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Marcos capítulo seis, verso siete al trece. Marcos capítulo 6 verso 7 al 13, el tema del mensaje en esta mañana, comisionados, equipados y enviados por Jesús. Comisionados, equipados y enviados por Jesús. Marcos 6, 7 al 13 nos dice de la siguiente forma. Entonces Jesús llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos y les ordenó que no llevarán nada para el camino, sino sólo un bordón, ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinto, sino calzados con sandalias. No lleven dos túnicas, les dijo, y añadió, donde quiera que entren en una casa, quédense en ella hasta que salgan de la población. En cualquier lugar que no los reciban ni los escuchen, al salir de allí, sacudanse el polvo de la planta de los pies en testimonio contra ellos. Saliendo los doce, predijaban que todos se arrepintieran. También echaban fuera demonios y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban. Oremos al Señor. Soberano Dios y Padre, Tú que moras en las alturas de los cielos, te suplicamos en esta mañana que Tú hables a nuestros corazones, que Tu Espíritu Santo esté aplicando estas verdades a nuestros corazones. que no seamos oidores olvidadizos, que estemos prestos para recibir estas verdades como lo que son tu palabra y que nos humillemos ante ella para que así estemos más que dispuestos a obedecerla, a vivir conforme a esa palabra. afirmar en nuestros corazones de que eres tú quien nos has comisionado, eres tú quien nos has equipado y eres tú quien nos has enviado a cumplir esta loable tarea de llevar tu palabra al mundo. Esto te lo suplicamos Señor en el nombre de Cristo Jesús. Amén y Amén. Comisionados, equipados y enviados por Jesús. Marcos 6, 7 al 13. Sabemos, mis hermanos, hasta ahora que el Señor había escogido a doce discípulos para que conocieran al único Dios verdadero y fueran sus testigos hasta lo último de la tierra. Fue Jesucristo quien los atrajo a sí mismo. No fueron ellos los que le buscaron y se convirtieron en sus seguidores. Fue Cristo quien los atrajo hacia Él y los convirtió en sus discípulos. Es necesario entender, mis hermanos, que este llamado apostólico de ser apóstoles de Jesucristo tuvo una función fundacional, valga la redundancia, que terminó con el último de los apóstoles cuando murió, en este caso fue el apóstol Juan. Ellos venían a ser el fundamento de esta nueva etapa, del nuevo pacto que el Señor estaba inaugurando con su sangre, como bien nos dejó dicho en la ceremonia del sacramento de la Cena del Señor. Pero este llamado que Jesús hace a estos discípulos acá en este capítulo, es un llamado que sigue vigente para todas las épocas, para todos los creyentes, para todos aquellos que somos discípulos de Cristo. Es un llamado para usted, si usted es discípulo de Cristo, ese llamado también es para usted. Es un llamado para toda persona creyente. En este caso específico, estos hombres entendieron el llamado del Señor hasta el punto de dejarlo todo por seguirlo, incluso de seguir a Jesús al lugar donde Cristo fue rechazado por las personas cercanas a su casa y a su familia, tal como ocurrió en Nazaret, de acuerdo con el relato de los primeros versículos de este capítulo 6 que nosotros estudiamos el domingo pasado. Estuvieron dispuestos a ir allí. En esa ocasión no fueron las multitudes. Pero allí también estuvieron estos discípulos dispuestos a ir. Esto es un ejemplo para nosotros. Esto es un ejemplo para nosotros. ¿Estamos nosotros dispuestos a seguir a Jesús incluso cuando las multitudes se apartan de Él? Ojalá que sí, mis hermanos. Los discípulos no hicieron caso a eso de que las multitudes ya no seguían al Maestro, sino que decidieron, a pesar de ello, seguir a Jesús. Hoy mucha gente no honra al Señor, mucha gente no se somete a Él, mucha gente no conoce al Señor, mucha gente no le teme, mucha gente no respeta al Señor, mucha gente no se interesa por seguir sus enseñanzas, aunque hable