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Bienvenidos al curso 2-2-2, donde estaremos discutiendo el tema de la disciplina en la iglesia. Mi nombre es Edgar Aponte. Tengo el privilegio de servir como vicepresidente de la Junta Intencional de Misiones en el estado de Virginia, en Estados Unidos, y también sirvo como profesor de teología hermenéutica en el seminario de Sutherland Baptist Theological Seminary en Carolina del Norte. Durante este tiempo estaremos discutiendo con ustedes como dije al principio, el tema de la disciplina en la iglesia. Y antes de entrar al tema, me gustaría primero comentar algo sobre el libro que ustedes estuvieron leyendo sobre la disciplina en la iglesia del Dr. Lehman. El objetivo principal, como ustedes se habrán dado cuenta de ese libro, no es convencerle a usted acerca de la disciplina eclesiástica o disciplina en la iglesia o eclesial. El objetivo es ayudar a que ustedes ya estando convencidos, sepan cómo aplicar la disciplina en la iglesia. El libro no es un manual de cómo manejar cada pregunta que pueda surgir relacionado a la disciplina en la iglesia. Por ejemplo, ¿cómo podemos disipular a uno Podemos disciplinar a alguien que no es miembro de la iglesia, o la pregunta que surge, ¿qué debemos hacer si uno de nuestros miembros abandona totalmente la fe y deja llamarse a sí mismo cristiano? ¿Debería aceptarse en la iglesia a una persona que no es arrepentido de pecado. Ese tipo de cosas son preguntas que el libro toca, pero más bien que darles a ustedes un manual de cómo responder o cómo manejar cada caso en específico, el libro busca darles a ustedes el marco teológico por el cual ustedes deben pensar y entonces responder cada pregunta que va a surgir en el contexto del ministerio de la iglesia local. El libro está dividido en tres partes, la primera parte presenta un marco teológico, la segunda parte habla sobre algunos casos, cómo aplicar ese marco teológico y la tercera parte da algunos ejemplos concretos. Yo espero que ustedes hayan leído el libro y si no lo han leído, por favor, le invito, le motivo a que lo lean. Es un libro que será de mucha edificación y bendición para ustedes. Pero antes ya, bueno, quería comentarles sobre el libro. Antes de ya irme al tema de manera directa, quiero que iniciemos en oración. Vamos, oramos. Padre nuestro que estás en el cielo, venimos delante de ti en el nombre de Cristo y en el poder de tu Espíritu. Te damos gracias porque sabemos que tú nos escuchas, porque venimos en el nombre de tu Hijo, no por ningún mérito nuestro, sino por tu gracia salvadora en la persona de Cristo a través del Espíritu Santo. Padre, te pedimos que tú estés con nosotros en este tiempo. Te pedimos que lo que yo voy a exponer sea de bendición, de edificación para las personas que están en este curso. Te pedimos, Padre, que esto no sea un mero ejercicio de estudio o un ejercicio académico o de estudio bíblico, que más bien sea un Un acto de adoración en el cual, conociéndote a ti más, conociendo tu santidad y las instrucciones que tú nos has dado sobre cómo manejarnos como iglesia, que esto nos lleve a adorarte más, amarte más y amar unos a otros en el contexto de la iglesia local. Bendícenos y guárdanos. Ayúdanos a ser celosos de ti, de tu palabra, de tu verdad, de tu santo y bendito nombre. Ayúdanos a ser buenos mayordomos de la responsabilidad que tú nos has dado como iglesia. En la Biblia vemos que el Señor ha establecido dos instituciones en la tierra. Por una de ellas es el Estado. Entendemos que el Estado tiene el poder de la espada, como dice Pablo en Romanos 13, y entendemos que ejerce una autoridad estatal. Pero debido a la forma en cómo el Estado ha utilizado la autoridad a través de la historia, pensamos en la autoridad como un mal necesario. Sabemos que el Estado tiene que ejercer esa autoridad, pero solo el pensamiento del Estado ejerciendo ese poder nos aterra. Porque entendemos que la autoridad no es algo bueno en la mano de los seres humanos. La otra institución que Dios nos ha dado es la iglesia. Pero nosotros, que como buenos protestantes, entre comillas, entendemos que la iglesia no tiene autoridad. Sabemos que la Biblia tiene autoridad, pero a diferencia de los católicos romanos, no pensamos que la iglesia como un ente de autoridad. Y lamentablemente ese es un error que muchas iglesias evangélicas cometen hoy día. Nosotros solo creemos en la autoridad de la Biblia. y rechazan cualquier autoridad eclesiástica. Los primeros protestantes no pensaban así. A diferencia de nosotros hoy día, ellos sí entendían que la iglesia tiene la autoridad que fue dada por el Señor y la iglesia está llamada a ejercer esa autoridad. Por eso, tendemos a pensar en la iglesia como una sociedad voluntaria. Usted decide entrar y usted decide cuándo salir. Usted decide. Usted elige. Usted toma la decisión. Y ciertamente, es así como los sociólogos contemporáneos piensan sobre la iglesia. Hace unos años, el sociólogo de la Universidad de Harvard, Robert Putman, publicó un libro titulado Bowling Alone, que terminó convirtiéndose en un bestseller o un libro mejor vendido. En ese trabajo, el autor, el doctor Putman, el profesor Putman de la Universidad de Harvard, hace una investigación de organizaciones voluntarias como una liga de fútbol o béisbol, como clubes sociales, uniones sindicales, campamento de jóvenes e iglesias. O sea, él incluye la iglesia entre esas instituciones. La iglesia era una más de esas sociedades voluntarias. La persona tiene la autoridad de decir cuándo se une y cuándo la deja. ¿Son buenos los beneficios? Entonces me uno. ¿No son tan buenos? Entonces me salgo. La iglesia es como, en Estados Unidos le llamamos una tienda como un Costco, como una tienda de servicios en la cual yo pago una membresía y me uno a ello porque entiendo que los beneficios que voy a obtener son mejor que la cuota que pago. Tristemente, es así como muchos cristianos piensa sobre la iglesia. Si los beneficios no son tan buenos, entonces, renuncio. La