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Le damos la bienvenida a la Iglesia Evangélica de la Gracia en Barcelona, España, y le invitamos a que visite nuestra página web por gracia.es. Deseamos que Dios le bendiga ahora a través de su palabra. Hay una película que se titula Rams, el valle de los carneros. No sé si alguien ha tenido oportunidad de ver aquella película. Voy a contaros una síntesis de esta película. Se trata de dos hermanos, dos hermanos que llevan unos 40 años enemistados porque tuvieron alguna dificultad en su juventud, pero ellos viven vecinos, tienen granjas, son cuidadores de ovejas, tienen granjas de estos animalitos, aman su trabajo, ellos hacen bien esa labor de pastores, han establecido una conexión con sus ovejas, las conocen por su nombre, cuidan bien de ellas. Pero en la película se presenta entonces el trama, ¿cuál es la trama que viene allí? Es que se presenta una grave enfermedad ovina que amenaza con todas las ovejas del valle. Así que ante la amenaza de esa enfermedad, las autoridades sanitarias deciden sacrificar a todas las ovejas de ese valle con tal que la enfermedad no se extienda a todo el país porque sería una catástrofe económica para la nación. Así que comienza la extinción de estas ovejas, sacrificándolas un rebaño a rebaño. Y estos hermanos que habían estado enemistados descubren que les une un amor y un deseo común, que es el de salvar a sus ovejas. Uno de estos hombres escondió un pequeño grupo de sus ovejas en su casa. Él se fue a dormir por allí a otra habitación, cedió su habitación a las ovejas, las cuidó allí y las escondió para que las autoridades no la encontraran. Pero ya la amenaza era inminente, así que junto con su hermano decidieron emprender un largo recorrido para llevarlas a un aprisco que quedaba por las montañas escondido. porque ellos estaban seguros que sus ovejas no portaban esa enfermedad. Así que emprendieron ese largo viaje con una nieve, porque esto sucedió en Islandia, así que era mucho frío. Pasaron grandes apuros en ese trayecto, llevando a estas ovejas a la seguridad. Incluso uno de ellos casi muere en el intento. Su hermano tuvo que abrazarlo allí, aportarle calor para poderlo para que pudiera continuar. Al fin llegaron aquel aprisco y se lograron salvar once ovejitas. Un poco esa es la situación de esta película. Esta película nos ilustra de alguna manera lo que significa el sacrificio y la abnegación de los pastores por cuidar a las ovejas que están bajo su cargo. Y el tema que vamos a tratar hoy tiene que ver con eso. Pedro está abordando en el texto que vamos a leer a continuación utilizando la metáfora de las ovejas y el pastor para referirse a la iglesia, una iglesia que estaba sufriendo, tal como hemos estado estudiando en los anteriores sermones, estaba sufriendo, está padeciendo las circunstancias extrañas que vivían en aquella época en pleno imperio romano con el emperador Nerón como el cabecilla de aquella situación. Así que había padecimiento, habían insultos, habían ultrajes, había rechazo por seguir a Cristo. Muchos serían sacrificados por su fe y el imperio quería acabarlos para frenar su influencia en medio de la sociedad. Y esto no era una película, era una realidad para la iglesia que vivía en aquella época. Así que ese es el tema del texto, hermanos, que podríamos resumirlo con una frase. Hay una urgente necesidad de que los pastores estén cumpliendo cabalmente sus funciones de cuidar, alimentar y ser ejemplo a la iglesia. Sé que quisiera invitar a los hermanos a abrir sus Biblias allí en la primera carta de Pedro capítulo cinco. Vamos a leer los primeros cuatro versículos. Primera de Pedro cinco del uno al cuatro, dice así la palabra del Señor. Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada. Apacentad la grave de Dios que está entre vosotros cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente, no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto. no como teniendo señorío sobre los que están bajo vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. Amén. Hasta aquí la palabra. Acompáñenme, hermanos, a una oración al Señor. Padre nuestro, queremos encomendar ese tiempo en tus manos, rogando que tu espíritu santo opere con poder para que podamos entender con claridad el sentido correcto de tu palabra. Podemos no solamente entenderlo intelectualmente, sino atesorarlo en nuestro corazón y vivirlo, señor, en la práctica de nuestra vida cotidiana. Te rogamos, pues, señor, que tú nos ayudes a estar atentos a lo que tú nos quieres enseñar hoy. y lo pedimos en el nombre de Cristo nuestro Señor. Amén. El apóstol plantea un imperativo que es central en el texto que acabamos de leer, apacentar la ley de Dios. Ese es el mandamiento que Pedro establece en ese texto, pero lo hace comenzando con un ruego, lo hace comenzando con un llamado perentorio a los ancianos. Así que esa es la primera parte del Seymour, el llamado que encontramos en el versículo uno. Permítanme repetirlo. Ruego los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada. Esa es la introducción, entonces, a las palabras que Pedro está dirigiendo a los ancianos. Aquí debo hacer una aclaración. La palabra