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Gálatas, capítulo 5, versículo 13. Nos dice la palabra del Señor. Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamado, solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. porque toda la ley en esta sola palabra se cumple. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Amén. Padre, nosotros acudimos nuevamente a tu presencia y nuestro ruego en esta hora es que tú hables a nuestros corazones, que tú nos enseñes, nos amonestes, nos ministres a través de tu palabra. Ven, Señor, y crea en nosotros un espíritu recto y que tu palabra, Señor, gobierne nuestro accionar en cada día de nuestra vida en esta tierra. Te lo rogamos, Señor. Te lo imploramos en el nombre de Jesús. Amén. Hermano, yo quiero hablar en esta mañana de manera muy particular del abuso de la libertad cristiana y los límites que ésta tiene. Hay una tendencia muy generalizada de pensar que la libertad cristiana o la libertad que Cristo ha comprado para nosotros es para usarla como nosotros mejor nos plazca. Para usarla como nosotros mejor nos convenga. Una prueba muchas veces de estos límites está entre el libertinaje por un lado y el legalismo por el otro. A veces no se corre hacia el centro sino hacia los extremos. Y los extremos de esta libertad es libertinaje por un lado, legalismo por el otro. De ahí que nosotros queremos traer algunas enseñanzas de las escrituras respecto a esto, porque amados hermanos, contrario a lo que podemos pensar, las escrituras hablan en abundancia de este aspecto. Hablan en abundancia de este tema. Y este tema es trascendental para nuestras vidas, sobre todo en la época en que nosotros estamos viviendo, donde lo que se enseña, lo que se pregona, lo que se busca es una libertad sin límite, donde yo soy quien pone el límite de mis libertades. Pero vemos en las escrituras que es todo lo contrario. quien pone el límite de mis libertades es la palabra de Dios, es Dios mismo. Y muchas veces hay la tendencia a abusar de esa libertad, a convertir esa gracia de Dios en un libertinaje. Vivir como yo quiero, según yo entiendo y los demás no importan. Ellos que miren a ver cómo van a entender esas realidades porque yo soy libre para eso, dicen algunos. Pero por otro lado están los legalistas, los que quieren decirnos nosotros cómo debemos vivir, pero no según la palabra, sino según sus propios criterios, lo que ellos conciben que es moralmente correcto. Y lo triste de eso, hermano, es que muchos de esos legalistas no solamente están en la iglesia, tenemos moralistas en la familia que no son creyentes y quieren trazarle al creyente cómo debe vivir el creyente. Una dicotomía, una contradicción. Sin embargo, hermanos, las Escrituras es muy clara en cuanto a cómo nosotros debemos usar nuestra libertad en Cristo. Y este pasaje de Gálatas es particularmente claro y nos pone ante la puerta, hermano, de lo que nosotros debemos vivir. El apóstol dice claramente, vosotros, hermano, a libertad fuisteis llamado solamente Solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos en amor los unos a otros. Ahí está hermanos, el aspecto del abuso, pero también el límite. Nuestra confesión de fe cuando habla acerca de esto lo explica de la siguiente manera dice aquellos que usan la libertad cristiana como una excusa para practicar cualquier pecado o alimentar cualquier deseo pecaminoso pervierten el objetivo principal de la gracia del evangelio para su propia destrucción y destruyen completamente el propósito de la libertad cristiana. Vean lo que se hace cuando esto no se usa de una forma correcta, de una forma como las escrituras nos mandan. Y yo sé que es un tema delicado, hermanos, tranquilos. Por eso, los que toman nota pueden anotar el 90, bueno, el 60% de nuestro pasaje serán textos de las escrituras que apuntan a cómo debemos comportarnos en este sentido. Al final no quiero que quede una idea mía allí, sino lo que las escrituras nos enseñan concerniente a este tema. Para que nosotros podamos con una limpia conciencia someter esa conciencia a la palabra y no a los preceptos de los hombres. Hombres que como Pablo habla a Timoteo muchas veces son ¿qué? Corruptos de entendimientos. son corruptos de entendimiento, privados de la verdad, que toman esa piedad como una fuente de ganancia. Y Pablo le dice a Timoteo de los Tales, apártate, no camine con esa gente, no ande con ellos. Así que la respuesta a esas aseveraciones Y lo que encajan en este perfil lo podemos ver en Gálatas 5.13 y en Romanos 6.1. ¿Qué nos dice Romanos 6? Que pues diremos, perseveraremos en el pecado para que la gracia abunda. hermano perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde y cuál es la respuesta del apóstol Pablo en ninguna manera porque lo que hemos muerto al pecado como viviremos aún en él. Si ya hemos muerto al pecado no podemos vivir en el pecado. No puede ser que la libertad que Cristo ha comprado para mí me esté llevando a ser esclavo del pecado. Por eso es que debemos Verlo en la amplitud. Y por eso es que Pablo le dice a esos gálatas, no usen su libertad como ocasión para la carne. O sea, no la usen como ocasión para el pecado. No la usen para mantenerse atado, abrazado al pecado. Primero ustedes y en segundo lugar, observen que dice, si no servíos en amor los unos a los otros. O sea, la conducta que yo asumo con relación a mi libertad afecta a los demás. va a afectar a los demás. El apóstol Pedro también nos dice que fuimos llamado a libertad de vuestra vana manera de vivir. Primera de Pedro, primera de Pedro uno dieciocho. Y Pablo dice porque él nos libertó del dominio de las tinieblas y no ha trasladado a la luz al reino de su hijo, de su amado hijo. Y concluye el apóstol Pablo, dicen que tenemos redención y perdón. de nuestros pecados. ¿A qué apuntan estos textos, hermanos, ambos? Están apuntando claramente a la perversión de un fenómeno que se llama abuso de la libertad cristiana. Es a la perversión de ese principio que se llama libertad cristiana. ¿Cuáles son los abusos que vemos aquí? Porque hermanos, Pablo, cuando dice en