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Hechos capítulo 10 es el encuentro que hay entre Pedro y Cornelio. Anteriormente estábamos predicando verdad sobre el libro de Hechos y en esta ocasión quisiera solamente meditar en la exposición del apóstol Pedro y vamos a leer para ello allá en Hechos 10, del 25 al 48, para tener un poco de contexto, pero el sermón proviene del versículo 34 al 43 solamente. Muy bien, voy a leer Hechos capítulo 10, del 25 al 48, dice así, Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo, Levántate, pues yo mismo también soy hombre. Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido. Y les dijo, vosotros sabéis cuán abominables para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero. Pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo. Por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto, ¿por qué causa me habéis hecho venir? Entonces Cornelio dijo, Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas, y en la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vecido resplandeciente y dijo, Cornelio, tu oración ha sido oída y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios. Envía pues a Jope y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual mora en casa de Simón, un curtidor junto al mar, y cuando llegue, él te hablará. Así que luego envié por ti y tú has hecho bien en venir, ahora pues todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios para oír todo lo que Dios te ha mandado. Y aquí empieza nuestro pasaje del sermón. Entonces Pedro abriendo la boca dijo, en verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. Entonces Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo. Este es Señor de todos. Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galidea, después del bautismo que predicó Juan, cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén, a quien mataron colgándole en un madero. A ese levantó Dios al tercer día e hizo que se manifestase, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó que predicásemos al pueblo y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por juez de vivos y muertos. De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeron, recibirán perdón de pecados por su nombre. Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso, y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. porque los oían que hablaban en lenguas y que magnificaban a Dios. Entonces, Pedro respondió, Pedro, puede acaso alguno impedir el agua para que no sean bautizados esos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días. Amén. Ahí está la lectura de la palabra del Señor, hermanos. Antes de iniciar, vamos a inclinar nuestros rostros y pedir la ayuda del Señor. Padre Santo, ahora que nos acercamos a tu santa palabra, Señor, reconocemos que es un gran privilegio, pero también una gran responsabilidad exponerla fielmente. Y sabemos que en nosotros no está la capacidad ni la habilidad para hacerlo conforme a tu voluntad. Por eso, imploramos al Espíritu Santo y su sabiduría y su poder. para que se manifieste en nuestras vidas, que tu palabra sea expuesta para honra y gloria de tu nombre y para edificación de tu iglesia. Lo pedimos todo en el nombre de nuestro señor Jesucristo. Amén. Entonces, hermanos, nuestro sermón. Se basa en Hechos 10 del 34 al 43, que es propiamente el sermón de Pedro, o la exposición que el apóstol Pedro dio. Amados hermanos, el libro de Hechos contiene capítulos muy significativos dentro de la narración del avance del Evangelio en diferentes lugares y a diferentes grupos de personas. Hoy vamos a reflexionar en una parte sumamente importante de Hechos 10, del 34 al 43, que contiene el primer sermón del apóstol Pedro a una audiencia gentil, o sea que no eran judíos. Se encontraba en casa de un soldado romano, un centurión llamado Cornelio. Por esa razón, hermanos, ese sermón de Pedro es muy importante ya que por primera vez se predica a un grupo de gentiles. Y es así como comienza el