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Nos dice la palabra del Señor en Mateo capítulo 16, versículo 5 al 12. Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. Y Jesús les dijo, Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos pensaban dentro de sí, diciendo, Esto dice porque no trajimos pan. Y entendiéndolo, Jesús le dijo, ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? ¿No entendéis aún? ¿Ni os acordáis de los cinco panes entre los cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? ¿Ni de los siete panes entre los cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardareis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? Entonces, ¿entendieron que no le había dicho que se guardaran de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos? Amén. Oremos, hermanos, una vez más. Oh Señor, Dios de los cielos, Nuestro clamor en esta hora es que tú abra el entendimiento de nuestros corazones. Nos ayude a comprender estas verdades y nos ayude, Señor, a alejarnos de aquellas doctrinas que leudan nuestros corazones y a acercarnos más y más a aquellas que mantienen la pureza de tu palabra gobernando nuestros corazones. En el nombre de Jesús te lo pedimos. Amén. Lo cierto es, amados hermanos, que al leer este texto así rápidamente hay algunas cosas que necesitamos entender y ver para llegar al conocimiento pleno de la conversación de Jesús con sus discípulos y de esta manera poder extraer lo mayor que podamos de este texto. Cuando el Señor Jesús habla a sus discípulos aquí, Él viene de obrar distintos milagros como Él mismo les cita en los versículos 6, 7 y 8. Así que pretendemos ver a la luz de este título, Guardados de la levadura de los fariseos, tres aspectos que son importantes para comprender las verdades aquí expresadas. En primer lugar, vamos a considerar el contexto en que Jesús da la declaración que es un contexto un poco amplio. En segundo lugar, veremos la advertencia y cuáles son esas doctrinas a las que Jesús hace referencia en los demás libros del Nuevo Testamento. Y en tercer lugar, veremos algunas aplicaciones acerca de estas verdades. Así que hermanos, después de Jesús haber hecho milagro y haber obrado sanidad, Él trata entonces con el corazón de sus discípulos. Jesús venía desde el capítulo 14 haciendo varios milagros, como ya veremos. Pero al llegar al versículo 5, ya fuera de los milagros, ya fuera de la alimentación de cada uno de estos grupos, Jesús quiere tratar con el corazón de sus discípulos. Jesús quiere hablarle a ellos, quiere exhortarle de que ellos debían cuidarse. de que aunque estaban caminando con él, aunque estaban en la fe, ellos debían cuidarse de cosas que podían dañarle, cosas que podían leudar su corazón. Y es por eso que Jesús le dice en el versículo 5, mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ahora hermanos, ¿cuál es el contexto de esta declaración? ¿Hacia dónde apunta Jesús? Como hemos mencionado, Él viene desde el capítulo 14, hablando de los milagros, viene haciendo milagros, viene sanando a la gente, viene alimentando a la gente. Si vemos el capítulo 14, desde el versículo 13 en adelante, vemos la alimentación de los cinco mil. En el capítulo 14, en el capítulo 14, versículo 13, vemos la alimentación de los cinco mil. Más adelante de ese mismo capítulo, vemos cómo Jesús anda sobre el mal y luego cómo sana a muchos enfermos en la ciudad de Genesaret. También lo vemos luego en las zonas aledañas del mar de Galilea y allí hace una demostración de su gloria y compasión, sanando a muchos y ayudando a aquella mujer cananea. En el capítulo 15, versículos 30 y 31, también vemos cómo Jesús alimenta entonces otra gran multitud. Versículo 30 del capítulo 15. De manera que la multitud se maravilló. Versículo 30. Y se acercó mucha gente que traía consigo acojos, a ciegos, a mudos, a mancos. Y Jesús obraba sanidad en ello. Versículo 32, Y Jesús, llamando a sus discípulos, le dijo, Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo y no tienen de comer. Y más adelante vemos cómo Jesús entonces hizo el milagro de la alimentación de estos cuatro mil hombres. Y es ese contexto, hermanos, en el que Jesús le aplica a ello y le explica que cómo no entendían lo que él estaba diciendo y le refleja la alimentación de los cinco mil, la alimentación de los cuatro mil y le dice, no pueden estar pensando que le estoy hablando de pan, porque pan os he dado en abundancia. Así que Jesús, en cierta manera, ha mostrado que no necesitaba que los discípulos trajeran pan para alimentar a los demás. Podemos decir entonces que el Señor Jesús cuando habla con ellos está en pleno apogeo de su ministerio redentor y sanador. Viene de obrar milagros abundantes en los capítulos anteriores. Había predicado el evangelio en las zonas aledañas. Había tratado con aquella mujer que tenía una fe inquebrantable en que Jesús podía ayudarle y Jesús no le defraudó. A pesar de la conversación y de todo lo que allí se movió, Jesús estaba para ayudar a esa mujer. Los capítulos 14, 15 y 16 nos muestran que Jesús tenía una agenda bien apretada. Jesús venía con una agenda bien apretada. Mucha gente le seguía. Pero amados hermanos, a pesar de esa agenda apretada, a pesar de los milagros que Jesús está obrando, a pesar de que mucha gente lo seguía, el texto nos revela que no todo el que venía siguiendo a Jesús le seguía porque quería ver los milagros de Jesús. No todo el que estaba allí lo hacía porque quería ser objeto tampoco de los milagros que Jesús estaba realizando en estos lugares. Él identifica estos grupos. Los seguían hermanos, pero tenían muchos de ellos un deseo de aprender a Jesús. Tenían un espíritu contencioso, un espíritu malo, un espíritu perverso. Ellos no estaban allí hermanos porque querían ver el esplendor del ministerio de Cristo. No estaban allí porque querían aprender del Señor. No, todo lo contrario. Ellos querían aprender al Señor. Tomar al Señor, acusar al Señor. Y Jesús, entonces en el verso 5, identifica estos grupos de nuestro texto. Él dice, son los fariseos, son los saduceos. Lo que ya en el capítulo 12, había dicho Jesús de ellos, que eran una generación mala y perversa. Ya desde el