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Buenas tardes a todos. Es un placer estar otra vez este día en la casa de Dios, en la iglesia, y poder predicar la palabra de Dios a ustedes. Espero que estén bien todos, de salud y de ánimo. Hoy vamos a ver, otra vez, vamos a mirar el profeta Ageo, uno de los profetas menores. Se encuentran en la Biblia, los últimos libros del Antiguo Testamento son Ageo, Zacarías, Malaquías. Entonces, lo pueden encontrar en sus Biblias, el libro de Ageo. El apóstol Juan dijo en su carta, tercera carta, dijo a la persona a quien está escribiendo, amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud así como prospera tu alma. Eso es mi deseo también para ustedes en estos tiempos, que se encuentren bien, de salud en todas las cosas, pero también mayormente de la alma, que tu alma prospera. En estos tiempos difíciles cuando no podemos ir a la iglesia, no podemos ir a muchas otras cosas, Mucha gente quiere animarse y vemos muchas cosas también en las redes sociales. Un video que he visto mucho allá se llama La Bendición. Es una canción basada en unos versículos de la Biblia. Y mucha gente lo compartan, están cantando esta canción. La gente de sus casas, propias casas, muchos individuales juntos en un video. Quizás lo han visto, quizás han visto otros videos así. Es bueno poder compartir algo así para dar ánimo. Pero la bendición de Dios no solo vamos, no vamos a recibir solo mirando un video o compartiendo un video. Y el tema de la predicación de hoy va a ser solo una vida santa va a ser bendecida. Solo una vida santa va a ser bendecida. Y el texto de la predicación se encuentra en Ageo, capítulo 2, versículos 10 a 19. Para dar algo de poquito del contexto histórico, recordamos que el pueblo de Dios ha sido cautivo en Babilonia. Apenas regresaron y empezaron a construir el templo, o por lo menos el cimiento. Y después lo dejaron el trabajo por 16 años y no continuaban con esto. Entonces, en esta situación ha llegado el profeta Ageo con un mensaje de Dios. De veras, eran cuatro mensajes que encontramos en este libro. En el segundo año del rey Darío de Persia, en el año 520 antes de Cristo. El primer mensaje, si nos acordamos, era que Agheo dice meditar bien sobre sus caminos, sobre vuestros caminos. El templo está en ruinas. Ustedes están haciendo sus casas tan bonitas, pero el templo están ruinas. Meditar. ¿Dónde están sus prioridades? Y hemos visto que el pueblo de Dios escucha a las palabras de Dios y ellos también obedecen a Dios. Ellos se van otra vez. a construir el templo. En el segundo mensaje, en el capítulo dos, los primeros nueve versículos, hemos visto que el pueblo estaba desanimado después de un tiempo, porque han visto que el templo que están haciendo no va a ser tan grande, tan tan maravilloso como el templo que antes. Estaban desanimados y ha venido el profeta Geo para darles ánimo y diciendo Dios está con vosotros y este templo va a tener más gloria que el otro. Entonces, hoy vamos a leer el tercer mensaje de Ageo, en Ageo capítulo 2, versículos 10 a 19. A los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del profeta Ageo, diciendo, Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley diciendo, ¿si alguno llevaré carne santificada en la falda de su ropa y con el vuelo de ella tocaré pan o vianda o vino o aceite o cualquier otra comida, será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron, no. Y dijo a Gheo, si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes y dijeron, inmunda será. Y respondió a Gheo y dijo, así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Jehová. Y asimismo toda obra de sus manos y todo lo que aquí ofrecen es inmundo. Ahora pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el Templo de Jehová. Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón de veinte efas y había diez. Venían al lagar para sacar cincuenta cántaros y había veinte. Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos. Mas no os convertisteis a mí, dice Jehová. Meditad, pues, en vuestro corazón desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del Templo de Jehová. Meditad, pues, en vuestro corazón. ¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía. Más de este día os bendeciré. Vamos a orar. Nuestro Dios, seramos gracias que tú hablas a nosotros por medio de tu palabra. Como miles de años antes a tu pueblo, hoy también tú hablas a nosotros por medio de la Biblia. Y no solamente una vez tú nos hablas, pero tú nos recuerdas una vez y otra vez. Y necesitamos escuchar no solamente una vez de ti, pero cada día. Ayúdanos hoy a escuchar lo que tú nos quieres decir en este día. En el nombre de Jesús. Amén. Entonces, vemos aquí en el primer