el versículo 6, en el capítulo 6, dice en el capítulo 6, que pues, perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde, el apóstol Pablo no está trayendo una nueva enseñanza. Porque el capítulo 5, precisamente, el apóstol Pablo da el contexto de por qué hace la pregunta. ¿Por qué el apóstol Pablo en el capítulo 6 está preguntando, perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? No es un tema nuevo del capítulo 6. Su contexto es el capítulo 5. ¿Qué dice el apóstol Pablo en el capítulo 5, versículo 20? Vayan conmigo. Pablo introduce en el capítulo 5 la idea de que cuando abundó el pecado, sobreabundó la gracia. Ah, pastor, pero mírelo ahí. Cuando abundó el pecado, ¿qué pasó con la gracia? Hubo mucha gracia. Si queremos mucha gracia, ¿qué tenemos que hacer? Si queremos mucha gracia, pues pequemos mucho, porque así habrá más gracia. Al menos se pudiera, no lo dude, no crea que haya alguien que piense tal cosa. El apóstol Pablo introdujo la idea de que cuando abundó el pecado, sobreabundó la gracia y alguien puede tomar esta verdad para decir, ve, no importa si un cristiano vive en el pecado porque siempre vencerá un gran pecado con una mayor gracia. Siempre habrá una mayor gracia para mayor pecado. Así que hermanos no te preocupes por el tamaño de tu pecado porque Dios tendrá una gracia mayor para ese pecado. Hermanos eso es una perversión. Es una perversión hermanos. Cuando vemos el texto de Romanos 5, entendemos que Pablo está tratando de establecer el paralelismo entre Adán y Cristo y la sobreabundante gracia de Dios para con el pecador. Versículo 19 de Romanos 5. ¿Qué dice el apóstol Pablo? Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la desobediencia de uno, los muchos serán constituidos justo. Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase, mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia, para que así como el pecado reinó para muerte, así la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo nuestro Señor. Entonces observen que Pablo no está diciendo pequen mucho, porque habrá mucha gracia. Anden como ustedes quieran, porque al final Dios traerá más gracia. Y, ah, por si acaso, no te preocupes por la naturaleza del pecado, porque siempre hablamos de una doble gracia para ese pecado. Hay una perversión en esto, hermanos. Hay un abuso de la libertad en este sentido. Cuando nosotros creemos que podemos vivir para practicar el pecado, Creemos que estamos libres para practicar el pecado. Muchos pueden interpretar mal este pasaje. Pero no lo interpretan mal inconscientemente, hermano. Lo interpretan mal para apoyar sus prácticas pecaminosas. Para apoyar sus prácticas pecaminosas. Siempre que alguien le diga, pero la Biblia no dice que beba. Hermano, no mire la forma. Vaya al fondo. Muchos de los inconversos que le dicen eso, usted puede mostrarle por la escritura que ciertamente no es así, pero ellos no se van a conformar con eso. Ellos siempre querrán que usted se dé un trago de lo que sea que le estén brindando para cuando alguien hable de eso decir, ah, pero yo tengo un evangélico al lado de mi casa que bebe. Y cuando tengo otro evangélico que dice, no, eso eres tú, porque fulano es mi vecino. Y él no tiene problema con eso, él. hermanos el problema no es, digo también es un problema pero la gente está buscando cómo atraparnos para luego tomar eso y ponernos de ejemplo No crea que lo están haciendo para que usted se sienta bien, para que usted confirme cuáles son los principios con relación a eso. No, no, hermanos. Lo que quieren llevarnos es a la perversión de esa libertad para que luego cuando la hagamos, tomarnos como un mal ejemplo delante de los demás. Y decir, ah, no, no, pero yo tengo un amigo que es cristiano y él no tiene problema con eso. Y no contextualizan tampoco. Pareciera que ese cristiano anda en todos los sitios, ¿verdad? Con una botella de miel de abeja dentro de una fundita marrón. Si yo lo veo en eso, no voy a creer que es miel de abeja, así que mejor trate de llevar la miel afuera. Pero hermano, ¿se puede llegar a justificar nuestros pecados basado en que Dios siempre tendrá más gracia? Alguien puede llegar a pensar yo no tengo que preocuparme por el pecado porque Dios ha perdonado mi pecado pasado, presente y futuro. O alguien puede tergiversar este principio cristiano maravilloso de que si yo soy salvo por la gracia de Dios, nadie me hará caer de la gracia de Dios, por tanto yo seré salvo, siempre salvo. ¿Y qué dice la gente cuando hablamos de eso? Ah, los bautistas, sí, esos son la gente salvo, siempre salvo. Pero en su mente, ¿qué es lo que hay? Que usted es salvo, puede vivir como le dé su gana, puede pecar, puede andar como quiera y seguirá siendo salvo. Eso es una perversión de la verdad. Porque si usted está pecando, usted está dando evidencia de que no hay salvación en usted. El apóstol Pablo dice, examínense, pruébense a ver si no es que están reprobados. El apóstol Pablo nos dijo, a ver si fue que cayeron de la gracia. No, no, es que nunca pasaste el examen. Es que nunca pasaste el examen. Se puede llegar a creer que la gracia de Dios está disponible para que yo pueda pecar y que esa es la libertad que yo tengo porque Cristo me libertó de la maldición del pecado pero que yo puedo vivir en el pecado porque la gracia de Cristo sobreabunda para el pecado. Y esa idea como que hasta suena interesante, suena como hasta novedosa. Al final, Cristo siempre tendrá más gracia para más pecado. Eso, por un lado, es una verdad. Siempre habrá gracia en Cristo para perdonar el pecado. Pero en Cristo hay juicio para condenar el pecado. Sobre todo cuando ese pecado es deliberado y no hay en tu vida un nuevo nacimiento. Porque el compromiso de Cristo perdonar a aquellos que de alguna manera pecan, no que viven en el pecado, es precisamente el hecho de ser hijos. de Dios. Alguna persona creen que en su trabajo pueden pecar, que Dios es el que perdona, así que ellos harán todo el trabajo posible, pecar, para que Dios haga su trabajo que es perdonar. Pero vean el capítulo 6, los versículos del 2 al 6, como el apóstol Pablo responde entonces a esta pregunta. Leo de la traducción viviente dice ahora bien deberíamos seguir pecando para que Dios muestre más gracia más de su gracia maravillosa en versículo 12 el apóstol completa por supuesto que no nosotros hemos muerto al pecado entonces como es posible que sigamos viviendo en el pecado ¿O acaso olvidaron que cuando fuimos unidos a Cristo Jesús en el bautismo, nos unimos a Él en su muerte? Verso 4. Porque hemos muerto y fuimos sepultados con Cristo mediante el bautismo. Y tal como Cristo fue levantado de los muertos por el poder glorioso del Padre, ahora nosotros también podemos vivir una vida nueva. ¿Cómo es la vida que debemos vivir? Nueva, no una vida vieja. Es una vida nueva. Verso 5. Dado que fuimos unidos a él en su muerte, también seremos resucitados con él. Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo para que el pecado, no, para que el pecado perdiera su poder en nuestras vidas. ¿Cómo concluye? Ya no somos esclavo del pecado. Entonces, esa perversión Ese abuso de la libertad cristiana debe ser quitado de nuestras vistas, debe ser quitado de nuestros ojos. Porque no hay tal cosa como una superabundante gracia para aquellos que deliberadamente están en el pecado. ¿Cómo describe el apóstol Pablo de manera negativa esa libertad? Ya no somos esclavos. Ya yo no vivo para el pecado. El pecado no me domina. El pecado no es mi amo. El pecado no es el que dicta lo que yo debo hacer o no hacer. Esa es la libertad. Libertad del pecado. No somos esclavos del pecado. Por lo tanto, el pecado, dice el apóstol en Gálatas, no se enseñoreará, no nos dominará, no nos gobernará, no trazará las pautas de cómo yo debo vivir en esta tierra. ¿Por qué? Porque ya no me domina. Ya no me gobierna. Ya yo no soy un esclavo, como lo éramos en otros tiempos, dice Efesios capítulo 2. Hijo de ira, lo mismo que los demás. Así que esa perversión de la libertad a la que Pablo apuntó aquí, ha sido una práctica de algunos en la iglesia de hoy. Bajo la excusa de que yo soy libre de hacer lo que yo quiera, la Biblia nos dice que eso es pecado. Y con ello violentan muchas veces la conciencia de los hermanos. No tienen cuidado de pecar porque para ellos la gracia está disponible siempre. Sí, siempre habrá gracia disponible, pero también hay juicio. Es posible que cuando te vayas a beber la copa de la gracia, lo que te bebas es la copa del juicio de Dios. Te bebas la copa del juicio de Dios y cuando te lo bebas digas, ¡ay! Sí, sí, esa es la que te tocaba por tu conducta desordenada y nefanda. Creer que la gracia siempre estará disponible aún para satisfacir y cubrir mis caprichos es una enorme perversión. Y hermano, ten cuidado de creer, escúchame bien, ten cuidado de creer que estás viviendo en el cielo cuando realmente estás caminando al infierno. Ten cuidado. Porque tú puedes creer que tú estás caminando al cielo, que tú estás viviendo en el cielo, Cuando realmente estás caminando derechito hacia el infierno. Lea Primera de Juan, capítulo 3, versículo 8. El que practica el pecado es del diablo. No lo dije yo. Después no digan que el pastor usó esa penca palabra ahí. No, no. Primera de Juan, capítulo 3, versículo 8. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios está en él y no puede pecar, porque es nacido de Dios. Hermano, ese pasaje no hay que explicarlo mucho. Dice el pasaje que los cristianos no pecan. No, el pasaje no dice eso. ¿Qué es lo que sí dice el pasaje? El cristiano no vive en una práctica continua del pecado. Porque la práctica continua del pecado lo hace hijo de aquel que es, ¿qué? ¿Pecador desde el principio? ¿Satanás? El que vive en el pecado, el que practica el pecado, el que toma este pasaje como una excusa para pecar, hermano, está clarísimo. Lo que está evidenciando es que es un hijo del diablo, no un hijo de Dios. Y hermano, no nos engañemos en esto. No querramos ser más sentimental para nuestro beneficio. No se engañen en esto. Usted vive en una práctica continua del pecado. Usted es el diablo. Aunque esté en una iglesia. Aunque se sienta en una silla. Aunque usted alabe, mire. Porque eso se ve. Pero lo que hay ahí adentro, Sólo lo puede ver el Señor. ¿Y sabe que usted puede entrar hasta el infierno cantando? Usted puede entrar al infierno cantando. No nos engañemos, hermanos. Los que practican esta telegiversación de la libertad no tienen una comprensión correcta del carácter de Dios. Para ellos, Dios es una marioneta que está ahí para satisfacer los deseos y los caprichos de aquellos que Él salvó. Y como tú me salvaste, aguántame. Hermanos, yo creo que algunos tienen esa idea. Ay, tú no querías salvarme, coge ahora. Ay, tú no querías el gel y el evangelio, aguántate ahora. No, hermanos. Nosotros los padres no tenemos otra cosa que hacer con nuestros hijos, ¿verdad? Aunque sea trompar, nosotros lo llevamos al cielo. Lo llevamos ahí. Sí, pero hermanos, a veces creemos que esa es la relación que tenemos con Dios. Que como Él nos salvó, que nos aguante Él, porque Él fue quien quiso salvarme. Hermanos, tal vez te consideraran que lo que yo estoy diciendo es algo inverosímil por la forma en que lo digo, pero sus vidas, la práctica de sus vidas, eso es lo que evidencia. Eso es lo que evidencia la práctica de muchos de nosotros. No lo decimos con la boca, pero esa es nuestra práctica. No lo expresamos con nuestros labios, Pero muchas veces cuando examinamos detenidamente nuestras prácticas, esa es la predicación que estamos dando. Eso es lo que la gente está viendo de nosotros. Eso es lo que hay en el fondo de nuestros corazones. Y amados hermanos, el pecado no juega. Los que creen que pueden jugar con el pecado terminan subyugados por el pecado y esclavizados nuevamente por el pecado. Es una sola vez. No más. Oye, pero qué buena estaba ese árbol. No, no, Eva, nomás necesito probar una sola vez. Una sola vez. Y somos seducidos y arrastrados muchas veces por creer que podemos jugar con el pecado, que podemos hacer una especie de transacción con el pecado. Mira, yo te usaré, pero esta vez no te acostumbres. O