capítulo 12, Jesús viene bregando con estas alimañas. Dijo en el capítulo 12, son una generación mala, son perversos. Ahora, hermanos, es bueno que entendamos quiénes eran estos dos grupos, los fariseos y los saduceos. ¿Qué era lo que esta gente hacía y lo que esta gente creía? Los fariseos, hermanos, creían en la inmortalidad del alma, y hasta ahí estaba bien. En la resurrección corporal, y hasta ahí estaba bien. Pero ellos luego le daban otra connotación al tema de la resurrección. Pero también creían, hermanos, en los castigos en este mundo que venían de ultratumba. Eran, en cierta manera, tenían una especie de misticismo detrás. Muchos de ellos pensaban que el alma de lo malvado quedaba apresada en la tierra y que su alma subía luego. El alma de los buenos subía a Cristo, pero su cuerpo quedaba ya apresado, igual que los malvados. Y a ellos se refirió en hechos Pablo cuando dijo de ellos en el versículo 7 del capítulo 23 cuando dijo esto se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos porque no creían lo mismo. Y la asamblea se dividió porque los saduceos decían que no hay resurrección, ni hay ángeles, ni espíritu. Pero los fariseos afirmaban tales cosas. Hermanos, estos grupos andaban tras Jesús pero ni ellos se ponían de acuerdo. Ellos mismos no estaban de acuerdo. Y esa doctrina distinguía a los fariseos de los saduceos. Pero continuaban, hermanos. Continuaban tras Jesús. Para eso sí unían causa. Los fariseos centraban la religión en la obediencia a la observancia estricta de la ley. Más que en la gracia. Así que para ellos la salvación dependía no tanto de creer en Jesús sino de abrazar la ley mosaica, de ser estricto con la ley. Así que ellos le daban poca importancia a los asuntos del corazón y más importancia a los actos externos. O sea que los fariseos eran unos expertos legalistas. No le importaba la condición del corazón, sino la exterior. Ellos eran minuciosos en la aplicación de la ley. A tal punto que Jesús le dice que ellos diezmaban la mente, el eneldo y el comino. Cosas pequeñitas. Hermanos, eran fieles diezmando. Eran estrictos con la ley del diezmo. ¿Pero qué hacían? Se olvidaban de lo más importante de la ley, el amor y la misericordia. no eran ni amorosos ni eran misericordiosos, pero eran muy estrictos con todo lo que tenía que ver con la observancia externa de la ley. Así que los primeros fariseos expuestos a la persecución se distinguían por su integridad, por su valor, pero los que les siguieron evidentemente que decayeron en estos principios, porque Pablo mismo se identifica que en cuanto a la ley él era ¿qué? Fariseo. Cuando él presenta la defensa de su apostolado, Pablo dice, hebreo de hebreo y en cuanto a la ley, fariseo, instruido bajo los pies de Gamaliel. Pablo no está diciendo que él era un hipócrita como los fariseos. Pablo está diciendo en cuanto al conocimiento de la ley. Yo fui entrenado para observarla y cuidarla. Ahora, ¿eran todos los fariseos así? Evidentemente que no, hermanos. Porque Pablo era un fariseo y no era de este grupo. Pero aquellos que siguieron una observancia estricta de la ley y que no creyeron por la fe, no solamente torpedeaban el ministerio del Señor Jesucristo, sino que querían imponer sus doctrinas. Vaya a Efesios, a Gálatas y al libro de Colosense y ahí lo va a encontrar. Ahí lo va a encontrar tratando de imponer sus doctrinas, sus creencias. Los aduceo, por otra parte, eran más un partido judío, opuesto a los fariseos, eran relativamente pocos comparado con los fariseos, pero eran muy influyentes. Tenían muchos recursos, ocupaban lugar de autoridad en la nación y por eso podían influir. Así que a pesar de sus grandes diferencias doctrinales, que eran opuestas, hicieron causa común en contra de Jesús. Y hermanos, eso se ve en el día de hoy. en todos los aspectos de nuestras vidas. Usted y yo podemos no querer saber uno del otro, pero a la hora que tenemos un enemigo común, si no, mire las elecciones que acaban de pasar. ¿Cuántas cosas se dijeron aquellos dos amigos, eh? Pero cuando había que ir contra el otro, ¿qué hicieron? Se abrazaron. Se abrazaron y declararon la unión. ¿Cómo se llamaba? Se me olvidó el nombre. Hermano, esto no es política. Puse un ejemplo de cómo cuando tenemos un enemigo común o una causa común, hacemos nosotros causa por otro. Se da en la política, se da en las empresas, se da en muchos aspectos de la vida. Y nos sorprendemos y a veces decimos, oh, y fulano y fulano nunca se ponían de acuerdo. Ah, sí, pero lo que pasa es que ahora ellos dos tienen un enemigo en común y unieron fuerzas. Se dan las naciones hermanas, naciones conservadoras que han tradicado el evangelio y de repente están unidos con otros que están masacrando gente y tú dices, oye, ¿qué pasó? Tan pronto encontraron una causa común, ¿qué hicieron? Se volvieron contra Jesús. Sus diferencias la pusieron a un lado, pero eso iba a ser hasta que atrapen a Jesús. Después de ahí, esas diferencias iban a volver. Esas diferencias iban a volver, hermanos. Así que los fariseos trataban de encontrar ocasión para acusar a Jesús de quebrantar la ley mosaica y poder acusarlo de hereje, como ocurrió en varias ocasiones. Pero a los saduceos, hermanos, no les interesaba tanto eso. A ellos les interesaba, más que que lo acusen de hereje, eso se lo dejamos a los fariseos, era eliminar a Jesús como un posible opositor político. Recuerden que se extendió su fama por toda la región. Las multitudes hablaban de él. Si Jesús se proclamaba candidato, ganaba. Porque la mayoría del pueblo estaba con él. La gente andaba tras él. Los saduceos dijeron, no nos conviene este hombre. Este hombre nos conviene preso. Pero como nosotros no lo podemos poner preso, pero los fariseos sí, porque ellos lo pueden acusar y nosotros lo apoyamos a ellos, matamos dos pájaros de un mismo tiro. Le echamos la culpa a los fariseos por haberlo acusado y nos quitamos a un opositor de en medio. Hermanos, eso era todo lo que estaba aconteciendo en la vida de ellos. Y es en ese contexto que Jesús llega a la región de Magdala, de donde es oriunda María Magdalena, la que se menciona en muchos textos. Pero justo después que Jesús llega, llegaron los lobos también. Hermanos, no se quedaban. Ellos eran fieles. Ellos eran fieles seguidores de Jesús, pero para los malos. El versículo 1 del capítulo 16 nos dice, vinieron los fariseos y los saduceos para atentarle y pidiéndole que le mostrara señal del cielo. Llegó Jesús y llegaron ellos de una vez. Y es evidente hermano que ellos estaban adelante. Que yo era de los primeros que se ponían allí. Porque observen como dice el versículo 1 del capítulo 16. Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle. Y le pidieron que le mostrase señal del cielo. Mas él les respondió y les dijo. Cuando anochece decís, buen tiempo. Porque el cielo tiene a reboles. Y en la mañana hoy habrá tempestad. ¿Por qué? Tiene a reboles el cielo nublado, hipócritas. ¿Qué sabéis distinguir el aspecto del cielo? ¿Mas las señales de los tiempos no podéis? La generación mala, perversa y adulta era de mandar señal, pero señal no se le era dada, sino la señal del profeta Jonás, y dejándole, se fue. O sea, donde quiera que Jesús llegaba, ahí llegaban los séquitos, de una vez. Vamos a tentarle, vamos a ver qué dice. Y es en ese contexto hermanos que Jesús entonces habla a sus discípulos y le advierte, le trae esta seria advertencia. Guardaos de la levadura de los fariseos. Y es interesante hermanos que los discípulos no fueron rápidos en discernir todo lo que venía pasando porque cada vez que esta gente preguntaba, ellos estaban ahí con Jesús. Ellos estaban ahí con Jesús. Pero rápidamente pensaron, ah, Jesús nos dice eso porque no trajimos pan. Jesús nos dice esto porque no trajimos el pan. Y como hemos alimentado a tanta gente, algo de pan debimos traer. ¿Y con qué se hacía crecer el pan? Con la levadura. Ellos relacionaron la levadura con el pan. Y Jesús, sabiendo lo que había en su corazón, le dice, ¿pero por qué piensan dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? Es una reprensión. Ustedes tuvieron pan cuando alimentamos los 5,000. Ustedes tenían pan para los 4,000 cuando lo alimentamos. ¿Por qué pensáis que yo estoy hablando del pan? Le está reprendiendo porque no tenían la visión de ver a qué Jesús se refería. Y Jesús, para tratar con su corazón, hermanos, le dice, ¿cuántas cestas recogieron? ¿Cuántas cestas recogieron? No puede ser que le estoy hablando de pan. En el verso 11 Jesús le dice ¿Cómo es que no entienden que no fue por el pan que le dije que se guardaran de la levadura de los fariseos y de los saduceos? Y es en ese trato con su corazón entonces que ellos entienden. Y observen hermano el versículo 12. Entonces entendieron, comprendieron, pudieron ver que no le hablaba de la levadura del pan Y hermanos y aquí ya está comprendieron sino de la doctrina de los fariseos y los saduceos. Ellos comprendían, en cierta manera, el efecto que tenía la levadura. De hecho, el apóstol Pablo, cuando habló a los corintios, en 1 Corintios, capítulo 5, versículo 6, le dice a ellos, usando la misma imagen de la levadura, no es buena vuestra jactancia. Pablo le está corrigiendo y le dice, Corintios, no es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Es la misma imagen, hermanos. Pablo no está hablando de pan. Pablo está hablando de una conducta. ¿Y esa conducta cuál era? ¿Jactancioso? ¿Eran unos jactanciosos? Se creían mucho más allá. El apóstol le está advirtiendo a ellos, hermano, para que se cuiden de la levadura de la jactancia, que puede leudarte y corromperte. Un poquitico de jactancia un poquitito de jactancia, ¿saben qué hará con un hombre? ¿Con una mujer? Poco a poco lo volverá una persona arrogante y orgullosa. Pero ve la gente que mira al otro por encima de los hombres. Como decíamos en la escuela dominical, yo no soy como los demás hombres. ¿Qué es eso? Hermano, un creído, personas que son creídas, que creen que ellos están por encima de todo el mundo y se jactan de su conocimiento, se jactan de sus posesiones, se jactan de sus preferencias, de sus libertades, se jactan de todas esas cosas. Y cuando usted se jacta de todo eso, ¿sabe qué? Usted termina vasallando a los demás porque usted cree que usted es el rey del universo y que nadie puede decirte nada. Eso es lo que pasa con la jactancia. Por eso es que un poquito de jactancia, poco a poco, te volverá una persona arrogante, te volverá una persona orgullosa, te volverá una persona cuyo espíritu se siente por encima de los demás. Y Pablo le dijo a los corintos, guárdense de la levadura de la jactancia, porque esa levadura pronto hará su corazón crecerse. Y amados hermanos, Pablo es claro aquí, porque no es necesario un ejército de hombres para dañar una iglesia. No se necesita un ejército de hombres. Dos o tres actos ansiosos. Eso es suficiente. Pablo le está diciendo a ella, un poco de levadura leuda toda la masa. Hay un famoso refrán, que una manzana podrida daña la canasta. Que una fruta podrida daña la canasta. Hermano, no se necesita mucho. Un poquitito. De hecho, es impresionante el poco de levadura que le echan a la masa para hacer los panes. Es impresionante. El poquito que se necesita para... Y cuando agarramos el pan, hermano, nosotros no sabemos. Nada más sabemos que creció por la levadura, pero si pudiéramos sacar un pedacito de levadura del pan, es tan ínfima que no la vamos a encontrar. Está diluida ahí. Y muchas doctrinas son así. vienen con muchos versículos, muchos versículos, y abajo, cuando termina de comértelo, empiezas a crecerte. Aunque en principio los discípulos hermanos no entendieron, claramente cuando Jesús le dijo que se guardaran de la levadura de los fariseos, tal vez en principio por su ingenuidad, Jesús trató con su corazón, refrescó la memoria de ellos y lo trajo nuevamente a su palabra. Cuando lo trajo a su palabra, ellos entendieron que le había dicho que se guarden, no de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos. Ahora hermanos, hay al menos tres doctrinas principales que podemos encontrar en los evangelios Y a lo que se puede estar refiriendo nuestro Señor cuando habla a sus discípulos. En primer lugar la doctrina hermanos de que ellos no andaban conforme a la verdad. Ellos no andaban conforme a la verdad. ¿Qué le dijo Pablo a los Gálatas? ¿Tan pronto ustedes han