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Hola, buenos días mis amigas en Cristo. Estoy tan feliz de estar aquí. Es realmente un honor hablar con ustedes hoy. Mi español es poco, pero mi amor por ustedes es enorme. Gracias a mis traductores, ya que aquí es donde mi poco español tiene que parar. As we begin this morning, I want to lay the foundation for everything we will talk about today. A medida que empezamos esta mañana, quiero dejar el fundamento bien de lo que vamos a hablar en el día. When Danielle and I first spoke about this conference back in September, Danielle asked me to pick a unifying theme for this day. Cuando hablamos Daniel y yo en septiembre del tema que sería esto, me dijo Daniel que escogiera un tema que estuviera unido, que uniera toda la conferencia. Y yo creo que el Señor puso en mi corazón hablar de este tema que es la gracia extraordinaria para mujeres cristianas. Así que los versículos del tema para hoy son Titus 2, 11-14. Y los versículos son, según en lo que vamos a bajarse de la conferencia, es Tito 2, 11-14, que voy a leer. Dice, porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres. enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Este pasaje empieza hablando de la gracia de Dios. ¿Qué es gracia exactamente? Un pastor ha definido el concepto bíblico de la gracia de Dios de esta manera. Un pastor lo definió así, dice, gracia es la influencia libre y benevolente de un Dios santo operando soberanamente la vida de los pecadores que no se lo merecen. Dios, en todas sus maneras amorosas, sabias y buenas, trabaja en nosotros y a través de nosotros, aun cuando en algún momento éramos enemigos de Él y nos rebelamos en contra Suya. Esto es gracia. De verdad, es solamente la gracia que nos ha salvado. Este pasaje que leímos también nos habla de cómo nos tenemos que quitar la impiedad y ponernos la justicia de Dios. Este es el proceso de santificación. Este pasaje nos enseña que la gracia de Dios nos ayuda a estar esperando la venida del Señor. Esto es vivir continuamente en la luz de la eternidad. Cristo murió por nosotros y ahora nos santifica por el propósito de sermos sus hijos divinos, todo por su gracia para nosotros. Cristo murió por nosotros y ahora nos está santificando con el proceso de que seamos sus hijos santos. Todo por su gracia en nosotros. Esto... De verdad es gracia sobre gracia. Todo por gracia. Como procedamos juntos hoy, quiero que nuestros corazones sigan siendo atraídos a este pensamiento. A medida que continuamos hoy, quiero que nuestros corazones estén continuamente dirigidos hacia este pensamiento. La gracia salvadora de Dios, de verdad, y extraordinaria de Dios, de verdad penetra cada una de parte de nuestra vida. Daniel me pidió que compartiera mi testimonio con ustedes esta mañana. Para ser honesta, mi testimonio no es nada extraordinario. Es muy simple. pero es la historia de un Dios extraordinario y es la gracia extraordinaria de Dios en mí y hacia mí a través de mi vida. Mi testimonio debe empezar con la gracia que Dios me dio en permitirme nacer y crecer en un hogar cristiano. Reconozco que es una bendición que Dios me ha dado desde mis años muy chiquita. Y es una bendición que ustedes puedan también darle a sus hijos. Tengo dos padres muy fieles que me han enseñado el Evangelio. También estuve rodeada de familia extendida que también eran cristianos. Crecí en una iglesia y también recibí la enseñanza bíblica en mi casa. O sea, sé las historias de la Biblia desde muy chiquita. Tuve amigos en la iglesia. Estoy muy bendecida de haber visto la gracia de Dios manifestada en mi vida desde muy temprana edad. Y de hecho yo era la niña buena. Yo siempre fui la hija cristiana buena, muy bien. Nunca quería meterme en problemas, ni hacer nada para que la gente no estuviera contenta conmigo. Era una niña muy contenta, obediente externamente. Pero el Señor sabía mi corazón y los pecados que estaban escondidos en mi corazón de pecado. Incluso las cosas a las que yo estaba ciego. Por mucho tiempo, fui oscurada por mi desesperada necesidad de un salvador, de mi condición sin esperanza sin