yo voy a venir a ti de vez en cuando, pero mira, pecado, no te acostumbres que tu sabes que yo soy cristiano yo estoy en aquello y vuelvo y repito hermano eso no lo decimos con los labios nuestras prácticas nuestra forma de vivir coqueteamos continuamente con el pecado coqueteamos con el pecado le dejamos caer cosas bonitas al pecado para que el pecado se mantenga cerca de nosotros Pero la gran verdad, mis amados hermanos, es que nadie que haya ido a luchar con el pecado en su propia fuerza ha salido victorioso. El pecado siempre terminará subyugándote y esclavizándote. Terminará subyugándote y esclavizándote. Por eso el apóstol dice, ¿por qué quieren vivir en él? Si Cristo te libertó de ese yugo de esclavitud, ¿por qué quieres seguir viviendo en el yugo de esclavitud? Y eso nos lleva a considerar la segunda perversión de esa libertad. Cuando esa libertad cristiana no es usada bien y no damos un buen ejemplo, no solamente estamos viviendo para practicar el pecado, sino también para violentar la conciencia de los hermanos. Nuestro texto de Gálatas dice, solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne. Y parémonos aquí. Pastor, ¿hasta aquí está hablando de mí? Sí. No uses tu libertad cristiana como ocasión para tú pecar. Sí, eso es correcto. Y aquí, ¿dónde entra la conciencia de los hermanos? En la parte final del pasaje. ¿Qué dice? Servíos por amor los unos a los otros. O sea, mi conducta, el uso de mi libertad, puede afectar a otros. Y no necesariamente, o no únicamente, cristianos. ¿Saben qué? Los impíos están ávidos de leer nuestras vidas, los inconversos que viven a nuestro alrededor, que trabajan con nosotros, miren, viven con el ojo así, para ver cómo se comporta ese cristiano. Claro, detrás de eso hay dos cosas. Número uno, Seguir aborreciendo el evangelio y decir, por eso es que yo no soy cristiano. Y justifican bajo esa premisa su conducta por la cual serán juzgados. Pero también lo hacen para ver si realmente hay alguna diferencia entre ellos que no creen en Dios y aquellos que sí viven para el Señor. Por eso es que, hermanos, debemos tener cuidado con esto. No solamente a los creyentes podemos afectar con nuestra conducta y el uso de nuestra libertad cristiana, sino a los inconversos que están a nuestro alrededor. A los inconversos que están a nuestro alrededor. Y el apóstol clama, oiga, me fueron llamado a libertad, pero no usen esa libertad como ocasión para la carne. Y hermanos, hay que entender por qué Pablo está diciendo esto, porque Pablo tiene una batalla titánica en el libro de Gálatas. los judaizantes recibieron el evangelio creyeron en el evangelio estaban caminando por el evangelio pero luego llegaron los judíos y empezaron a decirle no no no no no eso no es así aquí hay que circuncidarse porque la ley manda a que se circunciden y hermanos algunos cayeron en esa simulación cuando estaban los pablo cuando estaban los apóstoles a ellos se portaban maravillosamente religioso conforme a la ley de la gracia pero tan pronto daban la espalda que estaban haciendo volviendo a la ley Pero esos que fueron a arrastrarlo tras la ley, ¿qué estaban haciendo? Cauterizando la conciencia de esos hermanos. Que no creían lo mismo que ellos. Que habían abrazado la fe por la gracia del evangelio. Y Pablo le dice, no usen su libertad como ocasión para la carne, sino sírvanse por amor los unos a los otros. Pablo le está llamando a no violentar la conciencia de aquellos que creían en la circuncisión o la circuncisión. ¿Tú te quieres circuncidar? Circuncídate. En el capítulo 3, Pablo le dice, además, no son los que se circuncidaron o los que no circuncidaron los hijos de Abraham, sino los que son de qué? De la fe de Abraham. Era la fe, no era la circuncisión. ¿Pero qué estaban haciendo ellos, hermanos? Cauterizando la conciencia de los demás, violentando la libertad que tenían los hermanos bajo el nuevo pacto, bajo la gracia de no circuncidarse. Y como ellos no se querían circuncidar, ¿aquellos qué estaban haciendo, hermanos? Presionándolos para que lo hicieran. Y hay un gran principio que podemos ver, hermanos, en esta exhortación del apóstol Pablo aquí. No solo el hermano peca, cuando su conciencia es violentada, sino que pecamos contra nosotros mismos y contra el Señor. O al revés, contra el Señor, contra mí y contra el hermano. Ese es el orden correcto. El apóstol Pablo, en el capítulo 14 y 15 de Romanos, hermano, da abundancia de eso. Durante un tiempo predicamos esos capítulos aquí. Pero Pablo, en el Romano 14, enfatiza una verdad, hermano, que muchas veces es tergiversada, pero es que es de gran libertad. Él dice, cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. Debemos, en primer lugar, estar convencidos nosotros de que Dios aprueba lo que estamos haciendo, de que Dios ve con buenos ojos lo que estamos haciendo. Pablo ha enfatizado una y otra vez que la vida cristiana es una vida de libertad. Jesús vino a libertarnos de los cautivos, no para mantenernos en cautiverio. no para mantenerlos en cautiverio. Entonces, vale preguntarse, vale la pena que nos preguntemos si la gente nos está viendo a nosotros como creyentes, como gente libre. O sea, ¿tus vecinos te ven como gente libre? ¿Tus hermanos de carne te ven como gente libre? ¿La gente en tu trabajo te ve como alguien libre? Nosotros tenemos que preguntarnos eso. Porque es cierto, la libertad tiene sus límites, y veremos algunos, tiene sus límites. Pero tú tienes que preguntarte si ellos te ven como un hombre libre porque haces un buen uso de la palabra, un buen uso de los principios, un buen uso de tus libertades como cristiano, o si ellos te están viendo eclavizado de algún vicio porque bajo tu libertad tú puedes hacer eso. Es algo que debemos preguntarnos nosotros mismos. Porque el apóstol Pablo dice, no usen la libertad como ocasión para la carne. O sea, no sean simples. No crean que la libertad que Cristo les dio es para que ustedes coqueten con el pecado, estén cerca del pecado o vivan en el pecado. Tengan cuidado, dice el apóstol Pablo. Comenta un autor, claramente podemos optar