abandonado el Evangelio que habían creído para seguir a los judaizantes. ¿Y qué eran los judaizantes? Fariseos que andaban llevando a la gente, después de haber recibido el Evangelio, de regreso a la ley. Y llegaron a los galates y les dijeron, no, no, ustedes tienen que circuncidarse. Si, pero ya no es necesaria la circuncisión, estamos bajo la gracia. La ley de Moisés habla de la circuncisión. Así que ustedes se tienen que circuncidar. Y si ustedes no se circuncidan, ustedes están yendo contra la ley de nuestros padres. Contra la tradición de los padres. Y empezaban, hermanos, a hablarle en contra de Moisés en judío. Es un problema. Cauterizaban la conciencia de la gente. Pero esa era una doctrina que no era conforme a la verdad. Porque en los mismos evangelios nos enseñan que toda la ley ceremonial tenía una figura y eso era Cristo. Una vez cumplida en Cristo Jesús, ya no tenemos la ley moral, la ley ceremonial no tiene potestad sobre nosotros. No tiene ninguna potestad sobre nosotros. Pero los fariseos seguían enseñando que sí había potestad de la ley ceremonial en la vida de los creyentes. Su doctrina no era conforme a la verdad. De hecho, con frecuencia lo oímos a ellos decir, como en Marcos capítulo 2, versículo 16. El Señor Jesús se está comiendo con pecadores, predicando el evangelio. ¿Qué dijeron ellos? ¿Qué es esto? Ellos preguntaron, hermanos, ¿qué es esto? ¿Que Él come y bebe con los republicanos y los pecadores? Según ellos, Jesús no podía hacer eso. No tenía la autoridad, no tenía el poder para hacer eso. porque eso era contaminarse. Hermanos, ustedes ven como la jactancia hace al hombre sentirse grande. Ellos se creían los dueños exclusivos y ni Jesús podía quitarle la exclusividad de su fe a ellos. ¿Quién es este tal Jesús? Y entonces mira, di que profeta, hijo de Dios, y mira donde está comiendo con los publicanos y con los pecadores. Más adelante en el capítulo 12 de Marco, versículo 2, Están ellos criticando a los discípulos del Señor Jesús. Viendo los fariseos, le dijeron. He aquí tus discípulos. Ahí fueron ellos donde Jesús a criticar a los discípulos. Hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. En otras palabras, hermano, sé como si ellos fueran y le dijeran. Mira, que tú no eres el Hijo de Dios. Sí. ¿Y por qué tus discípulos hacen lo que no se debe hacer en el día de reposo? Ellos le estaban diciendo a Jesús. Lo que Jesús tenía que hacer. Al dueño del día. al creador del día y ellos le fueron a decir lo que tenían que hacer. Hermano, mire, la jactancia es una cosa horrible. Porque nos hace creer que sabemos más que el que hizo las cosas. Nos hace pensar que creemos más que el que hizo las cosas. Así que los fariseos y los saduceos tenían un conjunto de doctrinas y enseñanzas que eran contraria a la verdad. Que no son más que porciones de levadura que dañaban a las personas a su paso. Por eso el apóstol Juan tuvo que escribir en la primera carta de Juan y decirle, señores, miren lo que está creyendo esta gente. Dios no es mítico, Dios no es inalcanzable, Dios es luz. ¿Y por qué Juan le dijo eso hermano? ¿Por qué esta gente quería cautivarlo y llevarlo a su oscuridad? A su oscuridad. No erréis mis amados hermanos. Las malas conversaciones son porciones de levadura. Las malas conversaciones son porciones de levadura. Que corrompen las buenas costumbres, nos dicen las escrituras. Las enseñanzas que no son conforme a la verdad corrompen, te van dañando, te quitan los ojos del Señor para ver a las añadiduras de los hombres. Hermanos, ese texto es muy interesante. Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Y usted puede decir, no, no, yo tengo unos amigos que cuando estamos juntos, ellos dicen sus cosas, pero yo no participo de esas reuniones. Y eso se te va quedando. en la cabeza y en cualquier momento, ¿saben que salen? Esas palabras. Muchas veces ves cosas y en vez de pensar y llevar todo pensamiento cautivo que te surge, viene la palabra de los amigos. Si hermano, porque no es que no pensamos, no es que somos santos consumados en esta tierra, pensamos y bastante. Nuestra mente es muy prolífera. No sé la suya, pero la mía, maravillosamente prolífera. O maravillosa, no. Peligrosamente prolífera. Hermanos, si tenemos que agarrar nuestro pensamiento y traerla. ¿Qué nos dicen tus amigos? Eso no es nada, eso es de los hombres. No te preocupes por eso. Eso después tú vas y pides perdón. Y hermanos, ese depuesto va y pide perdón. No es más que convertir la gracia de Dios en un libertinaje barato y asqueroso. Pablo en el capítulo 6 de Romano le dice, ¿pecaremos entonces para que la gracia abunde? ¿Y cuál es la respuesta de Pablo? Ninguna manera. Pero, ¿cuál es la levadura? ¿Cuál es la levadura? ¿Y con qué versículo no venden la levadura en ese sentido? Oh hermano, van a Romano capítulo 5 y dicen, el apóstol Pablo, míralo ahí que dice, que cuando abundó el pecado. Oiga mi hermano, oiga mi hermano, hay que estar corrompido para pensar que Pablo está diciendo, pequen mucho para que la gracia abunde mucho. Pero qué bueno que el apóstol no lo dejó suelto, sino que en el Romano capítulo 6 da la respuesta, en ninguna manera. porque lo que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿Cómo viviremos aún en él? De ahí que él advirtió también a Timoteo acerca de estas enseñanzas corruptas y le dice, si alguno enseña otra cosa que no se conforma a las sanas palabras del Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad, Versículo 4 del capítulo 6, está envanecido, nada sabe, deliras acerca de cuestiones y contiendas de palabra de las cuales nacen la envidia, los pleitos, la blasfemia y las malas sospechas. Disputas necias de hombres, ¿qué? Corruptos de entendimiento y privado de la verdad. ¿Qué dice de estos hombres que están, qué? Corrompidos. Son corruptos de entendimiento. le dieron espacio a esa levadura y esa levadura la esparcirán. Así que hermanos, apártate de los tales, le dijo Pablo a Timoteo y es el mismo consejo que te damos hoy, porque su levadura pronto te llegará. Aún cuando creas que tú puedes estar en el lodo sin ensuciarte, eso no existe. No existe tal cosa. Miren y que se unte aceite. Pocas cosas se