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Nos dice Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo conforme a la fe de los escogidos de Dios, y el conocimiento de la verdad que es según la piedad en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos. y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro Salvador. A Tito, verdadero hijo en la común fe, gracia, misericordia y paz de Dios Padre y del Señor Jesucristo nuestro Salvador, Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé. El que fuera irreprensible marido de una sola mujer y tenga hijos creyentes, que no estén acusados de disolución ni de rebeldía, porque es necesario que el obispo sea irreprensible como administrador de Dios, no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo, retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen porque hay muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca, que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene. Uno de ellos, su propio profeta, dijo, los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos. Este testimonio es verdadero, por tanto, repréndelos duramente para que sean sanos en la fe, no atendiendo a fábulas judaicas ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad. Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro, pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra. Pero tú, háblalo que está de acuerdo con la sana doctrina, que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Oremos. Padre nuestro, ahora Tu Palabra ha sido leída delante de nosotros, queremos que nos dé iluminación de Tu Espíritu para que podamos entenderla, conocerla, y obviamente, a través de ella, atar nuestros corazones y conciencia para que la obedezcamos. Bendícenos a través de ella en esta mañana, refrescando nuestras almas en la piedad y renovando a aquellos que aún no han experimentado el nuevo nacimiento. Óbrala, Señor, en nuestros corazones como un instrumento de santificación para nosotros. Te lo rogamos en el nombre de Jesús. Amén. Como podemos observar en este pasaje allá en la iglesia de Creta, o en las iglesias de Creta más bien, faltaban ancianos pero no faltaban falsos maestros. Es lo que nos dice el apóstol Pablo aquí. Había una carencia de ancianos. en las iglesias, pero no había una carencia de falsos maestros. Satanás siempre lleva y tiene a sus ministros allí en las iglesias del Señor. Eso fue verdad ayer y sigue siendo verdad aún en el día de hoy. De ahí que Pablo, conociendo de esa realidad, le encomienda a este siervo Tito una tremenda responsabilidad, la responsabilidad de corregir toda deficiencia que había allí en aquellas iglesias en la isla de Creta. Esto era una responsabilidad que Pablo le asignó a Tito, la cual él debía de cumplir y asumir con toda responsabilidad. Dice Pablo, Hay muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca, que trastornan casas enteras enseñando por ganancias deshonestas lo que no conviene. Esa realidad de falsos maestros estaban atacando los cimientos donde habían sido edificadas esas iglesias. cuando fueron establecidas sobre la base de los fundamentos de las doctrinas apostólicas, de las doctrinas de los profetas. Esos falsos maestros estaban, como ya hemos señalado, atacando esos cimientos de la iglesia. Pablo define la mente y el corazón de esos hombres, diciendo, hasta su mente y su conciencia están corrompidas. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra. Y el apóstol Pablo para guiar a Tito en lo que él debía de hacer, estructura la iglesia en... cinco grupos, por lo menos cinco o seis grupos diferentes en los cuales el Tito debía de poner sus ojos para trabajar de manera particular con cada uno de esos grupos a fin de que fueran sanos en la fe, a fin de que fueran sanos en la piedad, a fin de que fueran sanos en su relación con Dios, como una iglesia sana que le servía a su señor y salvador. Por esa razón, Pablo estableció allí a este siervo Tito para que él trabajara en medio de esta iglesia. De ahí la encomienda que él le da a Tito. El primer grupo con el cual él debía de trabajar era con los ancianos espirituales, o sea, con los pastores u obispos. Tito recibe de Pablo la encomienda de establecer ancianos allí en Creta, y para que él no fuera a fallar en esa tarea, le describe la clase de hombre que él debía de observar en aquellas iglesias para que los mismos fuesen establecidos como pastores