por usar la libertad como un pretexto para la carne. Y esa opción es un gran peligro. Pero está abierto para nosotros, dice el autor. Podemos tomar la gloriosa libertad que Jesús nos ha dado y utilizarla como una forma de complacernos a nosotros mismos a expensa de los demás. Así que la gran perversión de la libertad de la conciencia termina muchas veces en el otro extremo en lo que consideramos un legalismo. Romanos 14 y 15. Pero el apóstol Pablo dedica precisamente el capítulo 14 y 15 de Romanos, no solamente para guiarnos hermanos, no hacer un uso inadecuado de nuestra libertad como cristiana, sino también para mostrarle a los legalistas en la iglesia que ellos no son los que tienen que dictar la forma de vida de los hermanos. Que ellos no son los que tienen que dictar la forma de vida de los hermanos. En esos pasajes vemos cómo el apóstol habla a ellos. Porque hermanos, un detalle de los legalistas es que ellos quieren imponer su interpretación de las Escrituras por encima del Espíritu Santo. El legalista parece ser el Espíritu Santo y quiere ser el Espíritu Santo. Y eso los lleva a imponer sus criterios. No necesariamente los criterios de las Escrituras. Y más adelante volveremos a este pasaje, pero alguien dijo, es fácil ver cómo la sociedad piensa que la libertad es el derecho para pecar o hacer cualquier mal que mi corazón quiera hacer. En cambio, dice, la libertad es el espíritu dando el deseo y la capacidad para hacer lo que debemos hacer delante de Dios. Hermanos, ¿qué propugnan muchos de estos gobiernos ahora? Es que tú eres libre para tú hacer lo que tú quieras. Hablaba en estos días un vicepresidente de un estado y le decía, bueno, ustedes dicen que hay libertad. Libertad para que vayan a avoltar, libertad para que hagan esto, libertad para que hagan aquello. Pero porque un hombre se paró a orar frente a una clínica de aborto, entonces lo metieron preso. ¿Y cuál era la libertad? ¿Cuál es la libertad? La libertad de la tiranía. Pero hermanos, así en la iglesia hay muchos hermanos. que son tiranos. Tú tienes que vivir como yo creo que tú debes vivir y si tú no vives como yo creo que debes vivir, estás viviendo mal. Hermano, la verdadera libertad es el espíritu dándonos el deseo y la capacidad de entender la voluntad de Dios y obedecerla. Esto nos guía obviamente a un tercer efecto cuando abusamos de la libertad cristiana y es que destruimos el testimonio del Evangelio. cierta manera lo hemos tocado pero destruimos el testimonio del evangelio vamos a primera de Pedro capítulo 2 versículo 13 el apóstol Pedro dice por causa del señor someteos a toda institución humana ya sea al rey como al superior y a los gobernantes como por el enviado como por el enviado para castigo de los marechores y alabanza de los que hacen el bien. Énfasis en el versículo 15. Porque esta es la voluntad de Dios que haciendo el bien hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos como libres pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo sino como siervos de Dios. No como lo que tienen libertad, como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. Ven como el apóstol dice allí, no tomen su libertad cristiana como un pretexto para hacer lo malo. ¿Y lo malo en qué sentido? No obedecer la autoridad. Hermanos, yo he escuchado eso de alguna gente. Mi única autoridad es Cristo, así que yo no tengo que obedecer hombre. ¡Ajá! ¡Ajá! ¿Y qué dice el versículo 13? Por causa del Señor, sométase a toda institución humana, ya sea al rey o al superior. Cambiémoslo en parte de nosotros, al gobierno, que tiene leyes para que nosotros vivamos quieta y sosegadamente. Hay denominaciones aquí que no respetan la bandera. No, no, yo no me paro en la bandera, ni me tengo que parar, ni tengo que... No, no, no, no, no. Hay hermanos. Vaya, vueles, llévese todos los semáforos en rojo porque usted no tiene que obedecer ley humana porque eso no lo mandó Dios. Que aparte de que alguien te va, te va a dar para que respete por la mala, cuando te agarren, te meterán tu suculenta multa. ¿Por qué? Porque es la ley y hay que obedecerla. Me gusta mucho. ¿Dónde está eso en la Biblia? No, no. Dime dónde está que dice en el semáforo en rojo de pecado. Hermano, principios que vienen de aquí. Obedezca a las autoridades. No use su libertad como pretexto para hacer lo malo. No la uses. Pedro sabe que su conducta es una manera de defender el Evangelio. Sabe que aquellos que nunca han leído la Biblia van a leer nuestras vidas. van a leer nuestras vidas. Hay gente que empezó a leer la Biblia porque un creyente que dio un buen testimonio de la gloria de Cristo, del Evangelio de Cristo, le modeló. Vieron qué tiene ese hombre, qué tiene esa mujer. Yo quiero ver qué, qué hay. Hermanos, no como los que tienen la libertad como pretexto para hacerlo malo, sino como siervos de Dios. Y un siervo de Dios, ¿cómo debe comportarse? Bueno, ¿cómo se comportó el señor? ¿Cómo se comportó el señor? Todo le hicieron. ¿Y qué hacía el señor? Callaba. Un negocio difícil para nosotros. Guardar silencio. Todo lo contrario. Es triste escuchar que hay gente que me dice, que me pregunte a mí que yo tengo menudo para todo el mundo. Yo tengo respuesta para todo el mundo. Ay, ¿por qué el hermano no me dice eso a mí? Que yo sí lo pongo en su puesto. Oye, qué libertad para hacerlo malo. Porque te sientes a mí, que me lo haga a mí, ven, hámelo a mí. Para yo ser como el Señor. No decimos eso, hermano. Para yo callarme, para yo mostrarle que yo soy un siervo de Dios, que no le voy a faltar el respeto, aunque me lo falte diez veces. No, esa parte no, hermano. Ahí no. Mi libertad es defenderme. Así que yo lo pongo en su puesto rápido. Y algunos, como hasta yo llegué a decir alguna vez hasta que me dieron mi galleta por la boca, yo tengo la boca muy dura. No, tú es lo que tiene un corazón que le falta humildad y arrepentimiento. No lo volví a decir jamás. Aprender humildad, hermanos. Usted no tiene la boca dura, usted es un malcriado. Y eso es pecado. Eso es usar su libertad, de que yo tengo la libertad, de que yo no me tengo que dejar de