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EL CAPÍTULO CUADRO Voy a leer los versículos 34 al 37 Pero al fin de los días yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo y recobré mi razón, y bendí al Altísimo y a la Vey y glorifiqué al que vive para siempre. Porque su dominio es un dominio eterno, y su reino permanece de generación en generación, y todos los habitantes de la tierra son considerados como nada, mas él actúa conforme a su voluntad en el ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra. Nadie puede detener su mano ni decirle qué has hecho. En ese momento recobré mi razón y mi majestad y mi esplendor me fueron devueltos para gloria de mi reino y mis consejeros y mis nobles vinieron a buscarme y fui restablecido en mi reino y mayor grandeza me fue añadida ahora yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y glorifico al Rey del Cielo porque sus obras son todas verdaderas y justo sus caminos Él puede humillar a los que caminan con soberbia Vamos a tener un momento de oración Padre nos gozamos en medio de tu pueblo a ver la obra tuya en esta amada congregación Te damos gracias por las respuestas a las oraciones y nuevamente invocamos tu nombre para que en una manera especial tú ministres por medio de tu palabra a nuestros corazones. Que podamos oír voz tuya, que podamos escuchar y entender las escrituras y estas impartan gracia y santifiquen y que tú por medio de ella impartas gracia y santifiques nuestros corazones. Te suplicamos que nos ayudes a apreciar aún más la soberanía, tu soberanía. Te pedimos esto en el nombre de Cristo. Amén. El libro de Daniel enseña tres principios importantes que el creyente debe aplicar para que pueda glorificar a Dios en la sociedad. Los dos primeros principios revelan la naturaleza de la relación entre el creyente y la sociedad y el tercer principio señala las tres cualidades necesarias para glorificar a Dios en la sociedad. Y al mencionar estas tres cualidades no estoy diciendo que no pueden haber otras. ¿Cuáles fueron las cualidades del carácter de Daniel que le permitieron glorificar a Dios en la sociedad de sus días? estudiamos la vida de Daniel, veremos que él glorificó a Dios y sirvió a su generación porque fue un hombre íntegro, diligente y un hombre de fe. Él fue un hombre íntegro. Este era el testimonio de los que lo conocían. Daniel fue un hombre íntegro. Aún sus enemigos dieron testimonio de su integridad. Daniel capítulo 6, versículo 4 y 5. Un hombre íntegro es sano, sincero, honrado, puro, recto, imparcial, fiel y cumplidor. Es un hombre sin doblez, hipocresía y falsedad. No hay en él engaño. se adhiere a un código moral o un sistema de valores establecidos y aprobados por Dios. Daniel fue un hombre diligente. Un hombre diligente es un hombre presto y pronto en el obrar, activo, cuidadoso, hace su trabajo con detenimiento, esmero y cuidado, trabaja arduamente, se esmera por hacer las cosas bien hechas. Daniel pudo servir a Dios en su generación y a la sociedad en la que él vivía, porque, o en la que él vivió, porque él era un hombre íntegro, diligente, y en tercer lugar, era un hombre de fe, era un hombre que confiaba en Dios, en la palabra de Dios, y en las promesas de Dios. Daniel se distinguió por su fe en Dios. Y si hemos de glorificar a Dios en la sociedad pagana en la cual vivimos, nosotros también debemos ser hombres y mujeres de fe. Hombres y mujeres que creen en Dios. Creen en la palabra de Dios. Creen en las promesas de Dios. Creen en lo que Dios ha revelado de su ser en su palabra y también lo que Él ha revelado de sí mismo por medio de las obras que Él ha hecho. Y una de las cosas que Dios ha revelado de su ser es que él es soberano sobre todas las cosas. Y su dominio es absoluto y sin rival. Daniel creía en el dominio absoluto de Dios sobre todas las cosas. Él