Dice Hebreos capítulo 4 verso 12, Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos, y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia, antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos. que dar cuenta. En estos versículos encontramos una declaración general de la autoridad de la Biblia. Esta declaración la encontramos de cuatro maneras. Primero, nos declara que la Biblia es autoritativa porque es poderosa. Dice que es viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos y penetra. Segundo, Aquí se declara la autoridad de la escritura por su utilidad. No solamente ella es poderosa, pero es útil. La manera en que este versículo expresa la utilidad de la Biblia es comparándola con una espada. En los tiempos antiguos no había nada más útil para un soldado que su espada. Así que la utilidad es otra manera de declarar la autoridad de la escritura. Tercero, este pasaje nos habla de la divinidad de la escritura. su origen divino. Noten ustedes que el versículo 13 nos habla de la Palabra de Dios como que si la Palabra de Dios fuera la presencia de Dios. Dice, no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia. Está hablando de la Palabra de Dios y no solamente dice que es viva y eficaz y es más cortante que toda espada de los filos, pero de repente dice y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia. como si la palabra de Dios fuera una persona y luego dice antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta está hablando de los ojos de Cristo, los ojos de Dios si ustedes examinan ese pasaje se van a dar cuenta que el escritor hebreo se está tratando a la Biblia como que si fuera Dios por supuesto la Biblia como libro no es Dios y nosotros no somos bibliólatras que adoramos la Biblia, no Pero la palabra de Dios se ha hecho carne. Es una persona. En cuarto lugar, la autoridad es declarada aquí por su justicia. Porque esta palabra, dice el versículo 13, es una palabra ante la cual tenemos que dar cuenta. Su poder, su utilidad, su divinidad y su justicia. No hay ningún libro como la escritura. El Corán, que es el que usan los musulmanes, dice que es inspirado por Dios, pero no se compara con la Biblia. El libro del mormón, que usan los mormones, no se compara con la Biblia. Los hindúes usan una colección de libros llamados Vedas, que ellos dicen ser inspirados por los dioses, no se comparan con la Biblia. Sólo la Biblia es inspirada, tiene la autoridad del creador de los cielos y de la tierra. Así lo dice ella misma. Ella nos desafía a creer lo que está diciendo. Nosotros no encontramos que la Biblia se defienda o trate de convencernos. Ella simplemente nos dice que ella es la Palabra de Dios. Los seres humanos la pueden creer y recibir como Palabra de Dios o la pueden rechazar. Pero ella nos desafía a que creamos que es la Palabra de Dios. La Biblia no tiene que ser defendida, no necesita ser defendida. Ella no se defiende, simplemente nos dice que es la Palabra de Dios. Spurgeon dijo, defender la Biblia, mejor defiendo a un león, suelta al león y él se va a defender solo. Lo mismo decimos nosotros hermano. La Biblia nadie la puede defender, nadie la tiene que defender, ella se defiende sola. La manera en que se defiende es que cuando es proclamada, cuando es leída, cuando la gente la conoce, cuando la gente entra en contacto con ella, la Biblia obra poderosamente. Ella es poderosa, es viva y es eficaz. La confesión de fe de Westminster y la confesión de fe bautista de 1689 que es la confesión que nosotros usamos para declarar nuestra fe dice así en el capítulo 1 la autoridad de las santas escrituras por las cuales ellas deben ser creídas y obedecidas no depende del testimonio de ningún hombre o de ninguna iglesia sino que depende del testimonio de Dios quien es la verdad Él es el autor de ellas y por eso deben ser creídas porque son palabra de Dios. O sea, la Biblia se autentica a sí misma. Ella es autoridad porque ella dice que es autoridad. Y si alguien se opone a la autoridad de la Biblia, tiene que buscar una autoridad superior y no existe otra autoridad superior. Pedro dijo que esta es la palabra profética más segura y que hacemos bien en estar atentos a ella, porque ninguna profecía de la Escritura Es de interpretación privada, porque nunca fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron, siendo inspirados por el Espíritu Santo. Pablo dice en 2 Timoteo 3.16, toda la Escritura es inspirada por Dios. Eso es lo que la Biblia dice de sí misma. Y