Cristo. Tocó una extraordinaria gracia, amor, justicia y sacrificio para rescatar a mi alma sin esperanza. De verdad tomo extraordinaria gracia, amor, justicia y sacrificio para rescatar mi alma desesperada. Así como lo hizo para cada una de ustedes que están en Cristo. Cada una de nuestras historias es la historia de la gracia de Dios derramada sobre sus enemigos. Algunos de los enemigos de Dios se ven muy bien de fuera. Yo era uno de ellos. En Mateo 23, 27, Jesús dice, Hijo de ti, escribas y fariseos, hipócritas, porque tú eres como los sepulcros abiertos, que de hecho aparecen hermosamente de fuera, pero están dentro, llenos de huesos de muertos hombres y de toda impureza. Mateo 23-27 dice, Jesús, hay de vosotros escribas y fariseos hipócritas, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Yo era como esos que Jesús habló. Yo era como esa tumba blanqueada que estaba llena de huesos muertos y sucios. Pero gracias a Dios, Él no me dejó a mí misma. La gracia de Dios abrió mi corazón a ver mi condición caída. Me acuerdo perfecto que una de las veces que más me acuerdo que vi mi necesidad, mi gran necesidad, fue en un grupo de oración cuando tenía más o menos 11 años. Me acuerdo que mi papá estaba orando por la salvación de su papá, o sea, mi abuelo. Y mi papá empezó a llorar a medida que oraba. Eso no era algo muy ordinario, ver a mi padre llorar. Y eso me impresionó muchísimo. Me hizo detenerme y pausar espiritualmente. Esta salvación tan grande de la cual mi papá está llorando y que mi abuelo no tiene. Que mi papá está tan preocupado por ella, yo no la tengo. El Señor estaba abriendo mi corazón en esa reunión de oración. Déjenme tomar un minuto aquí para encorajar a todos ustedes a llevar a sus hijos a la iglesia. Incluso a las reuniones de oración. El Señor empezó a trabajar en mi corazón durante una reunión de oración. No es una cosa vacía o vacía llevar a sus hijos a la iglesia, tenerlos bajo la pregunta de la palabra de Dios y escuchar la oración. No es nada secundario traer a nuestros hijos a la iglesia y a las reuniones de oración y que estén bajo la palabra de Dios. Dios puede y quiere usar estos medios para salvar a las almas. Los medios de la gracia, que son la palabra, la oración, la predicación de la palabra y la comunión de los santos. Yo sé que son fielmente observados en sus iglesias. Así que traigan a sus hijos a Cristo. Su palabra es poderosa. Dejen que escuchen las enseñanzas de las escrituras y a la gente de Dios orando en una forma constante. El Señor usa estos medios de gracia para darnos una ventaja espiritual y eterna. En Hechos 16 hay una historia de una mujer que se llama Lidia. Ella vendía púrpura. Ella era de Thyatira y habría estado en lo que conocemos como el país de Turquía. Pero ella era una mujer de negocio que viajaba a Filippi, que es hoy día Grecia. Era una mujer de negocios que viajaba y viajó también a Fili... a... a... iba a decir a Filipentes, ¿no? A, este, Fili... Filipos. Exacto. Este... y bueno, y ahí entonces fue. Que hoy está... que hoy está en... Grecia. Ella estaba ahí con otro grupo de mujeres en oración junto al río en un sábado. Y Pablo vino a este grupo de mujeres y predicó la palabra a ellas. y Lidia fue salva. Ella fue la primera convertida a la cristianidad durante el segundo viaje misionero de Pablo y la primera convertida en Europa. Me encanta esta historia en Acts sobre Lidia, no solo porque compartimos el mismo nombre. Me gusta esta historia muchísimo, no nada más porque compartimos el mismo nombre, sino porque es la soberanía de Dios y su mano llena de gracia que él llevó a Lidia a donde tenía que estar cuando Pablo venía para escuchar el Evangelio de Cristo. Y me encanta en el versículo 14 que dice que adoraba a Dios y el Señor abrió el corazón de ella. Porque eso es exactamente lo que Dios hizo para mí. No hay un día exacto o un momento en el que sé específicamente que fui salvada, pero el Señor nunca me dejó sola. Él abrió mi corazón. Y a través del Centro de Evangelios, enseñando y prestando en nuestra iglesia y en nuestra casa, fui enseñada y alimentada por las hermosas de