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Santiago capítulo 1, si Dios lo permite, vamos a ver desde el versículo 26 hasta el versículo 27. Santiago capítulo 1, desde el versículo 26 hasta el versículo 27. Practica la palabra de Dios de todo corazón. Practica la palabra de Dios de todo corazón. Aquí en Santiago vemos la importancia que pone al practicar la escritura. Incluso en los versículos anteriores, aquí en Santiago capítulo 1, ahí empezando en versículo 22, dice, pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural, porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente a la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. Pues ahí en Santiago, capítulo 1, desde el versículo 22 al versículo 25, vemos cómo Santiago, inspirado por Dios, enfatiza la importancia de poner en práctica la palabra de Dios. O sea, él reprende al que solamente escucha y no permite que la palabra de Dios le impacte. Una persona que solamente escucha, quizás escucha un mensaje bíblico, quizás escucha o lee la palabra de Dios y no deja que penetre en su corazón. Y entonces, aunque ha tenido ese encuentro con la Escritura, no permite que le impacte, que impacte su vida, no vive de acuerdo a la Palabra, no la pone en práctica. Y por ello es vano, o sea, se está engañando a sí mismo, pensando que está agradando a Dios, por solamente escuchar la Palabra, o por leer la Palabra de Dios. y piensa que agrada a Dios, pero no es el caso, se está engañando porque no está poniendo en práctica la palabra de Dios. Y entonces, continúa el texto aquí con el versículo 26 y 27, donde ahora reprende aquel que se dedica a la religiosidad y no permite que esos actos de adoración realmente impacten su vida. De la misma manera, quien no ha dejado que la palabra de Dios impacte su vida, no permite que esas buenas acciones, que sí son buenas, esa religiosidad, esas prácticas de adoración son buenas, pero es necesario el corazón. Y si el corazón no está involucrado, ¡es vano! ¡No sirve! ¡No vale para nada! Y eso es lo que resalta ahora Santiago, cuando dice, entonces Santiago 1, del 26 al 27, Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta. Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo. Eso es Santiago 1 desde el versículo 26 hasta el versículo 27. Entonces, lo que ahora hace Santiago es ilustrar lo que significa poner en práctica la palabra de Dios. Y aquí dice, versículo 26, si alguno se cree, o sea, está escribiendo una persona que piensa que es muy religiosa, piensa que está bien con Dios, piensa que está cumpliendo la palabra de Dios, Quizás está haciendo un montón de rituales, está haciendo un montón de prácticas religiosas, mucha oración, yendo mucho a la iglesia, muchos ayunos, muchas ofrendas, etcétera, pero solamente es algo exterior. Y ese enfoque en lo exterior y no permite que impacte su interior. Y entonces lo que Santiago dice, eso es vano. Se está engañando a sí mismo. Y es porque el creyente debe responder correctamente ante la Palabra de Dios. O sea, el versículo 21 menciona la importancia de recibir con mansedumbre la Palabra implantada. O sea, tiene que recibir la Palabra de Dios. Versículo 22 tiene que poner en práctica la Palabra de Dios. Y es que la religión genuina se manifiesta en una vida obediente a Dios. Todo lo que hace una persona refleja su estado espiritual. Entonces lo que hace Santiago aquí en versículo 26 y versículo 27 presenta tres formas de poner en práctica la palabra de Dios. La primera la encontramos en versículo 26 cuando menciona la importancia de guardar la lengua. Aquí lo pone de manera negativa, cuando dice, y no refrena su lengua, engaña su corazón. Entonces, ¿qué es lo que está diciendo? Que debemos de frenar nuestra lengua, guardar nuestra lengua de decir lo malo. Y en versículo 27 menciona la idea de cuidar al necesitado. Cuando dice, la religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta, visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones. Y luego la tercera, enfatiza la idea de alejarse de las prácticas del mundo, o sea, alejarse del mal. Cuando dice, y guardarse sin mancha del mundo. Y lo que realmente hacen estos dos versículos, presentan el plan del resto de la carta, porque en el resto de la carta de Santiago va a estar enfatizando estas tres áreas. La importancia de frenar la boca, de cuidar al necesitado y de guardarse o de alejarse, asegurarse de que no pone en práctica las obras de las ciñeblas, las obras del