por la fe vio a Dios como aquel que determina y tiene el control de todas las cosas. Él ejerce su dominio sobre todas las cosas para cumplir sus propósitos, para cumplir su propósito eterno y glorificar su nombre. Daniel confió en Dios, en la sabiduría de Dios. Confiar en la sabiduría de Dios, confiar en la soberanía de Dios, le fortaleció durante los días de su cautiverio en Babilonia su confianza en el poder soberano de Dios. Que Él ejerce sobre todas las cosas de una manera sabia, justa y santa. Le dio valor en Babilonia. Le sostuvo en la prueba y en la adversidad. Impartió paz a su corazón en circunstancias adversas y muy difíciles. Recordemos que los judíos no querían ir a Babilonia. Tal pensamiento llenaba su corazón de horror. No había otra cosa que afligiera su alma tanto que vivir como esclavos en un pueblo pagano. Para ellos tal cosa era una gran afrenta, vergüenza y deshonor. Pero sobre todo para el judío piadoso esto le causaba gran tristeza porque ya no podía adorar a Dios en la tierra de las promesas donde Dios había manifestado en una forma salvadora su poder. No podía ir al templo y adorar en aquel lugar a Dios. Probablemente muchos pensaron que Dios había perdido su dominio sobre el mundo. Imagínense El templo había sido destruido. El pueblo del pacto y de las promesas se encontraba en cautiverio, lejos de la tierra prometida. La ciudad del gran rey había sido destruida. Ahora el pueblo se encontraba en el extranjero, sin recursos, desamparado y sin ayuda. Humanamente hablando, nadie podía defenderlos y abogar su causa. No tenían derechos, eran esclavos, en una tierra extraña, con un idioma y costumbres diferentes. Parecía que Dios no podía ayudarles, que su poder había menguado. Parecía que Él había desaparecido del universo. Se miraba y las circunstancias eran malas, desfavorables, adversas. parecía que él había desaparecido del universo. ¿No es esto lo que la gente piensa o insinúa cuando se quejan ante la adversidad o alguna calamidad o tragedia? Dios piensa en ellos. ¿Ha perdido su poder? Dios no tiene el control de todas las cosas. Si lo tuviera no permitiría una catástrofe como esta y que su pueblo fuera maltratado y tratado de esta manera. no habría permitido que el huracán o ciclón destruyera muchas propiedades o quitara la vida a muchas personas, a tantos niños, a tantos ancianos y a tantos jóvenes. ¿Qué clase de Dios es éste que no usa el poder que alega tener para que estas cosas no sucedan? ¿Qué le pasó a su poder? Si él es tan poderoso y me ama, ¿por qué él permite estas cosas malas o que estas cosas me pasen? cuál debía ser la actitud de los judíos cuando llegó el ataque que destruyó su nación, cuál debía ser su actitud ante la miseria, el dolor que vino sobre ellos y sobre su tierra. El templo fue saqueado y destruido, sus utensilios fueron colocados en la casa del tesoro de un ídolo un Dios pagano? ¿Cómo debía reaccionar Daniel ante aquel cuadro tan oscuro de destrucción, adversidad, exilio y aflicción? La respuesta a estas preguntas es la parte más fascinante del mensaje del libro de Daniel. Ante aquella situación tan espantosa y desalentadora, ante aquel cuadro de miseria, ruina y desolación cuando menos parecía que Dios tenía el control de todas las cosas en ese tiempo y en esas circunstancias Daniel confió en Dios. Confió que Dios era soberano. Él conocía que en medio de aquella situación horrible y tenebrosa, cuando parecía que todo se había perdido, Dios todavía ejercía su dominio y poder sobre todas las cosas. Sí, allí en Babilonia, lejos de la tierra prometida, la condición de los judíos en el exilio No estaba fuera del dominio, del control de Dios. Dios desde el principio dio a conocer tal cosa. Desde el primer capítulo del libro de Daniel, Dios nos enseña que todas las cosas estaban bajo su control soberano. La destrucción