Voy a tomarme la libertad, mis hermanos, de leer el pasaje, dice así, Romanos 14, del 19 al 23, así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias, pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. ¿Tienes tu fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba, pero el que duda sobre lo que come es condenado porque no lo hace con fe, y todo lo que no proviene de fe es pecado. Oremos. Padre al continuar explorando este tema tan enriquecedor acerca de la debilidad y la fortaleza en la fe en este peregrinaje o Dios que estamos llevando tu pueblo a través de estas páginas de romanos queremos pedirte o Padre Santo que una vez más ilumines nuestras mentes y corazones Pues entendemos, oh Dios, que estas verdades, aunque simples de pronunciar, son difíciles de aplicar. Y muchas veces, oh Dios, nos desviamos y apartamos nuestra mirada de lo que es verdaderamente importante para Ti. Queremos pedirte, oh Dios, que continues santificándonos y fortaleciéndonos en nuestra debilidad. Ayúdanos en nuestra relación los unos con los otros y a entender realmente cómo debemos animarnos y exhortarnos a buscarte a ti, a buscar la santidad en tus términos y no en los nuestros. Todo esto te lo rogamos en el nombre de Jesús. Amén. Amén. Así que continúa la idea de lo que estábamos viendo la semana pasada, se puede traducir como un por lo tanto o entonces, a la luz de todo lo que hemos visto, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. Ese término seguir, que aparece ahí, es un término fuerte. Lo que está diciendo Pablo es, es como la idea de perseguir, como si estuviéramos en una cacería y nosotros fuéramos los perros de caza detrás de un animal, persiguiéndolo sin perdón, con fuerza, con perseverancia, con decisión, intentando alcanzarlo con todas nuestras fuerzas. esa es la idea sigamos con fuerza con decisión y con intención qué cosa lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación todo aquello que tenga que ver con la paz las cosas de paz lo que trae paz o lo que lleva a la paz en términos de la armonía que debe existir dentro de la iglesia y es que recuerden que estas diferencias de opiniones entre el fuerte y el débil pueden llevar a discusiones fuertes y a divisiones dentro de la iglesia, es un peligro real y por eso Pablo dice no, desde el principio nos ha dicho no se enfrasquen en esas discusiones en cuanto a opiniones y ahora nos dice más bien persigan con todas sus fuerzas lo que pueda traer paz, lo que pueda promover la armonía dentro de la iglesia y en gran medida Esto es responsabilidad del fuerte, como vamos a ver Pablo se va a dirigir al fuerte de nuevo y lo ha hecho constantemente porque recordando la analogía que habíamos hecho del cristiano maduro como un adulto y el cristiano que tiene debilidad como un niño no se le va a demandar tanto al niño como se le va a demandar al adulto y por lo tanto aquellos que son fuertes tienen mayor responsabilidad que aquellos que son débiles. Por lo tanto, es nuestro deber, en nuestra fortaleza, promover la armonía siempre que podamos. Esa paz que debemos buscar se basa en la paz con Dios, que Dios mismo establece en Cristo. Los que tienen paz con Dios deben buscar la paz con los demás, desde ahí de donde nacen. Y por eso es importante también entender bien la obra de Cristo y el Evangelio de Cristo. y reconocer, como hemos dicho en sermones anteriores, por qué vino a morir Jesús y por qué no vino a morir. Es clave entender esto para no enfrascarnos en luchas que no son importantes en última instancia, a la luz de lo que Cristo hizo. Y entonces, promoviendo la paz, o junto a promover la paz, Pablo añade que debemos perseguir también la moto a edificación. y edificar es construir, edificar es promover el bien, la fortaleza de los demás, lo que ayude a fortalecer la fe de mi prójimo, eso es lo que yo debo perseguir, lo que ayude a mi prójimo a ser santificado, eso es lo que debo perseguir, entendiendo que todos estamos en un proceso y por eso me llama la atención que Pablo dice que debemos buscar la mutua edificación, mutua, O sea, no solamente es responsabilidad