
00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Libre Juan, el capítulo dieciséis, empezando en el versículo dieciséis. Cristo dijo todavía un poco y no me veré y de nuevo un poco y me veré porque yo voy al Padre. Entonces se dijeron algunos de sus discípulos, unos a otros, ¿qué es esto que nos dicen? Todavía un poco y no me veréis. Y de nuevo un poco y me veréis. ¿Y por qué yo voy al Padre? Decían pues, ¿qué quiere decir con todavía un poco? No entendemos lo que hablan. Jesús conoció que querían preguntarle, y les dijo, ¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije? ¿Todavía un poco y no me veréis? ¿Y de nuevo un poco y me veréis? De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará. Pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora. Pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza, pero os volverá a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo. En aquel día no me preguntaréis nada, De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidierais al Padre mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido a mi nombre. Pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. Estas cosas os he hablado en alegorías. La hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre. En aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios. Salí del Padre, y he venido al mundo. Otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. Le dijeron sus discípulos, he aquí ahora, hablas claramente y ninguna alogría dices. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios. Jesús les respondió, ¿Ahora crees? Y aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos, cada uno por su lado, y me dejaré solo. Mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo. Varios hombres a través de la historia han intentado conquistar el mundo. Alejandro Magno es el ejemplo más conocido. Pero aunque él venció a casi todo el mundo conocido en su día, ni se acercó a conquistar todo el mundo. Otros emperadores y reyes y países e imperios también han intentado, o por lo menos han querido, conquistar todo el mundo. Pero obviamente nadie ha tenido éxito. ¿Por qué? Porque el mundo físico es muy grande. es casi imposible que una persona tenga el poder para conquistar y reinar sobre cada país en todo el mundo. Pero aun si alguien lo hiciera en el futuro, aun si un día todos los países en todo el mundo estén reunidos bajo un solo líder, tampoco va a poder decir que ha conquistado todo el mundo, porque siempre hay remanentes, o siempre hay grupos secretos. que rehusen someterse al gobierno del líder actual. Pero sí existe una persona que realmente lo ha hecho. Sí existe una persona que ha vencido a todo el mundo, no al mundo físico, sino al mundo espiritual. Y esta persona es Cristo, Cristo el victorioso. Eso es lo que leemos en el versículo final de este capítulo 16, en el versículo 33. Al final del versículo, Cristo dijo, En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo. Solamente Cristo puede decir esto. Solamente Cristo puede reclamar haber vencido al mundo y no ser mentiroso. En su muerte, Él venció el sistema de mal sobre lo cual reina Satanás. Y un día en el futuro, Él va a reinar sobre toda esta tierra también. Pero tenemos que recordar la definición de la palabra mundo, que ya hemos estudiado. En este contexto, la palabra mundo significa el sistema de mal sobre lo cual reina Satanás y que se opone a Dios, a su pueblo y a su voluntad. Es decir, en este contexto, la palabra mundo no se refiere a este planeta, a esta tierra física, sino se refiere a lo espiritual. Cristo ha conquistado el reino de mal y de Satanás, por su perfecta vida y su muerte y su resurrección por nosotros. Porque sabemos que cuando Cristo vino la primera vez, no vino para ser un rey sobre un país, no vino para conquistar el mundo físico, sino vino para hacer una obra espiritual. Y la hizo. cumplió la voluntad de Dios en su vida, en su muerte y en su resurrección, venció el pecado, nos salvó de sus pecados por llevarlos en sí mismo cuando colgó sobre esta madera. Por eso Cristo vino la primera vez, no para conquistar este planeta, sino para conquistar el pecado, el satanás, y así darnos la vida eterna. Y la verdad es que ese es el mensaje del Evangelio que necesitamos entender antes de estudiar el resto de este pasaje. Que Cristo es victorioso debido a su obra en la cruz, debido a su resurrección entre los muertos. Y si Él es victorioso, y nosotros estamos en Él, unidos a Él, como Pámpanos o Labib, nosotros también somos