de la nación judía por los Babilonios no fue algo que tomó a Dios por sorpresa o que sucedió sin el permitirlo. Al contrario, Dios había predeterminado tal cosa. Jeremías capítulo 25 nos habla de esto. Dios es aquel que hace todas las cosas según Hace todas las cosas según el designio de su voluntad soberana, Efesios 1, versículo 11. En el capítulo 1, versículo 2, dice, y el Señor, hablando, cito de Daniel, y el Señor los entregó en sus manos. En el primer capítulo, ¿quién tiene el control? Dios. Dios los entregó. No, no, no fue el poder militar de Babilonia. No fue Nabucodonosor y éste se las había todas. No por tonto era el rey en Babilonia. Muy astuto en muchas cosas. Muy capaz. Un hombre muy temible. No, no fue Nabucodonosor. No fue los generales del ejército de Nabucodonosor. Fue Dios quien entregó a su pueblo a Nabucodonosor. Dice, y el Señor. Sólo lo pusieron ahí por ponerlo ahí. El Señor lo puso ahí para decir, yo soy soberano. Pueblo mío, escucha, yo fui quien te entregué. Y el Señor los entregó en sus manos a Joasim rey de Judá. Y algunos de los utensilios de la casa de Dios, la destrucción y el exilio y el cautiverio, la esclavitud, vinieron en última instancia porque así Dios lo determinó. Él es soberano y en el ejercicio de su soberanía todo esto está gobernado por todo lo que él es en su ser. Un Dios poderoso, un Dios infinitamente sabio, un Dios que tiene completo conocimiento, exhaustivo conocimiento de todas las cosas, es un Dios justo y santo en todos sus caminos. Él es soberano. Y esta verdad aparece una y otra vez en las páginas del libro de Daniel. ¿Dónde estaba esta gente? En un pueblo hostil a Dios. Un pueblo sumamente pagano. Un pueblo cruel. Que no temía a Dios, no temía a hombre. ¿Qué sería del pueblo de Dios en tales circunstancias? Pueblo mío, yo te entregué. Esta verdad de que él es soberano aparece una y otra vez en las páginas del libro de Daniel. Esto es con una intención y un propósito de Dios para su pueblo. no solamente para el pueblo de Dios de antaño, sino para nosotros hoy, pues estas cosas escritas fueron escritas para amonestarnos, para exhortarnos, para que por medio de la consolación y la consolación de las Escrituras tengamos esperanza en momentos difíciles, adversos, cuando parece que lo más estable Se viene abajo. Dios le dice a un pueblo aislado, atemorizado, quebrantado, afligido, descorazonado, mi poder soberano y absoluto no ha minguado. El Señor reina. La Biblia nos dice en el Salmo 97, el Señor reina, regocíjese la tierra, alegrese las muchas islas. Nubes y densas tinieblas le rodean, justicia y derechos son el fundamento de su trono. Fuego va delante de él y quema sus adversarios en derredor. Sus relámpagos iluminaron el mundo. La tierra vio y se estremeció, como cera se derritieron los montes ante la presencia del Señor, dice la palabra de Dios. En el Salmo 99, versículo 1, el Señor, el Señor reina. Estremezcanse los pueblos, sentado está sobre los querubines. Tiemble la tierra, el Señor es grande en Sion y exaltado sobre todos los pueblos. Alabe en su nombre grande y temible. Él es Señor. Santo, en otro lugar de las Escrituras en el Salmo 33, versículo 8 dice, tema al Señor toda la tierra, tiemblen en su presencia todos los habitantes del mundo. ¿Por qué? Porque el habló y fue hecho, el mandó y Todo se confirmó. El Señor hace nulo el consejo de las naciones, frustra los designios de los pueblos. El consejo, el plan, la determinación de Dios, del Señor, Jehová, el Dios del pacto, el que no cambia. El consejo del Señor permanece para siempre, los designios de su corazón de generación en generación, es por todo lo que Dios es, y es para con su pueblo ir a aventurar a la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que Él ha escogido como heredad. Además, la palabra de Dios nos dice, nuestro Dios está en