mucho de Dios. Aunque hablen mucho de Jesús, pero en la práctica demuestran todo lo contrario. Porque el Señor Jesús dijo en su palabra, si ustedes me aman, mis mandamientos guardarán. Entonces la evidencia de que una persona ama al Señor es esa disposición de corazón de ánimo pronto de obedecer lo que el Señor ha mandado en su palabra. Entonces una persona no puede decir que ama al Señor si no está dispuesto a obedecer lo que el Señor manda en su palabra. Usted no puede tampoco decir que ama al Señor si usted no está dispuesto a obedecer lo que el Señor manda en su palabra. Es una contradicción. Se está engañando a usted mismo. Ya el Señor lo había dicho. Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí. Señor conoce lo que son sus hijos. Pero a pesar de eso, mis hermanos, gloria a Dios, alabamos a Dios, porque hay un pequeño remanente que ha escuchado la voz del Señor. Hay un pequeño remanente que sigue a Jesús a cualquier lugar que pida que vaya, porque fueron escogidos por Cristo, porque fueron puestos por Cristo para ser parte de su pueblo y vivir para su gloria. ¿Es usted parte de ese pequeño remanente? los doce apóstoles que aquí se narran llegarían a ser efectivamente esos enviados por Jesús mismo con toda la autoridad del Señor para declarar al mundo la buena noticia de Jesús más adelante pero vemos a doce apóstoles que estaban llenos de imperfecciones no eran perfectos mis hermanos No hay nadie perfecto en esta tierra. No puede usted exigir lo que usted tampoco puede dar. Usted debe de entender que en este caminar, mis hermanos, siempre necesitamos vivir aferrados del Señor. Necesitamos vivir por completamente entregado al Señor para que el Señor pueda ir haciendo Su obra en nosotros. Mis hermanos, la vida cristiana es una vida de entrenamiento, de capacitaciones, de procesos. para que podamos cumplir la gran comisión que el Señor nos ha dado. Y precisamente eso fue lo que ocurrió con estos hombres. Ellos fueron entrenados un tiempo, ellos fueron enseñados un tiempo, ellos fueron capacitados por el Señor para luego ser enviados. Y aprendemos entonces en este pasaje de Marcos, y por favor no cierres tu Biblia, si la cerró, ábrala de nuevo. Marcos 6, 7 al 13, cómo estos doce fueron comisionados, fueron equipados y fueron enviados por Jesús. Este es el tema del mensaje y es precisamente los tres puntos que vamos a considerar en esta mañana. Y también aprenderemos que es lo mismo que hace el Señor con cada creyente, con cada uno de los que se llaman a ser discípulo de Cristo, con cada uno de los que el Señor ha llamado a ser su seguidor. Si usted ha sido llamado por el Señor a ser su seguidor, usted también ha sido comisionado, usted también ha sido equipado o está en proceso de ser equipado y de ser enviado. Vamos en detalle, mis hermanos. Lo primero que nosotros debemos de aprender de los apóstoles, número uno, es que ellos fueron comisionados. Comisionados. ¿Qué quiere decir eso? Recibieron una comisión, una misión que cumplir. Se le asignó un trabajo. Le dijeron, mira, esto es lo que tú tienes que hacer. No es una misión, no es un trabajo que ellos se inventaron, mis hermanos. No es un trabajo que ellos decidieron hacer. Bueno, lo voy a hacer de esta forma. Lo voy a hacer como a mí me parezca que es mejor hacerlo. No, mis hermanos. Era una misión que le había sido dada por aquel que los llamó para sí. Como nosotros pudimos ver en Marcos 3. Marcos 3, 13 al 15, que vemos cuando el Señor los llamó en primera instancia. Por lo tanto, mis hermanos, son comisionados, ellos no son autonombrados, ellos no son autoproclamados, sino que Cristo mismo los ha comisionado, les ha dado un trabajo que cumplir, les ha asignado funciones. Y ellos, pues, fueron comisionados como sus discípulos. Eso es lo primero. Los voces, acorde a Marcos 6-7, si usted lo puede ver allí, son ese grupo especial de discípulos que estaban con Jesús, escuchando sus enseñanzas, viendo sus obras. Estaban