victoriosos. Esa es la esperanza que nos sostiene cada día como cristianos. Cristo es victorioso, y puesto que nosotros estamos en Él, también somos victoriosos. ¿Tú crees que eres victorioso? A veces en la vida diaria parece que no. Pero si tú eres cristiano, eres victorioso, si lo sientes o no. Nada más tienes que darte cuenta de la victoria que ya es tuya en Cristo. Somos victoriosos en Él. Y vamos a tomar el bosquejo de este mensaje de la parte final de este reciclo, 33, cuando Cristo dijo, en el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo. Aquí vemos claramente tres puntos. Que tendremos aflicción, pero que debemos confiar en Cristo porque Él ha vencido al mundo. En primer lugar, vamos a ver la dificultad. La dificultad es que tendremos aflicción. Es lo que Cristo dijo en el Mesículo 33. No podemos leerlo de manera diferente. Cristo dijo, en el mundo tendrán aflicción. Yo creo que nosotros deberíamos memorizar esas palabras de Cristo. Como cristianos deberíamos meditar en ellas cada día. Porque Cristo está diciendo que las pruebas y los problemas en nuestras vidas no deberían sorprendernos, no deberían confundirnos. Deberíamos esperar la aflicción y prepararnos para ella porque es inevitable, porque sin duda vamos a sufrir aflicciones. Y no podemos cambiar esto. No podemos vivir como cristianos sin las aflicciones, absolutamente imposible. Pero lo que sí podemos cambiar son nuestras actitudes a nuestras aflicciones. ¿Entendemos? No podemos cambiar el hecho de que hay aflicciones, pero sí podemos cambiar la manera en la cual respondemos a ellas. no nos ayuda para nada cuando nos quejamos. ¿Por qué estoy pasando por este problema otra vez? ¿Por qué estoy pasando por esta misma tribulación otra vez? ¿Por qué estoy tentado otra vez con la misma tentación? ¿Por qué mi familia me trata mal? ¿Por qué la gente todavía habla mal de mí? Si todavía tú estás enfocándote en el por qué, si todavía te sorprende cuando entras en tentaciones y tribulaciones, Necesitas aprender esta verdad. Necesitas aprender de estas palabras de Cristo. Tú tendrás aflicciones. Fíjense, no dice, tal vez tendrás aflicción. No dice, solamente tendrás aflicción si estás viviendo mal. No. La declaración de Cristo a todos sus discípulos es, ustedes tendrán aflicción. Entonces, deberías esperarla. No deberías sorprenderte cada vez que una persona te habla mal y así te sientes enojo y coraje. No deberías sorprenderte cada vez que un incrédulo se burla de ti. No debería sorprenderte cuando pases por el fuego en cualquier tipo de prueba, porque Dios está santificándote. No debería sorprendernos. Pensamos de manera muy práctica para que podamos aprender cómo responder en la vida diaria. ¿Cuáles son los diferentes tipos de pruebas que sufrimos? Las diferentes aflicciones que sufrimos, ¿cuáles son? Podemos pensar, por ejemplo, en la persecución del mundo, como vimos hace 15 días. Nosotros, cristianos, no somos del mundo, la Biblia dice. Somos hijos de Dios y por eso el mundo nos aborrece y nos persigue. Sucede en el trabajo, sucede entre amigos, sucede en nuestras casas con nuestros propios familiares, porque las personas que todavía están en esclavitud a Satanás, en esclavitud a sus propios pecados, van a resistirnos, van a odiarnos, van a estar en contra de nosotros y van a causarnos problemas. No hay duda, vamos a sufrir aflicciones y debemos esperarlas, porque es normal, es normal hermanos. Es parte de lo que sucede cuando estamos unidos a la vida, cuando estamos en unión con Cristo. Vamos a sufrir la persecución del mundo. Esa es una aflicción que la Biblia nos promete. Pero este pasaje también nos da un ejemplo específico de una aflicción. Nos habla de la aflicción de no ver ni estar con Cristo físicamente. En los reciclos 16 a 22, vemos que Cristo otra vez dijo a sus discípulos que tenía que ir al Padre, que ellos no iban a verle otra vez por un rato, pero que después iban a verle otra vez, y ellos no entendían lo que Cristo estaba diciendo. Y por eso Cristo explicó un poco. Hay dos opiniones en cuanto a lo que Cristo quería decir, aquí en cuanto a no verle por un rato y después verle. Algunos piensan que está hablando de su muerte y su resurrección, que por algunos días los discípulos no iban a poder verle porque iba a estar sepultado, que no iban a verle hasta su resurrección. Esto realmente es la verdad, porque los discípulos estaban esperando y no podían verle hasta su resurrección. Otros piensan que está hablando aquí de su segunda venida, que Cristo está diciendo, yo