los cielos. Él hace todo lo que le place. El Señor reina, no sólo en Palestina, en Babilonia. Allí en Babilonia, cúspide del trono del príncipe de las tinieblas, nación idólatra, inmoral, cruel, injusta, poderosa, que no tenía hombre o nación, Dios concedió a Daniel hallar favor y gracia ante el jefe de los oficiales de Nabucodonosor, capítulo 1, versículo 19. Lejos de la tierra prometida, sí, pero aún así, Dios gobernaba soberanamente sobre todo lo sobre todo lo que tenía que ver con la vida de su pueblo, su control obró de tal manera en el proceso racional y las actitudes o disposición del jefe de los oficiales que este hombre pagano miró con favor a Daniel y sus amigos. Esto es lo que dice la palabra de Dios como canales de agua es el corazón del Rey en la mano del Señor y Él lo dirige donde le place. Luego vemos que su poder llevó al mayordomo a conceder a Daniel su petición capítulo 1 versículo 11 al 14 en el capítulo 2 él libró Perdón, en el libro de Daniel, capítulo 2, allí el Señor nos enseña que el destino de las naciones es determinado soberanamente por Él. El capítulo 2, vamos allí, versículo 20 y 23, 20 al 23, Observen como el Espíritu Santo está dirigiendo a aquel que está escribiendo este libro, el libro de Daniel. Es el Espíritu Santo. Porque los hombres que escribieron, escribieron movidos, controlados, supervisados por el Espíritu de Dios. Primer capítulo, Dios es soberano. Segundo capítulo, otra vez, Dios es soberano. Dios es soberano. espero que no me de un ataque al corazón antes de ir para aquellos que llegue esta grabación fue que de momento se fue la luz y volvió la luz para que entiendan El punto es que en el capítulo 2 Dios vuelve a decir yo soy soberano. Versículo 20 Daniel habló y dijo sea el nombre de Dios bendito por los siglos de los siglos porque la sabiduría y el poder son de él. Él es quien cambia los tiempos y las edades, quita reyes y pone reyes, da sabiduría a los sabios y conocimiento a los entendidos. Él es quien revela lo profundo y lo escondido conoce lo que está en tinieblas y la luz mora con Él A ti, Dios de mis padres doy yo gracias y alabo porque me has dado sabiduría y poder y ahora me has revelado lo que te habíamos pedido pues el asunto del Rey nos ha dado a conocer Él es el que pone y quita reyes porque Él es soberano. He aquí el rey más poderoso del mundo tiene un sueño y no puede entenderlo. Dios le obliga a esperar hasta que su siervo Daniel le declara el sueño y su interpretación. La ciencia de Babilonia, sus científicos, sus magos, sabios, no podían descubrir el sueño. Y claro, no tenían el sueño, no podían dar la interpretación. Y como Nabucodonosor era un rey astuto que les dijo, me dan el sueño y me dan la interpretación. Cuando aquellos hombres, miren, miren las rodillas, yo me imagino que empezaron a temblar, las rodillas empezaron a temblar. Pero rey, ¿qué usted está pidiendo? Nadie ha pedido tal, semejante cosa. No, ustedes me dicen el sueño y me dicen su interpretación, si no me... Dios es soberano. Sólo el siervo de Dios declararía el sueño y la interpretación. Y Daniel reconoce delante del rey que él no podía conocer ni interpretar el sueño si Dios no se lo revelaba, versículo 30. En cuanto a mí, dice Daniel, me ha sido revelado este misterio no porque yo tenga más sabiduría que cualquier otro viviente, sino con el fin de dar a conocer al Rey la interpretación y para que tú entiendas los pensamientos de tu corazón. Cuando Daniel declaró el contenido e interpretación del sueño a Nabucodonosor, el Rey se postró. Dice el versículo 36 entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro se postró ante Daniel y ordenó que le ofrecieran presentes e incienso y el rey habló a Daniel y dijo en verdad que vuestro Dios es Dios de dioses Señor de reyes revelador de misterios ya que tú has podido revelar este