00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
lo que está aquí. Primero de Juan, dos, doce, trece y catorce. Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. Les animo a leer conmigo versículo 13. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno. Amén. Señor repite dos veces para cada grupo la lección. Parece que el Espíritu Santo está indicando, escuche, preste atención. Eso es importante. Si no lo escuchó la primera vez, voy a decirlo la segunda vez, pero un poco de cambio la primera y segunda. El Señor habla primero a niños, segundo a padres, tercero a jóvenes. Luego hay niños, padres y jóvenes. Yo voy a cambiarlo y poner niños y entonces jóvenes y terminar con padres, aunque todo el mensaje tiene que ver realmente con los padres y sus hijos, niños y sus hijos jóvenes para la gloria del Señor. Así que oremos. Nuestro Padre celestial, gracias por este día. Gracias, Señor, por la palabra de Dios, de cómo tú dices que los padres conocen al Padre y los padres han conocido al Padre. Gracias, Señor, por la manera que tú nos muestras Cómo tú eres un padre tan bueno y así nos das no sólo un ejemplo, pero tu ayuda para poder ser padres como tú quieres que seamos para tu honra y para tu gloria. En el nombre de Jesús pedimos esto. Amén. Amén. Es bueno tener un padre ejemplar que nos enseñe a ser buenos padres nosotros y buenos cristianos. Pero cuando Dios es nuestro padre, realmente eso es lo único que nos hace falta. Él es nuestro ejemplo, Él es nuestra fuerza, Él es nuestra sabiduría de cómo vivir por Él y ser buenos padres. Muchas veces hay personas que no quieren venir a la iglesia en Día de Padres, algunos porque no tienen padres terrenales, es que ya están muertos. o se han divorciado de sus madres, o posiblemente no cuidan de sus hijos y no quieren escuchar de padres, ¿verdad? Pero aunque sean huérfanos o tienen padres, pero no padres consagrados cristianos, Todavía el Día del Padre debe ser para recordarnos primero del Padre Celestial, y debe ser un gran día para recordarnos de cómo es nuestro Padre Celestial, para entrar y glorificarle a Él. Pero el hecho es que este es un día para recordarnos nosotros como padres, que tenemos un Padre Celestial que nos está mirando exhortando, dando un ejemplo, ofreciendo su ayuda para que podamos ser padres. Pero como padres, nuestra meta es para ayudar a nuestros hijos, no seguirnos a nosotros, sino al Padre Celestial. Aunque como dice Pablo, sígueme a mí como yo sigo a Cristo. Así que debemos dar el ejemplo de padres que siguen a Cristo. Y para los que no son padres, ¿verdad? Muchas veces hay muchos de ellos que no quieren venir a la iglesia. Dios no me ha concedido ser un padre. Pero vamos a ver aquí en este mensaje, ¿verdad?, en este texto, que todos debemos ser como padres adoptivos. para otros. Hay jóvenes en la iglesia, hay jóvenes que han estado en España, cuando fui misionero en España por los diez años, que yo los miré y casi los considero mis hijos. espirituales, ¿verdad? Y uno más a la familia. Hay algunos, especialmente cuando estuvimos en España y trabajamos en una ciudad de muchos militares, y los militares tienen sus 21 años de edad, 18, hasta 24 años de edad como jóvenes, ¿verdad? Y muchos no tenían padres o padres buenos. A veces es porque estaban en la mili. Pero de cualquier manera, muchos venían a nuestra casa. Yo fui nada más joven. Yo nada más tenía como 30 años de edad yo mismo cuando comencé ese ministerio. Y si esos jóvenes de 18 a 23 o algo, eran como hermanos menores para mí, pero me miraron como su pastor misionero, como su padre espiritual casi, ¿verdad? Y se portaron como mis hijos muchas veces. Era un poco fastidioso para mi esposa. Hemos puesto unos límites en eso, porque llegarían algunos y dirían, ay, pastor, ¿qué tienes para comer hoy? y entrarían en el refrigerador. Saben que fui hospitalario en eso y agarraron lo que querían. Y dije, bueno, hay un poco de yogur. Oh, qué bueno. Y entraron y si teníamos seis yogur, comieron los seis yogur. No comieron uno, pero los seis, ¿verdad? Y muchas veces se quedarían, ¿verdad? Y como no tenían padre con quien consultar, se quedarían allí en la noche. hasta medianoche, las dos de la mañana, las cuatro de la madrugada. En aquellos días yo tenía todavía salud y fuerza para quedarme la noche escuchándoles verdad y entonces Pero mi esposa estaba van a salir o no van a salir y a veces no salieron. Querían quedarse como en casa, verdad? Y así es que era bueno para prestarles ayuda. Uno de ellos, verdad, que no era tan provechoso, pero le consideraba casi como un hijo. Se llamaba Sergio y más tarde llegó a ser un capellán militar. Y no sé, por treinta o cuarenta años después, servía como un capellán y todavía está en Nueva York, pero ya jubilado hace un par de años, ¿verdad? Pero Dios nos permitió tener cierta influencia algunos, otro, el que era más provechoso. llegó a ser un gran ganador de almas, ¿verdad? Muy entusiasta, ¿verdad? Para servir a Dios toda su vida y hasta la