iglesia pasa a ser como un mero club deportivo. Así es como muchos de nosotros pensamos sobre el tema de la membresía. Y es así que nuestra sociedad, nuestra mente, ha sido moldeada en cuanto al tema de la autoridad, la membresía y la disciplina. La autoridad es la Biblia, escuchamos decir. La iglesia no tiene autoridad. Eso es lo único que importa, es la única autoridad. Y la iglesia funciona, o la vemos, como una institución voluntaria, así como vemos los clubes o asociaciones. Por supuesto, ocurre que cuando vemos la iglesia de esta forma, especialmente en una sociedad consumista, La iglesia se convierte en un lugar más donde vamos a ejercer la elección nuestra como consumidor. El consumidor tiene la autoridad y, por ende, él usa esa autoridad para hacer comparación y evaluar sus compras. Y decimos, la música aquí es buena. Pero los programas para niños allí son mejor. Los programas de escuelas aquí me gustan más. Los programas de vacaciones o de verano me gustan más en esta iglesia. El líder de adoración aquí toca mejor. Y esas expresiones o ese tipo de ideas nos llevan a nosotros a cómo decidir a qué iglesia nos unimos. No estoy seguro si esta iglesia se ajusta a los gustos de mi familia, escuchamos decir. nos alegramos de que existen políticas de evolución. Tristemente, es una realidad que vemos en muchos lugares. Las personas pasan de iglesia local a iglesia local buscando un producto, buscando qué se ajusta mejor a sus deseos o a sus necesidades. O sea, que vemos la iglesia de una óptica consumista, lo que provoca que como líderes de la iglesia sintamos la necesidad de llegar a un buen programa para competir por los clientes. Y cuando esto ocurre, la membresía en la iglesia se reduce a cómo promover mejor nuestros programas. En el peor de los casos, se convierte en un instrumento para elevar el ego del pastor. Y ustedes ven que personas pasan, cristianos, de una iglesia a otra iglesia. Y en comunidades, iglesias compiten por la membresía de algunas personas. Entonces las personas dicen, ese pastor tiene mucha gente. Y el pastor se siente bien consigo mismo. En cuanto a la disciplina de la iglesia, entonces, bueno, Si la manera de atraer personas es lo que pensamos, la disciplina va a pasar a un segundo plano o bien, gracias. Y comienzo hablando del tema de la autoridad y el tema de la membresía y de cómo muchas personas ven la autoridad y la iglesia misma, porque esto impacta de manera directa, fundamental, cómo nosotros entendemos el tema de la disciplina. En ese contexto consumista, la disciplina pasa a ser algo sin importancia. Bien, gracias. Los líderes no quieren ejercerla. Los líderes no piensan en ella. ¿Por qué? Porque no es bueno para atraer clientes. Y, tristemente, eso es algo que vemos con demasiada frecuencia. Bueno, es un poco de nuestro contexto, un poco de cómo Consciente o inconscientemente pensamos sobre la iglesia, la membresía y la disciplina. Vayamos ahora nosotros a la Biblia, específicamente al libro de 1ª de Corintios y leemos el capítulo 5. Vayámonos ahora, le repito, 1ª de Corintios, capítulo 5. La idea aquí es enfocarnos brevemente en los principios de los primeros cinco versículos de este capítulo, comentar sobre cómo la situación específica, el contexto aquí que se da en estos versículos, y después compartir algunos puntos sobre el tema de la membresía y la disciplina de manera más específica, consciente de lo que vemos en este texto. Entonces, la idea es que nos vayamos hoy día a 1 Corintios capítulo 5 como texto, base de nuestra exposición, veamos el contexto y luego entonces vamos a sacar algunos puntos relacionados al tema de la disciplina. Y repito, yo no veo la disciplina como algo aislado de la membresía, porque mi entendimiento de la membresía va a impactar mi entendimiento de la disciplina en la iglesia. Estoy leyendo de la traducción de la Reina Valera del año 1960. 1 Corintios capítulo 5, leeré los primeros cinco versículos. De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación que ni aún se nombra entre los gentiles, tanto que alguno tiene a la mujer de su padre, y vosotros estáis envanecidos. ¿No deberías más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de medio de vosotros el que cometió tal acción? Ciertamente yo, como ausente e incuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal se ha entregado a Satanás para la destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. Pablo recibe un reporte de una situación que ya era pública entre los corintios. Es un caso de inmoralidad sexual, pornea. Básicamente es un caso de incesto. Él dice aquí, uno tiene la mujer de su padre, ¿verdad? Lo más probable es que fuera su madrastra, porque no dice su madre biológica, ¿verdad? No dice su madre, sino la mujer de su padre. Ese señor, el joven, estaba teniendo una relación íntima sexual con su madrastra. El uso del verbo que vemos aquí en el estado presente apunta a una relación presente y constante. No fue algo que ocurrió una vez, es algo que continúa teniendo lugar. Este tipo de relación no solamente es condenada repetidamente en la Biblia como en Levítico 18.8 o en Deuteronomio 22. 