misterio y qué pasó allí entonces el rey engrandeció a Daniel y le dio muchos y espléndidos regalos y le hizo gobernador yo estoy con vosotros pueblo mío allí en Babilonia En el capítulo 3 vemos que la mejor tecnología de los días de Nabucodonosor no pudo destruir a los siervos de Dios. Aunque el rey mandó a calentar el horno siete veces más de lo que se acostumbraba, el rey no pudo destruir a los amigos de Daniel. Dios envió su ángel que les libró de las llamas del horno del fuego ardiente. No permitió que este fuego los consumiera. Observen, Dios permitió, porque el pudo haber haber actuado antes y no permitir que lo echaran en ese horno pero Dios dijo no, van para el horno. Pues la gente puede decir ah, sería Dios o no sería Dios porque tal vez yo no sé qué, no. Dios quiere claramente decirle a su gente y decirle a Nabucodonosor ¿Quién es el que manda ahí? Babilonia. Dios. ¡Al fuego! Y en el fuego, en aquel horno de fuego ardiente, Dios envió a su ángel cuando parecía que no había ya esperanza alguna. Allí Dios se manifestó con poder. Poder. El fuego no pudo hacer nada. Y para que se supiera que era Dios y no era un truco, cuando echaron a los otros el fuego los consumió. Allí en Babilonia aquellos hombres fueron librados por el poder soberano del Altísimo. Allí en Babilonia, cuna del imperio más poderoso del mundo, cuna de la idolatría pagana, el Dios de Daniel sería reconocido y adorado. Daniel capítulo 3 versículo 28 Al veintinueve habló Nabucodonosor y dijo, bendito sea el Dios de Sadrach, Mesaquiah y Abednego, que ha enviado a su ángel y ha librado a sus siervos, que, confiando en él, desobedecieron la orden del rey, y entregaron sus cuerpos antes de servir y adorar a ningún otro dios excepto a Dios. Por lo tanto, proclamo un decreto de que todo pueblo, nación o lengua, que diga blasfemia contra el dios de Sadrach, Meshach y Abednego, sea descuartizado, y sus casas reducidas a escombros, ya que no hay otro dios que pueda librar de esta manera. Dios sería temida y adorada allí en Babilonia. Ustedes, imagínense cómo eso fortalecía la fe de un pueblo que se encontraba en esclavitud. Yo no estoy acostumbrado a eso. pero tengo que acostumbrarme a la soberanía de Dios. Pero hermanos, volviendo acá, piensen qué es lo que está haciendo Dios. Dios no puso esto ahí por ponerlo ahí para que los padres tuvieran historias para contarle a los niños cuentos. No, Dios reveló esto para fortalecer el corazón de su pueblo, para sostenerlo, para animarlo, para que ese pueblo continuara confiando en Dios. Dios movió al Rey a que hiciera prosperar a estos hombres. En el capítulo 4, Nabucodonosor se exalta a sí mismo. El orgullo de su corazón corrupto le llevó a decir, no es ésta, la gran Babilonia que yo he edificado como residencia real con la fuerza de mi poder y para la gloria de mi majestad. Oiga hasta dónde el hombre puede llegar. Esto explica por qué los artistas cuando llegan a esa fama se vuelven locos, dementes, creen que son dioses. Y este es uno de ellos. No es esta la gran Babilonia que yo he edificado. Nabucodonosor se olvidó, se olvidó de lo que Dios hizo. Recuerden estos hombres, confiaron en Dios como soberano. Ellos sabían que Dios podía librarles, pero si Dios no les libraba, ellos permanecerían fiel a Dios. Nabucodonosor no aprendió y aunque Daniel lo exhortó este hombre no aprendió. El orgullo de su corazón corrupto le llevó a decir no es esta la gran Babilonia que yo he edificado como residencia real con la fuerza de mi poder y para la gloria de mi majestad. ¿Qué pasó en ese momento con aquel rey? Dios lo humilló. Le llevó a comer hierba, pasto, a actuar como una bestia. Le quitó la gloria que antes tenía. No podía ejercer el poder que anteriormente tenía o el que presentemente tenía. Luego de devolverle la razón le llevó a reconocer y alabar la soberanía