00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
una identidad única, la de peregrinos. Pedro nos enseña la significación de nuestra vida en este mundo, la cual es a menudo caracterizada por sufrimientos y diversas pruebas. Lo que distingue al cristiano del mundo no es el hecho del sufrimiento, sino la manera en la que sufrimos. Tu eres santo, omnipotente, incomparable, del gran yo soy, rey soberano, dios infinito, buen deslumbrante, es tu esplendor, Dios hermoso. Primera de Pedro, Pedro Apóstol de Jesucristo a los expatriados de la dispersión en Elfonso, Galacia, Cappadocia, Asia y Virginia, elegidos según la presencia de Dios Padre en santificación del Espíritu para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo, gracia y paz sean multiplicados. Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según Su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada, inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postre. Bueno, hermanos, hablamos la semana pasada de las herramientas que Dios nos ha dado para vivir esta vida peregrina. Y esta semana queremos evaluar algunos de nuestros problemas espirituales. y ver qué son las herramientas que Dios nos ha dado para vencer estos problemas, porque esos problemas no son indominables. Dios nos ha dado toda herramienta espiritual para vencer por su gracia y su espíritu nuestros problemas espirituales, por lo menos los que voy a mencionar esta mañana. Bueno, ¿qué es nuestro problema? ¿Qué son nuestros problemas espirituales? uno de los más grandes hermanos es la pereza y es la pereza apática no solamente pereza porque uno puede sentir pereza pero decir no me gusta pero a veces hay una pereza apática oye yo tengo tanta pereza y no me importa esa es la actitud estoy bien con mi pereza Es una pereza apática, hermanos, en la que nosotros estamos medio dormidos y cualquier esfuerzo es demasiado. Cualquier esfuerzo es demasiado. No es que Dios nos pide demasiado o nos piden demasiado en la iglesia. El problema es para nosotros cualquier esfuerzo es mucho. Eso es una pereza apática. Es interesante ver en los evangelios qué dice Jesucristo. Tal vez no tenemos un buen concepto de qué es lo que nos dice nuestro Señor, qué es lo que nos pide nuestro Señor, cómo es nuestro Señor, porque yo no creo que sería muy fácil ser perezoso si tuviéramos un buen concepto de cómo es Jesucristo mismo. ¿Y qué dice en Lucas 3, 24? Jesucristo en Lucas 3, 24 dice, Esforzaos por entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos procurarán entrar y no podrán. Interesante esa palabra que dice, Esforzaos por entrar por la puerta estrecha. Obviamente está hablando de sí mismo, yo soy la puerta, dice. Bueno, esforzaos por entrar por esa puerta. Muchos procurarán hacerlo, pero no podrán. También en Mateo 7, del 3 al 14, dice, Entrar por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta, y espaciosa el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino, de la vida, o el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Bueno, miren estos verbos que usas. Esforzados, entrar. Son verbos activos. En el camino angosto no tenemos que hacer nada. Caminar tranquilos, no esforzados de ninguna forma. Nuestro Señor es un Señor que nos pide esfuerzo. Un esfuerzo por ser salvos. No estoy predicando una salvación por obras, pero hermanos, los que no entran por Teresa, no entrarán. Los que no están comprometidos con pasar por la puerta, nunca pasarán por ella. Dios nos pide que nos esforcemos. en la vida cristiana. Miren lo que dice, hermanos, en otro lugar, dice, pero la Biblia, pero llegando también el que había recibido un talento, recordando la parábola de los talentos, dice, dijo, Señor, te conocía que eres un hombre duro. Que ciegas donde no sembraste, que recoges donde no esparciste, por lo cual tuve miedo, y fui a escondir tu talento en la tierra, aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo, su señor le dijo, siervo malo y negligente. Sabías que siervo donde no sembré, y que recojo donde no es para ti. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo hubiera recibido lo que es mío con intereses. Quítale, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos, porque al que tiene le será dado, y tendrá más. y al que no tiene, a uno que tiene le será quitado, y al siervo inútil, echarle en las tinieblas de afuera, allí será el lloro y el rugir de dientes." Fíjense que había los tres hombres, ¿verdad?, y el Señor le dio a uno cinco talentos, a otro diez talentos, y a uno un solo talento, y los que tenían 5 y 10, hacían algo con esos talentos. Se esforzaban por multiplicar el dinero que les dio el Señor. Y cuando Él volvió, les dio los talentos que eran suyos, más toda la ganancia. Pero ese siervo inútil, ese siervo malo, que tenía solamente un solo talento, no lo perdió. No era una pérdida para el Señor, sólo que no lo usó, no lo invirtió, no hizo nada con este talento que el Señor le había dado. ¿Y qué le dice? ¡Excelente siervo mío, que no perdiste ni un cinco de lo que te di! No. Dijo, mira, ¿por qué no hizo algo? porque por lo menos no depositó la plata con los banqueros para que le generara intereses. Inútil. Le dice inútil, negligente. ¿Por qué? Porque el talento le fue dado para que lo invirtieran y le generara ganancia a su señor. Y esa palabra negligente, no es que ni siquiera era pero en algún sentido mal mayordomo. No lo desperdició, ¿verdad? Sólo que no lo usó. Y la palabra en griego, negligente, significa perezoso o no activo. Es como que no hizo nada. Entonces, no le dio ganancia a su Señor. ¿Y qué fue su excusa? Porque el vago, hermano, sólo da excusas. El vago, el perezoso, sólo sabe dar excusas. Es que yo sabía que eres un hombre duro. Entonces, si lo soy, digo. Pero entonces, ¿por qué no hizo algo provechoso con mi plata? No, pero, no, pero, no, pero y ninguna excusa le vale a este señor. No es cierto. Porque el vago sólo sabe. justificarse, dar excusas por lo que no ha hecho. ¿Por qué no hizo nada especial? Sinceramente, hermanos, no es porque no podía, es porque no le valía la pena. No valía la pena esforzarse por la plata de este Señor. Más fácil meterlo en un gabinete o en un caja fuerte y dejarlo ahí hasta que volviera su señor. Bueno, hermanos, así podemos ser espiritualmente. que vio casado a su pueblo muchos talentos y dones y miren que es el siervo con un solo talento que le culpa para servir a Dios como peregrinos en este mundo para vivir la vida cristiana de una manera provechoso para llevar fruto hermanos sinceramente No tenemos que tener los grandes, muchos, muchos dones. No tenemos que tener ni siquiera los más grandes dones. Solo tenemos que tomar lo que Dios nos ha dado y usarlo para su gloria. Usarlo, como estábamos hablando en la escuela dominical esta mañana sobre no tomar el nombre de Dios en vano. Parte de no tomar el nombre de Dios en mano es no vivir para la gloria de Dios, no vivir para lo que es legítimamente nuestro bienestar, y no vivir para el bienestar de los demás. Entonces, hermanos, esta pereza es una afronta a Dios porque tomamos lo que nos ha dado y no lo usamos. Bueno, ¿qué es lo que genera vagancia? ¿Qué es lo que genera pereza apática espiritual? Bueno, hay muchas cosas. Hay muchas cosas, hermanos, y son cosas normales. Son cosas normales y comunes a todos los seres humanos, inclusive a los cristianos. Por ejemplo, preocupaciones mundanales. trabajo, dinero, casas, carros, salud, vergüenza pública. No es que me da pena hablar de Dios. Bueno, y entonces nadie habla de Dios. El amor de los hombres, la aprobación de los hombres, la educación, los conflictos entre hermanos, el deseo de ser primero, de ser reconocido, el deseo de ser servido en vez de servir. Podríamos generar una lista larguísima, pero esas son algunas de las cosas. Siempre, en otras palabras, siempre hay una excusa. No es cierto. No es que estoy trabajando