ancianos no significa o no tiene que ver con la edad de las personas a quienes Pedro está escribiendo. Tiene más que ver con la madurez espiritual y sobre todo con la función que estas personas estaban cumpliendo en la iglesia a la que Pedro escribe. Realmente, en el Nuevo Testamento, la palabra anciano es equivalente a la palabra obispo o supervisor o a la palabra que nosotros utilizamos con mayor frecuencia que la palabra pastor o apacentador. Son palabras intercambiables, las encontramos con mucha frecuencia en todo el Nuevo Testamento y se está refiriendo al mismo oficio, al oficio de cuidar la ley del señor de pastorear el rebaño. Así que esto es importante que lo tengamos en cuenta. En segundo lugar, otra cosa que quiero señalar con respecto a esta breve introducción del apóstol es el concepto de la pluralidad de los pastores, de la existencia de más de un pastor en las iglesias. Era una práctica común en las iglesias del primer siglo. De hecho, en el texto que leímos hace un rato en Hechos, me gustaría que volvieran a ver sus Biblias en Hechos, capítulo 20, porque quisiera apuntar a esta verdad, a esta forma en que el Señor ha establecido para la dirección de la iglesia. Hechos 20, por ejemplo, dice el versículo 17, enviando pues desde Mileto a Éfeso hizo llamar a los ancianos de la iglesia. Pedro se va a despedir de la iglesia de Éfeso, así que está allí cerca a la orilla del mar. y llama a los ancianos. Notamos que ahí aparece en plural ancianos. No está invitando a un pastor, está invitando a los pastores a que vengan para tener una conversación con ellos. Y ahí describe toda la conversación que tiene Pablo con aquellos ancianos. Luego, si pasamos al versículo 28, encontramos lo siguiente. Por tanto, mirad vosotros. Otra vez aparece en plural. Virá por vosotros y por todo el rebaño. Fíjense que ha hablado de ancianos y ahora habla de rebaño. ¿Por qué? Porque está refiriendo también al mismo concepto de pastoreo, el rebaño que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos. Ahí aparecen los tres términos, no? Ancianos, pastores y obispos, refiriéndose a la misma función para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Así es, hermanos, esa es la forma que el Señor estableció para dirigir la iglesia y es que haya más de un pastor. Y hay varias razones para ello. Una de ellas es que el hecho de que haya más de un pastor en la iglesia protege a la iglesia. ¿La protege de qué? La protege, por un lugar, por primer punto, de los abusos de poder que puede tener ocasión cuando hay un solo pastor dirigiendo la vida de la iglesia. El ostentar el poder sobre la iglesia puede alimentar el orgullo del pastor y entonces volverse un dictador abusando de las iglesias. Así que hay una protección cuando hay más de un pastor porque hay otros pastores que están supervisando la labor de aquel y entonces hay un autocontrol en medio de la dirección de la iglesia. Pero también protege a cada pastor. Protege a cada pastor del agotamiento que supone pastorear una iglesia. También lo protege de aquellas zonas ciegas, de aquellos aspectos de su propio corazón que él mismo no ve, pero que los otros sí pueden ver y pueden entonces corregirlo. Porque todos los pastores, queridos hermanos, necesitan ser pastoreados. Los pastores también son ovejas. Por lo tanto, necesitan ser pastoreados, necesitan rendir cuentas a alguien. Y es por eso tan importante que haya más de un pastor en la iglesia. Hay un comentarista de apellido Burgholder que dice con respecto a este tema lo siguiente, la pluralidad no es pragmática, no es algo práctico empresarialmente hablando, porque muchos lamentan, continúa diciendo, lo complejo y lo lento que pueden ser el tomar decisiones cuando hay múltiples pastores. Sin embargo, Dios no estableció la pluralidad de pastores para que la iglesia sea eficiente, sino para que la iglesia sea santa. La iglesia no es un negocio, hermanos. La iglesia no es una empresa, no es una institución que debe cumplir ciertos estándares y ganar una cantidad de personas o cumplir con unas metas que se haya establecido como cualquier empresa. La iglesia es un rebaño de ovejas. Todos somos ovejas en manos del Señor. Por lo tanto, lo que el Señor busca de las iglesias no es que crezca y sea muy eficiente, sino que sea una iglesia santa, que esté preparada para recibir al Señor Jesucristo cuando venga a pedir cuentas a su iglesia, cuando venga a establecer su reino definitivamente en medio nuestro. Así que estos dos aspectos son relevantes en esta introducción que Pedro está comentando aquí en este primer versículo. Además, Pedro hace algo interesante y es que él mismo se presenta como anciano, él mismo se presenta como pastor, no se presenta como apóstol esgrimiendo su autoridad apostólica, sino él dice yo soy un anciano como ustedes. Es igual. a ellos. Y eso establece un vínculo de compañerismo, de cercanía. Él se identifica con los pastores a quienes está escribiendo, conoce sus dificultades y los retos que implica la labor pastoral. De hecho, Pedro mismo estaba haciendo de pastor delante de los pastores a quienes cría. Así que está siendo ejemplar en ese sentido, haciéndose cercano a aquellos a