constantemente aprendiendo de su Maestro, escuchando y viendo. allí constantemente, mis hermanos. Ese era el método para luego anunciar lo que ellos habían visto y oído acerca de su Señor. Pero ese entrenamiento tenía un propósito. ¿Y cuál era? Capacitarles para que cumplieran con esa comisión, como apóstoles, como enviados del Señor. Y aunque nosotros hoy no somos apóstoles, a pesar de que pueden aparecer algunas personas por ahí que se hacen llamar apóstoles, no existen ya apóstoles. Es un invento del hombre para vanagloriarse, para autoproclamarse por encima de otros pastores. Esa es la única función que tienen cuando usted oye hablar de un apóstol. No preste atención a ese hombre que es peligroso. Cuando usted oiga hablar de un apóstol, tenga cuidado con él. Ya no existen más apóstoles, pero a pesar de ello, sí existen discípulos del Señor. Si existen personas como usted y como yo, que somos llamados a estar con él, a aprender de él, a escuchar sus enseñanzas, a ver sus obras en nosotros y en otros, para así ser entrenados para el cumplimiento de la Gran Comisión, que todavía hay una Gran Comisión que cumplir, que todavía hay un gran trabajo que hacer, que todavía usted tiene que cumplir con su parte. Nosotros no somos enseñados por el Señor para satisfacer una mera curiosidad intelectual, o para estar en una academia separada de la realidad de nuestra vida diaria, o vivir una vida sin propósito alguno, mis hermanos. Dios nos ha puesto para que anunciemos sus virtudes, para que nosotros seamos luz en medio de qué cosa? y más en estos tiempos, principalmente en República Dominicana, que densas tinieblas arropan a este país. Y el Señor nos ha puesto aquí para que usted reprenda, como nos dice la Palabra, las obras infructuosas de las tinieblas con nuestra forma de vivir, en el hogar, en el estudio, los que estudian, en el trabajo, en la sociedad en sentido general. Es para esto que el Señor nos ha puesto. Es para eso que usted todavía está en esta tierra. Usted tiene un gran deber. una gran responsabilidad que cumplir todavía. Y ese testimonio demostrará que real y efectivamente hemos estado cerca de Jesús y que hemos sido enseñados por Él como sus discípulos. Tome un tiempo en su casa y lea. Efesios capítulo 4 verso 17 al 21 y mediten ello y sigan los principios que estudiamos en esta mañana en la Escuela Dominical. Hermanos los apóstoles fueron comisionados por Jesús como sus testigos en esta oportunidad que estamos leyendo aquí en Marcos 6 solamente van los apóstoles solamente son ellos, pero más tarde también van otros discípulos de dos en dos. No lo narra Marcos, sino Lucas. Lucas capítulo 10, 1, nos dice que en aquella ocasión fueron enviados 70 discípulos, fueron enviados de dos en dos a testificar acerca del reino de Dios que se había acercado, y su testimonio era válido. y así aprendieron los discípulos y así aprendió también la iglesia del primer siglo ese pasaje bíblico famoso que se encuentra en Isaías capítulo 43 verso 12 allí nos dice que Dios nos ha puesto como sus testigos autorizados para declarar que sólo Cristo es Dios y ante Él, ante Cristo, se doblará toda rodilla y ante Él toda lengua confesará que Él es el Señor en un momento más adelante y en el futuro, no sabemos cuándo. Y hace un tiempo les decía, mis hermanos, que en aquella ocasión algunos se arrodillarán gozosos, alegres y dirán Jesucristo es el Señor, pero otros lo harán con gran dolor, con gran angustia en su alma, porque lo harán bajo coerción, bajo obligación, sabiendo que a pesar de que confiesen allí en ese momento, lo que les espera es el infierno. Gloria al nombre del Señor. Pero nosotros no somos testigos solos Nosotros no somos testigos aislados, separados el uno del otro. Nosotros somos miembros los unos de los otros, nos dice la palabra, como parte del cuerpo del Señor. Nosotros no estamos solos. Nosotros no servimos solos. Nosotros no testificamos solos. No vivimos la vida