nosotros tenemos que decidir si la vamos a creer o no. Si vamos a recibir ese testimonio que ella da de sí misma o no. Así que veamos hermano lo que este pasaje nos enseña sobre la autoridad de la escritura. En primer lugar, nos dice que ella es autoritativa por su poder. Ella es viva, verso 12, es eficaz, es cortante, como una espada o más que una espada. Ella penetra hasta el alma, penetra hasta el espíritu. Es decir, cuando la palabra de Dios penetra en el alma, en la vida interior de una persona, esa persona es quebrantada. La Biblia es un libro que quebranta internamente a los hombres. Es viva, es eficaz. Además, discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hermanos, esta es una de las características poderosas de la Biblia que yo creo que la hemos experimentado muchos en este lugar. La Biblia alcanza y remueve la conciencia de los hombres. El profeta Jeremías dice que el corazón humano es engañoso y perverso, más que todas las cosas. Nosotros no debemos de creer en lo que nuestro corazón nos dice, hermano. El mundo le invita a uno a seguir los dictados de su corazón. Dios dice que no, que el corazón es engañoso y es perverso. Y el profeta pregunta, ¿Quién lo conocerá? Y la respuesta es, Jeremías 17.10, Yo Jehová que escudriño la mente, que pruebo el corazón para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. ¿Y cómo es que Dios escudriña el corazón? a través de su palabra. Esto es lo que le sucedió a la mujer samaritana cuando se encontró con Jesús. Ella nunca había tenido un encuentro con la palabra de Dios como cuando se encontró con Jesús. Esta era una mujer que sabía lidiar con todo tipo de situaciones y con todo tipo de individuos. Había estado casada cinco veces. Estaba viviendo con otro marido, con otro hombre que no era su marido. Ahora, una mujer que ha estado casada cinco veces, hermano, y que tiene otro hombre que no es su marido, esta mujer sabe lo que es la vida. Esa mujer sabe lo que es lidiar con los hombres, sabe lo que es engañar y ser engañada. No era una niña, era una mujer vivía. Pero jamás había tenido un encuentro con la palabra de Dios como cuando se encontró con Cristo. Nunca. Y ella trató de jugarle la vuelta al Señor con sus argumentos porque ella sabía cómo hacerlo. hasta que el Señor logró penetrar en su corazón y despertar en ella hambre y la mujer le dijo Señor dame esa agua de la que tú estás hablando y cuando ella le dice dame esa agua el Señor le dice ve y llama a tu marido como este ya era un asunto íntimo y privado la mujer resiste nuevamente y le dice yo no tengo marido y la palabra de Dios le dice bien has dicho no tengo marido porque cinco maridos has tenido y el que ahora tienes no es tu marido y lo que eso causó hermano es que La conciencia de aquella mujer comenzó a iluminarse y ella comenzó a comprender que su vida había sido una calamidad. Probablemente esa mujer se sentía muy superior a las demás porque era una mujer que sabía lidiar con todo y había pasado por tantas cosas. Pero en ese momento no se sintió superior. En ese momento se sintió miserable. En ese momento se sintió descubierta. Y ella salió corriendo para ir a decirle a todos los hombres de la ciudad. Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. A lo mejor este es el Cristo. ¿No ha hecho eso la palabra contigo alguna vez, hermano? ¿No ha descubierto tus pecados, tu conciencia? no te ha dejado desnudo delante de Dios y te ha hecho ver tu condición eso es lo que la Palabra de Dios hace porque ella es viva yo te aconsejo que te expongas más a la Palabra de Dios leyéndola y escuchándola escucha sermones, sermones bíblicos ven a la iglesia a escuchar la Palabra de Dios leyela porque ella es viva si tu la leyes, si tu la escuchas hermano vas a sentir el efecto poderoso de esa Palabra que es viva no es muerta, es viva y eficaz, constante, penetra hasta partir el alma, saca de adentro cosas que nadie conoce, sólo tú. Ese pecado que te estás ocultando, ese dolor que está en tu corazón, esa soledad, esa ansiedad que está ahí, la palabra de Dios la saca a la luz. Como esta mujer samaritana, nadie sabía el hambre, el vacío, la necesidad que ella tenía, hasta que aquella mujer se convirtió No solamente la palabra de Dios saca lo que nadie conoce, pero también la palabra de Dios es capaz de sacar lo que tú no sabes ni siquiera que está dentro de ti. El salmista hermano lo reconoció en el capítulo 19 cuando dijo, Señor, tu siervo es amonestado con tu palabra y en guardarla hay grande galardón. ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. El Salmista sabía que él tenía pecados, que él tenía debilidades, que tenía deficiencias en su persona, que tenía quizás heridas, dolores adentro, de los cuales él ni siquiera se daba cuenta. Y le dice, Señor, líbrame, líbrame de los que son ocultos con tu palabra. La palabra de Dios es poderosa, tiene un poder penetrante. Pero yo te digo, tú no vas a poder encontrarte con Dios y Dios no va a poder tratar contigo y no va a poder penetrar en tu conciencia si tú no te expones a la Palabra de Dios. La razón por la que muchos creyentes son débiles, son ignorantes, por la que no crecen espiritualmente y no se santifican y no pueden vencer sus pecados es porque no se exponen a la Palabra de Dios. No se exponen a su poder. Ella es poderosa, hermano. El viva. Pero la Palabra de Dios no solamente es poderosa porque saca lo que ni siquiera tú sabes sino que además la palabra de Dios te convence tiene un poder de convicción que nadie tiene nosotros como cristianos queremos que nuestros seres queridos se conviertan no es cierto por ejemplo los padres queremos que nuestros hijos se conviertan la esposa cuyo marido es inconverso quiere que su marido se convierta pero déjame decirte una cosa tú no vas a lograr la conversión de tu marido ni de tus hijos es el el que lo hace y lo hace a través de su palabra. Por eso los padres que tienen niños pequeños lo mejor que pueden hacer es ser inteligentes en instruir a sus hijos en esa palabra porque lo que están haciendo es sembrando esa palabra para que en el momento dado esa palabra, hermano, haga su efecto. Quizás no lo haga ahora, pero lo hará después. Es una palabra que convence. No solamente convence, hermano, Es una palabra que en su momento, cuando actúa, llena de un terror restaurador el alma de los pecadores. Ahora ustedes me dirán, ¿cómo la palabra de Dios llena de terror? Tú sabes, hermano, que hay gente que está tan acomodada y se siente tan bien, no se han dado cuenta que están perdidos, que son miserables, pobres, ciegos, desventurados, desnudos, no se han dado cuenta. hasta que la palabra de Dios penetra. El salmista David dijo en el calmo 119, versículo 120, mi carne se ha estremecido por temor de ti y de tus juicios, tengo miedo. Ahora, eso lo dijo un hombre hermano, que era muy cercano a Dios, pero cuando más se llenaba de la palabra, se daba cuenta hermano, que Dios es un Dios temible. Quiere decir hermano, que la Biblia, la palabra de Dios, alimenta en el corazón de la persona que deja que esta palabra penetra, alimenta en su corazón un temor sano, un temor restaurador. Si somos creyentes necesitamos tener ese temor, esa reverencia de la cual está hablando aquí el Salmo 119, verso 20. Es el mismo temor que sintió Josías cuando después de casi dos generaciones el libro de la ley había sido olvidado. El pueblo ya no leía la Biblia porque se había olvidado, o sea, las escrituras. Y de repente los sacerdotes encontraron el libro de la ley y se lo llevaron al rey. Y se lo leyeron. Y la escritura dice que el rey se quebrantó, rasgó sus ropas, se humilló y lloró delante de Dios. Y pidió perdón por haber olvidado la palabra de Dios. Y pidió a los sacerdotes que leyeran la Biblia a todo el pueblo. ahora lo que aterrorizó a Josías fue que en esas escrituras él leyó que Dios había advertido de un juicio venidero para la nación de Israel y ellos no lo sabían estaban despreocupados de la cadena Habacuc en el capítulo 3 verso 16 en adelante dice estas palabras yo oí tu palabra y se conmovieron mis entrañas A tu voz temblaron mis labios, pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí." Habacuc, ok, ¿quién era Habacuc? Bueno, Habacuc era un profeta, hermanos, que estaba hablándole al pueblo de Israel acerca del juicio que iba a venir de la invasión de los babilónicos por causa de su pecado. Y parece que Habacuc, aunque estaba predicando eso, hermanos, no se había dado cuenta de la inmensidad del juicio. de la seriedad de aquellas advertencias y de repente en el capítulo 3 verso 16 Él reacciona y dice oí y se conmovieron mis entrañas sembraron mis labios pudrición entró en mis huesos y dentro de mí me estremecí yo no sé si tú has llegado a sentir en algún momento por causa de alguna circunstancia de alguna noticia algo similar a esto que tus entrañas se conmuevan, que te tiemblen los labios, que sientas que se te pudren los huesos y te estremeces completamente por alguna noticia, quizás sea