00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Consejería bíblica. Sabéis que he enseñado consejería bíblica en muchos diferentes contextos y de forma express muchas veces, pero una sola conferencia, eso es un tiempo récord realmente, ¿no? Pero quisiera compartir con vosotros las características principales de lo que llamamos consejería bíblica. En primer lugar, recordar que el libro obligatorio para el curso es El pastor y la consejería, de Jerem Pierre y Iván Rejo. Este libro está disponible en pdf online, producido por Nine Marks, también en papel, en el interior del indigno, quien quiera que lidlo. Y otro buen recurso es la revista que hemos recordado en alguna ocasión, también monográfica, de Nueve Marcas, sobre la consejería bíblica, en la cual hay varios artículos sobre diversos temas. orientados desde la perspectiva de la consejería mítica. También está en papel, también está en PDF. Ambas cosas, ¿no? El libro, que es lectura obligatoria, las preguntas de examen sobre este módulo tendrán que ver con la conferencia que vamos a escuchar ahora y con el libro. El libro tiene un énfasis más bien práctico. Hacen un trabajo excelente, creo que Jeremy y Deepak, para presentar que es la consejería bíblica como ministerio de la iglesia, cómo los líderes tienen que estructurarla, cómo llevar adelante el trabajo en casa, las sesiones, todo el contexto metodológico, es más un énfasis práctico, y lo que quisiera compartir con vosotros hoy es más un énfasis teológico, filosófico, antropológico, o sea, vamos a, en esta mañana, dibujar el marco en el cual se tiene que dar la consejería bíblica, el contexto, en el cual se da la consejería bíblica. Recordad también que tenemos otros buenos recursos traducidos en castellano. Editorial Peregrino tiene buenos libros de consejería bíblica. Algunos autores como David Ollison, Paul Tripp, también la editorial Poiema, muy comprometida con la consejería bíblica. Incluso su web tiene una sección sobre libros de consejería bíblica que va a ir añadiendo. Otros autores que conocéis seguro, J. Adams, Depp Tripp, Wayne Mack, Tim Keller, Jim Neuhauser, John McArthur, Ed Wells, todos ellos comprometidos con la consejería bíblica. Y antes de entrar en el tema en sí, me gustaría presentar un poco la importancia de este tema. ¿Por qué consejería bíblica? Lo cierto es que en muchos contextos académicos, seminarios y demás, no se le da el peso y la importancia que debería tener la consejería bíblica. Hay seminarios Hay otros en que es una optativa. Si quieres hacer el énfasis o la especialidad, pues entonces puedes tomar algunas materias de consejería bíblica. En otros centros teológicos, sencillamente ni se aborda el tema, lo que se hace es adoptar la psicología del mundo, exactamente igual como se enseñaría en la facultad de psicología e incorporarlo en el programa de un seminario teológico, lo cual es lamentable, entre otras cosas. Pero el tema en sí de la consejería bíblica, es tremendamente importante porque es la experiencia de muchos que se han formado en un seminario teológico y tienen bien preparada toda su historia de la Iglesia, su exégesis, su viejo y su hebreo, etcétera, etcétera, encontrarse con el día a día del ministerio y con los retos que supone, encontrarse en el despacho o al otro lado de la mesa con alguien que está hablando de una crisis matrimonial, o de su tendencia homosexual, o de su intento de suicidio, y quedarse el seminarista totalmente deshecho, pensando, a mí nadie me enseñó esto en el seminario. ¿Cómo se manejan ahora estas situaciones? Por eso la importancia de la consejería bíblica, porque somos llamados en el ministerio cristiano, estemos en el pastorado, en el diaconado, en la enseñanza, liderando grupos, siendo cristianos coherentes con la fe, somos consejeros bíblicos, no lo podemos evitar. porque en el momento que abrimos la boca y compartimos la visión de Dios sobre la vida y sobre las circunstancias que la persona está pasando, estamos cumpliendo ese rol de consejeros. Así que, la consejería bíblica es fundamental para la Iglesia, es fundamental para el ministerio cristiano, porque representa aplicar la palabra de Dios a los corazones, en la vivencia, en la situación en la que esté cada persona. Si no hay consejería bíblica, no hay ministerio. Si no hay consejería bíblica, no estamos cumpliendo la misión que tenemos como Iglesia del Señor. Si no hay consejería bíblica, no se está cumpliendo la Gran Comisión. Y vamos a entrar más en detalle en un momento al respecto. La consejería bíblica, tal como la conocemos hoy, no es un invento moderno, fue redescubierta en los años setenta por J. Adams, algunos libros conocidos de él como manual de consejero cristiano, capacitado para orientar, etcétera, etcétera. Rogeria Adams hizo lo mismo que Lutero en su época, lo que hizo fue redescubrir la verdad, no inventarla. Lo cierto es que la Iglesia ha practicado siempre, en todas las épocas, lo que llamamos consejería bíblica, que supone abrir la palabra del Señor y desde la óptica de Dios hablar a los corazones de las personas. ¿Cómo ha cuidado la Iglesia a lo largo de toda la historia del cristianismo. Ahora tenemos ese reto en mente porque el bombardeo desde fuera de toda la psicología y la psicoterapia es inmenso, pero la psicología moderna, tal como la conocemos hoy, no tiene más de 200 años. Entonces, ¿cómo se hacía esa cura de almas antes de que naciera? Antes de Freud, de Skinner y de muchos otros. ¿Cómo hemos aconsejado los últimos 20.000 años? Cuando lees autores como los puritanos ingleses, antes de algún psicoterapéutico, los puritanos ingleses eran auténticos pastores, auténticos médicos de las almas. Tú lees Joe Flavio, lees Richard Baxter y ves cómo hablan del corazón ajenos o no contaminados de todo lo que es el bombardeo de las psicoterapias de hoy día. Así que quería hacer una introducción incidiendo en la importancia del tema que estamos tocando. Es un tema sumamente importante. Y es un tema que incumbe a todos los cristianos de todas las denominaciones. Dicho de otra manera, hay creyentes y buenos creyentes que pueden diferir en muchos temas de segundo orden. Entre buenos creyentes y iglesias bíblicas, hay diferentes opiniones sobre bautismo, sobre el gobierno de la iglesia, sobre escatología, sobre la continuidad de los dones, etcétera, etcétera. Pero estamos todos de acuerdo en la Consejería Bíblica. Es un tema central, es un tema transversal, porque afecta a la misión de la Iglesia. Este tema afecta lo que la Iglesia es, lo que la Iglesia hace y lo que la Iglesia cree. Y vamos a ver, como os decía, ese marco teológico en el cual le marcamos una consejería bíblica. En el curso de los doctores estamos siguiendo los materiales de Nine