva? Dios odia a los altivos. A los altivos los tiene de lejos. Más qué? Más acepta a qué? Al humilde. Eso ha sido el corazón de Dios desde el principio, lo miramos en los Salmos, lo miramos en los profetas, de que ese es el corazón de Dios, de que Él rechaza al altivo, pero acepta al humilde. Y mire lo que Jesús dice, sus pecados que son muchos han sido perdonados porque amó mucho, pero a quien poco se le perdona, poco ama. Y a ella le dijo, sus pecados han sido perdonados. Literalmente, esto se oye más fuerte en el original. Literalmente es tus pecados están perdonados. O sea, están y estarán perdonados. Es más fuerte. No han sido perdonados, permanecen perdonados. Tus pecados, que son muchos. Jesús acaba de decir que son muchos. Jesús le dice esto a esta mujer, pues ya se imaginará cómo hubiera quedado todo el cuarto ahí donde están comiendo, el 49. Pero los que están sentados a la mesa con Él, comenzaron a decir entre sí, ¿Quién es éste que hasta perdona pecados? Pero Jesús le dijo a la mujer, tu fe te ha salvado, vete hacia la paz. Vete en paz. Jesús le asegura y le dice, tu fe mujer, es la que te ha salvado. Tu fe. Nosotros creemos de que el hombre es salvo, ¿por qué? Por qué? Las obras solamente son un elemento que debe estar visible, pero solamente está visible por causa de la del agradecimiento que ha pasado de algo que ha Dios perdonado. Surge un agradecimiento, pero ese agradecimiento no contribuye nada para la salvación. Y aquí Jesús le está diciendo tu fe, no tu acto, tu fe mujer, tu acto solamente muestra lo que hay dentro de tu corazón, pero es esa fe la que te salva, eso es lo que nosotros creemos o no, es la fe la que salva, no son las obras, las obras vienen después y las obras solamente son testimonio de un corazón que realmente ha sido cambiado por gracia Tu fe te ha salvado. ¿Por qué le dice Jesús con tanta seguridad tu fe te ha salvado? Porque esta mujer viene arrepentida. Esta mujer viene lanzándose a los pies de la gracia de Cristo. Esta mujer viene creyendo y mirando la suficiencia que hay en Cristo Jesús. Y Jesús le dice esto con tanta seguridad porque ¿sabe qué? En algún año después, Jesús iba a tomar los pecados de esa pecadora y Él iba a morir por ellos. Jesús los iba a pagar en la cruz. Y no solamente por ella, por todos los que creyeron, por todos los que creerán. Y tú vienes dos mil años después. Jesús tomó todos sus pecados que todavía no existían. Y Jesús los tomó y los pagó todos. Tus pecados no son perdonados. mágicamente mucha gente piensa ay mágicamente la iglesia me da las gracias y mágicamente a Dios me perdona y me acepta porque mágicamente pasan las cosas no mágicamente no pasan las cosas cuando estamos hablando de la justicia y mucho más de la justicia divina Dios paga y te perdona tú deberías de morir pero no mueres entras a vida eterna ¿Por qué? Porque Dios es el que paga. Dios es el que toma la responsabilidad de tu deuda y ahora esa deuda se convierte en suya. Y en un año después, Jesús estaría sufriendo en la cruz, pagando por los pecados de esta persona, de esta mujer a quien Jesús acaba de perdonar. Esa es la idea del perdón. Esa es la idea del perdón de lo que Dios hizo contigo. Dios no solamente te borró la deuda. Dios pagó la deuda para poderte borrártela. Jesús sufrió tu condena para poderte darte vida eterna y para poder hacerte un hijo adoptado de su familia. Él tuvo que pagar lo que la redención pedía por ti. Redención, eso tiene que ver. Redención tiene que ver con pagar por alguien para soltarlo de la esclavitud. para soltarlo de la esclavitud del pecado y del dominio del pecado. Y esa es la idea que Dios hace contigo y conmigo. Cuando Dios nos perdona nuestros pecados, Él echa la deuda sobre sí mismo y Jesús la paga en la cruz y libremente te perdona. No desaparece mágicamente. El perdonador la paga. El perdonador la incurre. El perdonador se hace responsable de