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Y miramos como el diablo es muy astuto y siempre sabe exactamente cómo atacarnos. Y miramos como él empieza haciendo a Eva dudar la bondad del Señor, aunque Dios había dado a Eva y a Adán todas las cosas para disfrutar, sino solamente un árbol. Empieza diciendo que Dios había dicho que no pueden comer de nada, ningún árbol. Pero entonces siguió diciendo que no iba a morir y negó las consecuencias del pecado. Y dijo que podemos comer y hacer lo que queremos hacer y no vamos a sufrir. Y entonces dijo, además de eso, Dios solamente está aguardándote de muchas cosas buenas de todos de la sabiduría que él tiene y quiere que no seas como él y por eso quiere quitarte todo lo bueno y miramos las mentiras que el diablo siempre está tratando de decirnos pero sabemos que el diablo no solamente nos tienta No solamente somos tentados por el diablo, pero también muchas veces somos tentados por las cosas del mundo y por nuestro propio corazón también. Vamos a seguir mirando como somos tentados esta noche siguiendo adelante con el próximo versículo aquí en el pasaje, pero primero vamos a buscar la ayuda del Señor. Pero gracias una vez más por tu palabra. Y gracias por el Espíritu Santo quien nos convence, quien nos enseña. Y pedimos que Él obre como solamente Él puede obrar en esos momentos que tenemos juntos. En nombre de Cristo pedimos esas cosas. Amén. Hace unos meses, en enero, en el estado de Missouri, había un partido de fútbol americano de los Chiefs que lastimosamente ganaron el Super Bowl. y estaban jugando en contra de los delfines de Miami. Y era interesante porque el equipo de Miami, de un lugar muy caloroso, vino a Kansas City en medio de enero y era uno de los partidos más fríos de toda la historia del NFL. Dicen que la temperatura Llegó hasta 4 grados bajo cero y en Celsius es 20 bajo cero. Y eso fue solamente normal. Cuando estaba soplando el viento, bajó hasta 27 bajo cero, que es como 32 bajo cero en Celsius. Pero aún así, el estadio estaba lleno. Y había aún personas sin camisetas para mostrar cuán fuertes eran. Y estaban allí mirando el partido, aún con un frío tan, tan terrible y aún un frío muy peligroso. Y estaba mirando este fin de semana que ya salió, que después de ese partido, varios tenían que ir al hospital por causa del frío, por la congelación, lo que llamamos en inglés frostbite. Y fue tan terrible que dicen que hasta unos 10 o 15 personas tenían que cortarles los dedos. tantos de las manos como de los pies porque estaban allí en ese frío tan tremendo. Y preguntamos, ¿cómo es que alguien hace eso? Entendemos si está trabajando o si está forzado para estar afuera. Pero ellos no solamente estaban afuera por su propia voluntad, pero la mayoría pagaron cientos de dólares para sufrir en el frío ahí afuera. Y la razón fue porque ellos tenían un amor más grande por ese partido que por su propia salud. Y ese amor tan grande por su partido les guió a negar su propia salud, negar su propio deseo para estar en un lugar cómodo y caloroso, para salir a un frío tremendo y aún sacrificar sus dedos para poder mirar ese partido, por ese amor tan grande que tenían para su equipo y para el partido. Y en verdad eso es lo que vemos en Génesis capítulo 3. Eso es la clave para todas las decisiones que hacemos. Hacemos las decisiones, escogemos eso y la otra cosa. ¿Por qué? Por lo que amamos. Y vemos en Génesis 3 que lastimosamente el diablo quería engañar a Eva y engañó a Eva para creer que Dios no era muy bondadoso, que Dios no era digno de su amor. Y como ella pensó que Dios solamente quería quitarle las cosas buenas, que solamente quería ponerle reglas, que solamente estaba tratando de estorbar su felicidad, menguó su amor por Dios. Y eso dio oportunidad ya para que ella podría caer en la tentación al pecado. Entonces vemos que la única manera de vencer un amor por el mundo es por medio de tener un amor grande por nuestro Dios. El amor por Dios vence el amor por el mundo. Y vamos a leer solo un versículo esta noche, pero vamos a usar otros pasajes para explicar más en detalle el versículo. Pero estamos en Génesis 3 y vamos a mirar el versículo 6. Y dice en Génesis 3, 6, Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría. Y tomó de su fruto, y comió. Y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Aquí vemos tres diferentes maneras en que el mundo nos tienta. Muchos de los predicadores y teólogos a través de los años han visto esas tres cosas en ese versículo que también se mencionan en dos pasajes más. Y quiero esta noche enfocarme en los tres pasajes en donde se habla de las tres maneras mayores en que el mundo nos tiente a nosotros. Y se puede ver ahí las tres maneras. Primeramente, era bueno para comer. Segundo, era agradable a los ojos. Y tercero, era árbol codiciable para alcanzar la sabiduría. Vemos esas tres cosas otra vez mencionadas al final de la Biblia en 1 de Juan capítulo 2. En 1 de Juan 2.15 dice, No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, Vimos que era agradable para comer, era bonito, era algo que parecía delicioso. Esos son los deseos de la carne. Los deseos de los ojos. Miró que quería tenerlo, algo que quería tener. Y finalmente, la vanagloria de la vida. Era codiciable para alcanzar sabiduría, el orgullo humano. Esas son las tres maneras que el mundo nos tienta. No proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre. Vemos aquí otra vez el amor. ¿Tenemos el amor por el mundo o el amor por el Señor? El amor que es más grande va a ganar. Si amamos más al Señor, no vamos a amar tanto al mundo. Si amamos más al mundo, no vamos a amar tanto al Señor. Otra vez dice ahí claramente en el versículo 15, si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Otro pasaje, Jesús dice, no podemos tener dos señores. O vamos a servir al uno y desachar al otro, o vamos a exaltar uno y dejar al otro a un lado. Solo podemos tener un amor más grande. Y ese amor va a afectar todas las otras áreas de nuestra vida. Y el último lugar a donde quiero ir, y ese es el lugar donde quiero enfocarme esta noche, es Lucas capítulo 4. En Lucas capítulo 4 vemos la tercera vez donde se menciona en esas tres áreas de tentación, y aquí vemos la tentación de Jesús. Y vemos aquí la manera en que Jesús nos muestra cómo vencer la tentación. Lastimosamente, Eva amó más al mundo que a Dios, y ella cayó en tentación. Pero Jesús, el segundo Adán, no cayó. Él venció la tentación. Y es por medio de su poder y siguiendo su ejemplo que nosotros también podemos vencer la tentación. Entonces, vamos a estar enfocándonos esta noche en Lucas capítulo 4 para explicar Génesis 3, 6. Empezando en versículo 1, dice Jesús lleno del Espíritu Santo volvió del Jordán. y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo, y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo, si eres hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Si recuerdas en Génesis 3, la primera cosa que dijo es que el árbol, la mujer vio que el árbol era bueno para comer. Parecía muy delicioso. Seguramente que ella casi podría probar, casi podría sentir el cuán delicioso era ese fruto. Muchos tienen muchas diferentes opiniones de cuál fue el fruto, si fue manzana, o si fue un plátano, o un mango, o quién sabe qué. Mi opinión es, no fue un fruto que nosotros conocemos, pero nadie sabe. No nos dice la palabra. Pero vio que ese fruto, sea cual sea, y vio que era delicioso. Y por buena razón. ¿Quién había creado ese fruto? ¿El diablo? No, como vimos hace dos semanas, toda la creación es de Dios. El diablo nunca ha creado nada. Entonces, seguramente que ese fruto sí fue delicioso, porque fue creado por Dios. Fue algo bonito porque fue creado por Dios. Pero no era para Eva y Adán para tomar, por lo menos en ese tiempo. No era para ellos. Entonces, aunque era la creación de Dios y era algo bueno, no era para ellos tomar de esa creación. Pero ella dejó a sus deseos naturales, un deseo bueno que Dios le había dado, para comer fruta. No hay nada malo con eso. De hecho, Dios le había dicho, debes comer de todos los árboles del jardín. Es algo natural que queremos comer, que tenemos deseos físicos. Y no solamente natural, es bueno. Si no comemos, habrá problemas. Es algo que Dios ha puesto en nosotros, la manera que Dios nos ha creado y es algo bueno. ¿Pero qué es el problema? El problema no es un deseo para comer, no es un deseo físico. Los