versículo, versículo 10, la fecha de este mensaje dice, a los 24 días del noveno mes en el segundo año de Dario. Si miramos en el capítulo 1, versículo 15, El día cuando la gente ha obedecido a Dios después del primer mensaje era el día 24 del mes sexto en el segundo año del rey Darío. Son exactamente tres meses después de que otra vez habían empezado a obedecer a Dios. Y en capítulo 2, 1, el segundo mensaje de Ageo era en el mes séptimo, a los 21 días del mes. Entonces, más o menos un mes después del segundo mensaje, está hablando Ageo. Este día era el 18 de diciembre en nuestro calendario. Pero ¿por qué ahora otro mensaje? Ya estaban obedeciendo a Dios, construyendo el templo. ¿No era así? El primer mensaje, ellos no habían estado construyendo el templo, pero después de eso sí, ellos han puesto su mano a la obra de construir el templo de Dios. Con el segundo mensaje estaban desanimados, quizás han dejado otra vez, pero con ánimo, ellos han seguido adelante otra vez, construir el templo de Dios. Pues entre el segundo mensaje que hemos visto la otra vez y el tercer mensaje que vemos este día, llegó también otro profeta en la escena, ahí en Jerusalén. Es el profeta Zacarías. Y Zacarías, por el mismo tiempo, en el mismo lugar, estaba ahí junto con Ageo, predicando la palabra de Dios, el mensaje de Dios a su pueblo. Encontramos entonces, si pasan una página más adelante, sigue después de Ageo el profeta Zacarías. Y su primer mensaje es justamente dentro, después del segundo mensaje de Ageo y antes del tercer mensaje que acabamos leer. Y vamos a leer lo que ha dicho Zacarías. a la gente en este tiempo, antes del tercer mensaje de Ageo. En el octavo mes del año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Ido, diciendo, Se enojó Jehová en gran manera contra vuestros padres. Diles pues, así ha dicho Jehová de los ejércitos, volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. No seáis como vuestros padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo, así ha dicho Jehová de los ejércitos, volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras. Y no atendieron, ni me escucharon, dice Jehová. ¿Vuestros padres dónde están? ¿Y las profetas han de vivir para siempre? Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos, los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso volvieron ellos y dijeron, como Jehová de los ejércitos pensó tratarnos conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así lo hizo con nosotros. Mientras, entre esos dos mensajes de hagueo, Dios está dando por medio de Zacarías este mensaje que es una comparación entre la generación presente allí en Jerusalén y la generación anterior, la generación que fue traída hasta Babilonia. Él dice, miren a sus padres. Dios estaba muy enojado con ellos, en el versículo 2. Ellos no se arrepintieron de sus pecados, de sus malos caminos. Ellos recibieron el juicio de Dios. Y hemos leído, Dios dice en el ciclo cinco, vuestros padres, ¿dónde están? Y si esta generación en Jesús pensaba en esto, tenían que recordarse que sus padres fueron llevados cautivos a Babilonia, vivían como cautivos, murieron como cautivos y fueron sepultados allí en Babilonia, otra tierra, como cautivos por el juicio de Dios. Y Dios dice por medio de Zacarías en versículo cuatro, no seáis como vuestros padres. No sean como sus padres, que no se arrepintieron. Vuelvense a Dios y Él va a volverse a ustedes. Ese era el mensaje y este mensaje termina en versículo 6 con las palabras en medio del versículo 6 dice, por eso volvieron ellos y dijeron, Aquí es difícil saber de quién están hablando ellos. ¿Están hablando de la generación antigua, de los padres, o de la generación presente? Sus padres, dice en el versículo 4, Dios ha dicho a ellos, volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras. Y no atendieron ni me escucharon. Entonces aquí dice que no volvieron, abajo dice que volvieron. Pues eso puede ser, no es necesariamente una contradicción, pero puede ser que primeramente no volvieron y después, cuando ya estaban en Babilonia bajo el juicio de Dios, ellos se arrepintieron. Han visto el malo que han hecho, pero solamente después del juicio de Dios. Pero puedes también referirse que ellos son la generación presente, que están escuchando el mensaje de Zacarías, donde él dice, no seáis como vuestros padres. Y entonces ellos dicen, sí, nosotros vamos a volver y vamos a ir en los caminos de Dios. Entonces, sí, puede ser que eran los padres o puede ser que eran sus hijos que volvieron de Dios o los dos también. Pero el mensaje es claro. En Zacarías, como en Ageo que hemos leído, el mensaje es arrepiéntense de sus pecados. Y otra vez nos preguntamos, pero ya se habían