30 o en Deuteronomio 27, 20, sino que también era repugnante hasta para la comunidad pagana y politeísta del primer siglo. De hecho, una conducta como ésta en la cultura de la ciudad de Corinto era merecedora del ostracismo, que era la decisión de los ciudadanos que permitía excluir de la comunidad a una persona que tenía una conducta inmoral y repugnante como este caso. Perdón, o sea que la iglesia en Corinto estaba permitiendo una conducta que aún la misma sociedad pagana y politeísta del primer siglo condenaba. Ellos aceptaban algo que los paganos condenaban, que los propios paganos consideraban inaceptable y ellos más bien se hacían alarde de esto. Pablo está escandalizado frente a la tolerancia y asqueado por la aprobación de tal conducta por parte de la iglesia, de la congregación. Ellos estaban orgullosos de tal situación. Estaban envanecidos, como dice Pablo. Y Pablo les dice, no deberían más bien ustedes estar lamentados y haber quitado a esa persona de en medio de ustedes. Diferentes iglesias no aplican la disciplina por diferentes razones. Algunas no la aplican por ignorancia bíblica, otros por temor a los hombres. Uno, porque no quieren que la persona se le vaya, o por algún vínculo de amistad, por diferentes razones. Tristemente, muchas iglesias no aplican la disciplina bíblica. Pero en el caso de los corintos, era orgullo. Ellos querían hacer lo que bien les parecía a sus ojos. En los primeros capítulos leemos que el orgullo era un problema por el cual ya habían sido confrontados. Nosotros vemos en el capítulo 1, versículo 31, en el capítulo 3, versículo 21, en el capítulo 4, versículo 6. Era una congregación de mentalidad abierta, como hoy día escuchamos, donde todos se sentían cómodos y donde no se juzgaba a nadie. Ellos eran súper tolerantes, tolerantes a tal punto que toleraban aquello que Dios condena. No solamente Dios condena, que los paganos condenaban. Y Pablo en ese contexto le dice, yo aunque no esté presente físicamente con ustedes, aunque sí espiritualmente, yo ya he juzgado a ese individuo. Esa persona necesita ser excluida de la iglesia. En contraste con el orgullo y el engreimiento de los corintios, Pablo ya lo ha condenado y le pide a ellos que como iglesia, bajo la autoridad del Señor, asuman sus responsabilidades de quitar a esa persona de en medio de ellos. Y le dice, por favor, a tal persona deben sacarla, deben excluirla, deben excomulgarla de la iglesia. El término que él usa El tal se ha entregado a Satanás para la destrucción de la carne en el siglo V. Ahora aquí entonces quiero pasar a los puntos que quiero enfatizar, que vemos aquí, que nos enseña este texto relacionado al tema de la disciplina. Primero, es la membresía que está asumida en este texto. La palabra membresía no aparece, pero El texto asume la membresía. Pablo sabe a quién le está escribiendo. Los corintios sabían a quién él se refería cuando le decía que quitaran a esa persona de medio de ellos. Hay una delimitación de quién pertenece y quién no pertenece. De hecho, Él escribe a un grupo en particular. Él no lo escribió a los corintios en términos de toda la sociedad de los corintios. Él escribió a los corintios que eran parte de la iglesia. Cuando Él le dice, saquen a esa persona de un medio de ustedes, ese medio de ustedes, ese ustedes, ese grupo, ese conglomerado, ellos sabían quiénes eran. El fundamento subyacente de la Biblia y de los mandamientos cristianos es ser diferentes, puros, santos, unidos y llenos de amor. Confirma la importancia de un entendimiento bíblico de una membresía significativa. Por lo tanto, hermanos, siempre hay un estar dentro y un estar fuera del pueblo de Dios. Repito, siempre hay un estar dentro del pueblo de Dios y un estar fuera del pueblo de Dios. Y eso es lo que nosotros podemos ver a través de toda la Biblia. Había una gran diferencia de estar dentro del jardín del Edén y estar fuera del jardín. Lo mismo con el arca. Hay una gran diferencia que estar dentro del arca y estar fuera del arca. El pueblo de Dios en el desierto debía estar ceremonialmente limpio para permanecer dentro del campamento y no ser expulsado. las leyes alimenticias, los festivales, los límites políticos y los lugares de adoración en el Antiguo Testamento, e incluso las fuertes prohibiciones contra el matrimonio con gente de otros pueblos, apuntaba a un estar dentro y un estar fuera del pueblo de Dios. En el Nuevo Testamento, como sabemos, los límites étnicos y culturales del Antiguo Testamento desaparecen. No obstante, debe haber una clara línea divisoria entre aquellos que son el pueblo de Dios y aquellos que no lo son. Nuestra profesión de fe y el fruto del nuevo pacto en nuestras vidas dan evidencia de esto, como también las prácticas del bautismo y la cena del Señor, las dos formas externas que nuestro Señor nos mandó a practicar, las ordenanzas. El bautismo y la cena del Señor son precisamente lo que le dan una sustancia y una forma de membresía a una iglesia. Algunos están dentro, los que han sido bautizados y son bienvenidos a la mesa del Señor, y otros que están fuera, los que no son bienvenidos a la mesa y que no han sido bautizados. También está el aspecto de la responsabilidad de unos con otros. La Biblia llama a obedecer y honrar a los líderes. los pastores amar y a cuidar, proteger y alimentar las ovejas. La exultación de los unos a los otros. La iglesia en Corintio no era responsable por todas las personas de la ciudad, solo por los miembros de la iglesia. Por eso Pablo dice, juzguen lo que están dentro y que Dios juzgará lo que están fuera. Versículos 2 y 13, veamos un momento. En los versículos 2 y 13, capítulo 5 dice, porque Voy a leer un poquito más para tener el contexto. Es escrito por carta, versículo 9, que no os untéis con los fornicarios, no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los que practican la avaricia, o con los ladrones, o con los idólatras, pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien, os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuera fornicario, idólatra, maldiciente, borracho o ladrón, con el tal ni a un comáis. ¿Por qué? ¿Qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? Porque lo que están fuera, Dios juzgará. Quitad pues a ese perverso de entre ustedes. Pablo aquí enfatiza. La responsabilidad de la iglesia es cuidar y supervisar a lo que están dentro. A lo que están fuera, al mundo, a aquellos que no se llaman cristianos, que no profesan fe en Cristo, Dios los juzgará. Pero lo que están dentro, en nuestra responsabilidad como cuerpo de Cristo, cuidar por el cuerpo de Cristo. Entonces, es un punto importante que nosotros debemos saber. Aún aquí, es un texto que enfatiza el tema de la disciplina bíblica en la iglesia, ¿verdad? Asume el tema de la membresía, porque uno va relacionado al otro siempre. Segundo punto. El