del pastor o de los ancianos estar edificando a los demás, sino que entre todos debemos edificarnos unos a otros y perseguir esa edificación porque todos tenemos flaquezas, todos tenemos debilidades y todos tenemos fortalezas, entonces debemos ayudarnos y edificarnos unos a otros, por eso es mutua, y esto también nos habla hermanos de esa experiencia común que todos tenemos. Todos estamos atravesando procesos similares en esta vida cristiana y en nuestro andar en santidad. Todos, como les decía, todos tenemos debilidades y todos tenemos fortalezas. Esa es una realidad que experimentamos y debemos entonces ayudarnos unos a otros en lugar de criticarnos. Cuando empezamos a hablar de opiniones, terminamos juzgando, criticando y menospreciando. Pero cuando estamos buscando lo que realmente edifica a la iglesia, y lo que realmente nos edifica unos a otros, lo que es verdaderamente bueno, lo que Dios realmente pide de nosotros, entonces vamos a crecer en armonía, en paz, ayudándonos en lugar de criticar. Y las discusiones van a desaparecer. Cuando los miembros individuales crecen, la Iglesia crece también. Y no estamos hablando de números, estamos hablando de nuestro crecimiento en vida cristiana, nuestro crecimiento en libertad cristiana. Pablo continúa la exhortación con palabras fuertes, dice a continuación, no destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Hay un dicho en inglés que se traduce como, que es una pregunta usualmente, ¿quiere usted morir en esa colina? Se refiere a un espacio de guerra donde quizá usted quiere defender un pedacito de tierra pequeño, una colina, y allí es donde quiere plantar su bandera, y allí es donde quiere hacer su guerra, y allí es donde quiere morir. Y Pablo está diciendo, la comida no es una causa digna para hacer guerra. Esa no es una colina donde valga la pena plantar su bandera y luchar y pelearse con todo mundo porque si come cerdo, no come cerdo. Porque si toma vino o no toma vino, ese no es el lugar donde deberíamos esforzarnos. Y al hacerlo, por causa de la comida, algo tan tan insignificante en última instancia, estamos, ¿qué dice? Destruyendo la obra de Dios. Destruyendo la obra de Dios por causa de la comida. ¿Quiere usted desgastar su tiempo y su energía en eso? Si se enfoca en eso, si hace de esa su meta, si hace de esa su lucha, si hace de esa su campaña, va a demoler el edificio que Dios está edificando. Va a destruir, va a tirar golpes al fundamento, va a arruinar en última instancia la obra que Dios está haciendo. Ese es el riesgo. Deshacer lo que Dios está haciendo. La obra es de Dios. Y en este sentido se puede referir a dos cosas. Lo que Dios está haciendo en el hermano débil, específicamente, que lo está renovando, que le está dando crecimiento, que él ha empezado una obra en cada uno de nosotros, incluyendo al hermano débil, y la va a llevar hasta el fin. Es su obra, es algo que él ha prometido hacer, lo está desarrollando para que deje de ser un niño espiritual y se convierta en un adulto espiritual y crezca en la gracia y en su libertad en Cristo. Esa es una Posibilidad. La otra puede ser que se refiera a la comunidad de creyentes, en un sentido más amplio. Destruir la obra de Dios en el sentido de su Iglesia. Y es que, en última instancia, si destruimos a los individuos, criticando, vamos a terminar socavando la Iglesia y dividiendo a la Iglesia misma, debilitando a la Iglesia. Entonces, no nos enfrasquemos en esas luchas. Siempre pregunte, antes de criticar, antes de comentar, antes de hablar, antes de acercarse a alguien con una posible queja, siempre pregunte, ¿edifica esto? ¿En términos de Dios edifica? ¿O es un tema de gusto mío? ¿O es un tema de algo que yo me inventé y que realmente no se desprende de las Escrituras? Pregúntese eso primero. Y entonces, en lugar de discutir por gustos o prácticas externas, enfóquese en lo que realmente va a fortalecer a su hermano o hermana en la fe. Y sí, enfóquese en ese crecimiento verdadero en santidad, y al hacerlo posiblemente va a encontrar que de verdad hay pecado. No es un tema de mis gustos, es que de verdad