mundo, o sea, que se aleje del mundo. Y es que la piedad genuina se demuestra en poner en práctica la palabra de Dios. Ahora aquí menciona y usa el término religioso en versículo 26, o religión en versículo 27, y nosotros por lo general cuando pensamos en religión lo vemos como algo negativo. ¿Por qué? Porque realmente es un término que no es muy común en el Nuevo Testamento, y es un término muy general, y comúnmente se usa para referirse a la adoración en general, a la práctica de ceremonias en honor a un Dios. Y entonces, la religión en sí son esas prácticas que se usan esos rituales y, de acuerdo a la definición del mundo, la religión tiene que ver con esas prácticas para cumplir ciertos requisitos, ciertos rituales, y es algo muy monótono que se hace para adorar a un dios y entonces por ello nosotros lo consideramos y en cierta forma se ve como un poquito negativo pero aquí Santiago quiere, lo que está haciendo, está haciendo un contraste entre la religión negativa y la religión positiva, o sea, la religión falsa y la religión verdadera. Porque la religión falsa se enfoca en esos rituales, se enfoca en lo exterior, en poner un montón de prácticas, en cumplir un montón de requisitos y prácticas y es todo exterior. pero la religión genuina es interior, ¿no? Y nosotros entendemos que el Evangelio, el cristianismo genuino, no es, en ese sentido, una religión de simplemente poner un platín un montón de requisitos o de reglas, intentar conseguir mérito con Dios, no. porque es una relación con Cristo. Él es el quien ha obtenido mérito con Dios Padre al morir en la cruz por nosotros y por Él tenemos salvación, por Él tenemos esperanza. Al haber puesto nuestra fe y confianza en Jesús como Señor y Salvador, obtenemos salvación, vida eterna con Él, porque Él toma nuestro lugar, Él toma toda la ida de Dios por nosotros, muere en nuestro lugar y por ello nosotros tenemos vida eterna, salvación. él toma todo nuestro pecado sobre sí mismo, él paga el precio de nuestro rescate con su sangre y él nos da su justicia y por ello somos declarados inocentes por la fe, no por los méritos, no porque nos lo podemos ganar, no por ninguna clase de rituales o de ritos que podamos seguir, no por ninguna religión sino por nuestra relación con Jesucristo. y esa es la diferencia. Entonces, lo que Santiago está haciendo aquí, él está contrastando la religión falsa con la religión genuina. O sea, él quiere una religión pura y sin mácula. Eso es lo que nos dice el versículo 27. La religión pura y sin mácula delante de Dios, el Padre, es esta. Entonces, ¿qué es lo que él desea? Una religión pura, perfecta, que no es solamente obras, buenas obras, ¿no? Porque incluso aquí Santiago resalta que una fe sin buenas obras realmente no es fe genuina, ¿no? Porque la fe se demuestra por medio de las obras. Y entonces, lo que Santiago está haciendo, inspirado por Dios, es mostrando qué es La religión pura es inmácula, lo cual demuestra la fe genuina. Y eso se contrasta con una lengua suelta, una lengua que habla sin pensar, una lengua que no se está frenando. También contrasta con la crueldad. Porque la crueldad es lo opuesto a velar por las necesidades de aquellos que son vulnerables. Y también contrasta con aquello que es impuro, con la impureza. Por eso, resalta aquí, al final del siglo XXVII, el guardarse sin mancha del mundo. Entonces, lo que Santiago está haciendo es contrastando El cristianismo genuino, nuestra relación con Cristo, esa religión pura y sin mácula, lo contrasta con la lengua suelta, con la crueldad y con la impureza. Entonces, Santiago, cuando usa el término religión aquí en estos versículos, se refiere a lo visible de la fe. ¿Qué es lo visible de la fe? Bueno, se puede ver a una persona orando, o ayunando, o adorando. Quizás, en un contexto aquí, como vemos que esta carta de Santiago se escribió inicialmente, o sea, los destinatarios originales nos dicen en el capítulo 1, versículo 1, eran las doce tribus, entonces se está hablando de Israel, entonces ellos están acostumbrados a mucho ritual conforme a la ley de Dios que debían de cumplir. ¿no? En la adoración a Dios, ese ritual. Entonces, pues, eso se puede ver. Entonces, esta idea de lo visible de la fe, lo visible de los rituales de la adoración. Y entonces, por ello, Santiago posiblemente usa el término religión en este contexto para reforzar su argumento que cualquiera que afirme una experiencia religiosa genuina debe de evaluarla con estas pruebas. Y no