pisotear, de que yo, de que yo, y yo por eso a todo el mundo lo pongo en su puesto. Para no se metan conmigo. Y yo no me meto con nadie en esta iglesia para que nadie se meta conmigo. Bueno, pues llegaste a la iglesia equivocada. Llegaste a la iglesia equivocada. Porque la labor de un pastor es meterse en la vida de sus ovejas. ¿Saben por qué? Porque cuando las ovejas están rotas, partidas, desguañangas y desbaratadas, ¿quién es que tiene que cargar con ellas? Y como yo no quiero andar con gente desbaratada todo el tiempo, pues yo trato de ir antes, Francisco trata de ir antes, a ver si no nos lo desbaratan. Esa es mi libertad, Francisco. Usted no tiene que meterse en mi matrimonio. Cuando yo quiero hacer lo que me da la gana, pero cuando mi matrimonio no va como yo quiero. Usted no sabe lo que es yo, bro. Pero tú no me dijiste hace unos años que tú no quieres que nadie se mete en tu matrimonio. Que tú no quieres que nadie se mete en tu crianza. Que nadie te dé a ti porque... No, bro. Avanza. Hermanos, esta es la voluntad de Dios. que hagáis el bien, que haya callar la ignorancia de los hombres insensatos como libres, pero no los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo. Y esa frase en mi vida nadie se meta, es usar la libertad para hacer lo que bien te viene en tu voluntad. ¿Ven que estoy aprendiendo? No usé la otra palabra, ¿verdad? En tu voluntad. Somos advertidos acerca de esto, hermanos. La libertad que tenemos en Jesús no es una excusa para pecar o hacer que otros pequen en su lugar. Nosotros debemos usar esa libertad como un buen ejemplo, como un tipo de amor, como un tipo de respeto del que nos habla el apóstol Pedro aquí. Juan Carlos Rai llegó a decir, hermano, dichoso es el hombre que puede usar la libertad cristiana sin abusar de ella. Eso es una gran bendición. Es dichoso el hombre que puede hacer un uso correcto de su libertad cristiana sin abusar de ella. Un uso correcto, mis amados hermanos, un uso bíblico lleno de misericordia de esa libertad es una predicación continua de las bondades del Señor para ti y los que te ven. Para ti y los que te ven. Pero cuando corrompemos esa libertad, seremos un instrumento de perdición para aquellos que nos ven. Seremos un instrumento de perdición para aquellos que nos ven. Por eso debemos guardarnos de esas tres perversiones, de creer que la gracia es un camino para que podamos pecar más, de violentar la conciencia de los hermanos y de destruir el testimonio del evangelio. Cuídate de eso. Cuídate de eso. Consideremos entonces, en la segunda parte, en la parte final, cuál es el propósito de esa libertad. Para que considerando el propósito, podamos cuidarnos del mal uso de esa libertad. Hermanos, el primer y gran propósito de la libertad cristiana es mantener el propósito del Evangelio. es mantener el propósito del Evangelio. La confesión de fe nuevamente nos dice en el párrafo 3 acerca de la libertad cristiana. Este es el propósito, es que nosotros, habiendo sido libertado de la mano de nuestros enemigos, podamos servir al Señor sin temor, en santidad y en justicia delante de él todos los días de nuestra vida. Todos los días de nuestra vida. En Romano 14, versículo 19 dice, así que sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. Pero leamos el contexto en el que Pablo dice esto. Vamos a Romano 14, versículo 13. porque el apóstol Pablo en este versículo del 13 al 19 al 20 le da a los dos lados dice el apóstol así que ya no nos juzguemos más los unos a los otros sino más bien decidir o sea decidir no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano yo sé y confío en el señor que nada es inmundo en sí mismo. Mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado y ya no andas conforme al amor, no hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. Verso 16. No se ha vituperado nuestro bien, porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, observe El que en esto sirve a Cristo agrada a Dios y es aprobado de los hombres Así que Con esto en mente, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de comida. Todas las cosas a la verdad son lícita, pero es malo que el hombre haga tropezar a otro con lo que come. Bueno es comer carne. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en lo que tu hermano tropiece, o ofenda, o se debilite. ¿Tienes tu fe? Entonces le habla al hermano maduro, ¿tienes tu fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come es condenado porque no lo hace con fe. Y todo lo que no proviene de fe es que es pecado. Y unas palabras del apóstol Pablo para los legalistas aquí. El que yo no me coma la carne de cerdo, y póngale ahí alguna de esas cosas que son lícitas para el creyente, delante de ti o donde tú estás, o en cualquier otro lugar, no significa que yo no me la vaya a comer. Y que si un día pasaste por mi casa y oliste esa sazón a cerdo, Ahí está el hermano comiendo cerdo y él sabe que eso hiere mi débil conciencia. Mira qué interesante el versículo 22. A los que pueden hacer un uso justo de esa libertad. ¿Qué dice el versículo 22? ¿Tienes tu fe? Tenla para contigo delante de Dios. ¿Sabe qué significa eso hermanos? Que hay cosas que me son lícita y que a muchos de ustedes lo pueden afectar y yo no lo voy a hacer delante de ustedes ni donde su conciencia sea herida. Pero en mi círculo íntimo, en mi casa, yo tengo la libertad y el derecho de hacerlo bien delante de Dios con limpia conciencia. Usted no vaya a mi casa también a decirme lo que tengo que hacer en mi casa. Porque ya esa es una tiranía. Usted vaya a mi casa a decirme hasta lo que yo tengo que hacer en mi casa. Bueno, hermano, mire, podemos tener un problema. Podemos tener un problema. Porque hay gente que quiere normarte la vida en la iglesia, fuera de la iglesia y hasta en tu casa. No, no, hermano, si yo entiendo que con una conciencia limpia Como dice el pasaje, tienes tu fe, no abusando de nuestra confianza, hermano, porque ese es el punto. Tienes tu fe en que eso es lícito para ti. Tenga para con Dios, o sea, a lo delante de Dios, tú y Dios. Tú no tienes que estrujarle