deseos físicos en nuestro cuerpo no es el problema. El problema es cuando nosotros amamos más nuestros deseos físicos que amamos a Dios. Y eso es lo que vemos con Jesús. Jesús era humano y todavía sigue siendo 100% humano. Él tenía todos los mismos deseos que nosotros, sin la naturaleza pecaminosa, pero sí tenía hambre. Dice aquí claramente en Lucas 4 y en versículo 2, tuvo hambre. Él tenía un cuerpo igual como nosotros, un cuerpo que podría sufrir hambre, un cuerpo que tenía deseos naturales como los nuestros. Dicen hebreos que Él fue como nosotros en cada aspecto sino el pecado. Él fue 100% Dios, tenía la naturaleza completa de Dios, pero también tenía nuestra naturaleza en cada área, en cada aspecto sin el pecado. Entonces, Él, como cualquiera de nosotros, si no comemos por 40 días, tenemos hambre. Para muchos de nosotros, si no comemos por 40 segundos, tenemos hambre, ¿verdad? Pero Jesús no había comido por 40 días y su cuerpo seguramente estaba clamando naturalmente por la comida. Y otra vez, no había nada malo en comer. ¿Pero qué dice Jesús cuando el diablo le dice, si eres hijo de Dios, días de piedra que se convierta en pan? Versículo 4, Lucas 4, 4. Jesús respondiéndole dijo, escrito está, No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. ¿Qué está diciendo? Está diciendo que aunque tengo un deseo para comer, un deseo muy fuerte para comer, mi deseo para cumplir la voluntad de mi Padre es más fuerte. Y mi deseo para cumplir la palabra de mi padre, comer de su palabra, hacer su voluntad, es más fuerte que mi deseo para comer pan, aunque no he comido por 40 días. Y eso es la clave. Los deseos físicos son buenos, son naturales. Y no hay nada malo con cumplir esos dos deseos. Si siempre los cumplimos, en la voluntad de Dios. Y si siempre nuestro deseo para cumplir la voluntad de Dios es más fuerte y controla los deseos físicos. El problema es con Eva es que su deseo físico, viendo que era bueno para comer, llegó a ser más fuerte que su deseo para agradar a su Señor. De cumplir la palabra de Dios, hacer la voluntad de Dios. Jesús aquí está citando la Biblia y está citando un pasaje, como a lo mejor algunos de ustedes tienen allí el pasaje en sus Biblias de Deuteronomio capítulo 8. Miramos allí. Deuteronomio capítulo 8. ¿Qué es el contexto de esa frase? que suscita aquí, no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. Bueno, en Deuteronomio 8 tenemos aquí a Moisés. Están ya para entrar en la tierra prometida y Moisés está recordándoles de lo que han pasado para advertirles de las tentaciones que han tenido en el pasado. Y vamos a empezar a leer en el versículo 1 de Deuteronomio, capítulo 8, y dice, cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, si seáis multiplicados y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios esos 40 años en el desierto, para afligirte. para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, Más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. Moisés les recuerda que varias veces en el viaje a la tierra prometida, Dios había probado a Israel. ¿Cómo? Bueno, varias veces les probó con sed. Un deseo físico, un deseo natural, un deseo bueno. Es bueno tomar agua, beber. Necesitamos hacer eso para vivir. Pero, ¿qué pasó? Dios estaba probándoles para ver si amaban más a Dios o sus deseos físicos. Si querían hacer la voluntad de Dios y cumplir los mandamientos de Dios más, o si querían cumplir sus deseos físicos más. Varias veces les probó con hacerles tener hambre. Y a veces, como dice aquí, proveyó lo que necesitaban, pero no estaban contentos. Cuando Dios les dio pan, maná del cielo ¿Qué hicieron? ¿Se quejaron? Y dijeron estamos hartos de ese maná Queremos carne Queremos cumplir nuestros deseos Y Moisés dice mira ustedes estaban Tenían un amor más grande por sus deseos físicos Que cumplir la voluntad de Dios En vez de decir mi deseo más grande Es obedecer a Dios Y aunque eso significa no tomar agua por un tiempo o no comer carne por un tiempo, yo estaré satisfecho con hacer la voluntad de Dios. Jesús dice más luego en su ministerio que cuando sus discípulos le preguntan acerca de comer y que dicen mi comida es hacer la voluntad de mi padre. Y eso es su deseo más