voy a mi Padre, voy a estar en el cielo, hasta que en el futuro, cuando yo regreso. Las dos perspectivas tienen sentido. Cristo dijo en el versículo 20 que los discípulos iban a llorar y lamentarse mucho mientras el mundo se alegraría, pero que su tristeza se convertiría en gozo. Lo que vemos en el versículo 20. Y esto es exactamente lo que pasó cuando Cristo murió. Los discípulos se sentían mucha tristeza, mientras los judíos, especialmente los fariseos, estaban muy alegres, alegrándose por finalmente haber visto a su enemigo en la cruz y muerto. Pero cuando Cristo resucitó, los discípulos tenían su tristeza convertida en gozo. Entonces, sí, eso es lo que pasó. Pero también hay aplicación para nosotros, porque nosotros también a veces luchamos con esta misma tristeza, a veces luchamos con la tristeza de que Cristo no está, o que no estamos con Él en su presencia física. Podemos recordar lo que estudiamos hace ocho días, del privilegio que es nuestro a tener el Espíritu Santo morando en nosotros. que de hecho es mejor, ¿recuerdan? Es mejor que Cristo no esté físicamente aquí para que podamos en el Espíritu Santo con nosotros. Pero si entendemos también que como cristianos, nosotros anhelamos el día cuando vamos a estar con Él para siempre. el día cuando nada podrá separarnos de Él, el día cuando estaremos en el cielo y gozaremos con Cristo para siempre, ¿verdad? Es el deseo de cada cristiano verdadero. Entonces, la tristeza que nosotros sentimos mientras todavía estamos aquí, antes de ir al cielo, es normal. Este anhelo de querer estar en la presencia de Cristo nos recuerda que somos peregrinos y nada más aquí en esta tierra. Y en los versículos 20 y 21, perdón, 21 y 22, Cristo nos da una ilustración inspirada, perfecta, de esa situación, describiendo el tiempo mientras estamos esperando la segunda venida de Cristo. Reciclo 21 de Juan 16, leen conmigo, por favor. La mujer cuando da luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora. Pero después que ha dado luz a un niño, ya no se acuerda de la angustia por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza, pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo. Cristo dijo que la mujer, cuando da luz, tiene dolor. Las mamás aquí entienden, ¿no? Es doloroso dar a luz a un bebé. Yo no sé, pero ustedes sí. Pero después de que ha dado a luz a su bebé, todo está bien. Todo es mejor que ya tienen su hijo o hija en sus brazos. ¿Verdad? ¿Sí? Así es. es lo que dice el versículo ya no se acuerda de la angustia por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo y Cristo dice que es exactamente lo mismo en cuanto a nosotros y nuestro anhelo de estar con Cristo para siempre ahora tenemos tristeza ahora hay aflicciones ahora es difícil pero un día cuando le veamos a Él con nuestros ojos Cuando estemos en el cielo, nuestros corazones se gozarán y nadie podrá quitarnos este gozo. Esa es la diferencia entre nosotros y el mundo. El mundo se regocija en el hecho de que Cristo no está. El mundo le gusta mucho que Cristo no está aquí físicamente, mientras nosotros estamos esperando su segunda venida con mucho gozo, con mucha esperanza, con mucha anticipación. El problema es que el mundo debería tener, perdón, temer la seguridad de Cristo, porque cuando Él regrese otra vez, va a regresar en juicio para castigar y condenar a los incrédulos. Pero cuando regrese nosotros, que estemos en la tierra en ese momento, vamos a tener mucho gozo para estar con Él para siempre. De hecho, el hecho de que Cristo todavía no ha regresado, Es un acto de misericordia para los encrueldos de este mundo, que Dios todavía está dándoles a ustedes, aquí que no son cristianos, más tiempo para arrepentirse de sus pecados y creer en Él. Como cristianos entendemos que sí queremos estar con Él, ya, hoy. Por otro lado, entendemos que es bueno que esperen un poquito para que más personas puedan ser salvas. Pero obviamente para nosotros, si estamos enfocados, si estamos meditando mucho en este hecho de querer estar con Cristo otra vez, es difícil, es triste a veces, una lucha constante para vivir aquí en este mundo tan difícil, tan malo y todavía no estar con Cristo. Decimos con Pablo en Filipenses que tenemos el deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo, muchísimo mejor. Es lo que Pablo dijo, y así es para nosotros también. Queremos, estamos anhelando el día cuando Él nos llame al cielo. Pero exactamente, exactamente como una mamá sufre mucho físicamente cuando está dando a luz a este bebé, pero