arrepentido, no? Después del primer mensaje de Ageo. Pero había una necesidad para más arrepentimiento, como en la vida cristiana. No solamente un día que nos arrepentimos de nuestros pecados y todo está bien. Eso debe ser algo continuo en nuestra vida. Si vemos algún pecado, debemos arrepentirnos de esto. En tu vida también, probablemente. Si tú has arrepentido de algunos pecados, pero hay necesidad para arrepentirte más del pecado que todavía o que es nuevo en tu vida. El pueblo ha mostrado su arrepentimiento en construir el templo de nuevo, pero no todo iba bien para ellos. Todavía en su situación había áreas en sus vidas donde necesitaban arrepentimiento. En este mensaje vamos a ver dos preguntas que hace Dios por medio de Ageo y vamos a ver dos cosas para considerar. La primera pregunta, vamos a leer otra vez, aquí dice, a los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del profeta Ageo diciendo, el ciclo Ageo dos once ahora, así ha dicho Jehová de los ejércitos. Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo, Si alguno llevara carne santificada en la falda de su ropa y con el vuelo de ella tocara pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron no. Pues, para entender de lo que se trata, quizás parece algo raro de qué está hablando. Pues, Maggio está hablando a los sacerdotes. Y una tarea que ellos tenían que hacer era ofrecer carne como sacrificio en el altar para Dios. Y entonces ellos llevaban la carne en la falda de su ropa mientras hacían este trabajo. Si quieren ir conmigo, pueden ver en Levítico 6 cómo manejaron todo eso y lo que Dios dice acerca de esta carne santificada. Levítico 6, a partir del versículo 24. Y habló Jehová a Moisés, diciendo, Habla a Aarón y a sus hijos, y diles, Esta es la ley del sacrificio expiatorio. En el lugar donde se descuella el holocausto, será descuellada la ofrenda por el pecado delante de Jehová. Es cosa santísima. El sacerdote que la ofrece por el pecado la comerá. En lugar santo será comida. En el atrio del tabernáculo de reunión. Entonces, esta carne que fue sacrificada era muy santo, muy especial. Pero no solamente la carne, También lo que ha tocado a la carne directamente. Miren en el versículo 27 de Levítico 6, dice, todo lo que tocare su carne será santificado. Y si salpicare su sangre sobre el vestido, lavarás aquello sobre que cayere en lugar santo. Entonces, la carne si era santo. Y también la ropa en que estaba llevando la carne también era santificada por la carne. Pero la pregunta de Ageo es esta. Miramos, Ageo 2, versículo 12. Si alguno llevara carne santificada, La carne está santo en la falda de su ropa. Hemos visto que también por eso también la falda de la ropa también es santificada. Pero la pregunta es, y con el vuelo de ella, de la ropa, tocar el pan o vianda o vino o aceite o cualquier otra comida será santificada. Entonces, la santidad de la carne sí se puede transferir a la ropa. Pero si con la ropa tocas otra cosa, otra vez se va a transferir la santidad. Y dicen claramente los sacerdotes, no, no es así. Solamente lo que está en contacto directo con la cosa que es santa. Entonces, eso podemos también imaginarnos bien como un ejemplo. Esos días, todos saben lo que es esto. Y con esto podemos decir, dice gel antipacterial para manos, elimina hasta 99.9% de las bacterias. Con eso yo puedo hacer mis manos de una manera santa, de una manera. Lavo bien así, pongo bien mis manos, con todos los dedos. Eso nos han instruido todos, ¿no? No sé si todavía lo hacen todos, pero así debemos hacerlo para que, como decimos, la santidad de este gel se transfiere a mis manos. Y si lo hago eso por 20 segundos, algo así, entonces puedo decir mis manos son santos también ahora. Pues si ahora yo toco otra cosa con mis manos, eso va a ser también limpio de bacterias. No es así, ¿no? No solamente por tocar una cosa va a ser santificada o va a ser limpio. Yo puedo limpiar mis manos con el contacto directo con el gel. Pero si toco con mis manos otra cosa, eso no va a tener ningún efecto en la otra cosa. Así está diciendo Ageo. El significado por el pueblo en el tiempo de Hagueo es esto. El pueblo está pensando, Dios es santo. Y por eso también el templo de Dios es santo. Y si nosotros nos involucramos en trabajar en el templo, nosotros también vamos a estar santos. Y piensan, entonces no importa lo que hacemos demás en nuestras vidas, solamente debemos trabajar en el templo de Dios, que es santo. Y nosotros vamos a ser bien y vamos a ser santos. Pero ese es el pensamiento incorrecto que tienen, que aquello quiere decir a Dios, que Dios les quiere decir que la santidad de Dios si se transfiere al templo, pero no se transfiere más del templo a las personas que llegan