ministerio oficial de la iglesia a los gentiles, que luego lo desarrollará completamente el apóstol Pablo, el apóstol de los gentiles. Con esta acción, hermanos, se cumplían inicialmente las palabras del Señor Jesús de que el Evangelio debería predicarse a todas las naciones, es decir, a todas las personas de cualquier raza, idioma o cultura. Este sermón es tan importante para nosotros que somos gentiles. Ya que el Dios de la gracia nos ha incluido dentro del alcance de la obra salvadora de Cristo. Pero vayamos al texto para ver cómo Pedro desarrolla este hermoso sermón o exposición. Vamos a empezar en el 34. Bueno. El apóstol Pedro, hermanos, por mandato de Dios mismo y como respuesta a una visión que Dios le concedió a él, como también a Cornelio, el soldado romano. El apóstol Pedro se dirige a Cesarea, una ciudad importante en la costa del Mar Mediterráneo o Mar Grande, como le llamaban los judíos. Por primera vez el apóstol Pedro se dirige a la casa de un gentil, es decir, alguien que no era judío, que no era de su misma raza, que no era israelita. Pedro y todo judío sabía que era muy abominable, como ya leímos, para un varón judío juntarse o incluso acercarse a un extranjero. Pero a mí, dice Pedro, Dios me ha mostrado que a ningún hombre llame común o inmundo. Así pues, hermanos, es Dios mismo quien está organizando, por así decirlo, esta primera reunión de cristianos y gentiles. Pedro no estaba muy seguro de lo que iba a decir en casa de Cornelio, hermanos. aunque conforme avanzaba y llegaba a Caesarea, conocía a Cornelio, ya se daba una vaga idea de lo que estaba pasando. Creo que esto es muy importante de aclarar hermanos, porque el apóstol Pedro, él mismo lo dice. allá en Hechos capítulo 10, versículo 29, dice, por lo cual al ser llamado vine sin replicar, así que pregunto, ¿por qué causa me habéis hecho venir? Entonces, hermanos, Pedro no tuvo tiempo, por así decirlo, de estudiar durante la semana para escribir su sermón cuando llegó a casa de Cornelio. No tuvo tiempo de revisar su concordancia, ni su manuscrito griego, ni otros libros que usamos o comentarios, ¿verdad? En otras palabras, el apóstol Pedro no sabía exactamente qué iba a decir. sino que Él predicó completamente bajo la dirección poderosa y sabia del Espíritu Santo. El Espíritu Santo en este capítulo 10 le dice, no dudes en ir con ellos, tienes que ir con ellos. El Espíritu Santo lo estaba guiando de una manera muy especial. Por eso en Hechos 10, 33 leemos que Cornelio dice así que luego envié por ti tú has hecho bien en venir ahora pues todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios para oír todo lo que Dios te ha mandado en la presencia misma de Dios lo cual significa que todo lo que se va a desarrollar ahora es sumamente importante bueno Ese sermón de Pedro fue un sermón bajo la dirección directa del Espíritu Santo, además de que fue un cumplimiento inicial de las palabras de Jesús en Mateo 10, 20, que dice que el Espíritu del Padre hablaría por medio de sus apóstoles. Creo, hermanos, que esto es importante de aclarar para no pensar que este sermón fue resultado de la ingeniosidad, de la habilidad o de la elocuencia del apóstol Pedro. Todo sermón bendecido por Dios, hermanos, es un sermón que el Espíritu Santo usa para edificar a su iglesia. Todo sermón eficaz, todo buen sermón, como dicen los hermanos de la iglesia, es el sermón que el Espíritu Santo usa para honrar y glorificar el nombre de Cristo y para bendecir a su pueblo. En el momento que un predicador piensa que por su elocuencia, su preparación o por sus gritos o brincos, su sermón estuvo buenísimo, pues entonces ese hombre ya está confiando más en su sabiduría que en la sabiduría del Espíritu. Entonces, los sermones buenos son los que son usados por el Espíritu Santo como Él quiere. Esto no quiere decir que el pastor no tiene que prepararse, ¿verdad? Que los maestros de la palabra no tienen que prepararse, estudiar, pero todo debe hacerse dependiendo de la dirección del