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Señor les bendiga una vez más amados hermanos. Quisiera que volvamos a Ecclesiastes capítulo 7. Ecclesiastes capítulo 7 y vamos a leer los versículos del 23 al 25. Nos dice la palabra del Señor en el versículo 23. Todas estas cosas provee con sabiduría, diciendo, Seré sabio, pero la sabiduría se alejó de mí. Lejos está lo que fue, y lo muy profundo, ¿quién lo hallará? me volví y fijé mi corazón para saber y examinar e inquirir la sabiduría y la razón para conocer la maldad de la insensatez y el desvario del error. Amén. Señor, una vez más venimos a tu palabra rogándote que tú nos haga entender sabiduría. En las palabras que Tu Espíritu dio a Salomón. Y ayúdanos, Señor, a poder comprender que toda sabiduría viene de tus manos, que no hay nada en este mundo en lo que podamos encontrar sabiduría más allá de aquel que se humanó para traernos las buenas nuevas de salvación. En el nombre de Jesús te lo pedimos. Amén. Es interesante, hermanos, que todo el capítulo 7 hasta donde vamos a Salomón viene comparando, haciendo un contraste entre la sabiduría y la insensatez. Y desde el verso 1 él empieza a hablar de que mejor es la fama que el buen ungüento, que mejor es el pesar que la risa, que el corazón del sabio está en la casa del luto, que la risa de los necios es como un estrépito molestoso que mejor es el fin del negocio que el principio. Y él va hermanos así yendo como en cada área de nuestra vida y contrastando lo que es la sabiduría con la insensatez. Y ya en el verso 13 es como una especie de conclusión que el predicador trae cuando dice todas estas cosas provee con sabiduría. Y cuando él se refiere a todas estas cosas, son las que hemos venido viendo semana tras semana, que él probaba, contrastaba, veía dónde estaba la sabiduría de los hombres, dónde estaba la sabiduría de Dios, qué era lo mejor para contrastar la sabiduría que viene de Dios en contra aquellas cosas que vemos en el mundo. Y él dice, todas estas cosas provee con sabiduría, Y se decía, seré sabio. Pero la sabiduría, ¿qué hizo? Se alejó de él. Salomón ahora experimenta la frustración cuando intentó ser sabio en su propia opinión. O sea, la frustración de Salomón cuando dice, la sabiduría se alejó de mí. Es el sentimiento que tenemos muchos de nosotros cuando queremos ser sabios bajo nuestros propios criterios. Creemos que estamos siendo sabios, creemos que estamos haciendo las cosas con sabiduría, pero al final nos damos cuenta que no, que no somos tan sabios como creíamos. Todo lo contrario, somos hallados necios en muchas de las cosas que hacemos. Y esto frustró la mente de Salomón cuando probó todo esto buscando ser muy sabio, pero la sabiduría se alejó de él. Y hermanos, este es un gran problema que tenemos hoy en día en nuestras sociedades y aún en la iglesia. Mucha gente que quiere ser sabio en su propia opinión. El consejo de los pastores, eso está desfasado. El consejo de los hermanos Maduro, eso no saben lo que yo quiero. El consejo de quienes me aman no es mejor que mi propio consejo. Yo soy el que sé lo que quiero. Y hermanos, qué triste es ver que luego terminan diciendo lo que dice Salomón. La sabiduría se alejó de mí. Quieren ser sabios, pero la sabiduría comienza con obedecer a Dios. ¿Usted quiere mostrarme un hombre sabio? Muéstrame un hombre obediente. Muéstrame un hombre obediente, una mujer obediente. Y yo le voy a decir, mira, ahí hay un hombre, una mujer ciertamente sabio. Porque sabe que su bien no está en sus propias manos, sino en las manos de aquel que creó todo, que sustenta todo y a quien el Padre ha dado como cabeza de su iglesia. Así que, amados hermanos, la prueba de nuestra sabiduría comienza con la obediencia, con la obediencia a nuestro Señor. Así como el predicador da sabios consejos para vivir, él nos dice que él tendía a esos deseos de buscar la sabiduría en él mismo, pero admite honestamente que en ese camino sólo encontró fracasos. Cuando queremos ser sabios nosotros mismos, sabios en nuestra propia opinión, cuando no queremos escuchar a nadie, lo que vamos a experimentar al pasar el tiempo es, amados hermanos, el admitir, si somos honestos, que hemos fracasado en encontrar la sabiduría. Hemos fracasado. Y cuando reconocemos que hemos fracasado en buscar la sabiduría, entonces estamos en un buen punto. para aprender a partir de allí que es la sabiduría. Muchas veces cuando creemos que no la sabemos toda, encontramos otra realidad descrita en las escrituras. Usted no tiene gente alrededor suyo que creen que se la saben toda y para todo tienen respuesta. Yo tengo un amigo que me sorprende y yo lo relajo porque yo le digo tú eres médico, científico, abogado, ingeniero, doctor, tú eres de todo. Porque para todo él tiene un consejo, para todo el que sabe. Si alguien se enferma en su