de esas congregaciones. Dice el apóstol Pablo a Tito, que estos hombres debían de llevar ciertas cualificaciones que él debía de tomar en cuenta a la hora de escogerlo como anciano. Una vez que Pablo le hubo señalado a Tito qué clase de ancianos o de pastores él debía de tratar para llevar a la iglesia pastores bíblicos, él enfoca sus ojos en otro grupo de la congregación. El primer grupo de la iglesia a quien Pablo señala es al de los ancianos de Cana, hombres de más de 40 años de edad, hombres maduros desde el punto de vista de su longevidad. A estos es a quienes Pablo describe como el primer grupo, después de los ancianos, donde él debía de trabajar en medio de esas iglesias. De modo que, el primer grupo que veremos de estos que Pablo señala aquí, es el grupo de los ancianos, ancianos de Cana. ¿Cuál es el perfil que Pablo describe de lo que ha de ser un hombre de cana dentro de la iglesia. ¿Cuál es el perfil de la piedad de un hombre de cana, de un hombre de más de 40 años dentro de la iglesia? El versículo 2 nos describe el perfil de ese hombre maduro, con canas, que Pablo define como un hombre de piedad. ¿Cuáles son las marcas en la piedad de ese hombre? Dice el versículo 2 que ese hombre maduro, decana, debe de ser sobrio, serio, prudente, sano en la fe, en el amor, en la paciencia. Esas seis cualidades deben de adornar la vida de todo hombre de más de 40 años dentro de la iglesia. La primera cualidad que Pablo define del carácter de un hombre mayor de edad es la sobriedad. ¿Cómo debe ser un hombre con más de 40 años? Debe ser un hombre sobrio, La palabra griega traducida por sobrio es la palabra nefalios, que significa moderado, sin extravagancia, no temperamental, no dominado por sus pasiones o emociones bajas. Eso es un hombre sobrio, alguien que es moderado, no dado a la extravagancia, no es un individuo temperamental, es un individuo que está en gobierno y en dominio, señoreando sobre sus pasiones, sobre sus emociones, sobre sus sentimientos. Esa es una marca que distingue o que debe de distinguir a un hombre maduro, un hombre que ya pasa de los 40 años. El hombre sobrio es aquel que está libre, por la gracia de Dios, de esas ataduras que producen los vicios sociales, como son el alcohol, el tabaquismo, los juegos y demás vicios que comúnmente se promueven y se practican en la sociedad. tanto los legales como los vicios ilegales. Él no es dominado por ninguno de ellos. Él no es manejado por ninguno de ellos. Él está libre del control y gobierno de esos vicios. Por eso él es un hombre sobrio. Él es un hombre moderado. Él no cae en extravagancia. ¿Por qué? Porque tiene una mente y un carácter sobrio. Esa marca es distinguida en el carácter de ese hombre de más de 40 años. En otras palabras, el hombre sobrio lo podemos definir como ese hombre que tiene dominio, un dominio equilibrado sobre sus apetitos, sobre sus ambiciones, sobre sus pasiones y sobre su estado de humor. Él tiene control, ejerce dominio, tiene una vida equilibrada. en lo tocante a sus ambiciones, en lo tocante a sus apetitos, en lo tocante a sus pasiones y aún a su estado de humor. Él ejerce un dominio y como consecuencia de eso vive en una vida equilibrada, o sea, sobria, constantemente. Él camina delante de Dios, en el temor de Dios. sin doblegarse ante los ataques fiero del mundo, él no se doblega ante las presiones que el mundo ejerce sobre él para llevarle y arrastrarle hacia el seno de esos vicios que son promovidos constantemente a través de los medios privados y públicos de comunicación. De hecho, la sobriedad es una demanda no solamente para los hombres que tienen la cabeza pintada de cana, pintada de blanco por las canas, sino que también es una demanda universal para todos los creyentes. Primera de Pedro, capítulo 5, versículo 8, nos da un mandamiento, sed sobrios y velad y él da la razón del mandamiento porque vuestro adversario el diablo como león rugiente anda alrededor buscando a quien devorar de manera que la sobriedad es un principio básico y fundamental para todo creyente que ha de luchar en contra de los ataques del demonio, en contra de los ataques satánicos que constantemente están en su alrededor, constantemente están delante de él. ¿Cómo es que él ha de enfrentarse a Satanás? Con ese espíritu de sobriedad gobernando en sus pasiones, en sus ambiciones, en sus humores, en sus apetitos, en sus pretensiones. La sobriedad debe de estar