del único y verdadero Dios. ¿No es esto lo que nos enseña el pasaje bíblico que leímos en el capítulo 4? Rey, Hijo y todos los habitantes de la tierra son considerados como nada y eso me incluye a mí. Mas Él actúa conforme a su voluntad en el ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra y nadie puede detener su mano ni decirle ¿qué has hecho? En el capítulo 5 vemos a Belsasar entregado a la arrogancia. blasfemaba y desacró los utensilios del templo. Capítulo 5, versículo 2 al 4, en medio de su arrogancia y rebelión contra Dios aparecieron los dos, perdón, en medio de esta arrogancia y rebelión aparecieron los dedos de una mano humana Y comenzaron a escribir la acusación divina y el juicio de Dios contra este rey insensato y arrogante. Capítulo 5, versículo 5. Y de pronto aparecieron los dedos de una mano humana y comenzaron a escribir frente al candelabro sobre lo encalado de la pared del palacio del rey. Y el rey vio el dorso de la mano que escribía Entonces el rey, el rostro del rey palideció y sus pensamientos lo turbaron y las cuñunturas de sus caderas se le relajaron y sus rodillas comenzaron a chocar una contra otra. Es decir, estaba temblando. En el capítulo 6 Antes de llegar a este capítulo aquella misma noche se cumplió el juicio de Dios sobre aquel hombre fue asesinado y su reino fue dado a otro. Dios es soberano. En el capítulo 6 vemos que el rey prohibió que se hiciera petición a cualquier dios u hombre. Daniel no obedeció el mandato del rey porque este violaba el mandato de Dios. Y por esto Daniel fue echado en el foso de los leones, pero el plan de los enemigos de Daniel no prosperó. Dios guardó a Daniel donde allí, donde estaban aquellos leones. Aquellos leones estaban mansitos. Estaban tranquilitos. Es más, hubo tiempo hasta para Daniel darle nombre a cada uno de ellos. Pastor, ¿de dónde usted sacó eso, verdad? No de la Biblia. Pero se hicieron amigos. Estaban tranquilos. Y no era porque no estaban hambrientos. Dios guardó a Daniel. ¿Qué le está diciendo a su pueblo? Mi pueblo, yo soy soberano. Aunque te echen en un lugar donde hay leones, yo controlo los leones. Observen, en cada uno de estos reinos Dios humilló al Rey. en cada uno de estos reinos Dios humilló al rey aunque el pueblo de Dios no tenía poder no tenía recursos humanos Dios le dijo no temas aunque las circunstancias y el entorno sean desfavorables yo reino soberanamente A pesar de todo el poderío de estos reyes y de estos reinos mundanos, a pesar de su poder militar, económico, científico, tecnológico, cultural, todos estos reyes son meros gusanos ante el gran rey de todo el universo. El mensaje de Daniel es muy pertinente. para nosotros que vivimos en un mundo donde aumenta la maldad, la inmoralidad, la crueldad, la mentira y la oposición contra el pueblo de Dios. Tienen planes los que odian a Dios en la nación norteamericana. Hay planes aquí también de ciertas personas para establecer cosas que traen tristeza. Cada día hacen más leyes, leyes que van en contra de lo que la Palabra de Dios enseña. Cada día los padres tienen menos autoridad sobre sus hijos. Cada día se le da más derechos a los que desobedecen la ley que a aquellos que la obedecen. Cada día se dan más derechos a aquellos que se entregan a la inmoralidad y quieren que nosotros aceptemos su inmoralidad como un estilo correcto de vida, cuando no lo es, es una perversión. ¿Y qué pasa en estos lugares donde se hacen leyes que van en contra de lo que la palabra de Dios enseña? Están llevando al pueblo a que tema para que el pueblo adore a los ídolos de este mundo y no a Dios. La maldad aumenta. La maldad aumenta. Mujeres de Dios quieren ir al mercado a comprar trajes decentes que les cubran para que puedan vivir y vestir de una manera agradable al Señor, que la modestia sea la que controle la modestia, el pudor. ¿Y