abandono de la disciplina en la iglesia invita a la burla del mundo. Repito, el abandono de la disciplina en la iglesia invita a la burla del mundo. La iglesia está llamada a reflejar el carácter del Dios que la compró con su sangre. Está llamada a dar testimonio de la santidad y la pureza del Dios que dice conocer. Es por esa razón que el Nuevo Testamento enfatiza la importancia de la disciplina en pasajes como vemos aquí, pero también en otros lugares como Mateo 18, en Gálatas 6, 1 y 2, en Efesios 5 y otros textos. Y es por eso que el apóstol Pablo nos dice, mantener entre los gentiles una conducta irreprochable a fin de que aquellos que os calumnean como malhechores, ellos por razón de vuestras buenas obras al conocerlas glorifiquen a Dios en el día de la visitación. Perdón, Pedro. Pero la iglesia en Corinto está haciendo lo contrario, o estuvo haciendo lo contrario. Imagínese usted, ellos habían sobrepasado el nivel de tolerancia del mundo en cuanto a inmoralidades. Permitían algo entre ellos que hasta el mundo condenaba. Imagínese los comentarios del pueblo sobre esa iglesia. En ese sentido, ellos eran una representación más fiel del mundo que de Dios. Hermanos, una iglesia impura se convierte en una iglesia sin poder. Y repito, una iglesia impura se convierte en una iglesia sin poder. La tolerancia del pecado roba la belleza del evangelio y desmantela la iglesia de sus testimonios. Tal vez por una temporada reciba el aplauso de un grupo pero pronto esa iglesia será el objeto de burla y desprecio. Con el tiempo, la iglesia será ignorada por completo y será condenada y juzgada por el Señor Jesucristo. La disciplina de la iglesia fue dada por la cabeza de la iglesia para la salud y el bienestar del cuerpo. Evitar el ejercicio de la disciplina cuando es necesario ya sea por no molestar a alguien o para mantener una supuesta unidad, solo conducirá a la iglesia a su muerte. Como escribió el teólogo John Dock en el siglo XIX, cuando la disciplina sale de la iglesia, Cristo sale junto a ella. Repito, cuando la disciplina sale de la iglesia, Cristo sale con ella. Una iglesia que se ve y actúa como el mundo no es iglesia, es un grupo del mundo. Y el mundo es mundo y la iglesia es iglesia. Si su iglesia tiene un hombre que golpea a su esposa sirviendo en la cena del Señor, o tiene a un adúltero en el grupo de adoración y la gente lo sabe, no importa los programas o las campañas evangelísticas que su iglesia tenga serán inefectivas. Una iglesia impura es una iglesia sin poder. Pastores, líderes, es importante que piensen esto. Hay muchos casos que yo he escuchado de personas sirviendo en la iglesia que no están viviendo de acuerdo con su profesión de fe. Y cuando ustedes hacen eso, Ustedes profanan el nombre de Dios y ustedes invitan a la burla del mundo. Y no importa la campaña, los programas que ustedes tengan de evangelizar, de discipular, de alcanzar al pueblo, al vecindario, al país, a las naciones. No importa los programas que tengan, serán inefectivos porque el mundo verá que usted no es consistente con lo que la Biblia dice o lo que usted dice creer. Por ende, una iglesia impura es una iglesia sin poder. Siguiente punto. La disciplina en la iglesia se hace bajo el señorío de Cristo y para la gloria de Dios. Pablo le dice a la iglesia que ellos reunidos como asamblea, como cuerpo en el nombre del Señor, Y lo veo aquí versículo 4 en el nombre del Señor Jesucristo reunidos vosotros y mi espíritus. Ese reunidos ahí se puede traducir de manera literal como ustedes asambleados en asamblea. Baja en el nombre del Señor y en el poder de Cristo deben sacar a esa persona de la iglesia. La iglesia en Corinto no sólo había comprometido su testimonio como una comunidad redimida, Ellos también habían profanado el nombre del Dios que ellos decían representar. Ellos estaban desobedeciendo el mandato que el Señor le había dado a la iglesia en Mateo 18 de excomulgar al pecador no arrepentido. La iglesia es la embajada de Dios en la tierra. Es una representación del reino de Dios. La iglesia es donde el cielo besa, toca la tierra, donde el cielo y la tierra se unen. Jonathan Lyman en su libro, tanto de la membresía como de la disciplina, habla de este tema de la iglesia como una embajada del reino de Dios. No es el reino de Dios, es una embajada del reino, es una representación del reino. La iglesia, por ende, como embajada del reino de Dios, está llamada a glorificar el nombre de Dios. Pero en una iglesia impura, no glorifica a Dios, más bien profana su santo nombre. Ese fue el caso de Israel en el Antiguo Testamento. Podemos leer sobre eso en el libro de Ezequiel, donde el Señor confronta al pueblo adúltero y les dice que ellos habían profanado su nombre entre las naciones. O citando a Isaías 52, Romanos 2, el nombre de Dios era más aflamado entre los paganos corintios a causa de la iglesia en esa ciudad. Por inmoralidades como la de los corintios, el Señor amenazó a destruir la tierra de Teatira en el libro de Apocalipsis. La iglesia local no es un edificio, tampoco es un lugar donde voy una vez a la semana para obtener una sacudida espiritual. No, la iglesia es la embajada de Dios en la tierra, la embajada llena de ciudadanos del reino celestial. La iglesia es donde el cielo toca la tierra y las verdades del cielo son habladas y la gente del cielo, los ciudadanos del cielo encuentran comunión y vida. El Señor es santo, puro, bello y amoroso, y su pueblo no puede ser diferente. Dios no compromete la integridad de su nombre ni la gloria de su nombre. Y si la iglesia existe como el cuerpo de su Hijo y se reúne bajo el poder y la autoridad de su Hijo, no debe buscar o tolerar otra cosa que no sea el carácter santo del Dios trino y verdadero. Repito, nosotros como iglesias actuamos, nos reunimos, venimos como asamblea bajo el Señorío de Cristo, para la gloria de Cristo, en el poder del Espíritu de Cristo. Y por ende, nuestra actuación debe estar marcada por el carácter de Cristo mismo. La disciplina