fecha está sirviendo al Señor con todo su amor y con todo su entusiasmo. Pero de cualquier manera, así en esta iglesia, a través de los años, ahora mismo hay jóvenes aquí que son literalmente huérfanos, como ustedes saben. Hay otros que están aquí, ya los jóvenes son grandes, pero no tienen padres. Y aunque no se aprovechen de nosotros como los militares hicieron, les amo, les considero a ustedes que a veces tienen padres, pero los padres No son creyentes o no están consagrados al Señor. No viene la iglesia con ellos y les veo a ustedes, a ellos, como mis hijos espirituales, como Pablo y Timoteo, como veré aquí en un momento. Y así todos debemos tener esa actitud. Hay jóvenes que necesitan ánimo, que necesitan ayuda, que necesitan oración, que necesitan un consejo, necesitan un abrazo posiblemente. Hay hermanos aquí que les invitan a su casa a comer varias veces y leen la Biblia y oran con ellos y les escuchan. Y me encanta eso, que hay personas aquí que sirven como padres espirituales, aun cuando ya tiene sus propios hijos y algunos que no tienen sus propios hijos. Por eso se dedican más para los jóvenes para ser como un ejemplo, un padre espiritual para ellos. Es bueno tener un padre vivo, que es un buen ejemplo, pero muchos de nosotros, su servidor incluido, no tenía un padre ejemplar en la mayoría de casos. Y muchas veces miré a mi pastor como mi padre espiritual. Y así que yo iría a él de vez en cuando, y, pastor, ¿cómo voy a manejar esto? ¿Cómo debo hacer con esto? Y Dios bendijo grandemente. Había varones en la iglesia que eran para mí como tíos espirituales, casi como padres espirituales cuando era joven. Y eso es una cosa que formó mucho mi carácter. y me guió a querer ser misionero por causa de la influencia de varones de Dios. Sabe que sabían que mi padre no era un creyente, verdad? Pero ellos dijeron vamos a cobijar, a cobijar a Ricardo, verdad? Y a ver si le animamos para servir al señor y el señor los usó grandemente. Pero aquí tenemos tres categorías de personas. Puede ver esto que todos estamos en las tres categorías. Todos somos niños, ¿verdad? El Señor dice ser como un niño en la fe y en confianza en el Señor. Tengo 70 años de edad, pero todavía soy un niño, ¿verdad? En el Señor. Pero todos somos jóvenes. que tienen fuerza para servir a Dios. Y entonces todos en un sentido, aunque ustedes joven, puede ser como un estilo de padre a los más niños, verdad? Pero más que nada, vamos a enfocar esto como los que comienzan la fe como niños y tus propios hijos cuando son niños o los niños de la iglesia y luego enfocarnos en los jóvenes. de la iglesia y jóvenes nuestros a medida que crecen. Y entonces terminar muy brevemente, porque a través del tiempo hablaré de los padres, terminaremos hablando un poco de los padres. Como digo, esto habla de niños primero, luego padres, luego jóvenes. Y ponen como padres en medio de los dos grupos, como el que debe ser central y tener mayor influencia en los niños, tanto como los jóvenes. Y lo repiten al mismo orden dos veces, pero con pequeñas diferencias. Pero leamos aquí de los niños. Hay dos cosas que parece que los niños necesitan. Y en este caso, niños en Cristo, y todos debemos ser como niños, pero que niños necesiten para crecer y ser firmes y saludables espiritualmente. Primero de Juan 2, 12. Os escribo a vosotros, hijitos, hablando a los pequeños, hijitos, Número uno, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. En versículo 13, os escribo a vosotros, hijitos. Segundo, porque habéis conocido al Padre. Dos cosas que necesitan los niños para crecer firmes y fuertes espiritualmente. Saber que sus pecados les han sido perdonados y conocer a Dios como su Padre. Los niños necesitan primero experimentar el perdón del Padre Celestial y segundo, el amor y la relación buena con Él. Hijos comiencen mejor si conocen el perdón, especialmente el perdón del padre. ¿Recuerda el hijo pródigo? Lucas XV, bien rebelde, fue para amagastar toda su herencia, vivió hasta con puercos, verdad, siendo judío, viviendo con puercos de mayor vergüenza. Y entonces volvió a su padre, finalmente no sabiendo si el padre le perdonaría. Pero el Padre ya tenía los brazos extendidos, el anillo preparado, mandó para matar un becerro y tener fiesta y recibirle todo perdonado. Y parece que el Señor está indicando que eso iba a cambiar la vida del pródigo para que no fuera más pródigo, sino amante de su padre, amoroso de su padre, debemos decir. Hijos, comiencen mejor y comienzan de verdad cuando conozcan el perdón. El hecho es que si usted no siente que Dios le ha perdonado, Usted no quiere servir a Dios. Si usted siente que tu padre es un cruel que nunca te va a perdonar por ninguna cosa que tú hayas hecho o por lo que sospecha que hayas hecho, incluso que a lo mejor no has hecho, hace una relación tensa. No hace buena relación, no hace el niño amar al padre. No nos hace querer servir al Padre, sacarnos al Padre, si no hay perdón ofrecido literalmente del Padre. Si uno no es salvo, ¿No