qué sucede? A mí me dicen aquí, no se encuentran, no se encuentran. van a tener que sacar las costureras otra vez no se encuentran porque aquellos diseñadores que no temen a Dios y no quiero seguir hablando porque si no voy a decir dos o tres cosas de ellos quieren desnudar a las mujeres no respetan a las mujeres vivimos en tiempos difíciles la iglesia en el mundo occidental comenzado a sentir el poder diabólico en maneras que antes no se conocían para perseguir y hacer daño al pueblo de Dios, para cerrar sus bocas, para intimidar al pueblo de Dios. ¿Qué será de nosotros? ¿Qué será de nuestros hijos? ¿Podrá la iglesia prosperar en días como estos? ¿Será la iglesia preservada? Dios nos dice que no nos desesperemos. Él reina. Jesús dijo yo edificaré mi iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. ¿Por qué? Porque el Señor Jesucristo es rey y rey soberano. Toda autoridad me ha sido dada en la tierra y en el cielo. Por lo tanto, id. Aquel que os envía es soberano. Id. No tengáis temor. ¿Cómo es que Dios preparó a un pueblo para que confiara en él? Un pueblo que se vio que no tenía los recursos que antes tenía, ni nadie que pudiera abogar su causa. Pues hermanos, perdónenme, no fue por hacer grupos que se opusieran al gobierno. No. Fue llevando al pueblo de Dios a confiar en la soberanía de Dios. Dios es soberano. Como miembros de la sociedad, si así la sociedad nos permite, debemos involucrarnos para contrarrestar aquellas cosas que no son buenas para la sociedad. Pero hermanos, no confiéis en tales cosas, no confiéis en lo que ustedes puedan hacer, sino en Dios. ¿Y qué pasa si después de todo lo que se hace ¿No logran lo que buscan? ¿Están preparados para vivir en esa clase de sociedad? ¿Qué les va a sostener? ¿Que en la unidad está la fuerza? ¡No! ¡Que Dios es soberano! No me diga a mí, es que usted no sabe las presiones, y usted no sabe lo que está pasando en los Estados Unidos, y la presión que nosotros tenemos. Oiga bien lo que firmó un gobernador en el estado en que yo vivo, que no se le permite ahora. Es un delito, es algo criminal que un consejero con licencia aconseje a un joven que dice ser homosexual, aconsejarlo para que cambie de curso. Eso es un crimen en el estado de New Jersey. Hace tiempo vengo diciéndole a la iglesia queridos hermanos ellos no se van a detener simplemente a que acepten cierta unión entre dos personas del mismo sexo Le dan todos los permisos y todo lo que ellos quieren, pero no van a estar conformes. Porque hasta que ellos no puedan llevar a la iglesia a aceptar, a respaldar y a apoyar ese estilo de vida de tal manera que no haya persona, que no haya testimonio en contra de sus conciencias, no estarán satisfechos. Algunos de nosotros tendremos que sufrir, sí, en el foso de los leones. ¿Están ustedes preparados o están dependiendo de algo político? Yo no estoy diciendo que los hermanos cristianos nos involucren en detener, en influir según su autoridad, según su influencia, según oportunidad para que leyes como las que algunos se imaginan y quieren pasar. No llega a ser. No estoy diciendo ni estoy yendo en contra de eso. Yo quiero prepararles para lo peor, cuando ya eso no se pueda hacer. ¿Y entonces qué? ¿Entonces qué? ¿Están algunos de ustedes listos para ir a la prisión por Cristo? ¿Qué será de nosotros? ¿Qué será de nuestros hijos? Dios nos dice, tranquilos, no temáis por más que se fajen y traten de hacerles daño yo estoy con vosotros. Estos poderes mundanos diabólicos no podrán hacernos daño a menos que Dios se lo permita. La Biblia nos dice en el Salmo 51 que nos dice unas promesas Y qué preciosas promesas. El que abriga, el que habita el abrigo del Altísimo, morará a la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor, refugio mío y fortaleza mía, mi Dios en quien confío, porque Él te librará del lazo del