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Así que esta mañana vamos a seguir con el segundo sermón respecto al pacto que tenemos. Vamos a tener uno más. Empezamos la semana pasada y en la semana pasada estuvimos conversando respecto a la base, la importancia que Dios le da a la iglesia y también los requisitos básicos que se requieren para formar parte de la Iglesia de Dios. Esta mañana vamos a continuar hablando de la doctrina y la participación, nuestra participación activa en la Iglesia. Y vamos a estar usando como texto de base otra vez Efesios 2, 19 a 22. Y estuvimos viendo la semana pasada, por ejemplo, preguntas como ¿Cómo ve Cristo a su iglesia? ¿Le es muy importante? ¿O Cristo en sí le da la misma poca importancia que muchas veces nosotros le damos? Eso fue una pregunta que lanzamos al comenzar y vimos que realmente Cristo le da mucha importancia a su iglesia. Efesios 2, 19-22, voy a dar lectura a ese pasaje. Efesios 2, 19-22, dice así, así pues, ya no sois extranjeros ni advenidizos, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios. Edificado sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor, en quien también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. Y algunas de las verdades que vimos de ese texto, también de otras partes, se relacionan con cómo Cristo valora a su iglesia y hemos visto lo siguiente. Nosotros formamos parte de la familia de Dios. Dios nos une a Cristo en un solo pueblo. Cristo mismo es la piedra angular de la iglesia. Ese es el fundamento, la parte más importante de su iglesia. Él está construyendo para sí un edificio magnificente. Nosotros somos el templo santo en él. En el Antiguo Testamento tenían un edificio construido por piedras, pero ahora El templo actual no es de piedras inanimadas, más bien es de personas vivas. Y el Espíritu Santo mora en nosotros colectivamente, como su iglesia, como dice el versículo 22, en quien también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. La morada especial de Dios es en su pueblo, en su iglesia. Dios mora de una forma especial en su iglesia. Y también meditamos que somos el cuerpo de Cristo. Él es la cabeza y nosotros somos su cuerpo. Otro pasaje que vimos que complementa esto es Primero de Corintios 3, 16 y 17. Primero de Corintios 3, 16 y 17, respecto a qué es el templo de Dios y la importancia. No sabéis, dice en este pasaje, que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros. Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo. Y eso es lo que vosotros sois. Vosotros es el pueblo reunido de Dios. Así que el Espíritu de Dios mora en nosotros colectivamente como la iglesia. No es poca cosa jugar con la iglesia de Dios. Dios le tiene muy alta estima la iglesia, el cuerpo de Cristo, la morada del Espíritu Santo. Él no le tiene la muy poca estimación que nosotros muchas veces le damos. Así que eso es lo que, brevemente, lo que vimos la semana pasada respecto a la importancia que Dios le da a su iglesia. Y muchas veces decimos, bueno, sí, soy creyente, formo parte de la iglesia universal de Dios. Pero no es tan importante que me estoy reuniendo con una iglesia local. Y Por eso, la verdad principal que vimos y también que vamos a seguir viendo es que en la Biblia no hay lugar para el creyente solitario. La iglesia local es donde los creyentes vivimos en comunidad como el cuerpo de Cristo para su gloria y el crecimiento mutuo en él. La iglesia local es donde vivimos, donde mostramos que sí formamos parte de la iglesia universal de Dios. No hay lugar para el creyente solitario en la palabra de Dios. Dios siempre está formando para sí un pueblo, y ese pueblo se manifiesta en iglesias locales. Después de ver ese tiempo, esa verdad de la elevada posición que Dios le ha dado a su iglesia, pasamos a ver los requisitos más básicos para una persona a que forme parte de una iglesia local. Y obviamente primero es que tiene que formar parte de la iglesia universal. Y para formar parte de eso, uno tiene que haber arrepentido de sus pecados, de su rebelión contra Dios, para confiar solamente en Jesucristo. Tiene que ser creyente verdadero. Si uno no es creyente, si no forma así parte de la familia de Dios, ¿cómo puede formar parte real del cuerpo local de Dios, de una iglesia local? Así que solo confiando en la obra perfecta de Cristo, estamos unidos a él y podemos formar parte de su cuerpo, tanto universal como local. Y conjunto con la salvación, cuando uno recibe la salvación y ya forma parte del cuerpo de Cristo, debe ser bautizado. En el Nuevo Testamento, otra vez, no hay un lapso de tiempo entre ser creyente y el bautismo. El bautismo fue la señal externa de lo que había pasado internamente. Los creyentes o las personas creyeron en el Señor, se arrepintieron y fueron bautizados. Así que por igual, o perdón, en ese momento ellos se unieron a la iglesia local. Así que habiendo sido bautizado, ya estaban manifestando externamente que eran creyentes y así formaron parte de la iglesia local. Así que eso también nosotros tenemos como base, ser creyente y ser bautizado en el Señor. Y finalmente meditamos En la verdad, respecto a eso, si una persona tiene o dice que es creyente, su vida tiene que tener correspondencia con lo que su testimonio dice. Es decir, tiene que haber ha vuelto del mundo y está caminando hacia la santidad. Y en eso hablamos de que no estamos hablando de perfección en la vida cristiana, sino estamos hablando de una