mucho. Bueno, todos trabajamos mucho. Pero cuando el Señor venga, ¿qué habremos hecho con sus donos con su talento y en serio le responderemos a Dios es que tenía mucho trabajo no es que mira que tenía roces con fulano de tal y por eso me atreves a imagínate eso sirve con los hombres tal vez pero imagínate con Dios cuando Él nos llama a dar cuentas Responderemos con esas excusas. No, yo, si tuviéramos el descaro de hacerlo, yo no creo que fuera posible en su presencia. Entonces, hermanos, las distracciones mundanales, las preocupaciones mundanales, en Lucas 9 dice, Y digo a otro, sígueme. Y él le dijo, Ay, Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo, Sí, está bien. Jesús le dijo, Deja que los muertos entierren a sus muertos. Y tu, bella, anuncia el reino de Dios. Entonces también otro dijo, ay, te seguiré, Señor, pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y esos le dijo, pura vida. Tampoco. Le digo, ninguno que poniendo su mano en el agrado, mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. No es cierto que, no sé de ustedes, pero cuando yo leo estas excusas, no me parecen muy exageradas, no me parecen muy extremas. Pues déjame primero que entierre a mi papá. No dice que si estaba muerto o no, pero ¿Le parece a usted una excusa extravagante? No, es que déjame primero ir al cine para ver esa película. No, es algo familiar, ¿verdad? Y el otro, bueno, por lo menos déjame despedirme de aquellos. No me parece muy extrema esa petición, pero Jesús no acepta ninguna excusa. Sabe que son excusas. No acepta ninguna. dice no, no es apto para el reino de Dios. Marcos 4 dice, estos son los que fueron sembrados entre espinos, los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo y el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas entran y ahogan la palabra y se hace infructuosa. Puede ser que hemos recibido la palabra de Dios pero no llevamos fruto ninguno. ¿Por qué? Las preocupaciones del mundo. Son preocupaciones comunes a todos y cada uno de nosotros aquí en este lugar, hermanos, pero hacen que sea infructuosa la palabra de Dios en nuestra vida. Hay otras palabras más. severa la concupiscencia de la carne a personas que no quieren apartarse del pecado. Sinceramente, les gusta el pecado y no quieren apartarse. Dice en Filipenses, Pablo, de otras personas que estaban estorbando el evangelio, dice, el fin de los cuales será perdición, cuyo Dios es el vientre. cuya gloria es su vergüenza, y sólo piensan en lo terrenal." Mira, aquí cuando hablamos de las concupiscencias de la carne, no estamos hablando de cosas sexuales, necesariamente. Estábamos hablando de lo terrenal. Pudo haber dicho, esas personas sólo piensan en cosas de este mundo, en comprar y vender, en ir al mundo. Esas son las concupiscencias de la carne, lo que ven mis ojos, lo que desea mi corazón. Y estas cosas, una vida solamente llena de estas cosas no puede llevar fruto en el reino de Dios. Más bien, esas cosas nos hacen apáticos y perezosos. ¿Qué más? Por fin, finalmente, ¿qué es lo que produce, hermanos? una apatía, una pereza espiritual. Bueno, el pecado de la I. ¿Qué es el pecado de la I? El individualismo. Ese es el individualismo. O, ese es el pecado de la I, hermano. A veces yo pienso, a veces yo pienso que nosotros aquí somos, bueno, somos así, una familia por acá, otra familia allá, otra familia allá, otra familia acá, y solo nos vemos el domingo. Y no es que vivimos tan lejos que no pudiéramos vernos, es que no nos interesa. ¿Por qué no hay más comunidad? Bueno, yo tengo la respuesta. Alguien me dijo una vez, un conocido, verdad, un amigo, yo intenté ser su amigo, pero muy difícil con esta persona. Saben que hay personas así, que muy difícil ser sus amigos. ¿Por qué? Porque ellos no saben ser amigos de nadie. Y él me dijo, se quejó, pues yo no tengo amigos. Bueno, yo tengo una buena idea. Salga y haga amigos. ¿Cómo? Mira, salga y intente ser amigo de alguien. Ser amigo no es