al templo. El significado para nosotros hoy puede ser igual. Ir a la iglesia no te hace santo. Ser sentado aquí en la iglesia con otros santos no te hace santo. Cantar himnos en la iglesia no te hace santo. Ser bautizado no te hace santo. Dar tu guiesmo y dar tus ofrendas no te hace santo delante de Dios. También tú puedes ser involucrado en el ministerio de la iglesia. Tú puedes quizás tocar un instrumento. Eso no te hace santo. Tú puedes enseñar a los niños. No te hace santo. Tú puedes también estar aquí, predicar la palabra de Dios. Eso tampoco no te hace santo. Los actos santos no te hacen santo. Sólo un Dios santo te puede hacer santo. El predicador inglés Charles Spurgeon dijo, un cerdo en un chaleco de seda todavía es un cerdo. Tú puedes poner todas las cosas santas y estar involucrado en todas las cosas, asociarte con todas las cosas santas, pero eso no te hace santo. Lo que cuenta es tu condición de tu corazón, tu relación con un Dios santo. Y mi pregunta para ti hoy es, ¿conoces tú a Jesucristo como tu Salvador? ¿Te has arrepentido de tus pecados? ¿Estás viviendo una vida santa, separado del mundo y dedicado a Dios? Dios no va a bendecir las acciones externas si no hay santidad de corazón. Él lo dijo en 1 Samuel 15, 22, se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas como en que se obedezca a las palabras de Jehová. Ciertamente, el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Tú necesitas manos limpias, un corazón puro para ser santo. Hoy vamos a aprender un poquito más también de la vida de David. Y él dijo en Salmo 24, 3, ¿Quién subirá al monte de Jehová y quién estará en su lugar santo? el limpio de manos y puro de corazón, el que no ha elevado su alma a cosas vanas ni jurado con engaño, él recibirá bendición de Jehová y justicia del Dios de salvación. Tú tienes que arrepentirte de tus pecados. ¿Qué va a pasar si no lo haces? Pues la primera pregunta, hemos visto que la santidad no se puede transferir. Pues es una cosa, pero no se transfiere de una cosa a otra, a otra, a otra. La segunda pregunta, entonces al revés. ¿La inmundicia se puede transferir? Y vamos a mirar versículo 13. Y dijo Ageo, si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de éstas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron, inmunda será. Entonces, otra vez para entender la situación, aquí se trata de una persona que toca a un cuerpo muerto. El cuerpo muerto está inmundo. Y si una persona toca el cuerpo muerto, también esa persona va a ser inmunda. Pueden ver en Números 19 si quieren. Números 19, 11, ahí dice, El que tocare cadáver de cualquier persona será inmundo siete días. Entonces, muy claro, la inmundicia de la cosa inmunda se transfiere a la persona que la toca. Pero, ¿cómo es ahora? Si esta persona toca, que ha tocado el cuerpo inmundo, ese inmundo él mismo toca otras cosas, otras personas. Dicen Números 19, 22. Y todo lo que el inmundo tocare será inmundo. Y la persona que lo tocare será inmunda hasta la noche. La pregunta entonces de Hagueo es, ¿la inmundicia se puede transferir? Y ellos dicen, sí, así es. Si una persona toca un cuerpo inmundo, toca otras cosas, otras personas, esas personas o cosas también van a ser inmundas. Eso nos muestra que la inmundicia es mucho más contagiosa que la sanidad, que la sanidad o la santidad. El pecado también es mucho más contagioso y destructivo que tú te imaginas. En este tiempo del coronavirus nos demos mucho cuidado, tocar otras personas, saludar con beso. Imagínense ahora si yo O una persona saluda con beso a otra persona. Una persona sana saluda a beso con una persona con coronavirus. Entonces, ¿la sanidad de una persona sana se va a transferir a la persona con el coronavirus? No. ¿El coronavirus se podría transferir a la otra persona? Sí, así es. O si yo tomo Un vaso lleno de agua, fresca, pura. Y yo pongo una gota de veneno dentro de esa agua. Y la ofrece a ti. Tú la vas a beber. ¿La pureza de la agua va a quitar el veneno que está adentro? No. Tú vas a saber que también el veneno, que aunque es poquito, va a contagiar o va a hacer inmundo todo el agua. Entonces, la inmundicia se transfiere mucho más rápido, mucho más fácil que la santidad. El significado para el pueblo del tiempo de Ageo era que el pecado de ellos en sus vidas les ha hecho como un cuerpo muerto, un cuerpo muerto e inmundo. Y estaban completamente inmundos en sus vidas. Miren otra vez, reciclo 13. Y dijo a Geo, si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes y dijeron, inmunda será. Y reciclo 14. Y respondió a Geo y dijo, así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Geoa. y asimismo toda obra de sus manos, y todo lo que aquí ofrecen es inmundo. Como si Dios estaba