le pegan al aceite. Pero bañese de aceite y métase en el lodo. ¿Y sabe cómo va a salir? Como si lo que se untó fue aceite quemado. Negro. No hay forma de jugar con el pecado y no dañarnos. No hay forma. Por lo tanto, amados hermanos, debemos cuidarnos, no exponernos innecesariamente a las falsas enseñanzas para luego yo conocerla y poderla identificar. Aquí, hermano, ¿qué está estudiando, no? Aquí estoy estudiando las cinco faltas de enseñanza más importantes de nuestro tiempo. Bueno, yo le sugeriría que estudie la verdad porque estudiando la verdad usted podrá identificar lo falso. De hecho, he escuchado, no sé si es cierto porque no lo he investigado. Si no, alguien que lo sepa me corrige ahorita. Me dice que a la gente en los bancos que revisan los billetes, lo entrenan con el billete de verdad. No le dan uno falso y le dicen, identifica ahí cuáles son las características que no tiene. No, hermanos. Nunca le enseñan el falso, sino siempre el verdadero para que puedan identificarlo. Es lo que he escuchado. Pero me parece interesante la moralidad. Entrénate en la verdad. Practica la verdad. ¿Para qué tú quieres conocer el error? Cuando llegue lo vas a identificar porque tú vas a decir, no, no, pero esto no es conforme a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Señor Jesucristo nunca dijo eso. Y llega otro y dice, no, no, pero es que esto no es conforme a la piedad porque yo no veo eso en las escrituras. Es más, nos entrenemos en la verdad. Porque muchas veces esas enseñanzas que traen muchos versículos y un poco de levadura dentro de ellas, lo que hacen es vender el error como una doctrina de las escrituras. Así que el Señor le dice, guárdense de su doctrina y en primer lugar, de aquella que no es conforme a la verdad. Ahora, la segunda levadura, hermanos, que infectaba todo lo que ellos hacían, era la hipocresía. Era la hipocresía. Jesús, una y otra vez, le llamó hipócritas. Y él fue muy directo respecto a esto cuando habló de los fariseos, hermanos. En Lucas capítulo 12, versículo 1, el Señor dice, y esto juntándose por millares, La multitud, tanto que uno a otro se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos primeramente, guardados de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. La levadura de los fariseos es la hipocresía. La palabra hipócrita viene del griego hipócrisis. Y lo que significa es alguien que actúa o finge. Algo que actúa o finge. Y ellos eran muy buenos fingiendo. Eran muy buenos fingiendo. Jesús comparó, hermanos, la conducta de los fariseos con la de un actor. Con la de un actor. La película se ve bonita en el cine, hermano, pero si usted ve detrás de cámara cómo la van grabando. Usted dice, oye, pero me engañaron. Me engañaron. El hombre va por un supuesto túnel, pero lo que lleva es una cámara adelante mirándolo a él. Y usted dice, el túnel estaba largo y oscuro. Y tú viste lo que pasó en el túnel. Vamos a ver detrás de cámara. Pero no hay ningún túnel. Y tú viste lo bonito que estaba el paisaje. Detrás de Hulk. No, hermano, ese paisaje ni existe. Todo fue grabado en verde. Y después le pusieron todo lo otro. Hermano, somos engañados. Nos venden cosas que no existen. Y esa es la idea detrás de esto. Hay hombres que desempeñan, simulan un papel. Pero tan pronto termine esa actuación, ya ese papel es abandonado. Ok, vamos a actuar hoy como cristianos. Los cristianos evangélicos, bautistas reformados, le encantan los sacos, la colbata. Los de República Dominicana, sus recortes con mucho cabello. Tienen que verse un poquito de cuidado para que se vean un poquito de santidad. Sí, porque eso es parte. Unos pantalones bien anchos para que parezca que ni aquello. Unas camisas que caben dos como yo. Entonces, hermano, mientras más de cuidado, más santo me veo. Y la gente asume eso como, qué humilde es el hermano. No, el hermano es lo que un de cuidado. Porque usted no tiene que andar así para mostrar piedad. ¿Quién le ha dicho a usted que eso es piedad? ¿Quién le ha dicho a usted que eso muestra? Digo, tampoco andar desnudo muestra piedad. ¿Verdad? Pongamos el balance. Pero andar bien, representado, habitable, que usted se ve elegante. Óyeme, ¿cuál es el pecado en eso? Pero no queremos... El domingo es el día de mi película del Día del Señor. Así que desde temprano, salgo de mi personaje principal, de lo que yo soy en la vida real, para ser el hermano que todos quieren ver el domingo. Sonrisa por un tubo. Hermano, eso es ser hipócritas. Eso es ser hipócritas. Y yo estoy seguro que cuando revisamos nuestra vida, somos hipócritas en muchas áreas de nuestro trato con los hermanos. El hermano Tuto tiene tres meses enfermo. Y cuando viene el primer domingo, ay, hermano, yo he jurado por usted. Hipócrita. Te salió cuando lo viste. Posiblemente, ni siquiera un día. Es más, ni te acordabas que el hermano Tutu no estaba viniendo el domingo a la iglesia. Posiblemente. Hermanos, somos hipócritas en muchas áreas. Alguien nos pide, ¿tú puedes orar por mí? Tengo esta situación. Sí, hermano, mira, cuenta con esas oraciones. Y cuando lo volvemos y le acordamos, hermano, ¿estás orando? Tú sabes que sí, mi hermano. Hipócrita y mentiroso. hipócrita y mentiroso. Hermanos, son cosas con las que tenemos que tratar con nuestros corazones porque son, miren, esas son cosas que se dan fácilmente en nuestro día a día, en nuestro día a día. Eso no significa que todo el que le diga que está orando por ustedes es un hipócrita. Hay gente que con sinceridad de corazón, y yo creo que hay mucha gente que ora por nosotros, hermanos, porque Dios lo pone en su corazón y lo hacen. Pero estamos nosotros orando cada vez Tenemos nosotros la cultura de orar por nuestros hermanos, no nada más por las que están enfermos, sino por cualquier circunstancia. Si usted me dice, sí, sí, yo siempre lo oro, me voy a ver tentado a decir hipócrita y mentiroso. Pero eso no significa, hermano, que no podamos cultivar un espíritu en el cual oremos por esos hermanos. Que llevemos esa teoría a las rodillas. a la oración, como usted ore, sentado, acostado, no se acueste. Que le pasa como a mí, me duermo. Mateo capítulo 23, versículo 3, dice el Señor Jesús acerca de estos