gobernándole en todo tiempo. Esa es una gracia que sobre todas las cosas debe de brillar en un hombre. de edad, en un hombre maduro, en un hombre cuya cabeza está pintada de blanco por las blancas canas que le adornan. Debe ser una marca distintiva, una gracia que brille en su carácter, en su temperamento, en su vida cotidiana. Sobriedad es una marca que señala Pablo Atito como una de las marcas que deben de ser forjada en el carácter y en la vida de esos hombres maduros que habían en las iglesias de Creta. Y mis amados hermanos, lo que era verdad y necesario para aquellos ayer, es verdad y es necesario para nosotros en el día de hoy. ¿Qué clase de hombres de cana deben haber aquí en esta iglesia? Hombres sobrios, hombres sobrios, hombres de un carácter moderado, hombres libres de extravagancia, hombres prudentes y sensatos de juicio y de mente, hombres a quien usted puede ir, con toda seguridad y confianza a buscar un consejo, porque le dará exactamente lo que usted necesita como consejo, porque él es un hombre sobrio, moderado, sin extravagancia, es un hombre equilibrado, emocional, afectivamente. Dios espera que entre nosotros hayan hombres, hombres sobrios, La segunda gracia que debe de adornar el carácter de un hombre de más de 40 años es la dignidad. Dice Pablo que esos hombres deben ser dignos, griegosennos. Aluda a la persona que es honorable, decente, amable de esos hombres. La iglesia debe de estar formada. Hombres que en su carácter son honorables, hombres que en su carácter son decentes, hombres que en su carácter son amables, gentiles. Esa es una gracia que adorna la vida de esos individuos que forman la iglesia. Dice David Bourg lo siguiente, el hombre digno puede ser una persona amable y sonriente, con mucha alegría y que resulta una buena y agradable compañía. Pero en el fondo, sus actitudes ante la vida serán sobrias. Porque convivir con Dios es profundizar en el conocimiento de la santidad divina y de la miseria humana, de la vida abundante y de la perdición eterna, del juicio venidero y del Dios omnipotente que todo lo ve. Convivir con Dios es comprender lo que realmente está en juego en esta vida. Es tomarse la vida en serio. Es tomarse la vida en serio. La vida no es un juego. La vida es algo serio. No es una charlatanería. Es un asunto serio. Dios espera. que esa cualidad adorne la vida de todo hombre en la iglesia, que sobrepase los 40 años, dignidad, alguien que puede ser honorable, decente y amable sin perder la sobriedad de su mente y de su relación con Dios. Otra gracia que Pablo alude como que debe estar presente en todo hombre maduro, es la prudencia. Otra gracia que en tu vida como hombre maduro, que debe adornar tu carácter, ¿cuál es? La prudencia. La prudencia es un requisito para los pastores, pero también para los hombres maduros, para las mujeres de cana, para los hombres jóvenes, para las mujeres jóvenes y para todo el mundo en general. Esos o esa gracia, la prudencia, es un requisito que Pablo la pone allí en esos versículos en cada grupo social. Los jóvenes deben de ser prudentes, las mujeres jóvenes prudentes, las mujeres mayores deben ser prudentes, los hombres maduros también deben de ser prudentes, los hombres de cana deben de ser sensatos, considerados, equilibrados en cada paso que dan. Eso es lo que significa la palabra prudencia. Ser considerado, ser mesurado, ser sensato, ser equilibrado en cada paso que ellos dan en la vida. Por ser prudentes, no son imprudentes, ni reflexivos en las decisiones que toman. Son concienzudamente mesurados. Piensan antes de dar un paso hacia adelante. bíblicos en sus pensamientos, palabras y en actos, y quieren asegurarse de que eso sea así. De ahí que son prudentes. ¿Por qué? Porque ellos quieren asegurarse de que cada paso que dan, lo dan conforme a la voluntad de Dios. Por eso se aseguran de que eso sea así. No son precipitados en la toma de decisiones y en la aplicación de las metas que se trazan delante de sus ojos. Son hombres de convicciones firmes basadas en la fe de los escogidos de Dios, basadas en la verdad que es según la piedad, basada en la esperanza de la vida eterna. Son hombres de convicciones firmes, por eso son prudentes en cada acto, decisión o cosa que planean. Por eso rechazan con firmeza y determinación los estándares y los atractivos del mundo infiel e impío que los rodea. Son prudentes. La prudencia es lo que lleva al hombre