diciendo, este pueblo, ellos están como este cuerpo, muerto, inmundo, y todo lo que ofrecen es inmundo. Siendo muertos e inmundos, ninguna actividad de su parte les ayudará hasta que se habían arrepentido de sus pecados. aún edificando el templo, necesitaban ser restaurados a Dios para que su adoración sea aceptable por Dios. Y si continuaban en su pecado, iban a transferir esto, la inmundicia, también al templo. Lo interesante es que Ageo está hablando aquí primeramente a los sacerdotes. También el mensaje es para todo el pueblo, pero también los sacerdotes. Ellos deberían hacer los más santos del pueblo haciendo la obra de Dios. Pero ellos también tenían pecado en sus vidas. Ellos estaban muy bien en su cabeza. Sabían muy bien las respuestas correctas de la ley de Dios y las cosas que Dios nos dice sobre santidad, sobre inmundicia. Conocían todo muy bien, pero sus corazones no estaban bien. Y Dios condena el puro conocimiento de cabeza donde no hay santidad de corazón. Eso me hace recordar a la vida de David. Sabemos que David era un hombre según el corazón de Dios, pero también él pues hizo también un pecado o varios pecados muy grandes. Él ha tomado la mujer de Urias. Él ha ordenado que maten a Urias para que él pueda tomar esta mujer para sí. Y después de cuando él ha hecho esto, vino un profeta, David, con el nombre de Natán. Si quieren leer conmigo, segundo de Samuel, capítulo 12. Aquí vemos, después de su pecado, viene el profeta Natán y le dice una historia. Según la de Samuel 12, versículo 1 a 7. Jehová envió a Natán a David, y viniendo a él, le dijo, Había dos hombres en una ciudad, el uno rico y el otro pobre. El rico tenía numerosas ovejas y vacas, pero el pobre no tenía más que una sola corderita que él había comprado y criado y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y viviendo de su vaso y durmiendo en su seno. Y la tenía como a una hija. Y vino uno de camino al hombre rico, y este no quiso tomar de sus ovejas y de sus bajas para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre y la preparó para aquel que había venido a él. Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre y dijo a Natán, vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte y debe pagar la cordera con cuatro tantos porque hizo tal cosa y no tuvo misericordia. Entonces dijo Natán a David, tú eres aquel hombre. Con tus mismas palabras tú has condenado a ti mismo. Tú sabes muy bien en tu cabeza lo que es correcto hacer, cómo se debe tratar a otras personas, pero tú lo has hecho malo. Tú has cometido un gran pecado con tus acciones. Entonces solamente tener el buen pensamiento, entendimiento en la cabeza, pero no tener la santidad de corazón. Dios odia eso. Él también odia cuando nosotros también con nuestras manos estamos obrando para él, quizás haciendo ministerio, pero si hay todavía pecado en nosotros. Y eso también era la situación con los sacerdotes. No sé si son iguales los sacerdotes en Malaquías, pero me imagino que sí puede ser Malaquías 2, si quieren pasar, el último libro del Antiguo Testamento. Allí Dios está hablando a los sacerdotes. Malaquías 2, los primeros tres versículos. Ahora, pues, oh sacerdotes, para vosotros es este mandamiento. Si no oyeréis y si no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros y maldiceré vuestras bendiciones. Y aún las he maldecido, porque no os habéis decidido de corazón. Y aquí yo os dañaré la cementera y os echaré al rostro el estiércol, el estiércol de vuestros animales sacrificados, y seréis arrojados juntamente con él. Él está diciendo tus sacrificios, sus sacrificios que están haciendo sacerdotes para mí, para quieren honrar a mí con sus sacrificios, pero para mí son como excremento de animales. Yo odio eso porque sus corazones no están rectos delante de mí. Así Dios piensa de nosotros si queremos hacer algo para él, pero no estamos rectos de corazón. pues entonces eso nos muestra que no es suficiente conocer buena teología, estar bien en la cabeza o hacer buenas cosas, estar haciendo buenas cosas con nuestras manos. Para ser santo necesitas un corazón santo. Podemos pensar cómo eran los fariseos en el tiempo de Jesucristo. Ellos también tenían todo el conocimiento. Ellos hicieron muchas obras y cosas, pero Cristo les dijo en Mateo 23, 25, hay de vosotros escribas y fariseos, y poquitas, porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por adentro estáis llenos de robo y de injusticia. Fareseo ciego, limpia primero lo dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. Hay de vosotros, escribas y fareseos, hipócritas, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos, y todo inmundicia. Así también vosotros por fuera a la verdad