hombres. Así que todo lo que ellos digan que guarden, guardarlo y hacerlo. Pero no hagan conforme a sus obras, porque ellos dicen, tenemos que orar por los hermanos en la iglesia. ¿Qué es lo que estamos haciendo para ayudar a los hermanos en la iglesia? Haz todo lo que ellos dicen, pero no lo que ellos hacen. No hagan lo que ellos hacen. Porque los hipócritas proclaman todas estas cosas, pero no viven conforme a ellas. No son un buen ejemplo de piedad. Tienen un efecto fermentante en su vida. Su conducta es una levadura. Ellos dicen, exigen, pero nunca hacen. Eso es ser un hipócrita, hermanos. En la vida práctica, eso es ser un hipócrita. Cuando yo me paro aquí a decirle a los hermanos, o no me paro aquí, o en cualquier... Todo lo que tienen que hacer, pero yo ni con un dedo. ¿Saben qué estoy diciendo? Un buen y maravilloso representante de los hipócritas fariseos. Eso es lo que estoy diciendo. Y hay gente a nuestro lado, hermano, que tiene un comportamiento fermentante, que son dañinos. Lo del fariseo era mostrar una piedad que no existía. No existía. Ahí está el ejemplo del samaritano. Dejar morir a un hombre porque si le pongo la mano me contamino. Pero ¿y qué piedad del diablo es esa, hermano? ¿Qué fe es esa? No, hermano, suena fuerte cuando nos reímos, pero... Pero, hermano, tenga cuidado con qué piedad, si la piedad suya es conforme al enemigo y no conforme a la verdad. No, hoy es el día del Señor, así que hoy, si el vecino se puso mal o yo saliendo, que se muera. Porque hoy es el día del Señor y yo voy para la iglesia. Es una conducta de fariseo. Es una conducta de fariseo. Una conducta farisaica, hermanos. Mostraban una piedad que no existía. Por eso era que eran buenos actores, buenos hipócritas. Habían añadido liberalidad. Perdón, hemos añadido liberalidad a nuestras vidas y queremos mostrarle a los demás que porque nosotros entendemos que somos libres para hacer tal cosa, todo el mundo en la iglesia puede vivir conforme a esa liberalidad, no importa, somos salvos por la gracia y por la fe. No, hermanos. No podemos convertir la gracia de Dios en un libertinaje, porque la hipocresía y la liberalidad con la que muchos quieren vivir en el día de hoy está llevando a muchos otros creyentes a vivir en una línea ¿Qué tan cerca yo puedo vivir del pecado sin caer en el pecado? Y hermano, lo hacen vivir como en ese mundo de que yo soy libre para hacer tantas cosas porque yo soy salvo por gracia. Esto es de gracia, esto no es la ley. Esto es por la fe. Y hay una frase muy común que le dicen cuando usted le habla de estas cosas. Usted es lo que tiene que estar convencido usted en su propia mente. Bueno, el apóstol Pablo dice eso. Pero tu convencimiento debe ser conforme a la verdad, no conforme al error. Debe ser conforme a la verdad, no conforme al error. Pero quieren estar pegados entre ver cuál es la línea entre la piedad y la impiedad, entre la libertad cristiana y la liberalidad. La preocupación hoy en día, mis hermanos, en muchas iglesias ya no es huir del pecado, sino que tan cerca yo puedo estar del pecado. Ya no es huir. Y es interesante hermano que Jesús al inicio de su ministerio se pronunció enérgicamente sobre el asunto de la hipocresía. Nosotros podemos denominar a Mateo capítulo 6 como el texto elemental para identificar los hipócritas. ¿Usted quiere identificar un hipócrita? Vaya Mateo capítulo 6 conmigo. Mateo capítulo 6. En primer lugar, un hipócrita hace la cosa para ser visto y admirado. ¿Qué hacían los fariseos según el versículo 1 y 2? Guardaos, dice el Señor, de hacer vuestra justicia delante de los hombres para ser visto por ellos. De otra manera, no tendréis recompensa de vuestro Padre que esté en los cielos. Cuando ves limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti como hacen los hipócritas en las sinagogas. Y en las calles, para ser visto y alabado de los hombres, de ciertos digo, ya tienen su recompensa. Cuando usted ve a un hombre que lo que le interesa es ser visto, ser admirado. Cuando usted ve a una mujer que lo que procura es ver eso, ¿sabe que te está viendo ahí? Un hipócrita. Oran con el propósito de impresionar a los demás. Vean el versículo 5. Y cuando oréis, no sea como los hipócritas. No sea como los hipócritas, porque ellos aman el orar en pie en la sinagoga y en las esquinas de la calle para ser vistos de los hombres. De cierto digo que ya tienen su recompensa. Hacen todo lo posible para verse miserables cuando ayunan, como decíamos ahorita, con el propósito de que sus obras sean admiradas. Versículo 16. Cuando ayunéis, no seáis austeros como los hipócritas, porque ellos demudan su rostro para mostrar a los hombres que ayunan. De cierto os digo que ya tienen su recompensa. Y siga leyendo el capítulo 6 hermano, te va a encontrar mucha cualidad de allí que identifican a los hipócritas. El mensaje de Jesús a sus discípulos fue simple. Si ustedes se comportan de esta manera, la admiración de los hombres será la única recompensa que van a tener. ¿Lograrán su recompensa? Debemos, amados hermanos, tener la responsabilidad de manera personal e individual de evaluar nuestra conducta y preguntarnos a nosotros mismos en lo interior de nuestra habitación si estamos reflejando dentro de la iglesia y en mi casa lo que yo estoy reflejando en el mundo. Hágase esa pregunta, hermano. ¿Usted es el mismo en su casa, en la iglesia y en el mundo? Respóndase. Porque posiblemente ahí vas a encontrar una respuesta que te llevará humillado a los pies de Cristo. Hermano, porque esa es la gran bendición del creyente. Los discípulos no entendieron y Jesús nos dijo, oye, pues esta gente si son brutas, no entienden ni viendo la cosa. Oye, pero ustedes si son tarados. No hermano, el trató con su corazón y le explicó. Pero ustedes no vieron que yo hice tal cosa, hice tal cosa, hice tal cosa. Y todavía se están preguntando que Hermano Jesús, el Señor Jesús era elegante hasta llamando la atención. Hasta llamando la atención. Amados, entendamos que Dios no quiere pantalla. Dios quiere hombres y mujeres comprometidos con su gloria. El que quiere pantalla, el que quiere estar, buscar la alabanza de los hombres, esa será su única recompensa. Y