Espíritu Santo con humildad, reconociendo que el único que nos puede dar entendimiento e inteligencia espiritual para entender la Palabra y comunicar la Palabra es el Espíritu Santo. Y eso es lo que Pedro hace aquí. Él humildemente llega y dice, bueno, ¿por qué me han hecho venir aquí? Y el Espíritu Santo actúa poderosamente en Pedro. Y la primera fundamental y trascendental verdad que el Espíritu Santo reveló al Apóstol Pedro, hermanos, está en el versículo 34. Nótenlo ahí. Cuando Pedro abrió su boca y dijo, en verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas. Es lo primero que Pedro declara bajo la guía del Espíritu Santo. Esta declaración implica varias cosas muy importantes. Veamos solamente algunas. La primera, hermanos, es que Dios nunca ha hecho acepción de personas o mostrado favoritismos porque alguien en sí mismo se merezca que Dios lo escoja o lo elija. para salvación. Esto quiere decir que Dios al escoger a Israel como su pueblo en el Antiguo Testamento, nunca lo hizo excluyendo absolutamente a los gentiles, a los que eran de otras naciones, porque en varias ocasiones leemos en el Antiguo Testamento que los gentiles, gentes de otras naciones, eran incorporados al pueblo de Dios. Entonces, hermanos, cuando Dios escogió al pueblo de Israel como su pueblo, no era ese el fin último del Señor. sino que Él escogió al pueblo de Israel como un medio para salvar a la humanidad. Entonces, el pueblo de Israel es un instrumento en las manos de Dios, es un medio para el fin mayor que es llevar el Evangelio a todas las naciones. Entonces, Dios no tiene favoritos, ni preferidos. Nadie merece, hermanos, que Dios nos escoja para salvación. Segundo, hermanos, los judíos habían malinterpretado que Dios los hubiera escogido e integrado a su santo pacto como si ellos se lo hubieran merecido y como si los gentiles fuesen indignos de ser recipientes de la salvación. Por eso Pedro dice, en verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas porque todos los judíos, excepto de los elegidos que esperaban la consolación de Israel y habían puesto su fe en el Cristo de Dios, pero aparte de ellos, la mayoría de los judíos pensaban que los gentiles estaban completamente fuera. de la salvación o que si querían ser parte del pueblo de Dios y disfrutar de la salvación de Dios se tenían que hacer judíos mediante la circuncisión y mediante viviendo como los judíos y guardando toda la ley de Moisés. La mayoría de los judíos pensaban así y eso es lo que implica la expresión de Pedro, en verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas Y hermanos, como una aplicación, nosotros también debemos, amados hermanos, debemos nosotros ser como Dios, no mostrar favoritismo a nadie, no discriminar por raza, lengua, o cultura, o idioma, sino que todos aquellos que crean en Cristo que se arrepienten de sus pecados y ponen toda su confianza en él, son bienvenidos ¿verdad? al pueblo del Señor. Eso es lo que Pedro dice después en el versículo 35. Él dice, en verdad comprendo que Dios no hace excepción de personas sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. Recuerden hermanos, el apóstol Pedro está predicando por primera vez a una audiencia gentil. Estos gentiles, como Pedro y el apóstol Pablo mismo dicen después, ellos estaban en el mundo sin Dios y sin esperanza. Dios mismo puso a Cornelio en cesarea para que escuchara, como vamos a ver después acerca de la obra de Cristo. El Espíritu Santo actuó en su corazón y cuando dice que Dios en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia, no está enseñando una salvación por obras, como si Dios salvara a la gente por sus obras. Porque más adelante vamos a ver que Pedro los llama al arrepentimiento para el perdón de pecados. Entonces significa más bien que como Dios no hace acepción de personas. No importa, hermanos, de qué nación, idioma o cultura sea una persona. Si esa persona se arrepiente de sus pecados y confía humildemente en la obra perfecta de Cristo para