os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de apocresía e iniquidad. Estás tú como un fariseo. De fuera tú haces todo bien, pero dentro de tu corazón hay pecado. Si tú un otro predicador, Michael Stanton, dijo con nuestras corazones, no solamente son nuestras corazones, no solamente nuestras manos cuales determinan el carácter de nuestro trabajo. Y si tú continúas en tu pecado, también tu trabajo santo va a ser contaminado. Tu pecado te afecta a ti mismo y afecta a otras personas y afecta también a lo que estás haciendo. Entonces, nos podemos preguntar, entonces, ¿no hay ninguna esperanza? Si la santidad no se transfiere tan fácil y la inmundicia sí, ¿puede ser como el coronavirus, que uno va infectando a otro y otro a otro y todos nos vamos a morir al final? Nuestro pecado así va a empeorar hasta que nos destruya a todos. Pablo, por eso grita en Romanos 7, 24, ¡Miserable de mí! ¿Quién me libera de este cuerpo de muerte? Pero él da también la respuesta. Él dice, Jesucristo, gracias a Dios por nuestro Señor Jesucristo. Sí hay esperanza. Jesucristo, cuando él vino a la tierra, Él tocaba a los inmundos y ellos fueron sanados. Y él mismo no se fue contagiado de la inmundicia de los otros. También los más inmundos, los leprosos. Vemos Mateo 8, 1. Cuando descendió Jesús del monte, le seguían mucha gente. Y aquí vino un leproso y se postró ante de él, diciendo, Señor, si quieres, puedes limpiarme. ¡Gracias! En este momento, Jesús podía decirse sanado y ya sería sanado, pero él tocaba a esa persona. Todas las otras personas se iban quedando lo más lejos que podían de los leprosos, pero él venía cerca de él. Dice Jesús extendió la mano y le tocó diciendo quiero ser limpio y al instante su lepra desapareció. Así también con nosotros, con el pecado que tenemos en nuestros corazones. Ehm... La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Dice en Hebreos 9, 14, Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis a Dios vivo. Entonces, con Cristo sí hay esperanza. Pero hemos visto las dos preguntas. ¿La inmundicia se puede transferir? Sí. ¿La santidad se puede transferir? No. Ahora vienen dos cosas para considerar. Lo vemos en versículo 15. Dice, ahora, pues, meditad en vuestro corazón. Versículo dieciocho, meditad, pues, en vuestro corazón. Eso nos hace también recordar de lo que en el primer mensaje Agueo dijo en versículo cinco, meditad bien sobre vuestros caminos. Y en versículos siete de capítulo uno, meditad sobre vuestros caminos. Debemos pensar sobre nuestros caminos, sobre nuestras vidas. Primeramente, considera tu pasado, tu condición en la desobediencia. ¿Cómo era? ¿Cómo es quizás todavía? Leemos 15 a 17. Agios 2, 15. Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová. Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón de veinte efas, y había diez. Venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y había veinte. Os herí con viento solano, con disoncio y con granizo en toda obra de vuestras manos, mas no os convertisteis a mí, dijo Jehová. En un sentido, la condición de la gente en este momento es igual como al principio, cuando todavía no estaban obedeciendo y construyendo el templo de Dios. de Dios. Nos acordamos ahí en Así ha hablado Jehová de los ejércitos diciendo, este pueblo dice, pero la mayoría del tiempo en la Biblia Dios dice, mi pueblo. Pero aquí como si Dios hubiera rechazado este pueblo, no es mi pueblo, este pueblo son. Y aquí también otra vez en capítulo 2, versículo 14, y respondió aquí hoy dijo, así es, este pueblo y esta gente delante de mí. Aunque habían empezado a construir el templo, a ofrecer a Dios con sus manos, todavía, dice en 14, asimismo, toda obra de sus manos, todo lo que aquí ofrecen es inmundo. Y por eso también ha venido el juicio de Dios. Como antes también su cosecha no era buena, no tenían, pues han sufrido mala cosecha, era igual su situación aquí. Y lo dice al final del versículo diecisiete. Mas no os convertisteis a mí, dice Jehová. Esa palabra convertisteis no es en el texto del hebreo, pero también podía decir ustedes nada a mí. Ustedes no a mí. Que son nada, como si son como nada para Dios delante. Es por causa de su pecado. Entonces las consecuencias, hay consecuencias presentes del pecado, también después del arrepentimiento. Pero también hay consecuencias futuras por causa de su arrepentimiento que vamos a ver ahora. Considera tu pasado, pero también considera tu futuro. 