dirección, una dirección distinta a la anterior. Así que para formar parte de la iglesia local hay que mostrar ese cambio. Y eso se va manifestando. Y si no hay manifestaciones de eso en la vida de uno cuando se ha convertido, realmente no debe formar parte de la iglesia local. ¿Por qué? Porque es muy probable que su testimonio de fe es un testimonio no verídico. Así que, esas son las cosas que hemos visto la semana pasada. Muchas veces nosotros y la pregunta que lanzamos también la semana pasada es, muchas actividades, muchas veces lo que hacemos realmente no son conforme a las prioridades bíblicas. ¿Qué es la relación más importante que nosotros como creyentes diríamos que tenemos? ¿Cuál es nuestra relación más importante? Es con Dios. Eso es nuestra relación más importante, es lo que decimos de labios para afuera. Pero la pregunta es, si eso es lo más importante, nuestra relación más importante, ¿por qué no le damos la misma importancia a la iglesia que Dios le da? Dios le da mucha importancia a su iglesia. Es, se llama el cuerpo de Cristo, el pueblo santo de Dios, la morada del Espíritu Santo. Así que en esas prédicas estamos animando al compromiso bíblico que debemos tener con la iglesia local y en particular para los que formamos parte de esa iglesia con la iglesia bíblica Elión. Así que esta mañana Ya hemos dado un repaso breve de lo que hemos visto la semana pasada, y esta mañana vamos a ver tanto la doctrina como base, como nuestra iglesia, y también nuestra participación activa en la iglesia local. Y esa participación activa obviamente implica o tiene que ver con asistir a las reuniones, pero también tiene que ver con involucrarnos uno en la vida del otro. Así que vamos a estar viendo el bosquejo, los tres puntos ahí. La primera dice la conformidad con la doctrina de la iglesia local. Y dice en nuestro texto de Efesios 2, otra vez el versículo 20, Efesios 2, versículo 20, edificado sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo el edificio bien ajustado va creciendo para ser un templo santo en el Señor. Y obviamente estamos edificados sobre el fundamento, la enseñanza de quien los apóstoles y profetas y también obviamente con Jesucristo siendo la piedra angular. Lo que él enseña es lo que nosotros tenemos que tener por doctrina. Como iglesia nuestra meta es tener o es creer lo que se conforma a lo que Jesucristo ha enseñado, lo que los apóstoles han enseñado. Los apóstoles estaban con Jesús, recibieron su enseñanza y nos lo ha transmitido. En la iglesia de hoy hay varios errores y podemos decir muy obvias de cosas que no queremos caer en esos errores. Por ejemplo, tenemos la iglesia católica romana, que por los siglos que ha estado haciendo, tiene por decir la Biblia como fundamento, pero por otro lado tiene la tradición de bueno, de los padres, por decir, y también de la misma iglesia, cómo se va formando. Y es muy obvio para los que quieren estar averiguando que muchas de las enseñanzas de la iglesia católica romana no están en la palabra de Dios. Por ejemplo, el purgatorio, lo que se enseña de la Virgen María, los santos y muchas otras cosas que se enseñan, no están ahí. Así que nuestra meta como iglesia es mantenernos firmes sobre la palabra de Dios y no sobre tradiciones humanas. Pero también otro ejemplo que voy a usar es muchas iglesias cristianas y hasta evangélicas también, también trastornan la palabra de Dios. para hacerla, por ejemplo, más aceptable al hombre moderno. Se ajusta el mensaje al gusto del hombre. Por ejemplo, el evangelio muchas veces se comparta enfocando en los beneficios que la persona va a recibir. Y obviamente en el evangelio hay muchos beneficios que recibimos. Pero el punto del evangelio es volver de nosotros a Dios. para vivir, ya no para nosotros, sino para Dios, para su honra y gloria. Así que muchos en la iglesia cristiana hablan de los beneficios, hablando de si tú aceptas a Cristo, por ejemplo, van a decir, Dios te va a dar tal vez más dinero, te va a ayudar a resolver problemas personales o otras cosas que te van a ayudar a hacer, los cuales pueden suceder y en muchos casos deben suceder, pero eso no es el enfoque principal. Tú no eres el enfoque principal del Evangelio. El Evangelio tiene que ver con cómo Dios está redimiendo a un pueblo, a una iglesia, para su propia honra y su gloria, y que nosotros debemos formar parte de eso. Así que nosotros como iglesia queremos, y hay muchos otros ejemplos que podemos dar respecto a enseñanzas, doctrinas que están equivocadas. Así que nosotros como iglesia queremos mantenernos en la palabra de Dios, basado en la palabra de Dios. Solo voy a leer algunos pasajes que tienen que ver con esto. Segundo de Timoteo, segundo de Timoteo capítulo 4, Segundo de Timoteo capítulo 4, 2 a 4, y estoy leyendo de la Biblia de las Américas. Segundo de Timoteo 4, 2 a 4. Pablo dice a Timoteo, predica la palabra, insiste a tiempo y fuera de tiempo, redargulle, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción, porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo como son de oídos, acumularán para sí maestros conforme sus propios deseos y apartarán sus oídos de la verdad y se volverán amitos. Así que, eso es una exhortación de parte de Pablo para con Timoteo a predicar la palabra. ¿Y cuál es la palabra? Es lo que nosotros tenemos, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento. Otro pasaje, Gálatas 1, Gálatas 1. Gálatas 1, 6 a 9. Gálatas 1.6-9 