en la iglesia, cuando se hace, debe hacerse bajo el Señorío de Cristo para la gloria de Cristo. Siguiente punto. La disciplina en la iglesia se hace por amor a la persona. Repito, la disciplina en la iglesia se hace por amor a la persona. Fíjense en lo que Pablo dice en el versículo 5. El tal se ha entregado a Satanás para la destrucción de la carne, a fin de que el Espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. Pablo no está hablando de una actitud vengativa. Pablo no está hablando aquí con una actitud rencorosa. Como Lehman en su libro dice, la disciplina de la iglesia no es una acción retributiva, no es la promulgación de la justicia de por sí. Es una rehabilitación. Es la intención de ayudar al cristiano individual y a la congregación a crecer en santidad y piedad, a ser como Cristo. El tal sea entregado a Satanás tiene un fin, la destrucción de la carne. Fíjense que dice, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne. ¿Qué significa esto? Y que la persona sea salva en el día del juicio. La meta es la sanación y la restauración de una persona que no está viviendo en sintonía a la confesión de fe que ha hecho. Entregar a Satanás es similar a lo que Pablo ya había dicho en el versículo 2, quitar de en medio de vuestro y que no se asocien con él como dice que más adelante en el versículo 9. Muchas personas tratan de persuadirse ellas mismas y de persuadir a otros de que la disciplina no es un acto de amor. El amor no es una licencia para hacer lo que sea o lo que bien me parezca. El amor busca lo justo y lo puro. Oh amigo, el amor no es una idea abstracta o mariposas en el estómago. No, el amor es una persona, una persona que es amor y verdad. Y cuando Pablo habla de destrucción en la carne, Él lo que quiere es que la persona sea más bien confrontada con la expulsión para que eso el espíritu lo use para darle convicción a la persona, para que la persona se arrepiente y su espíritu sea salvo en el día del Señor Jesucristo. El objetivo es la salvación de la persona que no está viviendo una vida en Cristo. como escribió Bonhoeffer, un teólogo alemán, en su libro Vidas Juntas. Dice, nada puede ser más cruel que esa indulgencia que abandona a otros en el pecado. Nada puede ser más compasivo que una severa reprimenda a través de la cual se llama a otro cristiano a abandonar el camino del pecado y la destrucción. Repito la cita de Bonhoeffer. Nada puede ser más cruel que esa indulgencia que abandona a otros en el pecado. Nada puede ser más compasivo que esa severa reprimenda a través de la cual se llama a otro cristiano abandonar el camino del pecado y la destrucción. O como un pastor del siglo XIX dijo, si usted conoce sobre el pecado de su hermano y no lo llama y le confronta Es usted tan cruel como la persona que camina, que caminando ve la casa de su vecino en fuego y no le advierte mientras este duerme en ella. Repito, si usted conoce el pecado de su hermano y no lo llama y no le confronta como la Biblia le llama a usted que lo haga, usted es tan cruel como la persona que pasa por la casa de su vecino y su vecino durmiendo en ella y la casa en fuego y usted no le llama y le advierte. Si usted ve la casa de su vecino en fuego y su vecino dentro durmiendo y usted no le confronta ni le llama ni le despierta, usted es tan cruel como esa persona que ve a su hermano o a su compañero de iglesia en el pecado y en el camino de destrucción y no le confronta. La disciplina en la iglesia es un proceso amoroso y necesario en el cual la Biblia nos instruye a confrontar y corregir a una persona que no está viviendo una vida acorde a su profesión de fe, que más bien está viviendo una vida de continuo pecado y sin arrepentimiento. El objetivo siempre es de recuperar y restaurar ese hermano o hermana a la comunión con los cristianos y su iglesia. Repito este último punto. La disciplina en la iglesia se hace por amor a la persona. No se hace con carácter vengativo. Está bueno que le pase. No, quiero destruirlo. Ese hizo tal cosa. No, ese no es el carácter de Pablo. La intención es usar eso como una reprimenda. Primero, para la gloria de Dios, cuidando el nombre de Cristo. Y segundo, buscando que el espíritu de esa persona sea salvo en el día del juicio. Ahora quiero compartir con ustedes 10 puntos prácticos que debemos de cultivar para una disciplina significativa en nuestra iglesia local. Y recuerden, como lo dije al principio, yo veo siempre el tema de la disciplina eclesial muy relacionado al tema de la membresía, porque van ambos de las manos. Primer punto, práctico. Predique el evangelio regularmente y de manera clara. los predicadores debemos definir una y otra vez qué significa ser cristiano. Usted pastor no puede asumir que la persona que está en su iglesia conoce el evangelio y que la persona por mucho tiempo que estén ahí saben qué significa ser cristiano y mucho menos que la persona que está llegando a la iglesia saben qué significa ser cristiano. Cuando usted no asume esto y predica constantemente y de manera clara el Evangelio de Cristo, esto ayuda a que la gente se examine de manera regular. En tu enseñanza y en sus vidas juntas, nosotros queremos mostrar lo que la iglesia bíblica es. Un lugar en el que es extraño si alguien no te pregunta acerca de tu vida. ¿Qué quiero decir con esto? Tristemente, y esto es relacionado a lo que decía al principio de nuestro entendimiento consumista de la iglesia, las personas llegan a la iglesia, se sientan, escuchan una canción, escuchan la predica y se van. Y cuando hablan con alguien, hablan sobre un tema muy coloquial, sin ninguna importancia espiritual. Nosotros, ustedes líderes, deben predicar de una forma tal que las personas, que te motiva a los hermanos a preguntarse, a cuestionarse uno al otro de una manera prudente y bíblica sobre su vida. Que mi primer interés no sea de qué trabajo tiene el hermano o de qué vehículo tiene la hermana, más bien sea cómo está viviendo esa persona. y cómo yo puedo servirle y ayudarle a crecer