algo se está haciendo contrario a lo que Dios pide, pero incluso esa corrección va a ser diferente si estamos buscando la edificación mutua. Incluso esa corrección va a nacer de un lugar de gracia, de un lugar de amor. ¿Y nos vamos a enfocar en qué? En apuntarlos a Cristo. En su pecado. A recordarles el perdón que tenemos en Cristo. Y yo creo que esa parte es clave. Es clave pensar en apuntar a mi hermano o hermana a Cristo. Porque lo ridículo que puede sonar decirle a mi hermano, mire a Cristo, Él lo perdona por comer cerdo. Mira, Cristo lo perdona por tomar vino. Las solas palabras son un demérito a lo que Cristo hizo. Solo pensar que yo voy a llegar a confrontar a mi hermano y que lo puedo apuntar hacia Cristo por una tontería de esas, debería ser una alarma de que lo que estoy pensando no es realmente un tema de santidad, no es realmente un tema de pecado. Es muy diferente si yo vengo a donde mi hermano por una razón legítima de que está quebrantando la ley de Dios y en ese contexto lo puedo apuntar a Cristo. Y la obra de Cristo tiene sentido y tiene valor en contra de ese pecado, la gracia y el perdón del Evangelio. Todas las cosas, de nuevo aquí está esa frase, esa verdad teológica, verdad absoluta, todas las cosas a la verdad son limpias, dice Pablo. Y lo abordamos bastante en el sermón anterior, no lo voy a abordar de nuevo, solo recordemos que es una realidad teológica, todo es limpio, todo tipo de alimento específicamente es ceremonialmente aceptable, ese es el contexto inmediato, Dios todo lo hizo bueno. y por lo tanto se puede comer de todo, pero inmediatamente aparece un pero. Eso está bien, todo eso está bien, puede comer de todo, pero hay algo que sí está mal. Y esta es otra realidad teológica. Esto está mal. Dice, es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Eso sí está mal ahora. Es muy importante entender esta oración correctamente. Y me di cuenta de que hay muchas traducciones diferentes porque la oración en sí misma en el griego es ambigua, es un poco ambigua. Entonces, yo les voy a leer literalmente cómo sería la traducción literal de lo que dice en el griego. Diría algo así, es malo para una persona comer con tropiezo. Eso es todo lo que dice. Es malo para una persona comer con tropiezo. Entonces, lo primero que está claro es que sea lo que sea que Pablo está diciendo, es dañino, ¿cierto? Es malo, es dañino, incluso puede ser perverso, Comer con tropiezo o comer con ofensa, ¿pero qué quiere decir eso? Comer con tropiezo. ¿A qué se refiere? ¿De quién está hablando? Hay dos opciones, dos posibles interpretaciones. Una es que es malo comer Pongamos cerdo, para seguir con el ejemplo del cerdo. Es malo comer cerdo si eso hace tropezar a otro. Esa es una interpretación. Entonces, el fuerte induce al débil a violar su conciencia al comer algo que el otro considera prohibido. Entonces, es un tema del fuerte comiendo e induciendo al débil a comer de algo que para él está prohibido. La otra interpretación es que es malo comer si al hacerlo tropieza usted. Es decir, el débil viola su propia conciencia al comer algo que él mismo considera prohibido. Entonces, en una es el fuerte el causante del tropiezo, y en otra es el mismo débil el que está tropezando. Creo que las dos interpretaciones son válidas. Me parece que podemos adoptar las dos. Y en las Biblias que tenemos en español aparecen suficientes evidencias de ambas direcciones. Pero, En última instancia lo que no significa es que yo debo dejar de comer solamente porque el débil está o porque hay debilidad, eso es lo que no significa. Es algo muy particular, se está refiriendo a un momento particular. a un lugar o un contexto en específico en el que quizá yo siendo fuerte deba decir no mejor en este momento no lo voy a hacer porque puedo hacer tropezar al débil lo que es bueno es evitar el tropiezo, que es lo que viene a decir Pablo en el versículo 21. Bueno es no comer carne, ni beber vino, curiosamente mete el vino aquí por primera vez. Para nosotros suena como que Pablo lo ha mencionado un montón de veces, porque yo lo he mencionado un montón de