quienes quiere dirigir estas palabras. Y también comenta en el texto de ese primer versículo que él es testigo de los padecimientos de Cristo. Él ha sido testigo no solamente ocular, sino también por su propia experiencia, sufriendo las dificultades que implica la experiencia pastoral. Y también tiene la misma esperanza a la que hemos estado hablando a lo largo de toda la carta, esa esperanza de que un día el Señor Jesucristo se revelará aquí en la tierra con todo el esplendor de su gloria, que es la última frase de ese primer versículo. En la traducción de la Biblia de las Américas hay dos palabras que no aparecen en la Reina Valera al comienzo del versículo y es la frase Por tanto, por tanto ruego, por tanto exhorto a los pastores, dice esa traducción, está estableciendo una continuidad entre lo que acaba de decir en el capítulo 4 y lo que continúa diciendo aquí al comienzo del capítulo 5. Está diciendo básicamente que debido a las pruebas, a las amenazas, a los padecimientos, a las persecuciones, al juicio inminente, ruega entonces a los ancianos que cuiden a esa iglesia que está sometida a esas dificultades. Pedro transmite de alguna manera la urgencia del encargo a los pastores, a quienes escribe lo que sigue a continuación. Otras traducciones también utilizan en vez de ruego utiliza la palabra exhortar. Yo exhorto a los pastores y aquí quisiera aclarar, porque a veces tenemos la idea de que exhortar es regañar, verdad? Alguien me va a exhortar y como que hacemos la cara, si me van a regañar aquí, pero exhortar tiene un significado más profundo que un regaño. Significa básicamente inducir, motivar a un cambio Alentar a alguien para que haga algo o deje de hacer algo, ese es el concepto realmente que significa exhortar. No es un regaño, es un cuidado que se tiene con la persona a quien se dirige la exhortación o el ruego. Así que ruego es una palabra traducida correctamente con respecto a la exhortación porque al final es eso, es un ruego, un premio, un aliento para que cumplan una función determinada. Bueno, ¿y cuál es el contenido del ruego? ¿Cuál es el contenido de la exhortación que Pedro quiere decir a estos pastores? Ahí encontramos entonces los versículos dos y tres, que la segunda parte del sermón en la que se centra entonces en perfilar o en detallar qué es lo que espera o cuál es la exhortación, el contenido de esa exhortación. Valga decir, hermanos, que este no es un sermón para los pastores. Es un sermón para toda la iglesia. Los pastores también, vuelvo y repito, somos ovejas y la iglesia tiene que entender cuál es la función que cumplen los pastores. Esta carta ha sido escrita a las iglesias, tal como comentan en la primera parte del capítulo uno. No está escrita a un grupo de hermanos de pastores, está escrita a la iglesia para que la iglesia conozca realmente cuál es el significado y cuál es la labor que debe realizar los pastores que están entre ellos. Encontramos entonces allí tres aspectos relacionados con el oficio pastoral. ¿En qué consiste el oficio pastoral? ¿A quiénes se pastorea y cómo se hace esa labor? Veamos entonces en qué consiste la labor pastoral. Allí Pedro dice apacentar la grey de Dios. La primera palabra es esa apacentar, alimentar. Apacentar significa eso, llevar alimento a las ovejas, instruir, enseñar la palabra del Señor. Así que los pastores deben, como una prioridad en sus vidas, predicar con fidelidad la palabra del Señor, instruir a la iglesia en el camino de la fe, enseñar a la iglesia qué significa leer la palabra del Señor, qué significa estudiar la profundidad, enseñar a la iglesia cómo se ora al Señor, cómo se tiene comunión dentro de la iglesia, los unos con los otros. Enseñar también a aplicar los principios que están establecidos en la palabra del Señor para poder vivir la vida de una manera práctica. Qué significa tal aspecto de tal pasaje para mi vida en particular? Es una labor que debe hacer el pastor para enseñar al rebaño a vivir la vida de una forma fiel a la palabra del Señor. Y al final de esta primera frase dice apresentar la ley de Dios que está entre vosotros cuidando de ella, que es el segundo aspecto que Pedro comenta cuidar de la ley, cuidar del rebaño. reunir, proteger, guiar a estas ovejas. Los pastores deben procurar la unidad de la iglesia, deben procurar el bienestar de la iglesia, deben tomar decisiones que vayan para el bien general de toda la congregación y no para el bien particular de unos pocos. Protegen al rebaño, es una labor importante del pastor, protegen al rebaño de que los falsos maestros, por ejemplo, de los vientos de doctrina que cada dos por tres surgen por allí, También cuidarla de los peligros que entraña una división en la Iglesia o que provoca una división en la Iglesia, como la murmuración, por ejemplo, la queja. las rivalidades, porque las ovejas también se dan entre ellas golpes en la cabeza, ¿verdad? Una se va con la otra ya a golpearse cuando están enfadadas. Así que el pastor tiene que estar velando para que esas rivalidades, esas confrontaciones no vayan a más y no se puedan resolver de manera bíblica. resolver esos conflictos. También el pastor vela para que las influencias mundanas no