Cristo. y a través de una enseñanza centrada en el Evangelio y una predicación en la iglesia y en nuestra casa. Fui enseñada y alimentada para ver las bellezas de Cristo. Cada vez Él fue más y más hermoso para mí, y mi pecado cada vez más feo. El Señor trajo convicción a mi vida de mis pecados y me trajo a una dependencia total de la obra de Cristo. Hay un himno que cantamos que es Cristo amante de mi alma. Plenitud de gracia en ti se encuentra. Gracia que cubre mi pecado. Que la sanidad fluya. Que me guarde y me mantenga puro. Tú eres la fuente de vida. Déjame libremente tomar de Ti. Salta ahora de mi corazón y levántate para toda la eternidad. Fui enseñada a confiar en que Jesús podía lavar mis pecados y que su muerte podía vestirme de su justicia. para vivir con la vida sin pecado de Cristo. Cristo cumplió toda la ley por mí. Yo no era un esclavo a mi pecado, ni estaba atada a mis propios deseos de hacer buenas obras. No tenía que tratar de agradar a todo el mundo ni ser perfecta. Gracias a la gloria de Dios que Él abrió mi corazón. Hubo un tiempo en mis años de jovencita que dudé de mi seguridad y mi salvación. En mi inmaturidad y en mi orgullo, a menudo miraba a que tan fuerte era mi fe, o a que tan fiel un cristiano yo estaba siendo, para ver si de verdad era yo salva o no. Pero el Señor no me dejó en esta manera de pensar equivocada. Siempre me dio enseñanza bíblica fiel a través de mi pastor y mis padres. Y a través de esta enseñanza, las verdades de la Escritura fueron llevadas a mi corazón y a mi corazón tan frecuentemente, que pusieron fuera las dudas. Y fui tan expuesta, tan continuamente a estas enseñanzas, que esto ayudó a que todas mis dudas se fueran quitando. A través de la palabra de Dios recibí un gran consuelo de estar siempre siendo apuntada, una y otra vez, a la obra de Cristo y no a la mía. Mi salvación estaba segura por la obra de Cristo por mí. Otro himno que cantamos en mi iglesia dice, Busqué al Señor, y después supe. Él movió mi alma a buscarlo mientras me buscaba. No fui yo al que encontré el Salvador verdadero. No, yo fui encontrada por Él. Me reconcilié en gran manera de la seguridad de saber que el Señor me había buscado y me había salvado. Solamente su obra en mí puede quitar el peso de mi pecado. Un día, cuando estaba jovencita en la secundaria, el Señor usó el pasaje de Juan 13.35 para fortalecerme y caminar con Él. Para fortalecer mi camino con el Señor. Para fortalecer mi camino. ¿Está bien? Sí, está bien. ¿Quieres leerlo? 13.35 dice, En esto conocerán que todos sois mis discípulos, si os tuvierais amor los unos con los otros. Yo fui muy animada con estos versículos. Amé a Dios y a la gente, sus palabras, su casa y sus caminos. Amaba a la gente de Dios, amaba su palabra, su casa y sus caminos. El Señor usó esto, así como otras Escrituras, y incluso el campamento de juventud de nuestra iglesia, para darme confianza en su trabajo salvaje hecho en mi vida. El Señor usó esto, así como otras escrituras, los campamentos de los jóvenes, y todo esto para darme seguridad de la obra en mi vida. Y para animarme más a vivir y amar a otros para su gloria. Sin embargo, como todos los cristianos lo hacen, yo cada día lucho con las penas, tanto públicas como privadas. Pero como todo cristiano, yo diariamente había batallado con pecados, ambos, pública y privadamente. Me caigo y caigo. Desde muy temprano en mi camino cristiano, me he agarrado del versículo de Micah 7, 8. que dice, Rejóces no contra mí, oh mi enemigo. Cuando caiga, me levantaré. Cuando me siento en la oscuridad, el Señor será luz para mí. No te regocijes en contra mía, oh mi enemigo. Cuando caigo, me voy a levantar. Y cuando me siento en la oscuridad, el Señor será luz para mí. Y siempre recuerdo la verdad de que cuando soy infiel, Él permanece fiel. No es mi agarrarme de él, sino él agarrándome a mí. Uno de mis himnos favoritos dice, mi amor muchas veces es bajo. Mi gozo a veces se detiene y no fluye. Pero la paz con él permanece la misma, no hay cambio, Jehová sabe. Y por todo esto, lo alabo. Porque realmente es todo gracia. Cómo amo a Dios por abrir mi corazón. Puedo