grande, más que cualquier otra cosa. Él dice, no solo de pan vivirá. ¿Por qué? Porque mi deseo más grande, aún más grande que mis deseos físicos, es hacer la voluntad de Dios. Conocer la palabra de Dios y hacer la palabra de Dios. Y eso controla mis otros deseos. Entonces, cuando es la voluntad de Dios comer, yo voy a comer. Pero en ese tiempo no era la voluntad de Dios, Jesús, comer. Dijo que de alguna manera Dios le había dicho, quiero que por esos días que tengas hambre. Y Jesús dijo que, aunque mi cuerpo yo quiero comer, tengo un deseo más grande para hacer la voluntad de mi padre. Y eso controla mis deseos físicos. Estaba también leyendo un artículo acerca de dos pilotos de Indonesia que estaban volando de un lugar para otro ahí en Indonesia. Y después de un tiempo, los que estaban en el torre que comunica con los aviones estaban tratando de hablar con los pilotos. Hablaron varias veces, están ahí, están ahí. Y por media hora no podían comunicar nada con los pilotos. Estaban muy preocupados pensando a lo mejor el avión se habrá ido a un lado, a lo mejor terroristas habían agarrado el avión o no sabían qué había pasado. Y después de media hora finalmente se dieron cuenta que los dos pilotos se habían dormido. Y habían tomado una siesta por media hora. Y nadie estaba volando ese avión por media hora. Gracias a Dios, nada pasó, sino que se desviaron un poco del camino al cual iban. Pero gracias a Dios, todos se salvaron. Pero había como 150 personas en ese avión. Y esos pilotos dejaron a su deseo, su deseo natural de dormir, ser más grande, más fuerte que su deseo de guardar las vidas de 150 personas. ¿Y cuántas veces nosotros somos así? Tenemos deseos naturales dados por Dios, buenos, de dormir, o de comer, o de tener matrimonio, otras cosas así, cosas buenas creadas por Dios. Pero ¿dónde está el problema? Cuando esos deseos llegan a ser más grandes que nuestro deseo de conocer y cumplir la palabra de Dios. Si esas cosas son más grandes, nuestro amor por el dormir, nuestra pereza es más grande que estar en la casa de Dios, ya ha llegado a ser una tentación, un problema. Necesitamos dormir. Pero tenemos que dejar nuestro deseo por la palabra de Dios cumplir su voluntad ser más grande que nuestro deseo de cumplir nuestro deseo de descansar. Tenemos que reconocer que agradar a Dios, nuestro amor por Dios hace que agradar a Dios es más importante que cumplir nuestros deseos físicos. Entonces, muchas veces somos perezosos. ¿Por qué? Porque nuestro deseo por descansar, natural, bueno, debe ser más importante que nuestro deseo de agradar a Dios, de hacer la voluntad de Dios. Lo mismo con la comida. Es un deseo bueno comer y debemos disfrutar de la comida que Dios nos ha dado. Pero algunas veces nosotros sabemos que no debemos comer por alguna razón. A lo mejor por nuestra salud, a lo mejor por otra razón sabemos que ya no debemos comer. Pero si nuestro deseo para comer es más fuerte que nuestro deseo de cumplir la voluntad de Dios, ya ha llegado a ser pecado. Y ya muchos cristianos lastimosamente dejan su deseo para comer comida vencer su deseo para agradar a Dios. Y ya su deseo físico, los deseos de la carne, como se dice en Primero de Juan, son más fuertes que nuestro deseo de agradar al Señor. Con la inmoralidad es lo mismo. El matrimonio es algo bueno, algo que Dios ha creado, algo que debemos disfrutar dentro del matrimonio. Pero cuando nuestro deseo para una relación física llega a estar fuera del matrimonio, Y vence nuestro deseo para agradar al Señor, ya llega a ser pecado. ¿Por qué? Porque estamos dejando nuestros deseos físicos controlarnos, en vez de controlar los deseos físicos por hacer la voluntad de Dios. Porque amamos más a Dios que a nosotros mismos. ¿Cómo podemos hacer eso? Solamente por pasar más tiempo con Dios. Cuando pasamos más tiempo con Dios, cuando llenamos nuestra mente en todo lo que Dios ha hecho por nosotros, en perdonarnos nuestros pecados, en morir por nosotros, en darnos Su Espíritu Santo, meditemos en todo quien Dios es, en Su santidad, en Su majestad, en Su bondad, todo lo que Él nos ha dado, vamos a estar más y más llenos de amor por Él Pero si nunca estamos meditando en Dios y siempre estamos