algo que te pasa. No es algo que te sucede. Es algo que tú haces. Tienes que estar involucrado en la vida de otra persona. Tienes que compartir la vida de tu vida con ellos y ellos contigo. Es que tienes que ser una persona más abierta como para tener un amigo. Es igual, es igual en un inglés, hermanos, con comunidad, pero no hay comunidad aquí. Bueno, entonces, ¿qué estás haciendo para crear comunidad, para crear vínculos, para crear relaciones entre tu familia y otra familia? ¿O qué es que estás tan absorto con tus propios negocios, con tus propias actividades, con tus propias cosas, que no tienes tiempo ni interés? en crear relaciones. ¿Ve que es así? Ese es el pecado del individualismo. Somos individuales o familias individuales y nada tenemos que ver con otras personas, por lo menos de la iglesia. Es una tristeza. Sinceramente, me duele mucho el corazón porque, ya como pastor, hay muy poco que yo pueda hacer. para hacer que tu familia haga algo con su familia. Muy difícil. Porque ese servicio mutuo, ese amor mutuo, no es algo que una sola persona pueda generar, sino es algo que nace del corazón, que hace que yo haga mis propias cosas, mis propios asuntos para compartir mi vida con otra persona, para ser vulnerable, para abrir mi corazón, para abrir mi casa, para ser disponibles mis recursos y mis talentos y mis dones y todo lo que Dios me ha dado para ser parte de la vida de otra persona. Bueno, es que no me cae bien. Bueno, ¿lo conoces? No, no, no tanto. ¿Y nunca le hablas? No, no, no, sinceramente que no. Pues entonces, ¿cómo sabes que no te cae bien? Ay, pues que no, hermanos. El pecado de la I nos genera apatía y pereza. ¿Por qué? Porque solo pienso en mí mismo. Así no puedo amar, así no puedo gozarme de los éxitos de otros, ni dolerme por sus problemas y sus angustias, porque ni siquiera se tienen angustias de éxitos, porque sólo me interesa yo. Ay, hermanos, esos problemas son nuestros, son nuestros, y nuestro problema Es una cereza apática. Es problema que también tienen o que son vulnerables a este problema estos cristianos. ¿Y qué es el santo remedio? Hay un santo remedio. ¿Cómo es que nosotros podemos vencer preocupaciones mundanales con cupicencias de la carne? y el pecado de la I, o de la E, que es egoísmo, individualismo. ¿Cómo podemos vencer estas cosas de nuestra vida? Pues no estoy esperando que Dios haga algo. No está bien, pues ya ha hecho. Ya nos ha dado Su Espíritu, ya nos ha dado Su Palabra, y por Su Espíritu y Palabra nos capacita para hacer uso de sus diversas herramientas para vivir en este mundo como peregrinos. Ustedes saben lo que hacen los peregrinos. Mira, el Día de la Romería, voy a agarrar un ejemplo, un ejemplo de acá. el día de la romería, o los días de la romería. ¿Ustedes vieron a un solo peregrino caminando? ¿No? A uno acá y uno allá, medio kilómetro, otro a otro medio kilómetro, todos caminando solos. No. Todos caminan juntos. ¿Por qué? Bueno, porque es lo que hacen los peregrinos, es caminan, viajan juntos a su destino. ¿Y qué pasa si alguien cae en el camino? Bueno, hay gente ahí en el camino para darles agua, primeros auxilios, la Cruz Roja, ¿verdad? Hay gente ahí lista para ayudar a los que fallecen o desmayan en el camino, ¿no es cierto? El peregrino que anda solo muere en el camino. La iglesia es llamada a ser una comunidad. Bueno, ¿qué es el santo remedio, hermanos? Es todo lo que dice Pedro, ¿verdad? Todo lo que dice Pedro. Dice, y no voy a pasar mucho tiempo en este verso porque hablamos mucho de ese verso la vez pasada. pero tan visto el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo que según su grande misericordia nos hizo renacer. Esta perspectiva de que yo soy nuevo, una nueva criatura, me tiene que ayudarme, tiene que socorrer en esta vida que ya no pertenezco a este sistema, hermanos. Él es nuestro Padre y nos ha hecho Renacer. Me gusta lo que dice Oseas. De la mano del Seol, los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte. Y