a ejercer templanza y dominio propio sobre cada apetito carnal y cada pasión turbulenta que se levanta en nuestros corazones. Los hombres de cana hemos vivido lo suficiente para ver en otros y en nosotros mismos las consecuencias de nuestras malas actitudes, las consecuencias de nuestras malas decisiones, las consecuencias de nuestras malas acciones en la vida. Y hemos vivido lo suficiente para ver en otros y en nosotros mismos las consecuencias nefastas, dañinas, perjudiciales, cuando no se atúa con sensatez. Lamentablemente, somos tan tardos, tan tardos y lentos en esta materia para aprender de nuestros errores. Hermano, porque ¿cuánto cobran los errores cuando los cometemos? ¿Cuánto hay que pagar por nuestros errores cuando los cometemos? Sin embargo, la prudencia nos enseña precisamente a que actuemos con cautela, con comedimiento, con equilibrio, precisamente para evitar esas amargas metidas de pata que con tanta frecuencia nos dejan cojo por un largo tiempo en la vida, nos dejan tuyidos muchas veces por un largo tiempo en la vida, nos dejan cicatrices y huellas que duran durante todos los días de nuestra vida aquí en la Tierra. ¿Saben por qué, hermanos? Porque somos irreflexivos e imprudentes en las cosas que pensamos, en las cosas que decidimos y en las acciones que emprendemos. Somos imprudentes muchas veces. No oramos lo necesario, no buscamos el consejo necesario, no actuamos movido por los principios, sino movido y manipulado generalmente por nuestras propias conclusiones y por la influencia de la mundanalidad que nos rodea. Esa es una triste realidad que con tanta frecuencia nos acompaña. Sin embargo, Dios espera que los hombres maduros sean prudente. Dios espera que las mujeres maduras sean prudente. Dios espera que las mujeres jóvenes sean prudente. Que los hombres jóvenes sean prudente. Que todo creyente en general sea prudente. Esa gracia de la prudencia Dios la espera de cada grupo social que compone la iglesia. Otra marca que distingue a un hombre de fe maduro en edad es una fe sana o la sanidad de su fe. ¿Por qué es sana la fe de esos hombres maduros? Naturalmente, ellos ya han vivido un tiempo suficiente como para haber estudiado y conocido profundamente las doctrinas bíblicas, las doctrinas de la Palabra de Dios. Y esas doctrinas habrán producido en la vida de él sanidad interior. Por eso su fe es una fe sana. O sea, tiene una vida constante de relación personal con Dios, basada en la palabra de Dios, en los principios, en la doctrina de la palabra de Dios. Y eso le da una vida sana como resultado de eso. Quiero apuntar hermanos la necesidad de que nosotros cada día nos aboquemos a estudiar con profundidad y detenimiento la confesión de fe. La Confesión de Fe de Londres de 1689 nos da esas doctrinas básicas, fundamentales, cardinales del Evangelio de Cristo, por las cuales habremos de experimentar en nuestras vidas una fe realmente sana, una fe que descansa plenamente en esas enseñanzas cardinales y básicas de la Palabra de Dios. Aquellos que conocen las doctrinas bíblicas y la manejan en su experiencia personal y en su aplicación diaria, experimentarán sin lugar a duda una fe sana que le capacitará para relacionarse con Dios y disfrutar plenamente de todo aquello que el Señor les ha prometido y le ofrece cada día como un banquete suculento a través de su bendita palabra. La sanidad de la fe es posible en nuestras vidas cuando conocemos las doctrinas bíblicas, la creemos y la aplicamos. Queridos hermanos, la predicación del Evangelio desde este púlpito es otro medio de la gracia de Dios para que podamos cada día crecer en esa sanidad de nuestra fe. Ella, la predicación, saca el error de nuestras mentes y como consecuencia de eso consolida la salud espiritual de nuestra fe. para que podamos mediante ello ser transformados a la imagen y semejanza de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Cuando nuestra fe es sana, cree o nos lleva a creer plena y absolutamente en la suficiencia de la palabra de Dios para dar respuesta a cada necesidad psicológica, espiritual, moral, social y de la clase que sea. Cuando hay una fe sana en nosotros, esa fe nos lleva a descansar plenamente en cada promesa de Dios para guardarle de él la solución a cada problema que hay en nuestras vidas, a cada necesidad que hay en nuestras vidas. Cuando hay en nosotros una fe realmente sana, Esa fe sana nos llevará a descansar en