después tiene mucho gozo por tener su bebé en sus brazos. Así nosotros los cristianos deberíamos considerar la situación. Ahora hay aflicción. Ahora hay tristeza, ahora es difícil, pero un día vamos a gozarnos con Cristo para siempre. Esa es la confianza, esa es nuestra esperanza. Por eso no importa el tipo de aflicción que estás experimentando, enfermedades, falta de recursos, falta de trabajo, falta de dinero, conflictos en la familia, tentaciones de pecar, lo que sea. Quiero enfatizar para cada cristiano aquí, para que ustedes entiendan, sin lugar para duda alguna, TUS AFLECCIONES SON NORMALES. ¿Entienden? Son normales. Cristo dijo, en el mundo tendrás aflicciones, entonces no permitas, no permitas que esas aflicciones te desanimen. No permitas que esas pruebas te sorprendan o te confundan. Cristo ya te ha dicho que son aflicciones normales, por eso tienes que prepararte. Prepararte mientras las esperas. Prepararte por meditar más en la Palabra, para que tengas en tu mente las verdades necesarias cuando viene la prueba. Prepararte por pedir a otros por sus oraciones, para que oren por ti. Prepararte por tener a alguien con quien puedes dar cuentas, alguien con quien puedes estudiar la palabra y hablar honestamente para recibir el ánimo y la alimentación que necesitas, es absolutamente, absolutamente esencial, ya que entendemos que van a venir las aflicciones que nos preparemos de antemano. Pero lo bueno aquí, en este pasaje, es que Cristo no nos deja con nada más el aviso, con nada más la declaración de la aflicción. Esto sería de mucho desánimo. Pero en segundo lugar, no vemos solamente el problema, la aflicción, también vemos la solución. Otra vez veamos el versículo 33. En el mundo tendréis aflicción. Esa es la dificultad. Pero ¿cuál es la solución? Jesús dijo, pero confiar, confían, confían. Esta es la solución a nuestras aflicciones. Tenemos que confiar en Cristo. Pero yo sé, muy bien, que esta es una de las cosas que es muy fácil decir como cristianos y muy difícil hacer o entender. ¿Por qué? Porque siempre oímos del púlpito, ¡confían en Cristo! Y siempre oímos en nuestros hermanos y hermanas en Cristo, cuando estamos luchando, ¡confía en Cristo! Y ese consejo es correcto, completamente bíblico, correcto. Pero, tenemos que aprender lo que realmente significa, y cómo podemos hacerlo de manera práctica en nuestros vidas diarias. Porque no ayuda a ustedes para nada, si yo digo, confíen en Cristo, y ustedes no saben cómo hacerlo. O si ustedes dicen a otra persona, confía en Cristo, pero tú no ayudas a esa persona a hacerlo más. Tenemos que pensar prácticamente. Entonces, ¿cómo podemos confiar más en Cristo? Conforme a este pasaje, aprendemos, en primer lugar, que debemos confiar en el hecho de que Cristo va a regresar. Es una promesa, sin duda. En el siglo XXII, que ya hemos visto, pero leemos otra vez, que los discípulos de Cristo iban a verle otra vez, dice, Y sabemos eso de otras partes de la Biblia también. Cuando Cristo ascendió al cielo, los ángeles prometieron que un día iba a regresar. Y el Nuevo Testamento está lleno de esas promesas. Y sin duda, un día, Cristo va a regresar. Y fíjense que aquí Cristo dice que esta es una de las soluciones a nuestro problema y nuestras reflexiones. ¿Por qué? porque cuando creemos en verdad que un día Cristo va a regresar, vamos a entender que todas nuestras aflicciones en esta vida son temporales. que no son para siempre. Si un día Cristo va a regresar y llevarnos con Él hasta el cielo, eso significa que un día todas nuestras aflicciones van a terminar, van a acabar, que un día no vamos a sufrir nada más. Por eso decimos, necesitamos confiar en Cristo, confiar en el hecho de que Él va a regresar. Porque si creemos esto, también vamos a creer en todas sus otras promesas. Si creemos que un día va a regresar, vamos a entender que no vamos a sufrir para siempre, si somos cristianos. Si creemos en esta promesa, podemos creer también que Él va a suplir todas nuestras necesidades conforme a las riquezas en gloria en Cristo Jesús. Como leemos en Filipenses 4, 19. Podemos creer que Cristo o Dios nunca va a abandonarnos, como leemos en Hebreos 13, 5. Podemos creer que Dios nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, como leemos en Efesios 1, 3. Es decir, si confiamos en el hecho de que Cristo va a regresar, si confiamos en esta promesa, también podemos y deberíamos creer en todas las demás promesas también. y deberíamos entender que todas nuestras aflicciones son temporales. Yo no digo esto