seré tu destrucción, Oseol. Esa es una promesa de Jesús. Oh muerte, yo seré tu muerte. Y yo seré la destrucción de Seol. Hemos sido redimidos de la muerte y la muerte, como hemos dicho, es mucho más allá del cementerio. La muerte es las preocupaciones mundanales. La muerte es las concupiscencias de la carne, hermanos. La muerte es el individualismo. ¿Y cómo es que Dios ha sido la muerte de la muerte en Jesucristo? cuando Él puso Su vida por nosotros y venció la muerte. Cuando Él venció la muerte, venció todas las causas de la muerte. Venció las causas de nuestra muerte espiritual y últimamente de nuestra muerte física. Por eso Pablo dice, y cuando esto corruptible haya vestido de incorrupción, hablando de la resurrección, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita, sorbides la muerte en victoria. ¿Dónde está tu muerte? En tu aguijón. ¿Dónde os sepulcro? Tu victoria. Ya que el aguijón de la muerte es el cáncer. No, es el pecado. Es el pecado, individualismo, concupiscencias de la carne, preocupaciones mundanales. El aguijón de la muerte ha sido vencido por Jesucristo, ha sido quitado por Jesucristo. ¿Dónde está tu muerte y tu aguijón? ¿Dónde os sepulcro tu victoria? el aguijón de la muerte es el pecado el poder del pecado la ley más gracias sean dadas a Dios que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesús y hermanos esta victoria de Jesús es para que nosotros tengamos una esperanza viva y como viva que no nuestra vida no consta de las cosas de este mundo y si por eso Juan dice no améis al mundo eso sería amar la muerte eso sería amar algo podrido ¿Qué es lo que te gusta comer? Ay, siempre he comido la podrida mexicana Ay, mi mamá se prepara una lasaña podrida ¡Uy, qué divina! Amar Eso es, así sería, amar el mundo, amar la lasaña podrida, un gallo pírico que tiene tres semanas. No hombre. No aumenta el mundo, ni las cosas que están en el mundo, porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, la vanagloria de esta vida no proviene de Dios, sino del mundo, y el mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. ¿Y qué dice Isaías? ¿Por qué gastáis el dinero en lo que nos pagan, y vuestro trabajo en lo que nos hacen? No, hermanos, nosotros vivimos ahora según el Espíritu y no según la carne. Mas vosotros no vivís, dice Pablo, según la carne, sino según el Espíritu. Y es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el Espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de Aquel que levantó a Cristo Jesús vivificará también, que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros. El que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Tenemos esperanza viva porque Él es nuestra esperanza y por eso Juan también dice que en Él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece. y las niñas no revanecieron contra ella. Esa es nuestra esperanza en Jesús y no en este mundo. También nos dice que tenemos una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible. ¿Qué significa esto, nuestra herencia? Bueno, en Génesis dice de Abraham, Dios dice a Abraham, hermanos, no temas, Abraham, Yo soy tu escudo, tu galardón será sobremanera grande. Pero me gusta más otra traducción que se encuentra, porque creo que es más fiel a lo que dice en el original. Dice, no tu galardón será sobremanera grande, sino yo soy. Ay, perdón. Dice, yo soy tus, ay, perdón, es que perdí de mi lugar, perdón. Yo soy tu escudo, tu grande galardón. Lo que dice Abraham es que Él es su galardón. Él es su galardón. No la tierra que le prometió, sino Él mismo. ¿Por qué esta es la mejor traducción de este verso? Bueno, también me apoya Hebreos que dice, Y en 11.39 dice, Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido, proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados a parte de nosotros. ¿Y qué es esta cosa mayor? ¿Qué fue la promesa que ellos esperaban que no recibieron, aunque tenían buen testimonio? Hebreos 