la noticia de una enfermedad mortal quizás sea la noticia de la muerte de un ser querido, de un hijo, de un esposo, de una esposa o la pérdida de toda tu fortuna o algo terrible en tu vida hermanos, ojalá que la palabra de Dios provocara ese sentimiento en nosotros cuando nosotros leemos de la majestad de Dios, de la ira de Dios. Porque una de las razones por la que el cristianismo hoy es tan superficial, tan vano, tan mediocre, y la vida espiritual de muchos cristianos tan mediocre, es porque no existe esa exposición a esas verdades. Si David nos habla de eso, si Habacuc nos habla de eso, Si Pablo experimentó eso, hermano. Cuando el Señor lo detuvo en el camino de Damasco y le dijo, Pablo, Pablo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra Galigón. Y Pablo, hermano, quedó ciego. Y por tres días no pudo comer. Aterrorizado por esa palabra. Hasta que llegó la gracia de Dios. Ciertamente, hermano, esta es una palabra de gracia. Pero para llevarnos a la gracia, primero tiene que mostrarnos nuestra miseria. Ven, por eso es que nuestro pasaje dice que la palabra de Dios es viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos que penetra parte del alma, el espíritu, las coyunturas, los plátanos. La reacción que la Biblia puede llegar a hacernos sentir si nosotros responemos a ella y si su efecto obra en nosotros puede ser hasta física. Y cierran los pensamientos, dice, y las intenciones del corazón. Hermano, la perversidad humana la mediocridad humana, la indiferencia humana es tan ofensiva, tan abominable delante de Dios y nosotros no nos damos cuenta y llega la palabra y la saca la luz porque dice el verbo trece no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta pero hermanos la palabra de Dios no solamente penetra y alcanza la conciencia, no solamente saca lo que hay adentro, aún cosas que no conocemos, nosotros no solamente convence y aterroriza, pero la Palabra de Dios también consuela, trae un gran consuelo. Nosotros necesitamos el consuelo de la palabra hermano, pero claro, eso es algo muy maravilloso, muy hermoso, que es lo que la gente siempre busca. No busca lo otro, busca el consuelo. Pero nosotros debemos de buscar las dos cosas hermano, debemos dejar que la palabra de Dios nos ministre en estas dos áreas. Por eso dice que es una espada de dos filos, corta para consolar, corta también para acusar, para condenar y para convencer. O sea, corta para todas partes. Pero ella consuela hermano. Este mismo profeta, Habacuc, El que dijo, se comovieron mis entrañas, temblaron mis labios, entró pudrición en mis huesos, me estremecí. Ese mismo profeta, allí mismo en este pasaje dice, si bien estaré quieto en el día de la angustia, cuando suba el pueblo que lo invadirá con sus tropas, aunque la idea no florezca, ni en las vides haya fruto, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, Aunque las ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los corrales, con todo yo me alegraré, ello va y me gozaré en el Dios de mi salvación. Hermano, este hombre estaba recibiendo consuelo, sintió primero pudición en sus huesos, terror, angustia ante las verdades de la palabra de Dios, pero luego esa misma palabra lo consoló. Esa misma palabra le dio esperanza, le dio fortaleza. ¿Ves por qué, hermano, la palabra de Dios llega a convertirse en algo precioso para el creyente? Porque penetra. No nos deja igual. Nos convence. Saca de adentro lo que nosotros estamos ocultando, nuestras intenciones. Saca de adentro, hermano, lo que nosotros no queremos reconocer. Y cuando nos ha convencido, después de eso nos consuela nos trae el mensaje de las buenas nuevas porque ese es el propósito de la palabra y así es como la palabra de Dios hermano es poderosa penetrando la conciencia convenciendo, aterrorizando, consolando y todo eso culmina con la conversión de los pecadores El termista dijo en el Salmo 19, la ley de Jehová es perfecta que convierte el alma. A Dios le agradó salvar a los creyentes por la locura de la predicación. La fe viene por el oír y el oír por la palabra de Dios. Es la palabra de Dios la que nos trae el mensaje que transforma al pecador. De manera que si tú vives todavía en tu pecado, si tú vives todavía en tu incredulidad, esta es la palabra, esta es la única palabra que puede salvarte. Pero además de que la palabra de Dios es poderosa, es viva y eficaz, hermano, nuestro pasaje nos sugiere que la palabra de Dios es útil. Y para sugerirnos eso, la compara con una espada. Dice, la