mirar atrás y trazar la graciosa mano de Dios, que continúamente me guía a través de mi vida. Él me permitió ir a un colegio cristiano me permitió ir a una universidad cristiana, en donde recibí una muy buena educación y fui retada a crecer en mi fe y a tener muy buenos amigos piadosos. Allí en el hecho donde conocí a Andrea Crocker. El Señor en su gracia también trajo a mi esposo Derek a mi vida. Primero fuimos amigos, nos animamos al Señor y nos empezamos a conocer. Y estaba yo muy sorprendida de que este hombre tan piadoso me hubiera pedido que me casara con él. De hecho hay una historia chistosa acerca de ese. De hecho hay una historia super chistosa porque la primera vez que me invitó a salir, también me pidió que me casara con él. Y me encantó porque eso me dijo que él se preocupaba por mi corazón. Es chistoso ahora, pero en ese momento de verdad lo tomó muy en serio. Y esperó hablar conmigo hasta que estuvo seguro de que yo era la mujer para él. Y que era el Señor quien estaba dirigiendo nuestra relación hacia la vida. El único problema es que tuvo que esperar que mi corazón se pusiera al corriente a donde él estaba. Pero después de preguntar consejo a él, a mis papás, y de haber salido algunas veces, le dije que sí cuando oficialmente me pidió que me casara con él. Así que nos casamos y vivimos felices para siempre. Bueno, no exactamente. Yo soy pecadora y me casé con un pecador. Así que no, la vida no ha sido todo flores. Hemos tenido luchas y desacuerdos. Hemos tenido alegrías y dolores. Hemos tenido nuestros altos y nuestros bajos. Pero recordar la gracia de Dios a nosotros individualmente nos ha ayudado a dar gracia a nosotros mismos. Ha sido un viaje lleno de gracia, creciendo y amándonos uno al otro. Dios nos ha dado cuatro hijos, tres hombres y una niña. Nolan tiene 13, Hudson 12, Maggie 9 y Machen 6. Estamos agradecidos por estas bendiciones. Estamos muy agradecidos por estas bendiciones. Queremos mostrarles la gracia de Dios cada día en nuestra manera de ser sus padres. Vamos a tomar un tiempo más adelante en el día para hablar de la gracia de Dios en nuestros matrimonios y con nuestros hijos. Espero enseñarles algunas de las cosas que el Señor me ha enseñado a mi a lo largo de mi vida. Un año después de que nos casamos, Derek y yo nos mudamos a Canadá para ministrar en dos iglesias en la Columbia Británica. Nos encantó nuestro tiempo ahí. Ahí fue de hecho donde conocimos a Daniel. Era un adolescente en el grupo de jóvenes. Aprendimos muchísimo sobre la mano proveedora de Dios en ese tiempo. Estuvimos ahí por dos años ministrando y compartiendo con la gente de Dios. Después nos regresamos a los Estados Unidos, a Georgia, donde Derek empezó a plantar unas iglesias. Vivimos cinco años ahí, y después el Señor nos movió a ministrar y vivir en Carolina del Norte. Si suena como que nos hemos mudado mucho, es porque de verdad sí, nos mudamos mucho. Nos cambiamos seis veces, dos veces internacionalmente en los primeros ocho años de nuestro matrimonio. Imagínense cómo necesitamos gracia. Hay muchísimas historias que les podría contar de tantas pequeñas demostraciones de la gracia de Dios a través de estos años. Hubo un tiempo cuando plantábamos una iglesia en Georgia, que solamente teníamos 26 centavos en nuestra cuenta de cheques. Era todo lo que teníamos para todas nuestras necesidades de la casa, la renta, la comida. Y en esa hora de necesidad financiera, el Señor mandó a un cristiano anónimo para ayudarnos. El Señor siempre nos ha guiado específicamente dándonos sabiduría para hacia donde nos tenemos que ir o a donde ministrar. También nos ha dado gracia para lidiar con providencias difíciles a lo largo de estos años. Él nos ha llevado a Él mismo, cuando las circunstancias externas se sienten como una carga aplastante. Él también nos ha dado muchos gozos y muchas victorias a través de este tiempo. En cada estación de nuestra vida, Él ha sido lleno de gracia con nosotros. Un año yo necesitaba cirugía y ningún doctor estaba tomando nuevos pacientes. Hubo un doctor en Canadá que dijo que podía hacerme la cirugía toda en ese momento