Marks. Hemos leído todos esos libros sobre lo que es la membresía, lo que es el discipulado, lo que es la conversión, lo que es la pluralidad de ancianos, etc. Entonces, ¿cómo encajamos la consejería bíblica dentro de lo que es esa temática de las nueve marcas? Porque la consejería bíblica no es es hija de las nueve marcas. Dicho de otra manera, una iglesia que vive todo lo que hemos estudiado hasta ahora, una iglesia que está comprometida con lo que las nueve marcas son, la predicación expositiva, la membresía, la evangelización, la disciplina, necesariamente llegará a la conclusión de lo que es la consejería bíblica. Las nueve marcas son el tiesto donde la planta de la consejería bíblica nace, porque es el contexto en el cual crece. Pero si tuviéramos que destacar una de las nueve marcas como madre de la consejería bíblica, por supuesto, estaríamos hablando del discipulado. Consejería bíblica es otra forma del discipulado. Es un área concreta dentro del discipulado bíblico. Es otro nombre para el discipulado, porque, de hecho, la Gran Comisión nos envía a hacer discípulos. Ese es el único imperativo que encontramos En ese pasaje, en Mateo 28, 18 al 20. Y hacer discípulos, es el único imperativo en el griego. Todo lo demás son participios. Descríben cómo es ese hacer discípulos. ¿Sí? Yendo a dedicar el Evangelio, bautizándoles en el nombre del Padre del Coro y Espíritu Santo, enseñándoles. Todo eso es una descripción de lo que significa hacer discípulos. Pero la misión de la Iglesia es hacer discípulos. Ahora, ese hacer discípulos, nosotros lo llamamos de muchas formas según el contexto en el cual estamos haciendo discípulos. Cuando es desde el púlpito y hay una audiencia que escucha, es monólogo, eso lo llamamos predicación, pero estamos haciendo discípulos. Cuando es un contexto interactivo donde hay preguntas, le llamamos escuela bíblica, pero es hacer discípulos. Cuando es un grupo pequeño, le llamamos células en las casas, un grupo de discipulado, un grupo de crecimiento. Cuando... estamos educando, instruyendo a alguien para el camino de la vida cristiana, por ejemplo, preparando una pareja joven para el matrimonio, le llamamos también disciculado. Ahora, cuando esa pareja ya lleva 20 años casado y viene con un problema, le llamamos consejería. Es otra forma que toma el disciculado cristiano. Podemos decir, entonces, que la consejería bíblica es disciculado paliativo. curativo. El distipulado en general lo entendemos como preventivo, estamos instruyendo, estamos enseñando sobre lo que es la vida cristiana, preventivo. Ahora cuando el problema ya ha sucedido, ya tenemos el problema sobre la mesa, es cuando hablamos de consejería bíblica. Es distipulado curativo, reorientativo. Es distipulado en medio de la tormenta, es distipulado en medio de las dificultades, en medio del sufrimiento, en medio del dolor, en medio de la Un discipulado que quiere que el creyente vea la providencia de Dios, que vea la mediación del Señor Jesucristo, que vea la luz de la Palabra, que vea el poder del Espíritu Santo, aun en medio de las circunstancias que está viviendo. Y empiece a ver su vida como Dios la ve, y empieza a orientar su vida como Dios la ve, y tomar diferentes pasos. No tenemos que palabras, no es mucho, es solamente una hora lo haré hoy de esta manera, nueve marcas de una consejería bíblica. O sea, nueve marcas, nueve puntos esenciales que dibujan ese contexto en el cual la consejería bíblica será. Si estos no están presentes, no podemos hablar de consejería bíblica. Son ingredientes imprescindibles para la consejería bíblica. La primera marca, un entendimiento bíblico de la misión de la Iglesia. entender cuál es la misión de la Iglesia. Si consejería es discipulado, entonces la consejería bíblica es parte de la misión de la Iglesia, es una labor espiritual. Y esto es muy importante, porque muchos entienden que la consejería es algo secular, es algo profesional, es algo ajeno a la Iglesia. La Iglesia debe hablar solamente de nuestra vida de oración, nuestra relación con el Señor, Entonces ya cuando hay problemas con un adolescente, o de anorexia, o una crisis matrimonial, eso ya fuera de la iglesia. No, no, eso es parte de la misión de la iglesia, es enseñar a los discípulos de Cristo a guardar su palabra y vivir a la luz del Evangelio. Consejería bíblica es la misión de la iglesia, es hacer discípulos, y va más allá de un tiempo formal en un despacho con uno de los pastores. Cada pequeña conversación estamos haciendo consejería bíblica. Cuando un compañero de trabajo nos pregunta, mira, tengo esto en mi vida, ¿tú qué crees? Porque eres cristiano, ¿verdad? Estamos haciendo consejería bíblica. Cuando un hermano de la iglesia nos escribe un whatsapp con cualquier cuestión o pregunta sobre la vida y buscando sabiduría de Dios, es escuela, es consejería bíblica. Así que como labor espiritual, la consejería bíblica va más allá de lo formal. Consejería bíblica es todo aquello que es un canal o medio para compartir una visión bíblica, cristo-céntrica de la Palabra de Dios. Como hemos dicho en alguna ocasión, Dios nos ha creado como receptores de su consejo, de su palabra, y el ser humano es una esponja de consejería. O sea, todos nosotros bebemos de alguna parte, información para reorientar, interpretar y entender nuestra vida, y nuestros hermanos, la congregación, si no está escuchando la Palabra del Señor, está escuchando de otras fuentes. ¿Quiénes son sus consejeros? Para algunos, las lecturas. Para otros, los chats de WhatsApp. Para otros, los videojuegos, las conversaciones, la telenovela preferida. de dónde nuestra gente, nuestros jóvenes, nuestros hijos están bebiendo, porque de allá donde beban estarán conformando una misión de lo que es la vida, de lo que son sus metas, de dónde está la felicidad, de si hay problemas, dónde están las soluciones. Vamos conformando todo esto. Consejería Bíblica supone que desde la palabra tenemos tal impacto en los corazones de aquellos que nos rodean, que empiezan a ver la vida como Dios la describe y como Dios la ve. de manera que entienden cuáles son los problemas y cuáles son las soluciones desde la óptica divina, no desde la óptica humana. Como Iglesia somos llamados a predicar la verdad, y la verdad es la verdad que Dios consagra. La misión de la Iglesia no consiste sólo en hacer evangelismo. Si una Iglesia sale a convertir almas y piensa que con eso ha alcanzado o que ha cumplido su trabajo, se equivoca. La Gran Comisión no es sólo evangelismo. Hacer discípulos no es hacer conversos. De hecho, sólo Dios puede hacer conversos. Nosotros predicamos el Evangelio, pero es Dios el que toca los corazones. Nosotros no podemos hacer conversos. Nosotros tenemos el deber de hacer