está limitando la religión pura y sin mácula simplemente a estas tres, a estas tres pruebas, sino simplemente está diciendo que si dices tener religión genuina y no reflejas, aunque sea estas tres pruebas, es obvio que te estás engañando a ti mismo. Entonces, por ahí aquí resalta estas verdades y lo que hace Aquí en versículo 26 dice, si alguno se cree religioso entre vosotros, soy una persona que está pensando que es una persona que está bien con Dios, una persona que agrada a Dios en su vida, que agrada a Dios en su adoración, que agrada a Dios en todos sus rituales, sí, en orar todos los días, en leer la Biblia todos los días, en quizás ayunar o quizás meditar en la escritura o memorizar versículos o etcétera. Y se cree una persona muy religiosa, muy dedicada a Dios. Dice, si alguno se cree religioso entre vosotros y no reprena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. Entonces describe a una persona que tiene una práctica exterior muy religiosa, O sea, el hombre o una persona que lo observa puede decir, wow, eso es una persona muy dedicada a Dios. Pero lo que va a resaltar el texto es que solamente es en lo exterior. Es una persona muy religiosa en lo exterior, pero no en el interior. Y eso es exactamente lo que hace la diferencia entre la religión genuina y la que no es. Por ello, esta persona, por toda su práctica exterior, toda su práctica religiosa exterior, se considera a sí misma, se considera una persona piadosa, una persona que está dedicada a Dios, una persona que agrada a Dios en toda área de su vida, una persona que vive en rectitud. Eso es lo que se considera de esa manera y por eso está, está satisfecha porque cumple un montón de ritos. Piensa que así cumple la palabra de Dios. Pero lo que Santiago enfatiza, eso no es suficiente. Incluso los versículos anteriores, versículo 22 al versículo 25, dice, tú puedes ser una persona que lees la palabra de Dios todos los días, o que escuchas la palabra de Dios constantemente, pero si no la pones en práctica, te estás autoengañando. Y entonces eso es lo que está diciendo aquí el versículo 26. Dice, si alguno se cree religioso entre vosotros y no refrena su lengua, ¿qué es lo que está haciendo? Dice, sino que engaña su corazón. ¿No? ¿Por qué? Porque la religión del tal es vana. Está satisfecha en su propia religiosidad, pero esa religiosidad no vale para nada, porque está demostrando con su lengua, con su boca, con lo que dice, está demostrando que no es tan piadosa como dice ser. Y es que el problema que presenta es que esta persona no controla su lengua. ¡Sí la persona parece piadosa! Parece una persona que da gloria a Dios en su vida. Porque esa idea de una persona piadosa, se refiere a una persona que vive para Dios, una persona recta delante de Dios, una persona que agrada a Dios en su vida, que pone en práctica la palabra de Dios, que vive de acuerdo a ella, que tiene fe genuina. Y entonces parece una persona piadosa, esta persona, pero en realidad no lo es. Y lo que Santiago resalta es que su piedad es sólo superficial. Es como, no sé si sabíais, pero hay algunas casas que se ven hechas de piedra. Y dices ¡Wow! ¡Vaya casa tan impresionante! Y si te acercas un poquito, puedes ver que son baldosas, quizás, que parecen piedra, o quizás solamente es una capa finita de piedra de verdad. El resto quizás son ladrillos no vistos, ¿no? Donde han construido la casa con un ladrillo barato y lo han cubierto con una piedra cara, pero es muy finita. Así parece más valiosa la casa, más impresionante, y de lejos te impresiona, pero cuando te acercas dices, ah, mira, si solamente es en la superficie, es algo muy mínimo, o sea, por dentro está hecho de otro material. Y entonces, esa es la idea, o sea, esta persona religiosa, es muy religiosa, en lo exterior se ve de maravilla. Pero cuando empiezas a evaluar el interior, te das cuenta, oye, por muy religiosa que es, no pone en práctica la escritura. Lo que está haciendo es superficial y no es de corazón. No está haciendo lo que hace de corazón. Y esa es la clave en lo que es la religión genuina, la dedicación a Dios genuina. Es el corazón. No es cumplir un montón de requisitos simplemente por cumplirlos, por completar una lista de requisitos, sino hacer lo que haces por amor a Cristo, por amor a Dios. Y entonces esta persona, que aquí Santiago habla de esta persona religiosa, está preocupada por lo exterior a tal punto que deja intacto el interior. Y no permite que la Palabra