meditando en comida o en dormir o en cumplir nuestros deseos físicos, entonces ese amor va a ser más grande que el amor por Dios. Y en vez de controlar nuestros deseos físicos, ellos van a controlarnos a nosotros. Y esa es la primera tentación, es ese deseo de la carne. Vio que ese árbol, ese fruto era bueno para comer. Y su deseo para comer la fruta fue más grande que su deseo para agradar a Dios. Cristo, aunque tenía hambre por 40 días, no convirtió la piedra en pan porque dijo, la palabra de Dios, la voluntad de mi padre es más importante para mí. Yo puedo controlar ese deseo físico, ¿por qué? Porque amo más la palabra de Dios, la voluntad de mi padre. Amor por Dios vence el amor por mundo. Porque si amamos a Dios, vamos a agradar a Dios más que nuestros deseos físicos. Pero no solamente eso, regresando a Lucas 4, seguimos leyendo y dice allí en versículo 5, Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo, a ti te daré toda esta potestad y la gloria de ellos, porque a mí me has sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú, postrado, me adorares, Todos serán tuyos. Recordando en Génesis 3, la segunda cosa, no solamente era bueno para comer, pero vio a la mujer que era agradable a los ojos. Vio ese fruto y dijo, wow, tan bonito es. Como decimos en inglés, tan shiny. Luce y es tan nuevo y bonito. Y solo quiero tenerlo. Quiero tener esa cosa. La misma cosa que siempre pasa a nosotros cada vez que vamos a la tienda. Por alguna razón, aunque tenemos las mismas cosas en la casa, cuando lo vemos nuevos en la tienda, pensamos, tengo que tener lo nuevo. Es más bonito. Por alguna razón, las cosas en la tienda siempre tienen un mejor sabor que las cosas en nuestro refrigerador, aunque es la misma cosa. ¿Por qué? Porque es esa cosa, quiero tener eso. Tener algo nuevo, poseerlo. Quiero tener esas cosas materiales Y eso es la segunda manera Que el diablo tiente a Jesús Le muestra todo Todos los reinos, todas las riquezas Todas las cosas Y el Señor dice que el diablo Es el príncipe del mundo Y por eso dice todo eso es mío ¿Por qué? Porque Él está en control del mundo Y Él dice puedo darte todas esas cosas Si solamente me adores Puedes tener esas cosas, puedes poseer todo lo que quieres si solamente pongas a mí primero. ¿Y qué es la respuesta de Jesús? Versículo 8. Respondiendo, Jesús le dijo, Vete de mí, Satanás, porque escrito está, al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. Lo que vemos aquí es que otra vez Eva miró ese fruto y pensó, ese fruto vale la pena perder mi relación con Dios para tener eso. Yo tengo que tenerlo, no me importa tanto andar con Dios, pasar tiempo con Dios, ese fruto es un tesoro más grande. Entonces estoy dispuesto a dejar mi relación con Dios, a quebrar mi relación con Dios. para tener algo. Lo mismo con Jesús, el diablo le tentó diciéndole mira puedes tener todas las cosas si solamente dejas a un lado a Dios. Esas cosas son más importantes que Dios. Tener esas cosas son más importantes que Dios. Otra vez en 1 Juan, como lo escribe, dice allí, los deseos de la carne, los deseos de los ojos. Lo que podemos ver. Vemos algo y queremos tenerlo. Estaba otra vez hablando Este fin de semana tuve el privilegio de ir con la escuela a un campamento de varones y allí estuve con el pastor interino de la iglesia en Inheritage. Es un pastor ya mayor, ya tiene 75 años de edad y ha servido al Señor toda su vida. Y fue un gran placer y de mucho ánimo poder hablar con él. Y él me estaba contando un poco de su ministerio y de su pasado. Y me contó de cómo cuando él se graduó de la universidad y se casó, Tanto su esposa como él, sus padres tenían muchas propiedades. Parece que estaban ricos y tenían varias diferentes propiedades que rentaban a otras personas y ganaban un buen dinero en rentar esas propiedades. Y dijeron los dos padres, tanto de su esposa como de él, dijeron, mira, acaban de casarse, van a necesitar dinero, vamos a darle varios de sus propiedades y pueden ganar mucho dinero y empezar bien el matrimonio con un buen dinero con rentar esas propiedades para ustedes mismos. Y él, se llama el pastor Sturzbach, él dijo, muchas gracias, pero no puedo aceptar esas cosas. Y ellos dijeron, ¿cómo? Y