discípulos. Y es que cuando alguien viene a Cristo, ahí no hemos llegado a la meta. Ahí es donde empieza el trabajo de verdad. Que es compartirle la palabra de manera que guarde en su corazón todas las cosas, como dice la Gran Comisión, que guarden todas las cosas que el Señor los ha mandado. Y guardar no significa un concepto intelectual, un saber intelectual. Guardar significa vivir, aplicar. Construir la casa sobre la roca es escuchar y poner en práctica. Y eso es lo que tenemos que lograr con cada discípulo. Hacer discípulos, por tanto, es hacer seguidores de Jesús que aprenden y viven su palabra. Un discípulo es alguien que cada vez piensa más como Jesús, siente más como Jesús, decide más como Jesús, ama más como Jesús, más y más como Él. Se está formando por el poder del Espíritu en nosotros en la mente de Cristo, y eso es discípulado. Que los seguidores de Jesús cada vez se parezcan más a Jesús. Por eso decía antes, sin consejería bíblica no hay gran comisión, no somos capaces de llevarla a cabo. Primera marca, por tanto, un entendimiento bíblico de lo que es la misión de la Iglesia. La misión de la Iglesia es espiritual, consejería bíblica entra dentro de la gran cohesión. Segunda marca, tremendamente importante también, es el carácter cristo-céntrico del consejero. El carácter cristo-céntrico del consejero. Según el mundo, la labor de aconsejar es Conocer una técnica y aplicar una técnica. Da igual cómo sea el consejero, da igual lo desastrosa que sea su vida, o cómo esté viviendo, en su hogar, en su matrimonio, en su... Entendido, entendido. Según el mundo, aconsejar es aprender una técnica, manejar una técnica, y cuanto mejor sea la universidad a la que has ido y más años de experiencia en aquella técnica tengas, mejor, pero todo aquello está separado de lo que es el consejero en sí, en su carácter, en su ética, en su vida. En mis años de estudiante, en la Facultad de Psicología, esta fue una de las cosas que más me desmoralizaron. Conocer la vida de mis compañeros. Conocer la vida de mis compañeros y ver cómo desde la óptica del mundo se daba el énfasis en el conocimiento, en la técnica, no en el carácter, no en la vida. Y cuando más nos acercábamos a la graduación, y yo pensaba, les van a dar la licencia para aconsejar, afunamiento, amingamiento, yo consideraría un auténtico suicidio ponerme bajo el consejo de estos compañeros conociendo su vida privada, pero el mundo les va a dar licencia para aconsejar, porque está totalmente desgrimado, separado lo que es conocimiento, de carácter. Pero vemos que no es así en la Palabra de Dios, todo lo contrario. El carácter es fundamental. De hecho, cuando la Palabra nos da los requisitos para los pastores y los diáconos, ¿de qué habla la Palabra del Señor? De carácter. No habla de conocimiento. Lo único que raya un poco, toca un poco de forma tangente la cuestión del conocimiento es que habla de los ancianos con aptos para enseñar, o sea, de haber esa habilidad o capacidad de comunicar la Palabra, por supuesto, pero todos los rasgos de los diáconos y pastores se refieren al carácter. a la naturaleza espiritual, a cómo conducen sus hogares, a su templanza. Así que esta es una cuestión fundamental en consejería bíblica, es una labor espiritual, y como ministerio espiritual, Dios usa no técnicas terrenales, sino instrumentos humanos transformados por el poder del Evangelio. Así que el consejero bíblico ha de ser en primer lugar un cristiano cuya conversión y madurez sean evidentes y que pueda ser útil ayudando a los que son más débiles, dice Romanos 15. Así que los que sois más fuertes, son más fuertes, debemos soportar las plaquetas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos. Así que todo cristiano que tenga deseo de servir en la consejería bíblica, ha de avanzar y crecer en que nos describen pasajes como Tito 1, Primera Timoteo 3, que son las cualificaciones bíblicas para el ministerio cristiano. Por tanto, segunda marca, el carácter del consejero. Marca 3. La consejería bíblica descansa en la suficiencia de las escrituras. Bien, puede parecer obvio, pero sin tipia no hay consejería bíblica. la suficiencia de las Escrituras. Y este sería un tema para varias conferencias, pero sólo tengo cinco minutos para él. El tema de la suficiencia es fundamental en la Consejería Bíblica. Suficiencia significa que en la Palabra de Dios tenemos todo lo que necesitamos para la vida cristiana. Vemos 2 Timoteo 3, 16. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reevaluir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. No sé si es la descripción más contundente sobre lo que es la suficiencia de la palabra. Perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Y esto supone también lo que llamamos consejería biblical. Toda buena obra aún en medio de esa crisis matrimonial, aún en medio de esa dificultad, aún en medio de esa enfermedad. Toda buena obra. Suficiencia significa, por supuesto, que la Palabra no tiene error, que es perfecta, pero también que es todo lo que necesitamos para la consejería. Dice el Salmo 19 también, que la Palabra de Dios es perfecta que convierte el alma Es fiel y necesario al sencillo, es recta que alegra el corazón, es pura que alumbra los ojos, es limpia que permanece para siempre, es verdadera y justa. Por supuesto que en la Palabra de Dios está lo que necesito para mi vida espiritual, mi vida de oración, mi relación con el Señor, mi vida de iglesia, servir a mi hermano, pero la vida cristiana va más allá de aquello que algunos llaman espiritual, que es un campo tan pequeño y reducido. Es espiritual mi matrimonio, es espiritual mi hogar y la oración de los hijos. es espiritual como manejo mis finanzas, es espiritual como manejo mi tiempo. Así cuando según el Timoteo dice, instruir en justicia, ser perfecto, toda buena obra, esas expresiones están englobando mi vida como cristiano, como agradar a Dios en mi vida como cristiano y lo que necesito en las dificultades que vengan en esta vida. Y este punto de la suficiencia es muy importante, porque hay iglesias y hay cristianos que son capaces de suscribir la inerrancia, o sea, la liberación sin error. Eso ya es mucho en nuestros días, donde el liberalismo está por todas partes. Hay cristianos que pueden asumir ese concepto de la inerrancia, pero la suficiencia va un paso más allá. No sólo que la palabra no tiene error, sino que la palabra es lo que necesitamos para vivir la vida cristiana. ¿Suficiente para qué? Suficiente para todo lo que la Biblia se propone, suficiente para su objetivo, para su meta. Y dice San Juan de Pedro 1.3, que todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su vivida y amor. Sin esta convicción no puede haber consejería biblia. Si no estamos