cristiana solos. Nosotros vimos la vida cristiana en comunidad. En comunidad. Y mírenlo aquí, mis hermanos, como el Señor lo pone como ejemplo. Él no los envía solos. Él los envía de dos en dos. Porque al ir de dos en dos, uno podría alentar al otro, como dice Eclesiastes 4, 10 al 11. Léase ese pasaje, no ahora, pero léaselo más adelante. Alabados es el nombre del Señor. Los apóstoles fueron comisionados por Jesús como sus embajadores con toda autoridad. Ellos eran representantes del reino de Dios que se había acercado y por ello requerían toda la autoridad de ese reino para declarar las buenas nuevas de arrepentimiento y fe en Cristo. necesitaban toda la autoridad para detener cualquier oposición que quisiera levantarse en contra de lo que ellos estaban haciendo. Y por esa razón ellos recibieron toda autoridad sobre los espíritus inmundos. Para echarlo fuera, claro está. Para echarlo fuera. no era la autoridad propia como creyentes individuales o como seguidores de Jesús, era la autoridad delegada por Cristo mismo para ejercer su comisión de embajadores de su reino. Hermanos, los apóstoles y sus colaboradores eran embajadores de Cristo. ¿Y usted sabe qué cosa? ¿Usted sabe qué cosa? Nosotros también lo somos. Porque nosotros también debemos de representar Su Reino en dondequiera que estemos. De eso nos habla II Corintios 5.20. Mis hermanos, nosotros hemos recibido la autoridad de ser hechos hijos de Dios y hemos vencido al maligno, nos dice la palabra, todo espíritu inmundo por medio de la fe en Cristo Jesús. De eso nos habla. Primera de Juan, capítulo 5, verso 4 y 5. Hoy nosotros no tenemos que sellar nuestro testimonio con obras extraordinarias como la expulsión de demonios o juraciones milagrosas porque el Señor ya lo ha hecho y ya Él ha sellado la palabra de la profecía que fue revelada en la venida de Cristo y enseñada por los apóstoles. Ya esas señales milagrosas tuvieron su objetivo, su fin, su propósito con la venida de Jesucristo. Con eso no estoy diciendo que el Señor no pueda obrar un momento dado algún tipo de milagro, pero esas famosas sanidades milagrosas, esas famosas campañas de milagro que usted ve, que se anuncian en las radios, en la televisión, son simples espectáculos para atraer a gente son simples fiestas tapadas, cubiertas bajo el manto de evangélico para atraer a la gente para engatusar a la gente el Señor ya ha sellado su palabra a través de la venida de Cristo por lo tanto nosotros debemos de vivir en la victoria y autoridad de esos embajadores nosotros hemos sido de igual forma comisionados y que otra cosa hemos sido mis hermanos que son tres cosas el tema del mensaje que son las tres divisiones del sermón de esta mañana también que otra cosa hemos sido comisionados número dos equipados Lo segundo que encontramos en este pasaje es que los que hemos sido comisionados por Jesús, también hemos sido equipados por Él mismo. Nos hemos enviado a la deriva y a la discreción de cada comisionado. No somos comisionados sin las herramientas necesarias para poder cumplir con esta misión. Nosotros también hemos sido equipados por Cristo mismo. También lo hemos sido, y lo hemos sido para una tarea específica. Nosotros vemos en este pasaje bíblico de Marcos, capítulo 6, que el Señor les da una serie de instrucciones para un viaje corto. En esta ocasión ellos saldrían a las diferentes aldeas de Galilea predicando el Evangelio como heraldos del Señor Jesús anunciando su venida, proclamando su reino, etcétera. Son instrucciones de un entrenamiento que los capacitaría para la labor que tendrían más adelante. Vamos a decir que es como esa 60 horas, ¿qué le dicen? Algo así, ¿verdad? Esa preparación para lo que vendría más adelante. Pero ahora, ahora, en este momento histórico, ellos saldrían y tendrían que regresar en poco tiempo. Por lo tanto, ellos debían llevar solamente lo necesario para su corto viaje. Son equipados entonces con dirección para una tarea específica. Es