palabra de Dios es viva y eficaz y es más cortante que toda espada de dos filos. es una espada cortante corta de los dos lados y como dije hace un momento la espada representa el instrumento o la herramienta más útil para los antiguos incluso hermano en el Nuevo Testamento el apóstol San Pablo en el capítulo 13 de Romanos él habla de los servidores de Dios de los que gobiernan las naciones las autoridades civiles y Pablo dice En el capítulo 13, verso 4 de Romanos. Que estas autoridades son servidores de Dios, dice. Él es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme, porque no en vano lleva la espada. Porque es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. O sea, Pablo está hablando aquí de que los gobernadores civiles, Dios les ha dado la espada. O sea, Dios les permite usar el castigo corporal, físico, para gobernar las naciones. Es Dios. Dice que son servidores de Dios y Dios les ha dado la espada. Ahí está hablando de espada literal. Por supuesto hoy en nuestros días las autoridades no usan espadas sino pistolas, ¿verdad? Pero esto, hermano, nos está hablando también del principio de que nosotros necesitamos algo con que defendernos. En el caso de la vida civil, de la vida humana, es una espada literal. Pero en el caso nuestro, de creyentes, es la espada de la palabra de Dios. Y la espada, hermanos, en la antigüedad era un arma que servía para defenderse y servía también para atacar. En el libro de Efesios, capítulo 6, encontramos la lista de la armadura de Dios. La armadura de Dios consiste en una coraza de justicia, en un yelmo, o sea, un casco, yelmo de la salvación, el cinto de la verdad, el calzado del evangelio, el escudo de la fe pero luego el apóstol Pablo habla de la espada dice la espada del espíritu que es la palabra de Dios y aquí en este pasaje hermano está diciendo que la Biblia es o la palabra de Dios es como una espada útil útil para defenderse útil para atacar Cristo usó la palabra para defenderse cuando Satanás lo atacó Satanás le puso tentaciones y el Señor usó la palabra y le dijo escrito está Y de esa manera resistió a Satanás. De la misma manera nosotros tenemos que aprender a usar la Palabra de Dios para defendernos de los ataques, no solamente de Satanás, los ataques de la vida, los ataques de nuestro propio corazón, los ataques de nuestra propia carnalidad, los ataques del pecado. Nosotros tenemos que aprender a usar la Palabra de Dios porque ella es autoritativa, ella tiene autoridad para que nosotros podamos defendernos. Porque los ataques no son pocos hermano, los ataques son muchos. Y todos nosotros aquí tenemos ataques, cada uno somos atacados de diferente manera, de acuerdo a nuestras circunstancias. Los que tienen mucho dinero son atacados por el dinero, por la codicia. Los que tienen poco dinero son atacados por la angustia y la aflicción de no tener dinero. Los que son muy jóvenes son atacados con tentaciones propias de los jóvenes porque tienen demasiada energía. Los que ya son mayores son atacados con tentaciones de personas mayores. Todos, hermanos, tenemos tintaciones de diferentes tipos. Pero todos tenemos que aprender a usar la espada para defendernos de esos ataques. Tenemos que aprender a usarla en la aflicción. El salmista dijo, si tu ley no hubiese sido mi delicia, en mi aflicción hubiese perecido. Este hombre supo lo que era la aflicción, la angustia, las preocupaciones. ¿Tú sabes lo que es eso, hermano? ¿Sabes lo que son las preocupaciones? bueno David lo sabía y David dice si tu ley no hubiese sido mi delicia en mi aflicción hubiera perecido es tu palabra la que me ha dado me ha dado fuerzas me ha dado consuelo con ella me has vilificado la palabra de Dios nos defiende hermano contra la incredulidad contra la incredulidad de los que atacan la verdad contra nuestra misma incredulidad. Es la palabra de Dios la que nos defiende. Además, la palabra de Dios sirve para atacar a nuestros enemigos. Por la palabra de Dios, nosotros vencemos a los que nos persiguen. Vencemos a los que nos seducen. Vencemos las herejías. Vencemos nuestras propias concupiscencias, los pecados que se mueven dentro de nosotros. Con la palabra de Dios superamos las aflicciones. Sin la Biblia, hermanos, estamos desarmados. No tenemos otro recurso. No tenemos otra filosofía. Dijo Spurgeon, si tú te condenas creyendo en Cristo, yo me condeno contigo. Si nosotros perdemos la batalla creyendo en la Biblia, la vamos a perder todos hermanos, pero no la vamos a perder