en el conocimiento de Cristo. Pero eso solamente se va a lograr si las personas están expuestas a la palabra de Dios, al evangelio predicado de manera consistente y de manera clara. Segundo, utilice una confesión de fe y un pacto congregacional para que la iglesia haya escogido. Ser miembro de la congregación implica una responsabilidad. Las declaraciones que expresan lo que la congregación cree y la manera en la cual se compromete a vivir tienen mucha importancia. Son la base para la unidad, un instrumento de enseñanza y una cerca para dejar fuera lo que el mundo, aquello que no es de la iglesia, aquello que es del mundo. Y repito, por favor, Utilice una confesión de fe y un pacto congregacional que diga de manera específica qué nosotros creemos como cuerpo local y cuáles son los compromisos nuestros como miembros. Y esto cada día es más necesario. Tercero, haga que las clases de membresía sean un requisito para admitir a nuevos miembros a la congregación. Es una muestra de amor representar cuidadosamente las expectativas que los demás tendrán de ellos y lo que ellos, a su vez, podrán esperar de la congregación. Utilice esta oportunidad, esa clase de pre-membresía, como una oportunidad para enseñar la confesión de fe y el pacto de la congregación. Utilice esta oportunidad para enseñar a la persona que nosotros como cuerpo esperamos de ello. Como también la importancia de la membresía, y los datos básicos en cuanto al funcionamiento de la iglesia local. Nosotros hacemos eso en nuestra iglesia. Cuando una persona quiere unirse a nosotros como cuerpo, como iglesia local, como congregación, nosotros, antes de recibirla, motivamos a la persona, le solicitamos que pasen por un curso de permembresía, en el cual le explicamos qué nosotros como iglesia creemos, un poco sobre la iglesia misma, sobre la historia, para que tengan una cierta familiaridad con la iglesia, con el cuerpo, y luego decimos cuáles son los requisitos que nosotros o cuáles son las expectativas que nosotros tenemos de cada miembro. Usted no puede unirse a una iglesia y ausentarse por unos tres o cuatro meses. Primero, pastor, usted debería preocuparse si eso ocurre, porque la Biblia enseña que usted es responsable por cada persona en su congregación. ¿Y cómo usted podrá darle cuenta al príncipe de los pastores, a Jesucristo, de una persona que usted no conoce, a la cual usted no ve. Entonces, repito, haga que la clase de membresía sea un requisito para admitir a nuevos miembros en la iglesia. Cuarto punto. Haga que los potenciales nuevos miembros pasen por una entrevista después de haber terminado las clases de membresía, pero antes de ser recomendados para membresía de la congregación. haga que los miembros pasen por una entrevista después de haber terminado la clase de membresía. ¿Qué significa esto? En nuestra iglesia, la persona viene, por ejemplo, toma una clase de membresía de unas cuatro semanas, cinco o seis semanas, eso puede cambiar. Después de eso, esa persona es entrevistada por uno de los pastores, por el pastor principal, y si hay varios pastores por uno de los miembros del cuerpo pastoral, donde a esa persona se le pide su testimonio. Nosotros queremos saber si esa persona tiene un entendimiento claro del evangelio y preguntamos, ¿qué es el evangelio? La idea no es una definición sistemática, ¿verdad? sobre el evangelio o el plan de redención, pero la idea es que queremos ver que la persona entiende que nosotros todos somos pecadores, que Dios es santo, que todos somos pecadores y Dios como santo y justo condena el pecado. Pero Dios en su amor y su misericordia envió a su Hijo único, a Jesucristo, a vivir la vida perfecta que usted y yo estamos llamados a vivir. Y fue a la cruz y recibió la muerte que usted y yo merecíamos y Dios Padre y Espíritu le levantaron al tercer día de la tumba declarando poder sobre la muerte, aceptando su sacrificio para que todo aquel que se arrepiente y ponga su fe en él sea salvo. No se pierda más tenga piedad. ¿Cuál es la idea? Que la persona entienda, porque alguien dice, sí, yo soy cristiano. Ajá, ¿y cómo se convirtió? No, yo nací en iglesia. No, nadie nace cristiano. Nosotros nacemos pecadores. Nosotros necesitamos nacer de nuevo. Y eso es importante. Y usted no podrá saber eso si usted no le pregunta a la persona. Entonces, le recomiendo, yo le motivo a usted, antes de aceptar a alguien en la membresía de la iglesia, que le haga una entrevista. Conozca más a la persona. Muchas veces, muchos de los grandes problemas de la disciplina en la iglesia, por lo cual a veces es imposible aplicar la disciplina en la iglesia, es porque nuestras iglesias están llenas de personas no regeneradas. Porque nunca le preguntamos cuál es su testimonio, qué es el evangelio, cómo se convirtieron. Solamente asumimos eso y aceptamos como cristianos a personas que no son cristianas. Y eso tiene aparte de que no es correcto, que profane el nombre de Dios, tiene muchísimas implicaciones para el tema de la membresía y la disciplina. Quinto, deténgase a pensar antes de bautizar a niños y admitirlos en la membresía formal de la iglesia. La pregunta no es si un niño de cinco o seis años puede convencer a Cristo. No, esa no es la pregunta. La pregunta es si la congregación, si el cuerpo, que es responsable por cada cristiano junto a los libres, es capaz de discernir si un niño de cuatro o cinco años es creyente. El amplio número de cristianos nominales en iglesias bautistas, por ejemplo en el caso mío en Estados Unidos, parece indicar que la respuesta es negativa, porque muchas veces bautizamos a niños que no eran cristianos. La idea aquí es un asunto de que la Biblia no dice qué edad debe bautizarse una persona. El tema es que sea prudente y busque sabiduría, que no seamos ligeros o que no nos apresuremos a bautizar una persona, un niño de cuatro o cinco años, que muchas veces lo hace porque otro amiguito se bautizó o porque quiere complacer a los padres. Cuando nosotros bautizamos a alguien, nosotros como congregación estamos diciendo, esa persona pertenece a Cristo y nosotros debemos ser cuidadosos porque básicamente nosotros decimos, esa persona es parte de Cristo. Y cuando lo bautizamos recibimos la membresía y eso conlleva responsabilidades. Entonces, antes de hacerlo, de bautizar a niños, deténgase. y es una práctica que muchas iglesias continúan haciendo. 