bueno entender esto, mis hermanos, porque algunas personas utilizan estos pasajes bíblicos para aprovecharse de algunos hermanos que quieren hacer un trabajo en otras ciudades, en otros pueblos, y les dicen, no, no, no, no tienen que llevar muchas cosas. Mira lo que dice aquí la palabra, pero esa fue una tarea específica. Incluso esas características que vemos allí cumplían con un objetivo específico en ese momento. Ellos debían de estar enfocados en dicha tarea, no había tiempo para otra cosa. Ahora bien, mis hermanos, ahora bien, el Señor también nos llama, el Señor también nos equipa para cumplir nuestra tarea, nuestro propósito, que es glorificarle, ¿verdad?, como dice el Catecismo Menor de Westminster en la Pregunta 1, es disfrutar de Él para siempre. Este es el fin último del hombre. En estos tiempos, cuando ya no tenemos la presencia física del Señor, la forma en que Él nos equipa es a través de Su Palabra, es a través de Su Santo Espíritu. De eso nos habla II Timoteo, capítulo 3, verso 16 al 17. En el cumplimiento de dicho propósito el Señor nos encaminará. No todos vamos a servir de la misma manera, no todos vamos a servir por la misma cantidad de tiempo, pero cada uno en su tiempo ha de ser entrenado por el Señor para cumplir su misión. Y ese tiempo de entrenamiento se da en medio de la iglesia, en el pueblo del pacto, que está atento a las palabras del pacto de Dios con su pueblo. es en este contexto que el Señor nos equipa No es sólo en nuestras casas, no es sólo ni siquiera a través de hacer algunos usos de medios como el internet. No, mis hermanos, es en el contexto de una iglesia local. Salvando las diferencias, claro está, de que en el caso de los apóstoles tenían que cumplir con un tiempo específico. Nosotros como creyentes tenemos una comisión que cumplir hasta que Cristo venga. Amén. Tenemos trabajo por hacer. Los doce acá fueron equipados con las provisiones necesarias para su tarea. El viaje no iba a ser un viaje tan largo y por lo tanto no debían de hacer doble provisión de calzado, de ropa, de bolsa para el dinero ni de comida. Más adelante, más adelante, ellos sí tendrían que hacer una provisión para un viaje más largo, pero en todo caso tendrían que llevar lo que era necesario y que no le estorbara en alguna manera en el cumplimiento de su misión. Nosotros debemos de recordar lo que el Señor nos dice en su Palabra. ¿De dónde viene toda provisión? ¿De qué? El Señor, Santiago 1.16 al 17, nos dice así, Él nos responde, es de Dios, era Dios quien les proveería a los doce y a nosotros de todo lo necesario para cumplir nuestra labor. Él no nos va a dar menos, pero tampoco nos va a dar más. Él nos va a dar, ¿usted sabe qué cosa? lo necesario para que cumplamos con nuestra tarea, para que al recibir lo necesario, esto necesario no estorbe con nuestro andar. En esta oportunidad aquí en Marcos, los apóstoles sólo podían llevar un bastón de viajero y unas sandalias para que no les estorbara otra cosa. Incluso ni siquiera comida. En aquellos tiempos no era usted ir a un colmado a pedir comida. Pero ni siquiera tenían que llevar bolsa de dinero. Acuérdense, no habían papeletas, eran monedas. Entonces por eso le habla acerca de una bolsa. No podían llevar algo que le pesara. Era con lo necesario que debían de ir. y ellos fueron equipados con la promesa del cuidado del Señor, puesto que donde fueran, donde ellos fueran, tendrían el cuidado del Señor. ¿Por medio de quiénes? De aquellos que le brindarían hospitalidad. ¡Mire qué precioso! No había razón para desconfiar del cuidado del Señor. No había razón para quejarse de la hospitalidad que recibirían. No había incluso razón para andar de casa en casa buscando mejores comodidades, sino estar contento con lo que se le diera. Eso era lo que buscaba el Señor. Donde lo inviten a quedarse, quédense allí hasta que se vayan de ese lugar. Era evitar eso de que, no, este lugar es un poquito estrecho, aquí hay mucha