al otro que tú tienes la libertad de hacer lo que tú quieras, porque eso nos lleva a la perversión aquella. Que es lo que debemos entonces hacer, hermanos. mantener el propósito del evangelio cuidar el hermano bienaventurado el que no se condena en lo que aprueba si eso es bueno yo lo puedo hacer y me es lícito delante de dios yo lo hago para con el señor pero yo no puedo hacer que mi hermano que no considera eso caiga en pecado por un uso inadecuado de mi libertad de mi libertad Y hermano, mire, eso es un problema, porque un día le dije a un hermano, no de aquí, y a modo de chance, que me estaba hablando algo con relación a la bebida y los vinos, porque ese es el tema favorito. Yo no sé por qué, eso es lo que le encanta. Y me preguntó que qué yo creía acerca de la conversión del agua en vino en la boda de Canaán. Y yo le dije, ese vino, para ser un buen vino, tenía que estar en punto de todos los lados, incluyendo el alcohol. Me miró de arriba abajo con esos ojos de cualquiera tía Jorca. Bueno hermano, mire, cualquier cosa de esos vinos, yo no soy vinero, pero yo supongo que si no tiene esos elementos, entonces no es vino, es jugo. Jugo de uva, el que usamos para la santa cena aquí. Hermano, ¿pero por qué? Porque queremos aún normar nosotros y cambiar lo que la Biblia dice para que la Biblia diga lo que yo quiero que dice para yo tener autoridad sobre ti. Hermano, tenga cuidado con eso, porque tú estás en el otro extremo del que cree que puede usar su libertad para hacer lo que quiere. están así en los dos extremos. Conocemos de iglesia que le dicen a las hermanas no te maquilles, no te arregles, no te arregles el pelo, no veas películas, no tengas televisión, no tomes café, no té, no té, no té, no té, no té. Qué bueno hermano que aquí no tenemos problema con el café. Porque qué duro iba a ser para mí, domingo tras domingo, estar aquí la mañana entera sin ese chin de café. Hermanos, no tenemos problemas con el café, pero tenemos problemas con otra cosa de la que hay aquí. ¿Y sabe qué, mis amados hermanos? Por amor a los demás, usted tiene que ir a la escritura y ver lo que la escritura diga para que usted no le imponga carga pesada a los hermanos que ni ustedes están dispuestos a llevar. A veces debemos preguntarnos dónde enseña la Biblia tales cosas o de cuáles principios de las escrituras se desprende tal enseñanza. De dónde se dependen esos principios, hermano, debemos. Volvernos de la tradición. Tenemos que volvernos de la tradición, la tradición en muchos aspectos es buena, pero cuando la tradición viola lo que Dios dice, hay que dejar atrás la tradición. a que mi papá siempre lo hizo así y la biblia enseña eso a que mi mamá que a mí me enseñaron desde chiquitico mire hermano la única cosa que yo acepto que se le imponga a los niños de chiquitico es a que partido de pelota va a aparecer a yacel que no se le ocurra decirme que es aguilucho unprime una gorra de liceo desde chiquito mire este liceita Pero hermanos, a veces esa es la conducta que queremos nosotros hacer para con algunos hermanos en la iglesia. Queremos dictarles lo que tienen que hacer, cómo tienen que hacerlo. Y si se salen de ahí, mi débil conciencia fue herida. No hermanos, tu débil conciencia no fue herida. El apóstol Pablo planta clara Cara claramente aquí al legalismo, porque el legalismo no busca obedecer a Dios, no busca honrar a Cristo, sino obedecer regla de hombre para agradar a hombres. Ese es el legalismo. Regla de hombres para obedecer a hombres. Hermano, solo el Señor es el dueño de nuestra conciencia. La confesión de fe también aborda ese aspecto y dice, solo Dios es el Señor de la conciencia y la ha hecho libre de las doctrinas y mandamientos de los hombres que sean en alguna manera contraria a su palabra o que no estén contenidos en ella. Usted no debe, amado hermano, imponerle a nadie nada que las escrituras no lo digan. Porque usted, usted no es Dios. Así que ya no nos juzguemos más, dice el apóstol Pablo, en el texto que leíamos en Romano 14, 13. Si no, decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. ¿Por qué eso es importante, hermanos? Porque hay unos rieles, así como el tren va sobre unos rieles, Hay rieles que norman cómo debe ser nuestra libertad cristiana, cómo debemos conducirnos en el uso de nuestra libertad cristiana. Y le voy a dar tres pasajes, hermano, que son tres pilares donde deben correr, caminar, regirse esa libertad. 1 Corintios 6, 12, leo en la versión de las Américas, dice, todas las cosas me son lícitas. Pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícita, pero yo no me dejaré dominar de ninguna. Y vuelvo atrás, hermano. Esa perversión de la libertad que me dice que yo puedo hacer con mi libertad lo que yo quiera, es lo que advierte este pasaje. Yo soy libre de hacer eso, pero eso no me va a esclavizar. Ya eres un esclavo. Muchas veces cuando esa frase se dice, ya estás esclavizado. ¿Cómo debe correr mi libertad? Yo soy consciente de que muchas cosas me son lícita, pero también sé que muchas de esas cosas no son de provecho. Entonces, yo la puedo abandonar con una limpia conciencia de que no son de provecho en un momento o una circunstancia determinada. Todas me son lícita, pero yo debo tener cuidado con mis libertades de que no empiecen a dominarme, de que no empiecen a controlarme. Primero en los Corintios, capítulo 10, versículo 23. El apóstol sigue con el mismo tema. Todo es lícito, pero no todo es de provecho. Todo es lícito, pero no todo edifica. Nadie busque su propio bien, sino el del prójimo. Hermano, ¿tú tienes la libertad de hacer eso? Sí. Pero si hay personas que pueden ser heridas, su conciencia, ¿qué debe gobernarte? No busque tu propio bien, sino el del prójimo. Y segundo, te es lícito, pero no todo edifica. No todo edifica. 