convencidos de la suficiencia de la palabra, entonces vamos a ir a beber de otras fuentes. vamos a intentar complementar la palabra, o incorporar cosas a la palabra. Y entonces sí dejamos la puerta abierta a las filosofías de ayuda del mundo, que como un caballo de Troya se han metido ya en el pueblo evangélico y han hecho estragos. Literalmente la psicología se ha metido como un caballo de Troya y ha hecho daño desde dentro de las congregaciones evangélicas. Dejadme resaltar tres daños grandes que ha hecho la psicología, y cuando hablo de psicología hablo de psicoterapias, en algún punto también quería aclararlo, en que hay campos de la psicología que pueden ser dignos, como la psicología de la educación, la psicología del trabajo, o sea, hay áreas de aplicación, pero allá donde la psicología pretende cambiar corazones y tratar asuntos que la palabra directamente trata, como es el matrimonio, la ansiedad, los temores, se están intrapretando la iglesia. Tres grandes daños que la psicología ha hecho a la iglesia evangélica. En primer lugar, ahogar el evangelio, para que muchos púlpitos prediquen más un psico-evangelio, de intentar agradar a la gente, de inflar el ego, de autoestima, de humanismo. En segundo lugar, la psicología ha hecho otro gran daño, que es llenar las iglesias de gente bondada. de gente que piensa que tiene un problema psicológico, o sea, que está enferma, pero realmente es incapaz de luchar con su pecado y de luchar contra su falta de santidad. Llenar la Iglesia de gente humana. Y en tercer lugar, comunicar claramente a los pastores y predicadores de la Palabra que somos ineptos y que no pueden tratar los asuntos que el mundo llama psicológicos, sino que hay que ir a un gurús de nuestro tiempo tres grandes males de la psicología, agote pronto el resto del tiempo. La realidad es que no existe tal cosa como psicología cristiana o psicología evangélica, no existe, es un mito. Hay cristianos que platican la psicología, cualquiera de las muchas corrientes psicológicas que hay ahí fuera, psicoanálisis, conjuntismo, conmitivismo, pero no existe una escuela o una corriente que se llame psicología evangélica o psicología cristiana, no existe tal cosa. sino que es la misma psicología que hay en el mundo, con algún versículo bíblico espolvoreado por encima para consumo evangélico. Eso es lo que se llama psicología evangélica. Una frase tremenda de un psicólogo humanista, Maurer, que veréis hoy de alguna ocasión, ha vendido la fe evangélica, su derecho de primogenitura, por un botaje psicológico. Eso describe muy bien lo que está sucediendo en muchos Y es un error definir la psicología o las psicoterapias como ciencia, porque realmente son filosofías de ayuda. Y algunos dicen que toda la verdad es verdad de Dios, pero hay que ir con cuidado, toda la mentira es mentira del diablo. Y ninguno de nosotros beberíamos un vaso de agua pura sólo con una gota de veneno o con una gota de agua de la cloaca, ¿sí? Deja de ser pura. Las Escrituras son suficientes porque son esa agua pura y fresca confiable de parte de Dios para nosotros. Y la suficiencia de las Escrituras significa que con la Palabra tenemos ese agua que salve la sed y tenemos lo necesario para vivir como cristianos. Y para orientar aquellos temas que el mundo llama psicológicos y nosotros llamamos espirituales. Lo que pasa es que el mundo y la psiquiatría ha acuñado sus temas con términos psicológicos, por eso nos puede parecer que la palabra no es suficiente. Si yo busco bulimia en la concordancia no lo voy a encontrar, ¿verdad? Diré hay ningún versículo que hable sobre la bulimia, o la manía, o la neurosis. Pero si en vez de hablar de fobias hablamos de temores, si en vez de hablar de depresión hablamos de tristeza, si en vez de hablar de codependencia hablamos de temor al hombre, si apuñamos los problemas humanos, los reinterpretamos a la luz de las escrituras, empezamos a ver que la palabra habla. confiable del Señor. La Biblia es suficiente, el problema es que nosotros no la conocemos lo suficiente ni la aplicamos lo suficiente. Ahí está el dilema. Pero es fundamental, por eso he dedicado más de cinco minutos a este tema, la suficiencia de las escrituras. Porque si es Biblia más Freud, ya no es consejería bíblica. Si es Biblia más Skinner, ya no es consejería bíblica. Si es Biblia más Rogers, ya no es consejería bíblica. Es consejería bíblica cuando entendemos que es suficiente la Palabra de Dios. Intentamos explorarla, conocerla y aplicarla a nuestras vidas. Marca número cuatro, también fundamental, fundamental, la santificación progresiva. Cuando hablamos de santificación entendemos que hay un proceso inicial de santificación, por supuesto, aquel que viene a Cristo es santificado en su conversión y hay un cambio radical en su vida, esto lo apreciamos todos, es capaz de dejar pautas de comportamiento y vicios y costumbres y lenguaje, somos liberados de la esclavitud del pecado. Hay también un aspecto final de la santificación, cuando estemos en la gloria seremos absolutamente, completamente, perfectamente santificados. pero entre el pasado y el futuro estamos siendo santificados. O sea, el Señor está trabajando en nuestros corazones, nos está haciendo aquello que íbamos a hacer por toda la eternidad. Igual como el que repara un jardín y pone un césped nuevo y sale la mala hierba entre el césped, tenemos que ir a arrancarla, el cristiano durante toda su vida está luchando con cosas en su corazón, con su pasado, con sus vicios, con sus ídolos, con sus temores, Estamos siendo transformados por el Espíritu del Señor para ser aquello que Él quiere que seamos. Y mientras la consejería del mundo se centra en cambiar las circunstancias que rodean a la persona, la consejería bíblica se centra en cambiar a la persona en medio de sus circunstancias. Y esto es fundamental. Eso es lo que llamamos santificación progresiva. Fijémonos que desde el Edad estamos luchando con esto. Dios le pregunta a Adán y Edad echa la culpa afuera. Es que Eva, es que la mujer que vendiste, y pregunta a Eva y Eva también echa la culpa afuera, a la serpiente. Cuando Dios está interesado en Adán, De la misma manera, el hombre hoy en día pretende hacer como Adán, y en vez de asumir responsabilidad, asumir culpa, tener que cambiar, pedir perdón, sentir vergüenza, todo eso, lo que hace es, y las psicoterapias son unas artistas en todo esto, es mirar hacia afuera y echar la culpa hacia afuera. Es cuestión del ADN, del pasado, del sistema educativo, de las hormonas, de la constelación familiar. de los conflictos intrasídicos, de las contingencias ambientales, siempre fuera, nunca yo. Y ese siempre fuera, nunca yo, lo que hace es victimizar a la persona, yo no he hecho nada para llegar