dice, Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente, que en realidad no es otro evangelio, solo que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Pero si aún nosotros, un ángel del cielo, os anunciara otro evangelio contrario a lo que os hemos anunciado, sea anatema. Como hemos dicho antes, también repito ahora, si alguno os anuncia un evangelio contrario al que recibiste, sea anatema. Otra vez Pablo está diciendo a los de Gálatas que ellos ya estaban desviando de la verdad. Y realmente solo hay un evangelio. Así que nosotros también queremos mantenernos firmes en el evangelio. Y el ejemplo de la iglesia cristiana a través de todos los siglos se empieza una iglesia en particular y es firme, es fiel al Evangelio, enseña bien, pero poco a poco se va desviando. Y eso ha acontecido una y otra vez, con una denominación y otra denominación. Y así que a nosotros como iglesia, nuestra meta es realmente mantenernos firme en la palabra de Dios. Y hay iglesias que por mucho tiempo, sí, se han mantenido afirmes en eso. Pero realmente es un esfuerzo mayor, es un esfuerzo día tras día a estar evaluando las tradiciones humanas que pueden estar entrando a la iglesia local. Así que esos pasajes que hemos leído realmente es lo que nosotros queremos hacer, mantener lo que la palabra tiene como base. Y es por eso que nosotros usamos como base de doctrina la confesión bautista de 1689. Esa es nuestra confesión de base. También tenemos una confesión más resumida y otras cosas, porque creemos que es un resumen fiel a la palabra de Dios. Pero debemos entender una cosa, que esa confesión bautista realmente no es la palabra de Dios. es un resumen. Así que si en algún punto de esa confesión tenemos diferencias, después de realmente haber estudiado la palabra de Dios respecto al punto que enseña ahí, nos basamos en lo que nosotros entendemos que la palabra nos enseña. Y vamos a tener una discrepancia con la confesión. Pero creo que estamos muy seguros que aún si llegamos a tener algunas diferencias con esa confesión, realmente van a ser muy mínimas. Porque lo que hemos visto de esa confesión fue escrito por hombres muy piedosos que aman a Dios, que amaban la palabra de Dios. Así que estamos muy confiados de que nosotros como iglesia nos basamos en una muy buena confesión de fe. Y así que nosotros como iglesia tenemos ese resumen y… perdón Jaime, ¿sabes dónde están los… nuestro pacto? Ya va pasando el pacto que tenemos nosotros. encuentran, tuvimos la semana pasada y se me escapó pasarlos esta mañana otra vez, pero en el número 3 les voy a leer, dice en el pacto que los que van a formar parte de esta congregación dice, estoy de acuerdo con la confesión de fe, visión, misión, valores y estrategia de la iglesia bíblica, el yon, Entonces, y aún si tiene uno en casa, puede tener otro ahorita porque es para que podamos estar viendo. En el punto 3, ahí dice, estoy de acuerdo con la confesión de fe, visión, misión, valores y estrategia de la iglesia bíblica Elión. Así que nosotros tenemos a la disposición de todos nuestra doctrina y nos corresponde leerla y entenderla. Pero les voy a asegurar que no vamos a entender 100%. Entonces, no estamos hablando de un 100% de comprensión. Tampoco estamos hablando del 100% de estar de acuerdo, porque puede haber un punto menor en el cual realmente no entendemos o tal vez no estamos conformes, pero no puede ser realmente las bases más importantes que estamos poniendo. Así que eso es lo que nosotros vamos a enseñar como iglesia. Y si un hermano viene y ya hemos tenido experiencias, aunque nuestra iglesia es muy joven, con personas que han venido, tal vez enseñando o creyendo una doctrina diferente, por ejemplo, uno no creía o creía que un creyente verdadero puede perder su salvación. Tuvimos un hermano aquí creyendo eso, Le dijimos, bueno, estás bienvenido a escuchar, a participar, pero no vas a enseñar si tienes esa creencia, porque eso no creemos que es bíblico. Y eso es solo un ejemplo. Por otro lado, si alguien viene y enfatiza algo que no creemos que la Biblia enfatiza de una forma desequilibrada, También vamos a pedirle que desiste de hacer eso, porque queremos mantener el enfoque correcto bíblico. Y poco a poco, sí, vamos a poder estar viendo asuntos que son no tan centrales al evangelio y las cosas que necesitamos creer y hacer. Así que nosotros, como iglesia, tenemos esa base. Pero a la vez, si hay un hermano que tiene una discrepancia de lo que creemos y nos quiere conversar, hay manera de hacerlo. Es acercarse a mí, a los otros líderes, y podemos conversar. Porque si la iglesia está en error, queremos corregirnos o ser corregidos. Pero por otro lado, si el hermano que viene trayendo esa discrepancia está en error, vamos a corregirle a él. Así que no es que todo es caso cerrado, la Biblia realmente es nuestra base y si hay algo que estamos creyendo o haciendo erróneamente, queremos ser corregidos, pero también queremos ser de ayuda mutua para los hermanos que se congregan aquí. Así que en eso queremos animarles, eso tienen nuestra doctrina, esa confesión y también los otros documentos como la iglesia. nuestra meta como iglesia es crecer en Dios conforme a la sana doctrina, pero esa sana doctrina no se queda como solo una comprensión intelectual, tiene que manifestarse en nuestras vidas. Seguimos con el punto 2 de esta mañana, la participación activa en las reuniones. y en el pacto, en número cuatro en el pacto ahí que les ha pasado