1 Corintios 8, 9. Y me encanta este. Mas tened cuidado, no sea que esta vuestra libertad de alguna manera se convierta en piedra de tropiezo para los débiles. ¿Ven, hermanos, cómo podemos nosotros regir el uso de nuestra libertad cristiana? Tened cuidado no sea que esta vuestra libertad de alguna manera se convierta en piedra de tropiezo para los débiles. Hermanos, ¿cómo luchamos entonces con nuestra libertad cristiana? Y ese es nuestro último punto. Debemos establecer el amor como una norma de convivencia. El amor como una norma de convivencia lo que leímos hace un momentito en romanos capítulo 4 capítulo en romanos se me fue si versículo 19 así que sigamos lo que contribuye a la paz y a la sana edificación y no destruyamos la obra de dios hermanos ese versículo el 19 y 20 es amor eso es amor yo no lo hago porque me lo estás imponiendo sino porque te amo yo no lo hago porque tú me estás dominando o eres un tirano sobre mí sino porque te amo y fruto del amor yo tendré cuidado de que mi libertad de alguna manera no se convierte en un tropiezo para ti ven hermano cuando lo vemos desde el punto de vista del amor cuando lo enfocamos desde el punto de vista del amor de ahí que me encanta la palabra del apóstol cuando dice no se ha vituperado nuestro bien o sea no se ha dañado el bien que nosotros hacemos para con los demás. Nuestra libertad en Jesús es una libertad de la ley, es buena, pero si la usamos para destruir a nuestro hermano en Cristo, si hacemos eso, entonces se está vituperando, se está dañando el bien. Por eso el apóstol dice en el verso 18, Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado de los hombres. Y hermanos es importante el orden en el que el apóstol Pablo lo da. Porque mi primera razón no es ser agradable delante de los hermanos. Es delante de Dios. No comienzo siendo agradable a los hermanos, luego a Cristo y luego a Dios. No, es al revés. Porque cuando comenzamos así, No vamos a vivir nuestra libertad porque vivimos para los hombres. Así que cuando alguien te diga, ay, ¿y si te ve algún hermano? Revisa lo que estás haciendo. Porque significa que tú no estás viviendo para el Señor, tú estás viviendo para los hermanos. Ay, ¿y qué van a decir si me ven haciendo tal cosa? Hermano, pero eso nos presiona. Y eso muchas veces nos lleva a actuar de manera incorrecta. Eso es muy común. No hacemos la cosa porque si me ven, no si Dios me está viendo que es seguro que él me va a ver. Si me ven. Ay, tú viste ese, el hijo, la hija de fulano, el hermano fulano que llegó en un carro ahí y venía una mujer manejando y se bajó del carro y hasta como que saludó y ¿qué van a decir los vecinos ese hombre llegando en ese carro y una mujer manejando? Un Uber que pedí, la chofera era una mujer. ¿Y cuál es el problema? Llegó el Uber y una mujer. Vete, porque si yo llego a mi casa una mujer manejando y yo atrén ese carro. Hermanos, llegamos a esos límites. Usted sabía que si, nos reímos pero llegamos a eso. Y si una mujer celosa, mire que no se le ocurra que te llegue un Uber, mejor que desetrequina. Pero eso porque hermanos, porque lo hemos acostumbrado a vivir para la gente, no para el Señor primero. Y entonces pastor, eso significa que no me debe importar eso. No, no, no, te debe importar. Observa lo que dice el Cristo. Porque el que en esto sirve a Cristo y agrada a Dios es aprobado de los hombres. Entonces mi primer foco es agradar a Cristo, ser aprobado por Dios y el hombre que crea lo que quiera creer. Porque esa esfera yo no la domino, yo no la controlo. Ahora, ¿cuál es la que yo controlo? Procurar agradar a Dios. Hacerlo con una conciencia de que yo estoy agradando a Dios. Porque a pesar de hacerlo así, hay gente, hermano, que no lo va a tomar de buena forma. ¿Y yo qué hago con eso? Pregúntese, ¿qué yo puedo hacer con eso? ¿Maltirizarme? ¿Maltificarme? ¿Irme a llorar? No, hermano. Hay cosas que tenemos que estar claras. No están bajo el efecto de nuestro dominio. No lo podemos controlar. Ahora, ¿qué sí podemos controlar? Procurar agradar a Dios en todo. Ser aprobado por Dios, conocer cuáles son los límites de mi libertad, conocer cuáles son los límites de tu libertad, te ayudará a dar un buen testimonio del Evangelio y hacer un uso correcto de una libertad que honra a Dios y evidencia amor hacia los hermanos. Así que, a modo de aplicación, algunos principios rápidos, hermano. Tu libertad nunca, tus libertades nunca se están fuera del marco de lo establecido por Dios. Todas nuestras libertades están claramente estipuladas en las Escrituras. Tu libertad no es una excusa para violar la conciencia de los demás. Pero tampoco tu libertad en Cristo podrá ser usada para destruir a los que aman a Cristo. Tu libertad en Cristo es una poderosa herramienta para testificar el Evangelio de Cristo. Y tu libertad en Cristo es una manifestación del amor del Padre sobre ti y de ti sobre los hermanos. ¿Qué le dijo el Señor Jesucristo a sus discípulos en Juan 8, 32? Y conoceréis la verdad. Hermanos, no fue Juan Pablo Duarte que dijo eso. No, no, no, el Señor Jesucristo. y conoceréis la verdad y la verdad eso es lo que da verdadera libertad y termina diciendo así que si elijo os libertar entre paréntesis pongo yo ahora ningún hermano me va a ser esclavo ni yo mismo me voy a ser esclavo si elijo os libertar seréis mis amados hermanos verdaderamente libres amén señor gracias por concedernos venir a tu palabra y ver estos asuntos que tienen que ver con nuestra vida diaria, el amor de los hermanos. Oh, Señor, no nos deje pecar siendo nosotros simples y aún sabios en nuestra propia opinión acerca del uso de las libertades que Tú nos has dado. Concédenos ser sensatos, Señor. Concédenos no apartarnos de derecha ni izquierda, no llegar a los extremos de la libertad ni tampoco del legalismo. Oh, Señor, Guárdanos de estas cosas y haznos vivir para la gloria de tu nombre. Que seamos aprobado ante tus ojos por lo que Cristo nuestro Señor ha hecho a favor nuestro. Ven y guíanos en estas cosas para que en todo te demos a ti la gloria y la honra. En el nombre de Jesús. Amén.
El abuso de la libertad cristiana y sus límites
El abuso de la libertad cristiana y sus límites
Sermon ID | 41225220457933 |
Duration | 1:03:45 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Bible Text | Galatians 5:13-14 |
Language | Spanish |
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