siente que Dios le ha perdonado? Sólo mira cómo era Martín Lutero antes de su salvación. Miró a Dios como Thor, el dios de relámpagos y truenos, y entonces dijo, ay, tengo miedo de Dios. Sólo está aquí para... castigarme y quería agradar a Dios, pero no se acercó mucho a Dios. Hasta conocerle no solo como santo y justo, pero también un Dios que daría a su hijo el amor por él. Aquí encontramos que Martín Lutero llegó a ser un gran siervo de Dios, fundador del protestantismo, digamos, mayormente porque un día finalmente se sentía, se creía, mejor dicho, justificado, perdonado. Y eso cambió su vida para querer servir a Dios. Pero si uno no tiene esa relación, entonces hay un problema. El perdón hace tres cosas, podemos decir. Primero, forma una buena relación con el perdonador. Forma una buena relación con el que es humilde para pedir perdón. Si un padre me perdona es gran cosa, me hace sentir confianza con él. Pero si un padre. Es bastante humilde para decir mira, Dios me ha perdonado, hijo, yo te he ofendido algunas veces, perdóname, por favor, hijo. Quiebra todo el hielo. hace una relación mucho más cercana cuando un hijo tiene un padre perdonado? Y un padre perdonador, un padre que mira que fácilmente pide perdón del Señor por cada cosa, que ejemplo, cada vez que mi padre hace algo malo, él enseguida pide perdón de Dios. Yo le veo y le veo confesar, hijos, he pedido perdón de Dios por esto que he hecho. Y entonces, hijos, no solo te perdono a ti, pero Te pido perdón de ti por lo que yo he hecho. Una buena relación comienza con padres terrenales que por su ejemplo nos enseñan qué es el perdón y qué es ser perdonado y qué es ser humilde para pedir perdón. Verdad? Porque cuando uno no siente que el otro perdona, se pone amargado. y no quiere entonces tener buena relación, sino perdona. Tenemos a Saúl y David. Saúl pensaba que David le había ofendido y David no había hecho nada. Solamente Dios, verdad, había dicho, David va a ser el próximo rey. Eso irritó a Saúl porque él quería ser rey y su hijo que fuera rey. Pero aquí encontramos que Saúl no perdonó a David por nada. y hasta y se irritó con su hijo Jonatán por hacerse amigo de David y trató de tirar una lanza para matar a su propio hijo Jonatán. Así es, un gran milagro que Jonatán y David hubieran respetado a Saúl cuando era un hombre miserable ¿Por qué? Porque Saúl no quería acercarse a Dios para buscar perdón. Saúl probablemente no era salvo. Hasta el final de su vida estaba dando excusa, excusa, excusa de por qué hizo esto mal y por qué hizo otra cosa mal. Y cuando Samuel, el profeta, dijo, Saúl, has hecho mal. No, pero había razón por esto y no quería confesar. Y así que vivió su vida miserable. El hecho es que cuando uno siente perdonado y es perdonado, todo se cambia. Pero tiene buena relación con Dios. Si no, se amarga demasiado. Pero el que se siente que es un gran pecador, y Dios le ha perdonado mucho, ama mucho. Lucas siete, recuerda la mujer que vino a la casa de Simeón y lavó los pies de Cristo con sus lágrimas de arrepentimiento, quebró un bote de perfume, lavó los pies de Cristo con su pelo, y Simeón está criticando, tú no sabes qué mujer es esta. Cristo dice, ya, es una mujer de mucho pecado. Pero por eso le perdono de mucho pecado, Y ella me ama mucho porque está perdonado mucho. Tú, Simón, tú crees que eres un religioso, posiblemente fariseo, y tú no has hecho tanto mal, así que no me pides perdón porque tú no crees que hay tanto para perdonar. Tu religión te perdona según tú, y así que tú no me das ni agua para lavar mis pies. El que es perdonado mucho ama mucho y sirve mucho en amor, pero el que no se siente perdonado de mucho ama poco. Y yo creo que eso es un gran problema en nuestras iglesias hoy en día. Muchos cristianos, y posiblemente son cristianos, espero que sí, pero muchos jóvenes, niños, como su servidor, Me convertí de niño, desde nueve años de edad, ¿verdad? Muchos se han sentido, ya yo no fui tan gran pecador y gracias a Dios que me salvó. Yo un día dije, lo siento por mi pecado, perdóname. Amén. Y nos sentimos como un gran mujeriego, borracho, drogadicto, que viene a la iglesia Siente mucha convicción por mucho pecado y viene al altar un día llorando. Dice, Señor, fui adúltero, fornicario, borracho. Mujeriego. Señor, he sido mentiroso. Señor, drogadicto, no sé qué. Y Señor, ¿tú me perdonas de todo eso? ¿Pagaste todo eso? Ay, Señor, aleluya. Gracias al Señor. Él ha perdonado mucho pecado en mí. Dije a alguien ayer que conocimos un pastor. Creo que le conocimos, pero era muy amigo de nuestro pastor y relató la historia de su conversión, que era un gran borracho. En un invierno pasó enfrente de una iglesia y solo para calentar sus pies, entró en la iglesia borracho, plenamente borracho, perdido. Durmió durante el sermón y al final del sermón, el pastor gritó un poco o algo, no sé, que le despertó y escuchó que deben arrepentirse y creer en el Señor Jesús y Cristo te ama y Cristo pagó por tu pecado. Y este Johnny se