salvación, entonces esa persona es salvada por la gracia de Dios. Entonces, los versículos 34 y 35 proclaman la salvación universal de Dios efectuada por medio de nuestro Señor Jesucristo. Que Dios, por gracia, salva a toda persona de cualquier nación. Nuevamente, qué gran lección tenemos aquí, ¿verdad? No discriminar entre los hermanos de la iglesia. porque podemos hacerlo no solamente con aquellos que son de otras naciones o de otras culturas, sino también podemos mostrar favoritismos dentro de la iglesia que está compuesta de hermanos y hermanas en Cristo. Es una advertencia que tenemos aquí para que nosotros no discriminemos entre gente y gente como si hubieran unos dignos y otros indignos y entonces actuáramos por medio de preferencias personales. El Evangelio es para todas las naciones, para todas las gentes. Este entendimiento dado por el Espíritu Santo a Pedro era la base para su presentación del Evangelio a una casa llena de gentiles, de personas que de otro modo hubieran sido despreciadas por Pedro y los demás judíos que fueron con él. Por eso decimos que Hechos 10, al igual que otros capítulos, ¿verdad?, marcan un momento importante en el desarrollo del Evangelio. Entonces, esta es como la introducción, ¿verdad?, del apóstol Pedro a su sermón, y entonces en el versículo 36 hasta el 43 viene, por así decirlo, el cuerpo del sermón, ¿verdad?, el contenido del sermón propiamente, y ahora el apóstol Pedro... Hermanos, dice de la siguiente manera en el versículo 36, Dios envió mensaje a los hijos de Israel anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo. Este es Señor de todos. Noten aquí hermanos algo muy importante. Pedro con esas palabras dice que el autor del mensaje es Dios mismo. Dios es el creador del mensaje enviado a los hijos de Israel. Los judíos no inventaron ese mensaje. Eso quiere decir que si el mensaje proviene de Dios es divino y nosotros tenemos el deber de comunicarlo con fidelidad. No debemos pervertirlo añadiendo o quitando de la palabra de Dios o en este caso mostrando favoritismos o haciendo acepción de personas. Además, hermanos, Dios es el autor del mensaje y este mensaje Pedro lo llama el Evangelio de la Paz. ¿Ya vieron? El Evangelio de la Paz. Esta frase es muy especial porque indica dos cosas fundamentales, hermanos. Primero, el mensaje es el Evangelio de la Paz, las buenas noticias de la paz. Esta paz se refiere principalmente hermanos, se refiere principalmente a la paz con Dios, a la reconciliación de Dios con el hombre. Significa y resalta maravillosamente el amor de Dios a los pecadores indignos de su amor. Porque nosotros antes éramos enemigos de Dios. ¿Y quién es el que envía este mensaje al pueblo de Israel? Es Dios mismo quien lo envía. Él es el que sale en busca del pecador perdido y del pecador que odia a Dios. Y Dios, que es el ofendido, es el que sale en busca del pecador perdido para restaurarlo consigo mismo. El amor de Dios. Pero también, hermanos, la frase El Evangelio de la Paz por medio de Jesucristo significa al menos creo que dos cosas, especialmente cuando dice por medio de Jesucristo. La primera es que el mismo Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, llegó a Israel anunciando el Evangelio de la Paz. Eso quiere decir que el Señor Jesucristo es el mensajero perfecto, ¿verdad? Él es el predicador perfecto del mensaje de Dios. Él lo comunica fielmente. Y lo segundo es que Cristo mismo, el Señor Jesucristo, es el mensajero, el predicador y el contenido del Evangelio de la Paz. Cristo es, Pablo dice en Efesios, nuestra Paz. Él mismo predica el Evangelio y Él mismo es el contenido del Evangelio. Él envió el Padre a su Hijo para traer a los que estaban lejos, acercarlos y hacer de los dos pueblos, del pueblo judío y de los gentiles, un solo pueblo, en Cristo. Cristo es el mensajero y Él es el contenido del Evangelio de la paz, de la paz divina, de la paz sin la cual no hay verdadera paz en el mundo. No hay seguridad, no hay certeza, no hay salvación. Y