penetren en la iglesia. Todas esas corrientes ideológicas que deben ser apartadas de nuestra forma de vida. El pastor debe estar velando para que no penetren en la vida de la iglesia. Debe estar protegiendo a la iglesia de los lobos rapaces que vienen con vestido de ovejas, pero que son lobos y que quieren raptar a las ovejas. Quieren llevárselas consigo. De todo eso tiene que estar cuidando el pastor a su rebaño. Guían la vida de las ovejas aconsejando, exhortando, alentándolas a que puedan seguir adelante. Hermanos, este es un pájaro. No sé si el micro se ha... De las complejas funciones pastorales, ¿qué debe motivar a la Iglesia a facilitar el trabajo de los pastores? Aquí estoy presentando la otra cara de la moneda, ¿verdad? Están las obligaciones pastorales, pero la Iglesia también tiene obligaciones relacionadas con el pastorado. Y una de ellas es facilitar el trabajo que hacen sus pastores, siendo sinceros, honestos con ellos, No hay necesidad de poner máscaras delante de los pastores, hermanos. Nosotros los pastores no estamos para juzgar la vida de los hermanos, estamos para cuidarlas. Por lo tanto, no hace falta poner máscaras. Es importante ser transparentes, ser honestos, contar las batallas que tienen, las luchas que tienen en su corazón, las debilidades por las que están pasando para recibir el consejo, para recibir la instrucción, para orar por por la iglesia. Así que debe haber esa sinceridad de parte de la iglesia. También las ovejas tienen que hacerse visibles, no esconderse por ahí en la mitad del rebaño. Tiene que dejarse conocer. Tiene que acercarse también para que podamos verlas, podamos conocer cuáles son las dificultades, las luchas que tienen. Las ovejas deberían ser enseñables. no ariscas, sino cercanas, que puedan aprender lo que se les está enseñando, procesar las instrucciones que reciben, no estar pensando en que se está haciendo un sermón para el vecino que está al lado, el hermano que está sentado al lado, sino que es para nuestra propia vida. ser enseñables, ser agradecidos, sobre todo ser leales. No hay nada que desaliente más a un pastor que la deslealtad de las ovejas. Es importante ser leales a la iglesia, ser leales al Señor, ser leales también a los pastores. Así que esta es la primera pregunta. qué significa pastorear. La segunda es a quién se pastorea. Y allí también en el mismo renglor aparece que se debe pastorear a la grey de Dios que está entre vosotros. Es al rebaño de Dios a quienes sirven los pastores. Él lo ha puesto bajo el cuidado y la supervisión, dándoles el honor de pastorear esas ovejas que son suyas, son de Dios, no son de los pastores, hermano, las ovejas, el rebaño es del Señor. Y de hecho, aquí en el griego original, la palabra rebaño es una palabra diminutiva, que podríamos decir las ovejitas, el rebañito, el precioso rebaño de Dios que él compró a precio de sangre en la cruz, que él llamó con su voz irresistible, que él se paró para ser parte de su pueblo, que él salvó. No somos los pastores los que salvamos, No somos los pastores los que tenemos un llamado irresistible, pero el Señor sí tiene ese llamado. Son sus ovejas. Y Él ha llamado a las que estábamos descarriadas un día en la vida. Él ha ido a por nosotros, a vendar nuestra pierna quebrada para traernos a su redil. Ha sido la bondad y la gracia del Señor la que ha permitido que seamos parte de su rebaño. Él es el dueño. y los pastores un día darán cuenta al dueño de las ovejas de su trabajo. Por otro lado de la Grey, que está entre vosotros, dice el apóstol Pedro. Así que el deber del pastor es con ese rebaño en particular, no con otras ovejas de otros rebaños, es con ese rebaño al cual el señor ha llamado al pastor. Porque es el rebaño que el pastor conoce, son las ovejas con las que tienen un trato regular. con las que habla, con la que interactúa, algunas necesidades que tienen, por quienes oran, es con los que tienen esa relación que lleva ese amor por las ovejas, ese compañerismo. Así que no es apropiado que un pastor pretenda pastorear ovejas de otra iglesia. Si es verdad que puede dar una opinión frente a una situación e incluso llevar un consejo puntual, pero no pastorear en el concepto bíblico que estamos haciendo esta mañana. El pastor pastorea a sus ovejas que el Señor ha puesto en sus manos para llevarlas al conocimiento del Evangelio, para llevarlas a la santidad, a crecer en madurez y para presentarlas un día al Señor. No son otras ovejas por allí de otros rebaños. Pero esto también tiene otra lectura. Una lectura para las ovejas. Porque así como no es apropiado que el pastor pastoree otras ovejas de otro rodillo, tampoco es apropiado que una oveja busque ser pastoreada por pastores que no son los suyos. Hermanos, hoy día tenemos acceso a miles de sermones. Tenemos acceso a cientos de conferencias. Tenemos acceso a muchas enseñanzas. de todo tipo, de todo calibre, casi que a la carta. El YouTube se ha convertido como una especie de supermercado, incluso en el ámbito cristiano. Las personas pueden entrar a YouTube y escoger qué sermón quieren escuchar, aquello que les agrada, quizás no lo que necesiten, pero lo que les agrada. Y allí pueden pasar horas y