llamaba. Johnny vino al altar, medio borracho, pero todo sincero. Empezó a llorar y dijo, Señor, perdóname. Gracias que Jesús pagó por mi pecado. Se levantó de allí, nunca tomó otro trago. De hecho, entró en un seminario para estudiar, para ser un pastor. Llegó a ser un pastor de una iglesia de tres o cuatrocientas personas en Carolina del Sur, allí cerca de Bob Jones. El hecho es que mi pastor le respetaba mucho porque él había amado mucho al Señor. y porque se había sentido perdonado de mucho. Yo temo que muchos de nosotros, muchos jóvenes, a lo mejor adultos, no hacemos mucho para el Señor. No estamos muy entregados al Señor, porque yo soy salvo. Yo, como Simón, el fariseo, soy religioso por la iglesia. Un día oré, Señor, perdóname. Amén. Dios me perdonó de un poco, porque yo no fui tan gran pecador como Johnny. Yo no fui tan gran pecador como este, ¿verdad, adultero? Pero Dios me perdonó de lo poco pecado que yo tuve. Así que de vez en cuando iré a la iglesia. y no puedo convencerles. Mira, Pastores, David está haciendo la escuelita bíblica esa semana. ¿Quién va a enseñar, jóvenes? Usted que creció en la iglesia, se ofreció para ser profesor de los niños y enseñar, se ha dedicado para invitar niños. Bueno, yo soy salvo. ¿Por qué tengo que dedicarme tanto? ¿Por qué te sientes así? A lo mejor tú eres perdonado, pero no de mucho. Tú no eres tan mala persona. Tú eres una buena persona, pero por eso no amas mucho tampoco. Y como no amas mucho, no sirves mucho. Y dices que amas mucho, pero realmente yo amo a Dios, pero no bastante para ofrecerme a servirle una clase de niños, o para ofrecerme a limpiar la iglesia, o para ofrecerme a repartir invitaciones para el club bíblico. Yo amo a Dios, de mi manera, bastante para quedarme en mi cama y de vez en cuando, pastor, no se preocupe de mí porque yo tengo mi celular y estoy mirando el sermón de mi cama porque yo amo mucho a Dios. Yo creo que la razón por qué no amamos más es que no creemos que hemos sido perdonados tanto o amaríamos más. ¿Y un padre tiene que perdonar a su hijo? ¿Tiene que mostrar a su hijo, hijo? ¿Tú crees que Dios te perdonó de ti de mucho? Tú no me conoces a mí, tu padre, hijo. Yo fui un gran pecador en mi niñez, en mi juventud. Lo digo con toda vergüenza. Pero Dios me perdonó de todo. Padre, ¿por qué tú trabajas tanto en la iglesia? ¿Por qué trabajas tanto para limpiar la iglesia o para ganar almas o para enseñar? ¿Por qué, papi? Hijo, Dios ha hecho tanto por mí que nunca puedo pagarle nada. Dios, yo fui un gran pecador. La primera cosa que nos inspira para servir a Dios es el perdón. Como la primera cosa que ayuda a un niño a respetar a su padre es mirar a su padre humilde, pidiendo perdón de Dios, pidiendo perdón de su hijo. Que como el padre ve que Dios le perdona fácilmente, él fácilmente perdona a su hijo. Y el perdón parece ser la primera cosa que hace que uno quiera una buena relación con Dios. Segundo, es la primera cosa que comienza la madurez del niño. Cuando un niño puede perdonar a otros. Cuando el niño no piensa en sí mismo y se jacta de sí mismo, sino que cuando un niño fácilmente pide perdón y da y número tres es la primera cosa que forman el carácter de Cristo que dice yo soy manso y humilde de corazón. Cuando un niño mira a su padre, humilde, que a veces viene al altar para decir Dios, perdóname, y los niños miren esa Cuando en la casa está orando con la familia, Señor, perdóname por ser tan mal padre, perdóname, yo necesito tu ayuda, hijos ustedes también, perdóname. Y cuando el perdón entra como un ejemplo en el hogar, hace lugar unido, hacen los niños madurarse para fácilmente perdonar a otros, y hace que los niños lleguen a ser tan humildes. Tienen más humildad como el padre que tiene esa humildad. Y así cuando el niño mira a su papá orando oraciones de confesión, y en la iglesia hasta dando testimonios, cuando tenemos domingo la noche, posiblemente Testimonio, gracias a Dios, que Dios me ha perdonado de tanto pecado, gracias a Dios. Hacia el niño, entonces, querer acercarse a ese Dios de su padre, que perdonó a su padre, y el niño siente que puede perdonarle a él, y a lo mejor hacia el niño, decía, mira, mi papá hasta llega al altar a Yo quiero imitar eso. Yo quiero también humildemente venir al altar o humildemente orar por perdón. Y si mi papá me puede pedir perdón, yo puedo pedir perdón de mi padre. Y si veo que mi padre terrenal me perdona fácilmente, puedo pedir perdón de Dios. Y cuando pido perdón de Dios y me veo como un gran pecador, Entonces voy a amar mucho a Dios y no alejarme de él como un juez severo, sino acercarme a él como un Dios de amor. Primera cosa que los padres tienen que enseñar a los niños es la lección de perdón. Por ejemplo, y por dicho. Según la cosa del versículo 13, os he escrito vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. Nota la última cosa de los padres. Versículo 13, os escribo vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Versículo 14, os he escrito vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Versículo 13, hijos, habéis conocido al Padre. Padres, habéis conocido al Padre. Aquí encontramos entonces que los hijos crecen bien después de conocer el perdón, crecen bien al conocer el Padre del perdón. El Padre celestial que es santo y sabio y amoroso. Y así cuando un padre conoce al Padre, enseña al hijo a conocer al padre. El hecho es que muchas veces, por lástima a veces, el concepto que tenemos de Dios está formado por el concepto que tenemos de nuestros padres. Si tu padre era severo, Buscador, tú probablemente mires a Dios como severo. Buscador. Si tu padre era cariñoso, amoroso, nunca te juzgaba por nada, solo te apoyaba. Oh, pobre niño mío. A lo mejor tienes este concepto de padre. Oh, te amo, hijo. No importa si no eres santo. Te amo. Todo está bien. Tenemos que tener un concepto de padre que es concepto bíblico, de la Biblia. Pero tenemos que luchar porque en mi mente, Yo mismo todavía veo Dios por los ojos de mi respeto a mi padre y como era mi padre. Y tengo que decir, mucho de eso es correcto, gracias al Señor, aleluya, por el buen ejemplo de mi padre. Pero hay algunas cosas que tengo que decir, no, eso no es como es Dios. Tengo que mirar en Jesucristo cómo es el Padre, porque yo y el Padre uno somos. Puede revoltar las mesas en juicio, en irritación por pecado, pero mayormente entrarán prostitutas. cobradores de impuestos antes de ustedes los religiosos. Así que demostraba, como en el caso de Lucas 7, perdón a los que buscan perdón. Y un Cristo que demandaba perdón, pero fácilmente perdonaba, y por eso la gente le amaba mucho. Aquí encontramos que la segunda cosa para conocer al Padre es tener padres que son ejemplares del Padre Celestial, ¿verdad? Padres que ya conocen al Señor, son ejemplos del Señor. Y así tenemos muchos ejemplos en la Biblia de cómo uno que no es padre, padre, todavía sirve como padre que ayuda a su seguidor servir a Dios. Tenemos Eliseo y Elías. Elías no estaba casado. según veo. Yo dudo que cualquier mujer le hubiera aguantado a Eliseo, si sinceramente era uno de los grandes santos de Dios. Y tenía un siervo que le seguía, que era, después de Elías, era Eliseo. Creo que dije Eliseo, era Elias, que era muy malo. Pero el hecho es que Eliseo era su seguidor. ¿Recuerda cuando Elias estaba subiendo en el carro de fuego para el cielo? ¿Cómo le llamó Eliseo? Padre mío, padre mío. Le miró como un padre, y así que este gran profeta llegó a ser como padre a Eliseo, y Eliseo llegó entonces a ser un gran profeta con doble bendición de su padre espiritual, ¿verdad? Luego tenemos un nuevo testamento, uno que llamaba a un joven, su hijo en la fe, ¿qué era? ¿Verdad? Que dijo, este es mi hijo en la fe, él tiene un padre, parece, posiblemente, pero es pagano, no tiene nada que ver con Dios, pero yo voy a servir como su padre espiritual, y entonces, ¿Qué pasó con Pablo el pastor y como su padre por tener esa influencia. El hecho es que muchos llegan a ser mucho como sus padres. La primera cosa que para convencerles a amar es ofrecerles perdón. Ser como David a Mephibosheth. Tiene Saúl que no quería perdonar a David, Pero el nieto de Saúl, Mefiboset, David, pudiera haber dicho, yo voy a exterminar a la familia de Saúl, pero no. Dijo, Mefiboset, siéntate a mi mesa. Voy a tratarte como mi propio hijo. Y Dios así le bendijo grandemente con eso. Así que eso forma una relación con Dios, humildad, madurez. Y segundo, lo que necesitan los hijos es conocer a Dios por medio de tener ejemplos espirituales en la tierra aquí. Y así es que cuando tú tienes ¿Tú estás consagrado al Señor? Busca influir a otros para consagrarse al Señor. Ayúdales, ora por ellos, ámales, ser como un Elías para el Liceo, ser como Pablo a Timoteo. Como digo, hay jóvenes en esta iglesia que les amo. Les considero como uno de mis hijos. porque yo sé que sus padres no están dándole un gran ejemplo, pero me vienen y dicen, ¿podemos orar, pastor? ¿Cómo voy a hacer esto, pastor? Y hablamos de cosas, ¿verdad? De vida, de educación, cosas de amigos y amigas. Hablamos de cualquier cosa, como un padre con un hijo. Y espero que va a seguir. Pero así cada padre debe querer ser así con su propio hijo. Y cada varón en la iglesia debe querer ser un padre espiritual para otros, especialmente ayudándoles a conocer al padre por medio de mirar tu amor como el amor de Dios, tu santidad como la santidad de Dios, tu justicia como la justicia de Dios. Después de niños, jóvenes. Una cosa grande de jóvenes no es tanto como los niños. Versículo 13, 14. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno, al diablo. Versículo 14. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes. La palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno. La segunda vez está hablando, añadiendo una cosa de la palabra de Dios. Parece que los jóvenes están peleando en la guerra contra el diablo, pero posiblemente lo hacen en su propia fuerza, su propia inteligencia. Y el señor dice OK, ya quiero repetirle esto, pero añadir una cosa de cómo pelear contra el diablo con la palabra de Dios. Aquí encontramos que, jóvenes, ustedes están en la batalla. Número cuatro, dice que yo soy demasiado viejo para estar aquí. ¿Has leído el número cuatro? Dice que un sacerdote, un siervo de Dios, debe estar entre, recuerda la edad, de 30 hasta 50 años de edad. Ahora, gracias a Dios, Dios me ha dado fuerza para, aunque tenga 70, es fuerza de 50. Creo que con la salud ya podemos servir a Dios más. Pero en los sacerdocios, dice, mira, los que tienen que cargarse de partes del tabernáculo, los que tienen que ministrar como sacerdotes adentro del tabernáculo, necesitan una mente más clara que los viejos. Los que van a salir para servir y entrar en la guerra, para Israel tienen que ser más jóvenes. Puede imaginarse en los Estados Unidos o en tu país, dice, solo los que tienen 70 años de edad para arriba pueden guerrear. Si no sabes lo que es la artritis, no puedes entrar en la guerra para tu país. ¿Cómo sería nuestro militar en nuestros países? Un poco débil, ¿verdad? Un poco flaco. Pero en la iglesia creo que hacemos eso. Mira, hay personas en la iglesia que tienen 50, 60, 70 años de edad. Ellos tienen experiencia. Ellos pueden enseñar a los niños. Ellos pueden entrar en la guerra. Ellos pueden salir por las calles y tocar las puertas. Ellos, los viejos, pueden servir. Y Dios dice, jóvenes, Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Tienen que conocer la palabra de Dios para vencerlo. Pero el hecho es que la iglesia necesita guerreros jóvenes. No deben los jóvenes decir, bueno, el pastor puede andar por las calles tocando las puertas. Yo no tengo que hacerlo. Aquí hay un grupo de niños con toda su energía, ¿verdad? El pastorcito, los viejos, las viejas de la iglesia pueden enseñar el club de niños. Gracias a Dios, pues, Pastor Esteban, ¿verdad? Porque tiene la fuerza, energía. Ustedes que le han visto, yo fui así, no lo puede creer. Los que me conocieron hace 20 o 30 años saben que tenía esa energía, ¿verdad? Para cantar con los niños, hacer acciones y tumbarme al suelo cuando estoy tratando con ellos, enseñándoles alguna cosa. Ahora me tumbo al suelo, pero por otras razones, ¿verdad? Ya no me levanto. Pero el hecho es que tiene que reconocer que jóvenes a lo mejor no están haciendo esto porque no se sienten perdonados de mucho y por eso no aman mucho. No son bastante humildes para confesar que han tenido grandes pecados y entonces no aman al Señor bastante para no ser perisosos. y sienten que los viejos les pueden ayudar. Hermanos, la iglesia necesita jóvenes para ser los guerreros. Ayer hice una visita a un joven que estuve hablando un poco. Dijo, bueno, mira, yo estuve diciendo, nos hace falta jóvenes como usted para servir a Dios. Usted puede ser el guerrero en la iglesia. Entrégate al Señor. Sirve al Señor. Dice, sí, estoy dispuesto. Acabo, yo trabajo en pintura. Tengo una máquina para esprayar pintura. Y digo, hable con Everardo, ¿verdad? Decirle que está dispuesto, porque tengo cuatro botes de pintura abajo para las clases. Si esperas a su servidor, mira, yo tengo un baño en mi casa que es pequeñito, que ha estado cuatro años sin pintar todavía, porque es mucho trabajo para mí pintar un baño chiquitillo, ¿verdad? Y si me espera para pintar aquí arriba varias clases, vamos a estar otros 20 años. Y así son muchos de los ancianos aquí, ¿verdad? O sea, hay diáconos aquí que son más grandes. Antes servían al Señor, tenían fuerza para servir al Señor. Antes hacían toda esa pintura y ahora no están en la guerra. No están en la guerra. Pero los jóvenes están esperando que ellos, están esperando que uno de 70 años de edad recobre la fuerza de 50 para entrar en la guerra. Así que el pastor lo hará. Los diáconos mayores lo hará. No, no, no, no. La fuerza se nos ha ido un poco. Y Dios dice, jóvenes, ustedes están en la batalla con el maligno. Los mayores tienen que enseñarte, porque hemos tenido experiencia en eso, que no se guerrea en la carne, con fuerza carnal. Hemos tratado de hacer las cosas en fuerza propia, fuerza carnal. Hemos tratado de usar nuestra mente para discutir y hemos visto que no funcionó, no trabajó. Teníamos que aprender a guerrear con oración, a guerrear con la palabra de Dios. Así que Dios puede usarnos más de 50 o 60 años de edad. Los osos de oro los llamo aquí. para apoyar, entrenar, animar, pero no para hacer trabajo. No es para los jóvenes a decir a los grandes, Los generales, yo soy un privado en el ejército. Yo tengo 20 años de edad. Usted es un general de 70 años de edad. Yo voy a decirle cómo entrar en la guerra y cómo guerrear. Ancianos a la guerra. Nosotros los jóvenes tenemos toda la inteligencia para decirle cómo guerrear, cómo ganar la batalla. Así es como funciona. No, verdad. Los jóvenes no han estado en la guerra, los grandes han estado en la guerra. Así que los grandes deben dirigir a los más jóvenes que tienen la fuerza, en vez de los jóvenes dejando el trabajo a los grandes y criticándoles