Cristo, eso fue lo que vino a ser. Y aquí, hermanos, lo sobresaliente es el hecho de que ese mensaje o Evangelio de la Paz es concedido por igual a judíos y a gentiles. Por eso es que el Evangelio es universal en su esencia. Llega a todas las naciones debajo del cielo. Y hermanos, la pregunta es, ¿con qué prerrogativa o derecho Jesucristo puede predicar a judíos y gentiles este Evangelio de la Paz? ¿Con qué prerrogativa ahora Pedro y después Pablo y después toda la iglesia pueden llevar este evangelio a todas las naciones? Pues Pedro da la respuesta al final del versículo 36, Hechos 10, 36. Jesucristo dice, este es Señor de todos. Es una declaración impresionante, Jesucristo. Es Señor de todos. Él es Señor de señores. No hay nadie por encima de su poder, de su autoridad. El Padre lo ha constituido como recompensa por su obra perfecta de salvación en el Señor de todos. Y Pablo nos recuerda en Filipenses que ante Él se doblará toda rodilla de los que están en el cielo y en la tierra para gloria de Dios Padre. es con este base o cimiento del Señorío de Cristo sobre todas las cosas y sobre todas las personas que la Iglesia tiene la prerrogativa que Pedro tenía de llevar el Evangelio a los gentiles. Es este Cristo que dijo Allá en Mateo 28, toda autoridad me es dada en los cielos y en la tierra. Entonces, Pedro no va con su autoridad, sino con la autoridad del Cristo resucitado para predicar el Evangelio a los gentiles. Por otro lado, hermanos, Vean qué hace Pedro en el versículo 37 en adelante dice vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea comenzando desde Galilea después del bautismo que predicó Juan. Hermanos Pedro dice que. El ministerio de Cristo era conocido por todos los habitantes de Israel en ese tiempo, incluso por los gentiles como Cornelio y su familia y sus conocidos y todos los que estaban bajo su autoridad. Por eso dice, ustedes saben lo que se divulgó por toda Judea. Entonces, esto significa, hermanos, que el evangelio, el ministerio de nuestro Señor Jesucristo, no sucedió en un rincón de Galilea, desconocido por todos, sino todo lo contrario. Y eso lo leemos una y otra vez en los evangelios, que la fama de Jesús se extendió hasta el otro lado del Jordán. Era una expresión para referirse que su fama trascendió los límites del pueblo judío. Se fue a Perea, se fue a Decapolis, a partes de Siria, Fenicia, etc. La fama de Jesús se difundió, se propagó por toda la región. Una y otra vez lo leemos allá en los Evangelios. Todos ahí habían oído hablar de Jesucristo de una o de otra manera. El ministerio de Cristo entonces fue algo público. no algo desconocido, algo que todos habían escuchado. Por eso dice, se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea en el norte, después del bautismo que predicó Juan. Eso es muy importante porque el apóstol Pedro une el inicio del evangelio de Jesús, de su ministerio, con Juan. el precursor del Señor Jesucristo. Y todos los judíos sabían, conocían a Juan, que era gran profeta, un hombre poderoso, ¿verdad?, en palabras, que llamó al arrepentimiento a Israel. Y entonces el apóstol Pedro nos hace ver, nos hace ver, que el ministerio de Cristo no fue una leyenda o un invento, sino que fue algo histórico, algo verídico, que pudo ser verificado y corroborado por los que vivían en Israel. Muy importante que entendamos esto, el hecho histórico, el evento, el ministerio terrenal de nuestro Señor Jesucristo. Amados hermanos, era conocido por todos, incluso por Cornelio y los que estaban allá en su casa. Pero hermanos, sabemos nosotros, sabemos nosotros que los hechos se pueden malinterpretar, ¿cierto o no? Especialmente en nuestro tiempo, ¿cierto o no? Las cosas se pueden malinterpretar. Por ello, Dios no solamente nos ha dejado la veracidad, el hecho histórico de la obra y de la persona de nuestro Señor Jesucristo, de su ministerio en Judea, en Galilea, en el territorio de Israel, sino que también nos ha dado la interpretación infalible de lo que Cristo hizo. Y