dice, priorizaré las reuniones de la iglesia no dejando de congregarme mientras oro y trabajo por la unidad del espíritu y en amor fraternal como corresponde a los miembros de una iglesia cristiana. Otra vez, priorizaré las reuniones de la iglesia, no dejando de congregarme mientras oro y trabajo por la unidad del espíritu en amor fraternal como corresponde a los miembros de una iglesia cristiana. Y eso, con eso, todo lo que vamos a ver el resto de la mañana, también vamos a estar viendo lo que hemos puesto como base. Nosotros le damos la misma importancia que Dios le da a su iglesia, a su iglesia local, las reuniones, estar con los hermanos. Por ejemplo, si el presidente, un rey, Te pidiera una audiencia con él, ¿qué harías? ¿Le darías muy poca importancia, diciendo, ah, ya, he olvidado, ha pasado la fecha, qué ha pasado? ¿O tenía que jugar fútbol ese día? ¿Llegarías tarde, como si él no fuera importante? ¿Cómo es que muchas veces somos tan negligentes respecto al compromiso y participación cuando somos convocados por el Dios de todo el universo? Cuando Dios nos convoca, ¿cómo es que somos tan negligentes muchas veces? Venimos cuando nos da la gana. Llegamos cuando nos convenga. Podemos decir que la falta de esfuerzo o interés realmente, ¿qué es nuestra excusa? ¿Qué es lo que decimos por esa falta de esfuerzo en eso? Bíblicamente podemos decir que esa falta de esfuerzo muestra una falta de interés en nuestro gran Dios y Salvador. Eso es lo que muestra. Pero eso obviamente no es solo para ustedes. También para mí. Es para todos nosotros. Como estaba enfatizando, Dios le da mucha importancia a su iglesia. Si somos hijos de Dios, pertenecemos a su familia, formamos parte de su familia y debemos darle la misma importancia que Dios le da. Y les aseguro que es imposible formar parte de la iglesia local sin participar en sus actividades. Por ejemplo, sin venir el domingo. ¿Cómo puede ser que una persona dice, formo parte de la iglesia local, pero nunca se ve en las reuniones de la iglesia? La manera de crecer juntos en el Señor, la manera de manifestar que somos el pueblo de Dios es estar juntos en las enseñanzas, otras actividades de la iglesia. Y obviamente no solo eso, pero hay más. En la Biblia, recuerden la verdad principal, no hay lugar para el creyente solitario. No hay lugar para el creyente solitario. Los cristianos de hoy, ellos piensan, o aquí se piensa, bueno, puedo ir a esta iglesia, este domingo, otra iglesia, otro domingo, tal vez voy, tal vez no, depende a cómo siento. Pero en la Biblia no hay lugar para creyente solitario. Si meditamos en los versículos de base, Efesios 2, 19-22, no voy a dar lectura a todo el pasaje, solo vamos a ver algunas de las palabras ahí. Y van a ver que están en plural. Esta carta fue escrita a la iglesia en Éfeso. Por ejemplo, 19 dice, ah, sois con ciudadanos. Hablando de quién? Los creyentes en la iglesia de Éfeso. Con ciudadanos de los santos. Sois de la familia de Dios. Formaban parte de la familia de Dios. Edificados, ¿no? ¿Quiénes? Ellos conjuntamente. También dice en versículo 21, en que todo edificio, un edificio no está construido con una sola piedra, es con muchas piedras. La familia de Dios, una familia, no solo una sola persona, es muchas personas. Y dice, todo edificio, juntamente edificados. Y la forma de que nosotros vamos creciendo en el Señor para la gloria de Dios es estar juntos. Uno no puede hacer eso en su casa a solas. ¡Imposible! Escuchando, por ejemplo, el sermón del domingo, lo que estoy dando ahorita, por ejemplo, en casa, y no estar, no es lo mismo. Necesitamos estar juntos reunidos. No podemos glorificar a Dios de una forma individualista. Glorificamos a Dios conjuntamente en la iglesia local como y existimos como el cuerpo de Cristo. Obviamente puede haber razones legítimas por no estar en una u otra reunión o actividad. Sí, hay razones legítimas. Tal vez realmente uno está enfermo. tiene otra razón legítima. Y como les mencioné en los anuncios de la semana pasada, lo que deseo en las próximas semanas es conversar los miércoles juntos como iglesia. Mi intención es lanzar todas las ideas o todas las razones, más bien, por las cuales no asistimos una u otra reunión. Y después juntos podemos conversar y evaluar si esta o aquella razón es bíblica. De esta forma podemos pensar, va a ser una manera de pensar juntos en lo que la palabra dice sobre nuestra participación en las actividades de la iglesia. Pero en sí, el punto aquí es que nuestra prioridad debe ser participar en las actividades, las reuniones de la iglesia. Y aún al comenzar esta iglesia, una de las cosas que evaluamos fue, y seguimos evaluando esto, tenemos demasiadas actividades. Porque nuestra vida está compuesta por varias cosas que sí necesitamos hacer. Obviamente, una de las más importantes es la iglesia. Pero no podemos estar aquí los 24 horas, 7 días a la semana. Dios también nos da otras responsabilidades de trabajo, de nuestra familia y de varias otras cosas. Así que como congregación estamos evaluando los tiempos que pasamos juntos. Y hemos evaluado diciendo que está bien lo que tenemos, las actividades. Así que si nosotros continuamos evaluando y viendo que sí está bien, la pregunta en sí es por qué en varias ocasiones hay falta de participación. Leo algunos pasajes que apuntan a estas verdades. Hechos 2, 42. Hechos 2, 42. Y en sí van a ver que es la misma estrategia que tenemos en nuestro boletín atrás, la estrategia número uno. Ahí es lo que dice en Hechos 2.42. Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles a la comunión y al partimiento del pan y a la oración. ¿Quién se dedicaba? Los creyentes. ahí en la iglesia. Perdón, Colosenses, pasamos a Colosenses 3, 15. Colosenses 3, 15 y 16. Colosenses 3, 15 y 16, dice, y que la palabra, que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo, y sed agradecidos. Que la Palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos, canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones. Que dice que la Palabra de Dios habite en abundancia en vosotros. ¿Quién es vosotros aquí? ¿La iglesia en? En ese lugar, Colossos. Dice, con todo sabiduría, enseñándoos, amonestándoos unos a otros. ¿Cómo puede hacer eso una persona a solas? Imposible. Es un mandato para esa iglesia y también es aplicable a nosotros. Hebreos 10, 23 a 25. Hebreos 10, 23 a 25. Y eso es el pasaje favorito cuando se habla de este tema. Aquí realmente es muy puntual. Dice, mantengamos, Hebreos 10, 23 y 25, mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza, sin vacilar, porque fiel es el que prometió, y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros y mucho más al ver que el día se acerca. Dice, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre. Y es en sí mandato de Dios congregarnos. Si no nos congregamos, estamos en pecado. No tenemos donde perdernos en eso. Si no formamos parte de una iglesia local como creyentes, si no nos congregamos regularmente con una iglesia local, estamos en pecado. El lugar principal donde nos animamos y nos exhortamos mutuamente está en la iglesia local, en las reuniones y el compañerismo que tenemos, los tiempos de oración que tenemos como iglesia. Eso es donde estamos animados, exhortados principalmente. Muchas veces cuando estamos desanimados o luchando con algo, Es exactamente cuando descuidamos nuestra participación en la iglesia. Cuando estoy desanimado, estoy un poco mal, eso es cuando dejo de asistir. Pero es en esos momentos que más necesito estar con los hermanos. necesito su ánimo. Y nosotros necesitamos estar creciendo en conocernos mejor para que podamos, sí, animarnos mejor en el Señor y a la vez exhortarnos. Pero también quiero abrir sus mentes a algo que no entendemos y muchas veces pasamos por alto, que es muy, bueno, que es muy perjuicial al cuerpo, que puede perjudicar al cuerpo. Muchas veces tenemos un enfoque muy egoísta respecto a si voy a participar en esta o aquella reunión. Es decir, depende de cómo siento yo. Pero el cuerpo es para ayudar al hermano. No tiene que ver solo con mi persona. Tiene que ver con cómo está mi hermano. Así que nuestra participación no debe ser enfocada en mi persona. Debe ser enfocada en, primero, mi relación con Dios y también en la relación que tengo con mis hermanos para animarles, exhortarles y ser de ayuda mutua entre nosotros. Es decir, debo estar pensando cómo puedo orar por este hermano, ayudar al otro hermano. Y nuestra decisión de participar o no participar en una iglesia, o en una reunión en particular, muchas veces es muy egocéntrico. Y eso es pecado, otra vez. Sí tenemos problemas. Nosotros sí necesitamos el ánimo del hermano. Debemos participar en esos momentos. Pero también necesitamos ayudar al hermano. Así que oremos que Dios nos ayude a abrir nuestra perspectiva, mente para ver la importancia de la iglesia local y nuestra participación activa en la iglesia. Y solo puedo dar el ejemplo para nosotros y creo que todos vamos a entender. En un domingo o un estudio en el tiempo de oración, Tenemos un buen grupo de personas, pero si solo hay dos o tres personas, ¿es motivo de ánimo? No, no es motivo de ánimo. ¿Y si es consistente? Por ejemplo, en algunas iglesias lo que hacen es tienen su tiempo de oración. Y es un tiempo específico. Y solo hay, tienen tal vez un iglesia de 60 personas, miembros. Y solo hay tres personas que están ahí. Y después dicen, bueno, tal vez es por el horario. Vamos a cambiar el horario. A ver si va a tener mejores resultados. Animan a los hermanos. Están y dicen, vamos a cambiar el horario para que pueden participar. ¿Cuál es el mejor horario? Fijen otro horario. Pero el mismo resultado, ¿qué muestra eso? Una falta de interés realmente en participar en eso. Y no es motivo de ánimo para los otros hermanos. Nos animamos mutuamente por participar, por ayudarnos mutuamente. Y ya un otro ejemplo puedo dar. Por ejemplo, damos una fiesta de cumpleaños por una persona, por mi persona voy a decir, y convocan a todos. Y solo dos que vienen. Voy a estar muy animado. No, para nada. Es que eso es lo que estamos haciendo con Dios. Le estamos dando muy poca importancia. Otra vez, sí hay razones legítimas por no estar en esta o aquella reunión. Pero si el patrón de nuestra vida es una no participación, estamos mal. No hay dónde perdernos. Y como iglesia queremos animarnos en eso, no sólo cuando estamos bien animados, más bien cuando estamos desanimados, para ayudarnos mutuamente en el Señor. Y eso es exactamente lo que nos lleva al tercer punto de esta mañana. El cuidado mutuo entre hermanos. La razón por la cual no descuidamos reunirnos es para que podamos cuidarnos mutuamente. Venimos el domingo no solo para escuchar un sermón. Venimos para animarnos en el Señor. Cuando estamos cantando, si solo se escucha dos voces, tampoco es motivo de ánimo, ¿no ve? Cuando se escucha todos cantando es motivo de ánimo. Después