horas escuchando uno y otro sermón de aquel pastor, de este otro, según le agrade. Y no voy a negar, hermanos, que muchas veces algún sermón, alguna enseñanza puede ser realmente de bendición para nosotros. Es verdad que esto puede ser así. Pero la pregunta que debemos formularnos es la siguiente. ¿Puedes acaso escribirle en WhatsApp aquel pastor que hizo aquella predicación, que vivía al otro lado del mundo y esperar que ese hermano te responda a la pregunta que le hagas? ¿Puedes pedirle una cita de consejería a ese pastor para que se siente contigo el tiempo que haga falta para conversar sobre tus problemas, tus dificultades y que él abra su Biblia y responda a tus preguntas. Será que estás recibiendo preguntas de tu pastor sobre o de aquel pastor sobre cómo vas en tu trabajo, cómo va aquella decisión que estabas pensando tomar, cómo van tus planes, cómo está tu familia. ¿Puedes sentarte con esa persona a tomarte sencillamente un café una mañana? ¿Verdad que no? No lo puedes hacer porque no es tu pastor. Da un buen sermón quizás, pero no es tu pastor. No puede pastorearte de la forma que el Señor está hablándonos en este pasaje. Así que ten cuidado, querido hermano, porque hay muchas cosas que circulan por ahí que ni siquiera son de iglesias bíblicas. Quizás muchas de ellas son enseñanzas de grupos paraclesiales que no tienen una supervisión pastoral o de conferenciantes profesionales. Y al escuchar tantas cosas de tantas fuentes, puedes estar construyendo una amalgama, un guiso, si se quiere, de sincretismo. Enseñanzas de aquí para allá, ¿no? Cosas que no tienen conexión una con otra. Es un sincretismo destructivo. Pablo le dice a los gálatas lo siguiente O gálatas insensatos, ¿quién nos fascinó para no obedecer a la verdad? A vosotros ante cuyos ojos Jesucristo ya fue presentado claramente. Sí hay muchas cosas que fascinan por ahí, hermano, pero ten cuidado con lo que escuchas. A veces escuchamos algunos hablar de las teorías conspiratorias que escuchan por Internet. Incluso algunos vienen a hablar de los reptilianos o de los marcianos por ahí, de prácticas extrañas que tratan de volver a traer el judaísmo a la vida de la iglesia y de muchas cosas raras que uno va encontrando por internet. Y hay mucha gente que descuidadamente escucha aquellas enseñanzas y las asimilan como correctas, como verdaderas y resultan haciendo prácticas que aquí nunca hemos enseñado. ¿Por qué? Porque piensan que aquellos pueden pastorearlos. Así que hay que tener cuidado, queridos hermanos. Y luego el apóstol Pedro centra su atención en explicarnos cómo se pastorea, que son los siguientes versículos. Y quizás la fuerza o el énfasis del texto de esta mañana está centrado en esas frases que siguen a continuación. Son tres instrucciones presentadas en forma negativa y positiva y vamos a estudiar brevemente cada una de ellas. Lo primero que dice Pedro es lo siguiente, no por fuerza sino voluntariamente, no por obligación está diciendo Pedro. El ejercicio pastoral, queridos hermanos, debe hacerse por una libre voluntad, un deseo genuino de agradar a Dios, de obedecer al llamado del Señor, a cumplir fielmente y cabalmente esa función pastoral. Esa debe ser la motivación del pastor. Dios es el único que puede obligar a una persona en ese llamado a un hombre para ser pastor. De hecho, lo vemos en el ejemplo de Pablo. Pablo no estaba buscando el señor, era enemigo de Cristo cuando iba de camino a Damasco y el señor lo tumbó a tierra y lo llamó el pastorado. Tanto que después le dice a Ananía, le dice Bueno, he llamado a este hombre porque le quiero enseñar cuánto se debe sufrir por causa de mi nombre. Es el llamado del Señor, el que es irresistible y el que se impone sobre las personas. Y Dios capacita a quienes llama para cumplir con gozo el papel que corresponde, a pesar de las muchas dificultades que entraña el oficio pastoral. Porque el oficio pastoral implica, queridos hermanos, dejarse la piel. Renunciar a muchas cosas que cuando jóvenes ideales que teníamos, no voy a comprarme una casa muy grande, voy a tener una profesión extraordinaria. Y uno tenía esos sueños cuando joven y cuando viene el llamado del Señor, renunciamos a todo aquello porque el llamado es superior a cualquier otra profesión que se pueda tener en ese mundo. Así que hay renuncias, hay noches en vela. Muchas veces tenemos que mordernos la lengua. Hay peligros, hay críticas, hay deslealtades, hay abandonos. Y por eso se necesita, queridos hermanos, que ese llamado del pastor esté anclado al llamado de Dios, que la voluntad esté supeditada al llamado del Señor y no a cualquier otro llamado. Uno no debe ser pastor porque no tiene más remedio que serlo. porque no tiene más opciones laborales, o porque su padre fue un pastor y entonces recibe como herencia una iglesia, o porque no hay nadie para cumplir esa labor y entonces escogen al primero que esté sentado en el banco. o porque su esposa, su madre o los amigos están presionando a la persona para que sea pastor. Y eso es un caldo de cultivo para el fracaso. Así que tengamos cuidado, queridos hermanos, cuando animamos a otros al Ministerio Pastoral por la amistad, por halagarlo, por su personalidad