para menospreciar sus aflicciones. Yo entiendo que cada aflicción de cada persona aquí es muy fuerte, es muy difícil. Yo no quiero como pastor menospreciar sus dificultades y sus tristezas. Pasamos por el fuego. Pero sin menospreciar los problemas, quiero decirles que nuestro Dios es mucho más poderoso. y deberíamos y podemos confiar en Él con confianza completa y entender que aunque estamos sufriendo ahora no vamos a sufrir para siempre. También vemos aquí en este pasaje otra manera de demostrar nuestra confianza es por medio de nuestras oraciones. En el siglo XXIII dice que cuando Cristo regrese o cuando moramos y estemos con Él para siempre no vamos a pedirle nada Por el momento, no hemos alcanzado la glorificación. Todavía estamos sufriendo en este mundo. Hay tristeza debido a la aflicción. Pero Cristo es victorioso. Cristo ha vencido al mundo, y aunque Él no está, aquí está enseñándonos que podemos orar al Padre en Su nombre y recibir lo que necesitamos. Es decir, el hecho de que Cristo no está aquí físicamente, no significa que no nos ayuda. no significa que no intercede por nosotros. De hecho, es precisamente debido al hecho de que Cristo no está, que puede estar a la diestra del Padre intercediendo por nosotros. Pues Cristo aquí está hablando con sus discípulos para decirles, no tengan miedo, no piensen que ya que me voy, ustedes no van a poder pedir lo que necesitan. Cristo dijo, todavía pidan, pero pidan al Padre en mi nombre. Los discípulos hasta ese momento nunca lo habían hecho. ¿Por qué? Porque cada vez que los discípulos necesitaban algo, ¿qué hicieron? Pidieron a Cristo directamente. Y Cristo está diciendo, fíjense, todo lo que necesitan todavía va a ser dado a ustedes, pero de otra manera. En vez de hablar conmigo cara a cara, hablan con mi Padre en mi nombre y van a recibir todo lo que necesitan. Esta verdad de la oración debería ayudarnos a crecer en cuanto confiamos a Dios. Otra vez, ¿qué estamos diciendo? Cristo dijo, ustedes van a tener aflicciones, sin duda. Traigan una solución, confíen en mí, confíen en mí. ¿Cómo demostramos nuestra confianza en Dios? ¿Cómo demostramos nuestra dependencia de Dios? Porque decimos muchas cosas que muchas veces no creemos. Pero en la oración, en la oración bíblica y verdadera, estamos demostrando que ya no podemos hacer nada, que dependemos completamente de Cristo, que dependemos completamente de Dios. Hemos hablado de este tema mucho en las semanas recientes. Creo que es por un propósito de Dios que necesitamos aprender como iglesia, otra vez, la necesidad de la oración. Si no estamos orando, no vamos a crecer, punto. Es tan fácil como eso. No vas a crecer individualmente como cristiano si no estás orando. Y no vamos a crecer como iglesia si no estamos orando juntos. No es posible. Cuando oramos, estamos demostrando tal vez de mejor manera que cualquier otra cosa que hacemos, que confiamos en Dios, que no podemos hacer nada en nosotros mismos, que la vida diaria, las aflicciones que sufrimos son demasiado para nosotros y necesitamos a alguien más poderoso, alguien siempre victorioso, para ayudarnos, para darnos poder, para darnos lo que necesitamos cada día, porque nosotros mismos somos muy débiles, ¿Verdad? No podemos confiar en nuestras propias fuerzas. Tampoco podemos confiar completamente a otras personas, porque otras personas también fallan. Pero Cristo es completamente confiable. Cristo nunca falla. Cristo siempre hace lo que promete hacer y siempre hace lo correcto en las vidas de sus hijos. Dios siempre responde a las oraciones bíblicas, porque estamos orando en el nombre de Cristo, porque estamos en Él. Fíjense muy bien, que el Padre no responde, bueno, para hacerlo así, el Padre responde a nuestras peticiones, no porque somos buenos o malos, no porque nos ama o no nos ama, Si somos cristianos, Él responde a nuestras peticiones porque estamos en Cristo. Así que regresamos a la importancia de lo que hemos estudiado, de la unión con Cristo. Solamente la persona, unida a la vid, puede orar a Dios y recibir lo que pide. Dios siempre responde a las peticiones bíblicas porque ama a Su Hijo. No tiene que ver con nosotros. No es que si Dios te ama o no, o no es si tú eres bueno o no. Dios responde a tus peticiones. Cuando oramos bíblicamente en el nombre de Cristo, porque Él está respondiendo a su Hijo, no a nosotros. Entendemos, estamos en Cristo, unidos a Él. Y por eso cuando oramos y es una oración bíblica, Dios responde porque está respondiendo a su Hijo. y Dios no puede negar