del culto, cuando todos desaparecen rapidito del culto sin conversar uno con otro es motivo de ánimo. No. Otra vez, es momento que podemos animarnos mutuamente. Y sí, hay momentos que es necesario que uno tiene que ir rápido. Sí, es verdad. Pero estoy hablando otra vez de nuestros patrones en general, a largo plazo. ¿Qué es nuestro esfuerzo para con los hermanos? Es conocernos mutuamente. O es solo realmente por decir, decirle a Dios, bueno, he estado en la iglesia, Dios debe estar feliz conmigo y puedo vivir el resto de la semana para mi persona. No es así. Otra vez el texto de base, solo voy a leer el versículo 21 y 22, 21 y 22, Efesios 2, Dice, en quien todo el edificio bien ajustado va creciendo para ser un templo santo en el Señor. En quien también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. El texto dice, bien ajustado va creciendo juntamente edificados. Esas son palabras que indican lo que Dios está haciendo en nosotros colectivamente. Y recuerden otra vez, la verdad principal de esta mañana. La iglesia local, en la Biblia, no hay lugar para el creyente solitario. La iglesia local es donde los creyentes vivimos en comunidad, como el cuerpo de Cristo, para su gloria y el crecimiento mutuo en él. Nuestro, perdón, número cinco de nuestro pacto, ya pueden agarrar eso otra vez, dice lo siguiente, Dice, participaré activamente en el cuidado de mis hermanos en la iglesia por medio de la oración, el ánimo y la amonestación mutuo. A la vez, me regocijaré cuando se regocijan y llevaré sus cargas con ternura en sus aflicciones. Participaré otra vez activamente en el cuidado de mis hermanos en la iglesia por medio de la oración, el ánimo y la amonestación mutuo. A la vez me regocijaré cuando se regocijen y llevaré sus cargas con ternura en sus aflicciones. Y podemos hablar, por ejemplo, eso es el compromiso que estamos hablando. No estamos aquí, cuando uno firma el compromiso, el pacto, no está diciendo que ya ha llegado, pero es una dirección que estamos tomando como iglesia. Vamos a animarnos mutuamente. Otra vez, no estamos hablando de perfección, estamos hablando de dirección. Y vamos a, ¿qué dice la palabra? Orar. uno por otros, orar uno por otros. Dice también animarnos mutuamente. Podemos hablar o podemos decir, por ejemplo, ya por este momento debemos saber que Víctor y Edward están buscando trabajo. Como iglesia, tanto en nuestras reuniones juntos, ¿Cómo durante la semana estamos orando por ellos? Hay otras situaciones de las cuales a veces nos enteramos, a veces no nos enteramos de salud, de problemas familiares que podemos tener. ¿Estamos orando por los hermanos en eso? También pedimos oraciones. de los otros humanos cuando nosotros estamos en problemas. Eso es lo que nosotros necesitamos hacer. Y eso es una actividad que no sólo se hace aquí, cuando estamos juntos. Se puede estar haciendo eso a solas también, ya recordando al hermano. Número dos, ahí está, dice, otra parte de ese de pacto dice, animarnos mutuamente en Cristo, animarnos mutuamente en Cristo. Cuando un hermano está desanimado, está luchando con un pecado, ¿cómo le animamos? Otra vez, no estamos hablando de algo que se hace solo aquí, en nuestras reuniones. Puede llamar, mandar un texto, tomar un café con un hermano, para animarle. Eso es lo que la iglesia local podemos estar haciendo. Y no solo es trabajo de los pastores y de los líderes. Es entre los mismos hermanos. Y vamos a leer un texto enseguida que habla explícitamente de eso. ¿Qué más dice? Dice, amonestarnos y exhortarnos mutuamente. Otra vez, eso muchas veces decimos, bueno, llamamos al pastor y vamos a decirle, este hermano está teniendo este problema para que él le visite. Puede ser el momento, pero muchas veces es algo que se debe hacer entre los mismos hermanos, exhortar y animar mutuamente. Y eso también no tiene que hacerse sólo aquí. En el punto anterior, enfatizamos la participación en las reuniones. En este punto, estamos enfatizando una participación en las vidas, uno del otro, más comprensivo, que puede estar en cualquier día, cualquier momento. Estamos pensando, orando por el hermano. Podemos tomar un café, mandarle un mensaje, decirle que estoy orando por él. Y después también dice, al final dice, regocijaré cuando se regocijan y llevaré sus cargas con ternura en sus aflicciones. Y eso tiene que ver con entrar al mundo de mi hermano compartiendo sus gozos y sus tristezas. Por ejemplo, hemos compartido el gozo del nacimiento del bebé de Edward y Lillian recién. Y la pregunta para nosotros como congregaciones, ¿hemos compartido eso realmente? Porque fue, sí, momentos difíciles también, pero en sí es, ha sido un gozo para ellos. Y nosotros como congregación hemos compartido eso. También hay momentos de tristezas en nuestras vidas. Estamos compartiendo eso. Entrando el mundo, compareciendo, no siempre teniendo palabras de exhortación, más bien es estar con ellos en tiempos difíciles. Cuando uno pierde un familiar, por ejemplo, a la muerte, uno fallece, ¿qué es lo que podemos hacer? No siempre es leer texto tras texto de la palabra, puede ser leer algo de la palabra, orar con ellos, O solo estar ahí presente, en silencio, guardando silencio, estando de apoyo para ellos. Eso es lo que estamos hablando como congregación, que nosotros necesitamos crecer en eso. Romanos 12, Romanos 12, versículo 3, en adelante. Romanos 12, de 3 a 16, dice, Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno. Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo individualmente miembros los unos de los otros, pero teniendo dones que difieran según la gracia que nos ha sido dada. Usémoslos si es de profecía, úsese en proporción a la fe. Si es de servicio, en servir. O el que enseña en la enseñanza, el que exhorta en la exhortación. el que da con liberalidad, el que dirige con diligencia, el que muestra misericordia con alegría, el amor sea sin apocresía, aborreciéndolo malo, aplicándoos a lo bueno, ser efectuosos unos con otros con amor fraternal, con honra, daos preferencia unos a otros, no seáis perezosos en lo que requiere diligencia. fervientes en espíritu, sirviendo al Señor, gozándoos en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicaos a la oración, contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad, bendecir a los que os persiguen, bendecir y no maldigáis, gozaos con los que se gozan y orad con los que lloran, tener el mismo sentir unos con otros, no seáis altivos en vuestro pensar, sino condescendiendo con los humildes, no seáis sabios en vuestra propia opinión y sigue el pasaje. Y esto habla, perdón, de nuestro trato mutuo entre nosotros y como nosotros debemos amarnos mutuamente. Por ejemplo, en versículo 10 dice, ser efectuosos unos con otros, con amor fraternal. Ser efectuosos, eso es algo frío, No. Nuestro amor para con Dios no debe ser un amor frío. El amor de Dios para con nosotros no es un amor frío. Es un amor así, un amor con afectuoso, cálido. Y así nuestro amor debe ser para con el hermano. Voy a dar un ejemplo. Voy a usar el ejemplo aquí en nuestra congregación. Otra vez Edward y Lillian han tenido un bebé, ¿no ven? Y la pregunta para nosotros es, ¿les hemos mandado un mensaje en esos primeros días, felicitando, diciendo que estamos orando o algo así? ¿O tal vez visitando? No estoy hablando solo de mi persona o de mi esposa. Estoy hablando de nosotros como congregación, de varios hermanos de la congregación. Hay otras situaciones, nos enteramos del accidente de Cristina la otra semana, por igual. Estamos muy alegres que ya está aquí. Y hay otros ejemplos, ¿no? Tanto de mi persona, mi familia, como de ustedes. Y la pregunta es, ¿cómo se manifiesta un amor fraternal? Es decir, después de tres, cuatro semanas, ah, escuché que has tenido un bebé. Cuando ya se ha publicado, ¿no? Recién, después de tenerlo, por ejemplo. O otro hermano que está pasando una prueba. A veces, sí, en el grupo, hay, se dice, ¿no? Varios hermanos, estamos orando por ti. Y eso está bien. Pero a veces, y aún textos personales a la persona, no tienen que estar en el grupo para que todos vean, pueden ser personales, en los cuales estamos animando, mandando un versículo, diciendo, te puedo ayudar en alguna manera. Así que, ¿cómo manifestamos amor fraternal entre nosotros? entre nosotros y eso es la pregunta que vamos a estar, seguir enfatizando aquí nosotros. Por otro lado, podemos decir, solo voy a citar un texto más en este punto, Gálatas 6, 1 a 2, Gálatas 6, 1 a 2, hermanos, Aún si alguno es sorprendido o en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre. Mirándote a ti mismo, no sé que tú también seas tentado. Gálatas 6, 1 y 2. Llevar los unos las cargas de los otros y cumplir así la ley de Cristo. ¿Qué es la ley de Cristo? Es de amor uno para con otro. Esa es la ley de Cristo. ¿Qué dice el versículo uno otra vez? Si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre. Tener compasión. Buscar el hermano caído, ayudarle, no condenarle. Cuando uno hermano está cayendo en pecado, ¿qué debe ser nuestra reacción? es animarle, exhortarle, pero conforme a eso, con mansedumbre. No existe ningún creyente que está exento a ser tentado o de caer en pecado. Dios ha diseñado el cuerpo de Cristo, la cual, esta es una expresión local del cuerpo de Cristo, para ayudarnos mutuamente en eso. Los que desean vivir la vida cristiana como creyentes solitarios muchas veces no ven su propio pecado y mucho menos van a aceptar la ayuda que necesitan de otros creyentes. La Biblia advierte que necesitamos cuidarnos mutuamente para no ser engañado y no caer en pecado. Hay muchos otros pasajes que hablan de eso, si ustedes quieren anotar. Hebreos 3, por ejemplo, 12 y 13. Hebreos 3, 12 y 13. Hebreos 3, 12 y 13. No vamos a leer. Hebreos 12, 12 a 17. Y hay otros pasajes que hablan Bueno, sí, mucho del Nuevo Testamento habla de nuestra interacción uno para con otro, como creyentes. Hay pasaje tras pasaje que nos exhorta a participar activamente en la vida uno del otro. Y solo podemos hacer eso en nuestras reuniones y también fuera de eso, animando y orando uno por otro, como podemos hacer. Así que voy a leer de vuelta el número cinco de nuestro pacto antes de concluir. Dice, participaré activamente en el cuidado de mis hermanos en la iglesia por medio de la oración, el ánimo y la amorización mutuo. A la vez, me regocijaré cuando se regocijan y llevaré sus cargas con ternura en sus aflicciones. Y eso es lo que nosotros como congregación queremos estar creciendo en eso. Y algunos, otra vez, hemos escuchado el comentario, bueno, el pacto que tenemos es demasiado duro, difícil, exigente. Puede ser. Pero es una dirección que estamos tomando. No estamos hablando de perfección. Y les aseguro que si nosotros como, bueno, individuos, si somos creyentes, si nos congregamos aquí, si no queremos formar parte de esta iglesia de esta forma, por decir más, formal, uniéndonos realmente a