la plena sabiduría de Dios, para guiar nuestros pasos por la vida, por senda de justicia, por amor de su nombre. Cuando tenemos una fe realmente sana, ésta nos llevará a creer y a confiar cada día más en el amor de Dios, en la fidelidad de Dios, en la bondad de Dios, en la compasión de Dios, en la providencia de Dios, en las promesas de bendición que el Señor en su palabra nos ha plamado de pura gracia. La fe sana nos concede disfrutar. de esa clase de confianza, de esa clase de esperanza en el brazo omnipotente de nuestro Señor. Por eso, se aguarda y se espera que los hombres de cana en la iglesia sean hombres de una fe sana, una fe que reposa, descansa enteramente en el brazo omnipotente de Dios. Los hombres que tienen una fe sana experimentarán en su ser una confiada dependencia del Señor Jesucristo para que Él satisfaga y llene plenamente todas y cada una de sus necesidades. Son sanos en la fe ¿Y por qué son sanos en la fe? Porque ellos a lo largo de su vida, en cada año de su vida, han visto la mano de Dios extendida continuamente para satisfacer y llenar, dando repuesta así a sus oraciones por cada una de sus necesidades. Eso le lleva a ello a experimentar una fe sana en su trato con Dios, una fe sana que descansa en el brazo omnipotente del Señor, como nuestro redentor, como nuestro salvador, como nuestro santificador, como nuestro justificador, como nuestro todo en la vida, en el tiempo y en la eternidad. Oh, que Dios nos conceda una fe sana, libre de errores, libre de todo aquello que la contamina y la daña y nos aparta del Señor. Que Dios nos conceda una fe sana, hermanos, sana, plenamente sana. También vemos que a estos hombres se les demanda, los hombres de cana en la iglesia, que sean sanos además de fe, sanos en la fe, sanos en qué más? en el amor deben de ser sanos en el amor no son un mezquino en su relación personal con Dios no son mezquinos en su relación personal con su prójimo son sanos en el amor Aman a Dios sobre todas las cosas, con todo su corazón, con toda su alma, con todo su ser, con todas sus fuerzas, con todo su cuerpo, con todo lo que tienen. Ellos aman a Dios y eso define la sanidad de su amor. ¿Amas realmente a Dios con todo tu corazón? ¿Amas realmente a Dios realmente con toda tu alma? ¿Le amas con todas tus fuerzas, con todos tus miembros corporales y espirituales? Eso define la sanidad del amor tuyo. Eso define la sanidad del amor tuyo. ¿Con cuánto amor tú amas al Señor? Y naturalmente, la calidad de ese amor a Dios con que le amamos por su fruto habrá de ser conocida. Quien realmente es sano en el amor podrá identificar la sanidad de su amor no solamente por el amor con que ama a Dios sino también por el amor con que ama las cosas que Dios ama. Pero además, se podrá identificar el amor con que ama a Dios y la sanidad del mismo por cuanto odie esa persona aquellas cosas que Dios odia y desprecia, que Dios aborrece. Eso define también la calidad del amor. Hermano, ¿cuánto amas tú la adoración a Dios en privado y en público? Eso define la calidad de tu amor. ¿Cuánto amas tú a Dios y manifiestas ese amor adorándole en espíritu y en verdad, en público y en privado? Eso define la calidad de tu amor. Cuánta devoción hay en ti y cuánto derrama de esa devoción a Dios en la adoración que tú le tributa a él en lo privado y en lo público. Creo que nadie más que un hombre maduro debe estar dispuesto a amar a Dios y a adorarle. Porque obviamente, si mira el calendario, ha caminado más que lo que les resta por caminar para verse de cara a la muerte y a la eternidad, obviamente. No es verdad que yo voy a vivir más de 54 años que ya tengo en mi cuenta. No es verdad que yo voy a llegar a 108 años o 109. Eso no es verdad. Me falta mucho menos de lo que ya he caminado. Estoy plenamente seguro de eso, hermano. Si me falta tan poco para llegar, ¿por qué he de estar tan remolón en lo que respecta al cumplimiento de mis deberes para con Dios? Sanos en amor es otra gracia que adorna a los hombres de cana en la iglesia. Hermanos varones, hombres de bigote blanco, con canas en los bigotes. No canas de familia, sino canas de edad. Porque hay hombres jóvenes que a los veinte y pico están llenos de canas. Aquí estamos hablando a los que pintamos más de 40, ¿verdad? Hermanos, ¿cuánta sanidad hay? en nuestra fe, en nuestro amor a Dios. Cuánta sanidad hay. ¿Tenemos un amor sano realmente? Y se ve esa sanidad por nuestra devoción