12, 2 nos dice, puestos los ojos en Jesús. el autor y consumador de la fe. ¿Qué es lo que esperaban los patriarcas? ¿Qué fue su galardón grande? Jesucristo. Jesucristo. Esta es nuestra herencia. Hermanos, ¿por qué? Por eso es una esperanza viva, por eso es una herencia, como dice la palabra una herencia incorruptible, incontaminada e inmarquecible. Porque es Cristo y no es ninguna cosa creada. Bueno, finalmente, el último beneficio de las misericordias de Dios es esto, según Pedro, para alcanzar salvación. Para alcanzar salvación. Hermanos, Pablo dice, el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. ¿Y qué leímos en Apocalipsis? He aquí, yo hago todas las cosas nuevas. y Pablo en Timoteo, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el Evangelio. Tenemos una buena esperanza de salvación, de una salvación que nosotros no iniciamos, sino que Él inició en nosotros, y que Él la perfeccionará. ¿Cómo es, hermanos, que estas cosas, nuestra esperanza viva, nuestra herencia incorruptible, incontaminada e inmarcecible, que es Jesucristo mismo y nuestra salvación, que Él inició nuestras vidas cuando nos transformó y que Él consumará algún día cuando nos glorifica con Cristo mismo? ¿Cómo hace que estas cosas, estas bendiciones, beneficios de la salvación nos quiten la pereza porque tenemos los ojos puestos primero tenemos los ojos puestos en Cristo y como podemos poner nuestros ojos en las cosas de este mundo si los ojos están en él segundo porque hemos visto de qué nos ha salvado Dios. De este mundo que muchos aman tanto, que yo en mi corazón, cuando soy honesto, me doy cuenta que yo también amo. Hermanos, no tiene nada para mí. Está muerto. Está vacío. Y solamente cuando yo me enfoco en los beneficios del Evangelio, en lo que yo tengo en Cristo, que yo tengo a Cristo mismo, que me genera el deseo de servir a Dios, de amar a Dios, de amar a mis hermanos, que también tienen la misma herencia que yo. Es lo único que me hace capaz de no criticar sino amar, de no juzgar sino perdonar, de interesarme por las vidas de otros, por las otras familias. Y eso, hermanos, con ese tipo de servicio, con ese tipo de motivación, tiene que cambiarnos. Si no nos cambia, no lo hemos entendido, no lo hemos abrazado, no ha entrado en nuestro corazón de verdad. Entonces pregunto, todo lo que hemos visto esta mañana. Yo sé que nada nuevo han escuchado esta mañana, ninguna cosa nueva. Pero, ¿qué es para nosotros? ¿Es conocimiento cerebral, intelectual? o es nuestra manera de vivir, o es conocimiento peregrino, conocimiento de corazón, algo que creemos. Que Dios, que lo sea, que lo sea así, que Dios, y si no es así en mi corazón, que Dios lo haga, que Dios me lo aplique. que Dios lo esconde en mi corazón para que influya en mi manera de vivir, mi manera de amar, mi manera de relacionarme con otros, para que seamos de verdad peregrinos de este mundo y luceros del Evangelio en esta ciudad. Amén. Gracias. Dios blanco, Gracias por escuchar este sermón. Esperamos que le haya sido una fortaleza para su fe. La Biblia dice que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Ese es el gran mensaje del Evangelio, nuestra esperanza y la de todas las naciones. Si este mensaje le ha bendecido, por favor, tenga un comentario en Sermon Audio o contáctenos por medio de nuestra página web www.iprcr.com. Nosotros estamos ubicados en Cartago, Costa Rica. Que Dios le bendiga ricamente.
¿Qué hay de bueno en ser cristiano?
Series La vida peregrina
El Señor nos llama a ser activos en su servicio, pero todos los cristianos tienen que luchar contra la mundanalidad y la pereza apática, la cual destruye la vida cristiana. ¿Cuál es el santo remedio? Pedro nos da aquí las herramientas para luchar contra estas asechanzas del diablo en nuestras vidas.
Sermon ID | 4281211373 |
Duration | 40:15 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 Peter 1:3-5 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.