él dijo, bueno, el Señor me ha llamado para ser un predicador. Y si yo voy a poder ministrar y ir a cualquier lugar a donde Dios me llama y ser un pastor, no voy a tener tiempo de estar visitando todas sus propiedades todo el tiempo y asegurando que todo están pagando y todo está arreglado y de arreglar todas esas cosas. Me va a quitar mucho tiempo que tengo que usar para servir al Señor. Y ellos dijeron, Eres loco. Vas a ser pobre toda tu vida. Y él dijo, yo sé, yo voy a ser pobre toda mi vida. Eso es lo que Dios me ha llamado para hacer, para ser un pastor. No pienso estar rico. Y aún dijo a su esposa, antes de casarse con ella, mira, yo voy a estar pobre toda mi vida. Entonces, si no quieres casarte conmigo, no debes casarte conmigo. ¿Y saben qué? Él me dijo, hemos sido pobres toda nuestra vida. De hecho, ahora mismo puedes ir y mirar su casa. Ellos están viviendo en un tráiler muy pequeño con una carpa arriba porque la lluvia está entrando ahí en su tráiler de dos cuartos y un baño ahí en una escuela, con niños siempre gritando a todos lados. Imagínese una pareja ya mayor viajando a un lugar que ellos no conocen y viviendo así humildemente. Pero si llegas a conocer al hermano, y espero que un día llegan a conocerle, se llama el Pastor Sturzba, es uno de los hermanos más gozosos que jamás has conocido. ¿Por qué? Porque él un día, desde su juventud, decidió, yo creo que el Señor vale más que el dinero. Agradarle a él, servirle a él es un tesoro mucho más grande que tener muchas casas para rentar, de ganar un buen dinero. y ha vivido toda su vida pobre, pero contento. ¿Por qué? Porque escogió el tesoro correcto. Eva escogió tener ese fruto y tuvo el fruto, pero también quebró su relación con Dios. Y cada uno de nosotros tenemos que decidir cuál es más importante, cuál vale más, mi relación con Dios o esa falda nueva. esa casa nueva, ese carro más nuevo. ¿Qué vale más, tener mucho dinero en el banco o tener una buena relación con mi Dios? Y podemos a veces tener cosas buenas y no hay nada malo, otra vez, con tener cosas buenas. No hay nada malo con tener una casa grande o un carro nuevo y debemos proveer por nuestra familia. Eso es algo bueno. Pero otra vez, ¿cuál es más importante? Si tenemos que escoger Entre las dos cosas, tener esa cosa bonita o tener una relación fuerte con Dios, ¿cuál vamos a escoger? ¿Cuál tesoro es más grande para nosotros? ¿Cuál atesoramos más? En Mateo capítulo 24 leemos de alguien que escogió su tesoro. Mateo 26, versículo 14, dice así. Entonces, uno de los doce, que se llamaba Judas Iscoriote, fue a los principales sacerdotes y les dijo, ¿qué me queréis dar? Y yo os lo entregaré. Y ellos le asignaron 30 piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregar. Para él el tesoro más grande era 30 piezas de plata y con eso estaba dispuesto para quebrar su relación con su Señor. Y él vivió el resto de su vida feliz, contento con la decisión que había hecho, ¿verdad? ¿Qué atesoramos? ¿Atesoramos más nuestra relación con Dios o tener algo nuevo, bonito? ¿Qué es el tesoro más grande de nuestro corazón? Si amamos más a Dios, vamos a poder vencer el amor por el mundo. Y vamos a atesorar a Dios más que nuestros deseos materiales. Vamos a agradar a Dios más que nuestros deseos físicos. Vamos a atesorar a Dios más que nuestros deseos materiales. Y regresando a Lucas capítulo 4, la tercera manera en que el diablo nos tienta Dice en versículo nueve, y le llevó a Jerusalén y le puso sobre el pináculo del templo y le dijo, si eres hijo de Dios, échate de aquí abajo, porque escrito está, a sus ángeles mandará cerca de ti que te guarden y en las manos te sostendrán para que no tropieces con tu pie en piedra. Sabemos que todos los que usan la palabra de Dios están diciendo la verdad, ¿verdad? Si uno viene y usa un versículo, tiene que estar diciendo la verdad. No, sabemos que aun Satanás usa la palabra de Dios, pero lo usa de una manera inapropiada. No lo está interpretando correctamente según la palabra de Dios. Y tenemos que tener cuidado porque hay muchas religiones, muchas personas que dicen que están predicando la palabra de Dios, pero solamente toman un versículo, lo toman fuera del contexto y dicen