veces, pero Pablo no había hablado de vino, en ningún momento del pasaje, hasta ahora. Hasta en este versículo introduce el tema del vino y uno se pregunta, ¿será que el vino tenía el mismo problema, causaba las mismas preocupaciones en la iglesia primitiva que provoca ahora en nuestros tiempos? No lo sabemos a ciencia cierta, ¿verdad? Pero el punto de Pablo es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece. Hasta ahí llegan algunos manuscritos y otros añaden lo que dice la reina Valera, o se ofenda o se debilite. Entonces, lo que es bueno es evitar el tropiezo. Lo que es correcto, digno de alabanza, lo que debemos perseguir, lo que debemos buscar, lo que produce un beneficio especial, algo positivo, incluso moralmente, es no comer estas cosas si van a producir tropiezo. La carne, porque era carne sacrificada a los ídolos, ya lo vimos, y aquí el vino, como ya les dije, la bebida fermentada del jugo de las uvas, no está hablando de un jugo de uva nada más. A mí me parece, un paréntesis, esto es un argumento en contra de los que dicen que el vino en el Nuevo Testamento no era vino como el nuestro, sino que era jugo de uva. Si fuera así, ¿por qué haría tropezar a nadie? ¿verdad? Nada más para pensarlo un poquito. Cierro paréntesis. Lo mejor, el punto es que lo mejor es abstenerse Si lo que voy a hacer hace que otro caiga. Ese es el punto de tropezar. Hacer tropezar a alguien es hacer que la otra persona caiga. Entonces esta abstinencia hace momentos específicos, no es siempre. ¿Y la condición cuál es? Que vaya a hacer que otro caiga. Esa es la condición. Si yo estoy en una posición en la que de verdad es evidente que otro va a tropezar, entonces mejor no lo hago. Por amor a mi hermano para que no tropiece. En todos los demás casos no hay problema. En todos los demás casos no hay problema. Es sólo si está en peligro de que otro caiga. Importante. Porque la Reina Valera añade o se ofenda o se debilite. Ofender aquí no es esa idea de, ay, me ofendió en mis sentimientos con lo que hizo, qué feo sentí porque tomó vino delante mío. O qué feo sentí porque, no sé, comió X cosa. No es ese ofender. Tenemos una tendencia a pensar que es eso porque en nuestra cultura, frágil, todo mundo por todo se ofende. Pero no es ese tipo de ofensa. Ofender, en este sentido, es provocar en la persona una duda, provocar en la persona incredulidad incluso, provocar en la persona casi casi la caída en pecado. Esa ofensa, ese es el tipo de ofensa al que se refiere, no que le ofendió sus sentimientos. sino que de verdad la hirió en su conciencia de tal manera que la persona dudó, dudó en su fe, dudó en su proceder. Y el otro, debilitarse, es el término que hemos estado utilizando todo este tiempo, de tener una flaqueza o una debilidad, y podemos provocar que se debilite aún más. porque como dijimos antes, le corroboramos su pensamiento cuando su conciencia lo acusa. Si yo obligo a una persona débil a hacer algo que está en contra de su conciencia y esa persona lo hace, luego su conciencia lo va a atacar y lo va a recriminar y eso de alguna manera le va a confirmar su debilidad y se va a volver más débil en su debilidad. Entonces, debemos tener cuidado por eso. Vean cómo nace de amor. La madurez cristiana no se trata de cuánto usted sabe. Usted puede estar muy seguro de la libertad que tiene en Cristo, pero no se trata de cuánto usted sabe, sino de si está dispuesto a abstenerse por amor. Eso es verdadera madurez. Verdadera madurez es que usted es cuidadoso de sus hermanos. y que impera su amor por sus hermanos y que es considerado de los creyentes jóvenes y débiles. Eso significa aprender a callar, no hacer alardes innecesarios, aprender a ceder en ese momento en que quizá no es buena idea hacerlo y aprender a ayudar al hermano débil a salir de su debilidad, edificar, edificar. ¿Tiene usted fe? Pregunta Pablo. Está muy bien, téngala para consigo mismo delante de Dios, porque bienaventurado es el que no se condena a sí mismo en lo que apruebe. ¿Cree usted que esto es correcto? ¿Está usted convencido de que esto no es pecado? Esa fe que usted tiene, no