la iglesia, estamos en pecado. Estamos en pecado. En la palabra, no hay lugar para el creyente solitario. Y la forma en que nosotros, en iglesias locales, nos unimos, formamos parte de la iglesia local, es de una forma u otra. Puede ser más formal, puede ser menos formal, pero es de una forma u otra. unirnos realmente a esa iglesia local, tanto para ser, formar parte, ser activo en esa iglesia, de animar, exhortar, amar a los hermanos ahí para que crezcamos mutuamente en el Señor. Para ir concluyendo esta mañana, debo recordarles que Dios realmente le da mucha importancia a la iglesia local. Si somos creyentes, nos corresponde hacer lo mismo. Y él nos puede capacitar a entender y también comenzar a darle la importancia que él le da. También solo los creyentes verdaderos pueden formar parte de la iglesia local. Si hay una persona aquí esta mañana que no es creyente, no puede formar parte de la iglesia local. Lo primero es arrepentirse, volver de sí mismo a Dios, confiar solo en Cristo, en Cristo y su obra perfecta a favor de pecadores y para recibir el perdón de pecados. Y de esa forma llegas a formar parte del pueblo de Dios y puedes unirse a la iglesia local. Y para nosotros los que somos creyentes verdaderos debemos entender y recordar Otra vez voy a seguir insistiendo, no hay lugar en la Biblia para creyente solitario. No hay lugar. La iglesia local es donde nosotros vivimos en comunidad con el cuerpo de Cristo. Dios está formando un pueblo santo para su gran nombre. Debemos crecer en nuestra comprensión de la importancia de la iglesia y en darle a la iglesia la misma importancia que Dios le da. debemos ir creciendo en la sana doctrina. Y debemos estar animando uno al otro en nuestras reuniones. Debemos estar conociéndonos mutuamente, para que no solo en las reuniones, sino fuera de las reuniones, podemos animar, orar y exhortar uno al otro en Cristo. Somos el cuerpo de Cristo, somos la iglesia de Dios. Somos su pueblo. Si una persona aquí quiere inventar su propia religión y no unirse a la iglesia local, puede hacerlo. Pero no debe llamarse creyente que sigue a Dios. Está en pecado, por lo menos. Los creyentes verdaderos queremos formar parte de iglesias locales. Y eso es donde crecemos en Cristo. Existimos en comunidad. Y crecemos en comunidad. Y eso es para la gloria de Dios y para nuestra edificación. Para terminar, voy a leer Primera de Tesalonicenses. Primera de Tesalonicenses 5, 11 a 24. Primera de Tesalonicenses 5, 11 a 24. 1 Tessalonicense 5.11.24 que dice, Por tanto, alentaos los unos a los otros, y edificaos el uno al otro, tal como lo estáis haciendo. Pero os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que con diligencia trabajan entre vosotros. y os dirigen en el Señor, y os instruyan, y que los tengáis en muy alta estima, con amor, por causa de su trabajo, vivir en paz los unos con los otros, y os exhortamos, hermanos, a que amonestéis a los indisciplinados, animéis a los desalentados, sostengáis a los débiles, y seáis pacientes con todos. Mirad que ninguno devuelve a otro mal por mal, sino Procurad siempre lo bueno los unos para con los otros, y para con todos. Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús. No peguéis el espíritu. No menospreciéis las profecías. Antes bien, examinadlo todo cuidadosamente. Retened lo bueno absteneos de toda forma de mal, y que el mismo Dios de paz os santifique por completo, y que todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo, fiel es Él que os llama, el cual también lo hará. Así dice la palabra. Vamos a orar. Gracias, Señor, por esta mañana que Tú nos has dado de estar aquí. Y otra vez, Señor, creo que todos hemos sido exhortados, amonestados. Realmente, en algunos sentidos estamos en buen camino y también en otros no estamos muy bien como iglesia. Te pido, Señor, que tú nos ayudes a entender la importancia que tú le des a tu iglesia, el cuerpo de Cristo, la morada del Espíritu Santo. Ayúdanos, Señor, a realmente no menospreciar lo que tú estimas. Ayúdanos, Señor, a realmente darle importancia. Ayúdanos, Señor, a ajustar nuestra vida para que tengamos las prioridades que tú tienes. Ayúdanos a entender que existimos colectivamente como tu iglesia universal y también iglesias locales para tu gloria y para ayudarnos mutuamente en ti. Ayúdanos a entender que no existe un creyente solitario. Si queremos hacer eso, estamos en pecado. Y te pido, Señor, que en esta iglesia nos animamos no solo cuando estemos bien, sino cuando estemos mal también, y que podamos seguir conociéndonos, orando, exhortando y animando uno al otro en ti. Gracias por este día. Te pido por el pacto que estamos exponiendo y la importancia de realmente formar parte de la iglesia local. Ayúdanos como iglesia en tu nombre santo. Amén.
IBE Pacto #2 Doctrina y Participación
Series IBE Pacto de Membresía
VERDAD PRINCIPAL: En la Biblia no hay lugar para el creyente solitario. La iglesia local es donde los creyentes vivimos en comunidad como el cuerpo de Cristo para Su gloria y el crecimiento mutuo en Él. Por medio del pacto de membresía nos comprometemos a formar parte de este cuerpo local.
Escrituras tomadas de: La Biblia de las Américas® (LBLA®), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso. www.LBLA.com
Sermon ID | 311232228241453 |
Duration | 1:09:10 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Ephesians 2:19-22 |
Language | Spanish |
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