aquí, yo no puedo hacer nada para salir de aquí, y hundirla en un pozo de auto-comiseración, el mismo sistema psiquiátrico que dejaría encerrado de por vida. Incluso algunos sistemas pseudo cristianos hacen lo mismo, pero con lenguaje evangélico. Esto es un demonio que hay que sacar de dentro. Esto es la influencia del Espíritu en el mundo. Esto es una maldición generacional, donde la Palabra de Dios nos está diciendo claramente, es a ti a quien te quiero cambiar. Es que, otra verdad fundamental, la meta en la consejería del mundo es la felicidad, la meta en la consejería bíblica es la santidad. Y a veces la santidad implica no felicidad. Ahí está el gran nivel. Recuerdo aconsejando a una hermana una hermana que estaba caminando fuera del camino del Señor, y quería hacer las cosas a su manera, y la estaba exhortando, ¿verdad?, y me dijo, pero, pastores, ¿usted no quiere que yo sea feliz? Yo le dije, sí, sí, puede ser, sí, pero no es mi trabajo que seas feliz. Mi trabajo es que seas santo. Y eso a veces puede suponer tristeza, pero una tristeza que nos lleva a un pie mayor, porque es agradar al Señor. El Señor trabaja en nuestros corazones, aún en la adversidad. Santificación progresiva, santidad, esa es la meta de la consejería bíblica. No buscar la felicidad, esa es la consejería del mundo. Quinta marca, una antropología bíblica. Si nuestro objeto de trabajo es el corazón, es la persona, y no vemos la persona como Dios la ve, nunca vamos a estar trabajando bien. Aquel que quiere reparar un coche y no sabe dónde están las piezas, no lo va a reparar, ¿verdad? ¿Cuál es nuestra antropología bíblica? ¿Cómo vemos al ser humano? ¿Lo vemos como la Palabra lo ve? Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. Creemos que Dios creó al hombre del polvo de la tierra y sufrió en el aliento de vida. Hay dos sustancias que componen el ser humano. Polvo de la tierra y el aliento de vida. Una sustancia material, una inmaterial. La material, la palabra la llama cuerpo, la llama carne. La inmaterial, la palabra la llama alma, espíritu, mente, hombre interior, pero el término más general es corazón. Así que tú y yo somos un cuerpo y un corazón viviendo en un duplex, inseparable. Un hombre exterior, un hombre interior, un yo visible y un yo invisible. Esa es nuestra antropología bíblica. Tentamos ver así, al ser humano. Es bipartito, no es tripartito. La expresión de Primera Testamento de Génesis 5.23, espíritu, alma y cuerpo, es la única vez que aparece en toda la Biblia y no está describiendo de forma comprensiva al ser humano, es una lista no exhaustiva. Espíritu, alma y cuerpo, como Pablo podría haber escrito muchos otros términos. De hecho tenemos otras tricotomías en la palabra. Deuteronomio 6.5 habla de corazón, alma y con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Ah, entonces con mi mente, ¿no? Usa tres términos para describir la persona humana, pero podría haber usado más. Mateo 22.37 habla de otra tricotomía diferente, corazón, alma y mente. De hecho, encontramos una cuatricomía en Marcos 12.30. Corazón, alma, mente, fuerzas. Cuatro, y decimos que hay cuatro partes de la persona humana. Esas enumeraciones no son un libro de teología sistemática sobre antropología, necesitamos leer toda la palabra para entender cuál es la antropología bíblica, y entendemos que estamos formados por un alma y un cuerpo, y que alma y espíritu son sinónimos, y hay pequeños matices semánticos de lenguaje, pero no matices montológicos. El alma y el espíritu es lo mismo, se refiere a esa misma parte inmaterial de mi ser, Ahora, la idea tripartita, en base a un solo versículo, Primeras Desaliciencias 5.23, ha cobrado mucho éxito, en especial desde los años 50, con Clyde Laramore y otros psicólogos cristianos, porque da pie a la entrada de la psicología dentro de la Biblia, dentro de la Iglesia. El argumento era el siguiente, si tienes un problema físico, debes ir al médico, si tienes un problema espiritual, debes ir al pastor, si tienes un problema del alma, o psicológico, tú decides ir al psicólogo, espiritual no hay cuerpo. Tres cuentes de problemas, tres profesionales. El problema es que el psicólogo toma todo aquello para sí, en su lista, que pertenece a la pastoral. El argumento tricotómico ha sido usado por muchos autores evangélicos, pero es falso, no es una antropología bíblica, para nada, es más bien una excusa. Todo aquello que no es físico es espiritual, todo aquello que no es espiritual es físico, Y esa área mítica de problemas psicológicos se desvanece. No hay cabida a una tercera clase de problemas para los cuales necesitemos de la psicología del mundo. Todo aquello que no es físico es espiritual. Todo lo que no es espiritual es físico. Y muchas veces es una combinación de ambas cosas. Con un origen espiritual, un problema físico. Con un problema físico, una cuestión espiritual. Se entremezcla, porque como decía antes, somos un dúplex inseparable. Así que el ideal es que el consejero bíblico trabaje con un médico cristiano que tenga esta misma visión de la consejería bíblica, para entender cuándo es un problema de la cuestión del alma y cuándo le está pasando a mi cerebro o a mi hormona. Pero eso lo dirán exámenes médicos. Así que esa es la antropología bíblica. Somos un corazón que se expresa a través de un cuerpo. Como dice el catecismo de Heidelberg en su pregunta primera, pertenezco en cuerpo y alma, en la vida y en la muerte, a mi fiel salvador Jesucristo. Como dice Pablo II Corintios 4, 16, el hombre exterior se desgasta más el interior se lo mueva de día en día. Esa es nuestra antropología. Es el ser humano, tal como Dios lo creó y como nosotros lo vemos. Y como veremos en un momento, el mundo observa lo exterior, o sea, los problemas orgánicos, los síntomas físicos, y aquello le llama enfermedad. Pero nosotros que entendemos que hay un corazón dentro que se expresa, no nos quedamos solamente con la apariencia de los síntomas o de las emociones, sino que entendemos que hay un corazón que se está expresando, a través de ansiedad, ira, depresión, cualquier otra emoción. Marca el número seis. algo que evidentemente está en consejería bíblica y no está en otros sistemas de ayuda, la realidad del pecado. La realidad del pecado. Y algunos critican injustamente a la consejería bíblica diciendo que, bueno, para los consejeros bíblicos todo es pecado. Siempre hablando de pecado. Todo lo atribuyen al pecado. A ver, hermanos, es que el pecado es nuestro es que el pecado es la enfermedad del alma. ¿Le podéis imaginar esta vida sin pecado? ¿Que nunca hubiera existido, que nunca hubiera entrado? ¿Acaso no vienen todos nuestros problemas del pecado? Ahora, hemos de entender el pecado en sus tres dimensiones, o en sus