incomodidad, mejor me voy a otro lugar. Hay muchos cristianos que viven la vida así, de iglesia en iglesia, buscando comodidad. Es eso correcto. A la luz de lo que vemos acá, el Señor dice, mira, donde tú llegaste allí, quédate. Ese es un gran ejemplo para nosotros hoy. que solemos buscar el confort, la mejor comodidad para poder servir a nuestro Dios y no reconocemos el cuidado soberano y amoroso del Señor en todas las cosas así que las que nos parecen pequeñas el cuidado amoroso del Señor en las que nos parecen pequeñas pero también en las muy grandes por eso se le invitó mis hermanos a que yo donde fueras recibido allí estuvieran que estuvieran conformes porque el Señor cuidaría de ellos en esa breve comisión nosotros debemos ser responsables con las tareas que Dios nos ha dejado y las que Él mismo nos ha capacitado para hacer como padres como hijos como estudiantes o como empleados o como empleadores cualquier función que el Señor nos ha dado Cada uno en su vocación está también comisionado por Jesús y equipado por Él para anunciar la buena nueva del perdón de pecados en Cristo a lo largo de su vida. Y en todo ese camino el Señor le dará lo necesario y prodigará su cuidado. Hay personas que esperan, no, yo voy a salir a evangelizar. El sábado, voy a invitar a Atana para que salga conmigo, pero de aquí al sábado no hay muchas otras oportunidades que usted tiene enfrente para seguir evangelizando lo que llegue el sábado. Ese es el problema. Pensamos que esto es algo que hacemos de un día. Cuando el Señor nos ha dado infinidad de oportunidades para aprovecharlas y también predicar el mensaje, en esas infinidad de oportunidades. No estoy diciendo con esto que no se deba de salir el sábado, por ejemplo. No estoy diciendo eso, mis hermanos, sino que ese sábado que salimos tiene que también estar acompañado por esos días que nosotros vivimos en contacto con otras personas, en el camino, en los estudios, en el trabajo, en el descanso, en el día a día hay oportunidades para que nosotros también entendamos que allí hemos sido comisionados para cumplir con esa labor. Pídale al Señor que le dé esa gracia para usted no, bajo ninguna circunstancia, dejar pasar por alto esas oportunidades que usted tiene enfrente. Dije, por cualquier razón quizás, porque no lo sabía, porque pensaba que era una actividad que había que hacer un día a la semana. por cualquier razón no lo había aprovechado que a partir de este día, a partir de este momento usted lo vea como una oportunidad a la cual usted ha sido comisionado y ha sido encipado por el Señor. En tercer lugar, mis hermanos, nosotros vemos que los apóstoles fueron enviados por Jesús. Hubo un tiempo de entrenamiento pero había que comenzar a practicar lo aprendido. Hubo un tiempo de estar viendo y oyendo y deleitándose en recibir la gracia de Dios, pero comenzaba el tiempo de comunicar a otros esa gracia recibida. Hermanos, constantemente Nosotros, usted y yo, estamos recibiendo del Señor por medio de su Palabra, por medio de su Santo Espíritu. Constantemente hemos sido entrenados y capacitados para compartir de la gracia que hemos recibido en Cristo. Nosotros, usted y yo, al igual que los doce, también somos enviados por el Señor Jesús. ¿Qué está esperando? Que vaya un ángel del cielo, porque usted es tan importante que tiene que venir un ángel del cielo a decirle que ya usted tiene que salir. Eso está mal. Ya el Señor no nos ha dejado su palabra. ¿Qué más usted quiere? ¿Qué más usted quiere? Somos enviados por el Señor Jesús. ¿Usted sabe a qué cosa? A anunciar el juicio de Dios. ¿Usted cree que esto tarda? ¿Usted cree que esto va a durar mucho? Proclamar el Evangelio, mis hermanos, implica anunciar las malas y las buenas noticias. No solamente las buenas. Las malas noticias nos hablan de la miseria del ser humano por su rebelión constante contra Dios y el castigo al pecado impenitente. el juicio que hay sobre todo impenitente pecador que se rehusa