y gratis. Y ha habido muchas otras veces durante los años en las que Derek ha necesitado un trabajo fuera de la iglesia para pagar nuestras cuentas. Y el Señor siempre providió el trabajo justo cuando lo necesitábamos. Dios siempre ha sido fiel. Una área en la que Dios me ha enseñado personalmente muchísimas gracias es mi propia salud. Hace cinco años fui diagnosticada con una enfermedad autoinmune que se llama enfermedad de Crohn. En el proceso de esta prueba física tan larga, Él me ha mostrado muchísima gracia que consuela. Y vamos a hablar también en una de las otras sesiones acerca de la gracia en estos tiempos. Y como una nota, ha habido muchas diferentes estaciones en nuestras vidas. El Señor nos ha llevado por diferentes etapas. El Señor nos ha llevado a través de estos cambios que no solamente han sido físicos, sino emocionales, espirituales y de circunstancias externas. Estas son las estaciones, las épocas de nuestra vida, como la Biblia lo dice. Como dice Ecclesiastes 3, todos estos tiempos son ordenados por Dios. Todos tienen un propósito. Y todos son buenos en su tiempo. Dios graciosamente nos da todo lo que necesitamos. Hay momentos de alegría y momentos de soledad. Momentos de descanso y momentos de trabajo. Momentos de hablar y momentos de estar caliente. Momentos de agarrarse a algo y momentos de dejarlo ir. tiempos de salud y tiempos de enfermedad. Y Dios siempre en su gracia nos da un tiempo para nuestro bien y para su gloria. Como un pastor dice, no hay ningún tiempo en la vida de la gente de Dios en el que Dios no sea digno de ser alabado. Así que abrázalas el tiempo en el que Dios te tiene ahora. A lo mejor estás en un tiempo en el que eres una mujer no casada. Toma, este, agradece a Dios por este tiempo y toma esta estación en tu vida para enfocar todo tu tiempo y energía en amar y aprender más de Dios. Quizás tu temporada es con niños jóvenes en la casa y estás constantemente ocupado y cansado. A lo mejor estás en otra época donde tienes muchos chiquitos en tu casa y estás siempre constantemente cansada y con mil cosas. Agradezca a Dios por estos días llenos, cansados y bendecidos. Dale gloria a Dios por estos días tan llenos y agotadores. Su gracia te sostendrá y te dará sabiduría para los años pequeños de tus hijos. A lo mejor estás en un tiempo de enfermedad ahora. Bendice al Señor y alábalo por eso. Con cualquier tiempo en el que estés, busca cómo crecer y darle gloria a Dios. Es un tiempo que Dios ha traído a tu vida. Apóyate fuertemente en Cristo. No sé en qué temporada estás, pero Dios lo sabe. Él, con sus maneras y caminos llenos de gracia, hace cada estación hermosa en su tiempo. Todo es gracia y un regalo de Él. Él es digno de ser alabado en cualquier estación de nuestras vidas. Quiero animarlas para casi cerrar esta sesión de que tomen un tiempo para sentarse y recordar y hacer recuento de toda la gracia que Dios ha derramado en sus vidas. Recuerda cuál es tu testimonio de salvación. Y si tú no tienes una historia de la gracia de Dios en tu vida, yo te animo a que busques al Señor. Hoy es el día de la salvación. Quizás esta es la temporada para ti, es la temporada de venir a Cristo por primera vez. Y si es así, hay muchas mujeres aquí que les gustaría ayudar a llevarse al Señor. Pero para la mayoría de ustedes, yo sé que estoy hablando a mujeres que son mis hermanas en Cristo. Así las recomiendo que se sienten y pongan a darse cuenta de todas las maneras en que Dios ha sido lleno de gracia para ustedes. Recuerden cómo las trajo a Él y cómo las salvó. Piensa en cómo ha dado gracia para cada estación en tu vida. Cada una de nuestras historias es diferente. Nos ha dado diferente gracia salvadora en diferentes edades. Y también nos ha dado gracia a través de nuestras vidas en cada una de nosotras. Todos nosotros tenemos historias que contar de la gracia extraordinaria de Dios.
1- Testimonio- La Gracia Salvadora
Series Conferencia feminil 2018
Sermon ID | 35182342234 |
Duration | 36:28 |
Date | |
Category | Conference |
Bible Text | Acts 16:14 |
Language | Spanish |
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