porque no hacen el trabajo como ellos creen que se debe hacer. No. La iglesia necesita jóvenes guerreros que amen al Señor por ser tan humildes que se sienten perdonados de mucho pecado pero que son bastante humildes. Para reconocer lo que dice el versículo 14, los padres habéis conocido al que es desde el principio. Vosotros tenéis sabiduría. ¿Por qué tenéis sabiduría? Anotado el versículo 13 y 14, Un verbo que está en dos tiempos diferentes. Versículo 13. Os escribo a vosotros, padres. Luego en el 14, os he escrito a vosotros, padres. Ya escribo. Luego dice, ya he escrito. Pero aquí, os escribo a vosotros, padres, que conocéis al que es desde el principio. Los padres estamos conociendo. al que es desde el principio, tiempo presente. Estamos conociendo al Señor más y más cada día. Pero os he escrito a vosotros porque habéis conocido al que es desde el principio. Lo que necesitan los niños de conocer al Padre es lo que ustedes están conociendo y ya han conocido por su experiencia. Un padre debe conocer más y más al Padre Celestial, su perdón, su ayuda, su ayuda en batallas espirituales con armas espirituales de la palabra. Pero el hecho es que los jóvenes deben decir, mira, yo no voy a dejarle a usted, hermano mayor. para dirigir toda la música, predicar todos los sermones, enseñar a todos los niños las clases, limpiar la iglesia cada vez. Yo soy joven, yo debo estar en la guerra, y como Cristo ha hecho tanto por mí, como ha hecho por usted, por eso usted le ha servido todos estos años. El Señor ha hecho tanto por mí que yo quiero ofrecerme a servirle ahora, aunque a lo mejor necesito aprender de tu experiencia. Juan, el que escribe esto, había sido un hijo de trueno. Dios, los samaritanos no nos quieren hospedar. Mándales relámpagos, truenos, mátalos, como hiciste cuando defendiste a Elías. Señor dice, no sabes de qué espíritus son. Cuando aceptan el poder del Señor, Escribe un epístolo de puro amor. Hemos hablado 4, 5, 6 semanas de amor en 1 de Juan. Y no hemos terminado con 2 y 3 de Juan. Pero el hecho es que este apóstol, este hijo de trueno, llegó a ser apóstol de amor. Usted le escribo porque está aprendiendo, conociendo al Padre, pero le ha escrito porque usted ya ha conocido al Padre. Y ya son capaces para enseñar a los niños para conocer al Padre, para enseñar a los jóvenes cómo guerrear en el poder del Señor. Y así que los niños necesitan perdón y conocer al Padre. Los jóvenes necesitan aprender a guerrear espiritualmente en el poder del Señor, llegar a ser José del Antiguo Testamento, que guerrea en el poder del Señor y con perdón. Que Josué, que trata de guerrear carnalmente, y como hablamos esta semana, perdió la batalla hasta buscar la ayuda del Señor en oración y guerrear conforme a la palabra de Dios. Como Daniel y sus amigos, Dios no mandó unos ancianos Mandó un anciano a un foso de leones. Daniel ya era grande, pero al principio no mandó a sus amigos a un horno de fuego cuando eran grandes, sino jóvenes. Y allí él estaba con ellos como jóvenes para guerrear contra el diablo. Nosotros tenemos para llegar a ser usados por el Señor, decir, Señor, yo quiero ser usado. Jóvenes, han aprendido la humildad. A lo mejor los padres no son humildes, pero usted es bastante humilde. para en la casa pedir perdón, en la iglesia de vez en cuando venir al altar, o dar un testimonio para decir gracias a Dios que me ha perdonado. Soy joven, pero me ha perdonado de muchos pecados. Y para ofrecerte y decir, lo siento, que he dejado el trabajo de la obra del Señor a los grandes, necesito su sabiduría, necesito su guía. Ellos han guerreado, han luchado, han vencido. Y yo ahora estoy en la batalla. ¿Qué puedo yo hacer? Diríjame, ayúdame, orá por mí. Pero yo me ofrezco para enseñar, para ayudar, para limpiar, para visitar, lo que sea. Y padres, Ustedes, entonces, están conociendo al Padre cada día más, estudiando la Biblia, mucha oración, y han conocido al Padre, han experimentado su ayuda, su poder, su victoria, para poder compartirlo a sus hijos y otros jóvenes. Como dice este versículo de los padres, comience con comunión personal con el Señor. y termina con conocer al Señor íntimamente. De pie, por favor. Nuestro Padre celestial, gracias por los padres de la iglesia que han luchado mucho. Se han cansado en la lucha a veces. Pero Señor, Tú estás levantando una nueva generación. Señor, si la nueva generación no quiere enseñar, no quiere evangelizar, no quiere venir aquí para la batalla de oración, entonces no tendremos una iglesia. Porque los padres ya pueden servir como consejeros, pero no tienen la fuerza para servir como jóvenes. La tarea de servir como jóvenes nos caía a nosotros cuando éramos jóvenes. Y teníamos que buscar la ayuda, el consejo de los más grandes para guerrear espiritualmente. Ahora, Señor, estamos orando que los más jóvenes amen al Señor bastante por su gran perdón Conozcan al Señor bastante, que pueden entrar en la batalla con la palabra de Dios. Y después de mucha oración y mucho