porque la palabra de Dios nos garantiza a nosotros la victoria si nosotros creemos en ella. Cualquier otra arma para pelear contra el pecado, contra la aflicción, contra la muerte, contra la erigía, contra el error, toda otra arma es prohibida y es inútil, no funciona. Sólo la palabra de Dios funciona contra esas cosas. Dice el profeta, toda carne es como hierba, y toda gloria del hombre es como la flor. Sécase la hierba, machítase la flor. O sea, la filosofía de los hombres, los recursos de los hombres, las riquezas materiales, la energía humana de los hombres, todo eso se seca. Dice el profeta entonces, sécase la hierba, de los hombres marchitas en la flor la filosofía, los placeres, los recursos humanos pero la palabra de Dios nuestro permanece para siempre esta es arma, es arma de defensa y es arma para ataque también Isaías capítulo 8, verso 19 aquí el profeta está hablando de un peligro inminente sobre el pueblo de Dios el pueblo está muy preocupado porque la situación está muy difícil y no parece que haya solución. El pueblo no sabe qué hacer, no encuentra solución, no encuentra respuesta. Y entonces esto es lo que el profeta le dice al pueblo en medio de esa situación tan difícil. Si os digeren, preguntad a los encantadores y a los adivinos que susurran hablando. Responded. ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? A la ley y al testimonio. Si no digeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido. La desesperación del pueblo era tan grande, hermano, que ellos dijeron, vamos con la bruja, vamos con el santero, vamos a que nos tiren las cartas, vamos con el astrólogo, vamos con el adivino, vamos con los encantadores. ¿Por qué ellos dicen que le revelan a uno el futuro? Hay gente que todavía hace eso. Hay algunos que se dicen cristianos y todavía tienen la tentación de ir con los encantadores, con los adivinos, con los astrólogos, a que les tiren las conchas, que les tiren el té o las cartas. Bueno, el salmista dice, si os dijeren preguntarle a los encantadores y a los adivinos Responder, ¿no consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? ¿A las filosofías humanas? ¿Se apoyará en lo que dice el presidente? ¿En lo que dicen los congresistas? ¿En lo que prometen los políticos? ¿En lo que la ciencia nos ofrece? ¿Confiarás tú en lo que tu jefe te ofrece? Le darás más crédito a tu jefe y a tu trabajo que a la Palabra de Dios o a tu salud que mañana la puedes perder. A la ley y al testimonio dice el profeta. A la Palabra de Dios. Y si no digieren conforme a eso, no les amanecís. O sea, el que no acude a la Palabra de Dios, el que no cree en la Palabra de Dios y se apoya en la Palabra de Dios, no es nacido de nuevo. Eso es lo que está diciendo. Va a ir a buscar a los adivinos, a los encantadores, a los filósofos, a los economistas, a los políticos. Va a ir a buscar la educación, va a confiar en su juventud, va a confiar en su inteligencia, va a confiar en sus recursos y va a fracasar. Porque la única autoridad para vivir esta vida y para vencer la muerte es la Palabra de Dios. Viva y eficaz, cortante como una espada de dos filos que penetra hasta partir el alma y el espíritu. Esa es, hermano, la palabra de Dios que nosotros tenemos. Y déjeme decir algo más antes de entrar al tercer aspecto de la autoridad de la palabra. Esta palabra es útil no solamente para combatir, no solamente para defendernos, sino también es útil para instruir. El apóstol San Pablo dice en la segunda carta a Timoteo, en el capítulo número 3, verso número 16, que toda escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñar útil para redargüir, útil para corregir, para instruir en justicia. Hermanos, es la palabra de Dios la que nos enseña. Déjate enseñar con la palabra de Dios. No desprecies. Cada vez que se predique la palabra de Dios aquí, hermano, ven a escucharla, si tú puedes hacerlo. Mira, hay gente que dice, ay, pero qué linda palabra hay en la iglesia, qué bien se predica. Pero no ven a los cultos. Entonces, ¿qué? ¿De qué sirve que te guste tanto si no vienes a escuchar la palabra? ¡Qué maravillosa la Biblia! ¡Me encanta la Biblia! ¡Amo la Biblia y nunca la leí! Hermano, la Palabra de Dios es instrumento, pero hay que usarlo. Es útil para enseñar, dice 2 Timoteo 3,16. Es útil para redarguir. ¿Sabe lo que quiere decir redarguir? Redarguir es convencer. Para corregir. Porque nuestros caminos muchas veces están desviados, son equivocados, estamos tomando malas decisiones, estamos haciendo