6. Esté al tanto de que la admisión a la membresía es una acción de la congregación. Repito, yo creo que ustedes han visto esto ya en el libro de Lehman, tanto la membresía como la disciplina. La pregunta Esta es una clara implicación de 2 Corintios 2.6. Se le debe enseñar a la congregación, ya sea mediante la manera más directa o a través de un voto congregacional o por medio de métodos directos, que el admitir o expulsar a alguien es una responsabilidad de la iglesia. Por ejemplo, Aquí, en el texto que leímos hoy en 1 Corintios 5, Pablo no le escribe a los líderes. Dice, ¿ustedes pastores son responsables? No, él dice, ustedes a la congregación expulsen, saquen a ese que está en medio de ustedes, que está durmiendo o teniendo relación íntima con la mujer de su padre. Pablo le escribe a la congregación porque la congregación es responsable. Lo mismo vemos en Mateo 18. Cuando el Señor Jesucristo le dice, si alguien pica contra ti, confrontale y si se arrepiente, ganaste un hermano. Si no, busca a dos o tres testigos. Y si no le escucha tampoco a esos dos o tres testigos, entonces llévenlo a la iglesia. Y si no se arrepiente y no escucha a la iglesia, entonces trátelo como un publicano, como un pagano. ¿Quién es la última autoridad para sacar? Es la iglesia. La aplicación de la disciplina, según la Biblia, no es los líderes de manera autoritaria o un comité que dice, esta persona no, es la congregación, eso es una responsabilidad del cuerpo. Los líderes llevan a la iglesia y dirigen a la iglesia en el proceso, pero la última decisión la tiene que hacer el cuerpo de Cristo. Por ende, la admisión de la persona, tanto como la excomulgación o la expulsión de la persona, es algo que la iglesia, el cuerpo, la congregación debe de hacer. El entrar y salir es una autoridad que es dada a la iglesia. 7. Publique un directorio de miembros en el cual aparezcan todos los miembros de la iglesia y que incluya alguna información como teléfono, correo electrónico o dirección. Enseña a los miembros a actualizar esta información de manera regular. Cultive el hábito de utilizar este directorio como una lista de oración para los pastores y los miembros de la iglesia. En nuestra congregación, le pedimos a los miembros que intenten orar diariamente por una página, por una, dos, tres o cinco personas en su tiempo devocional. Y eso es algo que nosotros practicamos en nuestra iglesia, como decía. Nosotros tenemos un directorio de todas las personas que son miembros de la iglesia. Y nosotros motivamos a nuestros miembros a que oren por las personas que están en esa lista. Y en ocasiones que le escriban un correo electrónico, le llamen y le digan, hermano Juan o hermana María, ¿cómo puedo orar por usted? ¿Alguna situación en particular por la cual puedo orar? Y lo más bello de eso es cómo eso comienza a ser algo natural en la congregación. Y nosotros vemos una congregación orando uno por el otro. Y esa oración se convierte en una fuente de amor. Usted no puede no amar a alguien por quien usted ore. Pero tener una lista también nos ayuda a nosotros a recordar que nosotros somos parte de un cuerpo. y que hay un límite entre aquellos que están dentro y aquellos que están fuera. Y eso es muy práctico. Yo recomiendo a ustedes, pastores, si usted no tiene un directorio, traten de hacerlo y compartan eso con sus miembros para que ellos sepan quiénes son y para que ellos puedan orar uno por el otro. 8. Preocúpese que el cuidado pastoral de los miembros sea activo. Hasta donde sea posible, asegúrese que cada uno de los miembros se encuentre regularmente en conversaciones con un anciano o algún líder de la iglesia. En mi iglesia, el cuerpo pastoral se reunía cada dos semanas y oraba por los miembros de la iglesia. Al momento, si llegamos al nombre de algún hermano o hermana que ninguno de los líderes conocía, hacíamos una pausa y decíamos, ¿Quién conoce a esta persona? ¿Con quién se está relacionando? ¿Quiénes son sus amigos en la iglesia? ¿Está creciendo? ¿Está participando de un grupo pequeño? Si alguien no sabía la respuesta entre los líderes, se asignaba a un irresponsable. La próxima semana, la próxima reunión, usted nos dirá, ¿Cómo está esa persona? ¿Está creciendo? ¿Quiénes son sus amigos en la iglesia? y entonces le damos seguimiento. Pero es una forma de nosotros orar por la iglesia, pero también de supervisar y de velar por las almas que Dios ha puesto en nuestro cuidado. Y usted dirá, ¿qué tiene eso de implicación con la membresía? Bueno, que muchas veces los casos más comunes de disciplina en la iglesia son por falta de asistencia, por no congregarse. Pero primero también nosotros como líderes, como decía anteriormente, ustedes son responsables del cuidado de cada alma en su congregación. Y nosotros, nuestra posibilidad como líderes es ayudar a que esas ovejas estén creciendo en el conocimiento de Cristo. Como pastor, usted es responsable por cada una de esas ovejas. Nueve. Trabaje para que el discipulado sea parte de la cultura de la iglesia. Tristemente, el discipulado ha sido reducido a mentorado. La gente confunde la mentoría con el discipulado. Nosotros no queremos ser personas como nosotros. El discipulado es hacer personas como Cristo. Pero el discipulado no puede ser reducido a un programa. El discipulado es vivir vidas juntos. Es un discípulo ayudando a otro discípulo a seguir a Cristo. Entonces, trate de que ese discipulado en la iglesia sea algo normal en la vida de la congregación. de que las personas se reúnan a leer un libro de la Biblia, de que las personas estén estudiando un libro en particular, que las personas estén discutiendo