es lo que dice allí este hombre, el Señor Jesucristo que existió en el 38, nos dice Pedro que no era cualquier ser humano, sino que primeramente Dios lo ungió, el Padre lo ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret. ¿Se acuerdan ustedes cuando Jesucristo fue ungido con el Espíritu Santo de una manera oficial para empezar su ministerio? Pues lo fue cuando fue bautizado en el río Jordán por Juan el Bautista. Fue lleno del Espíritu Santo. ¿Se acuerdan cómo habla? Hablan los evangelistas que el Espíritu Santo en forma de paloma descendió sobre Jesús, permaneció sobre Jesús, una forma de decirnos que Él fue completamente lleno del Espíritu Santo, capacitado, lleno del poder del Espíritu para que en su calidad de mediador, de Redentor, pudiera llevar a cabo su obra. Y dice Pedro, que este Hijo de Dios era Jesús de Nazaret. Es decir, de Nazaret nos dice dónde creció y vivió nuestro Señor Jesucristo hasta que tuvo 30 años. Que cualquier persona podía ir y hablar con María y con sus hermanos de que Jesús no era una leyenda, un invento, sino una persona real. pero una persona especial, era Dios mismo, la persona divina, humana de nuestro Señor Jesucristo, que fue ungido con el Espíritu Santo. Y dice que Él anduvo haciendo bienes, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él. Entonces el Señor Jesucristo, en su humanidad y en su oficio de mediador, hermanos, Él desarrolló su ministerio en el poder del Espíritu Santo, haciendo bienes, sanando a todos los oprimidos por el diablo. Cristo vino para liberarnos de todo el poder del diablo. Cristo es el que vino y él es el hombre más fuerte que destruyó al hombre fuerte que es el diablo como él mismo enseña en los evangelios. Dios estaba con él. La gente podía corroborar que Dios estaba con Cristo. ¿Se acuerdan de Nicodemo hermanos? De este hombre importante, dirigente en Israel cuando visitó a Jesús de noche. Dice que le dijo a Jesús, maestro, nadie puede hacer las cosas que tú haces si Dios no está con él. Técnico demo estaba reconociendo que Dios estaba con Jesús de una manera especial. Y la gente también daba testimonio y decía, bueno, Dios está con este hombre, porque uno que es meramente humano y pecador no puede ni decir ni hacer las cosas que hace si Dios no está con él. Y el Señor Jesucristo mismo testifica una y otra vez que Dios su Padre está con él, que él está con el Padre, que están unidos en esta obra de salvación. Entonces, el Jesús histórico, pero también el Jesús divino, que es ungido por el Padre. Noten algo aquí interesante, hermanos, como las tres personas de la Deidad están unidos para nuestra salvación. ¿Quién ungió? ¿Quién envió al Espíritu Santo para ungir a Jesús, pues fue el Padre, ¿verdad? El Padre, dice, ungió a Jesús, que es el Hijo, y fue ungido con el Espíritu Santo. Entonces vemos Padre, Hijo y Espíritu Santo manifiestos en la obra de nuestro Señor Jesucristo. Bueno, dice en el versículo 39, que el apóstol Pedro dice, y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén, a quien mataron colgándole en un madero. Y el apóstol Pedro dice después en el 40 y 41, que después de la resurrección, Dios hizo que se manifestase no todo al pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó, dice, que predicásemos al pueblo y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por juez de vivos y muertos. Hay tanto que decir aquí, ¿verdad, hermanos? Pero quiero solamente escoger Algunas cosas. Primeramente, estamos diciendo que el apóstol Pedro, inspirado por el Espíritu Santo y junto con él, los demás apóstoles, incluyendo a Pablo, nos dan la interpretación infalible de lo que significó el ministerio de nuestro Señor Jesucristo. Y él aquí lo corrobora diciendo que ellos eran testigos de todas las cosas que Jesús hizo en Israel. Y en el 41 dice que Dios los había ordenado de antemano como testigos que estuvieron con Jesús después que resucitó de los muertos y los mandó para que predicasen al pueblo y testificasen quién es el Señor