nada bueno a su hijo. Lo repito, Dios no puede, no es que no hace, no puede negar nada bueno a su hijo. Entonces, si estamos orando en Cristo conforme a su voluntad, Dios va a darnos lo que pedimos. porque está respondiendo a su Hijo. Entonces, debemos orar con confianza, demostrando nuestra confianza en Dios. Aunque la vida sí es difícil, aunque en la vida sí sufrimos aflicciones, la solución es confiar en Dios. La solución no es quejarte. La solución no es aislarte en tu cuarto y no salir y no ver a nadie. La solución es confiar en Cristo. ¿Cómo? Confiando que un día va a regresar y orando, demostrando que entiendes la importancia de la dependencia completa en Dios. Y así oramos en privado y en público. Cada cristiano debería orar privadamente en su cuarto. Ustedes con familias cristianas deberían orar como familias. Y esta iglesia debería orar juntos, todos los que pueden los miércoles aquí, para orar. No es opcional. Es que es opcional, pero no debería ser opcional. No es opcional para tener una vida cristiana y llena de Espíritu Santo. Es decir, cuando me fui a Veracruz la semana pasada, yo prediqué una iglesia del avivamiento, el avivamiento verdadero. Una cosa que estudié y dije a esta congregación es que tenemos que prepararnos para un avivamiento, que no sirve para nada orar y orar y orar y orar por un avivamiento si no estamos preparados. Si esta iglesia y estar aquí no es una prioridad, deja de orar por un avivamiento. Si en tu vida personal no oras, no lees la Palabra, si tú actúas como el mundo, por favor, deja de orar por un avivimiento, porque no estás preparado. Tenemos que prepararnos primero, arrepentirnos de nuestros pecados, orar a Dios, adorar a Dios correctamente, prepararnos para que si Dios un día quiera darnos este avivimiento, vamos a estar preparados. Pero regresando a este pasaje, en último lugar, regresando al versículo 33, leemos otra vez las palabras de Cristo, al final del versículo 33. Cristo dijo, en el mundo tendréis aflicción, pero confiad, porque Cristo dijo, yo he vencido al mundo. Es el punto final de este mensaje. Hemos visto el problema, la dificultad. Tendremos aflicción. Y hemos visto la solución, confiar en Cristo. Pero finalmente tenemos que ver la base de nuestra confianza, que Cristo ha vencido al mundo. Esa es la frase final de este capítulo. Es la frase final de esta sección, de este discurso de Cristo a sus discípulos, pero tal vez es la frase más importante. Porque en cuestión de horas, Cristo iba a ser traicionado. Muy pronto él iba a morir. Pero dijo, yo he vencido al mundo. ¿Por qué dijo esto? No tiene sentido. ¿Dijo esto porque él no sabía que iba a morir muy pronto? ¿Dijo esto porque no sabía que la cruz y la tumba le esperaron? Claro que no. Cristo sabía muy bien. Es la razón por la cual vino a la tierra. ¿Por qué dijo que era victorioso? Cristo es victorioso debido a la cruz, debido a la muerte, no a pesar de la muerte. A veces no entendemos eso, pensamos que en la muerte ya somos vencidos. Pero Cristo venció la muerte, Cristo es victorioso precisamente porque murió y después porque resucitó. Eso es lo más bueno y nuevo del Evangelio. que la tumba y la muerte no podía controlar a Cristo, que Él venció al mundo, que Él venció a Satanás, que Él venció a la muerte. Y Cristo es el único que puede rescatarnos de nuestra esclavitud, de nuestro pecado, de nuestro fin en el infierno. Solamente Cristo. Porque solamente Él murió en nuestro lugar. Porque con Su poder infinito Él pagó el precio requerido. porque él venció al pecado que nos esclavizó y así nos salvó. Vamos a leer juntos, por favor, en 1 Corintios 15, 55. Todos buscando juntos, por favor, en 1 Corintios 15. Versículos 55 a 57. 1 Corintios 15. Reciclos 55 a 57. Y sabemos que el contexto de este capítulo es la resurrección de Cristo, y así la confianza que los cristianos tienen puesto que Cristo ha resucitado. Como dice el reciclo 20. Mas ahora Cristo ha resucitado a los muertos, primicias de los que dominaron ese hecho. Y debido a la victoria de Cristo sobre la muerte, leemos en los reciclos 55 a 57, ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado la ley. Mas gracias y en dad de Dios que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Cristo ha vencido a la muerte, y por eso no tenemos que temerla. Pregunta, ¿tú temes la muerte? Honestamente, sabemos que la respuesta correcta es no, pero honestamente, es un miedo natural para los seres humanos, pero es un miedo completamente innecesario para el cristiano, porque la