durante la semana el sermón que fue predicado el domingo. para que nosotros, uno a otro, nos vayamos ayudando. Claro, la Biblia habla de que los mayores ayuden a los más jóvenes, que las mujeres más ancianas ayuden a las mujeres más jóvenes. Pero también, nosotros vamos a entender el simulado no solamente como limitado a eso, sino también como viviendo la vida juntos. Por ejemplo, yo en mi iglesia soy ayudado por un hermano que tiene unos 75 años, que todavía está cantando y glorificando a Dios los domingos, que es un hermano fiel, y me ayuda a recordar que los santos van a perseverar. Y Dios usa eso para ayudarme en mi propio caminar. O usa quizás al jovencito de unos 18 años que se acaba de convertir, que tiene un gozo y un celo del Señor, y que cada día estaba evangelizando, me recuerda a mí de ese fuego que nosotros debemos tener por las almas de los perdidos. Ese deseo de llevar el Evangelio. Entonces el Señor no solamente me está ayudando a crecer a mí en esa relación uno a uno con hermanos que yo me reúno, sino también me está ayudando a usar esos hermanos mayores o más jóvenes o las hermanas y su actitud de servicio para ayudarme a mí. Por eso nosotros necesitamos cada uno, necesitamos como cuerpo para crecer como cuerpo. Pero trate de que el discipulado sea algo normal y en la iglesia. Y último, punto 10, restrinja alguna de las actividades, eventos o áreas de servicio sólo para los miembros. Por ejemplo, las reuniones administrativas deben ser sólo para los miembros o las reuniones de miembros, ¿verdad?, deben ser sólo para los miembros. Las áreas públicas de servicio no son, son sólo para los miembros. Por ejemplo, ¿a qué me refiero a eso? En mi iglesia nosotros no permitimos que una persona que no es miembro de iglesia esté sirviendo en el grupo de oración. Yo sé que muchas iglesias tienen muchas necesidades, pero es mejor que nosotros no cantemos bien o que tengamos una falta de un hermano en la guitarra o en el piano y no que pongamos personas que no son parte del cuerpo a dirigir la iglesia. ¿Por qué? Primero, como dije, por el nombre de Dios y la por el nombre y la santidad del nombre de Cristo. Pero segundo también, cuando la persona que no es miembro viene y están viendo personas que no son parte de la iglesia, dirigidas en la iglesia, esa persona no entiende eso. Y quizás esa persona que no es miembro no se está sometiendo a la autoridad de los líderes y de la congregación mismas. Entonces, enfatice que cuando nosotros decimos que los miembros solamente sirven, en la cena del Señor, o los miembros solamente ayudan en el servicio del bautismo, o solamente los miembros dirigen en el grupo de oración. Usted está diciéndole a aquellos que no son parte de la iglesia, a aquellos que no son del cuerpo de Cristo, que hay una diferencia entre ser y permanecer. Y todo este tipo de cosas nos ayudarán a nosotros a evitar la aplicación de la disciplina. Porque la disciplina no es algo que nosotros nos gozamos. Lo hacemos por amor, por lo que nos duele. porque nunca es algo que nos da gozo. Para concluir, amigos, ustedes siempre encontrarán excusas para no obedecer lo que la Biblia dice. Algunos dirán, bueno, que por razones culturales en mi pueblo, en mi comunidad, yo no puedo aplicar la disciplina. No, es que la disciplina no lleva a la unidad. Es que la disciplina crea trauma. Hermanos, nosotros como cuerpo de Cristo estamos llamados a obedecer a Cristo, a glorificar a Cristo y a someternos a la autoridad de Cristo. Ustedes no le pueden dar al mundo lo que el mundo quiere. Ustedes tienen que dar al mundo lo que el mundo necesita. Ustedes siempre tendrán excusas para no ejercer la disciplina. Pero una iglesia que no ejerce la disciplina, que no está en santidad, pierde su poder y deja de ser iglesia. Nosotros estamos llamados someternos. Y recuerden, la disciplina no se hace con una actitud vengativa o rencorosa. La disciplina se hace con una actitud por amor a Cristo y por amor a la persona. Nosotros, como Cuerpo de Cristo, estamos llamados a vivir en santidad. Como Cuerpo de Cristo estamos llamados a glorificar el nombre de Cristo. El momento que nosotros fallamos la disciplina, nosotros invitamos la burla del mundo. Nosotros vivimos de forma tal que las personas de afuera, como dice Pedro en su carta, que aún estando en contra de nosotros, al ver nuestra conducta, glorifiquen al Señor en el día de la visitación. Yo lo invito a ustedes, si no han leído, como dije al principio, el libro de Lima sobre la disciplina iglesia, que lo lean. Es un libro de mucha bendición y yo espero que esta exposición sobre el tema de la disciplina, basada en 1 Corintios 5, sea de edificación para ustedes. lo más bello es una iglesia en santidad. Y esos pasos que yo les dije a ustedes, prácticos, que debemos aplicar en toda la disciplina, la idea es que nosotros, aplicando eso, evitemos la aplicación de la disciplina, de que las personas entiendan el Evangelio, de que las personas entiendan su responsabilidad uno con el otro, y las personas entiendan su responsabilidad como iglesia. Yo aquí concluyo. Yo espero que este tiempo haya sido de edificación para ustedes y que este curso 2.22 por el cual ustedes han estado trabajando en los próximos meses, ustedes hayan encontrado eso como un tiempo de edificación, un tiempo en el cual ustedes han estado creciendo en el conocimiento de Cristo. Yo espero que en los próximos semanas, luego de que ustedes estén al final de la conclusión de este curso, de este taller sobre la disciplina bíblica, podamos tener un encuentro de preguntas y respuestas en el cual ustedes puedan formular preguntas sobre lo que yo he expuesto hoy aquí y lo que ustedes han estado leyendo. Bueno, que el Señor les guarde y esperamos, como decía, que este tiempo haya sido de edificación.
C222 7. La Disciplina
Series C222 Temas
Sermon ID | 53117420170 |
Duration | 1:02:27 |
Date | |
Category | Current Events |
Language | Spanish |
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