las cosas incorrectamente. La Palabra de Dios nos corrige. Nos corrige como vivir nuestra vida, como comportarnos en nuestro trabajo, que hablar, que temas hablar, como hablarlos, como criar a nuestros hijos, como mantener nuestro matrimonio, como adorar a nuestros hijos. Nos corrige en todo. Y además, es útil para instruir en justicia. a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Pero en cuarto lugar, hermanos, la Palabra de Dios, además de que es poderosa y además de que es útil, la Palabra de Dios es divina. Les mencionaba a ustedes que el versículo 13 comienza a hablar de la Palabra de Dios como que si fuera una persona. Por eso dice, no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia. Está hablando de la Palabra de Dios, pero a la vez está hablando de su presencia. O sea que cuando la palabra de Dios es predicada fielmente o cuando la palabra de Dios es estudiada y es leída reverentemente, estamos ante la presencia de Dios. Es Dios hablando. Esta es la palabra de Dios. Es palabra divina. No hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia. Antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. O sea, cuando estamos leyendo la Biblia, hermano, nosotros no somos los que estamos viendo la Biblia, la Biblia nos está viendo a nosotros. Nosotros no somos los que estamos analizando la escritura, la escritura nos está analizando a nosotros. Así que tenemos que ir menos con la actitud de investigadores de la Biblia, tenemos que ir más bien con la actitud de que la Biblia nos investigue a nosotros. No con la actitud de que nosotros vamos a ir y vamos a juzgar qué es lo que la Biblia dice y qué es lo que nos parece bien y lo que nos parece mal, con qué estamos de acuerdo o con qué no estamos de acuerdo, sino que debemos de ir a la Biblia para que ella, hermano, nos diga qué es lo que está bien y qué es lo que está mal en nosotros. Y con qué es con lo que ella está de acuerdo en nuestra vida o no está de acuerdo con nuestra vida. Ustedes saben que hay gente que le encanta la teología de pura teoría, le encantan las controversias, Le encantan las doctrinas, lo que no le gustan son los mandamientos. Bueno, vean ustedes el Salmo 19, como David se acercaba a la palabra de Dios. Dice el verso 7. La ley de Jehová es perfecta y convierte el alma. El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, alegran el corazón. El precepto de Jehová es puro, alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, permanece para siempre. Los juicios de Jehová son verdad, todos justos. deseables más que el oro, más que mucho oro afinado y dulces más que la miel, que la que destila del panal. Oigan esto, verso 11. Tu siervo además analiza esas palabras. ¿Así dice? No, juzga esta palabra. No, tu siervo es amonestado con ellos. Amonestado con ellos. Y en guardarlos hay grande galanto. No dice en conocer las doctrinas teológicas. No, dice en guardarlos hay grande galanto. ¿Quién podrá entender sus propios errores? ¡Líbrame de los que me son ocultos! Preserva también a tus siervos las soberbias que no se enseñoreen de mí, entonces seré íntegro y estaré limpio del gran rebelión. Este es un hombre que se deja examinar por la palabra, ¿no? ¿Ves? Porque la palabra es divina, es Dios hablándonos. Por eso leemos, hermanos, en nuestro pasaje que no hay cosa que no sea manifiesta en su presencia. De manera que cuando nosotros escuchamos la palabra de Dios predicada, hermano, si esa palabra es predicada fielmente, estamos en la presencia de Dios. Y yo les digo una cosa esta mañana, hermanos y hermanas, todos ustedes, oren por sus predicadores, oren por sus pastores, pídanle a Dios que Dios los guíe, que los guarde del pecado, que los guarde del error, que los guarde de la herejía, de la hipocresía, que puedan ser hombres fieles los que nos prediquen la palabra, hermano, porque eso es lo que necesitamos urgentemente. Necesitamos oír palabra de Dios, no palabra de hombres. Aunque sean hombres los que nos nolagren. Esta palabra, hermano, es divina. Es la palabra de Dios. Y aquel verbo se hizo cargo y habitó entre nosotros. Pablo le llama la espada del Espíritu. No es la espada del cristiano, es la espada del Espíritu. Claro, nosotros la usamos, pero es la espada del Espíritu. ¿Por qué? Porque esta palabra es inspirada por el Espíritu. Para entenderla, tiene que ser interpretada por el Espíritu. Es el Espíritu el que la aplica al corazón. Si el Espíritu no la aplica, no hay efecto. Es la espada del Espíritu. Él