Jesucristo. Entonces, El apóstol Pedro está diciendo a Cornelio y a los gentiles que estaban en la casa de este romano soldado, les está diciendo, lo que sucedió es algo verídico que se puede corroborar. No es un cuento, no es un invento, pero además es mucho más que algún acontecimiento histórico. Es una obra de Dios. el ministerio terrenal de Jesucristo es la obra de Dios por excelencia para nuestra salvación y Pedro junto con los demás apóstoles son los testigos ordenados de antemano de tal manera que todo lo que ellos enseñaron como apóstoles junto con los profetas es el fundamento de la iglesia el día de hoy. Una iglesia pues si quiere ser verdaderamente apostólica tiene que estar fundamentada, ¿verdad?, en el cimiento, en el fundamento de los apóstoles y profetas. Es decir, enseñar con fidelidad lo que los apóstoles nos dejaron en la palabra de Dios. Le está diciendo a Cornelio, pues, Cornelio, en efecto, lo que tú has oído es verdad. Y queremos decirte que nosotros somos sus testigos y venimos a testificarte a ti y a todos que este Jesucristo murió. Él fue colgado de un madero, murió y su muerte es absolutamente indispensable para nuestra salvación, para la salvación de ustedes, para la salvación de todo el que quiera ser salvo. La muerte de Cristo es absolutamente esencial, pero también lo es la resurrección de Cristo, porque dice en el versículo 40, a este levantó Dios al tercer día. El apóstol Pablo, allá en Romanos 5, él dice, hermanos, que la muerte de Cristo y su resurrección van de la mano. Ambos. Hermanos. Están unidos. La muerte de Cristo no tiene sentido sin la resurrección de Cristo. La resurrección de Cristo no tiene sentido sin la muerte de Cristo. En la Escritura están unidos. Si los separamos, pierden todo su sentido. Cristo murió por nuestras transgresiones, pero resucitó para nuestra justificación. Por medio de Cristo. Nuestros pecados son perdonados y por medio de la resurrección de Cristo somos declarados justos e inocentes delante de Dios el Padre. Y ahora Pedro dice que ellos testifican que Cristo es el que Dios ha puesto por juez de vivos y muertos. Noten cuánta enseñanza hay aquí. Con respecto a la persona de Cristo, ¿verdad? Cristo existió. Fue una persona real. Pero también Él es Dios mismo. Fue ungido por el Espíritu Santo. Él estuvo haciendo bienes, sanando, librando a los oprimidos por el diablo. Dios, Padre, el Señor Jesucristo mismo, escoge de antemano a los que serán sus discípulos. Cristo murió colgado en un madero, Él murió por nuestras transgresiones y Él lo levantó de la tumba, resucitó para nuestra justificación. Y ahora dice que el Padre ha puesto a Jesús como juez de vivos y muertos. Lo cual significa que Jesucristo no solamente es salvador, sino también el juez de todos. y Jesucristo salva a aquellos que se refugian en su preciosa sangre, que reconocen sus pecados y entregan su vida completamente a Él, pero también juzga para condenación a aquellos que rechazan la obra perfecta de Cristo. Él es el Salvador, Él es el Señor y Él es el Juez. Eso es lo que enseña la Biblia, no es el Cristo romántico que se enseña actualmente por aquí y por allá, ¿verdad? No es ese Cristo romántico, desfigurado, que la gente pone en Facebook y pone ciertas cosas nada más de este Cristo, pero que se niegan a conocerle más, a someterse a su vida, a vivir como Él quiere y recordar que Él es el Señor de todos. Él murió por nuestros pecados, Él resucitó para nuestra justificación y Él nos juzgará o nos condenará si no nos refugiamos en la gracia de Dios. Este es el Cristo que Cornelio y todos los que estaban reunidos en su casa necesitaban si querían ser salvos. Este es el Cristo que todos nosotros necesitamos si queremos ser salvos de verdad. En Él encontramos la salvación completa y perfecta. Hermanos, así como el Ministerio Terrenal de Cristo No fue algo desconocido, hecho en un rincón por allá de Israel, sino manifiesto a todos de la misma manera. El ministerio de Cristo no es algo que tenemos