estudio de la palabra, pueden servir con gozo, con gusto, presentando sus cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable, para glorificar tu santo nombre. Padre, estamos aprendiendo, conociendo al Padre como adultos. Pero hay muchas cosas que, como tú dices, ya hemos aprendido. Hemos conocido al Padre en su santidad, en su ayuda, en su amor. Así podemos enseñar a los más jóvenes lo que hemos conocido del Padre Y si tú nos cambias la imagen del hijo de Dios, tú puedes ayudarnos a darles un buen ejemplo. Pero ayuda a que los jóvenes respeten a sus padres, busquen el consejo de los padres. Ayuda a que los jóvenes se sientan grandes pecadores y son bastante humildes para aceptar tu perdón. Y cuando aceptan tu perdón, ayúdales, Señor. amarte mucho por haberles perdonado. Bastante que dicen, mira, yo quiero ayudar a mi padre. Quiero respetar a mi padre. Quiero buscar consejos de mi padre. Y ya quiero servir, si Dios quiere, en el lugar de mi padre. Ganando almas, enseñando niños, limpiando la iglesia, pintando, lo que sea. Padre, oramos que tú obres para que seamos buenos padres, buenos jóvenes y buenos hijos de Dios en Cristo. En el nombre de Jesús. Amén. Terminemos entonces, hermanos, con el himno. Mi corazón lo examino hoy. A lo mejor Dios le ha ayudado a ser humilde esta mañana bastante para decir, yo necesito entregarme más al Señor. Yo no he servido al Señor como debiera haber hecho. No he sido un padre ejemplar, como debiera haber hecho, porque no he estado mucho en oración y en la palabra de Dios. Y esta mañana quiero venir y buscar oración. Quiero confesar delante de todos que yo necesito ser humilde y creer que Dios me va a perdonar de los muchos pecados que tengo. Jóvenes, niños, ustedes, ¿Creen que Dios le ha perdonado, le perdonará? ¿Creen que le ha perdonado de muchos pecados que usted, un gran pecador, era un gran pecador? O usted dice, bueno, ya soy salvo, pero Dios no me ha hecho mucho, no fui tan amado. A lo mejor tú serás humilde esta mañana para decir, como un niño, como un joven, Yo voy a venir y decir, perdóname por no hacer más por el Señor, con más amor al Señor, por apoyar a mi padre, mi madre. Y yo quiero servir más a Dios, como ellos han hecho. Y si ellos no lo han hecho, yo quiero servir a Dios en amor. Venga, si quiere oración. Padres, jóvenes, niños, ¿quiere presentarse al Señor? Oremos. Venga, si quiere. i Mi corazón, oh, examina hoy mis pensamientos, prueba, oh Señor, Ve y si en mí perversidad ensay, y tus vendas lentas llames por tu amor. Nuestro Padre, te damos gracias, en especial hoy, que has hablado especialmente a los varones, hijos y padres, para sentirnos más agradecidos a ti por los muchos pecados que nos has perdonado. Y sintiendo eso, amarte más, porque el que es perdonado mucho, ama mucho y sirve mucho. Gracias por los jóvenes que vienen para decir, yo voy a apoyar a mi padre si él está en la guerra. Yo, como niño, veo que Dios me ha perdonado. Mi padre me perdona y no tengo excusa para no perdonar y crecer y servir y conocer mejor y mejor a Dios el Padre por medio de ver el carácter de mi padre terrenal reflejando el carácter de Dios en el cielo. Pero ayuda, Señor, que cada niño, cada hijito, reconozca que es un gran pecador, acepte a Cristo para perdonar sus muchos pecados, y que se sienta que ha sido un gran pecador, de tal manera que cuando se siente perdonado, puede amarte mucho y servirte mucho. Pero, Señor, muchas veces los jóvenes han dejado demasiado a los grandes servir al Señor. Gracias por los varones que aquí todavía no son tan grandes. Tienen de 30 a 60 años de edad todavía en los años 50. No tienen ni 60 posiblemente y están aquí para decir, Señor, yo todavía tengo fuerza. Yo estoy en la guerra. No debo dejar esto para los que ya tienen 60, 70, 80, 90 años de edad. Yo debo estar sirviendo al Señor como un hombre de 30, 60 años de edad. Pero gracias por los jóvenes que están diciendo, heme aquí, Señor. Tú me has perdonado de mucho. Yo debo ser más por ti. Ayúdame, Señor. Sé la próxima generación. Cristiana, que te sirve, que te ame. Ayuda, Señor, que tengamos una iglesia de varones especialmente, que amen al Señor por su mucho perdón y que sirven al Señor por conocerle más y más, mejor y mejor. Hasta el punto que pueden decir, hijos, estoy conociendo al Señor, pero ya he conocido al Señor. Y tú también puedes conocerle. Déjame mostrarle cómo es nuestro Dios de poder y perdón. De amor y santidad en mi propia vida. Ayúdanos, Señor, en el nombre de Jesús. Amén. Gracias, Dios, por tu salvación. Gracias, Dios, por tu bendición. Gracias, Dios, por darme en Jesús la vida eterna, perdón y luz. La 6 y media, el culto, y a las 5 para los que trabajan en la escuelita bíblica vienen
Padres que conocen al Padre
Series 1-3 Juan
Iglesia Bíblica Bautista Antioquia
Sermon ID | 616242324521490 |
Duration | 1:01:40 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 John 2:12-14 |
Language | Spanish |
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.