se refiere a fe salvadora, Eso es clave aquí. La fe salvadora, la Biblia nunca nos llama a dejárnosla para nosotros mismos. La fe salvadora es proclame el evangelio y comparta su fe. Pero en este sentido, Pablo está hablando de su convicción de la libertad que tiene en Cristo. ¿Usted está convencido de la libertad que tiene en Cristo? ¡Excelente! ¡Excelente! Disfrute esa libertad que tiene en Cristo. Pero en ocasiones, guárdela entre usted y Dios. Y seguimos en la misma circunstancia, no está diciendo... Seguimos en el mismo contexto, cuando hay posibilidad de que su hermano débil tropiece. Entonces usted, muy bien, tal vez usted está convencido de que hacer eso no es pecado. Excelente, dice Pablo, pero en ese contexto no lo haga, guárdeselo. Guárdeselo usted, entre usted y Dios. Porque si puede hacer tropezar a alguien en ese momento, es mejor no hacer alarmas. Y luego dice, para que no nos sintamos mal, porque esa es la otra parte de la moneda, en ocasiones en las iglesias donde se le da demasiado protagonismo a la debilidad, entonces el fuerte puede sentirse pecador, puede sentirse que está haciendo mal, incluso puede empezar a dudar de que realmente es libre. y empezar a dudar de su libertad en Cristo, y eso es un peligro. Y entonces yo creo que por eso Pablo añade una bendición al final de esta frase donde dice, bienaventurado es el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. O sea, siéntase usted dichoso y feliz, aunque se tenga que abstener en ocasiones, no se recrimine, no es causa para condenarse. Usted es libre en Cristo y si goza de esa libertad, si sabe que todo es puro, si puede disfrutar de todo, si puede aprobarlo todo, si puede incluso abstenerse por un momento con plena libertad, sin ningún problema, eso sí es verdadera libertad y siéntase dichoso. Porque hay quien quiera ser alarde de su libertad y no le importa, el hermano débil. y que no le importa hacerlo tropezar con tal de desplegar su libertad, yo creo que en ese contexto ha dejado de ser libertad. Ha dejado de ser libertad, porque si no es capaz de abstenerse por amor es esclavo de sí mismo, es esclavo de su ego. Pero si es verdaderamente libre, considérese bendecido, dichoso, favorecido por Dios, porque eso que usted tiene, no viene de usted. Eso que usted disfruta, viene de Dios mismo. Es un regalo de Dios. Y por lo tanto, una conciencia tranquila, siendo un regalo de Dios, debe llevarnos a nosotros a estar convencidos, no me debo condenar. No me voy a condenar, porque esto es un regalo que Dios me ha dado. No me voy a juzgar a mí mismo, porque esto es un regalo que Dios me ha dado. Sé lo que es bueno. Estoy convencido a la luz de las Escrituras. Lo he aprobado en mi mente, tengo la convicción, lo he examinado, no es algo a lo que llegué antojadizamente, entonces no tengo por qué sentirme culpable. ¿Tiene usted convicciones sanas y bíblicas? Vívalas con vos. Víbalas con gozo y disfrute de ese don que viene de Dios. Pero el que duda sobre lo que come es condenado, porque no lo hace con fe y todo lo que no proviene de fe es pecado. Ese pero es importante. Ese no es el caso del fuerte, sino el débil. El que duda sobre lo que come se siente perturbado, no tiene paz. con lo que practica, no está seguro, no está de acuerdo consigo mismo, esa es la idea, esa es la idea, el que duda no está de acuerdo consigo mismo, por un lado cree que tal vez esto es bueno, pero por otro lado no está completamente seguro, y entonces, en este caso sobre lo que come, dice Pablo, o sea que lo está comiendo, pero no está seguro de que debería estarlo comiendo, ese es el punto, está tropezando, y entonces es condenado, es condenado porque está mal, ¿Cierto? Es condenado por Dios. Y uno puede preguntar, ¿pero por qué? ¿Por qué lo condena Dios? ¿Por qué lo condenaría Dios por comer algo que realmente no es pecado comer? ¿Por qué? porque no lo está haciendo con fe Pablo lo pone en ese sentido no hay convicción en su corazón entonces vean lo que está pasando esto lo hemos hablado antes pero quiero que quede muy claro para que tengamos cuidado de los débiles y cuidado de