que andar rebuscando por la escritura a ver dónde lo encontramos, sino que en el Antiguo Testamento, hermanos, se da testimonio de él. Y eso es lo que Pedro dice en el versículo 43 de este Cristo, de este Señor de todos, de este Salvador, de este juez de vivos y muertos, de todo lo que él hace, de todo lo que describe aquí dice dan testimonio. ¿Quién? todos los profetas. El apóstol Pedro no dice el profeta Isaías o el profeta Jeremías, sino dice que dan testimonio todos los profetas. Una frase para referirse al Antiguo Testamento. una frase general que dice todo el antiguo testamento habla de quien de cristo da testimonio de cristo como cristo mismo lo enseñó que la ley y los profetas y los salmos hablan de él y pedro aprende esto lo recuerda y con la iluminación del espíritu santo nos enseña aquí que De Cristo no se habla solo en el Nuevo Testamento, sino también en el Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento en su totalidad habla de Cristo, anuncia la llegada de Cristo, proclama y declara que Él es el único camino de salvación. que él es el que iba a morir por nosotros, el que iba a resucitar, que él es el juez. Y por eso Pedro dice de ese gran testimonio todos los profetas que todos los que en él creyeren recibirán perdón de pecados por su nombre. Todos los que en él creyeren judíos y gentiles por igual. Todos los que ponen su fe en Cristo. Por eso decíamos al principio que el versículo 35 cuando dice, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia, no está enseñando salvación por obras aparte de Cristo. porque Cornelio y los demás, y todos los que no son judíos, y los judíos también, ¿verdad?, que quieren ser salvos, tienen que arrepentirse de sus pecados para recibir perdón de pecados por el nombre de Cristo, por medio de nuestro Señor Jesucristo. El testimonio unánime de toda la Escritura es que todos los que en Él creen recibirán perdón de pecados. Por eso Jesucristo mismo lo proclamó en San Juan 3.16, ¿verdad? Ese hermoso texto que dice, porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito. ¿Para qué? Para que todo aquel que en él crea no se pierda sino tenga vida eterna. Pero creer significa todo lo que el apóstol Pedro ha expuesto aquí. reconocer nuestro pecado, nuestra maldad, reconocer que Cristo en efecto existió, pero que al mismo tiempo era Dios mismo. Manifestó su poder, nos libra del poder del diablo. Si solamente hermanos seleccionamos algo de Jesús, ya no tenemos al Jesús verdadero. ¿Se dan cuenta qué importante es este primer sermón de Pedro a una audiencia gentil? ¡Tan importante, hermanos! Pedro recalca que entonces Cornelio, en efecto, está siendo llamado por el Espíritu Santo a poner su fe completamente en el Hijo de Dios, en nuestro Señor Jesucristo. Si quieres ser verdaderamente salvo, tenemos que creer en el Señor Jesucristo. Como el carcelero de Filipo, ¿se acuerdan? Cuando le dijo al apóstol Pablo y a Silas, señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? ¿Qué le dijeron? Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa. Amados hermanos, la próxima semana vamos a estudiar la respuesta de Cornelio y los gentiles ante el mensaje del apóstol Pedro del 44 al 48. Pero hoy hemos meditado en el contenido del sermón del apóstol Pedro iluminado por el Espíritu Santo de que nuestro Señor Jesucristo es la paz, la paz verdadera. Él es el Salvador. Él murió por nuestros pecados. Él resucitó para nuestra justificación. Él ha puesto testigos de antemano para que proclamen el Evangelio y nos den la interpretación infalible de lo que significa la obra de Cristo y a Él nos sometamos y aprendamos de lo que los apóstoles han enseñado en su palabra. Dios quiera pues que nosotros también dobleguemos nuestro yugo y nos sometamos al Hijo de Dios. Amén.
Pedro predica en casa de Cornelio
Series Hechos
Sermon ID | 4202031562660 |
Duration | 48:28 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Language | Spanish |
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