casa y lo dejan, no, no, no. Él empieza a buscar tutorial en YouTube y eso es tal cosa y eso se cura con tal cosa. Y sale a comprar hoja, a comprar esto, a comprar aquello. Hermanos, mire, una vez por poco se le muere la mujer por estar inventando así. De verdad, hermanos. Se creen demasiado sabios. Y una de las cualidades que identifica un sabio en su propia opinión es precisamente esta. Se creen que saben todo. Se creen que se la saben todas. Yo no sé por qué en la iglesia no hacemos tal o cual cosa. Yo no sé en qué están los pastores, qué es. Vengan que nosotros les vamos a decir en qué estamos. Yo no sé usted, pero nosotros sí sabemos. Es lo que están las cosas en la iglesia. Pero hermano, cuando usted ve a esa gente preguntando así, nunca va a encontrar sabiduría en ellos. ¿Por qué? Porque son sabios en su propia opinión. Ellos creen que saben todo. Y aquí debemos hacer esto, y debemos hacer aquello, y debemos... Hermano, mira, el dominicano sabe mucho de política, religión y deporte. Si usted le dio uno de esos temas, prepárese. Que usted va a ver un dominicano experto en cada una de esas áreas. Hermanos, muchas veces nos vemos caminando en estos caminos y tenemos como Salomón que reconocer que allí no hay sabiduría, que no sabemos nada. Salomón nos invita a una reflexión final en el versículo 25 cuando él dice, me volví y fijé mi corazón para saber y examinar e inquirir la sabiduría y la razón. Ahora sí. Ya Salomón dejó de mirar en sí, de mirar a su alrededor y se tornó para ver, para conocer la maldad de la insensatez y el desvario de la vida. Hermano, me encanta como la versión, la traducción viviente traduce ese texto, versículo 25, porque él dice Busqué por todas partes, decidido a encontrarla y a entender la razón de las cosas. me había propuesto demostrarme a mí mismo que la maldad es una tontería y la insensatez es una locura. Él procuró demostrarse a sí mismo lo insensato que era creyéndose que él era sabio y que él iba a demostrarse a sí mismo que la maldad es una tontería y la insensatez no es más que una locura. Esta es la conclusión a la que debe llegar todo hombre y toda mujer que no tiene a Cristo. Tu sabiduría es una insensatez. Y hasta que no creas, vas a vivir en la vanidad de tu vida. Pero la verdadera sabiduría viene en conocer que todo lo que hay debajo del sol, todo lo que hay debajo del sol, Salomón dice, es vano, es aflicción de espíritu. Y es como si estamos corriendo tras el viento. Entonces, para que nuestra vida debajo del sol tenga sentido y aprendamos a vivir sabiamente, definitivamente, debemos encontrarnos con quien es la sabiduría, nuestro Señor y Salvador Jesucristo. El principio de toda sabiduría es el temor a Dios. ¿Y quiénes son los que temen a Dios? Los que han reconocido su maldad, como dice Salomón al final del versículo 25, los que reconocen que No son suficiente, no son nada. Que no hay sabiduría en ellos. Y que si llegan a hacer algo es por la gracia de Dios en ellos. Hermanos, eso es sabiduría. Salomón hizo todo para buscar, para descubrir cuál era la verdadera sabiduría. Y esto no es otra cosa más que nuestro Señor Jesucristo. Un conocimiento personal de Él. Y podemos encontrar en todas las escrituras, hermanos, cómo se experimenta esa vida de cercanía con Cristo. Un hombre sabio es aquel que ve el peligro, ve el mal y ¿qué hace? ¿Pasa para recibir el daño? No, se aparta. ¿Cuál es el mal? El infierno. Y se lo predicamos, se lo decimos, se lo mencionamos. ¿Y cuál es el bien? El cielo. El simple, el que se cree sabio, el que cree que va a buscar burlar a Dios, que buscará la forma de llegar al cielo por sus propios medios. Tenemos que decirle que lamentablemente para él y para los que creen así, no todos los caminos conducen a Roma. Hay un solo camino que conduce al cielo. Y eso es Cristo, nuestro Señor y Salvador. Ahí hermanos, cuando seguimos ese Señor, evidenciamos que hemos hallado, hemos encontrado la verdadera sabiduría. La hemos buscado hasta encontrarla y allí viviremos obedientemente a su mandato como canta el himno para que Él, cuando fuere tiempo, ¿verdad? Venga por nosotros, hermanos. Y me encanta cómo el apóstol Pedro describe esa esperanza de la venida del Señor Jesucristo. Él dice una esperanza que no avergüenza, una esperanza que no avergüenza, porque el hombre y la mujer que ha comprendido la sabiduría ha decidido creerle a Dios por encima de toda la cosa, ser obediente a su mandato y vivir una vida de fidelidad delante de él. Eso es sabiduría, hermanos.
La frustración de Salomón al ser sabio en su opinión
Series Eclesiastés
La frustración de Salomón al ser sabio en su opinión
Sermon ID | 61424184911454 |
Duration | 12:50 |
Date | |
Category | Devotional |
Bible Text | Ecclesiastes 7:23-25 |
Language | Spanish |
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