nuestra propia debilidad porque si yo no estoy seguro de que algo está bien si yo no estoy seguro convencido por la escritura de que algo está bien y termino practicándolo Si hay alguna duda, va a haber impureza. ¿Por qué? Aunque yo crea, o más bien, porque yo creo que algo está mal, y actúo en contra de eso, o sea, lo hago, lo practico, aun pensando que está mal, estoy pecando, no por practicarlo en sí, sino por mi actitud de rebeldía. Porque quiere decir que en mi mente yo creo que Dios lo ha prohibido. Y aún así lo estoy haciendo. Estoy albergando una actitud de rebeldía. Ya no es el problema el cerdo que me comí. No es el problema el vaso de vino que me tomé. Eso no es pecado. Tomar el vino no es pecado. Comer el cerdo no es pecado. Ese no es el problema. El problema es que yo pensando que desagradaba a Dios, lo hice. Y entonces me puse en rebeldía contra Dios. Estoy teniendo una actitud de rebeldía contra Dios y por eso Pablo dice categóricamente lo que no lo que no viene de una convicción clara en lo que Dios ha dicho y no ha dicho, es pecado. Si yo tengo duda, si no estoy de acuerdo conmigo mismo, si creo que Dios lo ha prohibido y aún así lo practico, por presión, porque en mi iglesia todo mundo lo hace, porque me han enseñado que es así, pero yo no tengo claridad y no tengo convicción en mi corazón, estoy pecando. Porque estoy actuando en contra de Dios, pensando que Dios lo prohíbe. ¿Te estás enfrentando a alguna decisión importante? Esto es importante no solamente en decidir si como cerdo o no, o decidir si tomo vino o no, cualquier decisión importante que usted enfrente ponga atención a su conciencia, busque claridad, busque seguridad, busque tener convicción a partir de las escrituras y si tiene alguna duda En términos de esto agrada a Dios o no desagrada a Dios, no una duda de, bueno, esto está bien, pero eso también está bien. Esas dudas son normales en el mundo y tenemos que escoger en algún momento y confiar en que Dios nos va a acompañar. Pero cuando es una duda en cuanto a si esto estará mal delante de Dios. Mejor espérese, no tome una decisión todavía, infórmese, estudie, pregunte, pida consejo, tenga oídos atentos para escuchar, busquen la palabra de Dios, desarrolle las convicciones necesarias, y si ya sabe que algo está bien, pero no logra tener paz para hacerlo, no lo haga. Esfuércese. Esfuércese por alcanzar convicción. Esfuércese. En los boletines de Reforma Siglo XXI, que produce la CLIR, solían poner por detrás siempre, sepa lo que cree y por qué lo cree. Es importante. Eso debería ser un lema de nuestra vida. No simplemente porque así me enseñaron y así hago y así hacen todos en la iglesia. No. Sepa lo que cree y por qué lo cree. Entonces, actúe con base en lo que cree, con convicción, para así librarse de las distracciones. La única manera de luchar donde realmente está la lucha es estudiando la Palabra de Dios y creando convicciones con base en la Palabra de Dios. Esforzarnos sin distracción por alcanzar la verdadera justicia, que en última instancia eso debería ser nuestra meta. Entonces no se distraiga, me uno a las palabras de Pablo, no se distraiga en todos esos mandatos de no toque, no vea, no coma, no participe, no haga. Porque todo eso parece muy piadoso, pero en la lucha contra la carne, en la lucha contra el pecado, no nos sirven de nada. Pero si luchamos por alcanzar la justicia de Cristo, por crecer en santidad verdaderamente, luchando contra el pecado y creciendo en amor. Vean, ahí están esas tres palabras otra vez. Procuramos la justicia, crecer en santidad, en amor, en nuestra lucha contra el pecado. Procuramos la paz, que debe caracterizar al creyente y la comunidad de creyentes, no siendo pendencieros, criticones, sino amorosos, y procurando la paz y la edificación mutua. Y procuremos también el gozo de la libertad que tenemos en Cristo. Busquemos esa dicha, esa bienaventuranza de poder disfrutar de la buena creación de Dios, poderla disfrutar con gratitud y poderla disfrutar para su gloria. Que Dios nos ayude a todos a crecer en justicia, paz y gozo para Él y en medio de nosotros.