de Dios obre en su corazón, no permite que el Evangelio impacte toda área de su vida. ¿Y quién es el culpable de ello? Es la persona misma. Se está autoengañando. Por eso dice, sino que engaña su corazón. Lo cual es similar a lo que Santiago mencionó antes, en aquí capítulo 1, desde el versículo 13 al 14, cuando dice, cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni el tienda a nadie, sino que cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces, ahí menciona, ahí en satiago 1, del 13 al 14, una persona que se autoengaña también, porque está culpando, está buscando culpar a otros por su propio pecado. Cuando es la persona misma, o sea, cada individuo que es culpable por su propio pecado. Nadie te puede hacer pecar. Tú pecas porque quieres, porque te sometes a tus deseos malignos, porque obedeces a la tentación. No viene la prueba, viene la tentación, y en vez de someterte a Dios y resistir al diablo, ¿Qué es lo que haces? Te sometes al diablo, te sometes a la tentación y pecas. Te sometes a esos deseos malignos y pecas contra Dios. ¿Quién es el culpable? Tú eres el culpable. Cada persona, cada individuo es culpable por su propio pecado. Y entonces aquí está diciendo el autoengaño Es culpa de la persona, del individuo. Cada persona es culpable de autoengañarse. Por eso hay que tener cuidado con nuestros corazones. La Escritura nos dice que el corazón es engañoso. Hay que tener cuidado. No debemos de confiar en nuestro corazón. Debemos de evaluar nuestro corazón conforme a las Escrituras. Evaluar nuestros pensamientos conforme a las Escrituras. Para asegurarnos que sí andamos en piedad, que sí andamos en rectitud como le agrada a Dios. Pero aquí vemos esta primera prueba de refrenar la lengua. ¿Quieres saber si una persona es piadosa? Escucha cómo habla. Porque, ¿qué dirías si una persona dice ser piadosa, dice agradar a Dios en su vida, dice vivir para Dios, y no frena su boca? ¿Qué dirías si una persona dice, sí, sí, sí, yo soy piadosa, yo vivo para Dios, yo estoy completamente dedicado a Dios, amo a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a mí mismo, o sea, soy ejemplar y constantemente peca con su boca, constantemente miente o dice palabrotas, o habla chismes, o murmura, o salen quejas constantes de su boca, o constantemente critica a otros con maldad, o no edifica con sus palabras, etcétera. O sea, una persona que usa su boca para mal, se autoengaña cuando dice ser piadoso. no es posible. Eso es lo que Santiago está diciendo. Se está engañando a sí mismo. Si no refrena su boca, se está engañando a sí mismo. Una persona que miente no puede estar completamente dedicada a Dios. Una persona que usa palabras que no edifican, palabras que dañan, pues es por su boca, por lo que habla en sus palabras, demuestra que no es tan piadosa como dice ser, sino que se está auto-engañando. Entonces, Santiago, inspirado por Dios, dice que esa persona se engaña pensando que es piadosa. Su práctica religiosa, o sea, todo su ritual, todo lo que hace para Dios, todo esa religiosidad es vana, vacía, no vale. Incluso aquí en Santiago, capítulo 2, versículo 26, dice, porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Eso es Santiago 2, 26. Entonces, ahí está resaltando esa idea, que la fe se demuestra por las obras, por las buenas obras. Si no hay buenas obras, sino malas obras, eso demuestra que no hay fe. Y entonces, por ello, un requisito para la piedad es guardar la lengua del mal. De todas formas, en Gálatas 5, del 22 al 23, resalta el fruto del espíritu Y una de las características del fruto del espíritu es la templanza, que es la idea de autodominio. Es autodominarse. Y entonces, implica también el autodominio de la lengua, el guardar, el proteger, como poner un bozal. El no dar rienda suelta a la lengua, sino controlar la lengua y dirigirla a lo recto. Es la idea de hablar lo bueno, a pesar de que te vienen pruebas. Sí, aquí Santiago mismo han mencionado un montón de pruebas. En capítulo 1, versículo 22, dice, Pues cuando estás en una prueba grande es fácil quejarse, es fácil murmurar, es fácil hablar mal o usar tu boca mal. Y entonces, por ello, Si hablas de esa manera, si has usado tu boca de esa manera, arrepiéntete. ¿No? Arrepiéntete y practica la palabra de Dios con tu boca. O sea, refleja la rectitud con tu boca. ¿No? Controla tu lengua, diríjela hacia lo recto. ¿Cómo? Pues orando, orando por sabiduría. Aquí mismo, en Santiago 1, versículo 