a creer al Evangelio, que rechaza el mensaje y los mensajeros de Jesús. Ese es un mensaje muy serio y es un mensaje que debe de ser asumido con tal seriedad por los embajadores del Reino de Dios. Hace un ratito les decía que nosotros somos embajadores del Reino de Dios. que usted es un embajador del Reino de Dios y así mismo usted debe de asumir con esa seriedad esas buenas y malas noticias. Jesús les advierte a los doce que no todos lo recibirían con gozo, que se darían casos en casas, aldeas y ciudades, aún ciudades que les rechazarían. pero ellos debían dar su testimonio, un testimonio pálido en contra de la incredulidad, en contra del paganismo. Sacudirse el polvo de los pies contra la ciudad indicaba que era un territorio contaminado, una señal que testificaba que estaban expuestos por rechazar el mensaje al gusto juicio de Dios. Hermanos, hoy en medio de nuestras ciudades nosotros debemos alzar nuestra voz y anunciar el juicio de Dios contra los que detienen con injusticia la verdad, contra los que practican y promueven toda clase de maldad Dios nos manda advertir a nuestros pueblos, a nuestro barrio, que están expuestos al juicio de Dios por su incredulidad, por su falta de arrepentimiento y fe en el Evangelio, mis hermanos. Romanos 1, 18, 28, 32. Romanos 1 nos muestra con claridad cuál es la situación actual del mundo. Nosotros estamos allí para cumplir con ese llamado. Tenemos que hablar de las malas Noticias para que así entonces podamos hablarle acerca de las buenas noticias. Hace un tiempo nosotros estudiamos eso. Hace un tiempo estudiamos esto acá en la Escuela Dominical. Primero hay que hablarle de las malas noticias para que así puedan entender lo que significan las buenas noticias. Las buenas noticias llaman al arrepentimiento, llaman a la conversión a Dios por medio de la fe en el perdón de pecados que nos es asegurado en Cristo Jesús. Una proclamación valerosa de esta verdad era lo que hacían los apóstoles. Era su comisión. A eso fueron enviados. Ellos no fueron enviados a entretener a la gente. Ellos no fueron enviados a aprovecharse de la gente y explotar sus recursos, sino a llevar un mensaje de consuelo y esperanza en medio de la mala noticia de juicio en que estaban. No fueron enviados a dar un concepto propio o una especulación acerca de Dios, sino a dar el mismo mensaje que vino a dar el Señor Jesús, tal como se proclamó en Marcos 1.15. ¿Qué fue lo que Jesús comenzó a proclamar? Marcos 1.15. Yo le invito por favor, que usted lo tiene ahí cerquita. Marcos 1.15. ¿Qué fue lo que Jesús comenzó a proclamar? Mira lo que dice, el tiempo se ha cumplido, decía, y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio. El mensaje es el mismo hoy. Somos llamados a arrepentirnos de no vivir para Dios, de ofenderle con nuestros pecados, de no haber creído en Él y de volvernos a Él confiados en la sangre de Cristo que fue derramada en la cruz para perdonarnos de todos nuestros pecados. Debemos predicarnos y predicar a otros este mismo mensaje de arrepentimiento y fe en Cristo. Predicarnos a mí primero y predicar a otros. Ese es el mismo mensaje que todavía tenemos por delante. No hay esperanza en este mundo fuera de Cristo. Este mundo va camino al hoyo, el único que lo puede rescatar es Cristo Jesús. Los dos se fueron enviados a manifestar el poder y tierno amor de Dios. Ellos se echaron fuera demonios, vencieron la oposición contra el reino de Dios por la autoridad que les había sido dada por el mismo Hijo de Dios. señalaron el poder del reino de Dios al cual ningún diablo se puede oponer. Ya los discípulos habían visto a Jesús expulsar al demonio en varias ocasiones. Entendieron que Jesús tenía poder y autoridad para echarlos fuera y usaron esa autoridad para hacer lo mismo, dando evidencia que efectivamente el reino de Dios se había acercado. se había manifestado a través de la venida de Cristo pero también sanaban a los enfermos como Jesús le mandó con su