a Dios, por la manera en que le conocemos y que le servimos a Él todos los días de nuestra vida. ¿Cuál es nuestra prioridad máxima en esta tierra? Es amar a Dios. El amor es una gracia que la da el Espíritu de Dios naturalmente, pero el mecanismo para ejercitar esa gracia es nuestro propio corazón. Una vez que el amor ha sido derramado en nuestros corazones, estamos llamados a practicarlo primero con el Señor y segundo con nuestro prójimo. con nuestro prójimo. Estamos llamados a ser sanos en el amor a nuestro prójimo. ¿Y de qué manera sabemos cuánto amamos a nuestro prójimo y somos sanos en esa práctica de amar a nuestro prójimo? Cuando le amamos tanto como a nosotros mismos. Y hermanos, no creo que haya una muestra de amor mayor hacia nuestro prójimo. que dándole por gracia lo que por gracia hemos recibido la salvación eterna de nuestras almas no hay un amor mayor que ese el amor que le mueve a usted a llevarle el evangelio a aquel que está perdido hermanos van para el infierno eternamente ¿Cree que hay una condición en esta vida peor que el infierno que puede experimentar un ser humano? ¿Qué usted piensa? ¿Cree usted que los problemas económicos son peores que el infierno? ¿Cree usted que los problemas de salud son peores que el infierno? ¿Cree usted que los problemas de la estirpe que sean en esta vida son peores que el infierno? Hermano, no importa lo que usted haga por un ser humano, lo cual es loable, y puede que sea una muestra de amor, pero obviamente que a mayor regalo mayor será la muestra de amor que usted hace, ¿sí o no? Mientras mayor es el regalo que usted hace, mayor es la muestra de amor que usted le brinda a esa persona. Tomar tiempo de su tiempo para dedicárselo a alguien, para ir allí y sistemáticamente enseñarle la palabra de Dios para que conozcan al Dios verdadero y la realidad presente, futura o eterna que enfrentan. Hermanos, esa es la mayor muestra de amor que jamás podremos brindar en esta tierra. De tal manera amó Dios al mundo que dio a su hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no se pierda más tenga vida eterna. Hermano, Dios creó el mundo y lo creó con muchas cosas buenas y loable para el disfrute pleno de la raza humana. Pero créame, esa no fue la mayor muestra de amor que Dios ha dado a este mundo, no. Su mayor muestra de amor, ¿cuál fue? Su hijo Jesucristo. Su Hijo Jesucristo, Él vino a resolver el mayor de todos los problemas presentes y futuros que el hombre jamás habría de enfrentar en esta tierra, el infierno y la condenación eterna, el pecado. Por eso, su amor, el amor de Dios en la obra de Cristo es inconmensurable. Es inconmensurable. Es inconmensurable en su profundidad, en su anchura y en su altura. Por lo que hizo Cristo. Créanme hermanos, no hay una mayor muestra de amor. La sanidad de nuestro amor se ha de evidenciar sobre todas las cosas. Por la calidad del tiempo que le brindamos a los pecadores perdidos, para ir en rescate de ellos. Hermano, ¿qué opina de alguien que ve a alguien que va por el centro de un río caudaloso botado, agarrado de un pote vacío, de un termo vacío, de su aceite, agarrado ahí, y la corriente va hacia abajo llevándolo, mire, a todo lo que da, Y usted está en la orilla allá. Y usted tiene la posibilidad de coger una soga y soltársela para allá. Pero sin embargo, usted no hace absolutamente nada. ¿Qué usted opina de esa persona? Que ve a alguien que va corriente abajo, río botado, agarrado de un pedazo de madera o de un pote o una cosa de esas. a la boca del mar. Y usted simplemente lo ve allí, oye, pero mira, pero mira, se fue, se fue, se fue, se fue, se fue. Y usted se queda, o sea, y usted no hace absolutamente nada. No sabe nadar, pero, hermano, grite. Quizá alguien que sabe nadar lo oye y viene y se mete arriba y lo saca. Hermano, es un acto de crueldad. Dante aquí hablaba en estos días y citaba el caso, el pastor Dante citaba el caso de un fotógrafo famoso que se ganó un premio, un premio de fotografía mundial, un billetaje, pero siempre poco después de recibir el premio, acabó con su vida. ¿Saben por qué, hermano, siempre acabó con su vida? ¿Por qué ese hombre tuvo la posibilidad de salvar a ese niño de la condición de los afilados? ¿Cómo se llama esto de los buitres? del afilado pico de ese buitre y de las afiladas uñas de ese buitre. Tuvo la oportunidad de salvarle, pero no lo hizo. Se quedó allí como un simple espectador, cazando un