5, dice, si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios. ¿Necesitas sabiduría para saber cómo hablar con rectitud? Pues pide sabiduría a Dios, Él te la da. Es que debemos usar nuestra lengua en obediencia a la fe, proclamando el Evangelio, edificando a otros, usando nuestra boca, nuestra lengua para bien. Y entonces, es la idea de refrenar la lengua, incluso el término que usa hay traducido refrenar, dice no refrena su lengua. Ese término hay traducido refrena, es la idea de una brida, la idea de poner un cabestro o una rienda para controlar a un caballo. Esa brida que se le pone al caballo para poder controlarlo, para poder manejarlo. Entonces, refrenar la lengua es como poner una brida al caballo para sujetarlo, para gobernarlo. De esa manera, así es como el creyente debe de actuar, debe de poner una brida a su lengua para poder controlarla. Incluso aquí en Santiago capítulo 3, enfatiza la importancia de guardar la lengua. Es importante guardar la lengua. Y entonces, aquí en Santiago, capítulo 1, versículo 22, dice, sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. O sea, si solamente escuchas la palabra y no la pones en práctica, te estás engañando a ti mismo. Y aquí, Santiago 1, 26, dice, si dices ser religioso pero no reflejas tu lengua, te estás engañando a ti mismo. Entonces, por ello, es tan importante que el creyente genuino cuide de lo que dice. Es que el no controlar la lengua es engañarse de que es genuino. Porque esa clase de práctica religiosa es inútil. Es que la religión de aquellos que no controlan su lengua es inútil. Cumplir la letra de la ley no es válida si no es del corazón. Es que a Dios le importa el corazón. A Dios le importa el corazón. Por eso en Isaías 29, versículo 13, Dice pues el Señor, porque este pueblo se acerca a mí con su boca y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado. Esos Isaías 29, versículo 13, se menciona a personas que sí, se acercan a Dios con su boca, y le honran con sus labios, pero su corazón está lejos. ¿Qué es lo que Dios desea? Dios desea corazón dedicado. Dios desea proximidad de nuestro corazón, que nos acerquemos a Él. Y por ello, tenemos que practicar la palabra de Dios de todo corazón. Continúa aquí el versículo 27, Donde dice, la religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta. Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo. O sea, después de demostrar la religión vana, que nos ha mantenido ahí del siglo XXVI, ahora presenta la que es pura. incluso en Salmo 24, versículo 4, Salmo 24, versículo 4, dice, está hablando de la persona que tiene acceso a Dios, le describe como el limpio de manos y puro de corazón. El limpio de manos y puro de corazón". O sea, demostrando la importancia de esa pureza, de esa limpieza, de esa pureza de corazón, del acercarnos a Dios de la manera correcta. Cuando ahí en Salmo 24 dice, ¿quién subirá al monte de Jehová y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón. El que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño. Esa es la clase de persona que Dios desea Esa es la clase de persona que refleja esta religión pura y sin mácula. Ese término pura se refiere a algo que es extremadamente limpio. Incluso en este contexto es sin pecado. Y sin mácula es la idea de que no tiene mancha. No hay nada de suciedad. Entonces es extremadamente pura. Y aquí dice, delante de Dios Padre, es esta, o sea, Él es quien evalúa, Él es quien determina lo que le agrada o no. Él es quien determina lo que es puro o no, lo que es genuino o no. Y por ello aquí vemos aquí a Dios Padre, ¿no? Mostrando su cercanía, la relación que tiene con sus hijos, Y, como mencioné antes, o sea, Santiago no está intentando resumir todo lo que la adoración a Dios implica. Santiago está diciendo que la religión, sin las cosas que está mencionando, es vana. Es que Santiago está en contra del ritual, que solamente es exterior, que solamente es simples palabras. Es honrar a Dios con la boca, pero no con el corazón. La adoración genuina debe de ir acompañada con conducta moral. O sea, la vida del creyente debe de mostrar servicio sincero a Dios. Como nos dice 1 Corintios 10, 31. Si pues coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. Eso es 1 Corintios 10, versículo 31. Y es que la vida moral demuestra la realidad de la afirmación de ser un creyente piadoso. O sea, el creyente debe reflejar un estilo de vida bíblico. Debemos de reflejar nuestra fe en nuestras acciones, nuestro trato con las personas y en la manera como vivimos, como hablamos. Por eso aquí dice, esto es Santiago 1.27, La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta. Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo". Aquí, primero menciona esta necesidad de cuidar de los necesitados, de los vulnerables, y luego la importancia de mantenerse puro en este mundo. ¿Por qué menciona los huérfanos y las viudas? porque ellos pertenecen a un grupo muy vulnerable en la sociedad, incluso en la antigüedad. Los huérfanos y las viudas eran de las personas más vulnerables, porque no tenían defensores. Los huérfanos no tenían a sus padres para defenderles. Las viudas no tenían a sus maridos para defenderles. Entonces, en la sociedad, pues, eran vulnerables. Las personas, muchos se aprovechaban de ellos. Y por ello, vemos como Dios, Él, les protege y bendice a aquellos que los cuidan, que los ayudan. Probablemente esa es la razón por la cual Santiago describe a Dios como Padre. Por eso ahí dice, delante de Dios, Padre, es esta. Especialmente cuando estás pensando en huérfanos. que no tienen padre, o viudas que no tienen un padre de familia que esté ahí para ayudarles. Entonces, viendo Dios como nuestro padre, quien se interesa por nosotros, quien nos protege, quien nos ayuda, quien nos fortalece, quien nos defiende, quien está a nuestro lado y nos da ese consuelo que necesitamos, ese consejo tan necesario. Él es nuestro padre. Y es que vivir una vida piadosa delante de Dios se demuestra en el trato con los demás. Por eso, en el Antiguo Testamento dice, Éxodo 22, 22, a ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Eso es Éxodo 22, 22. o Deuteronomio 10, del 17 al 18. Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso, temible, que no hace excepción de personas, ni toma cohecho, que hace justicia al huérfano y a la viuda. y ama también al extranjero, dándole pan y vestido. Eso es Deuteronomio 10, del 17 al 18, donde menciona a personas vulnerables e incluye no solamente al huérfano y la viuda, sino también al extranjero, aquel que no está en su tierra natal, no tiene a sus familiares y amigos que le puedan ayudar y por ello puede sufrir en rechazo, puede sufrir opresión, etcétera, entonces por ello Dios los incluye en estas personas vulnerables a las cuales los creyentes deben de proteger, deben de ayudar, deben de fortalecer. Nos dice Isaías capítulo 1 del 11 al 17, donde aquí en Isaías 1 del 11 al 17, es un texto un poquito largo, pero lo quiero leer porque resalta cómo hay personas que se dedican a su religiosidad a cumplir un montón de requisitos pensando que agradan a Dios cuando lo que Dios desea es el corazón y que se muestre en la fe al tratar a las personas correctamente, ¿no? A cuidar de los vulnerables. Nos dice Isaías 11, perdón, 1. Isaías 1, del 11 al 17. ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? ¡Hastiado estoy de holocaustos de carneros y deseo de animales gordos! ¡No quiero sangre de bueyes, ni ovejas, ni de machos cabríos! ¿Quién demanda esto de vuestras manos cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? no me traigáis más van a ofrendar el incienso mes abominación luna nueva y día de reposo el convocar asambleas no lo puedo sufrir con iniquidad vuestras perdón son iniquidad vuestras fiestas solemnes Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma. ¡Me son gravosas! ¡Cansado estoy de soportarlas! Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos. Asimismo, cuando multipliquéis la oración, yo no oiré. ¡Llenas están de sangre vuestras manos! ¡Lavaos y limpiaos! ¡Quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos! ¡Dejad de hacerlo malo! Aprended a hacer el bien. Buscad el juicio. Restituid al agraviado. Haced justicia al huérfano. Amparad a la viuda. O sea, eso es Isaías 1, del 11 al 17, donde podéis notar cómo había muchas personas que estaban dedicadas a su religiosidad, era todo externo, no era de corazón, y por ahí no están honrando a Dios. No están viviendo conforme a la ley, no le están agradando porque no están poniendo en práctica los principios de la ley. Sí, están cumpliendo un montón de requisitos, pero son vanos porque en su corazón no están ellos. Y se demuestra porque no están haciendo lo que es recto en sus vidas y no están cuidando de las personas vulnerables. En Salmo 68, versículo 5, dice, Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada. Eso es Salmo 68, versículo 5, donde resalta la importancia que Dios tiene de proteger a