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Bien, hermanos, vamos a ir para meditar brevemente en el Salmo, en el Libro de los Salmos, Salmo número 24. Vamos a leer a partir del versículo 7. Salmo número 24. Versículo 7. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas. Alzaos vosotras, puertas eternas, para que entre el Rey de la Gloria. ¿Quién es este Rey de la Gloria? El Señor, fuerte y poderoso. El Señor, poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, alzadlas, puertas eternas, para que entre el Rey de la gloria. ¿Quién es este Rey de la gloria? El Señor de los ejércitos es el Rey de la gloria. Amén. Nosotros habíamos leído en los versículos anteriores, preguntando en el versículo tres, ¿quién subirá al monte del Señor? ¿Quién entrará? ¿Quién podrá estar en su lugar santo? Y veíamos que, aun cuando estos lugares son prácticamente inaccesibles para el hombre, Dios ha declarado que por medio de la fe, por medio de Cristo, aquellos que han sido lavados, salvados de sus pecados, esos entrarán. Él dice el de limpio de manos, y de corazón puro. ¿Y qué hombre es limpio de mano? ¿Qué hombre es de corazón puro? Cuando todos somos descendientes directo del primer pecador, Adán. Ningún hombre es limpio de mano. Por la gracia de Dios, Cristo, limpia no solamente nuestras manos y los pies, sino todo nuestro ser. Entonces, la respuesta es correcta. El de manos limpias. El de corazón puro. Aquellas manos que han sido lavadas con la sangre del cordero. Aquel corazón que ha sido purificado. Pero si esos... Van a entrar. Si esos van a entrar. a través de los méritos de Cristo. A partir del versículo 7, entonces cuando podemos ver con claridad aquel que es digno, aquel que merece toda gloria y alabanza. dice versículo siete alza o puertas vuestras cabezas alza alzaos vosotras puertas eternas para que entre el rey de la gloria si de nosotros se examina sino se examina a nosotros ninguno entraríamos pero cuando llega el rey no solamente se abren las puertas se alcen al cielo Se quiten del medio. Se abren, se abran, departen para. Porque llegó el digno. El que merece toda la alabanza, toda la gloria. El es el fuerte, mira como lo ha escrito en versículo ocho. El fuerte y poderoso. Poderoso en batalla. Y se repite dos veces. El Señor. El Señor. Cuando el Señor llega para entrar a su monte santo, para entrar al lugar santo, las puertas deben abrirse de par en par, porque llegó el Señor, el fuerte y poderoso, el poderoso en batalla. ¡Alzad o puerta vuestras cabezas! Y ahí pienso que no solamente está hablando de puertas físicas, Ahí no solamente está hablando de puertas físicas, puertas en las que se abre la gloria para que entre el Rey, sino que también está hablando de todos aquellos que de forma humillada estuvieron delante de Él, que se humillaron delante de Él aquí en la tierra, que se humillaron y que están en los cielos, que están en la presencia del Señor y que ahora aquellos que fueron humillados ahora son exaltados. Pienso que este texto nos habla de una visión celestial mucho más allá que simplemente la puerta del cielo. Nos está hablando de aquellas almas que, humilladas por su pecado, luego fueron levantadas, alzan sus cabezas, ya no están humillados, Ustedes pecadores, lavados, sanados, con la sangre de Cristo, ya no están humillados. Levanten sus cabezas. El símbolo de mantener la cabeza baja es un símbolo de humillación y de deshonra. De hecho, no merezco esto. Igualmente, cuando en aquellos tiempos, en antigüedad, llegaba el rey, Entonces los súbditos bajaban las cabezas. Se inclinaban prácticamente a la tierra, hasta el piso bajaban la cabeza. Y mientras más baja y más tiempo duraban con la cabeza abajo, más honra y más honor tenía el que estaba en pie. Y aún en algunos lugares, como en Oriente, tienen algo de esta herencia. Porque en algunos lugares, cuando se saludan, se saludan con esta reverencia. Y en algunos lugares como estos, mientras más dura abajo la cabeza, más honor le da al otro. Más respeto. Pero mire, amados hermanos, cómo el Señor, cuando viene a buscar a su pueblo, cuando lo sana y lo limpia de todo pecado, cuando él nos llama a la salvación y al arrepentimiento. Ya no nos dejo humillados con la cabeza abajo. Sino que nos dice, ahora tú, que has creído en mí, que has sido lavado con la sangre del Cordero, que eres un hijo de Dios, alza tu cabeza. Levántate, no estés humillado, alza por puertas vuestras cabezas. on site and that's some of the icing on the bill may of the number of others , when a woman on the cover is in a building up the number of others y se pone de pie, y recuerdo aquella visión en la que el profeta Ezequiel, Ezequiel, Ezequiel, Ezequiel, está, el profeta Ezequiel, está humillado delante del Señor, y el Espíritu viene a él, y le da fuerza, y el se pone de pie, y el Espíritu lo pone de pie, parece, que el rey no llaman, no mando llamar, Y amados hermanos, esa es la gloria que vamos a disfrutar, aquellos que hemos querido en Cristo. Aquellos que han recibido al Rey de gloria en sus corazones, no serán humillados en el día en que Él entre por las puertas de gloria en su segunda venida. No seremos humillados, seremos levantados y seremos tomados como hijos de Dios. por lo tanto, este pasaje reconoce al Señor de los ejércitos, como el Rey de la Gloria. El Rey que merece toda gloria por un lado, pero es el Rey al que le pertenece toda la gloria. El no puede, no se puede dar, le pertenece, es suyo, y él está en gloria. en gloria por la eternidad, que Dios nos permita, queridos hermanos, poder contemplar a Cristo, contemplarle en su gloria. A él no le van a preguntar si él es digno. Cuando él llegue, las puertas se abrirán porque él es digno, digno de todo honor. Y con esta dignidad de nuestro Señor y Rey, también nosotros recibimos tal dignidad. que Dios nos permite, hermanos, poder meditar en este Salmo y contemplar que, apartado del Señor, no somos dignos, pero con Cristo somos lavados, limpiados, perdonados y hechos dignos con nuestro Rey, con nuestro Señor, el Señor. Jehová de los ejércitos, Él es el Rey de la Gloria.
Dios es el único digno y rey de la gloria
Series Los Salmos
Dios es el único digno y rey de la gloria
Sermon ID | 4224441116653 |
Duration | 10:17 |
Date | |
Category | Devotional |
Bible Text | Psalm 24:7-10 |
Language | Spanish |
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