premio. Por eso, su conciencia terminó llevándolo al suicidio. Pudo hacer algo, pero no lo hizo. Amaba más su premio que lo que valía la vida de ese infeliz niño que estaba allí a punto de ser masacrado por los filosos instrumentos de ese buitre. Hermanos, es una perversión del amor no predicar el Evangelio. Usted se puede ir al infierno con todo y teología. El amor se conoce por los frutos. Por sus frutos lo conoceréis. Y una marca de que no se tiene la gracia de Dios es el silencio y la indiferencia ante aquellos que se van al infierno. El silencio y la indiferencia ante aquellos que se van al infierno, hermano, hay que ser sanos en el amor. Y el amor se evidencia, esa sanidad se evidencia por los frutos. Estamos llamados a predicar y a no permanecer indiferentes ante aquellos que van rumbo al infierno. en esa corriente impetuosa de ese río caudaloso llamado el mundo. Rumbo, rumbo a la boca del infierno y después que llegan ahí no hay vuelta atrás, usted lo sabe, no hay vuelta atrás. Sanos en la perseverancia. Es otra gracia que Dios espera que habite en abundancia en aquellos que son maduros por la edad que ya tienen. Sanos en la perseverancia. O sea, sanos en la paciencia. Se han ejercitado en esperar pacientemente en las promesas del Señor. Dios les ha dicho y ellos esperan pacientemente lo que Dios les ha dicho que hará y que realizará en favor de ellos. Viven en esa expectativa constante. de su encuentro con Dios en los cielos y de la segunda venida real de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Por eso, contra viento y marea, viven en esa expectativa del advenimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Oh, mis hermanos, que Dios nos dé la gracia de ver estos hombres aquí entre nosotros. hombres sanos en la fe, sanos en amor, sanos en la paciencia, hombres sobrios, prudentes, serios, cabales. A los amigos que están aquí, permítame decirle que esas son gracias que la produce el Espíritu Santo en la vida humana. No se dan no se dan sino fruto de una obra de la gracia de Dios en el corazón de los seres humanos. Se requiere y es indispensable de ti que experimente el nuevo nacimiento porque a partir de allí una nueva naturaleza será puesta en tu alma y entonces a partir de allí tú podrás ejercer la fe salvadora. A partir de allí tú podrás experimentar la sanidad en el amor, la sanidad en la paciencia. A partir de allí tú podrás experimentar en tu vida la sobriedad, la dignidad, la prudencia y toda gracia que el Espíritu de Dios operará en tu ser. Pero es necesario nacer de nuevo. Es necesario que el Espíritu de Dios realice en ti el milagro de la resurrección espiritual de esa tumba de pecado en la cual tú yaces muerto espiritualmente. Por ello, rogamos por ti para que el Señor, en su gracia, obre esa resurrección espiritual. Es a través de la palabra donde él opera y obra el milagro de una nueva vida, de una vida nueva y resplandeciente para la gloria de Dios y tu propia felicidad personal. Timoteo, Tito tenía una gran responsabilidad entre las iglesias de Creta, formar a esa clase de hombres en la iglesia. Formar a esa clase de hombres en la iglesia es una labor titánica. Naturalmente. Y tener una labor de hombre es una labor de Dios. Porque quién puede hacer sobrio a un hombre? Quién puede hacer digno a un hombre? Quién puede hacer prudente a un hombre? Quién puede hacer sano en la fe, en el amor y en la paciencia a un hombre? El espíritu de Dios. Francisco Guzmán no puede hacer eso y tampoco Dante. Es el Espíritu de Dios que hace ese milagro. ¿Y cuál es el medio que se emplea o que emplea el Espíritu Santo para hacer ese milagro en tu vida? La sana doctrina. De ahí que Timoteo tenía la incomiable responsabilidad de predicar y enseñar la sana doctrina. porque ese es el instrumento que Dios usa para labrar y tallar en tu carácter, en tu ser, en tu temperamento, cada una de esas gracias del Espíritu de Dios. La sana doctrina habría de sacar de tu corazón y de tu mente todas esas filosofías, todas esas doctrinas y enseñanzas mentirosas que han distorsionado tu carácter y tu ser. Las enfermizas doctrina del mundo son no hay Dios, no hay alma, no hay que creer en Cristo, no hay pecado, no hay cielo, no hay infierno, no hay juicio final, la música es amoral, el aborto es amoral, la homosexualidad, el levianismo y demás pecados son cosas indiferentes. Esa es la doctrina del mundo. Es lo que el mundo