mentiras, trastornan, como dice en el segundo de Pedro con las palabras de Pablo, que trastornan la palabra de Dios. Pero ¿qué está haciendo Satanás aquí? Está diciendo a Cristo, mira, si te echas aquí de encima del templo donde todos están mirando y los ángeles vienen y te agarran, todos van a ver cuán fuerte eres y todos te van a adorar. Y Cristo merecía la adoración. Pero no era la manera que Dios quería. Y el deseo más grande para Cristo ahora era glorificar a su Padre. de honrar a su padre, de obedecer a su padre. Entonces, ¿qué responde Jesús en versículo 12? Respondiendo, Jesús le dijo, dicho está, no tentarás al Señor tu Dios. Otra vez, en Génesis 3, la tercera manera en que la mujer fue tentada, vio que era bueno para comer, sus deseos físicos, era agradable a los ojos, quería algo para tener, y la tercera cosa era codiciable para alcanzar la sabiduría. Podría lucir que ella sabía tanto como Dios, que ella mismo era Dios. Eso es lo que ella quería. Otra vez, en primera de Juan, no solamente los deseos de la carne, físicos, los deseos de los ojos, cosas que puedo tener, pero la vana gloria de la vida. Las tres maneras en que el diablo nos tienta. Entonces, no solamente tenemos que agradar a Dios más que nuestros deseos físicos, atesorar a Dios más que nuestros deseos materiales, pero finalmente tenemos que reverenciar a Dios más que nuestros deseos orgullosos. Tenemos que reverenciar a Dios más que nuestros deseos orgullosos. ¿De dónde viene esa cita? Que Cristo da otra vez, viene de Deuteronomio, pero esa vez de capítulo 6. Si quieren mirar ahí conmigo, Deuteronomio capítulo 6. Dicen en Deuteronomio capítulo 6, Vamos a empezar a leer en versículo 13 de Deuteronomio, capítulo 6, versículo 13. Dice, a Jehová tu Dios te amarás y a Él sólo servirás. Y por su nombre jurarás. No andaréis en pos de los dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros contornos. Porque es el Dios celoso, Jehová tu Dios, en medio de ti está, para que no se inflame el furor de Jehová tu Dios contra ti. y te destruya sobre la tierra. No tentareis a Jehová vuestro Dios, como lo tentasteis en Masa. Está hablando aquí del hecho de que muchas veces nosotros queremos adorar a otros dioses, queremos quitar la gloria que solamente pertenece a Dios para tomarlo para nosotros mismos. Eso es lo que el diablo estaba tentando a Jesús. Estaba diciendo, no tienes que obedecer a tu padre. Toma todo la gloria para ti mismo. Y Jesús dice, no, no voy a tentar a Dios. Eso es lo que hicieron los israelitas. ¿Cómo tentaron a Dios? Trataron de tomar de él la gloria. ¿Y qué estaban haciendo? Estaban diciendo, Dios, tú no me vas a castigar. Yo puedo tomarte la gloria y nada me va a pasar. Y estaban tentando a Dios para castigarles. Y fueron castigados. Y cada vez que nosotros tratamos de tomar la gloria que solamente pertenece a Dios, estamos tentando a Dios a castigarnos. Porque estamos robando de Él lo que solamente pertenece a Él. Tenemos que, como dice allí en Deuteronomio 6, a Jehová tu Dios temerás y a Él solo servirás. Versículo 15. Él es Dios celoso. Él es el único que merece la adoración. Jehová tu Dios en medio de ti está. Tenemos que reconocer que Dios es el único que merece la gloria. Y nuestro orgullo siempre quiere tomar la gloria de Dios. Siempre queremos que otros nos reconocen. ¿Y qué hacemos? Nos enojamos cuando alguien más recibe la gloria que nosotros queremos. Siempre muchas veces aún servimos al Señor no para dar gloria al Señor sino para recibir la gloria para nosotros mismos queremos que otros ven cuán espirituales somos queremos que otros nos alaben queremos que otros miran que hemos hecho pero cuando hacemos eso estamos tentando a Dios Y solamente un reconocimiento que Dios Merece toda la gloria, si hago algo bueno Solamente es por la gracia de Dios Él merece la gloria, Él merece la adoración Y si yo trato de robarle su gloria Él me va a castigar Porque es Dios celoso, es el único que Merece la gloria y eso es lo que me Guarda del orgullo temiendo al Señor, reconociendo que Él solamente merece la honra y la gloria. Amor por Dios vence amor por el mundo. ¿Por qué Eva tomó el fruto? Porque Satanás había puesto en su mente que Dios no era