preguntémonos hermano, ¿vale la pena gastar una vida? Una vida. sirviéndole al Señor para obtener la alabanza de los hombres. No vale la pena, hermanos. Pues gastemos nuestra vida bien. Gastémosla para que la gloria sea para Dios. Y Él, Él diga de nosotros, buen siervo fiel. Hermanos, no estamos en este mundo para que los hombres nos digan buen siervo fiel. Ese no debe ser nuestro propósito en esta vida, porque si cambiamos nuestra mirada del Señor, que Él es el que da la recompensa, que es el quien premia, que es el quien dará corona, empezaremos hermanos a buscar la corona en los hombres. Empezaremos a buscar la corona en la gloria de los hombres. Dios quiere, hermanos, hombres y mujeres comprometidos con su gloria, convivir conforme a su evangelio, comprometidos con su palabra, que muestren, evidencien el verdadero cambio de la palabra en su ser. No hipócritas. No hipócritas. Hombres y mujeres que reflejan la sanidad interna de su alma en sus actos externos. Eso es lo que Dios está buscando, hermanos. Los hipócritas, él sabe identificarlo. Él ha dado la medicina para los hipócritas, y los que no se beban esa medicina tendrán también su consecuencia. El que no se bebe la medicina, terminará qué? Muerto. Muerto. Aunque te lleven un ataúd de oro, eso no va a hacer que el fuego arda menos. No va a hacer que arda menos, hermano. aunque te entierren con toda la gloria de los hombres. Eso no hará que el fuego arda menos. Y amados hermanos, estos grupos eran expertos en la hipocresía. Ellos ponían cargas que los otros no podían llevar. Mateo capítulo 23, versículo 4. Atan cargas pesadas y difíciles. Oigan, no solamente son pesadas y difíciles. Y las ponen sobre los hombros de los hombres. Pero ellos ni con un dedo quieren moverla. Hermano, no seamos como los que limpian lo de afuera del vaso. Usted ve unos zapatos en la casa, a veces que están lustraditos, lindos, hermosos, pero no entra donde ellos están, porque tienen infectada la habitación. Los que tienen hijos adolescentes saben de eso. Lavan esos tenis blancos y los ponen hermosos por fuera, pero ay, madre mía, entra ese cuarto. Hermanos, no podemos ser así. Hay un par de adolescentes que bajaron la cabeza, parece que tenemos que enseñarles a lavar el tenis por dentro y por fuera. Por dentro y por fuera, porque estos tenis de adolescentes, no sé qué es lo que les pasa. Amados hermanos, debemos conocer que nuestra verdad, reconocer nuestra verdadera condición, pues de lo contrario, no sentiremos nuestra necesidad de ayuda. Debemos entender el peligro que hay en estas doctrinas. Porque una de las cosas que querían los fariseos implementar en muchas iglesias era la salvación por obra. Esa era la tercera gran levadura. Era salvación por obra. Por eso estaban atacando a los hermanos en Colosa. Por eso estaban atacando a los hermanos en Galata. Por eso fueron a los hermanos de Éfeso. Ellos querían volverlo a la salvación por la obra. en lugar de ellos compararse con la ley o con dios que era más fácil para ofrecer compararse con el que era igual pero no se compare conmigo compárese con el señor jesucristo De ahí que él le dijo, guárdense de las levaduras de los fariseos, o como lo escribiera Juan Carlos Ray. Él dice, vean cómo el Señor nos advierte de la levadura de los fariseos y de los saduceos, de su doctrina. De los fariseos se nos dice con frecuencia en los evangelios que ellos eran formalistas. que confiaban en su propia justicia. Los Saduceos, por otro lado, se nos menciona que eran escépticos, libres pensadores e infieles. De ahí que Pedro y Juan y los demás discípulos debían estar alerta ante su enseñanza. Y por eso Jesús le dijo, cuídense de la levadura de los fariseos. Algunas breves aplicaciones hermano y la primera la sigo con Juan Carlos Rayl. Donde él nos advierte hermanos de que esa conducta de los fariseos y los saduceos iba a permanecer en la iglesia. Él dice debemos aplicar esta enseñanza de Jesús a nuestros corazones. Él avisó, el Señor avisó con este pasaje. Y Él dice, el aviso que el Señor da en este pasaje ha sido descaradamente pasado por alto por la iglesia en el día de hoy. Bueno habría sido para la iglesia de Cristo que hubiera estudiado tanto las promesas y también las advertencias. O sea, Él dice, estudien también las advertencias como estudian las promesas. Porque allí hay cosas importantes. Pues esta advertencia fue hecha a los discípulos acerca de la levadura de los fariseos y los saduceos. Y dice Juan Carlos Rai, ¿pero qué pasa? Esto sigue vigente en la iglesia en el día de hoy. El gran médico del alma sabía que las doctrinas de los fariseos y de los saduceos serían uno de los dos grandes males y enfermedades en la iglesia hasta el fin del mundo. Quería el maestro que supiéramos que habrá fariseo y saduceo en la fila del ejército cristiano. Nunca dejarán de tener sucesores. Puede que cambien sus nombres, dice Juan Carlos Ray, pero su espíritu siempre será el mismo. Por eso, guardaos. Hermanos, es una advertencia importante y seria para nosotros. Debemos velar como dice el Señor aquí. Y hermanos, hay doctrinas diabólicas que no la pintan, miren, y no la hacen pasar como tan buenas, tan sanas. Alguien dijo en estos días, la gente hay que darle la libertad, que sean como quieran ser, tanto que presionan y esto y aquello. Y yo decía, wow, qué lindo se oye eso. Todos quisiéramos ser libres de hacer lo que quisiéramos. ¿Sí o no? El problema es que lo único que queremos es el mal. Este es el pensamiento de los hombres, Génesis capítulo 6. Es de continuo hacia el mal. Le hacemos un favor a la gente cuando le predicamos el evangelio para que no sean lo que ellos quieren ser. Porque lo que ellos quieren ser, lo que ellos desean, es de continuo el mal. Sólo Cristo puede cambiar la naturaleza pecaminosa del hombre para que pueda empezar a desear lo bueno. Entonces, ¿libertad para qué quiere la gente, hermano? La gente quiere libertad para ser esclavo del mal. Pero se siente libre. Vean qué contradicción, ¿eh? Vean qué contradicción. Una libertad que me esclaviza. Ser como yo quiero. Yo no quisiera ser como yo quiero, hermanos. Todo lo contrario, que el Señor cada día, como dice el