tres aspectos. En primer lugar, pecado con P mayúscula, o sea, que vivimos en un mundo caído por el pecado, original. Creemos que el hombre fue creado perfecto, pero cayó por su propia transgresión. En Adán caímos todos y ahora esta tierra está maldita por causa del pecado, pecado con P mayúscula, pecado original. Por eso sufrimos crisis económicas, tsunamis, terremotos, cáncer, sequía, gripe, catacos, como yo tengo hoy, por el pecado con P mayúscula. En segundo lugar, pecado con P inúscula, personal. Por supuesto que acarreamos consecuencias de nuestras decisiones, de nuestros pecados, de nuestras preferencias, de nuestra rebeldía, de nuestro egoísmo. Tiene unas consecuencias sobre mi propia vida y sobre muchas veces en personajes bíblicos. En tercer lugar, pecado de otros. Y también hay lugar A reconocer esto, volvemos consejería, que el pecado de otros me afecta, me daña. A veces soy responsable yo de mi propio pecado, ya que yo traigo las consecuencias, a veces soy víctima del pecado de otros que me han dañado. Y aquí hablaríamos de robos y de abusos, desprecio, engaño, mentira. Sufrimos las consecuencias del pecado de otros. Con estas tres dimensiones, el consejero bíblico ha de entender cuándo se ha de referir a la providencia de Dios, a la bondad de Dios, al poder de Dios, cuándo ha de llevar a la persona al arrepentimiento, a la exhortación, cuándo hemos de compartir palabras de consuelo, de misericordia, entendiendo estas tres dimensiones del pecado. Porque el pecado ha hecho estragos en nuestra vida. Ahora bien, el creyente del Espíritu Santo está creando de nuevo naturaleza. Creemos en la doctrina del pecado, creemos en el impacto del pecado en nuestras vidas y creemos en la doctrina de la depravación total. La doctrina de la depravación total nos lleva a tres conclusiones básicas también. La primera, a desconfiar de nuestro propio corazón. Cuando aconsejamos, intentamos hacerle ver a la persona que su propio corazón le está engañando, que no ve lo que vemos, que no ve lo que Dios ve, así que estamos desesperadamente necesitándoles de consejería. La depravación total nos lleva a desconfiar de nuestra propia perspectiva sobre la vida. Necesitamos empaparnos de la palabra para compartir la visión de Dios sobre la vida. Y la depravación total nos lleva a desestimar lo que hombres ateos incrédulos han inventado. ¿Cómo puedo ponerlo al mismo nivel que las Escrituras, los Escritos de Sigmund Freud? Un hombre ateo, humanista, antipristiano. Si realmente creo que la doctrina de la depravación total del hombre, no puedo poner, igual como no voy a asimilar dentro de mí de mis convicciones los escritos de Platón. Son filosofías humanistas, desprovistos de cualquier verdad bíblica. Así que creemos desesperadamente que la ayuda no está en el interior, lo que pone el énfasis muchas consejerías del mundo, el énfasis no está en el interior, el interior ya sé lo que hay, la ayuda viene marca número 7. Las dinámicas del cambio bíblico. Antes hemos hablado que somos un corazón que se expresa a través de un cuerpo, esa es la antropología bíblica. Eso lo vemos en las cosas más cotidianas, cuando siento vergüenza se me enrojece la mejilla, ¿verdad? La vergüenza va por dentro, pero las mejillas rojas están fuera. Se expresa mi corazón a través de mi cuerpo. Cuando tenemos nervios nos duele el estómago, o la espalda, o la cabeza, cada uno de nosotros somatizamos de diferentes maneras. Cuando estamos tensos, algo nos duele. De manera que aquello que el mundo llama enfermedades, nosotros llamamos problemas del corazón, que se están expresando a través de unos síntomas. La depresión no es una enfermedad. La depresión es un síntoma de que algo está sucediendo en aquel corazón, Necesito saber qué está pasando en aquel corazón, dónde hay que traer consuelo, dónde hay que traer exhortación, dónde hay que traer confianza en la providencia de Dios. Llamar a la depresión tristeza es una tautología. ¿Sabéis qué significa una tautología? Es algo redundante, algo repetitivo. Tautologías son las respuestas de mi hijo Abraham, que tiene cuatro añitos. Si cuando rompe un juguete, le digo, Abraham, ¿con qué has roto el juguete? Y llorando se mete a mi lado y dice, ¿Por qué he roto el juguete? Y ya, pero ¿por qué han roto el juguete? ¿Por qué he roto el juguete? No tienen más respuesta que la misma pregunta. Eso es lo que hacen las etiquetas diagnósticas de la psiquiatría. ¿Por qué está triste? Porque tiene depresión. ¿Y por qué tiene depresión? Porque está triste. No me ha dicho nada. Porque si tú vas al DSM, que es el manual diagnóstico estadístico de la psiquiatría, y lees la descripción de depresión, llegas a la conclusión de que esta persona está muy triste. Esa es la descripción de una depresión. O sea, tiene depresión porque está triste, está triste porque tiene depresión, no ha llegado a ninguna parte. Es solamente decir algo coloquial con lenguaje técnico. Pero si lo decimos con lenguaje técnico, entonces pertenece a una profesión y a un sistema nervioso, que llamamos psiquiatría. Lo que el mundo llama enfermedades son síntomas de un corazón que se expresa. Ansiedad, temor, tristeza, ira, son emociones del corazón que grita. Pero el consejero bíblico no se conforma con tratar el síntoma exterior y suavizarlo y lograr bienestar en la persona. Debemos llegar al corazón del asunto. Suavizar las emociones es lograr la meta del mundo, porque la persona se encuentra mejor, se sienta mejor, se ve más feliz. Pero es totalmente insatisfactorio para nosotros como enseñadores píldoros. Puede haber, y es una pregunta recurrente en este tema, puede haber un uso de la medicación, no estamos en contra absolutamente de ello. Si la medicación ayuda a que hablemos y podamos tratar los asuntos del corazón. El problema con la medicación es cuando la persona cree que el problema está resuelto. Ya me siento bien, Pastor, ya estoy bien, estoy tomando esa pastillita y ya no necesito hablar. Ahí está el problema. Cuando suavizando el síntoma, pensamos, o la persona piensa que el síntoma es el problema y que ya no hay nada en su corazón que tratar. Ahí sí estamos en un problema. Si el niño tiene fiebre y le doy un antipirético, y mañana vuelve a tener fiebre y le doy un antipirético, y pasa mañana, y el otro, y el otro, y el otro, y el otro, Estoy haciendo lo que en medicina se llama enmascarar el problema. Ese dolor de cabeza, me están diciendo que hay un problema, pero yo no quiero saber cuál es el problema, yo solamente le quito el dolor de cabeza. La fiebre, el malestar, pero yo no sé si es una gripe o si es un tumor cerebral, yo no sé lo que es. De nuevo, el verdadero cambio es consejería bíblica, y por eso este marca 7, las dinámicas del cambio, es no