vida que esperamos es mucho mejor que la vida que vamos a dejar aquí atrás. Cristo ha vencido la muerte, Cristo resucitó, y por eso nosotros también vamos a ser resucitados. Pero no solamente una victoria que esperamos en el futuro, pues si leemos el versículo 58, le hemos dado práctica para el día de hoy. Pablo dijo, así que, hermanos míos amados, basado en lo que ya hemos leído, basado en la victoria de Cristo, así que, hermanos míos amados, estar firmes y constantes, creciendo la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo con el Señor no es en vano. Estén firmes, hermanos, estén firmes. Hay aflicciones, sí. Pero confiamos en Cristo, que ha vencido al mundo, que ha vencido la muerte. Podemos estar firmes y constantes en nuestro obra para Dios, en nuestro trabajo en la vida cristiana. Nuestro trabajo no es en vano. ¿Por qué? Porque nosotros trabajamos muchísimo. Porque nosotros naturalmente hacemos muchas buenas cosas. Nuestro trabajo no es en vano porque Cristo es victorioso, y nosotros somos victoriosos en Él, debido a Él. Por eso, no te desanimes. Si eres un cristiano, tú sirves a un Salvador que ha triunfado sobre la muerte, sobre Satanás, sobre todas las potestades espirituales, y debido a su victoria, tú también eres victorioso. Aunque hay tristezas en esta vida, es temporal. Porque Cristo venció la muerte, porque la tumba no tiene ningún control sobre Él ni nosotros. Porque Cristo ha vencido al mundo, aunque hay persecución, también es temporal. Aunque nuestros compañeros de trabajo, y nuestros amigos, y nuestros familiares, se burlan de nosotros, aunque ellos causan problemas reales en nuestras vidas, aunque ellos nos hacen sentir mucho dolor por sus palabras y por sus acciones, la Biblia dice que debemos un amigo más unido que un hermano, en Proverbios 18, o con el himno que cantamos, que debemos un amigo en Cristo. Aunque nuestra familia no entiende La Biblia dice que tenemos un hermano mayor en Cristo, dice en Hebreos 2. Tenemos un Padre Celestial que nos ama, que nos ha salvado. Tenemos una nueva familia aquí en la iglesia, el Cuerpo de Cristo. Y un día vamos a vivir juntos en la misma casa, en nuestras propias moradas, para siempre. Entonces, aunque sí sufrimos muchísimo en este mundo, amigos, compañeros, familia. Tenemos todo lo que necesitamos, un padre celestial, un hermano mayor, un amigo perfecto, una familia en Cristo. ¿Qué más necesitamos? Otra vez, yo no digo que es fácil, entiéndanme. No digo que es... No es fácil. Pero no depende de nosotros. Depende de Cristo. y Él es Dios, Él es todo poderoso y podemos hacer todo en Él, unidos a Él. Un día vamos a estar en el cielo donde dice, no habrá más muerto, ni llanto, ni clamor, ni dolor, porque el poder está. Por eso podemos soportar las pruebas, las tribulaciones de este mundo, porque Cristo es victorioso. O también aprendemos aquí, si regresamos a Juan 16, que puesto que Cristo es victorioso, aun cuando caemos en pecado, solamente es algo temporal. Veamos en los reciclos 29 a 32, por favor, de Juan 16. Le dijeron a sus discípulos, y aquí ahora hablas claramente, ninguna alegoría, dices, ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte, por esto creemos que has salido de Dios. Jesús les respondió, ¿ahora crees? Y aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos, cada uno por su lado, y me dejaré solo. Mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Los discípulos en este momento eran demasiado confiados. en sí mismos, en su propio entendimiento, en sus propios esfuerzos. Y Cristo quería decirles que iban a caer muy pronto. Cristo dijo, muy pronto ustedes van a estar esparcidos, van a dejarme solo. Es lo que pasó, ¿no? Cuando Cristo fue traicionado, detenido, todos los discípulos se huyeron, fueron esparcidos. dejaron a Cristo solo. Ellos iban a darse cuenta muy pronto que no eran tan fuertes como pensaba. Pero Cristo sabía, Cristo sabía muy bien lo que iba a pasar y por eso les dijo en el siguiente versículo que aunque iban a tener aflicciones, aunque iban a caer en pecado, deberían confiar porque él había vencido al mundo. Nosotros también podemos tener mucha confianza en esta promesa, porque también nosotros caemos en pecado, ¿verdad? No hay ningún perfecto aquí. Todos nosotros caemos en pecado. Nosotros no siempre resistimos cada tentación. Pero confiemos, ¿por qué? Cristo sí ha vencido al mundo. Cristo sí ha vencido todo pecado. Cristo sí venció toda tentación, y su victoria es nuestra. ¿Esta es excusa para vivir en pecado? De ninguna