atrayente o por hablar bien en público, porque podemos ponerle una pesada carga encima que va a conducir no solamente el fracaso ministerial, sino a un grave daño a la Iglesia. Así que esa es la primera exhortación del apóstol Pedro a los pastores, pastores no por fuerza sino voluntariamente. Sigue entonces agregando no por ganancia deshonesta. Hay un comentario que dice al respecto de esa ganancia deshonesta que es el espíritu mercenario. Ya sabemos quiénes son los mercenarios, aquellos soldados a quienes se les paga dinero para ir a librar batallas que no son la suya. No lo hacen por amor a la patria, no lo hacen por defender ideales, lo hacen sencillamente porque se les paga un salario. Y si hay alguien más que le paga un salario mejor, entonces corren allí. Ese es el espíritu mercenario que Pedro está denunciando allí, no por ganancia deshonesta. Es verdad que el Señor dice que el obrero es digno de su salario, así que no es pecaminoso tener una remuneración adecuada. Pero Pedro lo que está denunciando aquí, lo que está advirtiendo es el peligro de la avaricia. Del deseo de tener ganancia de dinero, de posesiones o de poder o de fama. Recordaréis el caso de Simón el Mago. Cuando se acercan allí a los apóstoles y quieren comprar el poder del Espíritu Santo. Porque quería ser famoso, tener ese poder. Hoy también vemos muchos pastores allí, pastores de la prosperidad, telepredicadores, youtubers con una ambición de likes solamente, que inundan los canales con pura charlatanería, con puro amarillismo. Ese es el espíritu mercenario del apóstol Pedro. En vez de tener aquel espíritu, él nos llama a tener un ánimo pronto, a ser diligentes, a hacer nuestra labor con entusiasmo, con pasión, con un sentido de urgencia de llevar el Evangelio. de llamar a la santidad a la iglesia con un afán de servir, de cuidar al rebaño, de orar por las ovejas, de escudriñar fervorosamente la palabra para poderla enseñar con claridad, enseñar el sentido que tiene la palabra con sencillez. Y en esta labor los pastores deben encontrar su satisfacción, no en el dinero o en la fama. La comparación que nos ayuda a entender esta verdad es el del hijo que cuida a su madre o a su padre enfermos, quizás al final de su vida. Es muy diferente ese cuidado al cuidado de un asalariado. El hijo es capaz de renunciar a cualquier cosa con tal de estar al lado de su padre, de su madre. El asalariado está mirando el reloj a ver a qué horas termina su jornada para irse a otro trabajo. Esa es la diferencia a la que Pedro está apuntando aquí. Un ánimo pronto. Luego dice no teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado. Si aquí Pedro está advirtiendo sobre el autoritarismo, esa actitud dominante, altiva, orgullosa que puede generar las personas el hecho de ostentar un cargo como el de ser pastor. Es una exhibición de poder y de control sobre el rebaño. El capítulo 34 del libro de Ezequiel hace una tremenda denuncia a este tipo de pastores. Yo os invito a leerlo luego en casa porque es un capítulo largo, pero allí hay una durísima reprensión a los pastores que se habían enseñoreado de las ovejas con dureza y con violencia, en vez de estar apacentando con cariño, con delicadeza, con amor. Hermanos, los pastores no son señores. Cristo es el Señor. Son sus ovejas, queridos hermanos. Los pastores solamente son subalternos del dueño. Solamente eso. Hay una frase de un comentarista que dice, el orgullo engendra la tiranía. Y es así. Cualquier juego de autoridad para el que tiene ese espíritu orgulloso es una fuente de enaltecimiento, de autoritarismo, de orgullo. Y eso daña a la iglesia. Vemos un ejemplo claro en el caso de Diótrefes. No sé si lo recuerdan allí en Tercero de Juan, la tercera carta. Dice los versículos 9 y 10 más o menos lo siguiente Yo he escrito a la iglesia, pero de otra fe es aquel pastor de alguna iglesia. Al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos no nos recibe. No recibe a los hermanos y los que quieren recibirlos se los prohíbe y los expulsa de la iglesia. Ahí vemos el claro ejemplo de lo que significa un pastor tirano. Hermanos, el Señor no ha llamado a los pastores a dominar la conciencia de los creyentes, no ha llamado a los pastores a dirigir las decisiones que ellos deben tomar. Los pastores con la Biblia abierta informan, instruyen, aconsejan, advierten la conciencia de los hermanos, de los creyentes, para que ellos maduren y tomen decisiones que honren a Dios. Los pastores no estamos llamados a tomar decisiones por las ovejas. Nosotros estamos llamados a abrir la Biblia y decirle esto dice la palabra. Tú mira si querés obedecer o no. Ese es el llamado nuestro. Nada más. Cada quien es responsable de sus propias decisiones. Pero lo importante es que sean decisiones informadas bíblicamente. Para hacer esta labor, los argumentos para el pastor son la razón, el sentido común, la persuasión, la convicción, el convencimiento que puede transmitir el pastor de las verdades bíblicas hacia el rebaño y muy en especial el ejemplo, la vida ejemplar que pueda vivir el pastor. Y a esto se refiere allí la última frase de este versículo tres, siendo ejemplos de la Grey. Los pastores no van empujando