18 y 19, meditar pues en vuestro corazón. Desde este día en adelante, desde el día 24 del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del Templo de Jehová, meditad pues en vuestro corazón. No está aún la simiente en el granero, ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía. Mas desde este día os bendeciré. desde este día en adelante. Había un cambio. ¿Cuál era este día? Dice ahí también, ¿cuál era ese día en 18? El día 24 del noveno mes. Y eso es el mismo día que vemos en versículo 10, el día que llegó el mensaje a ellos. Desde este mismo día había un cambio. Han tomado buenos pasos antes, pero este día hizo la diferencia. Había un cambio en sus vidas, un arrepentimiento verdadero. Sí, ellos habían primeramente iniciado a hacer la obra de Dios, poner el cimiento del templo cuando regresaban desde Babilonia. Pero no había bendición de Dios. En lugar de eso, había maldición, porque ellos han muy pronto también dejado el trabajo. Habían dejado el trabajo para dar prioridad a sus casas y no había bendición. No hay bendición si Dios no tiene primer lugar. El próximo paso era la obediencia. Después del primer mensaje de Ageo, otra vez después de 16 años, empezaron a hacer el templo y todavía no había bendición. ¿Por qué? Porque después de eso han dejado probablemente el trabajo por causa de desánimo. Y venía el segundo mensaje de Akeo para darles ánimo. Entonces, primeramente, sus manos estaban haciendo lo bueno, pero estaban malo en su pensamiento, muy desanimados. Y después de eso, también, no solamente eran sus manos buenas, también su cabeza. El próximo paso, otra vez empiezan de hacer el templo y todavía no hay bendición. ¿Por qué? Porque había pecado en sus vidas. Este pecado ha afectado su ministerio. Su pecado ha impedido que su trabajo sea agradable a Dios. Y su pecado ha impedido que ellos mismos sean santos. Sus manos estaban haciendo lo bueno. Sus cabezas estaban pensando bien de una manera, pero en su corazón no estaba bien. No estaba recto delante de Dios. Y entonces aquí el próximo paso es que hay arrepentimiento verdadero. Y por eso, por eso al repetimiento, ahora sí hay bendición o va a haber bendición. En un día todo cambió en sus vidas. En este día, todavía ellos no pueden ver la bendición de Dios. Dice el versículo 19, ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía. Pero la pregunta es, 19, ¿no está aún la simiente en el granero? La respuesta a eso es no. La simiente no está en el granero. ¿Qué quiere decir eso? que no hay nada de cosecha, o casi nada de cosecha, ni aún hay simiente en el granero, y la condición es muy triste. Pero, ¿por qué no está la simiente en el granero? Porque ya habían puesto la simiente en la tierra, porque también este era el tiempo de las lluvias, después del tiempo de las lluvias, y muy probablemente ellos han puesto el simiente en la tierra, en sus campos. Y ahora había solamente esperar lo que iba a venir. Y iba a venir bendición, dice Dios. Desde este día os bendeciré. Podemos ver cómo lo dice Zacarías en Zacarías 8, 9 al 13. Dice, así ha dicho Jehová de los ejércitos. Esfuércense vuestros manos, los que oís en estos días esas palabras de la boca de las profetas, desde el día que se echó el cimiento a la casa de Jehová de los ejércitos para edificar el templo. Porque antes de esos días no ha habido paga de hombre ni paga de bestia, ni hubo paz para el que salía ni para el que entraba, a causa del enemigo. Y yo dejé a todos los hombres cada contra su compañero. Mas ahora no lo haré con el remanente de este pueblo como en aquellos días pasados, dice Jehová de los ejércitos, porque habrá simiente de paz. La vid dará su fruto y dará su producto la tierra y los cielos darán su rocio. Y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto. Y sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, o casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición. No temáis, mas esfuercénse vuestros manos. ¿Cómo sabemos que, si volvamos a Ageo capítulo 2, cómo sabemos que realmente ellos han hecho arrepentimiento en sus vidas? No lo dice explícitamente aquí en Ageo. Pero Dios dice, desde este día os bendeciré. Eso nos debe señalar que sí, había arrepentimiento verdadero en su vida. Tampoco no vemos más en Ageo ni en Zacarías un mensaje así contra el pecado del pueblo. Y en el libro histórico de Estras, Leemos que Dios prosperaba a su gente hasta que terminaban el templo. Dice Esdra 6, 14. Y los oncianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Ageo y de Zacarías, hijo de Hidro. Edificaron, pues, y terminaron por orden del Dios de Israel y por mandato de Siro de Darío y de Altejefes, rey de Persia. Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío. Dios, Dios por medio de aquí o dice desde este día en adelante. Les voy a bendecir desde el 24, día 24 del noveno mes de segundo año de Darío. Había este cambio completo en sus vidas y en su futuro. Ahora Dios nos está preguntando y cómo será desde este día, este mismo día en adelante para nosotros. El día 14 del sexto mes, el segundo año del presidente Andrés Manuel López Obrador, el 14 de junio 2020. ¿Cómo será desde este día en adelante? Este día de hoy va a tener un impacto en tu vida. Medita sobre tus caminos. Vas a cambiar tus caminos hoy. No puedes cambiar tu pasado, pero sí tú puedes cambiar tu presente y tu futuro. Como en el tiempo de Ageo, Dios está llamando a nosotros al arrepentimiento. Te vas a arrepentir de tus pecados. Vas a servir a Dios no solamente con tu cabeza y con tus manos, pero también con un corazón limpio. Esa es la única manera para obtener bendición de Dios. Solo una vida santa va a ser bendecida. Tú puedes trabajar con tus manos y ser involucrado en el misterio, pero no vas a ser bendecido si tu corazón no es recto delante de Dios. Tú puedes también pensar bien tu cabeza, saber buena teología, versículos de la Biblia de memoria, pero no vas a ser bendecido si tu corazón no es recto delante de Dios. ¿Te acuerdas de David, su historia? Él quería servir a Dios. Él sabía las respuestas correctas. Él tenía un buen sentido de justicia. Pero él mismo era culpable aún con esto. Y Dios le castigó por su pecado. Si quieren ver otra vez esta historia segunda de Samuel doce como sigue la historia de David. Después de cuando el profeta Natán viene y le dice la historia y le dice tú eres este hombre. Segunda de Samuel doce siete. Entonces dijo Natán a David. Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel. Yo te ungí por Rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu Señor y las mujeres de tu Señor en tu seno. Además, te di la casa de Israel y de Judá. Y si esto fuera poco, te había añadido mucho más. ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urias, Eteo, heriste la espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urias, Eteo, para que fuese tu mujer. Así ha dicho Jehová. He aquí, yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa. Yo tomaré tus mujeres delante de tus ojos y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol. Porque tú no lo hiciste en secreto, mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol. Entonces dijo David a Natán, pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David, también Jehová ha remitido tu pecado, no morirás. Más por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el Hijo que te ha nacido ciertamente morirá. ¿Cuál era la respuesta de David en esta ocasión? Su respuesta era orar a Dios, orar una oración de arrepentimiento verdadero del más profundo de su corazón. Esta oración de David nos es preservado en la Biblia, en uno de los salmos. El título de ese salmo es Salmo de David, cuando después que se llegó a Bezabé vino a él Natán el profeta. Ese es el salmo conocido 51. Si el Espíritu Santo te ha revelado hoy que hay pecado en tu vida, tú te vas a arrepentir de tus pecados como David. Voy a terminar orando esta oración de David, una oración de arrepentimiento en el Salmo 51. Y te invito a orar esas palabras junto conmigo en tu corazón. Cerramos nuestros ojos y venimos juntos delante del Señor. Y aunque si te parece raro hacerlo, si estás en la casa, delante de la computadora o del celular, si están otra gente contigo, que quieren impedirte o distraerte. Por favor, a todos inclinen su rostro y cierren sus ojos y no hacen otra cosa. Vamos a ir delante de Dios. Que este sea el día cuando este grito de tu corazón cambia tu vida. Oremos con las palabras de David. Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia. Conforme a la multitud de tus piedades, borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos, para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio. Y aquí en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. Y aquí tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio, lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y Espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convierterán a ti. ¡Líbrame de homicidios, oh Dios! Dios de mi salvación cantará mi lengua tu justicia. Señor, abre mis labios y publicará mi boca tu alabanza. ¿Por qué no quieres sacrificio que yo lo daría? ¿No quieres holocausto? Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado. Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. Haz bien con tu benevolencia a Sion, edifica los muros de Jerusalén, entonces te agradarán los sacrificios de justicia. El holocausto ofrenda del todo quemada, entonces ofrecerán beceros sobre tu altar. Amén.
Solo una vida santa va ser bendecida
Series El profeta Hageo
Sermon ID | 61520058266466 |
Duration | 59:03 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 2 Samuel 12:1-14; Haggai 2:10-19 |
Language | Spanish |
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