apóstol Pablo, nos haga morir y que Él siga creciendo. Nosotros menguando y Él creciendo. Porque esa es la única forma, hermanos, que vamos a poder identificar la levadura y huir de ella. Y muchas enseñanzas hoy están mezcladas con alta dosis de piedad. ¡Alta dosis de piedad! y gotitas de levadura. No se necesita mucha levadura. Gotitas de levadura. Semillas de levadura que pronto leudaran toda la masa. Muchas enseñanzas hoy en día parecen inofensivas, parecen inocuas para la iglesia, pero terminan matando y dividiendo la iglesia de Cristo. Y comienzan como cosas sencillas. No, no, podemos estar juntos y no creer lo mismo, no hay problema. Sí, el problema es el problema. que esas pequeñas cosas son levadura que van leudando toda la masa. Y cuando nos venimos a dar cuenta, ya hemos perdido nuestra esencia cristiana. Hemos perdido nuestra identidad cristiana. Porque fuimos muy ligeros en ver muchas cosas como inocua cuando nos estaban matando. Cuando nos estaban matando. Debemos guardarnos de la levadura de los fariseos, porque ella nos guía a una adoración vana, hueca y sin valor alguno delante de Dios. El Señor dijo en Mateo 7, versículo 5, cuando le habló a ellos, le respondió y le dijo, Hipócritas, bien prefetizó de vosotros el profeta Isaías. Este pueblo de labio me honra, pero su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran enseñando como doctrina mandamientos de hombres. Amados hermanos, guardaos de la levadura de los fariseos y corran. corran continuamente a la obediencia a nuestro Señor y Salvador Jesús. Porque saben que, hermanos, la sangre de Cristo es el único antídoto para detener el crecimiento malvado, sano y pecaminoso de la levadura de las doctrinas de este mundo. Solo la sangre de Cristo puede volvernos a limpiar. David tuvo que decir límpiame y seré limpio. Si tú no me limpias, por más que yo haga, por más rituales que haga, por más ley ceremonial que siga, no voy a ser limpio. Pero Él reconocía que toda pureza y limpieza en el corazón del hombre viene de quién? Del que lo hizo. Viene de Dios. Y oye bien, amigo, que estás aquí. Sólo Cristo puede limpiar tu arrogancia, tu autosuficiencia, esa levadura que te hace sentir que tú no necesitas de nada ni de nadie. Y citas al Téregase el hombre, él y su circunstancia. Sí, su circunstancia pecaminosa, es cierto. El problema es que esa circunstancia pecaminosa solo la puede cambiar. Esa condición pecaminosa solo la puede cambiar el Señor Jesucristo. Solo Él tiene el poder para quitar la bacteria. ¿Sabe que la levadura es una bacteria? Quitar la levadura, quitar esa bacteria de allí y dejarte limpio, dejarte sano. y dejarte limpio, limpio para poder vivir la vida que él quiere. De ahí que el apóstol Pablo argumentó, hermanos, a los corintios, cada una de estas cosas que vio. Solo Cristo puede tener el efecto de la maldad del pecado en la vida de un hombre, nada más. Yo no puedo, no puede el pastor Guzmán. No puede que tú metes la Biblia con el Salmo 90 o 91 abajo de la almohada. No importa que tú te duermas con la Biblia en la cabeza. No importa que tú te vayas caminando a Higüey y sea de rodillas. No importa que tú hagas lo que hagas. Nada de eso puede sacar del hombre la bacteria de la levadura del pecado que ha infectado todo su ser. Nada lo podrá hacer. Pero me encanta ese himno que dice, hay poder sin igual poder en Jesús que venció. Y ese himno lo canta preciosamente, hermanos. Si nosotros hemos estado viviendo en muchas de estas cosas, arrepentidos, arrepentidos, vaya delante del Señor. Hay muchas de estas cosas, hermanos, que cuando las revisemos al interior de nuestro ser, vamos a encontrar que hemos sido infectados por esa levadura de la hipocresía. Esa levadura de la hipocresía. Yo amo al señor, pero yo a él no me abrace. Que el asunto es con el señor. Tú y yo lo resolvemos después. No, no, no. Hermanos, eso es hipocresía, levadura. Cuando nos dejamos infectar de este humanismo. Yo debo estar dispuesto a perdonar a mi hermano y mi hermano a mí bajo cualquier circunstancia, hermanos, porque eso es lo que enseñan las Escrituras. Mata el orgullo que hay en ti. No deje crecer esa levadura de que alguien puede hacer algo contra ti que sea peor que lo que tú hiciste por el Señor Jesucristo, en contra de Cristo. ¿Y qué hizo Cristo? Nos perdonó. Nos perdonó. Por lo tanto, debemos aprender a amarnos con amor entrañable. ¿Por qué? Porque en el Evangelio, la justicia de Dios se revela por fe y para fe. El justo por la fe vivirá. Guardaos, amados hermanos, de estas levaduras. Oremos. Señor y Dios que estás en los cielos, te alabamos y te damos gracias por tu palabra. Debemos reconocer que muchas de estas cosas hemos sido falto, hemos sido hipócritas. Hemos sido, Señor, hombres de cuidado con tu doctrina. Hemos pasado por alto muchas de estas verdades y hemos dado lugar a que semillas de levadura se siembren en nuestros corazones. Padre, perdónanos, pero danos la convicción, la entereza, la firmeza de poder mirar hacia dentro de nosotros y de poder ir a la cruz de Cristo y aplicar tu sangre preciosa a nuestras almas, de modo que ellas sean limpiadas, preparadas y puedan, Señor, ser baluartes de la verdad, hombres de amor sincero, sin hipocresía, sino de entrañable misericordia, vestidos del nuevo hombre, el que es según Dios, para la gloria de tu nombre, Señor. Sigue edificando tu iglesia en estas cosas y bendícenos, Señor. Haznos hombre de oración, mujeres que busquen el perdón, hombres que continuamente estemos ante tu trono de gracia, buscando ser limpiado para caminar limpio de estos pecados y estar más cerca de ti en cada acto de nuestras vidas. Ayúdanos a ser los mismos en la iglesia, en nuestras casas y allá en el mundo, Señor. Que el testimonio del Evangelio que predicamos sea fiel y sea una voz potente cuando la gente nos trate. Ven Señor y límpianos de esta levadura y haznos hombre y conforme a tu gloria y para tu gloria.
Guardaos de la levadura de los fariseos
Guardaos de la levadura de los fariseos
Sermon ID | 610241838346213 |
Duration | 1:01:45 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Bible Text | Matthew 16:5-12 |
Language | Spanish |
© Copyright
2025 SermonAudio.