las ovejas. Los pastores se ponen delante de ellas para que ellas los sigan. Esa es la labor de los pastores. Estuve leyendo un poco, indagando cómo cumplían su labor los pastores de ovejitas de verdad, de los animalitos. Y uno de ellos decía lo siguiente. Cuando vamos por el camino que ellas conocen, voy detrás para que no se retrase ninguna. Cuando quiero llevarlas a apacentar a un determinado lugar, voy delante para que ellas me sigan. Esa es la labor del pastor. No es empujarles, es ir adelante para que al ver el ejemplo, las ovejas puedan seguir. Ir delante del rebaño es ser ejemplo a imitar. Pablo le dice a Timoteo lo siguiente. Sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Vaya encargo. Tremendo encargo que le hace Pablo a Timoteo. Palabra, conducta, amor, espíritu, fe, pureza. Está hablando de lo que significa la vida cristiana. Sé ejemplo a las ovejas de lo que significa vivir conforme la palabra de Dios nos enseña. Hermano, ser ejemplo es un reto formidable para los pastores. Pero es el ejemplo lo que certifica su autoridad. Si es verdad que al ser llamados al ministerio pastoral, el señor les delega a una cierta autoridad sobre la iglesia, pero esa autoridad estará siempre sellada por su ejemplo. Así que cuando el pastor predica sobre la paternidad bíblica, él mismo tiene que estar siendo un pastor, un padre esforzado por educar y criar bien a sus hijos. Si está predicando acerca del amor de la esposa sea la esposa, él mismo tiene que ser un esposo cuidadoso, amoroso, sensible a las necesidades de su mujer. Si está predicando sobre cómo estudiar la Biblia, él mismo tiene que estar estudiando la Biblia, tienes que estar empapado con la palabra del Señor. Y así todos los temas se predica sobre el amor, él tiene que estarse esforzando por amar. Si está enseñando sobre confiar en el Señor, él mismo tiene que estar confiado en el Señor. Hermanos, esto significa que para los pastores, palabras y hechos son sinónimos, no son dos cosas diferentes. Pero aquí también está la otra cara de la moneda. Hermanos, si tenéis pastores que, aunque no sean perfectos, sean fieles, Vuestro desafío es seguir el ejemplo de ellos. Es confiar en ellos. No es estar distraídas por el camino, pararse a echar una siestecita mientras los pastores van tirando adelante. No es ir por libre buscando pastos a la carta, escogiendo el menú que les gusta. Estuve indagando otra vez allí con el tema de las ovejas y encontré que el sistema de las ovejas es peculiar. Este sistema digestivo de las ovejas permite fermentar los alimentos y volver a masticarlos para asimilar mucho mejor los nutrientes. Y ese proceso de digestión puede tardar días. No se hace en un momentito, se hace en días. Así que creo que esto también ilustra un poco nuestros deberes como ovejas. Nosotros deberíamos rumiar el alimento que recibimos. No solamente recibirlos aquí el domingo sin estar meditando, reflexionando, mirando qué fue la enseñanza que recibí el domingo, qué es lo que el Señor me dijo a mi vida, cómo puedo aplicar esto en mi vida cotidiana. Estar aprovechando el tiempo que utilizan los pastores para preparar un sermón para que ese sermón sea útil en sus vidas. Y así aprovechar todos los nutrientes que tiene ese alimento que ha sido entregado. En otras palabras, lo que quiero decir, hermanos, es que debe haber una reciprocidad de parte de la iglesia hacia sus pastores, mientras ellos sean fieles al pastor con mayúsculas. Al príncipe de los pastores, tal como dice allí el versículo 4. Allí en ese versículo encontramos la última parte de este pasaje. Y cuando aparezca el príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. Pedro se refiere a Cristo como el príncipe de los pastores. Él es el jefe. Él es el que manda, queridos hermanos. Él es el dueño del rebaño. Cristo es el pastor y el supervisor de nuestras almas, dice el propio apóstol Pedro, allí en el capítulo dos. La iglesia le pertenece al Señor, al Señor Jesucristo. Los pastores solamente somos siervos del gran pastor hasta que él regrese por su iglesia. Y un día el príncipe de los pastores va a regresar y cuando él aparezca, como dice el texto, traerá una recompensa a quienes han sido fieles apacentadores de su grey. No sé si han visto las noticias últimamente acerca de los medallistas olímpicos de las Olimpiadas últimas en París. Han mostrado fotos de sus medallas, las que con tanto esfuerzo obtuvieron, todas ennegrecidas, descascarándose. Son medallas que no han podido poner en el pedestal allí enmarcadas. No pueden presumir de haber ganado esas medallas porque están feas. Así son, queridos hermanos, las glorias terrenales. Así son las glorias de este mundo. Y si los pastores están buscando ese tipo de gloria, seguramente la van a encontrar. Pero esa será su recompensa. Las palmaditas en la espalda, las adulaciones de los hermanos, los likes que reciban. Hermanos, pero un pastor fiel no busca esas recompensas, busca la gloria de su jefe. Esa es la labor de los pastores aquí, buscar la gloria de Jesucristo, la gloria del gran pastor. Aquella que nunca perderá su brillo. La corona de justicia de la que habla Timoteo. La corona de la vida de la que habla Santiago. Es