conformarnos con el cambio superficial que debemos apuntar al corazón. No buscamos un cambio en las emociones, sino en el corazón que produce esas emociones. Nuestro corazón es tierno, nuestro corazón nos engaña, nuestro corazón muchas veces no sabe qué quiere y por qué lo quiere, o sabe qué es lo que quiere, pero no nos dice. qué es lo que quiere y por qué lo quiere. La persona solamente actúa, decide, se comporta. Pero muchas veces hay detrás de todo ello una serie de creencias, metas, expectativas, temores, derechos, que forman toda esa estructura de su mundo interior. Tenemos un mundo interior, es como si durante toda nuestra vida vamos construyendo una casita invisible en nuestro corazón, y ponemos paredes y techos y vigas ¿Verdad que entramos en nuestra casa y no nos planteamos todos los días qué hace esta columna aquí o por qué no mueva esta pared? Nos preocupamos de las cortinas, de los muebles, nos ocupamos de asuntos superficiales, ¿sí? Cuando alguien busca consejería, quiere cambiar asuntos superficiales. En esa casita interior, quiere cambiar las cortinas o ve que la pintura se cae, por eso viene. El consejero bíblico va más al fondo y le dice, esas paredes hay que tirarlas, hay que cambiar todo el sistema del equipo. que mueven las vidas y tiran la casa abajo y hay que volver a construirla, porque los cimientos no nos conformamos con asuntos cosméticos, buscamos los problemas estructurales en el corazón de la persona. Porque sabemos que la persona cambia desde dentro hacia Por tanto, marca número ocho, nos vamos a acercar, me voy a cumplir con el tiempo incluso, ¿eh? No sé si se me ha mareado con la velocidad, pero alguno de mis pensamientos, yo estoy todavía con la número cuatro, si puedes reivindicar. Marca número ocho, quedan la ocho y la nueve, la idolatría del corazón. Esto es fundamental. Y hemos hablado otras veces de este asunto. Jeremías 17.5, maldito el hombre que confía en el hombre, será como retada en el desierto? ¿Dónde pones tus ojos? ¿Dónde pones tu confianza, tus metas, tus sueños? Luego continúa en Jeremías 17, en el versículo 7. Bendito el varón que confía en Jehová. Será como el árbol plantado junto a aguas, que junto a la corriente echará sus raíces y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde y en el año de sequía no se fatigará ni dejará de dar fruto. En consejería bíblica estamos convencidos de que el centro del cambio es la fe. La fe. ¿Dónde ponemos nuestros ojos, nuestra confianza, nuestra esperanza, nuestra seguridad? Que allá donde la persona esté poniendo su fe, así será su vida. Jeremías 17, que confía en el varón, será como la consecuencia retama en el que el que confía en Jehová será como un árbol, y no verá cuando viene el calor. Ambos, la retaba y el árbol, están en el mismo contexto, bajo el mismo sol, bajo las mismas circunstancias, pero uno confía en el hombre y el otro confía en Jehová. Las mismas circunstancias pueden acontecer a dos personas, y una ve como cada vez seca más, y la otra tiene un mayor verdor. Todos hemos hablado con hermanos en tremendas dificultades, y en enfermedades terminales, en un hospital. ¿Cuántas veces has hablado con ellos y has salido registrado tú? Porque el hermano estaba poniendo sus ojos en Cristo, que es su esperanza, es su Señor, su Roca, y aún a pesar de las dificultades, tú puedes ver ese verdor. Ese sol no le quema, no le seca, sino que multiplica su verdor y su fruto, Por tanto, el centro del corazón está en la fe y en donde depositamos la fe, y si no estamos depositando la fe en el Señor, estamos depositando la fe en cualquiera de los muchos ídolos que nos ofrece el mundo. Primera carta de Juan, todos la conocéis. El apóstol Juan podía haber acabado en el versículo veinte en el último capítulo, pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero, y estamos en el verdadero en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna. ¡Guau! Juan, déjalo ahí. Pero Juan, allá de el versículo veintiuno. Hijitos, guardados de los hijos. Amén. Cuánta importancia le estoy dando a este tema. Porque cuando se está describiendo la esencia de la vida cristiana, y como el Señor le dijo a la San Maritana, hemos de adorar al Señor Jesucristo en espíritu y verdad, hemos de amar a Dios sobre todas las cosas, y no hemos de tener dioses ajenos. Y ninguno de nosotros tiene una estatua dentro de casa, ¿verdad? Un palal, una acera, pero, como dice Ezequiel, el pueblo del Señor puede construir dioses invisibles en su corazón. Podemos tener otros dioses en nuestro corazón. por nobles que sean o nobles que parezcan, aquello que se convierte en el centro de tu vida, si está reemplazando la adoración al Dios vivo, es un ídolo si buscas respeto, paz, seguridad, amor, pertenencia, compañía. Algunos hacen un ídolo de su deseo de controlar las cosas, de amar el dinero, de la fama, de la buena reputación, de la familia, Pero el cristiano verdadero encuentra gozo, paz, satisfacción en adorar a Dios y pensar que, aunque no tuviera nada más, su Cristo le basta. Ahí es donde encontramos nuestro almuerzo. Por tanto, marca número nueve fundamental en Consejería Biblicala. La centralidad de Cristo. La centralidad de Cristo. y no miras a Cristo. No es que quieras algo que no puedas tener, es porque quieres ese algo más que Cristo. En mucha de la consejería que se hace, bueno, evidentemente la consejería secular, pero mucho de lo que se llama consejería cristiana también, Cristo no está en la ecuación. El consejero bíblico es capaz de introducir a Cristo para que la persona entienda sus problemas no como algo personal, ni siquiera interpersonal, sino coranteo. la centralidad de Cristo, sería esta última marca. No es cristiana la consejería que se llama cristiana, porque se llama cristiana, ni porque es hecha por cristianos. Es consejería cristiana la consejería que apunta a Cristo, donde Cristo es el centro, donde Cristo es la mente, donde Cristo es la medicina. Ahí sí, hablamos de consejería cristiana. Según la consejería del mundo, ya sabemos que no hay una meta definida. La meta es sentirse bien, es el bienestar, es la felicidad. La psicología del mundo busca el cambio, pero ese cambio no tiene una meta en concreta. La meta, según las cientos de escuelas, será una meta diferente. La meta realmente es el bienestar. Y cuando la persona empieza a sentir bienestar, se le da en alta. Esa es la meta. Desde el punto de vista cristiano, como consejeros bíblicos, nuestra meta es Cristo. es parecerse masacrista, es adorar masacrista, es sentir masacrista, es amar masacrista. Un pequeño ejemplo, imagina un joven que está deprimido porque le ha dejado la novia, han roto, su vida no tiene sentido, se quiere morir, piensa en suicidarse, etcétera, etcétera, etcétera. Entonces