cazador. Con sus plumas te cubre y bajo sus alas hayas refugio. Cudo evaluarte es su fidelidad. El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra, al cuidado, a la protección del Omnipotente. Daniel fue un hombre de fe. Por fe anduvo en Babilonia, no por vista. Él vivió no por lo que sus ojos podían ver, sino por lo que conocía de Dios, Dios soberano. El pueblo que conoce, el pueblo que conoce a su Dios en cualquier circunstancia se esforzará. Dios nos llama a vivir no por las circunstancias, Dios nos llama a vivir por lo que conocemos de Dios. Conoces tú a Dios como Nabucodonosor confesó y como Daniel conocía a Dios. Dios es soberano es fácil decirlo es fácil cantarlo otra cosa es allí en el foso de los leones allí en el horno de fuego ardiente decir en las llamas mirando a los leones y a veces los leones no son animales a veces son hombres mirarlos y estar tranquilo, Dios es soberano. ¿Qué será de nosotros cuando los fundamentos y las instituciones más firmes se tambalean o se desploman? Cuando miramos lo más firme o lo que parecía firme tambalearse. ¿Qué será de nosotros? ¿Qué será de la iglesia cuando vemos el mundo evangélico bailando y viviendo muchos en el mundo evangélico con el mundo? Miren cómo ellos se consuelan. No hay problema. Todo lo que tenemos que hacer es redimir las cosas para el Señor. Y ya el mundo no es mundo, ahora es un mundo redimido. No hermanos, cuando vemos que lo más firme o los fundamentos tambalea, no miramos las circunstancias y no miramos a los hombres, miramos a Dios. y gobernamos nuestros corazones y nuestra vida por lo que Dios ha revelado de su palabra. Cuando venga la situación económica difícil, los precios sigan aumentando, los salarios no suben sino que bajan. ¿Qué será de nosotros? Pues la Biblia nos dice Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, aunque los montes se deslicen al fondo de los mares, aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente. No, hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios. las moradas santas del Altísimo. Es decir, Dios está en medio de ella, de su pueblo. No será sacudida. Dios la ayudará a romper el álaba. Cuando más la iglesia, cuando tú más lo necesites, no pienses que Dios no está allí, que su poder ha menguado. Él Dios la ayudará a Sion, a la iglesia, al romper el alba. Y en la adversidad, ¿qué debemos decir? No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Y fiel es Dios que no permitirá que vosotros seáis probados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la prueba o la tentación proverá también la vía de escape a fin de que podáis resistirla. ¿Por qué? Porque Dios es soberano. Querido hermano, querida hermana, vivamos no por lo que vemos alrededor nuestro, sino por lo que conocemos de Dios. Dios es soberano. Padre te damos gracias por la enseñanza de Tu Palabra te damos gracias por la manifestación poderosa de Tu Espíritu en medio de Tu Pueblo te damos gracias por la exhortación que Tú nos das por medio del Libro y de la vida de Daniel Te damos gracias porque allí en Babilonia, sede del paganismo, trono de Satanás, aún allí tú te manifestaste como lo que eres y seguirás siendo, pues tú no cambias, un Dios soberano. Perdónanos cuando Hemos mirado las circunstancias. Hemos tenido puestos nuestros ojos en los hombres y no en ti. Perdónanos. Gracias te damos por las promesas de tu palabra. Gracias te damos por abrir nuestros ojos nuevamente para contemplar tu poder soberano, tu sabiduría. Que estas cosas gobiernen nuestras vidas aquí hoy y mañana. Esto te lo pedimos en el nombre de Cristo. Amén.
El Cristiano y la Sociedad II
Series Conferencia pastoral 2013
El Cristiano y la Sociedad II
Sermon ID | 415251951555198 |
Duration | 56:05 |
Date | |
Category | Conference |
Language | Spanish |
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