enseña. y para esa enseñanza emplea todos los medios de comunicación privados y públicos. Desde que usted se levanta y prende una televisión o prende un radio, ahí tiene una casa licorera pagándole a esos dueños de medios de comunicación para que le predique a usted la doctrina del alcoholismo. y demás vicios sociales. ¿Cuántos anuncios por día usted oye? ¿Cuántos anuncios de vicios sociales, esclavizantes y dañinos, corruptores, todo usted oye diario, cada minuto? Prende la televisión, los oye. Prende la radio, los oye. Va por la calle, los murales, las vallas, los ve. los carros, los vehículos, los letreros. Va al aula de clase, lo oye. Va a la universidad, lo oye. Va a la escuela, lo oye. Va, o sea, donde quiera que usted se mueva, usted va a encontrar al diablo por medio de sus falsos maestros predicando y enseñando esas falsas doctrinas. O si ellos le dicen que usted va a ser feliz cuando usted pratique uno de esos vicios, cuando usted asuma uno de esos vicios. ¿Es verdad eso? ¿Son felices los alcohólicos los que derrochan su vida en esa clase de vicio? ¿Realmente son felices, dichosos, bienaventurados? Por favor, Ellos presentan mujeres muy hermosas en bikini para promover sus asuntos, pero le aseguro que ninguno de esos modelos que presentan ellos para promover esos asuntos, ninguna se bebe un trago de romo. Si fueran alcohólicas no fueran lo que están presentando, eso no es verdad. Vaya a las mujeres que han bebido alcohol por varios años y usted verá el resultado en la vida física de esas mujeres. Son cadáveres vivientes, no son modelos. ¿Creyeron esas mentiras, esas falsas doctrinas de una felicidad barata? ¿Resultado? ¡Ruina! de su vida moral, ruina de su vida familiar, ruina de su vida económica, ruina de su vida social, ruina, ruina, ruina, ruina, es lo que produce. Y Pablo describe el carácter de esos falsos maestros, de esos diseñadores. Le encajan bien, ¿verdad que sí? Tiene sus conciencias. ¿Cómo? Dice Pablo. corrompidas. ¿Y qué puede salir de una mente cuya conciencia está corrompida? ¿Qué sale de allí? Corrupción. ¿No otra cosa? Corrupción. Eso es lo que sale de allí. Y hay de aquellos que se toman esa copa. cargada de veneno mortal. ¡Ay de aquellos! Conoceréis la verdad y la verdad os hará libre, libre de todas esas mentiras que inundan este mundo. a través de los diferentes medios de publicación que hay, diseñado para eso, para mantener al hombre esclavizado y sumido en la más espantosa miseria. ¿A cuánto asciende la fortuna de esos jerarcas, dueños de esos emporios que promueven el mal en esta tierra. Hermano, son los más ricos del mundo, los más ricos del mundo son esa gente. ¿Cuál es el instrumento que usan para amasar esa fortuna? Hermano, la mentira, la mentira, la falsa doctrina. Que Dios nos conceda por su gracia, hermanos, ser esa clase de hombres que se definen aquí. Esa clase de mujeres que también se definen aquí. Las mujeres adultas. Pablo habla aquí de las mujeres adultas, de las mujeres jóvenes, de los hombres jóvenes. Cómo deben de ser. Cómo deben de vivir. Que Dios nos conceda la gracia de copiar esos modelos y disfrutar de esos modelos. Son los modelos de Dios para esta generación y lo necesitamos. Que el Señor nos ayude, hermanos, a ser esa clase de hombre que Dios quiere que seamos. Oremos. Padre, te damos gracias por tu bendita palabra porque en ella encontramos, oh Señor, el modelo de Cristo para nuestras vidas. Concédenos ojos para ver esa clase de hombre, esa clase de modelo que debemos de ser. Pero sobre todo, Padre, concédenos la gracia de ver Tu Santo Espíritu formando en nosotros esa clase de hombre que Tú quieres que seamos. Oh Señor, en esta iglesia pedimos por todos los aquí presentes que ya pasamos de cierta edad y que calificamos para que seamos esa clase de hombres. Te pedimos perdón por no haber sido esos hombres que debemos de ser. Oh Señor, pero no confiamos en méritos personales, sino confiamos en Cristo, nuestro amante salvador, para que nos capacite a fin de que seamos esos hombres que tú quieres que seamos para la gloria de Dios. Bendícenos en esto, lo rogamos en el nombre de Jesús. Amén.
Las Gracias que debemos Cultivar
Series Epístola a Tito
Las Gracias que debemos Cultivar
Sermon ID | 4152569451862 |
Duration | 59:17 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Bible Text | Titus 1:1-14 |
Language | Spanish |
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