pagarla. Dios no simplemente perdona nomás porque puede perdonar. Dios perdona porque paga la deuda y pagando la deuda, perdona tu pecado y perdona lo que tú le debes. Ese es el Evangelio. Esa es una manera de predicar el Evangelio. Entonces aquí, mirando esta historia, uno pensaría de que Es una historia que se habla de una mujer pecadora, pero no es tanto ella. Porque luego lo miramos, es una mujer de lo peor, es una mujer prostituta, pero ella no es tanto el enfoque de la historia. Yo diría que el enfoque de la historia es de Simón, de que se cree superior y que él no necesita, él no necesita perdón. De que el perdón es para gente como esa, pero no para mí. Y mucha gente hoy en día se pierde porque dice y se queda con la, con esa misma postura de este hombre, de que se cree superior y se cree sin pecado y que el perdón son para las prostitutas, los borrachos, los malvados, los matones. Y no para mí, yo soy buena persona. Y mucha gente se pierde porque se queda pensando de que no, pues yo soy buena persona, a mí no se me va a perdonar mucho. Pues Jesús dice al que mucho ama, Al que mucho se le perdona, mucho ama. Si tú no amas mucho, es porque tú tienes la misma actitud que tiene este hombre Simón. Este fariseo, este hombre pensaba que no necesitaba. Él había sido un buen fariseo y no necesitaba perdón. Él debería haber hecho lo mismo que esta mujer, en lugar de criticarla y reírse de ella. El mensaje aquí es de que este hombre necesitaba perdón al igual o quizás probablemente más. Tenía un corazón lleno de corrupción, plagado por vanidad. Estaba lleno de sí mismo y de sus propios méritos. Estaba lleno de su propio estatus de los de arriba, de que era religioso y que él no necesitaba rebajarse así como esta mujer. Estaba cegado. tenía los ojos cegados, esta mujer tenía los ojos abiertos y aprovechó y hasta el día de hoy se cuenta lo que esta mujer hizo y algún día la vamos a conocer y vamos a decir wow tú eres esa mujer que eras así y tú tuviste el privilegio de rociar los pies de Jesús Y de limpiarlos con tus cabellos y de ungir sus pies. ¿A quién le tocó ungir los pies de Jesús? Todas son mujeres. Todas. Los que iban a ungir a Jesús antes en la resurrección iban a ser quién? Mujeres. Las mujeres miran esto más que los hombres. Nosotros tenemos esa actitud de superioridad y que no, nosotros no nos rebajamos a algo así tan bajo. Pues, ¿sabes qué? Déjame te digo, todos somos igual de pecadores y todos desesperadamente necesitamos el perdón y la gracia de Dios que se encuentra en Cristo Jesús. oremos padre te damos gracias señor por tu palabra y por esta hermosa historia señor pero ayúdanos señor a no ignorar a la parte de Simón de que este hombre se perdió de todo por tener una una actitud altiva y mirar esta mujer que se estaba rebajando por agradecimiento y y tristemente si él no se se arrepintió él se perdió de todo teniendo ahí al Salvador, en que Él también podría haber hecho lo mismo y ser perdonado de la misma manera. Aunque sus pecados no eran tantos, visiblemente, pero su corazón estaba lleno de orgullo. Señor, quita el orgullo de nuestros corazones, quita el orgullo, Señor, de cuando miramos gente en la calle, gente vagabunda, gente que está metida en un pecado ayúdanos Señor a tener un corazón como Jesús cuando miremos ese tipo de gente porque ahí estaríamos nosotros también si no fuera por tu gracia si no fuera por tu misericordia estuviéramos igual o peor sino que tu gracia Señor ha obrado por nosotros nos ha cambiado Señor te pedimos Señor que tú bendigas es tu palabra Señor y que tome efecto Señor en nuestros corazones en el nombre de Jesús tu hijo lo pedimos amén
(65) Jesús Perdona una Pecadora
Series El Evangelio según Lucas
Sermon ID | 624241164750 |
Duration | 58:37 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Luke 7:36-50 |
Language | Spanish |
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