manera, ninguna manera. Pero al mismo tiempo debemos entender que tenemos confianza porque Cristo nos levanta. Cristo nos ayuda porque Él es victorioso. A veces es difícil para nosotros entender esto. Aunque no siempre vencimos cada pecado, siempre somos victoriosos. ¿Ustedes entienden esto? Es difícil. Es decir, en la vida diaria a veces caemos en pecado. Y en este momento no tenemos la victoria. Pero nuestro estado ante Dios es un estado victorioso porque estamos en Cristo y nadie puede quitarnos de Él. por esa confianza. No es excusa para pecar como queramos, pero cuando sí caemos, cuando pecamos, aunque no queremos hacerlo, deberíamos animarnos y levantarnos y seguir adelante, porque sí somos victoriosos, aunque hemos pecado, aunque hemos caído, todavía somos victoriosos, porque estamos en Cristo, unidos a Él, y Él también, o Él es victorioso. Entonces, hermanos, hay aflicciones en este mundo. Vamos a sufrirlas, sin duda. Pero tenemos confianza, porque Cristo ha vencido al mundo. Esa es nuestra única confianza. No dependemos de nosotros mismos. No dependemos de otras personas. No dependemos de lo que tenemos, no sé, dinero, posesiones o trabajo. No dependemos del gobierno. No dependemos de nada ni nadie más que Cristo. Y al final de este mensaje, yo quiero que veamos, para concluir, la primera parte del versículo 33, ¿Qué es el propósito de estas palabras de Cristo y el propósito de este mensaje? Cristo dijo en el versículo 33, estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. Porque en este mundo, hermanos, vamos a sufrir aflicciones sin duda. Debemos confiar en Cristo Debemos tener la paz en Cristo porque Él es victorioso, porque Él ha vencido al mundo. Es solamente por Cristo que una persona puede tener la paz. La paz con Dios en la salvación, que se llama la reconciliación. Y la paz en la vida cristiana, que es solamente posible en Cristo. La paz aún en los fosos más oscuros de la vida. Aunque experimentamos aflicción, debemos confiar en Cristo, porque Él ha vencido al mundo. Como dice en el Salmo 30, versículo 5, por la noche durará el lloro, pero la mañana vendrá la alegría. Quiero concluir con las palabras de Romanos 8. Todos juntos, por favor, leyendo en Romanos 8, versículos 31 a 39. No hay mejor manera para terminar este mensaje que con esas palabras inspiradas de la Palabra de Dios. Romanos ocho, reciclos treinta y uno a treinta y nueve. Yo voy a leer ustedes, sigan con la vista, por favor. Romanos ocho, empezando en reciclo treinta y uno hasta el final del del capítulo. ¿Qué pues diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros? El que no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. ¿Cómo no nos dará también con Él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió. Más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también procede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación? ¿O angustia? ¿O persecución? ¿O hambre? ¿O desnudez? ¿O peligro? ¿O espada? Como está escrito, por causa de ti somos muertos todo el tiempo, somos contados como ovejas de matadero. Antes, fíjense muy bien lo que dice, antes, en todas estas cosas, en toda aflicción, toda tentación, toda tribulación, dice, somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro, estamos seguros, que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni protestantes, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro. Amén. Vamos a orar. Nuestro Padre, te damos muchísimas gracias por tu palabra, por esos reciclos, esas palabras de esperanza, de amor que podemos leer, en las cuales podemos confiar. Gracias que, aunque hay aflicciones, aunque sufrimos mucho, podemos confiar porque Cristo ha vencido al mundo, porque Cristo es victorioso, y por eso nosotros, unidos a Él, también somos victoriosos. Señor, por favor, darnos esta confianza, este poder, este ánimo para esta semana. Ayúdnos a vivir de manera diferente, de manera más animada, más fortalecida, porque estamos dependiendo de Ti, de Cristo, y no de nosotros mismos. Ayúdnos a vivir en victoria, Señor, porque la victoria de Cristo es nuestra. Te damos gracias por Él, nuestro Salvador victorioso, y oramos en Su nombre. Amén.
Cristo es victorioso
Series Estudio sobre Juan
Cristo es victorioso. Aunque experimentamos aflicciones, debemos confiar en Cristo, porque ha vencido al mundo.
Sermon ID | 31152126233 |
Duration | 50:27 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | John 16:16-33 |
Language | Spanish |
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.