esa corona incorruptible a la que se refiere el apóstol Pedro aquí. Esa palabra incorruptible en su original es la palabra amaranto que da referida a una flor que nunca se marchita. Era de hecho un símbolo de inmortalidad. Así que él está hablando de un premio que no tiene final. Esa inmortalidad, esa gloria inmortal de Jesucristo. Pero realmente el énfasis no está en la misma corona, sino está en la palabra gloria. es la gloria de Cristo, la que será revelada tal como dice en el versículo uno. Esa gloria que será desplegada en toda su dimensión, en todo su esplendor. Cuando Cristo venga, el gran pastor, el buen pastor venga a establecer su reino definitivamente entre nosotros. Hermanos y aquí es imposible no ver ese gran contraste. Se contraste entre la gloria que será revelada y los padecimientos de Cristo de la que habla el versículo uno, pero que aquí también está reflejada. Hermanos, tú y yo tenemos una esperanza de recibir la corona de gloria de Cristo. Pero esa esperanza ha tenido un gran precio. Ha tenido el precio de la muerte de Cristo. Cristo llevó una corona en la cruz. Pero no fue una corona de gloria, fue una corona de espinas. Una corona con la cual fue humillado, fue burlado. Una corona que le provocó daño, heridas, dolor. No fue un momento de gloria. Fue un momento de dolor, de humillación, momento degradante para el hijo de Dios, el gran pastor, el único, el verdadero que estaba muriendo por ti y por mí allí con esta corona de espinas. Esa corona de espinas, de dolor, esa corona de humillación, de maldición era nuestra, queridos hermanos. La merecíamos tú y yo por nuestro pecado, por nuestra maldad. Pero Cristo, el príncipe de los pastores, la llevó sobre su cabeza en nuestro lugar, en tu lugar y en mi lugar. Así que por esa obra en la cruz, Él y sólo Él es el buen pastor, queridos hermanos. El legítimo pastor a quien debemos mirar y seguir como ovejas fieles. Hermanos, los pastores aquí en la tierra somos imperfectos. No hace falta explicaros, ya vosotros os dais cuenta. Somos imperfectos, nos cansamos, somos débiles. Necesitamos ayuda. Pero hay un pastor que es perfecto. Hay un pastor que sí es santo. Hay un pastor que sí reúne todas las expectativas del gran pastor. Es el Señor Jesucristo. A él debemos mirar. A él debemos imitar, hermanos. A él debemos seguir. Yo soy el buen pastor, dice el Señor en Juan y conozco a mis ovejas y las mías me conocen y pongo mi vida por las ovejas. Vaya frase, pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil. Aquellas también me conviene traer y oirán mi voz y habrá un rebaño y un pastor. Precioso texto. Él es el buen pastor, hermanos, insisto en ello. Así que quisiera aprovechar para decirte a ti, querido amigo, que quizás nos estás acompañando aquí, pero que no eres del redil, que no eres una oveja del Señor. Espero que entiendas qué significa el Evangelio de Jesucristo, qué significa esa sangre vertida por las heridas de esa corona de espinas puestas en la cabeza de nuestro Salvador. ¿Qué significa esa sangre vertida por los clavos que se estuvieron colgado a Cristo en la cruz? O esa herida ocasionada por la lanza que atravesó su costado. Esa sangre que es capaz de limpiar tus pecados, tus maldades, tus iniquidades y dejarte como una ovejita de blanca lana, como dice el Señor. Él puede limpiar tu corazón. Así que pido al Señor que pueda reconocer su voz llamándote al redil para que te sumes a su rebaño y él sea realmente tu buen pastor. El guionista de aquella película que comenté al principio, le hicieron una entrevista y él termina la entrevista diciendo estas palabras. Esas ovejas eran estupendas para trabajar con ellas, incluso más fácil que trabajar con actores. Uno de los pastores de la región fue nuestro entrenador de ovejas e hizo un trabajo increíble. Y si alguna vez alguien decide premiar a los animales que aparecen en las películas, estoy seguro de que nuestras ovejas ganarían ese premio y que se irían a casa con unos cuantos trofeos. Qué bueno, hermanos, que el señor pueda decir esto de nosotros. Ha sido Pastores que han entrenado bien a sus ovejas y han sido ovejas espléndidas. Ahí tienes el premio. Ven a casa, a casa del Señor con el premio que Él nos va a otorgar. Que el Señor nos ayude a ser fieles, cada uno en lo que nos corresponde para la gloria de nuestro buen pastor. Amén. Oremos al Señor. Nuestro Padre Celestial, queremos darte las gracias, Señor, por Tu palabra, por cómo Tú tratas con nosotros a través de ella, cómo nos instruyes, oh Señor, y sobre todo cómo Tú nos desvelas constantemente el Evangelio de salvación que Tú, Señor, ideaste un día en la eternidad y que has estado llevando a cabo a través de los siglos. y en el cual por tu gracia, Señor, tú nos has incluido a nosotros que no lo merecíamos, pero que tú, Señor, a través de tu Hijo nos has concedido. Gracias por él. Gracias por tu Hijo. Gracias porque él es nuestro buen pastor. A él sea toda la gloria. Amén.
Pastoreando el rebaño del Señor
Series 1 Pedro
Sermon ID | 312251735485501 |
Duration | 52:17 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 Peter 5:1-4 |
Language | Spanish |
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