es el que la hace eficaz. Por eso el apóstol Juan, hermano, cuando vio en el libro de Apocalipsis a Jesucristo, dice que lo vio en el capítulo 1 de Apocalipsis, dice que vio que de su boca salía una espada aguda de dos filos. Y cuando le habla a las iglesias, en particular a la iglesia de Pérgamo, Le dice, escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo, el que tiene la espada de dos filos, dice esto. O sea, el que tiene la palabra que ustedes necesitan, les va a hablar. Esta iglesia de Pérgamo, hermano, tenía errores ahí dentro de la congregación. Estaba una doctrina que era conocida como la doctrina de Balaam. que era una doctrina que le enseñaba a los cristianos a fornicar para desviarlos y tenían otra doctrina falsa que era conocida como la de los nicolaitas era el consenso de la gente lo que gobernaba ahí y no el consenso de Dios entonces el señor a esta iglesia que tenía estas doctrinas falsas de pérgamo le dice arrepiéntete porque si no vendré a ti pronto y pelearé contra ellos con la espada de mi boca o sea Dios pelea hermano por su iglesia con su palabra Por eso es que Dios de vez en cuando, hermano, pidámosle que nos envíe aquí predicadores que nos desafíen, que nos conmuevan, que nos muestren que nosotros necesitamos reaccionar. Necesitamos hombres de Dios que no le tengan miedo a los hombres que se sientan en las bancas, hermano. Porque a veces está uno aquí parado y le da miedo la forma en que lo miran los hermanos. Se ponen bravos, si se ponen bravos con lo que uno predica, hermano, dice, yo no voy a llegar, yo no voy a diezmar en esa iglesia porque ahí lo que me dicen no me gusta. Y entonces los pastores dicen, hombre hermano va a dejar de decir mal y mejor me quedo calladito. Hermano que Dios nos guarde de eso. El Señor dice yo voy a ir a esta iglesia y voy a pelear contra ellos con la espada de mi boca. Arrepiente. Cuando Juan ve a Cristo viniendo en su segunda venida dice que de su boca salió una espada aguda para herir con ella a las naciones. Así que él usa su palabra hermano para sanar a su iglesia y usa su palabra también para condenar a las naciones impías porque esta palabra es divina pero en último lugar hermano esta palabra además de que es poderosa, de que es útil y de que es divina esta palabra es una palabra ante la que tenemos que dar cuenta dice el verso 13 no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta ante quien tenemos que dar cuenta y no solamente vamos a dar cuenta los que oímos la palabra sino también los que la predicamos el apóstol Pablo le dice a Timoteo en segunda de Timoteo capítulo 4 verso 1 te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo que juzgará a los muertos en su manifestación y en su reino este Dios que te oye predicar cada vez que tú te paras en el pulpit un día te va a juzgar por lo que estás diciendo ahí así que yo te encarezco predica la palabra insta a tiempo, fuera de tiempo, redargulle, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina porque vendrá tiempo cuando la gente no suplirá las arroces pero hermanos, tendremos que dar cuenta que esta palabra el Señor le dijo a los judíos, no penséis que yo voy a acusaros delante del Padre hay quien os acusa, Moisés en que ustedes dicen que creen los escritos de Moisés que ustedes dicen que aman esos escritos los van a juzgar pero si creyeses a Moisés, dice el Señor Me creerías a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras? Los judíos, hermanos, que decían que eran amantes de la Biblia, el Señor les dice, Ustedes estudiñan la Biblia porque creen que en ella está la vida eterna, ¿pero no quieren venir a mí? ¿Cómo es eso? Estudian la Biblia para buscar la vida eterna, ¿y ahora que yo se las ofrezco, me rechazan? Bueno, esa misma palabra que ustedes dicen que les ofrece vida eterna, y que ustedes están rechazando, los va a juzgar. Él escudriña la mente hermano, Él prueba los corazones y a cada uno le da según su camino, según el fruto de sus obras. Aquí estamos escuchando la palabra de Dios. Y el Señor dice, mirad como oís. O sea que tenemos que oír con oídos circuncidados. Tenemos que oír con reverencia. Tenemos que amar esta Palabra, exponernos a ella, estudiarla, reconocer que esta es nuestra autoridad. Debemos de buscar lo que la Palabra de Dios dice para aplicarla a nuestras vidas y a la Iglesia. Pero cuando lo descubramos, tenemos que obedecerlo y someternos a ello. Y allí estará nuestra paz. Allí estará nuestra familia. Allí estará nuestra fortaleza.