aparece otra chica que le ama, que le valora, que le respeta, que es dulce y se siente bien. y el psicólogo le da la alta. Ha sido terapéutico encontrar a esa chica, ¿verdad? ¿Ha habido un cambio en su vida? Sí. ¿Cuál ha sido el cambio? Del malestar al bienestar. ¿Ha cambiado algo en su corazón? No, seguramente sigue idolatrando lo que es la relación de pareja, sigue idolatrando el matrimonio, sigue pensando en lo mismo. Si esa chica también se rompiera la relación, volveríamos exactamente donde estábamos antes. A lo mejor dentro de treinta años, Si desgraciadamente queda viudo, ¿volveríamos exactamente donde estábamos antes? No ha habido ningún trato con el corazón de esa persona. Simplemente apareció esa chica y fue el terapeuta. Recuperó los sentimientos de bienestar. Eso es lo que yo llamo la conversión humanista. O sea, la conversión totalmente alejada del cristianismo, la conversión por medios totalmente humanos. ¿Puede haber un cambio? Sí, claro que puede haber un cambio. ¿Puede sentir bienestar esa persona? Sí, claro que puede sentir bienestar. La pregunta es si nosotros, como cristianos, ese es el tipo de cambio que queremos y con el que nos conformamos. Un cambio que puede ser producido por la amistad, por el calor humano, por la compañía, por la comprensión, dentro de todo lo que englobaríamos dentro de la gracia común de Dios. ¿Ese es el cambio que esperamos? ¿Nos conformamos con ese cambio, con esa conversión humanista? Porque en este caso de este joven, fue otra chica que apareció por el camino, pero en vez de una chica, podía haber sucedido exactamente lo mismo con el budismo, ¿sí? Y aquí el joven explicarle al psicólogo, bueno, es que hace unos meses que conocí el budismo y he transformado mi vida, ahora tengo una paz, tengo una serenidad, entiendo cuál es mi lugar en este mundo, y me siento feliz, rehabilitado. El psicólogo secular le diría, si para ti funciona, si te sientes bien, si... La verdad es que tenemos mucho de que te cuentes mejor. Tienes el alta. El alta según el mundo, pero según el consejero bíblico, no le daríamos el alta. Seguiríamos trabajando, ¿verdad? Mucho. ¿Cuál es el punto al que os quiero conducir? En Consejería Bíblica no aspiramos al cambio por el cambio. cambio sea como sea, sea cual sea, para que se encuentre mejor. Eso es la consejería del Buco. Nosotros aspiramos al cambio cristo-céntrico y no nos conformamos con otro cambio. Vamos a considerar una derrota cualquier otro tipo de cambio. Va a ser un fracaso, va a ser triste. Y hay personas que nos digan, pero ya me siento bien. Y nosotros diríamos, no ha cambiado nada en tu corazón, sigues con las mismas metas, mismos objetivos, mismos ídolos, mismos temores. La persona apreciará que ya no necesita la consejería y nosotros pensaremos que sigue necesitándola, pero ahora es inconsciente de ella. La gran pregunta, por tanto, es qué tipo de cambio. Es el cambio que queremos y procuramos como cristianos en la consejería bíblica. No puede ser otro que un cambio cristocéntrico. No es el bienestar de la persona nuestra meta. En consejería no aspiramos al cambio por el cambio, sino a ese cambio que lleva a la persona más cerca de Cristo, a ser más como Cristo, a glorificar más a Cristo y a dar más gloria a Dios en su vida. Cuando hablamos de evangelismo, siempre hablamos del poder del evangelio, el poder para cambiar vidas, ¿verdad? Cuando la gente se convierte, es capaz de dejar las drogas, de dejar el juego, de dejar el alcohol, de dejar el adulterio, es una transformación que decimos el poder del Evangelio, cómo ha cambiado esta persona. Pero luego parece que cuando la persona ya se ha convertido, no hemos de esperar más cambios en su vida a raíz del Evangelio. Al contrario, siempre nos hemos de estar convirtiendo, porque nos hemos de estar predicando el Evangelio y volviendo a los pies de la cruz. Consejería bíblica es una conversión continua, es un cambio continuo, cada vez más semejantes al Señor Jesucristo. Recordarnos el Evangelio continuamente la obra de Cristo continuamente, el amor y la obediencia que le debemos a Cristo continuamente, entonces se nos da consejería cristocéntrica, que nos acerque al Señor. Hay una cita en el libro de Pierre y de Réjou, página 23, que apunta en esta dirección. Jesucristo es el medio para el cambio. Al creernos uno ajeno, Él cambia las respuestas de nuestros corazones. Toda la sabiduría teórica y consejos prácticos en la consejería deberían promover centralmente una relación con Jesucristo por medio de la fe. Y Jesucristo es el objetivo del cambio. En Consejería Bíblica nosotros sí tenemos una meta. Hay una transacción. Tenemos un modelo que es Cristo. Es el objetivo del cambio. Exhibir su carácter es el modelo de madurez por el cual nos esforzamos. Puede que las circunstancias no cambien y puede que los problemas no se vayan por medio de la consejería, pero Dios promete el poder para responder de maneras que reflejen confianza obediente a su Hijo. En Consejería Bíblica hay mucho más que solucionar problemas desglorificados en la vida de las personas. En Consejería Bíblica redirigimos el corazón de esa adoración a los ídolos invisibles que hay en nosotros, a una adoración sincera al Señor Jesucristo. Redirigimos el corazón de esos temores a las circunstancias al verdadero temor, que es el temor del Dios vivo. Redirigimos el corazón de esas tristezas de la vida a esa paz incomprensible de Cristo. redirigimos el corazón de esa ira autodestructiva a esa justicia y esperanza en Dios. Y de esa afán a culpar lo que está fuera, a empezar a reconocer lo que está adentro. Como dijo David, llegábamos cuando estábamos 139, examíname a Dios y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos y ve si hay en mí caminos de perversidad y guíame en el camino eterno. Amén. Podemos orar. Señor, gracias por este tema tan importante, tan vital para Tu Iglesia y tan vital, Señor, para el Ministerio del Servicio Cristiano. Te pedimos, Señor, que Tú graves estas verdades con fuego a nuestros corazones, que Tú nos hagas ver en Tu Palabra el poder del Evangelio para nuestra vida cotidiana. que tú nos ayudes a ser esos consejeros que tú quieres que seamos. Como Natán se acercó a David, Señor, con sabiduría, con humildad, con amor, exhortando, consolando, que tú quieras usarnos como has usado a esos grandes hombres. Ando, Señor, consejeros útiles, consejeros fieles, que con verdad y con amor acercan tu Palabra a los corazones. con el único propósito de ver vidas transformadas para tu gloria y a tu servicio.
C222 10. Consejería Pastoral
Series C222 Temas
Sermon ID | 2718359118 |
Duration | 1:05:01 |
Date | |
Category | Conference |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.