digno de su amor. Solamente quería quitarle las cosas, solamente quería restringir su libertad, no quería darle todas las cosas y no habría consecuencias para su pecado. Y Eva empezó a decir, oh, a lo mejor Dios no me ama, a lo mejor Dios no es digno de la alabanza de mi amor. Y cuando el amor por Dios menguó, el amor por las otras cosas creció y tomó control. Cuando empezamos a escuchar todas las otras voces del mundo, cuando miramos todas esas cosas bonitas en la televisión y en Instagram, cuando empezamos a escuchar todas las voces que nos alaban, cuando miramos todas esas cosas que quieren agradar nuestros deseos carnales y no estamos en la palabra de Dios, no estamos en comunión con Él, no estamos meditando en Él, el amor por las cosas y por el mundo crece y el amor por Dios mengua. Y eso es cuando caemos en tentación. Tenemos que conocer a Dios y ser llenos de la palabra de Dios y adorar a Dios con todo el corazón y siempre crecer en nuestro amor con Dios y eso es lo que vence el amor por el mundo. El amor por Dios tiene que ser más grande que nuestro amor por el mundo. Entonces, vamos a querer agradar a Dios más que nuestros deseos físicos. No solo de pan vivirá el hombre, sino de cada palabra que salga de la boca de Dios. Yo quiero agradarle a Él, hacer Su voluntad, aún más que quiero cumplir mis deseos físicos. Solamente entonces vamos a atesorar a Dios más que nuestros deseos materiales. No voy a adorar a las cosas ¿Por qué? Porque reconozco que Dios vale mucho más. Su valor es más allá que todo el valor de todo el universo. Sólo a Él voy a adorar, no las cosas físicas. Y finalmente, no solamente vamos a atosorar a Dios más que nuestros deseos materiales, pero vamos a reverenciar a Dios más que nuestros deseos orgullosos. Cuando reconocemos que Dios es Dios, Creador, Sustentador, Dios de Dios y Señor de señores, mi Salvador, no voy a querer robar de Él la gloria. No voy a dejar mi orgullo guiar mis decisiones porque tengo un temor de Dios. Tengo una reverencia por Él. No voy a tentarle. a castigarme por medio de quitar la gloria que solamente pertenece a él. Y de esa manera voy a poder conquistar el amor del mundo. No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. ¿Por qué? Porque si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está. Todas las cosas, todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, la vana gloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa. Todas esas cosas, lo que vemos, lo que queremos, nuestro orgullo, todo pasa. Como escuchamos esta mañana, ¿verdad? Todo se va a quemar. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Oremos. Padre, gracias por tu palabra. Señor, caemos en tentación tan a menudo porque amamos más al mundo que a Dios. Estamos pasando mucho más tiempo meditando en las cosas físicas, en nuestros deseos carnales. en la gloria que queremos para nosotros mismos que pensando en quien eres. Señor, ayúdanos a meditar todo el día en la gloria de Dios. Ayúdanos a llenar nuestras mentes y corazones de la grandeza, la belleza, la bondad, el amor tan increíble que Dios ha tenido para con nosotros. Para que ese amor por Dios crece hasta llegar a controlar todos los otros deseos. Para que podamos vencer la tentación, no para lucirnos, pero para agradar a nuestro Señor, porque Él ha sido tan bueno para con nosotros. No podemos hacer eso sin tu gracia. Sin Cristo somos muertos. Es imposible hacerlo, solamente dependiendo en tu espíritu. Cuando andamos en el Espíritu, entonces no vamos a satisfacer los deseos de la carne. Señor, ayúdanos a andar en el Espíritu. En nombre de Cristo pedimos estas cosas. Amén. Terminemos cantando el número 440. Pon tus ojos en Cristo, tan lleno de gracia y amor, y lo terrenal sin valor será a la luz del glorioso Señor. Los buenos de pie, cantar el himno y ya vamos a quedarnos despedidos. 440, si necesitan los himnos. Amén. Señoros y señoras, nos estamos despidiendo. Gracias.
Las 3 Tentaciones
Series Génesis
Iglesia Bíblica Bautista Antioquia
Sermon ID | 311241618404457 |
Duration | 47:55 |
Date | |
Category | Sunday - PM |
Bible Text | 1 John 2:15-17; Genesis 3 |
Language | Spanish |
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