autoridad con la autoridad de Jesús y mostraban que Dios había sanado no sólo sus cuerpos sino sus almas y que le daba su espíritu para esa restauración completa de sus vidas que no eran ellos en verdad quienes sanaban, sino que era Dios mismo que había manifestado su amor en Cristo. Y esto era señalado por medio de ungirlos con aceite, tal como se ungía a los que Dios escogía para una labor especial. que fuera ya rey, sacerdote o profeta. Oficios todos de Cristo y que como su pueblo también desempeñamos con él o por medio de él. Con el tiempo, mis hermanos, no fue necesaria continuar esa práctica de ungir con aceite, puesto que la enseñanza ya había sido lo suficientemente enseñada, valga la redundancia, al quedar completa la revelación de la Escritura. Pero la verdad señalada con ella quedó plasmada en la Escritura que hoy nosotros podemos leer, estudiar y descansar en ella, como vemos que aquí los discípulos seguían practicando. Todavía hay iglesias que practican el aceite ungido, pero yo digo, ¿de dónde sacaron ese aceite ungido? Si el Señor había establecido específicamente cuáles eran los requisitos. Y estoy seguro que ese aceite ungido no cumplía con ninguno de los requisitos que Dios había establecido que debía de tener para hacer aceite ungido. Eso está de más, mis hermanos. Ellos lo cumplieron en ese momento histórico, ese llamado, pero ya no es necesario en nuestros tiempos utilizar aceite. porque ya nosotros podemos hablar acerca de ese tierno amor de aquel que nos ha sanado espiritualmente hablando pero también físicamente hablando que nos ha dado vida nueva que nos ha resucitado de entre los muertos espirituales y nos ha hecho familia y pueblo de Dios para siempre para siempre no por un momento no por un ratito comisionados, equipados y enviados por Jesús. Fueron los apóstoles en aquel entonces. pero lo somos también todos y cada uno de los que hemos sido redimidos por él. Todos los que hemos recibido fe para creer en Cristo, para creer que por su muerte en la cruz fuimos liberados de la sentencia de condenación eterna que había sobre nosotros a causa de nuestros pecados y recibimos el regalo de la vida eterna y comunión con Dios por medio del Señor Jesucristo. Nosotros somos testigos. Nosotros somos discípulos. Nosotros somos embajadores de Cristo. Somos equipados para nuestra tarea con todo lo necesario. Somos enviados para cumplir nuestra misión. Pregunta para usted. ¿Vive usted de acuerdo con esta misión? a lo que usted ha sido llamado, ¿está usted enfocado en lo que el Señor nos llama a hacer? O por el contrario, ¿debemos arrepentirnos por no entender ni obedecer nuestro llamado? Yo creo que debemos de arrepentirnos. Oremos para que podamos entender que también nosotros hemos sido comisionados, que también nosotros hemos sido equipados, que también nosotros hemos sido enviados por Jesús. Oremos para entender a plenitud y poner por práctica lo que hemos escuchado en esta mañana. Lamemos al Señor con misericordia. para que podamos cumplir con esta gran labor que el Señor ha puesto delante de nosotros. Estemos de pie, mis hermanos.
Comisionados, Equipados Y Enviados Por Jesús
Series MARCOS
Somos discípulos, testigo y embajadores de Cristo. Somos equipados para nuestra tarea con todo lo necesario, y enviados para cumplir nuestra misión, ¿vivimos de acuerdo con esta misión?, ¿estamos enfocados en lo que nos llama el Señor?, ¿debemos arrepentirnos por no entender ni obedecer nuestro llamado? Acompáñame y envíame tus inquietudes en lo que respecta a este sermón basado en el evangelio de MARCOS 6:7-13.
Comunícate con nosotros a través del número: (809)234-7795 y el correo electrónico: [email protected]
La versión de la Biblia que utilizamos es la Nueva Biblia de Las Américas (NBLA)
Sermon ID | 612232247256158 |
Duration | 45:35 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Mark 6:7-13 |
Language | Spanish |
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