personas vulnerables. Eso es lo que creyente genuino debe de reflejar, el carácter de Dios. La manera en que ayudamos a los indefensos muestra si nuestra religión es genuina, si nuestra fe es genuina. ¿Quiénes son personas indefensas? Bueno, pues las viudas. los huérfanos, los inmigrantes, los pobres, los minusválidos, los vagabundos, etcétera. O sea, personas que son vulnerables, personas indefensas. Las debemos de ayudar y fortalecer. Y por ello aquí dice que eso realmente es lo que refleja la religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre. Es esta, ¿qué? Visitar a los huérfanos y las vidas en sus tribulaciones. Ahí está esa idea de visitar, es más que simplemente ir a visitarles donde están, sino es cuidar de ellos, protegerles, proveer para sus necesidades, asegurarse que están bien, asegurarse que les están tratando con justicia, etc. y en sus tribulaciones. ¿Qué tribulaciones? Bueno, pues sus dolores, sus sufrimientos, sus pérdidas, toda clase de tribulación. Aún cuando a las personas les oprimen, pues a defenderles y ayudarles. Pero entonces, termina aquí el texto, en Santiago capítulo 1, en esa última frase, el versículo 27, dice, y guardarse sin mancha del mundo. Entonces, la religión genuina no es sólo hechos externos y actividad social, no es solamente hablar correctamente y ayudar a las personas vulnerables y a otras, o tratarlas bien, no es solamente justicia social, sino que Dios quiere es el corazón. Dios quiere piedad genuina, que vivamos en rectitud porque le amamos. Dios quiere que el creyente viva apartado del mal. El creyente no debe dejar que el mundo le influya, ¿no?, que le influya para mal. Incluso nos dice Santiago 4, 4. Dice, ¡oh, almas adúlteras! O sea, refiriéndose a personas infieles. No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios. Cualquiera pues que quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. Eso es Santiago 4, versículo 4. O sea, una persona que quiere ser como el mundo está demostrando que quiere ser amigo del mundo. que ponen en práctica las prácticas del mundo, que rechazan a Dios, o la mentalidad o la cosmovisión del mundo está demostrando que quiere ser amigo del mundo, y al demostrar querer ser amigo del mundo, está demostrando que quiere ser enemigo de Dios. Por eso dice cualquiera que quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. Y es que el mundo se refiere a la impiedad de vida, el pensamiento del que rechaza a Dios. cuando el creyente debe de mantenerse puro, puro de la impureza del mundo. En 1 de Juan, 1 de Juan 2, del 15 al 17, dice, no améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, la vanagloria de la vida, no provienen del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Eso es 1 de Juan 2, del 15 al 17, donde vemos esta exhortación de que no debemos de amar al mundo. Ahora, obviamente, vivimos en este mundo, hay cosas que necesitamos para vivir, hay cosas que necesitamos para vestirnos, o para el transporte o lugar para vivir, etc. Hay cosas que necesitamos, pero no debemos de vivir para ellas o para conseguirlas. Sí, son recursos que tenemos, que Dios nos da para vivir nuestra vida para Él, pero no debemos de poner nuestros ojos en esas cosas. No debemos de valorarlas más del valor que tienen. No debemos de ponerlas por encima de Dios. No debemos de respetarlas más que a Dios. No debemos de invertir todo nuestro tiempo, todo nuestro dinero, todas nuestras fuerzas para conseguir lo que el mundo ofrece. Si no, debemos estar completamente dedicados a Dios. Dios quiere nuestro corazón. Ahora, eso no significa que no puedas tener buenas cosas, o pertenencias, o un buen coche, una buena casa, buena ropa, etcétera. Sino, ¿dónde está tu corazón? Porque como dice la escritura, o sea, donde esté tu corazón, ahí es donde va a estar tu tesoro. O sea, donde está tu tesoro, ahí va a estar tu corazón. Entonces, asegúrate de que tu corazón esté en las cosas celestiales. y usa los recursos que Dios te da para darle gloria a Él. Y es que por ello debemos mantener mantenernos puros en medio de este mundo malvado. Por eso dice Santiago 1.27 y guardarse sin mancha del mundo. O sea, no dejarnos manchar, no dejarnos Corroer, ¿no? Porque ese término sin manchas es la idea de sin corrupción. Limpio, puro, sin defecto. Y aquí se refiere al mundo como ese sistema mundial que es hostil contra Dios. Entonces, guardarse sin mancha del mundo. O sea, si... Si... Si... Si afuera, vamos a decir que está lloviendo, Y no quieres mancharte la ropa, ¿no?, de barro o de, bueno, de barro, de suciedad, ¿qué es lo que vas a hacer? Te vas a apartar de lugares encharcados. No vas a decidir, ah, mira, ya que me he vestido bien, o sea, me he preparado quizás Me he preparado con mi mejor ropa, voy a dar un paseo por el campo en medio del barro. ¡No! Porque te vas a guardar, vas a proteger tu ropa para no mancharla. Vas a asegurarte que... y vas a cuidar dónde pones tus pies, dónde pones tus pasos para no resbalar y caerte en un charco, en el barro, etcétera. No vas a ir a... con... con tu buena ropa a saltar en los charcos. No, sino que vas a proteger, te vas a proteger para cuidar, para no mancharte. Es esa idea, guardarse sin mancha del mundo. Para no hacerlo, pues lo evitas. Lo abandonas, lo dejas a un lado. ¿Por qué? Porque tienes cosas mucho más importantes. Porque enfatizas la pureza. Y como mencioné antes, o sea, todo tiene que ver con el corazón. ¿A quién amas? ¿No? Incluso Jesús resumió la ley con dos mandamientos. Cuando le preguntaron, ¿Cuál es el gran mandamiento en la ley? Eso es en Mateo 22, del 35 al 40. Y Jesús les dijo en Jesucristo 37, amarás al Señor tu Dios. con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento, y el segundo es semejante. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Esos Mateo 22, del 35 al 40. O sea, si cumples esos dos mandamientos, esos dos mandamientos, vas a cumplir lo que Santiago menciona aquí. cuando dice la importancia de guardar la lengua, de cuidar de las personas vulnerables, ¿no?, del prójimo, y guardarse sin mancha del mundo. O sea, lo vas a hacer porque amas a Dios y amas a tu prójimo. Y por ello debemos de practicar la palabra de Dios. Para cuidar de nuestra lengua, o sea, en vez de intentar controlar la conversación para quizás murmurar o criticar a otra persona, abre la boca solamente para edificar. Pon en práctica la boca sabia. En vez de siempre querer dar tu opinión sobre las cosas, practica la humildad. Cuando ofendido por las palabras de otros, no respondas inadecuadamente. no recurras a la mentira para salir adelante, no murmures contra otros, no critiques con maldad, no uses palabras que no edifican, no digas palabrotas, no uses palabras ofensivas. O sea, vive para Dios, de corazón. O sea, en vez de buscar exaltarte sobre los demás, humíllate y sírveles. En vez de buscar tu propio bien, busca el bien de los demás, ¿no? Ayuda a las personas vulnerables. En vez de ofenderte porque nadie te ayuda a ti, nadie te ayuda en tus necesidades, intéresate por otro que está pasándolo mal también. En vez de intentar seguir la moda de este mundo, enfócate en tu vida espiritual. En vez de querer ser como el mundo, recuerda su fin escatológico. Cuando te inviten a hacer el mal, obedece a Dios y haz lo correcto. O sea, vive para Dios de corazón. Practica la palabra de Dios de todo corazón. Por eso aquí Santiago dice, si alguno se cree religioso, O sea, está indicando que hay personas que piensan que están bien con Dios, con conseguir reglas y rituales y con hacer cosas de manera exterior, pero lo que Dios desea es el corazón. O sea, una persona se puede creer religiosa, pero solamente porque se crea religiosa no significa que sea religiosa. Porque aquí menciona que está engañando su corazón y que su religión es vana. Pero se dice, si alguno se cree religioso entre vosotros y no refrena su lengua, sino que engaña en su corazón, la religión del tal es vana. Entonces, debemos de cuidar nuestra boca. Pero también debemos de cuidar de los necesitados. Cuando dice, la religión pura y sin mácula delante de Dios es ésta. Delante de Dios Padre es ésta. Visitar a los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones. O sea, debemos de considerar las necesidades de otros. Amar al prójimo como nosotros mismos. y guardarse sin mancha del mundo. O sea, asegurarnos que no permitimos que el mundo nos influya para mal, que nos influya para seguir sus prácticas, para amar lo que ellos aman, para desear lo que ellos desean, para vivir como ellos viven, sino vivir como Cristo. Que nuestro corazón esté completamente dedicado a Dios. Por ello, practica la palabra de Dios de todo corazón. Vamos a terminar en oración.
Practica la Palabra de Dios de todo corazón
Series Santiago
Sermon ID | 52423196532505 |
Duration | 52:15 |
Date | |
Category | Midweek Service |
Bible Text | James 1:26-27 |
Language | Spanish |
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